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UNIDAD 1:
- Auge, M. y J-P. Colleyb. (2006) Introducción, comprender el mundo
contemporáneo. En qué es la antropología.
El autor empieza a plantear una confusión de términos:
ETNOGRAFÍA: designa en un principio (finales del siglo XIX- comienzos del siglo
XX) la descripción de los usos y costumbres de los llamados pueblos primitivos. La
ETNOLOGÍA: los conocimientos enciclopédicos que podían obtenerse de ellos
(pueblos primitivos); aparecía como una rama de la sociología, consagrada al
estudio de sociedades primitivas.
ANTROPOLOGÍA: se reservaba al estudio del hombre en sus aspectos somáticos y
biológicos; estudio de la evolución biológica: seres humanos y de su evolución
cultural en el curso de la prehistoria. La Antropología se clasifica en: Física,
Arqueología y Cultural. La Antropología Cultural designa las enseñanzas
comparativas que pueden extraerse de la etnografía y la etnología, concebidas
como la recolección de datos y su análisis sistemático.
La antropología de los mundos contemporáneos reconoce la pluralidad de culturas,
pero también sus referencias comunes y las diferencias internas de una misma
cultura. La cultura, si es que el concepto conserva cierto valor operativo, ya no se
concibe hoy como un saber compartido al cien por cien. En el seno de una misma
sociedad coexisten, en efecto, una pluralidad de formas y el bagaje cultural de sus
miembros varía según su estatuto social (edad, sexo, educación, fortuna, profesión,
convicciones políticas, filiación religiosa, etc.). La noción de aculturación, tan popular
en la antropología para el gran público y que designa el conjunto de fenómenos
resultantes del choque entre dos culturas distintas, es engañosa en tanto supone de
entrada dos conjuntos puros y homogéneos. La de hibridismo, más en boga en
nuestros días, no resuelve nada, todo lo contrario, con su connotación biológica. Los
términos demasiado generales o demasiado globales a menudo se manifiestan de
poca utilidad. Si los antropólogos necesitan el término sociedad para designar un
sistema de vida común, el propio término sistema puede inducir a error al sugerir un
todo perfectamente integrado. El conflicto y el cambio son, en efecto, elementos
constitutivos de toda sociedad. La adopción de una perspectiva sistémica no impide
que se tome en consideración la variabilidad y el cambio, ni el punto de vista de los
actores. Son éstas perspectivas diferentes que la antropología necesita. Los
estudios realizados a diferente escala sobre un mismo objeto no se excluyen
mutuamente, aunque un único investigador no pueda llevar a cabo simultáneamente
uno y otro. Al emprender el estudio de las diferencias y las especificidades,
debemos evitar el escollo consistente en aislar más o menos artificialmente en el
seno de una sociedad unas subculturas, con sus propios valores, ritos, folclore. Este
error culturalista crea la imagen de una sociedad fragmentada, constituida por una
colección de comunidades donde cada una susurra o proclama a voz en grito su
pretensión a la verdad.
- Auge, M. (2014) El antropólogo y el mundo global.
El autor nombra algunos conceptos del pasado referidos a la imagen de la
modernidad; y así llama en causa Max Weber, que evocando la modernidad
hablaba de “desencanto del mundo”, definido por la desaparición de los mitos de
origen, de los mitos de fundación y de los sistemas de creencias (que buscan el
sentido del presente en su pasado), aunque nota Augé, la modernidad en este
sentido es también aparición de nuevos mitos del futuro (como la utopía de la
desaparición de las clases).
Utopía que juntos a otras desaparecen en la segunda mitad del siglo XX, cuando,
después de la fin de la segunda guerra mundial, cuando se tenía la idea de que las
fuerzas del bien habían definitivamente vencido las fuerzas del mal, el fracaso del
comunismo autoriza una re lectura pesimista de la historia del siglo. Los mitos del
futuro, ellos también, eran una ilusión.
Se podría hablar así de un “II desencanto del mundo” que se manifiesta por un lado
con el fracaso de estas utopías y por otro con la visión del mundo como una Aldea
Global, según el término de MacLuhan, (visión está más “optimista”) en donde se
habla el mismo idioma y hay una única red económica.
Más recientemente este término fue traducido por Fukuyama con la noción de “fin
de la historia”: el acuerdo por un gobierno general, un único idioma y una única
economía definiría el fin de la historia de las ideas.
Sin embargo el autor está en contra de esta visión, ya que según él refiriéndose al
mundo contemporáneo no habría que hablar de fin de historia. La paradoja de
nuestro mundo es “simplemente signo de una multiplicación y aceleración de los
factores constitutivos de la modernidad”, lo que Freud llama “sobredeterminación”:
los efectos difíciles de analizar a la hora de estudiar una gran cantidad de causas.
El argumento principal del escrito es intentar describir las causas y juntos las
características de la gran paradoja que acompaña el mundo contemporáneo, a la
vez unificado y dividido, uniformizado y diverso.
Por un lado la globalización, el desarrollo de los medios de transporte y de la
comunicación nos dan la impresión de que el planeta se ha vuelto el punto de
referencia de todos nosotros, sin embargo por otro lado vemos multiplicarse las
reivindicaciones de las identidades locales.
El autor enfoca estos cambios como causa de un desafió para el estudio
antropológico, que, investigando las relaciones entre el individuo y la colectividad,
siempre tiene que basarse en un contexto. Como que hoy en día el contexto es
siempre planetario, eso modifica las condiciones de observación.
El análisis de este cambio se puede hacer a partir de tres movimientos, los que se
desarrollan durante el texto:
1. El paso de la modernidad a la sobremodernidad, (punto de vista del tiempo)
2. El paso de los lugares a los no-lugares, (puntos de vista del espacio)
3. El paso de lo real a lo virtual, (punto de vista de la imagen).
El autor nos introduce la noción de Sobremodernidad para poder así pensar en el
conjunto la paradoja del mundo contemporáneo.
La sobremodernidad es simplemente el resultado de una lógica del exceso, y se
puede definir a partir de tres excesos, vinculados el uno con el otro: el exceso de la
información, de la imagen y del individualismo, que acompañan la vida
contemporánea.
El exceso de la información nos da la sensación de que la historia se acelera, y el
hecho de saber o poder saber lo que pasa de la otra parte del mundo nos hace
sentir dentro de la historia. A esta superabundancia de información se añade
nuestra capacidad de olvidar, necesaria para evitar la clara saturación de memoria,
que da como resultado un ritmo sintético de la historia. Un acontecimiento a primera
vista importante desaparece de las pantallas, luego de las memorias, hasta que un
día reaparece de golpe, como por magia (la guerra del Golfo, las matanzas en
Argelia, el tsunami, etc.).
