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Regreso A Clases Seguro, Respetuoso y Sin Trauma
Regreso A Clases Seguro, Respetuoso y Sin Trauma
Esta guía está dirigida a maestros, cuidadores y padres de familia, así como a
todos los responsables del bienestar de la comunidad escolar, para brindar
herramientas prácticas e información clara sobre qué actitudes procurar
y cuáles evitar, con el fin de cuidar la salud mental, física y emocional de
nuestros niños y adolescentes.
Es una realidad que es más fácil prevenir el trauma que resolverlo, porque
aunque esto último sea posible, hemos de hacer nuestro mejor esfuerzo por
informarnos y evitar que suceda. Lamentablemente, veo que las medidas
que se están tomando y la forma en la que se buscan implementar tienen
las condiciones necesarias para afectar la salud mental de nuestros niños
y adolescentes, y es por eso que desde Crianza Desansiedad compartimos
esta guía y el soporte profesional en caso de que lo requieras.
Espero que con esta información puedas tomar decisiones más acertadas
y juntos cuidemos la salud de la sociedad de una forma real e integral.
El punto clave para que algo sea percibido como traumático es que
hay una pérdida de control sobre uno mismo o la situación, una falta de
herramientas para lidiar con ello y una insuficiente conexión social o grupo
de apoyo, lo cual genera que te sientas en algún tipo de peligro, ya sea
real o percibido. Es por eso que para algunos niños asistir a la escuela por
primera vez, alejarse de sus padres, perder a un ser querido, el nacimiento
de un hermano o no ver a sus amigos, puede ser realmente traumático.
Reconozcamos que los retos que tienen frente a ellos son altos; pues de
por sí crecer, lograr la pertenencia a un grupo, darle gusto a los papás,
aprender y tener un buen rendimiento era difícil e implicaba mucho
esfuerzo y desgaste, ahora tenemos que agregarle que estén al pendiente
de todas estas medidas para evitar un contagio, por lo que pueden verse
rebasados por la situación y optar por este mecanismo de defensa de
evitación, desconexión y congelamiento.
El riesgo que veo con pedirles a los niños que usen constantemente
cubrebocas e incluso caretas, es que esta situación se vea alterada y no
sepan diferenciar cuándo relajarse y cuándo no, o si están rodeados de
personas con quienes se pueden sentir seguras o no. Por eso, una de mis
sugerencias tendrá que ver con tener momentos donde poder mirarnos las
caras, aunque no hablemos, pero reconocernos y sonreírnos mutuamente,
lo cual será esencial para evitar el trauma. Así como el darle prioridad a
medidas de protección transparentes, sobre todo de parte de las maestras,
a la par de darle tono al nervio vago y crear vínculo.
Y hoy les estamos pidiendo que regresen a ese lugar del cual los retiramos
porque era peligroso, sabiendo que la realidad es que el coronavirus no
se ha terminado. Les estamos pidiendo que salgan del lugar seguro al
cual ya se habían adaptado, donde seguramente tenían mucha libertad
de movimiento, mucho tiempo en pantalla y la comodidad de estar
con sus familias, para irse a un espacio donde sus movimientos serán
supervisados, sus rostros casi del todo tapados, con personas que no
alcanzan a reconocer y lejos de su lugar seguro.
Si de por sí el primer día de clases y salir de casa ya era difícil para los
niños antes de esta situación, sobre todo para los más pequeños, bajo las
Por eso mismo hemos de evitar que sucedan, ya que tienen el potencial
de ser traumáticas. En realidad, muchas de ellas representan un tipo de
abuso psicológico infantil. En general, lo que ayudaría para saber si algo
puede ser traumático o no, es que imagines que tú estás en la misma
situación y reconozcas cómo te haría sentir.
Pues aunque algo sea “por su bien”, no deja de ser traumático y, por lo
tanto, un abuso, si va en contra de sus necesidades físicas, psicológicas
y emocionales, y necesitamos estar conscientes de que aunque
estemos cuidando de su salud física, no necesariamente significa que
Algunos escenarios que hemos de evitar que sucedan por su alto riesgo de
ser traumatizantes son los siguientes:
En la escuela:
El prohibirles levantarse de su lugar y caminar libremente por el salón,
por un periodo prolongado de tiempo y de forma repetitiva, siendo
regañado en caso de hacerlo.
En casa:
Que sea exigido y esperado a que tenga un excelente rendimiento
académico, sin tomar en cuenta que las condiciones para aprender
no son las ideales.
