Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
AMÉRICA LATINA
BOLIVIA
CLACSO
2019
La construcción de una política pública que atienda la emergencia de la igualdad
de género en el trabajo en Bolivia
Introducción
Desde esa perspectiva, promover y fortalecer el acceso al trabajo debe ser un pilar
esencial de los Estados. Este rol del Estado en principio se vinculó el empleo con la
protección social bajo lo que se denomina la teoría del Estado. Si bien esta primera
vinculación dio lugar a la generación de políticas públicas que permitieran superar estas
cuestiones, ese derecho al trabajo no ha sido garantizado en igualdad de condiciones
para las mujeres.
Esta desigualdad deviene muchas veces de la situación económica que viven las
mujeres, la desigualdad en el acceso a la educación, capacitación y especialización;
ocasionando que se acepten salarios bajos en condiciones de trabajo deficientes, que
genera que frecuentemente se prefiera a hombres. Esto se suma a otros muchos temas
que dificultan el acceso de las mujeres, tales como las prácticas de contratación,
remuneración, segregación, ascenso y movilidad horizontal, condiciones y horarios de
trabajo inflexibles, la falta de acceso a los recursos productivos.
Por otro lado, un asunto importante a tener en cuenta es la distribución inadecuada de
las tareas familiares, la maternidad y el cuidado del hogar, que genera una doble labor
de la mujer. Sumando a la falta de medidas de apoyo como las de guardería siguen
restringiendo el acceso al empleo y a oportunidades económicas profesionales,
dificultando su participación en las actividades económicas. Del mismo modo el acoso y
la violencia laboral que se han incrementado en los últimos años, genera deserción en
las mujeres que han logrado ingresar el mundo del trabajo. La falta de medidas estatales
para contrarrestar esta situación ha impedido lograr una efectiva protección de la mujer
en este ámbito.
En este contexto, el presente trabajo pretende en realizar una revisión y análisis de las
políticas adoptadas en Bolivia para promover y fortalecer el acceso al trabajo, con un
enfoque de género. Para ellos es imprescindible visibilizar los factores que suponen un
obstáculo para las oportunidades de empleo para las mujeres, entre las que destacan:
prestación de cuidados, penalización de la maternidad, violencia y acoso en el trabajo,
remuneración más baja para los mismos puestos laborales, entre otros.
A fin de abarcar el tema del modo más sustantivo posible, se realizará una breve
descripción de los antecedentes y los principales obstáculos en el acceso al trabajo para
las mujeres. A continuación se aterrizará en la situación específica de las mujeres
trabajadoras en Bolivia y las políticas introducidas durante los últimos años para
superar los obstáculos que se atraviesan. Posteriormente se realizará un análisis de los
resultados y finalmente, las conclusiones permitirán presentar un panorama de la
situación actual y esbozo de plan de acción para superar estas brechas.
Desarrollo
El trabajo como tal constituye un eje central de la sociedad, esta actividad representa
una generación de ingresos para el bienestar del núcleo familiar, y el desarrollo de las
capacidades. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el trabajo es
definido “como el conjunto de actividades humanas, remuneradas o no, que producen
bienes o servicios en una economía, o que satisfacen las necesidades de una comunidad
o proveen los medios de sustento necesarios para los individuos”. En esta definición se
puede observar al menos dos aristas del trabajo, su dimensión social y su dimensión
económica.
Si bien el trabajo fue definido en función a quien ejercía poder económico en el hogar,
desde los años 60 y 70 los movimientos feministas empiezan a criticar esta forma de
entender la economía, intentando poner en la palestra la contribución de las mujeres al
sistema económico. De ese modo el sesgo de género estuvo siempre presente,
identificando a las mujeres con tareas domésticas y de cuidados, traspolando esta
realidad a una concepción asimétrica de la distribución del poder entre géneros, y sus
lógicas consecuencias.