Además de esto el desarrollo de las tecnologías de la información juntos a los
medios de transporte nos dan la sensación de que el planeta se retrae, se estrecha.
Vivimos en la edad de lo instantáneo, en donde nuestro dominio del tiempo reduce
nuestro espacio.
Por otra parte, a definir esta sobremodernidad es la individualización pasiva, de los
consumidores, directamente relacionada con el desarrollo de los medios de
comunicación. Se habla de una forma de soledad en el sentido que los medios de
comunicación invitan los consumidores a una navegación solitaria, en donde la
relación con el otro, el cara a cara está sustituido por imágenes y sonidos; soledad
juntos a la ilusión de elaborar puntos de vista, que en general son inducidos, pero
que son percibidos como personales.
El mercado ideológico en este sentido, dice Augé, es como un self service, en
donde cada uno elige las piezas sueltas que formaran una manera de pensar y
poder tener así la ilusión de que se está pensando por uno mismo.
La pasividad vista desde este punto de vista su puede encontrar también en algunos
movimientos religiosos, que incentivan y desarrollan la meditación individual, o
incluso en las sectas.
La sobremodernidad es –como su propio nombre nos deja ver- exceso; pero no un
exceso cualquier, sino un exceso triple. Es en primer lugar un exceso de espacio,
debido –paradójicamente- al achicamiento del planeta, al acercamiento de las
distancias. En segundo lugar tenemos un exceso de Individuo, los destinos se
individualizan, la historia de la sociedad está cada vez más atravesada por la
historia de los individuos. En tercer lugar –y bastante relacionado con lo anterior,
como veremos luego- tenemos un exceso de historia: la historia se acelera.
Para poder definir lo que el autor entiende con no-lugares, hay que definir antes lo
que se entiende por lugar.
En la antropológica el término define el lugar como un espacio fuertemente
simbolizado, en el cual podemos leer en parte o en su totalidad la identidad de los
que lo ocupan, las relaciones que mantienen y la historia que comparten. En
términos filosóficos la palabra se refiere al lugar como "territorio retórico", es decir,
un espacio en donde cada uno se reconoce en el idioma del otro.
En resumen se puede decir que el lugar es un universo de reconocimiento, donde
cada uno conoce su sitio y el de los otros, un conjunto de puntos de referencias
espaciales, sociales e históricos.
Los antropólogos estudiaron las relaciones que las comunidades establecían con el
espacio, y se puede observar que incluso las poblaciones nómadas no solo tienen
itinerarios fijos, sino que también un esquema de cómo tienen que posicionar sus
tiendas en cada sitio.
Si entonces esto es el lugar Augé propone llamar no-lugares aquellos lugares en
donde esta lectura es imposible, en donde no se puede ver claramente la identidad
de aquellos que los viven, las relaciones que mantienen entre ellos y la historia que
comparten. Un espacio en donde no se inscriben relaciones sociales duraderas, un
espacio por así decirlo de tránsito.
El antropólogo subdivide estos lugares en tres categorías fundamentales: espacio
de circulación (autopistas, metro, áreas de servicios en las gasolineras,estaciones
de trenes, aeropuertos); espacio de consumo (super e hipermercados, cadenas
hoteleras, centros comerciales); espacio de la comunicación (pantallas, televisión,
cables).
En estas tipologías de lugares los individuos se mueven casi siempre sin
relacionarse, pero siguiendo una series de reglas, unos códigos que les permiten
orientarse y moverse; y también si diferentes el uno con el otro, los no-lugares
tienden a parecerse: el aeropuerto se parece siempre más a un supermercado (lo
que caracteriza la “ciudad genérica”, un modelo uniforme de la ciudad moderna
según el arquitecto Rem Koolhass: “...ya que el aeropuerto es más o menos todo lo
que un individuo medio tiene la oportunidad de conocer de la mayoría de las
ciudades”), las estaciones a centros comerciales y viceversa, etc.
Obviamente la oposición entre lugares y no-lugares es relativa, y varía según los
momentos (un estadio o una plaza tiene diferentes connotaciones de día y de
noche), según las funciones (como se utiliza por ejemplo un espacio como un centro
comercial, que puede ser un lugar-punto de encuentro entre amigos, cambiando así
sus funciones), y claramente según los usos (el ejemplo del aeropuerto vivido por
los viajeros y por los dependientes del mismo es claro, cambia totalmente la visión
del espacio de referencia).
El punto central del tema es, a parte las cuestiones de las mutaciones del tiempo y
del espacio, la relación que mantenemos con lo real.
Hablando en este sentido de imágenes, el autor precisa que no quiere oponer el
mundo a las imágenes y a las tecnologías de la comunicación, y que solo intenta
describir los peligros que ellos comportan, y recordar que la imagen, por cuanto
sofisticada pueda ser, solo es una imagen; un medio de ilustración de comunicación
y de distracción. Personalmente añadiría que además de esto, sobretodo
actualmente, la imagen es también sinónimo de ilusión.
La imagen recibida tiene varias características: iguala acontecimientos (millones de
muertos, desastre ambiental), iguala personas (políticos, deportistas, showman), y
cosa más importante y peligrosa, hace incierta la distinción entre lo real y la ficción.
Todo lo que vemos en televisión por ejemplo está concebido para ser visto a través
de la televisión, los acontecimientos están empaquetados para que salgan
purificados o meno según lo que se quiere mostrar.
El verdadero problema nace cuando la imagen se instala en lo real, cuando la
ficción hace las veces de lo real, cuando todo lo que se ve pasa como si fuera la
única realidad posible. Este fenómeno de sustitución de la realidad con la imagen es
actualmente muy generalizado, y Augé nos lo enseña con un ejemplo de lo que
pasó hace poco en Nueva York, cuando la Disney Corporation ganó un concurso
para la edificación de un centro de ocio en el núcleo de Times Square. El proyecto
de Disney era construir el centro de ocio basándose en el caótico mundo de
Superman, proyecto que algunos periodistas definieron como fiel a la estética del
centro de la ciudad.
De aquí se ve claramente como se ha pasado de un estado en el que la ficción se
nutría de la imaginación de lo real a un estado en el que lo real se nutre de la ficción
para poder imaginar.
Una vez desarrollados los tres movimientos que se han producido y que han
producido lo que llamamos mundo contemporáneo, el autor nos propone una
primera observación:
-La sociedad real es mucho más compleja de los miles de modelos que intentan
imitarla y explicarla. En realidad nunca hubo desencanto del mundo, ni fin de la
historia, simplemente durante nuestro tiempo se han vistos y vividos evoluciones,
inflexiones y cambios. Y quizás, añade el autor, sólo ahora podemos decir que
estamos empezando a salir de la prehistoria.
