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REIGN #2

"Aún cuando no lo quieras, siempre voy a estar


contigo y tú conmigo, porque el destino así lo
quiso y así lo quiero yo."

👑 Taekook Fanfic.
👑 #2 de la Saga TÓXICA REING, LEER SIN
PREJUICIOS.
👑 Omegaverse.
👑 MPREG.
👑 Mención de otros Shipps.
👑 Historia original subida en Mayo 22 del 2019
por @yosoyhoshi.
👑 Créditos de la portada a mi.
❝SINOPSIS❞
El rubio de ojos azules entró sin permiso a la habitación de aquel hombre
ya mayor. Las luces estaban apagadas, supo que el mayor dormía
plácidamente como la mayoría de las noches, así que sin hacer el más
mínimo ruido se acercó hasta la cama, buscando entre la oscuridad y dando
pasos de depredador. Miró el cuerpo de aquel hombre tendido en la cama
boca arriba, sus ojos cerrados y su respiración pesada. Estaba
completamente dormido. Taehyung se posicionó a su lado, mirandolo
durante largos segundos. La música de abajo llegaba muy levemente hasta
la habitación, casi de manera imperceptible, como el rubio ahí de pie.
Estiró su mano hasta una pequeña almohada cercana, la tomó tomó entre
ambas manos y medio sonrió.

—Abuelito. —Llamó con suavidad. —Es la fiesta de presentación de tu


nieto, ¿No vas a bajar?

El hombre ni siquiera se movió, estaba tan dormido, su sueño era tan


pesado. Taehyung ladeó la cabeza, feliz por haberle dado aquel té para
hacerlo dormir. Relamió sus labios rosados y posó su rodilla derecha en la
cama, impulsándose para quedar a horcajadas de el. Llevó una de sus
manos a su cadera, sacando de entre su pantalón una pequeña cuchilla. La
alzó en el aire y la clavó en su pecho con fuerza sin esperar más. El hombre
abrió los ojos casi al instante, sus labios hicieron una mueca y un quejido lo
abandonó. Ubicó al rubio sobre el.

—T-Taehyung...

—Hola, abuelito.

El hombre miró la navaja en su pecho y luego volvió la mirada al niño, no


tan niño, sintiéndose decepcionado y no demasiado sorprendido.

—¿Qué hiciste?

El rubio ladeó la cabeza.

—Solo lo que tengo que hacer.

Sin decir más Taehyung enterró el rostro del hombre bajo el cojín entre sus
manos, empujándolo para aplastarlo con fuerza desmedida. El hombre
utilizó sus manos para intentar quitarse al rubio de encima, pero no tuvo
demasiado éxito, Taehyung buscaba la forma de no desistir, de continuar
con lo que hacía. El cuerpo bajo el se removía, forcejeaba, su pecho
derramaba sangre, irradiaba desesperación. Taehyung frunció el ceño e
hizo una mueca.

—Muérete, Youngjae. —Murmuró con rabia.

El hombre bajo el dejó de moverse de un momento a otro, sus brazos


cayeron a cada lado de su cuerpo, su pecho dejó de subir y bajar, su
persona estaba inmóvil. Sin embargo Taehyung continuó empujando,
asfixiándolo bajo la almohada, asegurándose de que no volviera a respirar,
de que ni siquiera diera su último aliento. Finalmente lo dejó libre, mirando
su rostro horrorizado y congelado en una mueca de miedo. Taehyung
sonrió gustoso.

—La abuela seguramente te espera en el infierno. —Le dijo. —Lamento no


haberlos matado en la misma habitación, pero te ahorraste sus gritos,
abuelito.

Sin más bajó de encima de el, arrojando el sofá al suelo y caminando de


nuevo fuera de la habitación. Cerró la puerta y miró a cada lado del pasillo,
caminando de vuelta al salón en donde estaban las personas, cenando y
bebiendo, siendo unos borrachos que no pensaban demasiado. Taehyung
bajó las escaleras escuchando cada vez más cerca el escándalo. Entró sin
demasiados rodeos en el salón, miró a todos los presentes sentados en la
gran mesa, su padre encabezando la misma y riendo de alguna broma que
habrá hecho alguien. Taehyung caminó hasta estar a su lado, los presentes
lo miraron con admiración, unos cuantos aplaudieron. Inesperadamente
padre lo sentó sobre sus piernas, abrazándolo por la cintura y carraspeando
para decir algo.

—Mi hijo es un Alfa. —Dió a saber, aunque ya todos lo sabían. —A sus


doce a años nos ha dejado claro que se encargará del reino, será como su
padre ¿No es así, hijo? Un Alfa fuerte y retorcido.

La mayoría en el salón comenzó a reír, dando incluso unos golpes a la mesa


con sus manos, como si aquello realmente fuera gracioso. Taehyung
continuó indiferente. Su padre rozó su nariz con su mejilla y rió levemente,
depositando su aliento caliente sobre el. Taehyung continuó mirando al
frente, luego a un lado para ver a la Omega de su padre sentada y sonriente.

—Hijo, ¿No estás contento de ser un Alfa? —Preguntó su padre, su Omega


asintió y sonrió como si con eso respondiera Taehyung. —Un Alfa y no un
Omega, como debía ser.

—Si. —Respondió el ojiazul para complacer una última vez al hombre. —


Estoy feliz.
Giró la cabeza para ver a su padre a los ojos. Eran idénticos a los suyos, al
igual que su cabello rubio, al igual que su tono de piel...Taehyung odiaba
eso, odiaba a su padre con toda su alma.

—Algún día serás Rey. —Aseguró su padre acercando su mano para tomar
su copa. —Cuando me demuestres que puedes llegar a serlo.

—¿Qué tengo que hacer para demostrarlo?

Kim Taeyang miró a su hijo, una sonrisa ladina adornó su rostro cuando
miró la determinación en sus ojos. Se relamió los labios y tomó una honda
respiración, exhalando lentamente luego, sin dejar de mirar a Taehyung.

—Tienes que demostrar que me has superado.

Taehyung asintió: —Eso es fácil.

—Ah, ¿De verdad?

El Alfa mayor casi rie por aquello, pero ignoró a su hijo mirando entre las
personas, buscando a alguien.

—¿En dónde estan tus abuelos?

—Muertos.

Taeyang miró a su hijo, ahora borrando todo rastro de diversión en su


rostro y observándolo con seriedad. Todos estuvieron en silencio ante las
palabras del niño, removiéndose incómodos en sus respectivos lugares.
Taehyung continuó hablando, sin importarle nada.

—Los maté.

Taeyang arqueó una de sus cejas, empujó a su hijo fuera de su regazo y


Taehyung se quedó de pie a su lado, sus manos juntándose tras el, su rostro
reflejando seriedad y serenidad. El mayor lo señaló con su dedo.

—Odio las bromas, Taehyung. Cualquier tipo de bromas, sabes bien que
así es.

—No bromeo, los maté. Sus cuerpos estan arriba.

El rubio retrocedió en el momento en que su padre se levantó con


brusquedad de su asiento, dándo pasos para alcanzarlo mientras Taehyung
solo retrocedía, retándolo, invitándolo a acercarse.

—Taehyung. —Advirtió su padre.


Taeyang aún sostenía la copa de vino en su mano, Taehyung estiró la suya
para quitársela, pero el Alfa mayor forcejeo. Su mirada fue intensa y
rabiosa, llena de ira pura por la insolencia del menor.

Taehyung lo miró de igual y forma.

—Voy a encerrarte en el calabozo.

—Y yo voy a quemar tu cuerpo cuando hayas muerto.

El Alfa mayor levantó su mano en lo alto, dejándola caer justo en su


mejilla. Taehyung resistió caer, en lugar de devolver el golpe busco la
segunda navaja que poseía y la clavó con toda su fuerza en el pecho de su
padre.

Taeyang no cayó enseguida, se mantuvo de pie como todo un orgulloso, a


penas y gimiendo por el dolor. De fondo, el grito de su Omega se extendió,
ella fue al que creía su rescate, pero en un movimiento rápido Taehyung
quitó la navaja del pecho de su padre y la enterró en el ojo izquierdo de la
Omega justo cuando llegó a ellos. Cayó como la sangre que se derramaba
en su rostro, cuando Taehyung le quitó la navaja ella simplemente ya
estaba muerta. Taeyang miró a su hijo casi impresionado.

—Taehyung.

—Te he superado. —Lo interrumpió el menor. —Y tu vas a morir,


entonces dejarás de ser mi padre, dejarás de ser el Rey y solo yo estaré a
cargo.

Las manos de ambos aún sostenían la copa, y bastó con una patada para
Taeyang cayera sobre su espalda en el suelo. Los presentes soltaron una
exclamación cuando Taehyung se arrodilló a su lado, dejó la copa en el
suelo y de un momento a otro se abalanzó sobre el cuerpo de su padre. Kim
Taeyang elevó un grito cuando los colmillos de su hijo elpezaron a
desgarrarle el cuello. Gritó mientras lo hacía, hasta que la sangre
simplemente fue insuficiente para mantenerlo vivo.

Taehyung tomó la copa de nuevo en medio del silencio terrorífico, se tomó


un par de segundos para felicitarse a si mismo por lograr matar a los cuatro
integrantes de su familia, ya no habían más Kim, solo el, y no podía estar
más tranquilo por ello. El nuevo Alfa de la familia pasó sobre el cuerpo de
su padre y su madre Omega, pisotenado los charcos de sangre hasta llegar
al asiento en la mesa que antes permanecía a su padre. Tomó vino,
saboreando este mezclado con la sangre en sus colmillos y labios.
Los presentes miraban con horror, desprendiendo una fragancia de miedo
muy fuerte. Kim Taehyung, el único hijo del ahora fallecido Rey, levantó
su copa en lo alto.

—Véanme bien. Vean a su alrededor, ¡Recuerden esta escena siempre y


cuéntenle a todos!

Los presentes se encogieron en su lugar, en una parálisis que podía más que
ellos... El niño de doce años había matado a sus propios padres.

—Quiero que brinden esta noche. Brinden por la separación del reino de
Geumgi. Habló más alto el rubio. —Brinden por el nuevo reino de Seoul.
Brinden por su nuevo Rey.

Luego de largos segundos de silencio uno de los presentes, un Alfa, se


levantó y con el levantó también su copa, elevándola en lo alto. Impulsado
por el miedo y el instinto de supervivencia.

—¡Viva el Rey Kim Taehyung!

Y todos gritaron: —¡Que viva!

Taehyung miró a uno de los guardias que vigilaba la puerta, aquel que ni
siquiera se había inmutado ante la escena sangrienta al saber ya los planes
del niño por boca del mismo.

—Guardia. —Llamó.

—Majestad. —Asintió este sabiendo que ordenaría.

Abrió la puerta solo para recibir a varios guardias más. Taehyung llevó su
copa de vino a sus labios, no sin antes decir.

—Mátenlos a todos.

[[🐺]]
[En la imagen se puede apreciar la apariencia de los personajes al
comienzo de la historia (Jungkook fetus y Taehyung adulto) es más o
menos así como lucen]
❝Uno❞
Taylor Swift — Invisible String.

El Alfa inhaló profundamente, sintiendo el olor embriagador colarse en su


respiración y marcarlo de la manera más placentera jamás conocida para el.
Le picó la nariz por más de ese olor, le picaron los colmillos por querer
enterrarlos en el cuello del portador de aquel aroma, por sentir su sangre
bajar por su garganta y saciarlo con su sabor. Se relamió los labios, se le
hacía agua a la boca, su lengua se derretía de solo imaginarse barriendo las
gotas vino tinto de la piel ajena con ella. Tragó saliva después de mojar sus
labios de la misma y exhaló con lentitud, volviendo a deleitarse con el olor.
No estaba demasiado lejos, pero tampoco tan cerca como a él le gustaría.
Miró a su alrededor aún sabiendo que no había nadie, luego sin más
empezó a desabotonar su camisa arrojándola al suelo al terminar y
siguiendo con sus pantalones y zapatos, no queriendo romper las prendas,
pero importándole realmente poco eso, de igual forma quedarían
abandonadas. Al estar desnudo el Alfa se colocó de cuclillas y en un abrir y
cerrar de ojos se transformó en un gran lobo rubio que no tardó en
comenzar a correr de manera rápida entre los árboles del bosque.

Zigzagueó entre los enormes árboles, saltó raíces y esquivo rocas, todo
persiguiendo el olor, rastreándolo, anhelándolo cerca, dispuesto a
encontrarlo, cosa que no fue difícil, pues en solo minutos se detuvo en seco
al hallarlo.

El agua del riachuelo golpeaba contra las rocas y arrastraba pequeñas


piedrecitas consigo, logrando un sonido relajante y calmado en el entorno,
pero algo más hacia que todo sonara mejor, mucho mejor. Una voz, una
melodía, un canto que a Taehyung le pareció simplemente angelical y
glorioso, hermoso. Lo miró, él, el portador de aquella voz, de aquellas
melodías tan tristes y melancólicas. Sentado en una roca alta en medio del
riachuelo, mojando sus pies descalzos con el agua y tocándola también con
sus manos cada tanto para entretenerse. Taehyung contuvo la respiración
pensando en que era hermoso, simplemente hermoso.

Un pelinegro, de tez pálida y mejillas manchadas. Estaba sucio, desde sus


mejillas hasta su camisa blanca, como si hubiese dado vueltas en el suelo.
Taehyung no podía ver sus ojos porque el pelinegro estaba concentrado
mirando el agua y cantando con suavidad. En un momento su canto cesó y
en otro había sumergido su mano en el agua, sosteniéndose bien de la roca
con la otra. Había algo dentro de su puño cuando sacó la mano del agua,
con cuidado lo abrió y continuó cantando mientras con su dedo índice
acariciaba en la palma de su mano. Había tomado un pez pequeño,
Taehyung pensó en lo delicado que se veía en Omega haciendo eso, aún
estando tan sucio y poco atento a su alrededor.

Taehyung dió unos pasos al frente para acercarse, pisó una rama seca y
llamó la atención del Omega, el cual lo miró enseguida. Se miraron
mutuamente unos segundos en silencio, luego sin más el Omega se inclinó
y dejó el pez en el agua, pisando en donde al parecer había otra una roca
bajo el agua, luego otra, y con mucho cuidado de no caerse saltó hasta la
parte más baja, mojando de sus pies hasta sus pantorrillas. Caminó hasta
salir del riachuelo y caminó lejos de Taehyung, tomando los que al parecer
eran sus zapatos. El lobo caminó rápidamente hasta el, no estando
dispuesto a alejarlo.

El Omega se sobresaltó cuando el lobo se atravesó en su camino, retrocedió


unos pasos y frunció los labios rosados.

—No quiero problemas. —Fue todo lo que dijo, retrocediendo más.

Taehyung parpadeó escuchando la voz suave de aquel Omega, le gustó el


sonido, podía familiarizarse muy rápido con el, lo imaginaba diciendo su
nombre con cariño y una sonrisa. Sin embargo se obligó a sí mismo a
concentrarse. Se acercó más y el Omega continúo retrocediendo ante el
gran lobo de hermoso pelaje. Cayó sobre su trasero al tropezar con alguna
roca y siseó de dolor, cerrando sus ojos momentáneamente para
recuperarse. Cuando los abrió soltó una exclamación de sorpresa, el lobo
estaba demasiado cerca, invadiendo su espacio personal, mirándolo desde
arriba. El lobo era muy grande, más de lo normal, eso podía significar que
era un Alfa muy fuerte, y eso preocupó al pelinegro. Se sentía pequeño ahí
sentando.

Paralizándolo, el lobo se inclinó y capturó entre sus dientes el cuello de su


camisa, tirando hacia atrás y llevando consigo al Omega. El pelinegro soltó
una exclamación y se abrazó del cuello del lobo como pudo, sintiendo gran
vergüenza al ponerse de pie para intentar luchar contra su agarre.

—Suelta. —Ordenó con voz temblorosa. Que vas a romper la camisa.

Para su sorpresa el lobo lo soltó, asi que aprovechó ese momento para darse
media vuelta e irse. Gritó cuando el lobo volvió a capturar su camisa entre
sus dientes y tiró de el con fuerza hasta sentarlo de golpe en el suelo. El
Omega frunció el ceño molesto.

—¡Déjame!

Taehyung le gruñó levemente, diciéndole con eso que dejara de forcejear,


pero el Omega parecía estar molesto, se levantó e intentó irse de nuevo.
Taehyung se atravesó en su camino y se levantó en sus dos patas traseras
para empujarlo y tumbarlo, logrando su objetivo cuando el pelinegro cayó
de espaldas al suelo. Taehyung pasó sobre el, acorralándolo contra el piso y
encerrando su cuerpo entre sus patas, dejándolas a cada lado de el. El
Omega se hundió en su lugar, o eso intentó, con sus ojos reflejando
preocupación y miedo de lo que el Alfa podía hacerle. Taehyung pensó en
lo hermoso que el Omega se veía a su merced.

Taehyung ladeó su cabeza, estuvo a punto de hablarle, pero le ganó el


pelinegro.

—¿Q-Qué quieres? No he hecho nada, ya me iba, ya déjame ir.

El Alfa escuchó un ruido, una rama rompiéndose, luego pasos rápidos y


olfateó. Olía a vino añejo y tierra húmeda, olía a un Alfa cerca. Algo
golpeó su espalda, una pequeña piedra, giró su cabeza y miró a lo lejos. Se
fue dando la vuelta en el momento en que divisó un rostro asomarse en un
árbol lejano.

Silenciosamente el Omega que con cada movimiento del Alfa se iba


liberando y se arrastraba lejos. Taehyung gruñó al rostro de aquel que se
encontraba tras el árbol, mirándolo con rabia y como una amenaza. Aquel
Alfa a medio ocultar gritó alto y claro cuando el lobo rubio se colocó en
posición de ataque.

—¡Corre, Jungkook, corre!

Taehyung parpadeó y giró el rostro muy rápidamente, logrando visualizar


al Omega desapareciendo entre los árboles. Gruñó con fuerza y comenzó a
correr tras el. El pelinegro esquivaba árboles e intentaba ir lo más rápido
que pudo, pero al estar descalzo todo se complicaba y lo hacía más lento de
lo que realmente era. Para su desgracia pisó una piedra que se le clavó en la
planta del pie, dió un saltó de dolor y chilló cuando al continuar corriendo
por instinto el mismo pie se golpeara contra la raíz de un árbol con fuerza,
haciéndolo caer de frente. El golpe seco en su pecho y manos lo hizo cerrar
los ojos con fuerza y apretar los dientes.

Escuchó los pasos violentos tras el, el lobo lo había alcanzado y supo que
no tenía oportunidad en cuanto lo sintió justo a su lado.

A Jungkook se le escaparon las lágrimas, y por un momento en lugar de


pensar en el riesgo que corría con aquel desconocido para pensar en el
tremendo dolor que punzaba en su pie. Se dió la vuelta sobre su costado y
se encogió sin abrir los ojos, llevando sus rodillas a su pecho y sosteniendo
su pie entre sus manos.

—Diablos. —Murmuró. —Diablos, diablos, diablos, diablos...


Sus ojos se abrieron y pudo divisar al lobo frente a el. Lo miró bajar su
cabeza, sus miradas conectaron. Jungkook parpadeó impresionado ante tan
lindos ojos azules, nunca los había visto, menos en ese tono tan
impresionante. Inhaló con fuerza, notando el olor del rubio y creyó que
podría babear un poco por tan exquisito aroma. Negó y derramó más
lágrimas, ¿Cómo el golpe en el pie le estaba afectando la cabeza? Miró al
lobo acercar su hocico a su pie. Chilló cuando lo toco, prácticamente
empujándolo con nada de delicadeza real. Jungkook dió la vuelta sobre su
espalda y se sentó en su lugar sin soltar su pie. Lo miró y, por un demonio,
pensó el. Se empezaba a hinchar ¿Cómo escaparía?

El lobo rubio volvio a empujar con su hocico, esta vez su espalda,


haciéndolo mirar tras el de mala gana.

—¡Mira lo que me hiciste hacer! —Gritó molesto, limpiando sus lágrimas


con brusquedad. —¡Ahora estoy lastimado!

Taehyung negó en desaprobación. Al parecer era un Omega grosero y se


molestaba muy fácil. No lo gustaba aquella actitud, para nada, pero en
cierto modo era entendible, se había lastimado.

—Te ha pasado por torpe. —Habló el lobo por primera vez.

Jungkook elevó sus cejas con impresión, mirando como el lobo caminaba a
su costado para verlo de frente, se molestó al verlo sentarse como si nada
frente a el.

—¿Por qué diablos me perseguías?

—¿Por qué huías?

—¿Enserio preguntas eso? ¿Notas la forma en que actuabas? Pareces un


demente ¿Qué es lo que quieres?

El lobo miró a otro lado: —Eres grosero, ¿No es así?

—Y tu eres un raro. —Atacó el Omega.

—Respétame.

De un momento a otro el Omega río, casi como si no pudiese creer lo que


el Alfa le pedía. Negó mirando a otro lado y se arrastró lejos poco a poco.

—Estás totalmente loco.

El lobo se acercó a el y se echó hacia atrás sosteniéndose de sus manos,


balbuceando cuando estuvo demasiado cerca de su rostro y mostró sus
colmillos en medio de un gruñido. Jungkook tanteó el suelo en busca de
cualquier cosa, odiando que la respiración ajena golpeara su rostro, odiando
sentirse amenazado.

—Que no te me acerques, que no te me acerques. —Casi grita el Omega.


—¡Quítate!

Algo pudo tomar en su mano, demasiado delgado pero algo pesando, así
que lo levantó en el aire listo para atacar al lobo. Taehyung dejó de mostrar
sus colmillos y resopló, descargando una ráfaga de aire en el rostro del
contrario que lo hizo quejarse.

—¿Qué crees que me harás con una rama?

—Te la voy a... Clavar en el ojo si no te me alejas. —Amenazó frunciendo


el ceño.

—¿Y qué crees que pasará si te piso el pie herido?

Jungkook pasó saliva por sus labios, tragando duro, pero no flaqueando con
su rebeldía con el Alfa. Le mostró sus colmillos también, que a pesar de ser
pequeños eran colmillos al fin. El Alfa negó con la cabeza y Jungkook
gruñó.

"Pareces un conejo rabioso"

El Omega miró rápidamente tras el al escuchar la voz resonar, encontrando


nada. Miró a la derecha y luego a la izquierda. Soltó la rama y tomó su
cabeza entre sus manos. Miró al lobo de nuevo, extrañado y confundido.

—¿Qué fue eso?

"¿El qué, Jungkook?"

—¡Eso! ¡Ah! —Exclamó el pelinegro arrastrándose más lejos. —¿Cómo


haces eso? ¿Por qué puedo escucharte en mi cabeza?

Taehyung no contestó, solo le dió la espalda y Jungkook se confundió.

—Sube.

—¿Por qué debería?

—Porque te voy a ayudar.

—No quiero tu ayuda. No tiene sentido, además ni siquiera sé quien eres.


El lobo no respondió a aquello tampoco, volvió a dar la cara, esta vez
caminando hasta posarse tras el Omega. Jungkook gritó cuando el cuello de
su camisa fue halado por los dientes del Alfa, arrastrándolo por el suelo del
bosque y lastimándole el trasero con una que otra piedra que estaba en el
camino.

—¡Suéltame, suéltame, agh! ¡Suéltame! ¿A dónde me llevas? ¡Que me


sueltes!

El lobo no obedeció y eso llenó de rabia al pelinegro, lo estaba arrastrando


sin complicaciones, colo una manta vieja, y sin considerar que quizá le
romperian los pantalones. Llevó sus manos hacia atrás, buscando el hocico
del lobo y golpeándolo con toda la fuerza que podía emplear en aquella
incómoda posición. Taehyung gruñó y lo soltó logrando que cayera de
espaldas. Cuando el Omega se golpeó contra el suelo posicionó una de sus
patas sobre su pecho, haciendo un poco de presión para demostrar que
quisiera o no estaba atrapado. Jungkook lo miró y gruñó de nuevo,
removiéndose en su lugar y moviendo la cabeza de lado a lado.

—¡Quítate de encima! —Espetó. —¡Déjame en paz, no hice nada malo


lobo estúpido!

—Que me respetes. —Ordenó Taehyung. —Y el único estúpido eres tú,


¿No te enseñaron a no pelear contra un Alfa?

—¡Suéltame! —Gritó de nuevo el Omega, sus mejillas se tornaron un poco


rojas por la rabia contenida y gritó con fuerza. —¡AYUDA!

—Suerte con eso.

Jungkook miró mal al lobo cuando intentó levantarse y lo empujó de nuevo


comtra el suelo. Intentó forcejear contra el, pero era tonto y casi imposible.
No había ayuda a su alrededor y estaba herido de un pie, debía aceptar su
destino esa vez y rendirse. Su cuerpo pasó de estar tenso a blando, dejando
de intentar hacer algo para escapar y mirando a su lado para bufar con
fuerza. El lobo quitó su pata de sobre su pecho, alejándose lo suficiente y
sentándose a observarlo.

—¿Hasta ahí llegó tu rabieta?

—Cállate.

—Si repito que me respetes una tercera vez te voy a morder el pie herido.

Jungkook giró sobre si y se colocó sobre sus rodillas, mirando al lobo,


fulminándolo con la mirada y señalándolo.
—¿Por qué tendría yo que respetarte a ti?

Ambos se miraron por largos segundos en los que el Omega no comprendió


el significado de aquella profunda mirada azulada, pero tampoco se
molestó en averiguar lo que significaba. Se alarmó en el momento en que
su hocico se alzó al aire y un grave aullido abandonó el mismo. Prolongado
y escalofriante. Jungkook miró a los lados asustado ¿Estaba llamando a su
manada? ¿Quizá otros lobos? ¿Alfas? ¿Alfas malos y peligrosos? ¿Qué
haría un Omega contra unos Alfas? Ni siquiera podía con el que tenía en
frente, no podría con más, moriría si otros más lo atacaran. Si cuerpo
tembló cuando el Alfa se detuvo y lo miró de nuevo en completo silencio,
en total tranquilidad. El Omega se congeló en su lugar.

—¿Q-Qué hiciste? ¿A quién llamaste?

El lobo ni siquiera tuvo que responder, cerca de cinco guardias armados


aparecieron casi corriendo, rodeándolos enseguida. Jungkook supo que
pertenecían al castillo por su uniforme, sus pantalones blancos y sus ropas
superiores color púrpura. Apuntaron a Jungkook con sus espadas en menos
de dos segundos, y el Omega supo que quizá podía orinarse en otros de dos
por el miedo.

—Majestad. —Habló uno de ellos, esperando una orden.

El rostro de Jungkook decayó de inmediato, su rostro palideció más de lo


normal y sus ojos negros se abrieron en demasia al ver al lobo de nuevo.

—¿M-Majestad?

—Al castillo, cuidado con su pie, esta lastimado.

Jungkook se encogió en su lugar cuando dos de los guardias se colocaron


de cuclillas, tomaron sus brazos y los pasaron ambos por sobre sus
hombros, levantándolo con facilidad y comenzando a caminar mientras
Jungkook colgaba de ellos. El Omega era bajo, así que no fue demasiado
problema. El lobo estuvo al frente, guíando el camino que ya los guardias
conocían y Jungkook pensó en gritar por auxilio, pero el no podía exigir a
los cuatro vientos ser ayudado, después de todo el que llevaba el mando era
el Rey, aquel que había ordenado que lo llevaran al castillo. Al Omega se le
revolvió el estómago.

A medida de que avanzaban su corazón parecía latir más y más rápido, sin
control, sin intenciones de controlarse un poco para bajar el nerviosismo
del Omega. Jungkook estaba asustado, lo estuvo incluso más al estar frente
al alto en imponente muro que separaba el castillo del bosque. Jungkook
divisó la entrada cerrada y vigilada por un par de guardias justo al frente,
las altas y gruesas puertas de madera que se extendían en lo alto y parecían
ser inquebrantables. Fueron hasta allí, siendo recibidos y permitiendo que
entraran luego de que los guardias dieran la orden por todo lo alto.
Jungkook no supo quien las abrió, pero supo que habían más guardias en
los muros.

Jungkook sintió casi de golpe que entraba a un mundo completamente


distinto cuando los jardines de aquel castillo estuvieron bajo su vista. Era
hermoso, florar, pacífico, pero ni siquiera pudo sentir la paz que afloraba en
aquel lugar, fue llevado hasta el enorme castillo color perlado.

Estuvo dentro, sintió frío por el enorme espacio al entrar por la que parecía
ser la puerta que dejaba salir al jardín, se sintió pequeño por el espacioso
espacio reluciente. El lobo de un momento se transformó y Jungkook se
sintió avergonzado al ver la cabellera rubia, la espalda ancha y los hombros
rígidos, su mirada bajando por sus músculos hasta ver la cintura y luego...
Apartó la mirada avergonzado, no prestando atención cuando el Alfa se
levantó del suelo. Jungkook pudo divisar a una mujer apresurándose con
una bata hacia el rubio, tendiéndosela y mirando como se la colocaba.
Jungkook volvió a mirarlo, la mirada azulada lo hizo temblar, la manera en
la que recorrió su persona de arriba a abajo y luego curvó una sonrisa.
Jungkook miró su piel bronceada, como su flequillo rubio cubría su frente
se manera suave y desordenada, como sus labios eran ligeramente rellenos
y rosados, sus ojos rasgados y azulados, su nariz... Su estómago se
contrajo.

—Dejenlo en el suelo. —Ordenó el Alfa.

Y lentamente los guardias obedecieron, sin lastimarlo, sin intenciones de


maltrato, solo dejándolo sentado en la fría cerámica blanca y luego
retirándose. La mujer miró al Omega, juntando sus manos frente a ella y
frunciendo los labios. El Alfa dió dos pasos en su dirección, la bata color
púrpura siendo lo único que lo vestía. Jungkook estaba bajo su mirada
profunda.

—Bienvenido. —Le dijo, su voz siendo profunda y clara.

—No entiendo el porque. Jungkook lo miró inseguro. —Ni siquiera sé si


debería llamarte Majestad después de todo lo anterior.

—Tú ni siquiera deberías tutearme. —El rubio alzó una ceja en


superioridad y sus labios rosados hicieron una mueca de disgusto puro. —
Lo que tienes de lindo lo tienes de grosero e imprudente.

—Taehyung. —Dijo la mujer con tono de advertencia.


Jungkook había escuchado el nombre, un par de veces tal vez, pero nunca
creyó tener a su portador de frente, al mismísimo rey de Seoul. Tembló sin
querer, sintiéndose también extrañamente sonrojado.

—Necesitas unas cuantas lecciones que te enseñen a comportarte. —


Continuó el rubio, dando un par de pasos más en dirección al pelinegro. —
Principalmente a como comportarte con tu Alfa y futuro esposo.

El Omega casi se atraganta con su propia saliva, parpadeó una y otras vez y
balbuceo un poco. ¿Había... Escuchado bien acaso?

—¿Qué dices?

—Trabajaremos en eso, no te preocupes.

—No, espera...

—Jiyook, prepara el baño ¿Quieres? —Interrumpió el ojiazul mirando a la


mujer.

Ella asintió y desapareció a lo lejos, subiendo las enormes escaleras en


forma de U invertida que estaban frente a ellos y que al parecer conducían
a una sola puerta que llevaba al segundo piso. Jungkook casi grita cuando
el rubio lo tomó al estilo nupcial y lo alzó en sus brazos.

Miró los ojos azulados con temor y nerviosismo, luego sin más empezó a
patalear para liberarse. Cayó de golpe al suelo, y el golpe en su cabeza lo
hizo desmayarse.

Todo fue oscuro para el entonces.


❝Dos❞
Teddy Bear — Melanie Martinez.

El cuerpo del Omega se sentía adormecido sobre aquella superficie cómoda


y blanda. Se sentía derretido sobre aquello, cubierto por la calidez,
sumergido en la comodidad, en el limbo de la semi inconsciencia a la que
se aferraba como podía. ¿Por qué estaba tan cómodo y caliente? El suelo
nunca se había sentido así, la calidez nunca lo había abrazado tan
cariñosamente. ¿Estaba soñando? Porque de ser así no quería despertar
nunca, podría dormir cientos de años ahí, en donde todo era tan suave y
reconfortante como acariciar una pluma.

Pero algo lo molestó, sintió algo incómodo y molesto en su parte baja. Se


removió en su lugar frunciendo el entrecejo y gruñendo. Quería ir al baño.
No podía ir al baño, ¿Y si era un sueño toda su comodidad? No podía
abandonarla así de fácil, quería prolongarla lo más posible, no quería que
acabara solo porque quería ir al baño. Gruñó de nuevo ante la molesta
sensación.

—¿Qué ocurre?

La voz ronca y profunda lo hizo encogerse en su lugar. ¿Quién estaba en su


sueño? ¿Quién le hablaba? Nunca había soñado con una voz tan
provocativa e imponente, con un murmuro que le enviaba escalofríos.

—¿Qué pasa? ¿Qué tienes?

Jungkook entreabrió sus labios, soltando un pequeño bostezo y una queja.


Se removió por tercera vez, sus manos fueron hasta su vientre y se encogió
aún más.

—Quiero hacer pipí. —Susurró a aquella voz de sus sueños.

Algo se movió a su lado, incluso la calidez se deshizo un poco, luego por


completo, como si le quitaran algo de encima. Unas manos tiraron de sus
brazos y se quejó.

—No. —Ordenó.

—¿No? —Preguntó aquella voz. —¿No quieres orinar?

—Si.

—¿Entonces?
El Alfa miró entre la oscuridad como el Omega se echaba hacia atrás
cayendo sobre las almohadas. Tiró de el de nuevo, sentándolo en su lugar,
pero el ni siquiera despertó, mantenía sus ojos cerrados. Se las arregló para
tomarlo entre sus brazos y arrastrarse fuera de la cama, apartando el dosel y
cargándolo para empezar a caminar hasta la puerta del otro lado de la
habitación. Entró al oscuro baño y bajó los pies del Omega al suelo,
intentando que solo pisara el suelo adelante. El rubio posó una de sus
manos en la cabellera negra, acariciando con suavidad.

—Puedes orinar, Jungkook.

—Shht. —Dijo el Omega. —Shht.

El Alfa rodó los ojos y esperó paciente a escuchar como el líquido caía.
Cuando pasó y se detuvo colocó de pie a Jungkook, después le subió la
pijama, y se sorprendió de que el Omega tuviera un sueño tan pesado como
para no despertar. Lo subió sobre su hombro como un costal de patatas y se
dirigió de nuevo a la cama. Dejó a Jungkook de su lado con cuidado y se
recostó también el, metiéndose bajo la sábana y acercándose al Omega
hasta sentir su respiración caer en su pecho desnudo. Aspiró su aroma dulce
y con eso cayó dormido.

~•~•~

Jungkook abrió los ojos con pesadez. De sus labios brotó un bostezo largo
y denso que le hizo expulsar algunas lágrimas calientes que le picaron los
ojos. Se limpió con el dorso de su mano y soltó un gemido al estirar su
cuerpo. ¡Vaya siesta! Se sentía increíblemente adormilado y satisfecho,
quería incluso continuar durmiendo, pero ya no había cansancio en su
cuerpo, nunca había dormido tan bien, se sentía estupendo... A excepción
de un dolor en su pie. Miró hacia abajo para buscarlo, pero parecía estar
enterrado bajo una manta. ¿Desde cuándo Jungkook usaba una manta para
dormir? Frunció el ceño extrañado y notó una luz que entraba a través de
una abertura en algo quelo rodeaba, ¿Estaba en una cueva o algo?
Jungkook achicó los ojos y continuó mirando la abertura. Logró identificar
una pared lejana, una esquina de algún mueble, quizá un tocador.

Y de repente vió un cuerpo desnudo pasar sin ninguna vergüenza al otro


lado. Tan rápido como apareció, desapareció en algún lado. Jungkook
parpadeó y miró a la nada un momento. ¿Qué acababa de ver? ¿Acababa de
ver un hombre desnudo?

Se sentó en su lugar y estrujó sus ojos de nuevo, intentando pensar con


claridad y dejar sus restos de sueño de lado. Se empezó a arrastrar hasta
aquella abertura, y se dió cuenta de que en realidad era una pesada tela, un
dosel color vino que caía alrededor de una enorme cama. Extrañado abrió
el dosel y la luz lo cegó un momento. Miró a su derecha encontrando sofás
color vino y una puerta, entre otras cosas. Miró a la derecha y se sonrojó de
inmediato. No podía estar viendo a un hombre desnudo, no otra vez el
mismo, pero esta vez de pies a cabeza, sin poder evitarlo. Taehyung estaba
de espaldas al tocador, buscando algo dentro de un cajón, sin nada de ropa
que lo vistiera. Jungkook miró su espalda, su cintura, su trasero
redondeado, sus piernas y pantorrillas... ¡Estaba desnudo el sin vergüenza!

Taehyung miró el espejo, miró a Jungkook a través de el con los labios


entreabiertos y un rostro preocupado. Miró por sobre su hombro y se dió la
mediavuelta. El Omega apartó rápidamente la mirada.

—¡Oh, no! —Casi grita cerrando los ojos con fuerza. —No, no, no.

—Buenos días. —Saludó el rubio con su usual voz indiferente.

Taehyung caminó hasta la cama, inclinándose para tomar el mentón del


Omega entre sus dedos índice y pulgar, tirando inesperadamente de el hacia
arriba y plantando en los rosados y finos labios del Omega un beso suave y
casto. El pelinegro casi se paraliza, no esperando para nada aquella acción.
Sus labios picaron y sus orejas ardieron de vergüenza.

Jungkook se impulsó sobre sus manos y se paró sobre sus rodillas, pero
casi enseguida sintió el dolor en su pie entreteniéndolo, así que dando un
gritó mínimo de dolor cayó de lado sobre su trasero y tomó su pie entre sus
manos, estaba hinchado y algo amoratado. La cama se hundió frente a el.

—Ouch. —Se quejó el Omega mirando su pie. —Ouch.

—No lo toques, será peor. —Ordenó el ojiazul apartando las manos del
Omegade su pie. —Llamaré a Jiyook para que ayude con esa hinchazón.

Jungkook miró al hombre frente a el, apartó sus manos de las suyas y se
arrastró algo luego. Su cabeza palpitó con fuerza, así que la tocó y acarició
sintiendo mucho dolor. Taehyung estiró su mano y tocó el lado derecho de
la cabeza ajena, acariciando y mirando.

—También con ese dolor de cabeza.

Jungkook miró al Alfa sin entender, sintiendo su caricia arder. Negó y casi
dió un manotazo para apartarlo, se arrastró más lejos de el, adentrándose a
la oscuridad dentro de la cama, intentando desaparecer.

—¿En dónde estoy?

—En mi habitación. Nuestra ahora.


Jungkook negó: —No entiendo.

—Te lo explicaré luego. —Aseguró el Alfa, trepándose a la cama y


acercándosea el.

—Estás desnudo. —Casi grita Jungkook al tenerlo tan cerca. —Y yo estoy


aquí, ¿No ves?

Taehyung frunció el ceño.

—Acabo de darme un baño, es todo. Deberías acostumbrarte a mi


desnudez.

Jungkook elevó una de sus cejas y ladeó la cabeza casi ofendido.

—¿Debería?

—Duermo desnudo, no lo hice anoche por prudiencia.

—¿En dónde la dejas ahora? —Se quejó el pelinegro mirando a otro lado,
interponendo su mano en sus ojos para no ver nada. —Un momento
¿Dormiste conmigo?

—Si.

Jungkook, sin abrir los ojos se arrastró aún más lejos del Alfa, tomando un
profundo respiro y soltando un pesada exhalación. Abrió los ojos de nuevo
tomando la valentía de ver al hombre rubio a sus ojos. Tragó duro y habló.

—¿Por qué demonios estoy aquí y...?

—Bien, esta será la primera advertencia. —Lo interrumpió el Alfa. —No


seas grosero e irrespetuoso, mucho menos conmigo, hablame con respeto,
mide tus palabras. Lo dije ayer, lo recalco hoy.

—Tu no puedes advertirme nada. —Negó Jungkook. —¿Quién te crees?

—Primero que nada tu Rey.

—Yo no te considero mi Rey.

Taehyung tensó notablemente la mandíbula y el cuerpo, pero Jungkook le


restó importancia a como había tocado el orgullo del Alfa, empezó a gatear
con cuidado para salir de la cama, sin embargo Taehyung lo tomó del brazo
de manera fuerte y lo colocó frente a el. Jungkook hizo una mueca de
dolor, gruñó y lo miró a los ojos. Estaban muy cerca.
—Suéltame.

—Yo decido cuando soltarte. Yo pongo las reglas, Jungkook, no tu.


Aunqueno me consideres tu Rey no significa que deje de serlo.

El Omega se quejó cuando el agarre se hizo más fuerte, se encogió y gimió


pensando que iba a romperle el brazo. Taehyung parecía tan indiferente a
su dolor.

—Me lastimas.

—Lo sé.

—Vas a romperme un hueso, basta. —Casi lloriquea cuando apretó más. —


¡Ya, me duele!

—Pide disculpas.

Y Jungkook estuvo a punto de hacerlo, pero para no ser Alfa era muy
orgulloso, así que prefirió tolerar el dolor. Taehyung lo miró de mala gana
y el solo cerró sus ojos para retener las ganas de llorar. Comenzaba a no
sentir su brazo.

—A-Ay...

Jungkook estaba seguro de que aquello no era más que una queja quebrada,
pero aún así Taehyung lo soltó, arrojándolo a la cama al hacerlo. Jungkook
se acarició el brazo y suspiró una y otra vez, evitando llorar porque odiaba
que lo vieran llorar. Tomó un último respiro y se sentó en su lugar de
nuevo, Taehyung lo veía aún.

—Pensé que ibas a romperme el brazo. —Tratar así a mi futuro Omega el


primer día juntos no era mi plan. —Admitió el. —Pero me estas sacando de
calma.

El pelinegro se paralizó por unos segundos, luego su mente viajó a


unrecuerdo de Taehyung diciendo ser su Alfa. Volvió a si mismo y negó.

—¿Cómo dices? ¿Futuro Omega?

—Es lo que dije.

—Creo que te confundiste de persona. —Por primera vez el pelinegro


sonrió, porque realmente necesitaba sonreír para no gritar.

—Mi olfato no falla, tu eres a quien busco.


El pelinegro parpadeó sin evitarlo. Junto sus manos frente a el y carraspeó
¿Aqué se refería aquel loco?

—Yo...

—Hueles a chocolate, pino y pasas.

—¿Y eso qué?

—¿A qué huelo? —Preguntó Taehyung inclinándose un poco. —¿Cuál es


mi aroma?

Jungkook olfateó sin querer, pero respondió a su pregunta.

—A almendras, chocolate y...Pasas. —El Omega se sorprendió a si mismo


arrugando la nariz y olfateando un poco más.

—Compartimos dos aromas. —Aseguró el Alfa.

—¿Y eso es imposible acaso?

Taehyung negó: —Es normal cuando se es una pareja destinada.

El Omega casi ríe, intentó rodear a Taehyung para salir de la cama, pero
fue puesto de nuevo en su lugar. Miró a Taehyung con irritación.

—No tiene sentido lo que dices.

—¿No sientes que mi aroma te atrae mucho?

Jungkook se removió incómodo. Le había parecido exquisito al olfatearlo


la primera vez, pero no quería darle la razón a aquel Alfa. Carraspeó
mirando a otro lado.

—¿Qué hora es? ¿Cuánto dormí? Ni siquiera voy a preguntar porque no


traigo mi ropa.

—Puedes tratar de ignorar el tema, pero seguirá presente. —El Alfa lo miró
y relamió sus labios. —He intentado ignorarlo tres días, pero no funciona.

—¿Qué?

—Paseaba por el bosque, tu aroma solo me llegó. —Explicó Taehyung. —


Y quise ir tras el, pero lo ignoré por completo y volví al castillo. Se hizo
más fuerte la necesidad de encontrarte y tenerte cerca, estaba matándome
no estar a tu lado...Entonces investigué y descubrí que esta es la razón. Eres
mi destinado.
—No quiero ser pesado, pero no me siento así. Tal vez solo estás... Cerca
del celo.

Taehyung lo miró con seriedad y Jungkook se encogió en su lugar. ¿Celo


también era una mala palabra para el o se había ofendido?

—No estoy solo urgido, Jungkook.

—Solo es una opción, y en todo caso deberás buscar a otra persona para
eso.

—En todo caso ya te tengo a ti ¿No crees?

—No. —Jungkook intentó de nuevo gatear para irse, pero el Alfa


continuaba interponiéndose. —Déjame ir, ya enserio. No puedo ser tu
destinado, lo siento.

—Ya lo eres.

—Que no.

—Si, Jungkook.

—Que no, que no, yo ya tengo un Alfa, no necesito otro.

La mentira cayó sobre Taehyung como un balde de agua fría. Miró al


Omega y lo empujó de vuelta en la cama, el pelinegro bufó y golpeó una de
las almohadas con rabia.

—¿Cómo que tienes un Alfa? —Exigió saber el rubio.

—No me tires de nue...

Antes de poder responder Taehyung ya tenía sus manos sobre los botones
de la pijama ajena. Jungkook gritó cuando los desabotonó con rapidez e
intentó quitarle la camisa.

—¡Ah! ¡NO! ¡AYUDA!

La mano del Alfa apresó su cuello y lo empujó contra la almohada de


manera brusca. Jungkook contuvo la respiración y cerró los ojos con
fuerza. Iba apasar, iban a tocarlo de esa forma a la fuerza de nuevo. Se
lamentó no poder defenderse y rogó a fuerzas sobrenaturales por piedad,
aunque sabía que nadie nunca impedía algo como aquello. Solo escuchó un
bufido.
—No hay marca.

Jungkook se congeló en su lugar, abrió los ojos cuando la mano de


Taehyung lo soltó y tembló un poco en su lugar. Lo miró abotonar su
camisa de nuevoy balbuceó sin comprender nada.

—¿Qué?

—Que eres un mentiroso. No hay marca, no hay Alfa, así que para mi es
mentira.

Volvió a retener la respiración en el momento en que se inclinó sobre el y


estuvo a solo centímetros de su rostro. El Alfa torció una sonrisa, como si
se divirtiera con aquel Omega.

—Pronto te darás cuenta, Jungkook. —Murmuró. —Mientras tanto


acostúmbratea mi.

Jungkook abrió los ojos de impresión cuando el Alfa presionó los


labioscontra los suyos, más no pudo rechistar cuando el Alfa ya comenzaba
a salir de la cama. Jungkook tuvo una sacudida de nerviosismo y un
escalofrío porel susto anterior. Alguien tocó alguna puerta y la voz de
Taehyung sonó lejana.

—Hoy traerán el desayuno a la cama porque no puedes caminar, pero


cuando mejores comeremos en el comedor. Sal de ahí, Jiyook entrará con
el.

Jungkook gateó y se asomó fuera del dosel, Taehyung desaparecía por


alguna puerta mientras otra se abría y dejaba ver a una mujer pelinegra con
una bandeja en manos. Jungkook ya la había visto. Ella le sonrió y se
acercó hasta el, dejando la bandeja en la cómoda a orillas de la cama. El
Omega miró impresionado la variedad de comida, nunca había visto tanta
en un solo lugar. El olor era muy bueno, se le hizo agua a la boca. Alguien
acarició su cabello y descubrió a la mujer parada a su lado.

—Hola, Jungkook. Soy Jiyook.

—Hola. —Saludó inseguro por las caricias y cercanía.

—Empieza a comer, Taehyung vendrá después de vestirse. —Ella tomó el


dosel y comenzó a apartarlo, dejando al Omega completamente
descubierto. —Mientras veré tu pie.

El Omega tragó duró cuando la mujer tomó el pie con delicadeza entre sus
manos. Se sentían suaves y delicadas sobre el, nunca había sentido un tacto
tan... No lo podía describir. Solo se sentía en buenas manos. La mujer
volvió a mirarlo y le sonrió.

—Come.

—Me da vergüenza. —Admitió en voz baja a pesar de que algún monstruo


en su estómago daba saltos desesperados por alimento.

Ella rió levemente, frunciendo el ceño y negando.

—¿Por qué? No debería, solo come. ¿Acaso no te gusta nada de lo que


traje?

Jungkook miró la bandeja y emitió un extraño sonido bajo. Se abrazó el


estómago disimuladamente y negó.

—No lo sé, no he probado mucho de lo que veo aquí. Se que es el pan y las
ostras. Pero no mucho más.

—Entonces llegó la hora de enseñarle lo rico a tu estómago, Jungkook.


Come, anda.

El pelinegro miró la bandeja, miró las cosas que la llenaban hasta el tope no
sabiendo que tomar primero.

—¿Qué es esto? —Señaló el pelinegro.

La mujer miró y dijo: —Bizcocho borracho.

—¿Qué? —El Omega medio sonrió divertido, mirándola. —¿Enserio se


llama así?

—Si, es rico. Es alcohol lo que lo hace ser borracho.

Jungkook asintió y tomó un tenedor que reposaba en la bandeja, pinchó


casi tentativamente aquel bizcocho y tomó un pedazo con el mismo. Lo
llevó a su boca y sin pensarlo mucho lo probó. Quiso exclamar algo que
demostrara lo rico que estaba, pero guardó silencio y solo soltó un gemido
leve. Jiyook sonrió, mirando como estiraba su mano para tomar un trozo de
pan recién salido del horno. Lo remojó en un poco de miel, pues si sabía de
que se trataba aquel líquido y se lo comió.

—¿Está bueno?

—Si. ¿Qué es esto? —Señaló otra cosa.

—Cerdo.
—¿Y esto?

—Budín de pan. Es el postre favorito de Taehyung junto a las galletas de


chocolate.

Jungkook se relamió los labios y ladeó la cabeza. ¿Debería dejárselo? De


igual forma el Alfa no le caía bien, y al ser el Rey debían tener mucho más
para el... Aunque el desayuno era para ambos, se suponía que debían
compartir. Jungkook estaba teniendo una pelea interna consigo mismo,
tanto que ni siquiera de dió cuenta cuando Taehyung cortó un trozo, lo
tomó entre sus dedos y lo llevó hasta sus labios para morderlo. Miró como
Jungkook mantenía su mirada perdida, sin más impulsó el trozo de Budín
entre sus dedos a la boca del Omega. Jungkook casi da un salto de sorpresa,
parpadeó cuando el trozo de Budín estuvo en medio de su boca junto a un
dedo índicey uno medio. Cerró la boca sin utilizar la dentadura y sintió
como los dedos se deslizaron fuera, sus labios limpiando de manera
inconsciente cualquier rastro del postre. Levantó la cabeza y miró como el
Alfa limpiaba la punta de su pulgar con su lengua, por algún motivo se
sonrojó.

Bajó la mirada y observó su ropa; Pantalones blancos, botas negras de


cuero, una hermosa camisa azul cielo de mangas largas. Taehyung tomó
otro tenedor y pinchó un trozo de cerdo antes de llevárselo a la boca y
masticarlo, Jungkook no lo miró, intentó arrastrarse fuera de la cama
porque, diablos ¿Qué estaba haciendo?

—Me tengo que ir.

—¿A dónde? —Preguntó Jiyook frunciendo el entrecejo. —¿Quieres ir al


baño?

—Yo no debería estar aquí, no quiero. —Murmuró sintiendo la mirada del


Alfasobre el de inmediato. —Me voy.

—Pero ni siquiera haz desayunado.

El pelinegro miró al ojiazul, parecía tranquilo y apacible. Jungkook no


entendió su ceño fruncido en preocupación. Se sentó a su lado y le hizo una
seña a la mujer.

—Jiyook, déjanos solos.

La mujer asintió y se levantó para irse. Cuando la puerta se hubo cerrado


Taehyung tomó una mano de Jungkook. El Omega se tensó.

—¿Por qué no desayunas primero? —Le preguntó en un murmuro.


Jungkook casi sonríe.

—Oh, entendiste que esto es una confusión ¿No es así? —Preguntó el


Omega. —Me dejarás irme.

—Solo después de que te alimentes ¿Sabes? Estás muy delgado, se marcan


tuscostillas.

Jungkook se tocó el lugar nombrado por inercia y miró la pijama. Miró al


Alfa después sintiéndose un poco avergonzado.

—Si, bueno... Solo es delgadez.

—Es alimentarse mal, ¿Qué sueles comer?

Jungkook miró como Taehyung cortaba y pinchaba un trozo de Bizcocho


conel tenedor, acercándolo a su boca mientras esperaba la respuesta.

—Ostras. —Su boca fue invadida por el trozo de dulce postre, así que
masticó antes de hablar, aún con un poco de comida en la boca. —A veces
pan.

—¿No comes más? —El Omega negó y sin saberlo el Alfa ya le metía un
trozo de algo salado en la boca, masticó frunciendo el ceño. —Yo como de
todo.

—Es bueno, supongo.

Jungkook cubrió sus labios al hablar para no derramar comida, tragó y


relamió sus labios. Taehyung ya tenía el tenedor lleno de algo dorado con
relleno rojo, Jungkook lo detuvo antes de que lo llevara a su boca.

—No tienes que alimentarme, no soy un niño.

—Oh, es solo por el golpe en tu cabeza ¿No te duele?

El Omega apartó su mano de donde estaba solo para tocarse el lado


afectado de la cabeza. Acarició suavemente, sintiendo el dolor palpitante y
punzante. Taehyung picó sus labios con el tenedor hasta que abrió la boca y
tomó la porción de tarta entre sus labios.

—Aquí se come de todo. —Continuó hablando el Alfa con suavidad, sus


ojos recorriendo el rostro del Omega con lentitud mientras si mano bajaba a
la bandeja por más comida. —Tú puedes comer lo que quieras, tartas, pan,
carnes, los más deliciosos mochis...
—¿Qué son mochis? —Preguntó con la boca al tope de algo picoso y
tierno. —¿Qué tengo en la boca?

—Pollo.

—Uhm... —Inhaló y exhaló por la nariz, algo cansado de masticar. Miró de


donde provenía tanta luz, un balcón que dejaba ir afuera.

—¿Te gusta la tarta de manzana? —Preguntó el Alfa. —Deberías probarla.

Entre habla y habla, Taehyung había logrado que Jungkook se terminara


casi a la fuerza y al entretenimiento de su charla la mayoría de las cosas en
la bandeja. Lo hizo masticar hasta que no hubo más, empinó la taza sobre
sus labios hasta que la leche caliente solo eran gotas inexistentes, y
entonces Jungkook estuvo lleno hasta la cabeza de comida, su estómago
dolía y sus ojos pesaban. Se sentía sumergido de alguna manera extraña.
Suspiró una y otra vez, por más que frotaba sus ojos no se iba el
adormecimiento, se preguntó que le pasaba. Sintió las manos ajenas
sostener su rostro, miró al Alfa.

—¿Cansado?

—N-No, es solo...

—Comiste mucho, ahora deberías dormir.

—T-Tengo que irme.

—Tranquilo, Jungkook. —Restó importancia el rubio, recostándolo


lentamente en la cama. —Duerme, cuando despiertes puedes irte.

Jungkook frunció el ceño: —¿Enserio?

El Alfa parecía muy amable cuando no lo obligaba a algo, quizá era su


disculpa por haberlo maltratado, pensó Jungkook.

—Claro, no hay problema. Descansa, luego puedes irte.

Taehyung acarició la melena negra sin dejar de ver los ojos negros hasta
que los párpados cayeron pesados de sueño sobre ellos, dándole un voto de
confianza al Alfa al dejarse rendir ante el sueño ante él. La mirada suave de
Taehyung se volvió dura, fría y seria al escuchar la respiración lenta del
Omega, indicio de su sueño conciliado.

—Eso es... —Murmuró. —Duérmete...


Dejó de acariciarlo y bajó de la cama para empezar a rodear la misma con
el dosel color vino, dejándolo en la oscuridad. Comenzó a caminar fuera de
la habitación y echó un vistazo dentro antes de cerrar la puerta. De su
bolsillo retiró una llave y sin pensarlo dos veces pasó llave a la puerta,
dejándolo encerrado.

—Ah, Jungkook. Que ingenuo.


❝Tres❞
Jungkook despertó sintiendo algo húmedo en su pie, se sentía extraño e
incómodo, así que no tuvo más opción que sentarse en su lugar para ver
que era. Entre la oscuridad pudo notar unas cuantas hojas medicinales
mojadas y adheridas a su pie. Las conocía bien, así que solo las quitó con
cuidado, moviendo su pie para ver si su efecto dió un buen resultado. Había
algo punzante cuando encogía sus dedos, incluso cuando se dispuso a salir
de la cama y del encierro del dosel pudo sentir una punzada de dolor al
pisar el suelo. No fue demasiado, lo hacía cojear cuando daba pasos, pero
nada que lo echara en cama durante largas semanas. Caminó hasta la puerta
por la que aquella mujer, Jiyook, había entrado con el desayuno, pero se
detuvo un momento al fijarse en el lugar. Solo estaba iluminado por velas
en lamparillas de las paredes, ¿Había anochecido ya?

Jungkook intentó abrir la puerta y frunció el entrecejo al no lograrlo. La


tocó tímidamente esperando que alguien la abriera desde afuera, pero nadie
lo hizo. Tocó un poco más fuerte entonces.

—¿Hola? —Habló alto. —¡La puerta esta atorada!

El Omega no escucho nada, así que tocó más fuerte, golpeando la madera
oscura con sus palmas. Se preocupó mucho cuando no hubo nadie que
respondiera a su llamado.

—¡Ayuda, la puerta esta trabada! —Gritó. —¡S-Señora Jiyook! ¿Me


escucha? ¡Está atascada!

Su golpeteo no duró mucho más de un minuto, escuchó alguna cerradura y


luego la puerta se abrió. Jungkook retrocedió para no ser golpeado por la
puerta y miró como un rubio entraba.

—Oh, Taehyung. —Parpadeó un par de veces. —Estaba atascada ¿Habían


pasado llave?

El Alfa asintió cerrando la puerta tras el. Jungkook sintió frío bajo la
mirada azulada y tragó duro ante la confesión. Se relamió los labios dando
otro paso atrás, bajó sus manos e hizo estas puños con la pijama que vestía,
mirándola luego.

—¿En dónde está mi ropa? —Carraspeó al encontrarse de repente con la


voz temblorosa. —No puedo irme en pijama, no es mía.

—Es mía, pero tienes razón, no puedes irte.


El Omega asintió lentamente, no gustándole la seriedad en el rostro del
Alfa. La había conocido con aquella fachada de indiferencia y frialdad,
pero en aquel momento Jungkook se sentía nervioso y no quería esos ojos
claros sobre el, de aquella forma fija y determinada, relajada y llena de
muchas insinuaciones.

—No, no en pijama. —Murmuró Jungkook corrigiendo las palabras del


Alfa.

Sus ojos azules le hablaban, lo acusaban, le decían que debía ser muy tonto
para no querer entender lo obvio. Jungkook dió un paso atrás de nuevo,
cojeando por su pie, frunció los labios y miró la puerta. Intentó pensar en
como pasar por un lado del Alfa, abrirla y salir, pero algo le decía que
aquello no tendría un buen resultado. Taehyung bajó la cabeza y negó, dió
un paso al frente y Jungkook retrocedió otro más.

—Jungkook.

—¿Si?

Taehyung lavantó la mirada hacia el.

—No vas a irte, lo sabes.

El Omega ni siquiera debió sentirse decepcionado, pero lo hizo, incluso


empezó a sentirse más que nervioso, temeroso. Miró a los lados buscando
una salida, pero no había ninguna.

—Tu dijiste que podría irme.

—No creíste que te dejaría ir ¿Verdad?

—Me engañaste.

—Si, ¿No fue obvio?

El pelinegro miró el suelo, su pie ya casi no tenía su moretón. Su mano fue


hasta su frente y cerró los ojos...Estaba atrapado ¿No era así? Taehyung lo
había engañado para ganar tiempo de encerrarlo. ¿Y ahora qué haría?

Miró a Taehyung de nuevo, pasó saliva por su labios y empezó a sudar frío
de repente. Su voz tembló.

—Yo no quiero estar aqui, tu entiendes ¿Verdad? No puedes retenerme


solo porque así lo deseas... ¿Verdad?

—Puedo. Hago lo que quiera.


—No conmigo, abre la puerta y déjame ir.

—No.

Jungkook lo miró mal, sus manos se hicieron puños aún más fuertes a sus
lados y gruñó. Taehyung arqueó una de sus cejas ante la actitud del Omega.
Jungkook habló fuerte y claro.

—Me voy a ir, no me importa lo que digas.

Taehyung invirtió una sonrisa y se encogió de hombros. De pronto dió


pasos a un lado, señalando la puerta y luego juntando las manos tras el.

—Inténtalo.

Jungkook alzó su mentón en alto, y dió pasos al frente, temblando un poco,


pero como siempre demostrando que a pesar del miedo continuaba
adelante. Cojeando logró acercarse hasta la puerta, se tensó al escuchar
pasos alejarse de el. Miró por sobre su hombro y lo encontró dirigiéndose a
alguna puerta frente a la cama, la abrió y entró sin más. El pelinegro se
extrañó, pero aún así abrió la puerta de par en par listo para irse. Solo dió
un paso afuera entes de que un guardia lo tomara de los brazos, tomándolo
por sorpresa y haciéndolo gritar.

—¡Suéltame! —Le ordenó molesto cuando quiso llevarlo dentro de nuevo.


—¡Suéltame!

—No puede salir de su habitación.

—¡Suéltame ya!

En un mal movimiento el guardia casi lo hace caer, así que Jungkook se


colgó de su cuello, tirando de el para que cayera al suelo. No lo logró por
su poca fuerza, así que probó con un golpe, primero en el estómago, el cual
no fue de mucha ayuda, y el segundo en su nariz, el cual lo hizo enojar. El
guardia lo arrojó al suelo de la habitación con fuerza, Jungkook pudo sentir
el golpe en su trasero al caer, pero cuando intentó gatear de nuevo afuera el
guardia ya había cerrado la puerta de un brusco portazo. Jungkook la
golpeó con sus puños aún sin levantarse.

—¡Déjame salir! ¡Déjame salir! —Gritó agitado, sus manos picaron al


golpear tanto la madera. —¡Señora Jiyook, ayuda! ¡Ayuda! ¡Sáqueme de
aquí!

—Deja de gritar.
El Omega miró tras el encontrándose con el Alfa rubio, sus ojos azules lo
miraban con aburrimiento y poca paciencia. Jungkook le mostró sus
colmillos, pero eso obviamente no intimidó al Taehyung. El Alfa le tendió
la mano para ayudarlo a levantarse, pero Jungkook le dió la espalda
golpeando de nuevo la puerta, una y otra vez.

—Te he preparado la tina. —La voz de Taehyung sonó más grave. —Ve a
darte un baño.

—No quiero un baño, quiero irme.

Antes de que su mano pudiera golpear la puerta de nuevo Taehyung la


tomó y tiró de el tan fuerte que lo hizo levantarse y perder un poco el
equilibrio. Jungkook apretó los dientes al lastimar su pie, pero no pudo
hacer mucho cuando literalmente fue arrastrado a la fuerza hasta el que
parecía ser un baño. Taehyung intentó quitarle la pijama, pero Jungkook
forcejeó en todo momento. El rubio se rindió solo unos segundos, mirando
al pelinegro con molestia, ambos agitados. Jungkook se abrazaba encogido
en su lugar bajo la mirada azulada.

—¿Por qué haces esto? —Casi grita el Omega, su mirada perdida en algún
punto en la camisa del Alfa solo porque empezaba a temer de verdad
estando bajo su mirada azulada. —¿Qué es lo que quieres? ¡Me estas
aterrando!

Taehyung tomó un respiro y exhaló lentamente el olor a miedo del


pelinegro. Sus labios rosados fueron mojados con saliva y se cruzó de
brazos. Jungkook sintió sus ojos picar con lágrimas retenidas.

—Aterrarte no es lo que quiero lograr.

—¿Entonces que quieres? ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué no me dejas


tranquilo? —El labio inferior del Omega tembló.

—No puedo dejar que te vayas, Jungkook. Eres mi pareja destinada, no


puedo simplemente dejarte ir. ¿Acaso no entiendes?

El tono de voz de Jungkook disminuyó casi a un susurro, pues se sentía


vulnerable y atacado.

—No, no lo hago. ¿Cómo estás seguro de que lo soy? Yo no siento tal cosa.

—Es porque no te has tomado el tiempo de verlo.

Jungkook tembló ante el silencio del lugar que duró largos segundos.

—¿Ver qué?
Taehyung dió un paso al frente y sus manos se movieron hasta tomar el
rostro de Jungkook entre sus manos. Se inclinó para juntar sus frentes, el
Omega intentó retroceder en vano, así que no tuvo más opción que verlo a
los ojos. Se asustó al ver la mirada helada, frunció el ceño incluso cuando
pareció ver un brillo extraño en ellos. Taehyung parpadeó un par de veces y
Jungkook también, siguiéndolo sin saber. ¿Qué veía el Omega? Jungkook
se sentía extraño mirando con fijeza los ojos ajenos, algo revoloteaba
dentro de el, juraba ver algo oculto en los ojos azulados, algo raro, algo
que...

—¿Puedes sentirlo, Jungkook? —Susurró la voz ronca.

Jungkook se encontró fuera de si, abriendo mucho más los ojos, sintiendo
que se dilataban, sintiendo como su corazón se aceleraba. Olisqueó el aire y
nunca había percibido un aroma tan delicioso como el del Alfa. Se sentía
tan extraño, sentía que algo dentro de el estaba luchando contra el mismo,
como si hubiese una pelea interta que lo desubicaba por completo.
Inconscientemente sus manos tomaron los brazos de Taehyung y
apretaroncon fuerza, creyó que por alguna razón podía caerse, se encontró
acercándose más, hasta rozar sus narices, hasta mezclar sus respiraciones.
¿Qué era? ¿Qué ocultaba su mirada? ¿Cómo le hablaba de una forma tan
silenciosa y secreta? Tan perturbadora y fascinante, tan llamativa y
pacífica, tan...Tan hermosa y única, dulce, perfecta, atractiva...

Quería tomar lo que sea que se ocultaba dentro de aquella mirada azulada y
retenerlo por siempre para él, solo para él. Cuidarlo, hacer lo que sea
pornunca verlo morir, por nunca apagarlo. Algo dentro de el envió un
escalofrío por todo su cuerpo, haciendo que se sacudiera.

—Taehyung... —Dijo preocupado, su ceño frunciéndose profundamente.

Jungkook casi cae en algún lugar imaginario, como en una trampa, como
en una red de pesca, lo supo cuando pudo tomar el control de sí mismo,
justo a tiempo para girar el rostro e impedir que Taehyung besara sus
labios, el beso terminando en su mejilla. Lo empujó enseguida, cerrando
sus ojos y apartándose hasta estar lejos. Tomó su cabeza entre sus manos y
esta comenzó a doler.

—¿Qué fue eso?

—Nuestros lobos. —Contesto

—Eso es tonto. —Casi escupe el Omega.

—¿Qué quieres decir?


—Ya sabes, solo eres lobo al tranformarte, tu lobo no te habla, no tiene
vida, es solo una forma para cambiar. —Explicó masajeando sus sienes. —
Ah, me duele la cabeza.

Taehyung por otro lado lo miraba como si lo que dijera no tuviera sentido.

—Tu lobo es como tu consciencia, es la parte más sincera de ti. Siempre


puedes sentirlo... ¿Acaso nunca lo habías notado?

Jungkook negó: —No.

Taehyung miró de arriba a abajo el Omega que luchaba por aliviar su dolor
de cabeza mediante caricias propias. Negó y se dió media vuelta para salir
del baño, soltando un suspiro.

—Quizá ahí tienes otra prueba, he despertado a tu lobo. Date un baño, la


cena estará servida pronto.

—Ya te dije que no quiero. —Insistió Jungkook mirándolo.

—Y yo ya te dije que aquí se hace lo que yo digo. —Taehyung miró sobre


su hombro al Omega. —No te pregunté si querías.

Ambos se miraron de mala gana, sin decir nada más, después de varios
segundos Taehyung se fué y cerró la puerta tras el, dejando al Omega solo.

~•~•~

Los dedos de Jungkook comenzaban a arrugarse, parecían dedos de anciano


mojados. Había permanecido mucho tiempo dentro del agua, no sabía
cuanto, pero le gustaba la sensación de solo sentarse y dejar que el agua
quieta le llegara hasta arriba de la cintura sin que lo empujara como el agua
del río. Su cabello mojado caía sobre su frente y pequeñas gotas caía de
nuevo en la tina. Miró sus pies a través del agua e inhaló el aroma de aquel
jabón que se había puesto. Alguien tocó la puerta antes de abrirla y entrar
sin siquiera preguntar si podía. Jungkook llevó sus rodillas a su pecho y
abrazó sus piernas, alerta al estar desnudo por completo.

—Llevas mucho tiempo aquí dentro. —Dijo Taehyung tomando un


albornoz cercano de color rojo.

Jungkook notó que el vestía un también, parecía un material fino y suave.


Taehyung caminó hasta el y Jungkook mostró la palma de su mano a la
defensiva.

—¡Estoy desnudo!
—Si, ya lo sé.

—¡No puedes verme desnudo!

—¿Por qué no? —Taehyung rodó los ojos al cielo. —No hay nada de que
avergonzarse.

—Habla por ti, tu estas cubierto.

Jungkook deseó no haber dicho eso, pero en realidad el no sabía qué


sucedería al decirlo. Ni siquiera pudo apartar la mirada, estaba congelado y
no sabía que hacer o decir. Taehyung, el ahora desnudo Alfa, le tendía el
albornoz mientras el suyo yacía en el suelo gracias a que él lo había dejado
caer intencionalmente. Jungkook balbuceó y finalmente miró a otro lado
que no fuera la entrepierna del hombre.

—¡E-Eres un sin vergüenza! ¿Sueles desnudarte frente a todos? ¡Ponte


algo!

—No, no me desnudo frente a nadie, pero no veo nada de malo hacerlo


frente a ti o tu frente a mi, después de todo soy tu Alfa y tu mi Omega. No
debería haber vergüenza entre ambos.

—Que descarado. —Casi chilla el pelinegro, cubrió sus ojos y negó.

—Estás siendo un dramático. Ya sal del agua o vas a enfermar, toma. —Sin
dejar de cubrir sus ojos Jungkook estiró una mano para tomar el albornoz.

—¡Dame!

—Si vieras en donde esta quizá ya lo tendrías en manos.

—¡Solo ponla en mi mano y ya!

Escuchó un suspiro pesado y luego un chasquido.

—Estoy intentando tolerar tu actitud, Jungkook, pero odio que me levanten


la voz. Si me gritas de nuevo voy a irme.

—¿Qué no ves que es lo mejor? ¡Lárgate!

~•~•~

—¿Cuánto tiempo más piensas estar ahí dentro?

—Si no te hubieses llevado el albornoz ya estaría afuera.


Jungkook tiritaba de frío, no fue buena idea quedarse en remojo tanto, pero
ahora que salía de la tina solo temblaba y quería cubrirse con algo. Se
abrazaba con fuerza, hablando desde el otro lado de la puerta.

—Eres un mal intencionado, t-te llevaste incluso la pijama que me había


quitado.

—Si. Es un castigo muy suave para mi gusto si me preguntas.

—D-Dámelo, dame el albornoz, quiero salir.

—¿Por favor?

—N-No, solo tráelo.

El Omega no obtuvo respuesta, solo escucho algo moverse. Con vergüenza


abrió a medias, la puerta, mirando fuera. Taehyung no estaba, o quizá
estaba dentro de la cama. Lo escuchó hablar desde adentro, no logrando
verlo ni siquiera por la abertura del dosel.

—Solo sal.

—¡No! Me da vergüenza, no quiero que me veas.

—Solo salte de ahí, por un demonio, Jungkook. —Casi maldice el rubio.

—S-Si me miras...

—Si, te miro la tetilla, es color café muy claro.

Jungkook retrocedió enseguida, mostrando solo sus ojos y chillando.

—¡No tenías que decir eso!

—Y tu no tienes que ser tan dramático al respecto, solo sal, sécate, y súbete
a la cama. Ya que te saltaste la cena es hora de dormir, no me gusta que me
interrumpan el sueño.

—Yo no dormiré contigo otra vez, me niego.

El Omega soltó una exclamación de sorpresa en el momento en que el Alfa


salió bruscamente de la cama, exhibiendo su piel desnuda y caminando en
dirección al baño. Jungkook cerró la puerta tan fuerte que creyó que la
rompería, pero Taehyung logró abrirla, capturarlo, cargarlo como saco de
hortalizas y arrojarlo a la cama casi con fuerza desmedida. Jungkook cayó
de espaldas y exhaló, mirando al rubio arrodillarse frente a el con alguna
tela en manos. La frotócontra su muslo derecho y eso fue paralizante para
Jungkook, solo unos segundos. Intentó removerse, pero el Alfa lo tomaba
con una mano y lo arrastraba más cerca mientras trataba de secar la
humedad de su cuerpo. Finalmente cubrió el rostro y la cabeza del Omega
y frotó para secar el cabello. Jungkook casi lo patea lejos para que lo dejara
tranquilo. Estaba sonrojado para cuando hubo acabado.

Se miraron unos segundos, Jungkook pudo haberlo golpeado en el rostro si


Taehyung se atrevía a ver su desnudez, pero el Alfa solo miraba sus ojos y
no lo tocaba, no tenía otras intenciones.

—¿Quieres que apague las velas o las dejo encendidas?

—¿Eh? —Jungkook parpadeó para intentar volver a sí mismo, el no


avergonzado.

—Que si prefieres dormir en completa oscuridad.

—Ah... Me da igual. —Lo pensó mejor después de responder. —Apágalas.

—Bien.

En cuanto el Alfa se bajó de la cama Jungkook se cubrió con las mantas.

—¿No hay algo con lo que pueda vestirme? No quiero dormir desnudo,
menos si es contigo.

Al no escuchar nada se resignó, Taehyung iba a obligarlo a dormir desnudo


con él y Jungkook realmente no quería hacerlo, ni siquiera quería dormir
con él. La cama se hundió, cada vez más cerca de el y sintió algo en su
rostro. Lo tomó quitándoselo de las manos al Alfa. ¡Una pijama! Se coló
bajo las mantas para colocársela, alegre porque al fin obtenía algo que
quería. Salió después y sintió una mano tirando de el.

—No me hales. —Se quejó.

—Solo intento dejarte en tu lugar, recuéstate.

Jungkook se quejó en cuanto lo hizo, sintiendo la presencia de Taehyung


demasiado cerca para su agrado y gusto.

—La cama es enorme, ¿Debes estar tan cerca?

—Si.

—¿Por qué?

—Porque me gusta tu aroma.


—Tenemos casi el mismo, huélete a ti mismo o algo.

Jungkook contuvo el aliento cuando el brazo fuerte del ojiazul lo rodeó,


sintió una nariz en la curvatura de su cuello y parpadeó efusivamente
permaneciendo muy quieto. Iban a marcarlo, iban a marcarlo, iban a
marcarlo...

—Yo huelo a chocolate amargo. —Murmuró Taehyung. —Y tú a delicioso


chocolate dulce.

—N-No soy comestible, aléjate. —El Omega sintió un pellizco en su


cintura y se removió. —¡Ay!

—Ya cállate y duérmete. Mañana será un día largo para ti.

Jungkook suspiró con pesadez. A penas y susurró al hablar.

—¿Cuándo no?
❝Cuatro❞

Dove Cameron — We Belong.

Jungkook se retorció como un gusano, intentando silenciosamente liberarse


del brazo fuerte y rígido que le rodeaba la cintura. Pensó que quizá, si se
alejaba poco a poco, Taehyung lo soltaría, pero no era así, cuando pensaba
que por fin se libraba de su brazo el mismo tiraba de él de nuevo hasta que
su espalda estaba pegada al pecho desnudo del Alfa. Sentía ganas de
patearlo cada vez que se mantenía muy cerca, respirando en su nuca y
apretando su estómago con su brazo de forma íntima. Quería levantarse e
irse lejos, le desagradaba la forma en al que el calor de sus cuerpos era
demasiado y sus aromas comenzaban a mezclarse, lo detestaba porque le
gustaba como combinaban. Se obligó a si mismo intentarlo de nuevo, se
hizo el dormido, como había hecho toda la noche y quizá madrugada y
rodó sobre su estómago como si su posición no fuese cómoda. Para su
sorpresa y alegría el brazo de Taehyung dejó de rodearlo y solo estuvo
sobre el como un peso muerto. Jungkook sostuvo la respiración y dió una
vuelta entera para alejarse por completo del Alfa dormido.

Pero no, Taehyung lo había rodeado de nuevo con su brazo y lo había


arrastrado de vuelta a su lugar. El Omega casi gruñé, se retorció rabioso en
su lugar, su espalda se amoldó al pecho de Taehyung y ahogó un grito de
molestia. Quiso rasguñarse la cara para desahogar su frustración, y en
medio de sus pensamientos rabiosos llevó sus rodillas a su pecho y se
removió contra el Alfa. Taehyung gruñó enseguida y Jungkook permaneció
quieto pensando que lo había despertado.

—Basta. —Ordenó el Alfa tras el. —Eres demasiado inquieto y no me


dejas dormir.

—No quiero que me abraces, estoy incómodo. —Se quejó Jungkook.

El continuó removiéndose más contra Taehyung buscando alejarlo,


intentando empujar sus caderas hacia atrás y su cuerpo en sacudidas
pequeñas, pero el no lo soltaba. El rubio gruñó.

—Jungkook, deja de hacer eso.

—Suéltame.

Jungkook se frotó contra una vez más, empezando a desesperarse al estar


entre tanto enredo con el brazo y la manta, comenzaba a asfixiarse. Se
retorció una vez más y solo pudo sentir y escuchar como la mano de
Taehyung impactaba con fuerza a un lado de su muslo. Jungkook se
congelóen su lugar, sintió los labios del Alfa en su oído y se tensó antes de
volver a removerse. La mano de Taehyung fué hasta su mandíbula y la
tomó con determinación, haciendo que Jungkook lo mirara por sobre su
hombro, estando demasiado cerca, sus respiraciones mezclándose y sus
cuerpos compartiendo un calor íntimo.

—Si sigues haciendo eso vas a tener muchos problemas. —Advirtió el


ojiazul entre irritado y molesto.

—¿Por qué? —La voz del pelinegro sonó retadora. —¿Qué vas a hacer?

Los ojos de Taehyung tuvieron un mínimo brillo de diversión de repente,


uno al que Jungkook temió tan solo un poco. Sintió las caderas de
Taehyung empujar contra su trasero sin permiso, algo duro frotarse
suavemente...

—Se bien lo que haré, la pregunta es, Jungkook ¿Qué harás tú?

El Omega lo miró solo unos segundos más, casi paralizado en su lugar,


sonrojado, no pudiendo creer que el hubiese provocado aquella reacción en
el Alfa tan solo frotándose contra el, una y otra vez. No se lo esperaba, y
tampoco le enorgullecía en lo absoluto, estaba avergonzado y algo
temeroso de lo que pudiese pasar, se maldijo internamente una y otra vez,
teniendo ganas de golpearse por ser tan torpe. Giró el rostro para no verlo
más, pareciendo torpe al juntar sus manos bajo su mejilla y recostarse de
nuevo en la almohada.

—M-Me voy a dormir.

—Eso pensé, duerme. Quieto y tranquilo, como deberías.

El Omega solo pudo morderse la lengua y suspirar cuando el Alfa tras el se


acomodó y plató un beso en su cabeza, obligándolo a permanecer en su
lugar y rendirse a una noche enredado en sus brazos.

~•~•~

—Tranquilo, Jungkook, no podré terminar si continúas escabullendote.

Jiyook le sonrió al pelinegro que se sentaba en la cama y caminó hasta él


para terminar de abotonar los botones de su camisa blanca. El Omega hizo
una mueca notable, no gustándole como su cuello era completamente
cubierto, lo odiaba, lo incomodaba. En el cuello de aquella camisa, justo en
su garganta había un lazo blanco muy bonito y bajo el los volantes de de
tela se extendían y cubrían los botones, quizá eso si le agradaba, pero
continuaba sintiéndose asfixiado. Su cabello fue peinado con un suave
cepillo, y su rostro fue tocado por extrañas cosas que desconocía. Se quejó
por algún polvo extraño que lo hizo estornudar.

—No debo exagerar con esto o Taehyung va a molestarse. —Murmuró


Jiyook limpiando sus mejillas con las palmas de sus manos.

—¿Por qué? —Preguntó Jungkook curioso y tranquilo, dejándose hacer.

Hasta aquel momento la mujer lo había bañado, frotado con los pétalos de
rosas que había puesto en la tina, vestido y peinado, pero Jungkook estaba
lejos de sentirse incómodo con aquellas delicadas manos sobre el y con su
presencia rondándole, se sentía muy seguro y a salvo como nunca.

—Porque si usas mucho maquillaje parecerás...Ya sabes...

—¿Qué? —Jungkook frunció el ceño. —No entiendo.

Jiyook negó: —Nada. Supongo que igual te verías muy bonito.

—Yo no soy bonito.

—Lo eres. —Sonrió la mujer. —Muy bonito. A Taehyung le gustas.

—¿Y a mi qué me importa? —Se arrepintió de hablarle de aquella manera


enseguida. —Lo siento, no debería hablarte así, tu eres muy buena
conmigo.

Jiyook sonrió y negó, guardándose los pensamientos para ella, pero


hablando más tarde mientras tomaba un frasco pequeño.

—¿Sabes? No deberías sentirte molesto por gustarle a un Alfa.

—¿No?

—No. —Negó ella. —Deberías sentirte alagado.

—¿Qué es alargado?

—Alagado. —Corrigió ella divertida. —Es cuando te complace una


muestra de sentimientos o cuando escuchas algo que te gusta, o... Bueno.
—Ella agitó la cabeza al no saber cómo explicarse. —Le gustas al Rey y
Alfa Líder de Seoul ¿No te sientes alagado?

—No le gusto, solo estoy aquí porque el cree que somos predestinados. —
Aseguró Jungkook. —Y no creo eso, ¿No es un cuento? No entiendo bien
que son predestinados.
—Son dos almas gemelas que fueron unidas mucho tiempo atrás por el
destino. Estaba planeado que estuviesen juntos desde mucho tiempo antes
de que existieran. —Jiyook sonrió. —¿No te parece hermoso?

—No, no es justo. —Se quejó el. —¿Y si no quiero?

—La cosa con esto es que, tarde o temprano, los dos lo querrán. Porque el
amor que sentirán el uno por el otro será más grande que nada en el mundo.

Jungkook bajó la mirada al suelo, tomando sus dedos entre sí y jugando


con ellos, molesto de repente. Jiyook se sentó a su lado.

—Pero a veces no ed fe forma inmediata, puede tomar tiempo así que ¿No
tesientes alagado por gustarle a el?

—¿Por qué debería? No me gusta el.

—¿No te parece guapo?

Jungkook miró a Jiyook con el ceño fruncido y una sensación extraña en


elestómago.

—¿Te... Gusta Taehyung?

—No, pero eso no quiere decir que no piense que es muy guapo. —Jiyook
rió levemente. —Taehyung es muy bello, no es difícil de notar ¿No crees?

Jungkook bufó mirando a otro lado.

—Lo que tiene de bello le sobra de molesto.

—Es un poco difícil, pero no te quedas atrás. —Jiyook le sonrió


acariciando su espalda. —A que te gusta ese Alfa.

—No me gusta nada, a parte es un sin vergüenza que duerme desnudo y


camina por ahí sin ningún trapo encima cuando se le da la gana. —
Refunfuñó Jungkook sonrojándose al recordar cuando despertó y lo miró
pasearse desnudo. —Además ayer no me dejaba dormir, yo quería alejarme
y el me abrazaba y me abrazaba.

Jiyook abrió el frasco entre sus manos y negó escuchando las quejas en voz
alta del Omega berrinchudo. Soltó una risa nasal cuando esté calló
cruzándose de brazos, soltando un suspiro pesado.

—Bueno, ¿Te digo lo que le gusta de ti? —Preguntó Jiyook.


Jungkook no respondió, miró a la nada mientras la mujer mojaba su dedo
con el vizcoso contenido en el frasco.

—Le gustan...Tus labios. —Jiyook estiró su mano hasta ellos y sus dedos
los acariciaron, pintándolos de labial y tomando por sorpresa a Jungkook.
Se dejó hacer, escuchándola hablar. —Dice que son suaves.

—¿Suaves?

—Dice que son muy cómodos para que los suyos reposen.

Jungkook rodó los ojos: —Mentirosa, ¿Cómo va a decir eso?

Ella terminó de pintar sus labios y cerró el frasco, acariciando los cabellos
negros del Omega.

—¿Por qué no lo diría?

—Porque el no dice eso, solo da órdenes.

—Pues me ha hablado bien de ti. Bueno, un par de cosas malas, pero nada
que no se arregle.

Jungkook miró el balcón mientras ella le acariciaba el cabello. Jiyook se


acercó a su oído y susurró con suavidad y dulzura.

—Le gusta dormir contigo.

—A mi no me gusta dormir con el. —Murmuró el Omega.

—También dijo que le gustan tus ojos.

—Los de el dan miedo.

—Y tú voz.

—La suya me irrita.

—¿Por qué estás a la defensiva?

—¿Por qué? —Jungkook miró a Jiyook e inhaló profundamente. —Lo que


me pregunto es ¿Por qué sigo aquí, Jiyook?

La mujer frunció los labios.

—Jungkook, ustedes son una pareja ahora.


—No fue mi elección.

—Tampoco la suya, no eres el único que esta sometiéndose a un cambio,


Jungkook.

Jiyook no sonaba dura, sonaba suave, incluso comprensiva, pero Jungkook


estaba molesto y resentido, y solo pudo levantarse y alejarse de ella hasta el
tocador, molesto de que nadie lo entendiera.

—No veo que el se someta a alguno, lo que veo es que el actua como si ya
hubiese pasado por esto antes, como muchas veces.

—Jungkook...

—Quiero irme, no quiero estar aquí.

—¿Por qué no? —Jiyook no comprendía.

—Porque no y ya.

La mujer solo se levantó, algo cansada con la actitud de aquel Omega. Sin
embargo le sonrió, tendiéndole la mano cuando este la miró. Jungkook la
observó sin entender.

—Por ahora solo podrás ir al comedor. El desayuno está servido y


Taehyung debe estar ya molesto por esperar tanto. ¿No tienes hambre?
Vamos, debes comer y estar sano. Luego podrás continuar molesto con el
universo.

A cascarrabias Jungkook caminó hasta ella, dándole la mano para empezar


a caminar fuera de la habitación. Jungkook se sentía extraño vestido con
pantalones que no estaban rotos, con calcetines que mantenían sus pies
calientes y una camisa que podía asfixiarlo en cualquier momento según su
paranoia. Mientras caminaban por pasillos desconocidos para él solo pudo
ver lo rústico del lugar, pero también pudo ver la elegancia en los detalles.
La alfombra era muy linda, color vino y había mucho dorado en todos
lados. Llegaron hasta una puerta que Jiyook abrió, dejando que Jungkook
entrara primero.

—Saluda. —Le susurró por lo bajo.

El Omega visualizó al Alfa mirando por un ventanal, afuera estaba radiante


y las cortinas corridas y ventanas abiertas dejaban verlo. Taehyung miró a
Jungkook y viceversa. Taehyung vestía a blanco y negro como Jungkook,
pero vestía un saco sobre su camisa. Jungkook bajó la mirada, no
gustándole siempre estar bajo la suya, y suspiró pesadamente. Sintió un
pequeño empujó significativo de Jiyook en su espalda. Casi se muerde la
lengua al decir:

—Buenos días.

Taehyung torció una sonrisa y se alejó del ventanal, acercándose a


Jungkook.

—Buenos días. —Contestó en un asentimiento, como diciéndole que lo


había hecho bien. Jungkook sintió sus dedos tomar su barbilla para que
levantara su cabeza y lo mirara a los ojos. —Te ves precioso, ¿Por qué
bajas la cabeza? —Mientras Jungkook fruncía el ceño en confusión
Taehyung miraba tras él. —Gracias, Jiyook, puedes dejarnos solos.

—Los veré más tarde.

Jungkook miró tras el como aquella mujer se iba del que se suponía era el
comedor y los dejaba solos a ambos. O eso creyó Jungkook, había una
mujer más joven quieta en una esquina. Taehyung volvió a hablarle.

—¿Sientes vergüenza de algo?

—¿Eh? No. —Murmuró Jungkook y carraspeó para aclarar su voz.

—¿Por qué bajas la cabeza entonces? —Jungkook no respondió. —No lo


hagas, eres muy bonito para que bajes la cabeza.

—¿P-Por qué dices eso? —Casi reclama Jungkook, no entendiendo nada.

—Porque es verdad y quiero decírtelo. ¿Te has maquillado?

Jungkook negó: —No, yo no.

—Ah, seguro fué Jiyook.

El dorso del dedo índice ajeno pasó por ambas mejillas del Omega, luego
limpió algo de aquel brillo sobre sus labios y sin más Taehyung se inclinó
para besarlos. Jungkook retrocedió a penas se juntaron, limpiando estos y
mirando a Taehyung con los ojos bien abiertos. Sentía sus mejillas arder.

—¡N-No!

—¿Por qué no? —Taehyung alzó una ceja interrogante.

—Porque no. N-No quiero, es raro, se siente muy raro, no hagas eso. —La
voz del Omega tembló y gruñó por haber perdido la voz unos segundos. —
¡N-No me des besos! ¿Qué te pasa?
Taehyung, en lugar de decirle que no le gritara pareció divertido con
aquello, así que solo le tomó la mano y lo guió a una de las sillas de aquella
mesa de ocho asientos que se encontraba llena de comida y un jarrón con
rosas blancas. Mientras Taehyung se sentaba a la cabeza de aquella mesa,
Jungkook estaba en una de las sillas de los costados, a un lado de
Taehyung. El Alfa tomó un sorbo de jugo de naranja mientras la mujer que
permanecía siendo una silenciosa tercera en aquel lugar comenzaba a servir
comida en sus platos. Preguntaba a Taehyung si quería de eso o de aquello,
dejando cosas en su plato y luego colocando en el plato de Jungkook cosas
no tan relevantes.

—No, no quiero eso. —Jungkook se negó empujando con suavidad la


mano de la mujer. —No quiero esa carne.

—¿Por qué no? —Preguntó Taehyung llevando un trozo de algo a su boca.


—¿No te gusta el cerdo?

A Jungkook se le removió el estómago y sintió que podía vomitar de


continúar olfateándolo. Se le hizo agua a la boca y al mismo tiempo solo
quiso arrojarlo lejos.

—No.

—¿Qué desea comer? —Preguntó la mujer.

—No hace falta que me sirva, yo...

—No, no, no. —La mujer lo detuvo cuando quiso servirse por su cuenta. —
Yo lo hago, no lo haga, Omega Jungkook.

El pelinegro sintió algo extraño en su pecho, nunca lo habían


llamado "Omega Jungkook".

—Yo puedo.

—Jungkook.

El nombrado miró al rubio, su voz se teñía de cierta advertencia a la que


Jungkook no quiso obedecer, pero sintió que perdía una pelea que ni
siquiera empezaba cuando la mujer depositó pan en su plato junto a uvas y
queso. Jungkook frunció el ceño cuando le sirvió jugo y luego se retiró.
Miró la puerta incluso varios segundos después de que desapareciera tras
ella.

—¿Ella quién era? ¿Por qué no me dejó servirme?


—Porque es lo que ella hace, Jungkook, no deberías hacerlo tú.

Jungkook miró al contrario: —Pero puedo hacerlo yo. —Dijo obvio,


estirando su mano hasta tomar una manzana y mostrarla al Alfa. —¿Lo
ves? Ñam.

El Omega se llevó la manzana a los labios y abrió la boca, clavando sus


dientes en ella y escuchando como crujía al morderla. Saboreó el jugo y
cerró los ojos, el deleite fue inexplicable y gimió un poco amando su sabor.
¿Cuándo había sido la última vez que había comido una de esas? No lo
recordaba, oh si, hacía tiempo ya, con su amigo...

—Yugyeom.

—¿Quién?

Percatándose de su murmullo Jungkook miró a Taehyung. El mismo estaba


serio, con el tenedor a medio camino de llegar a su boca con una papá
hervida entre sus pinchantes puntas. Jungkook parpadeó indiferente a la
seriedad del momento.

—Hablé en voz alta sin querer.

—¿Quién es Yugyeom?

—Mi amigo.

—¿Amigo? —Taehyung soltó un pesado suspiro y bajó el tenedor a su


plato. —¿Desde cuándo? ¿Quién es?

—El Alfa del bosque, ese que me... —Jungkook cerró la boca enseguida,
volviéndola a abrir después. —¿A ti qué te interesa?

—Dijiste su nombre mientras soltabas un gemido. —Taehyung mostró su


colmillo superior derecho en desagrado. —Me interesa.

—Ugh, ¿Eso qué? Solo lo recordé por la manzana, el me da manzanas


cuando voy a su casa.

—Cuando ibas. —Lo corrigió el rubio.

—Si. No. —Jungkook negó cerrando sus ojos, queriendo golpearse por ser
torpe. —Cuando voy.

—¿Crees acaso que te dejaré ir a su casa alguna vez? Es un Alfa y tú un


Omega.
Jungkook se ofendió enseguida.

—El nunca me ha visto de esa manera que piensas.

—¿No? —Taehyung arqueó una de sus cejas. —Quizá eso crees.

—¿De qué hablas?

—De que espero no hayas pasado demasiado tiempo solo con el.

El Omega infló sus mejillas con rabia.

—¿O qué? ¿Cuál es el problema? —Jungkook rodó los ojos. —Ni siquiera
lo conocías, ni siquiera lo conoces o me conoces, no sabes nada de
nosotros.

Taehyung miró de mala gana a Jungkook mordisqueándose el labio inferior


para mantenerse entretenido unos segundos. Respiró con profundidad
entonces, pareciendo querer calmar cualquier cosa en su interior.

—No te refieras a el con un "Nosotros".

—¿Por...?

—Y deja de cuestionarme. —Casi espeta interrumpiéndolo.

Jungkook pareció quedarse sin palabras un momento. Luego sin más sus
palmas goleparon la mesa aterrizando a cada lado de su plato, sus labios se
fruncieron y gritó con fuerza.

—¡De igual forma tu no puedes decidir nada! Si yo quiero ir a su casa iré, y


siquiero yo...

—Tu nada. —Volvió a interrumpirlo el Alfa. —No vas a verlo de nuevo.

—¡Es mi amigo, no tuyo, no puedes...!

—Si, si puedo. —La mano de Taehyung golpeando la mesa con fuerza lo


hizo saltar en su lugar asustadizo. —¡Y deja de gritarme si no quieres que
lo busque y lo ahorque!

Jungkook se mordió la lengua solo porque sabía bien que el podía hacerlo
si así lo quería, porque si aquel hombre había sido capaz de matar a sus
padres y abuelos podía matar fácilmente a Yugyeom...O a el.

La puerta se abrió y dejó ver a alguien, un pelinegro con sonrisa amable


que Jungkook quiso romper por alguna razón cuando avanzó hacia ellos
portando un libro en sus manos. Bien vestido, bien peinado, muy bonito y
poco fiable para el Omega. Hizo una reverencia.

—Majestad.

—Justo a tiempo. —Dijo Taehyung como si estuviese poco interesado en el


hombre, pero agradecido de verlo. —Jungkook saluda.

—¿Por qué sigues ordenándome cosas? —Casi gruñe el Omega pelinegro.


—Yo sé saludar...

—También sabes ser un odioso irrespetuoso, así que saluda y cállate.

Jungkook se cruzó de brazos y miró al hombre portador del libro. Acarició


la parte posterior de sus dientes con su lengua antes de forzarse a decir.

—Buenos días.

—Buenos días, Omega Jungkook. Soy Kyungsoo, su tutor.

Jungkook se mantuvo en silecio, luego por alguna razón desconocida que le


causó gracia rió, mirando a Taehyung con diversión ante la situación. El
Alfa no rió, a lo que Jungkook disminuyó su risa leve.

—Es gracioso.

—No era un chiste. —Dijo el rubio.

Jungkook frunció el ceño mientras Taehyung tomaba una servilleta y se


limpiaba los labios. Jungkook pasó su lengua por sus labios y frunció el
entrecejo sin comprender.

—¿Ah, no?

—No. —Respondió aquel llamado Kyungsoo, al parecer algún Omega


dedujo Jungkook por su aroma. —Trabajaremos juntos de ahora en
adelante cada día ¿No estás emocionado? Mejoraremos su comportamiento,
sus modales, su habla...

Jungkook parpadeó al Omega que le sonreía y giró su cabeza lentamente en


dirección a Taehyung, el cual continuaba comiendo. Lo señaló con la
manzana en la mano y le habló.

—¿Totor?

—Kyungsoo es el Omega de uno de los Alfas del consejo. —Explicó el


rubio.
—¿El qué? —Jungkook negó. —Pero no entiendo ¿Para qué yo quiero un
totor?

—Por la misma razón la cual pronuncias "Totor" en lugar de "Tutor". —


Intervino el Omega de pie.

Jungkook lo miró mal: —No hablo contigo.

—Jungkook. —Advirtió Taehyung. —Compórtate.

—Si es insolente, Majestad. —Suspiró Kyungsoo asintiendo. —Tiene


razón, mucha razón.

—Kyungsoo te enseñará a ser un buen Omega, Jungkook. —Continuó


Taehyung cuando el mismo lo miró. —Aprenderás rápido con el, confío en
que hará un buen trabajo contigo.

—¿Un buen trabajo conmigo? —Murmuró Jungkook algo impresionado


por todo aquello. —Yo no necesito esto.

Jungkook sintió un empujón leve en su hombro que lo hizo mirar a


Kyungsoo. El mismo lo empujó levemente contra la silla.

—Derecho. —Ordenó.

Jungkook ahogó una risa de ironía.

—Es broma, ¿Verdad, Taehyung? El no está aquí por eso ¿Verdad?

—Empiezas después de desayunar.

El pelinegro en la silla mantuvo su boca abierta, indignado ante tal cosa.


Buscó la mirada de Taehyung hasta que este le prestó su atención de nuevo.

—¿Si?

—Eh, ¿No? —Preguntó molesto. —No voy a hacerlo.

—No te he preguntado.

—Si, ese es el problema.

—No es un problema para mi. —El Alfa tomó su jugo y un respiro. —


Calla y come.

—No, es que...
—He dicho que comas, Jungkook.

—No quiero comer, quiero que me escuches. —Pidió el Omega entre


dientes, sintiendo sus mejillas arder por la rabia contenida. —No quiero...

—Jungkook.

El nombrado miró al Omega Kyungsoo con molestia, haciendo una mueca


de querer matarlo ahí mismo al escuchar su llamado, casi retorciéndose de
rabia cuando el mismo también le dió una orden.

—Obedece a tú Alfa.

—¡El no es mi Alfa, es un loco con problemas!

Jungkook se encogió en su lugar cuando de manera inesperada Taehyung


se levantó de la silla, arrastrándola lejos con su levantamiento y
acercándose a el para tomarlo del brazo. Jungkook logró escabullirse,
levantarse y alejarse lo suficiente, aunque no por demasiado porque lo
alcanzó enseguida y apretó su brazo con fuerza.

—M-Majestad, no se apresure a los castigos, es ignorante, recuerde que


debe aprender. —Habló Kyungsoo.

"Los castigos" Pensó Jungkook. "¿En qué estoy metido?"

Entonces un voz invadió también sus pensamientos, fue aterrador mientras


veía los ojos azules del Alfa.

"Si vuelves a faltarme el respeto voy a azotarte hasta que no sientas tu


trasero ¿Me entiendes?".

Jungkook ni siquiera tuvo tiempo de responder, Taehyung lo soltó tan


bruscamente que casi se desestabiliza y cae al suelo. Caminó al ventanal e
hizo un gesto con su mano.

—Llévatelo, empiecen ya. Dime si te causa problemas y me encargaré yo


mismo de él.

Kyungsoo hizo una reverencia: —Si.

Sin más tomó a Jungkook del brazo y lo arrastró fuera de aquel comedor.
Alfa y Omega de dieron una última mirada antes de que la puerta se
interpusiera entre ellos. Jungkook se encargó de dejarle claro a través de
sus ojos que el no iba a ceder a nada.
[[🐺]]
¿Nunca les presenté a Jiyook?
¡Producción!
❝Cinco❞
Alessia Cara — Scars to your Beautiful.

—...Entre lo que recién nombré, ¿Qué te agrada más? Podemos empezar


con ello y luego agregamos más y más cosas, ¿Qué dices, Jungkook?

El nombrado parpadeó notablemente alterado, pues no había estado


prestando atención a lo que había dicho el Omega frente a el. Sus labios se
separaron cuando buscó las palabras que llenaran el silencio expectante y
frunciendo el ceño dijo lo primero que se le ocurrió.

—¿Cómo dices?

Kyungsoo tomó un respiró y exhaló con suavidad, perdiendo la mirada en


algún punto en una pared lejana.

—Historia será. —Murmuró, sus manos se juntaron y dió un par de


aplausos. —Bien, podemos empezar leyendo unos buenos libros que...

—¿Libros? —Interrumpió el Omega.

—Libros. —Kyungsoo se alejó hasta una pequeña mesa cercana en donde


reposaban los mismos. —¿Escuchaste algo mal?

—No, te escuché.

—Bien, entonces empecemos.

Jungkook se removió en su lugar y se cruzó de brazos hundiéndose en su


asiento. Pasó su lengua por su labio superior y resopló luego molesto.
Ignoró lo que aquel Omega decía y empezó a pensar en como podía salir de
ahí sin ser atrapado por Kyungsoo o el Alfa mandón que eres Taehyung.
Mientras pensaba, el Omega Kyungsoo había dejado un libro frente a el.

—Una hora de historia y luego una hora de literatura.

—¿Eh?

—Jungkook, concéntrate. —Pidió Kyungsoo. —A ver, dime la historia de


los hombres lobo.

Jungkook congeló su expresión.

—Yo...
—No sabes ¿O si?

—¿Es... Importante?

—Es importante. —Asintió Kyungsoo. —La historia nos ha llevado hasta


aquí, es lo que somos. Los cambia formas ya existían desde hace muchos,
cientos y cientos de años, pero no era comunes, eran considerados solo un
mito, unos monstruos. —Kyungsoo explicó. —Cuando los simples
humanos los descubrían los asesinaban, es por ello que vivían ocultos.

—Ah. —Jungkook fingió interés.

—Hubo levantamientos, los Kim hicieron el principal grito de guerra, y


poco a poco los simples humanos desaparecieron del mundo y solo los
cambia formas permanecieron, esto gracias a que los simples humanos
fueron cambiados a la fuerza.

—¿No son los betas simples humanos?

—No, incluso los Betas tienen parte lobuna, solo que esta permanece hasta
que cumplen los diez años. —Explicó el Omega tomando el libro. —Todos
podemos ser lobos, convertirnos en ellos hasta que cumplimos diez años, a
partir de ahí no lo hacemos hasta presentarnos. Si luego de los diez años, a
eso de los doce o trece, no te presentas como Alfa u Omega serás Beta y
significa que tú parte lobuna ha desaparecido.

—¿No lo convierte eso en simple humano?

—No, solo en Beta.

Jungkook frunció los labios.

—Oh. ¿Qué pasaría de haber más humanos? Es decir ¿Cómo saben si solo
es simple humano o Beta?

—Los Betas tienen olor, un aroma muy suave, como a vainilla, muy muy
leve y solo los Omegas y Alfas puedes olerlo —Kyungsoo rodó los ojos. —
No hay más simples humanos.

—Y los Betas ¿Odian a los lobos?

—¿Qué tipo de pregunta es esa?

Jungkook frunció los hombros y apartó la mirada a una decoración lejana.

—Solo pregunto.
—Bueno, supongo que está bien, de igual forma es hora de historia. —
Murmuró Kyungsoo pasando las hojas del libro en sus manos mientras su
ceño se fruncía.

Jungkook se mordió el labio inferior mientras subía sus codos a la mesa,


reposando su cabeza entre sus manos, pensando y pensando en como podía
escapar. Pero nada le venía a la cabeza y lo hacía sentir estúpido. Sintió un
empujón en sus brazos y salió de sus pensamientos molesto de que lo
tocaran.

—Baja los codos de la mesa.

—¿Y eso por qué?

—Porque es de mala educación, bájalos.

Jungkook lo miró de mala gana, no obedeciendo su orden y haciendo una


mueca. Kyungsoo cerró el libro luego de varios segundos.

—Creo que mejor empezamos con los modales.

—Seguro tienes mucho que enseñarme. —Dijo Jungkook de manera falsa y


arrogante —¿Algo en especial?

Jungkook sentía que algo dentro de el crecía, mucho y demasiado rápido, y


no era nada bueno porque no se sentía nada bien, se sentía como si pudiese
golpear muy fuerte algo que pudiera romperse.

—Quizá obediencia.

—¿A ti? —Casi ríe Jungkook, intentando mantenerse en calma.

—Y a tú Alfa.

El contrario tomó un respiro pronfundo, su rostro se congeló en una


expresión de rabia contenida. Mordió el interior de su mejilla derecha y
rodó los ojos.

—No es mi Alfa.

—Primera regla, Jungkook. No lo niegues o rechaces. Herirás su orgullo,


aquello que hiciste en el comedor estuvo muy, muy mal.

Jungkook giró su cabeza para no ver la cara del Omega que, al parecer,
tenía mucho que decir.
—Yo hago lo que quiera. —Aseguró el.

—No puedes, no, no, no. Quizá antes, pero ya no, debes obedecer a tú Alfa.

—¿Por qué? —Alzó la voz.

—¿Por qué debería obedecerlo?

Kyungsoo frunció los labios y suspiró pesadamente, colocando sus manos


en su rodilla y mirando al Omega con poco entendimiento.

—Porque es tú Alfa. Tu Alfa sabe que es lo mejor. —Aseguró Kyungsoo.


—Por eso es bueno obedecerlo, mira, si haces enojar a un Alfa...

—Me golpean, eso ya me queda claro.

Kyungsoo parpadeó: —No, ellos solo te dan castigos, para que aprendas
del error que has cometido. No hay una golpiza, no es algo realmente...

—¿Viste como Taehyung me tomó del rostro? —Lo interrumpió Jungkook


inclinándose para acercarse a el.

—Le faltaste el respeto, además de claro hacerlo en frente de mi.

—¿Por qué debo dejar que me golpee?

—Es solo...

—El podría matarme.

—¡Jungkook! —Exclamó Kyungsoo algo aturdido por las rápidas


preguntas. —¿Podrías calmarte? No voy a entrar en una discusión contigo
sobre este tema, sé como comportarme, así que yo no recibo castigos, pero
los recibí un par de veces y no fue horrible. Todo depende de tu Alfa y su
relación, quiero decir...

—El es un monstruo.

Kyungsoo se levantó de su asiento demasiado estresado de repente,


caminando lejos de la mesa y elevando sus manos sobre su cabeza.

—Eres imposible, Jungkook.

—Bueno, puedes largarte, yo no quiero esto.

Kyungsoo lo miró.
—¿Cómo es que no sientes los efectos? Es tu predestinado.

—Quizá no lo sea, yo no siento nada. —Jungkook hizo un gesto desdeñoso


con su mano. —Será cuestión de tiempo para que Taehyung se de cuenta
de que esto nofuncionará jamás. Jamás. Entonces me iré del castillo y
seguiremos con nuestras vidas.

—Ni siquiera lo intentas.

—¿Por qué intentar algo que no quiero?

—¿Por qué no querrías? —Preguntó Kyungsoo confundido. —Es Kim


Taehyung, es el Rey de Seoul, probablemente, y que no me escuche mi
esposo, es el Alfa más deseado de Seoul.

—Mató a su familia, ¿Qué se supone que queda para...?

Jungkook soltó un respingo cuando la mano de Kyungsoo cubrió su boca y


lo miró con preocupación y riña. Jungkook estuvo a punto de empujarlo
cuando la voz de un Alfa conocido resonó en la habitación.

—Déjalo que siga hablando, quiero saber que dice.

Jungkook miró por sobre su hombro liberándose de Kyungsoo y


encontrándose con Taehyung de pie frente a la puerta. El Alfa avanzó a
pasos lentos y tranquilos hasta el, Jungkook ni siquiera se intimidó, solo se
limitó amirarlo. Los ojos azules examinaron su rostro y relamió sus labios
rosados con serio semblante.

—¿Qué decías, Jungkook? —Le preguntó. —No escuché del todo bien.

Jungkook pudo imaginarse como Kyungsoo se estaba tragando las palabras


que seguramente querría que Jungkook dijera, como una disculpa ridícula o
alguna tontería para que Taehyung no se ensañara con el, pero no diría
nada más que lo que quería decir.

—Que mataste a tu familia. —Repitió sin dejar de verlo a los ojos. —Y si


hiciste eso, ¿Qué puede quedar para mi

Taehyung lo miró fijamente y sin expresión unos largos segundos,


Jungkook le sostuvo la mirada para demostrar que no estaba nada
arrepentido de lo que había dicho. Pero al cabo de que pasaban los
segundos, Jungkook se sentía algo preocupado y ansioso al no obtener
respuesta, incluso un poco extrañado, anticipando cualquier acción y
esperándola con el cuerpo tensó y las manos sosteniendo duramente el
espaldar de aquella silla en la que sentaba. El Alfa levantó su mano,
Jungkook creyó que lo abofetearía así que se tensó aún más notablemente y
cerró los ojos solo un par de segundos. Estuvo confundidocuando
Taehyung solo llevó su mano hasta el lado izquierdo de su rostro y acunó
su mejilla, sus largos dedos acariciando parte de su cabeza bajo su cabello,
caricias que hicieron a Jungkook temblar un poco. El pulgar ajeno acarició
su pómulo con suavidad, moviéndose de arriba a abajo y pronto
deslizándose hasta sus labios, los cuales también se encargó de acariciar.
Jungkook profundizó su entrecejo fruncido, parpadeó varias veces cuando
Taehyung entreabrió sus labios con su pulgar y los delineó. El rubio se
inclinó, acercándose a su rostro sin dejar sus caricias, mirando los labios
del Omega, rozando su nariz con la suya. Jungkook estaba casi paralizado
en medio de la confusa expectativa.

Taehyung suspiró sobre sus labios antes de mirarlo a los ojos. Jungkook se
perdió en el azul de su mirada, como si se ahogara en ella, como si pudiese
simplemente...Parpadeó cuando el pulgar ajeno presionó dentro de su
bocay luego se retiró.

—Exacto, cariño. —Susurró el Alfa. —Deberías planteartelo.

—No te tengo miedo. —A penas susurró Jungkook.

Taehyung lo miró casi con diversión, sus labios curvaron una sonrisa
torcida y su pulgar tiró de su inferior hacia abajo.

—Veremos.

Sin más que decir empujó sus labios contra los del Omega muy suave y
decididamente. Jungkook solo pudo sentir la suavidad de los contrarios,
tembló cuando sintió su lengua barrer su labio superior antes de que
presionara de nuevo y se alejara por completo. Jungkook no supo que
contenía el aire hasta que exhaló e inhaló casi desesperado por respirar.
Miró a la nada mientras recuperaba el aliento, temblando como si tuviese
frío y desorientado. Taehyung lo dejó de lado y avanzó hasta Kyungsoo.

