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demencia y su entorno
Acompañar siempre.
Evitar ingresos hospitalarios innecesarios.
Revisar medicación crónica de comorbilidad.
Evitar siempre sujeción física.
Proveer hidratación privilegiando vía oral y subcutánea en caso necesario.
Privilegiar la alimentación por boca de forma cuidadosa.
Evaluar el uso de antibióticos en contexto de los objetivos de tratamiento.
Estar atento y manejar síntomas de falta de confort.
Tener presente que la reanimación cardiopulmonar no está recomendada en demencia
avanzada, lo anterior dada poca tasa de éxito y alta probabilidad de daño.
Trabajar por lograr consenso de toma de decisiones entre tratante y representante y/o
círculo cercano.
Mantener la dignidad, personalidad y calidad de vida de la persona.
Guiarse por las preferencias del paciente, evitando tratamientos fútiles y/o agresivos,
asegurando se realice todo lo posible para mantener el confort.
Evitar intervenciones y gastos inefectivos que no mejoran la calidad de vida, optando
por aquellos que privilegian el confort y calidad de vida.
Educar a la familia en torno a los cuidados.
Planificar el cuidado y preparar a la familia y cuidadores para el final de la vida,
entregando el cuidado acorde a las necesidades de la persona.
Brindar soporte oportuno a las familias/cuidadores de modo que puedan acceder a
apoyo social y financiero, servicios de respiro, educación y formación.
Establecer metas claras respecto al cuidado. Definir lugar de cuidado.
Revisar fármacos en uso, suspendiendo aquellos que no impliquen manejo sintomático
y prevención de complicaciones a corto plazo. Respetar las voluntades anticipadas, tal
como se comentó en capítulos anteriores.
En cuanto a evitar los ingresos hospitalarios, esto se debe hacer siempre evaluando
riesgos y beneficios de forma prudente, considerando cuales son los objetivos actuales del
plan de cuidado, cual es la etapa de la demencia en la que se encuentra la persona, cuáles
eran sus preferencias previas o sus directrices, que recursos son los que requiere y donde
puede recibir éstos últimos.
Es fundamental hacer esta valoración para poder definir cuál será el mejor lugar de
cuidado, ya que la recomendación médica de no hospitalizar es una “recomendación”, y
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Consideraciones para situaciones específicas en el abordaje de personas
con demencia
no debe ser tomada de forma tajante por el equipo médico si sucede que no hay otra
forma de resolver o brindar los cuidados que se requieren en un momento determinado
para lograr objetivos de confort, esto visto tanto desde las perspectiva clínica como de la
familia o representantes.
Lo anterior se debe tener en consideración en nuestro medio donde aún queda mucho
por hacer en cuanto a cuidados continuados y el acceso a ciertos medios que pueden,
técnicamente, ser brindados a nivel domiciliario o en residencias de larga estadía, en
ocasiones se ve limitado por temas económicos o dependiendo de la afiliación de salud.
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Consideraciones para situaciones específicas en el abordaje de personas
con demencia
Por otra parte, ante una persona con pobre ingesta en diferentes etapas de la demencia
se debe identificar si tiene relación con sedación excesiva, problemas bucales o alteración
de conciencia.
La indicación de alimentación permanente por vías artificiales mediante tubos por vía
enteral no se recomienda en el contexto de personas con demencia en etapa avanzada
(sondas nasoenterales, sondas de gastrostomía), dado que no se ha demostrado mejoren
sobrevida ni calidad de vida. No se recomienda en ningún momento con objetivo único
de prolongar sobrevida en personas con demencia avanzada.
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Consideraciones para situaciones específicas en el abordaje de personas
con demencia
En cuanto a la hidratación, se debe privilegiar siempre la vía oral y subcutánea, esta última
en caso de ser necesario. Cabe destacar que en etapa de agonía o de últimos días, la
hidratación por vía parenteral puede aumentar la incomodidad y aumentar la probabilidad
de secreciones bronquiales y consecuentes estertores premorten que generen angustia al
entorno de apoyo.
El uso de antibióticos debe ser evaluado en contexto a los objetivos de tratamiento. Por
ejemplo, manejar los síntomas e incomodidad que genera una infección, o tratar
propiamente la infección con intención de prolongar la sobrevida.
