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Improvisación

Como dice Mark Twain, “lleva tres semanas preparar un buen discurso
improvisado”, pero hay veces que no disponemos de tanto tiempo, ya
que nos pueden pedir hablar de repente en un acto social o una reunión
de trabajo. De pronto, todas las miradas se centran en nosotros y se
hace un terrible silencio que debemos llenar (Gómez del Pozuelo, 2011,
https://bit.ly/36ejwRD).

Si nos pidiesen ahora mismo que presentemos un discurso sobre determinado tema,
¿podríamos hacerlo? 

A diario, nos vemos bombardeados con preguntas, peticiones,


argumentos y reproches que requieren de nosotros, no solo una mínima
riqueza de vocabulario para poder contestar, sino también de la
capacidad de pensar en frío y al instante de una manera rápida y
organizada que nos permita responder inteligentemente (Lora, s.f.,
https://bit.ly/3pc5wk3). 

Técnica de improvisación

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Técnica de improvisación

La improvisación en sí tiene características que le son propias y


su estilo reconoce prolongados esfuerzos de formación, práctica
y tenacidad. A la palabra espontánea, deshilvanada, sin una idea
central, la llaman improvisación solo quienes no saben nada de
oratoria. No basta ponerse de pie y llenar los minutos con frases
sin sentido o con deshilvanados lugares comunes: "aunque esto
me toma por sorpresa..."; "no estoy preparado..."; "no pensé que
sería yo el encargado de hablar...". Esto último tampoco es
demasiado cierto. En la mayoría de los casos, la persona
señalada tiene sobrados motivos para sospechar que va a ser la
indicada para hablar y en este caso debió haber pensado lo que
va a decir. Pero puede ocurrir y ocurre a veces, que el orador es
tomado desprevenido. Y en este caso, ¿qué hacer?, ¿cómo
organizarse?, ¿de qué manera afrontar el compromiso?  (Di
Bartolo, 1998, https://bit.ly/357yXvr). 

Figura 1. Improvisación
Fuente: elaboración propia.

Siéntete señalado. Alguien con la mejor intención de distinguirte,


te llama por tu nombre. Se te pide que hables en la ocasión. Una
rápida descarga de adrenalina te pone alerta. Debes afrontar la
emergencia. Trata de mantenerte sereno. No te apures. Nunca
te excuses. Usa el silencio inicial buscando la idea madre sobre
la que quieres fundamentar tus palabras. La idea puede ser
amistad, amor, felicidad, evocación, libertad o cualquier otra en
general abstracta y significativa para la ocasión. Ya está, esa es
la idea central. A su alrededor tres o más ideas distribuidas en la
introducción o en la conclusión, harán del discurso improvisado
una estructura coherente, en la cual se dijo algo que uno siente.
Y […], si uno siente que tiene algo que decir, seguro que es
elocuente (Di Bartolo, 1998, https://bit.ly/357yXvr).

Elige como idea central, eso que sientes 

Ahora es fácil. Faltan los ingredientes que le darán forma a tu


idea. Esos largos minutos nos serán pocos si procedemos con
calma. Comenzaremos nuestra improvisación de modo humilde,
recordando todas nuestras premisas estudiadas. De pie, bien a
la vista del público, usando el silencio inicial para serenarnos y
organizarnos. Con la idea central en nuestra mente, sigamos un
consejo de Dale Carnegie:

Habla de una experiencia de tu vida 

De ese modo te verás libre de pensar tu próxima frase, ya que


las experiencias se relatan con facilidad. Superarás de este
modo también el natural nerviosismo inicial y atraerás la
atención del auditorio, siempre receptivo frente a un relato vívido
y real. La comunicación, de esta forma, estará establecida. Tu
público te escucha con atención, y ese será tu mejor estímulo
para dar a tus palabras ánimo y vigor. Después del relato vivido,
o en vez de él si no viene al caso o no encuentras en tu rápida
revista algo que pueda vincularse con la idea central, lo mejor
que puedes hacer es tratar de relacionar tus palabras lo más
estrechamente posible con la gente que asiste a la reunión. Es
natural que el auditorio se interese por sí mismo y por el motivo
que los reúne. Sobre esta base proponemos tres fuentes de
inspiración, tres ideas accesorias que acompañarán a nuestra
idea central, dándole sentido y unidad a nuestras palabras.
Habla de tu auditorio, sobre lo que son, sobre lo que hacen. Si
cabe, personaliza y señala algunos de los que lo componen,
ejemplificando sus palabras. También puedes referirte a la
ocasión por la que están reunidos. Si es una despedida, un
aniversario, un homenaje, jerarquiza el acontecimiento. Suma tu
emoción al motivo que los une, haciéndolo importante y común
con tu auditorio. Si hubo un orador anterior, refiérete a sus
palabras. Demuestra el agrado de haberlo escuchado con
atención, recalcando los conceptos principales de su idea
central.

Busca las ideas accesorias en el auditorio mismo, la ocasión y el orador


anterior

Cumpliendo estos tres postulados, adaptarás tus palabras a la


ocasión, como un guante a la mano.  Tus palabras son para este
auditorio, para él, su respeto y preocupación. Por él su emoción,
que no debe pretender ocultarse. No puedes fracasar. El que
habla es un hombre honesto, emotivo, sincero (Di Bartolo, 1998,
https://bit.ly/357yXvr). 

Ignacio Di Bartolo, en su libro Oratoria Contemporánea, nos cuenta esta


situación problemática:

En el año 1986 dicté un curso de oratoria en el Colegio de


Abogados del Departamento Judicial de San Isidro. Cuando
llegamos al tema “improvisación”, describí la técnica como
acabo de hacerlo y solicité un voluntario para ponerlo en
práctica. Los abogados presentes, con rapidez invirtieron los
términos, y me pidieron que yo mismo la pusiera en práctica.
Acepto, les dije: “elijan el tema y denme quince segundos para
organizarme". “Hable del divorcio” - dijo uno de los presentes. 

Mi mente se puso rápidamente en funcionamiento. El estrés


favorecía la alerta de mis neuronas. Tengo que buscar la idea
central con que relacionar divorcio. Allí está: amor. El divorcio no
es más que el capítulo final de algo que alguna vez fue amor. 
En la descripción de la técnica dije que una vez que tenemos la
idea central, conviene comenzar nuestra improvisación,
hablando de una experiencia en nuestra vida.

Mi experiencia en el tema es mucha y penosa. Mi juicio de


divorcio duró cinco años. Cinco terribles años en los que se
pusieron en juego valores mucho más importantes que los
patrimoniales. La familia, los amigos, los recuerdos… Uno a uno
fueron desfilando por esos pasillos inhóspitos, por esos
despachos fríos.

Uno a uno fueron escuchados por esos empleados y


dactilógrafas distantes e insensibles a todo lo que, con tanto
pudor, con tanta pena, con tanto esfuerzo relataban los testigos.
La rutina, mil veces repetida, había transformado en fríos
autómatas eficientes a los que tomaban nuestras
declaraciones.

Cuando llegó el momento del alegato final y contra la opinión de


mi abogado y muy querido amigo, yo mismo quise escribirlo. Me
pareció que nadie podía describir mi frustración, el desengaño, la
desesperación. Quién si no yo podía decirle al juez cuántas
ilusiones había sepultado, cuántas esperanzas habían sido
defraudadas, de qué modo nuestra vida carecía de sentido de
continuar juntos. En el alegato hablé con todo respeto del amor.
Del amor al margen de los papeles y las obligaciones. Del amor
que no hay quien lo encierre, lo limite o lo imponga por decreto.
Del amor a los hijos, que no solo pertenecen a su madre. 