—¿Qué ha pasado hasta ahora?

—Lo mejor será iniciar con las reglas de protocolo y modales. Jungkook.
—El Omega se giró con lentitud ante el llamado. —Lee las reglas en voz
alta, enumeralas y habla con pausa. Ten.

El libro abierto fue dejado frente a el. El pelinegro identificó garabatos y


garabatos, todos confusos y de extrañas formas inexplicables que se
extendían en líneas rectas de infinito dolor de cabeza. Se relamió los labios
aún sin salir de su transe anterior.

—Y-Yo...
—Ahí no dice "Yo". —Lo corrigió Kyungsoo.

—No, claro que no. —Murmuró Jungkook incómodo, algo perdido y


desorientado.

—Número uno, ¿Qué dice la regla número uno?

Jungkook parpadeó y apartó la mirada.

—N-No lo sé.

—No me digas que no sabes leer.

Jungkook lo miró: —No.

—¿No qué?

—No se hacerlo.

La forma en la que Kyungsoo lo miró lo hizo sentir inferior, tan inferior


que tuvo que ver a Taehyung a los ojos, el cual lo miraba también en
silencio, cosa que lo hizo sentir avergonzado y sonrojado a pesar de que no
tenía expresión alguna de disgusto o rechazo.

—Y-Yugyeom iba a enseñarme, p-pero yo...El...

Sus mejillas ardieron, se cuestionó a si mismo porque demonios estaba


explicando sus razones, sin embargo continuó sin poder detenerse.

—... Está trabajando, y n-no me gusta molestarlo mucho, es que...

—Esto será mucho más difícil de lo que creí. —Murmuró Kyungsoo


masajeando sus sienes. —No sabe leer, quizá no sabe ni escribir su nombre.

Jungkook bajó la cabeza demasiado avergonzado, el calor en su rostro fue


demasiado para molestarlo y sus manos empezaron a temblar en
nerviosismo. ¿Por qué se sentía humillado? ¿Por qué no solo los enviaba al
diablo? Se sentía horrible y juzgado. Se levantó de golpe arrastrando
sonoramente la silla y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Jungkook, vuelve. —Pidió Taehyung. —Jungkook.

—Cállate. —Espetó el Omega antes de abrir la puerta y salir.

Se cubrió el rostro tomando un respiro y comenzó a caminar por aquel


pasillo, queriendo desaparecer de la vista de cualquier persona. Cuando
miró por donde caminaba se fijó en unas escaleras, entonces corrió hacia
ellas, bajando lo más rápido que podía. El castillo era enorme, las escaleras
parecían no terminar, el espiral para bajarlas lo mareaba. Desde arriba
escuchó el llamado de un Alfa haciendo eco.

—¡Jungkook!

Sintiéndose atrapado al no terminar de bajar jamás solo eligió al azar un


lado del pasillo por el cual correr en busca de algún escondite. Corrió con
la respiración agitada y el cuerpo tembloroso por su humillación, su vista
quedó repentinamente nublada por lágrimas calientes que picaban sus ojos.
Vió una curva y solo cruzó, sorprendiéndose al chocar contra alguien que
gritó de miedo y cayó al suelo junto con el. Jungkook parpadeó derramando
sus lágrimas y sintiendo el dolor en su brazo por caer sobre el. El mareo lo
invadió al sentarse en el suelo.

—¿Estás bien? —Preguntó una voz grave y preocupada. Jungkook dió las
gracias a no haber respondido, porque después de todo no era con el.

—Si, creo. —Respondió aquel con el que había tropezado, un rubio con
rostro aniñado que era levantado del suelo por un pelinegro alto. —Solo me
lastime la espalda baja.

Jungkook miró como el alto pelinegro miraba la retaguardia de aquel rubio


Omega y comenzaba a sacudir la suciedad inexistente con su mano. El
Omega lo miró y se sintió muchísimo más avergonzado.

—L-Lo siento mucho.

—No te preocupes, no pasó nada. —El le sonrió con ojos amistosos, su


aroma a cerezas, sandía y guayabas llegando a Jungkook de forma suave.
—¿Quién eres?

—J-Jungkook.

—Oh, tú eres Jungkook. —El Omega sonrió más. —Jiyook me ha hablado


mucho de ti. Ven, levántate.

Jungkook aceptó las manos que lo ayudaban a ponerse de pie y agradeció.


El Alfa pelinegro detrás del rubio Omega lo miró duramente.

—¿Por qué corres en los pasillos? Pudo pasar algo grave.

—Sehun, no pasó nada. —Restó importancia el Omega. —Estoy bien.

Jungkook hizo una mueca de vergüenza y dió un paso atrás. El Omega lo


miró aún sonriendo.
—Soy Baekhyun, un gusto conocer al Omega del Rey.

—No soy su Omega.

Baekhyun rió divertido.

—Esta bien. Este es Sehun. —Señaló al hombre que se colocaba a su lado


y lo miró con brillantes ojos de felicidad. —A que yo si soy tu Omega,
cariño.

El pelinegro rodó los ojos y negó.

—Baekhyun, compórtate.

—Yo también te amo.

Jungkook lo miró extrañado, no parecía afectado por la indiferencia del


Alfa y aún lo veía con ojos brillosos. El rubio lo miró a el y sin poder
evitarlo tomó su rostro entre sus manos, a lo que Jungkook abrió sus ojos
en demasía.

—¿Por qué estás llorando? —Con sus pulgares limpió las mejillas mojadas.

Jungkook frunció los labios, recordando las cosas anteriores y queriendo


echarse a llorar con fuerza.

—Quiero ir con Jiyook. —Dijo. —¿Me llevarías con Jiyook?

Baekhyun asintió y miró al Alfa, soltando el rostro ajeno y acercándose al


pelinegro.

—Lo llevaré ¿Te importa?

—No. Yo iré con Taehyung, hay reunión del consejo esta tarde y debemos
organizar ciertas cosas.

—Entonces te veré más tarde. —Baekhyun se colocó de puntillas y besó


castamente los labios finos y rosados del Alfa. —Hasta pronto, te amo.

El Alfa no contestó, se limitó a asentir e irse por donde Jungkook había


llegado. Baekhyun miró al Alfa hasta que desapareció en la curva,
Jungkook se alarmó al escuchar al Alfa hablar a lo lejos.

—Hola, Taehyung.

—Sehun. ¿Has visto a mi Omega? Uno pequeño que anda corriendo por
ahí.
—Está con Baekhyun. Hay unas cosas que debemos cambiar antes de que
llegue el consejo.

Jungkook sintió como el Omega tomaba su mano y tiraba de el con una


sonrisa.

—Vamos, te llevaré con ella. Está aquí cerca, no estará contenta si te ve


llorando.

Jungkook asintió y comenzó a caminar junto a el, queriendo tomar la


mayor distancia posible entre Taehyung y el.

[[🐺]]
Baekhyun y Sehun
❝Seis❞
Carousel — Melanie Martinez.

—No te pongas así de triste, yo puedo enseñarte a leer. —Se ofreció


Baekhyun. —¡Es fácil! Ya verás como aprendes rápido.

—¿Si?

—Claro que si. —Asintió el rubio Omega. —Déjame retocar tu maquillaje,


se ha corrido con tu llanto.

—No demasiado. —Lo detuvo Jiyook cuando este corrió al tocador. —


Sabes bien que no debería usar mucho.

—Ya lo sé, entendí.

Jiyook salió del armario y miró al Omega rubio con duda.

—¿Cómo que entendiste?

—Sehun me regañó cuando el otro día exageré.

—¿Por qué te regañaría? —Preguntó Jungkook con molestia. —¿Qué


tiene?

—En las casas de placer se maquillan demasiado. —Explicó Baekhyun. —


Entonces nuestros Alfas no quieren que nos relacionen con los Omegas que
venden sus cuerpos por algunas monedas.

Jungkook se sonrojó: —¿Qué?

—¿No sabías sobre las casas de placer? Están muy ocultas, casi
inaccesibles al menos que conozcas a las personas correctas.

—No sabía que las personas vendían su cuerpo. —Murmuró Jungkook. —


¿Se puede?

—Bueno, no deberían. —Sonrió Baekhyun volviendo a la cama con un


frasco. —Está mal, ni siquiera lo pienses. No querrías que te relacionen con
esas personas ¿Verdad?

—No. —Jungkook negó. —No quiero.


Jungkook se dejó hacer por aquel Omega cuando empezó a colocar
pequeños toques de polvo en su rostro, observando a Jiyook cruzarse de
brazos frente a ellos.

—¿Solo te fuiste y ya?

—Es que no quería quedarme ahí.

—¿Y Taehyung te siguió?

—Huí, quería estar solo. —Explicó Jungkook.

—Esta con Sehun ahora, tienes un buen rato. —Aseguró Baekhyun


volviendo al tocador y dejando el frasco de lado. —Luego podrás volver y
pedirle disculpas.

—¿Por qué debería pedirle disculpas? Eso es ridículo.

Baekhyun lo miró extrañado, volviendo a él y quedándose de pie.

—¿Cómo? Te has mal comportado.

Jungkook miró a Jiyook y a Baekhyun como si estuviesen locos, porque el


realmente no podía estar mal ¿O si? El no había hecho nada malo, aquel
Omega lo había ofendido y lo hizo sentir mal, y Taehyung... Taehyung no
había hecho nada malo, más que besarlo, eso era lo único que le enojaba
porque ellos no tenían nada amoroso.

—Yo no he hecho nada malo. —Dijo seguro.

Baekhyun elevó una de sus cejas y desvió la mirada, negando y frunciendo


sus hombros.

—Bueno, si yo hiciera lo que tú hiciste Sehun me castigaría.

—¿Dejás que te golpee? —Preguntó Jungkook mirándolo mal.

—¿Yo cuando mencioné golpes? —Jungkook cerró la boca y Baekhyun


continuó. —La última vez dormí solo cuatro días.

—¿Qué hiciste? —Rió Jiyook empezando a limpiar el tocador.

—Es ese chico de la floristería, cree que pasa algo con el. —Contó. —Y
obviamente no pasa nada, pero el otro día estaba ahí comprando unas rosas
y no sé como ocurrió, solo me iba a caer y el me sostuvo de donde pudo.
—Baek, no me digas que te toco el trasero. —Pidió Jiyook, a lo que el
Omega rió. —¡Baekhyun! ¿Cómo lo permitiste?

—Solo pasó, me sostuvo del brazo y de mi trasero, de otra manera me


hubiese quebrado la espalda.

—¿Y el lo vió?

—¡Alguien le dijo! —Exclamó entre molesto y divertido. —No se quien


fue, pero eso me dió demasiados problemas, principalmente porque yo no
le dije primero.

—Debiste contarle. —Dijo Jiyook.

—Lo sé.

Jungkook se sintió incómodo en medio de una conversación de Omega,


Beta y Alfas, porque no sabía que opinar o siquiera si debía hacerlo. Se
limitó a ver sus manos mientras el par continuaba hablando y limpiando la
habitación. Jungkook miró la puerta y suspiró, no gustándole la idea de
tener que enfrentarse al Alfa más tarde. ¿Lo castigaría dejándolo dormir
solo? Porque eso definitivamente sería un tipo de recompensa para
Jungkook. Por momentos pensó en lo que dijo Baekhyun y quizá, tal vez,
había sido un poco grosero al irse de aquella manera y también por
ordenarle a Taehyung callar sin razones. Tal vez si le debía una disculpa al
Alfa, pero cuando lo pensaba se miraba a si mismo preguntándose que
demonios le pasaba, porque Kim Taehyung era el enemigo, era con el que
tenía que luchar para salir del castillo. Sin embargo Jungkook se encontró a
si mismo teniendo su propia lucha interna, como si discutiera con alguien
sobre aquello, como si peleara contra algo. ¿Acaso era su lobo insistiendo
en que pidiera disculpas?

—Ya será hora de almorzar, vamos Jungkook.

El nombrado subió la mirada.

—¿Qué?

—Taehyung debe estar esperando en el comedor, ¿En qué piensas? —


Preguntó Jiyook con su al parecer usual sonrisa. —¿Estás bien?

Jungkook negó mientras se levantaba.

—Si, estoy bien.

—Yo terminaré de limpiar aquí, tu llévalo al comedor, Baekhyun.


—Si, Señora. —Asintió el Omega. —Nos vemos.

—Hasta pronto. —Se despidió ella.

Jungkook y Baekhyun caminaron fuera de la habitación, caminando por el


pasillo juntos a paso tranquilo. Mientras pasaba el tiempo Jungkook
continuaba discutiendo con su lobo, que al parecer parecía querer
empujarlo a hacer lo que no quería hacer. Al estar muy cerca del comedor
Baekhyun lo tomó de la mano y lo detuvo, dándole de pronto un beso en la
mejilla que lo desestabilizó unos momentos. ¿Era acaso muy normal dar
besos inesperados? Porque el no se había intercambiado besos con nadie
nunca en su vida.

—Ya me voy, nos veremos otro día. —Se despidió el rubio.

—¿Cómo? ¿A dónde vas?

—A mi casa, solo vine a traer algo de Sehun. No le gusta que venga todos
los días, así que nos veremos después.

Baekhyun le soltó la mano y se alejó un poco, deteniéndose un momento


para decir algo más.

—No hagas enfadar a tu Alfa, ¿Si? Ambos son muy difíciles y si ninguno
cede será un caos. ¡Adiós!

Jungkook puso mala cara en cuanto se quedó solo en medio del pasillo,
mirando a unos guardias que vigilaban y bufando al aire. De pronto y por
alguna razón algo se oprimió en su pecho y sintió un poco de miedo de
encontrarse solo con Taehyung. Ah, como odiaba aquel día. Sin pensarlo
demasiado entró al comedor casi de manera tímida, con la cabeza gacha
mientras abría y cerraba la puerta. Tomó aire antes de levantar la cabeza y
acercarse a la mesa, en donde Taehyung se encontraba ya sentado en su
asiento como la cabeza del castillo, la cual ya era. Miró a Jungkook con
profundos ojos azules y el pelinegro solo pudo acercarse a paso lento.

—Buenas tardes. —Murmuró casi en tono de pregunta, demasiado


incómodo.

Taehyung no le contestó, así que sacó la conclusión de que estaba molesto


con el. Se acercó hasta el puesto que había utilizado a la hora del desayuno
y se sentó juntando sus manos sobre su regazo, jugando con sus dedos y
mirando el plato vacío frente a el. De nuevo comenzaba a tener una lucha
interna con su lobo, solo que sin siquiera poder pensarlo dos veces habló de
nuevo, lo suficientemente alto como para que el Alfa escuchara.

—Lo siento.
—¿Qué sientes? —Preguntó Taehyung aún mirándolo con aquella cara
molesta.

—Haberme ido. —Dijo, luego se mordió el labio inferior con fuerza,


necesitando, pero no queriendo continúar con sus disculpas. —Fue... No sé.
—Se interrumpió a si mismo.

Esperaba que hubiese sido suficiente, porque el no quería continúar


diciendo tonterías por culpa de un lobo que no había sentido nunca.
Taehyung continuó mirándolo, pero algo se suavizó en su mirada a la hora
de hablar de nuevo. El rubio se inclinó hacia el y murmuró.

—Yo realmente no quiero castigarte, Jungkook. —Le dijo como si fuera un


secreto. —Agradezco que te disculpes, pero debes dejar de ser grosero.

El Omega se mordió la lengua en lugar de salir con alguna de sus negativas


desafiantes, después de todo comenzaba a pensar en lo que el Omega
Baekhyun había dicho, si ninguno cedía sería un caos y Taehyung no lo
haría, Jungkook podía sentirlo, porque además de ser un Alfa Taehyung
parecía ser muy orgulloso y poco flexible. Además también comenzaba a
pensar en que si para el mal comportamiento había castigos, para el bueno
debían haber recompensas ¿No? Jungkook debía ser astuto. Se limitó a
asentir ante las palabras de Taehyung, a lo que el Alfa se acomodó en su
lugar y lo miró unos segundos antes de estirar su mano y levantar el
mentón del pelinegro.

—No bajes la mirada, ya no estés avergonzado.

—Si. —Asintió Jungkook tenso en su lugar.

—Aprenderás a leer, Kyungsoo te enseñará así que no te preocupes por


eso.

Jungkook sintió aquello como un golpe en el estómago, recordarlo no le


gustaba.

—Si.

—Luego de aprender a leer aprenderás muchas más cosas.

—Si.

Taehyung miró a Jungkook mientras arreglaba su servilleta sobre su


regazo.

—¿Qué te sucede?
Jungkook lo miró sin expresión específica.

—Nada.

El Alfa sabía bien que era mentira, pero lo dejo tranquilo. Permitió que
llevaran el almuerzo y empezaron a comer. Jungkook tenía mucha hambre,
pero mientras Taehyung iba por la mitad de su plato el ni siquiera había
tocado la comida, estaba muy metido en sus pensamientos como para tomar
un cubierto y comer. Taehyung lo miró mientras masticaba un trozo de
carne.

—¿Por qué no comes?

—No tengo apetito.

—Sigues muy delgado, ¿No te provoca nada?

Jungkook miró al rubio. Le provocaba algo, pero nada tenía que ver con
comida. Había estado pensando en que pasaba si pedía algo muy
amablemente, con voz tranquila y sin intenciones de pelear. ¿Sería un buen
momento aquel?

—Taehyung. —Llamó bajito.

El Alfa asintió: —¿Si?

—¿Siempre sueles dormir desnudo?

—Si, te lo dije. —Asintió el pinchando un vegetal verde.

—¿No te incomoda?

—No. —Taehyung tomó su copa y bebió de ella, alzando una ceja am


dejarla de nuevo en la mesa. —¿Por qué? ¿Te gustaría dormir desnudo?

Jungkook sintió un sonrojo en sus mejillas, se abstuvo de decir algo


insultante y mantuvo su expresión.

—Y-Yo...

—Por mi no hay ningún problema si eso quieres, si te sientes cómodo


haciéndolo.

Jungkook se relamió los labios y pensó en ello, dándole vueltas sin querer,
pero no había manera de que el durmiera desnudo en la misma cama que
Taehyung.
—¿Te importa mi comodidad? —Preguntó Jungkook un poco más bajo,
sintiéndose muy inseguro de a donde se dirigía la conversación.

—Quiero que estés cómodo.

Los cubiertos que sostenía Taehyung resonaron contra el plato, el Alfa


llevó otra porción de comida a su boca y Jungkook lo miró mientras lo
hacía. Hizo un sonido pensativo sin querer.

—¿Me dejarías dormir en otra habitación?

Taehyung miró a Jungkook con el ceño fruncido, dejó de masticar y bajó


sus cubiertos al plato.

—¿Qué?

—Me sentiría cómodo durmiendo solo, no me gusta que estés desnudo


mientras estás durmiendo conmigo. —Dijo. —Sería mejor si me quedo en
otra habitación. —La expresión de Taehyung no le gustó para nada, así que
se apresuró a decir. —Dormir contigo no me gusta, no suelo dormir con
alguien y es extraño, más si duermes desnudo. Si me quedo en otra
habitación será mejor para que ambos...

—¿Ambos? —Taehyung negó. —Yo no me siento incómodo durmiendo


contigo, por el contrario.

—Es que a ti te gusta dormir desnudo y yo...

—Jungkook. —Lo interrumpió. —Te estás pasando de listo, ¿Crees acaso


que no lo noto?

El Omega miró su plato, mordiéndose la lengua y maldiciendo en su mente.


Que Alfa tan difícil, tan, tan difícil. ¿Por qué debía ser el más listo?

—¿Qué te hace creer que dormirás en otra cama? En otra habitación que no
sea la nuestra.

Jungkook mantuvo el silencio salvo por un suspiro que abandonaba sus


labios, tomó la servilleta en la mesa y limpió sus manos solo por
entretenimiento, molesto por haber sido tan obvio o Taehyung demasiado
atento a todo.

—Me pondré una pijama si es lo que te incomoda, pero tú no te moverás de


habitación. —Aseguró el.

—¿Por qué es tan difícil entenderme?


—No lo sé, ¿Por qué tu eres tan difícil? —Preguntó Taehyung retomando
su tenedor.

—Yo no soy difícil, solo estoy molesto.

—¿Siempre?

—No, es solo... —Calló en cuanto se dió cuenta de que en realidad no


había estado de un humor diferente desde que había llegado al castillo.
Balbuceó bajo la mirada interrogante de Taehyung y luego bufó en voz
alta, dejando la servilleta a un lado de su plato. —Es que solo me hacen
molestar.

—Te molestas solo, nadie te ha hecho nada malo. ¿Crees que he hecho algo
malo?

—Me retienes aquí.

Taehyung ladeó la cabeza, mirando a Jungkook a los ojos con profundidad,


parpadeando un par veces y relamiendo sus labios. Pensó un momento en
loque Jungkook acababa de decir.

—¿En dónde vivías Jungkook?

—En el bosque.

—¿Con quién?

—Solo. —Respondió en un tono obvio.

—¿Vivías cerca del río?

Jungkook frunció el entrecejo.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Solo curiosidad, quiero conocerte.

Jungkook miró a otro lado, mordiendo sus labios y pensando en el raro


orden de vida de Taehyung.

—¿Después de que me traes a vivir aquí a la fuerza... Me quieres conocer?

—Si, ¿Hay algún problema?

—No, ¿Cómo crees? —Preguntó con sarcasmo.


—Bien. ¿Vivías cerca del maldito río? —Preguntó de nuevo el Alfa con
voz molesta.

—No, vivo lejos del río. —Respondió en el mismo tono el Omega.

—¿Qué hacías en el río aquel día?

Jungkook pensó en si responder aquello con una mentira o con la verdad,


porque Jungkook podía ser muy cínico y malicioso si quería, pero ya sabía
que Taehyung era temperamental. Decidió tomar agua.

—Te pregunté algo.

—Si, ya escuché.

—¿Entonces?

—Estaba esperando por alguien. Mi amigo Yugyeom. —Le dijo para


ahorrarse más de sus preguntas.

—Eran muy amigos ¿No?

—Si, somos muy buenos amigos. —Aseguró Jungkook. —Es muy buena
persona.

Taehyung no respondió, miró su comida a poco terminar y luego a algún


lugar muerto en la pared lejana. Su mirada azulada cayó sobre el Omega de
nuevo al tiempo que acariciaba su mentón con su mano y su lengua
acariciaba su mejilla interna con molestia. Jungkook solo lo observó,
sabiendo bien por lo tenso que se encontraba que estaba molesto, quizás
más, pero poco le importaba si quería retorcerse de rabia ahí mismo, así
que tomó una galleta salada de un plato cercano y la mordió gustándole el
sabor que tenía. Fue cuestión de tiempo para que se llenara la boca de ellas
y de jugo de naranja.

—¿Y fue él?

La pregunta confundió a Jungkook, el cual tomaba jugo y luego arqueó una


ceja interrogante.

—¿De qué hablas?

—¿Te acostaste con el?

Jungkook lo miró ofendido y avergonzado por lo que escuchaba.


—¿Qué dices?

—Tú no hueles a virgen, Jungkook. ¿Fue acaso con el?

Jungkook se levantó enseguida de su asiento, Taehyung lo siguió cuando


este se alejó hasta el ventanal, abrazándose a si mismo. El Omega infló sus
mejillas de aire y gruñó luego. Encaró a Taehyung con una mirada rabiosa
mientras sus manos se hacían puños a cada lado de si mismo.

—¿Cómo me preguntas eso? Yo no estoy preguntándote con cuantas


personas te has acostado.

—Te lo contestaría si me lo preguntaras, no tengo ningún problema, pero


yo quiero saber si fue ese Yugyeom el que te...

—¡Que no, ni lo digas! —Jungkook cubrió sus oídos. —Basta, que el


nunca me ha tocado de esa forma, no me gusta que me toquen de esa
forma.

—Ah, no me digas. —Taehyung rodó los ojos.

—Si, te lo digo. —Jungkook lo fulminó con la mirada. —¡Y tampoco me


gusta que me besen en la boca, ni en ningún lado, así que vete quitando esa
costumbre porque me irrita, no soy de esos que te has llevado a la cama, si
me tocas de una manera vulgar yo voy a cortarte lo que traes entre las
piernas!

Taehyung miró mal al Omega que empezaba a caminar hacia la puerta


como alguien que era llevado por los mil y un demonios.

—Apuesto que no le dijiste lo mismo al Alfa que se metió entre tus piernas,
¿Por qué demonios me gritas?

—¡Porque tú solo me haces enfadar! —Gritó Jungkook dándole la cara de


nuevo. —¡Ya deja de hacerme enfadar!

—¡Ya deja de gritar!

Ambos estuvieron en silencio luego de aquello, Jungkook se cruzó de


brazos y Taehyung hizo una mueca de disgusto. Levanto su dedo índice al
aire y lo movió llamando al Omega.

—Ven acá.

—No.

—Que vengas.
—¿Para qué? No, ¿Qué vas a hacerme?

Taehyung le obsequió una mirada asesina y Jungkook se estremeció,


pellizcó sus brazos y dió un golpe al suelo con su pie como si de un niño
malcriado se tratara. Sin más comenzó a caminar en dirección al Alfa, no
mirándolo y solo dejando su vista en el ventanal. Se quejó y cerró los ojos
cuando la mano del Alfa lo tomó de las mejillas con descuido y
determinación, obligándolo a verlo y estar cerca de el.

—Ay, me lastimas. —Se quejó Jungkook como pudo. —Que bruto eres.

—Debes aprender a cerrar la boca, Jungkook. —Murmuró cerca de sus


labios. —O tendré que enseñarte.

Jungkook forcejeó contra el Alfa, chillando al sentir sus dientes capturar su


labio inferior y morderlo. Luego el Alfa planto un beso tras otro en sus
labios y Jungkook tropezó intentando alejarse, cayendo literalmente entre
sus brazos al ser los que lo capturaban. El Omega molesto abrió sus labios,
Taehyung lo tomó como una invitación así que lo besó de nuevo, solo que
Jungkook lo mordió. No espero el gemido que había abandonado los labios
del Alfa. Quizá debió ser menos suave.

—B-Basta. —Habló Jungkook contra sus labios suaves y rellenos. —¡Ya!

Taehyung lo liberó y el se limpió los labios con el dorso de la mano,


emitiendo exagerados sonidos de asco y desagrado. Sacó su lengua como si
pudiera vomitar y arrugó la nariz, queriendo distraerse un poco para
intentar relajarlos temblores que los besos habían dejado en su cuerpo.

—Fuchi. —Se quejó en voz alta para molestar un poco al rubio. —Tienes
mal aliento.

—No es cierto.

—Que si, sabe a basura. —Mintió Jungkook mirándolo. —No me beses,


fuchi, fuchi...

—Tú tienes piojos.

—¿Quién, yo? —Jungkook se tocó la cabeza enseguida, frunciendo el


entrecejo con preocupación. —Mentira, yo no tengo piojos.

—Vi uno en tu cabeza. —Insistió Taehyung con mirada indiferente. —Te


caminan sobre los cabellos.

—¡Mentira, mentira!
—Que si, ven, te lo quitaré. ¿Qué van a decir los demás cuando te vean
todo piojoso?

Enseguida Jungkook se acercó a Taehyung, rascando su cabeza por inercia


y con el rostro lleno de preocupación. Dejó que las manos del Alfa
acariciaran sus cabellos mientras el miraba al suelo, los zapatos de
Taehyung en realidad. Se balanceó sobre los suyos impaciente y temeroso.

—¿Listo? —Preguntó el. —¿Ya lo quitaste?

—Si. Míralo.

Y antes de que Jungkook pudiera obedecer sintió un tirón en su cabello que


lo hizo echar su cabeza hacia atrás. Los labios del Alfa tomaron posesión
de los suyos unos segundos que Jungkook estuvo paralizado y sorprendido.
Luego le pisó el pie con fuerza, logrando que Taehyung lo soltara y se
separara con una mueca de disgusto. Jungkook le gruñó.

—¡TE ESTÁS PASANDO DE LISTO! —Le gritó con fuerza.

—Y tú de ingenuo. Eso me preocupa, ¿Sabes?

—¡No sé nada, no sé nada, me voy! —Gritó el Omega furioso, caminando


hasta la puerta y abriéndola con fuerza. —¡Me voy de este estúpido
castillo, me cansé de tu abuso!

Jungkook le dió una mirada al ojiazul, el cual lo miraba como si fuera algo
patético, luego se dió la vuelta y cerró la puerta con fuerza, dispuesto a
irsede aquel lugar ese mismo día, sí o sí.

~•~•~

Al final Jungkook no lo había logrado, porque donde sea que Jungkook


estuviera habían guardias que lo seguían con la mirada, vigilándolo y
percatándose por orden del Rey que Jungkook no saliera ni siquiera a los
jardines del castillo. Ni siquiera Jiyook lo ayudó, la misma se negó e
incluso se molestó con el al descubrir que quería escaparse. Finalmente se
tuvo que rendir, tomar la cena al final de día junto a Taehyung y meterse
bajo las mantas después de remojar su cuerpo en agua caliente por más de
una hora para que Taehyung se durmiera antes que el, cosa que no hizo,
pues el Alfa lo esperó hasta que salió del baño y se metió en la cama con el.
Ya ahí, en la oscuridad bajo el dosel Jungkook sintió la respiración del
ojiazul chocar contra su nuca una y otra vez de manera suave y tranquila
mientras que su brazo le rodeaba la cintura para mantenerlo en su lugar.
Jungkook pensó en que quizá tendría que acostumbrarse a eso, a
despertaren el castillo todos los días, obedecer a Taehyung en todas sus
órdenes, atolerar a Kyungsoo y sus actitudes, a tomar sus clases, aprender a
ser un buen Omega por el día y dormir por las noches con un Alfa desnudo,
porque sí, Taehyung no se había colocado un pijama como había dicho.
Jungkook no sabía si había sido a propósito o por costumbre, pero la
verdad ya no le importaba.

¿Cómo podría ganarse a Taehyung para obtener algo a cambio? Jungkook


no esperaba para nada que el Alfa rubio cediera a alguna de sus peticiones,
menos si esto incluía distancia, pero tal vez sí cosas más pequeñas que no
lo incluían, como tener que ver a Kyungsoo, porque en secreto Jungkook lo
odiaba de verdad.

Con un idea en la cabeza giro sobre su espalda para encarar al Alfa


dormido. Su vista se adaptó rápidamente y pudo identificar su cabello rubio
cayendo sobre su frente en incluso sobre sus párpados. Sus pestañas
reposaban sobre sus pomulos, sus labios rosados estaban juntos y sus
mejillas lucían un poco sonrojadas, quizá por el calor o algo parecido.
Jungkook bajó su mirada hasta sus clavículas desnudas, su piel se veía muy
suave, pero no se detuvo a pensarlo. Miró sus ojos cerrados de nuevo y se
removió de manera inseguramás cerca de el. Pudo sentir la mano de
Taehyung deslizarse de su espalda baja a la parte alta, presionando para
acercarlo más. Jungkook entró en pánico cuando sin querer sus manos, que
estaban muy abajo, tocaron su vientre por la presión del Alfa, así que las
arrastró rápidamente hacia arriba, acariciando todo su estómago y pecho sin
querer.

Jungkook estuvo demasiado cerca de su rostro entonces y solo pudo


paralizarse. Sentir la respiración caliente caer sobre sus labios lo
desconcertó por completo porque sintió esa calidez colarse hasta instalarse
en sus pecho de una manera única. Jadeó y parpadeó con la sensación,
preocupándose de como aquel que era su lobo bajaba las orejas en sumisión
y movía la cola de lado a lado mientras esta estaba gacha, como si de
alguna manera estuviese a merced del Alfa pero también tuviese ganas
de...¿Jugar? Jungkook miró horrorizado a Taehyung cuando el mismo abrió
los ojos con pereza y lo miró directo a los suyos.

Silencio.

Jungkook se sintió incómodo y apenado al haberlo despertado, incluso


olvidó porque lo había hecho. Pudo temblar bajo la intensa mirada azulada,
pero no lo hizo, solo lo miró y lo miró...

Taehyung se inclinó muy levemente y rozó ambas narices juntas,


acariciándolas entre sí sin dejar de mirar los ojos negros de Jungkook. El
Omega se dejó hacer sin saber porque, solo repentinamente le agrado
aquello y como lo hacía sentir. La mano de Taehyung dejó su espalda y
acunó su mejilla, dándole caricias con su pulgares y acercándose unos
centímetros para juntar sus labios. Jungkook retrocedió levemente,
cerrando sus ojos y sintiéndose tremendamente inferior ante el.

—No me beses. —Pidió sintiendo sus mejillas acaloradas. —Y-Yo no sé


besar.

Y Jungkook quiso golpearse por confesar aquello, ¿Por qué le


estabadiciendo eso a Taehyung con tanta vergüenza? No entendía que le
pasaba al ver aquellos ojos azulados cuando no estaba molesto, se atontaba
y eso no le gustaba nada. Taehyung parpadeó luego de fruncir el ceño.

—¿Quieres que te enseñe?

—¿Enseñarme?

Taehyung asintió, entonces por alguna razón Jungkook asintió también,


dándole la libertad de unir sus labios con los suyos enseguida, porque en el
fondo el tenía ganas de besar a Taehyung. Jungkook retuvo el aire
cuandolos labios rosados presionaron los suyos con suavidad, inhaló
cuando Taehyung se alejó, pero volvió a retener el aire cuando volvió a
presionarlos contra los suyos. Abrió sus ojos cuando esto se repitió un par
de veces más, encontrándose con que el Alfa mantenía los suyos abiertos.

—Hazlo tú ahora.

Jungkook asintió y tímido colocó sus labios como los de un pez,


presionando contra los de Taehyung levemente. Cuando el no hizo nada a
cambio volvió a hacerlo un par de veces, probando la sensación de sus
labios chocando contra los suyos con delicadeza...Y le gustó. En su
interior, todo se revolvía y lo hacía temblar levemente.

—Abre la boca. —Ordenó Taehyung con voz baja y dura, a lo que


Jungkook obedeció.

Su cuerpo dió una pequeña sacudida al sentir el músculo humedo y


escurridizo de su lengua entrar a su boca, Jungkook la cerró por inercia y
frunció el ceño al sentir como la misma acariciaba sus labios. Se alejó, pero
Taehyung sostuvo su cabeza antes de volver a besarlo y empujar su lengua
dentro y fuera. Jungkook suspiró.

—Saca la lengua, cariño.

Jungkook obedeció, sintiéndose hechizado, raramente confiado en


Taehyung y en lo que hacía, y a penas asomó su lengua la del Alfa la tocó.
La acarició con cuidado y Jungkook movió la suya con cuidado, intentando
imitarlo y no solo estar ahí quieto.

Cuando Taehyung lo recostó sobre su espalda y se posicionó sobre el supo


que no había vuelta atrás.
❝Siete❞
Play Date — Melanie Martinez.

Jungkook era aprendiz con los besos, pero estaba seguro de que Taehyung
besaba muy bien. Lo sabía por la forma en lo que lo hacía sentir, porque lo
hacía sentir extrañamente bien, hacía que compartir un poco de saliva y
roces intensos no fuera nada desagradable. Lo sabía por la forma en la que
su interior parecía contraerse cuando sus labios chocaban, por como le
gustaba que Taehyung lo sostuviera del rostro y también por como le
gustaba sostener el suyo también. Porque los besos lo hacían suspirar de
gusto y cuando sus lenguas se acariciaban sentía cosquillas en todo el
cuerpo. Jungkook sabía que aquello le había gustado más de lo que quizá
admitiría en voz alta algún día, pero también sabía que cuando Taehyung se
volvía grande sobre el y el calor de sus cuerpos se dejaba ver en sus frentes
húmedas era cuando todo podía ponerse muy feo y poco agradable.

Fue por ello que cuando Taehyung se separó para mirarlo a los ojos se dió
la vuelta sobre su costado y cerró los ojos, deseando una buena noche al
Alfa y soltando al aire un bostezo demasiado convincente al que el rubio
contestó con un beso en la mejilla y unas buenas noches.

Jungkook sabía bien que esa noche había sido un error, un error grande
queno debía cometer de nuevo. Saberlo no lo había dejado dormir por
completo, se había despertado muy de madrugada, pensando en como había
actuado y se riñó una y otra vez, a el y a su estúpido lobo que parecía solo
confundirlo con pensamientos estúpidos. Cuando el Alfa despertó fingió
estar dormido, sintiendo como el mismo le daba pequeñas sacudidas y le
hablaba pidiendo que despertara. Después de un rato de intentar, para
sorpresa de Jungkook, decidió dejarlo tranquilo.

—Me daré un baño. —Avisó el Alfa con voz pastosa. —Puedes entrar si
quieres.

Jungkook no contestó, esperó hasta que esté salió de dosel y abrió los ojos,
comenzando a pensar en como escapar de alguna posible incómoda
situación con aquel rubio. Se mordió el labio, se dijo a si mismo que debía
salir de la habitación, encerrarse en algún lugar y en caso de ser hallado
fingir demencia. Era un plan estúpido, pero no pensaba en como podía
retroceder ante lo que había hecho. ¿Cómo? Había pasado de detestar al
Alfa a besarlo por quien sabe que, ¿Cómo se lo había tomado Taehyung?

Jungkook tomó un respiro y decidió dejar de fingir que dormía después


devarios minutos de encontrarse en pánico, levantándose con cuidado de no
hacer algún ruido y comenzando a gatear para salir de la cama. A través de
una apertura del dosel pudo ver, y además escuchar, como la puerta del
baño se abría y dejaba ver a un Alfa desnudo con gotas de agua mojando su
cuerpo y cabello, una de sus manos sostenía una tela para secarse.
Jungkook con rapidez se echó hacía atrás, colocándose boca abajo en la
almohada y cerrando sus ojos para fingir dormir nuevamente. Durante un
rato solo escuchó al Alfa moverse silenciosamente por la habitación, pudo
escuchar otras cosas y finalmente el dosel ser apartado del comienzo de la
cama. Jungkook se mantuvo quieto, sabiendo que Taehyung lo miraba.

—Jungkook, despierta.

No respondió y sintió una mano en su tobillo, tirando de el hacia abajo y


arrastrándolo. Resistió el impulso de brincar.

—Es hora de despertar, Jungkook. ¿Por qué tan cansado?

Jungkook soltó un pequeño suspiro y escondió su rostro en la cama, no


queriendo enfrentar al Alfa.

—Jungkook, te estoy hablando. ¿O debo tratarte como a un niño? —


Preguntó el Alfa, al no obtener respuesta dijo. —Bien. Jungkookie,
despierta...

Casi al mismo tiempo Jungkook sintió unos dedos hacer cosquillas en la


planta de su pie. Chilló y dió la cara, llevando sus rodillas a su pecho y
mirando al Alfa bien vestido de azul y negro. El mismo lo miró con un
toque de diversión en sus ojos, ladeado la cabeza y estirándose para
tomarlo de nuevo.

—No, no, déjame. —Se apresuró a decir Jungkook. —No me hagas


cosquillas.

—Como quieras, pero ya levántate y date un baño para ir a


desayunar, Jungkookie ¿Puedes?

Mientras decía eso apartaba las cobijas del cuerpo del Omega, dejándolo
libre de ellas. Jungkook lo miró con el ceño fruncido. No supo si era su
tono burlón o su expresión muy levemente burlesca, pero algo lo
descolocó.

—¿Cómo me llamaste?

Taehyung frunció los hombros.

—Solo...

—No me digas así, es demasiado raro.


Taehyung lo miró con ojos retantes y una ceja elevada, curvando una
sonrisa muy poco perceptible y tomando el tobillo ajeno de nuevo.

—Ah, ¿Se te hace raro, Jungkookie?

—Si. —Jungkook sintió el tirón y como se arrastraba más cerca de el en


contrade su voluntad. —Suelta.

—¿Qué te pasa esta mañana, Jungkookie? —Preguntó con voz burlesca


denuevo. —¿Acaso estás irritable?

—¿Qué te pasa a ti? Yo ya soy irritable, tu estás actuando muy...Raro.

—Uhm. —Taehyung se hizo el pensativo mientras sostenía los tobillos del


Omega. —¿Ahora todo es raro, Jungkookie?

Jungkook lo miró mal.

—Si. —Forcejeó contra el. —Y suéltame el pie, ya basta ¿Qué te pasa?

—¿Qué te pasa a ti?

—No, es a ti, ¿Qué te pasa? Tú no eres así, suéltame y deja de hablar de esa
forma rara.

Taehyung tiró de el para tenerlo más cerca y se inclinó sobre el, Jungkook
posicionó sus manos en su pecho para mantenerlo alejado. Hizo una mueca
notable cuando Taehyung se acercó a sus labios.

—Dame un beso.

—No. —Se negó tenso en su lugar, dando vueltas sobre si para escapar
hasta que estuvo alejado de el.

Taehyung lo miró con el entrecejo fruncido cuando luchó por levantar el


dosel y salir de la cama, corriendo casi enseguida al baño. Jungkook no dijo
nada antes de encerrarse a lo que el lobo de Taehyung ladeó la cabeza. Sin
embargo no hizo demasiado, solo se levantó y se fue.

Jungkook se dió una baño rápido, escuchando a Jiyook fuera de su


habitación cuando estaba a nada de salir. La misma le seco el cabello con la
toalla y lo ayudó a vestirse, lo peinó y maquilló muy levemente para luego
llevarlo al comedor. El Omega no quería entrar, pero su estómago gruñía
exigiendo algo de comer y mentiría si dijera que no quería hacerlo, se había
mal acostumbrado al empezar a comer cosas ricas, después cuando volviera
al bosque no habrían cosas así y extrañaría la comida del castillo. Porque sí,
Jungkook aún planeaba volver al bosque, más aún después de haber hecho
tal cosa la noche anterior. No estaba listo para enfrentar las consecuencias
de sus actos, nunca lo había hecho, y no quería hacerlo en aquel momento.

Pero solo habían sido besos, ¿No? Solo besos, y los besos eran comunes,
¿No era así? Taehyung solo se había ofrecido a enseñarle, el había
aceptado, pero no había aceptado más que eso, no había aceptado al Alfa,
solo sus besos, ¿No? ¿Acaso no era así? La cabeza le dolía por pensar tanto
en aquello.

Ambos entraron al comedor y Jungkook se sorprendió al ver a Taehyung y


Kyungsoo sentados en la mesa, charlando sobre algo en voz baja, pero la
conversación se detuvo cuando estos notaron su presencia. Lo miraron un
rato, pero con solo dos segundos de ver a Kyungsoo Jungkook ya estaba
molesto.

—Buenos días. —Saludó el Omega en la mesa. —Llegas tarde, pero


puedes sentarte.

Jungkook parpadeó.

—¿Puedo? —Preguntó casi irónicamente por sus palabras.

—Si, la comida ya está lo suficientemente fría.

—Es mi culpa. —Dijo Jiyook. —Estuve preparándolo y me olvidé del


tiempo.

—¿Está acaso maquillado? —Kyungsoo frunció el ceño.

—Si, se ve muy bonito ¿No?

Kyungsoo permaneció en silencio mirando a Jungkook con rostro


indiferente, luego miró al frente y tomó una servilleta.

—Hiciste lo que pudiste, supongo, con la falta de tiempo.

Jungkook elevó sus cejas, ¿Acababa de insinuar que se veía mal? Y no solo
eso ¿Acababa de insinuar que Jiyook había hecho un mal trabajo? Era
obvia su mala intención puesto que Jungkook ya había estado maquillado
antes frente a el. La Beta se mantuvo en silencio, Jungkook miró a
Kyungsoo en su lugar estando quieto. El Omega sentando colocó su
servilleta en su regazo, la voz de Taehyung se escuchó.

—Se ve hermoso.
Jungkook estuvo a punto de agradecer y mostrar su lengua de manera
grosera al Omega, pero se contuvo.

—Siéntate, cariño, desayunemos.

Jungkook alzó su mentón en lo alto cuando Jiyook se despidió y se fue, sin


dejar de mirar a Kyungsoo se le acercó, quedando de pie a su lado y
mirándolo de mala gana. Kyungsoo lo miró como si no lo conociera en
absoluto.

—¿Se te ofrece algo?

—Si, que te quites. —Le respondió enseguida.

Y a pesar de que Jungkook sabía muy bien que no tenía ningún derecho,
que no había pasado un largo tiempo de estadía en el castillo, que no tenía
un anillo en el dedo o una marca en en el cuello, dejó algo bien en claro al
Omega de mal gusto que tenía al frente.

—Estás en mi asiento.

Kyungsoo casi sonríe haciéndose el desentendido total.

—¿Eh?

—Que ahí me siento. —Repitió Jungkook subiendo su mano al espaldar de


la silla y palmeándola con suavidad y detenimiento.

Kyungsoo abrió sus ojos en demasía y luego sonrió de manera amable, la


sonrisa más falsa que alguna vez Jungkook miró en su vida. Fulminó al
Omega con la mirada mientras el soltaba una pequeña risa suave.

—Ah, claro. —Dijo. —Casi lo olvido.

—¿Enserio? —Jungkook sonó sarcástico.

—Los errores pueden cometerse. —Kyungsoo frunció los hombros.

—Es extraño viniendo de ti.

—Bueno, no hagamos un drama, es solo una silla. —Dijo Kyungsoo. —


Puedes sentarte a mi lado, así veré como comes.

Jungkook frunció los labios y su lobo gruñó a Kyungsoo. "Puedes sentarte


a mi lado", si ya quisiera él que Jungkook se sentara a su lado. No, el no
iba asentarse al lado de nadie. Bueno, quizá si al lado de alguien, pero otro
alguien se lo impedía. Se cruzó de brazos, negándose a tomar otro asiento.
Aunque pensándolo mejor ¿El para qué quería sentarse a un lado de
Taehyung? El plan era evitarlo, ¿Por qué demonios estar cerca de el?
Jungkook negó para apartar sus pensamientos. Se estaba volviendo loco.
Estuvo a punto de irse a tomar un asiento lejano, pero la voz del Alfa lo
detuvo de hacer cualquier movimiento.

—Es su asiento, Kyungsoo. A mi lado, lo sabes bien.

Kyungsoo asintió y se levantó de inmediato, Jungkook lo miró mal cuando


este hizo lo mismo antes de pasar por su lado y sentarse a un lado del
asiento de Jungkook. Jungkook mantuvo su expresión al sentarse y
acomodarse en su silla, entonces su vista cayó en Taehyung, el cual lo
miraba.

—¿Qué? —Preguntó Jungkook en un bajo tono molesto.

Taehyung no dijo nada, solo se acomodó en su lugar también. Jungkook


miró alrededor, no había ninguna Beta que sirviera la comida, y eso se le
hizo extraño.

—Jungkook, sirve comida a tu Alfa.

Jungkook miró al Omega a su lado con el entrecejo fruncido.

—¿Qué?

—Que le sirvas comida a tu Alfa, debes aprender a atender a tu Alfa en


todos los sentidos.

—¿Y es que el no tiene manos? —Preguntó Jungkook solo para estar a la


defensiva.

—Debes hacerlo porque te complace, porque te gusta servirle y te gusta


atenderle. —Kyungsoo dijo aquello con voz dura, como si realmente lo
obligaraa sentir aquello. —Como si lo amaras mucho, anda, sírvele.

Jungkook se mordió la lengua para no soltar una palabrota y se giró


lentamente hacia Taehyung, sorprendiéndose al verlo cubrir sus labios
consu puño en disimulo. Jungkook achicó sus ojos.

—¿De qué te ríes? —Le murmuró molesto.

—¿Me estoy riendo? Creo que estás confundido.

Jungkook, en un movimiento tosco empujó el codo del Alfa fuera de la


mesa, obligándolo a quitar su mano de sus labios.
—Baja el codo de la mesa que es de mala educación. —Dijo a propósito, a
lo que Taehyung frunció los labios, claramente conteniendo alguna sonrisa
divertida.

Kyungsoo al parecer no había entendido que todo fue intencionalmente


para mostrar su molestia del momento, por lo que lo felicitó.

—Aprendes rápido, Jungkook, bien.

Taehyung y Jungkook se miraron un rato, uno molesto y otro


imperceptiblemente divertido, parecía que solo Jungkook podía
identificarlo.

—¿Qué quieres comer? —La pregunta le peso en la garganta al Omega.

—Jungkook no, ya deberías saber lo que necesita comer tu Alfa. —Regañó


Kyungsoo. —Deberías saber lo que le gusta, lo que le podría hacer daño, lo
que no sería apropiado al momento y también lo...

—¿Pollo? Está bien, Taehyung. —Interrumpió a propósito el Omega,


buscando el pollo en la mesa y pinchándolo con el tenedor. —Te daré
pollo.

Kyungsoo hizo una mueca de disgusto cuando Jungkook lo interrumpió,


pero la borró cuando dejó una pieza de pollo en el plato del mayor sin hacer
un desastre que tendría seguro que haría.

—Bien, por ahora estás sirviendo bien.

—¿Hay una forma de servir mal? —Preguntó Jungkook de mala gana.

—Si, solo no manches nada, ni mezcles nada, ni pongas nada sobre nada,
que todo luzca muy...

—¿Pan? Si, ya te doy pan. —Volvió a interrumpir Jungkook, buscando el


pan y tomando un par de rebanadas para luego dejarlas en el plato del Alfa.

—No me interrumpas. —Pidió Kyungsoo. —Si te estoy hablando es por...

—¿Quieres salsa, Taehyung?

Kyungsoo sintió sus mejillas arder de la rabia, pero Taehyung solo asintió,
volviendo a posar su codo a un lado de su plato y su mejilla sobre su puño,
mirando a Jungkook con una mínima sonrisa ladina.

—Si, me gustaría un poco de salsa.


Jungkook buscó con su mirada hasta encontrar unos tres recipientes con las
mismas, estaba disfrutando molestar a Kyungsoo. Con una cuchara tomó
un poco de una de las salsas, una blanca que se veía muy bonita, y la llevó
hasta el plato de Taehyung. Una gota cayó en la mesa y Kyungsoo negó

—Manchaste la mesa.

—Aquí, sobre el pollo. —Indicó Taehyung en un susurro silencioso, a lo


que Jungkook huntó la salsa en la pieza del tierno pollo. —Bien, gracias.

—Jungkook, limpia la mesa, mira que también dejaste migas ahí. —Señaló
Kyungsoo teniendo una punzada de dolor en su frente. —No seas tan
desordenado.

Jungkook dejó sus manos hechas puños sobre la mesa, saboreó su propia
lengua y sintió que podría envenenarse con solo el sabor de todas las malas
palabras que quería soltar. Tomó un respiró y exhaló lentamente por la
nariz. Pudo jurar que solo habían pasado cinco segundos sin la molesta voz
de Kyungsoo antes de que interrumpiera de nuevo.

—¿Es todo lo que comerá? —Preguntó a Jungkook. —¿Es todo lo que le


darás de comer a tu Alfa?

Taehyung miró a Jungkook y el mismo dijo algo inentendible entre dientes.


Miró la mesa y la variedad de cosas que habían, pero no se molestó en ver
demasiado, solo tomó unos huevos cocidos y los dejó en su plato, tomando
luego un par de pequeñas salchichas y dejándolas en el plato también. Supo
que a Taehyung no le disgustaba su elección cuando empezó a comer.
Kyungsoo asintió.

—Bien, eso está mejor. Tú Alfa necesita alimentarse no estar a dieta.

—Como sea. —Respondió Jungkook.

Cuando Jungkook tomó su tenedor para pinchar algo de toda la comida


Kyungsoo le quitó el cubierto. Jungkook lo miró de mala gana.

—Tú come frutas y quizá avena. —Le dijo.

Jungkook miró a Taehyung con recelo, el Alfa ni siquiera levantó la mirada


de su plato.

—Oye, ya dile algo ¿Quieres?

—Puede comer lo que desee, Kyungsoo.


Jungkook volvió la mirada al Omega a su lado, mirándolo con el mentón en
alto y arqueando una ceja.

—¿Escuchaste?

—Un Omega necesita una dieta estricta, Majestad.

—No el mío, Kyungsoo.

El Omega rodó los ojos al cielo, negando y diciendo algo por lo bajo.
Jungkook, contento con que no lo molestara más se sirvió en su plato. Se
detuvo a medio camino de dejar una salchicha en su plato y se preguntó
que demonios estaba haciendo, ¿No debía estar rehuyendo de Taehyung
hasta lograr salir del castillo en lugar de ahí? Bueno, siempre podía
desayunar primero.

—No hagas eso, deja de inclinarte para comer. —Ordenó Kyungsoo. —


Derecho.

Cuando Kyungsoo quiso tomarlo del hombro para tirar de el contra el


espaldar de la silla Jungkook tomó su muñeca y le dió un apretón.

—Yo te pondré derecho.

—Jungkook. —Advirtió Taehyung.

El nombrado miró al Alfa y contuvo un gruñido bajo su azulada mirada


molesta. Soltó a Kyungsoo y continuó comiendo, derecho solo para que el
Omega molesto no le dijera más nada. Sorprendentemente permaneció en
silencio, eso hasta que por error se llenó la muñeca de la camisa de alguna
salsa sin querer.

—Mira lo que hiciste, Jungkook. —Regañó el. —¿Por qué no puedes


comportarte?

—Me estoy comportando. —Casi grita. —Fue un accidente.

—Eres torpe, ¿Es que acaso tu madre no te enseñó a comer de buena


forma?

Jungkook miró al Omega solo dos segundos, luego tomó su plato y lo vacío
al arrojar la comida en el rostro del mismo. Kyungsoo se levantó
enseguida, haciendo una mueca al sentir la yema del huevo resbalar por su
mejilla y lo grasoso del plato esparcido en su rostro, goteando hasta su
camisa. Jungkook sintió el tirón en su brazo que lo hizo levantarse de
golpe, miró a Taehyung y se deshizo de su agarre con rapidez.
—¿Qué demonios, Jungkook? —Alzó la voz el Alfa.

—¡Que insolente! —Chilló Kyungsoo. —¿¡Quien te crees!?

—¡Vuelve a molestarme, anda! ¡Vuelve a hacerlo y te rompo los dientes!

Jungkook le dió la cara al Omega rabioso, Kyungsoo soltó un gruñido y dió


un paso a su dirección.

—Salvaje, ¡Ni siquiera deberías pisar el castillo! ¡Eres una vergüenza!

Jungkook no lo pensó dos veces, se fue sobre Kyungsoo arrojándolo al


suelo y posicionándose sobre el. Comenzó a golpearlo con sus manos
hechas puños, no de la manera correcta, pero atacándolo de igual forma,
tirando de su camisa y golpeando su pecho hasta que sintió que le daban la
vuelta. De pronto el estaba abajo y Kyungsoo lo golpeaba a el, solo un par
de bofetadas no muy fuertes que de igual forma enfurecieron a Jungkook.
Lo empujó lejos de su cuerpo y sintió un par de manos bajo sus brazos,
levantándolo sin problema alguno. Taehyung lo empujó cuando quiso irse
sobre Kyungsoo de nuevo, deteniéndolo.

—¿Estás bien, Kyungsoo?

Jungkook, con la respiración inestable y las manos hechas puños miró al


Alfa frente a el con impresión.

—¿Q-Qué?

Taehyung lo miró

—Tú cállate.

—¿Qué si estoy bien? ¡Maldita sea la hora en la que lo trajo al castillo,


Majestad! —Espetó molesto, alejándose hasta la puerta. —Si me disculpa,
me voy.

Y sin esperar respuesta el mismo salió del lugar. Jungkook miró al suelo,
sintiendo como su respiración empezaba a nivelarse y saltando en su lugar
cuando Taehyung lo encaró por completo, con ojos brillantes de ira. El
Omega soltó un grito de sorpresa por el golpe que Taehyung estrelló con
fuerza contra su muslo izquierdo. Saltó cuando lo hizo de nuevo y se alejó
de él.

—¡Eh!

—¡Cállate! ¡Eres un atrevido! ¡Irrespetuoso!


—¡El me...!

—¡CÁLLATE!

Jungkook cerró los ojos con fuerza cuando el dorso de la palma del Alfa
golpeó su boca con fuerza desmedida. Jungkook se cubrió los labios
sintiendo su inferior palpital y arder de dolor. Sintió algo escurrir de el
hasta resbalar por su mentón y manchar su mano. No tenía que ser muy
inteligente para saber que estaba sangrando. Sin saberlo lagrimeó un poco y
mojó sus mejillas mientras retrocedía aún con los ojos cerrados. No tuvo
tiempo de reaccionar cuando Taehyung lo estaba tomando del brazo,
arrastrándolo y luego empujándolo hasta casi hacerlo caer. Jungkook quitó
sus manos de sus labios y miró al Alfa con los ojos cristalizados en
lágrimas de dolor por su labio roto.

—¡Fuera de aquí, lárgate!

Jungkook se sintió molesto. Se sintió muy molesto, incomprendido,


humillado, incluso celoso de que Kyungsoo fuera el defendido de
Taehyung. ¿Por qué el tenía la culpa?

—¡Fuera! —Volvió a gritar Taehyung. —¡Vete! No quiero verte, ¡Largo!

Jungkook se limpió la sangre de su labio con el dorso de su mano y se


sorprendió a si mismo sollozando y derramando más lágrimas. Se dió
media vuelta y se echó a correr fuera del comedor, avergonzado y
repentinamente triste. En el pasillo pasó de largo a Jiyook, quien no dudo
en gritarle que se detuviera al querer saber que le pasaba, pero el Omega no
se detuvo, continuó corriendo hasta llegar a la habitación y se dejó caer
sobre la cama, llorando contra una de las almohadas y golpeando la cama
con sus puños.

Alguien abrió la puerta y la cerró, pero Jungkook estaba ocupado


desquitándose contra la cama, pataleando y golpeando la almohada
mientras gruñía.

—¡Jungkook! ¿Qué pasa? ¡Jungkook!

—¡Lo odio tanto, lo odio, Jiyook!

—No digas eso, Jungkook, cálmate.

Cuando Jiyook intentó acercarse retrocedió al ver que Jungkook


comenzaba a arrojar las almohadas al piso con fuerza, una de ellas llegó
hasta el tocador y unos cuantos cristales cayeron al suelo quebrándose.
Jiyook miró mal al pelinegro.
—¡Jungkook, basta!

—¡No quiero! ¡Lo odio! ¡Quiero irme y tú no me ayudas! ¡Quiero irme!

—Jungkook, no me gusta que actúes como un niño malcriado. —Jiyook se


cruzó de brazos. —Compórtate, por favor.

—¡NO! —Jungkook tomó una almohada y se la arrojó injustamente a


Jiyook. —¡FUERA, DÉJAME SOLO, NO QUIERO VER A NADIE!

Jiyook abrió los labios impresiona por el comportamiento, pero finalmente


decidió dejarlo solo. Salió de la habitación y Jungkook se quedó arrojando
lágrimas silenciosas.

—Maldito, Kim Taehyung. —Murmuró. —Te odio, maldito injusto.


❝Ocho❞
Jungkook yacía recostado en la cama en la oscuridad de la habitación,
preguntándose en voz baja como es que era tan tarde y Taehyung no había
puesto un pie en la habitación. Se preguntaba si estaba ocupado con algo, o
si estaba con Kyungsoo, porque Jungkook ni siquiera se había presentado
al almuerzo o la cena y nadie había asomado la cabeza por la puerta para
preguntar si estaba bien.

Pensó en como había tratado a Jiyook y en como estuvo tan mal arrojarle
una almohada. Quería disculparse con ella, pero no quería levantarse de la
cama porque a Jungkook le dolía el pecho tan mal, como si pesara algo en
el, algo demasiado pesado para cargar.

Frotó sus pies descalzos entre sí y se abrazó a si mismo hecho un ovillo en


la cama. Hacía frío, tenía frío, pero no quería arroparse, tampoco quería
darse un baño y dormir, quería gritar y ser escuchado por alguien sin ser
juzgado.

Pero estaba cansado, extrañamente cansado como para hacerlo. Sin


embargo al pasar unos diez minutos más se puso de pie en la oscuridad de
la habitación, mirando el balcón y luego yendo hacia la puerta. No se
molestó en colocarse los zapatos para ir fuera. El pasillo estaba iluminado
por las velas en las lamparillas, los guardias estaban quietos en su lugar
vigilando. Jungkook se encaminó a cualquier lado, solo siguiendo la
alfombra color vino que cubría el pasillo y lo que dictaban sus
pensamientos internos.

Subió escaleras hasta llegar a un piso que no había explorado y que no le


importaba explorar tampoco. Caminó descalzo a lo largo de aquel pasillo y
se detuvo en medio del mismo, escuchando la voz femenina de Jiyook.

—Taehyung, ¿Seguro que estás bien?

Estaba tras una de las puertas a la que Jungkook no dudó en acercarse. Se


quedó frente a ella escuchando.

—Ya dije que sí, vete a dormir, es tarde.

—Lo mismo digo, Tae.

—No me llames Tae, lo odio y lo sabes. —Pidió el rubio con voz cansada,
Jungkook ladeó la cabeza. —¿Haz visto a Jungkook luego del desayuno?

—Si, pero quería estar solo.


—Déjalo, no lo molestes. Será mejor dejarlo de una buena vez.

Jungkook tocó la puerta con las palmas de sus manos y apegó su oreja a la
madera de la puerta, frunciendo el ceño y bajando la mirada.

—¿Qué quieres decir?

Hubo un breve silencio. Se escuchó un lejano suspiro.

—Creo que me equivoqué trayendo a Jungkook al castillo.

El nombrado sintió su cuerpo frío de repente al escuchar las palabras del


Alfa, su corazón se detuvo y luego latió con fuerza. Sintió un nudo en el
estómago.

—El es diferente al resto de los Omegas ¿Sabes? Es rebelde, desobediente,


grosero... No creo que encaje aquí.

—Dale tiempo.

—No. Sabes bien que no soy paciente, Jungkook no será mi excepción. No


quiere intentarlo, el solo está a la defensiva todo el tiempo y hoy fue
demasiado. Debiste ver cómo atacó a Kyungsoo.

—Quizá le molestó mucho algo.

—De igual modo no debió reaccionar de aquella manera, Jiyook, no


debería.

—Si, tienes razón, pero todos perdemos el control a veces, sale de nuestras
manos, tu sabes más que nadie que así es. —Insistió la Beta. —¿No has
perdido el control hoy al pegarle un manotazo en la boca? Lo hiciste
sangrar.

—Solo quiero que aprenda a respetar, pero lo dudo, Jungkook no cedería ni


aunque su vida dependiera de ello.

Jungkook parpadeó escuchando el silencio hacer eco en la habitación.

—¿Entonces qué? —Preguntó Jiyook.

—Es reacio y yo tengo un carácter de mierda. Si se queda y continúa así


solo será un caos. Jungkook debe irse.
El Omega pelinegro se alejó de la puerta enseguida, parpadeando de
impresión ante las palabras de Taehyung. Se relamió los labios antes de
volver a acercarse y escuchar.

—¿Lo dejarás ir?

—Si.

—Pero ustedes no deberían separarse.

—Intenta decírselo a el.

—Pero Taehyung...

—No tiene sentido si el no se adapta, será mejor que se vaya. Tal vez con
el tiempo el pueda sentir lo que yo, y si no lo hace entonces estuvimos
equivocados respecto a lo de ser predestinados.

Jungkook no pudo escuchar más nada, todo estuvo en completo silencio y


cuando se alejó de la puerta listo para irse la misma se abrió dejando ver a
Taehyung. Jungkook junto sus manos frente a el y frunció los labios sin
decir nada. Había quedado probablemente como un metiche o así se sintió
al menos.

Taehyung miró a Jungkook unos segundos a los ojos, luego lo ignoró y


comenzó su camino hacia una dirección desconocida para el Omega.
Jungkook notó como Jiyook salía de la habitación, pero hizo caso omiso y
persiguió a Jungkook, sintiéndose molesto con el.

—¿A dónde vas? —Taehyung no contestó a su pregunta. —¿A dónde vas,


Taehyung?

El Alfa lo ignoró por completo, bajando las escaleras que antes Jungkook
había subido, caminando por el pasillo y dirigiéndose a su habitación.
Jungkook lo siguió incluso cuando este ignoraba sus preguntas o
exigencias. Jungkook cerró la puerta cuando ambos estuvieron dentro, el
peso en su pecho se hizo mucho mayor cuando Taehyung se quitó los
zapatos y los calcetines, caminando descalzo hasta el tocador. Los cristales
rotos aún estaban en el suelo. Comenzó a quitarse los anillos que adornaban
sus dedos, algunos con piedras hermosas incrustadas en ellos.

—Te escuché allá arriba. —Aseguró Jungkook.

—¿Y entonces? ¿Por qué sigues aquí?

Jungkook abrió la boca y la cerró, teniendo en consideración su pregunta


ahora que se le presentaba la oportunidad de irse, pero la desechó
enseguida, queriendo pelear con el Alfa, queriendo que el peso en su pecho
desapareciera.

—Me trajiste aquí a la fuerza, Taehyung. Me reruviste, ¡Me has hecho


sangrar hoy! ¿Y ahora dices que debo irme?

Taehyung ni siquiera contestó, a penas se deshizo de sus anillos comenzó a


deshacerse de su cinturón, dejándolo sobre la silla del tocador y
desabotonando el botón de su pantalón. Jungkook se molestó mucho más al
no obtener una respuesta. Caminó a paso rápido hasta el, interponiendose
en su camino cuando quiso irse al baño y empujándolo sin fuerzas.

—¡¿Por qué no me respondes?! —Exigió saber. —¡¿Por qué me haces esto


y luego me echas como basura?!

Sus manos se hicieron puños y comenzaron a golpear el pecho del Alfa,


pero el mismo lo tomó de las muñecas y lo sostuvo con fuerza,
inmovilizándo a Jungkook.

—¡Suéltame, eres un maldito!

—¿Y? Eres libre ahora, vete, vuelve a tu casa y sigue con tu vida.

Jungkook gruñó cuando Taehyung lo empujó levemente para alejarlo de su


cuerpo, pero Jungkook volvió a lanzarse sobre el, solo golpeando sus
hombros sin fuerza. Un sollozo abandonó sus labios y sus ojos se cerraron
con fuerza. La voz del ojiazul sonaba tan cortante como siempre, pero
había una pizca de rechazo en ella que golpeaba a Jungkook tan mal.

—¡Kim Taehyung eres un imbécil! —Chilló. —¡Eres un Alfa estúpido que


no merece mi respeto!

Taehyung volvió a sostenerlo de los brazos, pero se sorprendió cuando las


piernas de Jungkook fallaron y se dejó caer. El Alfa lo sostuvo contra su
cuerpo y Jungkook tomó su camisa entre sus puños, tirando de ella y
soltando un sollozo al aire. Luego comenzó a llorar contra el pecho de
Taehyung en voz baja, siendo sostenido por el brazo del Alfa rodeando su
cintura.

Jungkook sintió que el peso en su pecho era demasiado y dolía como nunca
le había dolido, y no entendía nada, absolutamente nada.

—¿Por qué diablos lloras, Jungkook?

El Omega sollozó apoyando su frente en el pecho ajeno y sintiendo sus


mejillas húmedas por sus lágrimas tibias. Taehyung trató de alejarlo, para
verlo, pero Jungkook se aferró a su camisa, no queriendo verlo a los ojos.
—Jungkook.

—¿Por qué me has pegado en la boca? Kyungsoo fue quien me molestó y


no hiciste nada. —Susurró el.

Taehyung miró la cabellera negra del Omega que lloraba, negó mientras
miraba a otro lado.

—Le he dicho a su Alfa sobre su comportamiento, se encargará de el, pero


yo tengo que encargarme de ti y lo que hiciste no estuvo nada bien.

Jungkook casi cae al suelo cuando Taehyung lo soltó y se alejó. Lo miró a


los ojos azulados y frunció los labios molesto.

—No me gusta cuando me pegas.

—Sabes bien porque lo hago, pero ya ni siquiera debes preocuparte, te irás


esta misma noche.

Jungkook tragó duro: —¿Qué? —Había olvidado aquello.

—Es lo que querías, ¿No?

—Si. —Asintió Jungkook.

Todo estuvo en silencio luego de eso, Jungkook sorbió su nariz y limpió


sus lágrimas con el dorso de sus manos, incómodo ante el silencio que
reinaba en la habitación. Taehyung asintió entonces, pasando por su lado y
caminando lejos.

—Bien, entonces vete.

—P-Pero...

Jungkook se giró y miró como Taehyung se quitaba la camisa, dejando su


espalda ancha desnuda ante el. Taehyung lo miró sobre su hombro.

—¿Pero qué?

Jungkook no respondió, no sabía que responder. Podía irse, era lo que


queriar, pero algo dentro de el repetía que no podía irse, no sabía si eran las
ganas de pelear, el deseo de golpear a Taehyung para intentar sentirse
mejor u otra cosa, no podía identificarlo, solo sentía que estaba en medio de
la nada siendo obligado a tomar una decisión difícil, una decisión que
definitivamente no debería ser difícil. Su nariz se arrugó y contuvo un
nuevo sollozo, nuevas lágrimas abandonaron sus ojos. Taehyung le dió
frente y avanzó hasta el a paso lento, hablándole con voz venenosa.

—¿Por qué sigues llorando?

—E-Es tu culpa.

—Pero si te he dejado libre, ¿No deberías estar feliz?

Jungkook se cubrió los ojos y comenzó a llorar, a llorar de verdad, como si


todo el peso en su pecho fuera tristeza genuina que no podía contener y no
sabía por qué. Jungkook intentó limpiar sus lágrimas, pero bajaban una tras
otras sin parar y su rostro ardía de vergüenza y rabia, su pecho subía y
bajaba con su respiración inestable y su nariz comenzaba a moquear.
Parecía un triste niño pequeño y no comprendía de donde habían aflorado
tantos sentimientos ni en que momento Taehyung había obtenido la
habilidad de dejarlo tan, tan sensible.

Lloró contra las palmas de sus manos, sentía la mirada del Alfa sobre el y
eso lo dejaba aún más avergonzado consigo mismo. Seguramente se veía
ridículo, seguramente Taehyung lo miraba como a un estúpido y no tardaría
en tomarlo del brazo y echarlo fuera de la habitación por ser una molestia.
Seguramente.

Pero Jungkook sintió los fuertes brazos ajenos rodearlo y apegarlo al tibio
cuerpo del Alfa. Jungkook lloró más fuerte entonces.

—¿Qué te pasa, Jungkook? —Preguntó aún con voz brusca y cortante.

—No lo sé. —Admitió alejándose un poco solo para limpiar sus lágrimas,
las miró sobre las yemas de sus dedos un rato y luego apoyó su frente en el
pecho del rubio. —Solo estoy muy triste...

Taehyung lo sostuvo contra el, incluso acarició su espalda sobre su camisa


y lo movió de lado a lado con el fin de calmarlo.

—Me arrepiento tanto de haberte besado anoche. —Sollozó Jungkook


sosteniendo de nuevo su camisa entre sus puños.

—¿Lo haces? —Murmuró Taehyung.

—Si. —Asintió Jungkook llorando contra el. —Me arrepiento mucho.

—Bien, ya no tienes que besarme, te irás.

Jungkook negó refregando su rostro en la camisa del Alfa, hipando y


golpeando con su puño su hombro de una manera muy débil. Taehyung lo
sostuvo cuando sus piernas volvieron a fallar para dejarlo caer, lo abrazó
contra el sintiendo como su cuerpo de sacudía por el llanto. Taehyung lo
alejó de su cuerpo solo para sostener su rostro entre sus manos y obligarlo a
mirarlo a los ojos. Jungkook se relamió los labios y apretó los dientes,
mirandolo con el rostro empapado y ojos desesperados. Por primera vez en
la noche su voz sonó flexible a los sentimientos del pelinegro.

—¿Quieres irte, Jungkook?

Taehyung parpadeó esperando su respuesta, limpiando sus mejillas con sus


pulgares y apartando con sus dedos los cabellos oscuros que se adherían a
su frente ligeramente sudorosa. Jungkook negó, sintiendo que algo abría su
entendimiento y le dejaba ver la razón de tanta tristeza.

—No quiero. —Musitó sorbiendo su nariz. —Y ni siquiera sé porqué.

Taehyung no contestó, asintió y volvió a abrazarlo, como si el sí


comprendiera la razón. Jungkook apoyó su frente en su pecho y continuó
llorando. Sintió a Taehyung inclinándose un poco, sus manos yendo hasta
detrás de sus rodillas y de un momento a otro levantándolo del suelo,
dejando las piernas del Omega dobladas a cada lado de el. Jungkook solo
se aferró a su cuello, alejándose por la sorpresa y mirándolo a los ojos.

Taehyung pasó sus manos hasta el trasero del pelinegro, una de ellas subió
a su espalda y acarició. Jungkook tuvo que rodear sus caderas con sus
piernas, sintió su rostro aún más sonrojado y tembló ante un escalofrío que
lo recorrió. El ojiazul lo miró con aquel rostro indiferente y serio que tan
inferior hacía sentir a Jungkook.

—¿Por qué estás siendo un Omega tonto, Jungkook?

El nombrado solo bajó la cabeza, cerrando sus ojos y soltando un suspiro


cansado. La mano de Taehyung acunó su mejilla, Jungkook sintió su
estómago retorcerse, quizá el hambre reclamando comida o alguna
sensación extraña que no comprendía.

Taehyung movió su mano tras su cabeza y lo empujó un poco para


acercarlo a su rostro. Jungkook solo tomó un respiro antes de sentir los
labios de Taehyung sobre los suyos y sorprenderse a si mismo empujando
los suyos contra los de el.

El Alfa prolongó aquel beso, solo dejando sus labios juntos, separándose
solo dos segundos para mirarlo a los ojos, los cuales permanecían cerrados.
Jungkook respiraba de manera inestable y suave, sin saberlo inclinaba su
rostro para que quedara apoyado en la palma de Taehyung y sus labios
rosados se abrían y cerraban levemente, como si quisiera decir algo, pero
no pudiendo.
Taehyung lo miró largos segundos, miró su expresión cansada y triste, su
cabello cayendo sobre su frente en un flequillo azabache, sus pestañas
cortas y pobladas, algo rizadas, que le daban encanto adorable e infantil.
Sus labios finos, aquella piel suave...

—¿Cuántos años tienes, Jungkook? —Musitó Taehyung.

Jungkook permaneció con los ojos cerrados, sus labios se cerraron y


fruncieron con suavidad, luego se entreabrieron para soltar un suspiro y un
susurro.

—Diecisiete.

Taehyung ladeó la cabeza.

—Eres un niñato. —Sus labios se crisparon para contener una sonrisa y


continuó. —Un niñato malcriado, ¿No es así?

Jungkook asintió, luego negó contradiciéndose y finalmente bajó más la


cabeza, cerrando sus ojos con fuerza y suavizándolos de nuevo, pero no
abriéndolos. Taehyung apegó su frente a la suya y presionó sus labios
contra los suyos una vez más.

Sin decir nada más Taehyung lo dejó en el suelo, tomó su mano y le dió un
apretón. Jungkook abrió sus ojos y miró los azulados, conectaron miradas
solo un par de segundos.

Luego Taehyung se alejó hasta encerrarse en el baño, supuso el pelinegro


que iba a remojar su cuerpo. Jungkook se sentó en el suelo, sobre la
alfombra, justo al lado de la cama, esperando a que saliera para así tomar
un baño también y dormir. Estaba literalmente destrozado.

Así que mientras Taehyung lavaba su cuerpo, Jungkook lloraba de alivio


escondiendo su rostro entre sus rodillas para que sus lágrimas limpiaran sus
mejillas sonrojadas.

Porque en el fondo su lobo estaba tranquilo al saber que no iba a alejarse de


Taehyung.
❝Nueve❞
Canción de ambientación: Mad World — Gary Jules (Por el cast
de Riverdale)

Había estado soñando consigo mismo recorriendo un largo pasillo solitario,


solo siguiendo la alfombra color vino con sus pies descalzos y
extrañamente polvorientos. Se sentía húmedo y frío y sentía que su nariz
picaba tentándolo a estornudar. No comprendía porque las velas en las
lamparillas estaban apagadas y tampoco entendía a donde se dirigía o por
qué aquel lugar era tan solitario. Pero no le importaba, después de todo
siempre había estado solo entre oscuridad, ¿Por qué debía tener miedo ahí?

Sentía que flotaba, quizá que era era empujado, se sentía liviano, como una
pluma en el aire o algo demasiado parecido, pero continuaba sintiendo
humedad y muy poca comodidad, sus pies polvorientos se sentían
demasiado incómodo y de un momento a otro no podía respirar, había
perdido el aliento.

Un susurro demasiado ruidoso justo en su oído lo hizo despertar enseguida.


El pelinegro abrió sus ojos de manera perezosa encontrándose con la
oscuridad ante el. Se removió bajo el brazo que apresaba su cuerpo
rodeando su cintura y se encogió volviéndose un ovillo entre las mantas
calientes. De nuevo escuchó un susurro y por alguna razón pensó en el
número dos. Parpadeó y cerró los ojos con fuerza, soltando un quejido al
aire y gruñendo poco después.

—Deja de susurrarme. —Gruñó el Omega.

El Alfa tras el se removió un poco, Jungkook sintió como se inclinaba y


rozaba su nariz con su nuca haciéndolo temblar levemente. Taehyung
depositó su aliento caliente sobre su piel.

—No se de que hablas. —Respondió con voz ronca y pastosa el rubio de


ojos azules.

—Claro. —Jungkook volvió a removerse. —Suéltame.

Taehyung no rechistó, solo lo soltó y se dió la vuelta, dándole la espalda al


Omega y volviendo a dormir. Jungkook se acomodó arrastrándose más
cerca de la almohada y reposando su cabeza en ella. Bostezó antes de
intentar dormir de nuevo, pero solo pasó cerca de un minuto antes de
volver a ser molestado por otro susurro. Su pierna enseguida se empujó
hacia atrás, golpeando con su pie el trasero del rubio, el cual gruñó
molesto.
—Que dejes de susurrar. —Ordenó Jungkook en un susurro.

—Que no estoy susurrando, ¿Por qué mierda estaría susurrando? —


Respondió Taehyung.

—No lo sé, pero ya no lo hagas.

—No vuelvas a patearme.

—Entonces deja de molestar.

Jungkook miró sobre su hombro, según el le había echado una mala


mirada, pero tenía sueño, estaba oscuro, no sabía si Taehyung lo miraba y
no se tomaría el tiempo de adaptar su vista a la oscuridad. Se acomodó se
nuevo y se arropó hasta los oídos, refunfuñando entre dientes y bostezando
luego otra vez. Inhaló y exhaló una y otra vez hasta que el sueño fue
pesado y pudo sentirse a si mismo cayendo en un agujero de inconsciencia.

Taehyung abrió los ojos de mala gana luego de algunos minutos,


olfateando el aroma dulce del Omega lejano y resistiendo el impulso de
darle frente y abrazarlo, sin embargo decidió que al menos si no iba a
abrazarlo podría verlo dormir mientras el sueño volvía a el, así que se giró
y se acercó a el. Se sorprendió al no verlo recostado en la cama. Se sentó en
su lugar y palmeó las mantas en busca del pelinegro de mal humor, pues
sabía que tenía muy mal dormir, si no lo abrazaba podía amanecer en
cualquier lugar. No tuvo suerte en encontrarlo.

—Jungkook. —Llamó.

Pero no obtuvo una respuesta, así que se apresuró a salir de entre las
mantas y de la cueva que formaba el dosel. Parpadeó para mirar mejor en la
oscuridad de su habitación, encontrándose con la silueta del pelinegro en
una pared lejana. Sus manos se apoyaban de ella y estaba ligeramente
encorvado. Taehyung se levantó de la cama y descalzo empezó a caminar
hasta el, con el entrecejo fruncido en preocupación y curiosidad. Escuchó
como susurraba una y otra vez mientras se acercaba a el. La palabra
"Segundo" era repetida una y otra vez por el Omega.

—¿Jungkook?

—¡Ah! —Exclamó sorprendido el, sacudiéndose con fuerza. —¡No!

El pelinegro alzó sus manos al aire haciéndolas puños y empezando a


golpear la pared con ellos. Taehyung rompió el espacio entre ellos,
extrañado del comportamiento de Jungkook lo tomó de la cintura, pero esto
pareció asustarse demasiado con eso.
—¡No, no! ¡No! —Jungkook se aferró a las manos que se posaban en su
cintura y le clavó las uñas cortas con fuerza. —¡NO, NO!

Se sacudió con fuerza cuando Taehyung lo hizo girar y lo abrazó de la


cintura, tratando de controlarlo cuando se echó con fuerza hacia atrás,
tentándose a caer de espaldas al suelo.

—Jungkook, calma. —Pidió Taehyung, gruñendo cuando los puños del


Omega golpearon su pecho. —Deten... —Uno de los puños golpeó el
pómulo del Alfa interrumpiéndolo. —¡Jungkook, detente!

—¡No, no, no! ¡No, por favor! ¡No!

—¿No qué? —Gruñó Taehyung, sosteniéndolo con fuerza cuando por


pataleos del Omega casi se le resbala de los brazos. —¡Jungkook!

Ante el grito Jungkook se encogió en su lugar, gracias a eso se escurrió de


los brazos del Alfa cayendo al suelo. Tardó solo segundos en gatear lejos,
al otro lado de la cama, colocándose de rodillas y llorando contra el suelo.
Taehyung se apresuró hasta el, arrodillándose frente al mismo y
levantándolo. Jungkook se cubrió el rostro cuando Taehyung intentó verlo
y se ocultó en su pecho, acercándose desesperadamente. El rubio lo abrazó
para reconfortarlo y miró su cabellera azabache.

—Jungkook ¿Qué ocurre, cariño?

—En el segundo, en el segundo. —Contestó. —En el segundo, el


segundo...

Taehyung peinó su cabello hacia atrás con el fin de alejarlo y ver su rostro,
pero no pudo hacerlo, se apegaba a Taehyung como si alejarse le costara la
vida. Los brazos de Jungkook envolvieron al Alfa y lo apretaron con
fuerza, temblaba y sollozaba. Su olor a miedo altero al lobo de Taehyung,
el cual buscó proteger a toda costa al Omega.

—Fue una pesadilla, Jungkook. —Musitó Taehyung dando pequeñas


caricias en la espalda ajena. —Ya no llores, está todo bien.

Taehyung intentó alejarlo para buscar su mirada obteniendo una mala


respuesta, Jungkook soltó un grito asustadizo y lloró más fuerte con los
ojos cerrados.

—No, no, no me dejes aquí.

—No voy a...


—Por favor, por favor, por favor.

Taehyung casi sonríe: —Tranquilo, Jungkook, no voy a dejarte, aquí estoy.

—Por favor... —Suplicó el enterrando su rostro en el pecho ajeno.

Taehyung pudo sentir sus lágrimas mojar su pecho desnudo, le dió caricia
tras caricia en su cabello negro y siseó.

—Ya está, tranquilo. Vamos a la cama ¿Si?

—Si, Yugyeom.

Taehyung se congeló ante las palabras de Jungkook. Parpadeó cuando el


Omega refregó su rostro mojado en su pecho y olfateó su aroma,
apretándolo más y suspirando. Las manos del Alfa soltaron a Jungkook
solo para posarse sobre sus hombros y empujarlo levemente.

—¿Cómo mierda me has llamado?

Yugyeom, ¿Acaso no era aquel el amigo Alfa de Jungkook? ¿Aquel que lo


había ayudado a escapar de el en el bosque? ¿Estaba acaso pensando en el?
¿Estaba soñando con aquel Alfa? Taehyung sintió su estómago dar un
vuelco y enviar una horrible sensación en su garganta. Quiso vomitar.
Jungkook en cambio balbuceó algo inentendible, su cabeza cayó al frente
cuando Taehyung lo despegó de su cuerpo para verlo.

—Jungkook. —Llamó molesto el mayor, dándole incluso un pequeño


pellizco en el brazo. —Jungkook.

Pero el Omega parecía haberse quedado dormido ahí, Taehyung no sabía si


estaba disimulando su metida de pata o si realmente se había quedado
dormido, pero no iba a averiguarlo ahí desnudo y de rodillas, se limitó a
levantarlo del suelo y colocarlo en la cama, gruñéndole en el oído y
abrazándolo de mala gana antes de arroparse junto a el. El rubio de ojos
azules le echó una última mirada antes de mostrarle los colmillos, dormía
tan plácidamente que podía pasar su enojo por alto y disfrutar de dormir
con el, sin embargo resistió los encantos de aquel Omega.

—Ya verás mañana.

~•~•~

Jungkook cerró los ojos al sentir como todo un jarrón de agua era vaciado
sobre su cabeza, cubrió sus ojos y talló los mismos para volver a abrirlos,
tiritó falsamente ante la frescura del agua fría y se abrazó a si mismo,
frotando sus brazos y relamiendo sus labios. Miró sus piernas estiradas a lo
largo de la tina, hizo una mueca ante lo delgadas que eran, aunque tuvo que
aceptar que había un poco más de músculo en sus muslos gracias a que
estaba comiendo prácticamente comida de reyes.

La puerta de abrió de golpe y dejó ver a un Alfa rubio, por inercia


Jungkook abrazó sus piernas contra su pecho, cubriendo su desnudez del
hombre que se acercaba a el y a Jiyook, la cual le frotaba la cabeza.

—¡Eh! —Exclamó Jungkook del susto.

—Taehyung. —Regañó Jiyook con media sonrisa adornando su rostro.

El ojiazul de rubia cabellera húmeda por su anterior baño estaba vestido


con ajustados pantalones blancos y una camisa de mangas largas color
vino, anillos adornaban sus dedos y las botas de cuero negro vestían sus
pies. Jungkook no pudo mirarlo sin sonrojarse, porque aún estaba
avergonzado por la noche anterior, así que giró su cabeza y miró a otro lado
frotando sus pies entre sí. Por su expresión sospechaba que estaba molesto.

—Jiyook, déjanos solos.

El Omega miró a la mujer que soltaba una leve risa y se alejaba de el. La
miró irse hasta la puerta mientras el Alfa tomaba su lugar. Jiyook salió y
los dejó solos, entonces Jungkook se encogió en su lugar, sintiendo como el
Alfa se sentaba al borde de la cerámica de la tina, justo tras el.

—¿Qué quieres?

—Hablar.

—¿Te refieres a pelear? —Preguntó Jungkook. —Porque con esa actitud


dudo mucho que vengas a hablar de cualquier cosa.

—Supongo que tienes razón.

El Omega bajó la cabeza y dió un pequeño salto en su lugar al sentir el


dedo del Alfa delinear su columna. Tembló y dió una sacudida notable.

—¿Está fría? —El pelinegro gruñó —No. Y no me toques.

—Solo son caricias.

—No las quiero.

—No decías lo mismo anoche cuando te las di ¿O si?


Jungkook miró sobre su hombro, molesto por lo dicho. Negó y miró sus
pies bajo el agua de la tina, abrazando sus piernas contra su pecho con
fuerza. Se sintió avergonzado de recordar la noche anterior, de como antes
de dormir los labios del Alfa se habían juntado con los suyos más de una
vez y como el lo había aceptado sin rechistar.

—¿Por qué me lo echas en cara?

—Porque te niegas a aceptar que en realidad te gustan. Mis caricias, mis


besos...

—¿A qué viniste? —Lo interrumpió el Omega, apretando su mandíbula de


molestia.

—A que me expliques que relación mantenías con aquel Alfa del bosque.

Jungkook rodó los ojos de mala gana, escuchando la voz grave de


Taehyung reclamar.

—¿No lo he hecho ya antes?

—Al parecer es un increíble amigo. ¿Te ayudaba a salir de apuros?

Jungkook no comprendió, así que giró un poco en su lugar y miró al Alfa


con el ceño fruncido. Taehyung lo miró con un serio semblante.

—No entiendo tu pregunta.

—Puede que no sepas leer, pero no eres estúpido, me entiendes bien. —El
tono de voz disminuyó notablemente.

—¿A qué viene eso? ¿Acaso estás molesto con el por algo? ¿Qué te ha
hecho? Ni siquiera lo conoces.

—Dale gracias al cielo que no lo conozco, te traería su maldita cabeza


después de matarlo.

Jungkook frunció los labios, mirando con preocupación a Taehyung. ¿Era


capaz? Lo era, el lo sabía bien, todo el mundo lo sabía.

—¿Por qué dices eso?

—¿Por qué lo defiendes tanto?

—Porque es mi mejor amigo.


Taehyung entrecerró los ojos, mirando el rostro de Jungkook en silencio
largos segundos. El Omega se abrazó más a sí mismo, temiendo que bajara
la mirada, pues no quería que viera su trasero, le preocupaba.

—¿Y estabas soñando anoche con tu mejor amigo?

Jungkook casi balbucea, ¿Cómo el lo sabía? ¿Era posible? Se preguntó si


los destinados podían ver sus sueños, pero Jungkook no había visto nada
más que el suyo, ¿Por qué? El carraspeo del Alfa lo hizo volver a la
conversación.

—No sé de que hablas.

—Yo creo que sí.

Los dedos ajenos de nuevo recorrieron su espalda, haciéndolo temblar,


enviándole un cosquilleo intenso en todo el cuerpo.

—No deberías tener amigos Alfas...

—No entiendo porque me estás poniendo incómodo. —Jungkook quiso


levantarse e irse, pero no quería exponer su cuerpo aún más.

—Anoche me llamaste Yugyeom luego de que caminaras dormido.

Jungkook parpadeó: —¿Caminé dormido?

—Y peleaste con la pared. Luego lloraste. —Asintió al Alfa. —Me


llamaste Yugyeom luego de que te calmé. La verdadera pregunta es. —
Taehyung inhaló y se inclinó para acercarse. —¿En qué tipo de pesadilla
Yugyeom te salva?

Jungkook bajó la mirada, sintiendo un peso enorme caer sobre su espalda


con fuerza. Pensó incluso que podía sudar del nerviosismo que empezaba a
atacarlo, sus manos temblaron cuando el sielncio reinó y la mirada fría y
azulada no se apartó de el. El Omega estaba completamente fuera de lugar,
y no deseaba nada más que estar fuera de la tina, sobre la cama, encerrado
en el pesado dosel color vino, entre la oscuridad de las mantas. Quería
correr, pero no podía.

—¿Me vas a responder?

Jungkook murmuró: —No...

—Responde. —Ordenó el rubio.


—Solo fue una pesadilla, ¿Por qué estás siendo pesado? —Casi reclama el.
—¿Por qué quieres buscar excusas para pelear y ponerme de mal humor?

—No cambies el tema.

—No lo cambio.

—Lo haces, no intentes alternar esto.

Jungkook gruñó: —No sé que es alternar.

Taehyung quiso decir algo, pero cerró la boca y tomó entre sus dedos el
punte de su nariz, cerrando los ojos y bufando. Jungkook infló sus mejillas
en medio de su rabia y bufó luego también.

—Esto no tiene sentido.

—Pues quizá no lo tiene para ti, pero a mi me molestó mucho que me


llamarás Yugyeom y que aceptarás ir a la cama conmigo creyendo que era
el.

—¡Ah, ya vas a inventar cosas! —Exclamó Jungkook levantando sus


manos al aire. —¿Te gusta discutir?

—Que dejes de alternar el tema.

—¡Que no sé que es alternar!

De la rabieta Jungkook se levantó de la tina escurriendo agua y saliendo


rápidamente de ella, resbalando un poco por el agua, pero logrando
estabilizarse. Seguro se veía ridículo ahí de pie desnudo y molesto, así que,
con el toque de dignidad que aún le quedaba según el, caminó lo más
rápido que pudo hasta la puerta. Taehyung lo miró de mala gana,
levantándose y señalándolo acusador.

—¡Y cubre tu maldito trasero pálido! ¡Si alguien está en la habitación y te


ve desnudo serás culpable de que le arranque los ojos!

Jungkook frenó enseguida, buscando con su mirada una toalla o una bata,
no por las amenazas del Alfa, sino porque no quería ser visto desnudo por
nadie en caso de. Le gruñó al Alfa cuando alcanzó una bata y por pura ira
tomó un tipo de cepillo que estaba cerca y se lo arrojó con toda su fuerza.
Cayó dentro de la tina, salpicando agua, y Taehyung lo miró hundirse
enseguida para luego mirar a Jungkook casi con asco ante su lanzamiento.

—Con esa puntería me reconforta que no seas el Alfa.


Jungkook se vistió con la bata indignado y le dió la espalda para caminar
fuera. Su pie derecho resbaló y el perdió el equilibrio, pronto le dió la
espalda y el trasero al piso, fuerte y dolorosamente. Ahogó un quejido y
cerró sus ojos con fuerza, mordiéndose la lengua para evitar llorar, pero
haciéndolo el silencio poco después que el rubio ojiazul llegara a su lado.

—Torpe.

Jungkook lo golpeó en el pecho cuando quiso levantarlo y sollozó un: —


Cállate.

Gimoteó cubriendo sus ojos con el dorso de sus manos y lloró, no sabiendo
si el dolor se mezclaba con su ira y se hacía punzante o si permanecía por
largo tiempo como su llanto estaba dispuesto a permanecer. Taehyung pasó
su brazo bajo sus rodillas y posicionó su brazo libre alrededor de su cintura.
Hizo acto de querer levantarlo.

—No, no. —Se negó Jungkook. —¡Esperaaa!

—¿Qué?

—Me duele. —Chilló en tono de obviedad. —Bruto.

—Quejico, ¿Por qué diablos te quejas tanto?

—¿Por qué rayos me hiciste caer?

—Ah, ¿Yo? No sabía que controlaba tu torpeza y tu falta de respeto,


estábamos hablando y huiste.

—Yo no... ¡AY!

Jungkook se abrazó al cuello del Alfa cuando lo elevó sin permiso del suelo
y lo llevó fuera del baño. Sintió un dolor en su espalda baja y le gruñó a
aquel que lo cargaba, gritando castamente después cuando sin previo aviso
fue arrojado a la gran cama. Se quejó de su dolor y un puchero involuntario
adornó sus labios. El Alfa caminó hasta el cuando se arrodilló en la cama
dispuesto a pelear y lo tomó de las muñecas evitando cualquier posible
golpe.

—No se que relación tenías con ese Alfa, pero sea lo que sea no dejaré que
sea un maldito dolor de cabeza para mi. —Jungkook fue empujado
levemente, cayó sobre su trasero. —Están lejos el uno del otro y me
encargaré de que sea así por siempre, pero si vuelves a llamarme Yugyeom
te voy a...
—Pero si estaba dormido. —Le recordó Jungkook molesto. —¿Cómo
puede ser mi culpa? ¿Cómo puedes ser tan tonto para culparme por ello?
¿Por qué me tratas tan mal?

Taehyung estuvo unos segundos en silencio, luego sin más lo empujó con
un toque en su frente demasiado fuerte que lo hizo caer sobre su espalda. El
Omega se tensó cuando el Alfa de posicionó sobre el, casi recostándose
sobre su cuerpo y acercando su rostro al suyo.

Jungkook miró los ojos azules y Taehyung sin romper aquel contacto besó
los labios del pelinegro. Jungkook no pudo sostener la mirada, tampoco el
beso, así que giró la cabeza para romperlo y suspiró al cerrar los ojos. La
respiración caliente de Taehyung cayó sobre su mejilla con lentitud.
Jungkook se sintió muy cálido aún cuando recién salía de una ducha fría.
Se sonrojó y se maldijo, porque el no se sonrojaba, solo Taehyung lo hacía
sonrojar.

—Eres mi Omega, Jungkook. De nadie más, ¿Lo entiendes? —El susurro


hizo temblar al pelinegro. —Nadie va a cambiarlo, y si alguien lo intenta
yo...Yo voy a matarlo.

Jungkook sintió la lengua húmeda del Alfa barrer su mejilla en un acto de


posesividad, luego el rubio se levantó y miró a Jungkook desde arriba. Se
dió la vuelta y empezó a caminar hacia la puerta.

—Vístete y desayunemos. Tus estudios empiezan ya enserio y tengo


trabajo que hacer. No me dejes comiendo solo.

Sin decir nada más el Alfa salió de la habitación y Jungkook se quedó


recostado en la cama pensando en como aquel que llamaba su lobo tenía las
orejas gachas y la cola moviéndose de lado a lado mientras el Omega se
acariciaba los labios previamente besados, preguntándose ¿Qué demonios
estaba pasando con su vida?
❝Diez❞
Canción: Kindly Calm Me Down — Meghan Trainor.

Kyungsoo había estado parloteando cerca de una hora, enseñándole a


Jungkook las letras y como pronunciar varias de ellas juntas, y el lo estaba
haciendo bien, o al menos intentaba hacerlo lo mejor que podía, pero le
fastidiaba la idea de que Kyungsoo era quien le enseñaba a leer y no
alguien más. No entendía porque Kyungsoo había vuelto, no comprendía si
Taehyung tenía algún tipo de buena amistad que no quería arruinar con el o
con su Alfa, pero Jungkook pensaba que era lo suficientemente inteligente
como para saber que no había manera de que Kyungsoo y el se llevaran
bien. No sabía bien si lo había hecho a propósito o si no, pero a Jungkook
no le agradaba convivir con aquel Omega, sin embargo estaba dispuesto a
comportarse frente a aquel que lo había humillado, estaba dispuesto a
demostrar que podía ser un Omega educado, uno "correcto", tal vez así
Taehyung alejaría a Kyungsoo como recompensa, porque Kyungsoo estaba
actuando de una manera desagradable con Jungkook desde el primer
minuto en que se vieron aquel día.

—¿M con la I? —Preguntó Kyungsoo sentado frente a el.

Jungkook pensó mirando ambas letras, intentando recordar como sonaban


juntas, parecía simple, pero se le complicaba por alguna razón inexplicable.
Lo pensó un rato, mordiendo su labio y haciendo un sonido pensativo.

—Mi. —Respondió al fin.

—Felicidades, te tardaste dos minutos en adivinar.

—Pero lo dije. —Jungkook se enderezó en su asiento y miró al Omega. —


Es lo que importa.

—La velocidad también importa.

Jungkook rodó los ojos al cielo, haciendo puño su mano sobre la mesa y
mordiendo el interior de su mejilla con estrés contenido. Kyungsoo habló
de nuevo.

—Utiliza esa palabra en una oración.

Jungkook miró el libro y ladeó la cabeza, diciendo con simpleza.

—Mi libro.
—Que poco inteligente y creativo, Jungkook.

El nombrado se cruzó de brazos en el momento en que Kyungsoo lo miró


de mala gana y torció la mirada de una manera casi macabra a otra
dirección. Se suponía que Jungkook lo hacía bien, eso suponía el, entonces
¿Por qué tan molesto? ¿Odiaba a Jungkook? ¿Odiaba enseñarle? ¿Odiaba
compartir espacio con el? No lo sabía, pero si había odio y rencor,
Jungkook podía sentirlo, podía sentir como Kyungsoo tenía un problema
con el, algo personal. Jungkook, por alguna razón, tenía junto a su lobo una
ligera sospecha y aquella sospecha tenía nombre y ojos azulados. Pero
debía averiguarlo y tenía una forma de hacerlo que se acoplaba
perfectamente a la situación.

—¿Quieres otra oración? —Preguntó el. —Está bien. —Por unos segundos
se hizo el pensativo. —Mi Alfa es el Rey de Seoul. ¿Qué te parece?

Kyungsoo lo miró de nuevo de una manera asesina, pero Jungkook no se


dejó intimidar, alzó su mentón en lo alto y arqueó una ceja, pensando que
quizás había dado justo en el blanco con aquello. Taehyung estaba incluído
y no pudo evitar temblar un poco cuando gracias a su lobo su piel se erizó
al ponerse totalmente a la defensiva, sintiéndose atacado. Jungkook se
relamió los labios para hablar, pero Kyungsoo le ganó al hacerlo.

—Llevas solo unos días aquí y ya crees que el te pertenece. —Negó


lentamente, murmurando para el mismo. —Pero el no te pertenece, nada de
este castillo te pertenece en realidad.

Jungkook hizo una notable mueca de molestia. No era que Jungkook


hubiese aceptado a Taehyung como su pareja, pero el Alfa había dejado
claro que eran pareja destinada, eso significaba que de alguna manera eran
el uno del otro ¿No era así? ¿O nadie lo sabía? ¿O acaso Jungkook había
entendido mal? Estuvo a punto de decirle a Kyungsoo que estaba
equivocado, pero el mismo volvió a hablar sin dejarlo.

—Será cuestión de tiempo para que estés fuera del castillo, estoy muy
seguro de que solo eres un capricho de Taehyung.

Kyungsoo tomó una hoja y la acercó a Jungkook de mala gana, cruzándose


de brazos y gruñendo en sus adentros.

—Hora de que aprendas a escribir tu nombre. Empieza con tu apellido.

Oh, ahí estaba de nuevo. Aquella sensación que molestaba tanto a


Jungkook, la vergüenza que le revolvía el estómago y le hacía hervir el
rostro hasta que se tenía de un color carmesí. La inseguridad lo inundó por
completo y miró a Kyungsoo dispuesto a oponerse, pero no lo hizo, se
entretuvo con el perfil de aquel Omega molesto. Parpadeó y frunció los
labios, de pronto sus pensamientos se nublaron de el, porque le gustara o
no, Kyungsoo era un Omega ejemplar. Era lindo, muy lindo, y a pesar de
ser desagradable sabía actuar como se suponía debía actuar, sabía estar
atento a un Alfa, sabía sentarse de la manera correcta, sabía leer, sabía
escribir, el probablemente di tenía un apellido...

Kyungsoo lo miró de nuevo y Jungkook se encogió en su lugar al ser


sorprendido mirándolo. Kyungsoo alzó una ceja.

—Tú apellido. —Repitió. —¿Cuál es tu apellido?

Jungkook tragó saliva, demasiado duro como para que el contrario lo


notara, demasiado para hacerlo lucir nervioso.

—Yo no tengo uno. —Murmuró.

Kyungsoo alzó sus cejas en sorpresa, pero su expresión no cambió


demasiado, continuaba mirando a Jungkook con asco. Jungkook se mordió
el labio inferior, este amenazaba con temblar y no quería demostrar que en
el fondo empezaba a sentirse más que avergonzado, empezaba a sentirse
triste y no quería que saliera a flote, no quería que Kyungsoo lo notara.

Se miraron largos segundos, demasiados para el gusto de Jungkook, así que


sin poder evitarlo bajo la mirada, escuchando luego la acusación de
Kyungsoo.

—Eres un bastardo.

Las palabras hicieron que Jungkook sintiera frío, hicieron que se encogiera
más en su lugar y ocultara su rostro. No lo habían llamado así en un rato,
empezaba a acostumbrarse a no ser acusado y torturado por serlo, pero
supo que fue un error. Su nariz comenzó a picar y sus ojos a arder.

—Un maldito bastardo, lo que faltaba.

—No soy un maldito, no me llames así. —Más que una orden logró sonar
como una petición en voz baja.

Kyungsoo negó, mirándolo con desprecio, como si se tratara de un


desperdicio maloliente dejado justo frente a el. Jungkook tensó la
mandíbula ante ello, muriendo por insultarlo de igual manera, pero
queriendo controlarse para demostrar que podía comportarse, podía
mantenerse en la línea de la paciencia y la buena educación, tenía que...

—No entiendo porque te eligió. —Murmuró Kyungsoo para el mismo.


Jungkook elevó sus cejas y parpadeó. Alzó la vista hacia el Omega y alzó
la voz para ser escuchado.

—¿Es eso lo que te molesta? —Preguntó alto Jungkook, soltando un tipo


de bufido luego. —¿No tienes acaso un Alfa, Kyungsoo?

—Lo tengo, no sé a que te refieres.

—Creo que sabes a que me refiero. —Jungkook entrecerró los ojos. —Creo
que es obvio que te molesta que Taehyung tenga un Omega.

Kyungsoo estalló en una carcajada, una casi silenciosa y nerviosa, falsa,


nada creíble, no para Jungkook. Se levantó de la silla y le dió la espalda
aún riendo, negando e incluso diciendo algo inentendible entre dientes.
Miró a Jungkook luego.

—Tengo Alfa. —Le dijo, sus ojos estaban levemente cristalizados en


lágrimas de tanta risa fingida. —Y soy muy feliz con el, lo que Taehyung
haga con su vida personal no debería interesarme en lo más poco.

—Pero lo hace.

—No, estás confundido. Me preocupa el reino, no el.

Jungkook casi ríe, era un mentiroso, un tremendo mentiroso y descarado.


Jungkook se levantó también solo para tomar confianza en sí mismo,
acercándose a Kyungsoo y posándose frente a el.

—Estás molesto porque te gusta Taehyung, ¿Verdad? —Las palabras


dejaron un sabor amargo en la boca de Jungkook. —Estás rabioso.

Kyungsoo tensó la mandíbula, mirando a Jungkook con molestia.

—Tengo Alfa. —Repitió entre dientes. —No hables de cosas estúpidas y


sin sentido.

—Tiene sentido para mi, ¿Por qué no solo lo admites?

Kyungsoo rodó los ojos, negando y haciendo sus manos puños. Jungkook
torció el gesto, su lobo gruñó a aquel que se había metido en un territorio
delicado para el, sin embargo Jungkook ignoró la sensación de celos que
crecía en su interior. Kyungsoo lo miró de arriba a abajo con desprecio.

—No entiendo porque te ha elegido a ti. A ti, un maldito bastardo. Un


asqueroso inmundo.
Jungkook odiaba como los insultos se clavaban en su pecho, como se
enterraban y dolían. Parpadeó para evitar llorar, pero se moría por hacerlo.
Tomó una larga respiración y con voz inestable intentó defenderse.

—Debes sentirte muy molesto, siendo un bastardo tengo el puesto que te


gustaría ocupar. Soy el Omega del Rey.

Kyungsoo hizo una mueca de disgusto, su respiración pareció agitada y su


rostro se volvió rojizo. Estaba rabioso, pero Jungkook no estaba preparado
para sus palabras.

—No importa cuanto intentes parecer de la realeza. —Aseguró. —No


importa si esa anciana te pone todo el maquillaje del mundo, no importa si
aprendes a leer o escribir, Jungkook, siempre serás un bastardo que no
merece nada de esto.

Kyungsoo cortó el espacio entre ellos y empujó con sus manos a Jungkook,
desestabilizándolo.

—Eres solo un pedazo de porquería.

Otro empujón hizo que Jungkook soltara un respingo, al no verlo venir


perdía el balance.

—Y vas a verlo en cuanto Taehyung te use a su antojo, solo espera a que te


abras de piernas para el y después te darás cuenta que no vales nada.

Jungkook soltó un pequeño grito cuando de nuevo fue empujado, no


teniendo tiempo de reaccionar cuando de nuevo le daban un empujón. Se
maldijo mentalmente por no tener equilibrio, sostuvo el aire cuando
Kyungsoo lo tomó del cuello de su camisa y tiró de el muy cerca de su
rostro. Pudo sentir su respiración.

—No eres nada, Jungkook. —Le dijo alto y claro. —Solo eres un bastardo
con suerte y eso va a terminarse pronto, te lo prometo.

Entonces y sin un previo aviso Kyungsoo lo abofeteó, tan fuerte que lo


arrojó al suelo. Jungkook cayó, sus lágrimas cayeron, su poca dignidad, su
orgullo, todo, absolutamente todo se derrumbó y lo dejó al descubierto.
Tocó su mejilla herida y mojada, sollozando con fuerza y cerrando los ojos.
Se sentía terriblemente humillado, como si limpiaran el suelo con el. Lloró
en silencio, incluso cuando Kyungsoo pasó por su lado y dijo que la clase
había terminado. Había sido tan cruel, a pesar de que Jungkook estaba
acostumbrado a eso siempre terminaba doliéndole en demasia y maldecía
no ser más fuerte. Siempre daban en su punto más débil. Se hizo un ovillo
en el suelo y se cubrió el rostro, demasiado avergonzado para mostrarse al
mundo, llorando largos minutos hasta que alguien entró y lo encontró
mientras lo hacía sin cesar.

—¿Jungkook? —La voz de Jiyook resonó en la habitación.

El Omega negó cuando los pasos de la mujer resonaron y cuando sus


manos delicadas tocaron sus hombros. Se sacudió para apartarla sin ningún
éxito, así que lloró más fuerte.

—Jungkook, ¿Qué pasó? ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué lloras?

El pelinegro inhaló con fuerza, sus mocos hicieron un sonido desagradable


y dejó su rostro caliente al descubierto. Estaba mojado y rojo, sus ojos
vidriosos derramaban lágrimas imparables y su labio temblaba. Jiyook
frunció el ceño asustada y preocupada, estirando su mano para limpiar una
de las mejillas húmedas.

—¿Qué pasó? —Preguntó con voz suave. —¿Fue Taehyung? ¿Qué te ha


hecho ese bruto?

—No. —Negó el menor con voz gangosa. —No fue el.

—¿Quién fue entonces? Le daré con la mano abierta, lo juro. —Casi gruñe
la mujer tomando el rostro de Jungkook entre sus manos. —¿Quién te hace
llorar de esa manera tan frágil?

Jungkook sollozó: —Nadie.

—¿Cómo nadie? Mírate, estás llorando como un bebé.

—Déjame, no soy un bebé.

Con torpeza intentó apartar a Jiyook, levantándose del suelo y limpiando su


rostro con el dorso de sus manos. La mujer se levantó también, limpiándose
de su largo vestido color beige y acercándose a el. Jungkook no dejó que lo
tocara, se alejó.

—Jungkook. —Casi riñe ella. —Dime que te pasa.

—Nada. —Insistió el.

—Te voy a pellizcar la oreja por mentiroso, Jungkook. —Amenazó esta


con la paciencia al borde. —Dime ahora que te pasa.

—¡Nada!

—¡Jungkook!
El nombrado gruñó en sus adentros y limpio el resto de sus lágrimas. Con
malcriadez talló sus ojos y suspiró, intentando con todas sus fuerzas
controlar su estado. Pensó en como no se había defendido, en como había
quedado como un estúpido. Debió no comportarse, debió regresar los
empujones, debió devolver la bofetada, los insultos, las lágrimas, todo.
Pero no lo había hecho y se sintió un completo idiota por querer actuar de
manera decente, ¿Por qué quería demostrar que no era un salvaje grosero?
¡Qué estúpido querer demostrarle aquello a Taehyung! Aún cuando ni
siquiera estaba presente, como si Kyungsoo fuera a informarle sobre su
buen comportamiento, aquel Omega que tanto deseaba a Taehyung.

—¿Por qué te pellizcas los cachetes? —Casi reclama Jiyook acercándose a


el. —Jungkook ¿Qué te pasa?

De un manotazo Jungkook dejó de maltratar su rostro por la rabia


contenida, luego sin más pataleó como un niño, solo un poco, porque debía
liberarse de aquella rabia creciente en contra de Kyungsoo. Respiró
profundamente, sintió como su lobo entraba en calma y razón, pero el no
quería entrar en razón, quería golpear a Kyungsoo hasta verlo sangrar y
llorar. De repente pensó en si Taehyung podría golpearlo con fuerza, se
sintió mal de solo pensar en aquello, avergonzado de querer que pasara.

