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LA PESTE

Albert Camus

En 1348, una enfermedad desconocida segó cruelmente las vidas de millones de


hombres, mujeres y niños: los médicos de la época intentaron combatirla, aunque no
sabían nada de ella.
COMENTARIO CRÍTICO
La Peste
Albert Camus

1I NTRODUCCIÓN

La peste se trata de una de las novela más famosa del autor Albert Camus, reconocida
como uno de los grandes clásicos del siglo XX y publicada en 1947, con la que el autor
ganó una gran aceptación entre el público.
La novela, cuenta la historia de una serie de médicos en la ciudad argelina de Orán que
está siendo barrida por una plaga. En ella se pregunta acerca de una serie de cuestiones
relativas a la naturaleza y destino de la condición humana, como metáforas tanto de los
dilemas interiores como de la ética y política. Los personajes en el libro van desde
médicos a vacacionistas y fugitivos, todos ayudan a mostrar los efectos que la plaga
tiene en la población y como durante esta etapa valores como la moral, la honestidad y la
solidaridad invaden los corazones de algunos de los personajes. La clave está en algunos
diálogos:

“así, ¿por qué tantos esfuerzos, pregunta Tarrou a Rieux, si no


cree en Dios? La clave está en la honestidad moral, en la
solidaridad humana, que pasa a primer plano en una situación
excepcional como es la peste”.

2 Comentario crítico.

Esta novela, como lo indica su nombre, relata, en forma de crónica, los sucesos a los
que se enfrenta la ciudad de Orán cuando es víctima de una invasión de ratas portadoras
de la peste. Es una historia ficticia la que nos cuenta Albert Camus, pero la forma que
tiene de narrarla hace que los hechos cobren una veracidad asombrosa, descrita de
manera concisa y objetiva.
A través del punto de vista de este narrador y de el del doctor Bernard Rieux, y de los
personajes Tarrou y Rambert, interrelacionados todos por el mal común que los acecha,
nos hacemos partícipes de esa angustia que experimenta una ciudad que es testigo de
cómo un brote de peste empieza dejando algunas ratas muertas en las calles, para luego
convertirse en una verdadera y pavorosa invasión, que contagia a unas pocas personas
primero, para luego convertirse en la epidemia de la que solo se salvan algunos. Para
preservar la salud pública, esta ciudad debe aislarse y cerrar sus puertas para quedar a
merced de las ratas. Algunos ciudadanos sucumben al pánico y tratan de escapar, otros
se esconden, y los más valientes luchan, pero todos sin excepción dejan sus esperanzas
al azar.
Albert Camus nos presenta a la peste como el enemigo al que una sociedad entera se
enfrenta con sus variadas reacciones, y describe con maestría los profundos
sentimientos humanos que se despiertan ante el súbito descubrimiento de una privación
de la libertad y un aislamiento obligatorio en la ciudad contaminada.
Orán, finalmente vuelve a recobrar el aliento. El mismo aliento que al doctor Rieux le
ayuda a dar sentido al ejercicio de su profesión médica. Los personajes de La peste
están siempre en pie de lucha consigo mismos y con la enfermedad. Ellos sufren y
agonizan tras unas fronteras cerradas, unas rutas marítimas interrumpidas y un comercio
desabastecido. En medio de todo el desastre surge la figura del doctor Rieux como el
personaje distintivo, el que encuentra luces para no sucumbir y conducir a los habitantes
de Orán, incluyendo a las autoridades, a una cruzada en masa contra la peste, liderando
brigadas de salud para contenerla.
Así pues, las ratas muertas se multiplican a un ritmo alarmante, y provocan
inevitablemente la primera muerte humana, la del encargado del edificio donde trabaja
Rieux. Pero lo más difícil es declararla como “peste” lo cual significa admitir
oficialmente su existencia y tener que enfrentar las consecuencias de dicha admisión.
Rieux es llamado a declarar ante la Comisión Sanitaria de la jefatura de policía.

-Dígame la verdad: ¿Está seguro de que es una peste?


