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| CINE ARGENTINO Hora cero del nuevo Cine Argentino En Ios tiltimos dos afios ha comenzado @ perfilarse en nuestra industria un ‘panorama de caracteristicas propias, abonado suficientemente el terre- omo para admitir el discurso al- de una nueva cinematogra- gentina, Porque una media do- “de films representan con o sin icin declarada de sus propios que tO, ? por Mabel Itzcovich te balanes agerea de los origenes de los mueyos direciores tiene un signi- ficado, puesto que indica la limita. cion que importa concebir la reno- yacion, aunque sea meramente Diold- fica, a través de un campo huérfano de aa apoyo como ol ea 9 SUR entido decorative (Torre: Ni cligié para su primer largo metraje un tema ligado a la nat Hera, “Rio Abajo” (1959) era un fi cmidocumental cuyos mejores valo tes se condensaban en el largo prolo so del nutriero, un fe jos esteros del tbicuy, cuya forma qe subsistencin enfrentaba la lucha fon una naturaleza dificil hosea. EL nutri fim de Dawi una altura mitica, y con la sola utilizaci6: ia imagen hombre con indudable pote presiva, Sin embargo, en la se sidades de una mn conflictos adquir lidad. r de esa ruptura “Rio Abajo” se imponia por valore ciale para nuestra cine Ja audacia de abordar en un género casi documental pcedentes industriales en nuestro s y formular de esta manera un reconocimiento de zonas ¥ hombres de nuestro mapa geografico. Lautaro Murda escoge también en su primer film, el interior del pais y se pone al servicio de una historia tierna, —un maestro que siembra en sus alumnos santiaguefios la semilla del conocimiento y aprende a través de ellos a reconocer la magia poética de leyendas y creencias teltiricas. Ha- ia este tema se inclina Murda con tan tierno respeto que logra devolyer al espectador un reconocimiento in- timo con seres y lugares que se_en- cuentran mas alla de Buenos Aires, porrando folklorismos faciles y en consecuencia nuestras propias fron- teras interiores. Caracteristicas diferentes a las ya mencionadas —Ia problematica metro- politana y la de raigambre teldrica— ts la que anuncia la obra de David J. Kohon, escritor y_ realizador de un valioso cortometraje sobre las villas miserias (“Buenos Aires”) que ponia 0, una concisa y punzan- te denuncia hacia una infrahumana forma de vida, Con “Prisioneros de la noche”, su primer largo metraje —Kohon mucs- tra mas alla de un flojo argumento de Carlos Torres una admirable ca- pacidad para le recreacién visual que reconstruye con una camara desatada, un universo de calles y luces port rativa en la que lo nenta fias, de puerto y de salones de baile fijados en una auce urinante en os que penetra en sus més insospé chadas dimensiones, un mundo en sit ma dominade por un cierto irraci¢ lismo que mirable senti ‘ohon organiza con ad » cinematesratico. Este somcro aniilisis de la obra de los nuevos que se han incorporado a o cine, indican que no es un exigencia prematura la que impulsa a su valoracion cualitativa, Mucho mas dificil es preveer su futuro. Esto ya » depende de las condiciones reales 0 virtuales de Mur tinez Suarez Feldman, Kohon, Dawi u otros que puedan ingresar’en nuestra cinema tografi 1 reiterada ineptitud de que rigen el Instituto Nacional di inematografia, el ambiente de pusi- lanimidad que tarde o temprano en- gendra el sospechoso ambiente ma kartista que ha terminado por asenta se cémodamente en nuestra vida po- litica y cultural; la discrecionalidad con que se han otorgado los premios a la produccién cinematografica de 1960, se agitan como concretos fantas- mas frente a la produccion y a la rea- lizacién_ renovador: En 1961 las condiciones estén dadas para un nuevo impulso, pero también estan presentes todas las fuerzas re- gresivas que en nombre del comercio, las buenas costumbres y las defensas de vaya saber que preclaras institu- ciones, amenazan destruir lo que ya se ha formulado, —_ ESFUERZO por PINO —Sefioras y sefiores te levidentes. oy ga gene SS V

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