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Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala A, 07/02/2012, “Sosa, Olga María c.

Iglesias, Raúl
Osvaldo y otros s/ordinario”.

Hechos:
Un socio de una Sociedad de Responsabilidad Limitada demandó a los otros pretendiendo la resolución
parcial de la sociedad en virtud del ejercicio del derecho de receso. Los socios demandados reconvinieron
solicitando que la resolución se lleve a cabo por aplicación del instituto de la exclusión de socio. El juez de
grado rechazó el reclamo y desestimó la reconvención. La Cámara revocó la decisión, haciendo lugar a la
resolución por exclusión.

Sumarios:
1 . Habiendo la accionante contribuido con su conducta a generar la situación de conflicto que motivó la pérdida
de affectio societatis, no corresponde sino entender que ha existido un supuesto de "justa causa" que autoriza a
decidir su exclusión como socia de la sociedad accionada, motivo por el cual no puede ejercer el derecho de
receso por exclusión incausada de hecho.
2 . La pérdida de affectio societatis motivada en la existencia de conflictos y disturbios generados entre los
socios, configura una "justa causa" suficiente para que la sociedad decida excluir a alguno de ellos.

Texto Completo:
2ª Instancia. — Buenos Aires, febrero 7 de 2012.
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada?
La doctora María Elsa Uzal dijo:
I.- Los hechos del caso
1.) La accionante O. M. S. promovió demanda contra R. O. I.; R. M. C. e "Ingeniería Ambiental y de
Factores Humanos (IAFH) S.R.L." solicitando: a.) el receso social por exclusión incausada de hecho de su parte
de la sociedad codemandada; b.) la determinación y el cobro de su participación social en dicha sociedad; c.) la
restitución de diversos efectos personales y bienes propios; d.) la nulidad de la asamblea de la sociedad
codemandada celebrada los días 06/05/2005 y 10/05/2005; y e.) los daños y perjuicios ocasionados; todo ello
con más los respectivos intereses y las costas.
Relató que en fecha 01/12/1998 constituyó, conjuntamente con los codemandados I. y C., la sociedad
denominada "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", siendo su participación social del
40% y la de los referidos codemandados del 50% y 10%, respectivamente.
Narró que el objeto social de la sociedad accionada era el de prestar servicios técnicos relacionados con la
profesión de los socios –ingenieros–, servicios que eran prestados en forma personal por cada uno de ellos,
aunque sin dedicación exclusiva, desempeñándose, además, todos como gerentes.
Explicó que el mobiliario básico con el cual comenzó a operar la mentada sociedad fue suministrado por
todos los socios, habiéndose adquirido luego, con fondos sociales, diversos bienes muebles los cuales enumeró.
Refirió que si bien cualquiera de los socios se encontraba calificado para prestar el servicio técnico
profesional a los clientes de la sociedad de marras, la mayoría de éstos eran atendidos, casi con exclusividad,
por su parte.
Aseveró que, mensualmente, los socios debían rendir cuentas de los gastos realizados para la prestación de
los servicios en cuestión, los cuales eran reintegrados por la sociedad, agregó que todos recibían una retribución
mensual fija que, en el año 2005, ascendía a la suma de pesos un mil setecientos ($ 1.700.-), más el importe de
pesos un mil ($ 1.000.-) que era repartido entre los tres (3) socios, de acuerdo a la participación social de cada
uno, indicando que anualmente se efectuaba la distribución definitiva de las utilidades –si las hubiere– luego
de la confección del pertinente balance e inventario.
Sostuvo que la relación entre los socios fue, en general, bastante buena hasta el año 2004, momento a partir
del cual dicha relación comenzó a deteriorarse como consecuencia del cambio de carácter que experimentó el
ingeniero I., quien se tornó muy agresivo presentando un malhumor constante, llegando al punto más álgido,
cuando éste intensificó el acoso sexual a su parte.
Afirmó que, al haberse tornado la convivencia entre los socios prácticamente insostenible, iniciaron
conversaciones para su desvinculación social, habiendo el ingeniero I. efectuado en forma manuscrita un
inventario de bienes y un balance –realizado según su criterio– efectuándole una insólita e insignificante
propuesta de pago.
Detalló las objeciones de su parte a las valuaciones efectuadas por I. en dicha propuesta y enumeró la
facturación de la sociedad, los créditos que ésta poseía y las licitaciones que le fueran adjudicadas, así como las
deudas que mantenía la sociedad.
Expresó que en fecha 12/05/2005 el ingeniero I., adjudicándose la representación de la sociedad le remitió
a su parte una carta documento en la que la citaba a una asamblea social, a los fines de resolver su situación
como socia gerente y administradora de "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.",
asamblea en la cual se resolvió diferir –debido a la incomparecencia del contador de la sociedad– el tratamiento
de dichas cuestiones para otra fecha, la cual debía ser fijada de común acuerdo.
Sostuvo que el día 16/06/2005, al llegar a la sede de la sociedad, constató que habían cambiado las
cerraduras de las puertas de acceso sin previo aviso, negándole el socio I., en dicha oportunidad, el ingreso a la
oficina, sin permitirle retirar sus objetos personales, no obstante lo cual, este último le exigió que le entregara
las cobranzas efectuadas lo cual su parte hizo.
Dijo que lo sorpresivo y agraviante de la situación le provocó una crisis nerviosa que derivó en un
desvanecimiento con pérdida de conocimiento que merituaron una atención médica de urgencia y el traslado en
ambulancia al Hospital Italiano, habiendo, posteriormente, perdido un embarazo a causa de dicha situación.
Adujo que, al retornar a su domicilio, encontró una carta documento fechada el día 15/06/2005 que había
sido remitida por sus socios I. y C., mediante la cual le comunicaban que la habían removido del cargo de
gerente, le prohibían el uso de la firma social y la conminaban a abtenerse de realizar actos de administración
y disposición, intimándola –asimismo– a restituir cheques entregados por clientes, prohibiéndole, además, el
ingreso a la sede de la empresa.
Detalló el intercambio epistolar habido entre las partes y expuso que en fecha 23/06/2005 efectuó una
denuncia policial por los hechos acaecidos el día 16/06/2005.
Refirió que el día 28/06/2005 se presentó en la sede de la sociedad demandada, acompañada de la escribana
pública M. R. L. quien constató que continuaban negándole el ingreso.
Arguyó, asimismo, que los codemandados comenzaron una campaña para desacreditar personal y
profesionalmente a su parte, entregándoles a todos los clientes una nota en la que informaban que la habían
excluido de la sociedad "en razón de los incumplimientos de sus obligaciones societarias y por su inhabilidad
psicológica", manifestándoles, además, en forma verbal que su parte les había robado y/o defraudado.
Expuso que, frente a ese accionar, su parte se vio obligada radicar una denuncia, en fecha 18/07/2005, ante
el Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires y a promover, posteriormente, las presentes
actuaciones.
Solicitó, en primer lugar, la nulidad de la asamblea societaria que habría sido celebrada el día 06/05/2005
y/o de cualquier otra que se hubiese celebrado sin respetar las normas legales, señalando que, en dicha asamblea,
se habían incumplido las formalidades prescritas por el artículo 159 de la Ley 19.551.
Peticionó, por otro lado, se dispusiese el receso social por exclusión de hecho de su parte y se condenase a
sus contrarios a efectuar una rendición de cuentas y a realizar un balance especial para la determinación de su
participación social en la sociedad demandada –en el que debía encontrarse incluido el "valor llave"–,
requiriendo el cobro del importe resultante de dicha participación.
Requirió, asimismo, una indemnización en concepto de "gastos en honorarios de psiquiatra y psicólogo",
refiriendo que, debido a los acontecimientos relatados, debió duplicar las consultas que venía realizando con
tales profesionales, lo cual representaba una suma adicional de pesos ciento veinticinco ($ 125.-) por mes.
Solicitó, además, el pago de los "medicamentos" que requería el tratamiento psiquiátrico referido,
sosteniendo que los mismos ascendían al mes de febrero de 2006 al importe de pesos quinientos ($ 500.-).
Reclamó, por otro lado, un monto indeterminado en concepto de "lucro cesante", el cual se encontraba
compuesto por las sumas de dinero que se había visto privada de percibir desde el día 01/07/2005, en virtud de
la exclusión de su parte como socia de la sociedad.
Peticionó, también, se condenase a sus contrarios al pago de la suma de pesos veinte mil ($ 20.000.-) por
"daño moral", señalando que debía ponderarse la conducta agresiva y maliciosa desplegada por los socios,
quienes la habían injuriado tanto personalmente, como en su aspecto profesional.
Requirió –asimismo– la "restitución de los bienes muebles" de su propiedad que se encontraban en la sede
de la sociedad demandada al momento en que los socios le impidieron el ingreso.
Solicitó, para finalizar, se condenase a la coaccionada "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos
(IAFH) S.R.L." y a la codemandada C. al pago de sumas de dinero adeudadas por cada una a su parte, las cuales
ascendían –según la liquidación practicada– a los importes de pesos ocho mil novecientos dos con 07/100 ($
8.902,07.-) y pesos quinientos noventa y nueve con 26/100 ($ 599,26.-), respectivamente.
