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India: ¿Por qué disminuye la participación de las mujeres en

la fuerza laboral?
En India, más y más mujeres se inscriben en las escuelas secundarias, pero está es la
sólo una de las razones del descenso en el número de mujeres que trabajan o buscan
empleo.
Analísis | 13 de febrero de 2013
NUEVA DEHLI (OIT Noticias) – En Asia Meridional, las mujeres tienen muchas
menos probabilidades que los hombres de estar empleadas o de estar buscando
trabajo.

Mientras que más de 80 por ciento de los hombres en la región están empleados o
están buscando trabajo, el número de mujeres es mucho menor: 32 por ciento.

Esta tasa tan baja se debe en gran parte a las actitudes culturales y a las normas
sociales con respecto a las mujeres.

Pero en algunos lugares de Asia Meridional, la participación de las mujeres en el


mercado laboral está disminuyendo aún más y es considerada como una de las
causas principales que explican el lento crecimiento del empleo.

Una de estos lugares es India. Según el informe Tendencias Mundiales del


Empleo de la OIT 2013, la tasa de participación en la fuerza de trabajo de las
mujeres disminuyó de poco más de 37 por ciento en 2004-5 a 29 por ciento en
2009-10. De los 131 países con datos disponibles relativos a la participación de las
mujeres en la fuerza laboral, India se sitúa en el 11° lugar a partir de la posición
inferior de la clasificación.

“A pesar del crecimiento económico muy rápido que ha experimentado India


durante los últimos años, observamos un descenso en las tasas de participación
femenina en la fuerza de trabajo en todos los grupos de edad, en todos los niveles
de educación, y tanto en las áreas urbanas como en las rurales”, dijo el
economista de la OIT, Steven Kapsos, durante la presentación del informe en
India.

La tendencia puede ser explicada en parte debido al hecho de que un número


creciente de mujeres en edad de trabajar se inscribe en los institutos de educación
superior y por el incremento del ingreso de los hogares, ya que las mujeres que
pertenecen a hogares que tienen un mayor bienestar tienen tasas de participación
más bajas. Pero esta es sólo una parte de la situación, según Kapsos.

“Entre otras causas potenciales figuran los problemas de medición que subestiman
el empleo de las mujeres, sumados a una disminución general de las
oportunidades de empleo para las mujeres, a medida que enfrentan una creciente
competencia con los hombres por empleos insuficientes”, afirmó Kapsos. La crisis
financiera mundial y las escasas lluvias del monzón en 2009, pueden haber
contribuido a este descenso.

En términos de una disminución de las oportunidades de empleo, la segregación


ocupacional parece desempeñar un papel importante en imponer limitaciones a las
mujeres: en India, las mujeres tienden a estar agrupadas en ciertas industrias y
ocupaciones, como la agricultura de subsistencia, el comercio, los servicios
básicos y la producción artesanal.

El problema es que estos sectores no han experimentado un crecimiento del


empleo en los últimos años, lo cual ha frenado el crecimiento del empleo femenino.
El empleo de mujeres creció de 9 millones entre 1994 y 2010, pero la OIT estima
que podría haber crecido casi el doble si las mujeres hubiesen tenido el mismo
acceso a las mismas industrias y profesiones que los hombres.

“La incapacidad de ofrecer a las mujeres un acceso pleno al mercado laboral es


una subutilización de los recursos humanos que frena la productividad y el
crecimiento económico”, señaló Kapsos.

Fortalecer la legislación antidiscriminatoria en el empleo en todas las profesiones


será un paso esencial para ampliar las oportunidades de trabajo de las mujeres.
Además, reducir las grandes diferencias salariales y de las condiciones de trabajo,
que con frecuencia se observan entre mujeres y hombres, puede contribuir a
incrementar el número de mujeres que buscan trabajo.