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Consideraciones para situaciones específicas en el abordaje de personas
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alguna causa médica aguda que puede ser tratable y revertir los síntomas. Para esto es
fundamental el trabajo con los cuidadores, y en ocasiones utilizar instrumentos que nos
permitan evaluar el efecto de las intervenciones. En contextos de dificultad de
comunicación, como es el caso de la demencia avanzada, es de utilidad reconocer que
manifestaciones como gritos, quejidos, flexión del tronco, midriasis, sudoración y omega
frontal (frente arrugada) pueden ser signos de falta de confort y se deben abordar
potenciales causas.
En cuanto a la fase de últimos días o agonía es importante tener presente los siguientes
puntos:
La suspensión de la alimentación por boca no se asocia a incomodidad en la medida
que se acompañe de un adecuado aseo y lubricación de la boca.
Independiente que en algún momento se decida no tratar un evento agudo, por
ejemplo una neumonía, ello no quita que se vaya a realizar manejo sintomático del
cuadro y/o de otra sintomatología acompañante siempre.
Considerar uso de opiáceos para manejo del dolor, disnea y dificultades respiratorias.
En relación a los estertores pre mortem, el uso de antimuscarínicos (Buscapina,
Escopolamina subcutánea) puede ser de utilidad en la medida que se administren
precozmente, ya que no son de ayuda una vez que las secreciones ya están presentes
en la vía área. Se debe cuidar la posición, poniendo a la persona de lado o
semisentada para facilitar el drenaje. Se debe evitar el aspirar secreciones ya que ello
es invasivo, molesto y puede aumentar la producción. Para las familias suele ser
angustiante escuchar los estertores, por lo cual se les debe aclarar que ello no es
molesto para la persona en sí y que se han extremado las medidas de confort.
Por otra parte durante la fase de últimos días y horas, se deben suspender todas aquellas
medidas que no tengan como foco el confort y que pueden constituir una molestia para la
persona. Por ejemplo, control de signos vitales o toma de muestras para exámenes.
Las opciones sobre las cuales se tomará una decisión deben ser otorgadas de acuerdo al
conocimiento técnico, no teniendo los equipos la obligación ni el deber de ofrecer
tratamientos fútiles ni evidentemente desproporcionados en cuanto a agresividad o a
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potenciales beneficios y/o en relación al pronóstico del paciente. En caso que no exista
acuerdo entre la postura de la familia y/o representante y el equipo tratante, pese a
haberse extremado las instancias de comunicación e información, es aconsejable
consultar con entidades que permitan facilitar consensos como lo son los comités de ética
asistencial. Cabe destacar que estas instancias en ningún momento buscan reemplazar las
gestiones, instancias de comunicación y responsabilidad del equipo tratante con la familia
y/o la persona con demencia, sino que son un apoyo en casos donde existen discordancias
relevantes a pesar de un vínculo y comunicación adecuada.
Para limitar la carga del representante o de la familia, el equipo de salud debe informar
basándose en la evidencia científica disponible y acompañar en el proceso de toma de
decisiones y tratamiento. Siendo fundamental el “explicar las cosas bien” adecuando el
lenguaje a las familias y verificando que comprendan la información entregada, ya que
frecuentemente exigencias aparentemente inadecuadas o desproporcionadas por parte
de la familia generalmente son producto de falta de información y/o información que aún
no ha sido suficientemente decantada.
En ese sentido, debemos recordar que los familiares pasan por un proceso de duelo y
aceptación de la condición que van enfrentando, por tanto muchas veces no basta con
que les hayamos explicado claramente y de buena forma el pronóstico de su ser querido,
sino que la comprensión y aceptación estará condicionada al proceso emocional y
disposición a recibir la información que demuestre la familia o entorno de apoyo.
Así como también, como equipo de salud, se debe tener la flexibilidad y disponibilidad
para aclarar dudas y conversar cuantas veces sea necesario con la familia, en un contexto
adecuado (sentados, tranquilos y en privado). Siendo útil para ello apoyarse en otros
integrantes del equipo, evitando una disposición negativa o rígida en la conversación (no
caer en la actitud de “si yo ya les expliqué” o “tal persona ya les explicó”) que impida a las
familias comprender y confiar en el equipo de salud para la toma de decisiones.