Lo que está claro es que desde ahora se hablará de la historia entendida como
historia del planeta, pensado como sistema dentro de muchos otros sistema, y por
esta razón la relación entre las personas será más que nunca un desafió.
Por otro lado, pensando a los chamanes de una tribu de indios que durante un ritual
soñaban con las ciudades de los dioses, nota como los mismos se referían a estas
describiendolas como ciudades de nuestro mundo, con edificios iluminados y
coches silenciosos. El mundo contemporáneo había invadido el imaginario de estos
indios, lo que nos enseña que nos hemos vuelto todos, trágicamente y también si
desigualmente, contemporáneos.
- Bohannan, L. (2004) Shakespeare en la selva.
Shakespeare en la selva (en inglés Shakespeare in the bush) es un artículo de
carácter antropológico escrito por Laura Bohannan y publicado por la revista Natural
History en el año 1966. La autora describe en primera persona el momento en el
que relata a los ancianos del poblado de la etnia Tiv, en el que está haciendo trabajo
de campo, la trama de la obra de Shakespeare, Hamlet.
Su hipótesis inicial, que la condición humana es similar en todos los pueblos y, por
eso, solo cabe una única interpretación de una narración determinada, se verá
refutada cuando los ancianos de la tribu se niegan a aceptar ciertas cuestiones
sobre el linaje, el parentesco o la brujería y los presagios que aparecen en la obra.
Se confirma así la idea de que una obra literaria, estimada universal, puede ser
entendida de modos diferentes, ya que existe un abanico de interpretaciones
posibles en diversos contextos culturales a la hora de comprender una misma
lectura. Laura Bohannan en su texto “Shakespeare en la selva” sostiene que Hamlet
tiene una sola interpretación, o sea, que es universal. Su argumento es que la
naturaleza humana es bastante similar en todo el mundo. Si bien, lo universal del
humano es lo biológico a la hora de interpretar la trama de una tragedia la persona
no se basa en lo biológico, sino en lo cultural, lo particular. Por eso, un mismo
hecho tiene distintas interpretaciones dependiendo de la cultura del lector. Hay
muchos sucesos que para los africanos son incomprensibles, sorprendentes, pues
no entienden de manera amplia las prácticas culturales occidentales, por eso
buscan su propia explicación sobre Hamlet. De alguna manera, ellos adecuan la
obra a su cultura, a su forma de pensar. En definitiva, entienden la tragedia bajo sus
propios parámetros de significados. Sin embargo, ellos creen que su interpretación
es la correcta, porque lo que pensaban que sucedería en la historia ocurría. Desde
este punto de vista, hay un universalismo en la lógica de secuencias de hechos,
pero el por qué de los sucesos son particularidades.
Ante esta mal interpretación de la tragedia Bohannan debe intervenir haciendo
algunas aclaraciones a los africanos. Pero muchas veces ella no encuentra una
palabra que tanto en el contexto africano como en occidente sean equivalente. Por
ejemplo, fantasma, los cuales no existen en África. Esto conlleva a un cambio en el
contenido de la obra, lo que agrava más la falta de universalismo. La carencia de
universalismo en la trama de Hamlet se debe a que del universalismo se
desprenden particularidades, las cuales hacen que el contexto sea diferente en
lugares distintos. Es decir, una acción es universal, por ejemplo, casarse pero el
cómo es algo particular. Pero lo que podría considerarse como universal en Hamlet
es la calidad de la trama, pues en continentes con distinta cultural el texto es
catalogado como bueno. La valorización de Hamlet es universal, pero su trama no.
Por otro lado, no es suficiente decir que es existencialista porque tiene una noción
de la vida y de la muerte. Entonces, qué hay de la idea del existencialismo de que el
pensamiento hace libre al individuo. Tanto Claudio como Hamlet eran prisioneros de
sus pensamientos, obedecían a ellos. En el caso de Claudio había un cargo de
conciencia. Otra afirmación sobre el contenido de Hamlet es que esta es una
tragedia escatológica. Sin embargo, no tiene una noción profética. Lo que el padre
de Hamlet le dice a este que haga para vengarse no debe confundirse con un hecho
seguro en el futuro, ya que depende de la credibilidad de Hamlet y de lo que
confirme de la muerte del rey si lleva a cabo o no la venganza.
El patrón universal:
Para poder comparar las culturas, el antropólogo tiene que recoger y organizar los
datos referentes a las mismas en relación con aspectos o partes del todo
sociocultural presentes en todas las culturas. La estructura de estas partes
recurrentes se denominan patrón universal.
Tres divisiones principales: infraestructura, estructura y superestructura.
- Infraestructura: se compone de las actividades etic y conductuales mediante
las cuales toda sociedad satisface los requisitos mínimos de subsistencia.
- Estructura: se halla constituida por las actividades económicas y políticas de
tipo etic y conductual mediante las cuales toda sociedad se organiza en
grupos que distribuyen, regulan e intercambian bienes y trabajos.
- Superestructura: está integrada por la conducta y pensamiento dedicados a
actividades artísticas, lúdicas, religiosas e intelectuales junto con todos los
aspectos mentales y emic de la estructura e infraestructura de una cultura.
Darwinismo social:
Esta fusión del evolucionismo biológico con el evolucionismo cultural se atribuye,
aunque incorrectamente, a la influencia de Darwin.
La noción de Malthus de que el crecimiento de la población conducía a una “lucha
por la existencia” inevitable había sido elaborada por Spencer, hasta formar la idea
de la supervivencia del más apto, antes de que Darwin publicase sus teorías de la
evolución biológica.
El éxito de la teoría de Darwin de la supervivencia del más apto, realzó mucho la
popularidad del punto de vista de que la evolución cultural dependía de la evolución
biológica.
Apareció un movimiento conocido como darwinismo social, basado en la creencia
de que el progreso cultural y biológico dependía del libre juego de las fuerzas
competitivas en la lucha del individuo contra el individuo.
El evolucionismo marxista:
Según esta corriente, toda la historia, como sostenía Marx, era el resultado de la
lucha entre las clases sociales por el control de los medios de producción.
Difusionismo:
Otra reacción de comienzos del siglo XX al evolucionismo del siglo XIX, se conoce
como difusionismo. Según sus partidarios, la fuente principal de diferencias y
similitudes culturales no es la inventiva de la mente humana, sino la tendencia de
los humanos a imitarse entre sí.
Cultura y personalidad:
Estas teorías, pueden ser descritas como formas psicológicas del funcionalismo que
relacionan las creencias y prácticas culturales con la personalidad individual y la
personalidad individual con las creencias y prácticas culturales.
Algunas teorías de cultura y personalidad intentan explicar las diferencias y
similitudes culturales como consecuencia de la personalidad básica o moral.
