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Subjetividad,
Dilemas Religiosos
Y Medios de Comunicación
Natasha Loayza
Hugo José Suárez
Rafael Archondo
Cuaderno De Futuro 4
La Paz – Bolivia
1999
Presentación
El presente "Cuaderno del Futuro", el cuarto, aborda algunas ideas y temas
relacionados con el Desarrollo Humano desde la perspectiva de la reproducción
cultural y la sociabilidad cotidiana de las personas. Es importante señalar que el
quinto Cuaderno prosigue con estas reflexiones desde otros ángulos de análisis de
manera que estos dos conforman una serie dentro de la colección.
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
PRIMERA PARTE__________________________________________________
Natasha Loayza C.
Índice
I. Introducción
VI. Bibliografía
I. Introducción
Ahora más que nunca, la extensionalidad del sistema global y la intencionalidad del
sujeto se relacionan de forma directa, descarnada y al mismo tiempo llena de
tensiones. La instrumentalidad de la técnica y el mercado no encuentra asidero en
el mundo simbólico de las personas.
En este documento discutiremos algunos de los cambios más importantes en la
subjetividad y la intersubjetividad dentro de la sociedad actual. A través del
concepto de habitus analizaremos las disposiciones subjetivas como base de las
aspiraciones presentes y orientaciones de la acción social.
Nuestro objetivo es lanzar una mirada conceptual a la Bolivia del presente a través
de las aspiraciones subjetivas de su gente como requisito para establecer una
agenda de Desarrollo Humano para el año 20001.
La idea central que guía este documento es que en las condiciones actuales de
transformación y globalización, el Desarrollo Humano será posible si se
desarrollan, individual y colectivamente, las capacidades autoreflexivas de la
sociedad para pensar los condicionantes de su práctica presente y futura. Con ello
se podría asociar la instrumentalidad y la identidad, lo técnico y lo simbólico. Se lo
haría de una manera sustantiva o significativa para la vida de los sujetos
combinando la identidad personal, la cultura particular, la libertad individual y la
responsabilidad colectiva.
1 Este documento forma parte de varios documentos teóricos, conceptuales e instrumentos de investigación
empírica desarrollados para el Informe de Desarrollo Humano de Bolivia 2000 “Transitando al Siglo XXI”.
2 Tomamos el concepto de modernidad tardía de A. Giddens. Con este término, el autor se refiere a la fase
actual del desarrollo de las instituciones modernas; marcada por la radicalización y universalización de los
rasgos fundamentales de la modernidad, denominada también “modernidad reciente” (1995).
Sin embargo, en este trabajo nos referiremos a esta etapa de la modernidad en un sentido más complejo que, de
acuerdo a la definición de J. Habermas de “capitalismo tardío”, es la etapa en la que el conflicto de clases de la
fase anterior se ha vuelto latente, las crisis periódicas devienen en permanentes y larvadas, y los desarrollos
sociales están sujetos a “contradicciones”. Estas crisis deben ser entendidas no sólo como algo objetivo, sino
como inseparables de la percepción interior y subjetiva de quienes las padecen.
Utilizando una figura de la estética clásica, Habermas define crisis como “el punto de inflexión de un proceso
fatal, fijado por el destino, que pese a su objetividad no sobreviene simplemente desde fuera ni permanece
exterior a la identidad de las personas aprisionadas en él [...] es inherente a la estructura del sistema de la
acción y a los propios sistemas de personalidad” (1989. p. 16).
La “esquiva modernidad”, a a l que se refieren varios autores3 al señalar que es
indeterminada en el tiempo e imposible de definir con precisión, se caracteriza por
la búsqueda de un progreso filosófico y científico del pensamiento frente a la
tradición y las ideas religiosas. Sus rasgos más importantes son una supremacía y
expansión de la razón, y la noción de progreso lineal, es decir, la búsqueda de un
bienestar situado en un futuro por alcanzar. Se trata de una concepción progresiva
del tiempo apoyada en cambios culturales, económicos y técnicos, simbolizados
por la aparición de la medida mecánica del tiempo (Nouss, 1997).
A fin del milenio, se ciernen grandes amenazas sobre la Humanidad como los
desastres ecológicos, las guerras nucleares, la depauperación progresiva de la
gente (hambre, racismo, xenofobia), la desaparición de especies, las
transformaciones en el capital genético, el abandono de una diversidad de valores
y culturas y también la desaparición de referencias éticas y morales a la solidaridad
y la fraternidad humanas.
La sociedad actual está signada por los riesgos globales (Beck, 1996), que afectan
a toda la humanidad y sus culturas, creando lazos de interdependencia en la vida
de las personas a lo largo y ancho del planeta4. Sin embargo, la Humanidad
parece haber perdido la brújula en medio de una creciente complejidad y cambios
acelerados que sobrepasan sus posibilidades de asimilación y recomposición de
finalidades.
4 Paradójicamente, mientras la Humanidad va cobrando cada vez más conciencia de los riesgos globales, la
mayoría de la gente del planeta está expuesta a peligros inmediatos y cotidianos que ponen en riesgo la vida en
espacios temporales concretos frente a los cuales la población se siente “inerme”. En este sentido es
paradójico ver cómo las diversas sociedades que adquieren una creciente conciencia sobre los riesgos globales,
tienen una noción cultural particular sobre el riesgo en su vida cotidiana.
La relación que Luhmann establece entre los conceptos de “riesgo” y peligro es muy ilustrativa para
comprender esta paradoja, pero también para entender a qué se refieren éste y otros autores cuando hablan de
una “sociedad de riesgo”.
Luhmann entiende el peligro como una forma del riesgo. Sin embargo la distinción entre riesgo y peligro
supone, en el primer caso, que el posible daño es efecto de una decisión. En el segundo, el peligro, supone que
éste es provocado desde afuera. Marcar los riesgos -dice este autor- permite olvidar los peligros; mientras que
marcar los peligros lleva a dejar de lado las oportunidades que podrían aprovecharse a través de una decisión,
aunque ésta implique también un riesgo en sí misma.
En las sociedades antiguas, dice Luhmann, lo que más se marca es el peligro, mientras que en la sociedad
moderna se subraya más bien el riesgo.
“...En la actualidad la comunicación del riesgo se vuelve reflexiva y con ello universal. Negarse a aceptar los
riesgos o exigir su rechazo es en sí mismo un factor riesgoso” (1992. pag. 38)
Estas transformaciones son globales y afectan al ser más individual e íntimo de las
personas, transformando la subjetividad y produciendo nuevas subjetividades.
5 Estos mecanismos de desmembración son por ejemplo las señales simbólicas de valor estándar y universal
que actúan como desarticuladores de valores tradicionales diversos y como homogeneizadores de valores que
responden a las fuerzas del mercado y están centrados en intereses económicos. Pongamos como ejemplo el
arte: un cuadro puede no ser apreciado por el valor estético que tiene, sino por su valor monetario. Cuánto más
caro sea, más vale. Otro ejemplo es que mientras se realizan poderosos esfuerzos por aniquilar el cultivo de la
hoja de coca tradicionalmente utilizada con fines medicinales, se publicita la Coca-cola incluso como un
remedio eficaz contra la diarrea por sus cualidades rehidratantes.
6 Esto no quiere decir que las fronteras se borren para permitir una integración sustantiva de los individuos.
La “integración” universal es sólo un marco de referencia relativo a los signos propios de la modernidad,
mientras que en los niveles locales y en la vida cotidiana, se crean nuevas fronteras y nuevos distanciamientos
entre las culturas y las personas (Touraine, 1998).
reorganización del tiempo y el espacio y un efectivo mecanismo de desmembración
de las prácticas y conocimientos tradicionales.
Las relaciones interpersonales están cada vez menos determinadas por la tradición
o la continuidad “rutinaria” de los acontecimientos.Ahora, la cotidiana vida social y
personal está sujeta a permanente revisión y cambio a la luz de nuevas
informaciones y conocimientos.
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Este autor entiende por des-socialización la ruptura de los roles sociales en torno a
normas y valores comunes (el mundo vivido) respecto al sistema social. Se trata de
un debilitamiento creciente de la perspectiva recíproca, antes existente, entre el
actor y el sistema establecido. La des-socialización implica también una
despolitización, porque el orden político ya no es el fundamento del orden social.
Hoy la política atraviesa por una crisis aguda expresada en su falta de
representatividad y confianza. Al parecer, los partidos han perdido su capacidad de
seducción en torno a la utopía y el “hombre nuevo” y sus acciones se restringen
cada vez más a la toma del poder como razón de ser y fin último.
7 Mientras el mundo se ve cada vez más amenazante, la vida cotidiana va convirtiéndose en una creciente
búsqueda de bienestar personal: salud, ejercicio físico, búsqueda espiritual de todo tipo y apoyo psicológico,
etc. Estas preocupaciones nacen de una necesidad de llenar vacíos existenciales, pero la forma en que esa
necesidad es resuelta no responde necesariamente a descubrimientos personales, sino que está fuertemente
influenciada por la propia comunicación mediática (Giddens, 1997).
Al mismo tiempo, la confianza en los aparatos económicos, sociales y políticos que
habían regido tradicionalmente, se debilita por los serios y permanentes
cuestionamientos que se hace a su práctica y efectividad.
Las personas se repliegan sobre sí mismas y se definen cada vez más por lo que
son (mujer, joven, indígena, etc.) antes que por lo que hacen (su profesión, clase,
rol social, grupo o partido político).
