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Anatomía Quirúrgica

del Árbol Biliar.


Conceptos Básicos 2

Fernando Rodríguez Montalvo;


Yosu Viteri Otazua;
Pablo Ottolino Lavarté;
Luís Vivas Rojas;
Leoncio Perez Magallanes
El conocimiento de la anatomía quirúrgica del árbol biliar es fundamental para operar con seguridad las diferentes y
múltiples patologías que afectan esta área, la cual presenta importantes relaciones vasculares y un gran número de va-
riantes anatómicas.

Conductos Biliares El conducto hepático izquierdo corre por debajo del seg-
mento IV, por encima y detrás de la rama izquierda de la
Haremos una breve descripción anatómica de los conduc- vena porta, cruza el borde anterior, uniéndose al conducto
tos intrahepáticos que forman el conducto hepático dere- hepático derecho formándose la confluencia.
cho e izquierdo dando origen a la confluencia o conver- El conducto hepático derecho drena los segmentos V-VI-
gencia biliar. VII-VIII. Se origina de la unión de los conductos ductales
Los conductos intrahepáticos son tributarios de los co- sectoriales principales: el conducto posterior o externo y
rrespondientes conductos hepáticos que forman parte de el conducto anterior o interno, cada uno satélite de su vena
los espacios portales mayores y que penetran en el híga- correspondiente. (Fig. 2.1 b) (2,3,4)
do, invaginando la cápsula de Glisson (Fig. 2.1 a y b) en El conducto sectorial posterior derecho presenta un curso
el hilio. (1) casi horizontal y se forma por la confluencia de los con-
Generalmente los conductos biliares se sitúan por encima ductos de los segmentos VI-VII. (2,3,4)
de las ramas portales, en cambio las arteriales hepáticas se El conducto sectorial anterior derecho formado por la
sitúan por debajo de las venas. (Fig. 2.2). confluencia de los conductos que drenan los segmentos
Cada rama de las venas portales intrahepáticas corresponde V-VIII, desciende verticalmente, uniendo el conducto sec-
a uno o dos conductos biliares que forman fuera del hígado torial posterior para originar y constituir el conducto he-
los sistemas ductales derecho e izquierdo que convergen en pático derecho. Esta unión ocurre por encima de la rama
el hilio hepático y forman el hepático común. (1) derecha de la vena porta. (2,3)
El hepático izquierdo drena los segmentos II-III-IV del hí- El conducto hepático derecho es corto (1 cm) en contraposi-
gado izquierdo. (Fig. 2.1 a). (2-3) ción al izquierdo que es mucho más largo y superficial (3 cm).

Fig. 2.1 a. Pedículo hepático izquierdo. Correlación anatómica y radiológica


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Fig. 2.1 b. Pedículo Hepático Derecho. Correlación anatómica y radiológica

Fig. 2.2. Convergencia normal de los conductos hepáticos con sus relaciones vasculares

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La unión de ambos conductos se produce por delante de la En el 90 % de los casos la rama derecha de la arteria hepá-
vena porta derecha dando origen al hepático común. (2,3,4) tica cruza por detrás del hepático común. La arteria císti-
El segmento I tiene un drenaje biliar propio. Este segmento ca normalmente no tiene relación con dicho conducto pero
o lóbulo caudado en la mayoría de los casos drena hacia los recuerde que en el 10 % de los casos esta arteria como la
conductos hepáticos derecho o izquierdo. (2,3) rama derecha de la arteria hepática la pueden cruzar por
delante.
La Confluencia o Zona de Convergencia El cirujano debe estar alerta de estas anomalías ya que la
hemorragia producto de lesiones arteriales a este nivel pue-
La unión del conducto hepático derecho e izquierdo ocurre de ser causa de lesiones de la VBP. (Fig. 2.5 A-I). (1,5,8)
a la derecha del hilio hepático, por delante de la bifurca-
ción de la vena porta y por encima del origen de la rama Conductos Hepáticos Accesorios
derecha de la misma vena. (Fig. 2.2) (3,5,6)
El cirujano debe tener en mente las anomalías de la conver- Estos conductos son restos del conducto hepatoduodenal
gencia. El desconocimiento de las distintas variaciones anató- embrionario, los cuales van a presentar una convergencia
micas puede terminar con la ligadura o lesión de un conducto extrahepática. (8)
biliar con las consecuencias de la atrofia de un segmento he- Son más frecuentes a la derecha que a la izquierda del he-
pático, de una fístula o estenosis biliar. (Fig. 2.3 A-D) patocolédoco.
El conducto hepaticocístico y el hepatocolecisto pueden
El Conducto Hepático Común acompañar a una vía biliar normal, (Fig. 2.6 D, H) pudien-
do también desembocar en la VBP (Fig. 2.7). (Figs. 2.6
Después que el conducto derecho e izquierdo se une se A-H y 2.7).
constituye el conducto hepático común, el cual desciende
sobre la cara anterior de la vena porta. El conducto hepá- Esta variedad de la anatomía biliar conlleva a su lesión
tico común termina cuando el cístico desemboca en su luz durante la colecistectomía, pudiendo confundirse con el
dando origen al conducto colédoco. (6,7) cístico o el hepático común.
La longitud del hepático común depende del nivel de la
desembocadura del cístico. La longitud promedio es de Recuerde
2,5-3,5 cm y su diámetro es de 6 mm aproximadamente.
Las relaciones vasculares más importantes son la arteria El conducto hepático común está comprometido en
hepática a su izquierda y atrás la vena porta. (Fig. 2.4). los 2/3 de las estrecheces post-operatorias.

