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Introducción:
En la clase de hoy intentaré realizar un recorrido por algunos textos
freudianos que contribuyan a pensar la construcción de “la angustia” como
objeto de saber en el campo de una psicopatología freudiana.
Si el fundamento de la materia se basa en poder hacer un recorrido que
permita pensar los momentos de construcción y producción freudianos,
(sabiendo que la producción de conocimientos en Freud no es sin movimientos,
giros, cortes e innovaciones) la clase intenta entonces inscribirse en esta
apuesta y línea lógica de transmisión. Mostrando así mismo la vigencia clínica
de los desarrollos freudianos.
Considero que el concepto de angustia en Freud tiene una
importancia central, incluso podemos preguntarnos: ¿cómo pensar una
psicopatología freudiana sin la angustia como un eje central de la misma? Si lo
que intenta Freud es dar cuenta, entre otras cuestiones, del sufrimiento
subjetivo: ¿cómo pensar éste por fuera de la angustia?
Plantea Assoun: “La angustia pone a trabajar la metapsicología, la hace
inteligente, de modo que Freud… vuelve a ella sin considerar nunca archivado
el asunto.” (Assoun; 2003, Pág. 13)1
Es así que, casi al final de su obra, en “Inhibición síntoma y Angustia”
(1926) llega a ubicarla como “…el fenómeno fundamental y el problema
principal de la neurosis…” en tanto “…Sólo al atravesar la angustia llegamos al
corazón del conflicto inconsciente…”. Es decir: ubica a la angustia como
operador conceptual central en la clínica psicoanalítica.
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Assoun Paul Laurent. Lecciones Psicoanalíticas sobre la angustia.
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Ahora bien, ¿cómo llega Freud a dicha afirmación que da cuenta de la
relación estructural de la angustia con la neurosis?, ¿Cómo podemos pensar
los momentos lógicos de construcción teórica y encuentro clínico con este
fenómeno?
Para ello, seguiremos, como ejes orientadores, los tres primeros
módulos del Programa de la materia:
Primer módulo temático: la construcción del saber psicopatológico.
(Contribuciones de 1888-1898 )
Segundo módulo temático: Causalidad psíquica en las neurosis.
(Contribuciones de 1900 a 1916)
Tercer módulo temático: Causalidad psíquica en las neurosis.
(Contribuciones de 1920 a 1933)
De este modo, la apuesta es poder inscribir el encuentro de Freud con la
angustia y su tematización en estos tres tiempos lógicos de construcción.
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Entonces, la angustia, no es un síntoma más del complejo sino que
tiene la capacidad de organizar un cuadro clínico. Así, tiene un papel de
determinación central y calificante.
Dentro del complejo sintomático de la Neurosis de Angustia ubica:
excitabilidad general, expectativa angustiada, ataques de angustia y sus
equivalentes: síntomas somáticos, trastornos nocturnos, vértigo, fobias y
parestesias.
De este entramado sintomático postula como síntoma central, nodular, a la
expectativa angustiada. Dice Freud: “La expectativa angustiada es el síntoma
nuclear de la neurosis… Acaso pueda decirse que aquí está presente un
quantum de Angustia libremente flotante, que, en vista de la expectativa,
gobierna la selección de la representaciones y está siempre pronto a
conectarse con cualquier contenido de representación que le convenga.”
(Freud, 2006, Pág. 94) 2
Hay algo central de la conceptualización de la Angustia que se juega en
este primer punto y que mantendrá a lo largo de toda su obra: su
indeterminación y falta de objeto. Así el sujeto, preso de esta espera
angustiada, interpreta cualquier azar como indicio de una desgracia, como en
el caso de la hipocondría por ejemplo. Espera de algo de lo que no se sabe
nada, salvo que si “eso” viniera sería terrible.
Otro síntoma destacado de este cuadro es el ataque de Angustia.
Dice Freud: “…También puede (la angustia) irrumpir de pronto en la
consciencia, sin ser evocado por el decurso de las representaciones,
provocando un ataque de angustia… que puede consistir en el sentimiento de
angustia solo, sin ninguna representación asociada, o bien mezclarse con la
interpretación más espontánea como la aniquilación de la vida … o volverse
loco… o, se conecta con la sensación de angustia una perturbación de una o
varias funciones corporales (la respiración, la actividad cardiaca, la inervación
vasomotriz…)” (Freud, 2006,Pág. 94)3
Ahora bien, Freud plantea en este punto algo fundamental y es que
cualquier síntoma puede constituir el ataque. Es decir que cada fenómeno
somático de este conjunto puede ser pensado como equivalente al ataque de
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Freud Sigmund: Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad
de neurosis de angustia (1895)
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Freud Sigmund. Op cit.
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angustia en sí, es decir el sustituto de la angustia. Esto es de mucha
importancia en la clínica.
En lo que Freud describe como ataque lo que queda claro es otra
característica central de la angustia: que ésta “afecta al cuerpo”. Así, pensamos
estos síntomas como construcciones somáticas de la angustia, empezando a
delinearse la angustia como un suceso corporal que involucra cierto tipo de
descarga.
Es justamente en relación a la noción de descarga que podemos pasar
al segundo punto de trabajo de Freud: la etiología específica de la angustia.