La vida social moderna se hace cada vez más impersonal y las relaciones
interpersonales se transforman. Por ejemplo, es común ver en las grandes
ciudades que la gente conoce más al presentador de televisión, con quien crea
sentimientos de solidaridad y hasta de afecto, aunque nunca lo haya visto
personalmente, que a sus vecinos más cercanos, de quienes apenas si sabe el
nombre y de los cuales hasta desconfía.
Es cada vez más frecuente encontrar en las personas el sentimiento de que la vida
no tiene valor o nada que ofrecer. Es un problema psíquico cada vez más
extendido, que debe ser entendido como un “vaciamiento” de los valores y
recursos morales individuales y colectivos que dan sentido a una vida plena
(Giddens, 1996).
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Bourdieu se refiere al habitus como el orden que reina en las cabezas y las
tradiciones de los individuos. Es la materialización de la memoria colectiva que se
reproduce en la gente a un grado incluso más profundo que las tradiciones
familiares y es capaz de moldear el devenir a imagen de su pensamiento. En este
sentido, el habitus es un sistema generador de sentido de la acción social, que no
puede ser entendido como resultado de un acto sólo individual ni necesariamente
consciente y que tampoco significa que las prácticas de los individuos se deducen
de manera directa de las condiciones objetivas presentes. El habitus es la
estructura del pasado, que sobrevive en el presente a través de su actualización en
las prácticas cotidianas y tiende a perpetuarse en el futuro (Bourdieu, 1980). El
habitus, como historia incorporada, confiere a la acción social una independencia
relativa respecto a las determinaciones exteriores del presente.
Por eso puede suceder que los habitus funcionen como “a contratiempo” y las
prácticas no estén “adecuadas” a las condiciones presentes, porque más bien se
encuentran ajustadas a condiciones pasadas (Gutiérrez, 1997).
8 Ver A. Shutz, La construcción significativa del mundo social. Paidós. Primera reimpresión en España,
1993.
9 Para Félix Guattari, la subjetividad no es una especie de alma flotante situada en la superestructura
ideológica [como en el marxis mo], ni puede ser definida sólo en términos de significante (como en el
psicoanálisis) (Guattari, 1998).
son perdurables, de larga duración y lenta transformación, pero no inmutables. Las
condiciones objetivas diferentes a las que fueron las instancias de formación de
los habitus, enfrentan a las personas a situaciones que contribuyen a impulsar
cambios en las disposiciones.
Como producto del habitus funciona en las personas un sentido práctico o una
“aptitud” para moverse, actuar y orientarse en un contexto, que no sólo depende de
una respuesta consciente, aunque podría ser una estrategia orientada a defender
los intereses de la posición ocupada en el campo social específico donde se está
“jugando”. Esto ocurre sin que el agente social sea necesariamente consciente de
este mecanismo (Gutiérrez, 1997).
Por eso, para que la experiencia de las personas no sea ni un conjunto discontínuo
de respuestas a estímulos externos ni un aislamiento defensivo, es necesario
asociar de una manera sustantiva la instrumentalidad y la identidad, lo técnico y lo
simbólico. En el contexto actual, esto sólo es posible mediante un esfuerzo de
subjetivación10. Eso significa combinar de manera consciente la identidad
personal, la cultura particular, la libertad individual y la responsabilidad colectiva
(Touraine, 1997).
De esta manera el sujeto se convierte en actor. Pasa de ser arrastrado y vivido por
las fuerzas externas, a construir una capacidad personal (conocimientos,
10 Se trata del reconocimiento y afirmación del individuo como sujeto creador de sentido y cambio, de
relaciones sociales e instituciones políticas. La subjetivación es voluntad de individuación, cuando el individuo
se define nuevamente por lo que hace, lo que valora y por las relaciones sociales en las que está
comprometido. Es el individuo que ya no está por encima de la sociedad, pero puede reapropiarse de su
totalidad a partir de las conciencias individuales. La subjetivación pasa por la afirmación del individuo como
actor y artífice de las transformaciones de la vida social. Ya no asume la defensa de los derechos de humanos
ni de los trabajadores en general, se manifiesta más bien desde la experiencia vivida individual (Touraine,
1998).
destrezas) y subjetiva (disposiciones) para manejar los cambios y asumir las
opciones posibles de manera reflexiva, deliberada, creativa y comprometida con su
entorno colectivo.
La sociedad de riesgo es altamente reflexiva. Esto quiere decir que las prácticas
sociales son examinadas constantemente y reformuladas a la luz de nueva
información. En la sociedad actual, esa revisión no sólo se ha radicalizado, sino
que es aplicada a todos los aspectos de la vida humana, lo que resulta muy
11 Este proceso de “autosocioanálisis” es similar a conceptos tales como “control reflexivo de la acción” en
contraste con el concepto de “conciencia práctica” propuesto por Giddens.
También es importante señalar, siguiendo a Luhmann, que esta capacidad autorreflexiva sea entendida como
la fuerza que puede transformar en forma de causa efecto el sistema social. Sistema y entorno son dos órdenes
de comportamiento de distinto nivel que se estimulan mutuamente, pero cuyas causalidades permanecen
distintas (Torrez Nafarrate, 1992. P. 13)
El entorno, constituido en la teoría de Luhmann como el sujeto, alerta, sacude, despierta, perturba las
potencialidades del sistema, pero nunca lo determina ni lo influencia directamente.
Por ello, lo social no puede ser reducido por completo a la conciencia individual ni como adición a los
contenidos de la conciencia de diversos individuos. Menos aún como reducción de los contenidos de la
conciencia a áreas de consenso.
Esto tampoco quiere decir que los sistemas sociales sean capaces de tener una vida propia e independiente de
la conciencia y la interpretación humanas, pero para transformar realidades de magnitud universal, existen
márgenes evolutivos que no pueden ser manipulados por medio de la planeación consciente o mediante
técnicas como el "racional cohibe". Menos aún con la simplicidad de una visión ético-moralista de los
problemas (Torrez-Nafarrete, 1992). Por ello el cambio social es de un orden extremadamente complejo.
Nada parece más adecuado en el contexto de lo expuesto en este documento sobre la modernidad tardía, que la
función del ser humano respecto al sistema social, no es su transformación consciente, sino la dotación de
sentido en un mundo que lo sobrepasa.
12 La noción de “libertad real” está relacionada con la búsqueda por parte de los sujetos de sus propios
valores (Ver Fernando Calderón “Potenciar la Sociedad para fortalecer el Desarrollo: Una perspectiva crítica
del Desarrollo Humano desde la experiencia Latinoamericana". IDH 2000. PNUD- Bolivia)
inquietante y explica la incertidumbre convertida en parte de nuestra vivencia
cotidiana.
Por ejemplo, conocer las altas tasas de divorcio puede afectar de manera directa a
la decisión de casarse, lo que dificulta o retrasa tal decisión, o, en otro sentido,
afecta las previsiones de los miembros de la pareja sobre la propiedad de bienes.
Esto contribuye a profundizar los cambios en la familia.
En Bolivia, como en gran parte de América Latina, el mundo rural todavía está
fuertemente circunscrito a la tradición comunitaria y a normas sociales dictadas por
la religión colonial, sin embargo esto no evita ni amortigua la exposición actual a
los cambios y tensiones entre el individuo y la sociedad globalizadora. Las
prácticas tradicionales y comunitarias también están cuestionadas en lo referido a
la equidad, la justicia, la autonomía y la responsabilidad individual. Estos
cuestionamientos no sólo son externos a la comunidad, sino que también se
convierten en reflexiones internas, porque las comunidades están expuestas a la
información, la comunicación mediática, la movilidad migracional y el mercado.
Por otra parte, en la sociedad actual, los riesgos a los que nos enfrentamos afectan
a toda la gente en un sentido no sólo de amenaza, sino también político, porque
éstos ya no pueden ser atribuidos a fuerzas o “enemigos” externos, al ser producto
directo de las acciones y las decisiones de las personas (Beck, 1996). Estas
decisiones enfrentan desde el riesgo de catástrofes globales hasta la
contaminación de los alimentos que ingerimos y del aire que respiramos y obligan
a una permanente reflexión sobre los fundamentos de la racionalidad y de las
prácticas tradicionales.
La igualdad se define ahora por la diferencia. Los individuos buscan ser diferentes
en sus vidas concretas con sus intereses sociales, su patrimonio cultural y su
personalidad particular. No quieren dejarse arrastrar por a l sociedad de masas,
más bien quieren crearse una vida propia.
Pasamos así de los paradigmas burocráticos o pseudo científicos a una voluntad
de resingularización que nos remite a la idea de la creatividad estética, que permite
luchar contra la extinción de la riqueza subjetiva (Guattari, 1998)
En este sentido, considerar que la libertad del individuo está restringida sólo a las
consideraciones subjetivas individuales, vale decir al deseo y la obtención de
placer, la aparta de la ética social y la valoración de la justicia y la equidad, porque
la satisfacción de estos deseos subjetivos es de hecho muy diversa. Por la
desigualdad e inequidad en las que se mueven las sociedades de hoy, los deseos
están “adaptados” a las posibilidades de colmarlos. Mientras unos obtienen un
mínimo de placer de un máximo de gratificaciones, otros, la mayoría, obtendrían un
máximo de placer con mínimas gratificaciones (Sen, 1990).
Esta consideración podría ser explicada de la siguiente forma: a través del habitus
se “delimita” el alcance de la visión de los sujetos respecto a sus aspiraciones y la
evaluación de sus posibilidades de cambio. El habitus está “determinado” por
condicionantes externos objetivos también en cuanto al lugar que los sujetos o
grupos ocupan en las relaciones sociales o según sus “clases de existencia”
(Bourdieu, 1980).