Fig. 2.3 A-F. Variaciones anatómicas de la convergencia de los conductos hepáticos. A. Relaciones normales de la convergencia. B. Canal centro-
superior desembocando en vía principal (16%). C. Canal centro-superior desembocando en el hepático izquierdo (9%). D. Ausencia de canal izquierdo.
Canales aislados (3%). E. Canal látero-inferior desembocando en el vía principal (4%). F. Triple confluencia. Ausencia de hepático derecho (12%).
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Fig. 2.4. Anatomía y relaciones vasculares del hepatocolédoco

Fig. 2.5 A-I. Anomalías de las arterias hepática derecha y cística en el


Triángulo de Calot. A. Relación normal. Arteria hepática derecha con
el conducto hepático común (Triángulo de Calot). B. Arteria hepática
derecha cruzando delante del conducto hepático. C. Arteria hepática
Recuerde derecha en forma de asa en el Triángulo de Calot. D. Arteria cística
naciendo de la hepática propia. Cruza por delante el hepático común.
La interpretación de la colangio-preoperatorio E. Arteria cística doble. Rama inferior naciendo de la arteria hepática
propia. F. Arteria cística naciendo de la mesentérica superior y/o tron-
(CPRE) o per-operatoria es de capital importancia
co celíaco. G. Conducto biliar accesorio cruzando la arteria cística por
para evitar lesiones de la VBP. detrás. H. Rama derecha arteria hepática, angulada, originando una
arteria cística corta. I. Arteria hepática doble.

Fig. 2.6 A-H. Variaciones anatómicas del conducto hepático. A. Relación normal del hepático derecho. B. Bifurcación profunda del hepático
derecho. C. Hepático accesorio desembocando en el hepático común. D. Hepático accesorio desembocando en el cístico (hepatocístico). E.
Hepático accesorio derecho e izquierdo desembocando en el hepático común. G. Hepático accesorio desembocando en el hepático común y H.
Hepático accesorio. Conducto colecistohepático.

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Fig. 2.7. Conducto hepático accesorio. Correlación anatómica y radiológica

Estos conductos aberrantes pueden drenar segmentos o Anomalías de la Vesícula Biliar


