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Dificultades del procesamiento sensorial / Autismo
Beth Arky
Más desconcertante y alarmante para los padres son los niños que muestran
comportamientos extremos, tales como:
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Gritar si sus caras se mojan
Hacer berrinches cuando intenta vestirlos
Tener un umbral de dolor inusualmente alto o bajo
Golpear paredes e incluso gente
Poner en sus bocas cosas no comestibles, incluyendo rocas y pintura
Por lo general, lo que los padres notan primero son los comportamientos poco
usuales y los bruscos cambios de humor, extraños en el mejor de los casos,
perturbadores en el peor. A menudo es una reacción exagerada a un cambio en el
entorno, un cambio radical e inexplicable en el comportamiento del niño.
[fbshare “Las rabietas de estos niños son tan intensas, tan imposibles de parar, que
simplemente no puede ignorarlas.”]
“Las rabietas de estos niños son tan intensas, tan prolongadas y tan imposibles de
parar una vez que han comenzado, que simplemente no pueden ignorarlas”, señala
Nancy Peske, cuyo hijo Cole lidia con problemas sensoriales. Peske es coautora con
la terapeuta ocupacional Lindsey Biel, quien trabajó con Cole, en Raising a Sensory
Smart Child.
Algunos niños en el espectro son conocidos por deambular hacia el agua, con
resultados, a menudo, mortales. Una teoría es que el agua ofrece un tipo de
estimulación que anhelan debido a sus problemas sensoriales. “No todos los niños
con problemas sensoriales hacen esto –dice Peske, –pero la mayoría gravita hacia
las sensaciones y ambientes que encuentran relajantes o estimulantes. Su
autoregulación no es grande, por lo que la seguridad pierde prioridad frente a su
necesidad de obtener esa estimulación o esa experiencia relajante de estar en el
agua”.
Las dificultades de procesamiento sensorial fueron identificadas por primera vez por
el terapeuta ocupacional Dr. A. Jean Ayres. En la década de 1970, el Dr. Ayres
introdujo la idea de que los cerebros de ciertas personas no pueden hacer lo que la
mayoría de la gente da por sentado: procesar toda la información que se capta a
través de los siete sentidos (no los cinco sentidos tradicionales) para proporcionar
una imagen clara de lo que está sucediendo tanto interna como externamente.
Junto con el tacto, la audición, el gusto, el olfato y la vista, el Dr. Ayres agregó los
sentidos “internos” de la conciencia corporal (propiocepción) y el movimiento
(vestibular). Cuando el cerebro no puede sintetizar toda esta información que llega
simultáneamente, “es como un congestionamiento del tráfico en la cabeza –dice
Peske, –con señales contradictorias que vienen rápidamente de todas las
direcciones, de modo que usted no sabe cómo dar sentido a todo”.
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¿Cuáles son estos dos sentidos ‘extras’ en el trabajo del Dr. Ayres?
Los niños que son hiposensibles anhelan la estimulación, les encantan las
actividades de saltar, chocar tanto ligeramente como bruscamente con cosas y
personas, así como la presión profunda como la proporcionada por los abrazos de
oso apretados.
Los niños que son hipersensibles pueden tener miedo de las actividades que
requieren un buen equilibrio, incluyendo trepar en los juegos del patio, andar en
bicicleta o balancearse en un pie, especialmente con los ojos cerrados. Ellos,
también, pueden parecer torpes.
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La lista para bebés y niños pequeños incluye la resistencia a ser acurrucados, hasta
el punto de alejarse y arquearse hacia atrás cuando lo agarran, lo que puede
atribuirse a sentir dolor real al ser tocado. En la edad preescolar, la ansiedad de los
niños excesivamente estimulada puede conducir a rabietas frecuentes y/o
extendidas.
Los niños en edad escolar que son hiposensibles pueden mostrar “comportamientos
negativos” incluyendo lo que parece hiperactividad, aunque en realidad están
buscando estimulación. Los que son hipersensibles son evasivos; esto puede
traducirse en negativas para cepillarse los dientes o a que se les pinte la cara. Para
hacer las cosas aún más complicadas, los niños pueden ser tanto buscadores como
evasores y tienen retos propioceptivos y vestibulares, acompañados de asuntos
relacionados con los cinco sentidos tradicionales.
Peske resume la forma en que los problemas sensoriales pueden afectar a los niños
de esta manera, póngase en el lugar del niño:
En medio de esta confusión, puede haber alivio para algunos padres al reconocer lo
que puede causar un comportamiento inexplicable. “Cuando describo a los padres los
problemas sensoriales de los niños–dice Peske, –la reacción habitual es ‘Oh, Dios
mío, eso es todo!’ Han estado tratando de entender ‘eso’ durante muchos meses o
incluso ¡años! La sensación de alivio al finalmente saber lo que ‘es’, es enorme”.
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