No sólo los individuos, también las naciones son sujetos cuando despliegan un
esfuerzo por insertarse en el mercado y en los circuitos económicos y técnicos y al
mismo tiempo construyen sobre su propia identidad cultural, dotándose de
instituciones democráticas (Touraine, 1997).
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VI. Bibliografía
Nouss, Alexis 1997 ¿Qué sé? La Modernidad. Publicaciones Cruz O., S.A.
México.
13 Los fenómenos de subjetividad contemporánea tienen que ser cartografiados no sólo a través de flujos de
lenguaje, cuerpo, expresiones no verbales, espacio, etc., sino también mediante la cristalización de identidades
(cuerpo, definición personológica, relación con el otro y relación de grupo), como territorios existenciales en
proceso de coagulación entre subjetividad individual y colectiva , lo cual tiene un poder extraordinario. Se
trata de territorios existenciales que es posible trabajar para construir otra cosa y donde hay relaciones de
violencia, vulgaridad, falocracia, racismo. La subjetividad es algo de ese orden (Guattari, 1998).
1991 La Constitución de la Sociedad: Bases para la Teoría de la
Estructuración. Amorrortu. Buenos Aires
Beck, Ulrich 1996 Teoría de la sociedad del riesgo En: Jostxo Beriain (Comp.)
Las consecuencias perversas de la modernidad. Anthropos. España.
Calderón, F. y Lechner Norbert 1998 Más allá del Estado, más allá del Mercado:
la Democracia. Plural/microcosmos. La Paz.
Torrez Nafarrete, Javier 1992 Nota a la versión en español En: Sociología del
riesgo. Universidad Iberoamericana /Universidad de Guadalajara. Primera edición
en español. México.
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Dilemas religiosos
en Bolivia
b) Iglesia-secta, padre-profeta
a) La Globalización y Transnacionalización
VI. Perspectivas
VII. Bibliografía
DILEMAS RELIGIOSOS
EN BOLIVIA
Jürgen Habermas
F.A. Isambert
Introducción
Ante nuestros ojos vemos la vitalidad constante del fenómeno religioso, sin
embargo éste tiene ahora múltiples canales de expresión. Como dice François
Houtart: "América Latina es hoy una tierra fértil en nuevos movimientos religiosos,
sin embargo hay que estar atentos a sus diferencias, ya que las maneras como se
expresa esta nueva creatividad religiosa es particularmente rica, pero muy
diversa"14.
Año N. de protestantes
1900 6.400
1928 632.563
1949 3.171.930
1961 7.710.412
1970 12.725.223
1980 18.661.505
1990 30.000.000
15Fuente: World Christian Encyclopedy, Oxford University Press, 1987. Citado por: HOUTART
François, ibid, p. 187.
religiosa, y por tanto se reconforma lo que Habermas denomina la
"unidad intersubjetiva de grupo en los conceptos de lo sagrado"16.
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16Dice Habermas: "El corazón de la conciencia colectiva está constituido por un consenso normativo
que se crea y se regenera en la práctica ritual de una comunidad de creencia. Sus miembros viven según un
simbólico religioso; se representan la inter-subjetividad del grupo en los conceptos de lo sagrado".
HABERMAS, Op. Cit., ps. 70-71.
17De CERTEAU Michel, L'absent de l'histoire, Ed. Repéres-mane, Paris. 1973, p. 136-140.
18Para una lectura rigurosa del desarrollo conceptual de la sociología de la religión latinoamericana,
véase: PARKER Cristian, "Perspective critique de la Sociologie de la Religion en Amérique Latine", en
Ruptures Sociales et Religion, HOUTART Francois (et al.), Ed. L'Harmattan-Centre Tricontinental, Paris -
Louvian-la-Neuve, 1992.
sociología marxista ortodoxa propuso, con bastante énfasis, que la religión es el
"opio del pueblo" y que, al oponerse a una lectura "científica" de la realidad, más
temprano que tarde estaba condenada a desaparecer19.
19Para una lectura crítica de esta postura, véase nuestro trabajo: SUAREZ Hugo José, "Apuntes sobre
la lectura marxista de la religión en América Latina", en VV.AA., Las Armas de la Utopía. Marxismo:
provocaciones heréticas, Ed. Punto Cero-CIDES, La Paz, 1996.
20MORANDE Pedro, Cultura y modernización en América Latina, Ed. Encuentros, Madrid,
1987, p. 160.
21HERVIEU-LEGER Danièle, La religion pour Mémoire, Ed. Cerf, Paris, 1993, p. 8. Para una
lectura específica sobre la conceptualización de la "religión" en Hervieu-Léger, véase: SUAREZ Hugo José,
Religión y Política en Bolivia. Análisis de la experiencia de Néstor Paz Zamora a partir de tres
sociólogos contemporáneos, por publicar, La Paz, 1999. Algunos elementos conceptuales de este texto están
mejor desarrollados en dicho libro.
de ser, porque dan sentido y coherencia a la experiencia subjetiva de
aquellos que las poseen"22.
22HERVIEU-LEGER Danièle, La religion pour Mémoire, Ed. Cerf, Paris, 1993, p. 105-6.
23Ibid., p. 110.
24Ibid., p. 119.
25HERVIEU-LEGER Danièle, "Croire en modernité: au-delà de la problematique des champs
religieux et politique", en MICHEL Patrick (Ed.), Religion et Démocratie, Ed. Albin Michel, Paris, 1997, p.
372.
26MICHEL Patrick, "Pour une sociologie des itinéraires de sens: une lecture politique du rapport
entre croire et institution, hommage à Michel de Certeau", in Archives de Sciences Sociales des Religions, N.
82 (avril-juin), 1993, p. 225.
con absoluta hegemonía, y al contrario tuvo que convivir con otras expresiones
"no-racionales" a través de transacciones simbólicas.
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30BASTIAN Jean Pierre, La mutación religiosa en América Latina, Ed. F.C.E., México D.F.,
1997, p. 26.
31Ibidem.
32LAGOS Humberto, "Sectes religieuses: oppression ou libération?", in Figures des Dieux, VOYE
(Ed.), De Boeck, Bruxelles, 1996, p. 178. Es la primera vez que utilizamos el término "secta", que en nuestro
caso no contiene una connotación negativa, sólo define sociológicamente la situación particular. Para un
estudio más completo de la transformación de secta a iglesia, véase el artículo citado.
33Véase el gráfico de la página 6 del artículo BOURDIEU Pierre, "Une interprétation de la théorie de
la religion selon Max Weber", in Archives Européens de Sociologie, Vol. 12, N. 1, 1971.
de los bienes de salvación. Para ello designa a los sacerdotes como funcionarios
autorizados para hacer uso del capital religioso. Por el otro lado, están los
evangélicos que al buscar la satisfacción de las inquietudes religiosas a través de
ellos mismos, sin otra intermediación, y al margen de la Iglesia católica, cuestionan
el monopolio de la salvación de la estructura eclesial y necesitan una acumulación
inicial de capital religioso. Como su discurso es de ruptura con el "orden
ordinario", el "hermano" debe estar en conquista constante de un auditorio, es decir
que sus palabras tienen que causar un impacto constante en la gente que lo sigue.
Mientras tanto el padre católico, per se, ya tiene unos fieles designados, por lo que
no debe "confirmar continuamente su autoridad", si no es a través de los canales
institucionales"34.
Ahora bien, hay que decir que cuando el nuevo grupo religioso (secta)
alcanza a ser Iglesia, repite el mismo esquema, protege su discurso y doctrina, y
critica las nuevas propuestas sectarias35. Ese será un nuevo momento al cual
están ingresando algunos movimientos religiosos bolivianos, que poco a poco
empiezan a institucionalizarse y convertirse en iglesias, celosas de su propio
capital religioso y creadoras de su propio habitus religioso, lo que obviamente
cuestiona y molesta a la Iglesia católica.
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34SUAREZ Hugo José, Religión y Política en Bolivia.... Para un estudio un poco más detallado de
la obra de Bourdieu con respecto a la relación entre religión y política, véase el trabajo citado.
35BOURDIEU Pierre, "Genèse et structure du champ religieux", in Revieu Française de Sociologie,
XII, 1971, p. 321.
religioso, como el lugar de la síntesis cultural cristiana europea e indígena
latinoamericana36
Para lograr esa presencia y legitimidad, la Iglesia católica boliviana tuvo que
hacer varias concesiones a las creencias andinas para forjar una amplia cultura
cristiana capaz de admitir a "moros y cristianos". Se dio entonces una convivencia
de creencias que tenían que coordinarse y hasta complementarse para actuar. Es
cierto entonces que "el proceso de la conquista no pudo reemplazar unas
religiones por otras, pero a través de la Iglesia incorporó de manera compleja la
doctrina cristiana, la que tuvo que pasar a través del tamiz de las religiones y
culturas originarias. Esta particular apropiación de una doctrina religiosa se
expresó en el barroco andino, que es el encuentro estético de fuentes religiosas
diversas. No fue una simple asimilación de la cultura española y cristiana por la
indígena, sino la construcción de una nueva identidad religiosa y cultural compleja
que respeta el dogma católico, pero no abandona su estructura politeísta, y menos
aún sus rituales y mitos. Vale decir que resguardó a sus dioses detrás de un
camuflaje que impidió su desaparición"42. Para su subsistencia, la cultura católica
boliviana tuvo que administrar los elementos que la constituían como las
expresiones de la religiosidad católica popular como la fiesta del Gran Poder, la
interacción simbólica entre ritos cristianos y aymaras (como en la ch'alla), la
conjunción de tradiciones en el día de muertos; la eucaristía tradicional, etc43.
