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INFORME ANALITICO
UNIDAD I: LA ETICA
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MATURÍN, SEPTIEMBRE 2021.
Primeramente debemos señalar que las RELACIONES ENTRE EL
DERECHO Y LA MORAL en el ordenamiento jurídico es factor necesario para la
constitución y organización de toda la sociedad. Así mismo Derecho y Moral
responden a dos modelos distintos en orden al deber, pero intrínsecamente
conectados desde su misma raíz. De lo bueno-malo a lo licito-ilícito. El derecho, lo
mismo que la moral, tiene su fundamento justificación en la ética. Esto quiere decir
que no es lo mismo “licitud jurídica” que “exigencia moral”, porque no responden a
la misma motivación ni mismo origen causal: el acto humano moral se rige por la
conciencia; el jurídico se rige directamente por la ley. El acto humano oral es
autónomo y el jurídico es heterónomo.
Por otra parte, la moral y el derecho se distinguen en sus consecuencias
prácticas: las normas jurídicas son coercitivas por heterónomas; las normas
morales son, o indiferentes o plausivas o conflictivas o reprensorias, por
autónomas. Las jurídicas se reducen a la materialidad de la acción, al
cumplimiento de una ley; las morales se valoran por la rectitud de intención,
fundada en la “voz-ley” de la propia conciencia.
Según Kant, legalidad es el acuerdo de una acción; oralidad, en cambio es el
carácter de una acción, movida por el imperativo del deber. De lo dicho podemos
concluir que, si bien el derecho y moral son cualitativamente distintos, son
interdependientes y deben proyectarse al ser-moral-social, síntesis del
humanismo ético, basado en el deber-ser del hombre.
HISTORIA DE LA ABOGACÍA.
Si bien hoy día esta profesión conforma una parte sustancial de la vida de la
humanidad, la misma en su accionar no tiene raíces recientes; pues mucho antes
de conocer a los Abogados, litigantes en este caso, como los vemos hoy día; han
pasado miles de años de historia de la civilización humana donde el Derecho ha
estado presente en cada etapa de la vida propia, y con ello el inicio del actuar en
su debida etapa de los insignes Abogados.
Primeramente debemos saber ¿de qué se encarga la Abogacía? Pues bien,
la misma ha sido entendida durante miles de años muy básicamente como la
actividad de quien se dedica a interceder por otro. En la antigua Grecia, para los
años 590 a.C. comenzaban a verse los primeros indicios de profesionalización de
esta actividad, esto producto de que comenzaron los Jueces de los Tribunales
Griegos a obligar a las partes a sostener por sí mismos sus Derechos en cuestión
con base en la antigua Ley de Solón, la cual destacaba que quienes necesitaban
dirimir alguna “litis” debían defender su causa en forma personal; fue así hasta que
las Leyes promulgadas por el legislador y uno de los siete sabios de Grecia,
Solón, dispusieron una serie de reglas para que las partes contaran con la
asistencia de un pariente o de un amigo que completara sus alegatos jurídicos,
siendo la abogacía signada en este momento con el nombre de “synagor” en la
mencionada Grecia, tiempo después aparecen en la vida jurídica de los Tribunales
en la misma, los llamados “logógrafos”, quienes vendían a los ciudadanos
defensas preparadas de antemano para las causas.
Comenzaban a verse entonces rasgos más claros del ejercicio del Derecho
tal como lo conocemos hoy día. Algunos de estos primitivos abogados fueron
ilustres como el Filósofo; Antifonte de Atenas, el orador ático Iseo, o el mismísimo
estadista Pericles, quien es considerado el primer abogado de la historia de la
humanidad; quienes sin ser profesionales del Derecho como los conocemos hoy
día, escribían discursos de defensa o acusación para las causas fuera de los
Tribunales y los vendían a las partes para su lectura en la audiencia. En las
mismas leyes de Solón se encontraron estatutos para el ejercicio de la Abogacía,
en las cuales desataca un punto histórico el cual es que las mujeres por razón de
género no podían ejercer como Abogadas.
Ahora bien, la antigua Roma es reconocida históricamente como la creadora
del Derecho Occidental, pues es acá por ende donde se tienen más claros
conocimientos del ejercicio de la Abogacía hace miles de años como hoy día; es
destacable primeramente que en Roma la administración de Justicia o las
formulas procesales del Derecho estaban en mano de los Sacerdotes, no obstante
mil años después Justiniano destaca que los Jurisconsultos pueden ser
considerados sacerdotes de la Justicia; alta relación entre ambas, por ende. En el
antiguo foro romano, donde se llevaban a cabo los actos de justicia, quien tenía la
capacidad de ejercer defensa o interceder por otro ante el tribunal en cuestión
tenía la figura de “Patrono” por lo que es aquí, en la antigua Roma donde se
origina la hoy conocida función del Abogado con un enfoque más profesional;
cambiada la denominación luego a “advocati” o “causidici” que es cuando la
defensa ante el Tribunal de Justicia se convierte plenamente en una verdadera y
legitima profesión de ejercicio. Uno de los datos mas llamativos es que en principio
esta práctica era sin fines de lucro y significaba a quien la ejercía un alto honor; sin
embargo posteriormente se autorizaron las llamadas, contraprestaciones, y se
debía entonces celebrar un contrato de arrendamiento de servicio para tales
efectos. Esto ya muy semejante a las prácticas de Derecho de hoy día en la tarea
de Abogados que ejercen la Defensa Privada en las causas, quienes actúan en
litigios bajo la defensa de un procesado, a cambio de intereses previamente
establecidos.
Asimismo la historia de la antigua roma, donde conocemos el inicio
profesional de los abogados, nos habla de otro tipo de estos; como lo fueron los
Abogados que realizaban funciones notariales, acciones que al principio fueron
atribuidas a diferentes oficiales públicos y privados, algunos con los nombres de
“notarri”, los “amanuenses”, “cognitor” o “logofraphis”; sin embargo el antecedente
fijo y más conocido a estos abogados que actuaban como notarios eran los
tabullarius y el tabellio. De esta forma clara se es entendido el ejercicio de la
abogacía a lo largo del tiempo, que nunca ha dejado a un lado su actitud de
defensa e intercesión por los demás, persiguiendo justica, ante tribunales
pertinentes.