Todas estas situaciones y otras más pueden ser traumáticas para un niño.
Y el punto clave que identifico es que al darles una responsabilidad que no
les corresponde, y ante la cual no son capaces de responder todo el tiempo
de la manera en la que esperamos que lo hagan, podemos incurrir en
regaños y represiones fuera de lugar, y así generar en ellos un sentimiento
de presión y culpabilidad importante, que evolucione en trastornos de
ansiedad y depresión.
El punto es que los maestros y los padres de familia somos quienes hemos
de encargarnos más de que los niños estén en un lugar seguro, en lugar
de conferirles a ellos toda la mirada y responsabilidad sobre sus acciones.
Hemos de aumentar la comunicación entre familias y escuela y encontrar
estrategias en las que nosotros tomemos más las riendas, para así quitarles
a los niños presión, expectativas y exigencias al respecto. Es pedirles lo
mínimo indispensable y, a partir de ahí, encargarnos nosotros.
Las acciones que recomiendo para lograr este punto son las siguientes:
• buena ventilación,
• buena iluminación,
• ordenado,
Es por esto que si vamos a pedirles que lleven a cabo acciones por primera
vez, que en teoría son buenas para ellos, debemos hacerlo bajo un ambiente
agradable y positivo para que sean bien recibidas.
Es difícil aprender cuando tienes el rostro cubierto y no puedes ver los labios
de tu maestra. Igualmente, el aprendizaje se ve alterado si la motivación o
interés del niño está en llevar a cabo las medidas de sana distancia y uso
del cubrebocas. Sobre todo porque estará en una etapa de adaptación a
una forma de ir a la escuela que no había tenido, y porque viene de un año
y medio de estar en un espacio de aprendizaje totalmente diferente.
La socialización libre de los niños con sus pares es otra de las necesidades
importantes para el desarrollo de sus habilidades cognitivas y de su
personalidad, así como una excelente manera de liberar el estrés. Sé que
como padres de familia y cuidadores estamos muy preocupados por la
transmisión, pero hay que estar muy conscientes de que pedirles que no
jueguen juntos o que no se acerquen es un tipo de abuso, ya que están
orientados hacia ello e incluso tienen la necesidad de hacerlo.
Una propuesta para minimizar el riesgo que las medidas implican y permitir
que tengan cubierta esta necesidad para el correcto desarrollo, es hacer
grupos pequeños de 3 niños, para que puedan estar en un espacio al aire
libre y ahí jugar algo que implique movimiento físico y una interacción con
sana distancia, pero teniendo la posibilidad de ver sus rostros, escuchar
sus voces y manejarse libremente, como por ejemplo, jugar fútbol o algo
similar. En muchas escuelas se ha optado por la estrategia de asistir en
Recuerda que el niño necesita sentirse seguro y a salvo a tu lado, por lo que
debe percibir que tú como adulto llevas las riendas de la situación para
que él lidie exclusivamente con los asuntos que son de su incumbencia.
Los adultos, sin darnos cuenta, mantenemos pláticas estresantes y les
compartimos las noticias, y ellos no tienen la capacidad para lidiar con
esta información, simplemente siguen percibiendo que están en un espacio
inseguro, cuando en realidad en ese momento están a salvo.
• Círculo de reconocimiento.
» Hacer un círculo en un espacio al aire libre, retirarse las
mascarillas, y en silencio mirarse entre todos a los ojos y sonreírse
mutuamente. Tomarse al menos 15 minutos para reconocerse y
mirarse.
• Estiramiento y autocontención.
» Recorrer el cuerpo con las propias manos, dando un masaje,
generando una presión que sea agradable, siendo consciente de
las sensaciones y de las diferentes partes del cuerpo, pensando
en cada una de estas partes al hacer el recorrido.
• El rincón de la relajación.
» Contar con un espacio al aire libre, con colchones, peluches o
materiales que pueda moldear, al cual pueda retirarse cuando
lo necesite y sea acompañado por un adulto que le ayude a
contactar con sus emociones, respirar y relajarse.
• Lecturas psicoeducativa.
» Contar con momentos especiales donde se lean libros de
educación psicológica y emocional, tanto en grupo como de
manera individual, en espacios alejados entre ellos, al aire libre
o dentro del salón, pero de tal forma que puedan relajar las
medidas mientras leen.