No sé cuántas cosas más aparecían en mi mente mientras


improvisaba esa noche en el Colegio de Abogados. Solo sé que
volví a vivir mi experiencia. Que sentí profundamente cada una
de las ideas que expresaba. Que mi voz tembló por una
auténtica e íntima emoción. 

Terminé exhortando a los abogados allí presentes a olvidarse de


los "casos", a no pensar en "Ios expedientes", sino a descubrir en
esos fríos papeles al individuo que palpita en su interior, que
necesita que lo escuchen, que merece todo el respeto de un ser
humano en crisis que está implorando comprensión y justicia.
Los minutos fueron cortos.   Casi sin darme cuenta había
cumplido con todos los postulados de una correcta
improvisación. Comprendí al finalizar que en el silencio de la
sala, los presentes compartían mi emoción (Di Bartolo, 1998,
https://bit.ly/357yXvr).

En el siguiente video, Ariel Goldvarg (2017), autor del libro Oratoria


Consciente, explica en qué consiste el arte de improvisar. El salto radica en
saber pasar de la incertidumbre de venir de la nada, a la incertidumbre de ir
hacia la nada. La improvisación como respuesta y como propuesta. Una
técnica simple de tres pasos para improvisar. 
Video 1. Oratoria Consciente - Improvisación

Oratoria Consciente - Improvisación - Ariel E Goldvarg

Fuente: Ariel Goldvarg [Ariel Goldvarg]. (5 de septiembre de 2017).   Oratoria Consciente - Improvisación - Ariel E

Goldvarg [YouTube]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=uODx8eRx2mk

Ensayo

En toda actuación frente a un público, es necesaria una preparación


adecuada, ya que no se puede dejar nada librado al azar. La regla
fundamental es ensayar, ensayar y ensayar. 
Ensayar a conciencia permite llegar a dominar la actuación que se va a
realizar, lo que contribuye a aumentar la autoconfianza y reducir la tensión
típica de los días previos a la presentación. Para ensayar, es necesario
disponer de tiempo, ya que implica, previa preparación del discurso, exponer
el discurso varias veces, preferiblemente frente a un espejo del tamaño del
cuerpo, hasta familiarizarse con él, sin aprenderlo de memoria. Se debe
pautar el uso de la voz y las manos, silencios, miradas, movimientos, gestos
de la cara, etc.

Figura 2. Ensayo 

Fuente: [imagen sin título sobre ensayo], s.f., https://bit.ly/32r6oHx


Además, filmarse es muy útil para poder autoevaluar tus fortalezas y
debilidades e ir corrigiéndolas. También es muy útil ensayar con público,
frente a familiares o amigos que puedan analizar críticamente la
presentación. Es necesario ensayar incluso si se pretende improvisar el
discurso, ya que solo dominándolo podrás realizar una buena improvisación.

C O NT I NU A R
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

[Imagen sin título sobre ensayo],  (s.f.). Recuperado de


https://www.arablog.co/como-dar-un-buen-discurso-en-una-boda/hablar-
frente-al-espejo/

Ariel Goldvarg [Ariel Goldvarg]. (5 de septiembre de 2017).   Oratoria


Consciente - Improvisación - Ariel E Goldvarg [YouTube]. Recuperado de
https://www.youtube.com/ watch?v=uODx8eRx2mk

Di Bartolo, I. (1998). Cómo hablar en público. Manual de oratoria


contemporánea. Buenos Aires, Argentina: Corregidor. Recuperado de
https://machete2000.files.wordpress.com/ 2014/08/04-cc3b3mo-hablar-en-
pc3bablico-cap1.pdf

Goldvarg, A.E. (2017). Oratoria consciente: cómo lograr presentaciones orales


que sorprendan. Buenos Aires, Argentina: Granica

Gómez del Pozuelo, N. (2011). Cómo improvisar un discurso en 9 sencillos


pasos. Recuperado de https://nataliagomezdelpozuelo.com/como-
improvisar-un-buen-discurso-en-9-sencillos-pasos/
C O NT I NU A R

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