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Modificación del Código Civil y Comercial vinculada

al derecho de las sucesiones

Por Rubén H. Compagnucci de Caso (*)

SUMARIO: I. Breves antecedentes. — II. Acciones de colación y de reducción. — III.


Acción de reducción y derechos reales constituidos por el donatario. — IV. Tercer
adquirente a título oneroso y de buena fe. — V. Prescripción adquisitiva. — VI.
Síntesis.

I. Breves antecedentes
El día 11/11/2020, el Congreso Nacional sancionó la ley 27.587 que viene
a sustituir el texto de cuatro (4) artículos del Cód. Civ. y Com., muy
vinculados al derecho sucesorio, y concretando de esa manera algunos
objetivos concretos que venían siendo propuestos por diferentes sectores
del quehacer jurídico (1).
Los artículos modificados son los siguientes: arts. 2386, 2457, 2458 y
2459, que contemplan y tienen determinadas finalidades, pero como trataré
de explicar, la reforma produce una cierta unidad y detenta un propósito
específico. Ahora bien, el resultado que se trata de obtener, puede ser
motivo de importante controversia doctrinaria pues, dicha solución, carece
de unanimidad en el parecer de los autores. La diversidad se ubica en: el
respeto rígido del principio de la legitima hereditaria, o bien la protección
de terceros adquirentes y permitir mayor fluidez en el tráfico de bienes
registrables.
La reforma se concentra en el contenido y extensión de las acciones de
colación y reducción que pueden llegar a ejercer los herederos forzosos que
se ven a afectados en el derecho a la legítima hereditaria (art. 2386), en la
limitación a la extinción de derechos reales que haya constituido el
donatario de una donación inoficiosa (art. 2457), en el alcance de la acción
reipersecutoria contra terceros adquirentes de bienes que hayan sido
objetivo de ese tipo de donación (art. 2458), y finalmente un supuesta y, ya
existente en el Cód. Civ. y Com., de cierta forma de prescripción
adquisitiva —no muy adecuada—, que ordena impedir el progreso de la
acción de reducción (art. 2459).
Para ordenar su explicación tratare de examinar, con cierto grado de
brevedad posible, la novel modificación legislativa.
II. Acciones de colación y de reducción
La colación de donaciones es una figura y acción que se les otorga a los
herederos legitimarios (forzosos) para incorporar como valor del haber
relicto a las donaciones hechas en vida por el causante a favor de otro
legitimario, y tiene como efecto el calcularlo como una especie de adelanto
de la hijuela que le corresponde a ese heredero (2).
El instituto se encontraba previsto en los arts. 3476 a 3484 del Cód. Civil
anterior, y en el actual reglado en los arts. 2385 a 2396, con respecto a la
“colación de donaciones”, y los arts. 2382 a 2384, con relación a la
“colación de deudas”.
Mediante el ejercicio de esta pretensión se trata de conseguir la paridad
entre los herederos, ahora solamente limitada como derecho de los
“descendientes y cónyuge del causante”. Y es por ello que solo lleva a la
incorporación de un valor para determinar y no afectar la legitima
hereditaria (3).
El heredero aceptante de la herencia que recibió anticipadamente un bien
donado por el causante, se encuentra obligado a que en la cuenta
particionaria se compute a su favor el valor de lo donado que será
descontado de lo que por derecho le corresponde. Como bien enseña el
profesor Ferrer: “... se trata de una obligación de no hacer en una doble
vertiente, aceptar que los coherederos imputen en su hijuela los valores
donados y además soportar que los demás herederos tomen en los bienes
relictos, más que él...” (4).
Con respecto a la acción de reducción, hay que tener en cuenta que
responde más bien al carácter de las llamadas donaciones inoficiosas y
contiene como base el logro de proteger la legítima de los herederos
forzosos. Aclaro que cuando el causante realiza un contrato de donación y
beneficia a un heredero legitimario o a un tercero, y le trasmite derechos o
bienes que a más de afectar la legítima, también exceden la porción
disponible, el o los afectados pueden reclamar la inoficiosidad de esa
donación (5).