2.) Efectuado el pertinente traslado del escrito de inicio, los demandados R. O. I., R. M. C. e "Ingeniería
Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) SRL" se presentaron y contestaron demanda en forma conjunta a fs.
359/68, solicitando el rechazo de la acción deducida con expresa imposición de costas.
Asimismo, dedujeron reconvención contra la accionante, solicitando "se convalide nuestra actuación, se la
excluya como socia y como gerente de la sociedad" –abonándosele la suma que corresponda– y se la condene
al pago de la suma de pesos veinte mil ($ 20.000.-) en concepto de "daños y perjuicios".
Por otro lado, la codemandada "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) SRL" interpuso
excepción de "falta de legitimación para obrar", indicando que la cuestión a decidir versaba sobre un problema
entre los socios al cual resultaba ajena su parte.
Efectuaron una pormenorizada negativa de los extremos invocados por su contraria, y desconocieron la
totalidad de la documentación por ésta acompañada, no obstante lo cual, reconocieron la vinculación existente
entre las partes, así como la participación accionaria indicada por la demandante para cada uno de los socios.
Explicaron que excluyeron a la aquí actora como socia y gerente de la sociedad en virtud de la existencia
de graves incumplimientos de sus obligaciones sociales, habiendo promovido una demanda contra ésta para
convalidar dicha actuación, caratulada "I. R. O. y otro c. Rosa O. M. s/ medida precautoria", solicitando la
acumulación de ambos procesos.
Refirieron que, durante el desarrollo de la relación societaria, el ingeniero I. actuaba como director técnico
de toda la información emitida por la sociedad, la ingeniera C. se desempeñaba como científica y calculista y
la aquí actora visitaba clientes, recaudaba información para la asistencia de las empresas y, en el orden interno,
actuaba como gerente financiero.
Afirmaron que esta última manejaba discrecionalmente las cobranzas y las cuentas bancarias, agregando
que los cheques dados en pago a la sociedad eran depositados en las cuentas particulares de la actora, las cuales
se encontraban abiertas en el "Banco Francés S.A." y en el "Banco Patagonia S.A.".
Aseveraron que la accionante, además, efectuaba imputaciones de pago falsas y que cuando se le requerían
explicaciones sobre alguno de esos pagos, ésta sostenía que se trataban de honorarios personales abonados por
trabajos especiales realizados por ella, fuera de la competencia de la sociedad.
Explicaron que a partir del mes de noviembre del año 2004 se propuso modificar el aspecto financiero de
la sociedad para adaptarla a controles contables, lo que determinó un cambio brusco en la personalidad de la
actora, comenzando una diatriba permanente contra el ingeniero I., profiriendo cualquier tipo de agravios y
amenazas, aún en presencia de terceros.
Manifestaron que, en muchas ocasiones, la demandante se mostraba en un estado de total desequilibrio,
presentando desvaríos de toda índole.
Sostuvieron que la accionante había desviado sumas de dinero percibidas en concepto de honorarios en su
propio beneficio y había incumplido con diversas obligaciones sociales, lo cual puso en evidencia su falta de
affectio societatis, agregando que, al ser removida como socia gerente, había continuado efectuando cobranzas
en nombre de la sociedad reteniendo los montos percibidos.
Destacaron que en fecha 04/05/2005 la propia accionante solicitó su desvinculación del ente societario,
razón por la cual, requirió se realizase una reunión con la presencia del contador de la empresa Dr. Loyola, la
cual finalmente no pudo llevarse a cabo.
Relataron que el día 13/05/2005 se efectuó un recuento de las cobranzas del mes de marzo, abril y mayo de
ese año, obteniéndose como resultado que la accionante no había rendido la suma de pesos veinticuatro mil
quinientos noventa y dos ($ 24.592.-), habiendo retenido cheques dados en pago a la sociedad, motivo por el
que se le requirieron explicaciones y esta última, para encubrir su mala actuación, no solo no brindó las
explicaciones pertinentes, sino que acusó en forma infundada al ingeniero I. por supuestos acosos sexuales.
Narraron que en fecha 15/06/2005 le remitieron una misiva a la aquí actora donde se le comunicó que se la
había separado de su cargo y se le solicitó la restitución de varios cheques retenidos, que ascendían al importe
de pesos doce mil cuatrocientos doce con 35/100 ($ 12.412,35.-), indicando, además, que por dicha inconducta
se había decidido prohibirle la entrada a la sede de la empresa.
Adujeron –asimismo– que a partir de la exclusión de S., trece (13) empresas decidieron prescindir de los
servicios profesionales prestados por la sociedad, siendo contratada, posteriormente, la aquí actora, lo cual
constituía otra inconducta de esta última.
En síntesis, solicitaron, por un lado, el rechazo de la totalidad de las pretensiones de la accionante y, por el
otro, se hiciese lugar a la reconvención deducida, convalidando la exclusión como socia gerente de S.,
disponiendo la exclusión de ésta como socia –abonándosele la parte que le corresponda– y condenándola al
pago de la suma de pesos veinte mil ($ 20.000.-) en concepto de "daños y perjuicios".
3.) Mediante las presentaciones de fs. 373/4 y de fs. 378, la accionante contestó la excepción opuesta, el
pedido de acumulación y la reconvención deducida, solicitando el rechazo de todos los planteos, con expresa
imposición de costas.
4.) A través de la resolución obrante a fs. 404/6 la juez a quo dispuso la acumulación del presente proceso
con las actuaciones "I. R. O. y otro c. S. O. M. s/ medida precautoria" –expte. N° 48.434– y mediante la
providencia de fs. 417 se difirió para el momento de dictar sentencia definitiva la excepción de "falta de
legitimación pasiva" opuesta por la codemandada "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH)
S.R.L.".
5.) Por su parte, las actuaciones "I. R. O. y otro c. Rosa O. M. s/ medida precautoria" –expte. 048434–
fueron promovidas únicamente por R. O. I. y R. M. C. con el objeto de que se convalide su actuación y se
excluya a O. M. S. como socia y como gerente de la sociedad "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos
(IAFH) S.R.L.".
Los fundamentos de la pretensión allí deducida, resultan idénticos a los expuestos por los aquí demandados
al contestar demanda y deducir reconvención, asimismo, la contestación de demanda de S. se funda en las
mismas consideraciones expuestas en estos autos para fundar su demanda y solicitar el rechazo de la
reconvención.
II.- La sentencia recurrida.
El fallo de primera instancia –dictado a fs. 1514/29– resolvió ambos expedientes acumulados, decidiéndose
en estos actuados a.) desestimar la defensa de "falta de legitimación pasiva" opuesta por la sociedad
codemandada; b.) rechazar la solicitud de nulidad de la asamblea celebrada los días 06/05/2005 y 10/05/2005;
c.) rechazar la demanda de receso por exclusión incausada de hecho deducida por O. M. S.; d.) admitir el
reclamo pecuniario de la actora condenando a la sociedad demandada a abonar a la primera la suma de pesos
trescientos noventa y siete mil doscientos treinta y cuatro ($ 397.234), con más los respectivos intereses y a la
coaccionada C. al pago de la suma de pesos quinientos noventa y nueva con 26/100 ($ 599,26.-), también con
más los respectivos intereses; y e.) rechazar la reconvención por "daños y perjuicios" deducida por los
accionados.
Asimismo, respecto del expediente N° 048.434 se admitió el reclamo incoado por R. O. I. y R. M. C.,
disponiéndose la exclusión de la socia O. M. S., imponiendo las costas de ambos procesos en el orden de su
origen.
En punto a la excepción de "falta de legitimación pasiva" opuesta por la sociedad demandada, la juez de
grado consideró que resultaba correcto dirigir la demanda contra este última, toda vez que fue la sociedad quien
decidió la remoción de la actora del cargo de gerente y la excluyó de hecho como socia, razón por la cual,
rechazó dicha defensa.
En torno a la nulidad de la reunión celebrada los días 06/05/2005 y 10/05/2005, que decidió la remoción de
la actora del cargo de gerente, entendió que, no obstante no haberse acreditado el cumplimiento del
procedimiento fijado para la celebración de asambleas, lo cierto es que la decisión fue tomada por los restantes
socios con participación social suficiente para hacerlo y dicha decisión fue comunicada a la actora mediante la
remisión de una carta documento, circunstancia que permitía soslayar la falta de las formalidades aludidas.
Agregó, que la accionante no había cuestionado en su escrito de demanda la remoción del cargo de gerente,
motivo por el cual, de accederse a la nulidad pretendida se estaría admitiendo la nulidad por la nulidad misma.
Por otro lado, en torno a la exclusión de hecho de la actora como socia del ente, la magistrada de grado
consideró que el aspecto a dilucidar consistía en determinar si tal exclusión reconocía una "justa causa", o no,
habiendo concluido que se había demostrado en el sub lite la existencia de un supuesto de "justa causa", ya que
las probanzas del litigio acreditaban la pérdida de affectio societatis entre S. y sus consocios C. e I.,
circunstancia que resultaba imputable a la aquí actora, toda vez que ésta no había demostrado el presupuesto
que había generado tal situación conflictiva (supuesto "acoso sexual").