Lo óptimo son las conversaciones previas a la crisis, idealmente con el equipo tratante,
antes de que ocurran urgencias y el equipo con quien se tenga la conversación sea
desconocido para la familia. Un ejemplo de frase que puede ser de utilidad cuando se
quieren trabajar directrices anticipadas con la persona o con su entorno es la siguiente:
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Consideraciones para situaciones específicas en el abordaje de personas
con demencia
“Imagine que está incapacitado o muy enfermo para tomar decisiones acerca de medidas
de sostén vital”…Siendo esto aplicable también a diferentes decisiones, como por
ejemplo: ingreso a una residencia, elegir a alguien que lo represente en su pensar etc.
En la medida que nos acercamos a los últimos días de vida de una persona, la atención
brindada se debiese transformarse en un bajo en tecnología pero alto nivel de cuidado y
contacto (low tech, high touch care).
A nivel hospitalario, es común que se identifique a pacientes con la sigla LET (Limitación
del esfuerzo terapéutico) y con ello se subentienda el alcance del tratamiento, lo cual no
es necesariamente correcto, ya que el decir que estamos limitando el esfuerzo terapéutico
y/o diagnóstico, no indica cuales son esos límites y esto puede ser tan amplio como
variable, por ende la clasificación es ambigua. Se sugiere precisar cuál es el alcance de las
intervenciones tanto en lo diagnóstico como terapéutico ejemplo: RCP, traslado a unidad
de mayor complejidad (¿Intensivo?, ¿intermedio?), toma de exámenes, uso de vía venosa,
instalación de sondas, tratamiento antibiótico etc.
Es relevante entender que limitar no necesariamente es escoger la muerte sino otro estilo
de vida y son múltiples las intervenciones que se pueden realizar para cuidar y/o
acompañar a alguien que tiene limitación de esfuerzo diagnóstico y/o terapéutico, y
utilizar términos ambiguos dificulta las decisiones del equipo y expone a que las personas
no reciban el tratamiento o cuidado que se requiera.
Por lo tanto, ante escenarios que pueden ser tan amplios, la invitación es a trabajar en la
planificación de las estrategias y la especificación de éstas en los registros, entendiendo
que éstas pueden ser dinámicas. Por otra parte, si lo vemos desde otro prisma, ojalá
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Consideraciones para situaciones específicas en el abordaje de personas
con demencia
Primero que nada es relevante comprender que la toma de decisiones son procesos y es
ese proceso personal lo fundamental, más allá de lo que quede “zanjado” en la ficha. Por
tanto, lo que debemos lograr es claridad y consenso y, por ende, es un proceso que no se
puede dar a la ligera y el tiempo que tomará es indeterminado ya que depende de las
vivencias y biografías de quienes están involucrados.
2. Elegir y verificar esté disponible el lugar apropiado, el cual debe ser tranquilo, sin
interrupciones y que permita a los participantes estar cómodos y sentados.
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Consideraciones para situaciones específicas en el abordaje de personas
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8. Englobar la situación. Esto quiere decir, tomar lo que han dicho los familiares y
unirlo a la evolución y situación actual del paciente.
10. Preguntar a los presentes: ¿Qué es importante para ustedes en el tiempo que
queda? y presentar las opciones de cuidado y metas posibles. Las opciones se
deben plantear orientadas a los objetivos del plan de tratamiento y cuidado.
(mejorar función, volver a casa, prolongar vida, muerte digna). Entregar rango
pronóstico si precisa.
11. Explicitar las metas en plan y revisar plan de cuidados. Discutir Reanimación,
destino al alta, institucionalización, nutrición e hidratación artificial,
hospitalizaciones futuras según corresponda.
Esas preguntas abiertas dan lugar a decisiones descontextualizadas. Es muy probable que
la familia quiera que se haga “todo” o quizás lo que ha visto en la televisión. Pero ¿qué es
ese todo?. Corresponde a información que el equipo médico debe brindar de acuerdo a
los antecedentes clínicos, evidencia disponible, proporcionalidad etc.
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