40 Baste recordar algunas delimitaciones territoriales que en un principio fueron divisiones eclesiásticas y
luego civiles, como es el caso del vicariato del Beni; o los certificados de bautizo católico como único registro
de nacimientos hasta que se instale recién en los años 40 el Registro Civil, etc.
41En la encuesta que realiza periódicamente la Universidad Católica Boliviana hay una pregunta que
dice: "Quisiera que me diga si confía mucho, poco o nada en..." y las posibilidades son: la Corte Suprema de
Justicia, los Partidos Políticos, el Congreso Nacional, los Medios de Comunicación, la Iglesia Católica.
Constantemente esta última es la que aparece como la institución en la que se confía "mucho", con más del
60% de credibilidad por parte de los encuestados. Universidad Católica Boliviana, Encuestas de Percepción
Política, Instituto de Encuestas, Ed. Offset, La Paz, 1993. Lo mismo sucede en Perú, donde el 77% de las
personas no confían en los partidos políticos y el 82% lo hace en la Iglesia Católica (PRESENCIA, 21-sep-94,
p. 11).
42SZMUKLER Alicia, La ciudad imaginaria. Un análisis sociológico de la pintura
contemporánea en Bolivia, Ed. Pieb-Sinergia, La Paz, 1998, p. 86.
43Véase Reportajes, "El presterío: la cara mestiza de los Santos", Presencia, 21-enero-96.
44Ante la pregunta "creen en embrujos", 43.4% de los católicos responden afirmativamente y 56.6%
lo hacen negativamente. Y la pregunta "cree en milluchadas" obtiene 49.6% sí y 50.2% no. SUAREZ Hugo
José, Prácticas Religiosas en La Paz y El Alto. Descripción e interpretación, Universidad Católica
Boliviana, La Paz, 1995, ps. 53-54.
Algunos autores denominan a este proceso como "sincretismo religioso". Se
trata de un fenómeno marcado por una "transacción simbólica" entre Iglesia y
feligreses de distintas procedencias que tuvieron que "pactar" subjetivamente para
que las distintas creencias convivan en cierta armonía.
Lo Católico
Lo no Lo no indígena
indígena
El yatiri, Algunas
lectura de la coca, etc. Celebraciones
Protestantes
Lo no Católico
La cultura católica boliviana, con sus varias vertientes internas y la fluidez de sus
fieles, era la monopolizadora del sistema de sentido de cara al exterior. Como
explica Bourdieu, el poder religioso, en este caso el de la cultura católica boliviana,
estuvo marcado por su necesidad de monopolizar la salvación48:
48Un análisis interesante de las categorías de Bourdieu para la comprensión de caso boliviano
encontramos en la tesis de licenciatura en Sociología de Germán Guaygua, donde el autor explica en detalle, a
partir de los conceptos de "habitus" y "campo religioso", cómo en La Paz, particularmente en la zona del Gran
Poder, se presentó la proliferación de ofertas en el mercado simbólico, lo que implicó una batalla entre el
catolicismo popular y el pentecostalismo. Véase GUAYGUA Germán, El mercado de los bienes de
salvación: consumo y habitus religioso en la zona Gran Poder (ciudad de La Paz), Tesis de Licenciatura
en Sociología, UMSA, La Paz, 1999.
transportable a la acción y al pensamiento conforme a los principios de una visión
(casi) sistemática del mundo y de la existencia"49.
Como ya dijimos, nuestra hipótesis de trabajo es que ahora atravesamos por una
crisis del monopolio de la cultura católica, lo que implicaría el agotamiento de la
transacción simbólica que ésta había sostenido como la única generadora de
sentido. Ingresamos entonces a una batalla en el campo religioso, donde los
nuevos movimientos religiosos empiezan a disputar la posibilidad de conformar un
habitus religioso, lo que implica la búsqueda de ruptura de la hegemonía católica. A
este proceso le llamamos la “gran mutación”.
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Nos encontramos frente a una "gran mutación" que va más allá de lo religioso, pero
que emerge con gran fuerza en este campo. Si seguimos la tesis de Guy Bajoit,
podemos afirmar que "detrás de la fachada de aquello que llamamos "la crisis",
nuestras sociedades están en una profunda mutación cultural, cuyo motor es el
poderoso movimiento de intensificación de la competencia"51. La transformación
religiosa que analizamos aquí es la punta de un "iceberg". Se trata de una
mutación mucho más profunda que incumbe a todo un modelo cultural que entra
en duda, a una serie de paradigmas surgidos de la modernidad hoy puestos en
cuestión. Pero vayamos directamente al problema religioso para centrar mejor
nuestro análisis.
Hasta los años 50, todos en América Latina habían aceptado, implícita o
explícitamente, que la relación con lo divino pasaba por la mediación católica. Hoy
reina una libertad de elección de esta mediación. Estamos en el tránsito de una
c) Se percibe además una demanda por una propuesta totalizante, que abarque la
visión de mundo de un individuo cualquiera, permitiendo que entren en juego varios
elementos: lo subjetivo y lo objetivo, lo social y lo individual, el hombre y el cosmos,
etc. Esto abre las puertas al debate modernidad-posmodernidad, en el entendido
de que el fraccionamiento del sentido moderno y sus formas de reconstitución de la
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a) La Globalización y Transnacionalización
Las migraciones internas (como las de Potosí a Santa Cruz o a La Paz) o externas
(a la Argentina o Estados Unidos), crean masas enormes que, habiendo agotado
las posibilidades de alcanzar un bienestar en su terruño, salen a buscar mejores
opciones. La migración, como lo ha demostrado Amalia Prado en su brillante
trabajo, es una situación fértil para nuevas búsquedas religiosas, ya que, frente a
un mundo hostil y agresivo, el migrante encuentra en "los hermanos" un lugar para
reconstruir su sentido de la vida. La autora estudia la incorporación a la "Casa de
Oración", una iglesia evangélica, de migrantes collas en Santa Cruz. En la
investigación se muestra cómo se vive la conversión de los participantes que,
siendo de origen andino, se ven confrontados con un medio que agrede su origen
étnico. En la nueva agrupación religiosa re-encuentran sentido a su vida. Su
hipótesis de trabajo es que en la "Casa de Oración", los participantes logran
"recuperar una visión de mundo integral y según esta misma, orientar
coherentemente su accionar "62.
62PRADO MEZA Amalia, Dios es evangelista _no?. Un estudio comunicacional entre collas
evangélicos en tierra de cambas, Ed. Plural, La Paz, 1997, p. 253. Véase también PRADO Amalia, "Pasarse
a los hermanos _Por qué no probar?", en Cuarto Intermedio, N. 45, nov. 1997. Para un análisis de la
migración y los efectos religiosos pero en tierras colonizadas rurales, véase: CALLA Mildred, "Colonización:
tierra fértil para nuevas religiones", en Cuarto Intermedio, N. 26, febrero 1993, p. 46-73
63BASTIAN, Op. Cit., p. 88.
c) Las Causas económicas
Entre los años 30 y 60, América Latina atravesó por cambios económicos
acelerados. Es la época de la sustitución de importaciones y la industrialización,
que generaron una clase obrera considerable, aunque sin una creación masiva de
empleo. En este caso, los migrantes urbanos fueron los más perjudicados porque
no fueron absorbidos por el mercado laboral.
La industrialización en la región creció al 6.4 por ciento anual entre 1950 y 1973, lo
que es considerable64. Sin embargo, este crecimiento generó a su vez un
desarrollo desigual y heterogéneo, lo que dualizó la sociedad en pequeños grupos
con alta concentración de la riqueza y una masa enorme y pobre.
Entre los años 60 y mediados de los 70, el capital extranjero llega a la región. Este
fenómeno estuvo unido a los regímenes militares que reprimieron con dureza los
movimientos sociales. Le sigue la llamada "década perdida", caracterizada por la
falta de crecimiento económico y una particular distribución de los ingresos. La
crisis significó el agotamiento del modelo de desarrollo de décadas pasadas y el
ingreso de nuevas políticas estructurales que confluyeron en una palabra: el
neoliberalismo.
Así, los cambios económicos estructurales, como los programas de ajuste, generan
a su vez cambios culturales y, por tanto, religiosos. La regla sería "a mayor
impacto de una urbanización periférica, desigual y heterogénea, menor presión
para mantener lazos con la religión católica mayoritaria y mayor pluralismo
religioso e ideológico"73. Esa es nuestra realidad.
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Para Jean Pierre Bastian, lo que mantiene la cohesión social en América Latina
son los "mecanismos de defensa de los marginados frente a la anomia
endémica"74. Se refiere a los lazos comunitarios, pues en nuestras sociedades se
75Ibid., p. 95.
esta estampida religiosa. Por ello se puede afirmar que la propia iglesia fracasó
parcialmente en su intento de conservar el monopolio de la salvación y la
mediación de lo sagrado. "La proliferación de movimientos religiosos no católicos
puede expresar tanto el desencanto de las masas con una Iglesia católica incapaz
de reformarse desde dentro, como un modo de organización de redes religiosas de
contrapoder religioso"76. En todo caso, gran parte de la batalla católica ha sido
perdida, la suerte está echada, y ahora sólo le corresponde acomodarse al nuevo
campo religioso dentro del cual, ella es una más en el contacto con los dioses.