subsegmentos hepáticos, que al ser seccionados ocasio-
nan fístulas biliares. Dependiendo del diámetro pueden Las anomalías de la vesícula biliar se pueden clasificar de
ligarse (2-3 mm) o ser reparados si son de mayor calibre la siguiente manera: (8,9,10,11)
(5 mm o más).
1. Anomalías del número
a. Ausente
La Vesícula Biliar b. Doble
La vesícula y el cístico forman la vía biliar accesoria. (7)
2. Anomalías de la forma
La vesícula es un reservorio alojado en la fosa cística situa- a. Bifurcada
da en la cara inferior del lóbulo derecho. El fondo, cuerpo, b. Bilobulada
infundíbulo y cuello forman la vesícula. (Fig. 2.8). c. Fundus plegado o en gorro frigio
Desde el punto de vista quirúrgico es importante recordar d. Fondo de saco de Hartman
las relaciones anatómicas del fondo y el cuerpo vesicular e. Vesícula en reloj de arena
con el ángulo hepático del colon y el duodeno. Se pueden f. Vesícula con divertículo
presentar fístulas colonico-vesiculares en las siguientes
patologías: cáncer del colon, colecistitis agudas, piocole- 3. Anomalías del tamaño
cisto o gangrena vesicular, también son asiento de fístulas a. Macro vesícula
colecisto-duodenales en presencia de ulceras pépticas con b. Micro vesícula
inflamación de larga evolución. (Fig. 2.9). (Ver complica-
ciones de la Colecistitis aguda) 4. Anomalías de la posición
El infundíbulo también llamado bolsa de Hartman se en- a. Intrahepática
cuentra entre el cuello y el cuerpo siendo asiento de proce- b. Transversa
sos inflamatorios severos. Un cálculo grande en su interior c. Lóbulo izquierdo
durante una colecistitis aguda puede obstruir el hepatoco- d. Lumbar, ilíaca, pélvica
lédoco (síndrome de Mirizzi). (Fig. 2.10). e. Ptosis de la vesícula.
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Fig. 2.8. Vesícula biliar. Correlación anatómica y radiológica.

Agenesia Vesicular
Personalmente hemos observado un solo caso de agenesia
vesicular en un paciente que fue intervenido por litiasis co-
ledociana. La colangiografía por el tubo en T no evidenció
la vesícula biliar (FRM). La frecuencia es de 1 en 1.750
autopsias; la anomalía es asintomática. (Fig. 2.11).

Vesícula bilobulada y Vesícula Doble


Su frecuencia se calcula en 1 x 4.000 casos; la vesícula
doble verdadera posee dos cavidades separadas, cada una
presenta su conducto y su arteria cística a diferencia de la
vesícula bilobulada que posee una sola arteria y conducto
cístico (Fig. 2.12). Una de las dos vesículas o ambas pue-
Fig. 2.9. Vesícula biliar. Correlación anatómica y vías de den contener cálculos.
fistulización
La colecistitis aguda puede presentarse solamente en una
sola vesícula permaneciendo la otra normal. (Fig. 2.13).

Vesícula en Gorro Frigio


Es una anomalía común que se halla en un 3-18% y se debe
a una acodadura de la punta del fondo vesicular, esta ano-
malía no predispone a la litiasis. (Fig. 2.14).
El Fondo de Saco de Hartman

Recuerde
La vesícula doble no exige cirugía a menos que se
Fig. 2.10. Síndrome de Mirizzi. Correlación anatómica y radiológica. presente litiasis o colecistitis.

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Es simplemente una protrusión asintomática o formación


globular del infundíbulo y cuello de la vesícula, cerca del
punto que emerge el conducto cístico con los procesos agu-
dos litiásicos, la bolsa de Hartman puede dificultar la cole-
cistectomía por adherirse a la V.B.P. (ver Fig. 2.10).

Divertículo de la Vesícula
Los divertículos verdaderos son raros. Deben diferenciarse
de los pseudodivertículos secundarios a cálculos de la ve-
sícula tabicada y de los senos hipertróficos de Rokitansky-
Aschoff.
Se localizan principalmente entre el cuello y el fundus
vesicular siendo asintomáticos a no ser que presenten cál-
Fig. 2.11. Agenesia vesicular. culos en su interior. (Fig. 2.15).

Las Macro-microvesículas
Se observan en recién nacidos inmaduros con relativa fre-
cuencia. Estas anomalías se acompañan de una función
vesicular normal.

Fig. 2.12. Vesícula bilobulada.

Fig. 2.13. Vesícula doble. Fig. 2.15. Divertículo de la vesícula

Fig. 2.14. Vesícula en gorro “Frigio”.

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Vesícula biliar intrahepática
Son vesículas biliares completamente alojadas dentro de
parénquima hepático, son muy raras. Generalmente la ve-
sícula esta parcialmente intrahepática. La litiasis es fre-
cuente (60%). La anomalía debe considerarse una malfor-
mación por inhibición. Inicialmente la vesícula está dentro
del hígado y sale a su superficie en el curso del desarrollo.
El diagnóstico puede hacerse por ultrasonido o por colan-
giografía intraoperatoria por punción del lecho vesicular.
Puede tener dificultades técnicas durante la colecistecto-
mía. (Fig. 2.16).