En relación a los reclamos pecuniarios de la accionante juzgó, sobre la base del dictamen del perito contador
designado en autos, que el valor de la participación de la actora en la sociedad era de pesos sesenta y ocho mil
doscientos cuarenta y ocho ($ 68.248.-) –40% del patrimonio neto de la sociedad–, importe al que correspondía
adicionar la suma de pesos ocho mil novecientos dos con 07/100 ($ 8.902,07.-), por el saldo adeudado a S. por
la sociedad y el "valor llave" de la misma, el cual justipreció en el monto de pesos trescientos quince mil ochenta
y cuatro ($ 315.084.-), es decir, que por la exclusión como socia, correspondía el pago de la suma de pesos
trescientos noventa y dos mil doscientos treinta y cuatro con 07/100 ($ 392.234,07.-).
En punto a los reclamos por "daño emergente" –gastos de honorarios de profesionales y medicamentos– y
"lucro cesante" –suma que se vio privada de percibir por el retiro social– estimó, respecto del primero, que no
habían sido acreditados los gastos pretendidos y en torno al "lucro cesante", que no correspondía su
otorgamiento toda vez que al momento de la exclusión –30/06/2005– debía considerarse cristalizado su crédito
contra la sociedad.
Con respecto al "daño moral", admitió el reclamo, aunque únicamente por la suma de pesos cinco mil ($
5.000.-), sosteniendo que la infundada denuncia penal incoada por los demandados, era susceptible de generarle
un agravio de índole moral que merecía ser indemnizado.
Por otro lado, rechazó la pretensión de "restitución de bienes muebles" indicando que conforme las
constancias obrantes en la causa N° 047477, la accionante había retirado de la sociedad la mayoría de los bienes
reclamados, no habiéndose producido prueba alguna tendiente a acreditar la propiedad de los restantes.
Por último, en relación a la solicitud de cobro del saldo adeudado por la codemandada C., estimó que al no
haber mediado desconocimiento de la citada respecto de importe que se le reclamaba, correspondía hacer lugar
al reclamo, condenándola al pago de la suma de pesos quinientos noventa y nueve con 26/100 ($ 599,26.-).
III.- Los agravios.
Contra dicho pronunciamiento se alzó, en primer lugar, la accionante quien dedujo la apelación obrante a
fs. 1543, la que fue fundada con la expresión de agravios glosada a fs. 1677, presentación que fuera contestada
por todos los demandados a fs. 1708/11.
De su lado, los coaccionados C. e I. dedujeron el recurso de apelación de fs. 1548, el cual fue fundado a
través del memorial que luce agregado a fs. 1694/702, presentación que fuera contestada por la actora a través
del escrito glosado a fs. 1713/5.
a.) El recurso deducido por la accionante.
i.) Dicha recurrente cuestionó, en primer lugar, que se hubiese rechazado la demanda en punto a la solicitud
de receso por exclusión social incausada practicada por los demandados.
Explicó que las partes resultaban coincidentes en sostener que la exclusión social fue de hecho, no obstante
lo cual, no habían sido acreditadas las causas esgrimidas por los demandados para decidir dicha exclusión.
Alegó que los aquí accionados argumentaron que la exclusión fue fundada en "graves incumplimientos a
las obligaciones societarias", atribuyendo que su parte realizaba trabajos propios del objeto social en forma
particular, que retenía para su provecho personal cheques de la sociedad, que tomaba para si dinero de la
empresa, sin haber probado, en forma alguna, ninguna de estas alegaciones.
Afirmó, además, que la juez a quo entendió que los conflictos entre los socios habían generado la pérdida
de affectio societatis, endilgándole la culpa del conflicto a su parte sin prueba alguna.
ii.) Criticó, en siguiente término, que se hubiese condenado únicamente a la codemandada "Ingeniería
Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", omitiendo condenar en forma solidaria a los coaccionados
I. y C.
Arguyó, en esa dirección, que la juez de grado no había considerado que la exclusión social no había sido
producto de una decisión social, sino personal de los socios, destacando que al deducir demanda contra su parte
–solicitando la exclusión social– éstos lo hicieron por derecho propio, excluyendo expresamente a la sociedad.
Manifestó que, además de haberse presentado por derecho propio en el expediente 048434, al contestar
demanda en estas actuaciones los codemandados refirieron expresamente que la cuestión litigiosa era "un
problema de socios del que está ajena la sociedad".
iii.) Se agravió, asimismo, con respecto a que la magistrada de grado, en la sentencia, no se hubiese
pronunciado en forma expresa sobre el rechazo de la excepción de "falta de legitimación pasiva" opuesta por la
sociedad codemandada, pese al tratamiento dispensado al tema y que, tampoco se hubiese pronunciado sobre
las costas de dicha defensa, que debían estar a cargo de los demandados.
iv.) Por otro lado, controvirtió la desestimación del reclamo por "daño emergente", consistente en "gastos
de medicamentos y de tratamiento psicológico".
Sostuvo, en esa línea, que si bien no se habían acreditado efectivamente los gastos efectuados, las probanzas
del litigio demostraban que su parte, debido a los hechos aquí debatidos, necesariamente debió incrementar la
ingestión de antidepresivos y ansiolíticos, así como las sesiones de terapia.
v.) Cuestionó, de la misma forma, la desestimación del rubro "lucro cesante", alegando que la Ley de
Sociedades dispone expresamente que el socio excluido debía participar en las operaciones pendientes.
Explicó que existía una operación pendiente de cobro respecto de la firma "P y S S.A. Proyecciones y
Servicios Construcciones S.A." y que también debían ser incluidos los beneficios obtenidos de las licitaciones
adjudicadas por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ascendiendo el importe correspondiente a su parte
a la suma de pesos ciento tres mil ciento veintidós con 86/100 ($ 103.122,86.-).
vi.) También se agravió, respecto del monto concedido en concepto de "daño moral" sosteniendo que la
suma de pesos cinco mil ($ 5.000.-) fijada por la a quo, resultaba exigua para el perjuicio moral padecido.
Expresó, en esa dirección, que debió considerarse para la fijación del importe indemnizatorio las falsas e
injuriosas imputaciones formuladas por los demandados ante los empleados, los proveedores, los clientes y los
colegas, así como que la exclusión fue agraviante, violenta, e imprevista y que ésta derivó en múltiples
problemas psicológicos y físicos para su parte.
vii.) Criticó, por otro lado, que se hubiese acogido la demanda deducida por I. y C. en el expediente N°
048434, disponiéndose la exclusión de su parte, cuando dicho punto no resultaba materia de litigio, toda vez
que únicamente debía determinarse si la exclusión de hecho fue causada o incausada.
viii.) Por último, controvirtió la imposición de costas "en el orden de su origen", sosteniendo que debía
aplicarse el principio general del vencimiento, debiendo imponerse en su totalidad a la parte demandada.
b.) El recurso deducido por los codemandados C. e I.
i.) Cuestionaron, en primer lugar, la procedencia del "valor llave" para el cálculo de la participación social
de la socia excluida, sosteniendo que no correspondía la aplicación de tal valor, en tanto la actividad de la
sociedad se encontraba estrechamente ligada al desempeño personal de cada uno de los socios.
Explicaron que el desarrollo y funcionamiento de la actividad de la sociedad demandada, dependía casi
exclusivamente de la actividad profesional del socio I. y, subsidiariamente, de la socia C. –toda vez que el
primero cumplía el 90 % de las labores técnicas– razón por la cual, no podía sostenerse que el ente poseyese un
"valor llave" ya que su actividad se encontraba unida a un factor aleatorio, que era que I. –o en su defecto C.–
prestase sus servicios para ella.
Agregó que la capacidad de ganancia futura de la sociedad no dependía de la suma aritmética de facturación
como de un modo mecánico establecía la sentencia cuestionada, debido a que dicha capacidad se hallaba
estrechamente ligada a la actividad, vida o posibilidades reales de trabajo de los socios.
ii.) Criticaron –asimismo– que para la determinación del "valor llave" la a quo hubiese receptado las
conclusiones del perito contador, cuando el dictamen debía ser desechado por haber violado el art. 43 del Código
de Comercio.
Adujeron, en ese sentido, que el experto había manifestado no contar con información fehaciente para
efectuar los cálculos y esa falta de información y documentación, únicamente, era atribuible a la accionante ya
que era quien tenía a su cargo el control y la elaboración de la documentación social.
iii.) Para finalizar, controvirtieron la condena en concepto de "daño moral" sosteniendo que resultaba
improcedente reconocer tal perjuicio por el solo hecho de haber sido objeto de una denuncia penal en el ejercicio
de su administración.
IV.- La solución propuesta.
Aclaraciones preliminares y thema decidendum.
Previo a ingresar en el tratamiento de todas las cuestiones sometidas a consideración, se estima conducente
efectuar ciertas aclaraciones preliminares en punto al recurso de apelación deducido por los codemandados C.
e I. y en torno al tratamiento por la juez a quo de la excepción de "falta de legitimación pasiva".
