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Ficha 1 Alegato de Apertura Por Mauet
Ficha 1 Alegato de Apertura Por Mauet
Material: “Trial techniques and trials”, by Thomas. A. Mauet, 9na. Edición, Wolters Kluwer,
2013, EEUU.
Aclaración previa: los siguientes son apuntes o síntesis extraídos del libro de Mauet; es decir,
no se trata de una traducción literal. También pueden contener algunos aportes didácticos o
aclaratorios adaptados al contenido de nuestros cursos.
1. Introducción:
La primera impresión es la que perdura. El alegato de apertura es la primera
oportunidad de contarle al jurado el asunto, el punto de vista de cada parte y el
motivo por el que deberían dictar un veredicto favorable. El alegato de apertura tiene
poder de influenciar en el veredicto.
Requiere tener en cuenta los siguientes puntos. Bien hecho, influenciará en las mentes
del jurado hacia tu punto de vista. Mal hecho, sólo confundirá, aburrirá y mal
dispondrá al jurado.
2. La ley.
Debe conocerse las reglas procesales que gobiernan el alegato de apertura. También
las costumbres y, en algunos casos, el estilo propio de cada del juez.
a. El procedimiento:
Por lo general, la apertura está a cargo del que acusa, y luego de la defensa; eso se
debe al deber o carga de la prueba. Excepcionalmente, si la cuestión sólo gira por
discutir aspectos cuya demostración está en cabeza de la defensa (o parte
demandada), puede ser esta parte la que comience.
Puede ocurrir también que en algunos casos (por lo general, criminales) el juez
permita que la defensa se reserve para más adelante su alegato de apertura; es
común que esta parte no quiera alertar a la otra parte algún aspecto de su
estrategia de defensa. Sin embargo, algunos jueces prefieren que sean efectuados
al principio, bajo pena de perder la oportunidad.
Es frecuente que los jueces impongan límites a los alegatos según la complejidad
(de 15 a 45 minutos).
b. Contenido:
Tradicionalmente se limitaba a lo que las partes esperaban probar a través de los
testigos o la evidencia. Actualmente, es más amplio y se permite presentar los
temas y posiciones de las partes; se permite informar y orientar al jurado sobre los
hechos del caso y los asuntos bajo disputa.
Sólo debe referirse a la presentación o anticipo de la evidencia; pero sólo a la
evidencia admitida. Si la evidencia fue admitida (testigo o demostrativa) puede
emplearse durante el alegato de apertura sin objeción de la otra parte.
En algunas jurisdicciones exigen que en los alegatos de apertura se establezcan los
reclamos o defensas que la parte tenga la obligación de probar: la parte debe
hacerlo claramente y señalar cómo lo va a probar.
c. Alegato de apertura incorrecto:
c.1. Mencionar evidencia inadmisible: afecta la buena fe que se mencione prueba
que ya fue rechazada o declarada inadmisible, o prueba (por ejemplo, dichos de un
testigo) que difícilmente no pueda producirse. Uno debe tener buenas razones
para creer que esa prueba que uno menciona luego será declarada admisible.
La prueba que se mencione debe ser relevante, confiable (no dichos de oídas, por
ejemplo) y razonable (que se pueda producir).
c.2. Mencionar prueba improbable: las partes no pueden mencionar hechos que
no puedan probar. Todo lo que afirmen debe estar acompañado de la mención de
la prueba en que se sustentan.
c.3. Argumentar: está establecido en la ley que no puede argumentarse en el
alegato de apertura. Es difícil distinguir en algunos casos qué es argumentar y qué
no lo es; depende del caso a caso. Algunos jueces sólo permiten mencionar la
evidencia que presentarán, qué es lo que pretenden probar con ello y cuál es la
credibilidad de ello; otros jueces permiten que se explayen más allá de ello.
c.4. Opiniones personales del litigante: no está permitido que los abogados
expresen sus opiniones personales. Frases como “Yo pienso…”, “yo creo…” o “para
mí…” deben ser erradicadas del vocabulario del litigante.
c.5. Discutir la ley: por lo general no debería discutirse o citar la ley aplicable al
caso en el alegato de apertura. Aunque, a veces, se permite si eso ayuda a
entender al jurado la evidencia. En casos criminales, sobre todo, se permite
mencionar las cuestiones de la carga de la prueba.
c.6. Mencionar el caso del oponente: los litigantes sólo pueden mencionar los
hechos que de buena fe tengan expectativas de demostrar con la evidencia
admisible, pero no pueden anticiparse o comentar el caso del oponente, porque
no tienen control sobre lo que esa otra parte hará con su caso.