Mi propuesta es que cada vez que se les informe sobre la existencia del virus,
cómo funciona y por qué hay que tener las medidas para evitar el contagio,
se les provea también de tres datos informativos sobre lo maravilloso que
es su sistema inmunológico. Si solamente les comunicamos el peligro y no
les decimos las herramientas con las que cuentan a nivel individual para
contrarrestarlo, estamos traumatizándolos.
Así como se les explica muy bien con dibujos y gráficos sobre el virus,
también se les puede explicar sobre la existencia de las células T, los
glóbulos blancos, su microbiota, y también sobre el poder de estar felices,
de una buena alimentación, de tener buena actitud, de confiar en sus
cuerpos y de tratarlo bien para contrarrestar cualquier proceso viral. Se les
puede explicar que los virus nos han acompañado desde siempre como
humanidad y hemos aprendido a sobrevivirlos, contarles que millones de
Se les puede explicar que en ningún momento sería su culpa si ellos o algún
familiar enferman, y que cada vez más la medicina se va actualizando para
ayudarnos a tener tratamientos que nos ayudan a recuperarnos, pero que
también nuestro cuerpo puede hacer la diferencia si lo alimentamos bien,
si nos dormimos temprano y si estamos contentos.
Pero para esto es necesario salir del discurso “virus = enemigo” y dejar
de estar viendo tantas noticias en casa y de hablar negativamente sobre
el virus. Esto no significa que vamos a negar la realidad, significa que les
vamos a mostrar otro enfoque de ella, pues es cierto: hay millones de
personas que lo han sobrevivido, y hemos de poner la atención en qué es
lo que ha permitido que eso suceda y generarlo para ellos y para nosotros.
En este último año hemos dicho muchas veces que los niños son excelentes
para adaptarse a los cambios externos y las circunstancias adversas, y
por supuesto que lo son, pues no tienen otra opción. Estamos configurados
para sobrevivir, y para lograrlo nos adaptamos a las circunstancias. Pero
esta habilidad no necesariamente significa que no pase nada o que no
haya consecuencias.
Por supuesto que cada caso es único, pero lo importante es que no porque
son buenos para adaptarse vamos a pedirles que toleren situaciones que
en realidad les pueden generar un daño a corto y largo plazo.
Privarlos del oxígeno vital puede ser traumático, porque los niños requieren
inhalar el doble que los adultos, y al tener la necesidad de hacerlo y que
no se les permita pues se perciba como “peligroso” el hecho de quitarse
el cubrebocas, podemos generar un daño a nivel psicológico. Esto es, sin
pelos en la boca, un tipo de tortura.
Comprendo que lo que estamos viviendo implica mucho estrés para los
adultos, pero por eso mismo nosotros también hemos de tener espacios
para liberar ese estrés y resolver las cosas que nos preocupan, para que
podamos generar un ambiente más relajado y sin tanta exigencia para los
niños.
Por ejemplo, una maestra estresada por mantener su trabajo, por cumplir
con los lineamientos y protocolos para no ser regañada, o la directora
del plantel presionada por cumplirlos para que no le cierren la escuela,
ejerciendo presión sobre las mismas maestras, quienes a su vez tienen
miedo de ser contagiadas y perciben a los niños como fuentes de contagio,
pues por supuesto que se están generando las condiciones necesarias
para actuar indebidamente ante los niños.
Una vez que empecemos con las clases presenciales hay ciertos
indicadores que nos mandarán la señal de que la situación está siendo
demasiado estresante para alguno de los niños, y más allá de presionar,
exigir, regañar o ignorar, hay que prestar atención y brindarle el respeto y
el apoyo profesional que requiere.
Sin embargo, también es necesario conocer las señales aún más fuertes
de alarma:
• Actividades terapéuticas
Lleva a cabo actividades como reír, cantar, jugar, pasar tiempo en
el sol o la naturaleza, ten rutinas saludables del sueño y cuida el
nivel de estrés en la casa.
Seamos muy respetuosos con esta etapa de la vida que nuestros niños
están viviendo, y procuremos generar, de manera responsable, las mejores
condiciones posibles para ellos, con todo y las circunstancias que estamos
viviendo. Infórmate sobre el fortalecimiento del sistema inmunológico,
tuyo y de tu familia, genera círculos seguros de confianza donde puedan
desarrollarse sintiéndose a salvo y seguros, eso, es lo más importante para
cuidar su salud mental, en conjunto con un vínculo positivo contigo y las
personas que le rodean.
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