En esa dirección, cabe destacar que no obstante que la codemandada "Ingeniería Ambiental y de Factores
Humanos (IAFH) S.R.L." se encontraba incluida en el memorial obrante a fs. 1694/702 presentado por los
citados coaccionados, lo cierto es que dicha sociedad no apeló, en la oportunidad procesal pertinente, la
sentencia de grado –no obstante encontrarse debidamente notificada, véase fs. 1539–, razón por la cual, respecto
de dicha parte la condena se encuentra firme y consentida.
En efecto, nótese que en el escrito de apelación obrante a fs. 1548, los únicos que interpusieron recurso
fueron los codemandados C. e I., expresando claramente que lo hacían por derecho propio y no por la sociedad.
Sentado ello, cabe señalar que toda vez que el contenido de los reproches de los coaccionados controvierte
únicamente aspectos de la condena dispuesta contra "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH)
S.R.L.", no puede sino entenderse que dichos recurrentes carecen de agravios propios contra el decisorio que
permitan considerar procedente dicho recurso, motivo por el cual, en principio, no corresponde abordar el
tratamiento de tales quejas.
No obstante lo expuesto, toda vez que la accionante solicitó en su memorial la extensión de la condena a
los citados codemandados, y sólo en el supuesto de accederse a dicha petición, se podrá ingresar en el
tratamiento de los reproches en cuestión.
Por otro lado, corresponde también dejar sentado que pese a que la juez de grado no incluyó en forma
expresa en la parte resolutiva del decisorio recurrido, el rechazo de la excepción de "falta de legitimación
pasiva" opuesta por "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", lo cierto es que el
tratamiento dado a dicha defensa en los considerandos, no deja ninguna duda respecto a la desestimación del
planteo. Máxime, si se tiene en consideración que, en definitiva, al tratar los planteos de fondo deducidos, se
concluyó la condena de dicha codemandada.
En consecuencia, corresponde considerar rechazada la excepción de "falta de legitimación pasiva" deducida,
debiendo considerarse, únicamente, el reproche relativo a la imposición de las costas de la referida incidencia.
Efectuadas las aclaraciones precedentes y descriptos del modo precedentemente expuesto los agravios
vertidos por las partes en esta instancia, la cuestión a decidir en esta Alzada ha quedado centrada, en definitiva,
en establecer, en primer lugar, si resultó correcto entender que existió en el sub lite, un supuesto de "justa causa"
que autorizaba a separar a la accionante de su carácter de socia de "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos
(IAFH) S.R.L." y, por ende, a receptar la acción por exclusión social con "justa causa" interpuesta en los autos
N° 048.434 y reeditada en estas actuaciones al deducir reconvención y a rechazar la demanda de "receso por
exclusión social incausada" deducida por la actora en estos autos. Esclarecido dicho aspecto, la cuestión a
decidir se traslada a determinar si debía también condenarse por el reclamo pecuniario a los coaccionados I. y
C.
Finalmente, corresponderá ingresar en el tratamiento de los reproches relativos a la procedencia y extensión
de los rubros indemnizatorios pretendidos por la demandante, más allá de analizar también, las quejas en torno
a la imposición de costas, tanto respecto de la excepción incoada por la sociedad demandada, como en torno a
los reclamos deducidos por las partes en ambos expedientes.
Previo a todo, se efectuará una breve síntesis de los extremos fácticos verificados en el litigio, en tanto se
los estime conducentes para la dilucidación del conflicto.
2.) Los aspectos fácticos relevantes del caso.
Liminarmente, cabe señalar que no se encuentra cuestionado en esta instancia que la aquí accionante S.,
formó junto con los codemandados I. y C. la sociedad "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH)
S.R.L.", en fecha 01/12/1998, detentando la primera el 40% de la participación social y los restantes socios el
50% y el 10%, respectivamente, así como tampoco, que todos los socios detentaban el carácter de gerentes
(véase fs. 9/11).
Por otro parte, debe destacarse que no es materia de controversia en esta instancia la efectiva celebración
de la asamblea en fechas 06/05/2005 y 10/05/2005, mediante la cual se decidió excluir como gerente de la
sociedad a la aquí actora (véase fs. 29/30, actuaciones N° 048434), asimismo, cabe referir que tampoco se
encuentra cuestionado ante esta Alzada la validez de lo allí decidido, en tanto no medió recurso contra el rechazo
de la acción de nulidad asamblearia opuesta por la parte actora.
Por otro lado, es de menester destacar que las partes resultan contestes en punto a que luego de la exclusión
de la mencionada como gerente de la sociedad, se le impidió el ejercicio de los derechos inherentes a su calidad
de socia, operando en la especie, una suerte de "exclusión de hecho" de la accionante de la sociedad, lo cual se
materializó, principalmente, con la prohibición de ingreso de ésta a la sede del ente.
3.) Las pretensiones de las partes relativas a la "resolución parcial" de la sociedad. El ejercicio del "derecho
de receso" y la "exclusión de socio".
Efectuada la breve descripción fáctica de los aspectos relevantes del conflicto, cabe pasar al tratamiento
concreto de los agravios de la recurrente, comenzando por el rechazo decidido por la a quo de la pretensión de
la accionante de que se disponga el "receso social por exclusión incausada de hecho".
Ahora bien, tal como fuera supra referido el objeto de la acción deducida por la accionante es, en definitiva,
el "ejercicio del derecho de receso" respecto de la sociedad demandada, con fundamento en que los restantes
socios la habían excluido de hecho de su calidad de socia sin justificación alguna, por su parte, el objeto
pretendido por los aquí demandados, tanto al incoar la acción en el expediente N° 048434, como al formular la
reconvención en estos actuados, es que se disponga judicialmente la exclusión de la socia de la sociedad de
marras, indicando que existía en el sub examine un supuesto de "justa causa" que autorizaba dicha exclusión.
Más allá de la denominación dada a las respectivas pretensiones por cada uno de los litigantes, lo cierto es
que, en definitiva, puede extraerse como rasgo coincidente de la postura de las partes que, con deficiente
encuadramiento, en ambos casos se pretende la resolución parcial de la sociedad "Ingeniería Ambiental y de
Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", pese a que difieren en el enfoque esgrimido para fundamentar la pretensión
resolutoria: la accionante solicitó que sea en virtud del ejercicio del derecho de receso y los demandados que se
disponga en razón de la aplicación del instituto de "exclusión de socio".
Cabe recordar que mediante la resolución parcial se produce la extinción del vínculo contractual de uno o
más socios que dejan de pertenecer a la sociedad con respecto a los otros que continúan como tales, la sociedad
no se extingue por ello, sino que continúa. No se afecta la existencia del contrato de sociedad ni la calidad de
sujeto de derecho que ésta inviste, pero implica una disminución del capital social (conf. Farina, Juan; "Derecho
de las sociedades comerciales"; T. 1, Ed. Astrea, Buenos Aires 2011, pág. 337).
En esa línea, ha sido dicho que existe resolución parcial cuando uno o más socios son separados de la
sociedad –ya sea por que la ley lo autoriza o el contrato social lo contempla– abandonando su estado de socio
y recibiendo de ella como contraprestación, un importe que represente el valor de su participación social con
relación al patrimonio de la sociedad (conf. Vanasco, Carlos Augusto; "Sociedades Comerciales", T. 1, Ed.
Astrea, Buenos Aires 2006, pág. 273).
La resolución parcial de una sociedad puede producirse porque: a.) el contrato ha previsto entre sus cláusulas
causas que dan derecho a los socios a retirarse de la sociedad; b.) la misma ley impone la resolución; c.) la ley
permite que el socio se retire de la sociedad por alguna causal prevista en ella mediante el ejercicio del "derecho
de receso"; y d.) se ha decidido la exclusión de uno o más socios (conf. Vanasco; "Sociedades...", obra supra
citada, págs. 274/8).
Sentado ello, se aprecia necesario efectuar unas breves precisiones en punto a los dos (2) últimos supuestos
de resolución parcial precedentemente referidos –que son los esgrimidos por las partes en sustento de sus
respectivas posiciones–, estos son, el ejercicio del "derecho de receso", y el instituto de la "exclusión de socio".
Así pues, debe señalarse, en primer lugar, que el "derecho de receso" en las sociedades de responsabilidad
limitada se encuentra regulado por el artículo 160 de la Ley de Sociedades –que remite al art. 245 de la citada
normativa– y se encuentra establecido para permitir el retiro de aquel socio de una determinada sociedad que
se encuentra disconforme con ciertas decisiones sociales que implican una modificación sustancial del objeto
de ésta o un incremento en las obligaciones de los socios.
En esa línea, se ha sostenido que, procede el derecho de receso, cuando se hubiese resuelto la
transformación, la fusión, la escisión, la prorroga o reconducción de la sociedad, la transferencia del domicilio
al extranjero, el cambio fundamental del objeto social y todo acuerdo que incremente las obligaciones o la
responsabilidad de los socios (conf. Roitman, Horacio; "Ley de sociedades Comerciales", La Ley Buenos Aires,
2006-239).
