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Causa N° 10.813/2007
2ª Instancia.- Buenos Aires, diciembre 3 de 2020.
El doctor Gusman dijo:
I. La sentencia de fs. 687/695, hizo lugar a la acción de usucapión iniciada
por Oscar Enrique Zelarayán contra el Estado Nacional —Agencia de
Administración de Bienes del Estado— y, en consecuencia, declaró
cumplida a favor del accionante la prescripción adquisitiva de dominio de
los inmuebles sitos en la calle... de la Ciudad de Buenos Aires. Las costas
del juicio fueron impuestas a la parte demandada.
Para resolver de ese modo, el señor Juez a quo señaló que la demandada no
contestó en término la demanda entablada en su contra, lo que permitía
interpretar su silencio como un reconocimiento de la verdad de los hechos
lícitos afirmados por el reclamante, así como de la documentación
acompañada con el escrito inicial. No obstante, aclaró también que, en los
procesos de usucapión, es el actor quien tiene la carga de demostrar los
hechos sobre los que funda su pretensión.
Desde esa perspectiva, analizó los elementos aportados a la causa. Tuvo por
demostrado que los lotes reclamados están registrados a nombre del Estado
Nacional, en virtud de expropiaciones llevadas a cabo entre los años 1948 y
1950, y aclaró que no surgía de la causa que estuvieran afectados al “uso
público”. Asimismo, consideró probado que el día 9 de diciembre de 1966,
Obras Sanitarias de la Nación otorgó la cesión precaria de uno de los lotes al
Sr. Francisco Solano Zelarayán, padre del aquí reclamante, y que, luego de
su muerte, el actor comenzó a ocupar el inmueble comportándose como un
verdadero dueño del bien.
Seguidamente, hizo mérito de la prueba informativa, documental y
testimonial, así como del dictamen de la perito arquitecta y del perito
ingeniero agrónomo, y concluyó que el reclamante había logrado acreditar
de modo fehaciente la posesión animus domini de los lotes procurados,
manteniéndose en ella pacífica y públicamente, sin interrupciones, por un
tiempo holgadamente superior a los 20 años que exige el art. 4015 del Cód.
Civil. En consecuencia, juzgó verificado en autos el cumplimiento de todos
los requisitos que la ley determina para la adquisición del dominio por
usucapión y, por ende, declaró al señor Zelarayán como propietario de los
inmuebles en cuestión.
II. Contra esa decisión se alzó la demandada (fs. 701), quien expresó
agravios a fs. 708/725, los que fueron replicados por la actora a fs. 727/743.
Las quejas de la accionada se refieren, en sustancia, a que: a) El Magistrado
aplicó en forma dogmática el art. 356, inc. 1°, del Cód. Procesal y omitió
considerar que el Estado Nacional fue declarado rebelde debido a una nula
notificación del traslado de la demanda, que fue dirigida al Ministerio de
Cultura y Educación en lugar de al ex Onabe. Ello le impidió aportar a la
causa sus pruebas, rebatir las ofrecidas por la contraria y tomar los recaudos
para ejercer su legítima defensa en juicio; b) El Juez aplicó dogmáticamente
el art. 4016 del Cód. Civil y analizó la prueba de una manera ligera, ya que
las constancias aportadas no logran acreditar que se hayan realizado actos
posesorios por veinte años ni tampoco que la posesión haya sido
ininterrumpida; c) Las pruebas referenciadas por el a quo solo evidencian la
realización de actos conservatorios por parte del actor, pero no demuestran
que tuviese animus domini sobre el inmueble; d) La sentencia de grado ha
tenido por cierta la interversión del título sin prueba alguna de esa
circunstancia. El padre del actor era precario tenedor del inmueble, de modo
que jamás pudo haberle transmitido a su hijo la posesión sobre el bien; e) No
se ha acreditado que el bien no estuviera afectado al dominio público.
Así voto.
En mérito a lo deliberado y a las conclusiones del Acuerdo precedente, el
Tribunal, por mayoría, resuelve: admitir el recurso de la demandada y
revocar la sentencia apelada. Con costas en ambas instancias en el orden
causado (art. 68, segundo párrafo, del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación).
Practicada que sea la regulación de honorarios por el Juez de primera
instancia, el Tribunal procederá a fijar los emolumentos correspondientes a
la instancia de Alzada. Regístrese, notifíquese y devuélvanse los autos. —
Alfredo S. Gusman. — Guillermo A. Antelo (por su voto). — Fernando A.
Uriarte (en disidencia).