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Cada Institución tiene la responsabilidad de lograr mejores aprendizajes a partir del uso eficiente de
los recursos y la revisión constantes de sus prácticas. Para ello será necesario comprender cuales son
los factores que habilitan, en cada jardín, llevar adelante un buen trabajo que permita a todos los
alumnos aprender y estar cuidados.
Esta comprensión y las acciones que se realicen para implementarla democratizaran el acceso al
conocimiento, ampliaran los horizontes de los alumnos y promoverán trayectorias educativas
exitosas
A partir de una :
de infantes tiene su propia visión, su propio horizonte deseado, su propia idea de jardín ideal,
soñado y contextualizado en ese tiempo y espacio.
Cada jardín de infantes tiene su propio DON, que implica un espacio de autonomía escolar
en la toma de decisiones pedagógicas, que enmarca la tarea educativa de la institución, lo
que clarifica “Como se Hacen las Cosas en este Jardín”
Pensar los cambios desde las salas de jardín, los miembros de la institución permite entender
mejor lo que hacemos y para que lo hacemos y sumergirnos en un trabajo de responsabilidad
compartida con todos los miembros de la institución.
La Organización en el Nivel Inicial.
Tres componentes a tener en cuenta, de un modelo organizacional escolar por considerarlos
centrales en el momento de analizar una propuesta educativa: El tiempo, el espacio y los
agrupamientos, serán los componentes irrenunciables para mejorar las propuestas educativas
Acerca del Tiempo
Es uno de los elementos que constituyen las instituciones escolares, y en muchas ocasiones
resulta determinante a la hora de diseñar la forma en que estas funcionan, la propuesta
pedagógica debe responder a las situaciones particulares que se presenten.
Las actividades tienen que ser planificadas pensando en la calidad de la propuesta didáctica
que brinda el docente, que incluya una reflexión acerca del tiempo que se necesita para que
cada una de ellas sea disfrutada por todos y cada uno de los niños. Esto implica un trabajo
consciente en torno a la distribución del tiempo entre las tareas de rutina y las tareas de
enseñanza genuina
El tiempo, es uno de los mediadores clave de la situación de enseñanza. Poniendo la mirada
en cada niño en particular, el docente puede conocer, valorar y respetar el tiempo personal de
todos sus alumnos y alumnas.
Acerca del Espacio
Si se entiende el espacio como un lugar donde se desarrollan vínculos, tareas y actividades, y
se considera que es necesario ocuparlo, para el cumplimiento de las acciones previstas, se
logrará un espacio óptimo. Las limitaciones del espacio no deberían ser inmovilizantes. Las
decisiones que estén al alcance de la escuela juegan un papel importante en el momento de
aprovechar el espacio con el objetivo de generar buenas propuestas de enseñanza.
El espacio de aprendizaje y juego no debería estar constituido sólo por la sala, y dentro de la
sala, la mesa, y sobre la mesa, una hoja, sino que se tendría que pretender descubrir, a partir
de las preferencias de los niños y de la propuesta del docente, la habilitación de otros
espacios dentro y fuera de la sala.
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Como punto de partida en este análisis y para poder pensar trayectorias educativas continuas,
es imprescindible concentrarse en una tarea de gestión institucional de la educación que se
interrogue en relación a las decisiones pedagógicas y didácticas que supone:
La articulación entre el primer ciclo y el segundo ciclo como Gestión Institucional.
En este sentido, es interesante recorrer los acuerdos didácticos que hacen de encuadre
institucional para definir la articulación entre los dos ciclos, expresando la continuidad pero a
la vez, resguardando la especificidad de cada uno de ellos.
Es frecuente observar que en las propuestas en las que conviven los dos ciclos en la misma
institución, por ejemplo:
Salas de dos en Jardines de Infantes, salas multiciclos, o multiedad, salas maternales anexas a
Jardines de Infantes, la especificidad del primer ciclo tiende a borrarse asumiendo
características y formas didácticas del segundo ciclo del Nivel Inicial. Por ejemplo:
Conformaciones de ambientes de salas para niños de dos años idénticas a las del
segundo ciclo del nivel, es decir, con ambientes ocupados centralmente por mesas y
sillas.