Estuvo quieto un rato en su lugar con un pensamiento rondando su mente.


¿Iría Kyungsoo a decirle a Taehyung que el era un bastardo?

—Calma, Jungkook. —Murmuró Jiyook pasando su brazo alrededor de su


cintura para abrazarlo. —Dime que te pasa, mi niño ¿Quieres? Hablar
siempre aligera el alma.

Ignoró la voz de la mujer enseguida. ¿Podría decirle a Jiyook que era un


bastardo? ¿O acaso ya lo sospechaba? Taehyung no lo sabía ¿O si? ¿Qué si
se enteraba? ¿Le tendría asco? ¿Lo encerraría? ¿Lo echaría del castillo? En
todo caso ¿Por qué le importaba tanto? Sentía que ser juzgado por
Taehyung lo mataría...

—¿Quieres hablarlo? —Preguntó Jiyook de nuevo, dando suaves caricias


en su brazo. —Puedes confiar en mi.

Jungkook tragó duro con la vista perdida en algún lugar muerto del suelo.

—G-Gracias, ya estoy bien. —Mintió.

—¿Seguro? No te ves bien.

Jungkook sabía que Jiyook no mentia, debía verse realmente... Inestable en


aquel momento. Su lobo empezaba a sentir miedo de la reacción de
Taehyung ante la verdad y eso lo estaba poniendo demasiado nervioso y
ansioso, culpable.

—Estoy bien. —Titubeó y sin pensar dijo. —No le digas a Taehyung que
estaba llorando.

Jiyook lo miró extrañada y confundida.

—¿Por qué?

—Solo no le digas. —Jungkook miró a Jiyook a los ojos. —Por favor.

Jiyook hizo una mueca notable de molestia, pero le dió un apretón


reconfortante a Jungkook en señal de apoyo.

—Muy bien. No diré nada. —Prometió ella. —Vamos, es hora del


almuerzo.

El pelinegro asintió y se dejó llevar por Jiyook. Durante el viaje al comedor


su lobo se sentía realmente inquieto y asustado, y la apariencia de
Jungkook no ayudaba demasiado a demostrar lo contrario. Sus ojos se
sentían y estaban hinchados, su rostro igual y estaba rojizo como un
tomate. Su nariz picaba y moqueaba levemente, incluso cuando se adentró
al comerdor. No había nadie más que una Beta del castillo, así que Jiyook
dejó solo a Jungkook y salió asegurando que Taehyung llegaría pronto, que
quizá se había retrasado con algo. Jungkook tomó aquel asiento al que se
había acostumbrado y suspiró, estuvo a nada de apoyar sus codos de la
mesa, pero de manera instantánea se detuvo y se cruzó de brazos,
conteniéndose de hacerlo. Miró el plato vacío frente a el y soltó otro
suspiro desolado. Cerró sus ojos e inhaló profundamente, sintiendo un
mínimo temblor de impotencia, enojo, tristeza y decepción en sus manos.
Escuchó la puerta abrirse de nuevo, pero no miró de quien se trataba, pudo
oler su aroma.

—No me esperaste demasiado ¿Verdad? —Preguntó Taehyung con voz


grave. —Siento llegar tarde.

Jungkook negó enseguida, manteniéndose con la cabeza gacha. Taehyung


llegó hasta el, su mano tomó su barbilla y lo hizo verlo, inclinando su
cuerpo para besarlo, pero deteniéndose de inmediato. El ojiazul frunció el
entrecejo.

—¿Qué pasa? —Preguntó en un murmuro.

Jungkook pudo sentir como su interior se revolvía. Negó, llevado por los
desesperantes sengundos en los que la fría mirada azulada estaba sobre la
suya.
—Tengo gripe. —Respondió en un susurro.

Taehyung se enderezó en su lugar y parpadeó. Miró a la Beta que esperaba


de pie una orden, encogida en su lugar por tener la mirada del Rey sobre
ella.

—Vete.

Ella asintió y con rapidez corrió hasta la puerta, cerrando esta tras ella.
Taehyung se movió hasta su asiento, sentándose en este y soltando un
sonido de molestia. Jungkook lo miró colocar sus manos a cada lado del
plato vacío, como su rostro se torcia un poco y su labio tiraba de una mueca
tenebrosa. Jungkook no dijo nada.

—No me gusta que me mientan.

Jungkook apartó su mirada y permaneció en silencio.

—Odio que me mientan, pero que tu lo hagas... Me pone inquieto y furioso.


—Taehyung entrecerró los ojos de mala gana. —Ser destinados no me da el
poder de leer tu mente y me frustra mucho.

—Vaya controlador.

—No me cambies el tema. ¿Por qué has llorado? Contesta con la verdad.

Jungkook suspiró, posó sus manos sobre la mesa listo para objetar, pero
tuvo una puntada de dolor en su cabeza que lo obligó a cerrar los ojos y
reposar su cuerpo contra el respaldo de la silla. Pudo sentir la mano de
Taehyung pasar bajo la suya y sostenerla con suavidad.

—¿Por qué estás triste, niño malcriado?

El Omega abrió los ojos solo para ver su mano entre la del Alfa. Sus pieles
contrastaban de una manera muy bonita que Jungkook no pudo pasar por
alto. Parpadeó sintiendo nuevas lágrimas adornar sus ojos, posando su
mirada sobre la de Taehyung, su labio temblando levemente. Su corazón
latió demasiado rápido y de repente demasiado lento.

—Y-Yo...

Taehyung frunció el entrecejo y sus labios se fruncieron, se inclinó un poco


hacia adelante con curiosidad y notable preocupación. Jungkook sintió sus
labios resecos.

—Y-Yo no tengo familia, Taehyung.


El Alfa elevó sus cejas, pero su seria expresión permaneció igual. Negó
como si no comprendiera sus palabras.

—¿Y?

Jungkook derramó las lágrimas retenidas y casi chilló por contener su


llanto. Su lobo estaba ansioso por decir la verdad, asustado por las
consecuencias, muriendo por dentro por todo el suspenso que el silencio
creaba.

—Y-Yo soy un bastardo. —Susurró de manera dolorosa.

Taehyung se mantuvo en silencio por un rato, demasiado tiempo para


Jungkook, tanto que sin saberlo se aferraba a su mano con fuerza, como si
pudiese desmayarse en cualquier momento. El Alfa perdió la mirada un
momento, luego sin más se levantó de su asiento y obligó a Jungkook a
estar de pie también. El Omega comenzó a llorar de nuevo cuando el Alfa
lo miró de manera tan indiferente.

—¿M-Me vas a encerrar en una celda?

Taehyung parpadeó

—¿Qué?

—¿Harás que me golpeen? —Hipó el menor. —¿Me vas a...?

—Jungkook. —Interrumpió el rubio negando. —¿Qué dices?

El Omega cubrió su boca y sollozó, cerrando los ojos y llorando. Se


contuvo solo un momento para tratar de hacerle el rudo que había
demostrado ser, pero no pudo.

—Shht. —Pidió Taehyung suave. —Al diablo, Jungkook ¿Por qué crees
que me interesa eso? No llores.

El Omega se congeló en su lugar, no quiso ni siquiera abrir los ojos.


¿Escuchó bien? ¿No importaba? Ser un bastardo era deshonroso,
vergonzoso, tachable y rechazable, ¿Al Rey de Seoul no le importaba?

—Me tienes lastima. —Dijo Jungkook sin siquiera pensarlo, cubriendo sus
ojos con sus manos. —Sientes pena y asco por mi...

Taehyung tomó el rostro ajeno entre sus manos y apartó las de Jungkook.
El Omega lo miró con ojos cristalizados y Taehyung curvó una sonrisa casi
imperceptible.

—No seas ridículo, niño. ¿Por qué crees que te tendría lastima o asco? Eres
mi pareja.

Jungkook sirvió sus mocos y frunció el ceño.

—¿Es por eso? ¿Por qué somos destinados? —Jungkook tragó duro. —
¿Por qué estás obligado a vivir con un bastardo?

—Jungkook...

—Tu en realidad me desprecias ¿No es así?

Taehyung rió levemente, negando y mirando a otro lado un momento.


Jungkook golpeó su pecho molesto y se alejó de el. Taehyung borró todo
rastro de diversión de su rostro pareciendo molesto.

—¿De qué diablos te ríes? —Reclamó Jungkook. —¿Qué te causa gracia?

—No estoy burlándome, tranquilízate, niño.

—No me llames niño. —Jungkook negó sintiéndose estúpido por haberse


sincerado con el. —Eres un idiota, Taehyung.

Dando un sollozo al aire se dió la vuelta para irse, pero Taehyung tomó su
brazo y tiró de el para devolverlo a su lugar. Jungkook cerró los ojos al
sentir la nariz ajena en su mejilla, una mano de Taehyung en la cintura y
otra inmovilizándo su rostro.

—¿Por qué debería importarte el no tener un apellido? —Susurró el ojiazul.


—Cuando te cases conmigo llevarás el apellido Kim y nadie podrá hacer
una mierda contra eso, yo seré tú familia entonces, yo soy tu familia ahora,
Jungkook.

El Omega sollozo y retuvo el aire al sentir la lengua del Alfa barrer su


mejilla de manera casi cariñosa. Suspiró deleitado con la sensación, pero al
caer en cuanta de como aquel simple acto lo hacía sentir rompió el
contacto. Se alejó de Taehyung y negó cubriendo su rostro.

Estaba confundido y perdido.

—Y-Yo... Iré a tomar aire.

Y sorprendido cuando Taehyung no lo siguió fuera del comedor comenzó a


correr con un solo objetivo: Escapar de aquel castillo.
❝Once❞
Bury a Friend — Billie Eilish.

Había encontrado una forma de salir, una no demasiado segura en su


momento, pero la única al verse desesperado. Resultaba que, aquel día de
casualidad, los plebeyos como el panadero y otros más estaban llevando
carretas de comida que el castillo compraba siempre, productos frescos y
de buena calidad que al moverse a la cocina dejaban las carretas y ciertos
sacos vacíos. Jungkook se adentro a una de esas carretas sin pensarlo
demasiado, ocultándose bajo un saco vacío y rogando a fuerzas mayores
lograr su objetivo. Tuvo un problema cuando el dueño de aquella carreta
comenzó a empujar y notó cierto peso, lo escuchó preguntar que habían
olvidado bajar, pero para suerte de Jungkook alguien respondió que habían
devuelto unas cosas que preferían no comprar, quizá eso era aquel peso.

En un abrir y cerrar de ojos Jungkook estuvo fuera del castillo, del otro
lado de los muros, lo supo cuando después de una despedida a los guardias
por parte de quien empujaba la carreta y largos minutos de espera levantó
el saco y se asomó fuera.

—¡Oh, por todos los cielos! —Gritó el hombre de la carreta, alejándose


enseguida del susto.

Un hombre de bigote negro y panza pronunciada, mayor, que Jungkook


reconoció: El panadero. No se llevaban bien, el panadero era de las muchas
razones por la cual Jungkook no se acercaba al pueblo y se mantenía
aislado en el interior del bosque. El panadero solía correr a Jungkook
cuando lo veía cerca de su negocio, lo tachaba de ladrón y de muchas cosas
feas que Jungkook ni siquiera quería recordar, así que rápidamente se bajó
de la carreta y echó un vistazo a los muros del castillo a distancia. No
estaba demasiado lejos del castillo, pero estaba afuera.

—¡Tú!

Jungkook retrocedió ante el grito de aquel hombre, listo para echar a correr.

—¡Tú, ladrón! ¿Qué hacías en mi carreta?

—No soy un ladrón. —Exclamó Jungkook. —¿Cuántas veces tengo que


repetirlo?

—Seguro estabas robando mis cosas. —El hombre abrió sus ojos en
demasía. —¡Seguramente estaban robando cosas del castillo!
—¡No! ¡Yo no soy...!

—¡Guardias! —Gritó el hombre mirando tras el. —¡GUARDIAS!

¿Guardias? No, Jungkook no había salido para luego ser atrapado por los
guardias, claro que no. Solo le tomó un segundo echar a correr por el
bosque.

Jungkook no era veloz, mentiría si decía que lo era, pero la verdad se


cansaba rápido al correr y tenía mala racha en cuanto a su velocidad, pero
no iba a detenerse, eso era seguro. Corrió sin saber bien a donde, solo
haciendo zigzag entre los árboles, esquivando las rocas y saltando de vez
en cuando. Sentía que estaba dando vueltas en su lugar, sentía que en algún
momento un guardia lo tomaría del brazo y lo obligaría a volver, pero
Jungkook no iba a volver al castillo...

Se detuvo ante el pensamiento. Su lobo emitió un gruñido ante lo que


Jungkook estaba haciendo y no pudo evitar que se le revolviera el
estómago en culpabilidad. Acababa de huir de Taehyung, y sabía bien que
estaba bien, después de todo lo habían estado reteniendo ahí dentro, pero de
pronto no se sentía bien lo que hacía. Estaba escapando justo después de
ser humillado por Kyungsoo, estaba escapando después de tener aquella
conversación con Taehyung... ¿Estaba huyendo de lo que aquella
conversación le hacía sentir?

"Yo soy tu familia ahora, Jungkook" Recordó decir a Taehyung.

El pensamiento solo lo hizo sentir más culpable. Su lobo, su conciencia lo


obligaba a volver por donde había huido y sentarse a pensar en lo mal que
estuvo, pero Jungkook era terco y rebelde, eso no cambiaba en unos días.
Además, podía no tener un apellido o una familia real, pero tenía a alguien
demasiado parecido a quien debía buscar y para eso debía llegar al río.
Continuó corriendo con fuerza a pesar de sentir que le faltaba el aire, a
pesar de que sus piernas temblaban y que sentía los nervios de ser
descubierto en cualquier momento.

Imaginaba a Taehyung dándose cuenta de su desaparición, con el rostro


rojo de ira y los ojos azulados chispeantes de rabia. Quizá ya estaba
enviando guardias alrededor de todo el reino, dentro del bosque, o quizá el
estaba siguiéndole los pasos, esperando el momento de atacarlo y gritarle.
¡Ah! Jungkook comenzaba a sentir miedo ¿Sentía Taehyung su miedo? ¿O
sentía que se había escapado? ¿O a través de su mente sin querer se lo
había dicho? Jungkook tenía que empezar s estudiar aquello de los
destinados, porque definitivamente se estaba volviendo todo un lío, debió
preguntarle a Jiyook algo sobre eso.
Escuchó el río golpear las rocas de manera suave, fue entonces que se
detuvo, sabiendo que estaba muy cerca de llegar, solo debía tomar aire para
atravesarlo. Se apoyó de sus rodillas y tomó una bocanada de aire. Había
corrido mucho y estaba casi agotado, además su estómago rugía exigiendo
comida. No sabía quien demonios lo fastidiaba más, si su lobo al querer
volver con Taehyung o su estómago mal acostumbrado a la buena comida
del castillo. Ignoró ambos a pesar de que su corazón latía con fuerza
desesperante por volver de donde había escapado y pedir disculpa y quizá
comida caliente. Continuó corriendo luego de un rato, pudo divisar el río, el
mismo en el que había conocido a Taehyung, el mismo en donde siempre
pasaba la tardes, el mismo en donde le hacían pasar tantas torturas...

Se sorprendió al ver a un Alfa sentado frente al río, su cabello castaño y su


nariz hucieron saber a Jungkook de quien se trataba. No pudo evitar sentir
gran felicidad y alivio al verlo ahí, esperando.

—¿Yugyeom? ¡Yugyeom! —Gritó.

El Alfa lo miró enseguida, levantándose del suelo y abriendo sus brazos


para recibir a quien corría a su dirección. Soltó un suspiro pesado y ruidoso
cuando el Omega bajo lo abrazó y rió.

Yugyeom era el mejor y único amigo de Jungkook, habían estado juntos


desde hacía un tiempo y Jungkook no podía pensar el alguien mejor para
divertirse y hacer tonterías. Yugyeom trabajaba mucho, habían días en los
que Jungkook no lo veía porque trabajaba muy lejos y no volvía al bosque
a pasar la noche y así faltaba varios días a su casa, pero cuando volvía
pasaban casi la mayoría del tiempo juntos.

—Oh, Jungkook. —Resopló. —Hola, oh ¿En dónde demonios te habías


metido?

—¿Estuviste aquí esperándome? —Preguntó Jungkook alejándose lo


suficiente de el para verlo a los ojos.

—Si, cada día, como siempre. —Yugyeom frunció el entrecejo. —¿Por qué
rayos no habías aparecido? Y ¿Qué es esa ropa?

Jungkook permaneció en silencio y se miró a si mismo. La camisa blanca


de mangas largas poseía adornos que no cualquier pueblerino podría
costear, unas cuantas cadenas de oro real para especificar. Su pantalón era a
la medida y estaba limpio y sus pies estaban cubiertos con unas botas de
cuero muy relucientes. Miró a Yugyeom tocar las finas cadenas de oro que
colgaban del cuello de su camisa.

—¿Cuánto dinero traes en la camisa?


—Suelta, que no es mío. —Ordenó Jungkook al pensar que su amigo
pensaba en cambiar aquel mínimo oro por algo más. —Bueno, lo es, pero
no...

—¿Lo robaste?

—No, ¿Cómo se te ocurre? —Negó el pelinegro.

—¿De dónde sacaste esa ropa? ¿Y qué tienes en la cara?

—Maquillaje. —Jungkook cubrió sus mejillas y delineó sus labios.

—¿Desde cuándo? —Yugyeom arqueó una ceja en interrogante. —No


sabía que te gustaba.

—Es una larga historia, Yugyeom, pero te la contaré. —Aseguró. —Solo


llévame a casa, ¿Puedes?

El Alfa asintió con una sonrisa en el rostro.

—Bien, solo sube a mi espalda o te mojarás esa ropa que te hace ver tan
bonito.

Jungkook parpadeó e hizo una mueca incómoda. Yugyeom no le había


dicho nunca que se veía bonito y Jungkook no se sentía bien recibiendo tal
alago de su parte. Lo ignoró y sonrió cuando Yugyeom le dió la espalda,
sin más saltó sobre el casi de manera torpe, haciendo reír al castaño que se
encargó de asegurar las piernas ajenas alrededor de su cintura. Jungkook se
abrazó a su cuello en cuanto el comenzó a caminar hacía el agua. Gritó un
poco cuando Yugyeom flaqueó y casi cae, pero se volvió algo divertido
cuando comenzó a jugar con el susto de Jungkook, el cual se reía sin saber
que a lo lejos un Alfa ojiazul lo veía rabioso divertirse con aquel Alfa
castaño.

Cruzar el río fue más rápido de lo que Jungkook esperaba, así que al estar
en territorio firme comenzaron a caminar uno al lado del otro, adentrándose
más al bosque y disfrutando de un silencio cómodo y acogedor. Jungkook
sabía que la casa de Yugyeom estaba mucho antes que la suya, por lo que
no se sorprendió cuando el mismo lo invitó a pasar a la pequeña casa.
Pequeña, fea por fuera, pero por dentro era muy reconfortante para quien la
habitaba.

—¡Oh! —Exclamó el Omega asombrado, mirando a la esquina de aquella


casa tan pequeña. —¡Una cama!
Jungkook se acercó rápidamente a la cama que adornaba aquella esquina, la
vestía una manta larga de color opaco y una almohada que se notaba rellena
y cómoda. Yugyeom asintió, sonriendo con orgullo.

—Si, decidí que necesitaba una si iba a pasar las noches en casa.

Jungkook lo miró sobre su hombro.

—¿Qué quieres decir?

—Decidí que ya no iré a trabajar tan lejos, permaneceré aquí en el pueblo.


—Explicó el Alfa. —No quiero dejarte solo más tiempo.

Jungkook rió: —¿De qué hablas? Estoy solo siempre, no hay problema con
eso, tu necesitas trabajar.

—De igual manera continuaré trabajando, no te creas tan especial. —


Bromeó el castaño curvando una sonrisa. —Además, tú también necesitas
una cama.

Jungkook profundizó su ceño fruncido y murmuró casi de manera


inaudible.

—¿Me compraste una cama también?

—No, no seas tonto, me refería a que... —Yugyeom rascó su nuca. —


Bueno, pensé que sería buena idea que vinieras a vivir conmigo. Tu casa
está en pedazos, es inestable, además siempre estás metido en problemas,
tengo que cuidarte.

Jungkook alzó su barbilla ofendido.

—No necesito que me cuides, yo puedo solo. No tienes que quedarte aquí
por las noches o invitarme a vivir contigo, estoy bien así.

—No quiero que continúes durmiendo en el suelo, por favor. —Yugyeom


rodó los ojos al cielo. —Es por seguridad y comodidad, además será bueno
vivir juntos, somos un buen equipo. —Sonrió un poco más. —Preparas un
té muy rico y eres bueno para poner orden a las cosas.

—No soy tu criado. —Lo señaló el pelinegro con recelo. —Solo limpié tu
chiquero dos veces, así que si pretendes que yo...

—Ya, no pelees, sabes que tengo razón. —Lo interrumpió. —¿No quieres
vivir conmigo?
Jungkook parpadeó y miró al suelo, confundido y algo afligido. Recordó de
repente que era lo más parecido a un fugitivo de lo que le gustaría.

—Yo creo que ni siquiera debería estar aquí. —Murmuró.

Yugyeom borró su sonrisa enseguida, relamió sus labios y carraspeó


apartando su mirada.

—¿Por qué no?

—Es que escapé. —Explicó algo avergonzado, rascando su nuca en


preocupación. —Y ya deben estar buscándome.

—¿Buscándote? ¿De qué hablas? —El Alfa negó. —Además ¿En dónde
estabas? Quise ayudarte aquel día, pero me había lastimado el pie y no
podía correr tras de ti y ese lobo, dime ¿Te hizo daño?

—Yugyeom, cállate ¿Quieres? Me desespera que hables tanto y no me


dejes explicar.

—Bueno, explícame.

Jungkook se cruzó de brazos y se dejó caer sentado en la cama nueva del


castaño frente a el. Suspiró y miró la pequeña mesa de cuatro que estaba
detrás de Yugyeom, habían manzanas y un tazón pequeño con galletas. El
casi ríe.

—¿Compraste galletas?

—Te compré galletas. —Corrigió. —No sabía cuando aparecerías, así que
ya están algo viejas. Se que te gustan mucho.

Jungkook solo sonrió: —G-Gracias.

—¿Por qué no preparas uno de tus tés y me platicas mejor que pasó? ¿Te
gustaría? Podemos subirnos a la cama, está cómoda.

El Alfa rubio y de ojos azulados oculto a un lado de la única ventana de la


casa hizo una mueca de disgusto en la que su colmillo superior se dejó ver.
Gruñó por lo bajo de manera tétrica y escuchó la mínima risa del que sabía
era Jungkook.

—Solo me traes para atenderte ¿No?

—Bueno, si no es a mi ¿A quién?
Jungkook borró su pequeña sonrisa y ladeó la cabeza, Taehyung vino a su
mente enseguida, pensando en lo furioso que debía estar. Además,
Yugyeom estaba diciendo cosas raras.

—Deja de hablar así, Yugyeom. —Pidió Jungkook. —Es raro.

—¿De qué hablas? Solo juego contigo.

—Nunca habías jugado así. —El pelinegro frunció los hombros. —Solo no
lo hagas. Es incómodo.

Yugyeom río un poco: —Algún día un Alfa va a coquetear contigo para


emparejarse, no lo tomes con esa actitud o vas a espantarlo.

—Ningún Alfa va a coquetear conmigo para emparejarse. —Aseguró


Jungkook en un quejido, callendo de espaldas en la cama y quejándose. —
Si lo hace le voy a romper los dientes.

Yugyeom se acercó a Jungkook con una sonrisa ladina y se sentó a su lado.


Se apoyó de la cama y se inclinó muy levemente sobre el, riendo
nasalmente y negando. Jungkook lo miró, no agrandándole su aire extraño.

—¿Qué?

—No me romperías los dientes a mi ¿O si?

Jungkook parpadeó casi atónito ante las palabras de su amigo Alfa. Había
quedado completamente mudo después de escuchar aquello ¿Insunuaba
algo? Jungkook no quería pensar que insinuaba algo, quería pensar que era
un tipo de broma de mal gusto que su tonto amigo había hecho, porque si
no era así se convertiría en un enorme problema. Yugyeom pareció crecer
sobre Jungkook, a lo que el Omega se removió en la cama incómodo y algo
nervioso, comenzaba a sentir como se le erizaba la piel por el miedo que
empezaba a crecer en su interior.

—¿P-Por qué te rompería los dientes? Eres mi amigo, Yugyeom. —


Carraspeó encogiéndose en su lugar, intentando por alguna razón
desaparecer su cuello entre su camisa.

Yugyeom se inclinó aún más, sus ojos castaños se fijaron en los inquietos
de Jungkook y aspiró su aroma desde su corta distancia. Jungkook posó sus
manos momentáneamente temblorosas sobre el pecho cubierto del mismo y
empujó con poca fuerza para alejarlo, sintiéndose ahora muy nervioso y
asustado de aquella inusual cercanía de su amigo. Balbuceó algo
inentendible y frunció el entrecejo, mirando la mesa, la ventana tras de ella,
buscando de repente alguna salida rápida.
No le gustaba la cercanía de un Alfa, toleraba a Yugyeom, pero nunca se
había comportado de aquella manera, ¿Por qué lo hacía? Lo estaba
asustando, lo hacía sentir acorralado. No le gustaba como le estaba
sonriendo, no le gustaba como se inclinaba sobre el, no le gustaba como su
respiración estaba cerca y chocaba contra su rostro, no le gustaba, le daba
asco y miedo, no se sentía normal o apropiado, no se sentía correcto, no se
sentía como si puediese controlar aquella situación y lo abrumaba. No se
sentía como Taehyung...

Y no era como si Jungkook hubiese podido controlar a Taehyung en sus


días juntos, por el contrario aquel Alfa controlaba las cosas y de alguna
forma Jungkook sentía que estaba bien, al menos en aquel momento en el
que Taehyung no estaba presente, en el que ninguno tenía el control del
momento. Tembló entonces, temiendo de quien era su único amigo en el
mundo, no pudiendo creer que se sintiera más cómodo con Taehyung que
con el mismo Yugyeom.

—Solo pregunto. —Restó importancia Yugyeom. —Porque, en caso de


coquetear contigo ¿Qué pasaría?

—Yo te mataría.

Jungkook se congeló ante la tercera y fría voz en la habitación. Cuando


Yugyeom se levantó alerta el tembló, pareciendo fundirse contra la cama y
creyendo que podía desmayarse de tanto nervio. Cerró los ojos y suspiró de
manera inestable, mirando luego como Yugyeom le daba frente a
Taehyung. El castaño se vió sorprendido por ver al hombre rubio que vestía
de manera impecable y elegante, con diferentes anillos de oro adornando
sus dedos doblados para formas puños con sus manos y cadenas finas que
colgaban de su cuello y caían sobre su pecho. Se hacía una idea de quien se
trataba, tal vez el lobo que perseguía a Jungkook. No sabía del todo que se
trataba del mismísimo Rey de Seoul.

Taehyung miró al Omega echado en la cama con sus manos a cada lado de
su cabeza, como era un manojo de temblores y preocupación, de miedo,
podía sentir y oler su miedo tan profundo que se colaba en sus huesos y lo
hacía enfadar. Su Omega se sentía temeroso y vulnerable, una combinación
que lo hacía paralizarse y no le permitía defenderse, pero Taehyung estaba
ahí y no iba a dejarlo pasar por alto. Miró al Alfa castaño y dió un paso a su
dirección.

—¿Cómo entraste a mi casa? —Preguntó Yugyeom, a lo que Taehyung le


mostró uno de sus colmillos.

—¿Qué haces con mi Omega? —El rubio dió pasos más cerca de el. —
¿Por qué mierda estabas tan cerca de el?
—¿Tú Omega? —Casi escupe Yugyeom. —¿Qué? ¿Estás loco y perdido?

—Taehyung. —A penas pudo decir Jungkook en un tono casi suplicante y


miedoso, como si fuera un mínimo auxilio al sentirse atrapado en una
terrible parálisis. —Tae... —Susurró el llamado.

Taehyung le gruño al Alfa, no parecía asustado, parecía molesto y nada


acobardado ante el, sin embargo eso no detuvo a Taehyung, continuó
avanzando, acorralándolo por puro instinto, su lobo estaba gruñendo de
rabia.

—¿Qué pretendías hacerle? —Exigió saber. —¿Ibas a tocarlo? ¿Pretendías


tocarlo?

—¿Quién te crees qué eres para entrar a mi casa?

—Soy el Alfa de aquel que acorralabas contra la cama. —Alzó la voz el


rubio. —El mismo que va a cortarte las manos si te atreviste a tocarle
aunque sea un pelo.

Yugyeom miró al pelinegro que seguía paralizado en la cama.

—¿De qué está hablando?

Jungkook se encogió de nuevo en su lugar, sacudiéndose levemente bajo la


mirada de su amigo.

—Taehyung... —Volvió a suplicar.

El gruñido del rubio resonó en el pequeño espacio, lleno de furia ante la


parálisis de terror del Omega.

—¿Qué le hiciste?

En un rápido movimiento Taehyung tomó a Yugyeom del cuello,


presionando con fuerza suficiente como para asfixiarlo en poco tiempo. El
grito de Jungkook se elevó en la habitación y la respuesta de Yugyeom ante
el ataque no se hizo esperar. Se deshizo del agarre de Taehyung con
dificultad y lo empujó, Jungkook se cubrió los ojos cuando el ojiazul
golpeó con fuerza el ojo del castaño y estalló en otro grito aterrado.

—¡Taehyung! ¡No! ¡Basta!

Taehyung capturó la mano del Alfa contrario cuando quiso golpearlo en el


rostro y la hizo tronar al doblarla del lado inverso. Hizo presión cuando
notó el dolor reflejarse en una mueca en el rostro del castaño y con fuerza
clavó una patada en su estómago. Yugyeom cayó al suelo, sintiendo la falta
de aire en sus pulmones y el dolor quemando en su sistema. Tosió con
fuerza y pero no se levantó, miró a Taehyung mientras le gruñía. Taehyung
lo hizo también en advertencia, diciéndole con la mirada que no se
atreviera a más o las cosas irían peor. Jungkook sollozó aún sin ver,
escuchando luego la voz del Alfa mayor resonar en la habitación.

—Levántate. —Ordenó Taehyung. —Vamos al castillo.

Sabiendo que se refería a el, Jungkook se levantó con el cuerpo tembloroso,


a penas pudiendo mantenerse de pie antes de que Taehyung lo tomara con
fuerza del brazo y tirara de el con descuido, haciéndolo csminar hasta la
puerta.

Yugyeom en el suelo balbuceó

—¿Castillo?

Taehyung dió media vuelta, mirándolo con desprecio.

—Soy tu maldito Rey, imbécil. Hoy tuviste suerte. —Aseguró. —Pero


nunca se tiene suerte conmigo una segunda vez, no te acerques a mi Omega
de nuevo o te vas a arrepentir.

Jungkook intentó tontamente mirar a Yugyeom, pero Taehyung no se lo


permitió, con su agarre lo mantuvo en su lugar. Yugyeom lo miró de mala
gana cuando salió de su casa, pateando la cama con fuerza y maldiciendo
en voz baja.

Jungkook continuó caminando a la fuerza, asustado de lo que Taehyung


podría hacer, visualizando un caballo negro a la distancia, al parecer de
Taehyung. El Alfa continuó arrastrándolo hasta estar a su lado, Jungkook
retrocedió asustado de que el animal le hiciera algo. Taehyung lo cargó
sobre su hombro sin aviso y lo obligó a sentarse sobre el caballo. Jungkook
asustado se quedó quieto sobre el animal, no queriendo resbalar. Taehyung
subió de manera hábil tras el, dejando una pierna a cada lado del caballo a
diferencia de Jungkook, que tenía ambas piernas de un lado. Taehyung lo
rodeó, tomando las riendas del caballo y haciéndolo andar en un trote
constante de un movimiento.

Nada más que el trote del caballo lograba oírse en el lugar, aunque
Jungkook escuchaba su corazón latir en su garganta y parecía ser un
impedimento para tragar su saliva. Sus manos temblaban sobre su regazo,
aún no podía controlarse y sin evitarlo posó una de ellas sobre la muñeca
del Alfa, sintiéndo un peso menos al estar lejos de Yugyeom. Taehyung
habló entonces.

—¿Cómo pudiste, Jungkook?


El Omega estuvo en silencio, bajo la cabeza y frunció los labios. Su lobo
bajó las orejas y ocultó su cola entre sus patas, avergonzado.

—S-Solo quería un tiempo.

—¿Un tiempo con aquel Alfa? —La voz dura de Taehyung lo hizo
encogerse en su lugar. —¿Un tiempo para verlo? ¿Para acostarte con el?

—N-No, claro que negó. —Negó el pelinegro. —Ya te dije que el nunca...

—¿Nunca qué? ¿Qué nunca te ha visto de esa manera?

Taehyung detuvo el caballo justo cuando estuvo dentro del río, tomando a
Jungkook de las mejillas y obligándolo a verlo. El Omega frunció los labios
ante la mirada fría.

—¿Por qué lo dejaste subirse así sobre ti? ¿Por qué permitiste que se
acercara tanto?

Jungkook negó

—No pude evitarlo.

—A mi me has evitado, ¿A quién quieres engañar? No eres estúpido,


Jungkook.

Jungkook calló, no sabiendo como contestar. Taehyung no apartó su


mirada ni un segundo.

—¿Por qué escapaste del castillo? —Exigió saber. —Después de lo que


hablamos, aún así decidiste escapar, ¿Por qué? Prometiste quedarte.

—Yo nunca prometería quedarme a tu lado, Taehyung.

Taehyung torció el gesto y endureció su mirada. Su mandíbula se tensó y


Jungkook se arrepintió de lo que había dicho, sabiendo bien que tal vez
había sido demasiado.

Entonces algo inesperado pasó y Jungkook no pudo prevenirlo. El empujón


en su espalda lo hizo caer de frente al río. Cayó sobre agua fría y piedras
que hicieron doler las palmas de sus manos y sus rodillas. El agua salpicó
su rostro y mojó su cabello, el dolor de la caída lo paralizó unos segundos.
Escuchó como el caballo continuó avanzando sin el, lo miró parpadeando
sin creerlo.

—Eres un imbécil. —Casi susurra el Omega.


—He escuchado que hay varios Alfas busca problemas aquí en el bosque,
les gusta atacar durante la noche.

La sangre de Jungkook pareció helarse ante las palabras del rubio, se


mantuvo quieto aún cuando Taehyung lo miró sobre su hombro.

—Ya que se te hace tan terrible estar a mi lado en el castillo... Quédate aquí
entonces. —Taehyung ojeó alrededor. —Seguramente es mejor.

Jungkook miró sus manos sumergidas en el río, la sangre de sus palmas


corría con el.

—Sugiero que vayas a casa si es que tienes una. O que trepes a lo alto de
un árbol, haz lo que sea que hacías cuando vivías por aquí. —Taehyung
frunció los hombros. —La verdad me importa una mierda ahora.

—Tú no hablas enserio. —Murmuró Jungkook ante lo aterrador que sonaba


Taehyung.

—¿No?

Hubo un largo silencio en el que ambos se miraron. Jungkook lagrimeó un


poco y su lobo ladró con fuerza a Taehyung. El Alfa dejó de mirarlo solo
para mirar al frente.

—Dudo que tu orgullo te permita volver conmigo, pero en caso de que sí


sabes en dónde está el castillo.

—Iré con Yugyeom. —La amenaza abandonó sus labios antes de siquiera
poder evitarlo.

—Anda, que abuse de ti. —La simple idea hizo asustar a Jungkook. —
Luego no vuelvas llorando, porque yo no te voy a limpiar las lágrimas o
acariciar tu culo lastimado. Te voy a abofetear por idiota.

Jungkook gruñó, en el fondo le creía, pero no tomó enserio su ida hasta que
tomó las riendas del caballo de nuevo.

—De alguna forma u otra tienes que aprender.

—¡¿Aprender qué?! —Explotó el Omega. —¡Ser tu Omega no fue mi


decisión!

—Tampoco la mía, pero haz lo que quieras. Me cansé.


El caballo se alzó en sus dos patas traseras y comenzó a correr lejos de el.
Tembló entre el agua fría y cerró los ojos con fuerza. Sería mejor empezar
a prevenirse, porque nadie más que el sabía que aquellos Alfas eran todo un
infierno en vida.

Aún más cuando se trataba de el.


❝Doce❞
Jiyook frotó sus manos entre si y miró una vez más por el ventanal,
mirando el muro y más allá de el, el bosque y los árboles estorbosos que no
la dejaban ver más allá. No habían rastros de Taehyung o Jungkook y sus
nervios iban a matarla en poco tiempo de seguir esperando de brazos
cruzados.

—Señor, que Taehyung no pierda la cordura. Dale prudencia y reflexión


ante cualquiera que sea la situación en la que esté con aquel niño rebelde.
—Murmuró acariciando su garganta con la palma de su mano. —Que no
cometa una locura, sabes bien que puede salirse de control cuando lo desea.

—Me conoces tan bien, Jiyook.

La mujer giró rápidamente ante la voz que bien conocía y corrió a su


portador, tomando su vestido simple con sus manos y alzándolo para llegar
más rápido hasta el. El Alfa se mantuvo de pie, dejando que la mujer le
tomara los brazos y lo examinara de arriba a abajo con el entrecejo fruncido
en preocupación.

—Taehyung, hijo ¿Por qué tardaron tanto? —Jiyook junto sus manos sobre
su pecho y parpadeó. —Estuve angustiada todo el rato.

—Calma, que no ha pasado nada malo ¿Bien? Tranquilízate.

Jiyook suspiró aliviada de escuchar aquello, dejando que Taehyung se


moviera hasta sentarse en su cama y luego echarse de espaldas sobre ella.
Jiyook lo escuchó suspirar pesadamente.

—¿Y Jungkook? —Preguntó ella insegura.

Taehyung tardó unos segundos largos en responder.

—En el bosque.

—¿Qué? —Jiyook posó sus manos a cada lado de sus caderas al ver como
Taehyung rodaba los ojos, anticipando su regaño. —¿Lo dejaste en el
bosque solo? Pero si ya va a anochecer.

—Bueno, ¿Qué podía hacer? —Preguntó el. —El niño es malcriado y


rebelde, a parte de indeciso. Escapó, fue con un Alfa y lo encontré casi... —
Gruñó interrumpiendo sus palabras

—¿Casi qué?
—El tipo quería acostarse con el, de no haber llegado tal vez lo habría
hecho.

Jiyook negó: —Jungkook no hubiese dejado que pasara, estoy segura.

—Pues Jungkook no parecía muy rudo entonces.

—Taehyung ¿Estás celoso?

El Alfa estaba tenso en su lugar, su respiración era inestable y sus manos


estaban hechas puños sobre su pecho...Era solo una sospecha de Jiyook.

—¿Celoso? Por supuesto que no. —Negó el. —Estoy ardiendo en envidia y
no me explico como diablos no lo maté.

—Ah, Taehyung. —Negó Jiyook acercándose a el, dejándose caer sentada


a su lado y mirándolo con suavidad.

—Jungkook ni siquiera lo empujó, no lo amenazó o gritoneó. —Espetó el


ojiazul molesto. —No como lo hace conmigo. ¿Por qué demonios lo hace
conmigo?

Jiyook curvó una sonrisa, mirando como Taehyung se sentaba de nuevo


para verla de frente. Negó lentamente.

—Hueles a vino.

—Llevo un rato bebiendo, nada fuera de lo normal.

—Me encantaría que no fuera tan normal. —Resopló ella, mirándolo con
desaprobación. —Ya habías dejado esa mala maña cuando trajiste a
Jungkook.

—Pero ya no está así que no importa. De igual modo, no valió la pena, me


gusta beber así que no veo el problema en ello.

—Debería cambiarte el vino por leche. —Casi le gruñe la pelinegra,


dejando caer sus manos sobre su regazo en rendición, pensando algo luego
que la hizo sonreír. —Como cuando eras niño.

—Jiyook. —Advirtió el rodando los ojos al cielo.

—Me encantaba alimentarte cuando eras un niño. —Sonrió Jiyook dándole


un leve empujón en el brazo. —Eras tan tierno cuando te dormías después
de tomar tu leche.
—Sé seria. —Pidió el rubio levantándose de la cama.

Empezó a caminar hacia el tocador, mirando las cosas sobre el mismo y


sentándose en la silla. Comenzó a quitarse los anillos uno a uno, dejándolos
a un lado y mirando a Jiyook a través del espejo cuando la escuchó
suspirar.

—¿Qué? —Exigió saber.

Ella crispó sus labios

—Nada. Solo pensaba...En lo lindo que sería un bebé.

—¿Un bebé? —Taehyung frotó sus manos entre sí cuando acabo de retirar
sus anillos y arqueó una ceja.

—Si. Un bebé de ustedes.

—Ni siquiera podemos tener una conversación decente y ya estás pensando


en un bebé.

—Tú ya has pensado en el matrimonio.

—Es diferente. —Taehyung se levantó de su asiento y la encaró, moviendo


su cabeza por un repentino dolor de cuello. —Muy diferente.

—No lo es, ¿Sabes? Luego del matrimonio vienen los bebés, y más bebés,
y más bebés.

—Como una peste que se multiplica. —Musitó el ojiazul.

—Taehyung. —Regañó Jiyook. —¿Por qué dices algo tan feo?

La mujer rodó los ojos al cielo y negó, mirando como Taehyung quitaba los
primeros dos botones de su camisa. Se levantó y caminó hasta el,
señalándolo y amenazándolo con la mirada.

—No piensas dejar a Jungkook solo ¿O si?

—Que haga lo que le venga en gana.

—Taehyung, por favor. Tienen que hablarlo. —Insistió ella —De buena
gana. Por favor, solo háblenlo como dos personas maduras y lleguen a un
acuerdo mutuo que no los lleve a separarse.

Taehyung miró a Jiyook y negó, su respiración se volvió inestable, como si


se le dificultara respirar.
—El no querrá, Jiyook.

—¿Qué sabes? Tal vez sí, dale una oportunidad a mi niño Jungkook. —
Pidió. —No es un Omega fácil, pero tú eres un Alfa que lleva mucho
trabajo también.

Taehyung arqueó una ceja: —¿Tú niño, Jungkook? ¿Desde cuándo tan
apegado a el?

—Desde que lo trajiste. —Jiyook se cruzó de brazos y se alejó de


Taehyung, caminando histérica por la habitación. —Mira, tal vez parezca
imposible, pero yo puedo imaginarlos juntos.

—Si nos atas espalda contra espalda...

—Di lo que quieras, yo se que quieres a ese niño.

La mujer pelinegra caminó con prisa hasta la puerta, pareciendo molesta


con la negatividad del rubio ojiazul. Abrió la puerta y dijo antes de salir.

—Más vale que Jungkook esté aquí para esta misma noche o me
escucharás enserio, Kim Taehyung. —Lo señaló ella. —Y deja de beber,
no permitiré que vuelvas a ser un borracho.

Taehyung hizo una mueca, no esperando el portazo que dió Jiyook al salir.
Bufó y caminó hasta el tocador, sentándose en la silla y tomando su vaso
lleno de vino. Lo empinó y bebió todo su contenido en menos de diez
segundos, ignorando la orden de la mujer que era su Nana desde que tenía
memoria.

—Que se jodan todos. —Escupió.

Dejó caer el vaso de cristal al suelo y lo miró quebrarse, se levantó solo


para patear los trozos y gruñó alto.

—¡A la mierda! ¡Ya no me importa! ¡Jungkook puede hacer lo que se le


venga en gana! ¡Ya no me interesa!

El ojiazul caminó hasta la puerta, abriéndola de golpe y asomando su


cuerpo fuerza, se acercó al primer guardia que cayó bajo su mirada y lo
tomó del brazo, asustándolo.

—Tráeme el maldito vino. —Le ordenó, empujándolo a irse. —¡Ahora!

Sin mirar como el Beta se iba casi corriendo por el pasillo volvió a su
habitación, dando un fuerte portazo que resonó en todos lados. Cubrió sus
ojos con su mano y resopló. Su lobo rasguñaba el suelo bajo sus patas y
aullaba, sintiendo el rechazo, sintiendo el dolor y el abandono de su
Omega.

Taehyung, sin pensarlo, comenzó a romper y a tirar todo. Volteó los


muebles, quebró los jarrones, echó abajo las mesas y el tocador, pateó las
joyas que quedaban esparcidas en el suelo y de más, haciendo un berrinche
total para descargar su dolor en rabia.

Al final se echó al suelo, sintiendo que se estaba quemando vivo con el


simple sentimiento de tener a Jungkook lejos.

~•~•~

Jungkook tomó una pequeña rama nada pesada y comenzó a romper las
pequeñas ramitas que se conectaban de la misma. Recostó su espalda del
gran árbol y suspiró. Ya había anochecido, hacía frío y tenía hambre. Había
intentado volver a su casa, pero al final Yugyeom tenía razón, estaba
literalmente cayéndose en pedazos aquello que ni siquiera podía llamar
casa. A su parecer alguien había saboteado su desastre para hacerlo más
desastroso, pero no iba a detenerse para buscar un culpable a pesar de que
tenía a alguien en mente. Pasó por alto la idea de ya no tener las cuatro
paredes de madera y el techo que lo mantenía "A salvo" así como también
pasó por alto la idea de volver con Yugyeom, demasiado temeroso de el en
aquel momento, así que sin más volvió al río, lo pasó y se quedó sentado en
el suelo, recostado de un árbol, meditando en si debía o no volver al
castillo.

Rompió todas las ramitas unidas a la rama que tenía y luego la utilizó como
una vara con la que empezó a golpear el suelo bajo el, aburrido de la
soledad y el sonido del río chocando contra las rocas grandes al tiempo que
arrastraba las pequeñas. No era demasiado tarde como para que sus
párpados pesaran de sueño, pero dormir tampoco era su opción, lo mejor
era esperar a que pasara algo, lo que sea que tuviese que pasar aquella
noche, estaba listo.

No preparado, pero si listo. ¿Qué diría Taehyung ante aquella situación?


¿Estaría ya recostado y durmiendo? ¿Jiyook estaría pensando en Jungkook?
Porque Jungkook sentía que realmente extrañaba a la mujer. Quizá ella
estaba molesta con Taehyung...O tal vez no.

—No te voy a acariciar el trasero lastimado. —Repitió el intentando imitar


la voz de Taehyung. —Ya quisiera acariciarme ese... Bruto. ¡Bestia!
Estúpido, odioso. Ugh. —Gruñó, rompiendo su rama en dos parte y
arrojando una lejos. —¿Por qué debe ser tan mandón y molesto?
Arrojó la rama que le quedaba lejos y bufó. Miró a su lado en el suelo y
encontró otra, una puntiaguda, imagino que hería a Taehyung con ella.

—Atravesaría tu lengua con esto, Kim Taehyung. —Aseguró el. —Solo


porque sí. ¡Solo para hacerte saber que no voy a seguir tus órdenes! ¡Para
que no seas un grosero conmigo!

Su grito resonó en el lugar, cosa que lo hizo callar. Estaba hablando solo y
gritando como un lunático, si no se callaba y alguien escuchaba lo tacharía
de loco y lo encerrarían, así que decidió que era hora de cerrar la boca. Una
ráfaga de viento azotó su rostro y sintió como poco a poco empezaba a
congelarse. Tembló y se abrazó a si mismo, sus piernas estaba medio
separadas, pero las juntó solo para poder entrar en calor.

Sintió un escalofrío y, de repente, como su vientre se contraía de manera


incómoda. Hizo una mueca por el inesperado dolor, pero sus ojos se
abrieron en demasía cuando un líquido baboso incomodó entre sus nalgas.
Jadeó de pura sorpresa y terror.

—Oh, no. —Murmuró. —No, no, no. No ahora, no hoy, no, no, no.

Jungkook tocó su vientre y mordió su labio, odiando como volvía a


contraerse de manera incómoda. Un cosquilleo se extendió por su estómago
y el malestar punzó. Guardó una queja de disgusto para sí mismo y cerró
los ojos, comenzando a entrar en pánico. Bien, no era la primera vez que su
celo llegaba mientras estaba solo en el bosque de noche, pero eso no
significaba que no estuviese asustado.

Escuchó un ruido, quizá su imaginación o su paranoia, pero aún así abrió


los ojos. Contuvo la respiración cuando a lo lejos, vió a alguien acercarse a
el a paso lento y seguro.

Estaba convencido de que estaba totalmente perdido cuando pudo


reconocer su rostro.

—Hyunjin. —Murmuró.

—Oh, pero mira que linda sorpresa. Es el lindo Jungkook. —Sonrió el Alfa
pelinegro que se acercaba a el. —¿En dónde te habías metido, hermoso?
Me tenías buscándote como un loco.

—No es tu asunto. —Respondió Jungkook, temblando de repente.

Hyunjin, el alto Alfa de cabellos negros y sonrisa encantadora y macabra


miró a Jungkook con el entrecejo fruncido en fingida preocupación.

—¿Tienes frío?
—No es tu asunto. —Repitió Jungkook más lentamente.

—Eres un encanto. —Sonrió el Alfa. —En mi casa tengo mantas calientes


para ti, ¿Por qué no vamos? Pasé por tu casa y me fije en que ha pasado
una tragedia con ella.

—Estoy muy seguro de que eres el culpable de esa tragedia.

Hyunjin se encogió de hombros y avanzó más hasta el, sonriendo como si


estuviese realmente feliz. Luego borró su sonrisa y demostró algo lo más
parecido al pesar

—Pensé que te habías ido lejos para ya no estar conmigo, así que la eché
abajo. Lo lamento, Jungkook. —Los ojos oscuros del Alfa se posaron sobre
los suyos. —Pero puedes venir conmigo si no te importa.

—Me importa, aléjate de mi.

—Te ves radiante esta noche. —Sonrió de nuevo, riendo levemente. —Y tú


olor, ¿A qué hueles, Jungkook? A lo más exquisito de este mundo.

El Omega tragó duró cuando lo miró exhalar con una sonrisa enorme, como
si le complaciera olfatear el aroma ajeno. Jungkook intentó con todas sus
fuerzas controlar sus nervios, controlar sus feromonas para no atraer a
nadie, pero se le hacía casi imposible.

—¿Estás entrando en celo, Jungkook?

—¡N-No es tu asunto! —Espetó el, sonando más aterrado de lo que


parecía.

Hyunjin levantó sus manos, mostrando sus palmas a Jungkook y luego


llevando uno de sus dedos índice a sus labios.

—Shht, vas a atraer a más Alfas. No quiero que te olfateen, querrán


tomarte. —Le susurró, dando un par de pasos más cerca. —Y tú eres solo
mío, ¿Lo recuerdas?

—Basta, Hyunjin, no te me acerques. —Ordenó Jungkook con voz


temblorosa.

—Normalmente soy yo quien está en celo cuando estamos juntos. —Dijo


Hyunjin arrodillándose frente a el. —Pero ahora yo podré complacerte,
lindo ¿No te hace feliz?
Jungkook comenzó a lagrimear de repente, odiando estar solo en aquel
momento. Su cuerpo tembló de miedo y de sus labios salieron sollozos. El
Alfa lo miró con preocupación e intentó arrastrarse más cerca.

—No. No te sigas acercando, Hyunjin, por favor déjame, vete.

—¿Por qué quieres que me vaya? Estarás bien conmigo, vamos a casa.

Jungkook sollozó y negó mirando a Hyunjin. Cerró los ojos y ladeó su


cabeza queriendo ocultarse del mundo. Sin pensarlo gritó un llamado.

—¡Taehyung!

Hyunjin parpadeó

—¿A quién llamas?

—¡Taehyung! ¡Tae...! —Lloró, sabiendo que su llamado era inútil. —


¡Taehyung!

Jungkook lloró aún más cuando Hyunjin tocó su tobillo por sobre su bota,
siseando para intentar calmar su llanto. Le aterraba Hyunjin, aquel Alfa
estaba mal de la cabeza, sus emociones cambiaban demasiado rápido, sus
intenciones se distorsionaban todo el tiempo y no parecía poder mantener
una sola personalidad. Jungkook se cubrió el rostro y lloró más fuerte.

Escuchó un gritó de sorpresa por parte de Hyunjin, un gruñido potente y un


crujido antes de ver lo que pasaba. Gritó al ver al lobo de rubio pelaje
morder muy fuerte a Hyunjin su hombro, atravesando la piel con sus
dientes mientras su sangre corría y manchaba su ropa. Hyunjin parecía
petrificado, sus ojos estaban muy abiertos y de su boca solo salían jadeos
de miedo.

El lobo lo zarandeó como si se tratara de un muñeco de trapo y Jungkook


se cubrió los ojos de nuevo sintiendo como era salpicado. Sollozó ante los
sonidos perturbadores de aquella terrorífica escena y negó una y otra vez,
deseando que todo terminara.

Escuchó un último crujido de huesos y de repente no escuchó nada más que


sus sollozos y su llanto. Las hojas caídas fueron pisadas, la presencia del
lobo se acercaba y pudo sentirlo frente a el. El aroma de Taehyung
reconfortó a Jungkook de inmediato, haciéndolo sentir totalmente seguro
aún después de lo que había visto.

—Taehyung. —Sollozó.
Sintió como con su hocico el Alfa empujaba las manos que cubrían su
rostro, Jungkook permitió que sus manos temblorosas lo dejarán ver y
sollozó nuevamente al ver al lobo que le ganaba en altura al estar ahí
sentado. Cerró los ojos al sentir como su nariz mojada se apegaba a su
frente y empezaba a olfatear su rostro y cuello. Pero Jungkook no pudo
aguantar demasiado, rodeo el cuello del Alfa con sus brazos, a penas
pudiendo tocar sus manos por lo grande del lobo, y enterró su rostro en su
pelaje, llorando.

—Ah, Dios. —Lloró Jungkook. —¿Cómo es que estás aquí?

—Ya está, Jungkook. —Respondió el lobo. —No llores. Estás bien.

Jungkook estaba helado del terror, su corazón palpitaba a un ritmo casi


antinatural y no podía dejar de llorar, el no estaba bien, nada bien.
Taehyung era cálido, su pelaje era suave y cálido, así que se refugió en su
pecho y lloró, abrazándolo mientras sentía que podía desfallecer.

—C-Creí que iba a tomarme.

—Nadie va a tomarte mientras yo esté vivo, Jungkook.

—Estoy tan asustado. —Susurró. —Tengo tanto miedo...

—Ya está, ya pasó. —Aseguró el ojiazul. —Vamos a casa.

Jungkook sorbió su nariz y se alejó, mirando al lobo que inclinaba su


cabeza para verlo a los ojos.

—¿A casa? —Tragó saliva, sintiéndose vulnerable. —¿Puedo volver al


castillo después de todo?

Taehyung guardó silencio unos segundos.

—Siempre puedes volver a casa, Jungkook.

Jungkook mostró sus dientes inconscientemente cuando apretó su


mandíbula y cerró los ojos cuando el Alfa le dió un pequeño empujon en la
mejilla con su hocico. Jungkook se puso de pie cuando Taehyung le pidió
que lo hiciera y sin poder evitarlo miró sobre su hombro a Hyunjin.
Ensangrentado, sin respiración, con los ojos abiertos en la sospresa que fue
su muerte. Jungkook estaba muy seguro de que Taehyung le había
arrancado el brazo, pero no vería más.

—Lo mataste. —Susurró.

—Si. ¿Y?
Jungkook negó, sintiendo nada más que seguridad al lado del Alfa ojiazul.
No podía creer que después de tanto tiempo de maltrato por parte de
Hyunjin el estaba muerto. Jungkook siempre creyó que el moriría primero.

—Anda, sube ya a mi espalda. —Ordenó el lobo empujando levemente a


Jungkook.

Cuando Jungkook estuvo sobre el se inclinó y lo abrazó para evitar caerse,


sintiendo como este comenzaba a correr. En su llegada al castillo guardias
los dejaron pasar, Jungkook estuvo sobre el todo el camino, incluso cuando
estuvieron dentro del castillo, en donde Taehyung subió las escaleras y los
llevó hasta la que era su habitación. Jungkook sintió como al bajar de sobre
Taehyung su vientre tenía nuevos calambres que se volvían dolorosos. El
lobo se sentó en el suelo.

En un abrir y cerrar de ojos el lobo se transformó, dejando ver cómo la


figura humana y desnuda de Taehyung se dejaba ver levantándose del
suelo. Jungkook decidió mirar a otro lado, fijándose por primera vez en el
desastre que era aquella habitación.

—¿Qué pasó aquí?

—Nada. —Respondió Taehyung. —Nada que una limpieza no solucione.

Jungkook lo miró tropezar con nada y luego caminar hasta el único asiento
que no estaba volteado sobre sí. El Alfa se sentó y miró al Omega
fijamente. Jungkook supo que Taehyung no estaba bien. Su nariz estaba
enrojecida igual que sus mejillas y sus ojos estaban levemente quebradizos.

—¿Qué te ha pasado?

—¿A mi? Nada —Negó el Alfa con lentitud.

Jungkook bajó la cabeza, suspirando y dejándose caer sentado en el piso,


como si sus piernas no resistieran su peso.

—¿Quieres pelearme algo? —Preguntó el pelinegro en un murmuro. —


Porque sé que vas a reclamar muchas cosas.

Taehyung negó: —No.

Jungkook lo miró, no entendiendo porque no hacía nada más que estar ahí
desnudo, sentado, mirándolo.

—Estás mintiendo.
—Si.

—¿Por qué? —Jungkook bajó la mirada. —¿Cuándo te has prohibido decir


lo qué piensas?

El silencio hizo que Jungkook volviera a mirar al Alfa, el cual no había


dejado de mirarlo. Sus manos aún temblaban levemente y le pareció
extraño notar que las manos de Taehyung también temblaban.

—¿Qué piensas, Taehyung? —Murmuró.

El nombrado desvió la mirada al suelo.

—¿Qué pienso? —Preguntó en voz baja. —Pienso que no te entiendo en lo


más mínimo. —Jungkook sintió como algo se oprimía en su interior. —
Eres el destinado del Rey, tienes un castillo para vivir, cientos de personas
a tu merced, seguridad hasta el tope. —Taehyung negó con la cabeza. —
Podrías tener lo que quieras con solo pedirlo, lo tienes todo, me tienes, ¿Por
qué estás tan inconforme con eso? Solo tómalo, maldita sea.

Jungkook suspiró, sintiendo como nuevas lágrimas comenzaban a llenar


sus ojos hasta derramarse y resbalar por sus mejillas. Las limpió con el
dorso de su mano. Taehyung, sintiendo su rostro caliente continuó mirando
al Omega llorar.

—¿Por qué, Jungkook?

El pelinegro se cubrió los ojos e hizo un inconsciente puchero al intentar


contener su llanto.

—No es justo, yo no elegí esto.

Taehyung soltó un gruñido, negando y mirando a otro lado con rabia.


Jungkook miró sus manos mojadas con lágrimas y sollozó. El Alfa volvió a
mirarlo.

—Jungkook, escúchame.

El nombrado obedeció y el ojiazul habló entonces, pareciendo demasiado


cansado de sentir que cae en el mismo tema todo el tiempo.

—Aún cuando no lo quieras siempre voy a estar contigo y tú conmigo,


porque el destino así lo quiso y así lo quiero yo.

—¡Ese es el problema! Tu solo quieres obligarme, y yo no quiero sentirme


obligado a hacer esto.
Taehyung resopló: —Bueno, pero ¿Te gustaría que yo no lo quisiera? ¿Qué
te echara a patadas de aquí y te odiara? ¿Quieres que maldiga al destino por
juntarme contigo? No puedo ser tan inmaduro, solo pasó, muchísimo antes
de que alguno de nosotros naciera, así que acéptalo e inténtalo como yo lo
estoy intentando, joder.

—¡Como si hicieras muchos sacrificios al traerme aquí!

—¡Tú no sabes nada, Jungkook! ¡No entiendes, solo piensas en ti, maldito
niño malcriado!

—¡No me grites! —Chilló Jungkook.

La habitación quedó en silencio y Jungkook sollozó otra vez, limpiando las


lágrimas que bajaban por sus mejillas. Taehyung apoyó su cabeza del
mueble y suspiró a la nada. Jungkook gruñó y se sacudió ante una ráfaga de
frío que entraba por el balcón.

—Estoy asustado, ¿Acaso no lo entiendes? Estoy muy asustado porque no


se que vas a hacer conmigo.

Jungkook bajó la cabeza y cerró los ojos, odiando ser tan débil siempre.
Sintió de repente una mano en su mejilla, luego otra en la contraria,
obligándolo a levantar la mirada. Taehyung estaba frente a el, arrodillado,
mirándolo con una profundidad que hacía que Jungkook sintiera punzadas
de dolor en su vientre.

—Solo quiero hacer que esto funcione, Jungkook. Es todo. Yo no pedí un


Omega, pero ahora lo tengo, tú no querías un Alfa, pero ahora lo tienes. La
única diferencia entre nosotros es que lo he aceptado hasta el punto de
quererlo y tú solo dejas que el miedo te controle y te ponga a la defensiva.

Jungkook sollozó y cerró sus ojos, sintiéndolos pesados.

—No me abro de piernas para nadie, Taehyung.

Taehyung miró el suelo: —Lo sé.

—Me violaban. Tu dijiste que yo...

—Lo escuché hablar, ahora lo sé, lo siento mucho, Jungkook.

Jungkook sintió como la frente de Taehyung se apegaba la suya y suspiro,


tomando sus muñecas solo para tener algo a lo que aferrarse.

—¿Solo fue el?


Jungkook asintió: —Solo el. Sus amigos solo me molestaban.

Taehyung acarició la mejilla del contrario y plató un beso suave en sus


labios rosados. Con su nariz acarició la suya y suspiró de manera
temblorosa sin querer alejarse.

—Mataría por ti de nuevo. Mataría a cualquiera que intentara dañarte,


Jungkook.

Jungkook abrió los ojos encontrándose con los ojos azulados de Taehyung.
Inhaló profundamente y parpadeó dejando caer unas últimas lágrimas.

—Gracias, Taehyung.

El Omega intentó besarlo, pero el Alfa no se lo permitió, se alejó para


evitarlo.

—¿Quieres intentarlo, Jungkook?

Jungkook asintió, sintiendo a su lobo mover la cola y su corazón latie con


fuerza.

—Si, si quiero.

Sin saberlo, comenzó a liberar su atrayente olor, queriendo y haciendo que


Taehyung perdiera un poco el hilo de sus pensamientos razonables. Se
obligó a si mismo a controlarse incluso cuando ya se había inclinado para
olisquear el cuello ajeno. Sintió como el deseo crecía en su interior, pero se
negó a ceder en aquel momento.

—Vamos a darnos un baño, necesitamos dormir.

—Si. —Aceptó Jungkook jadeando sin querer, sintiendo como dolía no


tener a Taehyung unido a su cuerpo, cosa que nunca había deseado con
nadie. —Quiero dormir.

Sin decir nada más Taehyung lo levantó del suelo y juntos caminaron hacia
el baño, encerrándose en el.
❝Trece❞
Say you wont let go — Camila Cabello ft Machine Gun Kelly.

El agua resbalo de su cabello azabache y se arrastró por su rostro y cuello,


se esparció por el resto de su parte superior y las gotas se unieron a resto
del agua en la tina. Jungkook cerró los ojos al sentir la mano ajena echar
hacía atrás los mechones oscuros que caían sobre su frente, luego la misma
se deslizó por su nuca y se desvió a su hombro desnudo, dando pequeños
apretones hasta después dejarse caer a lo largo de su brazo. Suspiró cuando
de nuevo el agua templada cayó suavemente sobre su cabeza, cuando el
agua rozaba con su piel hirviente le hacía sentir en extremo fresco.
Taehyung volvió a barrer su cabello hacía atrás y Jungkook suspiró
gustoso.

—¿Eres huérfano? —Preguntó Taehyung en un murmuro.

Jungkook asintió: —Escapé del orfanato cuando tenía cinco. Luego unos
Betas me acogieron en el bosque.

—Que lindo gesto.

—No realmente. —Suspiró el pelinegro, gustándole como la mano ajena


acariciaba su hombro. —Me odiaban por ser un cambiaformas, me dejaban
durmiendo afuera y me daban de comer carne cruda y podrida.

—Eso es ridículo, ellos lo fueron también en algún momento en su niñez.

Taehyung miró a la nada y tensó su mandíbula, sintiendo un odio profundo


en su interior.

—¿En dónde están ahora?

—Muertos. La casa se incendió accidentalmente.

—Que bueno.

—Si, pienso lo mismo.

Jungkook emitió un suave gemido de puro gusto ante el agua que volvió a
caer sobre su cabeza y como sus cabellos eran echados hacia atrás de
nuevo.

—¿Se siente bien?


—Si. —Respondió Jungkook. —Está muy fresca.

—Así te bajamos la calentura, o te dará fiebre.

—Siempre me da fiebre. —Dijo Jungkook. —Cuando estoy en mi celo.

Jungkook dejó que el brazo del mayor le rodeara la cintura y lo jalara más
cerca de el hasta que su espalda estuvo apegada y amoldada al pecho del
rubio.

—¿Cómo pasabas los celos? —Preguntó Taehyung en un murmuro, con un


toque tenso en su voz.

—Supresores. —Jungkook dobló sus piernas cuando Taehyung lo recostó


de su cuerpo, nervioso de caer de lleno en el agua solo pudo sostenerse del
brazo que lo rodeaba. —Se consiguen muy fácil si sabes identificarlos en el
bosque.

—Me alegra que hayas aprendido a hacerlo.

Jungkook parpadeó: —Supongo que no me sirvió de mucho.

El silencio que se instaló luego en el baño fue casi tortuoso para Jungkook.
Giró la cabeza mirando la puerta, golpeando suavemente con sus dedos el
brazo de Taehyung. Sintió un peso sobre su pecho y picor en su nariz.
Pronto las lágrimas estaban abandonando sus ojos, cayendo como pequeñas
gotas de lluvia. Taehyung pudo notarlo.

—Eh. —Lo llamó, llevando su mano a la mejilla del Omega. —No llores,
mírame.

Jungkook negó y contuvo un sollozo, cerró los ojos cuando Taehyung lo


obligó a girar el rostro para verlo y solo se giró un poco, abrazándolo y
llorando en su pecho desnudo.

—Jungkook, no llores, por favor. —Murmuró el Alfa. —No pasa nada, ya


estás bien. Pasó todo, ya nadie va a hacerte daño.

—¿Cómo lo sabes? —Hipó Jungkook, cubriendo sus ojos para limpiar sus
lágrimas.

—Porque voy a protegerte. —Aseguró Taehyung, tomando a Jungkook y


haciendo que se arrodillara frente a el, tomando el rostro ajeno entre sus
manos y mirándolo cuando abrió los ojos brillosos. —Te protegeré con
garras y colmillos, Jungkook, lo prometo.
El pelinegro asintió en medio de un perchero inevitable y sintió como los
labios de Taehyung se presionaban con los suyos. Jungkook aceptó el beso
y lo devolvió cuando Taehyung se alejó, sintiéndose urgido por más
contacto, y de pronto por más cercanía. Se impulsó hacía delante y besó al
rubio, rodeándolo del cuello con sus brazos y sintiendo un revoloteo en su
estómago al tiempo que sentía su corazón latir en su garganta.

Taehyung elevó sus cejas sintiendo sorpresa cuando el Omega se le fue


encima y gimió en sus labios por como su espalda chocó contra la cerámica
de la tina. Tomó al inexperto pelinegro de las mejillas y le mojó los labios
con la punta de la lengua, dándole un casto beso luego y alejándose de el de
inmediato. Tragó duro y Jungkook se ocultó en la curvatura de su cuello
cuando le negó otro beso, apegándose a el y aspirando su aroma amargo y
embriagante. La cercanía los terminó alterando, pues se abrazaron el uno
con el otro y se frotaron como si tuviesen urgencia del calor en medio de un
frío de invierno. Taehyung balbuceó y apartó su mirada de cualquier parte
en la que el cuerpo de Jungkook estuviera implicada.

—Deberíamos calmarnos un poco. —Exhaló Taehyung. —O será


incómodo para ti.

—¿Uhm? —Jungkook abrió sus ojos y miró la piel del cuello ajeno. —
¿Qué?

—Que me estás excitando. —Murmuró Taehyung entre dientes. —Y no


quiero asustarte.

El pelinegro suspiró: —¿Excitando? ¿Qué significa?

—Que quiero tomarte.

Jungkook se congeló en su lugar solo un par de segundos, luego se alejó del


Alfa, mirándolo avergonzado a los ojos azulados. Estaban brillosos y un
poco más grandes de lo normal. Jungkook soltó un suspiro tembloroso y
sintiendo su rostro sonrojado miró a otro lado. La curiosidad le picaba la
nuca casi tanto como la mirada de Taehyung le picaba el rostro, así que lo
miró de nuevo. Miró sus dilatados ojos azulados y luego su nariz, cayendo
poco a poco en sus labios y luego en su cuello. Sus clavículas se veían muy
atractivas aunque no se notaban demasiado, y sus hombros eran anchos y
firmes, su piel bronceada se veía hermosa iluminada por la luz de las velas
en las lamparillas. Bajó la mirada por su pecho firme y marcado, no
pudiendo evitar ver más abajo, justo en su vientre, en donde una notable
erección se erguía. Jungkook sintió los dedos del Alfa empujando su
mentón y haciéndolo cerrar la boca, lo que provocó que tragara duro de la
vergüenza. Miró de nuevo al Alfa a la cara sintiéndose muy sonrojado.

—No me mires así. —Ordenó el rubio.


—P-Perdón, no era mi intención ver...Eso.

Taehyung negó: —No es que no puedas, Jungkook. Es que estás en celo, y


yo realmente estoy intentando con todas mis fuerzas no irme sobre ti y
empotrarte contra la tina.

El Omega sintió que se le complicaba respirar después de oír aquello.


Balbuceó y sintió un escalofrío por aquel murmuro.

—¿Q-Qué?

—No puedes culparme, eres hermoso y hueles... Demasiado bien. —


Taehyung relamió sus labios y mordisqueó el inferior. —Y tenerte aquí
desnudo...Es tentador. Solo quiero besarte todo el cuerpo y hacerte sentir
muy bien.

Jungkook pudo sentir como una capa ligera de sudor cubría su frente y el
calor se instalaba en su cuerpo. Parpadeó sin saber que lo hacía de una
manera coqueta, sintiendo a su lobo inquieto y muy emocionado, moviendo
la cola y bajando sus orejas mientras se echaba de espalda en el suelo.

—No deberíamos apresurar las cosas. —Susurró Taehyung sobre los labios
de Jungkook, el cual sin darse cuenta se había inclinado sobre el. —No
tengo problema alguno con esto, pero no creo que estés listo para que
hagamos el amor.

—¿Hacer el amor? —Susurró también Jungkook, con la mirada


moviéndose de los ojos azules a los labios rosados.

Taehyung miró a Jungkook con ojos vidriosos y labios temblantes.

—Es lo que mereces.

—Uhm... ¿No es solo tomarme?

El ojiazul negó: —No. —Suspiró. —No a ti.

Jungkook parpadeó de nuevo y poco a poco cerró los ojos, sintiendo como
algo dentro de el parecía derretirse por las palabras y el aroma del Alfa. Se
acercó dispuesto a besarlo a los labios, pero Taehyung giró la cabeza y
cerró los ojos con fuerza al recibir el beso en su mejilla, sintiendo como le
quemaba. El Omega abrió los ojos, posó sus manos sobre los hombros
desnudos del Alfa e intentó de nuevo besarlo en los labios, pero Taehyung
giraba el rostro y lo impedía cada vez que Jungkook buscaba la manera de
hacerlo.
—Jungkook. —El Omega logró callarlo con un casto beso, a lo que el
gruñó. —Por favor, no quiero que lo lamentes.

—N-No lo haré, yo solo... —Jungkook suspiró sintiendo una oleada de


cosquillas y estremecimiento en su vientre, a lo que gimió arqueando su
espalda sin poder evitarlo. —Estoy lubricando otra vez.

Taehyung lo miró suplicante, como si realmente quisiera que detuviera


aquella seducción poco intencional, pero verlo no ayudaba demasiado, el
rostro inocente del pelinegro mientras jadeaba y mantenía sus ojos cerrados
estaba matándolo casi tanto como las caricias que Jungkook dejaba en sus
hombros, subiendo por su cuello y sus mejillas. El efecto del celo
realmente estaba afectando a Jungkook y de una manera poco discreta a
Taehyung. En un impulso subió sus manos y las posó en las nalgas del
Omega, dándoles un apretón suave al tiempo que plataba un beso en sus
labios. Jungkook correspondió al beso e incluso lo hizo durar más,
chocando su lengua con la contraría y provocando un sonido bastante
lujurioso cuando Taehyung se relamió el labio al tiempo que Jungkook lo
besaba, besando la punta misma en lugar de los labios. Apegaron sus
frentes y respiraron con dificultad.

—No vas a lastimarme, ¿Verdad? —Susurró el pelinegro.

Taehyung negó aceptando el beso que Jungkook le daba, empezando a


acariciar las redondeadas nalgas del mismo y disfrutando el calor que
irradiaba su cuerpo. Lo separó de el se puso de pie en la tina, tendiendo la
mano que el Omega acepto para seguirlo fuera del agua. En cuestión de
segundos ambos estaban saliendo del baño escurriendo agua, caminando
directo a la cama.

Taehyung se detuvo justo frente a esta y se giró para ver al Omega,


sorprendiéndose cuando el mismo posó sus manos en su pecho desnudo y
se acercó de manera inesperada, haciéndolo caer de espaldas en la cama.
Jungkook se trepó a el sin ningún tipo de vergüenza y enterró su rostro en
la curvatura de su cuello. Taehyung lo rodeó de la cintura y dió la vuelta
para dejarlo abajo.

—Me gusta mucho como hueles. —Le dijo Jungkook, echando su cabeza
hacia atrás cuando Taehyung empezó a plantar besos inocentes en su
cuello.

—También me gusta tu aroma. —Murmuró el rubio con voz ronca.

—¿Enserio? —Jungkook cerró los ojos y contuvo la respiración cuando la


lengua húmeda acarició la piel de la curvatura de su cuello. —Uhm.
Taehyung dió un par de besos mojados más y fue directo al rostro del
menor, buscando sus labios y estampando los suyos contra ellos en cuanto
los localizó. Jungkook dejó sus manos caer a cada lado de su cabeza, no
sabiendo bien que hacer con ellas y correspondió a los besos atrevidos.

De un momento a otro las manos del Alfa se posaron sobre las rodillas del
pelinegro, separándolas para abrir más sus piernas. Jungkook paró de
besarlo al sentir el frío colarse en su entrada húmeda y miró los ojos azules,
recuperando su cordura por un momento. Taehyung pudo notarlo enseguida
cuando Jungkook miró a un lado, frunciendo los labios en incomodidad y
vergüenza.

—¿Qué pasa? —Preguntó Taehyung en un resoplido.

Jungkook se removió bajo el y sus mejillas se inflaron un poco mientras se


sonrojaban como tomates.

—¿Me dirás que harás?

—¿Qué?

—Q-Que si me vas a decir que vas a hacerme. —Repitió el Omega. —M-


Me sentiría mejor si me dices lo que harás.

Taehyung frunció el entrecejo y tragó duro, inclinándose sobre el Omega y


apegando su frente en su cabeza. Se relamió los labios y balbuceó un poco,
sintiendo la inquietud de su lobo al querer tomar al Omega de una buena
vez.

—No tenemos que hacerlo, te dije que no estás listo. —Le susurró el Alfa.
—¿Sabes tocarte? Puedes tocarte si quieres, te ayudará a aliviar tu deseo, y
puedo buscar un supresor. Quizá no sea suficiente, pero...

—No se tocarme. —Casi farfulla el Omega ofendido, aún sin mirar al


ojiazul.

—Yo puedo enseñarte.

Taehyung tomó la mano de Jungkook y la llevó abajo, entre sus piernas.


Antes de siquiera tocar algo Jungkook miró alarmado al Alfa y alejó su
mano.

—¿Q-Qué haces?

—Te enseño. —Taehyung volvió a tomar la mano del menor y la llevó


entre sus piernas, tomando sus dedos del medio y rozándolos con su
entrada fruncida. —Así.
Jungkook entreabrió los labios y emitió un sonido de queja e incomodidad
en el momento en que sus dos dedos entraron en el gracias a Taehyung.
Parpadeó mirando a otro lado, reteniendo todo el aire que sus pulmones
podían guardar y emitiendo un gruñido bajo por la vergüenza. Taehyung no
dejó de verlo cuando lo hizo moverlos de adentro hacia afuera. El Omega
cerró los ojos y se mordió el labio, conteniéndose de emitir algún sonido
ante la sensación de sus dedos dentro de el. Retiró sus dedos rápidamente,
escapando del agarre del Alfa y mirándolo a los ojos.

Taehyung preguntó: —¿No te gusta?

Jungkook balbuceó: —N-No duele.

El pelinegro se removió de nuevo bajo el rubio y carraspeó, sintiendo como


su cuerpo pedía más de aquellas placenteras sensaciones.

—Taehyung. —Llamó.

—¿Si?

—¿Puedes hacerme el amor?

El Alfa asintió casi enseguida, completamente enternecido por la timidez


en los ojos oscuros del Omega.

—Si sientes que estás listo para esto sí.

Jungkook negó cerrando sus ojos, arqueando su espalda por puro impulso
al sentir un dolor instalarse en su vientre y se quejó. Una capa de lubricante
lo hizo sentir urgido.

—Solo siento que te necesito mucho.

Taehyung solo pudo asentir, inclinándose de nuevo para besarlo en los


labios. Jungkook respondió con timidez a sus besos castos, recibiendo
algunos en las mejillas e incluso en su nariz, besos que lo hicieron sentir
cosquilleos más allá del dolor en su vientre. Pudo sentir el tacto de
Taehyung en su cintura y en sus caderas, acariciando de arriba a abajo y
luego a los lados de sus piernas, cosa que hizo estremecer al Omega.
Taehyung suspiró sobre los labios ajenos, llevando su mano
silenciosamente hasta su propia erección, tomándola y acariciándola.

—Voy a entrar en ti, ¿Bien?


Jungkook tragó duro sintiendo su corazón palpita en su garganta y detrás de
sus orejas, el calor que sentía lo hacía transpirar muy levemente en su
frente y en su nuca y sus manos se ajustaron a los hombros anchos del Alfa.

—Si, está bien. —Respondió nervioso.

Taehyung miró su rostro, concentrándose en sus ojos cerrados, y solo pudo


besar sus párpados con suavidad, porque odiaba que el Omega empezara a
temblar de los nervios. Se alineó en la entrada del menor y con cuidado se
empujó con lentitud dentro, a penas logrando entrar un poco mientras
contenía todas sus emociones. Jungkook ahogó un sonido extraño y tensó
todo su cuerpo, queriendo cerrar sus piernas pero teniéndolo difícil al tener
a Taehyung en medio de ellas. El Alfa se empujó un poco más,
prolongando lo más posible el empuje para no lastimar al Omega.
Realmente se estaba controlando, Jungkook estaba realmente húmedo y
contra su piel sensible se sentía muy bien.

—Y-Ya está bien, ya esta bien. —Dijo Jungkook con voz tensa abriendo
los ojos y mirando al Alfa. —Es suficiente, ya es mucho.

—No puedo hacer mucho con lo que ha entrado. —Taehyung hizo una
mueca notable al ver lo poco que había entrado en Jungkook. —La verdad
no puedo hacer nada.

Jungkook miró a su lado y negó en frustración.

—¿Cuánto falta?

—¿Quieres ver?

Jungkook negó de nuevo, no queriendo ver aquello otra vez en realidad,


moriría de calor por la vergüenza si lo hacía, pero finalmente, afianzándose
de sus codos se inclinó hacía adelante haciendo a Taehyung retroceder para
que mirara. Ambos miraron al mismo tiempo y Jungkook no pudo evitar
abrir los ojos en demasía al notar que casi toda la erección estaba fuera. Se
echó sobre su espalda de nuevo, mirando al cielo y suspirando
temblorosamente.

—No va a entrar.

Taehyung no pudo evitar reír un poco cuando Jungkook se cubrió el rostro


y resopló como si todo el mundo estuviese perdido

—Va a entrar, Jungkook.

—Se siente muy mal, solo quiero sacarlo.


Taehyung se inclinó sobre el aún riendo un poco y apartó sus manos de su
rostro, besándole los labios una y otra vez.

—Te haré sentir muy bien. —Aseguró Taehyung en medio de un ronco


ronroneo cuando delineó el cuello ajeno con su nariz, aspirando el aroma
tan adictivo que lo llamaba tan desesperadamente, gruñó entonces. —
Luego solo me querrás dentro.

—Engreído.

—Ya veremos si exagero.

Sin poder evitarlo se empujó más adentro, el doble de lo que antes había
entrado y de una sola vez. Jungkook elevó un pequeño grito y cerró los
ojos, mordiendo el labio por lo extraño e incómodo que se sentía aquello.
Taehyung continuó entrando sin avisar.

—Ya, ya, ya, ya. —Pidió Jungkook, podía jurar que se estaba estirando allá
abajo y que se rompería.

Taehyung continuó deslizándose dentro, notando como el Omega arqueaba


la espalda y fruncía el ceño. En poco tiempo, finalmente estuvo dentro del
pelinegro y lo besó en la nariz sudorosa.

—Ya esta. —Le dijo.

—¿Todo?

Taehyung parecía divertido a pesar de su tensión: —Si, Jungkook. Todo.

Jungkook tensó la mandíbula: —Se siente horrible. Feo, muy horrible. —


Aseguró el Omega.

Taehyung miró la mandíbula del contrario perdido en un pensamiento


triste, dejándose envenenar un poco más por el odio y perdiendo el
momento. Miró a Jungkook que mantenía aún los ojos cerrados.

—Bueno es que esta será como tu primera vez a pesar de todo.

Jungkook abrió los entonces con cuidado, mirando a Taehyung


directamente a sus azulados. Aquello dicho le había calentado algo dentro
de sí, en el pecho. Se sintió cálido y... Valorado, quizá querido como nunca
se había sentido. Quiso decir "Gracias", incluso sintió ganas de darle un
beso en los labios, pero de pronto el Alfa se había movido, y lo que había
entrado en el comenzó a deslizarse afuera solo para de nuevo empujarse
dentro. Una sensación extraña hizo que Jungkook contuviera la respiración
y tensara sus piernas a cada lado del Alfa. Taehyung volvió a hacerlo,
lento, esta vez sin detenerse, entrando y saliendo, mirando el rostro de
Jungkook y fijándose en su reacción con cada movimiento. El pelinegro
abrió los ojos y miró a Taehyung sintiendo que lo miraba. Ambas miradas
chocaron y Jungkook pudo notar como aquella mirada contenía demasiado.

—No me mires. —Pidió inhalando con fuerza y de nuevo girando su


cabeza para ver a otro lado, no pudiendo retener un gemido que se
escapaba de sus labios.

Cada vez que Taehyung se movía podía sentir el placentero roce de sus
pieles, el como el sonido que se escuchaba de fondo por su lubricante
natural lo hacía sentir extrañamente bien. Taehyung tomó sus manos y las
entrelazó con las suyas, dejando que su vientre se apoyara del de Jungkook
cuando volvía a deslizarse dentro y se inclinaba para besarlo. Por inercia,
Jungkook abrió más las piernas y las echó hacia atrás, recibiendo los labios
del Alfa sobre los suyos, besándolo incluso con más fuerza que Taehyung.

Algo dentro de el empezó a descontrolarse y poco a poco se apoderó de el,


y a parecer también de Taehyung, porque en muy poco tiempo el Alfa
había acelerado un poco más sus penetraciones y el Omega estaba soltando
gemidos al aire.

Jungkook se sentía bien, realmente bien, como nunca lo había imaginado.


Sentía que todo su cuerpo estaba lleno de cosquillas y las manos de
Taehyung acariciando sus costados no ayudaban a apaciguar la sensación.
Echó su cabeza hacia atrás, todo el cosquilleo empezaba a moverse a su
vientre y subía a su garganta también.

—T-Taehyung. —Gimió, moviendo su cabeza a los lados.

—¿Se siente bien? —El rubio besó el cuello del pelinegro y gruñó. —¿Te
gusta, precioso?

—Si. —Resopló el Omega, todo se revolvía dentro de el al escucharlo


llamarlo así. —Oh, ¡Ah! —Gimió cuando Taehyung bajó su rostro a su
pecho y lamió uno de sus pezones. —T-Taehyung.

Pasó un tiempo, Jungkook no sabía cuánto, pero no le importaba en lo


absoluto porque se estaba sintiendo bien, demasiado bien. Una capa de
sudor cubría su cuerpo por completo, y su piel junto a la de Taehyung se
sentía resbalosa. El Alfa se deslizaba con facilidad de adentro hacia afuera
y Jungkook solo podía moverse inquieto bajo el rubio que parecía volverse
más grande sobre el. Jungkook abrazó a Taehyung del cuello y chilló
cuando el rubio arremetió fuertemente contra el.

—¡A-Ah! —Cuando abrió los ojos sintió que rodaban hacia atrás, la
sensación era exquisita. —Oh, vaya. Oh, Alfa.
Todas las sensaciones placenteras recorrían su cuerpo de pies a cabeza, se
sentía increíble, fantástico, pero todo parecía ser muy poco manejable y
crecía y crecía dentro de el hasta el punto de hacerlo sollozar. Sentía el
sudor, los latidos rápidos de su corazón, el cosquilleo intenso en todas
partes, y de pronto no podía sostenerlo, era como si algún vaso fuera a
derramar el agua en su interior y le desesperaba.

—Taehyung, v-voy a... Voy... —Balbuceó, pero de pronto se vió


interrumpido por los dientes que se afianzaban en su hombro y mordían. —
¡Ay!

Taehyung bajó más y justo en medio de su pecho mordió de nuevo.


Jungkook chilló cuando subió y mordió su brazo, y dejó de percatarse de
los dientes que marcaban su piel porque realmente sentía que estaba al
borde y no podía detenerse. Sin saber cómo algo literalmente lo hizo
sacudirse de manera brusca y pensó entonces que se había hecho pipí
encima. Pero supo que no era eso, porque las mínimas gotas sobre su
vientre se sentían espesas. Tembló soltando un suspiro, sintiendo que su
respiración descontrolada podía calmarse por fin, sintiéndose extrañamente
liberado y fuera de tensión. No se había dado cuenta de que su cuerpo se
había vuelto un arco por como se había doblado hacía atrás de manera casi
dramática. No fue eso lo que lo dejó impresionado, si no lo que empezaba a
crecer ahí abajo, ahí dentro.

—¿Q-Qué? —Balbuceó sin aliento. —¿Qué es eso? ¿Qué es eso?

Taehyung, que parecía entretenido manteniendo su nariz en el cuello del


Omega habló con voz ronca.

—El nudo.

—¿E-El qué?

Pero antes de siquiera obtener respuesta sintió como Taehyung tiraba de


sus caderas hacía atrás, haciendo que el nudo forzara su entrada para salir.
Sin embargo, no salió, solo tiró un poco la piel de Jungkook y Taehyung
volvió a empujarse dentro, brusco y crudo. Lo mismo se repitió una y otra
vez, cuando Taehyung intentaba salir el nudo se lo impedía tirando un poco
de la piel de Jungkook y lo impulsaba a entrar de nuevo. No dolía, pero
Jungkook sentía que estaba volviendo a sentir todo aquello que le hacía
sentir bien de nuevo, sin embargo era demasiado y eso si que empezaba a
doler en el nudo de tensión que se enredaba en su vientre y el resto de su
cuerpo. Taehyung continuó.

—T-Taehyung, espera. —Gimoteó. —¿Q-Qué haces?


—Un poco, solo un poco. —Resopló el rubio subiendo las caricias de su
nariz a la mejilla algo sudorosa del Omega. —¿Si? Por favor, aún no
termino. —Gimió el.

Jungkook pensó que sería demasiado egoísta de su parte negarle terminar,


lo que sea que significara, aunque probablemente era sentirse tan liberado
como Jungkook se sintió rato atrás, pero realmente sentía algo de dolor. Se
mezclaba con todo el placer que nuevamente crecía en su interior, como
fuertes palpitaciones que lo sacudían casi tanto como Taehyung empezaba
a sacudirlo con cada embestida fuerte y profunda. El Omega casi grita de
manera entrecortada y cerró sus ojos con fuerza, soportando como su
cuerpo reaccionaba a toda la sobre estimulación.

—¡T-Tae, T-Tae! ¡Oh!

—Suenas tan bien. —Musitó el ojiazul lamiendo la mejilla del pelinegro.


—Sigue gimiendo para mi.

Las uñas cortas de Jungkook se clavaron en la espalda del rubio, y en un


parpadeó derramó lagrimas que ni siquiera sabía que estaba reteniendo. El
sonido del choque brusco y rápido de sus pieles aturdía a Jungkook y se
perdió de todo, se cohibió en el espiral de sensaciones que lo hacían echar
su cabeza hacia atrás. Se perdió entre mordidas y rasguños, incluso algunas
nalgadas que hicieron su piel arder y rasguños en sus costados que lo
hicieron delirar. Estaba disfrutando aquello casi tanto como se estaba
deseando que terminara. El dolor y el placer eran cegadores.

Un rato después, no supo cuánto tiempo había pasado, se sintió en el borde


de la locura de nuevo, y la liberación llegó, gracias al cielo al mismo
tiempo que la liberación de Taehyung al parecer, el cual arremetió contra el
unas veces más antes de empujar muy profundo y quedarse completamente
quieto. Sin saber porque Jungkook torció el gesto y expuso la curvatura de
su cuello, la cual picaba en anticipación a cualquier cosa.

El nudo se hizo más grande, Jungkook pudo sentirlo y sintió como el dolor
desaparecer enseguida de su vientre y el alivio lo reemplazaba. Se sintió
muy ligero entonces a pesar de que Taehyung se había dejado caer
suavemente sobre el, escondiendo su rostro en su cuello mientras lo besaba
y ambs respiraciones intentaban normalizarse.

Jungkook sintió los colmillos de Taehyung acomodarse sobre la piel de su


cuello, y el a pesar de estar exhausto le dió permiso, sintiendo que así debía
ser... Pero Taehyung nunca llegó a morderlo, después de un rato solo plantó
un casto beso.

—No voy a marcarte. —Susurró. —No aún.


—¿Uhm? —Murmuró Jungkook medio ido de la situación, sintiendo
sueño.

Taehyung delineó sus colmillos con su lengua, alejándose de la tentación


de marcarle el cuello y gruñendo por no haberlo hecho. Controló sus
instintos de Alfa lo mejor que pudo. Miró el rostro agotado de Jungkook y
lo acarició con una de sus manos, le gustaba como sentía el estómago del
Omega bajo el suyo subir y bajar al respirar.

—Esperaré. —Susurró el Alfa apegando su frente a la contraria, buscando


la mirada de Jungkook aún cuando sus párpados caían en sueño sobre sus
ojos. —Me conformaré con esto por ahora.

Taehyung besó los hinchados labios rosados del Omega y acarició su nariz
con ma suya.

—Solo mientras unimos nuestro amor, Jungkook.

Jungkook negó para apartar lo que molestaba en su rostro y suspiró


cayendo en la inconsciencia.

—¿Uhm? ¿Amor, qué?

Taehyung parpadeó entreabriendo los labios y suspirando sobre los ajenos.


Se acercó hasta rozarlos al hablar, sintiendo la calidez que irradiaba su
cuerpo contra el suyo.

—Te amo, Jungkook. Te amo mucho.

Y sabiendo que el somnoliento Omega no respondería besó sus labios para


sellar sus palabras y abrazándolo de la cintura y la espalda los hizo girar
para acomodarlo sobre el sin lastimarlo por el nudo. Se encargó de
cubrirlos a ambos con las mantas, notando que el dosel estaba abierto, pero
importándole poco y decidiendo que era hora de dormir. Acarició la
cabellera húmeda de Jungkook y suspiró.

—Buenas noches, Jungkookie. Te amo.


❝Catorce❞
Strangers — Halsey ft Lauren Jauregui.

El cuerpo desnudo del pálido Omega se removió en aquella desordenada


cama enorme y al parecer casi solitaria. Descubrió entre pequeños roces en
su piel que la manta solo cubría la parte trasera de sus muslos y se extendía
hasta caer al suelo. Ni siquiera pudo levantarse, se quedó recostado sobre
su mejilla derecha sintiendo como su cuerpo dolía, dolía enserio, como si
todo el fuera un moretón gigante que le impedía cualquier movimiento.
Cerró sus ojos aún pintados con rastros de sueño y emitió un pequeño
sonido ronco de queja. Poco a poco, apoyando sus manos de la cama se
levantó, sentándose sobre sus piernas y moviendo el cuello de manera
dolorosa para así lograr estirar sus músculos entumecidos. Estaba oscuro,
solo algo de luz podía verse entrar en una pequeña abertura de las cortinas
que cubrían las puertas del balcón. Jungkook miró alrededor sintiendo una
presión dolorosa e inquietante en su pecho.

—¿Taehyung?

Nadie contestó su llamado ronco lleno de duda y algo de temor, estaba


solo, solo y dolorido en medio de aquella cama enorme, en aquella
habitación oscura. El Omega pudo divisar el desastre de la habitación y en
el recorrido que hacían sus ojos por ella pudo verse a sí mismo en el espejo.
Su cabello azabache estaba desordenado y sus ojos estaban llenos de resto
de sueño. Estaba completamente desnudo y le dió vergüenza encontrarse
así. Bajó la cabeza y se sentó sobre su trasero cruzando las piernas,
sorprendiéndose de encontrar entre sus muslos algo púrpura. No podía ver
bien, estaba muy atrás, así que sin darle demasiadas vueltas se colocó de
espaldas al espejo y miró por sonbre su hombro, odiando como le daba
vergüenza tener que inclinarse tanto para poder ver de que se trataba,
incluso podía ver su entrada. Separó un poco las piernas y miró mejor, era
una cicatriz, una marca redonda de pequeños puntos hundidos en su piel.

Era una mordida. Se cubrió los labios y abrió sus ojos en demasía al tiempo
que suspiraba. Tenía una mordida en el interior de su muslo, a la altura de
su nalga izquierda, lo suficientemente oculta como para ser hecha en un
lugar muy privado. Y no solo eso lo hizo sentir avergonzado, su trasero
estaba completamente maltratado, con moretones y rasguños, habían
marcas de dedos. Cambio su posición rápidamente y se abrió de piernas
ante el espejo, descubriendo que la mordida estaba cerca de su miembro.
Las cerró enseguida al igual que sus ojos, casi pudo sentir de nuevo a
Taehyung mordiendo con fuerza allá abajo y el recuerdo de su lengua
acariciar la herida casi lo abruma. Abrió los ojos y tocó su pecho,
llenándose de recuerdos, observando como su vientre y pecho mantenían
dos mordidas más teñidas de púrpura. Sobre sus costillas derechas, en su
costado izquierdo también reposaban un par de mordidas, y sobre su
clavícula izquierda y en el interior de su brazo izquierdo. Su cintura tenía
marcas de los dedos del Alfa y sus caderas también.

Se dejó caer de espaldas y se cubrió el rostro, sintiéndolo caliente al


recordar como todas y cada una de las marcas fueron hechas. Podía sentir
las manos de Taehyung sobre su piel, azotar su trasero, apretar su cintura y
amasar sus muslos. Podía sentir sus dientes recorriendo todo su cuerpo,
marcándolo en un acto posesivo y egoísta, como si realmente no le
importara la opinión de quien portaría las marcas, como si lo único que le
importara fuera que cualquiera que viera algún centímetros de su piel
amoratada se diera cuenta de que ya estaba tomado.

Jungkook ocultó su rostro en la almohada y gritó con fuerza, el grito


permaneció ahogado, por lo que solo el pudo enterarse de tal cosa. Se bajó
de la cama solo para tomar la manta y envolverse en ella, sintiendo
demasiado frío de repente. Quizá alguna corriente de aire, o quizá la
soledad, pero la soledad nunca le había afectado tanto, nunca le había
contraído tanto el pecho.

—Me duele todo. —Se quejó en voz baja. —Kim Taehyung, bestia. —
Declaró abrazándose a sí mismo.

El sonido de la puerta siendo abierta lo hizo esconderse entre la manta,


fingiendo por alguna razón que desaparecía de la vista de quien quiera que
fuera la persona que entraba a la habitación. Supo que no era Taehyung, y
no supo que estaba ilusionado con que fuera el hasta que sintió la tristeza al
no olfatear su aroma. Sintiéndose odioso se quitó la manta de encima y
miró a los lados, encontrándose con nadie. Estando desnudo se arrastró
hasta la orilla de la cama dispuesto a levantarse, queriendo vestirse, pero no
bañarse porque tenía el aroma de Taehyung impregnado en su cuerpo. Pero
de repente la puerta del baño se abrió y dejó ver a una mujer joven, una
beta que vestía como las empleadas del castillo, con su largo vestido gris y
su delantal blanco. Ella y Jungkook se miraron demasiado avergonzados
entre sí, como si el pánico del momento se reflejara en sus ojos. La mujer
se sonrojó por completo y sin querer miró el cuerpo desnudo y marcado del
Omega pelinegro.

—¿E-Está bien? —Preguntó ella algo preocupada, frunciendo sus cejas


castañas. —¿Está herido?

—¿Q-Qué? —Jungkook se apresuró a tomar la manta para cubrirse de


nuevo. —¿Herido?

—¿Lo han golpeado?


Jungkook negó: —No, ¿Qué?

La mujer caminó hasta el mirando la puerta principal, quizá previniendo


que alguien no entrara, entonces llegó hasta Jungkook y el se echó hacia
atrás, no gustándole que aquella mujer se le acercara tanto.

—¿Qué le pasó? Esta amoratado, ¿El lo golpeó?

Los ojos de Jungkook se abrieron en demasiado al tiempo que negaba. Ella


parecía muy preocupada, pero Jungkook lo veía algo tonto, puesto que nada
malo le había pasado, no de verdad.

—¿Me deja ver? Puedo curarlo si así quiere.

Jungkook casi ladea una sonrisa nerviosa por ello.

—Estoy bien, tranquila. —Asintió el. —¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?

—Soy Jihyo. —Se presentó alejándose para hacer una reverencia. —


Buenos días, lamento haberlo asustado. Vine a limpiar el desorden.

—Oh... Gracias. —Murmuró Jungkook abrazando la manta a su cuerpo


desnudo. —Supongo que...

Ambas personas miraron la puerta en cuanto la misma se abrió de nuevo,


dejando ver a un Alfa rubio bien vestido. Jungkook sintió como algo dentro
de su estómago revoloteaba y, de un momento a otro, lubricó, sintiéndose
deseoso y emocionado. Jihyo se alejó enseguida de Jungkook, retrocedió
hacia un lado e hizo una reverencia a Taehyung antes de alejarse para
empezar a limpiar. Jungkook lo miró acercarse a el y sin poder evitarlo
levantó sus manos para tocar su pecho cubierto cuando estuvo cerca,
ganando que se inclinara y lo besara.

Le gustó tanto que lo besara, los labios de Taehyung podían fácilmente


convertirse en su perdición, por más que le impresionara admitirlo.

Los mordisqueó y Taehyung hizo lo mismo con los suyos, fueron lentos y
muy apasionados, demasiado para estar con alguien más en aquella
habitación, así que Taehyung se separó del Omega y caminó hasta el
balcón, abriendo las cortinas y dejando que la luz natural entrara. La Beta
que recogía trozos de cristal del suelo se levantó justo al tiempo que
Taehyung la señalaba.

—Vete.

Ella asintió y miró a Jungkook, luego sin más salió de la habitación. El


Omega miró a Taehyung, el cual comenzaba a desabotonar su camisa al
acercarse a el. De manera descarada Jungkook se dejó caer de espaldas en
la cama cuando Taehyung posó una rodilla sobre la misma, trepándose
sobre el después. Jungkook gimió en anticipación cuando Taehyung enterró
su rostro en la curvatura de su cuello.

—Tan ansioso. —Murmuró Taehyung acariciando los costados ajenos con


suavidad que le generaba cosquillas a Jungkook. —¿Estás húmedo para mi
ya?

—Si. —Suspiró Jungkook cerrando sus ojos, las manos del Alfa bajaron a
sus nalgadas y las amaso con sus manos, haciéndolo gemir. —Estoy listo.

—¿Para qué? —Preguntó Taehyung con voz ronca, jugando un poco con la
necesidad del Omega.

Jungkook, al no estar demasiado sumido en el celo en aquel momento se


sonrojó de vergüenza, no queriendo decirlo, así que calló y llevó sus manos
al cuello de Taehyung, acariciándolo mientras torcía el gesto en busca de
sus labios. Taehyung lo ignoró y le tomó las manos manteniéndolas sobre
su cabeza para impedirle moverlas. Su nariz delineó la de Jungkook y
suspiró sobre sus labios, acomodándose entre las piernas del blanquecino.

—¿Para qué estás listo, Jungkook? —Preguntó de nuevo el Alfa,


acariciando con la punta de su lengua sobre el labio superior ajeno. —
Dímelo, hermoso.

—No.

—¿Uhm? —Un besó fue plantado sobre los labios rosados del pelinegro.
—¿No?

—Uh-uh.

Taehyung acarició ambas narices con una sonrisa demasíado perversa que
hizo que el rostro aniñado de Jungkook reflejara duda y expectativa.
Entonces solo pudo gritar un poco en sorpresa cuando la mano grande de
Taehyung aterrizó con fuerza a un lado de su muslo. El ardor superficial y
el picor interno hizo que Jungkook se retorciera en su lugar y contrajera sus
músculos, quejándose.

—Tienes la mano pesada, Taehyung. —Gruñó el Omega con la molestia


dándole una puntada en la frente.

Intentó liberar sus manos de manera inútil y miró mal al Alfa que sonreía.
La mano acarició la zona y Jungkook permaneció quieto, casi prediciendo
que volvería a hacerlo, y lo hizo, pero en su muslo contrario. El Omega
gruñó de nuevo, tratando de liberar sus manos, lográndolo justo cuando
Taehyung se apartó de el y le dió la vuelta. El Alfa rubio tiró hacia atrás de
su cintura haciéndolo exponer su trasero. Pisó su espalda con su mano y
con la otra golpeó su nalga derecha con fuerza, haciendo resonar el crudo
golpe en el resto de la habitación. Jungkook exhaló un grito ahogado en la
almohada por lo rápido que había sucedido todo, y solo pudo soltar un
quejido cuando de nuevo fue nalgueado.

—N-No. —Ordenó Jungkook con poca fuerza de voluntad, sintiendo la


mano golpearlo de nuevo en la nalga contraria. —¡Taehyung!

Jungkook gimió cuando la mano del rubio amasó descaradamente su


trasero y luego golpeó. El ardor se extendía ya por todo su redondeado
trasero, y el picor era molesto, lo hacía querer frotarse contra alguna
superficie que aliviara aquella sensación. Pero Taehyung lo estaba
disfrutando y continuó haciéndolo, gustándole el color rojizo que tomaba
aquel trasero de Jungkook, como si sus nalgas fueran un par de jugosas
manzanas. Se inclinó con una sonrisa ladina y besó una de ellas, a lo que
Jungkook sostuvo su respiración. Taehyung esparció besos alrededor de
todo su trasero, acariciando incluso con su lengua y rasguñando con sus
dientes.

—Taehyung. —El rostro del pelinegro comenzaba a tomar un calor


intenso. —Taehyung, por favor, no me hagas rogar.

—Es exactamente lo que quiero.

—Taehyung. —Gimoteó el, las manos del Alfa separaron sus nalgas
haciéndolo creer que entraría en el, pero se decepcionó con las cerró de
nuevo jugando con el. —Ya está bien, por favor, por favor...

—¿Por favor qué? —Casi ríe el rubio con cinismo.

—H-Hazme el amor, ¿P-Puedes? Por favor, ¡Imbécil! ¿Cómo me haces


suplicar?

Taehyung se alejó de el arqueando una ceja con una mueca casi indignada
mientras Jungkook giraba el rostro para verlo sobre su hombro, igual
indignado. El ojiazul comenzó a quitarse la camisa, arrojándola al suelo,
luego se quitó las botas mientras hablaba.

—Así no va el juego. —Bufó el rubio.

Jungkook parpadeó: —¿Qué juego? ¿De qué hablas?

Taehyung sonrió casi socarron: —El juego en donde yo mando y tu


obedeces, cariño.
—¿Entonces juegas todo el día?

Taehyung gruñó y llevó sus manos hasta el botón de sus pantalones,


quitándolo y abriendo los mismos para deslizar su ropa inferior fuera de su
cuerpo.

—Ya, deja de arruinarlo, cállate.

Jungkook casi gruñe.

—¿¡Por qué eres tan dominante!?

Taehyung rápidamente se posicionó sobre los muslos del Omega y se


inclinó sobre el, apresándolo contra la cama de manera casi brusca. Sus
dedos se enredaron en las hebras negras y tiraron de ellas con fuerza
medida para que el Omega echara su cabeza hacia atrás. La respiración del
Alfa cayó sobre su oreja.

—Porque se me apetece y me encanta que estés bajo mi dominio. —Musitó


en respuesta, dando una pequeña mordida a la oreja del menor. —No
juegues el rol del inocente, Jungkook, te fascina que así sea. Te encanta.
Aún más cuando estoy dándote tanto placer.

Jungkook frunció los labios, pero eso no evitó que un gemido resonara
ahogado en su garganta. Sin querer lubricó un poco cuando una mínima
risa ronca y arrastrada acarició su audición.

—Anoche lo suplicabas tanto... No creí que te gustara tanto mi sadismo.

—Cállate. —Chilló Jungkook en voz baja. —¿Quieres que me sienta


avergonzado?

Jungkook sintió como los labios de Taehyung lo sorprendían besando su


mejilla con suavidad y como su nariz acariciaba su pómulo.

—Claro que no, cariño, nada de eso. No quiero que te sientas mal en
ningún sentido.

Jungkook suspiró: —¿Seguro?

—Seguro.

El Omega tragó duro, haciéndosele difícil por la posición de su cabeza, a lo


que Taehyung dejó de tirar de sus cabellos, haciendo que Jungkook
reposara su mejilla en la cama e intentara darse la vuelta, a lo que
Taehyung lo dejó. Ambos se miraron y sin razón alguna se obsequiaron una
sonrisa ladina. El Alfa se inclinó y beso los labios ajenos sintiendo las
manos del Omega sobre sus cabellos rubios, los cuales cayeron sobre su
frente y rozaron sus ojos.

Jungkook arrugó su nariz y frunció el ceño, no gustándole algo que percibía


de repente. Se alejó del rubio y el sin más bajó a dar besos a su cuello.

—Taehyung, ¿A qué hueles? —Preguntó Jungkook sintiendo la lengua


escurridiza en la piel sensible de su cuello. —¿Taehyung?

El Omega alejó al Alfa de su cuerpo y lo escuchó gruñir. Su mirada azulada


conectó con la oscura.

—¿Qué ocurre?

—¿A qué hueles? —Preguntó de nuevo Jungkook, apoyándose de sus


codos para sentarse.

Taehyung negó calmando su respiración y relamiendo sus labios.

—No se de que hablas.

Jungkook parpadeó sintiendo algo de molestia, sentía que el mentía al


negar aquello que Jungkook olfateaba, podía notarlo en su mirada y en
como se notaba incómodo de repente. El Omega se arrodilló en la cama
como Taehyung y enterró su nariz en su cuello, agudizando su olfato para
encontrar aquel olor diferente. Terminó olfateando su pecho, un aroma a
lima y tomates ácidos, era extraño y le desagrada a Jungkook, no sabía bien
si era por la combinación o porque sentía la amenaza de un Omega. Para
que un aroma quedara impregnado en alguien de aquella manera tendrían
que haber estado muy apegados, liberando sus feromonas.

Se separó enseguida de Taehyung y lo miró a los ojos cuando el mismo lo


hizo.

—Hueles a Omega. —Acusó el pelinegro, inflando sus mejillas de aire


cuando Taehyung desvió la mirada. —¿Con quién estabas?

El ojiazul suspiró y volvió su mirada, negando con su cabeza e intentando


tomar su rostro entre sus manos.

—No es importante, cariño.

—No me llames cariño —Jungkook apartó las manos grandes del Alfa y
tensó la mandíbula.

Taehyung rodó los ojos al cielo y sus labios hicieron una mueca de
molestia que lo hacía parecer muy macabro. Jungkook lo miró mal.
—He dicho que no importa, ¿Por qué quieres pelear?

—¿Por qué no quieres decirme?

—Porque no importa. —Musitó el rubio entre dientes, mirando al pelinegro


con exasperación.

—Hueles a Omega, a mi me importa.

—No deberías estar celoso, estoy aquí contigo ¿O no?

—No lo estabas cuando desperté.

—Tengo cosas importantes que atender como Rey.

Jungkook sintió sus mejillas arder de rabia y Taehyung lo notó, a lo que


volvió a rodar los ojos.

—Sabes bien a lo que me refiero.

—Oh, supongo que lo sé.

Jungkook dejó de mirarlo para intentar bajar de la cama, pero se detuvo


cuando la mano de Taehyung sostuvo su brazo muy fuerte, obligándolo a
mantenerse en su lugar. Forcejeó con ello.

—Suéltame.

—No vas a ir a ningún lado. —Aseguró Taehyung. —¿Podrías por favor


dejar de actuar como un malcriado?

—Que me sueltes. —Repitió Jungkook retorciendo su brazo para liberarse


del fuerte agarre.

—Jungkook compórtate. Estábamos en medio de algo, no lo arruines.

—¿Para qué? Ese olor asqueroso ya arruinó todo. —Miró al Alfa a los ojos
y dió a ver sus colmillos con rabia. —Suéltame.

—No me muestres los colmillos, Jungkook. —Casi le gruñe mostrando los


suyos, más grandes, dando a entender que no le temía. —Deja de
amenazarme.

—Lo único que amenaza aqui es el dueño de ese olor. —Alzó la voz el
menor. —¿Por qué no quieres decirme de quién es? ¿Por qué estabas tan
pegado a un Omega?
—Ya basta, Jungkook. —Ordenó duramente el ojiazul. —No es nadie, lo
prometo.

Pero Jungkook estalló, sabiendo bien al verlo a los ojos que a pesar de su
indiferencia, el Alfa mentía. Su Omega estaba sintiéndose inseguro y
molesto.

—¡Mientes! ¡Eres un mentiroso! ¡¿Por qué estás mintiéndome?!

—Baja la voz, Jungkook. —Ordenó con voz tensa el mayor. —No me


grites. Por favor, calme...

—¡Te grito, claro que te grito! ¿¡Por qué hueles a otro Omega!? —
Jungkook parpadeó sintiendo sus ojos arder y su voz temblar. —¿Por eso
no estabas conmigo al despertar? ¿Por qué estabas con otro Omega?

Taehyung gruñó y cubrió sus ojos un momento: —Dios...

—¿Por qué no dices la verdad? —Reclamó.

—¡No seas ridículo, Jungkook! —Gritó entonces, mirándolo molesto. —


¡Suenas como un tonto! ¡Para!