Materialismo dialéctico:
Los materialistas dialécticos mantenían que la historia tiene una determinada
dirección. Para comprender las causas de las diferencias y similitudes
socioculturales, los científicos sociales no sólo deben estudiar esas contradicciones,
sino que deben tomar parte de las resoluciones dialécticas que conducen al
progreso hacia el comunismo.
Materialismo cultural:
Se trata de una estrategia de investigación que sostiene que la tarea primaria de la
antropología es dar explicaciones causales a las diferencias y similitudes en el
pensamiento y el comportamiento que se encuentran entre grupos humanos.
Estructuralismo:
Bajo la dirección de Lévi-Strauss. Se dedica sólo a las uniformidades psicológicas
que subyacen tras diferencias aparentes en el pensamiento y en el comportamiento.
Por consiguiente, se dedica a explicar similitudes entre culturas, pero no a explicar
las diferencias.
Determinismo racial:
Durante el siglo XX, la disputa entre los deterministas raciales y los deterministas
culturales se enfocó cada vez más en la medida de inteligencia. Después de la
guerra, los psicólogos dispusieron los resultados según la raza, y encontraron las
correlaciones esperadas entre negros y puntuaciones inferiores, concluyendo que la
inferioridad intelectual innata de los negros había sido probada científicamente. Era
inútiles porque los test no habían distinguido entre los supuestos efectos
hereditarios y los efectos igualmente plausibles de factores culturales y de otros
factores no genéticos.
- Jauretche, A. (2002)
- Lévi-Strauss, C. (2004) Las tres fuentes de la reflexión etnológica.
Primera fuente:
La primer fuente que el autor expone en su texto es la conquista de América, la cual
forzó el enfrentamiento de dos humanidades, consideradas hermanas, pero cada
una de ellas con aspectos materiales y espirituales diferentes. Desde el punto de
vista europeo, el hombre americano estaba desprovisto de la revelación de Cristo, lo
veían como un ser primitivo y pecador. Aunque desde una mirada externa su
existencia no había sido prevista por nadie; su subita aparicion verifica y desmentia
el divino mensaje. El acceso a los recursos tropicales, deleitaba a europa y con esta
emergió de un pasado medieval, al menos en parte, a base de insípidos alimentos y
monotonía sensorial, lo cual confunde la conciencia que el hombre podía tener de sí
mismo. Las comisiones "científicas", formadas por los sacerdotes enviados al Nuevo
Mundo intentaban descifrar si los indígenas eran meros animales o también seres
humanos dotados de alma inmortal. En síntesis, en el encuentro europeo-aborigen,
el hombre toma consciencia de un otro y ambas poblaciones reconocen que más
allá de su territorio hay otras con características diferentes en lo que hace a lo
cultural, a la religión, a las tradiciones, lo social, político y económico.
Segunda Fuente:
La revolución francesa y las ruinas dejadas por la conquista napoleónica, producen
una reacción política e ideológica. Desde el siglo XVI y hasta el siglo XVIII, la crítica
social se daba de dos modos diversos: la coexistencia en el presente de formas
sociales profundamente heterogéneas. Y por otro lado, mayor simplicidad de las
llamadas sociedades salvajes suministraba un punto de partida concreto para una
teoría acerca del progreso indefinido de la humanidad. En el comienzo del siglo XIX,
europa se encuentra en una crisis social y económica, provocada por el inicio de la
revolución industrial. El cambio en las sociedades conduce a la elaboración de
teorías que van a explicar la diversidad, es decir, las diferencias que se encontraban
en las distintas poblaciones (por ejemplo a través de la raza). Con el crecimiento de
la población y la multiplicación de las relaciones e intercambios, resultantes de la
civilización, hay algo que de forma inevitable se deshace: la integridad física de los
grupos humanos, en otro tiempo aislados unos de otros dado su reducido número,
la falta de medios de comunicación y el estado de general ignorancia y hostilidad
existentes. A partir de este hecho de su intercomunicación las razas se mezclan y
tienden a homogeneizarse.
Tercera Fuente:
Se produce en el siglo XIX con la teoría evolucionista de Darwin, la cual iba a
suministrar un interpretación global de la historia biológica dentro de la cual los
documentos relativos del hombre, podrían encontrar su lugar adecuado y recibir su
plena significación. Los objetos patrimonio de los salvajes, las descripciones de las
costumbres, las crónicas de los viajeros se les promueve al estado privativo de los
documentos científicos. Sin embargo, la humanidad no se transforma según el
esquema darwiniano, exclusivamente por acumulación de variaciones y selección
natural. La etnología constata fenómenos de otro tipo: transmisión de técnicas,
difusión de inventos, fusión de creencias y costumbres a resultas de las
emigraciones, de las guerras, de las influencias y de las limitaciones.
- Malinowski, B. (2004) Crimen y costumbres en la sociedad salvaje.
Malinowski nos muestra la forma en que la vida del hombre “primitivo” se
encontraba marcada a través de una estrecha relación de leyes y obligaciones; las
cuales, dejan en claro que contrario a la creencia del hombre “moderno”, el llamado
“salvaje” posee una vida que se encuentra muy distante únicamente el deseo y la
lucha por la supervivencia. La principal hipótesis que Malinowski plantea en su libro
es que la vida primitiva no carece de lineamientos sociales, sino todo lo contrario,
que la vida salvaje se ve por completo llena de leyes y obligaciones. También deja
en claro que el sistema legal de las tribus primitivas no era simplemente una
maquinaria que se dedicara a penalizar a quienes no cumplian con ella, sino que el
sistema melanesio que estudia el autor se basa en la reciprocidad social, mostrado
en las relaciones económicas, actos religiosos y matrimonios entre los miembros de
una misma tribu. Por lo tanto, se demuestra que es inexistente una sumisión
automática a los usos y costumbres tribales, idea que se crean de manera casi
universal en la antropología previa a las investigaciones de Malinowski. El sistema
primitivo legal se debe a que dentro del mismo cada acción tiene su propio lugar y
debe ser llevado a cabo sin falta, es decir que cada miembro de la tribu conoce de
manera estricta la existencia de este sistema y las consecuencias del mismo. Dicho
sistema de derecho positivo se encuentra fundado en una red de obligaciones que
se suceden en virtud de un mecanismo de reciprocidad social. La raíz de este
sistema de reciprocidad se puede encontrar en una concatenación ordenada de
servicios mutuos que se extienden por largos periodos de tiempo y que permea todo
el funcionamiento social y económico. De esta manera Malinowski apunta que
ningún hecho cultural puede ser aislado para su estudio de su contexto puesto que
la cultura en sí constituye un todo orgánico, dentro del cual cada elemento cumple
con una función, y es aquí donde el antropólogo entra en juego ya que de él
depende desentrañar los elementos de ese todo orgánico que se halla bajo estudio
y verificar la función que cada uno desempeña dentro de la sociedad la unidad que
da legitimidad es la institución, ya que esta desarrolla una o varias funciones que
tienen como destino la satisfacción plena de las necesidades sociales. Después, la
institución puede ser vista como la base del análisis antropológico y también puede
ayudar a definir “la cultura como un todo funcional” que se halla al servicio de las
necesidades humanas, donde una necesidad es definida por Malinowski como el
sistema de condiciones que se manifiestan en el organismo humano en el marco
cultural y en la relación de ambos con el ambiente físico, y que es suficiente y
necesario para la supervivencia del grupo y del organismo; de esta manera es
adecuado decir que cada necesidad es satisfecha con una respuesta cultural
distinta, y estas son universales sin importar las aparentes diferencias que existan
entre ellos. El autor logra también realizar una distinción entre las necesidades
biológicas y las necesidades derivadas, donde la satisfacción de las primeras es
elemental para lograr la supervivencia humana, por lo cual siempre se hallan
presentes en todas y cada una de las culturas humanas de la historia. Las siete
necesidades biológicas que Malinowski distingue son el metabolismo, la
reproducción, el bienestar corporal, la seguridad, el movimiento, el crecimiento y la
salud; estas necesidades han generado respuestas culturales equivalentes a cada
una de ellas de manera universal.