Por último, es esencial disponer de una información adecuada sobre el mercado


laboral para elaborar buenas políticas. Además son necesarios mayores esfuerzos
para afinar las herramientas de medición utilizadas para analizar la participación de
las mujeres en el mercado laboral.

La OIT y el ministerio de Trabajo y Empleo de India han organizado un seminario


de dos días (14 y 15 de febrero) titulado "La participación de las mujeres en el
mercado de trabajo en India y Asia Meridional".

(Nueva York) – El hecho que el gobierno indio no vele adecuadamente por el


cumplimiento de su ley de acoso sexual deja a millones de mujeres expuestas a
abusos en el lugar de trabajo sin acceso a ningún tipo de remedio, dijo Human
Rights Watch en un informe publicado hoy. El gobierno debe garantizar
urgentemente el cumplimiento de su Ley de 2013 sobre el Acoso Sexual a
Mujeres en el Lugar de Trabajo (Prevención, Prohibición y
Reparación), popularmente conocida como Ley POSH.

Octubre 14, 2020


“No #MeToo for Women Like Us”
Poor Enforcement of India’s Sexual Harassment Law

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El informe de 56 páginas “‘No #MeToo for Women Like Us’: Poor Enforcement
of India’s Sexual Harassment Law” (“‘No hay #MeToo para mujeres como
nosotras’: la inadecuada aplicación de la ley de acoso sexual en la India”)
concluye que, si bien las mujeres en la India se están pronunciando cada vez
más en contra del abuso sexual en el trabajo, en parte impulsadas por el
movimiento global #MeToo (YoTambién), muchas, particularmente en el sector
informal, todavía se ven limitadas por el estigma, el miedo a las represalias y las
barreras institucionales a la justicia. El gobierno central y los gobiernos locales
no han promovido, establecido ni monitoreado los comités de quejas –una
característica central de la Ley POSH– para recibir denuncias de acoso sexual,
realizar investigaciones y recomendar acciones contra los responsables de
abusos.

“El movimiento #MeToo ayudó a arrojar luz sobre la violencia y el acoso en el


trabajo, pero las experiencias de millones de mujeres en el sector informal de la
India siguen siendo invisibles”, dijo Meenakshi Ganguly, directora de Asia
meridional para Human Rights Watch. “India tiene leyes progresistas para
proteger a las mujeres del abuso sexual por parte de sus jefes, compañeros de
trabajo y clientes, pero no ha tomado medidas básicas para velar por el
cumplimiento de estas leyes”.

Human Rights Watch llevó a cabo una investigación de campo y más de 85


entrevistas en Tamil Nadu, Haryana y Delhi a mujeres que trabajan tanto en el
sector formal como en el informal, dirigentes sindicales, activistas de derechos
laborales y de las mujeres, abogados y académicos. Los hallazgos también se
basan en investigaciones realizadas por organizaciones indias.

Inspiradas por el movimiento global #MeToo, las mujeres que han presentado
denuncias contra hombres en puestos de alto nivel a menudo han enfrentado
reacciones violentas, las cuales incluyen amenazas, intimidación, represalias,
intentos de soborno, vacíos y prejuicios en los procedimientos legales y estigma.
Los acusados con frecuencia han utilizado la ley de difamación penal de la era
colonial contra las mujeres que se atreven a denunciar los abusos. Esto produce
un efecto escalofriante que disuade a otras víctimas de alzar la voz.
La presunta violación en grupo y asesinato en septiembre de 2020 de una mujer
dalit de 19 años en el estado de Uttar Pradesh puso de relieve tanto la violencia
desenfrenada contra las mujeres en India como la violencia estructural contra
las comunidades pobres y marginadas. La respuesta de las autoridades ilustra
las barreras que enfrentan las mujeres para acceder a la justicia.