Es importante esta prohibición en los casos criminales, porque la defensa no tiene
obligación de presentar evidencia. Solo en los casos civiles algunos jueces admiten
algunas referencias a la prueba del otro.
c.7. Apelar a la simpatía o prejuicio: tampoco se puede apelar a los sentimientos,
emociones, simpatías o prejuicios porque es impropio siempre.
El litigante tiene una gran libertad o flexibilidad en presentar el caso del mejor modo. Es como
un director de orquesta. Pensar en lo esencial y más persuasivo.
Arturo Belano es afortunado, afortunado de estar vivo. Está vivo sólo porque se defendió
cuando aquel hombre, sin aviso previo, sin razones y sin provocación alguna, lo atacó con un
taco de pool. Arturo hizo lo único que pudo hacer para salvar su vida: usó el arma para
disparar al hombre que lo estaba queriendo matar. Eso es defensa propia. Por eso Arturo está
vivo hoy, en vez de estar en otra parte. Por eso Roberto no es culpable, culpable de matar, ni
culpable de ningún otro delito.
Los buenos temas son fáciles de recordar, y deben repetirse a lo largo del alegato para fijar el
concepto o mensaje (también a lo largo de todo el juicio).
Luego de un buen comienzo, viene otro paso importante: contar la historia de tu caso –qué es
lo que en verdad pasó según tu punto de vista— mediante la historia de las personas. Todos
los casos envuelven la historia de personas, y el litigante debe recrearlas para que el jurado las
comprenda, se identifique y decida a quién creerle. Debe ser una historia real, humanizada,
dramatizada para que el jurado se compenetre con ella.
Si uno no recrea la historia del caso al jurado, serán ellos los que libremente la crearán. Esa
historia debe ser aceptable para el jurado, por eso debe incluir todos los hechos que surgirán
en el juicio.
¿Cómo se crean efectivas historias?
Primero, no se trata de recitar o enumerar testigos. Hay que contar una historia dramática
sobre lo que pasó entre una parte y la otra. Hay que usar etiqueta o rótulos para las personas
o hechos importantes. Esas etiquetas son como muletillas o rótulos para las personas, hechos,
eventos, sucesos, testigos presenciales que deben usarse consecuentemente. Personalizar a tu
parte y despersonalizar a la otra. Por ejemplo, el fiscal suele usar las palabras: “víctima” o
“acusado”; en un caso civil, el demandante suele decir “Sra. Morales” y “esa corporación”. Un
abogado inexperto suele alternar palabras para referirse a la misma parte (por ejemplo, Sra.
Morales o demandante) y eso confunde al jurado.
Elige las etiquetas para los eventos: el fiscal dirá “choque” o “colisión”; mientras que el
acusado usará el término “accidente” o “incidente”. Hay que decidir esas palabras fuertes
antes del juicio, y usarlas en él.
Segundo. El jurado quiere información de las personas envueltas en el caso. El elemento
humano capta la atención, y el jurado quiere involucrarse emocionalmente. No es la historia
de un incendio, sino la historia de gente atrapada en el incendio.
Tercero. Hay que entender que el jurado ve el juicio en términos morales. “¿Quién es el
bueno, quién es el malo?”, se preguntan. Un efectivo alegato debe focalizarse en el otro lado
de una mala conducta y al mismo tiempo que es la parte afectada. El jurado necesita sentir
que toman una decisión correcta, pero necesitan información para saber que están haciendo
algo justo.
Finalmente. El jurado necesita sentir que su decisión es consistente con las verdades
universales. Tratar de llevar el caso a ese terreno es una buena herramienta persuasiva. Por
ejemplo: no es un caso sobre un accidente de tránsito, sino sobre tomar responsabilidades; no
es un caso sobre incumplir un contrato, sino sobre cumplir con la palabra; no es un caso sobre
un asalto, sino sobre una venganza. Esto provee las bases morales para la decisión de jurado.
