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toa sexe Leon Fis 2.3: Brasilen ritmo de cinema novo El movimiento mas significativo en el cine latinoamericano ha sido, sin duda, el que se produce en Brasil a inicios de los afos sesenta, poco des- [puss del que surge en Argentina, Pero el impulso que se produce en Brasil tiene un alcance mucho mayor que el del vecino, aun cuando las condicio- nes politicas del gran pais atlintico no fueron, precisamente, favorables a partir de 1964, con el golpe militar que derroca al gobierno progresista de Jodo Goulart Como en todas Jos casos similares, el cinema novo no surge por gene- racion espontinea, sino que proviene de diversos factores y circunstant que motivan su aparicién y desarrollo. Ya hemos apuntado que Brasil ha- bia tenido una historia filmica muy accidentada. E] centro principal de la actividad productiva habia estado en Rio de Janeiro, hasta 1960 la capital del pais, y en Sao Paulo. El género, bisicamente catioca, de la chanchada, comedia popular con ntimeros musicales y componentes costumbristas, era Ja modalidad de mayor arraigo. Entre los afios treinta y cuarenta, la compa- ‘aia Cinédia, junto con la Brasil Vita Filmes, tuvo una produccién continua, y entre fos aos cuarenta y cincuenta la Atlintida potenci6 el género en el que figuras humoristicas como Oscarito y Grande Otelo sobresaldrin. En la década del cincuenta, asimismo, se desartolla la experiencia fallida de Ja compania Vera Cruz, para ser la mis grande empresa productora de la América de habla espanola y portuguesa, con imponentes estudios ubica dos en San Bernardo, muy cerca de S40 Paulo, como alternativa de rango técnico y expresivo superior a la tradicion de la chanchada. La Vera Cruz se plantea como una empresa llamada a elevar industrial mente cl nivel del cine brasileno, pero también para hacerlo estéticamente. Para ello contratan realizadores extranjeros, como los italianos Adolfo Celi ¥ Luciano Salce, incorporan promisorios talentos locales, como los reali zadores Lima Barreto y Tom Payne, y se proponen trascender e! mercado brasileno. Es decir, es la primera propuesta orginica en Brasil de levantar una industria con proyeceién internacional. Con 18 largometrajes en su haber y con un igantesco forado econémi- co, derivado del oneroso mantenimicnto de estudios y téenicos, asf como la débil recaudacién obtenida, la Vera Cruz. naufragé estrepitosamente. El mayor éxito de la compania, O cangaceiro, fue disteibuido por la Columbia Pictures, Ia empresa estadounidense que mejor ojo tuvo para el potencial latinoamericano; también tuvo a su cargo la distribucién en el mbit lati- noamericano, fuera de México, de las peliculas de Cantinllas desde los anios| cuarenta. O cangaceiro, dirigida por Lima Barreto con pretensiones épicas, Praena re 105 dio a conocer internacionalmente el universo del bandolerisimo nordestino, retomado en los aos sesenta por Glauber Rocha y otros realizadores. Se- gin Paulo Antonio Paranagud: Las contradieciones de la experiencia de la Vera Cruz, el hibridisimo de sus producciones, la extensa gama de tensiones internas 0 externas con- cenradas en unos pocos afos, resutan en parte del desfase histrico, puesto que el periodo correspond a la transicién entre ol sistema de estudios y el cine de géneras, por un lado, y los impulsos de renovacién de Ios sesenta, por otro Paranagus 2003: 159) ‘Ana M. Lopez ha afirmado de modo desafiante, un poco para alentar la Investigacion y la bisqueda: Algo perversamente quiero sugerir que es posible que Vera Cruz y sus peliculas —y no el cinema novo fueran la experiencia mis marcada para el fururo de la producei6n audiovisual brasleda”, Segtin Lépez, que también rescata las grandes chanchadas como Carnaval Atiantida, *O cangaceiro no es una parodia (como Carnaval Atlantida), pero su auto conseiente mezela de estilos funciona ta eficientemente como la parodia para desnaturalizar y reposicionar el texto dentro de un nuevo espacio nico para la representacién cinematogrifia. Este espacio ¢s, cla, el sert6n, un nordeste que nunca habia sido llevado a la pantalla. que aqui se convieste en un espacio explicitamente cinemético (Léper. 