La gran mayoría de las trabajadoras de la India –el 95 % (195 millones)– están


empleadas en el sector informal, con trabajos que van desde la venta ambulante,
trabajo doméstico, agricultura y construcción, hasta trabajos a domicilio como
tejer o bordar. También hay 2,6 millones de trabajadoras dedicadas a la
nutrición y atención de la primera infancia bajo los Servicios Integrados de
Desarrollo Infantil del gobierno; más de 1 millón de Activistas de Salud Social
Acreditadas (ASHA, por sus siglas en inglés) que trabajan como trabajadoras
comunitarias de la salud; y 2,5 millones de cocineras del “Programa Comida del
Mediodía”, que preparan los almuerzos gratuitos que se ofrecen en las escuelas
públicas.

“Para mujeres como yo, ¿qué es el #MeToo? La pobreza y el estigma significan


que nunca podemos alzar la voz”, dijo una trabajadora doméstica a tiempo
parcial que fue acosada sexualmente por un guardia de seguridad. “No hay un
lugar seguro para mujeres como nosotras”.

La Ley POSH de 2013 obliga a los empleadores a tomar medidas para proteger a


las empleadas del acoso sexual en el lugar de trabajo y proporcionar
procedimientos de resolución, conciliación o enjuiciamiento. Amplió la
definición de lugar de trabajo y abarca el sector informal, incluidas las
trabajadoras domésticas. Protege a todas los trabajadoras en cualquier lugar
visitado por la empleada durante el curso de su empleo, incluidos medios de
transporte.

La ley se basa en las “Directrices Vishaka” establecidas por la Corte Suprema en


1997, que obligan a los empleadores a tomar medidas para proteger a las
empleadas del acoso sexual en el trabajo después de que Bhanwari Devi, una
trabajadora social del gobierno, fuera violada en grupo en 1992 como represalia
por sus esfuerzos por impedir un matrimonio infantil en su familia.  

La Ley POSH requiere que los empleadores creen un Comité Interno en cada
oficina con 10 o más empleados. Para otros establecimientos con menos de 10
empleados y para mujeres que trabajan en el sector informal, el funcionario de
distrito o recaudador del gobierno estatal debe formar un Comité Local en cada
distrito.

Estos comités procesan las denuncias y recomiendan acciones que van desde
una disculpa por escrito hasta el despido, las cuales proporcionan alternativas a
la presentación de una denuncia penal ante la policía. Según la Ley POSH, el
gobierno también es responsable de desarrollar materiales de capacitación y
educación, organizar programas de concientización, monitorear la
implementación de la ley y mantener datos sobre el número de casos de acoso
sexual presentados y resueltos en el lugar de trabajo. Pero los estudios muestran
que muchos de estos Comités Locales simplemente no existen y que, cuando
existen, no hay información disponible públicamente sobre cómo acceder a
ellos.

 “La mayoría de las mujeres sufren en silencio hasta que se vuelve insoportable,
y luego simplemente intentan conseguir otro trabajo”, dijo Sonia George, una
alta funcionaria de un sindicato. “Tampoco quieren decírselo a sus familias
porque temen que se les impida trabajar”.

Las trabajadoras domésticas corren un riesgo especial de sufrir acoso sexual y


violencia debido a su aislamiento en hogares privados y su exclusión de muchas
protecciones laborales claves garantizadas a otros trabajadores. Para las
trabajadoras del hogar, la Ley POSH dice que los Comités Locales deben remitir
el caso a la policía, lo cual las deja sin recurso civil alguno. El gobierno indio
debería enmendar la ley para garantizar que las trabajadoras del hogar tengan el
mismo acceso a la justicia con plazos determinados a través de los comités
locales que otros trabajadores, dijo Human Rights Watch.

Si bien la mayoría de las empresas del sector privado tienen Comités Internos,
muchos existen únicamente en el papel para demostrar el cumplimiento de las
leyes, sin ningún compromiso por mejorar la cultura del lugar de trabajo. Los
empleadores toman pocas medidas para cumplir con sus otras funciones, como
la prevención, la sensibilización sobre lo que constituye el acoso sexual y las
consecuencias de ese comportamiento.