Mientras la Iglesia católica se instaló en Bolivia desde el Siglo XVI, los movimientos
evangélicos lo hicieron de forma orgánica a principios de esta centuria, aunque su
crecimiento espectacular se remonta recién a los años 60. A fines de 1800,
aparecen los primeros misioneros no católicos, y los existentes lo son de manera
individual y casi ocasional. El protestantismo de entonces en Latinoamérica fue
muy pequeño y casi dedicado al cuidado de la fe entre los migrantes extranjeros.
Esta situación llevó a Lavine d'Epinay a plantear la existencia de una "iglesia de
transplante", sin gran repercusión en la estructura simbólica del pueblo. La fe, los
76Ibid., p. 96.
77HOUTART, Op. Cit., p. 14.
78PARKER, Op. Cit., p. 132.
dioses y el sistema de creencia propiciados por los protestantes de entonces no
pegó en los creyentes católicos, fieles a sus creencias en "desprecio" de la
propuesta extranjera. Hasta ese momento, el protestantismo era de "los gringos"
migrantes que trajeron sus dioses para sobrevivir en su nueva situación.
Para principios de siglo, se estimaba que los católicos conformaban un 98.51 por
ciento de la población, mientras que sólo un 1.49 se consideraba "disidente"88. El
censo de 1950 no tiene preguntas sobre religión, por lo que no hay un dato fiable.
Para 1976 se estima (ya que no se cuenta con la cifra concreta), que los católicos
eran un 94 por ciento, mientras los no católicos constituían un seis por ciento. En
Etapas de Crecimiento
Etapas Número de
organizaciones
1ra etapa (1827-1959) 59
2da etapa (1960-1995) 161
3ra etapa (Global julio 95) 22090
89Censo de 1992. Citado por Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Sub-Secretaría de Culto,
El fenómeno religioso No católico en Bolivia. Una primera aproximación, Ed. Huellas, La Paz, 1996, p. 6.
90SubSecretaría de Culto, El fenómeno religioso..., p. 51.
Como se puede apreciar, los últimos años han sido particularmente significativos
para el crecimiento de agrupaciones religiosas no católicas, que solicitan su
personería jurídica al Estado para su funcionamiento legal, pero sobre todo ha
implicado el agotamiento de una "transacción subjetiva" y el nacimiento de otra,
hoy todavía en conformación.
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1. Lo católico. Mal que bien, la Iglesia católica sigue siendo el referente religioso
de mayor importancia del país. Sin embargo hay que notar que la multiplicidad
de corrientes y batallas internas en su seno muestran también un mundo
complejo con recorridos, crisis y búsquedas propias de solución93.
• Las Vanguardias ideológicas, que son las que Hugo Assmann bautiza como
"Iglesias electrónicas" por el uso de la televisión y de aparatos electrónicos en
sus grandes manifestaciones (Ekklesía).
- El bien - El mal
- La salvación -La perdición
- el más potente - el menos potente
- triunfará - será vencido
- la salud - la enfermedad
Hay que señalar que el aparato de multimedia de la Iglesia católica es mucho más
poderoso y antiguo que el evangélico. Por ejemplo, la radio "Fides" empezó a
funcionar en 1929, el periódico "Presencia" en 1952 y el cine "16 de Julio" desde
los años 60. De hecho la red comunicacional católica consta de siete impresos, 42
radios, 10 canales de televisión, dos productoras radiales, diez productoras de
video, dos agencias de noticias, cuatro librerías, dos imprentas, tres centros de
formación en comunicación y un sala cinematográfica98. Según la
Superintendencia de Telecomunicaciones, por su parte, los evangélicos tienen una
red con sólo 12 radioemisoras y tres canales de televisión99, a lo que habría que
añadir la inmensa cantidad de emisiones irregulares o semi-clandestinas de cientos
de grupos sin permiso oficial. De acuerdo a las cifras de la Subsecretaría de Culto,
de las 220 organizaciones religiosas no católicas, 30 se dedican a hacer
programas de radio, 26 a la prensa escrita, 24 a administrar librerías, 17 a trabajos
en televisión y ocho a una estación de televisión particular100.
Pero como decíamos, más allá de las posibilidades competitivas de cada red
confesional católica o evangélica, lo importante es cómo se han incrementado en
los últimos años las posibilidades de grupos no católicos de poner su señal para
ofrecer un mensaje distinto.
Luego del análisis hecho hasta aquí, coincidimos con Parker en que una de las
características de la "cultura popular" se precisamente vivir "día a día", lo que
respondería no "a una incapacidad de previsión racional de quienes viven en esta
situación, sino a su capacidad de adaptación eficaz a las condiciones estructurales
de dominación, que tornan en muy inestable su vida cotidiana ". La incertidumbre
social y cultural por la que atravesamos daría lugar a un "sentido religioso
caracterizado por un fuerte sentido de dependencia de los poderes
sobrenaturales", que pueden ser desde la Virgen, hasta la curación por el Espíritu
santo, pasando por la astrología, la magia y otras formas de manejo, manipulación
y certeza del futuro a través de lo divino. Esto explica en parte, la fuerza de la
apelación a lo sobrenatural de los nuevos movimientos religiosos, que en este
llamado a la intervención de fuerzas superiores, logran la seguridad buscada. El
"cosmos sagrado" interviene para tranquilidad de los fieles102.
Así, existiría entre los fieles una "estrategia simbólica de sobrevivencia" que frente
a un mundo marginalizado de pobreza, violencia o delincuencia, busca "protección
simbólica" para reencaminar una vida nueva y salva de los males que lo rodean, es
decir, un espacio seguro y eficaz para la reconstrucción del sentido. En el fiel
pentecostal se observa la búsqueda de una "salvación" o "salida" simbólica a una
situación de privación social y moral. Cuando el pentecostal sale del templo, lo
hace transformado, alegre, aliviado de su agobio, con más fuerza y ánimo para
soportar la vida diaria con sus problemas y su miseria"103.
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VI. Perspectivas
Esta nueva subjetividad trae una nueva transacción, pero ahora con distintos
actores: los sujetos de las iglesias evangélicas, los de la Iglesia católica o los
laicos.
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104CALDERÓN Fernando y LECHNER Norbert, Más allá del Estado, más allá del mercado: la
democracia, Ed. Plural, La Paz, 1998, p. 75.
105TOURAINE Alain, Le Retour de l'acteur, Ed. Fayard-Livre de Poche, Paris, 1984, p. 10.
106TOURAINE Alain, _Qué es la democracia?, Ed. Temas de hoy, Madrid, 1994, p. 300.
107TOURAINE, Le Retour..., p. 10.
1. La Intolerancia extrema
Una de las peores posibilidades es que las diferentes opciones religiosas pasen de
la "batalla simbólica" a acciones más radicales. De esta manera, entraríamos a
una sociedad intolerante en la cual no pueden convivir dos creencias distintas.
Existen algunos elementos muy delicados en esta dirección, por ejemplo el hecho
de que el Estado boliviano se declare católico en su Constitución. Si esta situación
continúa así, los nuevos movimientos religiosos tendrán una opción de lucha
legítima en busca de iguales condiciones para ejercer su culto, y por lo tanto, de
volver laico y no confesional al Estado.
Pero la situación de intolerancia puede darse no sólo entre católicos y
pentecostales, sino también entre culturas populares y pentecostales. Como se ha
afirmado, los nuevos movimientos religiosos son muy exigentes con sus fieles,
porque les obligan a abandonar sus antiguas prácticas culturales. Esto puede
degenerar en la destrucción de lazos sociales, y por tanto, en la anulación de
prácticas ancestrales que tenían como efecto la cohesión social. Las reacciones
en este sentido pueden ser fatales y llegar, en el límite hipotético, a una "guerra
santa", para "salvar nuestras raíces" -lo que implicaría la eliminación física de los
agentes religiosos que las "destruyen", o la anulación de todo vínculo social con lo
profano y el aislamiento total del mundo maldito, lo que, también en el límite, podría
llevar a suicidios colectivos como ocurrió en otros países.
Además de los dos escenarios religiosos descritos, hay la posibilidad de que los
distintos sectores religiosos logren establecer una nueva transacción simbólica que
permita la existencia y convivencia con el otro y no su negación. Esto significa la
construcción de una sociedad y Estado laico que permite en su seno una amplia
tolerancia religiosa, donde los diversos grupos pueden practicar sus creencias sin
que esto signifique ni la negación de la otra religión ni de la sociedad. Como dice
Michael Walzer "la tolerancia hace posible la existencia de las diferencias; las
diferencias hacen necesario el ejercicio de la tolerancia"108.
Lo ideal sería que la fragmentación religiosa no implique el crecimiento de grados
extremos de intolerancia, sino que, por el contrario, se gesten nuevos espacios de
entendimiento. Esto implica fomentar una especie de “religión civil”, entendida
como “un conjunto de actitudes, creencias, sentimientos, reglas y prácticas, que,
'más allá de toda fe', dan a la sociedad los criterios últimos de referencia y los
valores fundamentales que permiten la integración de la vida social y la
legitimación de las acciones sociales”109. Estaríamos hablando de normas y leyes
universales que regulan las relaciones inter-religiosas, y a las cuales todos se
adscriben como ciudadanos laicos, más allá de las diferentes creencias
particulares, respetando a creyentes y creencias por igual.
Se trata de buscar cómo pueden convivir las distintas creencias en un país cada
vez más diverso, de cómo construir un “pacto laico” que involucre a todos. Esto
sólo se logra en la medida en que el Estado, como organismo laico y libre de
intereses de iglesias particulares, marca las reglas del juego dentro de las cuales
se regulan las relaciones sociales, y todos los demás acatan estos parámetros
para su relación tanto con la sociedad en general, como con las distintas
expresiones religiosas.