- No es una cuestión de vocabulario, es una cuestión de tiempo.
Mientras la vida diaria sigue su curso corriente, la peste comienza a convertirse en un
aspecto “normal”. Llega la primavera a Orán, pero ya es imposible disimular su
gravedad…y cuando los habitantes de la ciudad quedan enclaustrados en ella, la peste se
torna “asunto de todos”, así como de aquellos que se negaban a reconocer su existencia
o a llamarla por su nombre.

Orán queda desconectada del resto del mundo y los decretos vinculados con la peste se
vuelven impositivos. Se prohíbe entrar a la ciudad o salir de ella bajo ninguna
circunstancia y el envío o recepción de correspondencia, por temor al contagio. La
multitud se congrega en la estación ferroviaria con la esperanza de huir, sin embargo,
los habitantes de Orán quedan virtualmente “prisioneros”, obligados a vivir sólo de
recuerdos. El puerto de la ciudad está desierto. Ya no corren trenes y la presencia
permanente del sufrimiento lleva a la gente a “aceptar” de mala gana la presencia de la
enfermedad.

A finales de ese año, se ven otra vez por las callejuelas ratas vivas, signo de que se está
acabando con la peste.

Lentamente la vida retorna a Orán, y, cosa curiosa, en ese momento Tarrou comienza a
debilitarse.

La peste reaparece cuando nadie ya la esperaba, eludiendo todas las estrategias


montadas contra ella. Y una vez más, hizo cuanto pudo para sorprendernos.

Al fin se reabren las puertas de la ciudad y la peste es rápidamente olvidada por los que
quieren retomar su antigua vida.

Rieux admite haber sido durante todo ese tiempo el “narrador secreto” de la crónica, a
fin de mantener separada su vida personal del comentario objetivo. Ve cómo la vida
recobra a la “normalidad”

…pero sólo él sabe lo que la multitud ignora : «que el bacilo* de la peste nunca muere
o desaparece, que puede permanecer dormido por décadas en los muebles y en la
camas, aguardando pacientemente en los cuartos, los sótanos, los cajones, los pañuelos
y papeles, y quizás un día, sólo para enseñarles a los hombres una lección y volverlos

* Bacilo: bacteria que llevaban consigo las pulgas de las ratas. Cuando se propagaba por el
organismo daba lugar a manchas negras, de ahí que la enfermedad sea conocida como
“peste negra”.
desdichados, la peste despertará a sus ratas y las enviará a morir en alguna ciudad
feliz».

En cuanto a los aspectos destacables de la Peste, incide como novela filosófica en el


pesimismo existencialista de Camus. El autor, hace hincapié en las ideas de que en
última instancia no tenemos control sobre nada, la irracionalidad de la vida es
inevitable, y además pone de manifiesto la reacción humana hacia el 'absurdo'. La peste
representa la forma en que el mundo se refiere a la noción filosófica del absurdo.

Esta ausencia de sentido supremo es el "absurdo", y es algo positivo puesto que las
razones de la existencia serían cualquiera que estuviera ligada a valorar la vida humana
por sí misma y no por causas superiores a las personas (religiosas, ideológicas, etc.). La
novela muestra este sentido de la existencia, libre y ateo, manifestado principalmente en
el apoyo mutuo y en la libertad individual, enemistadas estas con la indiferencia y la
autoridad

Por otro lado, las referencias sanitarias a lo largo de la acción son continuas. La
presencia de un gran número de ratas en la ciudad, muchas de ellas muertas, hace
sospechar a las autoridades sanitarias que una epidemia de peste acecha Orán. Los
doctores Rieux y Castel tras practicar la primera autopsia con el fin de conocer la razón
de la enfermedad, hablan de ganglios linfáticos y además ponen de manifiesto todo tipo
de información a los periodistas sobre las formas que tiene de
transmitirse la peste; las pulgas de las ratas la trasfieren de roedores
infectados a sanos. Cuando la rata muere las pulgas buscan un nuevo
huésped, que puede ser perfectamente el hombre, quedando así
infectado.
Cuando se declara oficialmente que existe una epidemia de peste bubónica hay muchas
repercusiones. Una de ellas es la puesta en marcha de una serie de medidas preventivas,
como el aislamiento de la ciudad para impedir su expansión a otros territorios, aparecen
operarios fumigando en un intento de acabar con eventuales focos de infección, las
casas en las que ha habido enfermos se marcan con una cruz roja, el personal sanitario
emplea mascarilla y en ocasiones guantes para mayor seguridad y se excavan fosas
comunes para enterrar a los fallecidos rápidamente y así evitar que los cadáveres sean
un foco de contagio.
Se refleja también el cuadro clínico de la peste bubónica; aparición brusca de fiebre,
dolor de cabeza, escalofríos, debilidad general y aparición de bubones en la ingle, las
axilas o el cuello.

