Admitida de manera general la idea de la literariedad, las teorías literarias de finales
del s. XX enfocan el texto literario como aquel dependiente de un contexto de comunicación que va más allá del texto. Lo literario se entiende como un uso concreto del lenguaje con marcado carácter social. La pragmática, que ha sido definida de muy distintas maneras, se revela como un campo de investigación interdisciplinario. Como señaló Bajtin, las lenguas no son sólo sistemas de signos, sino entidades culturales e históricas. Los tres elementos constitutivos de la teoría lingüística: la sintaxis, la semántica y la pragmática, tienen tareas delimitadas muy concretas, siendo la pragmática la única área que se aplica sólo al lenguaje natural (no a los lenguajes formales); y este análisis pragmático del lenguaje incluye su aplicación a la literatura. La atención al texto es sustituida, como ocurría con la estética de la recepción, por un enfoque más amplio que en la pragmática se centra en la relación entre el texto y el contexto (enfoque de lo literario como fenómeno comunicativo y consideración de los elementos extralingüísticos como condicionantes del uso de las estructuras verbales en su intención estética) En la pragmática del signo literario se pueden diferenciar dos perspectivas: o Aplicación a la literatura de la teoría de los actos de lenguaje de Austin, con el intento de dilucidar si la literatura es una acción lingüística especial. Su teoría pronto es objeto de atención para la teoría de la literatura y da lugar al desarrollo de trabajos de pragmática literaria. Es fundamental, junto a las ideas bajtinianas de dialogismo o intertextualidad, en el quehacer de quienes analizan el lenguaje en su funcionamiento, no como texto fijo. “Un acto de habla no es sólo un acto de «hablar» o de «querer decir», sino además, un acto social, por medio del cual los miembros de una comunidad hablante entran en interacción mutua”. Distingue entre enunciados constatativos (describen) y expresiones realizativas (realización de una acción). Diferencia 3 actos distintos: locutivo (decir algo); ilocutivo (acción que se lleva a cabo: ordenar, describir, acusar…) y perlocutivo (efectos en el interlocutor). La Tª de los actos de habla fue ampliada por Searle. Austin habla poco de la literatura, y cuando lo hace es para señalar que no es un uso serio, sino una circunstancia especial del lenguaje. Para Austin, en la comunicación hay que tener en cuenta los factores sobreentendidos, las conversaciones y los pactos y conocimientos culturales. Para él, la literariedad no es ya un conjunto de peculiaridades formales sino una disposición especial de emisor y receptor que es específica en cada situación. o Estudio de la literatura como acto comunicativo, en el que se podrían incluir determinados acercamientos sociológicos al texto literario que intentan elaborar una teoría de los contextos. Se da un cambio en la visión de los estudios literarios: se sustituye el viejo modelo estructuralista, inmanentista y textual por el nuevo enfoque postestructural, comunicativo y contextualista A partir de la teoría de Austin, Ohmann y Levin coinciden en que el escritor finge relatar un discurso y que el lector acepta este fingimiento; es un acto imitado, un acto de mímesis. El 2º entiende que hay que considerar el acto perlocutivo producido por el poema, que no es otro que ocasionar en el lector una consciente suspensión de la incredulidad (él lo llama fe poética). La fuerza ilocutiva de un poema es la configuración de un mundo imaginario en el que el lector está invitado a adentrarse y a participar. Literatura y ficción. La regla general es relacionar el texto literario con el contexto de la comunicación literaria. La ficción se caracteriza por ser un uso no serio del lenguaje. El criterio para decidir si un texto es de ficción o no, está en las intenciones ilocutivas del autor; no en las propiedades sintácticas ni semánticas. Schmidt establece 2 reglas para la ficcionalidad: 1) evaluar las partes referidas al texto de acuerdo con las categorías gramaticales (no con las de verdad del mundo) y 2) considerar como autónomo el mundo edificado en el texto literario. Pratt. Cree que el acto de habla usado en una obra literaria es igual al de habla diaria, así, los actos de habla pueden aplicarse tanto al lenguaje literario como al no literario. Para él, el lenguaje literario es un uso del lenguaje y no una clase de lenguaje. Considera importante la no participación del receptor, pero señala que esta característica se produce también en otras situaciones comunicativas (narraciones orales, conferencias, discursos…). Otro rasgo de la obra literaria es su carácter definitivo, desde el momento en que está publicada (deja fuera de la literatura toda aquella obra que no haya sido exitosa con su publicación). Aplica al estudio de la literatura la teoría de Grice (Principio de Cooperación y reglas de conversación, donde escritor y lector están de acuerdo sobre el propósito de intercambio), pero esta concepción olvida tres factores muy importantes: las relaciones afectivas, las de poder y la cuestión de los objetivos compartidos entre los participantes en la comunicación. Fish defiende que la teoría de los actos de habla demuestra que todos los usos del lenguaje son performativos y, por tanto, institucionales. Se sirve de esta teoría para fundamentar su idea del significado como dependiente de comunidades interpretativas. Para él, el proceso de significación es algo en continuo proceso, que se modifica de acuerdo a los cambios que experimentan los lectores: la lectura no es un estado sino una actividad en la que el lector “usa” y “es usado” por el texto. Fish habla de una especie de lector ideal, el lector informado, con competencia lingüística, conocimiento semántico y competencia literaria.