La Vesícula en el Lóbulo Izquierdo


Es extremadamente rara, en estos casos debe tenerse en
cuenta que cístico puede drenar en el conducto hepático
izquierdo o en el hepático común. (Fig. 2.17).
Fig. 2.16. Vesícula intrahepática.
La Vesícula Biliar Pendular o Flotante
En estos casos el órgano ha perdido su fijación a la superfi-
cie hepática y se hace móvil en toda su longitud sostenida
por un mesocistico largo. Se observa en el 5% de las vesícu-
las normales siendo mas frecuente en mujeres. La vesícula
tiende a volvularse y complicarse con un cuadro de perito-
nitis biliar por gangrena. Esta complicación se observa en
enfermos entre 70-80 años de edad. (Fig. 2.18). (12)

El Conducto Cístico
El conducto cístico es la continuación del cuello vesicular
y es variable en su longitud curso y morfología.
El cístico tiene una longitud variable, pueden ser cortos de Fig. 2.17. Vesícula en lóbulo izquierdo.
menos de 1 cm o largos de 8 cm, siendo el término medio
entre 1,5-3 cm. También se han descrito ausencias del mis-
mo y su diámetro es de 1-3 mm.
La porción inicial del cístico es estrecha con pliegues que
hacen difícil su cateterización (Fig. 2.19). Se prefiere la
parte distal ancha y de mucosa lisa para la colangiografía
intraoperatoria.
La desembocadura del cístico en el hepático común se en-
cuentra generalmente en el borde derecho.
Puede presentar múltiples anomalías, las cuales deben ser
conocidas y reconocidas en el acto quirúrgico para evitar
lesiones del árbol biliar principal. (Fig. 2.20 A-J).
Apóyese en la CPRE o en la colangio-intraoperatoria para
evitar problemas.

El Triángulo de Calot
Fig. 2.18. Vesícula pendular o flotante. Mecanismo de torsión
Durante la colecistectomía, este espacio tiene una gran im-
portancia quirúrgica. (16,17)
Sus límites son: el borde inferior del hígado, el cuello vesi-
cular con el cístico, el hepático común y en algunos casos
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Fig. 2.19. Conducto cístico con válvulas de Heister.

por el hepático derecho. En la profundidad de este triangulo Durante la gastrectomía por ulcera duodenal de localiza-
se encuentra la rama derecha de la vena porta. (Fig. 2.21). ción posterior, la inflamación retrae el conducto hacia la
El cirujano debe disecar, visualizar y ligar la arteria cística izquierda. Esta eventualidad puede llevar durante el cierre
que nace de la rama derecha de la hepática. (Fig. 2.22). del muñón duodenal a una lesión del colédoco.
Las arterias hepáticas aberrantes y conductos hepáticos El segmento retropancreático (Fig. 2.23, 2.24) mide entre
accesorios pueden encontrarse en este triángulo en el 16 % 2-2,5 cm y se relaciona íntimamente con la cabeza del pán-
y 10 % correspondientes. (Ver Fig. 2.5). creas. Sus relaciones vasculares son la arteria gastroduode-
nal y la vena pancreático-duodenal. Este segmento termi-
El Conducto Colédoco na cuando penetra la cara posterior de la segunda porción
del duodeno a 2,5 cm de la rodilla superior. La maniobra
Es la prolongación del conducto hepático después de reci- de Kocher permite encontrar la relación entre el segmento
bir el cístico. Su longitud depende de la desembocadura del retropancreático, la cava y el pedículo renal derecho.
cístico. Normalmente mide entre 5-10 cm y su diámetro es El segmento intraduodenal es la porción más corta del con-
de hasta 6 mm. Se divide en 4 segmentos: (7,18,19) ducto, con un trayecto oblicuo en la pared duodenal por su
Supraduodenal, retroduodenal, retropancreático, intrapan- cara posterior izquierda y se abre finalmente en el duodeno
creático. (Fig. 2.23). a nivel de la ampolla de Vater después de atravesar el es-
El segmento supraduodenal y sus relaciones vasculares fínter de Oddi.
La arteria hepática corre por el borde izquierdo del conducto
La vena porta se sitúa en un plano posterior.
La rama derecha de la arteria hepática cruza por detrás al
colédoco pero en ocasiones lo cruza por delante, lo mismo
que la arteria cística. De no tener en cuenta esta variedad Recuerde
anatómica el cirujano puede lesionar la arteria, originando
sangramiento con graves consecuencias. Antes de ligar o seccionar la arteria cística o el con-
El segmento retroduodenal es corto 1-2 cm, cruza la cara ducto cístico, diseque todos los elementos arteriales
posterior de la primera porción del duodeno antes de relacio- y biliares, identifíquelos e interprételos correcta-
narse con el borde superior de la cabeza del páncreas. Su re- mente. Si tiene dudas practique una colangiografía
lación vascular más importante es la arteria gastroduodenal intraoperatoria.
que corre a 1-2 cm del borde izquierdo del colédoco.
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Fig. 2.20 A-J. Variaciones anatómicas del cístico. A. Desembocadura normal del cístico. B. Císti-
co desembocando en el hepático derecho. C. Cístico en espiral, cruzando por delante del hepáti-
co común. D. Curso del cístico por detrás del hepático común. E. Desembocadura independiente
del cístico en el duodeno. F. Cístico corto. G. Bolsa de Hartman con proceso inflamatorio y
fibrosis. H. Cístico desembocando en hepático izquierdo, cruzando por detrás. I. Bifurcación
profunda del hepático común. J. Cístico paralelo al hepático común “cañón de fusil”.