A lo largo de los años las nuevas corrientes de derechos humanos, tendencias sociales,
familiares, etc, han ido progresivamente reconfigurando las condiciones de las
relaciones laborales y de los sistemas de seguridad social y protección basados en el
trabajo asalariado. De ese modo la presencia de las mujeres, ya sea por razones
económicas o de realización personal, ha ido adquiriendo cada vez mayor importancia
en el mundo laboral. Cabe señalar que sobre todo en las últimas décadas esas tareas
históricamente asignadas a las mujeres se han visto asimismo modificadas (Wanderley,
2008). Sin embargo, pese a que el incremento podría significar un cambio positivo, ha
marcado la precarización de las condiciones laborales y económicas, y la acentuación de
las brechas en el mercado laboral.
Maternidad
Cabe señalar que en muchos casos, el sector empleador (público o privado) continúa
considerando que la maternidad es incompatible con el empleo. Esto refleja una vez más
las expectativas sociales retrógradas sobre el rol de la mujer, limitando su capacidad de
contribución laboral.
Acoso laboral
Es aquí que el rol del Estado es imprescindible para dotar de mecanismos suficientes
para generar equilibrio social y garantizar los derechos de todos los ciudadanos. Entre
las políticas y estrategias más generales que podrían ser efectivas para superar estas
desigualdades están: inversión en educación temprana, incremento de la productividad,
fomento a una división mas equitativa de las responsabilidades del hogar y la
disminución de los estereotipos de productividad que afectan principalmente a las
mujeres.
En el caso que nos ocupa específicamente, las políticas y estrategias deben construirse
en dos momentos, uno referido a las mujeres que van a incorporarse en el mercado
laboral y el otro relacionado con las mujeres ya insertas en el mercado laboral. En el
primer caso, se deben incluir acuerdos específicos sobre la duración de las jornadas, la
flexibilidad horaria y el trabajo a distancia, tomando en cuenta los derechos laborales
adquiridos. Asimismo, es imprescindible la estimulación y la facilitación de una mayor
participación de los hombres en las tareas de cuidado (Giosa y Rodríguez, 2009). En
relación al segundo momento, es importante tomar medidas en contra la discriminación
por sexo, para lo cual una legislación coherente e integral puede ayudar a establecer la
corresponsabilidad social en las tareas de cuidado.
Del mismo modo, se pueden adoptar medidas para enfrentar las dos situaciones, para lo
cual es indispensable considerar políticas de conciliación entre la vida laboral y la
familiar para reducir las brechas (OIT/PNUD, 2009). En este sentido, adoptar
mecanismos de cuidado de niños pequeños aumenta la tasa de participación y los
ingresos de las mujeres.
Situación en Bolivia
Cabe señalar también que las relaciones de género asignan a las mujeres la
responsabilidad del cuidado en el seno de las familias y de las comunidades. Por tanto
sus modalidades de inserción laboral dependen de las alternativas de conciliación de las
actividades de cuidado.
Asimismo, según datos de ONU Mujeres (2017), se destaca que las mujeres en Bolivia
dedican 4 veces más tiempo a los quehaceres de la casa que los hombres y aun así pasan
casi 38 horas semanales en actividades laborales frente a 47 horas de los hombres. Esto
puede ser contrastado con datos del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia, en los
cuales se puede observar la distribuciones actividades de un día promedio, evidenciando
el tiempo que dedican las mujeres al cuidado del hogar y la familia.
Del mismo modo, ONU Mujeres observa que 7 de cada 10 mujeres bolivianas generan
ingresos en el mercado informal en condiciones precarias de trabajo y continúan
asumiendo gran parte del trabajo de cuidado no remunerado. Por otro lado, la brecha
salarial entre hombre y mujeres se amplió casi 7 veces en el sector privado entre 2010 -
2017.