El pelinegro inhaló con fuerza y frunció los labios reteniendo las ganas de
llorar, su lobo sintiendo la orden penetrar sus oídos con fuerza. Taehyung
se inclinó para estar lo suficientemente cerca de su rostro, mantenimiento
una expresión realmente molesta a la vista. Tomó el mentón de Jungkook
entre sus dedos índice y pulgar y mostró uno de sus colmillos de nuevo.

—Si digo que bajes la voz, baja la voz, Jungkook. —Murmuró. —Si digo
que no es importante, no es importante. ¿Entiendes?

Jungkook guardó silencio, sintiendo como sus emociones se arremolinaban


en su pecho. El ojiazul endureció sus facciones al no obtener una respuesta.

—¿Entiendes? —Repitió.

Pasaron cinco segundos, solamente cinco segundos. Fue entonces que


Jungkook junto todas sus fuerzas en un azote de rabia y humillación,
impactando sonora y dolorosamente su palma contra la mejilla del Alfa,
logrando que girara el rostro por el sorpresivo ataque. El rubio cerró sus
ojos con fuerza, su respiración se volvió inestable y volviendo su mirada al
Omega devolvió el duro golpe, derribando al menor sobre la cama.
Jungkook sollozó, esperando aquello. Su cabello cayó sobre sus ojos y
cubrió su mejilla herida con su palma mientras el ardor se extendía y unas
lágrimas rebeldes se dejaban caer fuera de sus ojos.

Se sentó de nuevo en su lugar, dejando que sus lágrimas corrieran mientras


se acercaba de nuevo a Taehyung, arrodillándose frente a el y tomando su
rostro entre sus manos bajo su oscurecida mirada azulada. Taehyung dejo
que los dedos de Jungkook se enterraran en su rostro a medida que el
mismo se acercaba a su oreja, sonando estrangulado al hablar.

—No vuelves a golpearme de esa manera, Kim Taehyung. —Aseguró el


pelinegro sintiendo rabia. —No sin consecuencias. Lo juro.

Un pequeño sollozo cayó sobre la piel del Alfa haciéndolo cerrar los ojos
con fuerza. Intentó tomar la cintura desnuda de Jungkook entre sus manos,
pero el mismo lo empujó antes de siquiera poder hacerlo y se arrastró fuera
de la cama, levantándose dispuesto a irse al baño. Taehyung lo tomó de la
muñeca con rapidez, no permitiendo que se alejara demasiado,
levantándose para seguirlo cuando se zafo de su agarre. Jungkook lo encaró
solo para empujarlo de manera inútil y luego golpearlo con toda sus fuerzas
en su pecho, alejándose después.

—¡No vas a volver a tocarme! —Gritó Jungkook sintiéndose herido,


derramando un par de lágrimas calientes e hipando. —¡Nunca! ¡No más!

Taehyung parpadeó con los ojos teñidos en preocupación, con el ceño


fruncido y las manos peinando su cabello hacia atrás molesto. Jungkook y
el se miraron y el Omega gruñó, no pudiendo evitar abofetearlo de nuevo, a
lo que Taehyung inhaló con fuerza y tensó los músculos, haciendo de sus
manos puños y mostrando sus colmillos. A Jungkook ni siquiera le
importaba haber herido su orgullo de Alfa, miró al suelo en busca de su
pijama, tomándola y vistiéndose lo más rápido que sus manos temblorosas
le permitieron. Taehyung lo imitó tomando su ropa y empezando a vestirse,
no logrando colocarse más que sus pantalones antes de que Jungkook
saliera azotando la puerta. No importó el llamado del Alfa, Jungkook fue
corriendo por el pasillo como alma que llevaba el diablo.

Se aventuró llevado por la rabia y la tristeza, solo corriendo escaleras abajo


hasta que a su parecer había llegado al final, en donde siguiendo su instinto
llegó hasta la que parecía ser la salida del castillo, en donde gran cantidad
de luz natural entraba, y no solo eso, una mujer igual.

Jungkook se detuvo al olisquear su aroma, se tensó enseguida sabiendo que


era el aroma que Taehyung traía impregnado en el pecho. Gruñó en sus
adentros y esperó a que la mujer de cabello castaño llegara hasta el, solo
para enfurecerse más al ser completamente ignorado cuando esta pasó por
su lado. El vestido voluminoso en tonos cobres llegó a rozar su cuerpo por
sobre su pijama, cosa que lo hizo enojar mucho más. Se giró dispuesto a
llamar su atención.

—Oye, tú.

La mujer giró con desinterés, mirando de arriba a abajo a Jungkook, con


confusión y desprecio.

—¿Me hablas a mi?

—Obviamente. —La castaña miró a los lados, como si se percatara de que


nadie más que los guardias estuvieran presentes, luego miró al pelinegro.
—Dime, criado.

Jungkook parpadeó y elevó sus cejas.

—¿Criado? —Murmuró negando luego con el entrecejo fruncido. —Yo no


soy ningún criado.

La castaña lo miró de arriba a abajo de nuevo y frunció el ceño,


acercándose a el a paso lento hasta estar lo suficientemente cerca.

Ella tenía piel blanca y mejillas muy sonrojadas, sus labios estaban
pintados de rojo y el largo cabello castaño caía más allá de su cintura.
Tenía un cuello delgado y largo en el que reposaba un collar que se veía
carísimo, era alta, no sabía bien si era por traer tacones o si así era
naturalmente. Además de su aroma natural Jungkook podía jurar que traía
un perfume que olía muy bien. Ella lo hizo sentir completamente... Inferior.
Era hermosa muy hermosa, y el...

El seguramente se veía terrible, asqueroso, con lágrimas secas sobre sus


mejillas y el cabello revuelto. Ahí parado en pijama arrugada sin haberse si
quiera lavado el rostro o enjuagado la boca. Y a Jungkook nunca le había
importado estar presentable o impresionar, pero en ese momento era
diferente, quería impresionar, quería parecer el rival de la Omega que había
dejado su aroma sobre el que se suponía era su Alfa, pero no lo era, no
podía y lo hacía sentir triste, impotente, poca cosa. Aún más cuando la
mitad de su rostro parecía hincharse poco a poco por la bofetada de rato
atrás.

La castaña olfateó levemente y alzó su mentón en lo alto, sus brazos se


doblaron y dejaron sus manos elevadas a la altura de sus hombros de
manera elegante, dejando ver anillos que adornaban sus dedos y de más.

—Hueles a Taehyung. —Dijo ella como si reconociera el aroma a


distancia, arqueando una de sus cejas y torciendo una sonrisa. —Ya
entiendo. Eres un Omega de alguna casa de placer.
—¿Qué? —Preguntó Jungkook confundido de repente, siento jalado de sus
pensamientos con brusquedad.

—Vienes de algún prostíbulo, ¿No? —Ella suspiró rodando los ojos. —


Espero que Taehyung no se haya contagiado de algo, más te vale no ser de
las clases bajas, espero que seas de algún lugar limpio.

El Omega ni siquiera supo que responder, negó cuando ella hurgó entre una
hermosa cartera que colgaba de su brazo, sacando de ella algo en su puño y
tendiéndoselo a Jungkook. El mismo lo tomó solo para no dejar su mano
tendida, sintiendo el frío de las monedas de oro que caían en su palma. La
mujer le sonrió pareciendo hipócritamente amable.

—Gracias por atender sus necesidades, pero ya estoy aquí, así que puedes
irte.

Jungkook infló sus mejillas molesto, aún más al ver como Taehyung se
acercaba. ¿Aquella mujer estaba actuando acaso como si fuera algo
importante de Taehyung? Porque estaba enfureciendo a Jungkook, el cual
sentía que algo punzaba con fuerza en su cabeza. Arrojó las monedas
contra el escote de aquella castaña, tomándola por sorpresa y haciéndola
retroceder.

—Toma tus estúpidas monedas, no las quiero.

—Seguro es para ti un honor complacer al Rey en sus necesidades, tanto


que no quieres el dinero. —Contestó la mujer con una mueca molesta. —
Solo no deberías ser grosero con mi humildad, agradezco que lo atendieras
mientras no estoy.

—¿Mientras no estás? —Jungkook casi ríe, no creyendo que comenzaba a


sentirse mareado y con ganas de llorar con fuerza. —¿Quién se supone que
eres?

—Lalisa. —Se escuchó el llamado de Taehyung en tono de advertencia,


llegando tras la mujer.

Ella se giró con una sonrisa muy presuntuosa, cruzando sus manos al frente
y mirando los ojos azulados de quien miraba a Jungkook al llegar.

—Cariño, hola. —Saludó ella. —Llegas en buen momento, ¿Podrías ubicar


a este prostituto?

—No soy un prostituto. —Se defendió Jungkook enseguida. —¿Quién te


crees para insultarme y llamarme de esa manera?
—Princesa Lalisa. —Dijo ella con obviedad. —Y es obvio que tu eres...

—El Omega de esa persona a la que le sonríes tanto, rastrera. —Señaló a


Taehyung con la cabeza.

Jungkook sintió que estaba perdiendo un poco el control, o quizá


demasiado, pero podía sentir como su lobo también lo perdía y no sabía
bien como detenerse, mucho menos cuando la mujer comenzó a reír y miró
a Taehyung como si le contara un chiste. Jungkook se sentía tan amenazado
y no sabía si debería sentirse de esa forma.

—Vaya, trajiste a un demente.

—¿Qué diablos haces aquí? —Reclamó Taehyung.

Las manos de la mujer se levantaron para tocar el pecho de Taehyung, los


ojos de Jungkook se abrieron en demasía y ella habló.

—Vine a que arreglemos las cosas. —Casi gimoteó, sus manos siendo
tomadas por Alfa antes de siquiera podiera tocarlo.

La alejó de el enseguida, no queriendo tocarla y Jungkook pudo respirar.

—¿Qué cosas? Te dije claramente que tenías que irte.

—Podemos pasar un buen rato, Taehyung ¿No crees que deberíamos ir


arriba?

Cuando ella intentó acercarse a el Jungkook pareció entrar en un serio


ataque de celos, llegando hasta la mujer y tomándola del brazo para tirar de
ella lejos del Alfa. Brusco, lastimándola de seguro.

—No te le acerques. —Le ordenó con ojos llameantes de ira. —No lo


toques.

—Tú no me toques, zoquete. —Ella alejó su brazo del agarre y lo sacudió


con asco. —Ya lárgate, prostituto barato.

Ella se giró para encarar a Taehyung, queriendo tomarlo de la mano,


queriendo tocarlo de nuevo, pero Jungkook en un impulso estiró su mano y
tomó la larga cabellera castaña entre su puño, tirando con fuerza para evitar
cualquier roce entre el Alfa y la Omega a toda costa.

—¡Que no lo toques! —Exclamó por sobre el grito de sorpresa de la mujer.

Lalisa intentó zafarse del agarre, pero Jungkook comenzó a arrastrarla a la


salida acompañada de sus gritos de ayuda. Jungkook no sabía en lo
absoluto si tenía el derecho de correrla de aquel castillo, pero ya había ido
demasiado lejos como para detenerse, así que cuando estuvieron en las
grandes puertas de la entrada la empujó, haciéndola caer por los pequeños
escalones que conducían al camino del enorme jardín principal. El Omega
pudo sentir unos cabellos ajenos entre sus dedos, así que los sacudió antes
de señalar a la castaña que se levantaba más que molesta, tropezando con
su gran vestido una y otra. Jungkook sintió ganas de volver a tirarla al
suelo.

—¡Lárgate, fuera!

—¡Mi padre se enterará de esto! —Exclamó la mujer apartando su cabello


desordenado de su rostro. —¡Esto es inaudito! —Gritó furiosa, mirando
más allá de Jungkook. —¡Kim Taehyung, di algo, no puedes quedarte ahí
sin decir nada!

Jungkook sintió la mano de Taehyung en su cintura y su voz grave elevarse


por sobre aquella situación desastrosa.

—Te dije esta mañana que no quería verte de nuevo en mi castillo, Lalisa.
Tú te has buscado esto al irrespetar a mi Omega en su territorio. Vete.

—¿Tú Omega? ¿S-Su territorio? —Balbuceó ella incrédula, con las


mejillas rojas de rabia. —¿¡Quién diablos se supone que es el en todo
caso!?

—El que va a golpearte si te vuelves a acercar a Taehyung. —Dijo


Jungkook siendo manejado por fuerzas que no conocía. —¡Vete!

La castaña solo pudo gruñir de una manera que de seguro dejaría un dolor
en su garganta. Se dió la vuelta y comenzó a caminar con rapidez.

—¡Quiero mi maldito carruaje esperándome! —Ordenó al aire, mirando


por última vez al par en la puerta. —¡MALDITOS!

Sin más ella continuó alejándose, siendo escoltada por un par de gaurdias a
los que gritoneó hasta desaparecer más allá del muro.

—Zorra. —Murmuró Jungkook.

De golpe alejó la mano del Alfa de su cintura, mirándolo y señalándolo aún


molesto, esta vez teniendo la voz temblorosa y las lágrimas adornando sus
ojos.

—¡Tú no me toques!

—Jungkook...
—Jungkook, ¡Jungkook el cuerno! No me hables. —Sollozó comenzando a
caminar de nuevo adentro, siendo seguido por Taehyung.

El Omega se sentía estúpido, estupidisimo, aún más sabiendo que el Alfa lo


seguía escaleras arriba, y quería detenerse a descansar unos segundos, pero
no quería que Taehyung lo mirara hacer el ridículo más tiempo. Cuando
llegó al único nivel que conocía realmente pudo visualizar a Jiyook, estaba
junto a aquella Beta que había ido a limpiar a la habitación. La misma
sostenía una bandeja de plata llena de comida, al ver a Jungkook pareció
dar un respingo.

—¡Ahí está! —Le dijo a Jiyook en un murmuro alto.

La mayor miró a Jungkook pintando su rostro de preocupación, abriendo


sus brazos para recibir al Omega que de pronto se rompía en un llanto
triste. Jungkook la abrazó con fuerza, acallando sus sollozos contra el
hombro de aquella mujer mientras la Beta intentaba buscar su mirada.

—Jungkook ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras?

—Jungkook, déjame explicarte. —Habló Taehyung llegando hasta ellos,


posándose a un lado del Omega mientras la tímida Beta de alejaba del trío.
—Por favor, cariño.

Jungkook se encogió en su lugar cuando el Alfa quiso tocarlo, evitando el


roce.

—No, déjame. —Jungkook giró el rostro para no verlo, fijando su vista en


la bandeja que cargaba la Beta. —Hueles a ella.

—Oh. —Dijo Jiyook. —La viste.

Jungkook se alejó de ella, mirándola con decepción en sus ojos: —¿Tú


sabías?

—No malinterpretes, mi niño. —Pidió la pelinegra. —No soy cómplice de


nada, solo la vi llegar esta mañana.

—Nadie es cómplice de nada, porque no pasó nada. —Gruñó el rubio hacia


el Omega. —Ella llegó de imprevisto, Jungkook, exigió verme, se me vino
encima. —Explicó. —Le dije que se fuera, te digo la verdad.

Jungkook escupió: —Te acostaste con ella.

—No, Jungkook, no es...


—No, antes. Lo haz hecho ¿No es así?

Jungkook no pudo evitar mirar un punto muerto en la alfombra color vino


del suelo ante el silencio. Una lágrima se deslizó sobre sus labios entre
abiertos y tembló.

—Le has hecho el amor a esa zorra antes. —Musitó.

—No, no digas eso.

—Jungkook, estás temblando. —Le dijo Jiyook tomándolo de las manos


preocupada. —Estás helado y estás sudando, cálmate, mi niño.

Jungkook negó y se cubrió el rostro. Si Taehyung lo había aceptado aún


cuando su cuerpo había sido usado ya antes, ¿Por qué el no aceptaba que
Taehyung se había acostado con una Omega? No debía ser tan difícil, era
justo. Pero le dolía y se sentía muy traicionado, ¿Por qué? ¿Era por qué
horas atrás también se había acostado con el? No sabía, no entendía, solo se
sentía muy mareado, muy triste y perdido. Taehyung por otro lado se
aproximó a la Beta, quitando de la bandeja aquella taza de té lleno de un
líquido caliente.

—¿Es lo que te pedí? —Preguntó Taehyung solo para ellos.

La Beta asintió: —Si, he preparado yo misma el té con las semillas,


Majestad.

Sin decir nada más Taehyung se volvió hacía Jungkook, mirándolo cuando
el mismo dejó su rostro sonrojado al descubierto. El Omega sorbió su nariz
y retrocedió un par de pasos con la cercanía del Alfa. Taehyung tendió el
té.

—Tómalo, cariño.

—No me llames cariño, me duele la cara por culpa tuya, animal.

Los guardias que yacían en aquel pasillo parecieron querer desaparecer


dentro de sus trajes, ¡Oh, el Omega había insultado al violento Rey!
Seguramente le cortarían la lengua, una pena para aquel pequeño pelinegro.
Jiyook balbuceó confundida, mirando a Taehyung y a Jungkook.

—¿Qué pasó?

—Lo abofetee. —Dijo Taehyung simple, sin trabas en su voz.

—¿Q-Qué? ¿Por...?
—Porque es un animal. —La interrumpió Jungkook. —Un bruto, un
estúpido, bestia, salvaje.

—Jungkook. —Casi suplica Jiyook, pareciendo afectada por sus


problemas. —Cuida tus palabras, por favor, no creemos más disgustos.

—¿Por qué lo estás defendiendo, Jiyook?

—Yo no...

—Si te abofeteó es porque te lo mereces, lo siento, pero te dije una y otra


vez que no me gritaras, que bajaras la voz, no colaboras en mantener mi
paciencia y mi calma ¿Qué quieres de mi? —Preguntó el rubio. —Deberías
entender ya como soy.

—Bestia. —Le gruñó Jungkook.

—Como quieras.

Jungkook miró la taza que empujaba el ojiazul a su dirección con


confusión.

—Bébelo.

—¿Por qué? —Jungkook olisqueó con disgusto. —Huele mal incluso desde
aquí.

—Vamos, Jungkook, bébelo y ya, es por bienestar, ya paremos de pelear de


una buena vez.

El Omega se lo quitó de las manos y bebió un sorbo, solo porque el


también quería dejar de pelear. No sabía tan mal como olía, de igual modo
lo bebió creyendo que era algún tipo de supresor, no quería estar con
Taehyung en aquellos momentos, quizá no por el resto de su celo, así que
bebería cuantos supresores de dieran a beber. Derramando sus últimas
lágrimas de triste acabó el té y le dió la taza a Jiyook, ignorándolos a todos
y yendo directo a la habitación que habitaba.

—Mi niño, ¿A dónde vas?

—A dormir. —Contestó con voz estrangulada. —O a lo que sea.

—Vamos al comedor. —Pidió ella.

—No tengo hambre.


Sin querer escuchar más entró a la habitación, y sin poder evitarlo su rostro
se arrugó cuando comenzó a llorar de nuevo. Corrió a la cama y se dejó
caer en ella. Se ocultó bajo las sábanas y lloró contra la almohada, para su
mala suerte la de Taehyung. Sin embargo no se separó, escuchó la puerta
abrirse y lo próximo fueron pasos variados que se acercaban a el.

—Mi niño, come algo, por favor. —Pidió Jiyook suave, haciendo que la
beta Jihyo dejara la bandeja en el mueble de la cama. —Lo preparé con
mucho cariño pensando en consentirte esta mañana después de pasar tú
primera noche de celo con tu Alfa.

—No quiero nada. —Sollozó. —No quiero comer.

Jihyo tomó el brazo de Jiyook en el momento en que Taehyung entró a la


habitación, alejándose ambas y saliendo para dejar a la pareja sola. El Alfa
suspiró de manera pesada y frotó su nuca, mirando el bulto bajo las sábanas
que temblaba y lloraba. Caminó hasta la cama y se trepó a ella, posando su
cuerpo sobre el del Omega, acoplándolo a su forma y abrazándolo.

—No me gusta regañarte, mucho menos agredirte. Lloras, y no me gusta


verte llorar.

—Déjame. —Jungkook sorbió sus mocos, no queriendo luchar contra el


peso sobre el. —Vete, vete y déjame solo.

Taehyung frunció los labios, no sabiendo que decir. Tomó aire y suspiró de
nuevo, Jungkook habló de nuevo.

—Hueles a ella, vete.

—Fue hace meses, Jungkook. —Susurró el Alfa. —Tuvimos un par de


encuentros sexuales.

—¿Ves cómo si le hiciste el amor? —Chilló Jungkook, llorando contra la


almohada y haciéndose un ovillo.

—No. —Negó el rubio frunciendo el ceño. —Solo fue sexo, nunca le había
hecho el amor a nadie, a nadie más que a ti.

—¿Y qué hacía aquí? —Reclamó. —¿Y por qué te llenó todo de su aroma?

—Pensaba que tenía una oportunidad conmigo, ella solo quiere estar en el
trono junto a alguien con poder. —Taehyung tiró de la manta dejando la
cabeza de Jungkook al descubierto. —No sientas celos de ella, no te llega
ni a los tobillos.

—Ella es hermosa. —Refunfuñó el menor. —Zorra.


—Tú eres perfecto, no tienes que envidiar.

—Solo quieres hacerme sentir mejor porque me golpeaste. —Jungkook se


lo quitó de encima y se sentó, mirándolo con reproche. —¡Pero no te
librarás de eso, Taehyung!

El nombrado miró a Jungkook sintiéndose realmente confundido. ¿Cómo


un Omega podía hablarle así a un Alfa? A su Alfa. Taehyung podía
fácilmente romperle la boca y decirle que ahí solo mandaba el, que si el lo
quería estaba librado de cualquier problema entre ambos porque el era el
Alfa, podía hacerlo, pero no lo haría. Jungkook definitivamente lo tenía tan
confundido, era tan rebelde, tan mandón, rabioso e independiente que
incluso le hacía plantearse si realmente era un Omega. Lo tenía intrigado,
¿Cómo era para el tan fácil no temer a hablarle a así a un Alfa? Más si era
el Rey, el Rey al que tantas personas respetaban, menos el. Lo había
golpeado, insultado, humillado su orgullo de Alfa, y aún así solo se había
llevado una bofetada, que por cierto había devuelto. Jungkook ya hubiese
estado muerto en manos de otro, y no era necesariamente el ser destinados
lo que detenía a Taehyung...Era el amor que le tenía a pesar de todas las
faltas.

Su maldito nuevo lado sensible le repetía que: Estaba bien, ¿No todos
cometían faltas? El no era perfecto, tenía demasíados defectos, y que el
Omega, sin importar nada, era lo más perfecto que alguna vez había visto,
¿No era acaso cierto eso?

—...Y no me hables.

Taehyung negó y parpadeó, despertando de sus pensamientos y frunciendo


el ceño bajo su flequillo, ahí tirado en la cama, fijando su mirada de nuevo
en el pelinegro.

—Perdón, ¿Qué dijiste?

Jungkook lo aniquiló con la mirada.

—Que dormiré en otra habitación, hasta que me demuestres que no eres tan
bestia.

Las cejas rubias se elevaron: —¿Hasta que yo te demuestre a ti?

—Si, a mi.

Taehyung casi ríe, más preocupado por la actitud del Omega que por
diversión.
—Y según tú como debería demostrar eso.

Jungkook pensó un poco, no sabiendo bien que responder. Se cruzó de


brazos, mirando con reproche al relajado Alfa sobre la cama.

—Todos te tienen miedo, ¿Sabías eso?

—Me lo gané, ¿Sabías eso?

—¿Te gusta presumirlo?

—No es algo de lo que me avergüence.

Jungkook negó: —No entiendo, ¿Te gusta que tu pueblo te tema?

Taehyung parpadeó, pareciendo más serio que de costumbre de repente.

—Liberé a mi pueblo, nunca lo he lastimado. Quizá me teman los del


castillo, ellos lidian conmigo a diario, pero los de allá afuera no han sido
testigos reales de lo que puedo llegar a ser, solo le temen a una idea que se
hacen en su cabeza por todo lo que había escuchado, y a pesar de eso ellos
no viven con temor de que yo pueda hacerles daño, porque saben que les
quité el verdadero daño de encima, aquellos a los que maté, a los Kim.

—Tus padres.

—También a mis abuelos. —Taehyung se sentó en la cama mirando a


Jungkook. —Seguro has escuchado barbaridades de mi allá en el pueblo, y
sí, la mayoría puede que sean ciertas. Soy un monstruo, pero mantengo a
mi pueblo a salvo siempre, esa es la diferencia entre mi padre y yo.

Jungkook bajó la mirada la camisa del Alfa solo para distraerse de sus
profundos ojos azules.

—¿Y cuándo se los has demostrado?

Taehyung negó: —¿Qué?

—¿Cuándo fue la última vez que visitaste al pueblo? ¿Siquiera conocen tu


rostro?

—Lo hacen, lo conocieron en el momento en que maté a quienes los


esclavizaban.

—¿Y desde entonces no te acercas al pueblo? —Jungkook miró a


Taehyung, el cual permaneció callado. —¿Cómo piensas demostrar
entonces que eres diferente a quien los reinaba antes? ¿Cómo les
demuestras que eres un Kim diferente?

—No me interesa demostrar mi única diferencia de los difuntos Kim, ellos


pueden sentirla, ya no viven en el infierno.

—Pero eres el Rey, debes hacerlo.

Entonces Jungkook tuvo una idea. Se levantó de la cama, olvidando toda


tristeza y dolor, mirando a Taehyung de brazos cruzados.

—Mañana.

—¿De que hablas?

—Irás al pueblo, vas a demostrar que pueden dejar toda su confianza en ti.

—Ellos saben bien que pueden, los he protegido todos estos años.

—Entonces se los recordarás. —Decidió Jungkook sonando autoritario. —


Que sepan que su Rey no solo es un monstruo. Demuestra que eres un buen
Rey.

Los ojos de Taehyung parecieron brillar por la decisión y firmeza del


menor. Jungkook se sonrojó bajo su mirada, pero aún así le habló.

—Demuéstrame que no solo eres una bestia. Demuéstrame que puedes ser
un buen Alfa...Y quizá yo te demuestre que puedo ser un buen Omega.
Hasta entonces, tú y yo no estamos relacionados.

Sin nada más que decir Jungkook le dió la espalda en cuanto caminó hasta
la puerta, saliendo y dejando solo a Taehyung. El ojiazul solo pudo soltar
un suspiro, dejándose caer de espaldas a la cama y torciendo una sonrisa
indebida.

Su corazón palpitó con fuerza, de pronto se sintió demasiado frustrado y


enamorado de un rebelde sin causa como para ser real.
❝Quince❞
Delicate — Taylor Swift.

Taehyung empinó su copa y bebió todo el líquido que la llenaba en pocos


segundos, soltando un suspiro satisfactorio luego y dejándola en la pequeña
mesa de centro. Miró a Jiyook, quien gruñía frustrada y golpeaba el suelo
con su tacón mientras se abrazaba a sí misma.

—Taehyung basta, deja de beber. —Musitó. —Detente ya, es tarde, vete a


dormir.

—Shht. —Pidió el rubio frunciendo el ceño mientras volvía a llenar la copa


hasta el tope.

—No me calles, Taehyung. —Lo señaló ella, molesta por ser ignorada. —
¿Desde cuándo perdiste la obediencia a mi persona?

—Desde que me di cuenta de podía valerme solo.

Taehyung tomó la copa y la llevó a sus labios, comenzando a beber el vino


como si de agua se tratara, dejando solo media copa llena de vino al tomar
un pequeño respiro. Cerró los ojos y disfrutó el sabor que quedaba en su
lengua.

—No puedes cuidarte a ti mismo, Tae.

—Que no me llames Tae, ¿Hasta cuándo tengo que decir que odio que me
llames de esa forma? —Preguntó duro, dejando que un gruñido muriera en
su garganta al no querer irrespetar a la mujer que lo había criado. —
Taehyung, Jiyook. Solo llámame Taehyung.

La mujer pareció querer decir algo, pero solo balbuceaba mientras veía a
todas direcciones. Finalmente se dejó caer sentada en el suelo, su vestido
largo y simple inflándose unos segundos como el de alguna princesa. Ella
se cubrió el rostro.

—A este paso no viviré más de cien años.

—Vivirás más de cien años. —Restó importancia Taehyung, no pudiendo


evitar ladear una sonrisa. —¿Si recuerdas?

—¿Por quién me tomas, cómo no voy a recordarlo? —Ofendida miró a


Taehyung cruzándose de brazos, luego sonrió suave. —Pero supongo que
ya no importa mucho, ya he visto como encuentras a tu amor verdadero,
podré morir tranquila.

—Tienes que vivir más de cien años para asegurarte de que no lo arruine.
—Explicó Taehyung mirando su copa. —Así que olvida la muerte y
respóndeme algo, ¿Jungkook está dormido?

—Si, me quedé con el hasta entonces, se quedó en una habitación del lado
oeste.

—La nuestra está del lado este, ¿Por qué no lo dejaste de ese lado? —
Taehyung la miró mal.

—Porque no quiso, dijo que quería estar solo y lejos de tu aroma. —Ella
rió un poco divertida. —Creo que estaba ya un poco afectado por su celo,
así que le di un supresor antes de dormir.

—¿Tiene vigilancia?

—Si.

Taehyung inhaló y exhaló con algo de fuerza, moviendo el líquido en la


copa en círculos mientras de hundía más en su asiento. Jiyook frunció los
labios y lo miró un momento.

—¿Qué te inquieta?

—No quiero a ningún hombre cerca de el.

—No hay Alfas en el castillo, Taehyung. —Negó Jiyook rodando los ojos.
—Ni siquiera está Sehun, lo sabes.

—De igual modo.

—Los Betas no le harán nada, tranquilo. Nosotros los Betas no tenemos ese
instinto animal, no conocemos que es el celo ni mucho más, recuérdalo.

—Jiyook, tú no entiendes.

—Claro que entiendo, estás celoso hasta del aire que acaricia el rostro de
Jungkook. —La mujer rió levantándose del suelo. —Pero estate tranquilo,
nadie va a alejar a ese Omega de tu lado.

—Claro que no, mataré a quien lo intente.

Jiyook caminó hasta el, dándole una caricia en el cabello con sus dedos y
haciendo una mueca al verlo beber el resto del vino en su copa. Taehyung
miró a la nada, sintiendo como Jiyook se acercaba lo más posible a el y
abrazaba su cabeza apegándola a su vientre.

—¿Hace cuánto no me abrazas, bebé?

—Desde que dejé de ser uno.

Jiyook solo pudo inclinarse y lo próximo que sintió Taehyung fue un beso
sobre su cabeza y como la mano ajena peinaba sus lisos cabellos.

—Te amo, Taehyung. Por favor duerme, odiaría que volvieras a las noches
en vela.

—Estoy bien, ya vete a dormir.

Jiyook se alejó de el y tomó la botella de vino, caminando hasta la puerta


con una mirada desaprobatoria por parte del Alfa.

—Borracho. —Murmuró la mujer antes de salir por completo de aquella


habitación.

Taehyung miró alrededor, su lugar de trabajo estaba iluminado por las


velas dentro de las lamparillas en las paredes. Era una noche oscura de
enero y hacía frío afuera, pero a pesar de que adentro estaba acogedor
Taehyung se sentía por completo frío. Dejó la copa en la mesa de centro,
estirándose un poco en su asiento y subiendo sus pies aún vestidos por sus
botas a la mesa, poniéndose lo más cómodo que pudo. Parpadeó y acarició
sus labios, antes de que siquiera pasaran dos segundos de haber acomodado
su cuerpo en aquel elegante sofá de terciopelo rojo su cuerpo se tensó por
completo al sentir el intenso aroma de Jungkook cerca. Miró la puerta
enseguida, encontrándose con el Omega ahí de pie, descalzo, en una pijama
azul arrugada, con el cabello desordenado y algo de el apegado en su frente
por la capa de sudor sobre su piel. Parecía somnoliento y tal vez algo
desorientado, una de sus manos se apegaba a su vientre y la otra sostenía el
pomo dorado de la puerta, al parecer recargándose de el para no caer.

—Jungkook. —Dijo Taehyung saboreando su propio aliento a alcohol. —


¿Qué haces despierto, cariño?

—Me duele mucho. —A penas murmuró el Omega, dando pasos torpes


dentro de la habitación y cerrando la puerta tras el.

—¿Tienes dolores? Jiyook dijo que te dió un supresor antes de dormir.

Jungkook llegó hasta el, sentándose a su lado y dándole frente con los ojos
cerrados y una mueca en sus labios.
—No sirve, me duele mucho. —Jungkook acarició su vientre acalambrado
que se retorcía en dolor y chilló bajito. —Y tengo fiebre.

Taehyung le dió frente también, peinando su cabello negro hacia atrás y


soplando muy suavemente su frente sudada, acariciando luego las mejillas
del pálido chico y la punta de su nariz. Jungkook abrió los ojos a media,
mirando los azulados que estaban fijos en el.

—¿Quieres que te de un baño? —Le preguntó el Alfa.

Jungkook negó arrastrándose más cerca de el.

—No quiero un baño, te quiero a ti.

Taehyung parpadeó tomado por sorpresa cuando los brazos del Omega
abrazaron su cuello y su nariz se hundió en la curvatura de su cuello,
inhalando su aroma profundamente. El Alfa frunció el ceño, sabía bien que
Jungkook estaba siendo controlado por su celo, pero también sabía que el
mismo no quería ningún tipo de relación con el hasta que demostrara que
podía ganárselo, y Taehyung había aceptado a regañadientes, así que no
sabía bien que hacer en aquella situación, porque conociendo a Jungkook
probablemente reclamaría el día siguiente el hecho de haber sido tomado
por Taehyung, quizá diría que el mismo se había aprovechado de su
situación, y Taehyung no quería continúar peleando.

Taehyung intentó alejar a Jungkook, pues su aroma era llamativo y


atrayente, aún más cuando ambos eran destinados y uno de ellos estaba en
celo. No quería caer en el deseo y tomar al Omega, quería mantener su
distancia con Jungkook, al menos hasta el día siguiente, para demostrar que
si podía cumplir su palabra.

Los labios de Jungkook plantaron pequeños besos en el cuello de


Taehyung, tensándolo y haciéndolo sentir débil. De pronto el aliento
caliente cayó sobre su oreja.

—Llévame a la cama. —Pidió Jungkook, su lengua acariciando con


suavidad el lóbulo de Taehyung. —Quiero que te encargues de mi.

—E-Estoy ebrio. —Se excusó Taehyung en medio de un balbuceo que lo


hizo sentir tonto.

—Por favor. —Casi gime el menor. —Estoy muy mojado.

Taehyung sintió el olor que lo seducía y gruñó bajo, no sintiendo control.

—Cariño...
Las palabras se atoraron en su garganta cuando Jungkook volvió a acariciar
el lóbulo de su oreja con su lengua y luego sin decir nada lo tomó entre sus
labios y comenzó a chuparlo, creando varios pensamientos subidos de
temperatura en la mente del Alfa. Lo soltó, pasando su lengua esta vez bajo
su oreja, arrastrándola por el contorno de su mentón y sin previo aviso
atacó sus labios. La manera en que tomó el rostro del rubio entre sus manos
y la forma en la que jugó con sus labios en un beso que lo dejó sin aliento
lo hizo sentir acalorado. Taehyung estaba completamente sonrojado para
cuando Jungkook se separó de el, no dándole tiempo de procesar lo
ocurrido para cuando estaba tironeando los botones de la camisa del
ojiazul.

—Jungkook, no. —Taehyung alejó las manos del Omega del cuello de su
camisa, pero rápidamente el mismo tiró de la tela fuera de sus pantalones.
—No, Jungkook, espera.

Taehyung no supo como, pero su camisa estaba en el suelo, y tampoco se


dió cuenta en que momento su cinturon también había terminado tirado en
algún lugar. Solo supo que en su intento por quitarse al ágil pelinegro de
encima él mismo terminó cayendo de espaldas contra el piso. Maldijo por
el golpe en su cabeza y jadeó en el momento en que Jungkook se sentó
sobre el, justo sobre la erección que empezaba a incomodar en los
pantalones del rubio. El Omega comenzó a arrastrar los pantalones de
Taehyung hacia abajo cuando quitó el botón.

—Jungkook. —El Alfa miro tras el con dificultad la puerta cerrada, alerta.
—No aquí, Jungkook, no. Alguien puede...

Taehyung se mantuvo en silencio cuando miró a Jungkook arrastrarse más


hacia su vientre, levantándose un poco solo para bajar su propio pantalón
de pijama a sus muslos. El Alfa parpadeó en un tipo de parálisis, no había
visto aquella faceta tan sensual y atrevida de Jungkook, que tomara el
control de esa manera lo hizo sentir desorientado por un largo momento.

Todo lo que pudo hacer fue gemir de manera ronca cuando sintió la
húmedad del lubricante natural de Jungkook cubrir su longitud, fue
abrazado por el calor y la presión, haciéndolo sentir muy poco saciado del
Omega. Ubicó su vista dilatada en el rostro de Jungkook y solo pudo
suspirar.

El cabello negro caía en pequeños mechones que se apegaban a la frente


sudada del Omega. Sus ojos azabaches estaban cerrados y sus labios
estaban formando una mínima 'o' que pronto desapareció para permitirse
relamer sus labios rosados. Sus mejillas se tornaron un poco rosadas
cuando pareció retener el aire... Entonces hizo su primer movimiento.
Movió sus caderas de adelante hacia atrás, suave, probando su suerte en
aquella posición que nunca en su vida había experimentado. Taehyung
posó sus manos sobre los muslos ajenos y dejó reposar su cuerpo contra el
suelo, observando como a Jungkook se le complicaba moverse y adaptarse.
El menor se inclinó un poco, aún con los ojos cerrados, y a ciegas posó sus
manos sobre las muñecas del Alfa, deteniéndose. La inseguridad se reflejó
en su rostro sonrojado, sus párpados se apretaron y sus labios se fruncieron.

Taehyung tomó sus manos entonces, haciéndole saber que le serviría de


apoyo para que se moviera a su gusto, sin presiones, sin nada más que su
placer llevándolo. Jungkook apoyó sus palmas de las ajenas, luego se
apoyó de sus rodillas y se levantó un poco, dejándose caer suavemente
sobre las caderas de Taehyung. Un gemido escapó de sus labios ante la
sensación de profundo placer y abrió los ojos. Miró los azulados orbes y
gimió de nuevo, solo sintiéndose muy bien sobre Taehyung. Imitó su
acción de subir y bajar, luego se contoneó sobre Taehyung, pero decidió
que el sube y baja se sentía demasiado exquisito como para no continúar
con ello.

Jungkook comenzó a dar pequeños saltos sobre el Alfa con los ojos
cerrados, su cuerpo entero sentía cosquillas placenteras y de sus labios salía
un gemido tras otro, dando a saber que le encantaban todas y cada una de
las sensaciones. Dejó una de las manos de Taehyung y llevó la suya hasta
su pecho, rasguñando su pezón sobre la tela de su pijama, pero perdiendo el
ritmo y deteniendo todo su placer. Gruñó y Taehyung igual, más por la
excitación que recorría su cuerpo que por nada más. Tomó las manos de
Jungkook y las llevó a su pecho, el mismo lo miró y Taehyung no evitó
estirarse para plantar un suave beso en sus labios.

Se miraron sin separar sus labios, la mano de Taehyung acarició una de sus
nalgas desnudas y la otra se posó en su cadera, empujándolo hacía abajo y
luego hacia arriba. Jungkook, sin dejar de verlo a los ojos, comenzó a
moverse solo, apoyándose del pecho ajeno. Taehyung acarició su nariz con
la suya y volvió a besarlo, esta vez solo su labio inferior gracias a que el
Omega empezaba a gemir de nuevo. Jungkook sintió los dedos largos del
Alfa bajo su camisa, acariciando su cintura, subiendo y posándose sobre
sus pezones café muy claro, los que al parecer eran muy sensibles. Cerró
los ojos con fuerza cuando estos fueron acariciados y levemente apretados,
gimió de nuevo y tragó duro.

El ritmo que mantenía comenzaba a ser insuficiente y deseaba con todas


sus fuerzas llegar al límite de su placer para así obtener un nudo que
aliviara sus dolores. Empezó a ir más rápido, Taehyung tuvo que apoyar
una de sus manos en el suelo para mantener su propio peso al estar estirado
hacia adelante para besar a Jungkook y acallar sus gemidos altos, los cuales
muy pronto se convirtieron en sollozos que terminaron convirtiéndose en
pequeñas lágrimas que cayeron de sus ojos como gotas de lluvia.
Jungkook lloriqueando de placer era un imagen demasiado hermosa para
Taehyung.

Las uñas cortas del pelinegro se clavaron en el pecho de Taehyung y


rasguñaron de manera mal intencionada hasta su estómago, el rubio dejó
caer su cabeza hacía atrás en placer y ahogó un gemido. Jungkook se echó
hacia adelante, ocultando su rostro en el cuello de Taehyung y dando un
sollozo desesperado

El menor llegó a su tan anhelado orgasmo al dejar caer su trasero de nuevo


y gimió de forma ahogada. Sus piernas ardían en su interior, sus rodillas se
sentían maltratadas, su espalda baja un poco dolorida y su rostro muy
caliente, pero supo que valió la pena cuando el nudo se formó en la base
del miembro del ojiazul, dejándolos unidos, aliviando inmediatamente sus
dolores. No pudo evitar derrumbarse sobre Taehyung, abrazándose a el en
el momento en que el mismo dejó que su espalda reposara sobre el suelo de
nuevo, chillando cuando el mismo dió una estocada tras otra en su interior,
tirando de su sensible piel al intentar salir, siendo esto impedido por el
nudo, y sobreestimulandolo al impulsarse dentro.

Taehyung movió sus caderas en busca de su propia culminación, abrazó a


Jungkook contra su pecho y sintió como la respiración del Omega se
descontrolaba nuevamente. Jungkook ocultó su rostro en el cuello ajeno y
ahogó sus gemidos, sintiendo como estaba hipersensible.

Se movió también entonces, intentando separarse de Taehyung. El Alfa


pudo notarlo cuando el nudo fue forzado a salir, no como era levamente
forzado con las estocadas del Alfa al buscar su liberación, si no de una
manera más intencional. Tomó las caderas de Jungkook.

—Quieto, cariño. —Exahaló con voz tensa. —Vas a lastimarte.

Pero Jungkook se separó de su pecho y movió sus caderas hacia adelante,


buscando separarse de aquel nudo. Taehyung intentó detenerlo, mirando
como su rostro mostraba un poco de dolor.

—¿Qué haces, Jungkook? Para.

No era bueno que un Omega se moviera de aquella manera al ser anudado,


solo el Alfa debía moverse luego de eso para llegar a su orgasmo, sabiendo
este por instinto que tanto moverse para no tirar de más la piel sensible del
Omega y evitar lastimarlo. Pero Jungkook tiró hasta que el nudo
simplemente desapareció de manera forzada y lo dejó libre de ataduras y de
incómodo dolor por tirar de el. Jungkook rodó fuera de encima del Alfa y
suspiró con ojos cerrados, sintiéndose aliviado y adormilado, agotado.
Taehyung por otro lado sentía algo de molestia picando su pecho, su
excitación siendo interrumpida y su respiración desestabilizada lo hicieron
tragar duro y tomar una gran respiración. Miró a Jungkook, quien le daba la
espalda ahí en el suelo.

—Jungkook, ¿Por qué hiciste eso? —Exigió saber. —¿Te lastimaste


mucho? Jungkook. —Llamó al ver que no respondía.

Pasaron unos cuantos segundos en los que todo estuvo en silencio, después
el pelinegro se colocó casi de manera inestable sobre sus rodillas y subió
sus ropas inferiores, cubriendo su desnudez. Gateó un poco y luego se
levantó, no siendo nada equilibrado al estar de pie y caminar hasta la
puerta. No dijo nada, solo la abrió, salió y se fué cerrándola tras el.

Taehyung tragó seco, completamente desubicado y molesto con la actitud


que repentinamente había tomado el Omega. Se quedó ahí tirado en el
suelo mirando la puerta, parte de el esperando a que Jungkook volviera,
pero no lo hizo. Aún después de que habían pasado largos minutos.

Así que con rabia e irritación Taehyung se levantó del suelo, subiendo sus
pantalones y buscando su camisa para empezar a abotonarla. Pensó que
nunca en su vida alguien lo había utilizado de aquella manera por placer y
nada más, y no era exactamente eso lo que le daba una puntada de rabia en
el pecho, lo que lo encendía en fiebre de rabia era que aquel que lo había
utilizado y dejado ahí tirado como a un muñeco era su Omega y pareja
destinada. Lo había excitado, lo había utilizado para su propio beneficio
placentero y como si nada se había ido, no dejándolo terminar...De haber
escuchado ese cuento de otra persona se hubiera reído, pero se sentía
frustrado.

Salió de aquella habitación y empezó a rastrear a Jungkook, caminando al


lado oeste con una seria expresión y el cuerpo repentinamente frío. Fue a
donde el olor se hacía más fuerte, un par de guardias yacían en el largo
pasillo, montando guardia. Sin si quiera tocar el Alfa entró a la habitación,
cerrando tras y abriendo la boca dispuesto a hacerse oír.

Pero solo pudo ahogar un gruñido, pues el Omega estaba sobre aquella gran
cama en medio de la habitación dormido. Taehyung se acercó a el a pasos
firmes, afirmando una de sus rodillas en la orilla de la cama y una de sus
manos igual, estirándose para estar sobre el Omega en medio de la cama y
poder verlo bien a la cara.

Era iluminado por la luz de la luna que entraba por la ventana, sus labios
estaban levemente abiertos y de ellos salía una pesada respiración. Su ceño
estaba un poco fruncido y su cabello estaba desordenado. Las mantas
cubrían hasta su pecho y sus manos estaban a cada lado de su cabeza. Lucía
agotado, como si solo se hubiese dejado caer cansado sobre la cama.
Morfeo al aparecer lo tenía muy apretado entre sus brazos.

—Jungkook. —Llamó Taehyung, no obteniendo ni un solo movimiento. —


Jungkook.

El Omega solo frunció más su entrecejo, arrugando un poco su nariz y


luego continuando con su sueño. Taehyung lo tomó de las mejillas, dejando
su peso completo contra la cama y mirando los labios del menor, divertido
por como formaban una mínima 'o'.

—Oye, cachondo. —Llamó el Alfa. —¿Estás saciado? Porque yo me siento


indignado contigo.

Jungkook, quien parecía entender al menos algo de lo que decía el Alfa


abrió y cerró sus labios, soltando un sonido de queja muy leve. Taehyung
se inclinó hasta su mejilla y mordió su carne suavemente, de nuevo no
hubo reacción por parte del Omega. Taehyung le habló al oído.

—Oye, despierta que estoy molesto contigo, enfréntame, Omega cobarde.

Jungkook se retorció en su lugar y bostezó, arqueando su espalda y


estirando sus brazos. Cuando Taehyung creyó que abría los ojos el
descarado pelinegro le dió la espalda, acolodándose en las almohadas y
disfrutando de su tiempo nocturno para dormir. Taehyung resopló molesto
y se sentó en la cama, dándole un sonora nalgada al Omega. Jungkook alzó
la cabeza, haciendo un sonido desorientado.

—¿Uhm?

—Que termines lo que empezaste. —Musitó el rubio mirando con


desaprobación como Jungkook volvía a quedarse dormido.

Rindiéndose y aceptando que Jungkook no despertaría se limitó a besar su


hombro y levantarse de la cama. Dispuesto a caminar fuera después de tal
rechazo se detuvo después de escuchar algo.

—Dos.

Taehyung miró al Omega: —¿Qué?

—Dos. —Sollozó Jungkook de repente, sonando muy triste. —Dos, dos,


dos...

Taehyung parpadeó acercándose a el, colocándose de rodillas sobre la cama


e inclinándose sobre el pelinegro menor.
—Dos, dos. —Repitió Jungkook. —Dos.

—Shht. —Dijo Taehyung, posando una mano sobre la mejilla ajena. —


Estás soñando.

Jungkook, de un momento a otro golpeó el brazo del Alfa y se sentó en la


cama con los ojos cerrados, dando un grito al aire y agitando su cabeza de
lado a lado, sacudiéndose como si algún bicho se le fuera trepado.

—¡No! ¡No! —Gritó el menor. —¡No! ¡No!

—Jungkook, Jungkook, shht. —El Alfa lo tomó de los brazos, recostándolo


contra su voluntad en la cama, intentando calmarlo en su intento por
defenderse de el. —Tranquilo, tranquilo.

—¡No! —Gritó en respuesta, agitando su cabeza y dejando que algunas


lágrimas se derramaran de sus ojos. —¡No, por favor! ¡Por favor!

Taehyung gruñó sintiendo como la mano de Jungkook golpeó su rostro,


tomó ambas y las colocó sobre su cabeza, apresándolas y dejándolo
inmovilizado de la parte superior de su cuerpo. Jungkook sollozó en medio
de su llanto, su rostro tornándose rojizo mientras que su respiración se
obstruía gracias a que su nariz amenazaba con moquear.

—¡Ayuda! ¡Auxilio! —Pidió Jungkook con voz teñida de tristeza y


desesperación. —¡No quiero que me hagan daño! ¡No, por favor!

Taehyung enseguida pudo sentir el pesar en su pecho, su lobo sufriendo por


el llanto del Omega y contagiándose de su tristeza. El Alfa dejó que su
cuerpo cubriera el del Omega, se acerguró de que el rostro del mismo
quedara en su cuello y con cuidado y suavidad le habló muy cerca de su
oído.

—Mi amor. —Lo llamó, sosteniendo con fuerza las manos que luchaban
por ser liberadas. —Mi amor, despierta, estás soñando, estás teniendo una
pesadilla. —Jungkook sollozó con fuerza y tembló bajo el, llorando y
llorando. —Despierta, anda.

El pelinegro sollozó con fuerza y de pronto su intentos por liberarse del


cuerpo del Alfa pararon. Su nariz olfateó leve su garganta, arrastrándose
suavemente hasta la curvatura de su cuello e inhalando con fuerza el aroma
que lo hacía entrar en calma. Taehyung soltó sus manos y casi enseguida
los brazos del Omega rodearon el cuello del Alfa y sus piernas rodearon su
cintura, haciéndolo caer en su totalidad sobre el.

Pasaron varios minutos antes de que Jungkook se calmara en su totalidad y


cayera completamente rendido en el sueño, dejando tranquilo a Taehyung y
dándole la espalda. El rubio solo pudo dar una pequeña lamida cariñosa a la
mejilla del Omega, plantando un beso luego y siendo víctima de su rechazo
cuando Jungkook se cubrió el rostro con su brazo, quejándose por lo bajo
de quien interrumpía su descanso. Taehyung bufó.

—Espero que ya no tengas pesadillas. —Le murmuró el Alfa, su voz


tornándose un poco más ronca. —Te amo, ¿Bien?

Jungkook frunció el entrecejo: —Sht. —A penas dijo, escupiendo un poco


en ello.

Taehyung lo tomó de las mejillas y lo hizo girar su cabeza lo suficiente


como para besar sus labios entreabiertos y levemente babeados por última
vez aquella noche, luego se levantó dejándolo descansar y caminó fuera, no
sin antes darle una última mirada. Aquel Omega era tan frágil y lo habían
roto tantas veces a su parecer. Lamentó haber matado a su agresor de una
manera tan rápida, le hubiese encantado darle una muerte lenta, pero no
podía volverlo a la vida, así que solo deseó que se pudriera en el infierno.

~•~•~

Taehyung veía fijamente como Jungkook masticaba una galleta salada


mientras que Jiyook peinaba su oscuro cabello. Frente al espejo de aquel
tocador, Jungkook yacía sentado y vestido con pantalones blancos a la
medida que dejaban ver un redondeado trasero llamativo para el Alfa,
camisa púrpura de mangas largas y adornos colgantes de oro y volantes y
botas negras que llegaban hasta arriba de sus tobillos. Vestía a juego con el
ojiazul al mando, solo que la camisa de Taehyung no traía volantes, más si
los mismos adornos y el emblemático broche de Seoul que solo los de gran
autoridad podían vestir, como aquellos que formaban en el consejo, y
obviamente Jungkook también por ser el Omega del Rey.

Jiyook agregó brillo a los labios rosados del Omega y Taehyung habló
entonces.

—Que no se te pase la mano.

—Lo sé, un poco no le hará daño.

—Jungkook ya es muy hermoso, el maquillaje solo lo hará lucir mucho


más atractivo. —Dijo el colocándose de pie. —No me importa si lo usa
aquí, pero afuera hay muchos Alfas y el no está marcado aún, no olvides
que está en su celo también. —Con una mirada de desdén recalcó. —
Además no quiero que parezca un cualquiera.

—Taehyung. —Regañó Jiyook.


—Sabes bien que tengo razón.

—¿Crees que parezco un prostituto? —Preguntó está vez Jungkook,


luciendo más curioso que molesto.

Taehyung suspiró mirando el hermoso rostro de Jungkook cuando el


mismo lo miró sobre su hombro. Lucía hermoso con brillo en los labios y
una sombra suave en sus ojos.

—No quiero que te confundan con uno, no quiero que tengas nada parecido
a uno de ellos, tu eres todo lo contrario a ellos. No está bien visto que
alguien menor de treinta use tales polvos y brillos.

Jungkook hizo una mueca: —Solo es un poco.

—Le gusta, Taehyung. —Insistió la mujer. —Déjalo estar maquillado.

El Alfa miró mal a la mujer que peinaba los cabellos azabaches del Omega
con cariño.

—Esto es tú culpa por darle a conocer el maquillaje. —Miró como


Jungkook tomó un frasco con polvos rojos y lo señaló. —Deja eso.

—Es colorete. —Dijo Jungkook con obviedad.

—Muy lindo lo que le enseñas, Jiyook.

Jungkook ladeó una sonrisa y dejó el frasco de nuevo en su lugar, Jiyook


por su lado negó y se alejó dle Omega, caminando hasta la puerta.

—Terminen su desayuno, abajo los esperan.

Jiyook salió cerrando la puerta tras ella y dejando solos a ambos. Taehyung
se sentó de nuevo en la cama y observó como Jungkook tocaba con
curiosidad todo lo que estaba en el tocador, incluyendo las joyas del Alfa y
de más. El pelinegro no lo miró en ningún momento, parecía muy
entretenido, pero Taehyung tenía cosas de que hablar con el, y no podía
esperar, pues deberían visitar el pueblo y el reino no era nada pequeño.

—Jungkook.

—¿Uhm?

Taehyung apoyó sus codos de la cama para recostarse un poco, echando su


cabeza hacia atrás y tronando su cuello tenso.
—¿Qué pasó anoche? —Preguntó en un tono que hacía énfasis en aquello
que no lo había dejado dormir muy bien.

El menor miró a través del espejo al Alfa, conectando con su mirada


azulada poco después. Pasaron un par de segundos antes de que frunciera
los hombros con desinterés y una de sus cejas se arqueara. Su voz salió
simple y clara, en un murmuro lo suficientemente alto como para ser
escuchado.

—Sexo.

Taehyung alzó sus cejas: —¿Sexo? ¿Enserio?

—Si.

El rubio relamió sus labios y mordisqueó su inferior, impulsándose


suavemente para levantarse. Pudo sentir como Jungkook se ponía algo
nervioso mientras se acercaba s el.

—Eso fue muy egoísta, ¿No crees? —Preguntó llegando desde atrás,
extendiendo sus brazos para apoyarse del tocador y apresar a Jungkook.

El mismo bajó la mirada, crispando sus labios y negando.

—A mi me causa mucha gracia.

—A mi no.

Jungkook levantó la mirada y la posó sobre la azulada a través del espejo.


Jungkook frunció los hombros de nuevo.

—Solo estaba deseoso, ¿Qué tiene?

Taehyung frunció el entrecejo y parpadeó, cayendo en cuenta de que


normalmente Jungkook no diría ese tipo de cosas, lo supo por el brillo
jugueton y lujurioso de sus ojos. Ladeó su cabeza y miró como el mismo lo
imitaba.

—¿Ya tomaste un supresor?

El Omega sonrió coqueto

—No.

Taehyung suavizó su mirada y negó en desaprobación, buscando luego la


bandeja de comida que reposaba en la mesa de centro más allá de la cama.
Habían dos tazas, una con un líquido más oscuro que el otro, así que
primero tomó el más oscuro. En cuanto se dió la vuelta detuvo cualquier
movimiento, casi chocando con Jungkook, el cual sonreía travieso.

—Toma. —Le tendió la taza el Alfa.

—No quiero. —Negó Jungkook.

—No te lo pregunté, tómalo.

El pelinegro tomó la taza y la llevó hasta sus labios, bebiendo solo un sorbo
antes de poner mala cara.

—Sabe mal, esto es lo que me diste ayer ¿Verdad?

—Si, bébelo. Ayudará a que te calmes un poco.

El brillo en los ojos negros del menor pareció desaparecer y su rostro


reflejó vergüenza absoluta. Bajó la mirada sonrojado y carraspeó dándole la
espalda.

—Disculpa, no sé porque estoy hablando así, no me agrada.

—Es el celo, no te preocupes. —Negó el ojiazul abrazándolo desde atrás.


—Aprenderás a controlar lo que dices, eres primerizo en esto.

Jungkook no dijo nada, tomó todo el líquido de su taza rápidamente y la


devolvió al Taehyung, sorprendido de recibir otra de su parte.

—¿Más?

—Si, bébela.

Jungkook asumió que ya que saldrían Taehyung quería asegurarse de evitar


cualquier inconveniente, así que bebió todo y limpió sus labios con el dorso
de su mano, sintiendo comp empezaba ya a hacer efecto en el. Taehyung se
inclinó y plantó un beso sobre sus labios rosados, haciendo que el Omega
se sonrojara un poco más.

—Me gustaría tomarte antes de irnos para calmar tu deseo, pero ya están
esperándonos.

Jungkook negó perdiendo su mirada en algún lugar.

—N-No, estoy bien. —Jungkook carraspeó y cambió el tema alejándose de


el. —Anoche olías mucho a vino.

—Si, estaba bebiendo, lo dije cuando me buscaste.


—No deberías beber tanto. —Jungkook lo miró de arriba a abajo. —¿No?

—Me gusta beber. —Restó importancia Taehyung, sacudiendo polvo


inexistente de su hombro y acomodando bien sus pantalones en sus
caderas. —No veo problema.

Jungkook hizo una mueca notable y le dió la espalda, caminando solo por
hacerlo. Taehyung frunció el ceño.

—¿Qué?

—Nada.

—Mientes.

Jungkook frunció los hombros en indiferencia, aún dándole la espalda, y


Taehyung se acercó a el tomándolo de los mismos y haciéndolo girar. Se
miraron.

—¿Qué? —Preguntó de nuevo el Alfa.

—Nada, solo no me parece bueno. —Contestó el pelinegro mirando a otro


lado. —Eso vuelve muy violentas a las personas.

Taehyung casi ríe: —No es verdad.

—Lo es, claro que sí. —Aseguró Jungkook mirándolo con el ceño
fruncido. —Me aseguraré de estar lejos de ti cuando estés borracho.

—No tienes que, porque no me pondré violento cuando esté ebrio, cariño.

Taehyung quiso besar a Jungkook, sin embargo el mismo lo esquivó y


caminó para no estar frente a el, cosa que enfadó a Taehyung.

—Deberíamos irnos.

Taehyung negó: —Espera, tengo algo para tí.

El Alfa caminó hasta el tocador y buscó en una de sus gavetas, sacando de


ella algo de cuero.

—Es una gargantilla. —Explicó. —Así evitaremos que alguien te marque.

—Eso es exagerado ¿No?

—No tratándose de tú seguridad.


Jungkook hizo una mueca cuando el cuero tocó su garganta, luego sintió
como Taehyung daba una lamida y un beso en su nuca antes de comenzar a
atar los tirantes de aquella gargatilla que mantenía oculto todo su cuello.

—Es raro. —Jungkook se quejó. —¿Podré quitarmela al volver?

Sin responderle Taehyung asintió y caminó fuera, tomando a Jungkook de


la mano y no aceptando que el mismo no quisiera hacerlo. Cuando salieron
del castillo Jungkook apreció los lindos jardines frontales del mismo,
gustándole todos los arbustos y las rosas rojas que estos poseían. Siguiendo
el hermoso camino de piedra tomado de la mano del Alfa pudo ver a
alguien esperando en las altas puertas principales del muro. De madera, sin
ningún agujero o apertura que permitiera a alguien ver dentro.

El castillo estaba en una montaña, literalmente era la vista principal del


pueblo, grande e imponente, algo lejanos para ellos, ya que estaba sobre
ellos, podían sentirse vigilados por cualquiera del castillo. Desde las torres
principales podía verse con claridad el pueblo en su totalidad, como si
todos fueran hormigas pequeñas. Jungkook no había apreciado la vista,
pero Taehyung había visto el pueblo una y otra vez desde su castillo. El
bosque los rodeaba y también al pueblo, Jungkook siempre se aisló del
pueblo en el bosque alto, no demasiado lejos del castillo, pero si lo
suficiente, aunque el realmente no sabía bien su ubicación, lo único que le
importaba era estar lejos del pueblo que solía rechazarlo.

Las puertas se abrieron gracias a la orden que Taehyung dictaba a los


guardias que vigilaban en lo alto del muro. Cuando las mismas se abrieron
Jungkook pudo ver un carruaje hermoso que unos cuatro caballos
arrastraban. Había un hombre controlando a los caballos y otro más a su
lado, cargando un libro en sus manos. Pudo reconocerlo.

—Segun, buenos días. —Saludó Taehyung a medida de que se acercaban a


el.

—Taehyung. —Sehun hizo una leve revencia y luego a Jungkook. —


Jungkook.

—Hola. —Saludó inseguro el Omega.

—Majestad. —Llegó un guardia a su lado. —¿Quiere que demos el aviso?

Taehyung asintió: —Si, den el aviso.

Jungkook frunció el entrecejo y miró a Taehyung curioso.

—¿Qué...?
—¡Den el aviso! —Gritó el gaurdias mirando arriba. —¡Den el aviso! —
Repitió pareciendo muy serio, yéndose.

Jungkook se sorprendió cuando más hombres sobre el muro gritaron lo


mismo, y sin esperarlo extraños sonidos se escucharon al unisono, graves,
en un mismo tono, y ruidosos. Simplemente extraños para Jungkook, así
que se cubrió los oídos del susto y se apegó al costado de Taehyung, el cual
lo miró divertido.

—Son las tubas, tranquilo. Dan el aviso de que iré al pueblo.

—Que molesto. —Se quejó el menor. —Y casi me matan del susto.

—¿Qué se supone que haremos, Taehyung? —Preguntó Sehun.

El nombrado miró a Jungkook y el mismo se relamió los labios, nervioso


por la azulada mirada penetrante que caía sobre el.

—Haremos lo que Jungkook diga.

—¿Y-Yo? —Balbuceó en respuesta el pelinegro.

—Si. —Asintió Taehyung. —Andando.

Con ayuda Jungkook subió al carruaje, y para su sorpresa Sehun de quedó


junto al hombre que sostenía a los caballos. Solo eran el y Taehyung. El
carruaje se movía y los llevaba a su destino, dejando ver desde sus ventanas
el hermoso paisaje con el cual Jungkook quedó encantado. No creyó que el
pueblo fuera tan hermoso desde aquel lugar, así que lo disfrutó, al menos
hasta que la voz de Taehyung irrumpió en sus pensamientos.

—¿Qué quieres que hagamos al llegar?

Jungkook negó mirándolo: —No lo sé.

—Debería hacerte una idea, después de todo tú planeaste que viniéramos al


pueblo.

—Que tú lo hicieras, no yo.

Taehyung parpadeó mirando un momento por su ventana, dándose unos


segundos de silencio bajo la mirada del pelinegro. Luego habló.

—Somos una pareja, pronto esposos. Eres el Omega del Rey, todo lo que
hagamos debería ser en conjunto, unidos.
Jungkook solo captó una palabra de du habladuría.

—¿Esposos?

Taehyung lo miró: —Si, esposos, pronto.

—¿Cuándo se supone que me pediste matrimonio? —Negó el menor con


una pizca de molestia.

—No lo hice. Pronto lo haré, no viviré en concubinato contigo demasiado


tiempo.

Jungkook se relamió los labios sin dejar de verlo, sus impulsos por estar a
la defensiva siendo calmados extrañamente por su lobo y sus ganas de
mantener la tranquilidad del momento.

—Estaría mejor que no planearas nada.

Los ojos azulados posaron su vista sobre los oscuros.

—¿Disculpa?

—Que me siento incómodo cuando hablas así.

—¿Por qué? Deberías estar contento de que planee que nos casemos.

—No hagas eso. —Pidió Jungkook frunciendo los labios.

—¿Hacer qué?

—Decir lo que debería sentir, cada vez que lo haces me haces sentir mal.

Jungkook negó y miró a otro lado soltando un suspiro, evitando el contacto


cuando Taehyung quiso tomar una de sus manos. El Alfa gruñó.

—No me rechaces.

—Bueno, lo siento, pero me haces enfadar.

—Podemos hablarlo, no hay necesidad de pelear, Jungkook, mucho menos


de que me rechaces. —Dijo en tono moledto el Alfa.

Ambos permanecieron en silencio unos momentos, sin más Jungkook


suspiró pesadamente, dejando caer su peso contra el asiento y cerrando los
ojos. Taehyung lo miró sin decir nada, dándole su tiempo. Finalmente
Jungkook habló.
—Solo no me gusta. —Murmuró. —Que me digas que debería sentir o que
digas que nos casaremos pronto o luego me inquieta, me hace sentir muy
atrapado.

—¿Por qué? —Taehyung negó sin entender pero queriendo.

—Porque me haces sentir que no tengo opción, Taehyung. —Jungkook se


cubrió los ojos y un puchero involuntario adornó sus labios. —Y ya sé bien
que no tengo opción, pero...

Taehyung enfureció su mandíbula y miró su ventana, decidiendo que


definitivamente debía respirar profundo para tener la mente abierta a las
palabras del Omega.

—No quiero que hagas las cosas porque sientes que ya no hay opción.

—¿Es qué acaso la hay?

Taehyung negó y calló, sabiendo que en el fondo Jungkook tenía razón; No


había opción, y Taehyung por nada del mundo quería que hubiera otra
opción más que estar juntos por siempre. Sin embargo una idea vino a su
cabeza, así que miró a Jungkook y dijo:

—¿Quieres que te corteje?

Jungkook descubrió su rostro, mirando confundido al mayor a su lado.

—¿Qué es eso?

Taehyung levantó su mano solo para tomar el mentón del Omega entre sus
dedos, observando sus labios rosados con gran apetito.

—Enamorarte... ¿Quieres?

Jungkook pareció perderse un momento en los segundos en que ambos


compartían una mirada complice, así que negó casi bruscamente con su
cabeza y se alejó de golpe, cruzándose de brazos y dándole la espalda al
Alfa.

—Te dije que no estamos relacionados hasta que demuestres que no eres un
bestia nada más.

—Eso no te detuvo anoche, ¿O si?

Jungkook fue picado por la molestia en aquel momento, miró por sobre su
hombro con mala cara al Alfa.
—Oh, ¿Debí buscar a otro Alfa?

Taehyung lo fulminó con la mirada enseguida, endureciendo sus facciones


y mostrando un brillo de rabia en sus ojos. Jungkook supo que se metía en
terreno riesgoso.

—No juegues con eso, Jungkook. Te prohíbo que bromees con eso para
molestarme y hacer de las tuyas, ¿Queda claro?

Jungkook no contestó, no pudo hacerlo porque incluso él sabía que ese tipo
de cosas eran delicadas, no sabía si con otros Alfas, pero con Taehyung era
más que predecible. Solo miró a otro lado y guardó silencio, esperando a
llegar de una vez por todas al pueblo.

Al llegar Jungkook se inquietó al ver que todo el mundo estaba fuera de sus
casas y negocios, ahí parados viendo el carruaje con enorme expectativa.
¿Sabían que Jungkook estaba dentro y querían írseles encima como aquella
vez que lo acusaron falsamente de robar? ¿Iban a perseguirlo? ¿Harían que
Taehyung lo encerrara en una celda mugrosa con falsos cuentos?

La voz de Sehun se escuchó alta y clara desde afuera, su aviso elevándose


en el sielncio.

—¡Pueblo de Seoul! ¡Den la bienvenida a su Rey, Kim Taehyung!

Casi de inmediato la puerta a un lado de Taehyung se abrió y el mismo


salió de una manera elegante y majestuosa, o al menos así pareció para
Jungkook, el cual se encogió en su lugar cuando desde afuera el Alfa
ojiazul le tendió la mano. Podía sentir un gran peso sobre sus hombros
cuando se miraron.

—Ven, cariño.

Inseguro, Jungkook se arrastró hasta el, tomando su mano con la suya


temblorosa y salió de manera casi torpe. La luz del sol golpeó su rostro y
cerró sus ojos, más por no querer ver a nadie que por nada, y se apegó a un
costado de Taehyung. El Alfa rechazó su cercanía y lo tomó de la mano,
haciéndolo dar pasos al frente. En una toma de valentía Jungkook abrió los
ojos, justo a tiempo para ver al pueblo quedar sorprendido.

—Pueblo de Seoul. —Habló Taehyung. —Nos vemos después de muchos


años, y me enorgullece decir que ahora me ven en compañía de mi Omega
y futuro esposo, Jungkook. —El nombrado pareció temblar un poco, el
nerviosismo picando en su nuca. —Les pido respeto y lealtad a aquel que
me acompañará por el resto de mis días allá en el castillo.
Jungkook retrocedió confundido cuando todos y cada uno de los habitantes
de aquella parte del pueblo hicieron una reverencia digna de un Rey.
Balbuceó tomando la mano de Taehyung fuertemente cuando todos
volvieron a su posición inicial, empezando a hacer preguntas en pequeños
murmuros desconcertados y extrañados. ¿Quién era aquel Omega? ¿A qué
reino pertenecía? ¿No era aquel el vago que robaba en las tiendas?

Varios ya podían reconocer a Jungkook, mientras otros que no se llenaban


de intriga por el pequeño pelinegro. Escuchó como alguien decía que era
muy bonito y que de donde vendría, pues no se había visto entrada de algún
carruaje de un reino.

Taehyung empezó a avanzar y Jungkook junto con el, no sabiendo bien a


donde iban.

—¿Qué quieres hacer primero? —Murmuró Taehyung.

—No lo sé. —Respondió Jungkook viendo a todos con algo de paranoia.


—¿Qué se supone que hacemos? Todos estan mirándonos.

—Es tan guapo. —Escuchó decir a una mujer, y se extrañó hasta que
descubrió que se refería a Taehyung. —Ya no es un niño, es todo un
hombre fuerte y hermoso.

—Parece un Dios. —La siguió otra mujer, pareciendo ambas un par de


fisgonas. —¿Cómo se verá sin ropa?

Jungkook las miró con mala cara, no pudiendo decir nada ya que con su
andar las dejaban atrás. Miró a Taehyung.

—Todos están sorprendidos contigo.

—No me veían hace años, supongo que es normal. —Hablaron bajito.

Jungkook se detuvo, deteniendo a Taehyung también. El punto de aquello


era demostrar que Taehyung no era quien pensaban ¿Qué debían hacer?
Todos se preguntaban ¿Qué hacía el Rey de Seoul ahí? ¿Los mataría uno
por uno? ¿De nuevo volverían a la esclavitud? ¿Qué pasaría?

Una idea vino a la mente de Jungkook y señaló un lugar a la lejanía.

—Allá.

Una mujer y un hombre entre las personas sorprendidas empezaron a


murmurarse.

—¿El orfanato?
—¿Adoptarán un niño?

—Dios, ¿Qué pasará? —La mujer se percinó y tocó su garganta asustada al


ver como ambos avanzaban en dirección al orfanato. —¿Harán daño a los
niños?

Las preguntas que todos se hacían giraban en torno a cosas malas, ¿Era el
Omega tan malo como el Alfa? ¿Gobernarían juntos con su maldad? Sabían
que había pasado demasiado tiempo con las cosas bien, ¿Ahora qué?

Jungkook guió a Taehyung hasta la puerta de aquel orfanato en donde


había crecido y escapado a tan temprana edad. Dándole una mirada
insegura tocó la puerta. Poco después una mujer se dejó ver, y al notar las
vestimentas y apariencia de ambas personas empezó a balbucear y hacer un
reverencia tras otra.

—M-Majestad, lamento m-mucho no haber salido a r-recibirlo, es que n-no


puedo dejar a los niños s-solos. —Se disculpó con rapidez, bajando la
cabeza y sonrojándose.

Taehyung asintió: —No hay problema, puedo entender eso.

La mujer asintió con ojos llenos de angustia y pequeñas arrugas que de


extendían en dirección a sus sienes. Se veía igual que cuando Jungkook
estaba pequeño, pero ella no parecía poder reconocerlo gracias al cielo. No
se atrevió a mirar a Taehyung, y el silencio hizo que todo el mundo solo
sintiera ansias y dolor de estómago. Jungkook miró tras el como la mayoría
los habían seguido con curioso tormento, incomodando al Omega por tanta
atención a cada paso que daban, habían incluso algunos guardias frente a
todos, evitando tanto acercamiento. Se dió la vuelta para encararlos y
habló.

—N-No estamos aquí para asustarlos.

Un hombre de blancos cabellos y figura redondeada frunció el entrecejo.

—¿Qué dijo? —Preguntó con voz rasposa sin entender el murmuro tímido.

Taehyung habló entonces.

—Mi Omega y yo venimos a dar un recorrido. —Explicó con voz gruesa y


profunda, muy seria como de costumbre. —Venimos a vigilar su bienestar
y a cubrir sus necesidades.
Todos de miraron entre sí, confundidos y sorprendidos. Kim Taehyung
nunca había hecho una visita al pueblo a parte de aquella en la que se
proclamó nuevo Rey de Seoul. Todo era muy extraño.

Un niño se asomó de la puerta del orfanato, mirando afuera con grandes


ojos castaños, su pequeño pantalón cayendo de atrás y dejando ver su
traserito. Parpadeó cuando Jungkook lo miró, retrocedió y tocó sus labios
con su dedo. La mujer lo miró entonces.

—Oye, adentro, Jaemin.

—¿Y el? —Señaló el pequeño a Jungkook. —¿Quién es?

La mujer lo miró con desaprobación y se inclinó para tomarlo entre sus


brazos, entrando de lleno al lugar. Miró a Taehyung y a Jungkook.

—Adelante, Majestad.

La mujer dejó ir al niño en cuanto estuvieron dentro y el mismo corrió lejos


con sus piernas cortas. Jungkook divisó el lugar, gris y oscuro, solitario,
frío... Nada había cambiado realmente. Miró como un niño corría cerca de
el y dejaba uno de sus calcetines atrás al salirse de su pie. Rápidamente
Jungkook lo tomó y fue tras el, tomándolo y sentándolo en el suelo. El niño
tuvo una mirada de pánico unos momentos, pero cuando miró como el
acuclillado Jungkook le ponía el calcetín grande de vuelta en su pie se
relajo.

—Vas por ahí dejando tu ropa, cuidado.

Taehyung miró con una extraña sensación como otro niño se acercaba a
Jungkook y lo miraba con inseguridad. Jungkook le sacudió el cabello que
mantenía algo de tierra machándolo, y ayudó a otro a limpiarse la nariz
moqueante. Era muy extraño y gracioso que solo hubiesen niños ahí, quizá
unos siete, no mayores de seis años tal vez. Jungkook parecía estar rodeado
de ellos.

—¿Qué es esto? —Preguntó aquel que se llamaba Jaemin, señalando algo


en la camisa de Jungkook.

—Oh, es un broche. —Contestó el. —Es bonito ¿No?

—No. —Contestó otro niño, caminado en círculos alrededor de Jungkook y


sonriendo. —¿Qué es esto? —Tocó el cuello de Jungkook divertido ante el
roce del cuero con su dedo.

—Se llama gargantilla.


—¿Glantilla? —Preguntó otro niño riendo.

Jungkook negó sonriendo: —No, así no.

Taehyung dejó de prestar atención a los niños para fijarse en el feo lugar y
luego en la mujer.

—Este lugar no esta en buenas condiciones, ¿Cuántos niños hay aquí?

—Ocho, Majestad.

—¿Hay camas para todos? ¿En dónde está su espacio para dormir?

—Allá. —Señaló ella una puerta. —S-Solo hay dos camas.

—¿Solo dos? —Taehyung frunció el entrecejo. —Eso no está bien. ¿Qué


me dice de la comida?

—Jungpok, ¿Sabes cantar? —Preguntó un niño llamado Taemin tirando del


brazo de Jungkook hasta sentarlo en el piso. —¿Sabes?

—Si, algo, creo.

—¡Canta, Jungpok! —Pidió, y casi al instante todos los niños se sentaron


frente a el. —La que dice: Flor, flor, flor...

—No me sé esa canción, lo siento. —Hizo una mueca el pelinegro, perdido


en su totalidad.

El Niño gimoteó: —Canta, Jungpok, andaaa.

El Omega rió divertido, sintiéndose reconfortado y muy cómodo con todos


aquellos niños que esperaban ansiosos una canción.

—Bien, veamos. —Pensó el, carraspeando para aclarar su voz. —Habían


ocho niños. —Cantó. —Todos muy bonitos, llenos de moquitos que
chirreaban por estos hoyitos. —Uno de los niños rió cuando Jungkook tocó
su nariz rojiza.

—Jungpok ¿Quién es el? —Preguntó el niño señalando tran el.

Jungkook miró a Taehyung hablar muy concentrado con la mujer del


orfanato y miró al niño luego.

—El Rey.

—Ah. ¿Y tú eres Rey?


—No, yo no soy Rey.

—¿Reina?

—No, tampoco. —Negó Jungkook divertido.

—¿Entonces?

—Soy el Omega del Rey. —Dijo tomando el calcetín que uno de los niños
volvía s dejar atrás a levantarse y caminar más cerca.

—¿Qué es Omega?

—Es... —Jungkook calló y lo miró. —¿Por qué preguntas tanto?

El niño frunció los hombros: —No sé.

—¿Vienes a apotar? —Preguntó Jaemin cubriendo sus ojitos con sus


manos y frotándolos. —Apotar, adopar, apa...

—Adoptar. —Corrigió un niño mayor que el, mirando a Jungkook con un


brillo de ilusión en su mirada. —¿Van a adoptar?

—¡A mi, a mi! —Gritó uno de los niños.

—¡No, yo quiero que Jungpok me adopte!

Jungkook negó: —No vengo a llevarme a nadie, lo siento mucho. —Dijo


sintiendo remordimiento. —Pero si voy a asegurarme de que estén muy
bien aquí. —Por sobre su hombro miró a Taehyung, el cual aún continuaba
hablando.

—¿Ustedes se dan besitos? —Preguntó Jaemin.

Jungkook sorprendido miró al niño, sintiendo que un sonrojo subía a sus


mejillas.

—¿Y-Y tú de donde sacas eso?

El niño frunció los hombros: —No sé.

El Omega lo miró con desaprobación y casi al momento sintió la mano de


Taehyung en su hombro. Se puso de pie y sacudió su trasero, siendo guíado
por el hacia la puerta.

—Ya es hora de irnos, falta mucho por recorrer.


—No, Jungpok, no te vayas. —Pidió Taemin con un puchero en sus labios.

Los niños se quejaron todos al mismo tiempo, siendo callados por la mujer
de aquel orfanato. Jungkook se arrodilló frente a ellos y les sonrió.

—Volveré pronto. —Prometió.

Jaemin se cruzó de brazos, haciendo mala cara.

—Mentiraaa.

—Verdad, verdad. —Aseguró Jungkook tomando al niño de la mano y


acariciándola, estaba algo sucia.

Jaemin puso sus labios lo más parecido a un pato y preguntó.

—¿Me das un besito?

El pecho de Jungkook se llenó de calidez y asintió, acercándose hasta el


para darle un beso en la frente. Los demás niños sonrieron cuando
Jungkook se dejó dar un beso en la mejilla por Jaemin, comenzando a hacer
un escándalo.

—¡Yo también, yo también!

—¡Yo primero!

Mientras dos niños se empujaban para recibir un beso Taehyung intervino.

—Tenemos que irnos niños.

—Nooo, ¿Por qué? —Preguntó Taemin está vez, dando saltitos. —Yo
quiero un beso.

Taehyung negó y rodó los ojos al cielo, encantado con la inusual sonrisa en
forma de corazón que adornaba el rostro de Jungkook.

—Bien, todos en fila, uno tras otro, pero ya.

A tropezones los niños obedecieron, recibiendo cada uno un beso en su


frente y devolviéndolo al Omega. Al terminar Alfa y Omega salieron por la
puerta, escuchando como Taemin lloraba.

—¡Jungpok...!

—Adiós, Taemin. —Se despidió el Omega con un peso sobre su pecho.


Pudo sentir como algo se sentía muy vacío dentro de el. Pero sin prestar
demasiada atención continuó su camino junto con Taehyung para recorrer
aquel pueblo, hasta que, de un momento a otro, solo un par de segundos
después de alejarse de Taehyung para ayudar a una niña a levantarse del
suelo sintió como el mismo era tirado al mismo.

Un peso lo asfixió, dejándolo sin aire y mareándolo, y lo próximo que


sintió fue una dentadura clavarse en su cuello.
❝Dieciséis❞
El hombre de rubios cabellos movió su cabeza a un lado y al otro, repitió la
acción una y otra vez, a veces un poco más lento, otras veces más rápido,
fuera como fuera, el sueño no lo tumbaba en los brazos de Morfeo de una
vez por todas. Había ardor en sus ojos, pesadez en sus párpados, manchas
moradas bajo sus ojos que denotaban su cansancio y falta de descanso, pero
la inquietud reinaba su pecho y la soledad lo acompañaba. ¿Qué pasaba?
¿Por qué su Omega insistía en dormir alejado de el? Estaba en su celo,
debía tener un mayor nivel de atención a du cuerpo y sentimientos, ¿Por
qué entonces marcaba la lejanía entre ambos? Aún después de que alguien
había intentado marcarlo en las calles de pueblo controlado por su deseo
animal Jungkook no parecía necesitar a su Alfa para un consuelo, le había
bastado con deshacerse del collar magullado y dar gracias al Dios que
reinaba en los cielos para luego hacer caso omiso a aquello que pudo pasar
si el Alfa descontrolado en aquellas calles lo hubiese marcado.

Taehyung ya había demostrado que podía ser un buen Rey, ¿Estaba


Jungkook haciéndolo suplicar o quería realmente un buen cortejo que lo
animara a entregar su corazón y vida entera al Alfa que había sido
destinado a su persona? No lo comprendía.

Bostezó un par de veces, queriendo realmente cerrar los ojos y no despertar


hasta horas después, hundirse entre las mantas calientes y acurrucarse en su
almohada como a un bebé, pero no podía, estaba inquieto, anhelante,
expectante ante el silencio de aquella oscura habitación cubierta por la
noche. Quería a Jungkook, deseaba que entrara por aquella puerta jadeante
y acalorado, pidiendo en pequeños gemidos que lo tomara y aliviara sus
dolores y deseos, entonces Taehyung no lo dudaría, lo llevaría a la cama y
lo desnudaría, besaría cada centímetro de su piel, lo haría delirar con sus
dedos recorriendo su cuerpo, con su lengua zigzagueando en su cuello o
batallando con la suya misma en un beso pasional que demostrara todos y
cada uno de sus sentimientos. Le haría el amor con cada latido de su
corazón palpitante de cariño, y le susurraría hasta que se quedara dormido,
entonces lo rodearía con sus brazos y no lo dejaría moverse, solo para
sentir su acogedor calor e inhalar su exquisito aroma.

Jungkook olía a vida, olía a capítulos nuevos de un libro sin fin, olía a un
premio bien merecido, a una tormenta que lograba refrescar el calor del
desierto. Olía a descanso después de una larga caminata, olía a paz, olía a
tranquilidad, a amor, Jungkook olía a casa.

Y desde la comodidad de su cama Taehyung no podía oler su aroma, no


podía tocar su suave piel blanca bajo su camisa mientras el mismo dormía,
o besar sus hermosos labios rosados que brillaban como rosas mojadas en
rocío al tener brillo en ellos, amaba verlos hincharse cuando daba besos y
chupetones en los mismos cuando por las madrugadas el sueño arrastraba al
Omega de ojos oscuros. No podía acariciar su cabello negro que parecía ser
rebelde por las mañanas, o acariciar su nariz con la suya. No podía
abrazarlo y sostenerlo cerca, asegurarse de que permaneciera con el, de que
no lo dejara nunca y se fuera corriendo hasta desaparecer del rastro. Y eso
dejaba a Taehyung muy nervioso.

"Jungkook" Intentó llamar a través de su mente, recibiendo nada a cambio


de eso. "Jungkookie" repitió, parpadeando con pereza al no recibir nada de
nuevo.

No pudiendo evitarlo Taehyung se apoyó de sus codos y se levantó de la


espaciosa cama, nunca deseó que alguien más que el llenara su vacío, y
ahora estaba tan desesperado por tener a un Omega descansando justo a su
lado. Caminó entre la oscuridad, buscando rápidamente unos pantalones de
pijama para ponerse, no teniendo suerte en sus primeros intentos, pues los
que tomaba eran pijamas que Jungkook ya había usado y que al parecer lo
había arrojado a un cesto de ropa sucia. Tomó al fin unos limpios,
pasándolos por sus piernas delgadas y muslos dotados, caminando descalzo
hasta salir de su solitaria habitación. Caminó rumbo al oeste, siguiendo su
conocimiento y su instinto, mirando como los guardias a lo largo del pasillo
y una que otra esquina de las escaleras vigilaban atentos a todo. Finalmente
Taehyung logró estar frente a la puerta color café, no se molestó en tocar,
abrió y entró sintiéndose en todo su derecho.

Las luces de las velas estaban apagadas dentro de las lamparillas de la


habitación, pero Taehyung solo tardó un par de segundos en acostumbrarse
a la oscuridad y caminar hasta la cama en medio de la habitación, la cual
resguardaba al Omega dormido con el cuerpo medio cubierto por una
sábana blanca, la manta descansaba en el suelo. Taehyung la levantó y se
encargó de cubrirlo bien, pensando en lo desastroso que era para dormir al
tiempo que se trepaba de rodillas a la cama y se inclinaba al rostro del
pelinegro raramente sudado, solo para darse cuenta de que el mismo había
abierto los ojos para observarlo. Olisqueó su aroma y su lobo movió la cola
contento, ansioso por más del Omega.

—Hola. —Saludó el Alfa en un murmuro, acariciando su mejilla con su


nariz y arrastrándola hasta su oreja. —Hola, mi amor.

—Taehyung... —Susurró el pelinegro, cerrando sus ojos cuando el rubio


beso su sien. —¿Pudiste sentirlo?

Taehyung parpadeó mirándolo a los ojos.

—¿El qué?
—Te estaba llamando. —Dijo Jungkook, mostrando una pequeña sonrisa
ladina. —En mi mente, te estuve llamando T-Toda la noche...

Taehyung frunció el entrecejo notando la mirada brillosa de Jungkook,


como sus labios parecían un poco pálidos y la manera en la que el sudor
parecía apegar el flequillo pelinegro a su frente de manera molesta.
Taehyung le tocó la mejilla para intentar tomar su temperatura, Jungkook
recargó su rostro en su mano y cerró los ojos, soltando una mínima risa
desganada.

—¿Si me escuchaste? Yo te escuché. —Jungkook frunció el entrecejo. —


No sé como comunicarme por mi mente como tú lo haces.

—Jungkook ¿Cómo te sientes, cariño? —Taehyung barrió su cabello hacia


atrás y sopló su frente pegajosa. —Tienes temperatura.

—N-No es nada, solo te necesito.

Taehyung hizo un mueca de inseguridad y duda, ayudando a que Jungkook


se sentarse en su lugar, olvidando el celo y todo lo que conllevaba. El
Omega sonrió hacía el, mostrando apenas su par de dientes superiores que
tanto le recordaban a un conejo a Taehyung. El Alfa comenzó a
desabotonar su camisa, Jungkook ladeó la cabeza aún con su sonrisa y sus
ojos cerrados, riendo en sus adentros mientras la camisa de pijama era
retirada de su cuerpo.

—No me gusta estar sin camisa. —Confesó el, abrazándose para cubrir su
pecho. —Porque pueden verme los pezones, y no me gusta que me vean
desnudo...

—Está muy bien, solo yo debería verte desnudo. —Murmuró Taehyung


concentrado en desvestirlo.

—¿P-Por qué tú muestras los pezones? También muestras tus nalgas y tú


cosa entre tus piernas. —Balbuceó el menor, dejándose caer de espaldas
cuando Taehyung arrastró sus ropas inferiores fuera de su cuerpo. —
Siempre veo tu cosa cuando caminas por la habitación, toqué tu cosa sin
querer la otra noche...

—Ya empiezas a divagar.

—S-Si la toqué. —Aseguró Jungkook cubriendo sus labios cuando empezó


a reír, un sonrojo potente instalándose en sus mejillas cuando calló.

—Lo sé, pude sentir eso.

—¿Te molesta?
—No me molesta que me lo toques, Jungkook, está bien.

—A mi tampoco. —Chasqueó la lengua cerrando sus ojos para dormir


cuando Taehyung lo giró sobre su costado. —Que me la toques, me lo
toques, que me toques... Como sea, se siente lindo. —Jungkook posó su
mano en su pecho y frunció el ceño. —Aquí.

Taehyung negó ante todo lo que decía el Omega y lo tomó entre sus brazos,
ayudándose de sus rodillas apoyadas de la cama para levantarlo,
manteniendo bien el balance y la fuerza. Jungkook parecía no tener control
de su cuerpo, le pesaba, así que cuando su rostro se apegó al pecho desnudo
del Alfa luchó para levantar la mirada y verlo. Taehyung le sonrió de una
manera casi imperceptible y Jungkook curvó una sonrisa.

—Demoste un baño mejor, niño. ¿Si?

Jungkook negó: —No me siento bien.

—Lo sé, cariño, te daré un baño ahora y cuidaré de ti ¿Está bien?

—S-Si, solo... —Jungkook tembló muy levemente, sus párpados pesando


demasiado para sostenerlos. —Tengo frío y me quema la piel.

Taehyung frunció los labios negando, abriendo la puerta del baño con algo
de dificultad y caminando hasta la tina, en donde depositó a Jungkook y lo
dejó sentado, sosteniéndose de sus bordes al parecer muy mareado. El Alfa,
preocupado de aquello solo optó por comenzar a remojar su cuerpo en agua
un rato. Nunca había tenido a un Omega en celo hasta aquellos momentos,
había leído mucho sobre Omegas, pero no sabía que hacer en esos casos en
los que parecían estar más rojos que un tomate y con demasiados calambres
en el vientre. Jungkook estaba llorando contra sus palmas, moqueando y
sollozando como si una tragedia hubiese pasado. Taehyung se deshizo de
su única prenda y entró con el a la tina, abrazándolo cuando Jungkook se
posó sobre su regazo y rodeó su cuello con sus brazos. Taehyung besó los
labios del Omega y el mismo lo miró a los ojos.

—Aliviame. —Pidió Jungkook.

Sin responder Taehyung lo ayudó a sentarse sobre su longitud, conteniendo


el aire al tiempo que Jungkook suspiraba y cerraba sus ojos. El Omega
mordió su labio inferior y chilló en sus adentros, negando y acariciando el
cabello de Taehyung con sus dedos.

—¿Por qué se siente tan bien? —Taehyung besó sus labios y ladeó una
sonrisa con el sonrojo en las mejillas de Jungkook.
Las manos grandes del Alfa se posaron sobre las caderas estrechas de
Jungkook, ayudándolo con su contoneó lento y suave. Taehyung se
acomodó mejor, reposando su nuca en el borde de la tina y mirando con
atención el rostro de Jungkook. Le encantaba verlo gemir, gemir su nombre
y cortas palabras que mostraban su placer. Taehyung gimió por lo bajo,
subiendo una mano por la cintura de Jungkook y acariciando con su pulgar
su piel. El chapoteo del agua resonó en toda la habitación junto con los
gemidos de la pareja cuando el Omega dió saltos rápidos y cortos sobre
Taehyung, el Alfa tensaba su mandíbula y soltaba gruñidos, no perdiendo
de vista el rostro sudado y sonrojado del Omega.

Después de un rato Jungkook pudo tener su liberación y Taehyung lo


abrazó contra su cuerpo cuando el Omega cayó cansado sobre el, mientras
el nudo en la base de su miembro los unía. Jungkook se sintió mareado y su
vista se nublo lo suficiente como para asustarlo. Cerró sus ojos con fuerza
mientras sentía un palpitar en su cabeza, las gotas de sudor resbalando por
su frente y como su cuerpo hervía en demasía. Su respiración no estaba
estabilizándose, no estaba volviendo a la normalidad, quiso suponer que la
embestidas del Alfa en su interior para llegar a su propia placentera
liberación era la razón, pero le preocupaba que, mientras el nudo hacía que
los fuertes calambres en su vientre desaparecieran, el resto de su cuerpo
parecía ser demasiado para el.

—T-Tae. —Llamó a penas en un susurro, al abrir sus ojos rodaron sin


poder controlarlo.

Su cuerpo comenzó a resbalar a un lado, Taehyung mantenía sus manos en


sus caderas para continuar en busca de su alivio y Jungkook, por alguna
razón no podía sostenerse o reacomodarse en su lugar, y se estaba
deslizando tan lentamente que nadie más que el podía notarlo. Y no pudo
controlar que su rostro no tocara el agua, que de su boca no saliera ni una
palabra, que sus ojos no se cerrara.

No pudo evitar caer en la oscuridad.

~•~•~

La mano de Taehyung acarició las hebras de cabello azabache aún un poco


húmedas con cariño, intentando darle algo de tranquilidad al Omega que no
quería cerrar los ojos desde que había despertado de su desmayo.

—Duerme, ¿Si? —Murmuró Taehyung besando la curvatura de su cuello


por sobre la pijama, Jungkook se mantenía dándole la espalda.

—No quiero.
Taehyung miró como Jiyook dejaba en la mesa de noche una taza de té que
Jungkook miró con recelo. Taehyung la había llamado en medio de su
desesperación y temor. El rubio rodeó su cintura con su brazo y besó su
sien, queriendo ablandar el cuerpo rígido.

—Ven, Jungkook, toma esto. —Pidió la mujer en un largo camisón blanco


que cubría sus brazos y piernas. —Te calmará los nervios.

—Yo no estoy nervioso.

—Mi amor, tómalo. —Pidió Taehyung. —Te ayudará a dormir.

—Que no quiero dormir. —Alzó un poco la voz el pelinegro.

Taehyung miró a Jiyook y le hizo una seña para que saliera de la


habitación. Cuando estuvieron solo Jungkook suspiró de manera
entrecortada, sus ojos se quebraron en lágrimas que no abandonaron sus
ojos. Taehyung pudo sentir su tristeza, así que apegó su pecho a su espalda
y enterró su nariz en su nuca, inhalando su aroma dulzón.

—¿Por qué no te diste cuenta?

—Me di cuenta, cariño. —Aseguró el Alfa. —Escuché que me llamaste,


para cuando intentaba acomodarte de nuevo sobre mi pecho ya estabas
desmayado.

Jungkook no dijo nada, Taehyung por su parte dejó de abrazarlo, se sentó


en su lugar y se posicionó frente a Jungkook, mirándolo directo a los ojos
oscuros y quebradizos.

—Me diste un susto tremendo, Jungkook.

—No se que pasó. —Susurró el Omega, encogiéndose en su lugar y


haciéndose un ovillo. —Me dió miedo, creí que dejarías que me ahogara.

—No digas esas cosas, no. —Negó Taehyung acercando su mano a la


mejilla del Omega que ya tenía una temperatura normal. —Ya pasó.

Ante el tanto Jungkook cerró los ojos, escuchando luego la voz del Alfa.

—Haré que traigan a un médico mañana. Le contaremos esto y de tus


fuertes calambres.

—Pero mañana ya no estaré en celo. Mi celo solo dura tres días.

Taehyung suspiró peinando el cabello ajeno hacía atrás: —También le


contaremos eso.
Jungkook cerró los ojos solo un momento, sintiendo los labios de
Taehyung sobre su frente cuando el mismo se inclinó y lo besó. Luego los
labios se movieron a sus párpados y se presionaron suavemente, uno tras
otro. El aliento caliente del Alfa chocó contra uno de ellos cuando susurró
suaves palabras para el Omega.

—Ya cierra tus ojos y descansa, mañana será un día ocupado, cariño.

—¿Por qué?

—No estarás en tu celo, así que continuarás con tus estudios. —Taehyung
bajó sus labios hasta la nariz de Jungkook y la besó.

—No quiero estudiar, no con Kyungsoo.

Jungkook abrió los ojos y miró los azulados, haciéndole ojos suplicantes a
la fría mirada usualmente tosca y profunda. El Omega, aún en los efectos
de su celo empujó la nariz de Taehyung con la suya, el Alfa respondió con
el mismo empuje leve.

—¿Qué debo hacer para que quites a ese Omega de encima? —Casi gime
Jungkook en una suplica murmurada. —Haré lo que sea.

—No prometas cosas que vas a cumplir. —Pidió el rubio, moviéndose para
estar sobre el cuerpo de Jungkook, sus piernas a cada lado de su cuerpo,
obligándolo a apegar su espalda a la cama.

—Podría cumplirlas.

Taehyung negó lentamente, queriendo sonreír por como Jungkook era tan
tierno en aquel momento. Maldito Omega, ¿Por qué jugaba de esa manera
con sus emociones? Aquellos ojos brillantes y como pestañeaba en
coquetería infantil como intento de manipulación lo tenía atrapado. Casi se
apega a sus labios, su peso cayendo en sus antebrazos para no aplastarlo.
Jungkook casi de inmediato rodeó su cuello con sus brazos, tirando de el
para besarlo, aunque el Alfa se resistía a ello. Se alejaba mientras que los
labios ajenos intentaban besar los suyos, pero no contenía el impulso de
inclinarse más, queriendo besarlo también. Con un tiron terco al cuello del
Alfa Jungkook logró besarlo, un beso en el que no hubo movimientos, pero
que se prolongó por varios segundos. Taehyung se separó cuando Jungkook
cerró los ojos, el Omega casi gruñe por ello, entendiendo lo que Taehyung
quería. Así que volvió a besarlo, esta vez sin dejar de verlo a los ojos. Los
labios del Omega pasearon hasta el mentón del Alfa y besó castamente,
Taehyung se alejó solo un momento, mirando al Omega en celo retorcerse
en la cama como un gusano. Sus labios se fruncieron y la pregunta
abandonó sus labios sin querer dar rodeos, en un murmuro bajo solo para
ambos.

—¿Qué pasará cuando acabe tu celo? —Jungkook frunció el entrecejo sin


comprender mientras Taehyung llevaba su mano a la cabellera azabache.
—¿Me dejarás tocarte de esta forma? ¿O tendré que esperar hasta el
siguiente mes para poder desnudarte y tomarte como mi Omega?

Jungkook pareció tomar un sonrojo leve en sus mejillas, luego dejó ir a


Taehyung, reposando sus manos a cada lado de su cabeza y mirando hacia
un lado. El Alfa parpadeó un par de veces, dándole un empujón a su mejilla
con su nariz.

—¿Es eso un no?

Jungkook apretó sus labios y no contestó a las preguntas, dejando que


Taehyung saboreara el sabor amargo del rechazo. Pero si había alguna
manera de tener a Jungkook cerca de el no la desperdiciaría. Besó su cuello
y la curvatura del mismo, le quitó la camisa de pijama y acarició su piel
con sus manos, dando lamidas suaves sobre las marcas amoratadas que él
mismo había dejado en su cuerpo en muestra de posesión y lujuria, una
demostración descarada por parte del rubio que dejaba clara su
personalidad y sus intenciones. Jungkook gimió alto cuándo Taehyung
pellizco entre dos de sus dedos uno de sus pezones y el Alfa sintió sus ojos
dilatarse enseguida. Solo arrastró los pantalones del Omega hasta sus
muslos, lo empujo sobre su costado y lo hizo apegar sus rodillas de su
pecho antes de inclinarse sobre el, su respiración aterrizando en su oído
mientras liberaba a penas su creciente erección.

—Me frustras. —Le gruñó Taehyung alineándose en la entrada del Omega


que empezaba a humedecerse, entrando de un solo empuje crudo.

—¡Ah! —Gimió alto de sorpresa el menor, abriendo sus ojos en demasía y


luego cerrándolos con fuerza.

—Me tienes jodido, Jungkook. —Volvió a gruñir Taehyung, empezando a


embestirlo sin siquiera darle tiempo de acoplarse a el.

Jungkook se sostuvo de su almohada, gimiendo en cada empuje y sintiendo


ardor y dolor placentero en su cuerpo. Su ceño estaba fruncido y no parecía
poder moverse ni un poco bajo el ojiazul que lo apresaba contra la cama.
Giró el rostro en un intento por ocultarlo en la almohada, queriendo acallar
sus gemidos, pero no lográndolo por completo cuando Taehyung lo tomó
del cabello y evitó que pasara. Estirándose solo un poco beso los labios que
se volvían una 'o', mordiendo el inferior y haciéndolo chillar. El pelinegro
negó atragantándose con algo de su saliva, tragando duro.
—P-Para. —Pidió Jungkook, no pudiendo hacer más que pésimos intentos
de retorcerse.

—Dime que eres mío. —Ordenó Taehyung.

—A-Alto. —Chilló el al recibir una fuerte estocada que lo hubiese hecho


rodar lo ojos de tenerlos abiertos. —¡Ah!

—Di que soy tú Alfa. —La respiración pesada del rubio golpeó su oreja. —
Di que soy el único que podrá tenerte siempre.

Jungkook jadeó y gimió el nombre del contrario, se mordió el labio cuando


su pezón fue tomado por sobre la tela de su camisa de pijama, siendo este
apretado y jalado con un poco de rudeza. Los labios de Taehyung
presionaron la mejilla ajena una y otra vez, sus embestidas se coordinaron
con sus apretones en el pezón rosado del Omega y en menos de lo que
creyó el mismo arqueó su espalda y dió un chillido, llegando a su
liberación. Taehyung tomó sus labios con los suyos, besándolo mientras
acariciaba su abdomen plano bajo su camisa, aún embistiendo en el.
Jungkook abrió los ojos y soltó un profundo gemido, siendo empujado por
placenteras sensaciones a pesar de estar sensible por su reciente orgasmo.
Ambas miradas conectaron.

—Dilo. —Exigió el Alfa.

—S-Si. —Jadeó Jungkook, haciéndose pequeño bajo el.

—¿Si qué?

Jungkook se enderezó y hundió más en la cama, echó su cabeza atrás y de


alguna manera logró pasar su pierna doblada entre ellos, abriendo sus
piernas lo más que pudo para recibirlo dentro y luego abrazándose por
completo a el con sus piernas, sus manos yendo casi inmediatamente bajo
su camisa en busca de sus pezones. Estaba sensible, pero estaba aún más
deseoso de más.

—Oh, si. —Susurró sintiéndolo entrar más profundo. —Alfa, si. —Un
gemido agudo abandonó sus labios. —S-Se siente bien, se siente muy bien.

Taehyung gruñó y maldijo, no obteniendo la respuesta que quería, pero si


una que le bastó. Bajó su cabeza al cuello ajeno y besó, sus manos tomaron
la camisa de su pijama y rompió el hilo que unía los botones a la tela al
forzarlos para abrir la camisa.

Comenzó a morder sus costillas para dejar más marcas.

~•~•~
—¿Y entonces qué haremos?

Jungkook tomó entre su dedo índice y pulgar una fresa que reposaba junto
a otras en un pequeño tazón blanco. Estaba sentado con las piernas
cruzadas sobre la cama, una manta rodeándolo y cubriendo todo su cuerpo
dolorido y saciado, solo su brazo saliendo por una pequeña apertura para
tomar comida de la bandeja que reposaba frente a el en el pie de cama,
aquel que parecía un cofre del tesoro desde la perspectiva de Jungkook.
Escuchó al Alfa a medio vestir contestar la pregunta de la Beta Jiyook.

—Supongo que no lo obligaré a tomar clases con Kyungsoo. Puedes


ayudarlo a avanzar en sus estudios un poco, no quiero que esté haciendo
nada todo el día, solo lo harás mientras consigo a alguien más que tome sus
tutorías.

—Baekhyun puede. —Habló Jungkook interfiriendo en la conversación,


cabizbajo y concentrado en la comida.

No había dicho nada desde que había despertado. Lo primero que había
visto al abrir los ojos era el pecho desnudo de un Taehyung dormido, lo que
lo hizo entrar en un tipo de parálisis de vergüenza y timidez. Ya no estaba
en su celo, y recordar los días compartidos con el Alfa lo hacía sentir
demasiado estúpido. Así que cuando el Alfa sintió la vergüenza de su
Omega solo le acarició el cabello, le dió los buenos días, a los que
Jungkook respondió en a penas un susurro, recibiendo un beso en la frente.
Casi por un golpe de buena suerte había aparecido Jiyook tocando aquella
puerta, salvándolo de estar a solas con Taehyung.

—Sería una muy buena idea. —Asintió Jiyook, mirando a Taehyung a los
ojos antes de que el mismo comenzara a caminar hasta la cama. —
Baekhyun siempre está solo y aburrido en casa, su único entretenimiento
era trabajar en la floristería, pero desde que Sehun se lo prohibió solo
pierde el tiempo.

—¿Por qué se lo prohibió? —Preguntó Jungkook sin comprender.

—Está muy mal visto que un Omega trabaje si tiene un Alfa ya. El Alfa
debe encargarse de llevar el pan a la mesa, es la cabeza de la familia, debe
hacerse cargo el. —Explicó Jiyook. —Si no sería visto como un Alfa que
no puede cargar con sus responsabilidades.

Jungkook frunció el ceño: —Oh...¿Entonces qué hacen los Omegas


mientras los Alfas trabajan?
—Están en casa, cuidando del hogar y de su esposo cuando llegan de
trabajar. —Contestó Taehyung con tono cortante, sentándose a un lado de
Jungkook y mirándolo.

Jiyook miró de mala gana a Taehyung, sabiendo lo que quería lograr.

—¿Solo están encerrados? —Preguntó el menor.

—Deben mantenerse seguros mientras que su Alfa no está alrededor para


protegerlos. Es lo mejor.

Jungkook casi bufa: —¿Y ya?

Jiyook casi ríe por como Jungkook tomaba un tenedor y pinchaba un trozo
de tarta de arándanos, llevándolo a su boca y comiendo de manera
perezosa. La comisura de sus labios quedó manchada por su descuido y
Taehyung frunció el ceño, tomando la servilleta y limpiándolo. El Omega
alejó la mano de su rostro y tomó con su tenedor esta vez un trozo de pan
con mantequilla, volviendo a llenar la comisura de sus labios de comida.
Taehyung volvió a limpiarlo y de nuevo Jungkook lo alejó.

—Ya. —Se quejó. —Déjame comer.

—Al menos déjame comida.

Jungkook llevó su dedo pulgar a sus labios y succionó la mantequilla


derretida por el calor del pan con algo de vergüenza, realmente estaba
acabando con todo, pero al mismo tiempo le daba igual. Miró a Taehyung
reprochante.

—Tengo hambre.

—Si, yo también la tengo.

—Pero yo tengo más. —Peleó Jungkook. —Y es tú culpa, así que no me


pidas que te deje comida.

—¿Por mi culpa? —Taehyung inquirió, algo divertido.

—¡Si! Tú, eh, yo...

—Darte placer toda la noche también agota, Jungkook ¿Qué te hace creer
que no estoy hambriento?

Los ojos de Jungkook se abrieron en demasía, su mano soltó el tenedor casi


al instante y su mano se volvió un puño que golpeó el brazo del Alfa, no
dejándolo salirse con la suya.
—¡Cállate, Taehyung! Jiyook está escuchándote.

—Lo dejaste sin energía, Taehyung. —Rió Jiyook cruzándose de brazos.


—Además se ve más delgado. Tanta actividad necesita de un buen lote de
comida. Para ambos. Iré por más.

Jungkook se sonrojó justo cuando pinchaba un huevo hervido, el grito


estrangulado abandonando sus labios antes de poder detenerlo.

—¡Jiyook! —Exclamó sintiéndose expuesto de alguna manera, pero


disimulando cuando la mujer lo miró por sobre su hombro. —N-No
busques más, yo comparto.

Jiyook asintió y sonrió, abriendo la puerta de igual modo y saliendo, no sin


antes decir:

—Prepararé tu baño luego de que reposes y vendré a limpiarte ¿Te parece


bien?

Jungkook infló sus mejillas, sintiéndose muy avergonzado al recordar todas


las marcas de su cuerpo, y a pesar de que Jiyook ya las había visto no pudo
evitar querer ocultarlas al sentirlas muy privadas.

—Yo me bañaré solo. —Contestó en un murmuro.

—Como quieras, mi niño.

El silencio reinó en la habitación luego de aquello, y ambas personas en la


habitación se limitaron a tener una lucha silenciosa por la comida en la
bandeja. Jungkook se descuidó un par de segundos y Taehyung tomó un
panesillo con mermelada que el mismo se había preparado, comiéndoselo
todo en una sola mordida. El Omega abrió la boca y un quejido salió de
ella, solo mirando como Taehyung limpiaba con su pulgar los restos de su
boca.

—Eso era mío.

—Era.

—¡Taehyung! No me quites la comida. —Se quejó el, gruñendo luego al


buscar en ls bandeja.

Visualizó una galleta, pero en menos de lo que pensó Taehyung la había


devorado, sacudiendo las migas en sus dedos sobre la bandeja. Jungkook
chilló y frunció el ceño en preocupación, no pudiendo detenerlo cuando
con la cuchara tomó avena y la llevó hasta su boca, listo para tomar otra
cucharada.

—¡Eh, no! —Jungkook tomó su muñeca con una mano y golpeó con la otra
el brazo fuerte. —¡Deja de comerte todo! El que termina su celo soy yo.

Taehyung rodó los ojos y gruñó, dejando la cuchara en su lugar y


sacudiendo sus manos. Jungkook lo miró mal.

—Bien, niño llorón. —El Alfa movió su mano hasta una fresa y la llevó a
los labios del Omega. —Come.

—No me llames llorón. —Jungkook parpadeó mirándolo a los ojos por


primera vez en el día. —Me haces sentir estúpido.

—No eres estúpido. —Negó el Alfa, acariciando la cabellera azabache con


su mano cuando Jungkook le quitó la fresa.

El tacto que bajaba a su nuca lo hacía sentir incómodo y tenso, bajo la


mirada y dejó la fress en el plato, sintiendo un peso en su pecho. Las
escenas repitiéndose en su mente, traicionando sus planes de ignorar las
cosas, perturbándolo, haciéndolo sentir como un pedazo de porquería.
Jungkook se relamió los labios dando un suspiro tembloroso al aire,
pudiendo sentir la mirada del Alfa sobre el, quemándolo, acorralándolo a
un lugar sin salida alguna, poniéndolo nervioso. Los dedos de Taehyung
tomaron la manta que cubría a Jungkook para dejar más que su nuca al
descubierto, entonces el pelinegro habló.