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Fig. 2.21. Epiplón menor.

Fig. 2.22. Triángulo de Calot.

Fig. 2.23 a, b, c. División anatómica del colédoco. a)


Colédoco supraduodenal. b) Colédoco retroduode-
nal y c) Colédoco retropancreático. Fig. 2.24. Colédoco retropancreático.

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Irrigación Arterial Del Hepatocolédoco


La irrigación del hepatocolédoco proviene de:
La arteria cística o la hepática derecha que dan ramas al
hepático común y su convergencia.
La arteria de Lang rama de la gástrica derecha
La arteria supraduodenal o de Wilkie, rama de la arteria gas-
troduodenal o de la hepática común, emite una o varias ramas
que se distribuyen por el segmento supraduodenal y la desem-
bocadura del cístico. Este vaso debe preservarse en la coledo-
cotomía para evitar la isquemia del conducto. (Fig. 2.25). (6)

Vista Posterior de la Irrigación del Hepatocolédoco


(Fig. 2.26 A-E)

Esta circulación axial hace vulnerable el conducto colé-


doco a la isquemia si se diseca intensivamente a su alre- Fig. 2.25. Irrigación del hepatocolédoco.
dedor lesionando las arterias en hora 3-9. Toda esta rica
irrigación arterial con sus variantes y múltiples anastomo-
sis forma el plexo pericoledociano. Recuerde también que
el hepatocolédoco tiene un plexo capilar mucoso el cual
debe ser tratado en los procesos endoscópicos con sumo
cuidado. (20)
La coledocotomía longitudinal tiene poco efecto en la
irrigación de la pared del conducto. En cambio la sección
transversal puede sacrificar la circulación con la posible
estrechez a posteriori.
Los arcos pancreático-duodenales, especialmente los pos-
teriores irrigan la papila y el esfínter de Oddi. (Fig. 2.27).

El Esfínter de Oddi
El aparato esfinteriano colédoco-duodenal o esfínter de
Oddi es una formación anátomo-funcional constituida por
la confluencia del colédoco y del conducto de Wirsung.
(Fig. 2.28 A). (19)
La ampolla de Vater es un reservorio, inconstante formado Fig. 2.26. Vista posterior de la irrigación del hepatocolédoco. A. Re-
laciones anatómicas de tronco celíaco y de la mesentérica superior,
por la confluencia terminal de los conductos colédoco y cuyas ramas dan el aporte arterial al hepático común y al colédoco.
pancreático. (Fig. 2.28 B) B y C. De cada una de las arterias hora 3 y 9, nacen aproximada-
La ampolla se abre en un orificio llamado papila localiza- mente ocho vasos de 0.1 mm de diámetro cada uno forman plexos
do en la carúncula situada en la cara posterior e izquierda alrededor de la vía biliar. En las ventanas de 2 a 5 mm que quedan en
de la pared posterior del duodeno. (Fig. 2.28 C). estos vasos se constituyen arteriolas de menor calibre que discurren
dentro de la pared de la vía biliar, para conformar el plexo capilar
de la mucosa del conducto. D. La arteria retroportal nace del tronco
El Músculo Esfinteriano celíaco o de la mesentérica superior, pasando por detrás de la vena
porta. En el 50% de los casos esta arteria se anastomosa a la arteria
retroduodenal aportando poca irrigación al colédoco retropancreá-
El aparato esfinteriano de Oddi se compone de tres esfín- tico. E. En un tercio de los individuos la arteria retroportal discurre
teres: (19) íntimamente unida al colédoco retropancreático y supraduodenal
El esfínter verdadero de la papila (Fig. 2.29 A-C) constitui- hasta anastomosarse a la arteria hepática derecha, irrigando copio-
do por fibras circulares, semicirculares y longitudinales. samente a la vía biliar en su recorrido. Dos tercios de los individuos
combinan estas dos formas de irrigación (D y E) del colédoco retro-
Ocupa la papila y circunscribe la parte terminal de los 2 pancreático.
canales cuando estos se encuentran separados.