Los sujetos pasivos de dicha pretensión son aquellos que se benefician con
liberalidades que concreta el causante (sean terceros o legitimarios) y dicha
pretensión en el caso que el bien hubiere sido transmitido a un tercero,
puede ser dirigida hacia quien se benefició en forma directa como contra el
subadquirente (conf. art. 2458 del Cod. Civ. y Com.). Y tal, como muy lo
explica la Dra. Medina, dando un buen ejemplo. Así cuando al
fallecimiento del causante no existen bienes en el sucesorio, porque todo lo
que tenía en su activo se lo donó a uno de sus hijos, no basta con compartir
lo recibido por un heredero, sino que hay que ejercitar la acción de
reducción para “salvaguardar la legítima de los herederos forzosos...” (6).
Retornando al análisis de la reforma es importante analizar al art. 2386 del
Cod. Civ. y Com. Este artículo en su texto originario, dispone:
“Donaciones inoficiosas. La donación hecha a un descendiente o al
cónyuge cuyo valor excede la suma de la porción disponible más la porción
legítima del donatario, aunque haya dispensa de colación o mejora, está
sujeta a reducción por el valor del exceso. El texto actual de la nueva ley
preceptúa: “Donaciones inoficiosas. La donación hecha a un descendiente o
al cónyuge cuyo valor excede la suma de la porción disponible más la
porción legítima del donatario, aunque haya dispensa de colación o mejora,
está sujeta a colación, debiendo compensarse la diferencia en dinero”.
Del nuevo artículo se puede deducir que la acción que nace a favor de los
herederos forzosos es solamente la de “colación” desapareciendo la de
“reducción”, y además que la diferencia debe ser compensada en dinero.
Ello significa que ya no podrá utilizarse la acción de reducción entre los
coherederos forzosos, especialmente en el caso en que no haya más bienes
para compensar. Es un ejemplo de declinación del principio de la legítima,
a favor del ejercicio de un tráfico más fluido de los bienes, es decir una
cuestión opinable y donde juegan las valoraciones (7).

III. Acción de reducción y derechos reales constituidos por el donatario


Es este otro de los temas que tuvo en cuenta la reforma, se trata de la
acción de reducción con el carácter reipersecutorio hacia terceros. En el
supuesto en que el donatario o algún sucesor hayan transferido o
constituido derechos reales sobre los mentados bienes a favor de los
terceros.
El supuesto más corriente es el de la venta o constitución de otro derecho
real, del cual resultan subadquirentes o titulares terceras personas
totalmente extrañas y ajenas a la vinculación entre el causante y los
herederos legitimarios reclamantes afectados (8).
La relación con el tema descripto se halla prevista en la modificación de los
arts. 2457 y 2458 del Cód. Civ. y Com. Para tratar de clarificar esta
situación muestro el texto originario y el actual de las referidas normas.
El art. 2457 del Cód. Civ. y Com. dispone: “Derechos reales constituidos
por el donatario. La reducción extingue, con relación al legitimario, los
derechos reales constituidos por el donatario o sus sucesores”. A ese texto
la reforma le agrega un párrafo que dice “... Sin embargo la reducción,
declarada por los jueces, no afectará la validez de los derechos reales sobre
bienes registrables constituidos o trasmitidos por el donatario a favor de
terceros de buena fe y a título oneroso”.
Por su parte el art. 2458 indica: “Acción reipersecutoria. El legitimario
puede perseguir contra terceros adquirentes los bienes registrables. El
donatario y el subadquirente demandado, en su caso, puede desinteresar al
legitimario satisfaciendo en dinero el perjuicio a la cuota legítima”. El
nuevo texto que corresponde al art. 2458, solo agrega un párrafo al inicio y
deja intacto el resto. Dice “Art. 2458. Acción reipersecutoria. Salvo lo
dispuesto en el artículo anterior...”. Se trata solo de una aclaración
sobreabundante, ya que viene a reafirmar lo previsto en el novel art. 2457,
con relación a los terceros adquirentes a título oneroso y de buena fe de los
bienes registrables (9).
