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Desde mi labor educativa y mi experiencia como profesora de aula multigrado, realizo

análisis de mi quehacer docente, desde una mirada objetiva y constructiva.

Mi principal fortaleza que identifico en el Marco de la Buena Enseñanza (MBE) a través de


la descripción de sus 4 dominios, está en el Dominio B “Creación de un ambiente
propicio para el aprendizaje” en su criterio B3 Manifiesta altas expectativas sobre las
posibilidades de aprendizaje de todos/as los alumnos/as.

Mi mayor compromiso como docente (en contexto rural) es promover el desarrollo de la


autonomía en mis estudiantes, altas expectativas de logro y desafíos de aprendizajes con
foco en el desarrollo integral de todos los alumnos/as.

Cuando hablo de situaciones de aprendizaje desafiantes, me refiero a generar espacios,


apropiados donde pongan a prueba su creatividad y el trabajo en equipo, para ello como
parte de mi planificación, es realizar actividades en ambientes que posibilite la indagación
y la búsqueda, a través, de espacios desafiantes, lúdicos e inclusivos, donde todos y
todas se sientan incorporados, como también, incluir espacios no tradicionales (aula), o
espacios naturales que nos brinda el medio en que estamos inmersos. (sala a cielo
abierto), apreciar los recursos educativos locales; valores, tradiciones, características e
intereses.

Es parte de mi sello profesional la interacción pedagógica, no solo demostrando a mis


alumnos/as una actitud positiva frente al aprendizaje, si no que generando una
organización eficiente de la clase (normas de convivencia e involucramiento de todos los
estudiantes.) establecer conexión emocional y sensibilidad frente a sus dificultades de
aprendizaje, donde todos y todas se sientan incorporados, reconocidos y aceptados.

Diseñar y desarrollar procesos pedagógicos eficientes e innovadores para el


mejoramiento de los aprendizajes.

La debilidad que identifico dentro de mi práctica profesional, está en el Dominio A


“Preparación de la enseñanza” en su criterio A5 Las estrategias de evaluación son
coherentes con los objetivos, la disciplina que enseña, el marco curricular y
permiten a todos los alumnos demostrando lo aprendido.

Al analizar mi práctica desde mi debilidad o falencia puedo establecer que, en este


momento (contexto COVID y educación asincrónica) donde el estudiante prepara su
aprendizaje fuera del aula, mi principal dificultad está en la evaluación, al momento de
evaluar los aprendizajes de mis estudiantes, no logro establecer en la evaluación de
manera fehaciente los objetivos que me propongo, con las actividades propuestas.

Dentro de la misma, también, puedo identificar que en la formulación de las preguntas de


la evaluación no se observan posibilidades que los alumnos/as desarrollen habilidades
superiores del pensamiento, como, por ejemplo; interpretar, formular hipótesis entre otras.

Escasa retroalimentación de manera permanente, para potenciar su aprendizaje. (Escuela


rural sin conectividad)

Nula retroalimentación entre pares.

Esto no me permite identificar con claridad los aprendizajes logrados, para brindar el
reforzamiento y tomar decisiones pedagógicas oportunas.

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