Tanto en el sector formal como en el informal, el gobierno debería establecer


sistemas de seguimiento eficaces para los comités y publicar informes
periódicos para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. El
gobierno debe establecer Comités Locales en todos los niveles del gobierno local
para garantizar fácil acceso y realizar capacitaciones periódicas para los
miembros del comité, los magistrados de distrito y otros funcionarios de distrito
pertinentes.

En junio de 2019, el gobierno de la India, los representantes de los grupos de


trabajadores de la India y los representantes de las asociaciones de empleadores
de la India votaron a favor de la Conferencia General sobre la Violencia y el
Acoso de la Organización Internacional del Trabajo, un tratado histórico que
establece estándares globales para prevenir y responder a la violencia y el acoso
en el lugar de trabajo.

India debería ratificar el tratado de la OIT y hacer cumplir plenamente la Ley


POSH, dijo Human Rights Watch.

“El gobierno indio debe defender los derechos de las mujeres, ya sean
empleadas domésticas, trabajadoras de programas gubernamentales o
empleadas administrativas, a trabajar con seguridad y dignidad”, dijo Ganguly.
“El gobierno debería coordinar con las organizaciones de trabajadoras y los
grupos de derechos humanos para abordar el acoso sexual y la violencia como
un problema clave en el lugar de trabajo, participar en campañas de
información y garantizar que quienes enfrentan abusos puedan obtener el apoyo
y los remedios que merecen”.

Casos ilustrativos del informe

Shanta (seudónimo), trabajadora sanitaria


Shanta, de 38 años, trabajadora sanitaria de ASHA en Haryana, dijo que las
trabajadoras sanitarias son particularmente vulnerables cuando son convocadas
para trabajar de noche. Si presentan una denuncia, se ven sometidas a una
intensa presión por parte de la familia del acusado, la sociedad y su propia
familia para que la retiren. En enero de 2014, un contratista de una obra en
construcción llamó a Shanta para que ayudara a una mujer que estaba a punto
de dar a luz. Dijo que acompañó a la mujer a un hospital, pero que el conductor
de la ambulancia trató de abusar de ella en el camino de regreso:
 

No dije nada en casa porque tenía miedo, pero llamé al médico encargado y le
conté lo sucedido. El personal y los supervisores me ayudaron y encontramos al
conductor tres días después. Pero luego la policía y otros trabajadores de ASHA
me pidieron que transigiera. Se disculpó frente a decenas de trabajadores de
ASHA y me pidieron que no presentara una denuncia oficial. Pero nadie me dijo
que había una ley y que podía presentar una denuncia ante un Comité Local.

Kainaat (seudónimo), trabajadora doméstica


Kainaat, de 25 años, se convirtió en trabajadora doméstica cuando tenía 12 años
después de que su familia emigrara de Bengala Occidental a Gurgaon en busca
de trabajo. Durante los primeros años, de niña, trabajó como empleada
doméstica interna en varios hogares, sufriendo palizas y amenazas. En 2012,
cuando tenía 17 años, un hombre mayor la acosó sexualmente:

Cuando sus hijos y nietos salían, él se quedaba en casa a propósito y me seguía.


Me daba palmaditas en la espalda, pero luego empezaba a manosearme por
otras partes. Traté de ignorarlo. Una vez, cuando hizo esto, no había nadie en
casa, así que fui al baño y no salí hasta que volvieron los demás. Sabía que nadie
me creería si se lo contaba, así que guardé silencio. Ese hombre solía decirme:
“Ponte un vestido corto, te verás mejor en él”. Lo aguanté porque tenía que
ganar dinero para mantener a mi familia. Pero finalmente renuncié porque
estaba muy frustrada y decidí no trabajar más como empleada doméstica.