Ahora bien, para tratar de brindar un panorama aclaratorio es importante
subrayar que la acción reipersecutoria hacia los terceros adquirentes de
derechos reales de bienes que hubieren sido donados por el causante, y los
legitimarios que reclaman por la afectación a la legítima, mantiene la
estructura clásica. Es decir, deben darse las condiciones ya vistas, tratarse
de bienes registrables (sean inmuebles, automotores, aeronaves, barcos,
etc.), y además haberse constituido un derecho real sobre esos bienes (10).
Sobre esto último el único derecho real que resta fuera de la regla y como
excepción es el de “dominio”, y cuando se lo realiza a favor de un
adquirente de “buena fe”, y el título que le da causa resulta “oneroso”. Y
viene bien la distinción porque si se tratara de otro tipo de derecho sobre
cosas, como un usufructo, o una servidumbre, o de una hipoteca o prenda,
juega el principio que desde antaño considera que la acción tendrá efectos
de resolución de dichos derechos. Por ejemplo, si se constituyera una
hipoteca a favor de un tercero, quedaría sin efecto, sin perjuicio de que el
crédito garantizado pueda ser reclamado por el tercero acreedor contra el
donatario deudor (11).
IV. Tercer adquirente a título oneroso y de buena fe
La nueva ley viene a dejar fuera de la plenitud de sus efectos resolutorios,
cuando el tercero es un adquirente del pleno dominio, lo hace a título
oneroso y resulta de “buena fe”. La solución tiene una cierta vinculación
con lo previsto en los arts. 392 (id. en el art. 1051 del viejo Cód. Civil), y el
art. 2315 del Cód. Civ. y Com. en referencia a los actos de los herederos
aparentes. En ambos supuestos se alude al tercero de “buena fe”, y que tuvo
como causa de legitimación un acto a título oneroso (12).
En relación con la “onerosidad” del título el concepto debe buscarse en la
clasificación de los negocios jurídicos o más bien en los contratos. Esta
cualidad se halla en el art. 967 del Cód. Civ. y Com., “Cuando las ventajas
que procuran a una de las partes les son concedidas por una prestación que
ella ha hecho o se obliga a hacer a la otra...”. Es decir, en la que una
obligación de una parte le corresponde una contraprestación de la otra, lo
que el jurista alemán Karl Larenz, exige que esta contraprestación
represente, en la estimación de los contratantes, un “contravalor” o un
equivalente de la contraprestación (13).
La buena fe es una caracterización de alguna complejidad y sobre su
contenido no existe una percepción uniforme. Así por ejemplo se habla de
una buena fe “ob causante”, o de una buena fe “ob legitimante”, según se la
considere en las relaciones de derecho personal o en las de derecho real;
pero para no extenderme en esta cualidad que ha sido desarrollada por
amplitud y generosidad por celebres juristas, es trascendente observar que
se ha indicado en los casos similares al presente (14).
Con relación a ello y los ejemplos traídos en referencia, algunos han
recurrido al concepto de la denominada “buena fe registral”, es decir
tomando en consideración los elementos demostrativos que surgen de los
respectivos registros y sus constancias. Pero aun dentro de esa corriente se
ha distinguido una tesis de mayor rigidez que reclama para su invocación
un verdadero “estudio de títulos”, mientras que otra corriente más flexible,
se conforma con las debidas constancias obrantes al tiempo de requerir las
respectivas certificaciones (15).
Es importante señalar que si bien las situaciones planteadas tienen algunas
similitudes no son idénticas. En el caso de la aplicación del art. 332 del
Cód. Civ. y Com. (ex art. 1051 del Cod. Civil), se trata de los efectos de la
nulidad con respecto a los terceros, y en el supuesto de los arts. 2314 y
2315 del Cód. Civ. y Com., del heredero aparente o poseedor de la
herencia, como se lo calificaba, se halla la aplicación de la teoría de la
“apariencia” que viene a validar cierto tipo de situaciones (16).