Así las cosas, también ha sido dicho que este derecho constituye una facultad derivada del estado o calidad
de socio, para ser ejercida en los supuestos y bajo las condiciones que taxativamente declara la ley societaria
(conf. Vanasco; "Sociedades...", obra supra referida, pág. 179).
De su lado, la "exclusión de socio" constituye, pues, una de las especies de resolución parcial en que el
legislador ha dado preeminencia a los principios de conservación de la empresa y del interés social sobre el
interés particular del socio, a fin de que la sociedad pueda continuar el desarrollo de sus negocios, aunque ello
implique la necesidad de eliminar a uno de sus miembros, prescindiéndose de su voluntad al respecto (conf.
Verón, Alfredo Víctor; "Sociedades comerciales"; T. 2, Ed. Astrea; Buenos Aires 1993, pág. 147), es decir, que
la "exclusión de socio" es la forma de resolución parcial que se produce en contra, o al menos con prescindencia
de la voluntad del socio excluido (conf. Escuti, Ignacio; "Sociedades", Ed. Astrea, Buenos Aires 2006, pág.
182).
Ahora bien, el primer párrafo del artículo 91 de la Ley de Sociedades establece que cualquier socio puede
ser excluido si mediare "justa causa", siendo nulo el pacto en contrario, siendo que la "justa causa" de exclusión
debe ser comprobada judicialmente, no pudiendo disponerse la exclusión del socio por decisión de la mayoría
de los consocios (conf. Verón; "Sociedades...", obra supra citada, pág. 150).
La norma referida, al citar los supuestos de "justa causa" hace mención al "grave incumplimiento de sus
obligaciones", tanto la doctrina como la jurisprudencia argentina son coincidentes en sostener que el
incumplimiento previsto por dicho supuesto tiene que ser de cierta entidad para autorizar la exclusión, no
perdiéndose de vista los principios consagrados en los arts. 1071 y 1198 del Código Civil, en los que se reprime
el ejercicio abusivo del derecho y se subordina al principio de la buena fe (conf. Verón; "Sociedades...", obra
supra citada, pág. 153).
Así, se ha sostenido que cuando se habla de grave incumplimiento de las obligaciones sociales se debe tratar
de un incumplimiento calificado, es decir, que no basta con un mero incumplimiento (conf. Escuti, Ignacio;
"Sociedades", Ed. Astrea, Buenos Aires 2006, pág. 182).
En ese orden de ideas, ha sido decidido que cuando un socio perjudica a la sociedad y provoca discordia
entre los otros, cabe la exclusión del discordante, en virtud del poder disciplinario de la sociedad de corregir o
separar a sus socios cuando se apartan de la línea regular de conducta o ha desaparecido la affectio societatis
(conf. CNCom. Sala B, 29/10/1951, LA LEY, 64-683; íd. íd. 21/10/1959, LA LEY, 98-130).
En el mismo sentido, ha sido dicho que la conducta, la provocación de disturbios entre los socios u otros
hechos análogos, como los vicios de la administración –infracción de obligaciones fiscales y provisionales,
empleo gratuito de importantes bienes sociales por parte de terceros, balances no ajustados a la verdad, etc.–
conducen a la pérdida de confianza de los otros socios por la configuración de conductas antisocietarias y
justifican la exclusión del socio que las comete (conf. CNCom. Sala B 03/05/1972, RDCO, 1973-367, íd. íd.
31/10/1978, LA LEY, 1979-A, 315).
Por su parte, Verón ha referido que constituyen supuestos de "grave incumplimiento de las obligaciones por
el socio": a.) el uso del patrimonio social para negocios en provecho propio; b.) el uso indebido de la firma
social; c.) el ejercicio indebido de funciones administrativas; d.) la existencia de dolo o fraude en la
administración; e.) el incumplimiento de la obligación de aportar; y f.) la realización de actividades en
competencia con la sociedad (conf. Verón; "Sociedades...", obra supra citada, págs. 155/8).
Por último, cabe referir que la sentencia que resuelve excluir al socio de la sociedad produce la resolución
parcial del contrato social, y el socio excluido tiene derecho a una suma de dinero que represente el valor de su
parte a la fecha de la invocación de la exclusión (con art. 92 Ley 19.550).
4.) La existencia en el sub examine de un supuesto de "justa causa" que justificase la exclusión de la actora
como socia de "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L." o si solo cabe el derecho de receso
Efectuadas las breves precisiones precedentes en punto a los institutos de marras, cabe pasar a determinar
si, en la especie, resultó procedente considerar que ha mediado un supuesto de "justa causa" que autorizó a
decidir la exclusión de la actora como socia.
Cabe destacar que, solo en caso de considerar que no ha mediado el supuesto de "justa causa" esgrimido
para la exclusión, se podrá ingresar en el tratamiento de la pretensión de la actora de decidir la "resolución
parcial" en virtud del ejercicio del "derecho de receso", toda vez que de entenderse que resultó procedente la
exclusión de S. como socia, esta última habría perdido los derechos inherentes a tal calidad y, por ende, carecería
de dicho derecho.
Los aquí demandados sostuvieron que la "justa causa" se encontraba motivada en que la accionante había
incumplido diversas obligaciones sociales, señalando que S. desvió dinero percibido en concepto de honorarios
de la sociedad en su propio beneficio, efectuó imputaciones de pago falsas, continuó efectuando cobranzas en
nombre de la sociedad luego de su remoción como gerente y retuvo cheques dados en pago a la sociedad, desvió
clientela de la sociedad en su propio beneficio y profirió todo tipo de agravios y amenazas contra su socio I.,
aún en presencia de terceros, todo lo cual demostraba la falta de affectio societatis.
La juez de grado consideró que se había demostrado la existencia de una "justa causa" para la exclusión, en
tanto las probanzas del litigio demostraban la existencia de pérdida de affectio societatis entre S. y sus consocios
C. e I., la cual resultaba imputable a la aquí actora, toda vez que ésta no había demostrado el presupuesto que
había generado la situación conflictiva (supuesto "acoso sexual").
Ahora bien, en primer lugar, cabe referir que las probanzas de autos no demostraron que la aquí accionante
hubiese desviado fondos de la sociedad, ni que hubiese efectuado imputaciones de pago falsas, así como
tampoco que esta hubiese retenido importe o cheque alguno –que no hubiese sido rendido a la sociedad– o
desviado clientela en su beneficio.
Nótese, en esa dirección, que ninguno de los testigos citados refirió conocer irregularidad alguna relativa al
manejo económico de la sociedad (véase declaraciones de fs. 459/61, 603, 607/11, 614/7, 1136/8 y 1148/53),
de otro lado, no obstante haberse realizado prueba pericial contable, no se ofreció ningún punto tendiente a
acreditar los extremos antes referidos (véase dictamen de fs. 1430/6).
Asimismo, cabe destacar que la aquí accionante fue sobreseída en la causa penal iniciada por los
demandados, en la cual se le imputaba –entre otros reproches– haberse apropiado de cobranzas y clientela de
la sociedad, así como un desvío fraudulento de fondos de esta última en beneficio de la accionante (véase fs.
1474/7).
No obstante lo expuesto, cabe destacar que se encuentra acreditada en cambio, de manera inequívoca, la
existencia de conflictos entre los socios que demuestran la pérdida de affectio societatis.
Debe recordarse que la pérdida de affectio societatis motivada en conflictos y disturbios generados entre los
socios resulta "justa causa" suficiente para que la sociedad decida excluir a alguno de ellos (conf. CNCom. Sala
B, 29/10/1951, LA LEY, 64-683).
En consecuencia, para establecer la existencia, o no, de "justa causa" de exclusión de S. como socia
corresponde dilucidar a quién resulta imputable la referida pérdida de affectio societatis.
Ahora bien, el testigo L. E. O. –empleado administrativo de la sociedad– declaró que "el ambiente laboral
no era el mejor, había un mal clima de trabajo, también había reuniones internas, los socios discutían entre ellos
y estaban sin hablarse y se comunicaban mediante notas", destacando que "el mayor conflicto era entre la actora
–S.– y el accionado I.", refirió, además, que en el mes de mayo del 2005 el personal recibió instrucciones de no
autorizarle el ingreso a S., por lo que ésta empezó a golpear y patear la puerta, habiéndose desmayado ésta
última, debiendo ser atendida por una ambulancia (véase fs. 460, respuesta 11ª).
Asimismo, el testigo M. A. L. –contador que prestaba servicios para la sociedad demandada– manifestó que
conocía los conflictos existentes entre los socios "aunque nunca le quedó claro los verdaderos motivos de cada
parte", destacando que a su criterio el rompimiento lo había generado S., ya que pretendía obtener una
compensación económica importante por su salida de la sociedad (véase fs. 609, respuestas 4ª y 5ª).
Por otra parte, la testigo M. A. V.–ex empleada administrativa de la sociedad– expresó que "había conflictos
por temas de dinero y por cuestiones personales entre la actora –S.– y el ing, I. (que había una especie de choque
entre los mismos) que los motivos podían ser por ejemplo que el dinero que ingresaba a la empresa no llegaba
a cubrir las expectativas del ing. I.", señalando también la existencia de roces personales, por ejemplo, que I.
habría dirigido manifestaciones, a S., sobre su aspecto personal (véase fs. 615, respuesta 10ª).