Una de las características importantes del mercado laboral boliviano es que se encuentra
estructurado por estratos sociales, las mujeres de mayores ingresos tienen un alto
crecimiento en la participación de cargos mayores, en una jerarquía estructurada y
formal, pero las mujeres de bajos ingresos tienen una participación en los sectores
menos productivos y de estructuras informales. Esto resultan que las mujeres de bajos
ingresos tienden a ser las primeras en perder un puesto laboral y las ultimas en ser
reincorporadas al mercado laboral. (FUNDACION ARU, 2014).
tABLA 2.
La presencia mayoritaria de las mujeres en empleos informales tiene que ver con
deficiencias de la estructura productiva del país y las responsabilidades familiares de
cuidado asumidas prácticamente por las mujeres por cuenta propia.
TABLA 3.
contratación para los empleadores, de acuerdo a las normas, como pago de subsidios
prenatales, natales y de lactancia (art. 32, Ley N° 252; art. 9, Resolución Ministerial
N°1676).
El interés por acortar las brechas de género en el plano laboral, no sólo se fundamenta
en argumentos respaldados por instrumentos jurídicos, sino también en argumentos
de eficiencia económica y social. Estos factores, sobre las bases de la teoría del capital
humano, responde al nivel de educación, especialización profesional y a las diferencias
en los años de experiencia que existe entre varones y mujeres, son limitadas por una
estructura laboral formal.
Según Las Naciones Unidas (2015), la elección del empleo informal es una estrategia
de supervivencia que no sólo se vincula a las insuficientes oportunidades de trabajo
formal y a la fallas del sistema de protección social y de legislaciones laborales, sino
también al análisis de los costos y beneficios de ocupaciones formales dadas ciertas
características y aspiraciones personales.
Las mujeres en general, y las mujeres indígena originaria campesinas en particular, han
ingresado a espacios tradicionalmente masculinos, lo cual es un fundamental avance.
Sin embargo, estos espacios se caracterizan por prácticas y ejercicios del poder
asentados en modelos patriarcales, lo cual plantea la continuidad del acoso y la
violencia política, la dificultad de compatibilizar el trabajo entre los ámbitos público y
privado, sin generar un avance real y efectivo.
Otro de los grandes avances de Bolivia se dio a nivel social, partiendo de la aprobación
de la Constitución Política del Estado (CPE) en 2009, producto de un proceso
constituyente sin precedentes, que ha dado margen al reconocimiento de derechos de
poblaciones históricamente marginadas, tales como mujeres y pueblos indígenas
originarios campesinos.
Entre otros datos importantes a destacar en Bolivia, es que la entre 2006 y 2015, la
pobreza extrema se redujo en más de 20 puntos porcentuales (de 38% a 16,8%),
mientras la pobreza moderada se redujo en poco más de 21%, lo que implicó una
disminución en términos absolutos de aproximadamente 1,4 millones de pobres a nivel
nacional.
Las relaciones de género y los roles históricamente asociados a los hombres y mujeres
también impactan en el tema productivo, donde los problemas descritos están
estrechamente vinculados con la problemática de la dimensión “privada” del trabajo: el
trabajo doméstico y el trabajo de cuidado no remunerados. Estas tareas, no valoradas
social ni económicamente, recaen fundamentalmente sobre las mujeres y niñas,
particularmente sobre las más pobres, sumiéndolas en un círculo vicioso de
informalidad, precariedad laboral, y postergación de otros derechos.
Cabe señalar que en la CPE reconoce la cual de género como uno de los pilares del
desarrollo, reconociendo de esta manera la igualdad de condiciones entre hombres y
mujeres y sancionando toda forma de discriminación fundada en razón de sexo,
orientación sexual, identidad de género, estado civil, embarazo, entre otros, priorizado
de esta manera los valores de igualdad, inclusión, complementariedad, igualdad de
oportunidades, equidad social y de género.