“La declaración obligatoria y el aislamiento fueron mantenidos. Las casas de los


enfermos debían ser cerradas y desinfectadas, los familiares sometidos a una
cuarentena* de seguridad, los entierros organizados… A partir de ese momento, se
puede decir que la peste fue nuestro único asunto”.

* Cuarentena: El término cuarentena procede de Venecia, quienes llegaban a la ciudad


desde Oriente debían esperar 40 días antes de poder desembarcar, aunque este hecho no
impidiera el contagio.

3 Conclusión.

Con esta obra Camus pretende reflejar el comportamiento humano en una situación tan
compleja como es la de que una población entera se vea sumida en una epidemia de
peste. Se trata de mostrar lo mejor de cada personaje analizando los distintos
comportamientos ante la falta de libertad, el racionamiento y frente a los sentimientos
tales como la incertidumbre, el miedo y el dolor. Todos los personajes tratarán de
sobrevivir a la peste y para ello se unen, encuentran algo que les da sentido a sus vidas y
por lo que merece la pena luchar. Todos son héroes y víctimas del “castigo” que les ha
tocado vivir, puesto que en muchas ocasiones esta enfermedad era considerada como un
castigo divino por los pecados cometidos por los hombres. En una sociedad como la
medieval, en la que la religión lo impregnaba todo, la mayoría de la población achacaba
este mal al castigo divino. Hecho que llevaba a generalizar la devoción a santos como
San Roque, San Sebastián y el arcángel San Miguel, en su intento de aplacar la ira de
Dios. Además, como dato curioso, la intervención divina no era la única culpable de
este mal, sino que también se buscaban sus causas en factores naturales como los
terremotos, alegando como causa de la epidemia el terremoto que asoló Italia en 1348:
la tierra se abrió y del inframundo salieron gases pestilentes que envenenaron el aire.
Estos son solo algunas explicaciones que los científicos medievales buscaban a la
tragedia ante la falta de información de la época.

Pero volviendo de nuevo al libro, a través de La Peste, Camus quiere hacer llegar un
mensaje moral. La epidemia es un enemigo y las diferentes reacciones ante ella son los
parámetros morales. Así podemos ver varias reacciones; en primer lugar encontramos la
lucha contra ella tal como lo hacen en la obra Tarrou, Grand, Rieux y Rambert, en
segundo lugar la indiferencia y en tercer lugar la colaboración con el enemigo y el
aprovechamiento de las circunstancias como lo hace Cottard. Pero Camus ante todo
pretende resaltar absolutamente las cualidades positivas de la dignidad y de la
fraternidad humana ante una situación tan extrema, donde nadie está exento de ser el
siguiente contagiado.

Es importante destacar la gran descripción de la atmósfera de la ciudad y del desarrollo


anímico de los protagonistas a medida que la enfermedad avanza. Se puede decir que
por ello su lectura, en ocasiones, se hace algo angustiosa pero no deja de ser más que el
reflejo de lo que muchas enfermedades han provocado a lo largo de la historia.
La novela en su intento de transmitir como sería la realidad cuando se ha declarado una
epidemia de peste refleja al mínimo detalle todo lo que ello conlleva. Además, muchos
comentaristas de la obra le han atribuido una directa intención alegórica. Se ha realizado
una vinculación ante la terrorífica enfermedad de la peste y la función exterminadora
que tuvo la Segunda Guerra Mundial. En ambos casos la devastación humana fue atroz.
“Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras, y sin embargo, pestes y guerras
cogen a las gentes siempre desprevenidas”

“Como un humo negro, una epidemia que siega las vidas jóvenes, un fantasma que no
siente piedad por el semblante de los justos” escribió el poeta Jeuan Gethin, muerto de
peste en 1349.

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