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Los problemas de procesamiento sensorial explicados

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Dificultades del procesamiento sensorial / Autismo

Hipersensibilidad, rabietas, torpeza: todo podría apuntar a problemas para procesar la


estimulación del mundo que los rodea

Beth Arky

Los problemas de procesamiento sensorial a menudo se reconocen por primera vez


durante los años tempranos de la niñez, cuando los padres notan que un niño tiene
una aversión inusual al ruido, la luz, los zapatos que se consideran demasiado
apretados y la ropa que irrita la piel. También pueden notar torpeza y problemas para
subir escaleras, y dificultad con las habilidades motoras finas, como manejar un lápiz
y abrocharse los botones.

Más desconcertante y alarmante para los padres son los niños que muestran
comportamientos extremos, tales como:

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Gritar si sus caras se mojan
Hacer berrinches cuando intenta vestirlos
Tener un umbral de dolor inusualmente alto o bajo
Golpear paredes e incluso gente
Poner en sus bocas cosas no comestibles, incluyendo rocas y pintura

Estos y otros comportamientos atípicos pueden reflejar problemas de procesamiento


sensorial, dificultad para integrar la información de los sentidos, que puede abrumar a
los niños y dar lugar a conductas confusas. Los padres de niños con estos problemas
a menudo lo llaman trastorno de procesamiento sensorial (SPD, por sus siglas en
inglés). Los psiquiatras, sin embargo, rápidamente señalan que el SPD no es un
trastorno reconocido en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas.

Los problemas de procesamiento sensorial ahora se consideran un síntoma del


autismo, porque la mayoría de los niños y adultos en el espectro autista también
tienen problemas sensoriales significativos. Sin embargo, la mayoría de los niños con
problemas sensoriales no están en el espectro. También pueden encontrarse en
niños con trastornos por déficit de atención con hiperactividad o TDAH, trastorno
obsesivo-compulsivo o TOC y otros retrasos en el desarrollo, o en niños que no
tienen ningún otro diagnóstico.

Cambios de humor dramáticos y rabietas

Por lo general, lo que los padres notan primero son los comportamientos poco
usuales y los bruscos cambios de humor, extraños en el mejor de los casos,
perturbadores en el peor. A menudo es una reacción exagerada a un cambio en el
entorno, un cambio radical e inexplicable en el comportamiento del niño.

[fbshare “Las rabietas de estos niños son tan intensas, tan imposibles de parar, que
simplemente no puede ignorarlas.”]

Por ejemplo, a un estudiante de primer grado puede irle bien en un ambiente


tranquilo con un adulto tranquilo. Pero coloque a ese niño en un supermercado lleno
de una sobrecarga de estimulación visual y auditiva, y usted podría tener los
ingredientes para un berrinche extremo, que es aterrador tanto para el niño como
para el padre.

“Las rabietas de estos niños son tan intensas, tan prolongadas y tan imposibles de
parar una vez que han comenzado, que simplemente no pueden ignorarlas”, señala
Nancy Peske, cuyo hijo Cole lidia con problemas sensoriales. Peske es coautora con
la terapeuta ocupacional Lindsey Biel, quien trabajó con Cole, en Raising a Sensory
Smart Child.

Respuesta de ‘lucha o fuga’


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Otra respuesta al sentirse abrumados es huir. Si el niño sale corriendo del área de
juego del parque o del estacionamiento, sin importarle el peligro, Peske dice que es
una gran alerta roja de que puede estar alejándose de algo que lo molesta, lo cual
puede no ser evidente para el resto de nosotros, o hacia un ambiente o sensación
que tranquilizará su sistema. O el niño puede volverse agresivo cuando está
experimentando una sobrecarga sensorial, dice. “En realidad están teniendo una
respuesta neurológica de ‘pánico’ a las sensaciones cotidianas, que el resto de
nosotros damos por sentadas”..

Relacionado: Cómo afectan los problemas de procesamiento sensorial a los


niños en la escuela.

Algunos niños en el espectro son conocidos por deambular hacia el agua, con
resultados, a menudo, mortales. Una teoría es que el agua ofrece un tipo de
estimulación que anhelan debido a sus problemas sensoriales. “No todos los niños
con problemas sensoriales hacen esto –dice Peske, –pero la mayoría gravita hacia
las sensaciones y ambientes que encuentran relajantes o estimulantes. Su
autoregulación no es grande, por lo que la seguridad pierde prioridad frente a su
necesidad de obtener esa estimulación o esa experiencia relajante de estar en el
agua”.

Los niños, adolescentes y adultos con problemas sensoriales experimentan una


sensibilidad excesiva (hipersensibilidad) o una sensibilidad insuficiente
(hiposensibilidad).

Qué son los problemas sensoriales?

Las dificultades de procesamiento sensorial fueron identificadas por primera vez por
el terapeuta ocupacional Dr. A. Jean Ayres. En la década de 1970, el Dr. Ayres
introdujo la idea de que los cerebros de ciertas personas no pueden hacer lo que la
mayoría de la gente da por sentado: procesar toda la información que se capta a
través de los siete sentidos (no los cinco sentidos tradicionales) para proporcionar
una imagen clara de lo que está sucediendo tanto interna como externamente.