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que genera un estado de tensión libidinosa que conlleva el esfuerzo (Drang) de
cancelar la tensión. Este alivio psíquico sólo se produce por la vía de lo que
Freud denomina como “acción específica” o “adecuada”.
Ahora bien, ¿Cómo entra en juego este mecanismo del proceso sexual
en la génesis de la angustia?
Plantea que el mecanismo básico de la Neurosis de angustia se puede
entender así: se desvía de lo psíquico la excitación sexual somática, y esta
recibe a causa de ello un empleo anormal: se descarga subcorticalmente vía
los síntomas de la angustia. La angustia no es sustituta de la excitación sexual
en sí, sino de su descarga.
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Segundo momento lógico:
La angustia en la lógica de la represión.
La concepción de la angustia tomará nuevas dimensiones al ponerse en
relación con las nociones fundamentales que Freud sistematiza en este
período: lo Inconsciente, la Represión y la Pulsión. Conceptos que le permitirán
dar cuenta de la angustia en el marco de las “psiconeurosis”, así como de la
relación entre la angustia y el síntoma.
En el texto “Pulsiones y destinos de pulsión” (1915) define la pulsión
como: “…un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un
representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo…
como una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a
consecuencia de su trabazón con lo corporal”.
Así, la pulsión, como fuerza constante, incoercible, exigencia de trabajo
psíquico, hace pensar a Freud que, lo que habría que desenmascarar bajo el
disfraz de la angustia es cierto rostro de la pulsión.
Justamente, en el mismo texto concibe a la angustia como destino de la
pulsión en su relación con el proceso represivo, en tanto postula la represión
como uno de los cuatro destinos de la pulsión.
Entonces: ¿cómo pensar la angustia como destino de la pulsión luego de
la operación de la represión?
En el artículo “La represión” (1915) Freud plantea: “…Desde ahora,
cuando describamos un caso de represión, tendremos que rastrear
separadamente lo que en virtud de ella se ha hecho de la representación, por
un lado, y de la energía pulsional que adhiere a ésta, por el otro”.
En esta línea postula, como destino de la representación, su
desaparición de la consciencia o que se le niegue el acceso a la misma.
Ahora bien: el factor cuantitativo de la agencia representante de la
pulsión tiene tres destinos posibles: a) quedar sofocada por completo, de
manera que nada sepamos de ella; b) aparecer en la conciencia como un
afecto coloreado de una u otra forma; c) mudar en angustia.
Si consideramos que el motivo de la represión era evitar el displacer,
podemos plantear que el destino del montante de afecto de la representación
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es mucho más importante que el de la idea. Y, en esta línea, el surgimiento de
la angustia puede ser concebido como fracaso de la represión.
En esta línea, trabaja lo que sucede, por ejemplo, en las Neurosis
Obsesivas. Plantea: “… la ambivalencia en virtud de la cual se había hecho
posible la represión, es también el lugar en el cual lo reprimido consigue
retornar…el afecto retorna mudándose en angustia social, en angustia de la
conciencia moral, en reproches sin medida…” “…y pone en juego el
mecanismo de la evitación y las prohibiciones…” (La Represeión 1915) como
modo de evitación de la angustia. Este punto podemos pensarlo, por ejemplo,
con alguno de los aspectos principales que atormentaban al hombre de las
ratas… Veamos uno de ellos en el historial: Dice Freud “… Se hizo el reproche
de no haber estado presente en el momento de la muerte de su padre…
empezó a martirizarlo horriblemente, a punto tal de tacharse de criminal … ” (A
propósito de un caso de Neurosis Obsesiva)
En síntesis: en este momento lógico Freud concibe la angustia como
posible saldo de la represión y muestra de su fracaso.
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Freud planteará dos posibilidades de emergencia de la angustia: anudándola
fuertemente a la castración por un lado, con el concepto de “angustia señal”; y
a lo traumático, por el otro, como “angustia automática”.
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Assoun Paul Laurent. Op cit.
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Freud Sigmund: Op cit.
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Entonces hasta aquí:
- La angustia señal tiene función de alerta para el yo
- Da lugar a la represión frente a algo que remita a la castración en el sujeto.
- Represión como defensa frente al pujo pulsional, que dará lugar a los
síntomas en el campo de las Neuropsicosis de defensa.
- Síntoma, como modo de ligar la angustia, que permite arreglárselas con ella.
Esta angustia:
-No implica la relación angustia – represión – formación de síntomas.
-Se vincularía más bien a lo trabajado por Freud como “ataque de angustia”.
- Interesante para pensar las presentaciones de la angustia con las que nos
encontramos en la clínica actual (ataques de pánico, actuaciones)
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tomar la navaja y en eso se le ocurrió: No es tan simple. Tú tienes que… matar
a la abuela. Cayó al suelo despavorido.”
Podemos pensar clínicamente el desmayo como respuesta del aparato
psíquico a este punto de avasallamiento del yo. Un yo colapsado, que carece
en estos momentos de la señal de angustia como alerta, y cae fuera de la
escena.
En relación a esto, en “Más allá del Principio del Placer” Freud diferencia terror,
angustia y miedo. Ubica al terror del lado de la angustia automática y plantea
algo interesante: en la angustia (señal) hay algo que protege contra el terror.
Vemos que en el hombre de las ratas eso no funcionó.
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