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LA ADECUADA GESTION DE LAS CIRCUNSTANCIAS

Bienvenidos a esta nueva sesión, en la que vamos a abordar 


y a estudiar el quinto elemento de la comunicación, que son las circunstancias. 
Te lo recuerdo, los elementos, porque merece la pena, orador, discurso, 
audiencia, el canal o medio por el que llegamos, y la circunstancia. 
¿Las circunstancias qué son? 
Es todo aquello que rodea el acto y que es voluble, 
cambiable y que no responde exactamente, 
ni a veces ni a la voluntad de los propios organizadores, ni del orador. 
Las circunstancias son importantes, you lo decía el filósofo Ortega y Gasset, 
aquello de soy yo y mis circunstancias. 
Bueno, pues, el acto de comunicación también son sus circunstancias 
y tendremos que aprender a gestionar esas circunstancias 
para reforzar nuestro mensaje y ser un buen orador. 
No se puede ser un buen orador, como you dijo Quintiliano, 
si no se sabe gestionar la circunstancia. 
El orador debe saber encontrar las palabras para vender su mensaje, 
conseguir su objetivo en circunstancias cambiantes, debe saber 
adaptarse a esas circunstancias, porque le van a determinar mucho. 
Recuerda nuestra teoría básica, nuestra tesis de que los cinco elementos de la 
comunicación son una red orgánica que se interrelacionan. 
Cuando vayas a hablar en público tienes que tener muy en cuenta la circunstancia, 
porque influirá mucho, 
tanto en tu audiencia, como en el propio discurso que tendrás que hacer. 
Las circunstancias son de muy diversos tipos, hay una muy obvia y que casi no 
vamos a abordar, que es el tipo de acto, no es lo mismo, pues, 
hablar si eres profesor en una clase, que si eres político en un meeting político, 
que si eres sindicalista en una asamblea de trabajadores,
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o si eres conferenciante en un gran congreso. 
Las circunstancias de cada acto son distintas, 
y tendrás que utilizar el tipo de mensaje. 
No quiero hablar de esas circunstancias, quiero hablar realmente de lo que rodea 
el momento de la celebración de la intervención, 
las circunstancias que te van a condicionar en ese momento. 
Estas circunstancias pueden ser de dos tipos, una, conocida, 
previsible; y otra es impredecible, que se presentan 
de inmediato y de una forma imposible de averiguar, ni de adivinar. 
Cuando las circunstancias son predecibles o conocidas, 
son importantes que las gestiones, y se gestionan mediante los anclajes. 
¿Qué es un anclaje? 
Un anclaje es una referencia que tú haces
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en tu discurso a las realidades que conoce la audiencia, que están en su mundo. 
Por ejemplo, si tú dices en tu conferencia algo de la patrona de la ciudad 
o del principal futbolista de la ciudad o del principal monumento de la ciudad, 
you la audiencia está percibiendo que los conoces, te ve cercano y tu discurso 
adquiere fuerza, puesto que estás diciendo una verdad que a ellos les afecta. 
El buen orador usa este tipo de anclaje, no lo olvides nunca, 
es muy fácil, te diré cuál es el secreto, pero es tremendamente eficaz. 
¿Sabes por qué hay que hacer este tipo de 
anclaje a realidades que conozca la audiencia o a realidades que la afecta? 
Porque evita que parezca que tienes como un discurso precocinado, 
que lo sueltas en todos los sitios exactamente igual, 
y que realmente no te has molestado por conocer su realidad. 
Si tú utilizas los anclajes, la audiencia va a percibir 
que te has molestado en conocerla o que conoces su realidad o que, 
como lo que tú dices es cierto, el resto del discurso tuyo va a ser cierto. 
Atento a los anclajes, porque si esta lógica que te digo es cierta, 
también es la contraria, si fallas en una sola referencia de la virgen de la ciudad, 
del futbolista, del evento, pues, 
la gente va a pensar, si ha fallado en esto va a fallar en el resto. 