Además de las declaraciones testimoniales supra referidas, de las constancias de autos, puede observarse
que los socios I. y C. le prohibieron el ingreso a la aquí actora a la sede de la sociedad, operando una suerte de
exclusión de hecho de la socia (véase fs. 66 y 82/3), asimismo la falta de affectio societatis se ve corroborada
con los términos del intercambio epistolar habido entre las partes (véase misivas de fs. 61/2, 66/7, 76 y 86) y la
existencia de denuncias mutuas efectuadas por las partes ante la policía y ante el Consejo Superior del Colegio
de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires (véase fs. 68/9, 371/2 y 1474/7 y expte. N° 048434, fs. 11).
De todas las probanzas precedentemente referidas se desprende que, contrariamente a lo sostenido por la
juez a quo, la pérdida de affectio societatis no puede ser imputada con certeza, exclusivamente, a la aquí
accionante.
En efecto, los testimonios supra referidos demuestran la existencia de variados conflictos entre los socios,
pero no permiten generar convicción suficiente respecto de quién originó la situación que motivó la pérdida de
affectio societatis, asimismo, las denuncias recíprocas, los términos de las cartas documento y la exclusión de
hecho de la socia autoriza razonablemente a sostener un origen, cuanto menos complejo, de las conductas que
dieron causa al cuadro de situación supra descripto.
En ese marco, frente a la inexistencia de otra probanza idónea en ese sentido, no cabe sino concluir en la
pérdida de affectio societatis y en que existió "justa causa" para la decisión de los socios mayoritarios cuando
decidieron la exclusión de S. como modo de poner fin al conflicto.
Ahora bien, en la especie, si bien tal como fuera supra expuesto, la falta de affectio societatis fue generada
por actitudes encontradas, en particular, de S. e I., lo cierto es que en la realidad, la única que ha sido demandada
por exclusión –y además ha sido excluida de hecho– es S., circunstancia a la que cabe agregar que, esta última,
tampoco pretende que se la mantenga en el elenco social, sino que solicitó su separación, aunque por otro
motivo –ejercicio del derecho de receso–.
Así las cosas, considerando el contexto peculiar de autos, donde los dos procedimientos involucrados están
acumulados, teniendo en cuenta que la aquí accionante contribuyó con su conducta a generar la situación de
conflicto que motivó la pérdida de affectio societatis, no corresponde, se reitera, sino entender que ha existido
un supuesto de "justa causa" que autoriza a decidir la exclusión de la actora de su carácter de socia de la sociedad
aquí demandada.
En consecuencia, no cabe sino concluir en que resultó acertado hacer lugar a la demanda deducida en el
expte. N° 048434 –reeditada al formular reconvención en estos autos– y declarar excluida a O. M. S. como
socia de "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", debiendo rechazarse, por ende, la
pretensión de ejercer el derecho de receso por exclusión incausada de hecho incoada por S. en estas actuaciones.
Sobre la base de todo lo hasta aquí expuesto, corresponde rechazar los agravios de la recurrente en lo que a
la cuestión tratada se refiere.
5. La extensión de la condena a los codemandados I. y C.
Encontrándose confirmada la exclusión de S. de la sociedad codemandada cabe ingresar en el tratamiento
de los reproches de la recurrente relativos a la solicitud de que los codemandados I. y C. sean condenados, en
forma solidaria, a abonar la indemnización concedida por la a quo, tanto en concepto de "participación social"
como por el rubro "daño moral".
Liminarmente, debe recordarse que una vez decidida la exclusión de uno de los socios en una sociedad, este
último tiene derecho a una suma de dinero que represente el valor de su parte a la fecha de la invocación de la
exclusión (conf. art. 92 Ley 19.550), dicho importe se debe en todos los casos de separación, es decir, que
aunque el socio haya sido excluido por grave incumplimiento de sus obligaciones, inconducta, agresión o
injuria, igual tiene derecho a recibir su parte, por más que él mismo hubiese sido el causante de la "justa causa"
de exclusión (conf. Vanasco, "Sociedades...", obra supra citada, pág. 286).
Ahora bien, resulta claro que quien debe abonar el importe debido en razón de la "exclusión social" es la
sociedad y no los socios en forma personal, aun cuando la acción la hubiesen iniciado alguno o algunos de los
socios en forma personal –quienes, en todo caso, deberán cargar con las costas del litigio–.
En efecto, cuando el socio separado no se le satisface extrajudicialmente el valor de su parte, corresponde
que dirija el reclamo contra la sociedad, es que, aun cuando sea separado a instancia individual de un solo socio,
corresponde que sea la misma sociedad la que haga efectivo el valor de su parte (conf. Zaldivar, Enrique;
"Cuadernos de Derecho Societario"; T. III, Ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, pág. 243).
En la misma línea, ha sido dicho que el socio saliente deja su parte en los elementos patrimoniales y ha de
percibir como contrapartida el valor de su participación en el ente, que estará representado como el contenido
de un crédito de dinero contra la sociedad (conf. Giron Tena; "Los cambios de socios en las sociedades de
personas", citado por Verón, "Sociedades..."; obra supra referida, pág. 173).
Asimismo, cabe referir que si la exclusión social presupone una disminución del capital social de la sociedad
–al tener que entregar al socio separado o excluido el valor de su parte–, resulta lógica consecuencia, que la
obligada a dicho pago debe ser la misma sociedad que ve disminuido su capital y no los socios de ésta.
No obsta a lo expuesto, el hecho de que la acción de "exclusión social" incoada en el expediente N° 048434
hubiese sido deducida únicamente por los socios C. e I. por derecho propio dado que luego, fue incorporada a
dicha solicitud la sociedad al deducir reconvención en estas actuaciones, sin perjuicio de que en el caso, de
imponerse las costas, éstos deban cargar personalmente con las expensas del litigio, pero en forma alguna puede
suponer que decidida la exclusión, el socio que hubiese promovido la acción se encuentre obligado,
solidariamente, a abonar la parte correspondiente al socio excluido.
Por otro lado, toda vez que la condena dispuesta por la juez de grado –además del cobro de la participación
social de S.– también incluyó una indemnización adicional en concepto de "daño moral", más allá de que infra
se analizará la cuantía del citado rubro, cabe referir que dicha condena también debe considerarse impuesta
únicamente a la sociedad, toda vez que la juez de grado motivó el citado concepto en la promoción contra la
aquí accionante de una infundada denuncia penal, la cual cabe entender –a falta de prueba en contrario– que
fue promovida por los codemandados I. y C. en su carácter de representantes de la sociedad y no en forma
personal (véase resolución acompañada a fs. 1474/7).
Sobre la base de todo lo hasta aquí expuesto, no corresponde sino decidir el rechazo de los reproches de la
recurrente en orden a la extensión de la condena en forma solidaria a los codemandados I. y C., debiendo
considerarse que la única obligada al pago es la sociedad "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH)
S.R.L.".
6.) La determinación del valor de la participación social de la socia excluida. Legitimación para apelar.
Habiéndose decidido la exclusión por "justa causa" de S. de la sociedad codemandada, cabe efectuar ciertas
precisiones en torno al importe fijado por la juez a quo como adeudado a la aquí actora en concepto de valor de
la participación social.
En primer lugar, debe recordarse que la socia excluida tiene derecho a una suma de dinero que represente
el valor de su parte a la fecha de la invocación de la exclusión (conf. art. 92 Ley 19.550), que, en el sub lite, S.
detentaba el 40% de la participación social del ente demandado y que la magistrada de grado consideró –sobre
la base del dictamen pericial obrante en autos– que el valor de dicha parte ascendía a la suma total de pesos
trescientos noventa y dos mil doscientos treinta y cuatro ($ 392.234.-), importe que comprendía el 40% del
"patrimonio neto" y del "valor llave" de la sociedad, además de un saldo adeudado por la sociedad a S.
Ahora bien, en supuestos como los de la especie a fin de determinar la parte que correspondía a la socia
excluida se debió realizar un "inventario y balance de separación" o de "determinación de parte" (conf. Verón;
"Sociedades...", obra supra citada, pág. 173).
Si bien en el sub examine no se efectuó dicho balance especial, sino que el experto contable realizó, a pedido
de las partes, la estimación de la participación de la socia excluida –tanto respecto del "patrimonio neto" como
del "valor llave"– sobre la base de los estados contables de la sociedad del año 2005, así como las constancias
documentales obrantes en autos (véase fs. 1430/6), lo cierto es que, tal como fuera expresado en el considerando
"IV.- 1.)", la única obligada al pago de tal suma es Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH)
S.R.L.", (quien no cuestionó la sentencia recurrida), razón por la cual, no corresponde analizar las quejas
deducidas por los codemandados I. y C., en orden a la determinación de dicho importe, en tanto los mencionados
carecen de perjuicio alguno.
