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MOLUSCOS VS EQUINODERMOS

Moluscos:
1. Gasterópodos (DARIANA)
2. Aplacofaro (DARIANA)
3. Monoplacoforos (CAROL)
4. Cefalopodos (CAROL)
5. Escafopodos (CAROL)
6. Poliplacóforos (MARLENI)
7. Bivalvos (MARLENI)
Equinodermos
1. Asteroidea (CRISLEIDY)
2. Ophiuroidea (CRISLEIDY)
3. Crinoidea (ANGELICA)
4. Echinoidea (EURY)
5. Holoturoidea (EURY)

Moluscos
Reproducción. Los moluscos son animales que se reproducen exclusivamente de forma
sexual. Esto quiere decir que involucra la fusión de células sexuales (gametos)
masculinos y femeninos, a través de un proceso de fecundación, que puede ser interna o
externa.
Desarrollo embrionario: La embriogenia típica de los moluscos comienza con una
segmentación espiral del huevo fuertemente determinada.
La gastrulación tiene lugar por epibolia, invaginación o ambas. La gástrula resultante se
desarrolla en una larva trocófora planctónica. El proceso es virtualmente idéntico al de
los anélidos.
La gastrulación por epibolia ocurre normalmente cuando el huevo presenta una cantidad
moderada de vitelo situado en el polo vegetativo, y la segmentación produce grandes
macrómeros vitelinos. En este caso, el blastocele es más o menos virtual
(estereoblástula).

Gastrulación de un diblástico: formación de las capas germinales de una (1) blástula a


una (2) a gástrula.
Sistema reproductor
Las gónadas, en muchas especies de moluscos, proceden directamente del peritoneo que
recubre el celoma.4 La reproducción de los moluscos es exclusivamente sexual; pueden
ser unisexuados (también denominado dioicos, como en los bivalvos) o como en el caso
de la mayoría de los gasterópodos, hermafroditas (simultáneos o consecutivos) con
capacidad de autofecundación o sin ella.5 La fertilización puede ser externa o interna,
con frecuencia mediante espermatóforos (sacos llenos de espermatozoides).
Cephalopoda: Enteroctopus dofleini, pulpo gigante.
Embriología
La embriogenia típica de los moluscos comienza con una segmentación espiral del
huevo fuertemente determinada. La gastrulación tiene lugar por epibolia, invaginación o
ambas. La gástrula resultante se desarrolla en una larva trocófora planctónica. El
proceso es virtualmente idéntico al de los anélidos. Esta larva trocófora puede
desarrollar ampliamente alguna de las bandas ciliadas para dar una estructura delgada en
forma de velo. En la mayoría de los moluscos, esta larva da lugar a la larva velígera,
más desarrollada, en la que se puede observar ya el pie, la concha y otras estructuras.
Finalmente, la larva velígera desciende al fondo y sufre una metamorfosis para adoptar
el hábitat bentónico típico del adulto. Los cefalópodos y los gasterópodos terrestres y de
agua dulce tienen siempre desarrollo directo.

Segmentación de los embriones


La mayoría de los moluscos presentan una segmentación holoblástica espiral. Esta
segmentación se da en un ángulo oblicuo con respecto al eje animal-vegetativo del
cigoto generando una disposición en espiral de las células blastómeras hijas, las cuales,
quedan empaquetadas de tal forma, que termodinámicamente son más estables que en
otros tipos de segmentación, como por ejemplo la radial. La blástula de los animales que
sufren este tipo de segmentación en espiral no tiene blastocele y se conoce como
estereoblástula (Gilbert 2006).
Los embriones de los moluscos sufren pocas segmentaciones antes de empezar la
gastrulación. Inicialmente se dan dos clivajes (desde el polo animal hacia el polo
vegetal) los cuales son casi meridionales, produciendo cuatro macrómeras. En algunas
especies estas son de diferente tamaño haciendo posible su identificación. Las
segmentaciones posteriores tienen lugar en el polo animal del embrión. En la tercera
segmentación, cada macrómera se divide dando origen a una micrómera hija y una
macrómera hija; las micrómeras se desplazan hacia la derecha o izquierda de su
macrómera hermana generando un patrón en espiral. En la cuarta segmentación, las
macrómeras hermanas (producidas en la tercera segmentación) se dividen generando
cada una, una micrómera hija y una macrómera hija las cuales se desplazaran de forma
contraria que en la tercera segmentación, y así sucesivamente.
Orientación del plano de segmentación
En los moluscos que tienen concha, como los caracoles; esta puede presentar
enrollamiento destral (hacia la derecha) o enrollamiento sinistral (hacia la izquierda).
Esta orientación de la concha es controlada por factores citoplasmáticos dentro del
ovocito y por lo general, es igual en los miembros de una especie (Gilbert, 2006).
Sturtevant en 1923 descubrió que en algunas especies el enrollamiento de la concha del
caracol se encuentra determinado genéticamente, siendo el genotipo del óvulo materno
el que determina la dirección de la segmentación en el embrión (Gilbert, 2006).