He sido testigo de conferencias de algún conferenciante que si estaba en una 
ciudad, pues, se le ha escapado el equipo de fútbol de la otra, a partir de 
ese momento quedó completamente inhabilitado la fuerza de su discurso. 
Las circunstancias predecibles se utilizan en forma de anclaje y son muy útiles. 
¿Qué circunstancias son estas? 
Bueno, pues yo las clasifico, por decirte una clasificación, una de calendario, 
si tú sabes que es el aniversario de la asociación donde se celebra el evento, 
si es una fecha muy significada en la historia de la ciudad, si 
hay un evento de algún tipo, importante, bueno, pues, haz referencia a ella. 
Quiero felicitar vuestro quinto aniversario de la constitución de esta 
asociación. 
Este tipo de cogestión de la fecha you te está acercando, 
you tienes un anclaje con la audiencia que te resultará muy eficaz. 
Por supuesto, de las noticias o los acontecimientos 
que hayan ocurrido días antes y que sea importante para la audiencia. 
Es muy socorrido si el equipo de fútbol de la ciudad donde hablas acaba de ganar el 
día anterior un campeonato importante, puedes hacer una broma al respecto del 
equipo de fútbol, porque eso te gana las voluntades y es, de nuevo, un anclaje. 
O si el día anterior ha habido, no sé, 
si tiene un puerto de mar y ha llegado un barco muy especial histórico, cualquier 
evento o noticia que tenga que ver con la audiencia utilízalo en tu discurso, 
pues, se llama anclaje y te va a venir muy bien. 
Después están las circunstancias generales, el tiempo y otras cuestiones, 
tú fíjate cuántas veces una forma de hablar si hace mucho frío o mucho calor, 
haces una pequeña broma, o está lloviendo, haces una pequeña broma con el tiempo 
y la gente percibe que has aterrizado, que te has hecho carne, que estás entre ellos. 
Este tipo de circunstancias son predecibles, 
las puedes conocer e incluso puedes incorporarlas en tu discurso. 
Otro tipo de circunstancias son las que ocurren en el propio acto. 
Si tú percibes que el estado de ánimo también es predecible, 
si va a ser eufórico o depresivo, adapta tus palabras, si la gente está depre, 
pues, procura animarla un poco, si está en un momento eufórica, bueno, 
habla de proyectos, pero proyectos con mesura. 
Otro anclaje muy típico es hacer alguna referencia a alguno de los oradores que te 
haya precedido, eso te integra en el acto, te acerca o incluso refiérete, 
probablemente, al que va a hablar detrás tuya, probablemente, 
tal orador que me va a suceder en el uso de la palabra, mantendrá, cualquier cosa 
que te haga anclaje con la realidad que vive la audiencia te está acercando. 
Las predecibles hay que incorporarlas, hay oradores que lo hacen muy bien y oradores 
que no lo hacen, que sueltan su paquete precocinado y que, entonces, 
la audiencia lo va a ver como levitando por allí, pero no hablándole tú a tú. 
Molestate en conocer, como vimos cuando estudiamos la audiencia, cómo son, dónde 
viven, dónde están, qué les interesa y haz estos anclajes predecibles que he visto. 
Otra cuestión más difícil, son las circunstancias impredecibles, aquellas que 
aparecen de repente, de inmediato, no predecibles, hay que gestionarlas, ¿vale? 
Y ahí, probablemente, puedes tener el éxito o el fracaso de tu intervención. 
¿Qué tipo de circunstancias imprevistas pueden ocurrir? 
Desde las más tontas, las cuestiones técnicas, 
que se vaya la luz, que se estropee el sonido, por decirte dos. 
Otras muy frecuentes, alguna reacción del público que no esperes, 
que alguna persona no esté de acuerdo, que se peleen dos personas que 
están hablando o que de repente haya una noticia externa muy importante, 
un acontecimiento político, un atentado, 
cualquier circunstancia que conmueva a la sala cuando tú estás hablando. 