La conquista:
Aun cuando es ampliamente aceptado atribuir el éxito de la conquista de América a
la superioridad bélica de los españoles y a las enfermedades epidémicas, Todorov
afirma que ese éxito obedeció fundamentalmente (aunque no exclusivamente) a la
convicción europea de su superioridad cultural. Esto permitió a los colonizadores
desarrollar una gran capacidad de adaptabilidad, de entendimiento de los signos del
Otro, de comunicación de sus propios signos al Otro.
Al igual que en el caso de Colón, los conquistadores españoles asumieron la
diferencia del Otro como signo de ausencia, y por tanto de inferioridad cultural. Por
ejemplo, la diferencia idiomática de los indios fue para los españoles sinónimo de la
carencia de lenguaje.
Todorov afirma preguntándose: ¿acaso este proceso de adaptación enraizado en un
sentimiento de superioridad no nos demuestra que los españoles derrotaron a los
aztecas a través de los signos, o mejor dicho, a través de la comunicación de dichos
signos, más que a través de las armas y las enfermedades?
Para probar esta teoría, Todorov nos dice que la conquista significó el choque entre
dos concepciones de tiempo completamente diferentes: la concepción cíclica,
representada en la forma circular del calendario azteca y la concepción lineal
asumida por los españoles. La concepción cíclica del tiempo otorgó un valor central
a las profecías en la cultura azteca: había que observar el pasado para conocer el
futuro. A través de la interpretación de los mensajes divinos, los aztecas alcanzaron
dos percepciones contradictorias sobre los españoles: o son inferiores por ser
extranjeros, o son superiores por ser dioses. A la larga, ambas percepciones
resultaron ser igualmente paralizadoras e inhibieron la resistencia indígena. Según
Durán, citado por el autor: los aztecas asumieron que si los españoles eran
inferiores no valía la pena matarlos, pues a nuestros dioses no les gustaría la carne
de aquellas bárbaras personas. En el caso contrario, simplemente no había que
oponer resistencia a la superioridad divina.
De la segunda percepción resulta una incapacidad evidente de los aztecas para
producir mensajes efectivos al interior de su misma cultura y hacia los españoles.
El tercer factor que de acuerdo con Todorov contribuyó a la victoria de la conquista
fue la manera en que los conquistadores trascendieron las diversas formas de amor,
conquista y conocimiento del Otro para justificar la asimilación de los indígenas.
Según este autor, Colón no amaba ni conocía al Otro, ni se identificaba a sí mismo
en relación al Otro. Sin embargo, en un nivel axiológico, al cual Todorov denomina
de amor, los españoles podían concebir al Otro ya sea como bueno o malo, como
igual o inferior, en un nivel praxeológico, llamado por el autor de conquista, el
conquistador podía identificarse con el Otro, y consecuentemente, acoger los
valores de éste, o identificar al Otro consigo mismo y pretender que acogiera sus
valores, finalmente en un nivel epistémico, de conocimiento, el colonizador podía
saber todo del Otro, o bien ignorar todo de él. Entre los conquistadores existió un
sinnúmero de posiciones que combinaban de manera diversa estos tres niveles:
amor, conquista, conocimiento frente al Otro.
Por otra parte, asumiendo el sentido primigenio de la religión cristiana, Las Casas
argumentaban que todos los seres humanos son iguales, y específicamente que los
indígenas son iguales a los verdaderos cristianos porque son nobles, obedientes,
pacíficos y desinteresados de las riquezas terrenales. Por estas virtudes, decía Las
Casas, los indios fueron derrotados por los españoles. Desde esta segunda
perspectiva, se argumenta en contra de la esclavitud indígena diciendo que “si en
efecto, los indios son niños, sería un pecado bautizarlos, echándolos a un pozo.
Todorov concluye que, en efecto, el descubrimiento del Yo es posible únicamente a
través del descubrimiento del Otro, y más aún, a través del desciframiento de los
vínculos entre uno y otro: del Nosotros.
Si por una parte Colón fue un mero colector de curiosidades, descubridor de una
tierra más que de sus habitantes, y por lo tanto fue nula su interpretación del Otro,
por otra la conquista nos enseña que para el éxito de la dominación es necesario lo
siguiente: primero, la convicción de la superioridad ante el Otro, para conocerlo y
adaptarse a él, con el fin de transformarlo y asimilarlo a nuestra cultura. Segundo, el
conocimiento e interpretación casi etnográfica del Otro, considerando que la buena
información es la mejor forma de imponer poder; nos dice Todorov. Y tercero, la
superioridad en el aspecto tecnológico, especialmente en la comunicación: esto
permitirá al colonizador infligir una derrota al Otro principalmente en el manejo y
transmisión de los símbolos.
UNIDAD 2:
- Archenti: Raza y racismo. Pag: 211-235.
Surgimiento del concepto de raza:
En el siglo XV se empiezan a intentar describir los distintos grupos geográficamente
localizados.
A partir del siglo XVIII los Iluministas tratan de aplicar el método científico de la
Física y las Matemáticas a las ciencias del hombre; por lo que en aquel periodo
surgen los primeros intentos de clasificación rigurosa de los tipos raciales (vale
destacar que en aquel periodo se presuponía la igualdad intelectual y moral con la
que nacían todos los hombres).
Las diferencias que encontraban los Iluministas eran atribuidas al medio ambiente
(como condicionante geográfico, social y natural).
El condicionamiento del medio preponderaba sobre las diferencias hereditarias.
Todas las diferencias entre los hombres estaban condicionadas absolutamente por
el medio ambiente.