—¿Qué pasará ahora? —Preguntó a penas con voz débil, no queriendo


realmente entablar aquella conversación.

Taehyung se inclinó hasta apegar su nariz a la curvatura del cuello ajeno,


Jungkook quiso cerrar el espacio ladeando la cabeza, no gustándole lo
privado que aquel momento se volvía y como las cosquillas se extendían en
su cuello. El Alfa inhaló el aroma dulzón y el olor a nervios y ansiedad del
menor.

—Todo depende de ti, Jungkookie.

Jungkook tragó duró al sentir los labios rellenos presionar suaves besos en
su cuello. Sabía bien que no tenía más opción que estar con Taehyung y ser
su Omega, ya el rubio lo había dejado muy claro, así que no comprendía
del todo el que todo dependiera de el en aquellos momentos. ¿A qué se
refería? ¿Habían opciones o solo formas más fáciles de hacer aquello? Se
sintió muy confundido y los besos que querían llegar hasta su garganta no
ayudaban a mantener una buena concentración para buenos pensamientos
que fueran a su favor.
—P-Podemos ser amigos.

La propuesta baja y estrangulada hizo que Taehyung detuviera sus besos.


Se alejó solo un par de centímetros del cuello ajeno, depositando su
respiración sobre el mismo. A Jungkook se le revolvió el estómago por la
espera a su respuesta. Taehyung subió sus labios a la oreja de Jungkook,
peinando tras ella con sus dedos los cabellos que la cubrían. Susurró muy
cerca para que lo escuchara con claridad.

—Yo no soy tu amigo, soy tu Alfa.

—E-Es solo...

—Los amigos no hacen lo que nosotros, ¿O solías besar así a Yugyeom?

Los celos colándose en la voz ronca del Alfa hizo que Jungkook cerrara los
ojos, haciendo un mueca notable y negando casi enseguida, lentamente, no
queriendo entrar en un territorio de pelea real, porque simplemente no tenía
ánimos, fuerzas o energías para ello.

—No tienes que decir esas cosas, sabes bien que no. —Jungkook quiso
girar el rostro para avitar tener a Taehyung tan cerca, pero su cuerpo no
respondió.

—Espero que me digas la verdad.

—¿Qué harías si no? De igual modo no importa, ya habría pasado.

—Importa, claro que importa. —Taehyung inhaló de nuevo el aroma de


Jungkook. —Todo aquel que te haya tocado de alguna manera tan siquiera
parecida a la mía...

—¿Qué? —Preguntó Jungkook en un tono retador. —¿Los matarás?

Una sonrisa se ladeó en el rostro del Alfa, Jungkook entreabrió los labios al
sentir la nariz de mismo hacer cosquillas en su mejilla. Tuvo el impulso de
querer besarlo, pero se contuvo y espero sus palabras, las cuales terminaron
dejándolo casi quieto.

—Hay cosas peores que matar, Jungkook. ¿Quieres que te muestre que tan
monstruo puedo ser?

Jungkook contuvo la respiración, la lengua húmeda y caliente del Alfa


dando una lamida cariñosa a su mejilla lo hizo temblar, y supo entonces
que no estaba listo, porque algo le decía que Taehyung era muchísimo más
de lo que mostraba. Negó.
—N-No.

—Muy bien, cariño, eso creí.

Taehyung lo dejó tranquilo y se puso de pie, caminando a paso lento y casi


perezoso al baño, peinando su cabello hacia atrás y disfrutando el aroma a
el y a Jungkook que inundaba la habitación. Estuvo a punto de entrar, había
abierto la puerta y uno de sus pies iba a colarse dentro de aquella
habitación de baño, pero la voz de Jungkook lo detuvo.

—Alfas. —Casi gruñe el menor en tono bajo, como maldiciendo a todos


los que portaban aquel distintivo.

—No hables como si hubieses pasado por varios. —Ordenó Taehyung


mirando por sobre su hombro.

—¿Quién te dijo que eras el primero?

Fue un susurro a penas, una pregunta dicha entre dientes que Jungkook
masticó y saboreó con disgusto, dejándolo ir luego. Pero Taehyung, el
había logrado escucharlo, su lobo había escuchado perfectamente aquellas
palabras de mal gusto, para la mala suerte del Omega. Los puños de
Taehyung se tensaron y todos sus músculos igual, se giró lentamente,
encarando al pelinegro que escarbaba la comida con el tenedor.

—¿Qué dijiste?

—Nada.

—¿Qué acabas de decir?

—¡Te dije que nada!

Jungkook dejó caer el tenedor sobre la bandeja cuando Taehyung dió pasos
grandes y rápidos hasta a el, no pudo evitar elevar sus brazos para cubrirse
cuando casi se le va encima, logrando que la manta que lo cubría resbalara
y cayera en la cama. Taehyung quiso apartarlas de un manotazo,
obteniendo una mirada furiosa por parte del Omega.

—¿A qué te refieres con lo que acabas de decir, Jungkook?

El nombrado frunció los labios e infló sus mejillas, dando a entender que
guardaría silencio ante la situación. Taehyung elevó su mano, dando un
advertencia al Omega a lo que Jungkook solo mantuvo las suyas
protegiéndolo lo más posible.
—Habla. —Ordenó el Alfa —Contesta.

Jungkook tensó su mandíbula y se mantuvo callado. Claro, no era estúpido,


pensó Taehyung. Pero el tampoco lo era y no iba a ser tomado por uno,
mucho menos sería burlado por su Omega. La mano del Taehyung dió un
golpe duró y rápido con la mano abierta en el muslo del Omega, haciéndolo
dar un brinco de sorpresa y un respingo de dolor. Jungkook formó una
mueca, sus ojos quebrándose levemente mientras su posición flaqueaba.

—¡Habla!

Jungkook gritó cuando la mano se alzó en el aire de nuevo, amenazando


con golpearlo.

—¡Para! ¡No me pegues!

—Te voy a dar una, voy a... —Taehyung gruñó, elevando más la mano
para tomar más impulso.

—No me pegues, Taehyung. —Advirtió Jungkook con ojos llorosos y


labios temblorosos.

—No me des malditas órdenes, Jungkook, o me sacarás más de quicio.

—Tienes la mano pesada, te lo dije ya. —Casi gruñe Jungkook,


derramando un par de lágrimas sin querer. —¡Me haz golpeado muy fuerte!
¡¿Qué diablos pasa contigo?! —Sollozó el menor.

—No, ¿Qué diablos pasa contigo como para decir lo que acabas de decir?

Jungkook jadeó cuando el Alfa lo tomó de las mejillas con su mano,


haciendo presión y lastimándolo. Tenía la ligera sospecha de que Taehyung
no sabía controlar su fuerza cuando estaba furioso. Quería abofetearse el
mismo por decir aquells estupidez en voz alta. Miró a Taehyung a los ojos
cuando el mismo se inclinó.

—¿Quién se supone que fue el primero?

—Y-Yo lo decía por... —Jungkook pensó en una excusa, cualquiera, pero


nada llegaba. —Yo solo...

—No me mientas. —Gruñó Taehyung.

Jungkook consideró aquello y se planteó una pregunta. ¿Por qué tenía que
mentir? No había razones, de igual modo, Taehyung no podría hacer nada
contra el pasado, ¿O si?
Tomando una profunda respiración Jungkook dijo:

—No eres el primero. —Ante la mirada llameante de ira aclaró. —No eres
el primer Alfa que intenta hacerme su Omega.

La mirada azulada se endureció: —¿Quién fue el primero?

Con un encogimiento de hombros y una expresión indiferente ante su rabia


Jungkook le contestó con naturalidad, como si fuera algo que todo el
mundo ya debería saber, siendo seguido de un amargo sabor en su boca.

—Jung Hoseok.

Ambos compartieron miradas largos segundos, solo hasta que Taehyung lo


soltara y se echara hacia atrás. El rubio nego con seria expresión, Jungkook
se cubrió con la manta de nuevo y se limpió las mejillas.

—Eso es imposible, ¿A quién quieres encubrir?

—Deberías reforzar la seguridad de tus fronteras. —A penas murmuró


Jungkook saliendo de la cama, esquivando la mano del Alfa que quiso
tomarlo del brazo. —Déjame.

—¿Cómo diablos saliste de Seoul?

Jungkook se giró y encaró al Alfa, mirándolo con una expresión molesta y


ojos llenos de nuevas lágrimas. Se aferró a la manta oscura que cubría su
cuerpo, odiando estar bajo la imponente, exigente y asfixiante mirada
azulada.

—Yo no salí de Seoul, a mi llevaron de aquí. —Dijo Jungkook molesto,


señalando con su dedo al Alfa de pie. —¡Tú maldita seguridad ni siquiera
notó como entraban al reino!

—No me alces la voz. —Ordenó Taehyung con detenimiento, para que de


alguna forma el Omega entendiera esa simple orden.

—¡Lo hago si quiero, te grito si quiero! —Espetó Jungkook molesto. —


¡Me acabas de dar un manotazo en la pierna y me dolió! ¡Y estás actuando
como un loco por un pasado que no puedes cambiar!

Silencio.

Un largo silencio.

Jungkook se acercó a Taehyung, llegando a invadir su espacio, elevando su


dedo índice al aire y tocando su pecho desnudo, teniendo que echar su
cabeza atrás para verlo a la cara. Compartieron miradas llenas de
sentimientos mezclados, rabia más que nada, ambos respirando de manera
inestable, Jungkook incluso estando un poco sonrojado por los gritos
anteriores. Jungkook dió dos empujes con su índice en el pecho del mayor
mientras hablaba.

—Acepta que no tienes control sobre todas las cosas. —Le susurró.

El pelinegro de piel blanquecina tensó su mandíbula y mostró sus dientes,


cerrando sus ojos y gruñendo al aire cuando sintió los dedos del Alfa
enredándose en el cabello de la parte posterior de su cabeza y tiraba de el,
obligándolo a echar un poco más su cabeza hacia atrás, su garganta
manteniéndose expuesta para el ojiazul que inclinaba su cabeza para tocarla
con su nariz. Jungkook sostuvo su respiración cuando el aliento caliente de
Taehyung le erizó la piel.

—¿Puedes sentir el dolor en tu cuerpo, Jungkook? ¿A qué te recuerda?

El Omega se negó a recordar todo lo que estuvieron haciendo juntos en


aquella habitación, su mente traicionándolo como la mayoría de las veces
últimamente, pero negándose a contestar lo que Taehyung quería escuchar.

—A que eres un animal salvaje.

—Como te encanta que lo sea, cariño. —Jungkook jadeó en un momento


de debilidad por el mínimo gemido en el tono del Alfa. —Soy tu animal
salvaje, ¿Lo sabes? Lidia con ello.

El menor se mordió el labio cuando el rubio presionó besos en su garganta,


sorprendiéndose a si mismo al echar la cabeza hacia atrás para recibir
mucho más. Taehyung empujó la mano en su nuca para echarlo hacia
adelante, subiendo los besos a su mandíbula y deleitándose con los
pequeños sonidos que salían de los labios de Jungkook, el cual sin saberlo
soltó la manta y se aferró a los brazos desnudos del Alfa.

—Puede que yo no pueda cambiar el pasado. —Murmuró el ojiazul contra


la mejilla del contrario, su nariz acariciando hasta llegar a su oído. —Y
puede que yo no tenga el control sobre todas las cosas, pero...

Jungkook soltó un quejido cuando de manera inesperada las manos grandes


de Taehyung tomaron su trasero y dieron un duro apretón, recordándole su
dolor e incomodidad.

—...Que esté dolor... —Las manos se deslizaron hasta su cintura, subiendo


a sus costillas y luego bajando a su vientre. —Y estás marcas, te recuerden
que siempre voy a poder controlarte a ti.
Jungkook suspiró cuando los labios gruesos se juntaron con los suyos en un
beso casto y simple, sintiendo su abandono casi de inmediato.

—Sin importar cuantas rabietas hagas, sin importar que malcriado seas o
que tan rebelde y retador pretendas ser, éste salvaje siempre sabrá y podrá
controlarte.

Jungkook empujó sus labios en busca de más contacto cuando nuevamente


Taehyung los tocó con los suyos, más no obtuvo más que el roce de sus
palabras.

—Porque eres mi Omega, cariño. —Susurró. —¿No es así?

Jungkook asintió en medio de otro beso, gimiendo contra los labios ajenos.

—S-Si.

Antes de que Taehyung lograra besarlo de nuevo Jungkook escuchó la


puerta abrirse y la voz de Jiyook elevándose en un aviso que los hizo
reaccionar a la realidad. Jungkook negó y miró tras el Alfa a la Beta que
sonreía al verlos ahí de pie, uno desnudo y otro medio desnudo, lo irónico
es que Jungkook estaba a piel expuesta y no el acostumbrado a eso
Taehyung. Omega y Alfa de miraron una vez más y Jungkook dió un par de
pasos hacia atrás, mirándolo con rabia. Tal vez Jungkook era manipulable
bajo la voz y los toques de Taehyung y eso le molestó, porque ya había
olvidado el porque estaba molesto hacía rato. Sin embargo su mano tomó
impulso e impactó contra la mejilla izquierda del Alfa, dándole el merecido
que Jungkook estaba seguro debía recibir. Jiyook se cubrió los ojos y negó.
Al notar que Taehyung contenía su rabia bajo sus ojos cerrados, mandíbula
apretada y respiración inestable Jungkook se alejó, tomando la manta del
suelo y caminando hasta el baño.

—Maldito niño insolente. —Gruñó el ojiazul por lo bajo.

Jungkook dejó la puerta del baño a medio cerrar y se asomó mirándolo con
una ceja elevada.

—Lidia con ello.

Sin más cerró de un portazo.

Mientras se remojaba en el agua fría que arrugaba las dedos de sus pies
pudo visualizar como el Alfa rubio de hermosos ojos azules entraba
completamente desnudo al baño, cerrando la puerta tras el. Jungkook miró
a otro lado del oscuro baño iluminado por las velas en las lamparillas,
llevando sus rodillas a su pecho y abrazándose antes de resposar su cabeza
en la cerámica de la tina. ¿Quién diría que alguien con la hermosura
completa de Taehyung sería un ser tan desagradable a veces? Jungkook
pensó en ello mientras el dueño de sus pensamientos entraba a la tina con
el, acomodandose a sus pies y estirando sus piernas. Jungkook se sonrojó, a
pesar de ya haberlo visto desnudo, a pesar de ya haber sido víctima de los
ataques placenteros de su cuerpo, no se acostumbraba al descaro de
Taehyung en cuanto a su desnudez frente el.

—¿Si te dolió la bofetada? —Preguntó Jungkook.

—Te la puedo devolver si gustas y te respondes tu mismo.

—No, gracias. No tengo fuerza de Alfa. —Se encogió de hombros en su


humor oscuro, hundiéndose más en el agua.

En silencio Jungkook sintió como la mano de Taehyung lo tomó de uno de


sus tobillos, tirando de su pie para posicionarlo sobre su pecho y acariciar
la planta con sus dedos. Jungkook movió sus dedos y su pie casi de manera
brusca.

—¿Cosquillas?

—Si. —Respondió Jungkook.

Quitó su pie de sobre el Alfa y continuó mirando a una pared lejana, no


queriendo verlo a pesar de que podía sentir sus dedos tocar sobre sus pies
bajo el agua.

—Háblame sobre el.

Jungkook guardó silencio y suspiró, sabiendo que de no hablar aquel


problema permanecería eternamente. Aunque conociendo a Taehyung, el lo
recordaría por el resto de sus días con resentimiento.

—Tenía quince años. Hoseok entró no se a que, lo conocí cerca de la


frontera, pues ahí vivía junto a los Betas que me adoptaron.

Ante el repentino silencio Taehyung receloso dijo: —Te escuchó.

—Me enamoré de el.

Las directas palabras del Omega cayeron como agua hirviendo sobre el
Alfa, quien no tardó en tensar todo su cuerpo en ira.

—Fue muy rápido, estuvo solo tres días aquí, el era muy amable y lindo
conmigo. —Murmuró Jungkook mirando sus uñas. —Y se llevó muy bien
con los Betas que me mantenían ahí.
—¿Qué hizo para enamorate?

¿Qué cosa que no haya intentado Taehyung? Bueno, no era como si el Alfa
hubiese intentando todo, pero se había esforzado hasta entonces. Admitía
que quizá no iba en la mejor dirección, pero Jungkook era un terco muy
difícil.

—Nada. Solo lo hice, me enamoré de el. Me gustaba mucho como me


trataba. —Explicó. —Me habló de Kusan y de un día a otro había dejado
unas cuantas bolsas de monedas de oro en las manos de los Betas a cargo
de mi...

—¿Monedas?

El pelinegro suspiró de nuevo, afligido de repente.

—Pagó para que me dejaran a su cargo, el... Me compró. Me llevó a la


fuerza a Kusan. Fueron dos días largos subidos en un caballo, no había
llevado un carruaje, creo que era para no ser descubierto. —Jungkook negó
y chasqueó su lengua. —Como sea, yo llegué a su castillo y vi a sus padres
luego de que alguien me bañars y me vistiera, me obligó a estar callado
todo el tiempo como si fuera un mudo. Estaba asustado, además vi el
anillo... —Hizo una pausa breve y luego continuó. —Escapé por la noche,
cuando todos estuvieron muy distraídos. Alguien me ayudó, un Omega
rubio unos años mayor que yo, pero no venía a Seoul, así que nos
separamos en poco tiempo. Me fue de ayuda, de mucha ayuda, quizá el no
lo sepa, pero creo que salvó mi vida.

Taehyung meditó las palabras del Omega un rato en el que ambos


estuvieron en un profundo silencio. Jungkook incluso comenzaba a
quedarse dormido, eso hasta que escuchó la voz profunda de Taehyung
llamando su atención enseguida.

—¿Aún lo amas?

El menor miró al mayor y frunció el ceño.

—¿Qué dices?

—Pregunto si todavía amas a Jung Hoseok.

—Oh... No lo creo, fue algo tonto. —Respondió restando importancia al


asunto con una señal desdeñosa de su mano.

—¿Entonces que te impide amarme a mi?


Jungkook por primera vez en todo el rato miró a Taehyung a los ojos.
Parecía molesto, pero Jungkook sabía y sentía que Taehyung era más de lo
que aparentaba, así que pudo ver en sus azulados ojos rasgados que estaba
algo triste.

—Somos muy diferentes... —Dijo Jungkook.

—Ni siquiera nos hemos tomado el tiempo de saber si tenemos algo en


común además de ser destinados. Dime, ¿No sientes curiosidad por conocer
más de tú Alfa?

Jungkook hizo un sonido pensativo considerando la pregunta. Asintió.

—¿Qué edad tienes?

—Veintidós.

—Uhm.

—¿Uhm qué?

Jungkook ladeó una sonrisa: —No eres tan anciano para mi.

Taehyung ladeó una sonrisa mínima también.

—Lastima que seas un niño inmaduro y malcriado, ¿No lo crees?

Jungkook se encogió de hombros.

—Lidia con ello.

Taehyung se hundió más en el agua y exhaló lentamente, cerrando los ojos


y pareciendo menos tenso ya.

—Lo hago.

—No soy tan difícil. —Jungkook hizo un puchero a propósito, peinando su


cabello hacia atrás. —Solo no sabes tratarme. Primero debes dejar de actuar
como un loco que se pone celoso del pasado.

—Saltemos a lo segundo mejor.

Jungkook miró con falsa molestia a Taehyung, pero no pudo evitar sonreír
cuando conectaron miradas, olvidando cualquier peles o resentimiento
entre ambos. No entendía como estaban funcionando sus sentimientos, pero
no pudo evitar decir:
—Me gustan las rosas. Nunca he tenido una rosa para mi.

—Uhm... ¿Es eso alguna señal, niño? —Preguntó el rubio haciéndose el


confundido mientras miraba el techo alto.

Jungkook encogió su cuerpo entero, una emoción extraña recorriéndolo al


instante.

—Tal vez.
❝Diecisiete❞
Winter Bear — Kim Taehyung (V)

Jungkook acarició la hoja de aquel libro viejo con los pétalos de aquella
rosa roja en su mano, lo hacía suavemente, imaginando que acariciaba el
rostro del Alfa que se la había obsequiado. Intentó enserio concentrarse en
el libro, pero se le hacía imposible, era muy difícil.

—Jungkook. —Volvió a llamar el rubio Omega divertido.

—Ujum, te escucho.

—¿Seguro? Porque hace rato que intento que me digas que entendiste del
párrafo.

Jungkook miró a Baekhyung y sonrió, una sonrisa casi parecida a la forma


de un corazón. El Omega también sonrió, mucho más cuando Jungkook
cerró los ojos y llevó la rosa a su nariz para olisquear su aroma por
centésima vez en aquel día.

Hacía ya una semana que recibía rosas, una diferente cada día, unas eran
capullos que a penas se abrían, otras extendían sus pétalos tanto como
podían, algunas eran rojas, a veces eran rosadas, pero siempre eran
hermosas, y nunca tenían espinas, Taehyung se encargaba de quitárselas
antes de dejarlas en manos del Omega. O en su almohada, o en su plato, o
en cualquier lugar en donde Jungkook pudiera encontrarlas. Admitía que
estaba perdiendo su mente, no podía evitarlo, le encantaba que el Alfa
ojiazul le obsequiara rosas, lo hacía sentir apreciado a pesar de el mismo le
había pedido tal cosa.

Había cambiado el ambiente de manera notable entre ellos, casi no habían


peleado aquella semana, parecía que ambos habían hecho un trato
silencioso sobre dar lo mejor de ellos para así ayudar a que su relación se
desarrollara sin forzarla. Jungkook sorprendente había recibido su espacio,
y eso sirvió para que Taehyung recibiera a cambio la disminución de
aquella actitud rebelde de Jungkook.

Aún dormían juntos, Jungkook no había dicho nada sobre separarse por las
noches y Taehyung no iba a hacerlo. A veces pasaban varias horas
despiertos, hablando de cualquier cosa que se les ocurría o inventando
algún juego para entretener su aburrimiento. No había más contacto que el
abrazo de Taehyung por las noches, y no había más separación que las
horas en las que Taehyung trabajaba y Jungkook estudiaba o se encerraba
en la habitación, con la excepción de almorzar juntos y cenar para luego
irse a dormir. El Omega ni siquiera notó en que momento el Alfa lo había
dejado desarmado ante el, no se reconocía. Actuaba con normalidad frente
a el, pero no podía evitar la emoción de pensarlo a solas y sonreír como un
estúpido.

—Ya, ¿Lo dejamos hasta aquí? —Preguntó Baekhyun. —¿O me dirás qué
entendiste?

—El nudo solo aparece cuando uno de los dos está en celo. —Dijo
Jungkook repitiendo lo que había leído.

—¿Y qué más?

Jungkook miró la página de aquel libro y leyó un poco más, acariciando


con la rosa su mejilla.

—Que hay más probabilidades de embarazo con un nudo... —Jungkook


parpadeó y levantó la mirada al rubio frente a el. —¿Embarazo?

—Embarazo. —Asintió Baekhyun. —Traer a un bebé al mundo.

Jungkook observó como el rubio se levantaba y dejaba el libro en la mesa,


avanzando hasta el y colocando sus manos en la cintura delgada que poseía.
Echó sus caderas hacia adelante y luego se tocó el estómago.

—Tu panza se vuelve grande y redonda. Te vuelves más regordeto, tienes


vomitos y cólicos, incluso a veces llegas a ser muy irritable. Todo porque
llevas un bebé en el vientre.

El pelinegro abrió sus ojos en demasía y volvió sus labios una 'o' pequeña,
cerrando el libro en sus manos y frunciendo el ceño.

—¿Un bebé?

—Si, un bebé.

El Omega rubio comenzó a organizar los papeles sobre la mesa mientras


tarareaba una canción que Jungkook no conocía, dando por concluida las
clases del día. Jungkook mientras llevó su mano hasta su estómago,
palpando muy levemente y sintiendo solo vacío. Parpadeó repetidas veces y
negó. Si con el nudo se quedaba embarazado aún más que sin el nudo y
Taehyung lo había anudado, entonces...

—¿Crees que esté bien?

Baekhyun miró los papeles: —Tú tarea está bien, no te preocupes.


—No hablo de eso, Baek. —Negó el pelinegro. —Me refiero a mi.

El Omega rubio lo miró extrañado, ajeno a lo que se refería, borrando el


tema de su cabeza casi de inmediato

—¿Por qué estarías mal?

Instintivamente Jungkook tocó el cuero negro que rodeaba su cuello,


sintiendo como su nuca picaba en anticipación a algo. Hizo una mueca
mientras emitía un sonido pensativo. Jungkook abrió la boca para hablar,
pero la cerró al escuchar como tocaban la puerta de aquella habitación de
estudio. Miró por sobre su hombro, pero nadie entró. Olvidó que tenía que
dar el permiso, así que luego de decir un "Adelante", una Beta empleada
hizo una reverencia y habló, jugaba tímida con las puntas de su cabello
castaño largo, el cual llegaba hasta su cintura.

—Omega Jungkook, el Rey lo solicita en la segunda biblioteca real.

El nombrado parpadeó confundido.

—¿La qué?

—La segunda biblioteca real señor, está del lado norte, a un par de puertas
de la sala de reuniones. —La explicación tuvo un enfático tono de duda,
como si la mujer le hiciera una pregunta a Jungkook.

Y el Omega no podía estar más convencido de que necesitaba conocer el


castillo, porque ni siquiera sabía de la existencia de aquellos lugares.
Asintió colocándose de pie y dejando el libro en la mesa. Baekhyun hizo
una reverencia y se despidió de el cuando se alejó y salió de la habitación
junto a la Beta. Jungkook la siguió por los pasillos y los cruces, no
gustándole el silencio entre ellos, pero no queriendo agregar nada
realmente. La mujer posó su mano en una de las tantas perillas doradas que
adornaban aquellas puertas del castillo y abrió, no sin antes dar tres toques
a la misma y recibir el permiso de entre.

—Majestad, el Omega Jungkook está aquí.

El pelinegro pasó por un lado de la mujer y visualizó a Taehyung dándole


la espalda a la puerta, sentado en un mueble blanco muy hermoso.
Jungkook solo podía ver su cabello y sus hombros cubiertos por su camisa
blanca.

—Puedes irte.

—Si, Majestad.
La Beta hizo una reverencia y se fue cerrando la puerta. Jungkook por su
lado frotó entre sus dedos la rosa que aún llevaba en la mano, caminando
hasta Taehyung, dándole la vuelta al mueble y encarando al rubio lo miró
fijamente.

—Buenas tardes.

Como le había enseñado Baekhyun hizo una reverencia y no sabiendo que


hacer con sus manos las juntó frente a el. Taehyung asintió.

—Hola, cariño.

—¿Me llamaste?

—Siéntate. —Asintió Taehyung tocando a su lado, extendiendo su mano


para tomar la tetera de porcelana cuando Jungkook se sentó a su lado. —
¿Interrumpí algo?

—Supongo que no, de igual modo ya terminábamos. —Restó importancia


el Omega.

—Bien por mi entonces.

Jungkook tomó la taza cuando Taehyung se la tendió, mirando como el


rubio tomaba la suya.

—Me desocupé temprano, así que pensé que podíamos tomar el té juntos.
—Explicó.

Jungkook se tensó en su lugar y asintió de manera rígida. Hasta aquel


momento había tomado clases de etiqueta junto a Baekhyun, había
aprendido mucho y de alguna forma había cambiado, podía sentirlo, se
sentía...Delicado, o quizá, más cuidadoso. No sabía bien, pero lo que sí
sabía es que aprendería a tomar el té mañana, ¿Cómo se hacía?

Cuando miró a Taehyung tomar un sorbo del suyo se dijo a si mismo que
no importaba, así que miró la pequeña mesa y los postres y galletas que
estaban ahí. Se estiró dejando su rosa a un lado y tomando una galleta y la
mordió, sintiendo como el Alfa lo miraba.

—¿Cómo te fue hoy?

—Bien. —Respondió el pelinegro. —¿Y a ti?

—Bien.
Un silencio cómodo se instaló en la habitación, Taehyung decidió tomar su
té poco a poco, mirando el ventanal frente a el y pareciendo muy relajado,
mientras que Jungkook solo lo veía mientras comía y veía. Recordó de
pronto lo que hablaba con Baekhyun, lo que había aprendido en clase y si
debería hablarlo con Taehyung.

—Taehyung.

—¿Uhm? —Preguntó llevando la taza de té a sus labios y dando un trago.

—¿Estoy embarazado?

Jungkook dió un brinco de susto en su lugar cuando Taehyung tosió,


pareciendo ahogarse de repente con el líquido caliente que tomaba. El
Omega dejó de lado su taza y comenzó a palmear su espalda ancha y
formada, preocupándose cuando Taehyung parecía no recuperar el aliento.
Estuvo a punto de levantarse para pedir ayuda, pero Taehyung inhaló y
gruñó profundamente, volviendo a la normalidad. Golpeó su pecho con su
puño un par de veces y carraspeó al parpadear, sus ojos azules queriendo
lagrimear un poco.

—¿Por qué...? —Aclaró su garganta una vez más. —¿Por qué preguntas
eso?

—Solo leí hoy sobre como se embaraza un Omega. —Explicó Jungkook


sin quitar su mano de la espalda ajena y apoyando la otra en el hombro
ancho del Alfa. —Y tú me anudaste.

—No estás embarazado. —Negó Taehyung mirándolo.

Jungkook frunció el entrecejo confundido.

—¿Por qué... No?

—Si tomaste todos los tés que te di en tus días de celo puedes estar seguro
de ello.

—¿Qué tiene eso que ver? —Preguntó Jungkook.

De pronto recordó que las plantas tenían muchos usos, demasiados, con
diferentes efectos y de más, el que de había criado en el bosque lo sabía
bien. Taehyung habló antes de que pudiera pensarlo bien por su cuenta.

—Evitan que te embaraces.

—Pero si eran supresores...


—Te daba dos tés, ¿Los recuerdas? —Jungkook asintió. —¿Y los bebiste?

—Si, supongo, y-yo no recuerdo. —Balbuceó el pelinegro avergonzado, un


poco asustadizo.

Taehyung miró fijamente a Jungkook.

—¿No lo recuerdas?

—Si, es decir, yo... —Se relamió los labios y su rostro reflejó su


preocupación por como Taehyung lucía más serio de lo normal. —Solo no
puedo recordar si los bebí todos.

—Yo asumo que lo hiciste.

Jungkook se alarmó cuando Taehyung se puso de pie, sin embargo detuvo


todos sus sentimientos cuando Taehyung le tendió la mano y lo ayudó a
ponerse de pie junto a el. El Omega se sintió sonrojar cuando el rubio tomó
ambas de sus manos y beso el dorso en un acto cariñoso y delicado. Luego,
ambos se miraron, y Jungkook se encogió en su lugar cuando Taehyung
habló.

—Estoy muy seguro de que no estás embarazado, no hay inconvenientes.

—¿Inconveniente?

Taehyung suspiró, se relamió los labios y negó mirando los labios del
Omega. Llevó una de sus manos a la mejilla ajena y acarició con su pulgar
la piel suave.

—Jungkook, yo no quiero un hijo.

La frase no debía pesar tanto, Jungkook estaba convencido de que no debía


pesar tanto como pesaba aquella frase en su pecho, pero por alguna razón
lo hacía. Su corazón se había detenido abruptamente y luego se había
acelerado, sus manos se movieron en un leve temblor y sus piernas tenían
ganas de fallar. No entendía porqué.

—Oh.

Su respuesta limitada hizo que Taehyung se inclinara y besara su frente,


había sido el contacto más íntimo que habían tenido en toda la semana,
aquella cercanía tibia y acogedora seguida de un beso. Jungkook cerró los
ojos y suspiró de manera inestable.

—¿Estás bien con eso?


Jungkook sonrió de manera nerviosa cuando el Alfa se alejó de el y lo
miró, bajó su cabeza y movió su mano con desdén, riendo como si fuera
todo muy gracioso.

—Si.

Taehyung juntó ambas cejas interrogantes a la extraña actitud.

—¿Seguro? Podemos hablar de ello si así lo quieres.

—No, es decir ¿Para qué yo quiero un bebé?

—Bien.

—Bien. —Asintió el pelinegro casi duramente. —Bien.

—Bien. —Taehyung torció una sonrisa. —¿Qué quieres hacer?

—Podemos ir al orfanato.

—Aún no acaban de reparar todo.

—Entonces podemos... ¿Ir afuera?

Taehyung hizo un sonido pensativo y miró al cielo, Jungkook se acercó a el


hasta romper el espacio personal, rodeándolo con sus brazos, sintiéndose
desprotegido de alguna modo, quería tacto y calor, algo que lo abrazara de
puro cariño y que fuera reconfortante. Comenzaba a sentirse algo mal,
triste, decaído. Apoyó su mejilla del pecho ajeno sintiendo los brazos del
Alfa rodearlo.

—¿Afuera dónde?

—Afuera. El río, o la cascada. Oí una vez de la cascada, pero no está


permitido entrar.

Taehyung bajó su mirada y Jungkook subió la suya, ambas se cruzaron y


permanecieron la una sobre la otra.

—Podemos ir.

~•~•~

Jungkook sostuvo con fuerza la canasta y la apartó por décima vez de las
manos que intentaban quitársela. Miró mal los ojos azulados que se
rodaban en frustración y como el portador de los mismos negaba.
—Que no pesa mucho. —Repitió el pelinegro a pesar de que sus brazos
débiles querían dejarse caer al suelo. —Yo puedo.

—Jungkook, yo la llevo, te vuelves lento y puedo ver como empiezas a


sudar.

Jungkook en una distracción permitió que el Alfa le quitara la canasta de


campo de las manos, cargándola con una sola mano del lado derecho de su
cuerpo. Jungkook frunció el ceño y se ahorró las palabras, sintiendo como
su mano era tomada y el era guíado a uno de los caballos que estaban
reunidos fuera del granero. Era blanco y grande, a Jungkook lo intimidó un
poco.

—Sube, te ayudaré. Coloca el pie ahí. —Indicó, asintiendo cuando el


Omega obedeció. —Ahora afinca bien y sube.

Jungkook hizo lo indicado y sintió el empujón en su trasero cuando dejó el


suelo, pronto su estómago cayó sobre el lomo del animal por su poca
experiencia, llevándolo a sentir vergüenza. Pudo sentir como los guardias
torcian una sonrisa, pudo sentir como Taehyung torcia la suya. Puso mala
cara pasando su pierna a un lado del caballo y acomodándose en su lugar.

—Subí.

—Aprenderás, poco a poco. —Aseguró Taehyung elevando la canasta y


dejándola en las piernas del Omega.

—A mi no me parece, no quiero que el caballo se enoje y me tire.

Jungkook chilló cuando Taehyung subió de manera casi perfecta y se


posicionó tras el, tomando las riendas de aquel caballo blanco y dejando
sus brazos a cada lado de Jungkook. El pelinegro miró a los lados como los
guardias subían a sus caballos también, habían al menos cuatro.

—¿Vienen?

—A donde vayas tú, van ellos, no se discute.

—Pero voy contigo. —Se quejó el menor. —Esto no es nada privado.

La risa leve y ronca del Alfa cayó sobre su oreja y Jungkook sintió un
escalofrío recorrer su espalda y nuca. El susurro lo hizo encogerse en su
lugar y relamer sus labios.

—¿Querías que fuera privado?

—Y-Yo no quería decir eso, es decir, no me refería a...


Un beso fue plantado en su mejilla y lo hizo callar.

—No iran con nosotros hasta el final del viaje, tranquilo, cariño.

—Pueden ir, por mi no hay ningún problema, aquí hay mucha comida.

—Es nuestro paseo, haremos lo que quieras, pero solo seremos tú y yo.

Jungkook asintió y pronto el caballo se movió. Las puertas se abrieron y


salieron, desviando su camino muy pronto al bosque. Los guardias seguían
su paso, que a pesar de no ser una carrera, el caballo trotaba a una
velocidad que asustaba a Jungkook. Pasaron largos minutos, Jungkook
sostenía bien la cesta, no gustándole como sonaban los platos al moverse y
los cubiertos. Su espalda se apegaba al pecho del Alfa y rogaba en silencio
no caer, porque definitivamente no sería bonito y no tenía ropa para caer en
la suciedad, era muy bonita como para ensuciarla con lodo. Al cabo de un
recorrido río arriba que Jungkook nunca había emprendido se dió cuenta de
que nunca había ido más allá de su casa en mal estado, la casa de Yugyeom
o de alguna que otra parte del pueblo y la frontera de tierra. Taehyung
ordenó a los guardias permanecer en un lugar exacto y los dejó atrás,
mientras Jungkook podía escuchar como poco a poco llegaban a su destino.
La cascada era sin duda impresionante.

No era una enorme cascada que arrasaba con todo lo que se atravesara. Sí,
era grande sin duda, pero no de manera exagerada, era hermosa. Había un
tipo de muro de piedras cubiertas de mo y plantas verdosas, el agua era
clara y corría sin ser detenida por nada. Había mucho verde, árboles, pero
un gran espacio para sentarse y ver aquella belleza natural, para apreciarla
y simplemente suspirar. Pero Taehyung había bajado del caballo y le había
quitado la cesta llena a Jungkook, ayudándolo a bajar cuando la dejó en el
suelo.

—Taehyung, es hermoso. —Casi exclama el Omega impresionado con la


vista y el sonido del agua cayendo, la frescura del lugar lo hizo sentir
relajado. —¿Por qué un lugar así estaría prohibido?

—La mayoría del bosque lo está, hay osos por aquí cerca, suelen estar aquí,
río arriba. Preferiría evitar cualquier posible accidente a mi pueblo, que
cada quien se mantenga en su lugar.

—Esto es precioso.

Taehyung medio sonrió por la poca atención que le había prestado el


menor, pero admirando como observaba la cascada, dándole la espalda,
pareciendo demasiado fascinado con aquello. Consideró que debía
mostrarle el mar la próxima vez para mejor impresión. Rodeó su cintura
con sus brazos y bajó su nariz al cuello cubierto por el cuero del collar que
lo obligaba a usar cada día, acariciando como si fuera su piel.

—¿Por qué no te desnudas y vamos a nadar un poco? ¿Te gusta la idea?

Jungkook sintió otro de sus escalofríos cuando Taehyung le hablaba así de


cerca y con ese tono. Negó sintiendo sonrojo.

—No lo digas así. —Le pidió en un estado de vergüenza, girando la cabeza


a un lado para verlo a los ojos.

—No hay más formas de decirlo, es lo que es, desnudez.

—¿Por qué se te hace tan fácil desnudarte frente a la gente? ¿No se te


hace... Vergonzoso?

—No siento vergüenza al estar desnudo. —Taehyung elevó una de sus


cejas haciendo un sonido falsamente pensativo mientras mecía a Jungkook.
—No me desnudo frente a la gente, solo frente a ti. Porque quiero que me
veas.

Jungkook parpadeó repetidas veces y suspiró, sintiendo su sonrojo


instalado en sus mejillas.

—Creo que nunca dejará de darme vergüenza contigo.

Taehyung sonrió un poco sin mostrar dentadura y acarició ambas narices


juntas, Jungkook le siguió el juego y sintió frío cuando los brazos del Alfa
dejaron de abrazarlo, las manos ajenas yendo directamente a su nuca
cuando ambos se separaron por completo. La gargantilla fue retirada de su
cuello y el aire golpeó su piel sensible de inmediato, casi al tiempo que los
labios de Taehyung plantaron un suave beso en su nuca. Suspiró cuando de
nuevo fue abrazado desde atras, los botones inferiores de su camisa
empezando a ser desabotonados. Llevó sus propias manos a la parte
superior de su camisa y desabotonó también, Taehyung tiró de la camisa
ajena fuera de los pantalones y desabotonó un último botón. Jungkook dejó
que deslizara la camisa fuera de sus brazos, pero a cambio se dió la vuelta y
tomó la camisa blanca del Alfa, dándole un tirón fuera de sus pantalones
negros y mirando solo un momento su vientre.

No había perversión mientras se ayudaban a desnudarse, por parte de


Jungkook solo había timidez y vergüenza. Por parte de Taehyung cariño y
admiración por el cuerpo del Omega que parecía tomar una forma más
hermosa cada dia. Jungkook se abrazó a si mismo cubriendo sus pezones y
siendo guíado por la mano que se dejaba caer en su espalda baja al agua.
Taehyung fue el primero en entrar y aquel río si que parecía tener
profundidad, por lo que Jungkook dudó.
—N-No se nadar.

—Yo te enseño, no hay problema, cariño.

El Omega miró la mano que Taehyung le tendia con inseguridad y gimió en


sus adentros, mirando donde podía pisar. Su pie se hundió hasta que el agua
cubrió su tobillo, las pequeñas piedras se sentían bajo su pie incomodando.
Hizo el intento de ir más allá, pero solo se quedó a la orilla.

—Abajo no era así de hondo.

—Es porque es un riachuelo. —Explicó el rubio aún con su mano estirada.


—Ven, no tengas miedo.

—Ay, pero... Jumm. —Se quejó el menor, colocándose de cuclillas y


estirándose lo más que pudo para tomar la mano del Alfa. —No me sueltes.
—Pidió cuando logró tomar la mano.

Retuvo el grito cuando Taehyung tiró suavemente de el, obligándolo a


dejar la orilla. Jungkook casi muere del miedo, la orilla no era más que una
trampa, de haber dado solo un paso más por si solo hubiese terminado en el
fondo del río, ¡Vaya que no había nada bajo sus pies, vaya que era hondo!
Por suerte la mano de Alfa lo atrajo hacia el sin problemas y de manera
suave, apegándolo a su cuerpo enseguida y abrazándolo. Jungkook sintió
sus piernas desnudas chocar las unas con las otras, los dedos de su pie
izquierdo estirándose la más que pudieron para intentar encontrar algo de lo
que apoyarse sin éxito.

—Nos vamos a hundir.

—No, no vamos a hundirnos. —Negó Taehyung divertido con el


nerviosismo del Omega. —Flotamos.

—Tú flotas, yo siento que me hundo.

—Es porque te haces el pesado, si te relajas puedes flotar, ¿Si?

—No. No, no, no, esto esta muy hondo. —Jungkook miró a los lados
cuando sintió que se movían. —¿Qué pasa? ¿Qué haces? Ayyy.

Taehyung rió levemente, sus manos afianzándose en la cintura delgada del


Omega y haciendo que entrara en pánico al sentirse caer. Jungkook se
abrazó al cuello del Alfa y chilló con fuerza, sintiendo algo que
definitivamente no debería estar sintiendo en su pie.

—¡Hay algo! ¡Ahí, ahí, ahí abajo! ¡Abajo!


—Jungkook, cálmate.

—¡Me está tocando el pie!

—Es mi pie, Jungkook, tranquilízate.

El pelinegro miró a Taehyung y luego miró tras el. Estaban en medio del
río, lejos de ls orilla. Jungkook retuvo las ganas de gritar e hizo una mueca,
Taehyung no comprendía si era una mueca molesta, una triste, o una
combinación de ambas. Jungkook sintió algo tocar su espalda y gritó con
fuerza, yéndosele encima a Taehyung de inmediato, abrazándose por
completo a su cuerpo como una sanguijuela molesta. Taehyung cerró los
ojos, hundiéndose solo un par de segundos antes de salir a flote y sostener
al nervioso Jungkook.

—¡Ya me quiero salir! ¡Hay algo en el agua!

Taehyung, como pudo, miró tras Jungkook, riéndose sonoramente cuando


miró aquello que aterraba al pelinegro, realmente divertido

—Es una tortuga, Jungkook. Una pequeña tortuga.

—¿Qué? —Jungkook miró sobre su hombro confundido sin poder


visualizar aquello que nombraba el mayor. —¿Una tor... qué?

—Mi amor, ¿Por qué no te relajas un poco? Te prometo que no te dejaré


caer.

Jungkook miró los ojos azulados con inseguridad, no gustándole como el


mayor se deshacía del agarre de sus piernas en su cintura y se alejaba de el.
Jungkook intentó írsele encima de nuevo, pero Taehyung se sumergió bajo
el agua y Jungkook no pudo verlo más. El agua llegó hasta su cuello de un
momento a otro, y sus extremidades se movieron casi paranoicas ante la
sensación de vacío debajo de el.

—¡Tae, Tae!

El nombrado salió a flote de inmediato, solo que mucho más lejos que
Jungkook, casi bajo la cascada. El Omega temió ahogarse mientras el Alfa
parecía muy tranquilo, peinando su cabello hacia atrás y mirando con
aquellos ojos claros al menor desesperado.

—Ven, cariño. Nada hasta mi.

—No puedo, no se como, por favor ven, por favor.


—Mueve tus piernas y tus brazos, empuja el agua detrás de ti y verás como
te mueves. No tienes que temer.

Jungkook gruñó para sus adentros e intentó hacer lo que el mayor le decía,
fracasando cuando no hacía más que quedarse en su lugar y a veces
hundirse un poco, inquieto cuando el agua lo hacía cerrar los ojos. Su
respiración se descontrolaba y su corazón latía muy rápido.

—Taehyung. —Casi lloriquea.

—Tú puedes. Mueve solo tus brazos, así. —El Alfa mostró sus brazos
entrando y saliendo del agua, en un movimiento de vuelta y vuelta. —
Anda, ven.

—Uhg.

El menor tomó un respiro e intentó de nuevo, dejando sus piernas quitas,


las cuales flotaron tras el cuando sorprendentemente se movió. Cerró sus
ojos por el chapoteo del agua, pero los abrió solo para ver a Taehyung
curvando una sonrisa leve y extendiendo sus brazos para recibirlo.
Jungkook no dudó en abrazarse a su cuello cuando llegó hasta el, se
sonrojó cuando el Alfa lo hizo enredar sus piernas en su cintura, la
entrepierna del menor chocando contra el estómago del mayor, haciéndolo
sentir más avergonzado.

—¿Ya ves cómo puedes?

—Si.

Taehyung comenzó a nadar con el hacia atrás y Jungkook cerró los ojos,
anticipando el golpe del agua de la cascada sobre ellos. Contuvo su
respiración y exhaló fuertemente ante el frío del agua, temblando en los
brazos del contrario y sintiendo su cabello negro cubrir sus ojos. Segundos
después salieron de la abrasadora y helada cascada, el Omega se quitó el
cabello de los ojos y miró como Taehyung inhalaba un poco de aire, sus
ojos cubiertos por la rubia cabellera que Jungkook peinó hacia atrás por el,
solo para que no lo soltara.

Se miraron. Jungkook no supo si la cascada lo había mareado o algo


parecido, pero dejó caer su cabeza al frente y se estiró para reposar su
frente con la del Alfa, tomando un respiro para calmar su respiración.
Taehyung inclinó su cabeza y acarició su nariz con la del menor, mirando
como sus párpados caían sobre sus ojos en muestra de reposo y su
respiración volvía poco a poco a la normalidad. Taehyung se relamió los
labios mirando los contrarios.

—Te amo.
Jungkook abrió sus ojos, su cuerpo temblaba y se aferraba al del rubio, pero
aún así se obligó a no poner aquello como excusa para alejarse.

—No tienes que contestar. —Murmuró el mayor. —No si no estás seguro


de que decir.

—¿Cómo estás tú tan seguro de amarme?

—Porque estás clavado en mi pecho, Jungkook. —Aseguró. —En mis más


sinceros sentimientos y en mis más profundos pensamientos. Te amo desde
el primer momento que te vi.

Jungkook se sintió derretir, se sintió demasiado cálido a pesar de que el


agua estaba fría, le gustó escuchar aquello, le encantó. Aquello había
golpeado su pecho y su estómago había revoloteado de manera cosquilluda
e inquieta.

—Y-Yo... —Balbuceó abrazándolo más cerca, casi apegado sus labios y


mirándolo a los ojos. —Y-Yo siento que me mueves el mundo. —Confesó
con el entrecejo fruncido en preocupación. —Y me haces sentir muy
diferente, nunca me había sentido de esta manera, nunca.

Taehyung acarició la mejilla sonrojada del Omega con su mano y suspiró


en sus labios, amando como sus ojos negros brillaban.

—Quiero amarte. —Declaró el menor, sus labios temblando. —T-Tanto


como dices amarme a mi, mucho más que eso, de verdad quiero.

—Es imposible que me ames más de lo que yo te amo. —Negó Taehyung


uniendo sus labios en un beso.

La lengua del Omega tocó tímida la lengua del Alfa y ambos crearon un
compás suave y hermoso entre ambas. Sus labios chocando una y otra vez,
sus cabezas moviéndose para probar la profundidad de sus bocas y sus
manos tomando sus rostros para evitar romper el contacto por demasíado
tiempo. Jungkook se sobresaltó con algo que tocó su espalda y dejó de
besar al Alfa, mirando tras el con nerviosismo. Escuchó la suave risa del
Alfa y sintió su nariz en su mejilla.

—Creo que la tortuga se enamoró de ti.

—¡Shu! —Exclamó Jungkook dando un empujón leve que hizo flotar a la


tortuga lejos. —Fuera.

—Salgamos de aquí.
Luego de que Taehyung y Jungkook nadaran juntos hasta la orilla el rubio
ojiazul buscó dentro de la canasta, una toalla grande que envolvió el cuerpo
mojado del Omega, dentro también estaba una manta roja que tendió en el
suelo, sentándose y haciendo que Jungkook se sentara entre sus piernas
para abrazarlo. Los brazos dentro de aquella manta se cruzaron sobre el
pecho se su portador, sintiendo su corazón palpitante ante el protector
abrazo del Alfa.

—Pronto va a atardecer. —Dijo Jungkook solo para hacer conversación. —


¿Crees que aparecerá algún animal que nos quiera hacer daño? Un oso tal
vez.

—Tal vez. Pero no te preocupes, yo estoy contigo, yo te protejo.

Jungkook se recostó del cuerpo firme tras el, sintiendo la mano de


Taehyung acariciar su cabello mojado.

—Tengo hambre. —Se quejó.

—Veamos que arreglaron para nosotros.

Jungkook se sentó y se dió vuelta encarando al Alfa, mirando como sacaba


cosas de la canasta. Jungkook lo ayudó y sacó unos platos, un tazón con
fruta, pan, queso, una botella de vino y más.

—¿Qué quieres comer? —Preguntó Jungkook tomando un racimo de uvas


verdes. —¿Quieres?

—Si, eso está bien.

Jungkook quitó las uvas del racimo y las colocó en un plato, tomó unas
rodajas de pan y con ayuda cortó el queso, gustándole como Taehyung le
daba a probar, así que hizo lo mismo. Comieron juntos, dándose en la boca
los trozos de comida e incluso bebiendo vino tinto. Jungkook, después de
casi suplicar, bebió un poco, y después de descubrir que le gustaba mucho
no quería ceder la botella al Alfa. Jungkook de pronto estaba sobre el Alfa,
tenía un ataque de risa y Taehyung no podía dejar de sonreír ante lo lindo
que se veía Jungkook sonrojado. Lo besó tan lento que el menor
desesperaba y luchaba por más que eso. La botella cayó medio vacía en
algún lado y Jungkook se dejó caer a un lado de Taehyung, disfrutando de
las manos que acariciaban su cuerpo desnudo y comenzaban a llevarlo a
entrar en un fogoso calor.

—Estuve pensando en que debería marcarte pronto. —Murmuró el ojiazul


mirando las caderas del pelinegro y acariciándolas. —Quizá en tu próximo
celo, el doctor dijo que tal vez tus dolores no serían demasíado fuertes y tus
fiebres disminuirían, ya que podrás controlar un poco tu celo.
—Uhm. —Casi gime el menor, arqueando su espalda por el cosquilleo en
su vientre.

—¿Te parece bien o quieres que lo hagamos antes?

—Me parece bien. —Suspiró completamente sonrojado, sintiendo como la


boca de Taehyung se presionaba en su pecho, bajando por su estómago. —
Bien. —Susurró.

—¿Bien?

La lengua del Alfa barrió el vientre plano del pelinegro y el mismo cerró
los ojos, echando su cabeza hacia atrás y haciendo de su espalda un arco.

—Si, me gusta.

—¿Qué te gusta?

—Tú. —Suspiró el menor.

Jungkook dejó que las manos grandes abrieran sus piernas, y no


esperándolo gimió profundamente, sintiendo un calor casi infernal al
tiempo que la lengua resbalosa y cálida del atrevido Alfa acariciaba la
privacidad de su entrada de una manera íntima y casi descarada. Jungkook
cerró sus piernas con suavidad cuando el rubio salió de entre sus piernas,
no sabiendo bien como sentirse, más que excitado y avergonzado. Cruzó
sus pies y miró a un lado, fijando su vista en la cascada y sintiéndose mojar
por sus propios fluidos lubricantes ahí abajo. Para cuando miró al Alfa
acomodarse sobre su cuerpo el muy cínico sonreía mostrando su linda
dentadura. Jungkook infló sus mejillas.

—Taehyung. —Musitó.

—¿No te gusta?

—Me siento muy penoso ahora. —Se abrazó de la espalda fuerte del
contrario cuando el mismo ocultó su rostro en su cuello, dando besos
suaves. —¿Y si alguien nos miró? Que inapropiado.

—Estamos solos.

—De igual manera estamos afuera, no esta bien.

—Quiero hacerte el amor aquí.

Jungkook parpadeó: —¿De verdad aquí?


Taehyung salió de su escondite y miró al Omega a los ojos.

—Si, aquí.

—Mejor vamos a dormir. —Sugirió el menor. —Me siento mareado.

Taehyung rió nasalmente y asintió.

—Seguro es el vino, duerme un poco, luego nos iremos.

Ambos se acomodaron bajo la gran toalla de Jungkook después de que el


mismo se vistiera con su camisa y su ropa interior. Era gracioso, nunca
había utilizado ropa interior por la falta de dinero, aunque por lo que había
oído no era demasiado común, las personas preferían ir solo con su ropa y
ya. Se recostó del pecho del Alfa y cerró los ojos, sintiéndose muy cansado.

Despertó, no supo que tanto tiempo después, pero ya empezaba a


oscurecer. La voz aniñada e inentendible lo había despertado.

—¿Quién es? —Preguntó.

—¿De qué hablas, cariño? —Preguntó Taehyung mirando las estrellas que
adornaban el cielo despejado.

Jungkook se frotó uno de sus ojos sintiendo frío, Taehyung palmeó su


espalda y la acarició.

—Es hora de irnos, anochece. Los mosquitos te comerán vivo y Jiyook


querrá regañarme por llegar tarde.

—Jiyook te ama mucho, ¿Verdad?

—Si, supongo. Es como mi segunda madre.

Jungkook medio sonrió somnoliento con ojos cerrados: —Lindo.

Al final Taehyung tuvo que obligarlo a vestirse por completo y ambos


caminaron juntos río abajo, cargando la cesta con las sobras. Jungkook se
rascó la cabeza y escuchó de nuevo la voz de un niño. Miró tras el
deteniéndose, molesto por no ver nada más que el río.

—¿Qué sucede?

—Hay alguien. —Dijo. —Un niño.

—¿Qué?
Jungkook volvió a escuchar algo, como si corrieran, entonces se asustó y
dió vueltas, buscando. Taehyung miró extrañado al Omega.

—Jungkook, ¿Qué te sucede?

—¿Cómo no lo escuchas?

—Bien, ya no te dejaré beber más, vámonos.

Jungkook se deshizo del agarre del Alfa y lo miró con indignación.

—No estoy delirando. —Aseguro temiendo que lo tomara por loco. —¿No
escuchas?

Taehyung miró a los lados y se acercó a Jungkook, tomado su rostro entre


sus manos y mirándolo directo a los ojos.

—Cariño, no hay nada, te lo aseguro. Dime, ¿Cómo podrías escuchar tal


cosa y yo no?

Jungkook frunció los labios, porque él tenía razón. El oído de Alfa era
mucho más agudo que el de un Omega, escucharían mucho más que un
Omega, no tenía sentido pelear contra eso.

—¿De verdad no escuchas? —Murmuró el menor.

Taehyung negó con el entrecejo fruncido en preocupación.

—No. ¿Te sientes bien, Jungkook?

Sintiendo miedo de lo que pudiera pensar el Alfa asintió: —Si, claro. Quizá
aún estoy algo dormido.

—Si, eso creo. Vamos a casa.

Al llegar Jiyook los recibió con una cena caliente que hizo que Jungkook se
adormilara, y ya en la habitación Taehyung y el habían terminado desnudos
entre en dosel y las mantas de su cama, besuqueándose y toqueteándose
como Taehyung quería en el río. Jungkook suspiró por los besos en su
vientre y chilló cuando su pequeño miembro fue tomado en la mano de
Taehyung. Gimió cuando la boca ajena bajo más.

—No, ya está. —Lo detuvo el menor. —Uff.

La lengua del mayor se sentía muy bien allá abajo, su entrada se contraía y
se relajaba, deseosa de más placer que Taehyung ni dudaba en dar.
Jungkook cerró los ojos con fuerza y gimió mucho más cuando los dedos
tantearon su interior. Taehyung se posicionó entre sus piernas y empezó un
vaivén con sus caderas cuando entró en el menor. Estuvieron largos
minutos dándose calor y placer, haciendo que sus sentidos estallaran y que
sus jadeos llenaran el vacío. Al terminar Jungkook estuvo medio dormido
sobre el suave y firme pecho de Taehyung, balbuceando cosas
inentendibles para el Alfa que acariciaba su cabello.

—¿Te gustó nuestra salida de hoy?

—Uhm.

—La próxima vez iremos al mar, ¿Quieres?

—Uhm.

—Eres un flojo, levanta y háblame.

—Esta muerto.

Taehyung abrió sus ojos en demasía y miró la cabeza del Omega alerta a
sus palabras.

—¿Qué acabas de decir?

Taehyung se las arregló para dejar al Omega en la cama, luego intentó


despertarlo, pero este parecía tener un sueño muy profundo.

—¿Jungkook? —El Alfa lo tomó de los hombros y lo sacudió con fuerza.


—Jungkook.

Sin embargo no despertó, se quedó ahí tumbado y soñando con quien sabe
que. Taehyung no dejó de mirarlo durante un rato, sintiendo una extraña
sensación en su nuca. Jungkook actuaba extraño. Lo dejaba muy inquieto
por no entenderlo.

Sin embargo lo abrazó y durmió junto a el durante el resto de la noche,


rebobinando todo lo sucedido en el día y pidiendo al cielo que las cosas se
mantuvieran tan bien como aquel día.
❝Dieciocho❞
Lovely — Billie Eilish / Adore You — Miley Cyrus.

Jiyook tomó el brazo del Alfa que pretendía avanzar hacia el Omega de pie
a solo metros de distancia, deteniéndolo de hacer cualquier posible
movimiento brusco que pudiese alarmarlo.

—No hagas ruido. —Pidió la mujer en un susurro.

—¿Cómo mierda llegó hasta ahí?

Jiyook calló y guardó silencio, esperando que Jungkook no hiciera algún


movimiento repentino que pudiese terminar en tragedia o algún accidente
lamentable o grave. El Omega desnudo dió un paso más cerca del balcón,
logrando que a Jiyook se le subiera el corazón a la garganta al subir un pie
en el pequeño escaloncillo del cual sobresalían las columnas de aquel
balcón. Taehyung se soltó de su agarre y avanzó con rapidez, saliendo al
exterior de aquel balcón y hablando en voz alta para que el menor lo
escuchara.

—Jungkook, ¿Qué haces? Baja ahora mismo de ahí.

—Taehyung, está sonámbulo. —Exclamó Jiyook en un susurro asustadizo,


estrujando la manta entre sus manos. —No lo despiertes, no lo asustes.

El Alfa extendió sus manos cuando las de Jungkook se sostuvieron del


balcón, de pronto se colocó sobre las puntas de sus pies y miró ciegamente
abajo.

—Jungkook. —Advirtió Taehyung con el ceño fruncido, dando pasos


lentos en dirección al Omega. —Jungkook, despierta mi amor ¿Qué haces?

Las manos del Alfa tocaron suavemente la cintura delgada y desnuda del
Omega sin intenciones de sobresaltarlo, pero sus dedos se afianzaron en
esta para evitar cualquier accidente, que se arrojara del balcón o algo
parecido. El Omega continuó mirando abajo, sus ojos cerrados por
completo, pero sus labios abriéndose para hablar con voz pastosa.

—Está abajo.

—¿De qué hablas, cariño? —Intentó saber el Alfa, tratando de comunicarse


con el inconsciente pelinegro.

—Abajo.
—Si, está bien, abajo. —Asintió Taehyung siguiéndole el juego, tirando un
poco de su cuerpo rígido para bajarlo de su lugar. —Vamos a dormir, ven.

Jungkook se sostuvo fuertemente del balcón y Taehyung tiró con más


fuerza para lograr arrancar el agarre del Omega de aquel lugar, sin embargo
Jungkook luchaba por abrazarse al balcón.

—No, no, está abajo, está abajo. —Repitió, su agarre siendo débil por la
fuerza del Alfa. —Sostenlo, abajo, abajo.

Taehyung dió un tirón y logró que Jungkook se soltara por completo de su


agarre. Al pelinegro le fallaron las piernas y cayó suavemente sobre su
trasero gracias a quien lo sostenía. Taehyung se arrodilló a su lado y tocó
su mejilla, preocupado al ver como empezaba a llorar.

—Tómalo, tómalo... —Lloró bajito el Omega, cubriendo sus oídos y


negando una y otra ve. —No, no, no...

—Jungkook...

—¡No lo toques! —Exclamó el menor con fuerza, queriendo zafarse de los


brazos que sostenían su cuerpo. —¡No, no! ¡No! ¡Sangre, tus manos tienen
sangre! ¡No quiero, no quiero!

Cuando el menor comenzó a dar golpes al aire Taehyung tomó sus


muñecas con una mano y con la otra lo tomó de las mejillas, haciéndolo
gritar de terror. Jiyook corrió hacia ellos y se arrodilló tras Jungkook,
abrazándolo con fuerza y colocando su mano sobre su frente, intentando
hablarle con suavidad.

—Mi niño, tranquilo, tranquilo. —Pidió. —Por favor, cálmate.

—¡No! ¡No me toques, no me toques!

—Soy Jiyook, mi niño. —Insistió la mayor demasíado preocupada.

—¡Taehyung! ¡Tae...! —Gritó Jungkook suplicante. —¡Ayúdame, auxilio!


¡Ayuda!

El Alfa entró en preocupación por completo, tomó a Jungkook de los


brazos y lo apegó a su pecho, abrazándolo con fuerza cuando soltó un grito
casi desgarrador, y llevando su mano a su cabellera azabache lo obligó a
enterrar su rostro en la curvatura de su cuello. Jungkook se resistió,
temblaba tanto como luchaba, y gritaba con fuerza haciendo sentir a
Taehyung como si le estuviera haciendo daño. Sin embargo lo forzó,
enredando sus cabellos entre sus dedos para mantenerlo oculto en su cuello,
sosteniendo firmemente su cuerpo contra el suyo, no dejándolo ir. Todo
para que inhalara su aroma.

Los guardias aparecieron gracias a los gritos del Omega, pero Jiyook los
corrió enseguida para que no pudiesen ver el desnudo azabache.

Tardó un poco, pero luego de un rato Jungkook dejó de forcejear y su


cuerpo solo se tensó contra el del Alfa, un suspiro pesado cayó sobre la piel
de Taehyung y un hipido por parte de Jungkook lo hizo suavizar su agarre.

—A-Alfa. —Sollozó. —Alfa...

—Shht, aquí estoy. —Le susurró el mayor tendiendo su mano para que
Jiyook le diera la manta.

Rodeó el cuerpo de Jungkook con ella y lo alejó del suyo, notando sus ojos
entreabiertos y su mirada perdida. Las manos del Alfa lo tomaron de las
mejillas para intentar enfocarlo sin éxito. El Omega lucía tan ido de la
situación.

—Jungkook, mi amor, despierta. ¿Me escuchas?

Jungkook rodó sus ojos poniéndolos totalmente en blanco y Jiyook dió


pasos inseguros a su dirección. Casi de inmediato Jungkook tuvo una
arcada, el vómito casi blanquecino resbaló por la comisura de sus labios y
Taehyung tuvo que empujar su cabeza hacia adelante para que vomitara,
desafortunadamente sobre los pantalones de pijama de Taehyung.

Luego sin más Jungkook se quedó dormido.

~•~•~

Taehyung entró a la cocina tronando su cuello, enviando un escalofrío y la


cocinera, la cual se encogió en su lugar y continuó dando vueltas a la sopa
de pollo. Jiyook en su lugar continuó cortando rodajas de pan, observando
como Taehyung dejaba su espada sobre el mesón lleno de comida.

—Tae, quita esa arma de la mesa, por favor.

—Taehyung, Jiyook. —El Alfa corrigió. —¿Hasta cuándo, maldición?

Jiyook elevó sus cejas y negó, dejando el pan en un platón blanco,


organizando las cosas para el almuerzo. Miró al ojiazul y con inseguridad
limpió sus manos.

—¿Qué pasó que te fuiste tan temprano al bosque? Me asustaste cuando


pediste a tantos guardias.
El rubio había salido muy rápido con su caballo en dirección al bosque, a
penas amanecía y el nunca había salido del castillo a tan tempranas horas,
eso la había dejado con el corazón en la boca.

—Una matrimonio del pueblo perdió a su hijo ayer, así que la búsqueda
empezó esta mañana.

A Jiyook se le pusieron los pelos de punta, incluso llegó a abrazarse a si


misma, negando y pensando en lo mal que debían sentirse aquellos padres.
Debían estar muy preocupados.

—¿Ya lo encontraron?

—Si, pero lamentablemente no con vida. —Taehyung pellizcó una hogaza


de pan que reposaba a un lado, perdiendo su mirada. —Estaba destrozado.

La Bata de cabello negro cubrió sus ojos y luego su boca, no queriendo


imaginarse la escena, no pudiendo con el peso que se instaló en sus
hombros. Taehyung por su lado se limitó a tomar una fresa fresca,
mordiendo solo un trozo y dejándola a un lado.

—¿En dónde está mi Omega?

—Arriba con Baekhyung. —Jiyook se obligó a salir de su transe y continuó


con su mano de obra en la cocina.

—¿Algo que deba saber?

—Nada, no ha hablado mucho, ni siquiera quiso darse un baño o


desayunar. Se ve muy cansado y cohibido. ¿Durmió bien después de lo de
anoche?

—Durmió bien. —Asintió Taehyung mirando las cosas de la cocina, casi


nunca entraba ahí. —Iré a verlo.

—Está bien, yo estaré aquí.

El Alfa de dió la vuelta y se encaminó fuera de la cocina. Subió escaleras


pensativo, todos sus pensamientos cayendo sobre el Omega. En el pasillo
de aquel piso se guió por su olfato y su instinto, llegando hasta la puerta de
aquella habitación de estudio que le había asignado a Jungkook. Entró sin
tocar, llamando la atención de ambos Omegas dentro que cortaron su
conversación enseguida. Baekhyung se puso de pie e hizo una reverencia,
juntando sus manos frente a el y sonriendo de manera amable.

—Majestad.
—Hola, Baekhyung. ¿Está tú Alfa por aquí?

—Lo está esperando en su oficina desde hace un rato, Señor.

Taehyung asintió: —Ve con el y dile que iré en un momento. Déjame solo
con mi Omega.

El rubio no dijo nada, asintió y se alejó pasando por su lado y saliendo de


aquel lugar. Jungkook no miró a Taehyung en ningún momento, se enfocó
en el libro abierto en la mesa y leyó en silencio. Taehyung tomó el asiento
en el que Baekhyung estaba, arrastrándolo más cercs de Jungkook y
sentándose. Lo miró fija y profundamente, observando el nerviosismo del
menor y como sus manos sobre su regazo se estrujaban entre sí.

—Hola. —Saludó Taehyung en un murmuro bajo.

—¿Estás molesto conmigo? —Casi susurró Jungkook, bajando aún más la


cabeza cuando Taehyung apoyó su codo sobre la mesa.

—¿Debería estar molesto contigo? —Preguntó el Alfa, extendiendo su


mano para peinar el flequillo de Jungkook fuera de sus ojos. —¿Qué
hiciste?

—A-Anoche...

—¿Lo recuerdas?

—Jiyook me lo dijo. —Jungkook cerró sus ojos y suspiró de manera


temblorosa. —Lo siento.

La mano del Alfa ahuecó la mejilla del Omega y sus dedos bajaron luego a
su mentón, haciéndolo levantar el rostro, sin embargo Jungkook cerró los
ojos.

—¿Por qué estás asustado?

—Suenas muy distante conmigo... No me gusta. —Los ojos de Jungkook


apenas se posaron sobre los azulados antes de apartarse rápidamente. —
¿Estás molesto?

—Te tengo una pregunta, Jungkook. —El Alfa empujó su mentón hacia
arriba. —Mírame cuando te hablo.

Jungkook levantó la mirada, intimidado por la voz de Taehyung. Si, solía


ser serio siempre, y su voz y su cara de indiferencia no ayudaban a que no
luciera intimidante, pero era una de esas veces en las que Jungkook
pensaba que era muy frío e indiferente y pensaba que había hecho algo
malo.

—¿Qué estabas soñando mientras estabas sonámbulo?

El Omega negó y miró a otro lado, tembló un poco como si un escalofrío


recorriera su espalda y suspiró sonoramente. Taehyung lo obligó a verlo de
nuevo.

—Dime.

—S-Solo soñé con el niño.

—¿Qué niño?

—E-El niño del bosque, te dije que había escuchado a un niño. —Su labio
inferior tembló y sus ojos se desviaron al ventanal de aquel lugar. —Estaba
atrapado, yo solo pensé que podía ayudar...Pero había mucha sangre...

—¿En dónde estaba atrapado?

—No lo sé. —Jungkook miró a algún lado con el ceño fruncido. —Abajo.

Taehyung parpadeó y soltó el mentón ajeno, negando lentamente mientras


Jungkook parecía sonrojarse cada vez más, pasando de lo avergonzado y lo
incómodo una y otra vez. El Omega estrujó sus manos y las subió a la
mesa, acercándolas al antebrazo del Alfa y tomándolo con suavidad, dando
un leve tirón luego.

—¿Viste al niño en el bosque ayer? —Preguntó Taehyung antes de que


Jungkook pudiese hablar.

El pelinegro negó muy rápido, bajando la mirada de nuevo.

—Yo solo lo escuché. —Jungkook dió un apretón al brazo del mayor y


balbuceó. —Quiero pedirte disculpas por lo de ayer, perdón. ¿Te sientes
avergonzado de mi? S-Supe que incluso estaba desnudo.

Jungkook solo supo encogerse en su lugar cuando Taehyung no respondió a


sus disculpas, tomó la tela de la camisa ajena entre sus dedos y la apretó,
odiando la sensación de una mirada fría fija en el el y el silencio
esparciéndose y acabando con el aire. Su sonrojo lo hacía sentir el calor de
sus nervios y juraba que podía levantarse y correr en algún momento. No le
gustaba en lo absoluto el ambiente, peor, no le gustaba para nada que
Taehyung actuara como lo estaba haciendo, después del día anterior
Jungkook estaba muy seguro de que estaba embelesado con el Alfa, y que
actuara así con el en aquel momento lo hacía sentir... Rechazado, apartado
y simplemente no querido. Ser no querido por el Alfa era un pensamiento
que lo desestabilizaba, ya se había creído su amor y no tuvo de tiempo de
procesarlo o pensarlo bien, los eventos ocurridos por la madrugada lo
habían arruinado.

—Encontramos a un niño muerto en el bosque esta mañana, su cuerpo cayó


en una pendiente, estaba atrapado entre un par de árboles pequeños.

Jungkook ni siquiera levantó la mirada, cubrió su boca con una de sus


manos y sus ojos de llenaron de lágrimas casi enseguida. Ni siquiera supo
porque aquella noticia lo golpeó tan fuerte. Cerró sus ojos y negó, recordó
la sangre en su sueño, recordó la voz del pequeño, recordó lo real que de
veía.

—La pendiente no estaba muy lejos de donde estábamos. Dime, Jungkook


¿Viste al niño? ¿Viste cuando fue atacado?

El Omega miró a Taehyung a sus ojos azules, sintiendo que se congelaba


en su lugar.

—N-No.

Taehyung alejó su brazo de la mano que lo sostenía, y con suavidad tomó


aquella mano y acarició el dorso con su pulgar, tomando una pequeña
respiración. Jungkook frunció el ceño, asustado por como el mayor no
parecía creerle.

—¿Seguro?

—¿No me crees? —Jungkook parpadeó y derramó un par de lágrimas. —


¿C-Crees que yo tengo que ver?

Taehyung negó enseguida y Jungkook no pudo evitar levantarse y acortar


la distancia entre ellos, Taehyung le dió frente, abriendo sus piernas para
que Jungkook se sentara en una de ellas, abrazándolo cuando el Omega lo
hizo y escondió su rostro en su cuello, sollozando. Siseó y le acarició la
espalda.

—No, cariño, no es lo que insinuó. Estuviste conmigo todo el tiempo ¿Lo


olvidas?

—Y-Yo no hice nada.

—Ya sé, amor. —Taehyung lo meció. —No pudiste. —Pensó un momento


en como de veía el cuerpo. —Estaba destrozado. Creo que fue algún
animal, tal vez un oso, comieron una de sus piernas y su rostro fue dañado
por garras muy grandes, más que las nuestras.
—Yo no fui. —Susurró el Omega temblando un poco.

—Algo que no entiendo es esto Jungkook. —Tarhyung alejó al pelinegro


de el y tomó su rostro entre sus manos para verlo a los ojos llenos de
lágrimas. —Me dijiste que lo escuchaste cuando yo no podía ni siquiera
olerlo, no había nadie a nuestro alrededor más que lod guardias y los
caballos, además de que, soñaste con el ese niño y lo encontramos tal y
como habías dicho, abajo de una pendiente y sangrando.

Taehyung se había asegurado de olfatear bien cuando Jungkook le había


dicho que había oído a un niño, y Taehyung no había olisqueando más que
a los guardias Betas que los esperaban, los caballos y Jungkook, a parte de
la obvia naturaleza que los rodeaba. No había ningún olor típico a leche
materna que los niños menores solían tener, y sabiendo que el niño muerto
era muy pequeño no pudo haber pasado de saperscibido por el olfato del
Alfa. La única explicación lógica para el era que aquellos acontecimientos
pasaron después de que ellos se fueran del bosque, sin embargo ¿Cómo
Jungkook lo había escuchado? Era un Omega, sus sentidos no eran tan
fuertes como los de un Alfa. No tenía sentido, lo viera por donde lo viera,
no había una explicación.

—¿Cómo lo hiciste, Jungkook? —Casi susurra el Alfa sin entender, su


cabeza doliendo por el tema. —¿Cómo supiste que el niño estaba en el
bosque y cómo soñaste con su cuerpo muerto?

Las manos del rubio apresaron los brazos del Omega suavemente, haciendo
que el mismo tuviera el impulso de levantarse. Taehyung se levantó junto
con el y Jungkook se encogió en su lugar, retrocediendo sin lograr
liberarse.

—¿Alguien te dijo algo o...?

—Taehyung, y-yo no sé que pasó, te lo juro.

—¿Entonces cómo lo sabías?

En su retroceso la espalda de Jungkook tocó una estantería y un libro cayó


haciéndolo gritar de miedo por un momento. Jungkook se cubrió los ojos y
negó repetidas veces, Taehyung estaba asfixiándolo con aquellas preguntas,
se sintió presionado, asustado, atrapado.

—N-No sé.

—¿Estás seguro de que no me mientes? No voy a hacerte daño, solo quiero


saber...
—¡Dije que no lo sé!

Jungkook gritó de nuevo cuando un sonido quebradizo hizo eco en la


habitación. Taehyung miró sobre su hombro al tiempo que Jungkook cubría
sus oídos y pudo visualizar en la esquina de aquel lugar, como la lamparilla
que encerraba una vela estaba hecha pedazos en el suelo.

Soltó a Jungkook y retrocedió mirando al mismo con confusión e


impresión.

El Omega parpadeó y sollozó bajito, no sabiendo que había pasado, miró a


Taehyung señalar los trozos de vidrio.

—¿Tú hiciste eso?

—No. —Contestó enseguida el pelinegro.

Estiró sus manos en busca de Taehyung, pero el mismo no le permitió


acercarse. Jungkook hizo una mueca de consternación, asustado y nervioso.
Entonces la voz del Alfa se elevó en la habitación.

—¡Guardia!

—¡No! ¿Q-Qué haces? —Jungkook tembló cuando la puerta fue abierta


casi de inmediato por un hombre vestido de blanco y púrpura. —Tae...

Jungkook retrocedió dando un tropezón a otra estantería, Taehyung habló


claro al guardia y Jungkook sintió que podía desfallecer.

—Tráeme a Jiyook.

—Taehyung, no me hagas nada. —Casi suplica el Omega en cuanto el Alfa


se fue.

Los ojos azules se posaron sobre el, suavizándose al ver el temor en los
orbes negros. Siseó acercándose a el, tomándolo de los brazos y
apegándolo a su cuerpo.

—No te haré daño.

—Y-Yo no sabía nada...

—Está bien. Lo solucionaremos.

Jiyook no tardó demasiado en llegar, sin embargo tardó en irse. Los tres de
dirigieron a la habitación de Alfa y Omega, y Taehyung de encargó de
hablar con Jiyook mientras que, a petición del Alfa, Jungkook estaba
recostado en la cama. El Omega los miraba, murmurando palabras que solo
lo atormentaban y no le dejaban tener pensamientos razonables.

—Un doctor no nos dará respuesta de esto, Jiyook. —Negó el mayor con
obviedad, posando sus manos sobre sus caderas y mirando al ventanal.

—Todo debe ser una casualidad. Quizá Jungkook solo tuvo una
corazonada.

—Una muy acertada, ¿No lo crees? ¿Y cómo explicas el vidrio roto?

—Tal vez...Yo, eh...

Taehyung rascó su barbilla y casi gruñó, rascando luego su cabeza mientras


Jiyook buscaba alguna buena explicación para todo. Taehyung miró a
Jungkook y el mismo se congeló en su lugar, abrazándose a si mismo
mientras reposaba sobre su costado.

—Puede que sea... —Murmuró el rubio con voz fría, ladeando la cabeza sin
siquiera parpadear. —No...¿Podría?

—No creo que Jungkook sea un brujo, Taehyung, de otra forma no sería
Omega. —Obvió la Beta rodando los ojos.

—No encuentro otra explicación.

—Debe haber otra explicación.

—¿Van a quemarme?

Taehyung casi bufa dejando caer sus brazos a cada lado de su cuerpo.

—Por supuesto que no, Jungkook ¿Qué cosas dices? No eres un brujo.

—¿Y si lo soy? —Preguntó el casi aterrado.

—Si lo eres entonces... —Taehyung pensó acercándose a la cama y


sentándose a la orilla. —Serás mi brujito, ¿No?

Jungkook miró a Taehyung y salió de las mantas cuando el mismo le tendió


la mano. Gateó hasta el y lo abrazó, aún sintiendo la preocupación en su
cuerpo a pesar de que la voz del Alfa sonaba más... Familiar.

—¿Por qué no olvidamos esto? —Preguntó Jiyook al parecer estresada. —


Ocurrió un accidente lamentable, pero Jungkook no está involucrado.
Ustedes ni siquiera han desayunado y miren como están de estresados. Iré a
preparar la mesa para el almuerzo, ¿Bien?
Jungkook escuchó con los ojos cerrados, sintiendo los brazos de Taehyung
rodearlo suavemente. Los pasos entaconados de la Beta resonaron hasta
que la puerta fue abierta y cerrada, dando señal de su ida. Taehyung y
Jungkook permanecieron abrazados y cuando la voz ronca del Alfa resonó
supo que podía respirar tranquilo.

—Hoy no me has dado un beso.

Jungkook sonrió sin separarse de el, hablando también. Recordaba cuando


había despertado a penas.

—No me gusta despertar solo después de hacer el amor.

—Uhm, ¿Está es tu venganza?

—No. —Negó Jungkook. —Solo quiero que lo sepas.

Tan fácil como aquello, el tema había quedado olvidado.

—¿Ya no estás molesto?

—No estoy molesto, solo estresado, cariño.

El Omega se separó del rubio en busca de sus labios suaves, juntándolos


con los suyos en un beso corto. Taehyung lo devolvió y junto con ello un
empujón a la nariz del Omega con la suya. La sonrisa del menor era lo más
bonito del mundo según el Alfa. Así que lo empujó sobre la cama y atacó
su estómago con sus dedos, rascando sobre su camisa la piel del Omega.
Jungkook reaccionó enseguida ante los toques a su piel sensible y
cosquilluda, riendo con ganas. Su cabeza se agitaba a los lados y su cabello
se despeinaba, el calor apoderándose de su rostro y las lágrimas de sus ojos.

Las manos ajenas subían y bajaban, a sus costillas y a su vientre, a veces


iban hasta su cuello y bajaban hasta sus muslos, dando apretones que lo
hacían tenblar bajo el tacto. Los botones se fueron soltando de la tela
blanca de su camisa y las manos ásperas pronto estuvieron en contacto
directo con su piel pálida. Jungkook jadeó cuando los dedos acariciaron sus
pezones antes de bajar a sus costillas y continuar con sus cosquillas.
Jungkook arqueó su espalda cuando de nuevo sus pezones fueron
acariciados y refregó su cabeza en la cama, odiando que el tanto no se
enfocara en aquel lugar.

—T-Tae. —Inhaló sintiendo el dolor en su estómago por reír tanto.


Los labios del mayor formaron una sonrisa socarrona cuando se inclinó
hacia Jungkook, queriendo hablarle al oído, sorprendiéndose al escuchar un
gemido.

—¿Estás excitado? —Casi ríe, su voz volviéndose un poco más ronca.

Jungkook jadeó de nuevo: —T-Tócame.

—Que maravillosa petición, amor.

Las manos grandes dejaron de hacerle cosquillas y fueron directo al botón


de los pantalones de Jungkook, quitándolo y arrastrándolos hasta sus
muslos con su ropa interior. Llevó luego sus manos a su propio pantalón,
quitando el cinturón y tirando de sus pantalones hacia abajo. Jungkook
miró sonrojado el rostro de Taehyung, gustándole como se relamía los
labios. Cerró los ojos y gimió cuando unos dedos tantearon su agujero.

—Estás mojado. —Taehyung mostró un brillo en sus ojos azules. —¿Estás


listo para mi tan rápido? Tan dispuesto.

Jungkook tragó duro en vergüenza, pero sus manos se posaron sobre los
hombros anchos y estiró su cuello para besar los labios rellenos con cariño
y timidez. Taehyung le acarició la garganta, bajando y paseándose por sus
clavículas marcadas y deslizándose hasta su estómago. Lo hizo girarse
sobre su costado y casi de inmediato Jungkook dobló sus piernas, dejando
que Taehyung entrara en el. Ambos gimieron por la sensación tan deliciosa
de unirse el uno con el otro en uno solo. Taehyung suspiró sobre el oído del
Omega.

—¿Te gusta así?

—Me gusta mucho así. —Susurró el menor, abriendo su boca para soltar
un gemido alto cuando Taehyung de movió en su interior. —P-Pero quiero
estar desnudo, tú también.

Taehyung casi ríe tomando la bota de Jungkook y tirando de ella con su


mano para quitársela, descubriendo que no tenía calcetines. Hizo cosquillas
en su pie y Jungkook movió sus dedos de manera graciosa.

—Pillín.

Jungkook no pudo evitar sonreír un poco por aquel apodo, riendo después
levemente. Taehyung lo siguió.

—No me hagas reír. —Pidió Jungkook abriendo sud ojos para verlo,
empujando con su pie libre su otra bota hasta liberarse de ella.
—¿Por qué, uh? Si tienes la sonrisa más hermosa de todas.

Jungkook suspiró y un brillo de apodero de sus ojos, nuevas lágrimas


adornándolos y nariz tornándose un poco roja. Taehyung parpadeó
mirándolo con seriedad, saliendo de el solo para dejarlo de espaldas en la
cama, con sus pantalones a medio quitar y todo su pecho y estómago pálido
y plano al desnudo.

—¿Dije algo malo?

Taehyung jadeó cuando la mano del menor acarició su mejilla con


delicadeza, como si pudiese romperse. Se miraron y Jungkook suspiró
temblorosamente, sintiendo una puntada en el pecho al igual que
Taehyung. El rubio se relamió los labios resecos y mordisqueó su inferior,
ansioso por la espera de sus palabras en aquel momento.

—¿En dónde estuviste todos estos años? —Preguntó el pelinegro mirando


los ojos azules. —Siento que siempre me hiciste mucha falta.

El Alfa se había quedado casi petrificado en su lugar pensando que alguna


acusación o algún llanto herido saliera de aquellos labios de color rosa, sin
embargo rió en un suspiro mínimo, inclinándose sobre el, apoyando sus
antebrazos de la cama solo para empujar la nariz ajena con la suya, como si
quisiera apartarla solo para llegar a sus labios, los cuales besó suavemente
antes de separarse solo unos centímetros.

—Eso mismo me pregunto cada día sobre ti, mi amor. —Besó sus labios y
se retiró de nuevo. —Eso mismo siento aquí. —Tomó la mano del menor y
la llevó a su pecho, besándolo de nuevo. —Y si hay algo que deba
agradecerle a Dios es haberte puesto en mi camino.

Jungkook derramó un par de lágrimas que resbalaron por sus sienes,


sollozó un poco y presionó sus labios con los contrarios.

—¿No mientes, Tae?

—No miento, Jungkook. Te amo, mi amor.

—¿No lo dices solo porque si?

—No, mi amor, nuca lo haría.

Con calma Taehyung le quitó los pantalones y Jungkook le quitó la camisa,


ayudándolo a deslizar sus propios pantalones hasta tirarlos fuera de la cama
junto con sus botas y calcetines. Jungkook se subió al regazo de Taehyung
sin siquiera pedir permiso y con su ayuda ambos de adentraron en el juego
placentero de compartir sus cuerpos. Jungkook era demasiado sensual, eso
Taehyung lo sabía ya, pero verlo cuando de sus labios entreabiertos salían
gemidos al tiempo que sus cejas se elevaban y sus ojos cerrados parecían
esconder todas las sensaciones del mundo era increíble, o cuando soltaba
un chillido y su ceño de fruncía, sus uñas se clavaban en la piel de sus
hombros color canela y sus músculos se contraía. Era simplemente el cielo,
lo más hermoso del mundo.

Repartió besos por su mandíbula, sintiendo sus brazos abrazar su cuello


para apegar más sus cuerpos mientras sus estrechas caderas se movían
lentamente sobre su longitud. Acarició su espalda e inhaló su exquisito
aroma dulzón a chocolate dulce y más al enterrar su nariz en la curvatura
de su cuello. Taehyung subió una de sus manos a las hebras oscuras semi
largas y tiró un poco de ellas para que Jungkook dejara su garganta al
descubierto mientras su otra mano lo tomaba de la cadera, guiándolo que se
moviera de adelante hacia atrás. Los colmillos de Taehyung acariciaron su
piel.

—No dejes más marcas. —Susurró el menor a penas.

Taehyung delineó su colmillo derecho con su lengua, sintiéndose cediendo


de la sangre ajena. Intentó concentrarse

—Me gusta dejarte marcas, no tienes una marca de lazo aún así que... —
Taehyung tomó un respiro ante una oleada placentera. —Estás marcas
dejarán claro que me perteneces.

—Nadie va a verlas. —Jungkook lo miró a los ojos.

Taehyung ladeó una sonrisa coqueta.

—Yo voy a verlas...Y recordaré como te hice cada una de ellas, como me
dejaste hacerlo y lo bien que se sintió.

Jungkook detuvo sus movimientos y tragó duro.

—Territorial. —Acusó.

Taehyung dió una fuerte nalgada en su derecha que lo hizo gemir por la
sensación de ser azotado por su mano mientras lo tenía dentro. Jungkook se
inclinó quieriendo besarlo, mirando como Taehyung mostraba sus
colmillos, exhibiéndolos orgulloso, como si fuera el premio que ganaba un
niño presumido. Jungkook mostró sus dientes superiores, haciendo que sus
pequeños colmillos sobre salieran un poco más y se mostraran también,
como si compitiera con Taehyung. El rubio curvó una sonrisa sin dejar de
mostrarlos, Jungkook hizo acto de querer besarlo, pero Taehyung fingió
atacarlo con sus colmillos. Jungkook sonrió juguetón y lo imitó, ambos
fingiendo una lucha que acabó en un ataque de besos pasionales.
Jungkook sonrió cuando la curvatura de su cuello fue acariciado con la
lengua del mayor, pero se tensó por completo, apretándose tanto allí abajo
que Taehyung gruñó, mirando sobre su hombro para ver que había asustado
a su Omega, encontrándose con el rostro de una de las Betas sivientas del
castillo. ¿Cómo era su nombre? Bah, no lo sabía, le había dirigido la
palabra un par de veces, pero solo pudo verla de odio mientras Jungkook se
encogía en su lugar e intentaba cubrír su cuerpo desnudo tras el suyo. La
Beta estuvo paralizada lo suficiente para que Taehyung le gruñera lo
suficientemente alto y molesto, tanto para incluso asustar a Jungkook. La
mujer pareció reaccionar y salió rápidamente, dando un portazo.

Jungkook miró los ojos azulados en cuanto Taehyung volvió su rostro y se


sonrojó.

—Nos miró. —Musitó.

Taehyung acarició sus nalgas y bufó, dándole un beso en el mentón.

—Es una maldita imprudente, se lo diré en cuanto la vea. ¡Como si no


supiera que debe tocar! —Exclamó en voz baja, volviendo a enterrar su
nariz en el cuello del Omega. —De nuevo estoy estresado.

Jungkook dejó que sus músculos se relajaran cuando las manos grandes
acariciaron sus costados, llevándolo de pronto a recostarse en la cama,
dándole la espalda a la puerta. Jungkook cerró los ojos y gimoteó con cada
embestida que Taehyung comenzaba a dar en su interior. Sus manos
apretaron los antebrazos ajenos en cuanto comenzó a resbalar fuera de la
cama, su espalda arqueándose por la gravedad y haciéndolo sentir a
Taehyung increíblemente bien cuando enredó sus piernas alrededor de su
cintura. El Alfa, con sus manos apoyadas en la cama, gruñó ante la imagen.

—¡T-Tae, T-Taehyung! —Gimió el menor, teniendo que pasar saliva por


su garganta para no ahogarse. —¡O-Oh!

Jungkook escuchó el sonido de unos tacones y una voz femenina en el


pasillo. Quiso decirle a Taehyung, quien probablemente también había
escuchado, pero solo llegó a agitarse en el proceso, gimiendo al sentirse
cerca de su liberación. Inhaló y exhaló una y otra vez, sonando como un
pequeño desesperado por la cúspide de su placer.

—Taehyung... —Chilló por lo bajo y mordió su labio, sus ojos abriéndose


y cayendo sobre la puerta de madera.

La misma que se abrió poco después, dejando ver a una mujer de largo
cabello largo y expresión molesta.
—¡Kim Taehyung! ¿Qué le hiciste a la pobre de…? ¡Oh, santos cielos! —
Gritó Jiyook cubriendo sus labios.

Paralizada y un poco avergonzada al ver al Alfa arremetiendo al pelinegro


que tenía medio cuerpo fuera de la cama gritó de manera aguda y
consternada. Jungkook quiso levantarse y cubrirse, o correr lejos y
ocultarse, pero Taehyung se le había adelantado tirándole la sábana sobre el
cuerpo y el rostro. La última embestida que Taehyung había dado lo hizo
estallar en sensaciones increíbles que lo hicieron gemir audiblemente bajo
aquella sábana. Todo había pasado en menos de cinco segundos.

—¡Jiyook! —Gritó Taehyung echándose hacía atrás y tirando de otra


sábana para cubrirse la desnudez.

Al apartarse y teniendo al Omega débil por su reciente orgasmo el


pelinegro no pudo mantener sus piernas aferradas a la cintura del Alfa y
cayó al suelo golpeándose la cabeza y quedando enrollado en la sábana.

—¡Mi amor! —Taehyung bajó rápidamente de la cama y ayudó a Jungkook


a levantarse, manteniendo la sábana alrededor de su cuerpo. —Perdón,
¿Estás bien?

—¡Sin vergüenzas!

Taehyung miró a Jiyook: —¡¿Tú qué diablos haces aquí adentro?!

—¡Solo venía a decir que ya está servido el almuerzo! —Jiyook cubrió sus
oídos, consternada. —¡Kim Taehyung!

Jungkook se cubrió por completo por aquella manta y ocultó tras


Taehyung. Sintió su rostro hervir de vergüenza.

—¡¿Por qué no tocaste la maldita puerta?! —Reclamó el rubio.

—¡P-Por que no lo vi importante, yo...! —La mujer balbuceó. —¡No creí


que estarían haciendo eso, par de sin vergüenzas!

—¿Sin vergüenzas? —Taehyung casi se atraganta con sus palabras. —¿Te


escuchas? ¡Es mi Omega, por amor a todo! ¡Fue tu equivocación entrar sin
tocar! ¡Por un demonio, mujer!

Taehyung inhaló profundamente, cerrando los ojos al sentir su frente


punzar de dolor. Gruñó con fuerza.

—Ya está, ¡Fuera! —Señaló la puerta el ojiazul, sintiendo como la cabeza


de Jungkook negaba una y otra vez tras el.
—No me trates así. —Pidió Jiyook con rostro avergonzado. —Fue un
accidente.

—Jiyook.

—¿Qué?

—Largo. —Volvió a correr Taehyung. —Fuera, fuera, largo, ¡Y dile a esa


Beta que le voy a quitar los ojos y que le arrancaré la lengua si dice algo!

—¡La pobre esta llorando! No es...

—¡Jiyook, ya vete!

El gritó de Jungkook se elevó en la habitación y Jiyook parpadeó dejando


que sus manos tocaran su pecho y retrocedió. Jungkook bajó la sábana de
asfixiaba de molestia y vergüenza.

—Por favor, estoy avergonzado ¡Vete!

Jiyook asintió: —Lo siento, mi niño, no pretendía...

—Yaaa. —Alargó el pelinegro cubriendo sus ojos. —Vete, vete.

Jungkook no escuchó nada más que la puerta cerrándose, así que hizo un
puchero de malcriadez, queriendo llorar por haber estado en esa situación.
Un peso cayó sobre el y lo hizo gritar de sorpresa, supo que era Taehyung
cuando de estiró sobre el como si fuera una cama.

—¡No respiro! —Exclamó asustado al estar aún entre las sábanas.

Taehyung se quitó enseguida de encima y lo ayudó a salir de entre las


sábanas, sin embargo Jungkook se había mareado mucho, y casi cayendo
fuera de la cama de nuevo, vomitó sobre la alfombra.

—Jungkook. —Taehyung le acarició la espalda cuando este continuó


vomitando y dió palmadas algo fuertes. —Eh, mi amor ¿Qué ocurre? ¿Te
sientes bien?

Jungkook tragó saliva y se tocó el pecho, odiando el sabor en su boca y


como su vista de tornaba borrosa.

—No... —Gimió.

La sensación ácida del vómito subiendo por su garganta lo interrumpió


enseguida, haciéndolo tener arcadas mientras expulsaba el líquido espeso y
asqueroso. Tosió con fuerza luego, y cuando por fin aquello acabó
Taehyung le limpió los labios y sostuvo su rostro con preocupación.

—Jungkook, mírame ¿Qué sientes?

El Omega abrió la boca para decir algo, sin embargo no dijo nada. Se
abrazó el estómago y se quejó por el dolor en el, dejándose abrazar por el
rubio.

—Ya está, respira. —Pidió el ojiazul. —Esto es por no desayunar, ¿Ya


ves? Tomemos un baño ¿Uh? —Con cariño besó la cabellera negra y
acarició la espalda. —Me dijeron que no tomaste un baño, apestoso.

—Igual te... —Se intentó defender el menor sintiendo de nuevo ganas de


vomitar. —O-Ouh...

—¿Ouh?

Jungkook empujó a Taehyung y volvió a asomarse fuera de la cama,


dejando que el vómito saliera de su cuerpo. El Alfa frunció el entrecejo.

¿Se había enfermado su Omega o se trataba de algo más?


❝Diecinueve❞
Sia — Big Girls Cry.

Jungkook de estrujó el ojo con su mano derecha, su izquierda tomando el


libro en el tocador mientras le daba un vistazo a su cabello negro húmedo,
cayendo sobre su frente. En el reflejo también pudo ver a Taehyung en la
cueva que formaba el grueso y pesado dosel color vino que rodeaba la
enorme cama dejando una abertura por donde podía entrar la leve luz de las
velas en las lamparillas. Estaba medio sentado con las almohadas en su
espalda mientras sostenía un libro entre sus manos y leía. Los pasos
descalzos del Omega resonaron cuando corrió hasta la cama, saltando sobre
ella y entrando a la cueva llena de calidez, una sensación increíble luego de
haber tomado un baño frío.

Los ojos del Alfa ni siquiera cayeron sobre el, pero no le importó. Tiró de
la manta color vino que cubría la parte inferior del cuerpo ajeno dejando su
desnudez al aire y se sentó sobre sus muslos, dejando sus piernas a cada
lado. Sonrió cuando los ojos azulados del serio Alfa se posaron sobre los
suyos.

—¿Te puedo leer algo?

Taehyung se reacomodó hundiéndose más en sus almohadas y asintiendo.

—Estaba leyendo, pero adelante.

Jungkook se sintió un poco avergonzado, pero no dejó de sonreír.

—P-Perdón. —Se sonrojó un poco, pero su ánimo no flaqueó. —Es que


escribí algo para ti.

—Tienes toda mi atención, mi amor. —Animó el Alfa dejando su libro de


lado y tomándolo de la cintura, acariciando la suave tela de su pijama. —
Adelante.

Jungkook asintió y abrió su libro, buscando entre las páginas hasta llegar a
su escrito. Tragó saliva y relamió sus labios, en un ataque de nervios
repentino rió un poco. Taehyung curvó una sonrisa y peinó el cabello negro
del menor fuera de sus ojos. Jungkook de aclaró la garganta.

—S-Sus... —Volvió a aclararse la garganta un poco inseguro. —Sus ojos


azules son como el cielo y el mar, te pueden ahogar, pero también te hacen
volar. —Ni siquiera había dicho la mitad y sentía sus mejillas arder. —Sus
dedos largos se sinten como pétalos de rosa que acarician con dulzura, el
rocío escurriendo de su lengua cuando dibuja sobre tu piel. Piel, su piel de
clara canela, cálida, familiar al tacto, jugosa cuando se cubre de sudor, el
mismo que une sus hebras rubias a su frente, el mismo que resbala por su
nariz y llega a sus hermosos labios rosados que se unen con los míos en un
suspiro leve al susurrar secretas palabras de cariño y pasión. Él. El Alfa. El
Rey. Me pertenece.

Jungkook sintió el peso de la incomodidad luego de acabar con su lectura,


la mirada azulada quemaba sus ojos oscuros y sintió su rostro tomar
temperatura mientras el tiempo pasaba. Frunció los labios y carraspeó, en
un ataque de nervios tocó la punta de la nariz del Alfa con su dedo.

—Pop. —Dijo sintiéndose torpe. —Eres mío... ¿No es así?

Taehyung curvó una sonrisa en la que sus labios no dejaron mostrar sus
dientes, aquella que Jungkook consideraba tan seductora.

—¿De quién más si no tuyo?

—Ah, pues no sé. —Jungkook miró a un lado y sintió enseguida los labios
ajenos presionar su mejilla. —¿Hay alguien más?

—Uhm... —Taehyung se hizo el pensativo un momento. —No lo creo.

—Leí que los Alfas pueden tener más de un Omega. —La amargura dejó
rastros en el paladar de Jungkook, miró casi acusatorimente al rubio. —¿O
no?

—Si, pueden.

—¿Pueden? —Jungkook elevó sus cejas y acercó su rostro al Alfa,


mirándolo con los ojos bien abiertos y los labios fruncidos —¿Uhm?

—Bueno, digo pueden porque de decir "Podemos" seguramente me querrás


quitar la lengua.

Jungkook achicó los ojos: —¿Y nosotros no podemos? Los Omegas.

Enseguida Taehyung lo miró de mala gana.

—No.

—¿Por qué no? —Jungkook rodó los ojos con la mirada asesina que el Alfa
le echaba encima. —Ya está, no podemos, pero eso no significa que tú
puedas tener otra pareja.
—¿No? —Jungkook golpeó el pecho del Alfa con su puño y lo señaló con
serio semblante.

—No. —Musitó y señaló hacia abajo. —O te lo corto.

Taehyung elevó sus cejas y soltó una pequeña risa incrédula y divertida.

—¿Me lo cortas?

—Si. —Aseguró elevando poco a poco la voz. —¡Y te lo hago tragar!

—Jungkook. —Regañó divertido, tomándolo de la cintura y empujándolo


hacia el. —Ni siquiera tengo esa idea y mira como te pones.

—Para que no tengas la idea.

El Omega sonrió y parpadeó, aceptando un beso en los labios que


Taehyung le daba. Lo abrazó del cuello y dió empujones en la nariz del
Alfa con la suya, riendo al recibir lo mismo más unas cosquillas en las
costillas. Le dió otro beso cortó y dejó su libro a un lado.

—Me gusta como se arruga la nariz cuando ríes.

—A mi me gusta cuando tu sonríes. —Dijo Jungkook tomando las manos


del Alfa. —Te ves hermoso.

—Tú eres hermoso, precioso... —Taehyung besó la oreja del pelinegro


haciéndolo reír. —Eres perfecto.

Jungkook se cubrió el rostro avergonzado, sus muñecas fueron tomadas por


Taehyung, así que salió de su escondite solo para besar los labios del
mayor. Se abrazaron de nuevo y se miraron, sonriéndose el uno al otro.
¿Quién diría que en un mes podían enamorarse tan profundamente?
Jungkook no lo hubiese imaginado. Taehyung le acarició las hebras oscuras
y suspiró recostándose en sus almohadas que lo dejaban medio sentado, las
manos de Jungkook acariciaron su pecho desnudo, bajando por sus
músculos trabajados y subiendo a su cuello solo para acariciar la piel tibia.

—Me gustó lo que escribiste.

—Gracias.

—Se te dan bien las escrituras eróticas.

—Tae. —Regañó Jungkook con las mejillas sonrojadas.

—¿Por qué no escribiste más? Sobre como te hago gritar mi nombre y...
—¡Tae!

Las manos de Jungkook cubrieron los labios del Alfa al tiempo que se
echaba a reír. Bajo sus palmas Taehyung sonrió, y cuando sus labios
estuvieron libres los presionó contra los del menor. Jungkook sintió las
manos del Alfa tocar su estómago.

—¿Te sientes mejor?

El menor asintió: —Si, hay menos vómitos. Creo que me ayuda mucho lo
que Jiyook me prepara.

—Ya deberías estar curado. —Casi refunfuña en rubio. —Hace mucho que
tienes estos vómitos.

—Tal vez como algo que no me cae bien.

—Imposible, nada te había hecho daño antes, ¿Por qué ahora? Después de
todo no comes nada fuera de lugar.

Jungkook frunció los hombros y ocultó su rostro en la curvatura del cuello


ajeno. Acarició con su nariz y olisqueó el aroma natural del Alfa,
suspirando de gusto al tiempo que le acariciaba los hombros. Jungkook
sonrió y con la punta de sus dedos golpeó la piel del ojiazul, sintiendo
nervios por lo que quería decir. Taehyung sintió su inquietud y le acarició
la espalda, dándole una que otra palmada.

—¿Qué ocurre?

—Estuve pensando... —Jungkook apoyó su mejilla del hombro de suave


color canela y miró la oscuridad. —La otra noche tuve muchísima
sed...Pero no quería beber agua. —Jungkook se relamió los labios para
continuar. —Lo que quiero decir es que te me hacías agua a la bocs, ¿Me
estoy explicando?

—Lo haces.

—Yo... Leí que era normal beber la sangre de tu pareja.

—Si. —Asintió el Alfa dándole caricias en el cabello. —Lo es.

Jungkook se alejó y lo miró a los ojos.

—Yo quiero intentarlo.


—¿Ah, si? —Taehyung curvó una sonrisa coqueta y ahuecó la mejilla
ajena en su mano. —¿A qué se debe?

—No lo sé, solo quiero que bebas mi sangre. —Jungkook tomó las manos
de Taehyung entre las suyas y las frotó como si estuviesen frías. —Sé que
primero debes hacer una marca.

—No necesariamente, aunque de clavarte el diente me veré muy tentado y


no sé si me pueda resistir a marcarte.

Jungkook pensó un poco haciendo un sonido gracioso.

—¿Y si me cortas con alguna navaja?

—No quiero hacerlo, mi amor. Es muy distinto hacerlo con mis colmillos a
hacerlo con una cuchilla.

Jungkook desistió de su idea dando un asentimiento de cabeza, Taehyung


por su lado lo atrajo hacia su pecho y lo acurrucó en el, dándole caricias en
la espada y el cabello negro. Jungkook subió sus manos hasta las hebras
rubias y acarició también.

—Necesitas un corte. —Murmuró el mayor. —Te va a entrar en las orejas.

—A ti te entra en los ojos. —Rió Jungkook bajando sus manos a su


mandíbula. —Y esto...

Los dedos de Jungkook acariciaron los mínimos vellos faciales del Alfa,
sintiendo la extraña sensación áspera que picaba en su cuello cuando
Taehyung le hacía cosquillas con su barba casi innotable. Lo hacía lucir
muy varonil.

—Mañana me afeitaré.

—¿Puedo hacerlo yo? —Jungkook levantó su mirada y Taehyung bajó la


suya. —A mi no me sale.

—Eres Omega, eres lampiño. —Obvió Taehyung sonriendo levemente. —


¿Realmente quieres tener pelo en todos lados?

—No, pica.

—¿Cómo lo sabes?

—Duermo contigo.

—Mis piernas no tienen.


—No hablo de tus piernas...

Taehyung rió realmente divertido, abrazando al Omega que se sonrojaba y


ocultaba su rostro en el pecho del rubio. Todas las tonalidades de rojo y
rosa distribuyéndose en sus mejillas, frente, nariz y cuello, casi haciéndolo
sudar por el calor que aquello le subía al rostro.

—Oh, ya veo que no hablas de dormir exactamente. —Taehyung rodó y


dejó a Jungkook debajo de el, haciéndolo reír. —Mira nada más...

Se metió entre sus piernas y lo besó, dejando que las manos suaves del
menor acariciaran los músculos de su espalda y enrollara sus piernas
alrededor de su cintura. Jungkook lo miró a los ojos entre la oscuridad de
su pequeña cueva y sonrió.

—Hace cosquillas. —Admitió. —Cuando lo hacemos.

—Me has salido más pervertido de lo que creí. —Taehyung arqueó una
ceja. —¿También quieres afeitarme ahí?

—¡No, tonto!

Jungkook estalló en una carcajada que definitivamente no era adecuada


para esas horas de la noche, auque no importaba, ya que Jiyook era la única
que dormía en aquel piso. Taehyung dió un beso en la frente del contrario
luego de peinar su cabello hacia atrás y Jungkook devolvió el gesto. Era
cálido, reconfortante, simplemente hermoso.

De un momento a otro, Taehyung lo tomó de la nuca y guió su rostro a la


curvatura de su cuello.

—Usa tus colmillos para perforar la piel, entonces podrás beber mi sangre.

—¿De verdad? —Jungkook suspiró perdiendo todo rastro de diversión. —


¿Quieres que lo haga?

—Si, quiero.

Jungkook le relamió los colmillos ansioso y sonrió. Luego, sin más acercó
sus labios a la garganta ajena, dando un beso suave y cariñoso, rodeando
con sus brazos a Taehyung para abrazarlo. Sonrió atontado.

—¿Aquí?

—Si, amor.
—¿No te dolerá?

—No mucho.

Jungkook besó de nuevo su garganta, atrapado bajo el cuerpo del Alfa. Sus
pequeños colmillos se mostraron al abrir la boca y su lengua mojó la piel
lisa. Bajo los colmillos podía sentir el palpitar de Taehyung,
sorprendentemente se guió por si solo hasta estar entre sus clavículas,
presionando justo ahí, en donde Jungkook sabía por alguna razón que sería
delicioso clavar sus colmillos. La piel de Taehyung fue abierta, un par de
dientes afilados se enterraron en su interior y lo próximo al dolor que el
Alfa sintió en aquel momento fue una placentera sensación en cuanto
Jungkook succionó. El inexperto Omega al sentir el sabor metálico de la
sangre colarse en su paladar solo pudo gemir de satisfacción y alejarse de
inmediato.

Taehyung bajó la vista hasta los oscuros ojos de Jungkook, encontrándose


con su brillo y su estática expresión. Le sonrío suavemente.

—¿Qué sucede?

—Es que... —Jungkook se relamió los labios y suspiró. —Me gusta. Sabe
muy bien, es como... Agridulce y siento que me burbujea en la boca.

Sin esperar la respuesta del Alfa volvió a su lugar y continuó bebiendo la


sangre de Taehyung, está vez un poco más desesperado, sediento,
necesitado de la misma, como si hubiesen pasado días desde la última vez
que dejó caer agua en el desierto que era su garganta. Taehyung cerró los
ojos con fuerza, soltando un gemido y tomando la cintura de Jungkook para
alejarlo y recostarse de la cama.

El Omega se trepó sobre el rápidamente, pareciendo un depredador que


acorralaba a su presa y la atacaba, derramando su sangre en pequeñas líneas
que no tardaba en lamer con gusto. El cuerpo de Taehyung sentía
cosquillas, su cabeza se agitaba de lado a lado y sus manos acariciaban a
Jungkook con suavidad. Se mordió el labio para evitar más sonidos que sus
suspiros, no interrumpiendo al menor que se deleitaba sobre el.

Jungkook sintió que su cuerpo iba a colapsar, estaba temblando un poco,


sentía que su cuerpo picaba, así que sin dejar de hacer lo que hacía sus uñas
rascaron su cuello casi de manera violenta, su garganta ardía, y la parte
interna de sus muñecas. Tuvo que separarse de Taehyung, odiando ver las
líneas de sangre que se derramaban por su pecho, aunque podía limpiarlas
con su lengua luego. Pero primero debía deshacerse de su picor tortuoso.
Jungkook rascó sus muñecas con fuerza, casi de manera violenta y eso hizo
que los sentidos de Taehyung se elevaran. Le tomó una de las manos para
detenerlo, pero Jungkook rascó su garganta con fuerza.

—¿Qué haces? Para, vas a lastimarte.

Pero Jungkook no hizo caso, se zafó de su agarre y se rasco de manera casi


violenta, enrojeciendo su piel como si lo atacaran a rasguños, gruñendo
como si no lo soportara, como si tampoco pudiese detenerse, como si en
realidad quisiera romperse la piel...

El Omega soltó un gruñido tan potente que Taehyung tuvo que tomarlo del
rostro con fuerza para que lo mirara, no solo logrando eso, si no también
que le clavara las uñas se manera salvaje en las muñecas, con fuerza, con
rabia, su mirada dilatándose y mostrando posesividad.