Bolivia es un país donde la gente tiene grandes posibilidades de negociación, y por
tanto de realizar pactos. Esta potencialidad innata debe ser aprovechada para
buscar que el nuevo pacto intersubjetivo religioso esté marcado por la tolerancia.
108WALZER Michael, Traité sur la Tolérance, Ed. Gallimard, Paris, 1998, p. 10.
109NESTI Arnaldo, “Religion civile et identité des Italiens”, en VOYE (Ed.), Figures des Dieux...,
p. 75.
Es claro que el aumento del Desarrollo Humano atraviesa necesariamente por
atender el factor religioso. Se trata de aprovechar las posibilidades de este campo
para que se convierta -considerando su diversidad- en un promotor del Desarrollo
Humano. Estamos ante el nacimiento de un nuevo acuerdo en el cual todos
puedan convivir con sus distintas creencias, y puedan ponerlas al servicio de la
comprensión y el desarrollo compartido. Esta es la nueva apuesta de Bolivia para
el próximo milenio. Si lo logra, se tendrá un "pacto intersubjetivo" que permita la
convivencia, crecimiento y desarrollo de todos, sino, estamos en la alborada de
una sociedad intolerante de resultados nefastos.
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VII. Bibliografía
Bajoit Guy y Franssen Abraham, 1995, Les Jeunes dans la Compétition culturelle,
Ed. PUF, Paris.
Bastian Jean Pierre, 1997, La Mutación religiosa de América Latina, Ed. F.C.E.,
México D.F.
Calderón Fernando y Lechner Norbert, 1998, Más allá del Estado, más allá del
Mercado: la Democracia, Ed. Plural, La Paz.
Calla Mildred, 1993, Colonización: Tierra fértil para nuevas Religiones, en Cuarto
Intermedio, N. 26, febrero 1993.
Cajías Lupe y López Lupita, 1998, Concentración de Medios de Comunicación en
América Latina: ¿Amenaza o Fortaleza?, mimeo, La Paz.
Hinkelammert, Franz, 1989, Teología del Mercado Total, Ed. Hisbol, La Paz.
Michel, Patrick, 1993, Pour une Sociologie des Itinéraires de Sens: une Lecture
politique du Rapport entre Croire et Institution, Hommage à Michel de
Certeau, in Archives de Sciences Sociales des Religions, N. 82 (abril-junio).
Nesti, Arnaldo, 1996, Religion civile et Identité des Italiens, en VOYE (Ed.), Figures
des Dieux, Ed. De Boeck Université, Bruxelles.
Riviere, Gilles, 1997, Bolivie: le Pentecôtisme dans la Société aymara des hauts-
plateaux, en Problèmes d'Amerique Latine, N. 24, enero-marzo.
Suárez, Hugo José, 1996, Apuntes para una Lectura marxista de la Religión en
América Latina, en VV.AA., Las Armas de la Utopía, Ed. Punto Cero-
CIDES, La Paz.
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Élites y Muchedumbres
en pos de la Visibilidad
Rafael Archondo
Índice
I. Hacerse ver
a. La Ofensiva privada
d. La Expansión evangélica
VIII. Conclusiones
IX. Bibliografía
I. Hacerse ver
La fórmula del éxito era ciertamente muy sencilla. Sólo había que instalar una
cámara “Compacta” EL-8000, seis receptores, dos micrófonos, un amplificador y
seis focos “Altrilux” de 500 watts cada uno. Con esos elementales equipos,
comenzó a emitir el “Canal 000 de Televisión” en aquel lluvioso enero paceño de
1964.
Jesús Martín Barbero (1989) recupera una idea del filósofo Walter Benjamin
relacionada con los medios electrónicos. El pensador alemán decía que gracias a
antenas y micrófonos, se habrían abolido separaciones y privilegios. La televisión
y también la radio, habrían acercado a la gente a las cosas, dándoles a éstas un
nuevo estatuto de existencia. Podríamos hablar de la explosión de nuevas
sensibilidades y pautas de recepción, además de la liberación generalizada de
goces antes restringidos a un puñado de personas.
Quienes crean que estas visiones ya son parte de los anaqueles teóricos del
pasado, se equivocan. Pierre Bourdieu (1997), uno de los intelectuales franceses
más citados de la actualidad, ha lanzado duras críticas a la televisión desde puntos
de vista que parecen refrescar las ideas de los años 60. Si bien Bourdieu (1996) no
recomienda el uso de las pantallas para lanzar a los países pobres por la senda del
desarrollo, deplora, como se hacía hace tres décadas, la sumisión del campo
televisivo a la medición de los índices de audiencia. Las presiones comerciales, el
plebiscito del público y las imposiciones del gusto promedio llevan a Bourdieu a
calificar a la televisión como una amenaza. Este sociólogo francés rechaza los
rasgos intrínsecos del medio televisivo: la búsqueda de lo espectacular, los
constreñimientos del tiempo, las exageraciones periodísticas y la obsesión por la
exclusividad.
Puede criticarse a Bourdieu por tener una inclinación elitista de la que él huye
explícitamente proponiendo que se desarrollen todos los esfuerzos para generalizar
el acceso del ancho público a los contenidos universales desarrollados por los
campos científicos autónomos. A cambio de una televisión adaptada a los gustos
promedio del público, el intelectual francés propone “crear” una masa de receptores
más exigente y formada, dotada de los conocimientos que le permitan encontrarse
con medios de comunicación radicalmente distintos. En otras palabras, la televisión
debe “elevar” sus contenidos y esperar que el público se coloque a esa altura, una
utopía que el mismo Bourdieu considera difícil de conquistar.
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III. Los Medios: un Tejido de Complicidades
Sobre este aspecto, Jesús Martín Barbero (1989) ya aportó con algunas
redefiniciones. Al recordar la recepción colectiva, en muchedumbre, de las narrativas
medievales, este intelectual recupera la idea de que “el ritmo no lo marca el texto,
sino el grupo, pues lo leído no funciona como punto de llegada y cierre de sentido,
sino al contrario, como punto de partida, de reconocimiento y puesta en marcha de
la memoria colectiva”. Es la idea de que la gente reescribe aquello que se le entrega.
Barbero dice: “el pueblo deforma y resignifica los ‘grandes temas”. Hoy muchos
analistas recogen esa conceptualización, por la que el público extrae placer de un
orden simbólico ajeno, sin, por ello, perder su identidad; es decir, pone un filtro que
destaca determinados pasajes y oscurece otros; y reinterpreta, a partir de su
memoria cultural, lo que los medios reflejan en sus contenidos.
En este marco estricto de los medios, es decir, sin incluir todavía al contexto
social en nuestra indagación, ¿es posible combinar las dos perspectivas?, es decir,
¿la de las “lecturas desviadas” y aquella de la “revolución de las frustraciones
colectivas”?, ¿son acaso irremediablemente contrapuestas? Demos un paso
intermedio en esa dirección.
Mier afirma que la voz "extrae del universo de lo sonoro todas las dotes para
convertirse así en símbolo omnicomprensivo, capaz de integrar pasiones, afectos,
intensidades, habilitándose así para saturar los cuerpos vacíos". Citando a Arnheim,
Mier (1987) constata que la seducción que la voz ejerce sobre el oyente no consiste
en hacer que éste se imagine al locutor en la cabina y pueda reconocer los avatares
técnicos de la enunciación. Lo que la voz radial consigue es sugestionar al receptor
en los juegos, apuestas, itinerarios y paseos imaginarios estimulados por los
destellos narrativos. Para cumplir con este propósito, la oralidad se encuentra bien
equipada, porque a diferencia de la palabra escrita, añade énfasis emotivo a lo que
dice.
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a. La Ofensiva privada
Entre 1969 y 1984, una de las principales fuentes de emisión del discurso estatal
en Bolivia fue la televisión. Nacido y equipado en el periodo de auge de los
gobiernos militares, el canal 7 se desarrolló como un monopolio, ligeramente
matizado por la existencia de una red universitaria, iniciada en 1973 (Tarija) y
consolidada hasta 1980 (La Paz) a través de ocho estaciones. Es conocida la labor
de reparto de televisores en los centros mineros por parte de las dictaduras como
una forma de ampliar la llegada de la ideología oficial a los círculos más resistentes
de aquel entonces.
Esta apertura tan radical a la iniciativa privada conecta de inmediato con las
elecciones nacionales y municipales que adquieren su regularidad. Las campañas
electorales comienzan a transcurrir entonces a través de los canales privados y la
televisión se transforma en un actor político de primera línea.
Los otros espacios de concentración son las iglesias evangélicas, de las que
hablaremos más adelante; la Iglesia Católica, que a pesar de ser el “consorcio”
más grande, no funciona de forma integrada, y el grupo Kuljis de menor impacto
público.
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Sin embargo, también han surgido quejas desde el sistema político con
respecto a este fenómeno. Se ha dicho que los comunicadores tienen en sus manos
injustas ventajas competitivas frente a los políticos profesionales a la hora de
solicitar el voto ciudadano. El mencionado artículo 124 del Código Electoral busca
precisamente anular esta aparente desigualdad. El politólogo René Antonio Mayorga
(1995) es quien más críticas ha lanzado a este proceso caracterizado por la
“informalización” de la política. Según su criterio, la crisis de representación de los
partidos bolivianos intenta ser resuelta de una manera equivocada, cuando éstos
incluyen en su lista de candidatos a figuras “antipolíticas”, entre las que están, con
frecuencia, los comunicadores sociales. Mayorga afirma que el problema central de
la democracia boliviana no es la falta de representatividad, sino su poca eficacia
para resolver los problemas de sus ciudadanos. Pese a ello se parte de la idea de
que los políticos de carrera están desprestigiados y que por eso hacen falta nuevos
rostros. Sin embargo, la manera de enfrentar el problema de fondo es, recomienda
Mayorga, mostrando eficacia desde la gestión de gobierno. La gente está
desilusionada de los partidos, porque gobiernan mal, y no porque no la representan
adecuadamente, afirma este autor.