Mapa de destino
Joanne Render en 1997 estudió el mapa de destino del caracol Ilyanassa obsoleta.
Render siguió durante el desarrollo diferentes células marcadas con fluorescencia y
observó que diferentes grupos de micrómeras contribuyen a la formación de diferentes
partes del cuerpo. Por ejemplo, el segundo cuarteto de micrómeras forman la concha,
velo, boca y corazón (Gilbert, 2006)

Determinación celular
En el ovocito de los moluscos, los determinantes morfogenéticos están localizados en
regiones específicas que determinan a diferentes blastómeras dependiendo de su
posición dentro del ovocito; a esto se le llama desarrollo en mosaico. Las moléculas que
están unidas a ciertas regiones del huevo forman el lóbulo polar. En 1896 Crampton
demostró que el lóbulo polar es esencial para la formación de algunos órganos como el
intestino, corazón, músculos y ojos; con esto pudo concluir que el lóbulo polar está
compuesto por determinantes mesodérmicos y endodérmicos que le dan la capacidad al
blastómero de formar estas estructuras con las cuales va a estar en contacto (Gilbert,
2006, Crampton, 1896). Además de ser clave para la determinación celular el lóbulo
polar es necesario para la polaridad dorso-ventral del embrión, ya que también contiene
los determinantes necesarios para ello.

Gastrulación
En este proceso las micrómeras del polo animal se multiplican hasta cubrir las
macrómeras del polo vegetal. El embrión es cubierto en su totalidad excepto por una
hendidura en el polo vegetal (Gilbert, 2006).
EQUINODERMOS