Taehyung siseó y le acarició las mejillas con sus pulgares, uno de ellos
bajando a los labios manchados de color escarlata, acariciándolos solo dos
segundos antes de que el pelinegro lo tomara entre sus dientes,
mordisqueando con suavidad.

—Jungkook. —Llamó Taehyung firme, mostrando autoridad.

El pelinegro parpadeó y detuvo los movimientos de su mandíbula, dejando


libre el pulgar de Taehyung y quedándose quieto.

—Eso... —El Alfa acarició el cabello negro y miró como el Omega volvía
a sí. —No dejes que el instinto te controle por completo, mi amor...

Jungkook pareció completamente consternado.

—P-Perdóname, Tae...

—Está bien. —Le susurró acercándose a su rostro para besarlo. —No pasa
nada, aquí estoy contigo, ¿No?

Jungkook asintió sonriendo de la manera más auténtica que Taehyung


había visto alguna vez.

—Eso es lo mejor de todo, yo ya no estoy solo. Nunca más estaré solo, tú


estarás conmigo siempre ¿No es así?

—Así es, cariño. Estaremos juntos por siempre.

Jungkook bajó la mirada un poco apenado.

—Siento haberme comportado así.


—Es tu primera vez, que seamos destinados solo lo hace más fuerte.
¿Estaba rica? —Casi se burla.

—Está deliciosa. —Musitó Jungkook relamiendo sus labios al tiempo que


Taehyung lo besaba, causando un chasquido. —¿Quieres probar?

—¿Quieres que pruebe?

Jungkook no respondió, empujó suavemente a Taehyung contra las


almohadas y visualizó las líneas de sangre que se habían deslizado hasta
casi llegar a su ombligo. Arrastró su trasero hasta los muslos desnudos de
Taehyung y se inclinó, pasando su lengua por toda la extensión de sangre
hasta llegar al final, elevando su rostro hasta el suyo, dejando su lengua
asomándose en su boca solo para lamer los labios del Alfa, manchándolos
de esta. Taehyung sonrió y paseó su lengua por su superior, uniéndose en
un beso suave con el Omega.

—Suficiente por esta noche. —Declaró el rubio.

El pelinegro no hizo más que acurrucarse sobre el Taehyung, sintiendo


como el mismo los cubría a ambos con la manta. Taehyung gruñó con la
cabeza del menor sobre su garganta.

—Justo en donde no respiro.

—Buenas noches, Tae.

Taehyung suspiró en medio de una sonrisa.

—Descansa, niño.

~•~•~

Taehyung tomó con fuerza los brazos de Jungkook, manteniéndolo en su


lugar y posándose tras el, listo para rodearlo con sus piernas también. Sin
embargo, el Omega se retorcía y se retorcía, gruñendo en voz baja y alta a
veces, temblando, gimoteando, sollozando ahí sentado en la alfombra del
suelo.

—Ya está, Jungkook, despierta. —Ordenó el Alfa, gruñéndole al oído y


tomando las mejillas ajenas entre su mano para mantenerlo quieto.

En respuesta Jungkook gruñó de nuevo, sus talones se apoyaron del suelo e


intentó empujarse hacia atrás, no teniéndolo tan fácil por tener la fuerza de
Taehyung deteniéndolo. Su cabeza de echó hacia atrás, apoyándose
duramente del hombro del Alfa, sus pies empujando y empujado su cuerpo
hacia atrás. Habían pasado largos minutos desde que forcejeaban el uno
con el otro, uno consciente y el otro sonámbulo. Taehyung sabía que
Jungkook no estaba al tanto de lo que hacía, pero realmente quería darle un
bofetón para que dejara de actuar de aquella manera tan extraña y
preocupante. No actuaba así desde aquel día en el balcón.

—¡Jungkook! —Exclamó el Alfa molesto.

El nombrado apretó los dientes y los mostró, gruñendo demasiado fuerte,


su rostro tornándose rojo y su frente sudando hasta que sus cabellos negros
se apegaron a su frente. Sus manos fueron hasta las piernas que lo
rodeaban, apretaron los muslos desnudos hasta dejar sus dedos marcados y
de nuevo sus talones empujaron para echarse hacia atrás. Su boca se abrió y
soltó un grito estrangulado y ahogado, inhalando y exhalando con fuerza,
con desesperación, su ceño frunciéndose y su cuerpo retorciéndose como
un gusano que sufría un dolor más grande que su diminuto cuerpo.
Taehyung dió golpecitos en sus mejillas para intentar que despertara, pero
Jungkook solo negaba y negaba, respirando de manera inestable,
empujando hacia atrás, arqueando su espalda, sollozando y pronto llorando
con miedo.

—Mi amor, ¿Qué te pasa? Ya está, por favor, despiértate, Jungkook.

El Omega lloró con fuerza, exclamando su respuesta con terror.

—¡Duele!

—Jungkook...

—¡Me duele! ¡Duele! —Lloró con todas sus fuerzas, sus brazos queriendo
escapar del agarre de su mayor. —¡ME DUELE, ESTA ROMPIENDO!

—¡Basta, Jungkook! ¡Ya basta! —Le gritó el Alfa de vuelta. —¡Despierta


de una maldita vez! —En un descuido el Omega le dió un cabezazo en la
nariz con fuerza. —¡Mierda!

Jungkook gritó cuando su cuerpo fue liberado y empujado contra el frío


suelo, el peso posándose sobre su espalda y manteniéndolo contra la
alfombra, asfixiándolo, aplastándolo. Taehyung se tumbó sobre el, dejando
su rostro atrapado entre su cuello. Los pies del Omega tocaron el suelo y
empujaron, patalearon con fuerza, con intenciones de liberarse.

—¡Se está ahogando! —Gritó.

—Soy yo, mi amor. Ya está, niño...


—¡No respira! —Lloró. —¡Se va a ahogar! ¡Va a ahogarse! ¡No, va
ahogarse!

Taehyung siseó al tiempo que provocaba que su aroma se extendiera en el


lugar, que rodeara a Jungkook y lo hiciera entrar en razón, pero no
funcionó más que para hacerlo llorar y llorar. Finalmente Jungkook dejó de
forcejear, pero quedó ahí tirado, llorando con una tristeza más profunda que
el mar...

—Jungkook. —Llamó Taehyung dejándolo libre.

Jungkook, sudado y temblando, con el rostro acalorado y el llanto


atragantado se cubrió los ojos. Taehyung lo miró preocupado, su mano
acariciando la cabellera oscura con delicadeza, su lobo sintiéndose
contagiado por tanto dolor.

—Jungkook, niño. —Llamó. —Mi amor, ¿Qué está sucediendo? Despierta


¿Puedes escucharme?

Jungkook negó y ocultó su rostro entre sus brazos, mojando la alfombra


con sus lágrimas. Taehyung acarició su espalda, besó su nuca, le dijo
palabras al oído, sabiendo bien que ahora si estaba en sí, que estaba
despierto y escuchándolo. El Alfa se levantó y lo tomó por debajo de los
hombros, tirando de su cuerpo débil para levantarlo, mas no teniendo más
que un peso muerto que quería dejarse caer. Lo obligó a estar de rodillas y
el se posó de igual forma frente a el, su pecho quemando por la angustia.

—Mi vida... —El rostro mojado fue tomado entre un par de manos grandes
y delgadas. —Mi amor, está todo bien, por favor ya no llores.

El labio inferior del menor tembló una y otra vez mientras las palabras
intentaban salir, sus ojos pesando demasiado como para abrirlos. Sus
manos blancas buscando el rostro del Alfa a tientas hasta encontrarlo.
Taehyung estaba abatido por como Jungkook parecía tan triste como un
niño solitario. En un intento por darle ánimos apoyo su frente en la del
contrario, besando su nariz mocosa un par de veces.

—No debí gritar, perdóname, te asusté y no quería lograr eso, mi amor.

—T-Tae, ¡Tae! Taehyung, T-Taehyung, Taehyung... —Sollozó el Omega


en una parálisis total en su cuerpo. —T-Tae...

—Aquí estoy, mi amor. —Aseguró Taehyung con un tono más alto, su


rostro reflejando tanta preocupación que quería arrancárselo de la ansiedad.
—¿Qué sucede? Háblame, Jungkook, estás temblando demasiado, cariño...
—Está fría... —Lloró Jungkook en un chillido bajo, negando repetidas
veces y cubriéndose los oídos. —Está helada, está manchada...

—Jungkook, abre los ojos, estás soñando.

—¡N-No quiero! ¡Suéltame!

Taehyung sostuvo el rostro de Jungkook mientras continuaba llorando y no


pudo evitar hacerlo también. Lágrimas grandes y pesadas cayendo de sus
ojos, llenas de pura desesperación y tristeza, ansiedad, temor.

Poco a poco, y con demasiada dificultad el Omega abrió los ojos a penas,
capturando la mirada azulada y mareándose con la fuerte tristeza que caía
sobre el.

Taehyung le acarició los pómulos para limpiar las lágrimas que caían, pero
Jungkook tosió un poco y tomó su garganta entre una de sus manos. ¿Se
atragantaba? ¿Se atragantaba con algo? Taehyung posó una mano en su
espalda, listo para empezar a palmearla, pero no hizo falta, Jungkook soltó
lo que tan malamente se atoraba en su garganta.

—E-Estoy embarazado.

Taehyung abrió sus ojos en demasía y frunció el ceño con profundidad. Al


mismo tiempo Jungkook cubrió sus labios y se sacudió, sintiendo arcada
tras arcada y muy pronto el vómito extremadamente caliente chocando
contra sus palmas y pronto escurriendo por su barbilla.

Intentó levantarse, pero el mareo fue demasiado fuerte y lo hizo


derrumbarse en el suelo, llevándolo a desmayarse sobre aquella alfombra,
justo al lado del atónito Taehyung.
❝Veinte❞
Barefoot in the park — James Blake ft Rosalía.

Jungkook estaba recostado sobre su costado, la almohada bajo su cabeza y


una de sus manos bajo su mejilla, tocando su casi abrasador calor. Las
mantas cubrían su cuerpo hasta su cintura y sus piernas estaban encogidas
hasta que sus rodillas tocaban su pecho. Miraba al Alfa rubio que hablaba
con la mujer de cabellos negros con los párpados pesándole enormemente.
Tenía sueño, muchísimo sueño, su cuerpo caliente pesaba y lo hacía sentir
muy débil como para cargarlo, ni siquiera podía ir al baño por su cuenta,
Taehyung había tenido que cargarlo hasta ahí.

El doctor había terminado de interrogarlo y toquetearlo en ciertas zonas en


su cuerpo, que a pesar de no ser privadas, hicieron incomodar a Jungkook.
Pero no tenía fuerzas para hacer algo respecto a eso.

El dosel había sido recogido en su totalidad y las puertas del balcón habían
sido abiertas, dejando entrar toda la luz y el aire fresco que hacía temblar a
Jungkook, el cual hervía en fiebre.

Taehyung y Jiyook hablaban en voz baja, Taehyung lucía molesto, muy


molesto, y Jiyook parecía preocupada, muy preocupada. Jungkook por su
lado, estaba demasíado agotado para sentir algo más que un cansancio
enorme. De un momento a otro Taehyung negó y peinó su cabello hacia
atrás, siendo regañado por Jiyook enseguida. La Beta miró a Jungkook y
forzó una sonrisa en la que Jungkook pudo decifrar su falsa tranquilidad. El
pelinegro estiró su brazo con la mano abierta y enseguida ella caminó hasta
la cama, el distintivo sonido del tacón resonando en el silencio
peligrosamente rompible.

Jiyook tomó la mano del Omega en cama y se sentó a orillas, justo a un


lado de el, tendiendo una mano sobre su cabello oscuro para acariciarlo.

—¿Qué sucede? ¿Te sientes muy mal? —Murmuró la mayor sonriendo sin
mostrar dentadura, sus labios pareciendo resecos y sus ojos preocupados.

—¿Qué pasa, Jiyook? —Preguntó Jungkook en un susurro.

—El doctor dijo que estabas algo enfermo, pero no pasa nada ¿Si? Te voy a
cuidar.

Jungkook negó: —¿Qué pasa con Taehyung? —Reformuló su pregunta.


Jiyook frunció los labios, tanto que se volvieron casi una línea blanca. Su
mano dió un apretón a la de Jungkook y la llevó a sus labios, besando el
dorso de su mano en muestra de apoyo. ¿Apoyo? Jungkook no comprendía,
mucho menos cuando no le brindaban palabras que lo ayudaran a hacerse
una idea de en que situación estaba. Jungkook miró a Taehyung y este
igual, conectaron sus miradas casi al mismo tiempo y Taehyung negó
mordiéndose el pulgar.

—Estás pálido. Muy pálido.

—Las cocineras prepararán un jugo para que recupere el color. —Aseguró


Jiyook sin dejar de ver al Omega.

Su expresión parecía estar tiesa como un trozo de pan viejo, a penas


parpadeaba y las comisuras de sus labios eran las únicas que se movían
para formar una sonrisa cerrada para Jungkook. El menor comenzaba a
preocuparse, preocuparse de verdad.

—Ve a prepararlo. —Ordenó Taehyung.

—No. —Jiyook acarició el flequillo de Jungkook con dedos fríos. —Ve y


pídeles que lo hagan.

¿Desde cuándo Jiyook se negaba a las órdenes de Taehyung? Jungkook


sintió su corazón acelerarse, aún más cuando Taehyung pareció agitado y
sus mejillas se volvieron algo rojas, estaba molesto, muy molesto.

—Déjame solo con Jungkook.

—No.

—Jiyook... —La voz del pelinegro salió casi en un tono suplicante, no se


sentía cómodo.

—¿Te sientes muy mal? Debes reposar. —Lo interrumpió ella con voz
suave y forzada. —¿Por qué no duermes?

—N-No quiero dormir. —Jungkook se soltó de su agarre e intentó sentarse.

—Tranquilo, mi niño, Taehyung irá a pedirles a las cocineras un jugo para


devolverte el color y la energía ¿Si?

Jungkook balbuceó cuando Jiyook lo abrazó y lo hizo apoyar su mejilla en


su hombro. Las manos suaves de la Beta dándole palmaditas en la espalda
mientras siseaba de manera casi tranquilizadora, de no ser tan inquietante la
situación para Jungkook. El pelinegro miró a Taehyung, quien seguía con
serio semblante ante la situación, mirando a Jiyook con molestia. Jungkook
suspiró temblorosamente y desvió su mirada al balcón a su lado. El cielo
estaba pintado de un claro azul y no habían más que un par de nubes densas
a ma vista. Un ave voló cerca, y no solo eso, se posó sobre el balcón.

Grande, blanca. Su rostro parecía formar un gordo corazón, el borde estaba


delineado con un color caramelo, el mismo color que pintaba las plumas de
sus largas alas junto al chocolate y quizás también pequeños puntos negros.

—Una lechuza. —Susurró el Omega. —Que bonita...

Pero ni siquiera le prestaron atención. Jiyook incluso comenzaba a mecerlo,


pero Jungkook se tensó cuando el Alfa habló alto y claro, y a pesar de que
no le hablaba a él, le ponía los pelos de punta de temor.

—No intervengas en esto, Jiyook.

La mujer se alejó de Jungkook solo para tomarlo del rostro y acariciarlo,


como si comenzara a detallar su rostro, a limpiar sus mejillas, a peinar su
cabello...Estaba asustándolo.

—No, yo no voy a intervenir. —Negó ella arqueando una de sus finas


cejas, de nuevo le sonrió a Jungkook. —¿Sabes? El consejo quiere
conocerte, y Taehyung planea una fiesta para mañana ¿Ya te había dicho?

—Uhm, no. —Negó Jungkook.

El tacto de Jiyook nunca lo molestó o incomodó, sin embargo esa vez lo


dejaba muy nervioso, estaban actuando extraño y Jungkook estaba muy
inquieto, solo quería alejarse de aquellas dos personas en esa habitación.

—Tenemos que ponerte más guapo de lo que eres, las parejas del consejo
morirán de envidia contigo. —Aseguró ella peinando su cabello detrás de
sus orejas. —Te cortaremos el cabello y te vestirás de blanco y púrpura
como Taehyung, son los colores del Reino. Debemos tomarte medidas hoy,
así que...

—Jiyook, ve a buscar el maldito jugo y déjame a solas con mi Omega. —


La interrumpió Taehyung con un gruñido ocultándose en su garganta. —Te
he dado una orden.

—Y yo me he negado.

—Jiyook.

La mujer sonrió de nuevo y Jungkook juró que quería borrarle la sonrisa y


empujarla fuera de la cama, pero ella solo se inclinó hasta chocar ambas
narices y susurrar de manera secreta.
—No te dejaré solo, mi niño.

Jungkook deformó sus labios en una mueca, preocupado de su tono,


preocupado del momento y del futuro. Su corazón se aceleró y tomó las
manos de Jiyook, apretándolas con fuerza, negando sin entender nada más
que la alerta que crecía en su mente.

—¿Qué sucede? —Exigió saber en voz alta. —¿Va a pasar algo malo?

—No voy a permitirlo. —Aseguró la Beta.

—Y yo no voy a permitir que quieras pisar mi autoridad, Jiyook. —Casi


grita Taehyung dando pasos cerca. —Lárgate a la cocina.

La Beta finalmente le dió frente, levantándose y dándole la espalda a


Jungkook, el cual comenzaba a temblar de los nervios.

—No te dejaré solo con Jungkook, Taehyung.

—¿Por qué no? —Jungkook negó confundido. —Es mi Alfa, Jiyook. ¿Qué
está pasando?

La mujer lo miró y negó con ojos tristes, su mano se estiró y Jungkook la


tomó, acariciándola.

—¿Qué pasa?

—No pasa nada, mi niño.

—Lo escuchaste, Jiyook, ya vete. No quiero maltratarte para tener que


sacarte de aquí.

La Beta de largos cabellos se inclinó hasta Jungkook y lo abrazó. El Omega


sintió como ella también temblaba un poco. El susurro cayó sobre su oído
en tono de rabia y tristeza.

—No lo dejes, Jungkook.

Antes de que el siquiera pudiera responder ella se alejó y caminó hasta la


puerta, mirando con rabia al Alfa antes de salir de aquella habitación.
Jungkook lo miró acercarse hasta el a paso lento, sentándose a orillas de la
cama y apoyando sus brazos de sus rodillas separadas, sus manos
juntándose y entrelazándose al tiempo que su pie daba pequeños golpes en
el suelo, su mirada perdida en algún punto muerto. Muerto. Jungkook
tembló pensando cosas que no deseaba.
—Estás muy enfermo.

—No me siento muy mal.

—Estás enfermo, hierves en fiebre, tu vómito arde y sudas mucho. Estás


pálido, estás débil, estás mal. —Dijo el Alfa con voz dura.

Jungkook negó y frunció el celo.

—Voy a recuperarme.

—No vas a hacerlo.

—¿Por qué estás siendo tan negativo? —Casi reclama el menor, molesto y
herido. —¿Qué dijo el doctor?

Taehyung giró el rostro y capturó su mirada, negó molesto, su nariz


arrugándose un poco mientras deslizaba su mirada hacía abajo. Estiró su
brazo, su dedo apuntando justo el vientre cubierto por la pijama del Omega.

—Es el embarazo el que te tiene así de mal.

Jungkook sintió aquello como un golpe en la cabeza. Casi resopla negando,


mirando casi acusatorimente al Alfa antes de tomar la manta que de había
caído hasta sus muslos y cubrir su estómago, alejando la mano de
Taehyung de un manotazo leve.

—¡No es verdad! —Exclamó. —N-No puede ser verdad, solo estoy un


poco enfermo...

—Estar embarazado te hace estar enfermo, estoy muy seguro.

—No, Taehyung, no es verdad. —Negó el Omega. —Y si es así igual me


curaré. —Aseguró Jungkook a pesar de que no sabía como. —Tomaré tés.

—No tomarlos es lo que te llevó a esto. —Alzó la voz el Alfa. —Te los di
cada vez que hacíamos el amor, Jungkook, tú solo debías tomarlos ¿Acaso
lo hacías?

—Y-Yo, claro que si, p-por supuesto.

—Claro, por eso estás embarazado ¿No es así?

—No me regañes. —Ordenó el menor molesto con aquella actitud. —No


me lo explicaste desde un principio, pude haber olvidado tomar los tés
antes de enterarme de que servían para eso, estoy muy seguro.
—Te lo dije, maldita sea. —Gruñó el mayor enterrando su rostro entre sus
manos. —Te dije que no quería un embarazo.

—¡Si no querías uno no hubieses estado conmigo en primer lugar! —


Jungkook miró a todos lados, queriendo arrojarle algo. —Ya no hay vuelta
atrás para esto, Taehyung, ¿Por qué estás regañándome? —Los ojos del
pelinegro se cristalizaron de lágrimas calientes enseguida.

—Hay vuelta atrás y eso es de lo que vamos a hablar ahora.

Jungkook se congeló en su lugar, un balde de agua helada siendo


derramado sobre su persona sin aviso.

—¿Qué?

—Se llama Génebra.

—¿De qué estás hablando? —Jungkook parpadeó atónito, tirando de su


mano cuando está fue tomada por el Alfa. —Suéltame ¿De qué hablas?

—La Génebra es una planta, puedo encontrarla en lo profundo del río. —


Explicó Taehyung acariciando las manos del contrario. —No todos saben,
pero tienen unas pequeñas bolas rosadas rodeándolas que están cubiertas de
unas capas verdes, como una cebolla...

—Taehyung...

—Si te las comes entonces todo estará bien. —Aseguró Taehyung


acercándose más a él, pareciendo casi desesperado. —Te juro que si te las
comes todo volverá a la normalidad, mi amor.

Jungkook juró que perdía la respiración, el aire de pronto no era suficiente


para que entrara a sus pulmones y lo ayudarán a mantenerse estable. Sintió
sus propias manos frías bajo el tanto del Alfa que lo miraba fijamente,
esperando una respuesta a lo que le había dicho, pero Jungkook se había
quedado sin palabras. Parpadeó y dejó que una lágrima se deslizara por su
mejilla. Taehyung elevó un poco sus cejas, sus ojos azules mirando fijos
los negros.

—Iré ahora mismo al la cascada y la buscaré, Jungkook.

Antes de que pudiera levantarse Jungkook tiró de su mano con fuerza,


haciéndolo sentar de nuevo. Taehyung miró sus manos y luego lo miró a
los ojos, esperando a que este hablara. Jungkook se sonrojó levemente por
la rabia interna que sentía de un momento a otro, se inclinó con la
reposición inestable y suspiró cerca del rostro ajeno. Taehyung no flaqueó
en ningún momento, continuó mirándolo. A Jungkook le ardió la garganta
al retener las palabras, ardían y lo hacían ahogar, lo hacían derramar más
lágrimas calientes, así que habló.

—¿Estás pidiéndome que mate a mi bebé?

Taehyung no respondió, Jungkook no le dió tiempo.

—¿Estás pidiéndome que me coma una porquería que lo matará?

—Jungkook...

—¡No, no me llames Jungkook! —Le gritó indignado, triste. —¿Qué estás


pensando? ¿Y cómo conoces esa planta? ¿Por qué sabes que puede matar a
un bebé en el vientre?

—No es tan descabellado, Jungkook, ni siquiera está aquí.

—¿Y de estar ya aquí? —Preguntó el menor con ojos que reflejaban


decepción o tristeza. —¿Harías que comiera la Génebra?

Taehyung negó en un suspiro: —Escúchame, por favor.

—¡No quiero escucharte!

—¡Esto es lo mejor, maldita sea! —Gritó Taehyung levantándose. —¡¿Por


qué quieres seguir con esto?! ¡¿Acaso no ves que no quiero a ese bebé?!

—¡Eso no significa que yo no lo quiera!

Taehyung rió amargamente, mirando al cielo y luego cubriendo sus ojos, la


otra mano posándose en su cintura mientra daba pasos ciegos a un lado y al
otro. Alguien abrió la puerta, Jiyook entro con una bandeja en manos,
Taehyung ni siquiera la vió, se apresuró a llegar hasta Jungkook casi de
manera violenta, inclinándose y señalándolo.

—Vas a comerte la maldita Génebra cuando la traiga, Jungkook, o juro por


Dios que mientras duermas haré que baje por tu garganta. De otra manera,
si tu dejas que ese niño nazca.

—¡Kim Taehyung! —Gritó Jiyook al tiempo que Jungkook le daba un


manotazo al mayor para alejar su mano. —¡¿Qué demonios estás
diciendo?! ¡Aléjate de Jungkook en este mismo momento!

Taehyung miró a la mujer con rabia, señalándola mientras la misma dejaba


la bandeja en el mueble al final de la cama.

—¡Tú lárgate de aquí!


—¡Tendrás que sacarme a golpes y dudo mucho que te atrevas a tocarme
siquiera un cabello!

Jiyook se acercó muy rápidamente, empujando al Alfa lejos de Jungkook,


interponiéndose como un poderoso escudo entre el y Jungkook, el cual
lloraba a mares sobre sus palmas.

—¡No vuelvas a hablarle así! ¡Nunca en tu vida intentes poner esa idea en
su cabeza de nuevo!

—¡No serás tu quien impulse sus ganas de seguir adelante con el embarazo,
Jiyook!

—¡Pruébame! —La Beta tembló de rabia ante el silencio que el Alfa


guardo, gritando de nuevo su reto. —¡Pruébame, Kim Taehyung!

Jungkook no pudo soportarlo, tomó las fuerzas que definitivamente no


tenía de quien sabe donde y salió de la cama de la cama, corriendo con los
pies descalzos hasta la puerta, una de sus manos cubriendo su boca para no
sollozar tan fuerte.

—¡Jungkook! —Llamó el Alfa, el grito no llegando hasta el por el portazo


que dió al salir.

Los guardias miraron al Omega correr por el pasillo, uno de ellos


preocupándose al verlo tambalearse antes de empezar a bajar las escaleras a
gran velocidad. Tuvo un muy mal presentimiento, aquel hombre tenía unos
cuatro años trabajando en aquel lugar y sabía que no debía meterse en
problemas, tenía un par de hijos que mantener, una esposa en casa, no
podía darse el lujo de perder su empleo...Pero fue tras el Omega. Solo un
minuto después Taehyung salió de la habitación dispuesto a ir tras
Jungkook.

El Omega pelinegro casi se cae de cara al llegar al final de todas las


escaleras, mirando a todos lados, la puerta a su derecha y a su izquierda, al
frente y atrás, en medio del gran arco que formaban las dobles escaleras de
aquel lugar. Empujó las puertas en medio de las escaleras, entrando a un
gran salón, con una enorme mesa, un gran candelabro, enormes ventanales
que mostraban el exterior, una belleza que simplemente no pudo admirar en
medio de su tristeza. Corrió bajo la mirada de un par de Betas que miraban,
empujando el otro par de puertas y entrando a un gran pasillo largo sin
ventanas, paredes color vino e iluminación escasa brindada por las velas.
Tuvo que elegir entre ir a la derecha o la izquierda, y al sentir que alguien
lo perseguía ni siquiera pensó bien, solo corrió hacía la derecha y entro a
otro salón gigante.
Los ventanales grandes en la pared frente a el iluminaban los colores
blancos y dorados de las paredes y los adornos, el piano, las mesas, los
cristales y de más. Una puerta a la derecha, otra a la izquierda. Fue hasta la
derecha, deseando salir del castillo y logrando hacerlo. Cerró la puerta con
fuerza tras el y avanzó, su pies descalzos tocando el suelo formado por
grandes piedras grisáceas, sus pasos rápidos guiándolo hasta el césped y
sus piernas débiles dejándolo caer de rodillas sobre el mismo. Jadeó
cansado, lloró y miró frente a el. El paisaje rural de un muro de arbustos se
alzaba y rodeaba el espacio, un espacio no demasiado grande en realidad,
un espacio que lo dejaba atrapado.

Tocó su pecho y cerró los ojos, sintió la boca reseca y estuvo sediento muy
pronto, tan pronto como escuchó una voz tras el.

—O-Omega Jungkook. —Lo llamó una voz masculina.

Miró tras él a un hombre alto y delgado, con hombros anchos y rostro


preocupado. El Beta vestía igual que los guardias, así que supo que era uno.
Se dió la vuelta, sentándose sobre su trasero al sentirse muy mareado y
abatido.

—¿Está bien, Omega Jungkook?

Jungkook inhaló profundamente y negó, sus ojos dejando escapar varias


lágrimas y sus labios rosados formando una mueca.

—No. —Sollozó.

El hombre parpadeó: —Oh... ¿Puedo ayudar en algo?

—No, solo quiero salir de aquí. —El pelinegro cubrió sus ojos y lloró.

El guardia lució avergonzado de a momentos, rascando su nuca con


incomodidad.

—No puedo sacarlo del castillo, lo siento.

Jungkook se limpió las mejillas y se tambaleó ahí en el césped, se tomó


fuerte el estómago de un momento a otro y pareció tener una arcada, sus
labios fueron cubiertos y sus ojos se cerraron con fuerza.

El guardio avanzó un poco, pero un carraspeo lo hizo girar en seco y


congelarse ante la imagen de un molesto Taehyung.

Listo, estaba muerto, se dijo a si mismo el Beta. Ah, maldita sea, ¿Por qué
se preocupó por el Omega? Ahora Taehyung lo haría picadillo y se lo
comería para la cena, ¡O peor! Lo echaría del castillo, llegaría a casa y
haría que viera a su esposa a la cara para decirle que ya no ganaría dinero
para alimentar a sus hijos o a ella, ¡Que vergüenza! ¿Ahora que haría?
¿Qué pasaría?

El Alfa mostró sus colmillos, el guardia tragó duro y dió una plegaria al
cielo. Jungkook gritó tras el con rabia.

—¡Déjalo, Taehyung! ¡El solo se preocupó!

—Lo siento. —Musitó el guardia haciendo una reverencia. —Y-Yo no


quise, y-yo, es que...

—Vuelve a tú lugar. —Ordenó Taehyung con recelo. —Haces bien en


cuidar a mi Omega, pero evita estar tan lejos y tan a solas con él.

—Si, Majestad. —Asintió el Beta. —Me retiraré de inmediato.

Jungkook miró como el Beta se alejaba y entraba de vuelta al castillo, cerró


la puerta tras el los dejó solos. Jungkook solo le dió la espalda a Taehyung,
llevando sus rodillas a su pecho y apoyando su mentón de estás. Quiso no
llorar más para demostrar algo de fortaleza, sin embargo el estar enfermo y
triste por la reciente pelea no era realmente de ayuda.

Jungkook sintió el Alfa tras el, sus manos tomando sus hombros y dándole
un apretón suave. Taehyung de arrodilló tras el y Jungkook se dió la vuelta
para encararlo, su pijama arrastrándose en el césped y manchándose. Odió
como Taehyung lo tomó de las mejillas y le tomó la frente, lo odió porque
de aquella manera dejaba de estar tan molesto con el y solo quedaba su
sensibilidad. No quería ser sensible en esa situación, quería gritarle y
golpearlo, decirle que era un maldito insensible.

—Vete. —Sollozó el Omega.

—No hemos acabado esta conversación, no puedes simplemente huir de


ello.

—Es estúpido que lo digas cuando es lo que intentas hacer.

Taehyung tomó aire y suspiró, mirando a un lado y negando. Jungkook


estiró sus manos y tomó el rostro de Taehyung en su manos. Ambos se
miraron y el menor derramó más lágrimas.

—¿Hablabas enserio cuándo dijiste que me harías tragar la Génebra


mientras duermo?

Taehyung negó de inmediato lo y lentamente.


—No, solo estaba muy molesto con tu inflexible actitud.

—¿Por qué me pides esto? —Casi chilla Jungkook

—Un bebé no será bueno para nosotros. —Taehyung de relamió los labios.
—No lo necesitamos, solo afectará nuestra relación.

—¿Cómo puedes decir eso? —Casi reclama el pelinegro sollozando y


dando un golpe al pecho ajeno. —¿Por qué dices eso?

—Jungkook. —Taehyung lo tomó de las manos y suspiró, tomando calma


de donde ya no había para decirle. —No quiero un hijo. Si ese bebé nace
¿Qué tendrá? Lo habrá engendrado un hombre que no tiene ni un toque de
cariño por el. ¿Realmente quieres que eso pase? ¿Quieres traer a un niño al
mundo al cual su padre no querrá e ignorará?

—Pero yo lo quiero...

Taehyung frunció los labios y bufó poco después. No pudo dejar de ver los
ojos oscuros que se quebraban en lágrimas que se esparcían en líneas por
sus mejillas sonrojadas. La mueca de tristeza en sus finos labios rosados y
como su inferior temblaba. El rubio negó y frunció sus hombros con mirada
dura que reflejaba inseguridad.

—¿Cómo sabes que lo quieres? Es como del tamaño de una pasa cuando
mucho ahora mismo.

—¿Cómo sabes tú que no lo querrás luego? —Jungkook bajó sus manos al


cuello del mayor y jadeó un poco.

—Es muy diferente, Jungkook. Demasiado diferente, el amor por algo que
no quieres no nace así como si nada.

—Yo no te quería.

—Somos destinados, pasaría tarde o temprano.

Jungkook suspiró de manera temblorosa sin saber que decir, sintiendo su


desesperación llegar hasta su garganta y ahogarlo.

—A penas te has enterado ayer, ¿Cómo puedes amarlo? En todo caso


¿Cómo supiste que estabas embarazado si ni siquiera viste al doctor?

Jungkook frunció los hombros en señal de no saber y tomó las manos de


Taehyung, estrujándolas con desespero.
—No importa cuando me enteré, ¿Cuánto tiempo te tomó enamorarte de
mi?

—Ya te dije que no es lo mismo... —Taehyung frunció el entrecejo. —No


puedes estar enamorado de ese bebé, Jungkook.

—Si puedo, ya lo amo, lo amo muchísimo y no dejaré que me obligues a


hacer una tontería.

Los sollozos de Jungkook eran tortuosos para los oídos de Taehyung, era
simplemente horrible y desgarrador verlo llorar de una manera tan afligida
y deprimente. Pero no podía darse el lujo de decirle lo que quería escuchar,
no en aquel momento.

—Por favor, Jungkook. No me hagas esto, mi amor...Deja que busque la


Génebra y sigamos con muestras vidas. Sabes que te amo, sabes que te
daría lo que quisieras y lo que desearas, pero...

—Quiero esto. —Lo interrumpió Jungkook en una súplica. —Quiero esto,


Taehyung.

—No puedo cumplirte este capricho, Jungkook, entiende. —Insistió el


mayor. —Pídeme otra cosa, pero no esto.

—Por favor, te lo suplico.

Taehyung cerró los ojos cuando Jungkook se le fue encima en un abrazo


fuerte, los labios finos presionándose una y otra vez en la mejilla del Alfa.
El rubio negó y lo alejó, acariciando sus brazos. La mirada lastimera de
Jungkook no fue impedimento para su voz dura al señalarlo con su dedo
índice.

—Escúchame bien, Jungkook.

—Si, si. —Asintió el Omega aspirando sus mocos, esperanzado. —Te


escucho.

—Si vas a seguir con esto adelante más te vale poder hacerlo tú solo,
porque yo no pienso involucrarme con este embarazo, ni con este bebé ni
con nada relacionado. ¿Te queda claro? Seguiremos juntos, no pienso
dejarte, pero yo no voy a formar parte de la crianza de ese bebé.

El pelinegro balbuceó: —P-Pero...

—Pero nada. O acabamos con esto ahora o continúas tú solo. Y más vale
que ese bebé no afecte nuestra relación porque de otro modo...
Los ojos del menor de abrieron en demasía —¿Q-Qué?

A Taehyung ni siquiera le hizo falta responder, Jungkook ya había


entendido todo con solo verlo a los ojos. Tragó duro. ¿Solo? Taehyung
hablaba enserio, no se involucraría, no le importaba ni mucho menos, solo
quería deshacerse del bebé tarde o temprano y seguir con su vida. Pero
Jungkook no podía ni siquiera pensar en hacer eso, ¿Se podía ser tan cruel
para matar a un bebé? No era justo, Taehyung no estaba siendo justo.

El mentón del Omega fue tomado para obligarlo a levantar la mirada,


encontrándose enseguida con los ojos azules llenos de frialdad.

—Decídelo ya.
❝Veintiuno❞
If Only — Dove Cameron.

Jiyook peinó el cabello negro del Omega con suavidad y cariño, tocando a
veces las hebras húmedas con sus dedos y disfrutando su textura lisa. El
cepillo dorado de hermoso diseño que tanto le gustaba a Jungkook peinaba
y peinaba su cabello hasta el punto de poder ponerlo feo, pero claro que
Jiyook no iba a permitirlo. Mientras Jungkook yacía sentado frente al
tocador, con la mirada baja hacía sus manos sobre su regazo, en silencio.

—¿No quieres ponerte un poco de aroma, uhm? —Preguntó Jiyook. —Hay


varios perfumes que tengo...

—No sé si me vayan bien con mi aroma, gracias. —Respondió Jungkook


en voz baja.

—Apuesto a que si.

—Tal vez a Taehyung no le guste. No le gusta cuando no puede oler mi


aroma.

Jiyook chasqueó la lengua y dejó el cepillo a un lado, acariciando de


manera reconfortante los hombros del Omega. Le sonrió a través del espejo
a pesar de que no la miraba.

—Está bien, como tu quieras. ¿Ya quieres que te maquille?

—No...

—¿Por qué no? Te pondré unos polvos muy bonitos, incluso te pondré unos
brillos en los ojos que te harán parecer como alguien mágico.

El intento por entusiasmar a Jungkook no fue demasiado bueno, el Omega


se encogió en su lugar y gimoteó un poco sin querer.

—No quiero saber nada que tenga que ver con la magia, por favor. Solo me
recuerda a lo que pasó en el río.

—Perdóname, Jungkook, no quería hacerte recordar eso. —Aseguró Jiyook


sintiéndose mal al respecto. —Solo decía...

—Lo sé.
Jiyook se mordió el labio inferior y se movió hasta estar a un lado de
Jungkook. Se arrodilló a su lado y lo tomó de las manos, dándole un
apretón, pero no obtuvo la mirada de Jungkook en ningún momento, solo
su silencio indiferente.

—No me gusta que estés triste, me pones muy triste a mi.

Jungkook tomó un respiro y se soltó del agarre de Jiyook, posando sus


manos sobre el tocador y lueto hurgando entre los frascos.

—Ve a arreglarte, yo me puedo maquillar solo.

—No debo arreglarme, soy sirvienta, de verdad yo puedo ayudarte, soy tu


Nana.

—No, Jiyook. Estoy bien.

La mujer frunció los labios y bajó la mirada. Jungkook estaba siendo


demasiado frío y cortante, deprimente. Desde su llegada Jiyook lo había
acogido bien, lo había visto como otra oportunidad, para no arruinarlo de
nuevo, no podía dejar que Jungkook terminara como Taehyung...

—Te quiero mucho, Jungkook. ¿Lo sabes?

Y ella pensó que le respondería con un "Lo sé", tal y como Taehyung
respondería en cualquier caso, pero Jungkook solo asintió y dijo en voz
baja.

—Gracias. —Sus mejillas se tornaron rojas y su nariz igual. —Yo también


te quiero mucho, Jiyook.

La Beta de cabello largo y negro asintió en medio de una sonrisa leve,


acariciando el brazo ajeno y dando un suspiro al aire. Jungkook inhaló y la
miró, sus ojos estando levemente cristalizados en lágrimas que aún no
caían de sus ojos. Se relamió los labios pálidos y parpadeó un poco, sus
manos temblando sobre la superficie de madera oscura del tocador.

—¿Tú crees que tomé la decisión correcta? —Susurró a penas.

Jiyook, entristecida negó, suspirando de nuevo y reteniendo las ganas de


echarse a llorar como una sensible.

—Mi niño... Solo tú puedes saberlo.

Jungkook asintió y cerró los ojos, volviendo a darle frente al espejo. Jiyook
por su lado, se levantó y caminó fuera de la habitación, dando un último
vistazo al pelinegro con los ánimos arrastrándose por los bordes del
infierno.

Jungkook tomó uno de los frascos con polvos claros y tomó una pequeña
esponja extraña con la que Jiyook solía maquillarlo. Dió un toque en su
nariz y supo que había exagerado al ponerlo en la esponja. Su nariz había
quedado blanca, como si harina hubiese sido echada sobre ella. Intentó
esparcir aquello por sus pómulos y luego por sus mejillas, quizá estaba
funcionando. Tomó el labial que Jiyook solía ponerle... ¿Era ese? Se veía
más oscuro cuando lo ponía en sus labios, quizá era mucho, quizá era
demasiado. Sus labios estaban rojos, demasiado. Intentó quitarlo un poco
con sus dedos, luego intentó sacudir sus mejillas pálidas, pero se manchó
con el labial rojo. Parpadeó molesto y preocupado, se iba a manchar la
bata, no quería ser desastroso, era un día especial, Taehyung se lo había
dicho. Se levantó de inmediato para buscar algún trapo con el que pudiera
limpiarse, pero alguien abrió la puerta antes de poder moverse unos pasos
más allá del tocador.

Taehyung frunció el ceño al ver al Omega a la cara, cerró la puerta tras el y


se acercó un poco confundido.

Jungkook tragó duro. Taehyung se veía guapísimo en esos pantalones y


camisa blanca, el saco púrpura lo hacía ver tan elegante y todas sus joyas
doradas lo hacían parecer tan inalcanzable. Jungkook se encogió en su
lugar, el aún estaba vestido con una simple bata aún después de bañarse, así
que se sintió inferior.

—Mi amor, ¿Qué haces?

—Yo... Me maquillo.

Taehyung formó una mueca: —Es demasiado.

—Yo no sé hacerlo bien.

Taehyung miró a los lados y tomó una de sus camisas de un asiento


cercano, se fue al baño entonces. Jungkook suspiró ruidosamente y se fué
hasta la cama, sentándose en ella y esperando por el mayor. Taehyung salió
poco después, acercándose hasta sentarse a su lado. Tomó al Omega del
mentón y con su otra mano pasó el trapo mojado por uno de sus párpados,
limpiando luego uno de sus pómulos enrojecidos y una de sus mejillas.

—¿Cómo te sientes?

—No tan enfermo.

—¿Seguro que podrás resistir esta noche?


Jungkook asintió, no quería decepcionarlo, quería conocer al consejo,
quería ser conocido como el Omega de Taehyung. No iba a dar un paso
atrás, solo quería avanzar.

—¿Qué hiciste? —Murmuró Taehyung. —Mira como estás todo


manchado, cariño.

—Fui torpe, ¿Me veo como de prostíbulo?

—No, amor. Nunca.

Jungkook frunció los labios hacía afuera, formando labios de pez solo para
pedirle un beso al Alfa. Taehyung se lo concedió y se unieron en un beso
suave y tierno. El Omega abrazó al Alfa por su cintura, pero se alejó
enseguida al recordar que sus manos también estaban sucias. Taehyung las
limpió con paciencia y terminó de limpiar su rostro, dejándolo libre de
polvos y manchas exageradas.

—No necesitas maquillaje. —Taehyung le dió un pequeño beso soltando su


mandíbula. —Te ves hermoso sin el.

—Pero a mi me gusta. —Jungkook se frotó el ojo izquierdo. —Además,


probablemente los Omegas de los Alfas del consejo estarán muy bien
presentables esta noche.

—Y tú igual. Te ayudo a vestirte, ¿Quieres?

Jungkook asintió con una sonrisa ladina. Taehyung buscó el vestuario de


aquel día para Jungkook. Pantalones blancos como los de Taehyung,
apegados a sus piernas. Su camisa púrpura de tan distinguidas mangas
largas, adornada con lindos volantes en sus muñecas y botones dorados. En
sus hombros rodeaban cadenas que caían un poco hacia sus brazos, y en el
bolsillo en su pecho izquierdo había algo que abultaba y molestaba. Hurgó
solo un poco con sus dedos y encontró algo. Al verlo entre sus dedos dió un
suspiro.

—¿Te gusta?

Jungkook miró al Alfa frente a el con curiosidad.

—¿Lo ocultaste tú ahí?

—No respondiste a mi pregunta, Jungkookie.

Taehyung tomó la pronunciada gargantilla dorada con piedras preciosas de


entre los dedos de Jungkook y tomó su mano izquierda, dándole un beso en
el dorso. Le dió la vuelta y cubrió su cuello con aquella gargantilla,
ajustándola y sosteniéndola. Jungkook caminó hasta el espejo con
Taehyung detrás y retuvo el aire, cubriéndose los labios. Taehyung lo
abrazó desde atrás.

—Está hecho de oro y pidras preciosas. Esta de aquí es Amatista. —


Taehyung subió su mano al cuello ajeno y señaló la gran piedra central
brillante, la más llamativa y hermosa. —Y estás. —Señaló las cuatro pidras
rosas que rodeaban la amatista. —Son Topacios rosados.

Jungkook acarició las piedras brillantes con sus dedos, gustándole como la
Amatista resaltaba en su garganta y como los Topacios rosados pequeños la
rodeaban, todas incrustadas en extraños remolinos dorados que parecían
petalos y formaban una flor hermosa. El resto de la gargantilla eran finas
tiras de cadenillas que sostenían la flor y rodeaban el cuello del pelinegro.
Era brillante, era grande, hermoso, único y precioso.

—Tae... —A penas musitó, sosprendido de vestir algo tan precioso y


probablemente costoso.

—¿Te gusta, mi amor? Ordené al joyero real que la hicieran solo para ti.

—Para mi... —Repitió Jungkook embelesado con su imagen en el espejo.

Taehyung besó el mentón bajo su oreja y sonrió con los ojos cerrados,
olisqueando el aroma chocolatoso de Jungkook.

—Para ti, solo para ti. —Acarició con su nariz la mejilla ajena. —Eres mi
Omega conscentido, te mereces más que eso.

Jungkook vió por el espejo como la lengua ajena acarició su mejilla en una
lamida cariñosa y él le dió frente a Taehyung. Sus labios pálidos fueron
mojados con saliva antes de hablar.

—Tae, es preciosísimo.

El Alfa inhaló sintiéndose orgulloso de su elección e indicaciones,


inclinándose para besar los labios de Jungkook. El Omega rodeó su cuello
con sus brazos y lo atrajo más cerca, dándose el gusto de introducir su
lengua entre la cavidad bucal de Taehyung. Alfa y Omega compartieron un
largo momento de intimidad, acariciando sus lenguas entre sí y robándose
suspiros el uno del otro. Jungkook sentía sus labios hinchados y su
intimidad húmeda, pero no era momento para eso, así que dando un último
beso a Taehyung se separó. El Alfa inhaló y exhaló con suavidad. Su nariz
y mejillas sonrojadas, sus ojos brillosos como sus labios, los cuales estaban
también hinchados. Jungkook sonrió y empujó su mejilla con su nariz,
dando pequeños besos. Se sentía un poco menos triste entonces.
—Te amo, mi amor. —Le susurró Taehyung secretamente, acariciando sus
costados y enviándole cosquillas. —Terminemos ¿Si?

Para cuando ambos estuvieron listos el reloj marcaba las seis, y poco a
poco la hora de bajar llegaba. Hubo un ensayo pequeño el la mañana, sin
embargo Jungkook tenía miedo de caerse por las escaleras y quedar en
ridículo. Jiyook los esperó tras las dos puertas que los separaba de los
invitados, dió unos últimos retoques a Jungkook y a Taehyung, deseándoles
suerte.

—No bajes tan rápido. —Le ordenó Jiyook en un susurro. —Debes ir paso
a paso.

—¿Y si me caigo?

—Estaré abajo, yo te atajo. —Bromeó Taehyung.

—No es gracioso. ¿Cómo que abajo? ¿No iremos juntos?

—No.

Desde abajo un par de trompetas se escucharon.

—¡Damas y caballeros! ¡Alfas y Omegas! ¡Con ustedes el Rey y Alfa líder


de Seoul, Kim Taehyung!

Jiyook tiró rápidamente de Jungkook para alejarlo de las puertas justo a


tiempo, ambas fueron abiertas por guardias Betas y Taehyung se dejó ver.
Jungkook juró que podía babear con su imagen y solo estaba viendo su
perfil de lo lejos. Fue recibido con aplausos estruendosos, ¡Habían muchas
personas! ¡Jungkook estaba seguro! Jadeó cuando las puertas se cerraron y
Jiyook lo empujó hasta estar en medio de ambas.

—Sean bienvenidos a mi castillo nuevamente, aunque para la mitad de


ustedes es la primera vez aqui. Quiero agradecer su presencia este día, pues
hay una importante presentación que deben apreciar...

—No quiero. —Susurró Jungkook desde su lugar al escuchar el eco de la


voz de Taehyung. —Jiyook, ya no quiero.

—Que ni se te ocurra desmayarte. —Le susurró ella, alejándose de


inmediato.

—Tengan el honor de conocer a mi Omega y futuro esposo.


Luego de eso Jungkook supo que no podía arrepentirse de nada. Las
puertas se habían abierto y lo primero que pudo ver Jungkook fue el
enorme candelabro que colgaba en el centro de aquel lugar. Parpadeó por la
luz hermosa y dió pasos inseguros hasta el balcón de aquellas escaleras en
arco, miró hacía abajo solo un poco, nervioso por ver a tantas personas,
Taehyung esperando al final de la escalera. No supo de donde, pero música
comenzó a sonar de fondo, hermoso sonido de violines que lo ayudaban a
no tener los nervios atacándolo. Bajo los escalones uno por uno, decidiendo
que perdería la mirada en algún punto muerto, pero fallando al ver los ojos
azulados de Taehyung.

No pudo evitar sentir que se le movían las escaleras bajo su mirada


profunda, quiso irse corriendo y esconderse bajo la cama, cubrirse los ojos
y sonrojarse, pero no podía ser tan infantil ahí y en ese momento.

Llegó al fin hasta el, cuando tomó su mano sintió que su mundo se
estabilizaba, y cuando el mayor se inclinó para besar sus labios sintió que
ya nada más importaba.

Aplausos, murmuros y el fin de la melodía. Taehyung de separó de el y


miró a los invitados.

—Con ustedes mi Omega. —Hizo que Jungkook diera pasos frente a el al


tirar de su mano y mostrarla al resto. —Jungkook.

Todos, sin ningún tipo de excepción hicieron una pronunciada y perfecta


reverencia, demostrando respeto y aceptación. Luego todos volvieron a sus
posiciones y se limitaron a mirarlos con una sonrisa en el rostro.

~•~•~

Taehyung estaba a la cabeza de la mesa, Jungkook estaba a su derecha y


Sehun a su izquierda, a un lado de Sehun se encontraba Baekhyung, y a un
lado de Jungkook estaba nada más y nada menos que Kyungsoo. El resto
de los invitados yacían a lo largo de la mesa, sus Omegas junto a ellos,
comiendo y bebiendo mientras todos habían entablado una conversación a
la que Taehyung prefería ser ajeno para comer en silencio, como le
gustaba. Jungkook masticó su pescado y miró a Baekhyung, el mismo le
hacía una cara obstinada refiriéndose al Kyungsoo. Jungkook sonrió
disimuladamente, pero acabó mirando al Omega.

Parecía... Apagado. Y no era como si a Jungkook le importara demasiado,


quizá si un poco, pero de igual modo no debía meterse ¿No? No era su
asunto. Miró su plato y carraspeó suavemente, hablando por debajo del
resto de las voces.

—¿No te gusta el pescado?


—No tengo hambre. —Se limitó a responder.

Jungkook dejó su cubierto a un lado y se ayudó de los palillos para quitar


espinas atravesadas. Tomó un trozo de papa hervida con ajo y la llevó a su
boca, no pudiendo evitar volver a hablarle a Kyungsoo.

—Creo que aquello es pulpo. —Señaló levemente hacia lo lejos.

—¿Y quieres que te lo pase o...?

Jungkook acalló un gemido de decepción ante su tono.

—Uhm, no, a mi no me gusta. Solo digo que si no te gusta esto puedes...

—Omega Jungkook, no se meta ¿Puede? Por favor. —Musitó el Omega.

Jungkook saboreó el rechazo y miró su plato, luego a Baekhyung quien le


hizo una mirada interrogante a la cual negó. Terminó por ver Taehyung,
terminaba ya casi su comida, así que con sus palillos le sirvió un poco más
de ensalada después de preguntar si así lo quería. Buscó con su mirada algo
más que servirle, pero de nuevo volvió a Kyungsoo.

—¿Quieres pan? —Le preguntó.

Kyungsoo casi resopla mirando al Omega, negó con ojos medio molestos.

—No, el pan engorda, Jungkook. —Susurró obvio.

Jungkook pareció desubicado: —¿Por qué te engordaría?

Kyungsoo de un momento a otro pareció sonrojado, su nariz enserio se


torno roja. Jungkook retuvo el aire cuando el mismo le dijo algo al Alfa a
su lado y luego se levantó, haciendo una reverencia leve a Jungkook y
Taehyung que nadie tomó en cuenta a pesar de ser claramente obligatoria al
irse de la mesa. Jungkook juró que había hecho algo muy malo para que
Kyungsoo se fuera, así que miró a Taehyung, tomó una servilleta y se
limpió las manos poco sucias.

—Ya vuelvo.

Taehyung lo miró y tragó lo que estaba en su boca, mirándolo con seriedad.

—¿A dónde vas?

—Al baño. —Mintió. —No tardo.


—Por favor. —Taehyung tomando su copa de vino, rodando los ojos con la
sonrisa de Jungkook. —Con cuidado.

—Voy al baño. —Repitió. —No me atacará algo.

Jungkook se levantó e hizo una reverencia, aunque no sabía bien si él tenía


que hacer eso. De igual modo se fue, tratanto de ir por donde Kyungsoo.
Con ayuda de los guardias graciosamente llegó a un baño, al parecer un
baño de invitados, aunque era casi tan grande como el de Jungkook. Casi.
Kyungsoo estaba frente a un espejo posicionado en una esquina,
limpiándose las lágrimas.

—¿P-Por qué lloras, Kyungsoo? Perdóname si dije algo malo.

—No, Jungkook, vete por favor. —Pidió el Omega aireando su rostro con
sus manos.

—Pero es que estás aquí llorando. —Jungkook emitió un quejido. —Ya sé


que no somos amigos, pero no quiero dejarte aquí solo llorando.

Era muy feo cuando se estaba solo llorando, Jungkook lo sabía. Por esa
razón no quería dejarlo, solo por eso. Kyungsoo había sido muy
desagradable con él, pero Jungkook no era rencoroso, la verdad solía dejar
ir las cosas más rápido de lo que debería, la rabia nunca le duraba
demasíado, ni siquiera lo suficiente, así que Kyungsoo para él era solo un
Omega desagradable que lo hizo pasar malos ratos alguna vez, nada grave.

Kyungsoo continuó llorando y Jungkook se le acercó, no haciendo más que


tender su mano y limpiarle las mejillas con una de sus manos en señal de
apoyo. Luego le acarició la espalda.

—¿Es por el pan?

—Tú no dejas de ser ingenuo ¿Verdad?

Jungkook frunció el entrecejo.

—Bueno, lo siento, intento ayudar.

—¡No es por el pan! E-Es solo, es solo que...

—¿Qué? —Jungkook dió unas palmadas en su espalada. —¿Qué te sucede?


¿Te han hecho algo hoy?

—No. —Kyungsoo sorbió su nariz. —Es solo que no quiero comer, voy a
engordar más rápido.
—¿Más rápido?

—¡Ugh, Jungkook! —Gruñó el Omega dando un golpe al piso con su pie.


Miró tras el Omega para asegurarse de que la puerta estaba cerrada y dijo
en voz baja. —Estoy embarazado, ¿No entiendes? No se puede hablar de
esto así, la gente escucha ¿Qué si escuchan?

Jungkook parpadeó y abrió sus ojos en demasia, sintiendo la sorpresa


colarse en su sistema.

—¡Oh! ¡Felici...!

—¡SHHT!

Kyungsoo le cubrió los labios y Jungkook retrocedió, cubriéndolos por el


mismo, sintiéndose torpe bajo la mirada de Kyungsoo. El Omega que
lloraba se frotó los ojos.

—¿Por qué gritas? ¡Se van a enterar allá afuera! —Exclamó en un susurro.

—¿Y qué tiene? —Preguntó Jungkook susurrando también. —Se van a


enterar tarde o temprano, ¿Es que acaso... No quieres eso?

Kyungsoo negó: —No quiero que se enteren, si no lo hacen sería mucho


mejor.

Jungkook sintió que su estómago se revolvía y dió un respingo ruidoso.

—¿No quieres a tú bebé?

—¡Jungkook, shht!

—¡Estoy susurrando! ¡No seas paranoico!

—Por supuesto que lo quiero, Jungkook. —Susurró sacando del bolsillo de


sus pantalones y limpiando su nariz. —E-Es que voy a engordar y seré muy
feo, entonces mi Alfa se conseguirá otro Omega.

—¿Qué el qué? ¿Te dijo eso?

—No, pero lo sé. —Kyungsoo sollozó con ganas y negó. —Los Alfas
pueden buscarse a cuantos Omegas quieran, el Alfa de Irene y tiene a tres
Omegas más, ¿Por qué no se buscaría otro Omega mi Alfa cuando me vea
tan feo?

Jungkook parpadeó y bufó, cruzándose de brazos y luego señalándolo.


—¿Estás tonto? ¡El no dijo que te cambiaría!

—¡Iluso, deja de gritar!

Jungkook se encogió, si había gritado aquella vez. Carraspeó y se relamió


los labios, acercándose un poco más a Kyungsoo cuando le habló en
susurros.

—No tiene que decírmelo ahora, me lo dirá en unos meses, cuando todo
esto se note. —Se tocó el vientre bajo sus pantalones negros y lloró contra
su pañuelo. —Y ya no seré el único...

—Kyungsoo para, deja de llorar por eso, apuesto a que exageras, tú no


dejarías que el lo haga ¿No?

—Eso no depende de mi.

—¿Y si tú no quieres?

—Me aguanto, soy su Omega, él toma las decisiones.

Jungkook sintió que se le oprimía el pecho entre la injusticia.

—¿Acaso el no te ama lo suficiente?

—Si. Es decir, no lo sé...

Jungkook frunció los labios dándose un momento para no caer en tristeza


por aquello. Había sido un día muy deprimente para el con todas las cosas
en su cabeza que le revolvían los sentimientos encontrados, pero no se
permitiría llorar de nuevo hasta estar solo. Así que inhaló profundamente y
se obligó a aparentar que todo iba muy bien.

—Escúchame, creo que estás pasandote un poco. ¿Por qué no hablas con
él? ¿Le dijiste que estás esperando un bebé?

—Ajá. —Asintió.

—¿Y qué te dijo?

—Que estaba muy feliz con eso. —Casi chilla.

Jungkook abrió los labios y los dejó así hasta que casi babea. ¿Había dicho
que estaba muy feliz? ¿Y Kyungsoo estaba ahí... llorando? Un sentimiento
nuevo abarcó el pecho de Jungkook. Envidia. Mucha envidia y molestia.
No supo porque demonios perdió tanto el control, estaba seguro de que
tenía que haber perdido el control con Taehyung en todo caso, pero no, lo
perdió con Kyungsoo, lo abofeteó y lo hizo callarse de golpe.

—¡A-Ay, Kyungsoo! —Jungkook se cubrió los labios, sintiéndose muy


mala persona. —¡Perdóname! Y-Yo... ¡Es que estás actuando como un
estúpido! Tienes a un Alfa que te quiere y quiere al bebé y estás pensando
en que te vas a poner gordo y feo ¡Y otras cosas tontas más!

Sorprendentemente Kyungsoo asintió con la mirada perdida y la mano en la


mejilla herida.

—Tienes razón...

"¡Uff! ¡Que suerte tengo!" Gritó Jungkook en su mente, ya no dejaría


controlar por la rabia tan fácilmente.

Y casi de inmediato otra voz invadió su mente, una ronca y grave.

"¿De qué hablas, cariño?".

Jungkook frunció el entrecejo, ¿Le habló a Taehyung a través de su mente?


Definitivamente lo había hecho, quizá la emoción de no haber recibido una
bofetada por parte de Kyungsoo que probablemente terminaría en una pelea
en el baño. Al no responder a Taehyung el mismo volvió a hablarle.

"Vuelve".

—Oye, Kyungsoo. —Habló Jungkook sintiéndose extraño por haberse


comunicado a través de la mente. —Si hablo Taehyung no me escucha
¿Verdad? Me refiero a que me escucha solo si pienso ¿No?

—Solo si le hablas, Jungkook. —Le dijo obvio, mirándolo entonces. —¿Le


estás hablando?

—N-No, yo solo pregunto, no se hacerlo.

—Tienes que pensar que le hablas a Taehyung, entonces le hablas y ya. —


Explicó limpiándose la nariz.

—Oh...

"¡Taehyung!" Intentó gritarle como si lo regañara.

"¿Qué haces, Jungkook?" Preguntó el Alfa de vuelta "Vuelve".


—Oh, que gracioso. —Jungkook recibió un golpe en su brazo casi
enseguida. —¡Auch!

—¿¡Qué estás haciendo!? —Reclamó Kyungsoo indignado. —¡Estamos


hablando de algo serio aquí!

Jungkook se sintió avergonzado, frotó su brazo con su mano y se sonrojó


un poco.

—Tienes razón, disculpa.

Kyungsoo sorbió sus mocos a punto de reclamar, pero cayó cuando miró la
gargantilla de Jungkook. El Omega poetador de la misma tocó las piedras
preciosas con sus dedos, sintiéndose incómodo de repente.

—¿Qué?

—¿Aún no estás marcado?

—No. —Jungkook sintió su nuca picar, pero recordó que Kyungsoo no


podía hacerle un daño marcándolo ya que no podía. —¿Por qué?

—Si tú no estás marcado no puedes hablarle a tu Alfa a través de tu mente.


—Aseguró Kyungsoo frunciendo el entrecejo, confundido.

—Oh... —Jungkook no supo que responder, no hasta que recordó lo obvio.


—Es que...

—¿Qué?

Jungkook cerró la boca. No sabía si debía decirle que eran destinados,


¿Taehyung estaría de acuerdo? No pensó nunca que llegaría a interrogarse
constantemente en sí Taehyung estaría de acuerdo. ¿Taehyung estaría de
acuerdo si usaba aquella camisa? ¿Taehyung estaría de acuerdo en si
dormía desnudo con el? ¿Taehyung estaría de acuerdo si decía que eran
predestinados? Las únicas personas que sabían aquello era Jiyook,
Baekhyung y su Alfa, obviando a Taehyung y a él mismo. No quería
decirlo.

—Volvamos, ¿Si? O van a preguntar que tanto hacemos. —Sugirió


Jungkook tomando la muñeca del Omega frente a el. —Vamos.

Con un tirón Jungkook hizo que Kyungsoo tomara un respiro y caminara


con el hasta la puerta. Kyungsoo salió, pero casi enseguida entraron tres
Omegas mujeres, impidiéndole la salida a Jungkook. El retrocedió, algo
empujado por sus pronunciados vestidos y aturdido por las risas de las
mujeres. Las miró al retroceder. La primera traía un peinado de lo más
estraño, ¿Su cabello podía mantenerse así sin caer? Todo su cabello negro
estaba elevado y tenía trenzas y flores reales como su vestido azul ¿Cómo
no la había notado antes? Era extravagante igual que sus joyas en sus dedos
y muñecas, su cuello blanquecino estaba libre de todo, menos de una marca
en la curvatura izquierda.

—¡Omega Jungkook! —Hizo una reverencia leve. —Hola, no me he


presentado personalmente. Soy Irene.

¿Irene? ¿Irene cómo aquella que tenía un Alfa con dos Omegas más? La
mujer a su lado habló, vestida con un vestido color carmesi con varios
pliegues que la hacían lucir como una rosa que se abría hacia el suelo, su
cabello negro estaba recogido en una coleta alta que dejaba que su cabello
cayera en una línea recta hasta su cintura, su nariz se arrugó un poco al
sonreírle a Jungkook.

—Yo soy Seulgi, Omega Jungkook. Es un placer conocerlo.

—Y yo soy Wendy.

La tercera hizo un reverencia y sus mechones rubio cubrieron su rostro un


momento. Era muy lindo, en ondas, se veía suave y abundante, largo, más
largo que el de Seulgi, habían un par de trenzas pequeñas como decoración
junto a unos broches plateados con unas cuantas piedrerias de colores que
iban muy bien con su vestido color mantequilla, ancho y simple, con
mangas tres cuartos igual que Irene y a diferencia de Seulgi. Las tres
parecían muy felices, sus mejillas sonrosadas y sus cuellos marcados en el
mismo lugar.

—Hola. —Dijo Jungkook inseguro. —No había escuchado nombres como


Wendy o Irene...

—No son comunes por aquí, soy del extranjero. —Respondió Wendy. —
Mi madre y la madre de Irene son muy amigas, y solían viajar a reinos muy
lejanos para las grandes fiestas, entonces conocieron esos nombres.

—Ah. —Jungkook se contagió de su sonrisa y asintió. —Lindo.

—El suyo también es lindo.

—Como una flor. —Dijo Seulgi.

—Una rosa, o algo así ¿No? —Concordó Irene. —Jungkook. Es suave, casi
aniñado y tierno.

—Oh, Gracias, creo.


Las tres le sonrieron y Jungkook junto sus manos frente a el, intimidado
frente a las hermosas mujeres. Sonrió nervioso y preguntó:

—¿Quién es su alfa?

—Vernon. —Respondieron las tres al mismo tiempo.

—No lo conozco.

—Te lo presentamos. —Dijo Wendy. —Cuando salgamos, ¿Quieres?

—Eh, claro.

—Bueno, a lavarnos. —Ordenó Irene.

Jungkook estuvo a punto de hacerle espacio, pero las tres lo tomaron y lo


llevaron hasta el mesón con variados objetos, principalmente palanganas
hondas de porcelana blanca y detalles dorados y aguamaniles del mismo
material y el mismo decorado llenos de agua. Irene, Seulgi y Wendy se
posicionaron cada una frente a uno, y graciosamente habían cuatro de estos,
así que Jungkook se posicionó frente a una también y las imitó echando un
poco de agua del aguamanil a la palangana de porcelana.

—Bueno, solo las manos obviamente. —Rió Irene.

—Si, lo dijiste como si fuéramos a lavarnos de pies a cabeza. —Rió Seulgi


también.

—¿Y por qué no? —Preguntó Jungkook, sintiéndose tonto ya que,


obviamente no podían, no estaban en su hogar.

—¿Estás loco?

Jungkook miró a irene y está se sonrojó.

—Oh, no debí insultarlo, perdón.

—No, nada de eso. —Restó importancia el. —¿Le tienes miedo al agua?

—Esta está helada. —Se quejó Wendy sumergiendo sus manos en el agua
de la palangana. —Uff.

—Yo creo que está fresca. —Dijo Jungkook acariciando el agua.

Seulgi tembló: —Lavarme la cara al despertar es una tortura, ¿O no,


chicas?
—Si. —Respondió el par.

—Simplemente horrible.

Jungkook casi ríe por ello mientras las mujeres se quejaban de lo feo que
era el agua para el cuerpo, como las hacía congelarse y de más.

—¿No se bañan? —Preguntó Jungkook casi atónito.

—Claro, a toallas mojadas. —Obvió Irene mirándolo. —¿Tú no?

—Pues yo me baño. —Dijo Jungkook. —Todos los días, en una bañera


llena de agua. Por las noches también.

—Cuidado, Omega Jungkook. —Advirtió Seulgi frunciendo el entrecejo


mientras Irene le ajustaba el vestido de la cintura. —Es peligroso.

Jungkook bufó de manera mal educada, secando sus manos y rodando los
ojos al cielo mientras aquellas mujeres se encargaban de arreglarse las unas
a las otras.

—Después de todo no importa mucho un baño. —Negó Wendy secando


sus manos y yendo al espejo. —Bañarse deja estériles a todos los Omegas y
luego ya no pueden tener bebés.

El Omega frunció el ceño profundamente. ¿Estéril? ¡Bah! Pero si él estaba


embarazado, que tontería. Río por la ocurrencia. Wendy miró a Jungkook.

—¿No tiene remolacha?

—¿Qué?

—Para pintarme los labios. —Obvió la rubia mientras Seulgi se quejaba de


que Irene la dejaba sin aire, haciéndola deshacer sus tirantes.

Casi al momento la puerta se abrió, dejando que un Alfa rubio de


profundos ojos azules se asomara dentro.

—¿Jungkook?

Las mujeres gritaron prolongada y agudamente, corriendo a una esquina


para no ser vistas a pesar de que no estaban desnudas o en una situación
comprometedora. Jungkook le hizo mala cara a Taehyung, quien miró
afuera rápidamente.
—¡Majestad! —Casi reclama Seulgi, roja hasta la nariz. ¡Casi la veían sin
los tirantes cruzados en su espalda! Pudo ver su vestimenta inferior, que
vergüenza.

—Lo lamento, señoritas. —Se disculpó el sin mirar dentro y cerrando la


puerta lo más posible. —Jungkook, ¿Puedes ya salir de ahí?

—Si. —El miró hacia atrás a las Omegas, despidiéndose con vergüenza. —
Las veré afuera, lo siento, es impaciente. —Señaló la puerta refiriéndose al
Alfa.

Las mujeres chillaron en voz baja aún avergonzadas, incluso luego de que
Jungkook y el Alfa se alejaran.

~•~•~

Jungkook dejó la gargantilla en el tocador, completamente exhausto con


toda aquella fiesta. Todos habían sido muy asfixiantes, las y los Omegas
más que nadie, querían estar sobre el todo el tiempo, hablándole de mil y
un cosas, tratando de integrarlo a su grupo de amigos. Todos muy amables
y contentos. Era posiblemente media noche y se moría de sueño, se
sorprendió a si mismo no decayendo en la fiesta, pareciendo que no estaba
nada enfermo, pero comenzaba a sentirse mal nuevamente. Frotó sus pies
con sus manos, dejando sus calcetines en el suelo y sus pantalones en el
suelo. Taehyung yacía en la cama, recostado con la manta hasta la cintura y
la almohada bajo su cabeza, pero Jungkook tenía ganas de vomitar y quería
saber si lo haría o si no, para así correr al baño y no vomitar la cama.

Después de un rato supo, luego de tirarse de rodillas a un lado del


hinodoro, que todas las horas bien en la fiesta caía en malestar sobre sus
hombros, casi tanto como el sudor caía por su frente y el vómito caía de su
boca. Tembló un poco mientras se limpiaba los labios y soltaba un eructo
leve, sintiendo luego una mano grande acariciar su espalda. Miró a
Taehyung y el mismo no dijo nada, solo le besó la cabellera negra
azabache.

—Me siento mal.

—Te daré un baño, ¿Si?

Jungkook asintió y extendió sus brazos para rodear el cuello del Alfa que
pronto lo levantó entre sus brazos, llevándolo a la tina.

Pasaron largos minutos mientras Jungkook recibía agua temblada en la


cabeza y leves caricias con un pañuelo en su cuerpo. Taehyung lo miró con
rostro serio y ojos llenos de preocupación, pero Jungkook solo se inclinó
hasta el y besó su mejilla.
—Gracias por cuidarme.

—No tienes que agradecerme por eso. Te cuidaré siempre.

—Y yo cuidaré de ti. —Aseguró Jungkook, riendo un poco luego de recibir


un beso en los labios al recordar algo. —¿Conoces a Mingyu?

—Si, ¿Por qué?

—Tiene tres Omegas y ellas no toman baños.

—La mayoría le teme al agua, creen que es mala para el cuerpo. —


Taehyung frotó el brazo de Jungkook. —Pero Jiyook nunca me dejó
permanecer sucio.

—Ellas dicen que el agua deja estériles a los Omegas. —Jungkook rió en
medio de su malestar. —¿Puedes creerlo?

Taehyung no respondió, fue indiferente ante el comentario de Jungkook y


el Omega supo que no había elegido un buen tema de conversación. Bajó la
mirada, volviendo a su tristeza y decayentes sentimientos.

—¿Sigues molesto?

—Mientras no me lo recuerdes no.

Jungkook hizo una mueca: —No seas injusto, vas a ponerme triste de
nuevo.

—Bueno ¿Qué quieres que haga? ¿Qué quieres que te diga?

—No lo sé, cualquier cosa. —Jungkook llevó sus rodillas a su pecho y las
abrazó, odiando que Taehyung se levantara y caminara lejos de él. —No
quiero que te quedes callado como si hablar del tema estuviese prohibido.

—Pues a partir de ahora está prohibido.

—No puedes prohibirme hablar de esto, es tonto, es... —Jungkook miró a


Taehyung abrir la puerta. —¡Taehyung! ¿A dónde vas? —Jungkook sintió
su pecho oprimirse y las lágrimas acumularse en sus ojos. —¿Por qué
huyes? ¡Me haces sentir muy mal! ¿Por qué te gusta tanto ponerme triste?
—Reclamó empezando a llorar.

El rubio suspiró volviendo solo un poco, Jungkook tomó el pañuelo que


flotaba en el agua y empapado se lo arrojó, logrando darle en el pecho
desnudo. El pañuelo cayó y Taehyung le gruñó al Omega, el cual se
encogió en su lugar. Hizo una mueca y cerró los ojos, casi parecía un niño
llorón.

—¡Eres un tonto, ni siquiera me quieres!

—No empieces a decir tonterías.

—No me quieres, no me harías llorar si me quisieras. —Lloró el, cubriendo


su rostro con sus palmas. —Eres un mal Alfa...

—Y tú un manipulador.

Jungkook calló en cuando sintió que se acercaba a el, lo miró cargando


entre sus manos una toalla. Lo miró con ojo llorosos y el Alfa rodó los
suyos.

—El embarazo te está volviendo muy dramático.

—¡Claro que no!

—Jungkook, no grites.

—¡Yo no...! —Calló enseguida. —Lo siento.

Se levantó y salió de la bañera, siendo envuelto por la toalla y acusado por


los ojos azulados. Formó un puchero sin saberlo mientras el Alfa lo
señalaba.

—Que sepas que no voy a aguantarte estos cambios por el embarazo,


¿Bien? Que te los aguante la alcahueta de Jiyook, yo no.

—Ush, cállate. —Ordenó el menor dando un golpe al suelo con su pie


descalzo. —Ya deja de ser tan malo conmigo, verás que...

—No, shht. —Lo calló el Alfa. —Cállate. Vamos a dormir.

Jungkook hizo una mueca y se apegó a Taehyung.

—Caargame. —Lloró falsamente, dándole un golpecito en el estómago con


sus dedos.

Taehyung gruñó y suspiró luego, agachándose un poco solo para tomar a


Jungkook como a un saco de papas sobre su hombro y salir del baño. Ese
Omega ¿Qué le pasaba? Fuera lo que fuera le gastaría la paciencia muy
rápido. Lo arrojó a la cama y negó que le importara el bienestar del bebé
cuando Jungkook reclamó que así tal vez podría lastimarlo. Se encargó de
encerrarlo entre el pesado dosel y echó un vistazo al balcón, sus puertas
estaban abiertas. Se encaminó hasta el para cerrar sus puertas y se detuvo al
ver a un ave en el balcón, una lechuza.

Solo pudo cerrar las puertas del balcón y verla a través del cristal,
maldiciéndola entre dientes por dar aviso del embarazo no deseado de su
Omega.
❝Veintidos❞
Not about Angels — Birdy.

Las luces de las velas dentro de las lamparillas yacían apagadas desde hacia
horas, dejando la habitación pintada de la oscuridad de la madrugada. Las
puertas del balcón estaban abiertas, las cortinas color vino se movían al
compás del viento fresco que entraba en el lugar, intentando aligerar el
suave calor incómodo. Mayo era el comienzo del calor abrazador, sin
embargo Alfa y Omega estaban sumergidos entre las mantas calientes de su
cama, rodeados del pesado dosel vino que solo contaba con una pequeña
abertura para airear. Kim Taehyung yacía boca arriba, completamente
desnudo con solo una manta cubriendo la mitad de su cuerpo, el aire
caliente manteniéndolo casi desmayado del sueño ahí dentro. Jungkook
estaba en la misma posición, con la camisa de pijama acumulada en su
cuello pegajoso, el cabello negro apegado a su frente y nuca por el sudor y
la mayoría de las mantas sobre su vientre notablemente montañoso.

Se removió inquieto y suspiró, girando su rostro en dirección al Alfa rubio


sin abrir los ojos que tanto le pesaban.

—Tae. —Llamó.

El mayor a penas y se escuchó al responder al llamado, ni siquiera


inmutándose.

—¿Qué?

—Tae... —Jungkook se relamió los labios resecos y sin color suspirando


pesadamente. —Tengo hambre.

El Alfa guardó silencio y continuó con los ojos cerrados, respirando con
tranquilidad y gruñendo luego de que su subconsciente le dijera que no
podía dormir más por el momento. Jungkook y sus antojos nocturnos, no lo
dejaban tener un horario normal de sueño.

—¿Pretendes que me levante, me vista y baje a la cocina? —Preguntó el en


un murmuro.

Jungkook asintió sin despertar: —Si.

—No.

Jungkook giró sobre su costado y pasó su pierna sobre el Alfa, abrazándolo


y buscando a tientas con sus labios su rostro solo para besar su mejilla casi
frenéticamente, pareciendo un pequeño pez que quería succionar su piel.
Taehyung volvió a gruñir, no moviéndose de su lugar por pereza y
disfrutando los besos insistentes. Bien sabía que Jungkook no retenía los
alimentos desde que había quedado embarazado, todo lo que tocaba su
estómago se devolvía en vómito y eso lo mantenía delgado delgado como
antes de llegar al castillo y enfermo. Juraba haber dicho alguna vez que
Jiyook debía lidiar con el embarazo del Omega por ser la única que lo
apoyaba a parte de Jungkook, pero el era el único que se levantaba de
madrugada todos los días, ni una sola vez la había visto a ella, eso era
trampa, definitivamente.

—¿Qué quieres comer? —Murmuró de nuevo, con cansancio y sueño.

—Carne.

—Estás loco, no hay carne a esta hora. —Tehyung movió su cabeza,


frotando su cabello contra parte de la cabellera azabache. —Lo sabes.

—Uhm... ¿Pollo?

—Eso es carne.

Jungkook bufó y Taehyung giró su rostro solo para rozar sus narices juntas.
Ambos estaban casi dormidos, solo les hacía falta un par de minutos más
de silencio para caer rendidos... Jungkook habló de nuevo.

—Quiero carne.

Taehyung suspiró pesadamente y negó, pero finalmente asintió. De igual


modo, la comida de madrugada era la única que Jungkook no devolvía, su
Omega necesitaba energía, necesitaba ganar peso, así que..

—Puedo ir a cazar.

—No quiero que te vayas. —Negó Jungkook. —Uhm... ¿Fruta?

—Fruta está mejor. —Asintió el mayor. —¿Naranja?

—Fresa.

—Naranja. Y manzana.

—Fresaa. —Lloriqueó el manor, a lo qué Taehyung lo golpeó suavemente


con su cabeza.

—No hay fresas a esta hora, Jungkook. Se pudre. Te traeré manzana y


naranja, uvas si hay. ¿Está bien?
—Y pan.

Taehyung no evitó medio sonreír por como actuaba el menor: —Y pan. Y


lo que sea que encuentre, necesitas subir de peso.

Jungkook empujó sus labios ciegamente y Taehyung los sintió sobre los
suyos. El Alfa los empujó también, basándolo suavemente antes de
moverse un poco para salir de la cama. Sintió algo rasguñar su muslo de
inmediato, haciéndolo maldecir.

—Jungkook. —Regañó. —Volviste a dejar de aguja de crochet sobre la


cama.

—Perdón.

Desde que había aprendido a tejer lo hacía hasta tarde, porque era lento y se
desesperaba queriendo terminar una pieza en solo unas horas, sin embargo
no lograba terminarlo y se quedaba dormido con las cosas sobre la cama.
Ya Taehyung se había pinchado y rasguñado varias veces, y solo quería
arrojar aquellas aguajas de madera por el balcón, pero no podía tirar el
esfuerzo de Jungkook de esa forma, sería un muy mal Alfa de hacer eso. Se
limitó a tomar las agujas junto con los materiales que utilizaba, los hilos
gruesos de un suave color rosa. Miró el patrón extraño y bien hecho de
aquella cosa larga y medio hecha.

—¿Y esto qué se supone que es?

Jungkook ni siquiera abrió los ojos para ver a que se refería, pues lo sabía.

—Una manta.

—¿Para el bebé?

—Pues no es para ti, así que...

—Ah, cierra la boca. —Contestó ofendido el rubio, arrastrándose fuera de


la cama y saliendo de entre el dosel. —Quédate ahí, volveré con tu comida.

—Tae.

—¿Qué?

—¿Me preparas el baño?

Taehyung caminó al tocador con el ceño fruncido, dejando la manta a


medio hacer sobre esta y mirando la cama cubierta por el dosel desde el
espejo. Miró de nuevo la manta medio hecha y frunció el ceño. Jungkook
solía decir que aquel bebé que esperaba era una niña, estaba convencido de
eso a pesar de que Jiyook le llevaba la contraria, pero silenciosamente
Taehyung también presentía que se trataba de una niña, aunque no lo
pensaba demasíado.

—¿El baño? ¿Quieres que te lleve a hacer pipí?

—Me quiero bañar.

—Pero si es de madrugada.

—Estoy sudado. —Lloriqueó Jungkook. —Me quiero bañar.

—Pareces un niño pequeño, Jungkook. —Le hizo saber Taehyung,


dirigiéndose al baño. —Te llenaré la tina, ¿Bien? Levántete o me
arrepiento.

Jungkook obedeció y se levantó de la cama. Tuvo que girar sobre su


costado y apoyarse de sus manos para sentarse, se mareó del sueño, pero
aún así se arrastró fuera, hasta la orilla. Miró sus pies desnudos y los frotó
entre sí, juntando sus manos frente a el y luego estirándose en su lugar. Se
quedó ahí sentado y cerró los ojos, permaneciendo medio dormido en su
lugar. Taehyung salió del baño luego de un par de minutos, mirando a
Jungkook casi caer de frente al estar dormido en aquella posición. Se le
acercó y tomó el borde de su camisa de pijama, no tomándose el tiempo de
quitar sus botones y solo tirándola hacia arriba. Jungkook levantó los
brazos facilitándole el trabajo y luego se echó hacia atrás para recostarse en
la cama, Taehyung tiró de su ropas inferiores y las dejó caer al suelo. Lo
tomó de las manos y lo ayudó a sentarse de nuevo.

Jungkook elevó sus brazos y abrió los ojos, Taehyung tuvo que inclinarse
para que el mismo se abrazara de su cuello y lo ayudó a enredar sus piernas
en su cintura. Jungkook tomó a Taehyung del rostro y lo besó en los labios,
el Alfa le acarició la espalda y lo abrazó a su cuerpo, el estómago
montañoso de Jungkook siendo impedimento para más cercanía. Cuatro
meses de embarazo se reflejaban en su apariencia, pero seguía siendo el
mismo Jungkook hermoso y atractivo para Taehyung a pesar de que había
cambiado notablemente los últimos meses. Era más suave, mucho más
cariñoso, más risueño...

Taehyung se encaminó al baño con el Omega en sus brazos y al llegar lo


dejó de pie en el suelo. Jungkook miró entre la oscuridad la tina y se apoyó
de ella, sintiendo a Taehyung alejarse.

—Está oscurito. —Dijo Jungkook.


—Volveré pronto. —Aseguró Taehyung desde la puerta. —No salgas de la
tina hasta que vuelva ¿Bien? Te puedes resbalar, yo te sacaré.

—Si, está bien.

—Obedece.

—Que si, que si.

Taehyung gruñó antes de salir del baño, recogiendo los mismos pantalones
de pijama que Jungkook había vestido solo para salir de la habitación. El
Alfa salió y caminó por el pasillo, dando un vistazo a los guardias que
seguramente se burlaban en silencio de el. Le gruñó a uno que le hecho al
ojo y bajó las escaleras satisfecho al verlo perder el color.

Jungkook sumergió un pie en el agua, temblando enseguida.

—Ay, está helada. —Se quejó.

Con cuidado entró por completo, sentándose en el fondo de la cerámica


blanquecina y sintiendo todo su cuerpo congelarse con el agua. Se tocó la
panza al sentirla demasiado fría y dura de repente. Hizo una mueca y se
quejó, dándole caricias. El agua estaba realmente helada, pero después de
todo tenía calor y estaba pegajoso por el sudor, así que se limito a
remojarse un rato.

Dobló sus rodillas cuando sintió una mínima puntada en su vientre y


frunció el ceño con molestia. Acarició su vientre y volvió a sentir aquella
puntada, más fuerte aquella vez. Tomó los bordes de la tina y se posó sobre
sus rodillas, sosteniendo luego su estómago.

—Auch. —Musitó dando caricias en su panza, odiando el malestar que lo


recorría.

Sumergió sus manos en el agua y acarició sus muslos, sentándose sobre sus
pantorrillas y quejándose en voz alta. De nuevo se acarició la panza,
sintiendo una puntada más fuerte. Taehyung no estaba cerca, quería salir de
la tina y acurrucarse en su cama, tal vez el frío del agua le estaba haciendo
una mala jugada. Tal vez el entrar en el agua fría tan rápido con aquel calor
que retenía su cuerpo fue mala idea.

Cerró sus ojos con fuerza y se inclinó hacia adelante, inhalando


profundamente y chillando al sentir una sensación no tan extraña, pero si
dolorosa.

Quería ir al baño.
Taehyung llegó a la cocina y buscó una bandeja, posándola en el mesón y
comenzando a buscar comida. Había pan, unas hogazas que habían sido
preparadas en la mañana, así quw tomó una y la cortó en varios trozos,
dejándolos en un plato que colocó en la bandeja. Encontró manzanas, así
que rebanó un par y las dejó en un tazón. Una sensación de preocupación se
instaló en su pecho. Miró hacia la puerta mientras dejaba el tazón en la
bandeja y parpadeó un par de veces, ignorando la sensación. Continuó
buscando comida fresca, dejándola en la bandeja y buscando leche que
servir en un vaso. Sin más que hacer en la cocina se dirigió fuera, listo para
subir de vuelta a la habitación, encontrándose a una Beta que cargaba con
un vaso de agua. Estaba en un largo batón blanco, al parecer se había
despertado hacía poco con sed.

—Majestad. —Dijo ella haciendo una reverencia leve, sus ojos saltones
mirando al rubio a los ojos. —¿Puedo ayudarle?

—Si. —Taehyung dejó que la mujer tomara la bandeja luego de que la


misma dejara su vaso en una mesa decorativa cercana. —A mi habitación.

—Si, Señor.

Ambos subieron las escaleras en silencio, caminando a aquellas horas de la


madrugada como se tratara de caminar a las cuatro de la tarde. Jihyo, la
Beta que sostenía la bandeja, bostezó de cansancio, pero sonrió suavemente
al saber que iría a la habitación de Jungkook. Jungkook era para Jihyo más
que su superior, sentía que le gustaba muchísimo aquel Omega a pesar de
que todo para ellos estuviera totalmente prohibido e imposibilitado. Ella era
una Beta y el Omega, jamás podrían estar juntos, además Jungkook era el
Omega del Rey y estaba embarazado. Jihyo intentaba no estar triste por
eso, más bien intentaba alegrarse por el, por su bebé y por su posible futura
boda. Jihyo estaba enamorada, ni siquiera podía llorar, porque Jungkook
estaba al alcance de su vista y de su habla, y ella estaba dispuesta a seguir
siendo su sirvienta sin importar que.

Ambos entraron y Jihyo se tomó su tiempo para dejar la bandeja en el


borde al borde de la cama, pero se emocionó cuando Taehyung le dictó una
orden.

—Jungkook se está dando un baño, pero está a oscuras. Enciende las velas
de aquí y luego las del baño.

Jihyo casi corre, acatando la orden enseguida. Encendió todas las velas de
las lamparillas de la habitación y se dirigió al baño, no sin antes ser
advertida.

—No lo andes mirando, Jihyo.


La misma se atacó en nerviosismo.

—No, Señor.

—Te he pillado varias veces fantaseando despierta mientras lo ves.

La mujer bajó la cabeza y carraspeó, no pudiendo negarlo. Taehyung era


celoso, excesivamente celoso cuando se trataba de Jungkook, y ella lo sabía
muy bien. Sin embargo Taehyung no dijo más nada y ella entró al baño
lista para encender las velas. No dijo nada, solo encendió una por una, no
mirando en dirección a la tina. Escuchó un jadeó.

—Tae. —Se escuchó luego el llamado mínimo de Jungkook.

—No, Omega Jungkook, soy Jihyo.

—T-Tae. —Volvió a llamar el pelinegro. —Tae.

Jihyo giró en seco y miró a Jungkook desobedeciendo las órdenes del Alfa
afuera. Se acercó a el y se paralizó al ver el agua pintada de un color
carmesí, Jungkook estando de rodillas en la tina con los ojos cerrados,
tambaleándose de adelante hacia atrás y jadeando.

—O-Omega... —Dijo Jihyo con voz estrangulada, mirando a la puerta y


llamando enseguida. —¡M-Majestad! ¡Majestad, Majestad! ¡Rey
Taehyung!

Los gritos frenéticos de Jihyo hicieron que muy rápidamente entrara


Taehyung con una expresión de molestia infinita y con los puños hechos a
cada lado de su cuerpo. Miró pronto a Jungkook, miró el agua, palideció
casi enseguida. Corrió a su lado, lo tomó del rostro y palmeó una de sus
mejillas.

—Jungkook, mi amor ¿Qué pasó? ¿Te lastimaste? —Taehyung miró a


Jihyo. —¡¿Qué le hiciste?!

—¡M-Majestad está sangrando! —Chilló ella con el cuerpo tan rígido


como una roca.

—Jungkook. —Lo llamó Taehyung de nuevo.

El pelinegro abrió los ojos y enfocó su mirada sobre la preocupada mirada


azulada.

—T-Tae, me siento muy mal. —Susurró.

—Ya está, estoy aquí, te sacaré de aquí ¿Si? Ven aquí, cariño.
Taehyung pasó sus brazos por debajo de los de Jungkook y tiró hacia
arriba, Jungkook a penas pudiendo levantarse. Taehyung se las arregló para
que Jungkook lo abrazara del cuello, sin embargo el mismo se soltó al
tiempo que sollozaba.

—C-Creo que me hice popo en la tina.

Taehyung frunció el ceño confundido, pero su cuerpo se congeló cuando


miró el agua tras Jungkook, entendiendo completamente el porque de todo
aquello.

"Oh, no"

—Perdón. —Susurró Jungkook. —No sé que pasó.

"Oh, Jungkook"

—E-Es que me dolía mucho y no pude detenerlo...

Jihyo quien se había acercado para ayudar se había quedado mirando el


agua pintada de sangre, y el pequeño cuerpo que flotaba en aquella agua.

—Jihyo, trae a Jiyook. —Ordenó Taehyung.

La Beta se cubrió los labios y sollozó, cerrando sus ojos con fuerza y
corriendo fuera de aquel baño. Taehyung hizo un movimiento para sacar a
Jungkook de la tina, pero el mismo se dejó caer suavemente de rodillas
dentro, de nuevo.

—T-Tengo frío. —Se quejó. —Estoy mareado...

Jungkook bajó la mirada y suspiró, inhalando con fuerza y exhalando con


la misma potencia. Sus ojos se abrieron al sentir algo entre sus piernas,
chocando suavemente entre sus muslos, y en cuanto su mirada se enfocó
justo ahí se arrepintió de inmediato de haber abierto sus ojos.

Su grito se extendió en aquel baño, resonando fuertemente incluso fuera de


la habitación, dejando saber a los guardias de afuera que algo había pasado.
Jungkook quiso estirar sus manos para tomar entre ellas el cuerpo pequeño,
tan pequeño que flotaba boca abajo, sin embargo Taehyung tiró de el fuera
de la tina tan rápido que no pudo, fue arrastrado hasta la habitación en
menos de un parpadeo. No supo que seguía gritando hasta que se forzó a
formular palabras que ni siquiera pudo pensar antes.

—¡Se está ahogando!


Taehyung dejó a Jungkook en el suelo sobre la alfombra, tomando la manta
que caía de un lado de la cama para cubrir su cuerpo desnudo, frío y
mojado. Jungkook se sacudió con fuerza, temblando de pánico puro y
terror, teniendo arcadas por las palabras retenidas que solo se convertían en
fuertes gritos al lograr salir de sus labios. Sus ojos estaban fijos en la puerta
del baño, abiertos como nunca antes, llenos de un sentimiento tan palpable
como su piel pálida del susto. Taehyung lo rodeó con su brazo, apretándose
fuerte contra él, abrazándolo, intentando de alguna manera calmarlo a pesar
de que sabía que era inútil, muy inútil.

—¡Se está ahogando! ¡Se está ahogando! —Gritó el Omega, sus manos
cubriendo sus propios oídos, como si aquello pudiera quitarle el terror de
encima.

Volvió a gritar con fuerza, Jiyook entró en pijama, con el sueño plasmado
en su rostro que pintaba el susto del momento. Corrió y se echó en el suelo
de rodillas, mirando como Taehyung la dejaba sola en esa situación para
entrar al baño con rapidez. Jungkook quiso ir, pero solo pudo gatear unos
pasos antes de que Jiyook lo tomara de la cintura con fuerza, tirándolo
hacia atrás para detenerlo, y a Jungkook le dolió justo en el vientre, un
líquido caliente resbalando por el interior de sus muslos.

Desesperación, tanta desesperación. Jungkook sudaba y lloraba, luchaba


por ser liberado y por dejar de gritar tan frenéticamente, pero no podía, no
lo lograba. Estaba aterrado, estaba traumatizado.

—¡Taehyung! —Lo llamó, el grito desgarrando su garganta. —¡Taehyung!

Jiyook tragó duro, mirando las pequeñas gotas de sangre que Jungkook
derramaba sobre la alfombra, resistiendo las ganas y llorar y manteniéndolo
lo más quieto que su poca fuerza le permitía.

Taehyung apareció después de lo que pareció una eternidad, con un serio


semblante y ojos inquitantemente distantes. Jungkook de repente calló, sus
lágrimas parecieron congelarse en sus mejillas y su respiración se detuvo.
Se miraron por segundos desesperantes en los que Jungkook se sumergió
en miles de sentimientos y dudas que lo carcomían.

No quería preguntar, juraba que no, porque quería saber, pero estaba
aterrado de la respuesta. Sus labios temblaron, el sudor de su frente pareció
demasiado frío y sus manos apoyadas en el suelo temblaron.

—¿E-Está bien? —Preguntó, su voz siendo alta y clara, llena de un


sentimiento de culpa inexplicable.

Taehyung ni siquiera flaqueó en su respuesta.


—No.

Jungkook sintió que algo en su espalda pesó, tanto que podía empujarlo
contra el suelo. Sintió que la vida se le escapa del cuerpo, y de algún modo,
así era.

—¿Q-Qué? —Musitó a penas.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y los Taehyung parecieron suavizarse solo


un poco.

—Lo siento, Jungkook. El bebé está muerto. —Le dijo con un suave tono.
—Lo siento, cariño.

Un cuchillo en el pecho pudo ser menos dolorosa, Jungkook estaba seguro.


Incluso quiso clavarse un cuchillo en el pecho, quizás así el dolor que
comenzaba acumularse en el podría desbordarse y abndonarlo.

Sus lágrimas se resbalaron libres cuando Taehyung avanzó a pasos


descalzos hasta el, no escuchó lo que dijo, al parecer era algo hacia Jiyook
porque ella ya lo había soltado. Las manos del Alfa tomaron su rostro,
limpiaron sus mejillas pálidas y lo hicieron mirarlo. Pero Jungkook no lo
miraba realmente, mantenía la mirada perdida, en blanco, completamente
ido de aquella situación.

—¿Muerto? —Susurró.

Taehyung relamió sus labios y suspiró.

—Si, Jungkook.

El pelinegro al fin miró a Taehyung, su ceño frunciéndose, su labio inferior


temblando y sus ojos quebrándose en más lágrimas. Balbuceó y tomó las
manos de Taehyung, tratando de alejarlo.

—N-No, estás equivocado. —Asintió el menor, tratando de convencerse de


eso. —N-No está muerto ¿Verdad?

Taehyung no respondió, hizo que sus pulgares acariciaran las mejillas del
Omega para reconfortarlo, pero eso solo hizo que Jungkook entrara en un
estado de miedo. Se acercó más a Taehyung y lo miró muy de cerca,
interrogándolo con la mirada, exigiendo una respuesta.

—¿Verdad?

Taehyung negó, no sosteniendo su mirada.


—Lo siento.

—¿Por qué lo sientes? —Preguntó entre dientes, gruñendo en sus adentros.


—Mi bebé no está muerto, E-Es un error, es...

—No, Jungkook. —Lo interrumpió el mayor, no estando dispuesto a que


creyera lo contrario. —Está muerto, yo mismo...

—¡Cállate! —Gritó Jungkook enseguida, cubriéndole los labios con ambas


manos. Taehyung cerró sus ojos. —¡Cállate, mentiroso! ¡¿En dónde está mi
bebé?!

Taehyung tomó las muñecas ajenas con suavidad y firmeza, alejando las
manos de Jungkook de su rostro y mirándolo a los ojos. Jungkook sintió
algo golpear con fuerza bruta su pecho, algo imaginario que se sentía tan
malditamente real que dolía, dolía tanto.

Jungkook percibió algo, algo silencioso moviéndose a lo lejos, muy pegado


a la pared. Jiyook caminaba casi en silencio, cargando entre sus brazos un
bulto de manta blanca. El instinto se apoderó de Jungkook en cuanto la
mano de aquella Beta sostuvo el pomo de la puerta.

No supo como se levantó tan rápido, cómo llego hasta ella, pero lo hizo.
Tiró de su cabellera negra con fuerza, casi tumbandola al suelo sobre su
espalda, y mientras ella intentaba estabilizarse Jungkook ya le estaba
arrancando aquel bulto de entre sus brazos, acunándolo entre los suyos de
inmediato mientras retrocedía, sintiéndose amenzado. Tropezó con un
mueble y tuvo que detenerse. Jiyook, quien había quedado en completo
estado de sorpresa por el ataque tocó la zona dolorida en su cabeza y miró a
Jungkook mientras Taehyung se ponía de pie, acercándose al Omega.

—Jungkook...

—¡No te acerques! —Jungkook abrazó contra su cuerpo aquella manta,


odiando con toda su vida no escuchar nada provenir de ella. Miró a Jiyook
con rabia. —¡¿A dónde te la querías llevar?! ¡¿A dónde?!

—Jungkook, mi niño. —Jiyook rompió en lágrimas repentinas, juntando


sus manos frente a ella como si hiciera una plegaria. —Te lo ruego,
devuelve...

—¡ES MI BEBÉ!

—Jungkook. —Llamó Taehyung, extendiendo sus manos hacia el. —Mi


vida, dámelo...
—¡No! —Jungkook abrazó aquello entre la manta y lloró en voz alta,
arrugando la nariz y achicando sus ojos. —Es mi bebé, se querían llevar a
mi bebé, quieren quitármela... —Lloró. —¡No me la van a quitar!

—Jungkook...

—¡NO!

Jungkook desesperó cuando Taehyung se acercó, así que sin si quiera


pensarlo tomó el jarrón que reposaba en la pequeña mesa de centro entre
los muebles con una de sus manos y se lo arrojó a Taehyung justo a la cara.
El Alfa retrocedió enseguida, dió un traspié y cayó al suelo, el jarrón
rompiéndose al estrellarse contra el también. Jungkook solo pudo ver
sangre resbalando de la ceja del rubio que Jiyook no dudo en resguardar.

—Taehyung ¿Estás bien? Mírame, déjame ver. —Pidió Jiyook, pero


Taehyung se levantó, mareado por un momento.

Miró a Jungkook limpiando su ceja con la palma de su mano, su mirada


clavada en el como un clavo en la madera. Luciendo decepcionado e
incluso triste, tal vez molesto, pero Jungkook no podía decifrarlo, no
cuando estaba tan a la defensiva.

¿Eso querían? ¿Llevársela y matarla? ¿Querían engañarlo así de fácil?


¿Fingir que ella estaba muerta y tomarlo por un tonto?

—No vas a quitármela. —Aseguró Jungkook con voz temblorosa. —No te


desharás de ella, no te lo permitiré, no permitiré que la mates.

Taehyung negó, pero no dijo nada. Jungkook, cegado por la rabia y el dolor
miró a Jiyook, odiándola con toda su fuerza.

—¡Fuera de aquí! ¡Vete! —Ordenó.

—Mi niño...

—¡LÁRGATE! ¡ERES UNA MALA MUJER! —Lloró, buscando algo


para arrojar de nuevo. —¡FUERA, NO QUIERO VERTE!

—¡Basta, Jungkook! —Espetó Taehyung. —No le hables así a Jiyook, ella


solo quiere ayudarte.

—¡No se llevarán a mi bebé! ¡Ella no esta muerta!

No estaba muerta, no estaba muerta. Quizá si lo repetía mucho la pequeña


que asfiaxiaba entre las mantas despertaría de su sueño y lloraría,
demostrando que estaba tan viva como las flores silvestres que crecían
afuera aquella temporada. No estaba muerta, no estaba muerta, no estaba
muerte.

—Jungkook. —Insistió Taehyung cuando el Omega se movió hasta la


cama, rodeándola y sentándose en el suelo, ocultándose tras ella. —
Jungkook, por favor.

El Omega abrazó contra su cuerpo a la bebé entre las mantas, meciéndola,


temblando, llorando con fuerza. No estaba muerta, no estaba muerta, no
estaba muerta.

—N-No puede estar muerta.

"No está muerta"

—Mi amor...

"No está muerta, no está muerta..."

—N-No quiero que esté muerta.

—Jungkook, cariño.

—¿Qué hiciste, Taehyung? ¿Qué le hiciste? ¿Qué me hiciste? ¿Qué me


hiciste?

—Mi vida, te juro que no...

—No me toques, no. —Chilló al sentirlo cerca. Ocultó su rostro entre la


manta que ocultaba a su bebé y lloró. —N-No te quiero ver, déjame solo, n-
no quiero verte, no quiero que la toques, n-no quiero que me toques, no, no,
no...

Taehyung sintió manos ajenas tocar sus hombros. Jiyook asintió cuando
este la miró sobre su hombro, diciéndole en silencio que ambos debían irse.

Con pesar por su Omega, Taehyung se levantó del suelo y dejó a Jungkook
solo, caminando junto con la Beta fuera de la habitación.

Jungkook lloró con fuerza entonces, drenando el dolor que solo crecía en su
interior. Frotó su rostro en la manta una y otra vez en negación.

—No está muerta, no está muerta, no está muerta...


❝Veintitres❞
Sorry — Halsey.

El Alfa de rubios y desordenados cabellos abrió la puerta con mucha


precaución y cuidado, dando un vistazo dentro de aquella habitación de
paredes color crema y tapizados con dibujos de nubes en donde habitaba el
Omega desde hacia horas atrás. Tragó duro al verlo sentado en una silla
mecedora de madera oscura, dándole la espalda, balanceándose de adelante
hacia atrás, lenta y rítmicamente.

Taehyung dió pasos lentos dentro del lugar, cerrando la puerta tras el con
suavidad y sumergiéndose en el silencio del lugar. Se sintió tenso al sentir
tales vibras de aquel lugar, como si todo pesara y quisiera aplastarlo contra
el suelo. Pudo sentir el lobo sensible de Jungkook tan decaído como nunca
antes. Dió pasos silenciosos y descalzos, acercándose a el.

—Cariño... —Llamó.

—¿Qué haces aquí?

El frío tono de voz hizo que Taehyung se mordiera el labio, pensando


mejor sus próximas palabras, las cuales no pudieron abandonar su garganta
antes de que Jungkook volviera a hablar.

—No quiero que estés aquí. Fuera.

—El doctor dijo de madrugada que debías tomar reposo. —Le recordó el
rubio ignorando la forma en que lo echaba sin siquiera verlo. —Deberías...

—No me interesa lo que debería estar haciendo. —Lo interrumpió el


menor. —Tú no deberías estar aquí, pero estás, así que ¿Qué mierda
importa?

Taehyung sintió una puntada en su pecho al escuchar su tono de voz


rencoroso, el como se expresaba y la manera tan brusca en la que
murmuraba. Frunció el entrecejo y se posó a su lado, colocándose de
cuclillas y levantando su mirada azulada para verlo a la cara. El Omega
miraba fijamente la pared, con ojos vacíos de emociones y llenos de
lágrimas que caían una tras otra sobre sus mejillas y hasta su mentón,
resbalando a la nada. No tenía color que resaltara sus rasgos, la palidez era
lo unico que abarcaba su rostro de ángel, porque sí, aún en sus más doloros
momentos Jungkook parecía un ángel... Un ángel con alas rotas ahora
quizás. Lucía cansado, devastado, destrozado. Sus párpados pesaban y sus
labios estaban agrietados, lucía tan descuidado y solo habían pasado horas
desde su pérdida...

Taehyung bajó la mirada a su regazo, en donde sus manos reposaban


hechas puños que resguardaban una manta rosa a medio hacer. Sus dedos la
estrujaban con fuerza y lento frenesí, como si toda su importancia se
descargara así. Así y meciéndose en aquella silla de adelante haci atrás, de
adelante hacia atrás...

—Cariño, creo que es hora.

Jungkook respiró de manera irregular y casi ruidosa, estrujando la manta


aún más fuerte que antes, como si quisiera protegerla tanto que en cualquier
momento la terminaría rompiendo. Taehyung extendió su mano para tocar
su brazo, pero Jungkook no se lo permitió, se encogió y se alejó de
cualquier tacto, haciendo una mueca lo más parecida al sentimiento de
asco. El rechazo hizo que Taehyung hiciera también una mueca. Pasaron
unos largos segundos de silencio, y luego sin más Jungkook lo rompió.

—No pude terminarlo.

Taehyung negó sin dejar de mirarlo.

—Es una linda manta, está...

—Mi embarazo. —Lo interrumpió, corrigiendo su error sobre lo que


hablaba. —No pude terminarlo.

Taehyung bajó la mirada a la manta rosa entre los dedos de Jungkook y


frunció los labios. Su lobo se encogió sintiendo las perturbadoras
emociones del Omega.

—No es tú culpa.

—¿Fue tú culpa?

Taehyung levantó la mirada al tiempo que Jungkook giraba el rostro,


mirándolo a los azulados orbes mientras los suyos parecían temblar.
Derramó un par de lágrimas y frunció el ceño, sus labios resecos
apretándose antes de continúar hablando.

—¿Me hiciste comer algo que provocó esto?

—No, Jungkook. —Negó casi enseguida. —Respeté tu decisión de traer al


niño a este mundo, l-lo sabes. —Titubeó, no queriendo verse involucrado
en la muerte de aquel bebé de repente. —Nunca intenté hacerle daño desde
entonces.
Jungkook volvió la mirada a la pared, su espalda, la cual permanecía recta
y tiesa, se dejó reposar en la silla y un suspiro pesado abandonó los labios
del pelinegro. Tembló un poco, decepcionado, entristecido, decaído. Su voz
salió baja y estrangulada, abatida de dolor.

—Si era una niña. —Jungkook cerró los ojos y pareció tener una arcada en
medio de su llanto silencioso. —Ambas lo eran.

Taehyung perdió la mirada en otro punto, no soportando el dolor que se


filtraba en la voz de su Omega y mucho menos los pequeños sollozos que
comenzaba a soltar sin poder evitarlo. Taehyung acarició sus propios
muslos sobre la tela de su pantalón oscuro, sintiendo su lobo alterarse y
acelerarse, volverse inquieto. Jungkook murmuró más bajo, hipando.

—De no quitarle la manta a Jiyook tú no ibas a decirme que eran dos


¿Verdad?

Taehyung negó: —No quería causarte más penas.

—¿Más penas? —Jungkook abrió los ojos solo un segundo antes de volver
a cerrarlos. —¿Más pena que la que estoy viviendo ahora? ¿Querías
ocultarlo y luego deshacerte de ellas?

—Yo creí que...

—No vale que creas, estoy... —Un sollozo interrumpió su habla. —Estoy
ahogándome en dolor, no tienes derecho.

—Lo lamento, Jungkook. —Se defendió Taehyung sintiéndose atacado por


él. —No es mi culpa todo esto.

—Actúas como si no te importara. —Bajo la cabeza y sollozó. —Como si


no tuvieses sentimientos.

—No me echaré a llorar por algo que yo no quería, es suficiente ya con que
tu lo hagas. Después de todo alguien debe mantener la cordura.

Jungkook negó, sonando mortificado.

—No estoy loco.

—No es lo que quise decir, me refiero a...

—Todo esto era lo que siempre quisiste. —Abrió los ojos el Omega
mirando el tapizado de la pared, negando y chillando en voz baja. —Y no
es justo. —Hipó. —No es justo que haya sostenido sus pequeños cuerpos
muertos y más que sonrojados.

El Omega se levantó de golpe, señalando la cuna de madera que reposaba


cerca de un tocador vacío. Dentro de ella había una caja de madera oscura
pequeña.

—¡N-No es justo que las tenga aquí muertas! ¡Muertas y no vivas


respirando el mismo aire que yo respiro! —Gritó, su mirada siendo un poco
borrosa.

Taehyung se levantó junto con el, acercándose, intentando tocarlo sin éxito.
El rechazo le dolía. Jungkook caminó hasta la cuna, apoyándose de la
misma y llorando en voz alta, Taehyung llegó desde atrás y lo abrazó con
fuerza, temiendo que no lo aceptara. Las piernas de Jungkook parecieron
fallar un momento en el que Taehyung lo sostuvo contra su cuerpo,
impidiéndole caer al suelo. El llanto del Omega le hacía doler el pecho,
solo quería acunarlo en sus brazos y hacerle saber que todo iría bien.

—¿Q-Qué hice mal? —Hipó. —¿Qué hice?

—Nada, Jungkook, no fue culpa tuya, solo pasó. —Aseguró el mayor,


tirando de Jungkook para llevarlo a la cama.

El pelinegro se resistió tomando la cuna, estirando la mano dentro para


tomar la caja de madera en donde sus hijas estaban, sin embargo Taehyung
no se lo permitió, lo alejó a rastras escuchando su llanto y pesar. Taehyung
siseó cuando logró sentarlo en la cama que se suponía sería para la bebé,
abrazándolo a su cuerpo y acariciando sus cabellos negros. Miró el rostro
de aquel Omega y se le oprimió el corazón al ver su nariz arrugada y sus
labios hechos un mueca, las lágrimas cayendo unas tras otras sobre las
mejillas potentemente sonrojadas para luego caer a la nada por su mentón.
Limpió sus mejillas de manera inútil, mirando las sacudidas que el cuerpo
de Jungkook tenía al sollozar e hipar de manera incontrolable.

—E-Ellas... —Las palabras se atoraron en su garganta un momento. —


Ellas E-Eran tan pequeñas, T-Tan pequeñitas. Y estaban tan rojas, ¿P-Por
qué estaban tan rojas?

—Jungkook, no te hagas esto. —Pidió el rubio. —No necesitas pensar en


esto, mi amor. —Le susurró. —¿Por qué no te recuestas? Necesitas dormir
y descansar.