Participación en actos, conmemoraciones, actividades cotidianas y didácticas, horarios
de patio regulados y sin flexibilidad, que si bien se sostendrían en la posibilidad de
integración en la institución, no expresan decisiones que generen aprendizajes
significativos para los niños del primer ciclo del Nivel Inicial.
Prácticas didácticas definidas desde el Diseño Curricular para el segundo ciclo del Nivel,
invisibilizados las especificidades del primer ciclo.
En este sentido, es dable considerar que, no se trata de “dividir” al grupo en las salas
multiciclos o multiedad, según las actividades para un primer ciclo o un segundo ciclo, pero
sí de ofrecer una diversidad de escenarios y propuestas que los niños puedan transitar,
pensados desde los diseños curriculares de los dos ciclos, en tanto ambos prescriben qué y
cómo enseñar en cada ciclo.
La articulación siempre supone un enlace entre los dos niveles. Para generar una instancia
superadora, se propone focalizar la mirada en el estudiante desde una perspectiva de derechos
e inclusión educativa y la articulación en términos de trayectorias educativas continuas,
avanzando en el desarrollo de las seis capacidades establecidas para todos los niveles.
El tránsito por el sistema educativo puede ser visto como una carrera de obstáculos en donde
se intenta superar ciertos niveles antes de pasar al otro.
O bien, puede ser analizado desde la lógica de una trayectoria educativa integrada, pensando
la experiencia de aprendizaje como superadora de la segmentación disciplinar -de frágil
articulación entre niveles- y jerarquizando continuidades a lo largo de la educación
obligatoria.
Valorar la continuidad como proceso educativo que se inicia cuando los niños ingresan al
sistema educativo formal y que se mantendrá hasta la finalización del nivel Secundario,
pretende evitar la ruptura con las culturas e identidades de cada nivel, respetando las
singularidades de cada alumno, sus familias y sus contextos.
Por lo tanto se hace necesario problematizar el pasaje del nivel Inicial al nivel Primario,
haciendo hincapié en las trayectorias.
Acompañar a nuestros niños en las mismas desde una política de cuidado, requiere el
compromiso de todos los docentes como representantes del Estado, concretando en cada
acción el derecho a la educación y a aprender con calidad.
Desde esta mirada se pretende habilitar nuevas prácticas para mejorar las propuestas de
articulación.
En este punto resulta necesario focalizar en los lineamientos jurisdiccionales desde el Marco
Curricular Referencial que enmarcan los Diseños Curriculares de ambos niveles educativos.
A partir de un enfoque integrador de la enseñanza que supera los límites de las áreas de
conocimiento tradicionales y relaciona el desarrollo de las capacidades y los saberes, se
propone potenciar “continuos de aprendizaje”, orientando desde este principio la toma de
decisiones pedagógicas y didácticas.
Estos aprendizajes -tal como lo expresa el concepto de “continuum”- sólo se consolidan si se
sostienen en el tiempo, comprometiendo al nivel subsiguiente a continuar promoviendo las
condiciones que los potencien, reconociendo los saberes y particularidades en las trayectorias
ya iniciadas y los niveles de avance en el desarrollo de las seis capacidades fundamentales.
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)
Se Reconocen como continuos que se inician en el Jardín de Infantes y se
continúan a lo largo del nivel Primario:
Aprender a jugar y jugar para aprender: Considera al juego como el lenguaje
privilegiado de los niños, como un modo de hacer y aprender que potencia el
desarrollo afectivo, cognitivo, estético, corporal y social.
Aprender a jugar, práctica cultural que se reconoce como objeto a enseñar, requiere de
mediadores y situaciones que favorezcan su desarrollo. Jugar para aprender, condición
de aprendizaje para la apropiación de saberes socialmente significativos.
Alfabetizarse para aprender: Alfabetizarse desde un sentido amplio, propone la
introducción a mundos simbólicos y materiales que condensan prácticas sociales y
culturales diversas a través de los distintos lenguajes. La construcción de ambientes
alfabetizadores institucionales y áulicos que promuevan la alfabetización cultural
(visual, musical, teatral, literaria, prácticas sociales del lenguaje, apreciaciones
estéticas) genera los contextos para las propuestas pedagógicas e inicia una forma de
enseñar y aprender sin interrupción, pensando precisamente en “trayectorias
educativas continuas”.