En cambio, en la protección y atención del tercer adquirente del bien
donado sujeto a reducción y reipersecusión el fenómeno jurídico se
encuentra, según mi modesta opinión, en el cumplimiento de un hecho que
da vida a una especie de “conditio iuris” de tipo resolutoria. Ello hace a las
diferencias.
De todas maneras, en los efectos tienen una evidente asimilación, la ley por
otra vez, viene en protección del tercer subadquirente de un bien sujeto a la
acción de reducción, premiando a la buena fe junto con la onerosidad del
título.

V. Prescripción adquisitiva
El último artículo que aparece alcanzado por la reforma es el 2459. El que
en el Código Civil y Comercial ordena lo siguiente. “Prescripción
adquisitiva. La acción de reducción no procede contra el donatario ni
contra el sub adquirente que han poseído la cosa donada durante diez años
computados desde la adquisición de la posesión. Se aplica el art. 1901”.
El art. 2459 dispuesto por la reforma prevé: “Prescripción adquisitiva. En
cualquier caso, la acción de reducción no procede contra el donatario ni
contra el sub adquirente que han poseído la cosa donada durante diez (10)
años computados desde la adquisición de la posesión, se aplica el art. 1901.
No obstará a la buena fe del poseedor el conocimiento de la existencia de la
donación”
La redacción tiene una gran similitud y difiere al comienzo donde el nuevo
artículo dice “en cualquier caso...”, y al final con un agregado donde se
aclara que no afectará a la “buena fe” del poseedor el conocimiento que
haya tenido que título previo del transmitente del dominio era un contrato
de donación.
Creo que lo aclarado al principio carece de relevancia jurídica, ya que, si la
ley impide el ejercicio de una pretensión judicial y no brinda excepciones,
debe entenderse que ello ocurre en todos los casos; y el final que, viene a
desechar presunciones de mala fe porque el adquirente pudo saber que el
antecedente dominial era una donación, carece de sentido propio, ya que
los actos lucrativos no tienen como contenido un sospechoso obrar de los
adquirentes onerosos de esos bienes (17).
De la prescripción que aquí se trata es de la “adquisitiva”, pues con
observable técnica legislativa, se dispone que “...la acción de reducción no
procede cuando se cumple el termino de 10 años desde la adquisición... etc.
“Aclaro, si una acción o pretensión judicial no procede (como literalmente
dice el artículo, o no es viable), es porque lo que prescribió o caducó es el
derecho de su titular, no porque la situación del reclamado mutó su
situación jurídica. Lo que debió disponer la ley es que, en este supuesto,
una persona adquiría un determinado estatus legal, y de allí en más se verá
la dimensión de su derecho y hacia quien puede hacerlo valer (18).
A más y, continuando con la norma en estudio, si lo que se intenta es crear
una “prescripción adquisitiva de dominio (corta)” mediante lo previsto en
los arts. 1897, 1898 y remisión del art. 2565, la vía elegida es inapropiada y
tiene defecciones que no debe llevar una ley privada.
No posible omitir que la prescripción adquisitiva, larga o corta es igual, es
una forma originaria de adquirir el dominio. Y ello porque dicha manera de
obtener el derecho es por una desvinculación con la situación jurídica
anterior, o como bien enseña Emilio Betti, “...se concreta por una relación
inmediata con el objeto de cuya adquisición se trata...”. El derecho surge en
forma autónoma, no depende por ello del que tenía o podía tener algún
sujeto precedente (19).