 
En definitiva la calidad del empleo se ha ido deteriorando

en general a lo largo de los últimos años, y en especial para las

mujeres. En la India la mujer está confinada (incluso las muje-

res con estudios superiores) en el sector informal y el subem-

pleo; además, la tasa de desempleo está inversamente relacio-

nada con la tasa de empleo casual, lo que sugiere que ambas

categorías se solapan.

La mayoría de las mujeres suele trabajar en el sector agríco-

la y de forma casual. Los datos para 1993-1994 nos dicen que 87.8%

de los trabajadores registrados como casuales eran mujeres.

En India el desempleo es un problema que también afecta

más a las mujeres que a los hombres, y las diferencias salariales

entre géneros son de 30% aproximadamente. El trabajo de mu-

chas mujeres resulta “invisible” porque no incrementa en nin-

gún punto el producto nacional. Otra característica del traba-

jo femenino es la doble jornada laboral: en India las mujeres

trabajan doce horas más a la semana que los hombres en pro-

medio.19 Según Sen, la libertad de encontrar trabajo es determi-

nante para la igualdad entre géneros, así como ganar una renta

y trabajar fuera de casa, tener derechos de propiedad, y saber

leer y escribir.

Las mujeres representan cerca de la tercera parte de la fuerza

laboral total en India; sin embargo, su tasa de participación en

el mercado laboral representa sólo la mitad de la de los hombres. Las diferencias entre
géneros se originan por las diferen-

cias en la educación y en la permanencia en el sistema educa-

tivo de las niñas. Estos datos evidencian la discriminación por

género en el mercado laboral indio.


Las últimas investigaciones en India muestran que solo 125 millones de
mujeres en edad de trabajar están empleadas, aunque desde 2004 cada vez son
menos las que están en esa situación.

Solo si este país de 1.200 millones de personas, con 380 millones de mujeres
en edad de trabajar, se concentra en ofrecer a las mujeres las mismas
oportunidades laborales que a los hombres, logrará alcanzar los objetivos de
desarrollo y reducir la pobreza.

Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), la participación


femenina en la fuerza de trabajo está entre las más bajas de los mercados
emergentes y de otros países de características similares.

“Tenemos que reconocer que tenemos una crisis para luego trabajar en el
empoderamiento de las mujeres y así ayudar a India a desarrollar todo su
potencial económico”: Preet Rustagi.
La participación de la mujer en el mercado laboral (la proporción de mujeres
en edad de trabajar que tienen o buscan empleo), es de 33 por ciento, casi la
mitad del promedio de Asia Pacífico y muy por debajo del mundial, que es de
50 por ciento.

En India se instaló un debate sobre igualdad de género en las juntas directivas


de las empresas, donde las mujeres apenas si constituyen cinco por ciento de
los integrantes, la más baja de todos los países del grupo de economías
emergentes del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Una nueva ley aprobada en 2013 exigía a todas las empresas registradas en la
bolsa de valores a tener por lo menos una mujer en su junta directiva para
agosto de 2014. Pero el plazo tuvo que ampliarse hasta este mes porque solo
una pocas lo concretaron.

La falta de mujeres en el mercado laboral de India es una “enorme pérdida de


oportunidades” para el crecimiento económico del país, se lamentó la
directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde.

La diversidad de género en el ámbito laboral no se trata de corrección política,


sino de un imperativo económico, sostienen economistas.

Un estudio del FMI, publicado en 2013, concluye que el crecimiento de India


sufrió el impacto de la exclusión laboral femenina.

“Suponiendo que la brecha de género se divide a la mitad para 2017 y se


recorta a un cuarto del valor de 2008 para 2027, el ingreso por habitante de
India podría ser de entre 10 y 13 por ciento superior a la línea de base si se
mantiene incambiada la desigualdad de género para 2020 y 2030”
respectivamente”, señala el informe.
Una explicación de la aparente “ausencia” de trabajadoras es la escasez de
datos a escala nacional en el sector informal. Como la mayoría de las mujeres
realizan tareas no remuneradas, como el trabajo doméstico, no “cuenta” su
contribución a la economía cuando se registran los datos del mercado laboral.