La alfabetización inicial desde un enfoque equilibrado integral, reconoce la dimensión
social del lenguaje verbal, oral y escrito, como así también las distintas dimensiones
lingüísticas: discursivas, pragmáticas, léxica, sintáctica, morfológica y fonológica1.
La enseñanza equilibrada propone el consenso de las dos tendencias tradicionales –
métodos sintéticos y globales- y reconoce la fuerza sinérgica de la suma de lo que
cada una aporta para la alfabetización.
Un enfoque equilibrado para ser exitoso deberá ser flexible. Se trata entonces de
equilibrar estrategias de lectura y escritura, ya que si bien ambos procesos se
relacionan, son diferentes; pensar aquellas en las que se trabaje con textos completos
y con unidades menores: la oración, frase, palabras, grafema/fonema, proponer un
equilibrio entre textos literarios y textos para el conocimiento del mundo, pensado
igualmente de la misma forma entre textos de riqueza literaria y otros textos simples
Abordar la articulación constituye un reto pedagógico que coordine, por un lado, los
proyectos educativos compartidos, conformando equipos de trabajo
interinstitucionales
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recursos para alcanzar los objetivos y evaluar el progreso hacia las metas propuestas,
asumiendo los errores como parte del proceso. Se vincula con la motivación personal,
la iniciativa y la apertura hacia lo diferente, entre otros.
Trabajo colaborativo. Es la capacidad de interactuar, relacionarse y trabajar con
otros de manera adecuada a las circunstancias y a los propósitos comunes que se
pretenden alcanzar. Implica reconocer y valorar al otro en tanto diferente, escuchar
sus ideas y compartir las propias con atención y respeto a las diferencias. Se vincula
con la resolución de problemas, la comunicación, el compromiso, la empatía y la
apertura hacia lo diferente, entre otros.
Comunicación y expresión. Es la capacidad de escuchar, comprender y expresar
conceptos, pensamientos, sentimientos, deseos, hechos y opiniones. Se trata de un
proceso activo, intencional y significativo que se desarrolla en un contexto de
interacción social. Supone, por un lado, la posibilidad de seleccionar, procesar y
analizar críticamente información obtenida de distintas fuentes –orales, no verbales
(gestuales, visuales) o escritas– y en variados soportes, poniendo en relación ideas y
conceptos nuevos con conocimientos previos para interpretar un contexto o situación
particular, con posibilidades de extraer conclusiones y transferirlas a otros ámbitos.
Por el otro, supone la capacidad de expresar las propias ideas o sentimientos y de
producir información referida a hechos o conceptos, de manera oral, no verbal y
escrita, a través de diferentes medios y soportes (digitales y analógicos tradicionales),
atendiendo al propósito y a la situación comunicativa. Se vincula con la apertura a lo
diferente, al trabajo con otros y al pensamiento crítico, entre otros.
Ciudadanía democrática. Es la capacidad de comprometerse como ciudadanos
nacionales y globales, analizar las implicancias de las propias acciones (valores), e
intervenir de manera responsable para contribuir al bienestar de uno mismo y de los
otros. Involucra al cuidado físico y emocional de sí mismo y al reconocimiento de las
necesidades y posibilidades para la construcción de una experiencia vital y saludable.
Con relación a los otros, refiere a la responsabilidad por el cuidado de las personas, de
la comunidad, del espacio público, del ambiente.
conforman las comunidades educativas para hacer de ella una experiencia positiva y
enriquecedora
Las escuelas del siglo XXI deben ser lugares donde cada niño pueda reconocerse y
pueda desarrollarse, donde cada uno encuentre su lugar y pueda desplegar sus
capacidades, es el ámbito donde se debe proponer un abanico de lenguajes.
Loris Malaguzzi explica que los niños tienen 100 lenguas, 100 manos, 100 maneras
de conocer, de jugar, de soñar… tienen 100 lenguajes, pero les roban 99.
La rigidización en la organización escolar muchas veces es el responsable que
desaparezcan otras formas posibles de aprender y comunicarse.
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Bibliografía
Aguerrondo Inés
Azzerboni Delia
Pitluk Laura
Ministerio de Educación.: Temas de E I Modelos Organizacionales.N° 4