No es el caso previsto en el art. 2459 que hace una remisión al art. 1901,
norma que considera “...El heredero continúa la posesión de su causante. El
sucesor particular puede unir su posesión a la de su antecesor siempre que
derive inmediatamente de las otras. En la prescripción breve las posesiones
unidas deben ser de buena fe y estar ligadas por un vínculo jurídico”. Esta
disposición viene a consagrar la denominada “accesión de posesiones”
consagrando la innecesariedad de que sea una misma persona la que tenga
la cosa durante todo el tiempo exigido para prescribir; por ello el heredero,
o el sucesor particular pueden aprovechar el tiempo anterior que tuvo el
causante para adicionarlo al propio y cumplir el término previsto
legalmente (20).
A lo dicho es importante señalar que la prescripción adquisitiva tiene
siempre como base la posesión “animo rem sibi habendi”, con carácter
ostensible, continua, pública y pacífica por todo el tiempo requerido en las
normas (art. 1900 del Cod. Civ. y Com.). Y en el caso de la “prescripción
corta”, se reclaman 10 años de dicho ejercicio, más el justo título y la
buena fe (21).
Con relación a estos dos últimos elementos, es dable señalar que también
aparecen discordes con el art. 2459. A esta clase de buena fe el art. 1902
del Cod. Civ. y Com. exige: No conocer ni haberlo podido saber la
ausencia de derecho a la cosa; y para el caso de los bienes “registrables”
que se haya realizado “...un examen previo de la documentación y
constancias registrales...”, y otros actos que hagan a la su verificación.
En cuanto al “justo título” y su compleja naturaleza, al comienzo de la
norma citada se la aclara debidamente. Me permito una síntesis al
considerar que se trata de un acto revestido de las formalidades necesarias
que es y, resulta causa legal que tal. Como surgía del art. 4010 del Cód.
Civil anterior, “... es un título que tiene por objeto transmitir un derecho de
propiedad, estando revestido de las solemnidades exigidas para su validez,
sin consideración en relación a la persona de la cual emana...”. Como bien
aclara Salvat la palabra título no tiene el sentido del instrumento donde
consta la existencia del derecho, sino el de acto jurídico que sirve de causa
a la tradición o entrega de la cosa (22).
Vinculado al tema me permito citar las elevadas consideraciones que hace
Diez Picazo, al referir a la tradición, tanto cuando el “tradens” no era el
dueño, como cuando lo era, pero el negocio resulta ineficaz. En el primer
supuesto es decir cuando se adquiere a “non domino”, se puede llegar por
medio de la usucapión a convertirse en dueño; en cambio cuando trasmite
el propietario, pero el negocio es declinante o ineficaz (acto nulo, o
sometido a condición resolutoria, o supuesto de dominio revocable, etc.),
aclara el jurista citado que “... la usucapión no funciona en este caso” (23).
Para concluir me permito agregar que este tipo de prescripción adquisitiva
puede tener algún efecto en cuanto al donatario que recibió la cosa del
causante, y allí vienen a considerarse los 10 años, y el resto de los
requisitos. Pero si se trata de un adquirente de este donatario que suma
buena fe y onerosidad del título le resultará innecesario tener años en la
posesión, ya que se adquisición automática la da el art. 2457 de la nueva
normativa.

VI. Síntesis
A modo de síntesis creo importante señalar que la reforma tiene dos efectos
generales concretos: por un lado, la debilitación del principio de la
legitima hereditaria, y por el otro tratar de brindar mayor vigor y certeza a
los adquirentes de bienes registrables a título lucrativo. Inclinar la balanza
hacia uno u otro lado, lleva a que no sea posible un juicio de valor
inmutable. De todos modos, quedan a salvo algunas objeciones ya
concretadas sobre la novel ley.
Cita online: AR/DOC/597/2021

(*) Abogado y Doctor en Ciencias Jurídicas (UNLP). Profesor Emérito en la Universidad


Nacional de La Plata. Profesor Consulto de la Universidad de Buenos Aires. Académico titular
de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires.
(1) MEDINA, Graciela, “Nueva ley de reducción y colación de donaciones. De la protección de
la legítima a la protección del tráfico jurídico y del adquirente de buena fe”, LA LEY
17/11/2020, 1; AR/DOC/3778/2020. La distinguida jurista, efectúa un estudio profundo y claro
sobre la nueva normativa.