Una buena historia tiene personajes, conflictos, tramas, crisis y resoluciones. Eso lo hace más
real al caso. También usar lenguaje sensorial, contar la historia en tiempo real (usando el
tiempo verbal presente). Debe comenzar y terminar en puntos fuertes. Hay que contar los
hechos importantes sin entrar en detalles innecesarios. Hay que responder las siguientes
preguntas: ¿qué pasó?, ¿quién lo hizo?, ¿por qué lo hizo?, ¿qué será lo correcto? Esto
permitirá hacer ver al jurado que su veredicto favorable a la parte es hacer justicia.
4.3. TERCER PASO: el final o conclusión.
En el final, ese minuto último del alegato de apertura, deben realizarse algunas cosas
importantes de modo rápido: repetir los temas una vez más; resumir los fundamentos para la
condena o absolución (o para hacer lugar a la demanda o no); relacionar los hechos claves con
los asuntos claves; decirle al jurado qué veredicto esperan; por último, motivar al jurado a
hacer justicia.
Siempre hay que considerar usar apoyo demostrativo o visual en el alegato de apertura.
Debemos estar seguros de que serán elementos que podrán ser usados durante el juicio; para
evitar inconvenientes por posibles objeciones (y la consecuente interrupción), conviene
mostrárselo previamente a la otra parte por si desea levantar alguna objeción.
Recurrir a estas herramientas visuales impacta y permite que el jurado retenga información
importante.
Un ejemplo práctico: en juicios de muchas partes, armar un gráfico que presente a las partes,
su posición en el litigio, los testigos de cada parte es útil para facilitarle al jurado entender el
caso. En casos comerciales es muy valioso mostrar en una cartulina la disposición clave de un
contrato y la línea del tiempo de los cumplimientos, encuentros y eventos. En un caso criminal
o de daños, es útil tener un gráfico de la escena de lo ocurrido, ya sea un accidente, o la escena
del crimen. Estas herramientas visuales de apoyo ayudan al jurado a comprender el caso y,
sobre todo, a recibir información.
También tengamos en cuenta que cuando usamos un apoyo gráfico durante el alegato de
apertura, éste ya no será una novedad para el jurado si lo volvemos a usar. Por eso, algunos
abogado crean algunos apoyos gráficos sólo para el alegato de apertura (o para el alegato de
clausura), y otros para el resto del juicio.
Debe ser el gráfico claro, comprensible y parecer hecho por un profesional. También se
emplean powerpoint o programas similares. Y cuanto más coordinado con el relato del
litigante sea, el jurado estará agradecido.
Algunas jurisdicciones exigen que el litigante dé a entender cual es prima facie su caso sobre
cada elemento del reclamo de la parte. Ello se basa en que el abogado representa a la parte,
por lo que cada admisión o concesión que haga condiciona a su representado. Si uno falla, la
otra parte tiene derecho a un veredicto directo. Si es así el método, asegúrese en expresarle al
jurado expresamente lo que la ley requiere que se pruebe, y muéstrele cómo usted va a probar
cada elemento.
Ejemplo:
Miembros del jurado, les traemos hoy un caso en el que el acusado incumplió un contrato
comercial que tenía con nuestro representado. En un caso comercial, nosotros debemos probar
que hubo un contrato que nuestra parte y el acusado firmaron; que nuestra parte hizo todo lo
que el contrato requería; que el acusado no hizo lo que el contrato exigía que hiciera; y que ese
incumplimiento fue lo que ocasionó un daño a nuestra parte. La siguiente es la prueba con la
que demostraremos cada una de esas cosas.
¿Cuánto debe durar un alegato efectivo? En primer lugar, si hay un límite por parte del
tribunal, ese es un marco. Asimismo, debe tenerse en cuenta la capacidad de atención del
jurado, que es limitada. Aproximadamente, si el juicio durará de dos a cuatro días, un alegato
puede durar de 10 a 30 minutos. Ese es suficiente tiempo para presentar tu caso sin que el
jurado pierda la atención.
Una primera posibilidad es recordarle al jurado que sólo escucharon a una parte del litigio, por
lo que deberán escuchar a la otra para conocer toda la historia.