Aquí es importante anotar un hecho que puede llegar a ser muy importante
en el futuro cercano. Los periódicos de crónica roja han comenzado a abarcar un
espacio cada vez más importante del mercado. Si hasta aquí habíamos hecho un
seguimiento de una tradición radial y televisiva muy apegada a los públicos
suburbanos y campesinos, de origen indígena, parece que la palabra escrita
también se ha sumado a este contexto. Por primera vez, funciona en Bolivia una
prensa popular. Hasta el momento ésta se ha restringido a abordar temas
policiales y del campo de la sexualidad. La política o el deporte se han mantenido
lejos de este tipo de periodismo de gran tiraje. Sin embargo, no sería extraño que
los tabloides llamados sensacionalistas como "Gente" y "Extra", empiecen a usar
su irradiación popular para transformarse en un actor político importante. Nos
imaginamos un esquema similar al del diario "Bild" en Alemania, el de mayor tiraje
en Europa (4 millones de ejemplares al día), que ha sabido combinar sus rasgos
populares y espectaculares, con una influyente posición conservadora. A pesar de
sus titulares escandalosos, que bien podrían restarle credibilidad, el "Bild" alemán
tiene un apreciable impacto en un público trabajador muy amplio, que es el que
asiste regularmente a los partidos de fútbol, conversa en los bares de barrio y
finalmente define los resultados electorales. Si en algún momento "Gente" y "Extra"
deciden ampliar su espectro temático e intervienen en el mundo de las élites,
quizás podrían emular la experiencia de su par alemán, pero esto, hasta el
momento, es sólo una posibilidad.
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d. La Expansión evangélica
Según Lupe Cajías (1999), los grupos evangélicos cuentan con 12 radios y
cuatro canales de televisión. De acuerdo al último Censo de Población realizado en
1992, el 10,16 por ciento de la gente en Bolivia se declara evangélica, frente a una
decreciente mayoría católica conformada por el 80,6 por ciento. Siguiendo las
proyecciones de crecimiento de los grupos evangélicos, el sociólogo Hugo José
Suárez (1999) afirma que dentro de tres décadas, habrá en Bolivia un 50 por ciento
de personas no católicas, actualmente representadas por 220 organizaciones.
Es por eso que han establecido una red de difusión. Su objetivo parece ser
el de crear una subcultura que abastezca todas las demandas de sus fieles. La
implantación de sus mensajes tiene rasgos totalizadores, pues llena hasta los
intersticios más insignificantes de la vida cotidiana. Actualmente, los emisores
llamados “cristianos”, despliegan campañas de empleo, ayuda social, difunden y
producen música evangélica de todos los géneros, distribuyen publicaciones,
casetes, videos, distintivos, reúnen a distintos grupos etáreos y abarcan palmo a
palmo, la mayoría de los espacios de la cultura. De hecho, sus “convertidos” más
notables han sido hasta ahora músicos y cantantes de fama, quienes una vez
incorporados a la iglesia, desarrollan una activa labor evangelizadora.
Quien impulsa la política comunicacional más activa es sin duda el grupo
“Ekklesia”, dirigido por el pastor Alberto Salcedo. Esta congregación, conformada
por gente de clase media en La Paz, consiguió reunir oportunamente el dinero
necesario para sacar de la aduana un equipo de transmisión televisiva enviado por
la organización “Iglesias Unidas” con sede en los Estados Unidos. Otras iglesias
evangélicas bolivianas más pobres, a las que iban dirigidos esos implementos
técnicos, no alcanzaron a recaudar el dinero a tiempo.
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e. Periodismo para las Élites
Una tendencia que apuntamos casi al final de este recuento, debido a que sus
orígenes son tan antiguos como el mismo periodismo escrito en Bolivia, es el
desarrollo de una forma de comunicación más ajustada a los cánones tradicionales
y que por ello, no constituye una novedad para nadie. Nos referimos a las
propuestas mediáticas que han construido la plataforma de lo público a partir de los
ámbitos políticos y económicos. Sus contenidos se concentran en las acciones de
los gobernantes y los demás factores de influencia en las decisiones nacionales.
Por eso, el primer periódico de la región vino con el desalojo del poder
colonial. “El Cóndor de Bolivia” fue dirigido por el Mariscal Antonio José de Sucre y
recogió la breve trayectoria “imprentera” impulsada por las tropas bolivarianas. Sin
embargo, la tradición del periodismo moderno, de rasgos industriales y carácter
liberal, se inicia recién en 1878 con la salida del diario “El Comercio”. La aparición
de periódicos desvinculados formalmente de los partidos políticos y con la
pretensión de informar “objetivamente” a un público general, se completa con la
creación de “El Diario” (1904), “La Razón” (1917), “La Patria” (1919) y “Última
Hora” (1929). Como vemos la gran prensa se concentró en el occidente minero del
país conformado, en ese momento, por el eje La Paz-Oruro. En 1943, se apunta
Cochabamba con la constitución de “Los Tiempos”. El periodismo militante se
encarnó por entonces en “La Calle”, periódico fundado en 1936, y muy afín al
descontento generalizado emergente de la Guerra del Chaco.
Otro fenómeno interesante en este país es que el periodismo para las élites
también logró trasladarse a importantes espacios radiales y televisivos, donde se
contrapone al formato del espectáculo. Posiblemente la expresión más depurada
de ese traslado tan sui géneris sea la de Carlos Mesa y su equipo televisivo. Con
él, las pantallas han acogido a los intelectuales, a la gente del poder político y del
dinero bajo ciertas pautas académicas. A contrapelo de lo que imponen los
formatos televisivos, Mesa ha “intelectualizado” el mundo audiovisual, y salvo en
casos como el programa “Detrás de las Noticias”, el énfasis está puesto en la
palabra antes que en la imagen. Este es tema de un análisis posterior.
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Tres décadas más tarde, el Canal 7 (ENTB) apareció como otro mecanismo
de promoción gubernamental de las administraciones de turno. Su objetivo
declarado hasta hoy (Presidencia de la República, 1999) es difundir la cultura
nacional, las acciones del gobierno, informar a todas las regiones del país e
impulsar el desarrollo de Bolivia. Sin embargo su manejo centralizado y a manos
del partido gobernante, bloquea el cumplimiento de esas tareas, salvo la de exhibir
las tareas del gobierno. Como ya se señaló, la ofensiva de la televisión privada
también lo ha marginado del rating.
Los medios del Estado son un instrumento de las autoridades, en tal sentido
más que estatales son gubernamentales. Pese a ello muy pocas voces proponen
que se conviertan en instrumentos al servicio de necesidades colectivas y llenen
así los espacios descuidados por los ofertantes privados. Los medios de
comunicación del Estado podrían cumplir una función pública si estuvieran
controlados por las instituciones de la sociedad civil y no sólo por las autoridades.
Esa es, por ejemplo, la experiencia de los medios públicos en Europa, en los que
son co gestionados por las iglesias, los empresarios, los sindicatos y las entidades
educativas.
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Hasta aquí hemos mostrado un mapa diverso, conformado por seis corrientes
interconectadas, que constituyen el territorio de la comunicación social en Bolivia.
En efecto, no encontraremos un solo medio en el país que escape a cualquiera de
estas seis vertientes o no sirva de espacio de confluencia de varias de ellas.
Dado su énfasis temático, una radio, canal o periódico puede ser comercial,
popular-participativo, local, religioso, gubernamental o político/económico-elitista. A
su vez, considerado su poder de irradiación, tendrá un impacto en cadena a nivel
nacional, albergará a una identidad socio-cultural o partidaria específica, estará
arraigado en una localidad más reducida, apelará a una comunidad de fe o
impulsará los gustos de los segmentos ligados al poder.
Su derrota parece tener dos explicaciones. Por una parte, la exitosa campaña de
voto cruzado llevada adelante por Juan del Granado, el candidato ganador de la
circunscripción; y por la otra, una posible instrucción de la subjefa de Condepa,
Verónica Palenque, para que la militancia de ese partido le dé las espaldas a Paco.
En el primer aspecto, muchos militantes condepistas votaron por su candidata a la
presidencia en la franja superior de la papeleta, y lo hicieron por Del Granado en
uso de su segundo voto. De esa forma no sentían estar traicionando del todo a su
primera opción, y de paso, cooperaban a que un abogado de prestigio fuera al
Parlamento. Si a eso le agregamos el enfrentamiento entre Verónica Palenque y
Adolfo Paco, vemos que todo el contexto favorecía al voto cruzado, que es un dato
plenamente verificable.
Adolfo Paco cuenta que en los primeros meses de “Sábados Populares”, fue
un “shock” para el público, porque hasta 1987 no estaba acostumbrado a
presenciar programas nacionales. “La gente veía ‘los Beberly ricos’ o ‘Barbaby
Jones”, recuerda. La única competencia local para él, en ese momento, era
“Sabadeando”, programa dirigido por el fallecido Eduardo “Lalo” Lafaye desde la
red ATB.