—N-No quiero. —Se negó sorbiendo su nariz y cubriendo sus ojos. —No
quiero descansar, M-Me quiero morir.
—No digas eso. —Regañó Taehyung sintiendo como Jungkook se alejaba
de él.

El Omega se alejó hasta una esquina de la cama y lloró con libertad,


pareciendo un niño al limpiarse las lágrimas y hacer pucheros de pura
tristeza. Taehyung miró la manta que había caído al suelo y la tomó,
acariciándola con sus dedos y suspirando con pesar. Su lobo se sintió
abatido.

—Podemos hacer algo especial para ellas si así lo quieres. —Le murmuró.
—Podemos enterrarlas en aquel lugar privado en el que te ocultaste aquella
vez que rehuiste ¿Recuerdas? —Sintió el sabor amargo de sus palabras,
recordando como Jungkook huía de su insistencia en el aborto. —Podemos
enterrarlas con su manta y platar flores, las rosas blancas que tanto te
gustan, así podrás despedirte...

—¡Yo no quiero despedirme!

Jungkook se levantó de la cama y caminó hasta estar frente a Taehyung. El


Alfa miró al Omega desde abajo, pudo ver la rabia acumulada en lágrimas
quebradizas que se escapaban de sus ojos, que desbordaban sus
sentimientos. Cerró los ojos con fuerza al sentir la cruda bofetada, el sonido
de la misma haciendo un eco en la habitación que de alguna manera le dijo
que se lo merecía. Obtuvo otra antes de siquiera poder reaccionar, en la
mejilla contraria, luego un empuje en su pecho que amenazó con tumbarlo
de espaldas a la cama.

—¡Esto es tú culpa! —Le reclamó el menor, empujando de nuevo con sus


manos. —¡Esto es tú culpa, te odio! ¡Te odio!

Taehyung gruñó al abrir los ojos y recibir una nueva bofetada, otro empuje
y luego varios golpes en sus hombros.

—¡Nunca quisiste esto! ¡¿Qué me hiciste?! —Le gritó con furia, peteando
una de sus piernas y golpeando su pecho. —¡Eres un cobarde! ¡Que poco
Alfa eres!

Taehyung respiró profundo, su lobo comenzando a despertar su rabia


contra el Omega, sintiéndose humillado y herido. Le tomó las muñeca
deteniendo sus ataques, levantándose para superarlo en altura y controlarlo
mejor. Jungkook se sacudió en un intento de liberar sus manos.

—¡Mataste a mi bebé, mataste a mis niñas!

—Basta, Jungkook.
—¡Eres un maldito Alfa estúpido! ¡Todo esto es culpa tuya! ¡Poco Alfa,
eres tan poco Alfa! —Le gritó Jungkook, gruñendo. —¡Te odio!

Logró liberar una de sus manos y Taehyung simplemente no logró


capturarla antes de que la misma impactara de nuevo contra su mejilla. Su
lobo explotó y gruñó potentemente, tomando con una de sus manos el
rostro del Omega, aplastando sus mejillas y sintiendo sus dientes bajo la
piel de las mismas, probablemente haciendole daño con tal apretón
apresivo. Jungkook se paralizó ante el ataque defensivo, ante los colmillos
que se mostraban en advertencia y la mirada rabiosa de color azul.
Taehyung liberó su muñeca y lo señaló con su dedo índice, apuntándolo
muy cerca de su rostro.

—¡Basta, he dicho basta! ¡¿Qué no entiendes, maldita sea?! ¡YA BASTA!


¡BASTA!

Jungkook sollozó y derramó un par de lágrimas más, su lobo bajó las orejas
y la cabeza, no resistiéndose ante las órdenes de su Alfa. Taehyung suavizó
su mirada, pero su voz continuó firme y rabiosa.

—No quiero hacerte daño, Jungkook. —Aseguró claro y alto. —Contrólate


y ayúdame a controlarme.

Taehyung respiró con dificultad, el odio de Jungkook hacia él haciéndolo


sentir desesperado y triste, desamparado y casi abandonado. Sus propios
ojos se llenaron de lágrimas de impotencia, su agarre apretándose en el
rostro de Jungkook.

—No fue mi culpa y tampoco fue tuya, pero eso ya no importa, Jungkook.
Ellas están muertas.

—¡No!

—¡Si, Jungkook! —Espetó acercándose hasta que estuvieron apegados el


uno del otro, lo miró directo a los ojo, hablando con la cruda realidad. —
Están muertas y eso no cambiará por mucho que lo desees.

—¡Lo único que deseo es que te mueras y me dejes en paz!

Jungkook jadeó cuando Taehyung ya no pudo controlarse. Se tambaleó y se


mareó por la bofetada que lo hizo ver todo negro y luego distorsionado, que
lo hizo perder el sentido unos segundos. Se tocó la zona herida, hirviente y
dolorida, parpadeando las lágrimas y respirando con dificultad. Miró al
Alfa, su pecho subía y bajaba por su violenta respiración, sus ojos se
mostraban dolidos y su rostro estaba congelado en una expresión que
dejaba sus emociones tan claras como el agua. Jungkook suspiró y lugo
sollozó.
—Te odio tanto... —Susurró.

—¡No digas eso, te lo prohíbo! —Exclamó el rubio señalándolo,


amenazándolo, ambos sabiendo que Jungkook poseía al peor arma a la que
Taehyung podía enfrentarse.

Sus palabras. Sus hirientes y despectivas palabras.

Porque Taehyung no sabía controlar sus impulsos, pero Jungkook no sabía


controlar sus palabras.

—Te odio, eres una peste. —Gruñó mirándolo de arriba a abajo. —No
comprendo como el destino pudo unirme contigo, pedazo de basura.

—Basta, Jungkook, te lo advierto.

—Eres lo peor que me he podido encontrar en esta vida, hubiese preferido


quedarme en el bosque siendo abusado por Hyunjin, hubiese sido mejor
traer un hijo suyo al mundo.

—¡Detente, ya cállate!

—¡¿O qué? —Jungkook se apresuró hasta el y lo empujó con toda su


fuerza, no logrando ni siquiera moverlo dos pasos. —¡¿O qué?! ¡Anda,
pégame! ¡No me importa si quieres romperme los huesos! ¡Mátame, es
mejor que esto, anda! ¡Anda, cobarde!

Taehyung estuvo a nada de tomarlo de los brazos, quería empujarlo y


tirarlo al suelo, quería hacerlo callar, hacerlo arrepentirse de sus palabras
una por una, pero alguien se atravesó en su camino y lo llevó lejos de él,
impidiéndole hacer quien sabe que.

Jiyook cubrió a Jungkook con su cuerpo y miró a Taehyung casi suplicante.

—¡Ya basta, deténganse los dos! ¡Puedo escucharlos gritar desde las
escaleras! —Jiyook se relamió los labios. —¡Te dije que lo dejaras solo,
Taehyung!

—¡Es mi Omega, él me necesita!

—¡Jungkook no necesita esto! —Le grito, su rostro sonrojándose. —¿Hasta


cuándo seguirán peleando como un par de gatos rabiosos?

—Hasta que se muera.

—¡Jungkook! —Regañó Jiyook dándole frente.


—¡Él debería morir! ¡Él debería estar muerto y no mis niñas! ¡Él las mató!

—¿Cómo dices eso, Jungkook? —Jiyook lo tomó del rostro, perpleja ante
la rabia. —¿Cómo desconfías así de tú Alfa? Taehyung no ha hecho más
que cuidar de ti estos meses.

—¡De haberme cuidado mis hijas no estarían muertas!

—Jungkook...

—¡No!

El Omega empujó a Jiyook y caminó a paso firme hasta Taehyung,


elevando su dedo índice mientras su cuerpo temblaba y parecía poder echar
humo por las orejas.

—Espero que te mueras, espero que te ahogues en la misma miseria en la


que me estoy ahogando y te mueras muy, muy pronto. ¡Muérete! ¡Solo
quiero que te mueras!

Y sin decir más Jungkook empujó con fuerza el pecho del Alfa, ni siquiera
percatándose de que había logrado tumbarlo en la cama. Taehyung tocó su
pecho, sintiendo el golpe fuerte, tan fuerte que realmente le dolía, como si
le hubiesen clavado algún filo. Tomó una bocana de aire, sintiéndose sin el,
y su piel se cubrió de una capa de hirviente sudor. Casi de inmediato Jiyook
logró notar el malestar del Alfa, así que corrió hacia él, arrodillándose a su
lado. Estiró su mano y acarició su mejilla al tiempo que el apretaba los
dientes y acariciaba su pecho de manera brusca, intentando respirar con
normalidad.

—Taehyung ¿Estás bien? ¿Qué ocurre?

Mientras, Jungkook estiraba las manos dentro de la cuna, tomando la


pequeña caja que guardaba a sus hijas y apegándola a su pecho, listo para
irse de aquella habitación.

—Jungkook, Taehyung no puede respirar.

El Omega miró sobre su hombro con desinterés, solo fijándose en la manta


rosa que reposaba en el suelo. Se acercó, y cuando Jiyook creyó que
revisaría a Taehyung solo lo miró recojer la manta e irse hasta la puerta.

—Jungkook, ¿A dónde vas? Taehyung no puede respirar. —Le repitió


nerviosa. —Ven aquí, ayúdame.
Jungkook miró al Alfa que luchaba para adentrar el aire a sus pulmones y
se encogió de hombros, lleno de rabia.

—Solo quiere manipularme.

—¡Jungkook esto es enserio! —Espetó Jiyook asustada, tomado al Alfa del


rostro y escuchándolo toser. —¡Rápido, ven aquí!

A regañadientes Jungkook caminó hasta ellos, porque quisiera o no,


Taehyung podía controlarlo incluso cuando no intentaba hacerlo. Se
arrodilló frente a Taehyung dejando la caja a un lado, estiró sus manos
hasta su cuello y quitó los botones de su camisa hasta su pecho. Taehyung
se tocó la garganta y tosió de nuevo.

—Respira, Alfa estúpido. —Ordenó Jungkook quitándole la mano de la


garganta y posando la suya en su lugar. —Ya deja de fingir.

Jiyook miró preocupada como Jungkook le acariciaba la garganta, no


teniendo suerte al hacer que Taehyung respirara. El rostro del Alfa se
tornaba rojizo poco a poco.

—¡Ya, Taehyung! —Exclamó Jungkook. —Respira, ¡Deja de fingir!

Taehyung tosió y cerró los ojos con fuerza, jadeando y golpeando su pecho
con su puño. Parpadeó arrojando lágrimas a la nada, sacudiéndose de un
momento a otro. Jungkook pintó el terror en su rostro mientras se
levantaba.

—¡Ya basta! ¡Estás asustándome! ¡Taehyung basta!

Su mano fue a la espalda del mayor y dió palmadas mientras Jiyook daba
caricias frenéticas en el brazo del hombre rubio. Jungkook dió una palmada
más fuerte que la anterior y gritó con miedo.

—¡Ya está, respira!

De pronto Taehyung se inclinó bruscamente, haciendo un sonido ahogado y


escupiendo en el suelo una sustancia viscosa en gran cantidad. Su color
verdoso lo hacía ver como la baba de caracol, sin embargo las burbujas que
estallaban mientras aquella sustancia se extendía en el suelo lentamente lo
hacían dudar sobre que demonios había vomitado Taehyung. El Alfa tosió
y tragó duro, tomando su garganta entre su mano y respirando con
dificultad. Tomándolo del brazo Jungkook buscó su mirada, buscó su
bienestar, y al encontrarlo se levantó de la cama y se alejó de el.
Taehyung levantó la mirada solo para ver como Jungkook caminaba hasta
la puerta con la caja de madera en sus manos y la manta rosa sobre la
misma.

—J-Jungkook. —Lo llamó reprochante.

El Omega miró sobre su hombro de mala gana y Taehyung hizo una mueca
de enfado.

—¿A dónde mierda vas?

Pero Jungkook no le respondió, solo salió y los dejó solos. Jiyook bajó la
mirada y cubrió su frente con su mano, odiando todo aquello.

—¿Por qué ha pasado algo tan horrible? —Susurró en tono de lamento. —


Es como si Dios quisiera separarlos.

—Nadie va a separarme de mi Omega.

Taehyung se levantó y caminó hasta la puerta, gruñendo por lo bajo por el


mal sabor en su boca. Se mareó un poco al tomar el pomo de la puerta y su
vista se nubló. Suspiró y dijo:

—Ve con él y traélo a dormir cuando terminen.

—No es tan fácil como lo haces sonar, Taehyung.

—El va a superarlo. —Dijo él mientras abría la puerta para salir.

—¿Cómo estás tan seguro?

Taehyung lo pensó solo un segundo.

—Tú lo superaste.

—No, Taehyung. Nunca lo superé.

—Pues deberías, han pasado dieciocho años.

Taehyung dió un pasó fuera de aquella habitación, sin embargo la voz de


Jiyook lo detuvo.

—Quizá eres tú quien terminará alejando a Jungkook.

Taehyung parpadeó sintiéndose realmente mareado, pero lo


suficientemente lúcido como para escucharla.
—Si no eres capaz de amoldarte un poco, solo un poco a él... No van a
poder continúar.

—Yo no necesito amoldarme, Jungkook necesita cambiar sus prioridades.


Un bebé no es prioridad.

—Es su deseo, Taehyung.

—Tiene diecisiete malditos años, es un niño que está confundido porque no


pude cuidarlo lo suficientemente bien como para prevenir que cayera en un
embarazo. El no sabe que desea, el no sabe que es lo que necesita, pero
para eso estoy yo aquí.

—¿Para hacerlo girar a tu ritmo? —Preguntó Jiyook con voz molesta y


decepcionada. —Jungkook no es esa clase de Omega, sabes bien que no es
como los otros, es más que capaz de tomar sus propias decisiones por sí
mismo, no necesita que las tomes por el. No es reprimido, es libre.

—Es ingenuo. —Taehyung miró poe sobre su hombro. —Puede que


Jungkook demuestre ser rebelde y malo, pero Jungkook es la cosa más
delicada y pura que he conocido en mi vida. Se rompe fácil, cree muy
rápido, es tan bueno que ni siquiera le entra en la cabeza que el mundo es
malo a pesar de todo lo que le ha pasado. —Dijo con molestia. —Soy su
Alfa, sin importar si estás de acuerdo o no seré quien le ponga los pies en la
tierra cada vez que lo necesite. Le ahorraré muchísimos dolores aunque te
cueste mucho verlo ahora.

—No se debe tener malicia para vivir sin dolor, Taehyung. —Intentó
convencer la mujer antes de que se fuera, lejos de estar tranquila.

—Quizá por eso por eso te dejaste pisotear de tantas maneras.

La Beta recibió las palabras como un duro golpe en el estómago, queriendo


vomitar para eliminar su malestar. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando
Taehyung se giró un poco y la miró. Tan distante, tan frío.

—Quizá por eso perdiste a tu bebé.

—Era algo que escapaba de mis manos, Taehyung. —Se defendió ella.

—Podías salvarlo.

—Debía cuidarte.

—No, no debías.
—No podía dejarte solo. —Jiyook derramó lágrimas. —No podía dejarte
solo en este lugar, ¿Qué pasaría entonces si te dejaba solo? Tenía que
cuidarte, tenía que protegerte y criarte de una manera distinta, intentarlo al
menos.

—¿Crees que de haberte ido algo sería diferente ahora? —Taehyung negó.
—No, Jiyook. Acabé igual que ellos. Era algo imposible de cambiar, nací
con ello, lo llevo en la sangre.

—No eres malo, Tae. —Negó la mujer limpiándose las lágrimas. —No te
crié para ser malo.

Taehyung perdió su mirada en un punto en el suelo.

—Yo lamento que tu esfuerzo se fuera a la basura, Jiyook.

—N-No digas eso. —Tragó duro. —Aún tienes a Jungkook, el destino sabe
bien porque los ha unido.

—El destino solo quiere joder mi paciencia. —Taehyung cerró los ojos y
suspiró negando.

Hubo varios segundos de silencio, Jiyook se cubrió los ojos y negó


constantemente.

—Jungkook es mi vida, Jiyook. Lo adoro, pero no seré yo quien se adapte a


sus idea.

Entonces se fue.

Jiyook lloró con libertad, negando y maldiciendo. ¿Por qué no había hecho
un mejor trabajo con Taehyung? ¿Por qué no se había esforzado más? ¿Por
qué no había hecho algo mejor? ¿Por qué no le dió más amor? No era justo
para ella, no era justo para él, ni siquiera era justo para Jungkook.

Jungkook, el pobre Jungkook. Debía estar devastado, aún más devastado de


lo que estuvo ella dieciocho años atrás. Necesitaba tanto amor y apollo en
aquellos momentos que se cuestionó porque estaba ahí llorando por cosas
que estaban fuera de su control.

Tan fuera de su control.


❝Veinticuatro❞
Good things fall apart —Illenium // Goodbye's Post Malone.

—No encontré nada dentro, todo ha sido expulsado.

Taehyung fulminó al doctor con la mirada, conciente de como Jungkook se


encogía recostado en su cama, abrazando con fuerza una almohada. El
Beta de cabello desordenado y ojeras notables no se percató de ello, atento
a lo que escribía con su pluma en su libro.

—¿Está bien mi Omega? —Exigió saber el rubio.

El hombre ladeó la cabeza: —Espere un...

—Quiero una respuesta ahora.

La paciencia se le había esfumado, habían pasado largos minutos desde


que el doctor había revisado a Jungkook, lo había presionado a responder
preguntas, lo había incomodado manoseándolo, había hecho mil y un
cosas con él para llegar a una conclusión que no daba a saber aún. Era
desesperante. El Beta levantó su mirada hacia el Alfa y miró luego tras el,
al Omega en cama que lloraba en silencio.

—Majestad, le digo que esto no es normal todo esto. —Insistió el hombre


en voz baja para que el tercero en cama no lo escuchara. —Quiero saber
qué pasó.

—Y yo quiero saber si mi Omega está sano ahora mismo.

El hombre frunció los labios y suspiró luego.

—Lo estará, si sigue mis indicaciones, de otra forma puede presentar


problemas. —Aseguró el Beta. —Debe tomar reposo total, si es posible que
ni siquiera se levante de la cama, unos cuarenta días o más.

—¿Cuarenta días?

—La cuarentena es un reposo luego del parto, en este caso fue una
pérdida, pero de igual modo el bebé fué expulsado, fue como un parto y
Jungkook necesita continúar con lo que sigue a pesar de no tener a su
bebé. De otro modo su cuerpo podría tener consecuencias.

Taehyung parpadeó y tomó un respiro, estuvo a punto de mirar a Jungkook


sobre du hombro cuando el doctor se acercó un poco más a él y susurró.
—Majestad, es inestable ahora, esto le afectó demasíado. Recomiendo que
estén muy al pendientes de el, cualquier paso en falso puede perjudicarlo
aunque no sea intencional... Los Omegas suelen ser muy sentimentales.
Necesita mucho amor, ahora dígame ¿Sufrió una caída o un golpe?

—Estábamos durmiendo, le digo que solo tomó un baño frío.

Era eso, no había nada más, un baño. Ellos habían estado descansando
desde las siete de la tarde, desde temprano estaban echados en la cama,
hablando y siendo perezosos luego de la cena, simplemente recuperando
las fuerzas que les quitaban cuidar el embarazo y el trabajo. No hubo
caídas, no hubo golpes ¿Taehyung lo había golpeado sin querer mientras
dormían? No, el no podría, se aseguraba de nunca tocar la panza de
Jungkook con sus manos, la idea siempre lo horrorizó, así que no había
forma de que la hubiese empujado o que le diera un codazo...Era
cuidadoso con el Omega.

El Beta suspiró y frotó su frente, dejó su pluma entre las páginas de su


libro y lo cerró con cuidad, negando con su cabeza.

—Siento su pérdida, Majestad.

Taehyung ignoró sus condolencias, pero prestó atención a lo siguiente.

—Es muy posible que Jungkook pierda un futuro bebé.

—¿Qué dices? —Preguntó confundido.

—Si esto no ha sido provocado y solo ocurrió... Quizá Jungkook tenga


algún defecto. Un Omega no pierde a su bebé de esa forma, no es normal,
no está bien. Los Omegas suelen...

—Suficiente. —Lo interrumpió Taehyung sabiendo que de escuchar


Jungkook aquello las cosas empeorarían. —Comprendo esto.

El Beta frunció el entrecejo y miró a Taehyung con impresión y casi


decepción.

—¿N-No le afecta esto? —El Doctor miró discretamente a los lados y


susurró más bajo. —Señor, es muy probable que su Omega no podrá tener
a su primogénito...

—Deja tus indicaciones por escrito a alguna de mis sirvientas, enviaré a


alguien por ti si Jungkook tiene alguna complicación.
El doctor cerró la boca con la interrupción del Rey, sintiendo si
descontento y molestia al recibir sus palabras. Dió un paso hacia atrás
cuando Taehyung se acercó demasíado a el, murmurando por lo bajo.

—Y si me entero que esta información se cuela al reino me encargaré de


que mis hombres te busquen, te maten y me traigan tu cabeza. ¿Queda
claro?

Su mirada, llameante de amenaza lo penetro hasta los huesos, enviándole


un escalofrío por toda su espalda. No tuvo más opción que asentir y
retirarse de aquella habitación. Taehyung le dió frente a su Omega en la
cama, dándole una suave mirada antes de que el mismo se cubriera el
rostro y rompiera en llanto, levantándose luego y yéndose del lugar al
esquivar a su Alfa.

Taehyung se frotó el rostro recordando todo lo sucedido, molesto por ser


tan inútil para su Omega en momentos como aquellos. Se apoyó de su
escritorio y soltó un suspiro pesado al aire, estaba tan tenso que podría
romperse como una rama. Había estado horas en su lugar de trabajo, donde
solía estar con Sehun para hablar del reino y hacer papeleo tortuoso, sin
embargo no tenía trabajo que hacer, solo quería estar solo... Bueno,
realmente no quería estar solo. Nunca había querido estar solo desde que
había conocido a Jungkook, desde entonces solo quería estar con el. Pero el
Omega no lo quería en aquellos momentos, estaba rabioso, lleno de ira y
tristeza en su contra aún cuando el Alfa era inocente de todo mal que lo
había atacado de repente.

Había escuchado por palabras de Jiyook que Jungkook había enterrado a


sus hijas, en un lugar privado que se aseguro de ocultar las sirvientas.
Aquel al que había escapado cuando Taehyung había sugerido interrumpir
el embarazo. Jungkook había llevado un arbusto de rosas blancas y debajo
de él había dejado la caja de madera con sus hijas, enterrándolas junto a la
raíz. Había hecho lo que Taehyung le había sugerido, solo que lo había
excluido de todo...

Le tranquilizaba un poco, solo un poco que Jiyook lo hubiese acompañado,


y le tranquilizaba solo un poco más que Jungkook dejara ir a las pequeñas
niñas muertas bajo tierra, porque en el fondo creía que cargaría con su
pequeño ataúd hasta que apestaran los pequeños cuerpos.

Frotó sus ojos con sus dedos, gruñendo al aire. La madrugada se estaba
pasando tan lentamente que parecía ser una tortura, los segundos sin
Jungkook eran un tormento, mucho más cuando sus lobos morían por estar
tan cerca que podrían fusionarse entre sí. ¿Por qué todo debía ser tan difícil
para ellos? Taehyung no quería pensarlo, no demasíado al menos, porque
terminaría volviéndose loco.
Arrastrando su asiento se puso de pie, harto de estar sentado sin hacer más
que pensar en cosas que lo hacían molestar y entristecer, que lo hacían
sentir inútil y poca cosa. Así que soplando las velas en las lamparillas salió
de aquel lugar y emprendió su caminó al piso superior. Caminando entre
los pasillos podía sentir el ambiente pesado, demasíado pesado. Los
guardias pensaban que era un desgraciado infeliz, de eso estaba seguro,
pues para entonces ya todos debían saber sobre la pérdida y sobre como
Alfa y Omega estaban tan separados como el cielo de la tierra.
Seguramente le echaban la culpa a Taehyung, seguramente pensaban que el
tenía algo que ver, que era tan malo como su difunta familia y que
Jungkook había caído en tan malas manos. Porquerías, a Taehyung no le
interesaba su opinión, sus pensamientos o su posible resentimiento. Podían
besarle las botas y el con gusto les patearía la cara y les escupiría un ojo.
Pero ni siquiera se atrevían a mirarlo o murmurar, sabían que no sería
bueno, así que el silencio reinó incluso en sus pensamientos.

El Alfa de rubios cabellos abrió la puerta de su habitación con cuidado, no


queriendo hacer ningún ruido para despertar al pelinegro que de seguro
dormía, lamentablemente no teniendo éxito en aquello. Con solo cerrar la
puerta el Omega que estaba recostado sobre su costado a orillas de la cama
abrió sus ojos, sus párpados notablemente pesados luchando por
mantenerse lejos de su mirada oscura. Ambos se miraron unos momentos,
Taehyung avanzó por la habitación, quitándose los anillos.

—Duerme, es tarde. —Ordenó mirando sus manos hasta llegar al tocador.


—No quise despertarte.

—Acabo de cerrar los ojos.

Taehyung dejó todas sus joyas en el tocador, quitando los primeros botones
de su camisa y caminando a uno de los sofás de la habitación, no muy
alejados de la cama. Se dejó caer en uno de ellos, acariciando el terciopelo
color vino y mirando al Omega mientras el lo veía también. Jungkook
frunció sus labios resecos y luego suspiró, susurrando.

—No puedo dormir.

Taehyung cerró los ojos un par de segundos.

—Inténtalo, has de estar agotado.

Jungkook sollozó y Taehyung abrió los ojos para verlo. El Omega


temblaba y pequeñas lágrimas caían a la cama. Ni siquiera se había quitado
las botas y se veía muy sucio, como cuando Taehyung lo había encontrado
en el río.
—Lo siento muchísimo. —Sollozó él, hipando luego con los sentimientos a
flor de piel. —Lo lamento tanto, fui tan injusto...

Jungkook cerró los ojos y lloró con libertad, hipando más veces de las que
le gustaría y enrojeciendo su rostro sin querer. Taehyung se desarmó con su
llanto, no soportando verlo de aquella manera. Tan frágil, tan herido y roto.
Rogaba a todas las fuerzas superiores que Jungkook dejara de sentirse de
tal forma. Mientras, el le daría empujón tras empujón para sacarlo de su
tristeza. Se levantó y caminó hasta el, sentándose a orillas de la cama, justo
a su lado y tendiendo su mano para acariciar su mejilla expuesta, aquella
que había abofeteado solo horas atrás. Estaba algo marcada con unas líneas
algo amoratadas. Se inclinó y posó sus labios sobre estas, presionando
suaves besos en ellas.

—N-No debí decir todo eso. —Hipó el menor. —Y-Yo no quería


lastimarte, n-no prefiero un hijo de H-Hyunjin, traería M-Mil hijos tuyos al
mundo T-Taehyung...

—Shh, Jungkook. —Siseó acariciando su mejilla con su nariz. —Está bien,


Jungkookie, no debemos pasar por esto más nunca, mi amor. No permitiré
que suceda otra vez, ¿Si? Fue mi error, no el tuyo.

Jungkook lloró contra su mano y tembló cuando Taehyung se alejó para


quitarse las botas y subirse a la cama tras Jungkook. Lo ayudó a levantarse,
prácticamente a tirones logró que el Omega se sentara en sus piernas como
Taehyung solía sentarse en las de Jiyook cuando la misma le daba de
comer. De la misma forma que ella lo hacía acunó a Jungkook entre sus
brazos y lo meció, palmeando su espalda con una mano y peinando su
cabello con la otra. La forma en la que Jungkook se acurrucó en su pecho y
lloró solo le confirmó que Jungkook era un bebé frágil que necesitaba
protección, mucha. Taehyung había estado muy herido com todas las cosas
que Jungkook le había dicho, nunca se había sentido tan triste, pero todo
parecía desaparecer con solo su arrepentimiento, con su abrazo, todo volvía
a la normalidad.

El Omega se ocultó en el cuello ajeno, llorando y drenando toda la tristeza,


la cual parecía ser tan infinita como las estrellas. Su lobo se sentía
protegido con Taehyung a su lado, podía sentir una gran paz en medio de
su enorme tormenta. Llegó un momento en el que simplemente las lágrimas
dejaron de salir, no sabía si era porque sus ojos estaban demasiado
hinchados y doloridos o porque simplemente se había quedado sin una gota
de agua en su cuerpo, pero agradecía, porque sentía todo su rostro dolorido.

Taehyung decidió cambiarlo de ropa y el se dejó, negándose a darse un


baño, quizá porque temía mucho entrar al lugar donde había perdido a sus
bebés. Pero Taehyung respetó su decisión y solo lo limpió con un pañuelo
mojado, dejándolo luego en pijama. Ambos se acurrucaron juntos en el
calor de sus mantas, encerrados en el dosel en medio de la oscuridad.
Jungkook acariciaba el pecho desnudo del Alfa y suspiraba de vez en
cuando.

—Aún está grande. —Dijo Jungkook bajo la mirada del Alfa, llevando su
mano a su panza. —¿Crees que hay algo dentro?

—No lo creo, el doctor te ha revisado.

Jungkook suspiró: —Si, me manoseó mucho.

Taehyung odiaba que Jungkook hubiese pasado por una experiencia tan
traumática como la de perder a su bebé y haber sido toqueteado en su
interior por manos desconocidas. Definitivamente Taehyung lo odiaba,
pero era algo que escapaba de sus manos, y no podía protegerlo del todo.

—Lo lamento, mi amor.

—Se siente extraño. —Dijo Jungkook parpadeando. —No tenerlas en mi


vientre, moviéndose... Las extraño muchísimo.

—Lo sé. —Taehyung pensó en la sensación de vacío en el pecho de su


Omega y negó. —Pero puedes recordarlas cada vez que las extrañes.

—No tengo un buen recuerdo de ellas, solo el de sus cuerpos rojos...

—Entonces... —Interrumpió el Alfa antes de que comenzara a llorar. —


Puedes imaginarlas de otra manera, de la manera en que hubiesen podido
ser si hubiesen vivido.

Jungkook dejó de tocar su panza solo para abrazar a Taehyung y reposar su


cabeza en su pecho, refregando su mejilla contra el mismo. Taehyung subió
una mano a su cabellera negra y la acarició, tomando con la otra la mano de
Jungkook y dándole un apretón.

—Yo creo que iban a parecerse mucho a ti.

Taehyung se sintió frío con la confesión, removiéndose en su lugar algo


incómodo y acalorado de repente.

—Creo que... —Continuó el menor. —Iban a tener tu cabello rubio y tu


piel canela clara. Y esas pecas de tu nariz.

Taehyung hizo un corto sonido pensativo.

—¿Así de feas te las imaginas?


—Ellas hubiesen heredado tu hermosura, hablo enserio. —Dijo Jungkook,
nada molesto por la broma. —Las imagino con un largo cabello rubio y con
unos labios tan bonitos como los tuyos...Pero no con tus ojos, ellas tendrían
mis ojos negros.

—¿Por qué no con mis ojos? —Jungkook se limitó a fruncir los hombros
en negativa a su pregunta. —Bien, con tus ojos. De igual modo son ojos
preciosos. Pero estoy en desacuerdo contigo en algo.

—¿En qué? —Curioseó Jungkook subiendo su mirada para intentar verlo.

Taehyung bajó la mirada para capturar la suya y ladeó una sonrisa.

—Ellas hubiesen sido iguales a ti. Cabello negro, piel pálida, mejillas
sonrosadas... Simplemente preciosas como tú.

Jungkook frunció el ceño y sus ojos se quebraron muy levemente. Sus


labios temblaron un poco al preguntarle.

—¿Tú las querías?

Taehyung frunció sus labios y se disculpó con su mirada, a lo que


Jungkook ni siquiera lo dejó responder.

—Seguro que las querías. —Se respondió por el dejando de mirarlo y


apoyando su mejilla de nuevo en el pecho ajeno. —Un poquito, en el
fondo. Nos cuidabas mucho.

Taehyung no respondió, escuchó a Jungkook atento, sereno a como el


cuerpo del menor se relajaba al estar a su lado y su mundo no parecía estar
tan desmoronado.

—A veces pienso que hay algo malo en mi. ¿No lo crees?

—No, no lo hago.

—No tuve a mis bebés y hago cosas extrañas. —Jungkook cerró sus ojos
cansado. —Veo cosas en mis sueños, rompo cosas con mi gritar, te hice
asfixiar cuando desee que murieras...

—Solo es casualidad.

Jungkook chasqueó su lengua.

—¿Y si soy un brujo? No quiero que me quemes, no quiero que las


personas me tengan miedo.
—Mira, Jungkook. —Taehyung bajó la cabeza y palmeó su espalda. —
Mírame, anda.

Jungkook abrió los ojos y apoyo su mentón del pecho ajeno, mirando los
azulados orbes que destellaban sueño y cansancio.

—No eres malo, mi amor. —Le dijo el rubio Alfa. —No eres malo, no eres
defectuoso, solo eres un Omega un poco diferente a los demás. También
me cuesta entenderlo, me cuesta muchísimo. —Confesó acariciando el
cabello azabache. —Pero no voy a reprocharte...

—Pero no soy normal. —Insistió el, molesto por sentirse tan fuera de lugar.

Taehyung suspiró: —Ah, Jungkook...

El Omega cerró los ojos ante el tacto de la mano del Alfa sobre su mejillas,
amando las caricias de las yemas de sus dedos sobre su piel.

—Omega, brujo, normal o no tan normal...Yo te amo y soy feliz a tú lado.


—Le aseguró el con voz suave. —Sin importar qué estoy loco por ti, mi
vida. Y eso no va a cambiar, me tienes a tus pies.

Jungkook parpadeó y lo miró luego fijamente.

—¿No mientes?

—No miento. —Negó Taehyung, sus párpados pesando. —Solo no me


hagas brujería, ¿Bien? Porque me molestaré contigo.

—Te haré un hechizo. —Aseguró Jungkook sonriendo a medias por como


su Alfa aligeraba sus inquietudes.

—¿Ah, si? ¿Qué hechizo?

—Uhm... Uno para que seas lampiño, tal vez.

Taehyung rió un poco, rodando los ojos antes de abrazarlo bien contra su
cuerpo.

—Mira como te dejas la barba. —Lo regañó mirando los pequeños pelos en
su barbilla, extendiéndose por la parte inferior de su rostro muy
suavemente.

—Es una barba de tres días, Jungkook, no exageres.

—Te ves sucio.


—No mires abajo entonces.

—Allá no me molesta.

—Uff, que hipócrita. ¿Cómo si te molesta el de mi rostro, Omega? Oh,


espera, ya lo sé, porque no te hace cosquillas en el culito ¿No?

—Tae. —Regañó el Omega expandiendo su sonrisa.

—¿Piensas contradecir eso?

—Tae. —Regañó de nuevo sonrojándose y estirándose para ocultarse en la


curvatura de su cuello.

El rubio sonrió aún cuando Jungkook solo se le trepó encima y se sentó


sobre su estómago, mirándolo con una expresión de tonta vergüenza. El
pelinegro estiró su mano hasta la boca de Taehyung y acarició sus labios.

—¿Por qué no sonríes más seguido?

—No soy de sonreír demasíado.

—¿No te hago lo suficientemente feliz?

—¿Cómo preguntas eso, mi amor? Me haces feliz.

Taehyung tomó las manos ajenas y las llevó a sus labios para besarlas con
cariño y delicadeza, logrando que la sonrisa de Jungkook se borrara. El
Omega suspiró.

—¿A pesar de todo lo que ha pasado?

Taehyung ladeó una sonrisa leve.

—A pesar de todo lo que ha pasado. Y a pesar de todo lo que pueda pasar.


Nunca olvides que te amo más que a nada en este maldito mundo ¿Bien?

Jungkook asintió: —Bien.

Jungkook se inclinó para besarlo, solo logrando rozar sus labios con los del
Alfa. Taehyung impaciente quiso empujarlo contra sus labios, pero
Jungkook le susurró sobre estos antes de poder hacer algo.

—Yo también te amo muchísimo, Taehyung.

Taehyung cambió su expresión. Sus cejas decayeron y sus labios formaron


una mueca casi triste, mientras que sus ojos reflejaban nada más que
preocupación y pena, con un brillo casi lastimero que adornaban los orbes
azulados.

—A veces me haces dudarlo, Jungkookie. Mucho más de lo que me


gustaría dudar.

—No digas eso. —Pidió el menor con voz temblorosa. —Yo te amo, de
verdad. ¿Qué significa el amor para ti, Taehyung?

El Alfa frunció el entrecejo.

—Tú.

—Ah, tramposo.

—Lo juro, cuando te miro solo siento amor. —Taehyung le acarició la


mejilla. —Y diento ganas de abrazarte, cuidarte, besarte...

Jungkook ladeó la cabeza y suspiró de satisfacción al escuchar aquello.

—Bésame ¿Si? Acepta todo el amor que tengo para darte sin dudar de él,
Alfa tonto.

Taehyung estiró un poco su cuello para besarlo, pero Jungkook empujó su


cabeza contra la almohada cuando lo besó, acariciando sus mejillas y dando
beso tras beso. Taehyung lo abrazó contra su cuerpo, derritiéndose con el
cariño del Omega.

—Te amo. —Jungkook le dijo dándole otro beso. —Por favor no dudes
nunca eso, eres mi Alfa, mi amor, mi vida... Nunca cambiará, te lo
prometo.

—Bien. —Contestó a penas por como Jungkook atacaba su boca a besos


suaves. —Más te vale.

Taehyung sonrió a medias y lo abrazó, girándolo y dejándolo debajo de él


para tomar el control. Después de un rato Jungkook rompió el llanto,
sintiéndose tan vulnerable que temía no poder recuperarse de tanta tristeza.
Y Taehyung lo entendió, así que lo abrazó con fuerza y lo hizo dormir con
dulces palabras y susurros al oído. Mañana sería otro día.

~•~•~

—Debes darte un baño, apestoso.

Jungkook sorbió su nariz mocosa y negó a la orden de Taehyung,


acomodándose aún más entre las mantas calientes y la almohada babeada.
El Alfa se sentó al final de la cama, hurgando bajo tanta tela hasta hallar el
pie del Omega, tomándolo del tobillo y tirando hacia abajo.

—Ya son las tres, Jungkook. Y no has puesto el mínimo interes en ti. No
has comido, no te has dado un baño...

—No quiero. —Se negó. —No tengo hambre, solo déjame aquí en cama y
vuelve al trabajo de Rey.

—También tengo un trabajo de Alfa. —Aseguró Taehyung con voz suave.


—Tengo que velar por tu bienestar.

—Ya, Taehyung, de verdad. —Negó Jungkook bufando con molestia. —


Déjame ¿Si? No estoy de buen humor, ¿No te ha dicho el doctor que debo
descansar? Ya déjame.

—Por supuesto que no estás de buenas, estás pegajoso, hambriento y


acalorado ¿Cómo ibas a estar de buen humor?

Jungkook quiso liberar su pie de su agarre sin éxito, molestándose.

—Suélta.

—Ven, te daré un baño.

—Que me dejes descansar, ¿No escuchas?

Taehyung mostró un brillo de molestia en sus ojos, pero mantuvo la calma.

—Te daré un baño y te traeré a descansar, con sábanas limpias y menos


incomodidad. Luego comerás y dormirás, ¿Te apetece?

—No me apetece, déjame.

Jungkook tiró de su pie fuera del alcance de Taehyung, pero el mismo ya


cansado de la malcriadez del Omega tiró de las mantas, dejándolo
expuesto. Jungkook gruñó cuando vió como las tiraba fuera de la cama y se
levantaba para apartar el dosel de sus alrededores. Cegado
momentáneamente por la luz del balcón Jungkook cubrió sus ojos,
gruñéndole luego al Alfa.

—¿Por qué estás teniendo tanta paciencia hoy? Mándame al demonio y


vete tirando la puerta, déjame en paz.

—No dejaré que tomes tu reposo como excusa para acabarte. —Tarhyung
ató el dosel a cada lado de la cama y se sentó junto a Jungkook, mirándolo
com seriedad. —Tomarás tu cuarentena, pero lo harás de buena forma para
estar muy sano, no para caer en cama y enfermar. ¿Queda claro?

Jungkook no tuvo más opción que dejarse cargar hasta el baño. Se desnudó
y Taehyung lo bañó dentro de la tina, poniéndole la piel de gallina con el
agua fresca y helada. Salió rápido del baño, pues casi le da una crisis
recordando como había perdido a sus bebés ahí dentro. Fue vestido con una
pijama de Taehyung, después de todo el Alfa no las usaba, y bajo su ropa
interior traía una tela gruesa en su parte trasera. Al parecer Jiyook le había
ordenado a ponérselo para las manchas de sangre, luego fue obligado a
comer. Luego de dos rebanadas de pan, un tazón de crema de calabaza y un
vaso de leche de cabra su estómago se sentía muy lleno, sin emabargo
Taehyung le hizo comer un racimo de uvas y un pequeño tazón de maíz
que pasó luego con una taza de té.

No podía moverse porque estaba muy lleno, pero Taehyung insistía en que
debía ganar más peso del perdido esos últimos meses. Quería verlo gordo,
Jungkook estaba seguro. Finalmente pudo recostarse, cubierto por a penas
una ligera manta que lo mantenía fresco.

—No te muevas de aquí ¿Si? Por favor obedéceme.

—Ajá.

—Jungkook.

El Omega rodó los ojos y negó mirando al balcón abierto.

—Jungkook mírame, precioso.

A regañadientes Jungkook miró a Taehyung, preguntándole con la mirada


que demonios quería. El Alfa frunció los labios y le murmuro.

—Te amo.

Jungkook suspiró y tuvo el impulso de golpearse. Taehyung era tan lindo


con él y sin emabargo lo estaba tratando tan mal.

—Yo también te amo.

—Si necesitas algo no dudes en llamar, dejaré a un guardia en la puerta al


que puedas pedir ayuda, que el traiga a Jiyook y...

Taehyung se entretuvo al ver un par de mariposas blancas entrar por el


balcón, revoloteando en el aire antes de acercarse al rostro de Jungkook, el
cual gritó y se sacudió, agitando sus manos para apartarlas, sin emabargo
las mismas seguían rondándole. Taehyung intentó espantarlas, incluso con
una almohada, pero ellas se alevaban en lo alto de la habitación y luego
descendían en busca de molestar. Jungkook bufó, mirandolas pegarse en lo
alto del dosel recogido. Taehyung negó volviendo su vista a Jungkook.

—Como sea. —Restó importancia. —Llamas al guardia y que el traiga a


Jiyook.

—Si. —Asintió Jungkook entretenido con las mariposas, atento a que no lo


molestaran.

—Creo que tendrás una visita hoy. Baekhyun. Si no me equivoco a la hora


del té estará visitándote.

—No quiero visitas.

—No seas grosero, el está preocupado por ti, son mejores amigos ustedes
dos. Deben apoyarse.

—No necesito apoyo.

—Pues se lo dices tú cuando se asome por la puerta. —Espetó Taehyung ya


cansado, dándose la vuelta y caminando para irse. —No hagas esfuerzos,
Omega testarudo. Te amo.

Jungkook habló entre dientes cuando Taehyung se fue, arrojando una


almohada a la puerta, la cual no llego ni a mitad del camino, cayendo cerca
de la mesa de centro entre los muebles.

—Omega testarudo, ¡No ha visto nada! —Gruñó echándose en la cama,


haciendo un puchero y sintiendo ganas de llorar. —Ah, ¿Por qué no me
dejan tranquilo? ¿No ven que me quiero morir? Estoy tan triste que creo
que me desharé en lágrimas saladas en cualquier momento, y todo lo que
encontrarán será un charco de agua.

Jungkook cerró sus ojos y suspiró antes de sollozar. ¿Por qué le dolía tanto
no tener a sus hijas en su vientre? O entre sus brazos. Las quería, las quería
vivas, no bajo tierra. Se sentía desolado y muy abandonado. ¿Por qué sus
hijas no llegaron vivas a sus brazos? El quería darles mucho amor, quería
darles seguridad y felicidad, todo lo que el no tuvo en su infancia, entonces
¿Por qué era castigado de aquella manera?

Un par de lágrimas cayeron por sus sienes y al mismo tiempo sintió algo en
la punta de su nariz y sobre su frente. Abrió los ojos, encontrándose a plena
vista un par de alas blancas, ambas pertenecientes a diferentes mariposas.
No eran gigantes, pero tampoco eran pequeñas. Parecían ser del tamaño de
su puño y eran tan ligeras que de estar dormido no las notaría.
—¡Ya fuera de mi habitación! —Exclamó el Omega agitando su cabeza,
logrando que volaran lejos de su rostro solo un segundo, luego cuando
estuvo quieto volvieron a posarse sobre él. —¡Fuera!

Jungkook resopló solo para ver como las mismas se quedaban apegadas a
su rostro, sin querer moverse. Casi enseguida la puerta fue tocada y las
mariposas volaron en dirección al tocador, apegándose al espejo. Jungkook
les gruñó.

—¿Quién?

—Jungkook. —Se escuchó desde afuera. —Soy Baekhyun.

El Omega no supo porque, pero quiso llorar al saber que su amigo estaba
tras la puerta. No sabía si era por sentirse tan vulnerable o porque sabía que
tendría su hombro para llorar, sin emabargo se retuvo y decidió dejarlo
entrar.

—Pasa.

Se sorprendió al ver que después del Omega rubio entró un Omega


pelinegro, Kyungsoo, y luego un par de pelinegras, Irene y Seulgi, Wendy
pasó después y para finalizar Jiyook. Todos tan bien arreglados que
Jungkook se sintió desubicado. Había tomado el té una y otra vez con
todos, la verdad se habían hecho muy amigos todos en los últimos meses,
pero no creyó verlos ahí de pie en esos momentos tan difíciles, cargando
entre sus manos los que parecían obsequios. Jiyook se quedó en su lugar
muy callada mientras los demás daban pasos cortos.

—Hola, Omega Jungkook. —Saludó Irene. —Esperamos no incomodar.

Jungkook frunció el entrecejo pareciendo irritado, a lo que todos se


encogieron en su lugar, listos mentalmente para darse la vuelta e irse.
Jungkook habló con molestia.

—¿Qué les dije de llamarme Omega?

Seulgi sonrió: —Ah, si. —Suspiró y peinó su largo cabello fuera de su


hombro. —Es que lo olvidamos, ¿Podemos acercarnos?

—Pueden.

Jungkook los miró a todos acercarse hasta la cama y dejar en ella los
obsequios. Todos envueltos en telas de colores opacos y lindos. Jungkook
sintió una calidez en su pecho al ver a Wendy sonreírle. Ninguno lo
juzgaba o lo miraba con lástima, ninguno estaba ahí para escuchar sobre lo
que era imposible que no supieran tarde o temprano, siendo ellos de las
pocas personas que sabían del embarazo gracias a como Taehyung lo
ocultaba, y nada reconfortó más a Jungkook en ese momento, en el cual el
Omega se echó a llorar.

Todos, incluyendo a Kyungsoo se fueron sobre él suavemente,


envolviendolo en un abrazo gigante que lo lleno de cariño puro.

—Todo estará muy bien. —Aseguró Irene. —Solo debes bañarte menos.

Jungkook soltó un suspiro pesado y dijo:

—Si. —Asintió a pesar de que no creía tal cosa. —Quizá sea eso. Oye,
Kyungsoo, tu panza está grande. —Le dijo sintiendo una puntada de
envidia.

—Ni lo digas. —Negó el separándose junto con todos. —Ya tengo que
dejar de lado tanta comida. Pero mi Alfa sigue molestando con que debo
alimentarme bien...

—Pues obedece.

Baekhyun miró a Jungkook, trepandose a la cama junto con él mientras que


los demás solo se sentaban a orillas de la misma.

—¿Tienes dolor?

Jungkook negó, porque realmente ya nada dolía, nada más que sus ojos por
tanto llorar.

—No. Estoy bien, iré a cambiarme...

—¡No!

Jungkook se sacudió del susto cuando todos estiraron sus brazos hasta el
para dejarlo quieto en su lugar. Seulgi puso mala cara.

—Toma reposo.

—Pero yo...

—Sht. —Ordenó Irene. —Mira, quédate ahí que ya es hora del té y


trajimos galletas.

—Yo traje una tarta. —Dijo Kyungsoo.

—Yo igual, ¿De qué es la tuya? —Preguntó Baekhyun.


—Moras.

—Uf, que suerte, la mía es de piña.

Jungkook miró como entre todos organizaban en la mesa de centro todas


las cosas luego de que Jiyook buscará las cosas necesarias. Juntos, con
Jungkook en cama, comieron y bebieron entre chismorreo de la realeza
ajena y bromas ligeras. Cuando Irene notó a Jungkook triste mirando a la
nada le dijo:

—Ánimo, Jungkook. Siempre se puede intentar de nuevo.

El Omega pelinegro giró su rostro al espejo, mirando a las dos mariposas


que aún permanecían ahí. Suspiró asintiendo a penas, pensando que quizá
ella tenía razón.

—Supongo que si... Siempre lo puedo intentar de nuevo.


❝Veinticinco❞
Skycraper — Demi Lovato.

Habían pasado seis largos días desde la visita de sus amigos, una visita que
lo había dejado lleno de mucho a amor y cariño, apoyo y comprensión. Y
todos ellos habían ido casi cada día a la hora del té a visitarlo, sin emabargo
siempre se iban y Jungkook se quedaba solo, sintiéndose vacío y
necesitado, triste y más que deprimido, eso hasta que Taehyung llegaba por
la noche y cenaban en la habitación para luego acurrucarse juntos,
momento en el que Jungkook siempre lloraba sobre su pecho,
lamentándose de todo lo malo que le había pasado.

Era frustrante, se sentía enloquecer en la soledad de su habitación, aquella


que se había vuelto su prisión, en la que tenía que estar encadenado a su
cama sin tener permitido moverse fuera de ella. Jiyook lo visitaba unas tres
veces, preguntando si quería ir al baño, y si así era un guardia lo cargaba
hasta allí y lo esperaba fuera para llevarlo a la cama de nuevo. Se sentía
inútil, tan inútil como se había sentido al no poder dar a luz a sus niñas, tan
inútil como lo era cada día.

Intentó una vez caminar fuera, después de todo no sentía ya dolor, no


sangraba ya ¿Por qué seguir reposando? ¿Por qué seguir solo y en silencio
en aquel lugar? Pero lo habían cachado en el pasillo, vestido con sus
usuales prendas y sus botas negras y no habían dudado ni un segundo en
hacerle llegar a Taehyung la mala noticia. Su Omega había salido de la
cama. Aún cuando sabía que no podía, aún cuando sabía que estaba
enfermo, y debía mejorar antes de salir de la habitación. Enfermo, estaba
enfermo. Dañado. Inútil. Y Taehyung no había titubeado en su regaño, no
había cariño mientras le quitaba las prendas y le ponía la pijama, había
molestia por la desobediencia de su Omega, y Jungkook solo podía
derramar lágrimas silenciosas que caían en su almohada para cuando
Taehyung lo cubría con la manta hasta los hombros. No podía moverse, le
decía. No podía salir, no mientras estuviera enfermo.

¿Por qué no podía? Jungkook estaba enfermo y sabía bien que no iba a
curarse, el doctor lo había dicho. No era normal. Siempre estaría enfermo,
dañado, inútil. Y no entendía porque Taehyung seguía diciendo que estaba
enfermo, no era un resfriado, no era una fiebre, era estéril, la palabra era
estéril. La había escuchado de Jiyook cuando se suponía que debía estar
durmiendo, mientras ella hablaba con Taehyung. Decía ella que era
imposible que Jungkook fuera un Omega estéril, que era imposible que el
no pudiera traer niños al mundo. Y aunque Taehyung no le tomó nada de
importancia al tema enviándola a dormir, Jungkook se desveló toda la
noche. Infertil, ¿Era infertil? No había podido traer a sus bebés al mundo
después de todo. ¿Era eso estar enfermo? ¿Estaba dañado? ¿Sería un
Omega completamente inútil? No pudo dormir, no pudo sentirse tranquilo
o feliz, ni siquiera cuando Taehyung despertó de su sueño y lo besó
diciéndole con cariño al oído "Buenos días", ni siquiera cuando le había
dicho "Te amo" con besos en el cuello. Porque Jungkook sabía que era
mentira ¿Cómo podía amarlo? Era inútil, estaba dañado, defectuoso. Su
amor era falso, tan falso...

No podría traer los hijos de Taehyung al mundo ¿Qué pasaría cuando


Taehyung se diera cuenta en realidad? Cuando cayera de lleno en la idea de
que no tendría herederos, pequeñas personas que llevaran su sangre y sus
rasgos, que llenaran el gran espacio del castillo ¿Qué pasaría?

Jungkook no quería seguir pensando, no quería seguir llorando, no quería


continúar solo en la habitación desde que amanecía hasta que anochecía.
Por eso aquel día cuando Taehyung despertó lo obligó a aceptar que ambos
salieran aunque sea al pasillo, porque ya no podía soportarlo más. Lloró
hasta que obtuvo lo que quería y con ansías se dió un baño con su Alfa,
vistiéndose el solo luego a pesar de que Taehyung no quería que hiciera
ningún tipo de esfuerzo.

Ya no quería ser inútil. No quería estar enfermo o defectuoso.

Así que lo tomó de la mano y fueron al comedor, y las sirvientas parecían


felices por la recuperación del Omega, y los guardias nunca decían o hacían
nada más que quedarse quietos, pero parecían contentos de verlo.

Y después de desayunar yacían en el jardín trasero, o al menos una parte de


el, un lugar abierto y vacío, con solo un gigante árbol en donde dos
mariposas reposaban en su tronco.

—¿Es un día de campo? —Preguntó Jungkook acuclillándose, abrazando


sus piernas a su pecho y entrecerrando sus ojos por el sol.

—Recién desayunamos. —Contestó el rubio.

—Entonces ¿Qué es eso? —Señaló Jungkook mirando todos los sacos que
hacían una pila considerable.

—Armería.

Jungkook elevó sus cejas: —¿Cómo?

—Es día de entrenamiento, hace mucho no entreno. Sehun llegará en poco


tiempo.
—Ash, Sehun. —Se quejó Jungkook ocultando su rostro entre sus piernas.
—Pensé que seríamos nosotros.

—Lo siento.

Taehyung comenzó a vacíar los sacos, y como había dicho Sehun llegó.
Juntos prepararon todo, y con un círculos de madera con círculos más
pequeños y pintados rellenándolo Taehyung tomó una cuclilla. Luego de
que Sehun clavara el círculo en el árbol Taehyung tomó impulso con su
brazo y arrojó la cuchilla, la cual acabó clavada dentro de uno de los
círculos pequeños, el tercero quizá, a Jungkook no le importaba.

—Bravo. —Felicitó Jungkook puchereando de fastidio.

Después de un rato se dejó caer sobre su trasero. Miró a Taehyung luchar


contra Sehun con espadas y armadura de protección. Lo miró jugar con su
puntería, clavando navajas hasta que ya no quedó espació, utilizando
armamentos que no creyó que siquiera existieran, cargando sacos
notablemente pesados y corriendo con ellos, arrojándolos, alzandolos en el
aire una y otra vez para fortalecer sus brazos...Y no lo hacía mal, era
bueno... Solo que Jungkook estaba aburrido.

Taehyung delineó su labio inferior con su lengua, cerrando uno de sus ojos
y exhalando por el cansancio de estar bajo el sol. Un par de gotas de sudor
se deslizaron por sus sienes y en un rápido movimiento arrojó otra navaja,
dando en el blanco.

—¡Ya, Taehyung! —Exclamó Jungkook. —¡Vámonos adentro!

—Aún no termino.

—Lo tienes. —Jungkook frunció los hombros. —No seas presumido, es


fácil.

Taehyung clavó su vista azulada en él, medio sonriendo de pura gracia


amarga.

—¿Fácil? Inténtalo tú. Todo esto, y veamos que tan fácil es.

—No me refería a que es fácil, solo digo que para ti lo es. —Jungkook
ladeó la cabeza, usando su mano para proteger sus ojos del sol. —Aunque
podría intentarlo.

—Bien, intenta cargar estos. —Taehyung pateó uno de los sacos para
señalarlos.
—Eso debe pesar el doble de lo que pesas tú, no gracias. Me refería a eso,
lanzar esas cosas.

—Sehun ¿Quieres perder un ojo? —Sonrió Taehyung en burla, a lo que


Sehun negó.

—No.

Taehyung tomó otra navaja y preparó su lanzamiento, pero un repentino


irritado Jungkook lo detuvo, molesto por haber sido ignorado.

—Taehyung, dije que quiero intentarlo.

—Y no se si has notado que eso no pasará.

—¿Por qué no?

—He visto tu puntería, Jungkook. Te iría mejor jugando a la mordidida,


estoy seguro.

La mordidita. Un juego infantil que Jungkook no conocía, pero que


Taehyung había jugado incontables veces en el pasado... No quería
recordar, así que lanzó la navaja y vió como Sehun comenzó a quitar todas
del blanco.

—No se que diablos es eso.

—Esa boca. —Regañó el mayor.

—Tu dices maldita sea y no me escuchas regañándote.

—Jungkook. —Regañó Taehyung mirándolo molesto.

El Omega hizo una mueca, su lobo bajó las orejas y ocultó su cola. Se
sintió arrepetido, sobre todo por como Sehun parecía desubicado con su
actitud. Ya tenía claro que los Omegas no decían malas palabras, oops, lo
olvidaba. Sobre todo cuando ya no asistía a clases.

—Perdón.

Taehyung lo fulminó con la mirada un par de segundos más y luego volvió


a su trabajo. Jungkook ya molesto se levantó y caminó hasta el,
abrazándolo por la espalda para entretenerlo. Al lograrlo se escabulló y
tomó el primer objeto en el que se fijó entre el montón.

—Quiero usar este.


—Como sea.

—Taehyung. —Fastidió Jungkook tirando de su camisa. —Enséñame.

Taehyung rodó los ojos al cielo y bufó. Jungkook sonrió cuando Taehyung
se inclinó y tomó del suelo una rama con punta de metal.

—Es una flecha. —Le dijo al Omega, posándose tras él y tomado su brazo
derecho. —Lo que cargas es el arco.

—¿Y lo lanzo o...?

—No. —Taehyung posicionó la flecha en su lugar y posó las manos del


Omega en donde deberían. —Tomas aquí y tiras hacia atrás.

Jungkook sonrió, realmente feliz de estar aprendiendo a utilizar el arma,


pero duró demasiado poco. Taehyung acercó el arma a su rostro, tiro la
flecha hasta atrás con aquella cuerda que parecía estar muy prensada y la
soltó. Se disparó rápido y se clavó en el blaco, en segundo círculo por lo
descuidado que fue el Alfa. Soltó a Jungkook y se alejó.

—Listo.

—Para, detente. —Jungkook lo tomó del brazo y tiró de el a donde estaba.


—No vi nada, otra vez.

—Jungkook...

—No, otra vez, fue muy rápido, de nuevo.

Taehyung suspiró y se posó tras él de nuevo. La espalda de Jungkook se


amoldó al pecho de Taehyung. Las manos del Alfa se posaron sobre las
suyas cuando tomó otra flecha y la posicionó en su lugar. Jungkook sonrió
y ordenó.

—Explícame.

Hizo que Taehyung soltara sus manos y el solo tomó con fuerza el arma
vieja.

—No sé como explicarte, solo... —Taehyung pensó. —Separa las piernas.

—No estamos aquí para eso. —Canturreó Jungkook en un murmuro


mínimo e íntimo.

—Madura. —Sonrió Taehyung negando con su cabeza, divertido.


Jungkook realmente se estaba distrayendo, así que era buena señal. —Baja
el arco y posiciona la flecha, ahí en esa ranura. —Jungkook obedeció y
Taehyung asintió. —Bien. Levanta el codo, que la flecha este a la altura de
tu mejilla...Eso es.

Jungkook desapareció su sonrisa cuando Taehyung se apegó a el,


ayudándolo a acomodarse mejor. La respiración del Alfa cayó sobre su
oreja, sus palabras susurrándole al oído.

—Apunta a tu objetivo... —Jungkook parpadeó. —Míralo fijamente.

El Omega asintió, enfrascado en las instrucciones, respirando a penas.


Entonces Taehyung ordenó.

—Dispara.

Jungkook soltó la flecha y ella voló hasta el blanco, clavándose casi


exitosamente en ella. Casi. Taehyung se separó de él y se alejó.

—Nada mal.

—Espera, no. —Jungkook tomó su brazo de nuevo. —Está en el cuarto


círculo, es el más grande.

—¿Y? —Taehyung arqueó su ceja. —Está bien.

—No está bien, tú le das al primer círculo.

—Es diferente.

—¿Por qué eres Alfa y yo Omega? —Inquirió Jungkook molesto.

—Porque he practicado años y tú solo has hecho un tiro. —Corrigió el


ojiazul.

—Entonces hagamos más tiros.

—Jungkook, ya está bien, no deberías estar...

—No. —Se quejó Jungkook cuando intentó quitarle el arco, alejándose de


Taehyung y tomando una flecha del suelo. —Estoy bien, puedo seguir,
quiero seguir. Ayúdame, ven.

—Estoy cansado, Jungkook.

—Aguanta. —Pidió Jungkook. —Un rato, solo un rato.

Taehyung frunció los labios, pero asintió.


—Bien. Un rato.

Para cuando Jungkook logró darle al primer círculo el sol se ponía, dejando
un cielo naranja hermoso de admirar. El Omega estaba sudado y cansado,
pero muy feliz a pesar de que sus manos estaban casi dormidas. Taehyung,
acostado en el suelo se levantó de golpe, parpadeando de impresión. Ya se
había puesto cómodo para quedarse hasta la noche, porque Jungkook era
tan terco como una mula. Al menos Sehun se había podido ir.

—Oh, lo hiciste. —Taehyung mostró una sonrisa cuadrada de pura


felicidad. —A comer. —Jungkook miró a Taehyung ofendido y este solo le
guiñó el ojo. —Es broma, estoy orgulloso. Ven aquí.

Jungkook dejó caer su arma y corrió hasta Taehyung saltándole encima en


medio de una risa pintada de un toque de locura. Porque realmente iba a
enloquecer de no conseguir dar en el centro de aquel maldito blanco
después de todo el día. Taehyung lo rodeó con sus brazos y se besaron
castamente, Jungkook acariciando torpemente sus narices juntas y sus
fluidos corporales mezclándose.

—A comer. —Concordó el Omega. —También me estoy muriendo de


hambre.

~•~•~

—Podemos hacerlo mañana de nuevo.

—Ni lo pienses, fue suficiente ya.

Jungkook miró a Taehyung peinar su cabello húmedo hacia atrás y luego se


trepó a la cama, recostándose boca abajo antes de cerrar sus ojos y suspirar.
Se veía agotado. Jungkook, solo para molestar, se trepó a su espalda y posó
sus manos en los hombros ajenos, listo para pellizcar y verlo molesto. No
sabía porque lo molestaba si al final lo trataba de mala gana, pero Jungkook
era masoquista.

Sin embargo cuando sus manos apretujaron los hombros fuertes de


Taehyung se sorprendió, pues el Alfa había dejado que un ronco gemido
suave escapara de sus labios entreabiertos. Jungkook arqueó una de sus
cejas y volvió a hacerlo, escuchándolo suspirar. Jungkook curioso e
impertinente se inclinó sobre el, invadiendo por completo su espacio
personal al enterrar su rostro en el suyo, sofocándolo, su nariz aplastándose
al lado de la ajena y sus labios rozando los rosados mientras veía sus ojos
cerrados.

—¿Te duele la espalda, uh? —Preguntó él.


—Si, amor.

—¿Te mimo?

—Si, cariño.

—Ow. —Se limitó a decir el pelinegro, llevado por la ternura de ver a


Taehyung con los labios entreabiertos y con un pie en el sueño.

Dió un beso mínimo en el labio superior del Alfa y volvió a su posición,


dando una caricia a la espalda de Taehyung, recordando algo luego.

—Espera, aquí hay algo. —Dijo él levantándose para salir de la cama. —


Jiyook me lo frotaba en los pies cuando estaba embarazado.

Al decir aquello sintió que de nuevo su mundo se derrumbaba, incluso


pudo sentir como el ambiente cambiaba a uno muy tenso. No fue
impedimento para que Jungkook fuera hasta el tocador y buscara aquel
aceite extraño, descubriendo que habían lágrimas resbalando por sus
mejillas. Las limpió con manos temblorosas, tomando el frasco de vidrio y
yendo a la cama de nuevo. Se subió sobre el trasero desnudo de Taehyung
y vertió un poco de aceite en su espalda, dejando el frasco de lado y
comenzando a esparcir con sus manos a través de la ancha espalda del Alfa.
Jungkook tarareó en sus adentros para distraerse del dolor que estaba
sintiendo, intentando con todas sus fuerzas olvidar lo que había había
estado olvidado todo el día.

Al parecer hacía un muy buen trabajo con Taehyung, el ojiazul solo soltaba
suspiros y uno que otro gemido de satisfacción, dejando saber que las
caricias de su Omega tenían un buen efecto sobre él. Poco a poco su cuerpo
se iba relajando. Jungkook masajeó sus costados y deslizó sus manos hasta
su cintura marcada. No era tan pequeña como la suya, pero con aquella
espalda lo hacía lucir increíblemente precioso.

—Oye, Taehyung. —Llamó limpiando más lágrimas con el dorso de su


mano.

—¿Uh?

—Eres muy hermoso. —Le recordó sorbiendo su nariz. —De verdad lo


eres.

El ojiazul abrió sus ojos, mirando a donde apuntaba su mirada sin interés.
Parpadeó y preguntó.

—¿Eso crees?
—Eso sé. Eso saben todos. —Jungkook hizo una mueca. —Siempre te
miran y babean por ti.

—Por favor.

—De verdad. Eres precioso, a veces me pregunto si te darás cuenta de que


hay Omegas que podrían igualar tu belleza y si preferirías dejarme por esa
razón.

—No seas ridículo.

Jungkook frunció los labios y se inclinó un poco, masajeando los hombros


de Taehyung.

—¿Estoy siéndolo?

—Si, lo eres. Cada vez que piensas que te dejaría por alguna razón.

—¿No lo harías?

—No, Jungkook. ¿Hasta cuándo seguirás dudando? Te amo, te adoro. Eres


mi vida.

Jungkook sonrió a medias, fijándose en algo que nunca había notado, pero
que decoraba la espalda bien formada del Alfa. Con su dedo delineó una
cicatriz que iba de su hombro a su cintura, torcida y marcada.

—Taehyung, ¿Qué te pasó? —Jungkook balbuceó un poco. —¿F-Fui yo?


¿Te dejé estás marcas cuando te rasguñaba mientras...? Oh, lo lamento
mucho, Taehyung.

El rubio no respondió de inmediato, antes se escuchó un largo suspiro


pesado, luego su voz densa.

—No fuiste tú, mi amor, tranquilo.

—¿Qué fue entonces? Hay varias. —Jungkook tocó el resto, curvas y


largas, esparcidas por la espalda. —¿Te has peleado? Taehyung, si te has
peleado...

Jungkook sintió a Taehyung girarse, a lo que se le quitó de encima y lo


miró sentarse en su lugar. A Jungkook le dolió mirarlo a los ojos, pues
estos parecían ocultar un millón de emociones que lo perjudicaban.
Jungkook estuvo a punto de volver a hablar, pero calló al escucharlo.

—Mi padre no era un hombre de palabras.


—¿Él te hizo esas marcas? —Jungkook exhaló y se tocó el pecho, sintiendo
que aquello le caía como un golpe en el pecho.

—Carecia de paciencia. —Explicó. —Me daba tres latigazos por cada vez
que lo desobedecía.

Jungkook parpadeó derramando un par de lágrimas, odiando escuchar


aquello, odiando imaginar a un pequeño niño rubio siendo castigado con
latigazos, crueles latigazos. Un niño con lágrimas en sus hermosos ojos
azules llenos de inocencia...

—Siempre me golpeaba. Me daba bofetadas o latigazos, todo dependía de


lo que hiciera.

—P-Pero... —Jungkook perdió el aliento, frotando su pecho en una tristeza


desesperante que lo arañaba. —Ese maldito hombre...

—No te ensucies la boca por él, no vale la pena.

—Pero te hizo tanto daño. —Jungkook se cubrió los labios, llorando en voz
alta, mirando el pecho de Taehyung. —Oh, Tae, debiste sufrir tanto, tú
solo.

Taehyung frunció el entrecejo y curvó una sonrisa, tomando a Jungkook


del rostro y acercándolo a él.

—Mi amor, no llores. ¿Por qué lloras?

—E-Eras solo un niño. —Sollozó Jungkook abrazándolo, ocultando su


rostro en su cuello mientras Taehyung le acariciaba la cabellera. —Ay,
Tae, como lo siento, lo siento tanto.

—No me digas que lloras por mi. No merezco tus lágrimas, cariño, nadie
las merece, no las derrames.

—¿Cómo no? —Reclamó Jungkook. —Claro que mereces muchísimo más


que mis lágrimas, ¿P-Por qué fue tan injusto? ¿Por qué tu madre no te
defendía?

Taehyung suspiró e hizo zigzag con sus dedos en la espalda de Jungkook.

—Eso te lo explicaré luego ¿Si? Pero por favor deja de llorar que ya pasó,
ya no importa, ya no duele. Pasó, ya está muerto, los he matado a todos.

—Yo también los hubiese matado. —Aseguró Jungkook alejándose de su


escondite, buscando la mirada de Taehyung. —Por ti, mataría por ti.
Taehyung sonrió a medias, un atisbo de tristeza e ilusión atascado en sus
ojos.

—No lo valgo.

—Lo vales. —Aseguró Jungkook tomándolo de las mejillas de forma casi


desesperada. —Si valgo tanto para ti como dices ¿Por qué no puedes valer
para mi tanto como te digo?

Taehyung entrelazó sus manos y se recostó, Jungkook subiéndose a su


regazo y mirando su rostro desde su lugar.

—Mejor cántame, ¿Si? Dejemos lo malo a un lado, es nuestro tiempo de


ser felices. Deja que tu hermosa voz me duerma.

—Tae. —Musitó Jungkook sonrojándose, como siempre Taehyung le hacía


sonrojar. —Me da vergüenza.

—¿Por qué siempre me llamas Tae cuando estás avergonzado?

—Siempre te llamo Tae.

—Me refiero a esa manera que tienes de hablar cuando te avergüenzas. —


Taehyung sonrió mirando a Jungkook tomar sus manos para cubrir su
rostro. —En ese tono bajo y con esa voz melosa de niño travieso. Cuando
dices Tae. —Lo imitó el rubio, amando como el rostro de Jungkook se
tornaba lo más parecido a un tomate. —Tae, Tae...

—Calla, Tae.

—Eso, así.

—¡Tae!

Jungkook se dejó caer sobre el pecho ajeno, riendo sobre la mejilla de


Taehyung mientras el mismo lo envolvía en un abrazo.

—Amo cuando me llames Tae. Lo haces sonar tan puro y bueno...

—Eres bueno. Eres demasiado bueno. Eres Tae, mi TaeTae.

—Ya, que raro sonó eso.

—TaeTae, eres mi TaeTae. —Canturreó Jungkook, echándose sobre su


costado y abrazándolo. —Mi Rey, mi hermoso Rey...
—Cántame. —Pidió de nuevo Taehyung, como un orden aquella vez. —
Para que me duerma.

Jungkook hizo un sonido pensativo subiendo la mirada al Alfa, se sentó


solo para gatear hasta las mantas y tenderlas sobre ambos.

—Bueno. —Aceptó. —¿Qué quieres que te cante? Ah, espera. —Pidió


sintiendo que algo venía a su cabeza. —Kim Taehyung de Seoul es el Rey
y muy peludo es...

—¿Sabes qué? Olvídalo, me duermo sin canción.

Ambos estallaron en una carcajada de diversión y Jungkook incluso


lagrimeó un poco de risa. Se abrazó al Alfa y el mismo se limitó a verlo a
los ojos, entrecerrándolos luego en una interrogante.

—¿Tanto te molesta?

—No, solo me gusta fastidiar. —Jungkook sonrió.

—Mañana le daré uso a mi navaja y me desharé de el.

—Nooo. —Pidió el menor. —Luego no me hará cosquillas. ¿Y si lo


conservo?

—Ah, Jungkook, ¿Qué tipo de raro pervertido eres?

—Es chiste.

—Yo creo que es mitad real, para hacerte cosquillas después mientras yo
no esté.

—Solo si tu me dejas. —Jungkook guiñó su ojo, pero terminó riéndose. —


Bromeo, eso ya está muy asqueroso y extraño.

Taehyung sonrió: —Lo está.

Jungkook cerró sus ojos cuando Taehyung ahuecó su mejilla y la acarició


con cuidado. Sonrió solo porque sí, por sentirse feliz en aquel momento, y
Taehyung pudo apreciar sus hermosos par de dientes delanteros de conejo.

—Te amo.

—Te amo. —Repitió Taehyung, acercándose a sus labios para susurrar. —


Te amo siempre.

—Siempre. —Musitó el menor. —También te amo siempre.


Y entonces ambos se besaron con profundidad y cariño, demostrándose que
ambos encajaban como dos perfectas piezas rotas.

La lluvia golpeaba fuerte a Jungkook, y ni siquiera entendía porqué llovía


tan fuerte. Ni siquiera recordaba porque había salido al patio, solo sabía
que estaba buscando algo. Y ahí descalzo, con sus pies resbalando entre las
plantas mojadas corrió, corrió lo más rápido que pudo. Había una pequeña
subida de la cual resbaló una y otra vez, tanto que comenzó a llorar, porque
estaba buscando algo importante y necesitaba encontrarlo.

Su nuca sintió un cosquilleo de alerta, sus pelos poniéndose de punta del


miedo. Lo alcanzaría, lo alcanzaría, iba a alcanzarlo y no podía dejar de
resbalarse.

Por eso debía encontrarlo, encontrarlo con rapidez, pero no podía llegar a
él. El río corría tan rápido como Jungkook deseaba correr, pero se hacía
lento, pesado, inútil. ¿Por qué no podía llegar a su lugar? Debía llegar a la
cascada, debía encontrar a Taehyung o lo alcanzarían, lo atraparían.

—¡Taehyung! —Gritó por sobre la tormenta, no logrando escucharse lo


suficiente. —¡Taehyung!

El Alfa salió del baño dándole a su cabellera húmeda una sacudida,


echándola luego hacia atrás y caminando hasta el armario, no sin antes
darle un vistazo al Omega, el cual parecía estar sumergido en el sueño.
Dejó de prestarle atención y se dirigió hasta la puerta del armario,
abriéndola y entrando. Buscó entre las prendas dentro del lugar, eligiendo
una camisa blanca de mangas largas y unos pantalones café. Salió sin
siquiera tomar ropa interior y caminó a la cama. Dejó la ropa a orillas de la
misma, listo para desenredar sus hebras doradas, sin embargo se detuvo al
notar que el Omega había cambiado su posición.

Su cuerpo estaba boca abajo, sus pies estaban en su almohada y sus brazos
estaban estirados, sus manos mostrándose. Taehyung negó, dormía
realmente mal a veces. Caminó hasta el tocador y tomó el cepillo,
comenzando a peinar su cabello rubio. A través del espejo pudo ver como
Jungkook movía su mano de adelante hacía atrás. Se sintió congelar cuando
un frasco de cristal que reposaba en el tocador se movió de adelante hacia
atrás, al mismo ritmo que la mano de Jungkook.

El Omega movió sus dedos en un extrañó tick, como si llamara a alguien, y


entonces el frasco comenzó a temblar. Taehyung parpadeó sin poder
creerlo, frunciendo el entrecejo en molestia. Se estaba moviendo, realmente
se estaba moviendo solo. Jungkook lo estaba moviendo.

—Jungkook. —Llamó.
El pelinegro cerró su mano en un puño que apretó con fuerza, el frasco
comenzó a agrietarse poco a poco...

—Jungkook. —Llamó Taehyung de nuevo. —Jungkook, despierta ahora


mismo.

El frasco estuvo a nada de quebrarse, pero el Omega tuvo una fuerte


sacudida en la que su mano intentó golpear algo en el aire, fue entonces
cuando todas las cosas que yacían en el tocador fueron empujadas com
fuerza hacia la izquierda, golpeando la pared y el suelo, quebrándose en
pedazos y haciendo un ruido ensordecedor.

—¡Jungkook!

—¡Ah! —El pelinegro despertó de golpe, mirando a los lados con ojos
somnolientos y alarmados. —¡Ay! ¡¿Qué?! ¡¿Qué?!

Taehyung se dió la vuelta y caminó hasta la cama, sentándose en ella para


tomar a Jungkook de las manos. Con preocupación lo miró a los ojos.

—¿Qué haces, Jungkook?

—¿Ah? ¿Qué? —Jungkook parpadeó. —¿Yo?

Al pelinegro solo le tomó unos segundos darse cuenta del desastre en el


suelo, justo al lado del tocador. Sus polvos, los frascos, las joyas...Todo en
el suelo, varias cosas rotas, derramadas.

—¿Qué pasó? —Preguntó sin aliento, sintiendo su corazón acelerado por


despertar de aquella manera.

—Eso te pregunto, acabas de arrojar todo

—¿Y-Yo? —Jungkook miró sus manos y las entrelazó, llevandolas a su


regazo. —¿Fui yo? —Jungkook cerró sus ojos y suspiró de forma
entrecortada. Le dolió la cabeza.

Taehyung lo abrazó y dejó que reposara su cuerpo contra el suyo,


dejándolo despertar poco a poco como para asimilar todo. El Alfa miró el
desastre y luego a Jungkook.

—Mi amor...Debes controlarte, ¿Bien?

—Tae, yo no fui.
—Jungkook, fuiste tú. Lamento decir que solo tú podrías mover las cosas
sin tocarlas. —Taehyung negó cuando Jungkook subió su mirada hacia él.
—Mira nada más ese desastre.

—Yo no fui, estaba dormido.

—Vi como lo hacías.

Jungkook fue alejado de su cuerpo y tomado de las mejillas, el Alfa le


habló en un tono bajo y secreto, como si nadie más pudiese escuchar
aquello.

—Escucha, Jungkook...Debes aprender a controlarlo ¿Bien? Sea lo que sea


tienes que tenerlo bajo control.

—Pero...

—Sht, escúchame. —Lo calló. —No puedes dejar que nadie se entere de
esto, ¿Bien? No quiero que hables de esto con nadie, ni siquiera con
Jiyook. Puede que ella haya sido testigo de algo, pero no le tomó
importancia. No la hagas tomar importancia de esto.

Jungkook parpadeó con el entrecejo fruncido, sintiéndose confundido y


casi rechazado.

—¿Te da vergüenza?

—No se trata de eso. —Negó el Alfa. —Solo quiero protegerte, ¿Qué si


alguien se entera de que haces que las cosas se muevan y estallen? ¿Qué
crees que pensaran?

Jungkook bajó la mirada: —Que soy un brujo.

—Que eres peligroso. —Lo corrigió el mayor sin dejar de mirarlo, dándole
caricias en la mejilla para no hacerlo sentir tan mal. —Ya te había dicho
que eres diferente, y las personas no están acostumbradas a las cosas
diferentes, ellos solo se asustarían mucho y querrán matarte antes de que tú
puedas matarlos a ellos.

—Y-Yo no le haré daño a nadie.

—Lo sé, mi amor, pero nadie te conoce como yo, nadie te ama como yo. —
Taehyung lo abrazo cuando Jungkook pareció demasiado decaído y
suspiró. —Nadie en esta vida querrá protegerte tanto como yo lo hago,
pensarán primero en ellos y yo solo pienso en tí. Obedece ¿Si?

—Si. —Musitó el menor.


Taehyung bajó su cabeza y besó la cabellera negra, inhalando su aroma y
cerrando sus ojos antes de ver directo al balcón.

—Es solo por tu bienestar, eso es todo lo que me importa. No dejes que los
demás lo sepan, no hagas uso de tu magia.

—Es que no sé como hacerlo, Taehyung. Ni siquiera sé cuando estoy


usándola.

—Pues debes aprender.

Jungkook sintió como Taehyung se alejaba de el y se levantaba, caminado


directo al balcón y abriendo sus puertas para dejar entrar el aire. En aquel
momento un par de mariposas blancas entraron, revoloteando sus alas con
gracia y belleza que Taehyung no pudo ver, ya que había vuelto al tocador.
El Omega se recostó de nuevo, dando un suspiro al aire y cerrando sus ojos
con pesar.

—No sé si pueda...

—Podrás.

—¿Cómo?

—No lo sé, cariño. Investiga un poco sin que los demás se den cuenta. Lee
en los libros, debe haber algo que te ayude.

Jungkook se levantó de golpe mirando la espalda desnuda de Taehyung.

—Oh, la biblioteca. ¿Crees que haya algo en la biblioteca?

—Polvo. Creo que nunca he entrado en ella y dudo que alguno de mis
ancestros lo haya hecho.

—Podría ir.

—No, necesito que te quedes hoy en cama, ayer abusaste un poco. No


pienses demasíado en ello, solo quédate aquí y descansa.

Jungkook bufó y Taehyung se giró hacia el. El Omega dejó que su mirada
viajara descaradamente por el cuerpo del Alfa e hizo un puchero, mirando
la mitad de su cuerpo.

—De verdad usaste la navaja.

—Lo hice. ¿Decepcionado?


—Si, obviamente. ¿Ahora qué me hará cosquillas? —Reclamó Jungkook
con falsa molestia. —Ya no quiero que hagamos más el amor, todo será
aburrido ahora, Taehyung.

—¿Aburrido? —Taehyung río sin gracia negando y acercándose a el para


tomar sus pantalones y pasarlos por sus piernas. —¿Tanto drama por unos
pocos pelos rubios?

—Lo dices porque a ti no te servían de nada.

—Por Dios, Jungkook. —Rió el mayor.

Alguien tocó la puerta, entonces Jungkook se sonrojó pensando en que


alguien probablemente lo había escuchado. Se recostó de nuevo,
metiéndose bajo las mantas mientras Taehyung se vestía por completo.

—Adelante. —Dijo el rubio después de varios segundos.

Jihyo entró poco después, haciendo malabares para no derramar


absolutamente nada de lo que yacia en la bandeja de plata en sus manos.
Jungkook se asomó un poco para mirar de quien se trataba y su estómago
rugio, ¡Hora del desayuno, que bien! No tardó nada en quitarse las mantas
de encima y aproximarse a la orilla, mirando como Jihyo dejaba en el
mueble de cama la bandeja.

—Muy buenos días, Omega Jungkook ¿Cómo amanece?

—Bien, gracias por preguntar. —Jungkook se relamió los labios y subió la


mirada a la Beta, sonriéndole. —Gracias por traer el desayuno.

La mujer sonrió: —No agradezca, es para mi un placer mantenerlo


alimentado y sano para...

Un carraspeo la interrumpió, llamando la atención de ambos. Taehyung


miró de mala gana a la mujer cuando la misma lo miró por sobre su hombro
y Jungkook frunció el entrecejo.

—Puedes irte, Jihyo.

—Vaya, que grosero, Taehyung. —Dijo Jungkook cruzándose de brazos.


—Se dice gra...

—Si, Majestad.
Jihyo hizo una reverencia y con rapidez caminó fuera de la habitación,
dejando a Jungkook con la palabra en la boca. Taehyung se trepó a la cama
cuando Jungkook soltó un chillido fingido.

—Oye, eso fue muy grosero.

—Te estaba coqueteando. —Gruñó Taehyung tomando el lóbulo de su


oreja entre sus dientes. —Y no lo soporto.

—Taehyung no seas ridículo. —Pidió el Omega rodando los ojos.

Jungkook chilló al sentir el mordisqueó inesperado en su mejilla izquierda,


la mano del Alfa tomándolo del mentón para luego girarlo y capturar sus
labios en un beso corto. Jungkook jadeó cuando su labios superior fue
tirado por los dientes ajenos y luego el inferior, siendo atacado luego por
un beso que lo dejó sin aliento y sonrojado. Parpadeó mirando al Alfa
levantarse como si nada y tomar solo un trozo de pan antes de irse al
armario de nuevo. Jungkook tembló un poco sintiendo la lejanía del Alfa,
molesto por haberse mojado por un beso, pero feliz por haber tenido tal
contacto. Estuvo a punto de empezar a comer cuando un par de mariposas
se posaron sobre su frente. Gritó y casi se golpea el rostro, espantándolas.

—¡Ya, que diablos! —Exclamó —¡Fuera!

Taehyung salió del armario vistiendo unos zapatos negros, mirando a


Jungkook con una ceja arqueanda mientras el Omega luchaba por espantar
un par de mariposas blancas que rondaban a su alrededor.

—Quizá les gustan los apestosos.

—Yo no apesto, ¡Shu! ¡Shu! —Exclamó Jungkook, queriendo golpearlas


con su palma sin éxito. —¡Shu!

Taehyung se acercó nuevamente a el, sentándose al borde de la cama y


comenzando a comer. Poco después Jungkook se rindió con las mariposas
y se unió al desayuno, dándole de comer a Taehyung en la boca cada tanto
porque sí hasta que el Alfa no pudo quedarse más y lo dejó.

En la soledad de su habitación decidió que no se quedaría ahí para


carcomerse la cabeza con preguntas que no tenían respuesta y que lo
dejaban llorando. Quería continúar ignorando su dolor, así que se levantó y
se fue a dar un baño.

Después de todo tenía una biblioteca que visitar.

Con el permiso de su Alfa o sin el.


❝Veintiseis❞
Tag, you're it — Melanie Martínez.

La biblioteca no era un lugar que muchos visitaran, sinceramente Jungkook


dudaba que siquiera las sirvientas entraran a limpiar. Había polvo en aquel
enorme lugar lleno de cientos de libros, sin emabargo cada uno de ellos
estaba sumergido en una capa de molesto polvo grisáceo. Jungkook ni
siquiera tuvo que acercarse para verlo, podía verlo cuando solo había
puesto un pie dentro del lugar. Podía notar también que habían dos pisos de
biblioteca que eran unidos por unas escaleras estrechas. Podía ver incluso
un balcón en lo alto en el que habían repisas rodeando todo el lugar. Las
paredes eran color vino, y había mucha madre oscura en las decoraciones.
Un gran ventanal que era cubierto por pesadas cortinas.

Se veía apagado y abandonado, un espacio desperdiciado.

Pero eso no impidió que Jungkook vagara por el lugar, no impidió que
subiera al segundo piso. Tenía la intuición de que encontraría algo en el
segundo piso.

Y a medida de que subía las escaleras y salía a su destino se cubría la nariz,


porque vaya que había polvo, ¿Cuándo pensaban limpiar aquel lugar? Fue
cuestión de tiempo para que empezara a estornudar. El lugar necesitaba
limpieza, también aire y luz, mucha luz. Hacía frío y era solitario. Intentó
no hacer demasíado ruido, porque después de todo el no había tenido
permiso de Taehyung para salir de la cama, y si alguien lo escuchaba iría
de chismoso con el Rey. Miró entre los enormes libreros, habían
demasíados libros, ¿Cómo saber por donde empezar? Debía abrir uno por
uno, echar un vistazo, y luego devolverlo a su lugar si no era lo que
esperaba encontrar. Sin otra idea en mente eso hizo, tomó un libro, sacudió
un poco el polvo y lo abrió, estornundando en el proceso. El libro era sobre
algún lugar del mundo, geografía, así que definitivamente no le servía. El
segundo también parecía sobre geografía, y el tercero sobre algo que ni
siquiera entendió. Leerlo era más confuso que escuchar a Taehyung hablar
italiano mientras estaba distraído y metido en sus pensamientos. Se
preguntaba con frecuencia porque Taehyung querría saber italiano,
¿Cuándo había ido él a Italdandis? El Reino era demasiado lejano para su
gusto y las personas eran extrañas por lo que había escuchado.

Había abierto ya unos diez libros, no tuvo éxito en ninguno de ellos, todos
eran cosas innecesarias en el momento, y comenzaba a sentirse fatigado ahí
de pie, inhalando polvo y ensuciando sus manos. Pensó de repente que no
podía llegar a las repisas más altas, necesitaba una escalera y para su suerte
al final de aquel pasillo a media oscuridad miró una perfecta escalera de
madera lo suficientemente alta como para alcanzarlos. Escuchó una voz
colarse en su mente.

"¿Qué haces?" Preguntó Taehyung como si desde su lugar pudiese


olisquear lo que Jungkook hacía.

El Omega se negó a responder, se negó incluso a pensar por creer que el


Alfa lo escucharía, así que se encaminó por el pasillo, abrazándose para
limpiarse las manos y protegerse del frío del lugar. Pero la voz de
Taehyung volvió a invadir su mente, como un molesto zumbido de abeja.

"Jungkook, ¿Qué haces?"

Jungkook se detuvo un momento pensando en que, quizá debía volver a la


habitación y recostarse, tenía el leve presentimiento de que Taehyung lo
iría a buscar por no responder a su pregunta, pero el realmente no quería
volver, quería buscar un libro que lo ayudara a descubrir quien era y que
podía hacer. Si no respondía a su llamado quizá pensaría que dormía y no
lo molestaría más. Avanzó de nuevo por el pasillo, llegando a pasos largos
a la escalera. Sonrió tomándola com cuidado, casi exaltándose cuándo
escuchó un ruido. Miró a su derecha con rapidez, congelándose al ver a un
guardia. Su cuerpo pudo relajarse fácilmente, claro, era un guardia, sin
embargo no lo hacía, porque algo en su mirada sobre él no le gustaba.
Jungkook tragó duro, odiando tener los rasgados ojos oscuros sobre él, los
labios de aquel tipo estaban entreabiertos y sus manos estaban entre los
bolsillos de sus pantalones.

—H-Hola. —A penas musitó Jungkook, no sabiendo bien que más hacer.

El tipo había aparecido ahi sin más, realmente Jungkook dudaba que
estuviera ahí antes que él, pues la biblioteca no parecía un buen escondite
del trabajo, estaba polvorienta, fría y oscura, tan desolada como el río en
Diciembre. Entonces Jungkook pensó un momento. Desolado. Jungkook
estaba solo en aquel lugar con ese hombre extraño y sombrio.

El guardia ladeó la cabeza un poco, sus labios a penas se movieron al


hablar.

—Hola.

Jungkook se aferró a la escaleras y frunció los labios. Tembló un poco,


pero se obligó a respirar con calma. No todo debía girar en una mala
dirección, podía simplemente estar siendo un poco dramático. El guardia de
cabello ocuro preguntó.

—¿Necesitas ayuda con la escalera?


A Jungkook no solían tutearlo en el castillo, se dirigían a el con respeto así
que eso lo hizo desconfiar. Sin emabargo antes de poder responder el Beta
se había acercado a una velocidad que dejó a Jungkook sin aliento,
quitándole la escalera y caminando por ella por el pasillo. Jungkook apegó
su espalda a la pared e intentó fusionarse con ella, porque en ese momento
aquel Beta estaba en medio de su única salida, ¿Qué haría? No podía pasar
por su lado e irse, no tenía un buen presentimiento con él. Así que cuando
colocó la escalera en medio del pasillo, acomodándola en el librero,
Jungkook corrió hacia un par de pasillos más allá.

Su corazón latió con fuerza cuando quiso sostener su respiración, no pudo


ni siquiera correr a otro lado cuando ya estaba siendo capturado.

"¡Oh, mierda!" Quiso gritar sin poder encontrar las palabras que salieran de
su garganta.

El Beta lo rodeó con sus brazos de su cintura y le dió un fuerte apretón.


Casi enseguida Jungkook sintió un fuerte dolor de vientre que hizo que sus
piernas fallaran y lo hicieran caer de rodillas, chillando con fuerza. El Beta
lo apegó al suelo, su cabello azabache fue capturado entre los dedos de su
atacante para mantenerlo controlado y su mano libre fue hasta su trasero,
apretujándolo. Jungkook sintió su rostro palidecer un par de tonos más de
lo normal en él y su respiración falló casi desconsideradamente.

—He estado observando este culo más de lo que me gustaría admitir. —


Dijo el Beta. —Y me llena de ira porque me repugnan los Omegas.

Jungkook quiso moverse para liberarse, pero no obtuvo más que malos
tratos que lo apresaron contra el suelo. Jungkook tuvo un pequeño recuerdo
de los Betas que lo habían torturado por años, como lo despreciaban y
odiaban. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Los Omegas me parecen asquerosos, pero... He escuchado que son


buenos para el sexo.

—T-Tae... —Su voz tembló más de lo que pudo controlar, sus nervios lo
paralizaban por completo. —Taeh...

—He dormido solo con mujeres, mujeres Beta, dime ¿Es cierto que es
mejor con ustedes?

—Taehyung. —Jungkook derramó lágrimas, a penas pudiendo murmurar,


no pudiendo hablar más alto. —T-Taehyung.

—El Rey no tiene que enterarse de esto, quedará entre tú y yo, de otro
modo voy a hacerte daño. —Amenazó el hombre. —¿Queda claro?
Jungkook sollozó cuando el Beta tomó el borde de su pantalón y comenzó a
forzarlo, queriendo bajarlo solo con su mano libre. Estaba pasando, estaba
pasando de nuevo, abusarían de su cuerpo de nuevo. No podía ser, se
suponía que estaba a salvo, se suponía que Taehyung lo protegería.

—¡T-Tae! —Gritó al fin, de igual modo no lo suficientemente alto. Casi


enseguida recibió un golpe en su cabeza. —¡Ay! ¡Taehyung!

—¡Shht! Cállate, ¿Quién diablos te crees?

—Por favor. —Suplicó Jungkook cuando el Beta lo hizo apegar su mejilla


del suelo. —P-Por f-favor, déjame, s-suéltame.

—Deja de llorar, ¿Qué mierda te sucede? —Jungkook cerró sus ojos


cuando la mano del Beta continuó forcejeando con su pantalón. —Eres un
Omega, un Omega atractivo que anda solo y sin cuidado, ¿Qué esperabas?
Tú te lo buscaste.

—¡Ayuda! —Pidió Jungkook sintiendo todo su cuerpo temblar como si


entrara en agua congelada. —¡A-Ayúdenme!

—¿Quién crees que va a ayudarte? Estás solo, bonito. —Le recordó el


hombre. —Sin Alfa no hay Omega que viva, ¿No lo sabías o tu mami no te
lo enseñó?

Jungkook lloró con fuerza, presa del miedo, víctima de un hombre lleno de
maldad. Sollozó cuando su mejilla libre fue acariciada y abrió sus ojos,
mirado a donde pudo con desespero.

—Mira, Jungkook, hagamos un trato. Déjame probarte, no te haré daño si


me dejas, luego te vas y te olvidas de esto. —El Beta propuso, sentándose
sobre las piernas del pelinegro. —Si tu Alfa descubre lo que hiciste le dirás
una pequeña mentira que no me perjudique.

—E-Estás enfermo. —Chilló el Omega, sorbiendo su nariz e intentando


rasguñar el brazo que mantenía su rostro apegado a su cuello.

—De igual modo voy a follarte.

—El va a olerte. —Jungkook lloró cuando tiraron de su camisa fuera de sus


pantalones. —Y cuando se entere va a matarte, le diré y va a matarte.

—No si te mato yo primero. Da igual, Omegas mueren todo el tiempo. —


Suspiró el Beta. —Eso hace que la mayoría estén encerrados, Kim
Taehyung no tardará en encontrarse otro, solo eres un Omega.
Probablemente el más atractivo que he visto en mi vida, pero Omega
después de todo.
—Eres un monstruo. —Lloró el menor.

El Beta se inclinó y buscó los labios del menor. Jungkook intentó esconder
su rostro de el sin tener muchas opciones. En un descuido del guardia
Jungkook pudo girarse y en un acto de puro reflejo lo empujó y pateó en el
estómago, dejándolo fuera de su cuerpo. Rápidamente corrió por el pasillo,
sus piernas queriendo fallar con cada paso. No se detuvo hasta ver el un
ventanal, encontrándose atrapado entre tantas repisas y tantos pasillos.
Miró tras él, el Beta lo había alcanzado más rápido de lo que le gustaría,
pero esquivó su intento de atraparlo y escapó por otro pasillo de libreros,
llegando hasta las escaleras por obra del cielo. Corrió escaleras abajo y se
aproximó a la puerta, abriéndola de par en par y saliendo rápidamente.

—¡Taehyung! —Llamó com fuerza, asustado de lo que pudiera pasar


mientras estuviera solo. —¡Taehyung!

Un par de Betas que limpiaban miraron a Jungkook correr por el pasillo,


cruzándo a otro sin siquiera mirar a los lados. Una de ellas lo llamó,
deteniéndolo.

—Omega, Jungkook ¿Busca a...?

—Mi Alfa ¿En dónde está mi Alfa? —Exigió saber con lágrimas mojando
su rostro. —¡¿En dónde está Taehyung?!

—O-Omega, está en su lugar de trabajo. —Respondió la mujer contagiada


con su nerviosismo. —¿Qué sucede, Omega? ¿Está bien?

Jungkook miró a los lados, dió un par de vueltas en su lugar estando


desorientado, asustado de que aquel guardia apareciera de repente. Lloró y
se abrazó a si mismo, las Betas se acercaron y lo tomaron de los brazos,
haciéndole preguntas, incluso acariciando su cabello para calmarlo.
Jungkook levantó la mirada solo para ver a través del pasillo, y pudo jurar
que le volvió el alma al cuerpo al ver a Taehy salir de una puerta muy
lejana junto con el que parecía ser Sehun, más atrás el pequeño Baekhyun.

—Le traeré agua de borgonet para que se calme un poco, ¿Si? —Preguntó
una Beta antes de que el Omega saliera corriendo.

—¡Taehyung! —Llamó Jungkook.

El Alfa miró enseguida al portador de aquella suave voz, sorprendiéndose


cuando Jungkook se arrojó hacia el, abrazándolo con fuerza y llorando
contra su pecho. Sehun frunció el entrecejo y detrás de el Baekhyun quiso
acercarse al pelinegro.
—Jungkook ¿Qué...? —El rubio calló cuando Sehun lo tomó del brazo,
haciéndolo retroceder un poco en negación a su acercamiento con el
Omega alterado.

Baekhyun se abrazó al brazo de Sehun y miró a Jungkook en silencio,


preocupado por lo que pasaba, aunque no pasaron más de dos segundos
antes de que Taehyung le preguntara una y mil veces.

—¿Qué pasó, Jungkook? —Taehyung lo tomó del rostro y lo obligó a


verlo, los azulados llenos de furia por el aspecto de su Omega. —¿Qué
sucedió? ¿Qué diablos te ha pasado?

—É-Él... —Jungkook hipó con fuerza. —¡Él...!

—¡¿Él qué, Jungkook?! ¡¿Quién?! —Exigió saber el rubio Alfa, temiendo


lo que le diria.

—¡Él me quería tocar! —Exclamó Jungkook cubriendo sus oídos con


fuerza, cerrando sus ojos y chillando. —¡Él me quería desnudar, él me
tocó, él quería que yo no dijera nada!

Sehun rápidamente empujó a Baekhyung tras él, no queriendo que saliera


herido por algún movimiento brusco de Taehyung. Baekhyung se ocultó
tras su pareja, no queriendo ser testigo de algo malo.

Los ojos azules de Taehyung destilaron ira.

—¿Quién? —Preguntó entre dientes.

—U-Un guardia, yo no lo sé. —Lloró Jungkook. —E-En la biblioteca, yo...

El Omega no pudo continuar, Taehyung pasó por su lado, casi empujándolo


fuera de su camino y alejándose. Jungkook fue estabilizado por Sehun solo
un segundo, luego el mismo se fue tras Taehyung, no sin antes mirar a
Baekhyung y señalarlo.

—Llévalo a su habitación y que ninguno de los dos salga de ahí.

—¡Taehyung! —Llamó Jungkook, mirándolo desaparecer en una esquina.

Baekhyung tomó a Jungkook de los hombros y lo guió a caminar rápido


por donde Taehyung y Sehun habían ido, desviándose luego a las escaleras,
dejando los gritos de Taehyung a las sirvientas atrás.

—¡N-No lo sé, Majestad, solo lo miré correr hacia abajo!


Baekhyung previniendo todo apegó a Jungkook de la pared, casi de
inmediato ambos Alfas bajaron como Almas que llevaba el diablo,
desapareciendo de su vista casi enseguida. Jungkook quiso seguir a
Taehyung, pero Baekhyun lo tomó del brazo y lo hizo mirarlo.

—¿Estás bien, Jungkook? ¿Quién ha sido?

—Baek. —Sollozó el cubriendo sus ojos. —Tuve tanto miedo.

—¿Te hizo algo? Dime ¿Necesitamos curarte?

—N-No, estoy b-bien.

Baekhyun parpadeó preocupado y sin más se le fué encima, abrazándolo


con fuerza y casi haciéndolo caer por las escaleras. Jungkook lo abrazó de
igual forma, llorando contra su hombro.

—Jungkook ¿Por qué no tienes más cuidado? —Casi reclama el rubio. —


Eres mi mejor amigo ¿Cómo podría ser feliz si algo te pasa?

—¿De verdad? —Jungkook sorbió su nariz. —Tú también lo eres.

—Debemos encerrarnos en tú habitación rápido.

Baekhyun sostuvo la mano de Jungkook y lo guió escaleras abajo.

Habían tocado al Omega de Taehyung. Los Omegas no eran muy


valorados, solo eran joyitas que exhibir, sin emabargo, cada joya con suerte
tenía su dueño, y sin importar que este lo amara o no habrían consecuencias
serías si alguien tocaba a su joya. Porque los Alfas eran tan malditamente
territoriales y celosos, tan posesivos cuando se trataba de sus Omegas que
sacaban garras y colmillos para acabar con toda posible amenaza.
Baekhyun lo sabía, después de todo Sehun no era un Alfa dulce como la
miel y cuando se enojaba con Alfas pretenciosos muchísimo
menos...Tratándose de Taehyung el podía asegurar que habría sangre.

~•~•~

Jihyo abrió la puerta y entró al enorme salón que parecía diminuto por la
cantidad de personas metidas ahí. Miró a todos lados, buscando entre las
columnas de guardias hasta encontrar el comienzo de los sirvientes. Corrió
con rapidez hasta la columna de las sirvientas, buscando un lugar para ella.
Siempre llegaba tarde a las reuniones, ¿Por qué? Siempre tenía muy mala
suerte en eso. Antes de siquiera poder posarse a un lado de una de sus
compañeras escuchó la voz del Alfa de rubios cabellos a la cabeza de
todos. Duro y demandante, tan frío que tembló de miedo bajo su tono.
—Jihyo largo de aquí.

La mujer bajó la mirada, ¡La echaban por llegar tarde! ¿Por qué tuvo que
quedarse a limpiar más tiempo la chimenea de la cocina? No entendía
porque una reunión tan repentina tampoco.

—Asegúrate de que Jungkook esté en la habitación y no le quites la mirada


de encima. Quiero la habitación bajo llave hasta que yo llegué ahí.

Jihyo subió la mirada y asintió casi frenetica, contenta por ser enviada con
Jungkook.

—Si, Majestad, ya voy.

La Beta quiso girarse para irse, pero alguien entró al salón, casi arrastrado
por un par de guardias. Para sorpresa de Jihyo era otro guardia al que
arrastraban y pasaban por su lado, dejándolo frente a Taehyung en menos
de lo que canta un gallo.

—Woozi. —Dijo Taehyung sin atisbo de emoción en su voz.

El guardia balbuceó un poco antes de hablar, inseguro.

—¿Hice algo malo, Majestad?

—¿En dónde está tu primo?

Woozi parpadeó: —¿Mingyu?

—Si, ¿En dónde ocultas a ese bastardo?

—No lo oculto, Majestad. —Negó el pelinegro de baja estatura, frunciendo


el entrecejo con preocupación. —¿Hizo algo malo?

Taehyung llevó su mano a su cadera y tomó su cuchilla, apuntando a


Woozi justo en la mejilla con ella, el filo amenazando con cortar. El
hombre retrocedió un paso, temeroso del Alfa.

—Tú no quieres que yo derrame tu sangre.

—N-No, Señor.

Todos contuvieron la respiración cuando Taehyung tomó a Woozi del


cuello de su perfecta camisa blanca, acercándolo a su rostro y apretando la
tela entre su puño. El hombre más bajo pasó saliva por sus labios, temiendo
por su bienestar.
—Entonces vas a buscar al cobarde de tu primo y me lo traerás en bandeja
de plata antes del atardecer para que yo pueda derramar la suya. Si no lo
haces iré a su casa y luego a la tuya, voy a incendiar sus hogares sin
importarme quien demonios esté tomando una maldita siesta dentro y no
me detendré hasta que tú cabeza y la suya estén como decoración en mi
pared. ¿Entiendes eso?

Woozi parpadeó impresionado y temeroso, toda la servidumbre y los


guardias bajaron su mirada, no queriendo enfrentarse a aquel Alfa ardiente
de ira.

—T-Tengo un hijo, Señor...

—Entonces será mejor que pienses en él.

No dijo más, lo soltó y el mismo no dudó en irse. Taehyung miró al resto.

—Si Mingyu no aparece antes del atardecer tendré que hacer una limpieza
de mi personal.

—¿C-Cómo? —Preguntó una de las sirvientas pareciendo sorprendida.

Las mujeres en el lugar gritaron en el momento en que Taehyung tomó un


jarrón cercano, arrojándolo cerca de ellas y haciéndolo quebrarse en el
suelo.

—¡El maldito Mingyu se atrevió a faltarme el respeto en mi maldito


castillo! ¡Va a morir por su descaro al querer poseer a mi Omega! —Gritó
con rabia señalando a todos. —¡He sido un buen Rey y esto es lo que gano!

Un par de sirvientas se abrazaron cuando Taehyung arrojó otra decoración


al suelo, quebrándola en grandes y pequeños trozos que salpicaron a su
alrededor.

—¡JUNGKOOK ES MI OMEGA! ¡LES QUEDARÁ CLARO A TODOS


AUNQUE DEBA ESCRIBIRLO CON SANGRE EN CADA MALDITA
PARED DE SEOUL! —Un gruñido potente abandonó su garganta. —¡Si
alguien se atreve a tocarle un cabello, si alguien se atreve a irrespetarlo
morirá en mis manos! ¡Juro por la madre luna que los mataré a todos de ser
necesario!

Taehyung miró a todos con ira contenida, su dedo índice señaló la puerta y
gritó luego.

—¡LARGO! ¡Y que alguien me traiga a Park Mingyu antes de que le quite


la cabeza a alguien libre de culpas!
Sirvientas se aproximaron a la puerta dándose empujones, los guardias
fueron más calmados para mantener su compostura a pesar de que sus
rodillas comenzaban a temblar, pero al final todos salieron, menos Jihyo
quien se quedó de última entre tanto empujón. Cuando al fin pudo salir el
llamado de su Rey la detuvo.

—¿S-Si, Majestad?

—Que Jungkook no se mueva de su habitación. —Ordenó con voz dura,


adviertiéndola al señalarla. —Que no salga en mi busqueda.

Jihyo ni siquiera respondió, salió casi corriendo ante las órdenes del Rey.

Y pronto llegó el atardecer en Seoul, poniéndose sobre el enorme castillo


en la montaña. Y cuando Taehyung pensó que lo estaban tomando por
idiota tres guardias entraron al salón, luchando contra uno que se negaba a
entrar. Woozi miró al Alfa rubio e hizo una reverencia.

—Majestad.

—¡Sueltenme! —Pidió Mingyu mirando a Woozi con ojos rojizos. —Eres


un traidor, ¿De esta manera proteges a tu familia?

—Si. —Asintió el más bajo. —De esta manera protejo a mi hijo y a mi


esposa embarazada, Mingyu.

—¡Soy tu primo!

—Tú solo te lo has buscado, no es mi culpa. —Woozi retrocedió cuando


Mingyu fue liberado. —Lo lamento.

Taehyung tomó a Mingyu de la nuca, apretándolo tan fuerte que el Beta


soltó un grito ahogado. Los guardias salieron sin mirar atrás, Woozi estuvo
a nada de imitarlos, pero Mingyu habló.

—Mis padres van a odiarte, traidor.

—El único traidor aquí eres tú. —Le dijo Taehyung aprentando más su
agarre. —Traicionaste a tú Rey, por lo tanto has traicionado el reino de
Seoul. Atentaste contra mi Omega, ahora yo me las cobraré. —Tehyung
miró al más bajo. —Hiciste bien, Woozi. Vete.

El nombrado hizo una reverencia: —Si.

Y tan rápido como eso se fue. Kim Taehyung hizo uso de su cuchilla
entonces, clavándola en el brazo derecho del Beta en sus manos,
haciéndolo soltar un grito desgarrador.
—¡M-Majestad! ¡Escúcheme, por favor!

—No tengo ganas.

La cuchilla fue arrastrada hasta el codo del mismo hombre, haciéndolo


derramar sangre y lágrimas, un lloriqueo escapó de su boca y sus piernas
fallaron, dejándolo caer. Taehyung no le dió tiempo de asimilar su dolor,
solo lo tomó del cuello de su camisa y comenzó a arrastrarlo hasta la
puerta.

Y el antiguo guardia del castillo sabía bien a donde iba a llevarlo.

—¡Por favor, Majestad! ¡Por favor no!

—Cállate.

Mingyu movió sus piernas mientras era arrastrado de espaldas, sacado de


aquel salon y llevado lejos. Pudo ver el rastro de sangre que dejaba en la
cerámica blanca del suelo, pudo ver a los que eran sus compañeros
ignorándolo, haciéndose los distraídos sin tener rastros de querer ayudarlo.
Y quiso maldecirlos, pero sabía que nadie sería capaz de meter las manos al
fuego por el, las reglas eran claras, ellos solo obedecían a su Rey. Lagrimeó
sintiéndose un paso más cerca de la muerte, lloró en voz alta.

—Por favor, por favor. —Suplicó mientras Taehyung lo arrastraba por un


pasillo oculto tras enormes escaleras. —Por favor...

—Seguramente mi Omega suplicó tanto como tú mientras estaba en tus


manos.

—Escúcheme, escúcheme, Majestad, ¡Lo siento mucho!

Mingyu intentó clavar sus uñas cortas uñas en las estrechas paredes del
pasillo sin ningún éxito, sintiendo un escalofrío tremendo al ver a lo lejos el
cuerpo de un Omega pelinegro asomándose para mirar el escándalo que
estaba haciendo.

—J-Jungkook. —Quiso llamar sin tener la voz suficiente.

—Te cortaré la lengua antes de matarte por haberlo nombrado. —Aseguró


Taehyung sin mirar hacia atrás.

—¡N-No, majestad! —El Beta pudo mirar como el Omega se encogía en su


lugar, vestido con un pijama azul oscuro. —¡Por favor! —Le suplicó. —
¡Auxilio! ¡V-Va a matarme! ¡Por favor!
Jungkook miró como Taehyung cruzaba a la izquierda, pereció abrir una
puerta, y cuando esta rechinó el hombre pareció ver sus últimos recuerdos
pasar frente a sus ojos.

—¡Por favor no! ¡Por favor ayúdenme! —Gritó retorciéndose, temiendo


por lo que le pasaría en aquel cuarto oculto.