Ejemplo:
“Deben escuchar las dos campanas, que es lo correcto” o “La defensa va en segundo lugar,
pero es igual de importante que la otra parte”.
Ejemplo:
Hoy el demandante quiere que ustedes crean que la luz del semáforo estaba verde cuando el
accidente ocurrió, y que el demandante lo vio claramente. Pero esa parte en su alegato no les
dijo algo importante: en la habitación de la sala de emergencia del hospital, el Sr. López, el
demandante, fue interrogado por la enfermera por cómo ocurrió el accidente y él dijo
puntualmente: “no lo recuerdo; todo ocurrió muy rápido”. Eso está justo en el reporte de la sala
de emergencia, y nosotros le vamos a mostrar ese reporte cuando sea el turno de nuestra
evidencia.
Y si el demandante no menciona la carga de la prueba en el alegato, eso es tierra fértil para
usar en su contra, sobre todo en casos criminales.
Ejemplo:
Señores del jurado, lo más importante que ustedes deben tener en cuenta en este caso es lo
que, precisamente, el fiscal no les dijo ni mencionó. Este es un caso criminal. Bajo nuestra
constitución, el fiscal es el que tiene el deber de probar. Él debe probar todo lo que dijo más allá
de toda duda razonable.
Por sobre esas cosas, recuerde que el alegato de apertura de la defensa no tiene que ser
necesariamente defensivo. Debe contar una historia al jurado asertiva y positiva, que convenza
al jurado, y que remita a la evidencia que la defensa presentará luego de que lo haga el
demandante o acusador; eso es necesario para que el jurado entienda completamente lo que
ocurrió.
Por ejemplo, el más difícil alegato de apertura de la defensa en un caso criminal es aquel en el
que la defensa no tiene evidencia propia. En esos casos se suele hablar de la presunción de
inocencia, de la carga de la prueba más allá de toda duda razonable, que la defensa no debe
probar nada, etc. Los jueces dejan que se discuta la evidencia, aunque lleve a pensar que se
discute la ley. En estos casos, es común que la defensa señale que su evidencia va a surgir de
los contrainterrogatorios de los testigos del fiscal; o que le indique al jurado que preste
atención en las debilidades de la fiscalía, que allí está lo importante.
Ejemplo:
El testimonio de los testigos de la fiscalía dejará varias dudas sobre si fue arrestada la persona
correcta. Escuchen con atención cuando esta parte interrogue a esos testigos. Sabremos más
de esos testigos en nuestro contrainterrogatorio que lo que han dicho en el interrogatorio
directo del fiscal. ¿Ellos tuvieron en serio oportunidad de ver con claridad el robo? ¿cuán oscuro
estaba ese callejón? ¿Cuán rápido ocurrieron los hechos? ¿Qué clase de descripción hicieron en
la primera oportunidad? Miembros del jurado Escuchen cuando nosotros interroguemos a los
policías: ¿Algún objeto de los robados fue encontrado entre las pertenencias del Sr. Martínez?
¿Hay alguna prueba material o similar que conecte a mi cliente con el robo? ¿Hubo algún
reconocimiento confiable? Una vez que hayan escuchado toda la evidencia, sobre todo
nuestros contrainterrogatorios, se darán cuenta que se ha cometido una injusticia y que han
detenido al hombre equivocado.
Segundo, evite si puede usar el podio, porque es una barrera con el jurado y le impide usar
lenguaje corporal o gestual y hacer contacto visual.
Tercero, use lenguaje simple y estructure bien el alegato para que sea claro. Un error es
escribir el alegato y luego decirlo; por lo general, el lenguaje escrito es más formal que el
verbal, y no suena genuino. Haga el método contrario: primero practíquelo oralmente usando
las palabras con que uno habla comúnmente, y luego tome las notas.
Cuarto, practique decir el alegato sin usar notas o, a lo sumo, usando una guía de una sola
página. Las anotaciones impiden una comunicación persuasiva y distrae al litigante. También el
jurado se da cuenta que todo lo que dice el litigante lo trae ya escrito y no es espontaneo o
creíble. Hablar sin anotaciones convence más.
Hablar mirando a todos los miembros del jurado, no a uno o dos o tres solamente.
6. Problemas comunes:
3. Débiles etiquetas.
5. Floja presentación.