Sobre la base de lo precedentemente expresado, corresponde desestimar los reproches deducidos por los
codemandados I. y C. en lo que a la cuestión tratada se refiere, debiendo confirmarse, por ende, el importe
fijado por la juez de grado en concepto de valor de la participación social de S.
7.) La pretensión indemnizatoria en concepto de "daño emergente".
Corresponde ingresar ahora en el tratamiento de las quejas de la accionante relativas a la procedencia y
cuantía de los rubros indemnizatorios pretendidos.
En esa dirección, deberá analizarse el reclamo en concepto de "daño emergente", consistente en "gastos de
medicamentos y de tratamiento psicológico", el cual fue rechazado por la magistrada de la anterior instancia
sobre la base de haber considerado que no se encontraban acreditados los gastos solicitados por dichos
conceptos.
Pues bien, en primer lugar, es de menester destacar que los daños reclamados únicamente podrán ser
considerados procedentes en la medida que se pruebe que éstos resultaron de un accionar antijurídico de alguno
de los demandados y no de la "exclusión" como socia de la sociedad, toda vez que, tal como fuera desarrollado
en los considerandos precedentes, la separación de la aquí actora, estuvo motivada en un supuesto de "justa
causa", razón por la cual, ninguna indemnización corresponde otorgar por dicha exclusión, más allá del importe
correspondiente a la participación social que detenta la socia excluida, el cual fuera supra analizado.
Sentado ello, debe señalarse que si bien el médico psiquiatra de la accionante manifestó que a mediados del
año 2005 se debió incrementar la dosis de antidepresivos y ansiolíticos que consumía S., lo cierto es que, por
un lado, la actora ya se encontraba previamente bajo tratamiento psicoterapéutico y psicofarmacológico (véase
fs. 1395/400) y, por el otro, no se demostró en forma alguna que dicho incremento en la medicación estuviese
relacionado con alguna conducta antijurídica desplegada por los socios.
Por el contrario, de lo expuesto por el perito médico psiquiatra en su dictamen y por el profesional que
trataba a la accionante el cuadro que presentaba esta última se habría agudizado por la crisis societaria (véase
fs. 201 y 1400), situación que, tal como fuera expuesto en los considerandos precedentes, habría sido generada
–en parte– por la propia accionante.
Agréguese a lo expresado, que la recurrente no realizó probanza alguna tendiente a demostrar la entidad de
los gastos por medicamentos que dice haber efectuado, siendo que se encontraba a cargo de dicha parte la
efectiva acreditación de los perjuicios invocados (CPCC: 377).
Sobre la base de todo lo hasta aquí referido, no cabe sino decidir el rechazo del reclamo indemnizatorio en
concepto de "daño emergente", debiendo confirmarse –en consecuencia– la resolución recurrida en lo que a la
cuestión tratada se refiere.
8.) El reclamo en concepto de "lucro cesante".
Respecto de este rubro, debe recordarse que la juez a quo, rechazó la pretensión sobre la base de considerar
que la deuda de la sociedad para con la actora se había cristalizado al momento de la exclusión.
La recurrente sostuvo que resultaba errónea la desestimación del reclamo, toda vez que en virtud de su
exclusión de la sociedad, tenía derecho a participar en las operaciones que se encontraban pendientes a dicho
momento, sosteniendo que el importe correspondiente a su parte ascendía a la suma de pesos ciento tres mil
ciento veintidós con 86/100 ($ 103.122,86.-).
Si bien, tal como lo sostuvo la recurrente, el artículo 92 de la Ley Societaria establece en su inciso 2° que
"si existen operaciones pendientes, el socio participa en los beneficios o soporta las pérdidas", lo cierto es que,
en la especie, dichas operaciones ya han sido incluidas por el experto contable al calcular la porción que le
correspondía a S. en su condición de socia excluida de la sociedad "Ingeniería Ambiental y de Factores
Humanos (IAFH) S.R.L.".
En efecto, cabe recordar que para determinar la parte de la socia excluida no se realizó un balance especial
tal como requería la norma, sino que dicha porción fue establecida sobre la base de estimaciones realizadas
sobre las constancias contables obrantes en autos, debiendo considerarse que tales estimaciones comprendieron
las operaciones pendientes de ejecución señaladas por la apelante.
En esa línea, nótese que el experto contable señaló que para junio del año 2005 la facturación anual estimada
era de pesos setecientos ochenta y siete mil ochocientos diez ($ 787.810.-), habiendo tomado tal importe para
calcular la porción correspondiente a la participación de S. (véase fs. 1433). Conforme emerge de las
constancias de autos (véase fs. 1484) el promedio de "ingresos" de la sociedad de los años 2005 y 2006,
oportunidad en la cual se habrían percibido las operaciones pendientes referidas por la actora (véase fs. 1242/8),
resulta similar al importe antes referido y que, incluso en los ejercicios posteriores (2007 y 2008) dicho
promedio es mucho menor al del lapso considerado para estimar el valor buscado. En efecto, debe señalarse
que el promedio de ingresos del ejercicio del año 2005 ascendió a $ 874.889,71.- y el del 2006 a $ 686.954,18.-
; mientras que el "valor llave" utilizado como ítem para calcular la participación de la actora fue estimado con
base en un año de ingresos de la sociedad que se fijó en la suma de $ 787.810.-.
En este punto, cabe dejar sentado que, en principio, para calcular la participación social, estrictamente, debe
atenderse al "patrimonio neto" de la sociedad determinado mediante la determinación emergente del pertinente
balance especial –que en la especie, no aparece realizado, aunque a fs. 1433 vta. se estima el "patrimonio neto"
en $ 68.248–, sin embargo, la inclusión del rubro "valor llave" en la determinación de la participación requerida
en el sub lite fue consentida por la sociedad condenada, quien no apeló el punto, toda vez que el recurso de fs.
1548, único concedido a los demandados, se reitera, fue interpuesto por los socios "por su propio derecho"
encontrándose vedado a esta Alzada, por ende, adentrarse en el tratamiento de tal aspecto de la cuestión.
En consecuencia, no cabe sino decidir el rechazo del reclamo indemnizatorio en concepto de "lucro cesante",
debiendo confirmarse la sentencia también en lo que a este aspecto se refiere.
9.) La indemnización por el rubro "daño moral".
Cabe ingresar ahora en el tratamiento del restante reproche de la actora, relativo a la cuantía del importe
concedido en concepto de "daño moral".
Dicha recurrente, manifestó que debió considerarse, para la fijación del monto indemnizatorio, además de
la falsa denuncia formulada, la existencia de falsas e injuriosas imputaciones formuladas por los demandados
ante empleados, proveedores, clientes y colegas, así como que la exclusión fue agraviante, violenta, e imprevista
y que ésta derivó en múltiples problemas psicológicos y físicos para su parte.
En este punto, debe recordarse que no corresponde analizar el reproche deducido por los codemandados I.
y C. contra la indemnización concedida en concepto de "daño moral", toda vez que, conforme fuera explicitado
en los considerandos "IV.- 1.)" y "IV.- 5.)" la única condenada al pago fue la codemandada "Ingeniería
Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", careciendo los recurrentes de agravio alguno.
Sentado ello, debe señalarse que, se ha dicho que, para que resulte procedente la reparación moral, es
necesario considerar la repercusión que la acción dañosa provoca en la persona afectada. Las molestias, así
como los reclamos extrajudiciales o la necesidad de accionar judicialmente para obtener el reconocimiento de
su derecho indemnizatorio, no constituyen "daño moral": para que así sea, es menester alegar y probar –
razonablemente– la modificación disvaliosa del espíritu, del querer o sentir del supuesto damnificado para, así,
admitir tal rubro indemnizatorio (conf. CNCom., esta Sala A, 16/11/2006, mi voto in re: "Bus Domingo Gabriel
c. Transportes Metropolitano General Roca S.A."; íd. íd. 06/12/2007, mi voto in re: "Valiña, Carlos c. Mercantil
Andina Cía. de Seguros S.A."; íd, Sala D, 26/05/1987, in re: "Sodano de Sacchi c/ Francisco Díaz S.A. s/
sumario", entre muchos otros). Es que el agravio moral importa una lesión a las afecciones legítimas: entre
otras, la paz, la tranquilidad de espíritu, la libertad individual, el honor, la integridad física, los afectos
familiares, aunque no cualquier inquietud o perturbación del ánimo derivados de la privación de bienes
materiales son suficientes para justificarlo (conf. CNCom. Sala B, 12.08.1986, in re: "Katsikaris, A. c. La
Inmobiliaria Cía. de Seguros s/ ordinario").
En esta línea de ideas pues, no existe necesaria vinculación proporcional entre el "daño moral" y el perjuicio
que afecte la persona de la víctima, pudiendo la indemnización variar en razón de las circunstancias de cada
caso (conf. CNCom., esta Sala A, 30/06/2011, mi voto in re: "Perman Osvaldo Rubén y otro c. American
Express Argentina S.A. s/ ordinario"; íd. íd. 16/11/2006, in re: Bus Domingo...; citado supra; en igual sentido,
CNCom., Sala D, 28/08/1987, in re: "Saigg de Piccione, Betty c. Rodríguez, Enrique").