Esta era la posición de los monogenistas (quienes creían en el origen unitario de la
humanidad).
A fines del siglo XVIII aparecen los primeros estudios en los que se compara al
hombre blanco y al negro, presentando a este último como un ser inferior por su
incultura. Contexto del esclavismo (los esclavistas buscaban justificar su accionar).
Los proligenistas (quienes creían en el origen independiente de las distintas razas)
de la primera mitad del siglo XIX consideraban a las razas como divisiones
permanentes con distintas capacidades hereditarias.
Los evolucionistas de fines de siglo abordaban el estudio del comportamiento
humano en función de las distintas razas; es decir, buscaban generar una escala
evolutiva que fuera desde las manifestaciones humanas más primitivas a las
manifestaciones humanas mas avanzadas.
Comienzan a aparecer, entonces, las clasificaciones raciales jerárquicas.
Fue a partir del evolucionismo que se empezaron a suscitar los distintos tipos de
prejuicios (aunque el
evolucionismo no haya tenido la intención de avalarlos).
Gobineau fue el principal exponente del ideario racista, quien basaba sus
declaraciones en la comparación de cráneos. Sostenía que el mestizaje conducía a
la degeneración de la humanidad.
La Antropometría (Brocca y otros antropólogos) era la disciplina que buscaba
establecer correlaciones entre las dimensiones craneales y del cuerpo de las
distintas razas y las aptitudes psicológicas y socioculturales.
Pende y Lombroso usaron este tipo de correlaciones en sus estudios (Lombroso:
“criminal-nato”).
Todo esto derivó en el darwinismo social de Spencer, en el que lo racial se
subsume en lo biológico mediante la selección natural y la supervivencia del más
apto. El cambio sociocultural requiere de un cambio biológico.
INTERNALIZACIÓN DE LA REALIDAD:
1. a) Socialización primaria:
Sociedad: realidad objetiva y subjetiva a la vez. Ambos aspectos deben tenerse en
cuenta.
Sociedad: continuo proceso dialéctico compuesto por tres momentos: externalización,
objetivación e internalización → No ocurren en una secuencia temporal, sino
simultáneamente.
Estar en la sociedad es participar en su dialéctica.
En la vida de todo individuo, existe una secuencia temporal. En el curso de esta
secuencia temporal, el individuo es inducido a participar en la dialéctica de la
sociedad.
El punto de partida de este proceso lo constituye la internalización.
La internalización es la aprehensión o interpretación inmediata de un acontecimiento
objetivo. Este acontecimiento expresa significado y es la manifestación de los
procesos subjetivos de OTRO. Estos procesos subjetivos del otro se vuelven
subjetivamente significativos para mi. Eso no significa que yo esté comprendiendo
adecuadamente al otro; puede estar riéndose en un ataque de histeria mientras yo
creo que esa risa expresa alegría. Lo importante es que su subjetividad me resulta
objetivamente accesible y llega a ser significativa, haya congruencia o no entre sus
procesos subjetivos y los míos.
La internalización es la base para la comprensión de los semejantes y para la
aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social.
En la internalización yo no solo “comprendo” los procesos subjetivos del otro, sino
que “comprendo” el mundo en el que el otro vive, y ese mundo se vuelve mio.
Se genera entonces una identificación mutua. No solo vivimos en el mismo mundo,
sino que participamos cada uno en el ser del otro.
Cuando un individuo llega a este grado de internalización se lo puede considerar,
entonces, miembro de la sociedad. El proceso por el cual esto se realiza se
denomina socialización.
La socialización, entonces, puede definirse como la inducción de un individuo en el
mundo objetivo de una sociedad. La socialización primaria es la primera por la que
el individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la
sociedad. La socialización secundaria es cualquier proceso posterior que induce al
individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad.
La socialización primaria suele ser la más importante para el individuo.
La internalización se produce sólo cuando se produce la identificación. El niño
acepta los roles y actitudes de los otros significativos (padres o personas a cargo),
los internaliza y se apropia de ellos (por eso decimos que se identifica).
Por medio de esta identificación con los otros significantes el niño se vuelve capaz
de identificarse él mismo.
El yo es una entidad reflejada, porque refleja las actitudes que en un principio adoptaron para
con él los otros significantes → El individuo llega a ser lo que los otros significantes lo
consideran.
Este es un proceso dialéctico que comprende la auto-identificación (es decir, la
identificación consigo mismo) y la identificación que hacen los otros. Se trata de una
identidad objetivamente atribuida (los otros significantes se la atribuyen al niño) a la
vez que una identidad subjetivamente asumida.
Esta dialéctica que se presenta en la identificación del individuo es la
particularización en la vida individual de la dialéctica general de la sociedad.
Lo más importante es que el individuo no sólo acepta los “roles” y las actitudes de
otros, sino que en el mismo proceso acepta el mundo de ellos (es decir, el mundo
de los otros significantes).
La identidad sólo puede ser asumida JUNTO al mundo en el cual se inscribe. Va de
la mano a ese mundo.
Las apropiaciones subjetivas de la identidad y del mundo social son aspectos
diferentes del mismo proceso de internalización.
Esos roles y actitudes de otros específicos que se instalan en la conciencia del niño
durante la socialización primaria son una abstracción de roles y actitudes en general
(es decir, roles y actitudes que se suelen dar en un nivel más general, en toda la
sociedad).
Otro generalizado: ahora el individuo se identifica no solo con otros concretos, sino
con una generalidad de otros, o sea con una sociedad. Por lo tanto, ahora el
individuo también tiene una identidad en general. La formación en la conciencia del
otro generalizado señala una fase decisiva en la socialización.
La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el mismo
proceso de internalización.
Esta cristalización se corresponde con la internalización del LENGUAJE.
El lenguaje constituye el contenido y el instrumento más importante de la
socialización.
El instinto sexual es el único que para definirse necesita del estímulo de otro. Es decir, el
instinto sexual es un instinto social y a la vez natural → De modo que es en el terreno de
la vida sexual donde seguramente se efectúa el tránsito entre los dos órdenes
(naturaleza/cultura).
La prohibición del incesto se encuentra en el umbral de la cultura, en la cultura y, en
cierto sentido, ES la cultura misma.
LOS SOCIÓLOGOS DIERON TRES TIPOS DE EXPLICACIONES A LA
PROHIBICIÓN DEL INCESTO:
La prohibición del incesto muestra una gran diversidad en los distintos grupos (tanto
en su forma como en su campo de aplicación).
La prohibición del incesto no siempre se expresa en función de los grados de
parientes reales. Asimismo, en todos los casos apunta a los individuos que se
dirigen entre sí mediante ciertos términos.