(2) DE LOS MOZOS, José L., “La colación”, Revista de Derecho Privado, Madrid, 1965, p. 2,
trae la referencia histórica de la figura del Derecho Justinianeo, donde se disponía igualar a los
herederos descendientes de acuerdo con sus respectivas cuotas. AZPIRI, Jorge, “Derecho
sucesorio”, en la colección Incidencias del Cod. civil y comercial”, Ed. Hammurabi, Buenos
Aires 2015, p. 190, No. 60. COMPAGNUCCI DE CASO, Rubén H., “Acción de colación”, en
LA LEY, 1995-C, 470.
(3) Id. nota anterior y FORNIELLES, Salvador, “Tratado de las sucesiones”, Ed. Tea, Buenos
Aires, 1958, 4ª ed., t. II, Nº. 302. ZANNONI, Eduardo, “Derecho de las sucesiones”, Ed. Astrea,
Buenos Aires, 2008, 5ª ed., t. I, p. 744, Nº. 750. MARTINEZ RUIZ, Roberto, “La colación”,
Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1943, Nº 104. BORDA, Guillermo A., “Tratado de derecho civil,
sucesiones”, Ed. La Ley, 9ª ed., t. II, Nº. 652. MEDINA, Graciela - ROLLERI Gabriel,
“Derecho de las sucesiones”, en la colección “Derecho civil y comercial”, directores Julio César
Rivera y Graciela Medina, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2018, p. 473 y ss.
(4) FERRER, Francisco A. M., “Comentario al art. 2385”, en ALTERINI, J. H. (dir.) -
ALTERINI, I. E. (Coord.), Código Civil y Comercial, comentado. Tratado exegético, La Ley,
Buenos Aires, 2019, 3ª ed., t. XI, p. 447 y ss. CASADO, Eduardo, “Comentario al art. 2385”, en
RIVERA Julio C.- MEDINA, Graciela, Código Civil y Comercial de la Nación comentado, Ed.
La Ley, Buenos Aires, 2014, t. VI, p. 263. REBORA, Juan Carlos, “Tratado de las sucesiones”,
Ed. Biblig., Buenos Aires, 1952, 2ª ed., t. I, p. 94.
(5) AZPIRI, J., ob. cit., p. 255, Nº 92. Define a la acción de reducción como: “La que tiene un
legitimario para atacar las instituciones como heredero de cuota, o los legados hechos por el
causante en su testamento, o las donaciones hechas en vida por el mismo, en la medida que
excedan en la porción disponible...”. Aclara que no opera de pleno derecho, sino que exige una
pretensión deducida en juicio contencioso. MEDINA, ROLLERI, ob. cit., p. 607.
(6) MEDINA, Graciela, ob. cit. ZANNONI, Eduardo, “Acción de reducción ejercida entre
herederos forzosos”, Rev. de Der. Privado y comunitario (Sucesiones), Rubinzal Culzoni, Santa
Fe 2000, p. 49 y ss. DI LELLA, Pedro “Reducción de la donación a heredero forzoso”, JA
1995-IV- 687. LLOVERAS, Nora - ORLANDI, Olga E., “Colación o reducción entre
coherederos”, JA 2002-III-1114. NATALE, Roberto, “La acción de reducción”, Academia de
Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 2008, p. 199 y ss.
(7) COMPAGNUCCI DE CASO, R. H., “La legitima hereditaria, sus condiciones y
antecedentes históricos”.
(8) MOSSET ITURRASPE, Jorge, “Justicia contractual”, Ediar, Buenos Aires, 1977, p. 161.