Estas circunstancias hay que gestionarlas. 
¿Cuáles son las tres reglas de oro para gestionar las circunstancias? 
Un buen orador tiene que estar preparado para ellas, no te puede venir. 
Primera, mantén la calma en toda circunstancia, no puedes ponerte nervioso, 
no puedes intentar acelerar tu intervención, no, no, mantén la calma, 
piensa una décima de segundo, tengo que hacer algo y qué tienes que hacer, 
no te pongas nervioso, mantén la calma. 
Segundo, en ese momento tú tienes el liderazgo de la sala, 
la gente espera algo, no solamente del presidente o del que está allí, 
sino te toca en ese momento ser líder.
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Tienes que decir algo, muy brevemente, 
tranquilidad, o vamos a arreglar o cualquier cuestión. 
Eres líder, en ese momento te van a recordar como la persona que estaba. 
Por eso, y viendo la tercera regla, para mí la más importante, la de buen orador 
y la que desde lo clásico se viene diciendo y yo, desde luego, lo insisto, 
intenta utilizar ese inesperado, ese acontecimiento no previsto a tu favor. 
Si se apaga la luz, haz una broma, el humor muchas veces, 
si la circunstancias lo permiten, si es algo grave, no. 
Pero si la circunstancia lo permite, el humor es una palanca muy útil, 
a la gente que le ha generado cierto nerviosismo el acontecimiento inesperado, 
el humor es una forma de relajarse y observarás cómo bromas muy sencillitas, 
cualquier referencia al tema técnico, 
la gente te lo agradece porque se relaja y vuelve y te permite cogerlo. 
Cualquier discusión, tienes que ser rápido e insertarla en tu discurso, 
o bien porque lo canalice, o bien porque te lo reforme o te lo reafirme, 
o por cualquier otra cuestión. 
Piensa esta tres reglas de oro, porque es muy importante. 
En circunstancias previsibles o previstas, los anclajes, 
y atención, no falles en uno estos anclajes, porque te alejas del público. 
Si son circunstancias impredecibles, las tres reglas de oro, mantén la calma, 
sé consciente que eres el líder en aquel momento y te tocará articular algo, 
y esta respuesta que hagas, que refuerce tu discurso, no permitas nunca 
que esa circunstancia trabaje contra ti, canalízala, dale salida, si no, o bien 
tu discurso va a quedar aplastado y la gente se va a acordar de la circunstancia, 
o a veces, la propia circunstancia puede inhabilitar tu discurso. 
Canaliza la energía a tu favor, dale salida, que no vaya contra ti. 
Y vuelvo al bueno de Ortega y Gasset, dado que yo sí creo que la comunicación, 
también la gestión de la circunstancia tenlo previsto. 
No te engañes a ti mismo pensando que eres un buen orador, porque te hayas preparado 
muy bien el discurso y después haya pasado algo, una circunstancia, y tú 
te justifiques, oye, yo lo tenía muy bien preparado, pero cómo iba a prever esto. 
No, no, parte del buen orador es, por supuesto, preparar el discurso, 
pero de igual importancia es saber gestionar las circunstancias a las que se 
va a enfrentar, bien sean predecibles o que son las más difíciles y donde se 
demuestra la raza, la capacidad, el talento y la preparación, 
porque esto también se prepara, simplemente la reflexión que estás 
haciendo ahora mientras te hablo, you te estás preparando. 
Y te acordarás, porque te va a ocurrir, a veces te acordarás de mis palabras 
como el buen orador, no solo es el que se prepara bien un discurso, 
no solo es el que lo pronuncia con adecuada elocuencia, 
sino que también lo es, y a veces de forma muy determinante, quien supo gestionar 
la circunstancia imprevista en la forma y manera adecuada, no lo olvides.

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