El artículo 338 se refiere específicamente al trabajo del hogar, estableciendo que “El
Estado reconoce el valor económico del trabajo del hogar como fuente de riqueza y
deberá cuantificarse en las cuentas públicas”.
Regulado mediante la Ley No 243 denominada “Ley contra el acoso y violencia política
hacia las mujeres” en su artículo 20 incorpora en el Código Penal esta figura y señala
que: “Quien o quienes realicen actos de presión, persecución, hostigamiento y/o
amenazas en contra de una mujer electa, designada o en el ejercicio de la función
político – pública y/o de sus familiares, durante o después del proceso electoral, que
impida el ejercicio de su derecho político, será sancionado con pena privativa de
libertad de dos (2) a cinco (5) años”.
Conclusiones
Las dificultades que enfrentan las mujeres se dan en dos momentos, uno al ingresar al
mercado laboral, que es de hecho difícil, y por si fuera poco, otro desafío es mantenerse
en ese mercado. Se evidencia que en muchos casos debido a la segregación laboral, el
desarrollo de capacidades no es tomado en cuenta, lo que genera mayor quiebre en las
condiciones laborales. Del mismo modo, persisten las enormes diferencias salariales
entre hombres y mujeres para los mismos puestos y con las misma experticia.
Se ha visto también que aún en este siglo el tema de la maternidad genera grandes
problemas en el trabajo. Las mujeres son discriminadas por la posibilidad de ser madres,
y más aún el hecho de no tener las condiciones adecuadas para gozar de una maternidad
digna. Se resalta la importancia de contar con la previsión de una licencia de
maternidad, de espacios de cuidado y de personal de apoyo para este fin.
Del mismo modo se debe resalta la adopción de la una ley de violencia contra la mujer,
lo que genera un gran precedente en el ámbito que nos ocupa. Otro hito de vital
trascendencia es la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) sobre Trabajo Decente para los Trabajadores Domésticos (C189). Estos
son solo dos ejemplos de los avances legislativos que se han logrado en el país.
Por otro lado, es importante resaltar en términos de indicadores, que la mayoría de ellos
no disgrega la situación específica de género. Esta situación impide analizar la situación
real del avance en relación a las brechas en participación, salarios y educación con la
desigualdad en la calidad de la inserción laboral, lo que nos abre una oportunidad
importante para ampliar nuestro entendimiento sobre cuáles son las restricciones que
enfrentan las mujeres en el mercado laboral e indicar su importancia relativa.
Reducir las desigualdades y cerrar las brechas que aún se encuentran latentes en
Bolivia, requiere mayor trabajo estatal, acciones más focalizadas, medidas y
normativas que respalden directamente a la mujer en su inserción al mercado laboral y
mayor compromiso político con la realidad de las mujeres bolivianas. Si bien existe un
avance con el reconocimiento en la Constitución Política del Estado de igualdad entre
el hombre y la mujer respecto a sus derechos, obligaciones y oportunidades, este
reconocimiento debe ir acompañado con el cambio real y mayor espacio para que la
mujer pueda ingresar al mercado laboral sin tener que responder al castigo de una
sociedad aún patriarcal y marcada por estereotipos.
Bibliografía
➢ FAR
AH, SÁNCHEZ y WANDERLEY (2009). Informe de consultoría. La sos-
tenibilidad de la inserción laboral de grupos vulnerables. Proyecto “Mejorando
las condiciones y oportunidades económicas y sociales de grupos vulnerables
en América Latina”. Componente: “Políticas del mercado de trabajo y grupos
vulnerables”. CEPAL / ASDI. Santia- go de Chile.
➢ GIOS
A y RODRÍGUEZ (2009) “Estrategias de desarrollo y equidad de género: Una
propuesta de abordaje y su aplicación al caso de la IMANE en México y
Centroamérica”. CEPAL
➢ OIT/PNUD https://www.ilo.org/global/about-the-
ilo/newsroom/news/WCMS_107994/lang--es/index.htm