Es la relación social la que cumple una función determinante más allá del lazo
biológico, implicada (la relación) por los términos “padre”, “madre”, “hijo”, “hija”,
“hermano” y “hermana”.
La prohibición del incesto expresa el pasaje del hecho natural de la consanguinidad
al hecho cultural de la alianza. → Si la relación entre padres e hijos está completamente
determinada por la naturaleza de los padres (ya que el hijo tendrá esos genes), la relación
entre macho y hembra solo está determinada por el azar y la probabilidad.
Es en el fenómeno de la alianza donde la cultura se antepone y subordina a la
naturaleza.
La naturaleza es indiferente respecto de las modalidades de las relaciones entre los
sexos: la naturaleza impone la alianza sin determinarla y la cultura la recibe para
definir sus modalidades.
El papel fundamental de la cultura es asegurar la existencia del grupo como grupo y,
por lo tanto, sustituir el azar por la organización. La prohibición del incesto es LA
intervención de la cultura.
Entre las mujeres y el alimento existe todo un sistema de relaciones, reales y
simbólicas.
En Birmania, los intercambios matrimoniales y los intercambios económicos forman
en la mente indígena un sistema fundamental de reciprocidad. El reparto de la carne
es tan ingenioso como el reparto de las mujeres (gráfico con los nombres de los
distintos cortes de la carne del búfalo).
En el interior de la familia la autoridad reside en la posesión y el control del
alimento.
En la mayoría de las sociedades humanas los problemas del matrimonio y el
alimento se sitúan en el mismo plano. El “hombre satisfecho” (estómago lleno)
presenta el mismo valor emotivo que el “hombre amado”.
ENFOQUE ESENCIALISTA/SUSTANCIALISTA:
La identidad como algo que permanece inalterable a través del tiempo, perdura
conforme a ciertos rasgos esenciales.
ENFOQUE RELACIONAL/DINÁMICO:
El interés en el género como categoría analítica ha surgido sólo a finales del siglo
XX. Está ausente del importante conjunto de teorías sociales formuladas desde el
siglo XVIII hasta comienzos del actual. Algunas de esas teorías constituyen su
lógica sobre analogías a la oposición de hombre y mujer, otras reconocieron una
“cuestión de la mujer” y otras, se plantearon la formación de la identidad sexual
subjetiva, pero en ningún caso hizo su aparición el género como forma de hablar de
los sistemas de relaciones sociales o sexuales.
El término género forma parte de una tentativa de las feministas contemporáneas
para reivindicar un territorio definidor específico, de insistir en la insuficiencia de los
cuerpos teóricos existentes para explicar la persistente desigualdad entre mujeres y
hombres.
En este sentido, se debe formular el género como categoría analítica.
La definición de género tiene dos partes y varias subpartes. Están interrelacionadas,
pero deben ser analíticamente distintas. El núcleo de la definición reposa sobre una
conexión integral entre dos proposiciones: el género es un elemento constitutivo de
las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el
género es una forma primaria de relaciones significantes de poder. Los cambios en
la organización de las relaciones sociales corresponden siempre a cambios en las
representaciones del poder. Como elementos constitutivos de las relaciones
sociales basadas en las diferencias percibidas entre los sexos, y el género
comprende cuatro elementos interrelacionados: primero, símbolos culturalmente
disponibles que evocan representaciones. Segundo, conceptos normativos que
manifiestan las interpretaciones de los significados de los símbolos, en un intento de
limitar y contener sus posibilidades metafóricas; esos conceptos se expresan en
doctrinas religiosas, educativas, científicas. El género se construye a través del
parentesco, pero no en forma exclusiva; se construye también mediante la
economía y la política. Y por último, el género es la identidad subjetiva.
La teorización del género se desarrolla en la segunda proposición: el género es una
forma primaria de relaciones significantes de poder, es el campo primario dentro del
cual o por medio del cual se articula el poder.
El género facilita un modo de decodificar el significado y de comprender las
complejas conexiones entre varias formas de interacción humana.
-COLONIALIDAD Y SUBJETIVIDAD:
-RACISMO:
Eurocentrimos no es otra cosa que racismo en el campo de la jerarquización
y atribución de valor desigual tanto a las personas, su trabajo y sus
productos, como también a los saberes, normativas y pautas de existencia
propios de las sociedades que se encuentran a un lado y al otro de la frontera
trazada entre norte y sur por el proceso colonial. Aquí es muy importante
comprender la diferencia entre otras formas de etnicismo y xenofobia desde
tiempos remotos, y distinguir la “raza”, en sentido moderno. Modalidades de
discriminación étnica o, como le llama Quijano, “etnicismo”, han sido,
probablemente, un elemento frecuente del colonialismo en todas las épocas,
pero es sólo la modernidad colonialmente originada la que inventa “raza” con
un conjunto de características y consecuencias para el control de la sociedad
y de la producción originados en la mirada eurocéntrica propia del patrón de
colonialidad moderno. Eurocentrismo y racismo no son sino dos aspectos del
mismo fenómeno, y ésta es una importante contribución que la perspectiva
de la colonialidad introduce, alertándonos para el hecho de que racismo no
habla solamente de la discriminación negativa que pesa sobre el fenotipo de
la persona humana que la vincula, como signo, a la posición de los vencidos
de la historia colonial: el racismo es epistémico, en el sentido de que las
epistemes de los conquistados y colonizados son discriminadas
negativamente. Racismo es eurocentrismo porque discrimina saberes y
producciones, reduce civilizaciones, valores, capacidades y creencias.
-RAZA:
-COLONIALIDAD Y PATRIARCADO:
Quijano aplica al género la misma lógica histórica que a la raza, ese nuevo y
radical dualismo (binario para Segato), no afectó solamente a las relaciones
raciales de dominación, sino también a las más antiguas, las relaciones
sexuales de dominación. En adelante, el lugar de las mujeres, muy en
especial el de las mujeres de razas inferiores, quedó estereotipado junto con
el resto de los cuerpos, y tanto más inferiores fueran sus razas, tanto más
cerca de la naturaleza o directamente, como en el caso de las esclavas
negras, dentro de la naturaleza.
UNIDAD 4:
- Balzano: Cuando las disciplinas de la norma legitiman la (norma)lidad:
de buenas y malas conductas y descompensaciones en la colonia
montes de oca (BS AS). 339-353.