Junto con el tacto, la audición, el gusto, el olfato y la vista, el Dr. Ayres agregó los
sentidos “internos” de la conciencia corporal (propiocepción) y el movimiento
(vestibular). Cuando el cerebro no puede sintetizar toda esta información que llega
simultáneamente, “es como un congestionamiento del tráfico en la cabeza –dice
Peske, –con señales contradictorias que vienen rápidamente de todas las
direcciones, de modo que usted no sabe cómo dar sentido a todo”.

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¿Cuáles son estos dos sentidos ‘extras’ en el trabajo del Dr. Ayres?

Los sentidos internos

Los receptores propioceptivos (página en inglés) se localizan en las articulaciones y


ligamentos, lo que permite el control motriz y la postura. El sistema propioceptivo le
dice al cerebro dónde está el cuerpo con relación a otros objetos y cómo moverse.

Los niños que son hiposensibles anhelan la estimulación, les encantan las
actividades de saltar, chocar tanto ligeramente como bruscamente con cosas y
personas, así como la presión profunda como la proporcionada por los abrazos de
oso apretados.

Si son hipersensibles, tienen dificultad para entender dónde está su cuerpo en


relación con otros objetos y pueden tropezar con cosas y parecer torpes, esto se
debe a problemas para detectar la cantidad de fuerza que están aplicando, pueden
rasgar el papel al borrar, pellizcar demasiado fuerte o tirar objetos bruscamente hacia
abajo.

Los receptores vestibulares (página en inglés), localizados en el oído interno, le


indican al cerebro dónde está el cuerpo en el espacio proporcionando la información
relacionada con el movimiento y la posición de la cabeza. Estos son elementos clave
para el equilibrio y la coordinación, entre otras cosas.

Los niños con hiposensibilidad están en movimiento constante; anhelan movimientos


rápidos, giratorios y/o intensos, y aman ser arrojados en el aire y saltar sobre
muebles y trampolines.

Los niños que son hipersensibles pueden tener miedo de las actividades que
requieren un buen equilibrio, incluyendo trepar en los juegos del patio, andar en
bicicleta o balancearse en un pie, especialmente con los ojos cerrados. Ellos,
también, pueden parecer torpes.

Una lista de control sensorial

Para ayudar a los padres a determinar si el comportamiento de su hijo indica


problemas sensoriales graves, Peske y Biel han creado una detallada lista sensorial
(página en inglés) que cubre las respuestas a todos los tipos de información, desde
andar descalzo hasta oler objetos que no son alimentos, así como también preguntas
que involucran la función motriz fina y la motriz gruesa, tales como usar tijeras (fina) y
atrapar una pelota (gruesa).

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La lista para bebés y niños pequeños incluye la resistencia a ser acurrucados, hasta
el punto de alejarse y arquearse hacia atrás cuando lo agarran, lo que puede
atribuirse a sentir dolor real al ser tocado. En la edad preescolar, la ansiedad de los
niños excesivamente estimulada puede conducir a rabietas frecuentes y/o
extendidas.

Los niños en edad escolar que son hiposensibles pueden mostrar “comportamientos
negativos” incluyendo lo que parece hiperactividad, aunque en realidad están
buscando estimulación. Los que son hipersensibles son evasivos; esto puede
traducirse en negativas para cepillarse los dientes o a que se les pinte la cara. Para
hacer las cosas aún más complicadas, los niños pueden ser tanto buscadores como
evasores y tienen retos propioceptivos y vestibulares, acompañados de asuntos
relacionados con los cinco sentidos tradicionales.

Comportamiento mal interpretado

Peske resume la forma en que los problemas sensoriales pueden afectar a los niños
de esta manera, póngase en el lugar del niño:

“Si usted es un niño hipersensible a ciertas sensaciones, no sólo es probable que


esté ansioso o irritable, incluso enojado o temeroso, también es probable que se le
llame ‘exigente’ e ‘hipersensible’. Si se apresura porque usted está ansioso o está
demasiado estimulado y no está utilizando bien su función ejecutiva porque su cuerpo
tiene una necesidad tan poderosa de escapar, es ‘impulsivo’. Si tiene problemas con
la planificación y la ejecución de sus movimientos debido al pobre funcionamiento y
organización de las áreas motoras del cerebro –añade, –usted es ‘torpe’. Porque está
distraído por sus problemas sensoriales y tratando de darle sentido a todo, usted
puede tener alguna forma de retraso en el desarrollo, convirtiéndolo en un poco
‘inmaduro’ o demasiado infantil para su edad”.

En medio de esta confusión, puede haber alivio para algunos padres al reconocer lo
que puede causar un comportamiento inexplicable. “Cuando describo a los padres los
problemas sensoriales de los niños–dice Peske, –la reacción habitual es ‘Oh, Dios
mío, eso es todo!’ Han estado tratando de entender ‘eso’ durante muchos meses o
incluso ¡años! La sensación de alivio al finalmente saber lo que ‘es’, es enorme”.

Leer Más:

¿Por qué tienen los niños problemas con las transiciones?

Dificultades del procesamiento sensorial durante el verano

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