El "daño moral" existe cuando se lesionan derechos de las personas que son extraños a valores económicos
y su reparación tiene también un carácter resarcitorio y no meramente sancionatorio o ejemplar, en tanto de lo
que se trata de lograr a través de la indemnización, es una compensación que, en alguna medida, morigere los
efectos del agravio moral sufrido (conf. CNCom., esta Sala A, 16/11/2006, mi voto, in re: "Bus...", citado supra;
íd. íd., 06/12/2007, mi voto in re Valiña...", citado supra; íd. Sala C, 25/06/1987, in re "Flehner, Eduardo c.
Optar S.A."). Como consecuencia de lo expresado, la reparación del agravio moral, queda librada al arbitrio del
juez, quien libremente apreciará su procedencia. Sin embargo, se debe conceder con cierta estrictez y es a cargo
de quien lo reclama su prueba concreta.
Ahora bien, estudiadas las constancias de la causa se advierte que el accionar desplegado por la sociedad
codemandada fue susceptible de generar un perjuicio de índole moral en la aquí accionante que merece ser
resarcido.
En efecto, si bien, contrariamente a lo sostenido por la a quo, no considero que la promoción de la causa
penal contra la accionante –en la que, en definitiva, resultó sobreseída– sea susceptible de generar "daño moral"
alguno –toda vez que en la resolución allí dictada se dejó expresamente aclarado que la promoción del sumario
no afectaba el buen nombre y honor de S.–, lo cierto es al producirse la "exclusión de hecho" de la referida se
remitieron notas a los diferentes clientes de la sociedad, que resultaban agraviantes para la accionante.
Nótese, en esa dirección, que en las notas dirigidas a diversos clientes de la sociedad expresaban que la Sra.
O. M. S. había sido desvinculada de "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L." "en razón
de los incumplimientos a sus obligaciones societarias y por su inhabilidad psicológica" (véase fs. 87/9),
circunstancia que implicaba un descrédito personal y profesional para con la actora, lo cual debió,
necesariamente, generar una lesión en el honor, la paz y la tranquilidad de espíritu de esta última, que merece
ser resarcida.
En punto a las restantes alegaciones relativas a que debía ponderarse –además– que la exclusión fue
agraviante, violenta, e imprevista y que ésta derivó en múltiples problemas psicológicos y físicos, no
corresponde su consideración, toda vez que –se reitera– la exclusión de S. reconoció "justa causa".
Teniendo el perjuicio que puede tenerse por acreditado, y recurriendo al criterio de estimación prudencial
que debe orientar la labor de los magistrados (conf. art. 165 CPCCN) considero adecuado elevar el monto
indemnizatorio concedido por este concepto a la suma de pesos veinte mil ($ 20.000.-).
Sobre la base de lo hasta aquí expuesto, deberá hacerse lugar, parcialmente, al reproche de la recurrente y
elevarse el monto de condena contra la sociedad codemandada a la suma de pesos cuatrocientos doce mil
doscientos treinta y cuatro ($ 412.234.-).
10.) El régimen de costas.
Más allá del agravio puntual de la apelante, habida cuenta que lo hasta aquí expuesto determina la
modificación parcial del pronunciamiento apelado, tal circunstancia hace que deba revisarse la distribución de
costas efectuada en la anterior instancia, en razón de que incumbe a este Tribunal expedirse sobre ese particular
en orden a lo previsto por el artículo 279 CPCC.
Pues bien, sabido es que en nuestro sistema procesal, los gastos del juicio deben ser satisfechos –como
regla– por la parte que ha resultado vencida en aquél. Ello así, en la medida que las costas son corolario del
vencimiento (arts. 68, 69 y 558 Cód. Proc.) y se imponen no como una sanción sino como resarcimiento de los
gastos provocados por el litigio, gastos que deben ser reembolsados por el vencido.
La Corte Suprema ha resuelto en reiteradas oportunidades que el art. 68 CPCC consagra el principio del
vencimiento como rector en materia de costas, que encuentra su razón de ser en el hecho objetivo de la derrota:
de modo que quien resulta vencido debe cargar con los gastos que debió realizar la contraria para obtener el
reconocimiento de su derecho (conf. CSJN, Fallos, 312:889, entre muchos otros).
Sin embargo, si bien esa es la regla general, la ley también faculta al Juez a eximirla, en todo o en parte,
siempre que encuentre mérito para ello (arts. 68 y ss.). Síguese de lo expuesto que la imposición de las costas
en el orden causado o su eximición –en su caso– procede en los casos en que por la naturaleza de la acción
deducida, la forma como se trabó la litis, su resultado o en atención a la conducta de las partes su regulación
requiere un apartamiento de la regla general (conf. Colombo, Carlos - Kiper, Claudio, "Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación", T° I, pág. 491).
Ahora bien, cuando existe un vencimiento parcial y mutuo lo que corresponde es que los gastos del juicio
sean distribuidos entre las partes en proporción al éxito obtenido por cada una de ellas en las distintas
pretensiones ventiladas a lo largo del litigio. Prescribe, en tal sentido, el art. 71 del CPCC que: "si el resultado
del pleito, o incidente fuese parcialmente favorable a ambos litigantes, las costas se compensarán o distribuirán
prudencialmente por el juez, en proporción al éxito obtenido por cada uno de ellos".
Se trata de supuestos en los que el resultado de la litis no consagra un vencedor absoluto ya que ambas
partes han triunfado y fracasado parcialmente en sus pretensiones y en los que la solución a este respecto es que
cada parte soporte los gastos causídicos irrogados en la proporción en que cada una los ha causado.
En definitiva, la distribución debe hacerse en proporción al éxito obtenido en el pleito, contemplando quién
resultó sustancialmente vencedor o vencido, y haciendo mérito, en cada caso, de la medida e importancia de las
pretensiones que fueron acogidas o rechazadas (conf.. esta CNCom., esta sala 11/03/1999, in re "Banco
Tornquist c. Daco Impresores S.A.", LA LEY, 1999-D, 415 – DJ, 00-1, 187; ídem, 07/03/01, in re "Textil Luján
S.R.L. c. Scarpa, Fabián A.", etc.).
En la especie, estimo que han existido vencimientos parciales y mutuos de similar entidad que autorizan a
distribuir las costas en el orden causado, toda vez que han prosperado parcialmente las posiciones de cada una
de las partes.
En consecuencia, se estima que las costas de la anterior instancia deberán ser distribuidas en el orden
causado. Igual criterio se estima procedente para las costas de esta Alzada, por análogas razones a las
precedentemente expresadas (CPCC: 279, 68 y 71).
Por último, cabe dejar sentado que dado el rechazo de la excepción de "falta de legitimación pasiva" opuesta
por la codemandada "Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", según lo expresado en el
punto "IV.- 1.)" deberá pronunciarse esta Alzada respecto de la imposición de las costas relativas a la
desestimación de dicha excepción.
En ese marco, no advirtiéndose razones para apartarse del principio general del vencimiento, corresponde
que las costas de la referida defensa sean cargadas íntegramente a la citada codemandada en su condición de
vencida en dicha incidencia (CPCC: 68).
V.- Conclusión.
Por todo lo expuesto, propicio al Acuerdo: a.) Rechazar el recurso de apelación incoado por los
codemandados R. O. I. y R. M. C. b.) Acoger parcialmente el recurso de apelación deducido por la accionante
y, en consecuencia, c.) Modificar la sentencia apelada, elevando el monto de condena a la suma de pesos
cuatrocientos doce mil doscientos treinta y cuatro ($412.234.-); d.) Confirmarla en todo lo demás que decide y
fue materia de agravio; e.) Distribuir las costas de ambas instancias en el orden causado, con excepción de las
derivadas de la excepción de "falta de legitimación pasiva" opuesta por la codemandada "Ingeniería Ambiental
y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", las cuales se imponen íntegramente a esta última parte (CPCC: 279,
68 y 71).
He aquí mi voto.
Por análogas razones, el doctor Alfredo Arturo Kölliker Frers adhiere al voto precedente.
Y Vistos: Por los fundamentos del Acuerdo precedente, Se Resuelve: a.) Rechazar el recurso de apelación
incoado por los codemandados R. O. I. y R. M. C. b.) Acoger parcialmente el recurso de apelación deducido
por la accionante y, en consecuencia, c.) Modificar la sentencia apelada, elevando el monto de condena a la
suma de pesos cuatrocientos doce mil doscientos treinta y cuatro ($412.234.-); d.) Confirmarla en todo lo demás
que decide y fue materia de agravio; e.) Distribuir las costas de ambas instancias en el orden causado, con
excepción de las derivadas de la excepción de "falta de legitimación pasiva" opuesta por la codemandada
"Ingeniería Ambiental y de Factores Humanos (IAFH) S.R.L.", las cuales se imponen íntegramente a esta última
parte (CPCC: 279, 68 y 71). La doctora Isabel Míguez no interviene en la presente Resolución por encontrarse
en uso de licencia (art. 109 RJN). — Alfredo Arturo Kölliker Frers. — María Elsa Uzal.

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