Hace diez años, había dos modelos gemelas, ambas obesas, vestidas
elegantemente con el traje de la morenada. El efecto de duplicación, generado por
el uso de la misma ropa por parte de Paco y Patiño, se reproducía también en las
mujeres. Actualmente, las modelos también usan los mismos atuendos, aunque la
inclinación ha dejado de ser folklórica para calzar en los cánones de las modelos
de cualquier otro programa.
Los auspicios publicitarios son realmente cuantiosos. Superan las dos
decenas y la mayoría provienen de fábricas de comestibles (aceite, leche,
embutidos, gaseosas, etc.), o de artículos para el hogar (baterías, papel higiénico,
pasta de dientes, etc.). Como excepciones, anuncian en “Sábados Populares” una
marca de camiones, la alcaldía municipal y una mutual de ahorro.
Los anunciantes proporcionan los premios para los concursos. Esto implica
que los ganadores salen del programa con una provisión de artículos domésticos,
que sí suelen ser valorados por las clases populares, que asisten normalmente al
auditorio.
Vale decir que entre 1987 y 1989, el show tuvo como público a la gente
adulta, migrante, de origen aymara y con residencia en las laderas de La Paz y las
planicies de El Alto. A ellos hay que agregar a los niños, atraídos por el par de
payasos y el humor sencillo de los concursos. A partir de 1987, se habrían
incorporado los jóvenes, muchos de ellos, hijos de esas “cholas”, pero con pautas
de comportamiento más occidentales. La lambada es un ejemplo de ese tránsito
generacional.
Sobre los concursos, Adolfo Paco tiene un criterio más sencillo. Él cree que
en cada familia siempre hay alguien “chistoso”, con grandes habilidades para
comunicarse con los demás y divertir. Esas son las personas que acuden al
programa y finalmente, “el televidente se ríe más que el concursante”, observa.
Por todas esas razones, Reyes Matta admite que el programa en cuestión
apela al “imaginario de la masa” y sí puede ser considerada como una experiencia
de televisión alternativa. Semejante concesión, de labios de un radical impulsor de
la comunicación alternativa como Reyes Matta, es realmente significativa si se
toma en cuenta que Don Francisco fue acusado por la izquierda chilena de distraer
al público, mientras la dictadura de Pinochet asesinaba libremente a sus
opositores.
El 80 por ciento de los entrevistados eran escogidos por él, los restantes le
eran sugeridos por los ejecutivos del canal, entre los que estaba el dirigente del
MIR, Luis González Quintanilla, director del medio de comunicación y otro de los
impulsores del programa. En los días en que la inflación había llegado a límites
insostenibles, le pidieron que hable con el Ministro de Planeamiento. A Mesa le
pareció siempre razonable atender a este tipo de sugerencias, porque, al mismo
tiempo, él tenía libertad de convocar a las personas que quisiera.
En tal sentido, pueden fijarse dos etapas, entre 1983 hasta 1998, cuando el
programa buscaba un lugar en distintos canales y desde 1998 hasta ahora cuando
ha encontrado horario fijo en el canal dirigido por el propio Carlos Mesa.
El propio Carlos Mesa lo confirma. Dice que en “De Cerca” se pretende que
el entrevistado tenga la tranquilidad suficiente para desarrollar sus ideas. Es por
eso que se rehuye el debate; hubo algunos, pero son la excepción de la regla. Pero
incluso cuando la polémica inunda el programa, Mesa afirma que su papel como
moderador es lo más discreto posible. Él no cree en que el periodista al que se le
ha encomendado mediar en una discusión, tenga que intervenir mucho. Cuando lo
ha hecho en “De Cerca”, se ha limitado a controlar que el uso del tiempo sea
equitativo.
Quizás la excepción más visible tuvo lugar cuando Mesa entrevistó a Mario
Rueda Peña, ministro de Informaciones del gobierno de Jaime Paz Zamora. En ese
momento, el periodista se convirtió en polemista activo frente a la autoridad. Fue
tan excepcional, que el programa fue repetido varias veces y hasta se publicó un
libro con la reproducción de las palabras lanzadas en la encendida discusión.
En torno a los pocos programas que marcaron la coyuntura, Mesa elige tres:
la entrevista a Gonzalo Sánchez de Lozada cuando se estrenaba como ministro de
Planeamiento (23 de enero de 1986), la que le hizo a Mónica Medina meses
después de la muerte de Palenque (27 de octubre de 1997) y la realizada al
concejal movimientista Wálter Mur tras el escándalo de transfugio en el municipio
paceño (10 de febrero de 1988). En los tres casos, el país esperaba respuestas y
las tuvo. Esto nos muestra que la mayor parte de los diálogos en “De Cerca”
escapan de la necesidad de generar un impacto noticioso. “No es un show, sino
una conversación pausada”, reitera Mesa. Tal vez una de las razones para que el
programa tienda a la pasividad del entrevistador sea porque el propio Mesa
confiesa no ser “muy controlado”. El periodista admite que es relativamente fácil
sacarlo de sus casillas y que, por ejemplo, Jaime Paz trató una vez de hacerle
perder la calma. Mesa cuenta que en esa ocasión consiguió no caer en la
provocación, porque las impertinencias llegaron al final del programa y era más
fácil mantener las riendas del diálogo. De manera que si “De Cerca” buscara la
atmósfera tensa de un debate, quizás el periodista se involucraría demasiado en el
ir y venir de las ideas.
Tras esa nómina, es fácil suponer que entre los entrevistados bolivianos
están casi todas las personas que tienen y tuvieron una relevancia en la vida
pública, con las claras excepciones de Siles Zuazo y Paz Estenssoro. Entre
septiembre de 1983 hasta marzo de 1998, “De Cerca” tenía en registro 472
diálogos. Al respecto, Mesa destaca que en su archivo hay imágenes
fundamentales para entender la historia de Bolivia, muchas frases y gestos de
personajes que dejaron una gran herencia al país como el intelectual René
Zavaleta, entrevistado en noviembre de 1983, o el propio Wálter Guevara, todos
atesorados en el reproducible placer del video. Durante un tiempo, Mesa consiguió
publicar el contenido de los programas en pequeños libros coleccionables. Sólo
logró editar 65, porque después flaqueó el financiamiento. Tras el décimo
aniversario del programa, se publicó un libro, con una selección de las mejores
entrevistas.
Ya hemos dicho que Carlos Mesa ha creado un estilo muy particular que
rompe con algunas pautas de la televisión convencional. En él encontramos a un
intelectual que le habla al público, que editorializa en la pantalla y se extiende en el
tiempo más allá de lo recomendable dentro del medio. La competencia lo ha
criticado sutilmente cuando desde ATB lanzó la consigna publicitaria: “Nosotros
informamos, usted comenta”. Sin embargo, pese a lo peculiar del estilo, Mesa ha
hecho escuela y ya tiene varios imitadores. El programa “Estudio Abierto” es un
ejemplo de ello, no sólo porque lo realicen sus competidores, en una especie de
admisión de que en la televisión se puede ser muy locuaz, sino porque la profusión
de opiniones parece dominar el espectro actual. Su condición de pionero en la
televisión le ha permitido a Mesa marcar la línea de los demás.
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VIII. Conclusiones
2. Las dinámicas de uso de los mensajes, es decir, las “lecturas desviadas”, llevan
a pensar en que las sociedades carentes de escritura encuentran en los medios
electrónicos motivos suficientes para sentirse admitidas y reconocidas.
6. Si bien cada segmento supralocal del público boliviano parecería tener una
opción mediática mínimamente satisfactoria, también es evidente que no todos
son escuchados en la misma medida. En tal sentido, los medios locales y
descentralizados, por ejemplo, si bien tienen un público definido y seguro,
carecen de influencia sobre el resto de los habitantes del país y por lo tanto,
tienen menos poder para influir sobre la sociedad. Esta asimetría muestra por lo
tanto una ausencia de diálogo y deliberación en ciertos niveles de la audiencia y
los grupos de emisores, y nos recuerda que la pluralidad de medios no equivale
necesariamente a la equidad de poderes en los espacios de enunciación
pública.
IX. Bibliografía
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Aymara de La Paz - II. La Odisea de buscar Pega, CIPCA, La Paz.
• Albó Xavier, Sandóval, Godofredo y Greaves, Tomas, 1983, Chukiyawu. La Cara
Aymara de La Paz - III. Cabalgando entre dos Mundos, CIPCA, La Paz.
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¿Amenaza o Fortaleza? en “Prensa, el Poder de la Palabra, la Palabra del Poder”,
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Cimca, La Paz.
• Mayorga, René Antonio, 1995, Antipolítica y Neopopulismo, Centro Boliviano de
Estudios Multidisciplinarios (Cebem), La Paz.
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• Montes Fernando, La Máscara de Piedra, 1984, Comisión Episcopal de Educación y
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• Ocampo, Moscoso, Eduardo, 1978, Historia del Periodismo boliviano, La Paz.
• Peñaranda, Raúl, 1998, Radiografía de la Prensa boliviana, Edobol, La Paz.
• Prado, Amalia, 1997, “Dios es evangelista, ¿no?”, editorial Plural, La Paz.
• Rojas, Vladimir, 1997, tesis de grado en licenciatura, UCB.
• Secretaría Nacional de Participación Popular / Ministerio de Desarrollo
Humano, 1997 , “Comunicación sin Centro”, SNPP-MDH, La Paz.
• Spedding, Alison, 1999, Una Introducción a la Obra de Pierre Bourdieu, UMSA.
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