La reproducción en los equinodermos


La gran mayoría de los equinodermos presentan reproducción sexual y las hembras y
machos suelen ser del mismo tamaño y aspecto. La relación de sexos es
aproximadamente 1:1 y rara vez son hermafroditas. En general, producen huevos
pequeños que son expulsados al mar y fertilizados externamente, desarrollándose una
larva planctotrófica. No obstante, algunas especies incuban sus huevos. La mayor parte
de los equinodermos alcanzan la madurez sexual al segundo año de vida.
La limitación de espacio interno en los crinoideos ha determinado que las especies
actuales presenten las gónadas en pínnulas especializadas de los brazos, o más
raramente en el propio brazo pero nunca en la teca o cáliz.
En las ofiuras más evolucionada, las gónadas están restringidas a la cavidad celómica
del disco. La eliminación de las gónadas de los brazos en las formas más evolucionadas
fue una restricción impuesta por el desarrollo articular y vertebral en los mismos, que
permite que sean empleados en la locomoción y para la alimentación. Por contra, el
disco central puede distendirse para aumentar el volumen disponible.
En las estrellas de mar las gónadas ocupan las zonas radiales o interradiales del disco y
se extienden por los brazos.
Por su parte, tanto en erizos como en holoturias, las gónadas se desarrollan en la gran
cavidad celómica que ocupa el interior del cuerpo.
Las estrategias reproductivas son variadas entre los equinodermos. Las especies de vida
corta, con una única freza, como el erizo espatangoideo Brissopsis lyrifera (Forbes,
1844) presentan una tasa de crecimiento alta que les permite alcanzar la talla de primera
madurez con rapidez. Por su parte, especies como Leptometra phalangium (Müller,
1841) y Echinocardium cordatum (Pennant, 1777) son de vida larga y presentan tasas de
crecimiento lento.
La talla mínima para la madurez sexual suele ser menor en los machos que en las
hembras, debido a que los testículos producen más gametos a igualdad de volumen que
los ovarios y, en definitiva, resulta energéticamente más barato producir gametos
masculinos. Probablemente, por esta razón, las especies que presentan hermafroditismo
secuencial son protándricas, es decir, el estado de macho precede al de hembra y se
produce cuando los individuos son de menor tamaño.
Existen pocos datos acerca de cómo las distintas especies de equinodermos garantizan la
fecundación de los huevos que producen. Se ha observado que en algunos casos la
fertilización disminuye marcadamente cuando frezan a más de dos metros unos de otros,
sin embargo, salvo en unas pocas especies, no es nada frecuente encontrar agregaciones
de equinodermos y más bien tienden a verse individuos aislados. Las únicas
adaptaciones etológicas observadas y comunes a la mayoría de los equinodermos
consisten en elevar al máximo las papilas genitales sobre el sustrato para la freza. Las
estrellas y ofiuras elevan el disco y las holoturias elevan el extremo oral del cuerpo,
adoptando la posición de una cobra.
Un aspecto importante para garantizar el éxito en la fecundación es la sincronía de la
freza. En este sentido hay muy poca información acerca de los factores que la inducen,
aunque han llegado a observarse en el medio frezas simultáneas en seis especies
pertenecientes a tres de las clases de equinodermos (Pearse et al., 1988). El hecho de
que pueda haber factores comunes y de carácter general deja abierta la cuestión de cómo
se evita la hibridación en especies muy próximas, ya que, aunque no es frecuente, de
hecho ha sido observada.
Una estrategia común, también para garantizar la fecundación, consiste en la incubación
de los embriones y, aunque no es un fenómeno común entre los equinodermos, aparece
en las cinco clases principales actuales. En las ofiuras el hermafroditismo va ligado a la
incubación. Todas las ofiuras hermafroditas son de hecho incubadoras y la mayoría de
las incubadoras son hermafroditas, siendo algunas protándricas (primero machos y
después hembras), mientras que otras son simultáneas.
Entre los equinodermos, aparte de la reproducción sexual, también es relativamente
frecuente la asexual. Esta puede producirse tanto por partenogénesis como por fisión o
por autotomía.
El desarrollo partenogenético puede ser inducido fácilmente en el laboratorio y ha sido
observado en el medio en varias especies de erizos y estrellas.
La fisión y la autotomía son dos formas de reproducción que implican un coste elevado
para el progenitor, debido a la gran transferencia de biomasa hacia la descendencia y a
que las partes transferidas han de ser suficientes para garantizar la funcionalidad del
individuo. Las consecuencias son una baja fecundidad y un intervalo largo entre
periodos reproductivos y, por tanto, una capacidad de dispersión pequeña y un
crecimiento lento de la población. Los crinoideos y erizos tienen limitado estos tipos de
reproducción por la forma del cuerpo y la rigidez de su caparazón.
La fisión tiene lugar únicamente en estrellas, ofiuras y holoturias y está limitada
únicamente a 18 de las casi 1600 especies de estrellas, a 34 de las 2000 de ofiuras y a
seis de holoturias.
Por su parte, la autotomía, consistente en la reproducción a partir de la separación de un
brazo, tiene lugar únicamente en asteroideos, debido a que es el único grupo, frente a
crinoideos y ofiuras, que presenta suficiente espacio celómico en los brazos como para
albergar tejidos y órganos que permitan regenerar otro individuo.
Cabe resaltar además la gran capacidad de regeneración que poseen la mayoría de las
especies de equinodermos, especialmente patente cuando de forma accidental se
fragmenta, por ejemplo, un trozo del brazo de un ofiuroideo, crinoideo o los tentáculos
bucales de un holoturoideo.
El proceso de autonomía y de fisión puede tener su explicación en el trabajo realizado
por Wilkie en 1978. Según este investigador la autotomía se produce por estímulos
nerviosos que conducen a una pérdida de la resistencia a la tracción de los tejidos
conectivos intersegmentarios (tanto el ligamento intervertebral como las inserciones
musculares, etc. están formados por colágeno), lo que permite la separación de una parte
de un brazo sin esfuerzo.

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