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“ANTÍGONA” PRÓLOGO SÓFOCLES

El prólogo es la parte de la tragedia que abre la obra e introduce el conflicto y el tema. Es


el momento de la tragedia previo al ingreso del coro, que es el elemento fundamental en la
estructura de la misma, ya que todas las partes de la tragedia están vinculadas a la actividad
de este, desde su ingreso hasta su retiro en el éxodo.
Así el párodos es el primer canto del coro desde los corredores del teatro, resumiendo
los hechos ocurridos. El episodio es la parte donde transcurre la acción, momento de mayor
tensión, donde aparecen los actores dialogando, espacio intermedio entre dos cantos del
coro. Las estásimas son junto con el párodos las partes líricas de la tragedia, en ellas
interviene el coro comentando a través del canto lo visto sobre el escenario. Finalmente el
éxodo es el canto último del coro donde deja antes de su retiro el mensaje para los
espectadores, ya que la tragedia tenía un fin didáctico, el público a través del terror y la
piedad liberaba sus pasiones por medio de la catarsis.
El prólogo de “Antígona” está constituido por el diálogo de la protagonista Antígona y su
hermana Ismena. A lo largo de este diálogo se plantea el conflicto y se presenta el carácter
de la protagonista a través de una oposición con su hermana. También se perfila la figura de
Antígona como heroína trágica, ya que actúa animada por la pasión, tiene un origen
importante es hija de un rey y su tío es el nuevo gobernante. No se detiene en su decisión
de enterrar a su hermano a pesar de la prohibición, va hasta el final, aunque esto la lleve a
la muerte.
Como todo héroe trágico su destino esta marcado, la culminación personal lo lleva a la
peripecia (cambio de suerte) y caída, pero el héroe no se da cuenta dada su ceguera trágica,
hasta la anagnórisis que es el pasaje de la ignorancia a la verdad, que constituye junto a la
peripecia los componentes que llevan a la caída trágica del héroe. También posee una culpa
ancestral, heredada, es hija de Edipo, por lo tanto está maldita, es hija de la relación
incestuosa de Edipo y Yocasta, hija y hermana de su padre. Además comete un error de
exceso (hybris) al ser incapaz de aceptar y reflexionar sobre los argumentos de la
prohibición que esgrime su tío Creonte. Esto la convierte en una a-polis (fuera de la ciudad-
estado), es decir en un ser que es incapaz de convivir dentro de la unidad social que
constituía la polis, pues no acepta sus leyes. Esta es la visión del coro, que cuando el
centinela la trae detenida por haberla encontrado por tercera vez intentando cubrir el
cadáver al cual el rey prohibió la sepultura no la ve como una heroína, sino como insensata
y como obstinada frente a la desgracia como su padre Edipo. “Demuestra esa índole tenaz
que es hija de padre tenaz; no sabe rendirse a la desgracia”.
El prólogo se inicia con las palabras de Antígona dirigidas a su hermana tratando de
conseguir en aquella una aliada para llevar adelante lo que ha decidido hacer a pesar de la
prohibición de Creón, o sea dar sepultura a Polinices uno de sus dos hermanos muertos en
la guerra por la toma de la cuidad. Mientras que para Eteocles, el rey decide las honras
fúnebres porque actuó en defensa de la ciudad; para Polinices por formar parte de los
insurrectos, a editado la orden de que permanezca insepulto y que su cuerpo sea devorado
por aves y perros. Además, de la amenaza de muerte a quien intente darle sepultura.
El edicto del rey desencadena el conflicto de la obra, ya que las honras fúnebres eran un
deber para los griegos ordenados por los dioses, no cumplir este mandato era desobedecer
una ley divina o natural. Esta ley es la que determina la acción de Antígona y a pesar de la
prohibición y del castigo decide darle sepultura a su hermano. Por dicha resolución, se
convierte en trasgresora de la ley impuesta por el gobierno de la ciudad, generando de este
modo el conflicto central de la obra: el enfrentamiento de las leyes divinas y las leyes
humanas.
Las primeras palabras de Antígona muestran un tono afectuoso y de respeto hacia su
hermana Ismena, comienza con un vocativo, es decir un llamado que destaca el afecto y la
situación de desgracia de ambas. “¡Oh compañera cabecita de mi propia hermana
Ismena!” “Porque nada hay más doloroso, ni ominoso, ni torpe, ni deshonroso que no
haya visto yo en tus desgracias y en las mías”. Inmediatamente Antígona realiza una
sucesión de preguntas retóricas (preguntas que llevan en su formulación las respuestas),
relacionadas entre sí, con el fin o la intención de averiguar el comportamiento de Ismena
frente a su decisión de defender los derechos de Polinices dándole sepultura.
Las preguntas retóricas llevan directamente al tema central, el edicto de Creón: “¿No
sabes que de las maldiciones de Edipo no quedará ninguna a la cual Zeus no de
cumplimiento en vida nuestra?, ¿cuál es el nuevo pregón que dicen que ha publicado por
toda la ciudad el reciente jefe?, ¿Estás enterada de algo que hayas oído? ¿O ignoras los
males que los males que los enemigos han dispuesto contra los nuestros?”. También a
través de una de las preguntas se hace referencia por primera vez al destino desgraciado o
trágico de ambas por ser hijas de Edipo al haber heredado las culpas de este, culpa que hará
explícita Ismena en uno de sus parlamentos a lo largo del diálogo. Cuando Antígona dice
“los nuestros” se refiere a los familiares sanguíneos, quedando planteado desde el comienzo
su posición de estar más próximo a los muertos que a los vivos, además de destacar su
carácter desafiante a la autoridad de su tío.
