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En la vida de todo líder siempre llega el momento difícil, a veces incómodo, de tener que dar feedback
negativo y llamar la atención a alguno de sus colaboradores.
En un post anterior os hablamos de La Magia del Feedback. En él, os explicamos qué es el feedback, cómo de
poderosa es esta herramienta de liderazgo y algunas pautas para llevar a cabo esta gestión sin morir en el
intento.
En esta ocasión nos vamos a centrar en la cara menos amable, pero igual de necesaria, de este ejercicio de
retroalimentación: cómo dar feedback negativo.
Sea cual sea el motivo, es necesario mantener una conversación para dar a conocer la la situación.
Hablamos de feedback negativo cuando nos referimos a una conversación que trata de evitar que se sigan
repitiendo errores, pone soluciones a los problemas y busca áreas de mejora.
Un mal feedback es una retroalimentación mal llevada por parte del líder, la cual no solo no soluciona la
situación si no que puede empeorarla e impacta negativamente en la salud psíquica y emocional del
empleado.
Si se hace bien, se cumplirán los objetivos acordados, los errores se corrigen y no habrá sentimientos de
frustración o baja autoestima por parte de los miembros del equipo.
Otra ventaja es que reduce las probabilidades volver a tener que mantener conversaciones incómodas ?
Seguir estos consejos ayudará a transmitir el mensaje de forma adecuada sin impactar negativamente en la
psique de los colaboradores.
Escoger el lugar adecuado es importante para que ambas personas se sientan cómodas y puedan hablar sin
restricciones ni miradas ajenas que las hagan sentirse juzgadas.
Porque ese es el fin último del feedback negativo: hacer que la persona que nos escucha mejore su
productividad, y no plantarle delante una lista de todo lo que hace mal.
3. Exprésate en positivo.
Otra buena práctica es expresarse en términos positivos. No es lo mismo decir «Podrías mejorar el informe si
hicieras…» que «Este informe es un desastre». Aunque ambas frases signifiquen lo mismo, el objetivo de
cada una es distinto: mientras que la primera ofrece oportunidades de mejora y no castiga la autoconfianza, la
segunda hace todo lo contrario.
«Esto podría podría funcionar mejor así», «Podríamos probar ciertos cambios y ver si mejora…» son buenas
maneras de transmitir un mensaje negativo.
4. Escucha y sé empático/a.
Escucha a tu interlocutor y ponte en su lugar. Dejar espacio para el diálogo permitirá entender su punto de
vista y nos ayudará a encontrar la solución que más se adapte a sus necesidades y que beneficie a ambos.
Lo que pretendemos es indicar el foco del problema claramente, pero con tacto, para que se entienda y
pueda corregirse.
Y sobre todo, limítate a hablar sobre el trabajo y cómo mejorarlo, nunca sobre la persona que lo realiza.
6. Aporta soluciones.
Dar feedback negativo no sirve de nada si la situación que lo origina persiste. Ofrece soluciones claras,
concretas y asequibles; o deja que tu colaborador proponga mejoras.
En cualquier caso, las soluciones tienen que satisfacer a todas las partes.
7. Acaba en positivo.
Antes de cerrar la conversación, asegúrate de motivar a tu empleado y hacerle saber que confías en sus
habilidades y capacidad de mejora.
##Conclusiones.
Dar feedback negativo no implica que tengas que ser «el malo de la película». Más bien todo lo
contrario, indica que como líder confías en las habilidades y capacidades de mejora de tu equipo para
que puedan dar lo mejor de sí mismos.
Como resultado, la comunicación se ve reforzada, la calidad del trabajo mejora y tanto el equipo como la
organización se ven beneficiados.
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