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El esfínter del colédoco (Fig. 2.29 B). Presenta una an-


chura entre 8-15 mm. Su porción inferior intraparietal y la
superior son extraparietal rodeando en parte el Wirsung.
Su porción superior forma el esfínter propio del colédoco.
El esfínter pancreático es menos extendido que el resto de
los esfínteres. (Fig. 2.29 C)
El aparato esfinteriano tiene como función principal regu-
lar el llenamiento y vaciamiento de la vesícula y del árbol
biliar hacia el duodeno.

Recuerde
El cirujano debe tener en consideración la manipu-
lación cuidadosa y delicada de la irrigación del hepa-
tocolédoco. Su desconocimiento, las maniobras brus-
cas o la exagerada disección de la vía biliar principal,
conllevan a isquemias y futuras estrecheces. Fig. 2.29.Esfínter del colédoco

Las Vainas Biliovasculares


La fusión de la cápsula de Glisson con las vainas de tejido
conectivo que rodean a los elementos biliares y vasculares
en la cara inferior del hígado constituye las diferentes vai-
nas biliovasculares o placas. (21,22)
La placa cístico-vesicular relacionada con la vesícula la
placa hiliar por encima de la confluencia biliar. La placa
umbilical por encima de la porción umbilical de la vena
porta izquierda. (Fig. 2.31).

El conocimiento de estas placas es básico para abordar las


estructuras hiliares extra o intrahepáticas en caso de re-
construcciones biliodigestiva o resecciones hepáticas.
Fig. 2.27. Patrón de la irrigación axial de la vía biliar.
El descenso de la placa hiliar facilita el abordaje del con-
ducto hepático izquierdo de largo trayecto extrahepático o
del derecho más corto y más intrahepático. Sobre todo la
longitud del hilio, el elemento biliar se sitúa debajo de la
placa hiliar sin interposición vascular. (Fig. 2.32).

Recuerde
El cirujano o endoscopista deben tener en cuenta las
desembocaduras anómalas de la papila. Esta puede
localizarse en el píloro y también distalmente en el
ángulo duodenal y duodeno-yeyunal. (Fig. 2.30).
Fig. 2.28 A-C. Formación anátomofuncional del esfínter de Oddi.

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Fig. 2.30. Variedades en la desembocadura del confluente biliopancreático. A. Des-


embocadura común. B. Independiente. C. Común largo y D. Ampular.

Fig. 2.31. Vainas biliovasculares (placas). A. Císticovesicular. Fig. 2.32. Abordaje de hepático izquierdo mediante el descenso
B. Hiliar. C. Umbilical. de la placa hiliar (A) y ascenso del lóbulo cuadrado (B).

Recuerde
Lo más importante que debe tener en cuenta un cirujano que practique la cirugía biliar ya sea por laparoscopia
o abierta es la disección cuidadosa, delicada de los elementos anatómicos del árbol biliar, saber reconocerlos,
interpretarlos y tener en mente las posibles anomalías de los mismos.

No olvide antes de operar repasar su mapa biliar, en la colangio-retrógrada, la percutánea o la intraoperatoria.


Saber leer estos mapas los hará llegar a un destino seguro para el paciente y será la tranquilidad del cirujano.

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Patología Hepatobiliar. Conductas Multidisciplinarias

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