1999: 173). Hay, por lo visto, mucho pan por rebanar en la investigaciGn del pasado de nuestras cinematogralias. Por otra parte, en los aos cincuenta se extiende en Brasil un movie rmiento cineclubista muy activo, en el cual participan varios de los que mis tarde animan el lanzamiento de la nueva generaci6n, asi como se formulan propuestas teéricas de los eriticos Paulo Emilio Sales Gomes y Alex Viany, entre otros, cuestionando el cine realizado bajo el paraguas industrial en el pais y apuntando & una renovacién de la que el mismo Viany quiere ser participe, pues tiene también una labor como director, No es menos significativo el clima de resurgimiento cultural que se vive cen esa época y que se manifiesta en la creacién de Brasilia, diseiada por ¢l arquitecto Oscar Niemeyer, la investigacion sociolégiea y econémica del Instituto Superior de Estudios Brasilenos (ISEB), la propia dindmica de los partidos politicos, entre ellos el legalizado Partido Comunista, y la eferves- concia artistica que hace susgir la bossa nova, el nuevo teatro y otras priic- ticas creativas, entre las que se integrari el cine. Desde 1946 Brasil habia vivido un periodo de estabilidad democeitica y el gobierno de Juscelino Kubitschek (1956-1961) le dio un impulso econémico sin precedentes. 108 sexe Leon Fis En el campo filmico propiamente dicho se presentan en la segunda mi- tad de los cincuenta algunas novedades. Dos de ellas son las peliculas, Rio, 40 grados (1955) y Rio, zona norte (1957), de Nelson Pereira dos Santos, y la tercera, O grande momento (1958), de Roberto Santos, Pereira dos Santos no concret6 la que hubiera sido tercera parte de una trilogia, planeada para ser filmada en 1958, Las dos peliculas de Pereira dos Santos y la de Roberto Santos aportan un aire nuevo al cine del pais, al retomar postulados neo- rrealistas en contra de una tradicién mas bien apegada a las ataduras del estudio, a los guiones de hierto o a un humor cercano a los especticulos de variedades. Aun cuando hay un grupo de realizadores que defienden criterios auto- tales desde fines de los anos cincuenta, entte ellos Walter Hlugo Khouti, la ‘generacion que impulsa el cinema novo reivindica esas tes peliculas como claras antecesoras del movimiento al que luego se integra Pereira cos San tos casi de manera natural, pese a la diferencia de edad (diez aftos mayor que el promedio de los realizadores jévenes), continuando con una obra relativamente amplia. Roberto Santos, en cambio, solo hace otra pelicula en 1966, A bora e vez de Augusto Matraga, también asimilada al movimiento, Antes de seguir adelante con el cinema novo nos detendremos un tanto cen la mencién de algunas peliculas que, en los aos sesenta, realiza Walter Hugo Khouri, considerado por una tendencia de la eritica brasilenia como uno de los cineastas brasilenos del cine modemo, junto con Rubem Bisfora, Flavio Tambellini, Jorge Heli, entre otros. Ese sector de la eritica, cuyo repre- sentante mas prominente fue Antonio Moniz Vianna, mantuvo una posicién bastante adversa a las peliculas del cinema novo, con pocas excepciones, ¥: Por su parte, los cineastas del movimiento y los eriticos que lo apoyaron rechazaron tanto a ese sector critica como a las peliculas que defendian, Psa fue una de las grandes controversias cinematograficas en Brasil en los afios sesenta22 Pues bien, ya va siendo hora de revisar esas peliculas ajenas al cinema novo que offecen, sin duda, zonas de interés desde la perspectiva més amplia de un nuevo cine de la region y no desde la que se Fj6 programé- ticamente para los nuevos cines de esos tiempos. Asi, se puede comprobar

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