“El trabajo que realiza una mujer en su propia casa no se registra como
actividad económica, y no se tiene en cuenta para las estadísticas nacionales
de ingresos”, explicó Preet Rustagi, directora del Instituto para el Desarrollo
Humano de Nueva Delhi.

“Su situación es peor que la de los servicios domésticos pagos, pues por lo
menos se consideran una actividad económica y cuentan en los ingresos del
país”, precisó.

Las mujeres asumen varias responsabilidades como cocinar, cuidar a las


personas mayores y criar a los hijos, todos trabajos cruciales para la economía
y la sociedad india, remarcó Rustagi.

En los pueblos rurales, las mujeres, además, realizan tareas vitales como criar
ganado, los que también queda fuera de los registros, añadió.

Hay normas culturales que también sabotean el ingreso de las mujeres al


mercado laboral formal.

“La cultura patriarcal arraigada idealiza a las mujeres en, y las limita a, los
papeles de esposas y madres. Las nociones de superioridad socio-ritual de un
grupo o familia pueden vincularse directamente a mayores restricciones sobre
las mujeres, incluida su movilidad física y un empleo fuera de su casa”,
explicó Bhim Reddy, editora adjunta del Diario de Desarrollo Humano, quien
ha investigado mucho sobre las prácticas de reclutamiento de personal en el
mercado laboral.

Reddy también observó que la matricula escolar desigual, en especial de


jóvenes mujeres de entre 14 y 21 años, también contribuyó a la asimetría en la
fuerza de trabajo.

“Una mayor proporción de mujeres en ese grupo etario, que solía formar parte
de la fuerza laboral, ahora está en escuelas secundarias y facultades, y eso se
refleja en la disminución de mujeres en el mercado laboral”, explicó Reddy.

Si bien el número de universitarias se multiplicó, esto no se tradujo en un


aumento proporcional de profesionales en el mercado laboral, según una
investigación de Everstone Capital, una empresa de inversiones.
Con 22 por ciento, la proporción de graduadas que ingresa al mercado laboral
es más baja que las mujeres analfabetas que encuentran empleo.
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La participación de las mujeres indias en la fuerza de trabajo cayó de 33,7 por


ciento, en 1991, a 27 por ciento, en 2013, según estadísticas de la
Organización de las Naciones Unidas. Entre 2011 y 2012, había menos de 20
por ciento de mujeres entre los trabajadores de los sectores no agrícolas.

Es sorprendente que la participación laboral femenina resulte particularmente


baja entre las profesionales de las ciudades, un sector que se presume
encuentra menos barreras sociales.

Según datos oficiales, entre 2009 y 2010, la proporción de mujeres dedicadas


a tareas domésticas no remuneradas trepó a 57 por ciento en las ciudades entre
las que tenían título de grado o más, con respecto al 31 por ciento registrado
entre sus pares rurales con educación primaria o media.

Los especialistas sostienen que la mecanización y la incorporación de nuevas


tecnologías en la agricultura y la construcción llevó a una “masculinización”
del empleo para algunas tareas en esos sectores.

Además, la explotación y el acoso en el ámbito laboral empeoraron la


situación. India aprobó una nueva ley para combatir el problema, según la cual
las organizaciones con más de 10 empleados deben contar con un comité de
protestas para investigar las denuncias.

Pero según un estudio de la Universidad de Jawaharlal Nehry, menos de 20


por ciento de los empleadores de la capital cumplen con la norma.

Además de las campañas de sensibilización, los activistas reclaman mayor


inversión en infraestructura, seguridad en el transporte público, mejores
centros para el cuidado infantil y recortes tributarios para atraer a las mujeres
al mercado laboral.

“Tenemos que reconocer que tenemos una crisis para luego trabajar en el
empoderamiento de las mujeres y así ayudar a India a desarrollar todo su
potencial económico”, subrayó Rustagi.

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