En su obra La locura en la Argentina, José Ingenieros da a conocer la historia del
primer nosocomio porteño, el Hospital de San Martín. Hacia comienzos de la
creación del Virreinato del Río de la Plata, los Betlemitas, sacerdotes franciscanos,
pasaron a administrar el Hospital de San Martín, al que llamaron de Santa Catalina,
y es recién entonces que se convierte en lugar de asilo de aquellos alienados
que estorbaban en la cárcel del Cabildo. En Santa Catalina, los alienados
trabajaban, ya fuera como sirvientes o como enfermeros, en caso de que estuvieran
en condiciones de hacerlo. Del mismo modo que en Francia, cuna de la psiquiatría,
el nacimiento del manicomio en Argentina aparece no como creación de la
medicina, sino como una forma de decisión política tendiente a solucionar un
problema social (mendigos y vagos). Para mediados del siglo XIX, ya se hallaban
instalados en Buenos Aires los así llamados patios o cuadros para alienados y
alienadas que conformarán los rudimentos de lo que serán más tarde los dos
grandes hospitales neuropsiquiátricos de la Ciudad de Buenos Aires.
Es interesante señalar que en el Censo de 1869, Meléndez y Coni (en Ingenieros
1957) separan en dos categorías diferentes a alienados de idiotas e imbéciles,
estimándose la cantidad de 4003 y 4123, respectivamente. Sin embargo, y tal como
señala Foucault, a pesar de las claras distinciones teóricas entre el retardo y la
enfermedad mental ya existentes en la primera mitad del siglo XIX, en la práctica
los efectos parecieran no haber tenido demasiado incidencia en la medida en que
ambos terminaron recluidos dentro de espacios psiquiátricos.
Recién hacia 1908, y a instancias del incansable Dr. Domingo Cabred, se crea el
llamado Asilo Colonia Regional Mixto de Retardados hoy Colonia Nacional Dr.
Manuel Montes de Oca, en la localidad de Torres. En su discurso en ocasión de
la colocación de la piedra fundamental del establecimiento, Cabred celebra el
emprendimiento como un recurso que permitirá proveer la hospitalización de
millares de enfermos indigentes.
Siguiendo esta línea de pensamiento, González Castañón, advierte que el caso
arquetípico del RM (retardo mental) en la mayoría de los países del mundo, es el de
una persona pobre, subalimentada, hipoestimulada. Esta aseveración coincide con
muchas de las opiniones de los especialistas que trabajan en la Colonia que
afirman que la mayoría de sus pacientes son resultado de deficiencias por
causas socio-culturales.
En relación a la otra disciplina de la norma, ya desde la redacción del Código
Civil por Vélez Sarsfield, se contempla la necesidad de poner en conocimiento
judicial la internación de los enfermos mentales debido a la posibilidad de lesión del
principio bioético de la autonomía, así como la alternativa de violación del derecho
cívico a la libertad individual. Esto hace imprescindible la regulación legal de dichas
internaciones.
En un reciente artículo sobre historia de la psiquiatría argentina, muestra cómo la
fuerza de la tradición asilar, encarnada en diferentes personajes de nuestra historia,
va menoscabando todo intento progresista de transformación de la actividad
psiquiátrica. Una mención especial merece Mauricio Goldenberg, el
desmanicomializador de Lanús, al decir de Vezzetti, en ocasión de su fallecimiento
en septiembre de 2006. Goldenberg pensaba en la necesidad de una reforma
global del sistema con la apertura de servicios de psicopatología en los hospitales
generales, bajo la consigna de que la internación en un hospital general provoca
menos traumas que en un hospicio.
De modo que la curación del nele se sitúa a medio camino entre nuestra técnica de
medicina orgánica y nuestras terapias psicológicas, como el psicoanálisis. Una
comparación permite establecer dos series paralelas de semejanzas y diferencias.
Por una parte, las semejanzas: Se trata en ambos casos, de traer a la conciencia
conflictos inconscientes. Se trata de una experiencia específica en la cual los
conflictos se ordenan en una forma secuencial. Tal experiencia en psicoanálisis se
llama abreacción. El nele y el psicoanalista tiene el mismo papel doble: Primero, el
de establecer contacto con la conciencia (y el inconsciente) del enfermo. El
psicoanalista lo hace como oyente, el nele, como orador, al recitar el encantamiento.
En segundo lugar, el nele, además de recitador, es también el protagonista del
relato y este papel es similar al del psicoanalista objeto de la transferencia. Por otra
parte, las diferencias: El neurótico acaba con un mito individual al oponerse a un
psicoanalista real; la parturienta cuna supera un desorden orgánico verdadero al
identificarse con un nele mitificado. Lo que se trata de curar en el primer caso es
algo psíquico y en el segundo algo orgánico. En este aspecto, la curación del nele
es el equivalente exacto de la curación psicoanalítica, pero invirtiendo todos los
términos. El psicoanalista, como ya hemos dicho, escucha y el nele habla. El
neurótico hace hablar en sí mismo al psicoanalista, el nele habla él mismo por su
paciente.
La comparación aclara algunos aspectos del chamanismo. Tal vez también permita
aclarar algunos puntos del psicoanálisis. Lévi-Strauss se centra en las nociones de
mito y de inconsciente.
De esta manera aparece el psicoanálisis (la búsqueda del tiempo perdido) como una
modalidad peculiar de un método más general y fundamental. Método para el que la
forma mítica cuenta más que el contenido del relato y más también que su origen
individual o colectivo. Por otra parte, cualquier mito no es sino una búsqueda del
tiempo perdido. Lo que el psicoanálisis muestra, como forma moderna del
chamanismo, es que en la civilización mecánica en que vivimos el único lugar para
el tiempo mítico es el hombre mismo.
- Martí Tusquets: Enfermedad mental y entorno urbano. 87-95, 102-127.
(resumen).
Indicador: miden el nivel de salud de una comunidad, a fin de obtener elementos
válidos de decisión que nos permitan evaluar los servicios de atención existente y/o
planificar nuevos servicios si ello fuera necesario. Un indicador es un criterio que
nos permite conocer el estado de una determinada cuestión objeto de nuestro
análisis; a través de ese conocimiento apreciamos en todo su rigor la realidad de
una situación que posteriormente someteremos a valoración con objeto a determinar
si es susceptible o no de una acción de control. Un indicador debe reunir una serie
de características: ser de fácil obtención; referirse a la población considerada (este
punto es esencial ya que los índices de trastornos psíquicos sólo serán correctos y
válidos cuando nos proporcionen información a nivel local); ser independientes de la
cualidad de los datos de base; reflejar en forma global el nivel de salud de la
comunidad analizada; ser reproducibles; ser sensibles y específicos.
Tipos: mortalidad, morbilidad, de personal especializado, de calidad en la asistencia
psiquiátrica.
Vulnerabilidad: es la posibilidad de padecer una enfermedad, pudiendo darse varios
grados. Es muy útil su estudio para prever la aparición y evolución de la
enfermedad. Podemos afirmar que todo dependerá del grado de vulnerabilidad,
pudiendo expresarlo: grado de vulnerabilidad V = grado de estrés S y C constante,
en la que una mayor intensidad de acontecimientos vital producirá un mayor grado
de vulnerabilidad.