La respuesta de Ismena no aporta nuevos datos sobre la situación, y muestra la debilidad
del carácter de esta que contrasta con el de Antígona. Asimismo de mostrar una perspectiva
de la situación que la protagonista es incapaz de ver o de tomar en cuenta, la necesidad de
cumplir también con las leyes de la ciudad, quizás por miedo o porque es necesario ello
para la convivencia. De este modo, de las intervenciones de Ismena se desprenderá también
el lugar que ocupa la mujer en la sociedad de la época, vemos que aparece supeditada a la
autoridad del hombre. “Pues preciso es pensar ante todo que somos mujeres, para ni
querer luchar contra los hombres; y luego, que estamos bajo la autoridad de los
superiores, para obedecer estas órdenes y otras más severas”.
En la siguiente intervención Antígona sintetiza el edicto de Creón, y plantea el conflicto
entorno a la justicia, ella cree en la justicia divina, pero cometerá exceso hybris al
desconocer la justicia humana, es incapaz de tejer ambas justicias para la convivencia en la
polis, ya que tiene una sola razón, una sola perspectiva. Esto la transforma en una heroína
trágica, actúa movida por la pasión que la enceguece. De igual modo, ocurre con el rey, que
también comete hybris porque desconoce la razón de Antígona con el fin de mantener el
orden y de castigar a quien intente enfrentarse al poder. De ahí que ambos no solo sean los
personajes que confrontan, sino que son visto como incapaces de conseguir la convivencia
dentro del marco de la polis, excediéndose, son incapaces de conseguir la sofrosyne (la
armonía, el equilibrio), por eso ambos son castigados, con la muerte Antígona, con la
desesperación y la locura Creón, una vez que provoca la muerte de su hijo y el suicidio de
su mujer.
A medida que transcurre el diálogo observamos un cambio en el tono en las palabras de
Antígonas, quien pasa de la amabilidad del comienzo a un distanciamiento emocional con
respecto a su hermana. Este cambio se deja ver también en la agilidad que va adquiriendo el
diálogo, ya que luego del largo parlamento donde Antígona sintetizó el edicto y la situación
de ambas hasta el presente, solamente encontramos otra extensa respuesta de Ismena donde
busca la reflexión de su hermana y que recapacite sobre la decisión que acaba de tomar.
Como vemos los parlamentos extensos hacen que el ritmo sea lento, por el contrario las
intervenciones breves dan agilidad.
Luego del resumen del edicto que acaba de hacer Antígona presiona a Ismena
colocándola en una situación difícil, además de mostrarse inflexible en su decisión: “Ya
sabes lo que hay, y pronto podrás demostrar si eres sangre noble o una cobarde que
desdice de la nobleza de sus padres”. Ismena tiene miedo conoce las consecuencias de
quien no cumpla con el edicto. Sin embargo, se destaca de este modo la antitesis entre las
hermanas, Antígona decidió defender el derecho del muerto a ser enterrado, porque piensa
que de este modo defiende la justicia, esto queda claro en la respuesta frente a la reiteración
por parte de su hermana de la prohibición, “Ningún derecho tiene a privarme de los míos”.
La respuesta de Ismena es un largo parlamento donde trata de hacer reflexionar a su
hermana. El tono de este discurso es moderado, Ismena intenta traer la sofrosyne, el
equilibrio que se opone a la hybris (exceso).De ahí que comience con un ruego al que en
forma inmediata agrega lo ocurrido con sus padres, para luego agregar los hechos recientes,
la muerte en el mismo día de sus dos hermanos. “¡Ay de mí! Reflexiona, hermana, que
nuestro padre murió aborrecido e infamado, después que, por las culpas que en sí mismo
había descubierto, se arrancó los ojos él mismo con su propia mano. También su madre y
mujer-nombres que se contradicen- con un lazo se quitó la vida. Y como tercera desgracia,
nuestros hermanos en un mismo día se degüellan, dándose muerte uno a otro con sus
propias manos”.
Y más adelante agrega cerrando su discurso donde queda claro que no desobedecerá el
edicto, y planteando la necesidad de obedecer las leyes de la ciudad: “Y ahora que sola
quedamos nosotras dos, considera de qué forma infame moriremos si con desprecio de la
ley desobedecemos la orden y la autoridad del tirano...Lo que es yo, rogando a los que
están bajo tierra que me tengan indulgencia, como que cedo contra mi voluntad,
obedeceré a los que están vivos”.
A partir de esta respuesta de Ismena, surge en Antígona la soberbia y dejando a Ismena
que según su perspectiva tomó partido por las leyes humanas decide llevar adelante la
acción ella sola. El conflicto queda planteado desde este momento, Antígona se transforma
en este instante en la heroína trágica y lo sabe y esta orgullosa de ello. “Ni te lo mandaré,
ni aunque luego lo quieras hacer, tendré el gusto en que me ayudes. Haz de ti lo que te
parezca. A él yo lo sepultaré; si hago esto, bello me será morir”.
A través de un oxímoron (fuerte oposición) sobre el final del prólogo se visualiza la
diferencia de caracteres de las hermanas y queda planteado el tema de la obra. Ismena le
dice a su hermana cuando aquella dice que quiere que se sepa que ella es quien incumplió
con el edicto “Ardiente corazón tienes en cosas que hielan de espanto”. La oposición entre
fuego y hielo deja ver que Antígona es apasionada y que no teme a las consecuencias, y un
nuevo contraste así lo demuestra. “Pero deja que yo, con mi mal consejo, sufra estos
horrores; porque nada sentiré tanto como un no bello morir”.Antígona considera que la
muerte es bella porque defiende la justicia.

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