PÉREZ LASALLA, José, “Tratado de las sucesiones”, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2014, t. II,
Nº 865
(9) La aclaración hecha al art. 2458 es de una importancia relativa, ya que lo previsto en el
artículo anterior da por configurada la reforma. El ejercicio de la acción reipersecutoria prevista
en el citado artículo recibió numerosos comentarios y análisis doctrinarios. BORDA G. A., ob.
cit., Nº 999. AZPIRI, Jorge, “La legítima en el Anteproyecto de Código civil”, JA 2012-III-
1393. MEDINA, Graciela - ROLLERI, Gabriel, ob. cit., p. 617, Los autores hacen cita del
plenario de la CNCiv., “Escary c/ Pietranera”, donde se debatió la naturaleza de la acción.
(10) Por lo tanto de la cuestión en debate quedan fuera los terceros adquirentes de bienes
muebles no registrables, y las recepciones a título lucrativo o gratuito. A todos estos casos se les
aplica la disposición que permite el ejercicio de la acción reipersecutoria dirigida hacia los
terceros.
(11) AZPIRI, J., ob. cit., p. 264 y ss. FERRER, F. A. M., ob. cit., t. VI, p. 426 y ss. DI LELLA,
Pedro, ob. cit. PODESTÁ, Andrea, “Legítima”, Reseña de jurisprudencia, en LA LEY, 1992-D,
663.
(12) TRIGO REPRESAS, Félix A., “Nulidad y reivindicación de los actos jurídicos, y los
terceros adquirentes de inmuebles”, Zeus, Rosario, t. IX, p. 62. ANDORNO, Luis, “La
propiedad aparente en la doctrina y jurisprudencia francesa, y el art. 1051 del Cod. civil,” E.D.
37-931. GUASTAVINO, Elías, “La protección a terceros adquirentes de inmuebles”, JA 1973-
sec. doc- 108. HIGHTON, Elena, “Solución a algunos problemas que plantea el art. 1051 del
Cod. Civil”, LA LEY, 1980-D, 290. MOLINARIO, Alberto, “La reivindicación inmobiliaria y
el adquirente de buena fe y a título oneroso”, ED 7-580.
(13) ORGAZ, Alfredo, “Hechos y actos o negocios jurídicos”, Ed. Zavalía, Buenos Aires, 1963,
p. 83. COMPAGNUCCI DE CASO, R. H., “El negocio jurídico”, Ed. Astrea, Buenos Aires,
1992, p. 86, Nº 25. LARENZ, Karl, “Derecho civil. Parte general”, Ed. R. D. P., trad. Manuel
Izquierdo, p. 444. BISCONTINI, Guido, “Onerosità, corrispittività, e qualificazione dei
contratti”, Univesità di Camerino, Italia, 2005, p. 29.
(14) DE LOS MOZOS José L., “El principio de la buena fe. Sus aplicaciones prácticas en el
Derecho civil español”, Ed. Bosch, Barcelona 1956, p. 17. COMPAGNUCCI DE CASO, R. H.,
“El principio de la buena fe en las relaciones jurídicas de derecho privado”, en el libro Tratado
de la buena fe en el derecho (Doctrina nacional), Marcos M. Córdoba (dir.), Lidia Garrido
Cordobera y Viviana Kruger (coord.), La Ley, Buenos Aires, 2004, p. 169 y ss. BETTI, Emilio,
“Teoría general de las obligaciones”, Ed. R. D.P., trad. J. L. De Los Mozos, Madrid, 1969, t. I,
p. 70 y ss. WEIACKER, Franz, “El principio general de la buena fe”, Ed. Civitas, prólogo de
Luis Diez Picazo, Madrid, 1986, p. 25 y ss.
(15) TOBIAS, José W., “Tratado de derecho civil. Parte general”, La Ley, Buenos Aires, 2019,
t. III, p. 1226. ADROGUÉ, Manuel J., “El art. 1051 del Código Civil y su influencia sobre el
régimen de los derechos reales”, en LA LEY 143-1180. SPOTA, Alberto G., “Sobre las
reformas al Código civil”, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1969, p. 85 y ss. ZANNONI, Eduardo,
“Ineficacia y nulidad de los actos jurídicos”, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1986, p. 184, Nº 18.
