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PEÑARANDA DE BRACAMONTE

AÑOS 1834 - 1891

EPIDEMIAS:
CÓLERA MORBO ASIÁTICO
VIRUELA CONFLUENTE
SARAMPIÓN
PULMONÍA INFECCIOSA
PANDEMIA GRIPAL

Por: Antonio Pérez Sánchez

Nuestra villa, como la mayoría de los pueblos de nuestra geografía,


estaban instauradas las diferentes epidemias infecciosas por la precaria
sanidad existente, siendo concausas las miserias sociales, junto con las
pocas condiciones higiénicas que se tenían en sus domicilios, acompaña-
dos de la mala alimentación, etc. etc. fueron la consecuencia de que gran
parte de la clase pobre o proletariana, estuviesen mucho más expuestos a
tales males, con resultados poco deseables para nuestros pasados conciu-
dadanos.

Quiero mencionar con mucha brevedad las diferentes epidemias que


soportaron los vecinos de Peñaranda de Bracamonte:

Solo se conoce el dato de la existencia del cólera morbo asiático, sufri-


do en el año 1834, que hizo grandes estragos, causando terror en los habi-
tantes. En el año 1855, se repitió nuevamente la mortífera epidemia coléri-
ca, muriendo aproximadamente 60 personas.
Otra epidemia de viruelas hubo de consideración el año 1863, que
causó numerosas invasiones y bastantes víctimas, sin que se puedan preci-
sar ni su número, ni su clase. En el año 1865, causó el cólera 13 ó 14 inva-
siones con otras tantas defunciones, desapareciendo sin dejar rastro algu-
no, cuando el pueblo comenzaba a alamarse por la clase, índole y gravedad
de los cólicos.

Peñaranda en el año 1870, apareció otra


epidemia de viruela, incrementando su fuer-
za en los meses de Julio, Agosto y
Septiembre, falleciendo Ramón Sotonio, del
comercio ambulante, afectado de delirio
agudo, que hizo necesario el empleo de la
camisa de fuerza, siendo enterrado el cadá-
ver de este señor, a las nueve y media de la
noche, del día 7 de agosto. Se encuentra
documentación del presbítero y coadjuntor
de esta parroquia D. Gabino Usallán y
Castro, donde manifiesta que el número de invadidos fue considerable, el
carácter de la dolencia fue en general grave y causó estragos en la infancia;
murieron noventa niños, habiendo días que se enterraban hasta seis.....

En el invierno del año 1873 y 1874, nuestra localidad sufrió una epi-
demia mortífera de sarampión.

En el año 1880, se padeció en los meses de Mayo y de Junio, una epi-


demia de pulmonías infecciosas con frecuentes complicaciones cerebrales,
expresadas por estados atóxicos, no bajaron de 150 las invasiones y fueron
14 los fallecidos, pertenecientes, en gran parte, a la clase acomodada.

De la epidemia colérica del año 1885, el primer invadido un joven


hospiciano de 24 años, oficial de la casa de Eugenio Díaz, botero, lo fue el
día 20 de Junio, teniendo el triste privilegio de ser el primer caso de la pro-
vincia de Salamanca. No se pudo averiguar el origen de la infección, pero
se sospecha que por aquellas fechas el cólera hacía estragos en Aranjuez y
en varias comarcas de Levante, donde se sostenían relaciones comer-
ciales con nuestros industriales de la jerga.

Se tuvo que asistir a 55 coléricos, de los que fallecieron 22, siendo


entre éstos: 5 niños, 2 hombres y 15 mujeres. Tanto los invadidos como los
muertos pertenecían a la clase pobre, a excepción de algún artesano y una
señora de la clase acomodada, siendo las mujeres, ancianos, enfermos,
embarazas y nodrizas, las más castigadas.
Algunas ropas de estos sospechosos se lavaron en el río Almar y allá
para las riberas de este río y del Tormes al que afluye.

A principios del año 1890, se sufrió los efectos de la pandemia gripal,


el número de afectados fue considerable, casi toda la población enfermó,
con caracter de suma levedad, puesto que hasta los débiles y los ancianos
soportaron la dolencia sin abatirse.

El virus epidémico deja de existir por el mes de febrero de 1890, sin


embargo no dejaron de observarse casos aislados hasta el verano de 1891,
en el que volvió a ofrecer carácter epi-
démico e hizo su funesta campaña,
bajo la forma torácica, matando cerca
de 70 individuos, adultos y viejos;
todos absolutamente todos, pertene-
cientes a la clase proletariana.

Como antecedentes de interés, y


para dejar constancia, el día 21 de
Agosto de 1886, Micaela Sánchez,
joven de diecinueve años, vacunada,
natural de esta villa y que se hallaba en
Madrid en calidad de sirvienta, vino a
su casa enferma; fue llamado al médi-
co titular D. Miguel Coll García para asistirla, dictaminando que padece
viruela confluente; era el primer caso observado en esta villa desde 1876.
Las Autoridades son informadas por el médico, tomando precauciones
rigurosas de asislamiento y desinfección; la enferma curó, sin que resulta-
ra ningún sujeto de la población invadido por referida dolencia, y que, a
mediados de Julio de 1891, el vecino de esta villa, Pedro Martín, tuvo a dos
niños con viruela discreta, contagiados por su padre, que vino a verlos
desde Piedrahíta, villa que a la sazón sufría los rigores de una epidemia de
viruelas, ambos curaron, fueron tomadas análogas precauciones que el
caso anterior. Sin embargo. una preciosa niña de cinco años, hija de José
Pérez, el Gallego, que no estaba vacunada, aprovechando un descuído del
guardián que mantenía el asislamiento, penetró en la alcoba de sus amigui-
tos (eran vecinos). El día 2 de Agosto sufrió la invasión de la viruela, con
alta fiebre. Se tomaron enérgicas medidas de aislamiento, pero la niña
falleció, la desinfección de la casa, personas y cosas fue prolija: la cama y
cuantos efectos se conside-
raron contumaces, se que-
maron. Otra niña más
pequeña fue asimismo con-
taminada; vivía enfrente de
los invadidos y pereció en
primeros de Septiembre; el
contagio de esta niña fue
causado por intermedio de
su madre que, faltando a lo
ordenado, visitó a los vario-
losos. Se tomaron análogas
medidas que con la ante-
rior. La población no expe-
rimentó otras novedades.

Datos obtenidos del libro del Ldo. y médico peñarandino D. Miguel Coll Garcia

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