(16) ZANNONI, E., ob. cit. t. I, p. 480, Nº 456. FLEITAS ORTIZ DE ROZAS, Abel, “El
heredero aparente. El problema y la ley”, LA LEY 137- 855. BUSTOS PUECHE, José, “La
doctrina de la apariencia jurídica”, Ed. Dikynson, Madrid, 1999, p. 13 y ss. MEDINA, Graciela,
ROLLERI Gabriel, OB. CIT., p. 285 y ss. CNCiv., sala D, LA LEY 66- 460; LA LEY 155- 350.
(17) FERRER, F. A. M., ob. cit., t. XI, p. 633. MEDINA G., ob. cit.
(18) ZANNONI, Eduardo, “Algunos aspectos sobre la igualdad entre herederos forzosos y la
protección de la legítima en el Proyecto de Código civil”, Rev. de Der. Priv. Y comunitario,
Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2012-3, p. 667. DI LELLA, Pedro, “Aproximación a las
modificaciones más relevantes en materia de sucesiones que propone el Anteproyecto de
Código Civil”, JA 2012-III-1415.
(19) BETTI, Emilio, “Teoría general del negocio jurídico”, Ed. R. D.P., trad. Martín Pérez,
Madrid, 1956, p. 22, Nº 4. BREBBIA, Roberto H., “Hechos y actos jurídicos”, Ed. Astrea,
Buenos Aires, 1982, t. I, p. 27. ALBALADEJO, Manuel, “Derecho civil. Introducción y parte
general”, Ed. Bosch, Barcelona, 1958, 5ª ed., t. I, v. II, p. 20, Nº 55. VON TUHR, Andreas,
“Derecho civil. Teoría general del derecho civil alemán”, Trad. Tito Rava, Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1947, t. II, v. I, p. 45, Nº 44.
(20) COSSARI, Nelson G. A., “Comentario al art. 1901”, en Alterini J. H. (dir.), Alterini I. E.
(coord.), Código Civil y Comercial, comentado, ob. cit., t. IX, p. 198 y ss. MARIANI de
VIDAL, Marina, “Curso de derechos reales”, Ed. Zavalía, Buenos Aires, 1995, 3ª ed., t. III, p.
357. BORDA, Guillermo A., “Tratado de derecho civil. Derechos reales”, actualizada por la
Dra. Delfina Borda, Buenos Aires, 2008, 5ª ed., t. I, Nº 383.
(21) El art. 1898 la denomina “prescripción adquisitiva breve”. En el Código civil anterior se
encontraba legislada en el art. 3999. HIGHTON, Elena, “Dominio y usucapión”, en Derechos
reales, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1983, 2da. pte., p. 179, Nº. 530. SALVAT, Raymundo -
ARGAÑARÁS, Manuel, “Tratado de derecho civil argentino. Derechos reales”, Ed. Tea,
Buenos Aires, 1962, 5ª ed., t. II, p. 234, Nº 938. LAQUIS, J., “Derechos reales”, Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1963, t. III, p. 254. LAFAILLE, Héctor, “Derecho civil. Tratado de derechos
reales”, actualizada por el Dr. Jorge H. Alterini La Ley, Buenos Aires, 2010, t. II, p. 431, Nº.
793.
(22) SALVAT, Raymundo - ARGAÑARÁS, Manuel, ob. cit. t. II, p. 237, Nº 945. AUBRY, Ch.
– RAU, Ch., “La fuente del art. 4010”, Cours de droit civil français, D’après l’ouvrage allemand
de C. S. ZACHARIE, Cosse Imprimier, Paris, 1857, 3ème. éd., t. II, p. 381, Nº 218.
(23) DIEZ PICAZO, Luis, “Fundamentos del derecho civil patrimonial. Las relaciones jurídico
reales”, Ed. Civitas, Madrid 1995, 4ª ed., t. III, p. 734.

Fuente: LL_Diario_12-3-21

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