Taehyung entró y lo arrastró con él, como el mismísimo diablo que


arrastraba un demonio de vuelta al infierno.

—¡Auxilio! —Suplicó, pero la puerta se cerró con fuerza. —¡NO!

Jungkook corrió impulsado por su misericordia, corrió hasta llegar a la


puerta, hasta tomar la manija en sus manos listo para empujarla y detener
todo posible acto de violencia. Pero Mingyu había exclamado un grito tan
fuerte y tan aterrador que Jungkook tembló y se sacudió de forma casi
violenta. Luego fue un grito tras otro, cada uno desatando una dolorosa
agonía que le puso los pelos de punta al Omega.

Solo pudo correr lejos escaleras arriba, deseando no haber escuchado tales
gritos de sufrimiento que su propio Alfa provocaba.
❝Veintisiete❞
Singularity — V (bts)

Jungkook no había pegado un ojo en toda la noche. El sabía que era de


madrugada, no sabían cuantas horas habían pasado desde que Taehyung
había vuelto a la habitación, pero el sol ya se había puesto para ese
entonces y el Alfa no dijo nada al entrar, solo lo había tomado entre sus
brazos y lo apretó muy fuerte, como si quisiera romperlo. Luego sin más lo
besó, como si así uniera sus pedazos rotos por el abrazo, y lo guió a la
cama en donde se suponía ambos deberían dormir.

Sin embargo Jungkook no podía dormir, sentía la culpa picándole la


espalda de manera casi violenta, como puñaladas que lo acusaban. Estaba
demasiado despierto, demasiado quieto, estaba congelado como el río en
invierno y no supo en que momento la cercanía de Taehyung le llego s
inquietar tanto como en aquel momento. Ambos estaban cara a cara,
Taehyung tenía su brazo sobre la cintura ajena y su mano estaba apoyada
en su espalda, manteniéndolo cerca. Jungkook solo podía ver sus párpados,
su cabello rubio cayendo con suavidad sobre ellos y sus labios hechos una
linea gruesa. Parecía tranquilo, descansaba, el realmente descansaba.

¿Cómo podía descansar después de haber matado a alguien? ¿Cómo no


habían voces en su cabeza llamándolo asesino como llamaban a Jungkook?
Porque el no había hecho nada, pero eso mismo lo mantenía tan inquieto y
perplejo. El no había hecho nada, pudo hacer algo. Pudo detener a
Taehyung, pudo detener una muerte.

Pero Taehyung ya había matado antes, Jungkook lo tenía muy claro ¿Por
qué le afectaba tanto entonces? ¿Era porque nunca había escuchado tanto
sufrimiento en gritos? ¿Era acaso porque su Alfa era capaz de causar tal
dolor en una persona? ¿Qué era? ¿Era las escenas que había estado
imaginándose desde que subió a pasos rápidos a su habitación? ¿Era su
sangrienta imaginación la que lo hacía retorcerse de consternación? El no
había visto nada, ¿Por qué tenía que sentirse tan cohibido y aterrorizado?
¿Por qué le afectaba tanto? El hombre iba a dañarlo, ¿Entonces? Se podía
tener piedad ¿No era así? Taehyung pudo tener piedad, pero ¿Acaso el
guardia tuvo piedad?

A Jungkook le estallaría la cabeza de dolor y pensamientos. No era justo


que Taehyung estuviera durmiendo tan tranquilo mientras a él le carcomía
la consciencia toda la culpa de aquella muerte...
Pero el no sabía si en realidad estaba muerto. ¿Qué era ese lugar oculto?
Debía ser sin duda un calabozo. Las personas malas iban a los
calabozos...O al infierno.

Taehyung suspiró suavemente en medio de su sueño y Jungkook retuvo el


aire. Tembló un poco temiendo que el Alfa despertara a causa de sus
pensamientos, a causa de su inquietud y su terror.

No podía seguir entre sus brazos mientras sentía tanto susto y ansiedad por
dentro. ¿Lo había matado? ¿Lo había matado por su culpa? Indirectamente
Jungkook tenía las manos llenas de sangre, era responsable de una muerte,
una posible muerte cruel.

Se alejó de él sintiéndose rígido, queriendo escapar un poco de su sofocante


cercanía que tanto amaba, pero que tanto lo atormentaba. Sintió como se
soltaba de su agarre, pudo incluso estar de espaldas sobre su propia
almohada, pero casi enseguida Taehyung se acercó a él, rodeándolo con su
brazo y reposando su mejilla sobre su hombro. Jungkook pensó en decirle
que se quitara y que lo dejara respirar, pero sabía que Taehyung notaría al
instante sus emociones, ¿Cómo no? ¿Jungkook pidiéndole espacio en la
cama? Ambos dormían más abrazados que un par de murciélagos, no era
normal no hacerlo.

Así que Jungkook no dijo nada, simplemente se deslizó fuera de su agarre y


soltando una bocanada de aire se sentó en la cama y se quitó la manta de
encima mirando al Alfa. Fue cuestión de solo un par de segundos para que
Taehyung abriera los ojos y mirara los oscuros del Omega.

—Iré por agua a la cocina. —Susurró Jungkook casi a la defensiva.

Taehyung lo miró un par de segundos y sin más cerró los ojos de nuevo,
dándole de una manera silenciosa el permiso de hacerlo. El pelinegro se
arrastró fuera de la cama y salió de la misma, sintiendo la alfombra bajo sus
pies descalzos y una capa de sudor en su frente. Estaba nervioso, tan
nervioso que no lo creía, las manos le temblaban y su lengua se enredaba
incluso cuando no intentaba decir algo.

Caminó hasta la puerta con toda la calma que habitaba en su cuerpo y la


abrió dándole un vistazo a la cama cubierta por el dosel. Taehyung no
había salido de ella, así que no lo seguiría. Le bastó con cerrar la puerta
para echarse a correr por el pasillo y escaleras abajo, tropezando un par de
veces con sus propios pies descalzos e ignorando la mirada de los guardias.
Llegó al final de la escalera y miró a cada lado, corriendo al gran salón sin
llegar a entrar, pero adentrándose al pasillo casi secreto de las escaleras de
aquel lugar y entrando. Soltó un suspiro nervioso y abrió la puerta,
sorprendido de encontrarla sin seguridad.
La puerta rechinó y el Omega pudo ver la oscuridad dentro de ella. Tragó
duro e inhaló valentia, o tal vez solo ocultó su cobardía para saber de una
vez por todas que había pasado con aquel guardia. Había escalones que
apuntaban hacia abajo, tenía que bajar y eso lo tenía asustado. Sin
emabargo lo hizo y bajó, a paso lento, asustado de que sorpresa podía
encontrar. Vió luz, luz naranja y amarillenta, la luz de unas cuantas velas
dentro de sus lámparas, pero estás no llegaban a iluminar realmente todo el
lugar. Jungkook sintió que había demasíado espacio y muy poca luz, y de
repente se sintió intimidado y acosado. Se abrazó a si mismo, siguiendo sus
pasos por parte del suelo que estaba iluminado, no queriendo tocar la
oscuridad.

Pero no veía nada mas que un lugar vacío.

No había nada que mostrara la parte terrorífica de una muerte en manos de


Kim Taehyung y Jungkook no podía estar más aliviado. Curioso de dar un
vistazo más dió pasos dentro de la parte más oscura, exclamando con
fuerza cuando en su tercer paso su pie tocó una sustancia viscosa que lo
hizo resbalarse de manera brusca y lo hizo caer de rodillas. Sus manos
sintieron aquella sustancia, manchándolo en todos lados y fue cuestión de
tiempo para que adaptara su mirada entre las sombras. Se echó hacia atrás
con fuerza al ver el cuerpo mal herido de un hombre y se empujó
rápidamente con sus pies al ver su rostro.

No entendió como no gritó con fuerza, el terror lo había dejado mudo. No


podía reconocerse, definitivamente nadie en el mundo podría reconocerlo,
pero Jungkook sabía bien que era el, era el guardia. Solo que su rostro
estaba espantosamente irreconocible.

Alguien había empujado una cuclilla entre sus labios, la había empujado
dolorosamente lejos, casi hasta llegar a sus orejas, y la habían dejado ahí
con mucho descaro. El hombre tenía los ojos abiertos, pero no tenía uno de
ellos. Bajo su cabeza había un charco de sangre y bajo la mitad de su
cuerpo, pero Jungkook no quería ver más, cerró sus ojos con fuerza y
comenzó a limpiar sus manos con con su camisa, odiando no poder quitarla
toda. Abrió sus ojos y se levantó, deseando ya salir de allí antes de
perturbarse más. Retrocedió a ciegas, mirando a cada lado y derramó
lágrimas sobre sus mejillas.

—¿Quién eres tú?

A Jungkook se le erizó la piel en cuanto escuchó aquella voz. Una voz


pesada que se arrastraba a penas, como si no pudiera hablar. El Omega se
dió la vuelta y miró entre la oscuridad, había un hombre muy alto con ojos
claros, pero fue cuestión de tiempo para saber que el hombre colgaba de
algún lugar, sus manos siendo atadas por cadenas en el aire, elevándolo e
inmovilizándolo. Su pecho estaba desnudo y amoratado, sus piernas
estaban vestidas con pantalones viejos y rotos, su piel canela lucía sucia y
su cuerpo ensangrentado. Por su olor Jungkook supo que se trataba de un
Alfa.

—E-Esto es el infierno. —Susurró Jungkook tragando su nerviosismo.

—¿Y el diablo sabe que estás aquí? —Preguntó el hombre con aquella voz
arrastrada, curvando con dificultad una sonrisa. —Los criados curiosos se
mueren aquí.

—¿Tú quién eres? —Preguntó Jungkook sin entender. —¿Qué hiciste tú?
—Frunció el ceño, pensando en la cantidad de vidas que Taehyung había
arrebatado. —¿P-Por qué estás aquí?

—Lo merezco, pequeño Omega. —Contestó el, tosió un poco y pareció


dolerle. —Jugar con fuego trae sus consecuencias.

—¿A qué te refieres?

—Molesté al Rey de Seoul... Cuando a penas era un príncipe.

Jungkook lo pensó un momento. Taehyung había tomado el reinado cuando


a penas era un niño, cuando a penas se había presentado como un Alfa, lo
sabía por las historias, todos lo sabían. Quiso preguntar algo, pero el
hombre continuó.

—No creí que un niño recordaría.

—¿Qué le hiciste? —Casi reclamó el Omega, preocupado y levemente


molesto.

—Yo... —El hombre parpadeó y se relamió los labios. —No tuve la culpa.
Un niño no debería estar tan solo.

Jungkook negó sin poder creer tanto descaro.

—¿Qué dices? ¿Qué le hiciste?

—¿Por qué te importa?

—Dímelo. —Exigió el menor. —De igual modo tú ya estás aquí, morirás


¿No?

El hombre negó con lentitud.

—No... Él no me quiere muerto.


—¿Qué fue lo que le hiciste?

—No habían Omegas cerca de mi y comenzaba a anochecer...

Jungkook parpadeó: —¿Qué?

No entendía, y parecía que aquel hombre no quería decirlo realmente, como


si le diera vergüenza admitirlo a pesar de el descaro que tenía al librarse de
culpas. Jungkook tuvo mucha sensibilidad desde la pérdida de sus hijas, y
al recordar cada día que estaban muertas solo lo hacían sentir que nadie
merecía la muerte. Sin emabargo a pesar de que el comenzaba a sentir la
misericordia por primera vez en su vida sabía que si alguien estaba en su
posición en manos de Taehyung era porque se lo merecía. El hombre decía
que no habían Omegas cerca y que la noche se acercaba, ¿A qué se refería?
Jungkook solo tardó un par de segundos en saberlo.

—La luna roja.

—Escapó de mis manos.

—No, eso no es verdad. —Negó el pelinegro, dando pasos cerca del


hombre. —No es cierto, Taehyung era un niño, ¡Los Alfas no buscan niños
para su alivio! ¡Buscan Omegas! —Jungkook parecía demasiado molesto
entonces. —¿Cómo pudiste? Abusaste de el y te apoyaste de una excusa.

—La luna roja me controló.

—No es verdad, no es cierto. —Jungkook se cubrió los oídos como si le


doliera escucharlo. —No si se trata de un niño, no podría ser posible. ¡Eres
un cínico!

Desde donde Jungkook había leído hasta donde había sido enseñado por
sus amigos Omegas un Alfa busca el alivio en un Omega, su Omega si está
marcado e incluso su pareja Beta si el mismo mantiene una relación con el
mismo con una marca de por medio. No había excusas, los niños no
estaban incluidos. La luna roja no despertaba a bestias despiadadas que
abusaban de niños, esos solo eran mentiras.

—Él es un Alfa, seguramente le ha pasado ya.

—Taehyung jamás abusaría de niños, jamás utilizaría a niños para


aliviarse, tú estás enfermo.

—Ambos lo estamos. —El hombre mostró una sonrisa cansada. —Quizá


de maneras distintas, pero lo estamos...De otra manera ¿Por qué sigo aquí
después de tantos años? Perdí la cuenta de los días entre tantos desmayos y
golpes. ¿Por qué continúa torturándome?
Jungkook negó, porque simplemente no podía decir nada. El hombre
pareció respirar con dificultad y gruñó.

—¿Acaso eres suyo?

Jungkook se congeló, sintió demasíado frío entonces. ¿Lo acusaba acaso?

—Eres suyo, ¿No es así?

—Yo...

—¿Te obliga?

—¿Qué? ¡No, claro que...!

—Tú estás más enfermo que nosotros. —Hubo un breve silencio. —Eres el
Omega de un Alfa sanguinario, de un asesino. Y lo sabes, ¿Cómo puedes
dormir por las noched, pequeño Omega? ¿No te das asco? Mira como lo
defiendes.

Jungkook calló sin saber que decir. El hombre se relamió los labios y negó.

—¿No te da vergüenza?

—No. —Contestó Jungkook de manera firme. —Yo lo amo.

—¿Qué te hace creer que te ama a ti? Solo espera y te darás cuenta de que
Kim Taehyung no ama a nadie.

Jungkook se encogió en su lugar cuando aquel hombre perdió la mirada en


un punto más allá de él y comenzó a reír. Realmente a reír, ¿Qué era tan
divertido? ¿Acaso ya era un demente? A Jungkook lo comenzaba a asustar,
así que retrocedió y retrocedió. Su espalda chocó con algo firme y al
inhalar con fuerza por su susto pudo saber que estaba en serios problemas.

—¿Qué mierda haces aquí?

Jungkook no respondió, junto sus manos sobre su estómago y las comenzó


a apretujar entre sí, cabizbajo. Tembló cuando el Alfa tras él se movió
hacia el frente, caminando en dirección al Alfa que colgaba. Jungkook se
cubrió los oídos y cerró sus ojos con fuerza, sabiendo que le haría algo. Y
no fue para menos, pudo escuchar el sufrimiento de aquel hombre cuando
Taehyung le hizo quien sabe qué. Jungkook se sintió mareado, se agachó y
ocultó su rostro en sus piernas, odiando haber bajado.
Lo próximo que pudo sentir fue la mano de Taehyung tomar una de sus
muñecas, lo estaba manchando con algo, Jungkook sabía que era sangre.
Taehyung entrelazó con la suya y tiró de el para hacerlo caminar a su lado.
Juntos salieron de aquel lugar terrorífico y Jungkook solo pudo seguir a su
Alfa cabizbajo y callado.

Subieron en silencio y de la misma forma llegaron a su habitación, pero


Jungkook se detuvo en cuanto llegaron a la mitad de la misma.

—Tae.

—No hablaré de esto. Vamos a lavarnos.

Jungkook fue tirado de la mano, pero de nuevo se detuvo y dió un apretón a


la mano de su Alfa.

—Tae... —Dijo de nuevo, con pesar y tristeza, estando demasíado afectado


por todo.

—A lavarnos, Jungkook.

El Omega fue tirado con fuerza y Jungkook pudo haberse caído de no


avanzar a su paso, pero de nuevo el se detuvo, tomando el brazo del rubio y
buscando su mirada.

—Tae...

Con rapidez el mayor tomó el rostro de Jungkook con su mano libre,


apretándolo tan fuerte de las mejillas que lo hizo chillar y derramar
lágrimas. Taehyung se inclinó para verlo a los ojos, acercándolo lo
suficiente para intimidarlo.

—Cállate. —Ordenó. —Cállate. Puedes callarte ahora que lo dejaré pasar,


pero no te callas. Cállate.

—Taehyung...

—¿Por qué insistes en desobedecerme? ¿Por qué no solo obedeces?


¡Obedéceme, maldita sea! ¿Por qué te cuesta tanto?

Jungkook lloró sintiendo dolor por el agarre del Alfa, siendo liberado
cuando el mismo lo arrojó al suelo con toda la intención del mundo.
Jungkook cayó sobre su trasero y luego sobre su espalda. Se sentó
cubriendo su boca y llorando.

—Mira lo que haces, por la madre luna ¡Mira lo que hiciste hoy! ¡Te
pusiste en peligro! Casi abusan de ti de nuevo, y no bastó con eso, fuiste en
busca de ese guardia. ¿Qué está mal contigo? ¡¿Qué mierda te pasa por la
cabeza?!

Jungkook retrocedió en el suelo, asustado por como Taehyung avanzaba


hasta él, como si solo quisiera tomarlo y golpearlo con fuerza. Retrocedió
lleno de miedo y sin siquiera haber parpadeado el sofá de terciopelo color
vino cayó hacia atrás y se arrastró con rapidez, atravesándose entre el y
Taehyung. El Alfa pareció encenderse de rabia.

—¿Qué te dije de usar eso conmigo, Jungkook?

—No puedo controlarlo, solo me estás poniendo muy nervioso y me das


miedo. —Sollozó el menor.

Taehyung apretó el mentón: —¿Te doy miedo?

—Estás lleno de sangre, matas a las personas, tú...

—Eso ya lo sabías desde hacía mucho, eso ya lo habías presenciado, mate


por ti ¿Lo olvidas?

—No digas que es mi culpa. —Suplicó Jungkook cubriendo sus oídos. —


No quiero que mates por mi culpa.

Taehyung frunció un poco el entrecejo, suavizando su rostro solo un poco.

—No es tú culpa, Jungkook, es su culpa. Los mato porque lo merecen.

—Nadie merece morir. —Jungkook negó y tragó. —Me refiero a ¿Quién


eres para matarlos?

—¿Quienes son ellos para dañarnos?

—Lo sé, pero yo... —Sollozó interrumpiéndose. —Es que yo...

—Estás pensando en ellas, ¿Por qué estás pensando en ellas?

Jungkook se echó hacia atrás, recostándose en el suelo y cubriendo sus


ojos. Toda su inquietud de la noche teniendo al fin una razón.

—No lo sé.

—No puedes comparar la muerte de tus hijas con esto, Jungkook. No tiene
sentido, no es lo mismo. Ellas no merecían morir, ellos sí.

—Es que estás tan tranquilo. —Lloró Jungkook. —Después de matarlos a


todos están tan tranquilo y me pregunto si Dios estará tan tranquilo después
de matar a mis hijas... —Jungkook hipó y sollozó. —¿Me está castigando
acaso? ¿Es porque estoy contigo? No puedo entenderlo, no merezco esto.

Hubo un silencio enorme en la habitación, pero Jungkook no descubrió sus


ojos para ver a Taehyung. El Alfa habló luego.

—Estoy cansado de esta mierda. Me daré un baño y me iré a dormir, tú


sigue llorando o haz lo que sea. Ya no me interesa. Estoy harto.

—Taehyung...

—¡Estoy harto de está porquería! ¡Vete al diablo!

Jungkook abrió sus ojos e hipo de nuevo, mirando al Alfa con dolor.

—Taehyung. —Casi reclama, dolido.

—Mira lo que haces. —Taehyung abrió sus brazos y negó. —¿Qué haces,
Jungkook? ¿Qué pretendes con todo esto? Me tienes harto ¿Sabes por qué?
Porque no entiendo. Cada vez que pienso que estamos dando un paso
adelante retrocedes cuatro malditos pasos más. Estoy harto. Me rindo.

—No me hagas esto, Taehyung. —Lloró Jungkook poniéndose de pie y


caminando hasta él. —Por favor, no me trates de esta forma.

El Alfa lo ignoró cuando quiso tomarlo de la mano y caminó hasta el baño,


dando un fuerte portazo al entrar en el. Jungkook por su lado se dejó caer
de nuevo al suelo y lloró libremente, sintiendo que el único demente en
aquel lugar era el.
❝Veintiocho❞
Home — Seventeen.

Dos semanas después de aquella noche la relación entre Alfa y Omega se


encontraba en un punto muerto. Jungkook y Taehyung no hablaban, en
realidad, Taehyung no lo hacía. Jungkook había intentado acercarse a su
Alfa, pero nada parecía funcionar. Taehyung no aceptaba sus abrazos o sus
besos, no escuchaba sus palabras o prestaba atención a su presencia.
Actuaba como si Jungkook no existiera. No lo miraba cuando a propósito
se levantaba por las noches, no le importaba lo que hacía. Era triste, pero
Jungkook sabía que se merecía parte de su rechazo. ¿Cuándo aprendería?

Aquel día se había levantado más temprano y con ayuda había preparado
un baño de agua caliente. Había pedido rosas rojas y había estado
esperando a que Taehyung no despertara en el proceso. Cuando las
sirvientas se fueron Jungkook se arriesgó al rechazo de nuevo, tirando del
dosel para que la luz del sol iluminara al Alfa en cama. El rubio abrió los
ojos cuando Jungkook se arrodilló en el suelo a su lado, y el mismo le
mostró las rosas que habían quedado luego de haber esparcido varios
pétalos en la tina.

—Buenos días.

El Alfa miró las rosas dándose un segundo antes de querer levantarse, pero
Jungkook lo detuvo, hablándole de nuevo.

—Perdón.

—No quiero tus disculpas.

—Yo quiero disculparme. —Jungkook le tendió las rosas, pero el Alfa no


las aceptó. —No estuvo bien nada...

—¿Y qué? Volverás a hacer lo que se te venga en gana después de que te


perdone.

—Taehyung, por favor. —Jungkook bajó la mirada sintiéndose triste y


solo, queriendo llorar. —Ya me has torturado lo suficiente, me duele.

—A mi igual, pero sabes que así es.

—Si te doliera tanto como a mi tomarías mis rosas y el baño caliente


conmigo. —Aseguró Jungkook comenzando a llorar. —Y me perdonarías.
—Basta, Jungkook. ¿Puedes detener esta ridiculez? Y deja de llorar.

—Sé que estás cansado, también estoy cansado. —Admitió el pelinegro


sentándose en el suelo y dejando las rosas en la cama. —Y me quiero
rendir...Pero no puedo.

—No. Somos destinados.

—No es eso, Taehyung.

—¿No? —Taehyung se sentó en su lugar y suspiró agotado. —Veamos,


¿Qué más podría ser?

—¿Puedes dejar de ser un imbécil? —Preguntó Jungkook molesto con la


actitud del mayor. —Intento...

—No me llames imbécil.

Jungkook contuvo un gruñido y respiró profundamente. Si algo había


aprendido al fin en sus días de soledad era que Taehyung tenía una actitud
de mierda que definitivamente no iba a cambiar, y él también tenía una
actitud de mierda, pero la diferencia es que la cambiaría, había estado
intentándolo y lo lograría, se lo había jurado. Haría lo que sea para salvar
su relación con aquel Alfa.

—Está bien, perdóname. Pero por favor escúchame y no actúes tan a la


defensiva conmigo.

Taehyung arqueó una de sus cejas y cruzó sus piernas al sentarse, cansado
de estar apoyado de sus codos.

—Te escucho. —Musitó.

—No debí entrar a ese lugar.

—No, no debiste.

—Pero tú tampoco deberías tener ese lugar. —Jungkook negó mirando


como el Alfa se hacía el distraído con otra cosa. —No quiero que tengas
ese lugar, es horrible, es un cuarto del infierno oculto a un lado de las
escaleras.

—Eso a ti no te incumbe.

—No quiero esa habitación, Taehyung. ¿Me escuchas? —Jungkook puso


voz firme.
—No necesito tu permiso para tener mi lugar de diversión, Jungkook. —
Taehyung lo miró pareciendo un engreído. —Lamento decirte que no eres
la autoridad.

—No digas esas cosas, Taehyung, no hables como si fuera divertido, como
si no me afectara que hables de esa forma. No eres un enfermo como ese
tipo que vive ahí encerrado.

—Lo soy, creí que lo sabías.

—No lo eres. —Dijo Jungkook entre dientes, levantándose del suelo. —Y


no me interesa lo que quieras, esa habitación desaparecerá.

—Este es mi maldito castillo.

—¡También es nuestro hogar!

Jungkook cerró la boca y frunció los labios, sintiendo que la mirada de


Taehyung era reprochante aún cuando solo parecía suavizarse. El Omega
bajó la mirada demasíado incómodo, rascó su nuca y caminó en dirección
al baño, queriendo ahogarse en el agua caliente. Jungkook no se sentía con
la autoridad suficiente como para decir nuestro cuando al castillo se refería.
Taehyung podría echarlo a la calle y el no reclamaría nada material, porque
simplemente aún no sentía nada suyo, solo veía todo como algo que
Taehyung le compartía.

—Tienes razón, lo siento. —Le dijo Taehyung.

—No quise decir nuestro. —Jungkook sintió un poco de sudor en su nuca


por el calor de su vergüenza. —Es tuyo, es solo que vivo aquí y no me
siento tranquilo sabiendo que a un lado de...

—Nuestro. Es nuestro castillo, Jungkook. No te equivocaste, yo lo hice. —


Taehyung tendió su mano y dijo. —Ven aquí.

Jungkook le dió frente a Taehyung y caminó de vuelta a la cama,


subiéndose a la misma y gateando hasta él. El Alfa lo recibió con los brazos
abiertos y sin más lo rodeó en un abrazo.

—Fui egoísta, perdón. —Taehyung olisqueó el cabello ajeno y lo besó. —


Lamento estás semanas.

—Yo también. Prométeme que ese hombre ya no estará en el castillo. —


Jungkook cerró los ojos y suspiró. —Sé que te hizo daño, no quiero que
esté cerca.
—No hablaré del tema, Jungkook. Pero lo sacaré de aquí, ¿Eso es
suficiente?

—Si.

—Bien. Bésame ahora.

Jungkook obedeció y subió su mirada, dejando que los labios de Taehyung


se apegaran a los suyos en un beso suave. Luego Jungkook abrió su boca,
dejando que Taehyung profundizara las cosas. Jungkook le acarició los
hombros desnudos y se tomó el tiempo de acariciar su pecho y abdomen,
acariciando luego su vientre y dejando caer una de sus manos entre sus
piernas, sobre la manta que lo cubría. Taehyung le mordió el labio y
suspiró mirándolo a los ojos.

—Quiero tocarte. —Susurró Jungkook. —Y quiero que me toques.

—¿Por favor? —Preguntó Taehyung ladeando una sonrisa divertida.

Jungkook acarició su nariz con la suya y cerró sus ojos.

—Hazme sentir amado...Por favor.

—Claro, mi príncipe.

Jungkook sonrió a penas, siendo recostado en la cama con cuidado. Se


abrió de piernas y el Alfa rubio tiró de su pijama y ropa interior,
arrojándola al suelo antes de adentrarse entre sus piernas, dejando que la
manta cayera y su desnudez quedara expuesta. Jungkook lo tomó de las
mejillas cuando se inclinó y lo besó sonriendo en el proceso. Taehyung
abrió su camisa y acarició sus costados, su estómago ya plano y bajó sus
besos a la garganta ajena. Luego a sus pezones y Jungkook no evitó
suspirar de placer, echando su cabeza hacia atrás. Taehyung bajó a su
vientre y lo barrio con su lengua, y lo próximo que pudo sentir Jungkook
fue la humedad de la misma colarse a su entrada.

Gimió y cerró las piernas con suavidad impulsado por el placer que
recorrió su cuerpo. Taehyung se encargó de separarlas, encargándose de
que su lengua se arrastrara sobre el agujero fruncido de Jungkook.

El pelinegro soltó un suspiro y gimió, sintiendo la lengua escurridiza


moverse en lentos espirales que lo hacían lubricar. Arqueó su espalda y se
encogió en su lugar, llevando sus manos a la cabellera rubia de Taehyung y
enredando sus dedos en ella.

—Tae. —Suspiró cuando la lengua chasqueó contra él. —Oh, mi Tae...


El Alfa besó y lamió dando caricias en los muslos internos de Jungkook. El
pelinegro se apoyó de sus codos y miró entre sus piernas gimiendo con la
vista de Taehyung deleitándose con el. El Alfa levantó la mirada y de
nuevo Jungkook lubricó, gimió de nuevo cuando notó los labios y el
mentón del mismo brillantes por la transparente sustancia que Jungkook
derramaba sin poder detener. Taehyung giró su cabeza besó la parte interna
de su muslo derecho, mordiéndolo con fuerza. Las marcas de su primera
vez habían desaparecido, pero a Jungkook no le importaba recibir más.
Soltó un pequeño grito y guió al Alfa de vuelta a su entrada. Soltó un
gemido ahogado cuando Taehyung aceleró las caricias de su lengua.

—S-Si. —Suspiró con su cuerpo temblando un poco. —Si, si...

No pudo evitar recostarse de nuevo, no pudo evitar gemir con libertad,


porque no había nada mejor que Taehyung complaciéndolo. Comenzó a
sudar por la oleada de calor de su cuerpo, su orgasmo formándose a pasos
rápidos al tiempo que Taehyung lo lamía, acariciaba y mordía, dejando
marcas en la parte más baja y oculta de sus nalgas y en el interior de sus
muslos. Jungkook agitó su cabeza a los lados, sus dedos tironeando el
cabello dorado del Alfa mientras balbuceaba.

—¡Oh, Tae! —Chilló apoyándose de las plantas de sus pies. —¡Oh!

Taehyung arrastró su lengua hasta los pequeños testículos de Jungkook y


volvió a su entrada, recibiendo un empujón accidental del Omega excitado.
Taehyung curvó una sonrisa cuando comenzó a mover sus caderas adelante
y hacia atrás, apegándolo a el, obligándolo a terminar con lo que había
empezado.

Jungkook se mordió el labio sintiendo lo escandoloso que podría ser y


continuó moviéndose sin parar. La lengua de Taehyung lo golpeó solo un
par de veces más antes de que llegara a su anhelado orgasmo, derramando
un perlada gota de blanco semen sobre su vientre. Inhaló y exhaló con
fuerza, dejándose caer satisfecho y algo cansado, pero sonriente.
Descaradamente sonriente. Parpadeó y miró hacia abajo, el Alfa que se
sentaba en su lugar y lo miraba con la ceja derecha arqueada.

—Dijiste que sería aburrido.

Jungkook sonrió coqueto soltando un pesado suspiro. Recuperándose de


todo mientras sus mejillas se tenían de un rojo cereza muy bonito.

—Fue muy rico para mi.

Taehyung curvó una sonrisa a la que Jungkook no dudo en corresponder. El


Omega sabía bien que quería decirle algo sobre su descaro, pero no lo hizo.
—Será más rico cuando te tenga saltando y lloriqueando sobre mi.

Jungkook se sonrojó aún más con lo dicho, pero se sentó listo para cumplir
con los deseos de su Alfa. Justo cuando se unieron en un casto beso resonó
la cerradura de la puerta. Jungkook empujó a Taehyung contra las
almohadas y se arrastró hasta su lado, echando sobre ellos las mantas más
cercana. Jungkook se cubrió el pecho con su camisa desabotonada con
rapidez y se recostó en el pecho ajeno, siendo envuelto en la cintura por el
brazo de Taehyung. Solo tres segundos después Jiyook apareció,
sosteniendo una bandeja de comida y una sonrisa en su rostro al verlos a
ambos acurrucados bajo las mantas.

—¿Qué te he dicho de tocar?

—Buenos días. —Saludó Jiyook al Alfa testarudo. —Y lo siento. Hola, mi


niño. —Saludó a Jungkook, mirándolo demasiado oculto.

—H-Hola. —Carraspeó y sonrió a medias. —Buenos días, Jiyook.

—Desayunaremos en el comedor, Jiyook.

—Hace mucho no les traigo el desayuno a la cama, disfrútenlo. —Sonrió la


Beta dejándolo en el mueble al final de la cama. —Lo hago con amor.

—Gracias, Nana. —Casi canturrea Jungkook, removiéndose en su lugar,


sintiendo el cosquilleo de su reciente orgasmo aún recorriendo su cuerpo.

—Pero vengan a comer que se enfría.

—Si, es que... —Jungkook pasó su pierna sobre el cuerpo de Taehyung y se


subió sobre el, abrazándolo. —Aún no.

—Oh, me alegra tanto cuando ambos vuelven a amarse.

—Siempre nos amamos, Jiyook. —Le dijo el Alfa asegurándose de que la


manta los cubriera bien. —Solo que a veces peleamos.

—Pues están mejor así. ¿Quién necesita pelear con el amor de su vida?

—Que bonito suena. —Sonrió Jungkook contra el cuello de Taehyung. —


Amor de mi vida. —Le dijo al oído, riendo un poco. —Me encanta.

Jiyook sonrió enormemente y junto sus manos bajo su mentón, riendo un


poco incluso cuando Taehyung la miró a los ojos.

—¿No le responderás, Tae?


—Lo que le vaya a decir se lo diré en privado. Y no me digas Tae.

—Que reservado.

—Si, lo soy.

—Tae. —Regañó el menor, besándolo en la mejilla. —No seas así.

El Alfa miró al Omega y el menor besó los labios del contrario. Taehyung
lo aceptó y devolvió, dándole una mínima caricia con su nariz. Jiyook
levantó ambas manos, sonriente y contenta.

—Bueno, ya me voy. —Jiyook caminó hasta la puerta, pero se dió vuelta a


mitad del camino. —¡Oh! Casi olvido decir que me acaba de llegar una
carta del orfanato, Taehyung.

—¿Necesitan algo más? —Jungkook se bajó de sobre Taehyung y se sentó


en la cama frunciendo el ceño. —¿Hay algún problema con los niños?

—No, nada de eso. —Negó la mujer. —Al parecer los niños están muy
contentos con el nuevo orfanato, es solo...

—¿Qué? —Jungkook elevó sus cejas. —¿Ya lo terminaron?

Jiyook miró a Taehyung y Jungkook la imitó, siendo casi reprochante. El


Alfa recostado miró parte del pecho del Omega por su camisa
desabotonada.

—Lo terminaron hace una semana.

—¿Y por qué no me habías dicho? —Reclamó el menor. —Sabías que era
importante. Lo sabes.

—Lo sé. Lo siento.

—Dejaré las cartas en tu oficina, Taehyung. —Dijo Jiyook saliendo de la


habitación.

Jungkook se cruzó de brazos y le dió la espalda a Taehyung, deshaciéndose


de la manta y gateando para bajarse.

—Vuelve. —Exigió Taehyung.

—Tengo hambre. —Se quejó el pelinegro. —Además debemos bañarnos


para ir al orfanato, me lo debes por ocultármelo así que ni te preocupes en
decirme que no.
El Omega se echó sobre su estómago y estiró su mano para tomar un
panesillo, sintiéndose feliz de que estuviera caliente. Le dió un pequeño
mordisco y lo dejó en la bandeja.

—Antes tomaré algo.

—¿Qué cosa? —Preguntó Jungkook tragando el panesillo.

El Omega sintió calor en su rostro en el momento en que Taehyung se se


sentó justo debajo de su trasero. Sus manos tomaron sus nalgas y las
separaron. Jungkook sintió que Taehyung levantaba su peso, pero también
sintió como se hundía dentro de el. Ante el acto imprevisto Jungkook abrió
la boca y dejó que se le escapara un gemido agudo. Taehyung se apoyó de
sus manos y rodillas y sin más comenzó a embestirlo.

Luego de unos minutos Jungkook se sentía sudoroso y acalorado, su


garganta dolía por gemir y chillar como un Omega desesperado por salir de
aquel vaivén tortuoso y placentero, y sus labios estaban hinchados por
morderlos tanto. Frotó su rostro contra la cama y arqueó su espalda,
liberándose solo un segundo después que su Alfa. Sintió su semilla llenarlo
y derramarse entre sus muslos cuando el Alfa salió de él. De un
movimiento lo giró y ambos se miraron.

Una pasión encendiendo los deseos guardados en sus ojos. Estaban


agitados, pero nunca saciados de ellos mismos.

—Eres precioso. —Exhaló Taehyung mientras Jungkook jadeaba sin parar.


—Eres tan malditamente precioso y perfecto. Soy tan afortunado...

Taehyung inhaló el aroma dulzón de Jungkook desde la curvatura de su


cuello y gruñó haciéndolo estremecerse.

—Soy tu Alfa, ¿Bien? Dímelo, dime que me perteneces.

—L-Lo hago. —Jungkook tragó y suspiró. —Soy tuyo.

—De nadie más.

—No, de nadie más.

—Solo mío. Mi Omega, mi vida. —La lengua del Alfa acarició la mejilla
ajena. —Mío.

Jungkook casi ríe: —Eres tan territorial.

—Llámalo como quieras, de igual forma no lo entenderías.


Jungkook se sintió acurrucado cuando Taehyung pareció hacerse mas
grande sobre el, protegiéndolo bajo su cuerpo y continuando con sus
caricias en el rostro ajeno.

—Todo el mundo te desea, todo el mundo quiere tenerte. Porque eres el


Omega más precioso de este mundo.

Jungkook rió a pesar de que el Alfa no parecía estar bromeando. De nuevo


barrió la mejilla del Omega con su lengua y acarició su sien con su nariz.

—No tienes que ser paranoico. Hay Omegas muy lindos también.
Baekhyun es hermoso y Kyungsoo también.

—Ellos están a salvo.

—Ash, ¿Qué dices? —Jungkook recibió otra lamida. —Eso sonó


escalofriante.

—El mundo es escalofriante para los Omegas, Jungkook. Tus amigos


tienen suerte. Tú tienes suerte.

—Si, soy un Omega con suerte. —Sonrió Jungkook.

Tomó el rostro del Alfa entre sus manos y besó su nariz, recibiendo a
cambio una pequeña lamida en la suya. Jungkook sonrió ante la potente
muestra de amor. Nunca lo había hecho, por alguna razón esperaba una
ocasión especial, una realmente especial. Taehyung continuó dando
lamidas en sus mejillas y en su cuello, incluso cuando Jungkook objetó
contra ellas de manera dulce y coqueta. Jungkook besó sus labios y sonrió,
dándole caricias en el cabello.

—Quita esa cara. —Le pidió Jungkook. —Sonríeme un poco.

Taehyung no hizo caso, pero a cambio lo besó en los labios, rozando ambas
narices con cariño. Jungkook intentó hacer una cara graciosa, logrando que
Taehyung le mostrara una de sus mínimas sonrisas torcidas.

—Te amo siempre. —Le dijo Jungkook frunciendo el entrecejo con ojos
expresivos. —Siempre, siempre. Incluso cuando estamos peleados.

—También yo.

—Júralo. —Jungkook acarició el cabello del Alfa y miró pensativo a la


nada. —Yo juro que aunque estemos tan peleados que no soportemos
mirarnos, aún en ese momento, te amo. Siempre te estaré amando. Mi
corazón solo palpita por ti y siempre será así. Siempre.
Taehyung parpadeó sintiendo sus ojos picar y susurró con amor.

—Yo también lo juro.

—¡Es un juramento real, no puedes romperlo! —Jungkook lo señaló en


amenaza. —Si lo haces ya nunca tendrás amor real.

—Lo juro. —Repitió Taehyung. —Lo juro, lo juro. Te amo siempre.

—Te amo siempre.

~•~•~

—Más rápido.

Jungkook fue completamente ignorado por el Alfa cuando quiso acelerar su


andar y tuvo que conformarse con ir a su paso. Dió un apretón a su mano
en emoción, mirando el orfanato. Más grande y espacioso, y solo era el
exterior.

—¡Mira!

—Lo veo.

—Oh, Tae, mira lo que hiciste. —Sonrió Jungkook deteniéndose solo para
abrazar a Taehyung. —Eres tan bueno, muchísimas gracias.

Taehyung pudo escuchar como las personas del pueblo decían cosas sobre
lo tierno que era el Omega y lo lindo que se veía el Alfa amargado y
asesino recibiendo amor. Tal vez no en aquellas palabras, pero tenían el
mismo significado. Jungkook dió un rápido beso a Taehyung a pesar de que
sabía bien, por palabras de todos sus amigos, que las muestras de afecto en
público estaban estrictamente prohibidas. Por eso no culpaba a Taehyung
por no devolverle el abrazo. Lo tomó de la mano de nuevo un poco
avergonzado y caminó junto con el, los guardias siguiendo su paso.

Y no era que Taehyung se avergonzara de él, era que simplemente no le


gustaba que la gente los mirara besándose o abrazándose. Eso era íntimo,
debían hacerlo en su habitación, o mientras estén a solas. Era simple
prudencia pudor.

Jungkook no pudo siquiera tocar la puerta del orfanato, abrió como si se


tratara de la puerta de su casa y asomó su cabeza.

—¿Hola?
Al menos cinco miradas se posaron en el, de pequeños niños que se
llenaron de ilusión y felicidad al ver al Omega pelinegro asomarse por
aquella puerta.

—¡JUNGPOK!

—Taemin. —Dijo el Omega sonriente, dando pasos dentro del lugar. —


Hol-...

El pelinegro no pudo terminar, el niño, junto a Jaemin y otros más lo


abrazaron de las piernas, inlovilizándolo por completo. El Omega los miró
sonreírle, la sonrisa más genuina que un niño podía dar.

—¡Jungpok, Jungpok! —Gritó Taemin. —¡Hola! ¡Aquí está Jungpok,


Jungpok!

—¡Jungkook! —Gritó el niño mayor de entre todos, con solo seis años. —
¿M-Me recuerdas? —Preguntó el con ojos inseguros.

Solía ser odioso y a veces malo, pero era porque siempre estaba muy triste.
Sin embargo Jungkook lo ponía alegre y positivo, deseaba que lo recordara.

—Claro que sí, Seungkwan. ¿Cómo has estado?

El niño parpadeó con ojos brillosos, pareciendo demasiado emocionado


como para contestar. Jungkook se inclinó y decidió que quería cargarlo,
porque a pesar de ser el mayor, Jungkook sentía que necesitaba muchísimo
amor. Taehyung estuvo a punto de detenerlo, pero Jungkook lo levantó de
igual modo, dejándolo a un lado de su cadera y rodeándolo con sus brazos.

—También te recuerdo a ti, Jisung. ¿Sigues dejando tus calcetines regados?


Y tu Taeyong, mira como moqueas. Jeongin, súbete los pantalones, anda.

Los niños, uno por uno, parecieron caer hechizados por la dulce voz del
Omega. Por su lado, Jungkook avanzó por el lugar, dando un vistazo al
papel tapiz de las paredes, apropiado para niños, de color mantequilla y
patos, feliz y alegre, no gris y triste. Había una mesa grande y un platón de
frutas en medio. Había un sofá y un par individuales, así que caminó hasta
el, no notando a la cuidadora de aquellos niños que salía de la cocina para
recibirlos. Jungkook se sentó y junto a el todos los niños, peleándose por
estar cerca.

—Jisung, tu calcetín. —Repitió Jungkook haciendo que el niño se lo


tendiera.

Se lo tuvo que subir a las piernas para colocarselo. Seungkwan se metió


entre las mimas, pareciendo dudar en lo que diría.
—Viniste.

—Si. —Sonrió Jungkook a sus ojos castaños. —Dije que volvería, lamento
mucho haber tardado tanto tiempo...

—¿Por qué tanto? —Casi reclama Taeyong.

Jungkook miró al suelo y parpadeó.

—Estaba ocupado y algo enfermo.

Taehyung, quien miraba a su Omega desde su lugar a metros de el, sintió


pena por la mirada triste de Jungkook.

—¿Tenías mocos? —Preguntó.

Jungkook miró a Jeongin y ladeó una sonrisa al darse cuenta de que la


había borrado.

—No. —Negó, su voz sonando gangosa mientras sus ojos se cristalizaban


un poco. —Tenía un bebé. Dos. Estaba embarazado.

—¿Tienes un bebé? —Casi exclama Seungkwan, pareciendo molesto y


luego triste, tocando sus mejillas regordetas y amasandolas. —Ash...

—No, no las tengo ya... —Jungkook sorbió su nariz, negándose a llorar. —


Están en el cielo.

—¿Se fueron volando? —Taemin preguntó.

Jungkook sonrió mostrando sus lindos delanteros de conejo.

—Si, con sus alitas de ángel.

—¡Yo quiero volar también!

—Nop. —Le negó Jungkook, besándolo en la mejillas y parpadeando


varias veces para apartar las lágrimas. —Tú no. Ninguno de ustedes.

No estaba ahí para llorar y deprimir a los niños, estaba ahí para hacerlos
felices un rato con su presencia, si se podía lograr, claro.

—¿Ya comieron?

—¡Si! —Exclamaron todos.


—¿Y ya se dieron un baño?

"Si" y "No" se escucharon mezclados entre las voces de los niños. Aquellos
mentirosos miraron con ojos acusantes a los que los habían exhibido y
Jungkook solo pudo reírse. Taehyung ahí de pie fue interrumpido por la
mujer del lugar.

—Majestad, ¿Le ofresco algo de beber?

—No. Gracias.

—¿Quiere pasar a sentarse? Se cansará ahí de pie.

Jungkook y todos los niños miraron a Taehyung. Jungkook se inclinó hacia


los pequeños y susurró:

—¿Por qué no lo traenm

—¡Yo voy! —Exclamó Jeongin.

El niño corrió en dirección al serio Alfa y se quedó muy cerca. Taehyung


bajó la mirada para ver al niño enano de tres años y el mismo le sonrió.

—¡Ven!

—No.

—¡Anda! —Insistió el niño, estirándose para tomar su mano. —¡Ven!

Jeongin sonrió, lo mereaba ver a Taehyung, ¡Era tan largo como un árbol!

—Eres alto.

—Así es.

—¿Me cargas?

—No.

El niño se colocó de puntillas y estiró sus manos lo más que pudo, dando
saltitos y saltitos de manera muy insistente. La mirada de Jungkook y la
mujer del lugar estaban sobre él, incluyendo a los niños. Taehyung rodó los
ojos y se inclinó, tomándolo debajo de sus brazos y alzándolo.

—¡Wii! —Gritó el niño emocionado, siendo dejado en la cadera derecha de


Taehyung. —¡Mira! ¡Jungkook mira, soy grande!
—¡Oh, Dios! Eres enorme, Jeongin. —Fingió estar impresionado el
Omega.

—Rey, ¿Me lleva?

—¿Soy tu caballo acaso?

El niño parpadeó y frunció el ceño, y Taehyung creyó que lloraría, pero


solo se quejó.

—Anda. —Pidió en un quejido. —Por favooor.

—Tae, ven. —Llamó Jungkook desde su lugar. —Siéntate a mi lado.

—¡Vamos con Jungkook, vamos con Jungkook, vamos con Jungkook! —


Gritó el niño en brazos del Alfa.

El rubio, ya cansado lo bajó y a paso tranquilo caminó en dirección a su


Omega sonriente. Miró al niño sentado a un lado dd Jungkook y el mismo
le puso mala cara. Una cara que decía "De aquí no me quitas". Era Kim
Taehyung, el quitaba a quien se le daba la gana, pero lo dejaría tranquilo.
Se sentó al otro lado, en donde otro niño le daba espacio. Miró al niño entre
las piernas del su Omega y el mismo se abrazó a la cintura del mismo,
bajando su mirada un poco antes de volver a alzarla para percatarse de su
Alfa lo seguía mirando.

—Seungkwan, dile hola. —Pidió Jungkook.

—Hola. —Musitó sin verlo.

—Se dice Annyeong. —Le dijo Taehyung. —Porque eres un niño.

—Ñeñeñe. —Murmuró Seungkwan moviendo su cabeza a los lados y


ocultándose en la panza de Jungkook.

Taehyung arqueó la ceja.

—¿Me estás haciendo burlas?

—¡Jungkook! —Exclamó Seungkwan, como si Taehyung le anduviera


haciendo maldad.

El Omega le acarició el cabello castaño claro y rió, sintiendo su fuerte


apretón en la cintura.

—No te hace nada.


—Que si.

—Que no. Tae, se bueno.

—No le hago nada, está un poco malcriado.

—Ñeñeñe.

—Ah, en lo que me vuelvas a hacer Ñeñe te enseñaré unos modales —


.Advirtió Taehyung, olvidando que hablaba con solo un niño. —¿Quieres?

—¡Jungkook!

—Seungkwan, no te hace nada, está jugando. —Aseguró el Omega


queriendo sacarlo de su escondite. —Mira, respeta un poco y ve como te lo
ganas ¿Si? Pide disculpas. —El niño negó. —¿No? —Volvió a negar. —Y
yo que iba a comprar galletas.

El niño levantó la mirada y miró mal a Taehyung, diciendo con voz


enfurruñada.

—Disculpa.

—Ñeñe.

—¡Jungkook, mira, es él! —El niño dió brincos queriendo llorar,


subiéndose sin permiso en sus piernas, quitando a Jisung de encima. —¡Es
él, a el no le des galletas!

—Aquí el que compra las galletas soy yo. —Le hizo saber Taehyung. —
Más te vale estar en línea si quieres una.

—Tae, es un niño, por amor a Dios. —Jungkook lo miró de mala gana. —


Déjalo.

Rato después el Alfa había enviado por galletas a unos guardias, y habían
niños corriendo de aquí para allá, dejando migas en todos lados y exigiendo
más comida. Taehyung incluso le dió tres a Seungkwan, incluso lo alzó en
brazos sin que se lo pidiera. Y cuando ambos dejaron sus diferencias de
lado ambos pudieron comer galletas en el sofá de manera tranquila
mientras todos los demás hacían correr a Jungkook por juegos y travesuras.

—¿Nunca de callan?

—Cuando duermen. —Contestó el niño, mordiendo la galleta en su mano.


Taehyung se riñó por hablar tan alto, pero miró al niño. El mismo lo imitó
y el mayor arqueó su ceja.

—¿Sabes? Me caes bien.

—¿Y me vas a adoptar?

—No. Pero aquí no te faltará nada.

—Yo quiero una mamá.

Taehyung parpadeó y suspiró.

—¿Sabes? Yo también quería a mi mamá cuando estaba un poco lejos de


mi. Pero tuve a una Nana que fue como mi mamá. Tú tienes a una nana.

—Esa no me gusta.

—Pero los cuida.

—No es Jungkook.

Taehyung mordió nads e hizo un sonido pensativo.

—Jungkook no puede ser su madre. Pero estará aquí con ustedes algunas
veces. ¿Quieres que les consiga una Nana amorosa?

Seungkwan asintió: —Si.

—Conseguiré a una buena Nana. Así no importará si no tienen a una mamá


¿Está bien?

Seungkwan mordió su galleta y asintió.

—¡Bien!

Taehyung curvó una sonrisa mínima y miró a Jungkook a lo lejos reír con
ganas, feliz por algo que Taehyung se había perdido.

—Bien.
❝Veintinueve❞
Taehyung y Jungkook paseaban tranquilamente por el bosque, en algún
momento y con suerte si eran más rápidos, tal vez llegarían a la cascada,
pero por el momento solo deseaban ir a paso tranquilo y relajado. El cielo
estaba despejado y había muy poco sol, y extrañamente Jungkook tenía
sueño y solo quería dormir.

El Alfa sostenía una cesta grande con cosas necesarias dentro y con la otra
mano sostenía la mano del Omega. Jungkook vestía pantalones negros a la
medida y un suéter tejido que Jiyook le había hecho, de un color beige, y el
Omega se veía simplemente adorable, porque con el suave calor que hacía
a esas horas de la mañana estaba algo sonrojado y su frente estaba muy
levemente sudada.

—Tae.

—¿Si?

—Estaba pensando en los niños del orfanato.

Taehyung frunció el ceño, no gustándole la dirección que tomaba aquello.

—¿Y?

—Me gustan. Me gustan mucho.

Taehyung casi chistó, negando cuando Jungkook lo miró y desvió su


mirada a otro lado.

—¿Qué?

—No puedes adoptarlos.

—¿Por qué no? —Jungkook frunció los hombros. —Es decir, quizá no
porque ¿Estaría faltando a alguna regla real?

—Es porque estarías faltándome el respeto en cuanto a mi decisión de no


tener hijos.

Jungkook pareció ignorarlo, siguiendo con el tema.

—Me gusta mucho Seungkwan, ¿No te gusta a ti? Es un niño muy lindo y
tierno.
—Tú eres un niño muy lindo y tierno. —Le dijo el mayor, tirando de su
mano para cambiar la dirección de sus pasos. —¿Por qué piensas tanto en
bebés? Eres uno, Jungkook. Un bebé no puede cuidar a otro bebé.

—Tengo diecisiete, Taehyung. —Le recordó el pelinegro. —Baekhyun me


dijo que sus hermanas han tenido bebés desde que tienen catorce o quince
años. Es normal tener bebés.

—No quiero que sea normal para nosotros tener bebés.

—Ya estuve embarazado antes.

—¿Tengo que recordarte como terminó? —Jungkook pareció demasiado


triste entonces, a lo que Taehyung suspiró. —Mi amor, solo fueron
problemas. De principio a fin.

—¿Tiene que ver con tus padres?

—Jungkook.

El tono de advertencia del mayor hizo que el menor rodara los ojos. Lo
detuvo y lo encaró, lavantando su mirada para obtener la suya. Arqueó su
ceja interrogante.

—¿Por qué no puedo saber? No deberían haber secretos entre nosotros


¿No?

—No. —Aceptó el rubio. —Pero eso no significa que puedas presionarme


para hablarte de mi pasado.

—¿Te sientes presionado? Porque no es esa mi intención. Solo quiero


entenderte.

—No quiero bebés. Fin de la historia.

—Es que debe haber una razón. —Dijo Jungkook algo exasperado. —
Quizá porque no quieres cambiar pañales o porque el llanto te irrita.

—Ambas me molestarían, pero no es la razón principal, simplemente no


quiero. No quiero un bebé. ¿Por qué estás tan inconforme con no tener
uno?

—Porque quiero uno. —Jungkook se abrazó a si mismo, sus ojos tiñéndose


de suplica. —Realmente quiero uno.

—Hablas de un bebé como si se tratara de una mascota. —Taehyung


parpadeó rodeándolo y caminando solo. —Puedo conseguirte un gato.
—No quiero un gato, quiero un bebé, Taehyung.

Pero Jungkook fue ignorado.

—Tae, de verdad...

—Jungkook, yo hablo muy enserio, y estoy siendo muy suave contigo, lo


sabes.

—Lo sé, pero...

—Entonces no pases el límite de la insistencia en el que me dan ganas de


callarte de una bofetada.

Jungkook frunció los labios, queriendo decir algo, pero callando cuando
Taehyung le dió frente. Curvó una pequeña sonrisa y ahuecó la mejilla de
Jungkook en su mano.

—Solo tú y yo, ¿Si?

Jungkook frunció el ceño: —Pero...

—Será suficiente. Tú y yo somos suficiente para ser felices. No tenemos


que arruinarlo.

Jungkook bajó la mirada y asintió.

—Si, supongo.

—Eso es. —Taehyung deslizó su dedo hacia su mentón y lo levanto. —


Dame un beso.

Y obedeciendo la petición, Jungkook lo besó. Luego sin más continuaron


caminando en dirección a la cascada.

Al llegar Taehyung se quitó las botas y la camisa mientras Jungkook tendió


la gran manta en el pasto verde y un poco crecido, amando ver ahí sentado
como Taehyung se desnudaba frente a sus ojos. El mayor lo descubrió
mirándolo mientras estaba de espalda, así que le obsequió una mirada
falsamente reprobatoria mientras el Omega solo curvaba una sonrisa.

—Ya entra al agua antes de que alguien te vea.

—No harías un drama si me ven ¿Verdad?

Jungkook expandió su sonrisa.


—Entra al agua.

Taehyung rió un poco con una sonrisa torcida y poco después dió pasos
hasta llegar al río, sumergiéndose en el y nadando directo a la cascada.
Jungkook por su lado se quitó las botas, dejando sus pies libres de sus
medias y suspirando ante lo bien que se sentía el aire fresco en un día
caluroso. Mirando alrededor para percatarse de que nadie estaba por ahí se
quitó su suéter, dejándolo a un lado junto con toda la ropa de Taehyung y
se recostó boca abajo, porque simplemente no le gustaba tener los pezones
expuestos al mundo si no estaba en su habitación. Posó sus manos a cada
lado de su cabeza y sonrió al mirar a Taehyung recibir toda la frescura del
agua de la cascada en su cabeza. Sintió pesadez en sus ojos poco después.

Que flojo y perezoso lo había dejado el embarazo y todo lo demás. Cerró


los ojos y suspiró, queriendo dormir el resto de aquel cálido día. Soltó un
respingo al sentir pesadas gotas de agua en su rostro y espalda, y supo que
era Taehyung cuando abrió los ojos y lo miró en la orilla del río, aún
sumergido en el agua.

—Ven a nadar conmigo.

—¿Por qué me mojas? —Se quejó el menor. —Me estaba durmiendo y me


asustaste, estúpido.

—Jungkookie cuida la boca. —Pidió Taehyung, a lo que Jungkook giró su


cabeza al otro lado, apoyándose de su otra mejilla para no verlo. —
Jungkook.

—No quiero nadar.

—¿Para qué viniste entonces?

—Para percatarme de que nadie te viese desnudo.

—Vamos, niño celoso, ven a nadar.

—Que no. Y deja de llamarme niño.

—Ah, ¿De verdad te vas a molestar conmigo por echarte unas gotas de
agua encima?

—Si.

En ese momento Jungkook soltó un grito, sintiendo de nuevo más y más


gotas grandes caer sobre él. Tuvo que levantarse de su lugar y alejarse,
abrazándose a sí mismo mientras el Alfa sonreía con gracia.
—¡Taehyung, déjame! ¿Qué te sucede? —Gruñó el pelinegro tocando su
cabello medio mojado y luego su ojo, al cual le había caído una gota
cuando Taehyung volvía a salpicar.

—Dije que vengas. —Repitió el Alfa. —Aquí conmigo, a nadar. Ahora.

Jungkook lo miró de mala gana, pero arqueó una de sus cejas y levantó su
mentón, haciéndose el difícil. Para que Taehyung no saliera en su búsqueda
se acercó a paso tranquilo, arrodillándose frente a él y mirándolo a sus
azulados ojos. Taehyung esperó a que hiciera algo, mirándolo casi tan
arrogantemente como el Omega lo miraba, pero Jungkook sonrió entonces,
mostrando sus hermosos delanteros. Taehyung se quedó entretenido con
sus labios, estirándose un poco cuando Jungkook se inclinó para besarlo.
Entreabrió los labios cuando la lengua del pelinegro se asomó a penas, pero
en cuanto la babosa lengua toco la comisura de sus labios la misma se
arrastró rápidamente a su nariz, desviándose hasta su pómulo y barriendo
su ojo. Se alejó enseguida, gruñendo potentemente mientras el Omega se
reía con fuerza.

—¡Jungkook! —El Omega se cubrió la boca y rió aún más al verlo frotarse
el ojo y limpiar la punta de su nariz. —Maldito niño.

—Esa boca, TaeTae. —Jungkook gritó cuando las manos grandes del Alfa
tomaron su cintura. —¡Ah, no! ¡No, Taehyung!

Sin importar las súplicas Taehyung tiró de Jungkook, pero el Omega se


resistió, empujándolo con sus manos para mantenerse fuera del agua.

—¡El pantalón! Tae, el pantalón, después me tengo que ir desnudo,


¿Quieres que me vean desnudo? ¡Tae me vas a mojar el pantalón! ¡EL
PANTALÓN, ALFA TONTO!

Taehyung dejó ir a Jungkook y el mismo casi cae de espaldas por la fuerza


que ejercía para empujar al Alfa. Ahogó un grito cuando Taehyung tiró de
sus pantalones desde sus tobillos.

—¡Ya, espera! —Jungkook tocó el botón de su pantalón y lo quitó con


cuidado. —¡Espera, Tae!

De un solo tirón Taehyung le bajó los pantalones, arrojándolos lejos de el y


lo miró con ojos abiertos de la impresión. Taehyung hizo una mueca.

—¿Por qué no llevas ropa interior?


—Porque hace calor. —Obvió el menor. —Y sudo mucho, además de que
yo... ¡Ay! —Jungkook fue arrastrado hasta el borde del río y gruñó. —
¡Taehyung!

El Alfa curvó una sonrisa y lo tomó de la cintura cuando sus piernas se


sumergieron, tirando de su cuerpo para hundirlo en el agua.

Jungkook cerró sus ojos con fuerza y sostuvo el aire, pateando a la nada
mientras Taehyung lo sumergía más y más. De un momento a otro y sin
saber porqué Taehyung lo soltó. Entró en desesperación entonces, aún más
cuando sintió un rasguño en su cuello. Gritó moviendo sus brazos y sus
piernas para intentar salir a flote, sintiendo las manos del Alfa tomarlo de
los brazos y tirar de el hacia arriba. El Omega inhaló casi dramáticamente,
cubriendo sus ojos con sus manos y tosiendo un poco. Taehyung lo abrazó
desde atrás y él se liberó, empujándolo, más bien empujándose lejos.

—¡¿Qué te pasa?! —Le gritó desesperado por aire y estabilidad, cosa que
no lograba obtener. —¡¿Qué te sucede?!

—Cálmate, solo fue una sumergida, Jungkook.

—¡Me rasguñaste! —Reclamó el pelinegro, tocando la curvatura de su


cuello y sintiendo el ardor. —¡Bruto!

Taehyung frunció el entrecejo.

—No te he rasguñado, solo te hundí un poco, seguro en tu desesperación...

—¡Yo no fui! —Jungkook nadó lejos de el, acercándose a la orilla. —


Estúpido, ¡Bruto!

Taehyung nadó tras el, llegando antes que el Omega a la orilla y mirándolo
salir del agua y sentarse en el pasto. Pudo mirar unas pocas gotas de sangre
deslizarse por su cuello antes de que el pelinegro se fuera caminando hasta
la manta. Taehyung salió de inmediato, siguiéndolo y arrodillándose frente
a el cuando se sentó en la manta tendida en el suelo. Jungkook cubrió su
herida y cerró los ojos haciendo una mueca, sintiéndose lo suficientemente
fastidiado y enojado como para empezar a llorar en silencio. Taehyung
parpadeó sintiendo que se le oprimía el pecho.

—Jungkook, no llores.

—Déjame. —Respondió. —¿No puedo llorar acaso?

—No seas malcriado, déjame ver eso.


Jungkook no se opuso, quitó su mano de su herida y Taehyung pudo echar
un vistazo.

—Hay que ver que eres dramático, Jungkook, es un rasguño pequeño.

—Pero me duele y tengo sangre.

Taehyung miró la línea de sangre que se derramaba y sintió sus labios


resecos. Tragó duró y se inclinó un poco, deseando beber de ella. La sangre
de su Omega se le hacia agua a la boca.

—Es tú culpa, yo no quería nadar. —Se quejó Jungkook, limpió su mejilla


y sorbió su nariz.

Jungkook ahogó un grito cuando la lengua de Taehyung barrió su piel


mojada de sangre y agua, limpiándolo. Jungkook se echó hacia atrás para
alejarse, pero Taehyung se le fue encima y terminó cayendo de espaldas
con el Alfa sobre el. Jungkook sintió vergüenza cuando Taehyung apegó
sus labios a su piel y chupeteó con suavidad. ¡Alguien podía verlos ahí
como un par de sin vergüenzas! Pero al no obtener su atención con ningún
empujón solo pudo tomar el resto de la manta a su lado y echarla sobre el
Alfa, cubriendo sus cuerpos desnudos.

—Estás muy bruto hoy. —Se quejó Jungkook, gimiendo por los dientes
que rasguñaban su piel suave y constantemente. —Y-Ya, ¿Qué haces?

—Quiero beber un poco de tu sangre. —Musitó Taehyung. —Es tan


dulce...

—¡Shu! Quítate, que estoy molesto contigo. —Taehyung lo ignoró y


mordisqueó su piel, queriendo romperlo de manera disimulada. —¡Tae! —
Exigió el menor dando empujones en los hombros ajenos.

Finalmente el Alfa se alejó a regañadientes, arrodillándose entre sus piernas


y mirando al Omega recostado. Jungkook se sonrojó.

—¡¿Qué me ves?!

—Los pezones. —Taehyung arqueó las cejas. —¿Qué ahora no puedo verte
desnudo?

—N-No aquí, que me da muchísima vergüenza.

—Con lo que quiero hacerte el amor aquí mismo.

Jungkook tembló cuando las manos del mayor lo tomaron de la cintura y


tiraron de el, sentándolo sobre su regazo. Jungkook bajó la mirada y miró
las gotas de agua que resbalan por su pecho una tras otra. Taehyung se
inclinó y le besó la mejilla.

—¿Por qué aquí?

—Porque aquí pareces mucho a más al Jungkook que amo. —Jungkook


miró a Taehyung a los ojos.

—No entiendo. ¿No me amas de otra forma?

—Me refiero a que te conocí en el río y me enamoré en cuanto te vi. Vi tu


verdadero tú.

Jungkook rió a penas: —Miraste a un chico sucio y descuidado.

—Aún eres sucio.

—Tú eres sucio. —Acusó Jungkook. —A veces no te bañas.

Taehyung le sonrió, retomando lo que antes decía.

—El verdadero tú me encanta. Y aquí en medio de la naturaleza pareces


más tú que en el castillo. Como si formaras parte de ella de algún modo
extraño y bello.

—¿Es una forma amable de decirme que me echarás del castillo?

Taehyung negó riendo un poco.

—Arruinas mi discurso.

—Tú discurso no tiene sentido. Soy yo. Aquí o en el castillo soy solo
Jungkook. El verdadero sin importar en donde.

Taehyung quiso explicar un poco más, pero desistió, asintiendo y besando


los labios ajenos. Jungkook movió sus labios a un hermoso compás con los
de Taehyung y se alejó solo para besar el ojo en el que antes pasó su
lengua. Rió por lo bajo y abrazó a Taehyung del cuello, dejando que lo
girara y que aplastara su cuerpo contra la manta en el suelo. Sintió los
labios de Taehyung en su nuca y fue cuestión de tiempo para que la calidez
del día con el calor de su cuerpos formara una pequeña llama abrazadora
entre ambos.

Jungkook apoyó su rodilla del suelo, manteniendo su pierna derecha


extendida. Su rostro oculto entre sus brazos mientras sus gemidos altos
resonaban en el lugar. Su cuerpo temblaba con su reciente orgasmo
mientras Taehyung continuaba embistiendo con fuerza contra él. Su cabello
estaba apegado a su frente y su cuerpo estaba cubierto por una capa de
sudor.

—¡Ah! —Casi grita, sintiendo el dolor y el placer volverse uno en un


gustoso vaivén. —¡P-Por favor!

Taehyung gruñó y soltó en gemido ronco, Jungkook entonces comenzó a


gruñir también, queriendo liberarse de alguna de manera de todas las
sensaciones atrapadas en su cuerpo. Finalmente sollozó y sintió a Taehyung
liberarse en su interior, llenándolo de su semilla. El Alfa dejó de tomarlo de
la cintura, mirando la marca rojiza de sus dedos en estás. Respiró de
manera inestable y miró el trasero del Omega, dándole una sonora nalgada
en una nalga, admirando el rojizo que tomaba. Jungkook lloriqueó ante eso
y sintió parte de la manta cubrir su cuerpo. Reunió fuerzas para abrir los
ojos, mirando al río mientras trataba de calmar su respiración.

Entonces lo vió.

—T-Taehyung. —Llamó.

El Alfa acabó de subirse los pantalones y recogió su camisa, empezando a


ponérsela también.

—¿Qué? —Exhaló, peinando su cabello hacia atrás mientras relamía sus


labios.

—T-Tae, un tigre.

Taehyung frunció el entrecejo con profundidad, dudando enormemente


sobre lo que Jungkook decía. Pero cuando miró al otro lado supo que
Taehyung no mentía. Había un tigre de pelaje naranja y rayas negras
azabaches, mirándolos en la orilla del río mientras su cola se movía
lentamente en el suelo. Taehyung no dejó de mirarlo mientras habló.

—Vístete.

Jungkook ni siquiera lo escuchó, en aquel momento estaba muy asustado.


Estaban algo lejos del castillo, ¿Qué pasaría si el tigre decidía atacar?

—Jungkook, vístete.

—T-Tae, un tigre. —Repitió, esta vez más bajo, temblando un poco.

—Jungkook, mírame. Mírame, Jungkook. —El Omega obedeció, tragando


duro al ver a Taehyung. —Está bien, levanta, vístete y nos iremos. Te
sacaré de aquí. —Le murmuró a penas.
Jungkook asintió tomando su ropa y colocándose su suéter, sus manos
temblando un poco, aún sentado.

—¿Y si nos hace algo? —Susurró, no logrando meter su pie en el pantalón


por el nerviosismo que recorría su cuerpo.

—No permitiré que te haga daño.

—¿Y tú? ¿Quién va a protegerte?

—No necesito protección.

—Tae...

—Anda, Jungkook, rápido.

El pelinegro se puso de pie, acomodando su pantalón y colocándose sus


botas lo más rápido que pudo. En menos de lo que pudo procesar Taehyung
se había transformado en aquel gran lobo rubio que era, rompiendo sus
pantalones y posándose a su lado. Comenzó a dar pasos inseguros a su
lado, entrando casi en pánico cuando el tigre entró al agua.

—T-Tae.

"Corre al castillo cuando te lo ordene." Le habló Taehyung a través de su


mente.

—No puedo. —Susurró el pelinegro, caminando más rápido al fijarse que


el tigre cruzaba el río a buen paso.

"Deberás."

Jungkook comenzó un trote cuando el tigre salió del agua, teniendo a


Taehyung todo el tiempo a su lado. Escuchó el rugido del tigre y no pudo
evitar gritar, comenzando a correr cuesta abajo. Taehyung corrió a su lado,
superándolo en velocidad hasta quedar sobre una roca y darle frente a su
Omega.

—Ahora, Jungkook, ¡Corre!

Casi enseguida el tigre rugió fuerte, sintiéndose más cerca de lo que a


Jungkook le gustaría admitir. Gritó corriendo con fuerza, dejando a
Taehyung atrás, el cual rugió fuerte antes de saltar sobre el tigre.

Jungkook no pudo resistirse, miró hacia atrás al par de animales salvajes


luchando el uno con el otro, amenazándose y dejando claro que ninguno
daría su brazo a torcer. El pelinegro tropezó poco después y cayó,
golpeándose la cabeza tan fuerte que el mareo fue demasiado como para
mantenerlo lo suficientemente consciente y cuerdo. Taehyung pudo verlo y
sus alarmas se activaron, dejándolo en una situación riesgosa de la cual no
había mucha escapatoria. El tigre lo burló y corrió tras Jungkook,
Taehyung lo siguió y mordió su cola, intentando detenerlo, pero el tigre se
liberó con un gruñido y saltó un par de veces antes de quedar frente al casi
desmayado Jungkook. Taehyung sintió la amenaza, sus pelos poniéndose
de punta y sus colmillos mostrándose en demasía.

Quizá Taehyung no era tan largo como el tigre, pero lo superaba en masa
muscular y altura, era grande, pero se preguntaba cómo haría para dejar a
Jungkook fuera del peligro en el que se encontraba.

—¡Jungkook, levanta! —Le gritó Taehyung autoritario.

Ante la voz de Taehyung, Jungkook parpadeó, intentado con todas sus


fuerzas que el mundo no le diera vueltas. Por suerte pudo sentarse,
sintiendo algo resbalar por su sien.

"Gatea hasta mí, cariño." Le dijo Taehyung mirándolo tambalearse "Ven


lento."

Jungkook parpadeó, el tigre tras el gruñó bajo, pero Jungkook no parecía


estar consciente de él, solo obedecía a Taehyung. Cuando pudo ubicar al
lobo se ayudó de sus manos y piernas para comenzar a gatear hasta el. El
lobo rugió acercándose también, amenazándo al tigre que quería acercarse
más a su Omega. Jungkook sintió un mareo cuando estuvieron cerca y no
pudo acercarse más. Taehyung, molesto, lo tomó del cuello de la camisa,
alzándolo y tirando de él hacia su dirección. El tigre quiso acercarse, pero
Taehyung dejó a Jungkook en el suelo y lo gruñó. Sorprendentemente el
tigre retrocedió y dejó de mostrarse amenazador. Taehyung aprovechó el
momento para empujar la cintura de Jungkook con su hocico, haciéndolo
reaccionar un poco. El Omega estiró su mano hasta el cuello de Taehyung
y tiró de su pelaje rubio para levantarse, por órdenes de Taehyung se trepó
sobre el y sin poder resistirlo se dejó caer sobre el lomo del lobo,
abrazándose a su cuello para no caer. Sentía ganas de vomitar.

El tigre quiso acercarse cuando Taehyung avanzó, pero el mismo le gruñó,


alejándose y zigzagueando entre árbol, sin darle tiempo de alcanzarlo.

~•~•~

—¿No te cansas de recibir golpes, mi niño? ¡Mírate nada más!

—Estoy bien, Nana. —Repitió Jungkook tumbado sobre las almohadas,


recibiendo una limpieza con un pañuelo en su sien. —Solo estoy mareado.
—Casi te rompes la cabeza.

—Claro que no, estoy bien. —Jungkook miró al Alfa que cerraba las
puertas del balcón y sonrió. —Mi valiente Alfa me defendió.

—Nunca había visto a un tigre en el bosque. —Dijo Taehyung.

—Yo tampoco. —Jungkook apartó el pañuelo de su frente y se acomodó en


la cama, cubriendo su cuerpo con la manta y cerrando sus ojos. —Es un
peligro, imagina que algún niño pase por ahí y el tigre lo hiera, ¡O peor!

—Debo deshacerme de él.

—Hay que encerrarlo. —Lo corrigió Jungkook. —No hay que matarlo,
pobre tigre.

—¿De qué lado estás?

—De la vida. —Jungkook abrió los ojos y miró a Jiyook. —Aunque casi
me hago pipí del susto, me dió mucho miedo cuando nos siguió.

—Ya está, pasó. Toma tu té y duerme un rato.

Jungkook miró de mala gana las dos tazas de té en la bandeja al final de la


cama. Suspiró pesadamente, sabiendo bien de que se trataba. Algo tenía
claro y era que a Taehyung no se le escapa de lo más mínimo.

~•~•~

El bajo rubio pasó su pierna sobre la cintura desnuda ajena, su mano


recorriendo el brazo suave de arriba a abajo y sonriendo antes de besar la
nuca del Alfa que le daba la espalda.

—¿Cuándo piensas prepararme de comer? —Se escuchó la voz grave


preguntar.

El rubio suspiró sobre la piel tibia, rozándola con su nariz y besándola


luego.

—Ya te di de comer.

—De nuevo tengo hambre.

—Hay comida abajo.

—Ve a cocinar, anda. —Ordenó el pelinegro con voz suave y cansada. —


Atiende a tu Alfa.
—Yo siempre te atiendo Sehun, ¿De qué hablas? —Rió Baekhyun. —¿Por
qué no me atiendes a mi alguna vez?

Sehun se limitó a gruñir, pero Baekhyun no le prestó atención, lo libero de


todos sus posibles agarres y le dió la espalda en aquella cama,
acomodándose en su almohada y cerrando los ojos con pereza. Sehun
volvió a hablar.

—Ya debe ser medio día.

—Si. —Concordó el rubio. —Debe hacer mucho calor afuera, que bueno
que está fresco aquí. Aunque de igual modo debo ir a la panadería.

—¿Para qué? —Casi exclama el pelinegro, haciendo notar su molestia.

—Pues para comprar pan.

—Puedes hacer pan tú.

—No quiero hacer el pan yo.

—Y yo no quiero que vayas a la panadería.

—Ah, ¿Pero qué te ocurre? No quiero pelear, no empieces a...

—El siempre te está mirando, sabes que no me gusta como te mira.

Baekhyun rodó los ojos, pero como había dicho ya, no quería pelear, así
que guardó silencio. Casi sintió a Sehun mirar por sobre su hombro.

—¿Por qué te callas?

—Porque...

—Me das la razón al quedarte callado.

—Sehun, de verdad ¿Te diviertes discutiendo? Porque me irrita pelear


contigo. Más cuando me peleas por el panadero. O por el Alfa de la
floristería, o por el Alfa de la carpintería.

—Porque todos ellos desean enlazarse contigo y lo sabes.

—Al menos alguien lo desea.

Baekhyun se levantó de la cama ya cansado y caminó en su pijama a pies


descalzos hasta la puerta. Sehun se sentó en la cama y puso mala cara.
—¿Y eso te gusta?

—Me fascina. —Le dijo Baekhyun sin una pizca de emoción, abriendo la
puerta y saliendo.

Caminó por el pasillo hasta las escaleras, sintiendo a Sehun a solo pasos
tras el, siguiéndolo como si realmente no tuviera nada mejor que hacer.

—Baekhyun. Baekhyun. —Le gruñó. —Detente.

—Creí que tenías hambre.

—Ahora quiero hablar contigo así que detente.

Pero como pocas, realmente pocas veces Baekhyun hacía, lo desobedeció y


continuó su camino hasta la cocina. Sehun lo tomó del brazo y lo obligó a
encararlo, haciéndolo quejarse.

—Te estoy hablando.

—No me hablas, Alfa, me peleas. —Baekhyun frunció el entrecejo y


parpadeó. —Siempre me peleas, nunca haces nada más que pelearme, ¿Por
qué solo te gusta pelear? Siento que serías muy feliz si solo estuviese aquí,
atado a la cama o algo, sin ningún contacto con nadie más que tú.

—Quiero que entiendas que debes alejarte de los Alfa, Baekhyun. ¿Qué
crees que quieran contigo? Solo quieren emparejarse.

—Yo tengo una pareja ya. —Baekhyun se liberó de su agarre, casi


gritándole en la cama con un sentimiento de tristeza invadiendo su cuerpo.
—Pero sería muchísimo más obvio si tan solo me marcaras.

—Hablamos de esto ya.

—Quiero una marca, Sehun.

—La tendrás en su momento, Baekhyun.

—¿Cuándo? —El rubio exigió saber, acercándose casi suplicante al más


alto. —¿Cuándo es el momento? Todo el tiempo veo a mis amigos lucir sus
marcas y anillos de matrimonio y yo sigo...

—¿Sigues qué? —Casi bufa el mayor, negando. —¿Qué?


—Sigo sin nada más que una promesa. —Baekhyun se abrazó a si mismo y
suspiró. —Hace dos meses que estamos juntos, Sehun. Dejé a mi mamá y
vine a vivir contigo aún sabiendo que estaba mal.

—No está mal, estás con tu Alfa, el mismo que cuida de ti como se debe,
Baekhyun. —Sehun alzó la voz, comenzando a molestarse de verdad.

—No estamos casados. —Baekhyun tocó ambos lados de su cabeza con sus
dedos, casi gruñendo para hacerle entender. —No hay anillo, no hay marca.
Las personas me ven cada día como alguien que se ha desplazado a la vida
que lo llevará al infierno.

—Pues que se jodan. ¿Qué importa, Baekhyun? Sigues prestando atención


a las cosas que no son importantes.

—¡Lo son para mi! —Baekhyun sintió sus ojos llenos de lágrimas sin
derramar, sollozando un poco. —Me prometiste que te casarías conmigo.
Me prometiste una marca, me prometiste hijos y una vida feliz.

Sehun elevó sus cejas y abrió la boca, cerrándola un par de veces.

—¿No te hago feliz?

—Lo haces, es solo...

—¿Solo qué? ¿Qué Baekhyun?

—Que sigues hablando mal del panadero y de los otros Alfas y ellos solo
quieren hacer lo que tu no eres capaz de hacer. —Baekhyun derramó
lágrimas y bajó la cabeza. —Y a veces me pregunto que pasaría si yo
solo...

—No, cállate. —Sehun lo señaló amenazante, haciéndolo encogerse en su


lugar. —Ni siquiera te permitiré terminar de decirlo. No puedo creer que
estés pensando en otros Alfas como posibles parejas para ti, Baekhyun.
¿Cómo se te ocurre? —Baekhyun no respondió, permaneció en silencio. —
Tienes una casa, tienes a un Alfa que te ama, comida, ropa, y aún así estás
inconforme. ¿Por qué demonios? Teníamos un acuerdo, me darías tiempo,
esperaríamos por las decisiones importantes.

—Sehun...

—No, Baekhyun. —Lo interrumpió, molesto y herido. —No creí que serías
capaz de esto. Vete a la habitación, no quiero hablar contigo ahora. Sobra
decir que no saldrás ya.
El labio inferior del Omega tembló levemente y en un abrir y cerrar de ojos
se fue escaleras arriba, llorando como un niño regañado por haber comido
una galleta unos minutos antes de la cena. Sehun soltó un pesado suspiro y
cubrió sus ojos antes de gruñir.

¿Por qué era tan difícil tener un Omega?

[[🐺]]

Antes de que alguien me venga con una tontería como "Alfismo" o


"Tóxico" vengo yo a dar mi punto de vista de este capítulo o estos
últimos capítulos en donde obviamente he dado a notar mucho más las
circunstancias de la época, en la que un Omega (mujer en caso de la vida
real) No era nadie, las violaban y mataban a diario y nadie le importaba,
o en casos en las que realmente tenían a alguien como sus padres o
alguien que de verdad los querían los sobreprotegían. También doy a
captar mucho la posición del Alfa, como sus actitudes posesivas y a veces
muy apresivas, demandantes y hasta bruscas. No se si alguien lo nota,
pero detrás de los celos y la posesividad está el amor y el cariño hacia sus
Omegas, pues como dije antes los Omegas corren mucho peligro, a
Jungkook casi lo violan en su propio castillo, entonces a veces no se nota
tanto, pero quieren proteger aquello que les pertenece, quieren proteger a
sus Omegas de todo mal y peligro que corren en la calle. Obviamente
también está este aire de "No te acerques a este Alfa" por la simple razón
de que la naturaleza Alfa es esa, ser posesivo, porque muchas veces los
Alfas pueden ser competitivos al punto de querer conquistar a Omegas
ajenos por probar que son más Alfas que otros. Ese es mi Omegaverse.
❝Treinta❞
Pienso en tu mirá — Rosalía.

Jungkook besó a Taehyung en los labios, dejando que sus dedos recorrieran
las hebras de sus rubios cabellos hasta su nuca, masajeando con suavidad.
El Alfa lo sostuvo de la caderas sobre su regazo, siguiendo su besos sin
ningún inconveniente. Jungkook le besó la mejilla y el mentón, acariciando
luego su nariz con la suya, sonriendo al ver los ojos azules entreabiertos, no
logrando mantenerle la mirada más de tres segundos sin sonrojarse.
Taehyung plantó un pequeño beso en sus labios y le acarició la cintura por
sobre su pijama roja. Ambos cuerpos tibios frotándose suavemente el uno
con el otro en medio de la oscuridad dentro de aquel dosel. Jungkook se
preguntaba si había algo más tierno que Taehyung al despertar, porque su
suave cabello desordenado y su adorable expresión cansada eran
simplemente irresistibles.

—Ya tengo que irme.

—No. —Se negó Jungkook abrazándolo del cuello y besando su mejilla. —


Es muy temprano.

—Ya se hace tarde para mi, llegará Sehun en algún momento y deberemos
trabajar.

—No, no, no. —Jungkook tomó entre sus dientes el lóbulo de la oreja ajena
y fingió un gruñido. —No.

—Estás muy cariñoso esta mañana. Todas las mañanas en realidad,


últimamente. Unas más que otras.

—¿Prefieres que sea malo?

—Así tendría una excusa para darte unas nalgadas.

—No debes tener una excusa. —Sonrió Jungkook coqueto, ocultándose en


la curvatura del cuello del Alfa. —Tú solo dame fuerte.

Taehyung no evitó reír.

—Vaya, pero ¿Qué es esto? Te he convertido en un pequeño diablito del


sexo.

—Haré lo que sea que te guste. —Jungkook sintió el sonrojo arder en sus
mejillas. —Y-Yo quiero complacerte.
—Me complaces ya.

—Uhm ¿Lo hago? —Jungkook se alejó de su escondite y miró al Alfa a los


ojos. —¿De verdad?

—¿Lo pones en duda? No me corro en tu colita a la fuerza.

—No, pero sí con fuerza.

Ambos rieron un poco y Jungkook se cubrió las mejillas para que su


sonrojo no fuera tan notorio. Eso había sido demasíado que decir.

—Tae ¿Crees que somos muy desvergonzados?

—No. —Taehyung arqueó su ceja rubia y parpadeó. —Bueno, tal vez. Ya


soy muy desvergonzado y contigo, Omega descarado e imprudente...

—Es buen momento para decir que de nuevo te crece pelo allá abajo.

Taehyung negó y cerró los ojos, recibiendo la risa de Jungkook. El Alfa


acarició su cintura mientras las manos de Jungkook se deslizaban de su
pecho a su vientre desnudo.

—Derramé el vaso de la vergüenza con eso. —Dijo el Omega.

—Ya lo habías derramado hace un buen rato.

—Ah, si ¿Con qué? —Jungkook bajó la mirada a la entrepierna de


Taehyung, echándose un poco hacia atrás para ver los vellos rubios que
comenzaban a crecer.

—Cuando te estaba comiendo el culo.

—No es verdad.

—Lo es. —Taehyung miró el rostro del Omega mientras el mismo le


acariciaba los vellos de su intimidad. —Me ibas a asfixiar empujándote
contra mi rostro.

—Ash, eso es mentira. —Negó el pelinegro aún sin mirarlo a los ojos. —
Tú eres mucho más sin vergüenza que eso.

—Si, ¿Cómo cuando? —Preguntó mientras Jungkook levantaba la cabeza,


haciendo una expresión de superioridad ante lo que tenía que contar.

—Como cuando intentaste bajarme la pijama aquella vez en la madrugada.


—¿Qué?

—Si, claro, tú di 'Qué'.

—No sé de que hablas. —Fingió demencia el mayor.

—Sabes de que hablo, me querías meter tu cosa mientras estaba dormido.

—Estabas despierto.

—Porque sentí frío en la cola, Tae.

—No es verdad.

—¡Claro que lo es! —El mayor rodó los ojos y Jungkook lo tomó del
rostro, riendo en voz baja. —Esos besitos en el cuello no me iban a distraer
de que me la metieras.

Ambos rieron en secreto, dándose en un beso lleno de cariño y abrazándose


con suavidad. Taehyung asintió con una sonrisa cuadrada.

—Tienes razón, somos muy desvergonzados. —Taehyung besó los labios


ajenos cortamente. —Y sí, te la quería meter.

—Ah, ¿Ya ves?

—Bueno, quería sexo, Jungkook.

—Puedes preguntar. —Jungkook frunció los hombros. —Y yo solo le doy


una empujadita a mi trasero para que lo uses.

Jungkook abrazó a Taehyung cuando el mismo le besó la mejilla,


diciéndole lo desvergonzado que era.

—Maldita sea, que sueño. —Gruñó el Alfa echándose sobre la cama, con
Jungkook en su pecho.

—Aún no amanece, duerme más.

—Tengo que darme un baño aún, déjame levantar...

—No, te dije que duermas un poco más. —Ordenó el menor quitándose de


encima solo para recostarse a su lado. —Yo te despertaré ¿Bueno?
Descansa.
Taehyung no discutió mucho más sobre ello, se limitó a cerrar los ojos y
soltar un suspiro suave. Jungkook sonrió al mirarlo descansar, estirando su
mano para acariciar su cabello y mejillas tersas, amando tocarlo.

—Oh, mi lindo Rey. —Musitó en medio de una sonrisa risueña. —¿Qué


hice para merecer tal puesto en tú vida? Te amo tanto, mi amor.

—Yo también te amo. —Susurró Taehyung. —Pero deja de hablar así, que
me pones nervioso.

—¿Cómo?

—Como si fuera a acabarse.

—¿Nosotros? Tonterías. Nunca se acabará lo nuestro. —Jungkook delineó


el puente de la nariz del Alfa con cuidado y caturreó con voz baja. —¿Qué
te hace creer que yo algún día te dejaré? Seguiré amándote, mucho más que
ayer... Mi Rey.

—Mi Omega. —Jungkook extendió su sonrisa, tocando los labios rosados


de Taehyung. —Mi precioso, precioso Omega.

—Tuyo, solo tuyo.

—¿Lo juras?

—Lo juro.

Taehyung no dijo más, al parecer se había sumido en un sueño ligero y


tranquilo, pero Jungkook no se contuvo y lo besó en los labios antes de
sentarse y echarle las mantas encima, saliendo de la cama poco después.
Como Taehyung no había preguntado porque lo dejaba se fue hasta el baño,
encendiendo un par de velas, tomando agua del pequeño pozo de cerámica
que yacía en el baño y sirviéndola en la tina, preparando un baño frío para
su Alfa. Cuando ya estuvo buscó unas cuantas rosas de un jarrón de la
habitación, esparciendo sus pétalos en el agua. Luego salió del baño, poco
después de la habitación, casi corriendo escaleras abajo para ir a la cocina.

Encontró a Jiyook y a un par de Betas más, las cuales parecían empezar con
los preparativos del desayuno.

—Jungkook ¿Estás bien? —Preguntó Jiyook.

—Si. —Asintió él. —¿Puedo ayudar? Quiero llevarle algo a Taehyung.

—Oh, que hermoso eres, Jungkook. —Sonrió Jiyook tomándolo de la mano


y guiándolo al mesón. —Bueno, íbamos a preparar el pan.
—¿Y es difícil?

—Ya está la masa, en la noche la preparan. Así que nosotros haremos las
bolas ¿Bien? Mira, toma un trozo de masa y ruédala entre tus manos.

Jungkook obedeció, gustándole la sensación de la masa entre sus manos.


Hizo lo que se le indicaba y sonrió alegre. Esperaba que su Alfa se alegrara
también.

Taehyung se removió en la cama, dándose la vuelta a su costado y


suspirando con cansancio y enojo.

No podía dormir sin Jungkook, de ninguna manera.

Y es que ya de había mal acostumbrado a su Omega, se sentía tan


dependiente de él que no le gustaba para nada estar alejado de aquel niño.
Sin embargo sabía que no podía asfiaxiarlo todo el día-.aunque aún así lo
hacía.-y de que debía dejarlo fluir a donde quisiera. Pero la idea de que
Jungkook hiciera cosas que no estuvieran previstas a él no le agradaba,
porque sentía de alguna forma estaba fuera de su control. De todas las
formas posibles.

El sol ya había iluminado la habitación, la mañana avanzaba y Taehyung


no entendía porque Jungkook no volvía. Había pasado toda una hora. Así
que decidió levantarse y salir de la cama, estirándose un poco y rascando su
cabeza con pereza, listo para entrar al baño. Pero la puerta se abrió y dejó
ver a un pelinegro que cargaba una bandeja con mucha dificultad. Su rostro
reflejo casi pánico.

—N-No, Jiyook, no entres. —Se apresuró a decir, entrando rápido y


empujando la puerta con su pie para cerrarla.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Porque te preparé el desayuno. —Le dijo el Omega, caminando con


cuidado mientras las cosas en la bandeja temblaban.

Taehyung llegó hasta él y le quitó la bandeja de las manos, llevándola hasta


el mueble de la cama y dejándola ahí. Jungkook le sonrió cuando ambas
miradas chocaron.

—¿Te gusta? Te preparé budín de pan, y te traje fresas porque te encantan


las fresas.

Taehyung curvó una sonrisa sintiéndose reconfortado y Jungkook se le


acercó, abrazando su cintura.
—Me encanta, pero no debes hacerlo, para eso están las cocineras, para que
yo pueda seguir abrazándote mientras duermo.

Jungkook parpadeó y el brillo en sus ojos pareció irse poco a poco,


Taehyung pudo notarlo.

—O-Oh... No te gusta.

—Claro que me gusta, Jungkook, no seas tonto. —Rodó los ojos el mayor.
—Gracias, solo no tienes qué, no es tu trabajo.

—Bueno, pero come y demuestra que te gusta.

Jungkook tiró de su mano y lo guió a la cama, sentándolo y dándole un


tenedor. El Alfa pinchó el budín y se llevó un trozo a la boca bajo la mirada
ansiosa del Omega.

Y vaya que Taehyung sabía desimular, era bueno con su cara de


indiferencia porque todo el tiempo actuaba muy indiferente en cuanto a
todo, pero no supo que pasó, reaccionó casi enseguida, arrugando la nariz y
frunciendo el entrecejo. Taehyung consideraba a Jungkook como el mejor
arte, pero le quedó claro que no era realmente un artista en la cocina.

—¿Qué? —Jungkook elevó sus cejas y abrió en demasía sus ojos. —¿Qué
pasa?

Taehyung masticó y miró la comida, intentando no tocar la comida en su


bocs con la lengua.

—¿Tiene pasas? —Murmuró pinchando el resto del budín.

—Eh, si. —Jungkook asintió. —Jiyook me dijo que le pone pasas. ¿No te
gusta?

—Está bueno.

Jungkook entreabrió los labios y los cerró formando una mueca de


decepción. El tono del Alfa del Alfa no mentía, ¡Y sus ojos mucho menos!
Aunque solían ser inexpresivos Jungkook sabía leerlos, incluso cuando no
lo miraban directamente.

—No tienes que mentirme.

—De verdad, Jungkook.


—¡Tae! —Jungkook lo golpeó en el brazo sin fuerza, sintiéndose
avergonzado. —Lo hice yo solo, es obvio que quedó muy malo.

—No está mal. —Mintió el Alfa mirándolo tomar la servilleta de tela


blanca —Enserio.

—Escupe. —Pidió Jungkook acercando la servilleta a sus labios. —


Perdóname, me siento muy avergonzado ahora mismo.

Taehyung para entonces ya se había tragado el budín, así que apartó la


servilleta.

—No está malo, amor.

—Solo me haces sentir peor negándolo. —Aseguró Jungkook con ganas de


llorar, tomando el budín y levantándose. —Cómete lo demás, que lo hizo
Jiyook. Y las fresas yo no las cultivé. Aunque si hice un poquito el pan, así
que tampoco te lo comas.

Taehyung se sintió horrible cuando su Omega casi corrió hasta la puerta,


sintiendo su vergüenza y tristeza llegar hasta su lobo. Taehyung lo siguió,
no permitiendo que se fuera.

—Jungkook, no exageres, ven aquí, dame el budín.

—¡No!

—Anda, que a nadie le sale bien la primera vez. —Taehyung lo tomó del
rostro, sintiendo el ardor de sus mejillas sonrojadas

—¿Ves que si está mal?

—¿Y qué? No importa. —Taehyung le besó la frente y sonrió. —Yo


tampoco sé cocinar.

Jungkook subió la mirada, pareciendo muchísimo más avergonzado.

—¡S-Solo me salió mal el budín!

Taehyung balbuceó un poco, sintiendo que lo empeoraba.

—Seguro eres mejor cocinando otras cosas, no hay que saberlo todo.
Vamos a bañarnos y a comer el resto luego ¿Si?

Jungkook sintió un mimo en la mejilla que lo hizo respirar un poco más


tranquilo.
—Si, está bien.

Después de todo tenía razón, no había que saberlo todo.

~•~•~

Tres horas más tarde Jungkook había quemado una tarta, arruinado un
pollo y pegado un arróz, ya que los granos blancos parecían haberse vuelto
uno solo, pegándose contra la caldera sin que siquiera la cuchara lograra
sacarlo. Jungkook forcejeó un poco más, con las voces de Jiyook y las
cocineras ofreciéndole ayudas.

—¡Puta mierda! —Gritó Jungkook perdiendo los estribos, arrojando con


fuerza el caldero contra el suelo y escuchando los gritos de susto de las
mujeres. —¡Maldito sea el arróz! ¡Maldita sea la cocina!

—¡Jungkook!

—¡NADA ME SALE BIEN EN LA COCINA!

Jiyook se cruzó de brazos, mirando la variedad de comidas que Jungkook


se había esforzado en preparar. Tocó el puré de papas con su índice y
suspiró.

—¿En dónde quedaron tus buenos modales, eh? ¡Tú no hablabas así ya! —
Jiyook posó sus manos en sus caderas y chasqueó su lengua. —No
entiendo, hiciste todo lo que te dijimos que hicieras.

—¡Aún así el pollo no sabe a pollo! —Casi rompe en llanto Jungkook,


sollozando con ojos llenos de lágrimas y mejillas rojas. —Sabe a pescado
podrido.

—No, mi niño, no sabe a pescado podrido

—Sabe peor. —Casi chilla Jungkook, cerrando sus ojos y cubriendo sus
oídos.

Las cocineras se miraron entre sí, una de ellas, Sana, curvó una sonrisa y
frunció los hombros.

—Quizá Jungkook no tiene mano para la cocina.

—¡Te estoy escuchando! —Aseguró el pelinegro, señalándola. —¡Yo


tengo mano para lo que quiera!

—El pan quedó bien. —Aseguró Jiyook.


—¡No puedo solo saber cocinar pan! —Jungkook se cubrió los labios,
abriendo sus ojos casi dramáticamente y parpadeando un par de lágrimas.
—Un Omega que no sabe cocinar. —Susurró.

Jiyook rió divertida.

—Jungkook, no importa. Eres el Omega del Rey, no tienes que cocinar.

—Yo quiero cocinar. ¿Qué si me toca cocinar alguna vez? ¡Voy a matar a
Taehyung con algo que prepare!

—No es lo tuyo, mi niño, está bien.

—Pero mira, mira la tarta. —Ordenó Jungkook señalando la misma.

Sus bordes derramados, su superficie tostada en un color casi negro y


hundida.

—¿Por qué se cae? —Exigió saber Jungkook. —¡Si tiene relleno de


manzana! ¡Mucho relleno de manzana!

—No la probamos aún ¿Quieres ver si está buena?

—Esa porquería no puede saber bien, mira como está de quemada.

—No se desanime, Omega. —Sonrió la otra cocinera. —No será necesario


de igual modo. Además debemos limpiar esto y comenzar con los
preparativos para el almuerzo.

—Yo quiero ayudar...

—No, mi niño, este almuerzo no puede ser de práctica. —Se disculpó


Jiyook. —Hay invitados hoy día.

Jungkook frunció el entrecejo y se cruzó de brazos. El no sabía nada de


eso.

—¿Quién está invitado?

—El Rey de Italdandis y su hija, la princesa Jennie.

Jungkook arqueó una de sus cejas, algo molesto.

—¿Y por qué no me lo habían dicho?


—Lo olvidamos, supongo. —Jiyook sonrió un poco apenada. —Son un
reino amigo con el que tenemos muy buena relación, se quedarán unos
días, invitados de Taehyung.

—Ah, invitados de Taehyung.

A Jungkook solo le había entrado a la cabeza la palabra 'Invitada' y luego


'De Taehyung'. Con que invitada de Taehyung y no le había dicho
absolutamente nada al respecto. Quizá por eso se quería levantar tan
temprano. Aunque el siempre se lavantaba muy temprano. Jungkook estaba
seguro de que se había levantado más temprano. ¿Sabría cocinar aquella
princesa?

—¿Y es Omega?

—Si. —Asintió Jiyook comenzando a limpiar. —Seguro se llevan muy


bien.

"Oh, claro. Muy bien" Pensó. "Muy bien."

Jungkook se dió media vuelta y respiró hondo. Bueno, no tenía que


alarmarse. Si Taehyung los había invitado por algo sería, tal vez para
discutir alguna cosa de ambos reinos, tal vez para cortar relaciones con ella,
es decir, con su reino. Jungkook agitó su cabeza para dispersar sus
pensamientos.

—Me daré un baño. —Avisó. —Nos veremos luego.

Jungkook no esperó respuesta, se fue de la cocina y peinó su flequillo


negro, limpiándose las mejillas. Ahí en pijama subió las escaleras,
encontrándose un par de guardias y saludando de forma amable. Pensó en ir
con Taehyung y reclamar un poco al no haber sabido nada de aquella visita
del reino contrario, pero no lo hizo, se fue directo a su habitación y cerró la
puerta del baño de un fuerte portazo. Remojó su cuerpo media hora, quizá
una, le gustaban las burbujas de jabón, así que no tomó demasiada atención
al tiempo. Alguien abrió la puerta, y como sabía bien de que se trataba se
limitó a mirar sus rodillas al doblar las piernas.

—Aquí estás.

—¿En dónde más? —Respondió Jungkook.

—Conociéndote podrías estar en donde menos pensaría.

—Pues aquí estoy.


Taehyung caminó hasta la tina y se sentó en el borde, tocando una de las
rodillas ajenas sin obtener mirada alguna, el Omega parecia concentrado en
sus propias manos.

—Oye, bonito, pronto llegará una visita.

—No me digas.

Taehyung frunció el ceño por el sarcasmo del Omega, pero se limitó a


quitar su mano de su rodilla y quitó el botón, subiendo la manga poco a
poco hasta su codo.

—¿Qué te sucede? ¿Por qué tan agresivo?

—Porque no me habías dicho.

—Lo olvidé.

—Y eso me molesta más.

Taehyung ignoró su molestia y sumergió su mano en el agua, colándola


entre las piernas del Omega con suavidad.

—Vamos, Jungkookie...

—No, déjame. —Casi gruñó el Omega, derrando sus piernas y empujando


la mano lejos de él. —De verdad estoy molesto.

—Lo olvidé, cariño, de verdad.

—Ella es Omega, Taehyung.

—¿De quién me hablas?

—De la princesa.

Taehyung profundizó su ceño fruncido.

—¿Hay una princesa?

—No te hagas el desentendido.

—No lo hago, yo no tenía idea de que tenía una hija.

—Claro. —Jungkook se cruzó de brazos y cruzó una pierna sobre la otra,


mirando a otro lado.
—¿No eres capaz de creerme?

—Cuando estoy así de molesto no.

—Bien.

Taehyung se levantó y tan fácil como eso se fué. Jungkook ardió de la


rabia, se levantó de la tina y gruñó, cubriéndose con una toalla y saliendo.
Taehyung ni siquiera estaba en la habitación y eso lo enfureció mucho más.

Se secó el cuerpo y se vistió, odiando haber elegido algo que lo hacía ver
tan simple. Así que buscó entre la ropa y buscó lo que le pareció más lindo,
una camisa púrpura con unos flecos en las mangas y unos pantalones
blancos. No iba a juego con Taehyung, pero le importaba muy poco en
aquel momento. Tomó anillos del Alfa y su gargantilla especial,
comenzando a pintar su rostro luego con polvos, haciendo sus labios rojos
y brillantes.

La puerta fue tocada.

—¿Quién?

—Yo, mi niño.

Jiyook no recibió respuesta, así que entró y miró al Omega acariciar sus
labios rojos con sus dedos. Jiyook parpadeó un poco temerosa de como se
veía.

—Eso es...

—¿Mucho?

—Rojo.

—Mucho. —Asintió Jungkook tirando un beso al espejo. —Ya sé lo que


dirás: A Taehyung no le gustará eso. —Imitó la voz de Jiyook tomando
otro frasco.

—Si sabes bien lo que le molesta a tu Alfa ¿Por qué lo haces? —Reclamó
la mujer cerrando la puerta y tomando du vestido, alzándolo hasta sus
pantorrillas para caminar más rápido hasta el. —Suelta esos polvos que ya
hay brillo en tus ojos.

—Déjame ¿No me veo lindo?


—Te ves hermoso, Jungkook, pero ten prudencia, por favor. —Pidió la
mayor tomando los frascos y alejándolos. —Cuando Taehyung te miré se
enfadará.

—A él no le importa cuando estoy enfadado, ni un poco.

—¿Y por eso quieres llamar su atención?

—Quiero que me vea a mi y solo a mi.

—Jungkook, los celos son atrayentes de problemas.

—Si esa Omega se atreve a ver a mi Alfa ella será el único problema.

Jiyook rodó los ojos al cielo, tomando la manga de su camisa y


acercándose al Omega para acercarla a los labios ajenos. Jungkook se negó,
levantándose y caminando hacia el balcón, en donde un par de mariposas
blancas revoloteaban.

—No entiendo porque te enfada tanto no haberlo sabido antes.

—Porque me hace sentir apartado.

—No estás apartado, incluso Taehyung olvidó que venían, el pobre tiene
mucho trabajo y se le olvidó, no lo culpes.

Jungkook suavizó sus gestos y suspiró, cerrando las puertas del balcón
justo cuando ambas mariposas entraron, volando a la cama para apegarse al
dosel recogido.

—Lo sé.

—Entonces ven y te quitaré esa pintura de cereza que traes en los labios.

—No quiero.

Sin decir mucho más se alejó escurridizo de la Beta, sintiendo a su lobo


ansioso en cuanto la puerta volvió a abrirse, mostrando al Alfa rubio de
ojos azules. Jungkook cruzó sus manos tras el, retrocediendo un paso, a la
expectativa de lo que diría. El Alfa indiferente caminó hasta su vestidor,
desabotonando su camisa.

—Límpiate la cara, pareces un payaso.

Jungkook frunció los labios y ahogó un gruñido, sintiendo sus palabras


golpearlo en el pecho. Apretó los dientes y quiso llorar por su dureza
ofensiva e innecesaria. Su pecho realmente dolió.
—Taehyung. —Regañó Jiyook.

—Déjalo. —Musitó Jungkook caminando hasta la puerta, sintiendo que la


vergüenza se le subía a las mejillas.

—¿A dónde vas, mi niño? Espera.

—Al circo.

Jungkook no dió tiempo a nadie de detenerlo, salió y sus lágrimas


aparecieron casi enseguida. Se cubrió los ojos y tragó duro ignorando el
dolor de sentirse humillado, obligándose a caminar por el pasillo y
escaleras abajo. Tuvo ganas de ver a sus hijas, pero aquel era un lugar muy
obvio para ser encontrado, así que solo salió a los jardines principales,
tomando aire y suspirando una y otra vez, sosteniendo sus ganas de llorar
mientras avanzaba por el.

De pronto aquellos instrumentos del demonio lograron alterar a Jungkook


una vez más, dando aviso de algo; El Rey aquel y su princesa habían
llegado. Jungkook se dió media vuelta lista para volver dentro, pero pensó
entonces que no merecía la pena. Corrió con rapidez al gran muro, mirando
como las enormes puertas eran abiertas para recibir el carruaje que los
caballos blancos arrastraban y que Jungkook no se preocupó en detallar. Se
hizo a un lado, esperando a que pasaran de largo, solo entonces corrió
fuera.

Contuvo un grito cuando un par de guardias se interpusieron en su camino,


bloqueando cualquier posibilidad de irse al bosque.

—Omega Jungkook, no puede salir.

—¿Quién dice? —Preguntó Jungkook en tono ingenuo.

—Ordenes del Rey.

—Pero yo soy su Omega, ¿Eso no me da algo de poder?

—No ahora, Omega.

—¿Por qué no? —Preguntó el pelinegro solo para extender su charla y no ir


adentro.

—Aún no están casados, Omega Jungkook. —Explicó el otro guardia. —


Que lleve más tiempo que las demás no hace muchs diferencia, lo lamen-...
—¿Las demás? —Interrumpió el menor frunciendo el ceño. —¿Cuáles
demás?

El primer guardia hizo una mueca de disgusto, mirando de muy mala gana
al Beta a su lado, él cual pareció haber perdido el color.

—V-Vaya adentro. —Pidió el guardia que había metido la pata.

—¿De cuáles otras hablas? —Jungkook se acercó al guardia pareciendo


molesto. —¿Omegas? ¿Mujeres?

—Omega Jungkook, por favor vuelva adentro, cualquier explicación que


quiera no tenemos la obligación de darla. —Explicó el primer guardia.

Creía que así de fácil de desharía de Jungkook. Pero Jungkook estaba muy
molesto para ese punto y Taehyung tenía razón, era manipulador.

—Seguro a Taehyung le gustará saber que ustedes dos me están llenando la


cabeza de ideas.

Ambos guardias parpadearon y balbucearon un poco, no sabiendo bien que


decir. Jungkook, cruzado de brazos, se acercó a ellos a punto de humear
por los oídos.

—Quiero que me cuenten, de otro modo le diré a su Rey.

—No hemos hecho nada, Omega Jungkook. —Intentó suplicar el segundo


guardia. —Por favor.

Jungkook arqueó su ceja: —Hablen.

Ante el silencio que se instaló en el lugar segundos más tarde Jungkook


perdió la poca paciencia que le quedaba aquel día, así que le dió la espalda
a ambos Betas listo para ser un chismoso por primera vez en su vida. La
voz del primero lo detuvo.

—Prostitutas.

Jungkook les dió frente de nuevo, acercándose a ellos con mala cara y
entrecerrando los ojos.

—¿Prostitutas?

—Si, Omega.

—¿Todas mujeres?
El hombre soltó un suspiro: —Si.

—¿Cuántas?

El hombre parpadeó y se rascó la nuca, dando un bufido al aire, como si


aquella situación lo hiciera sentir demasíado presionando.

—N-No lo sé.

—Yo creo que sí lo sabes. —Insistió el Omega. —¿Cuántas?

—¡No lo sé! No llevamos aquí tantos años como cree. —Ante la mirada
amenazante de Jungkook el hombre desvió su mirada. —¿Cinco? Tal vez
seis. No eran demasiadas. Había alguien que las traía para sus celos.

—No pudieron ser solo seis si las traía para su celo. —Jungkook quería
soltar chispas de fuego en aquel momento por los ojos. —El celo es cada
tres meses, ¿En qué me mientes?

—No le miento. —Musitó el hombre. —El Rey no variaba mucho, es...

—¿Me dices que repetía sus encuentros con las mismas mujeres?

El Beta ladeó la cabeza: —Si.

Jungkook parpadeó demasiado decepcionado de escuchar aquello, molesto,


triste y de más cosas que ni siquiera iban al caso.

—¿Cuál de ellas era la más frecuente?

—Omega, ya basta. —Pidió el segundo Beta. —Eso no es importante, de


verdad. De igual modo no podríamos recordar eso.

—Seguro que lo hacen.

—Omega. El Rey es un Alfa, necesitaba a alguien con quien encontrar


placer. —Explicó el primer Beta ya un poco desesperado por salir de
aquella situación. —Venían mujeres Omegas para ello, el Rey siempre
elegía a las mismas mujeres, a veces venían juntas y a veces en solitario. Es
todo lo que podemos decir, es todo lo que sabemos.

Jungkook no dijo nada, se quedó un rato meditando las palabras del guardia
sin ningún tipo de expresión. Poco después asintió y volvió adentro, casi
gritando al ver lo que se había colado entre los muros del castillo.

¡Era el tigre! ¡El tigre de la cascada! A Jungkook se le había atorado el


grito en la garganta y ni siquiera podía respirar bien. Casi se desmaya
cuando el gran animal se acercó a el, acariciando su mano con su cabeza y
rondándolo de repente. Jungkook parpadeó y se relamió los labios, casi
ahogándose en susto, mirando alrededor y notando que no había nadie,
¡Literalmente nadie! Habían cerrado las puertas, los guardias se habían
quedado afuera, ¡Estaba solo con aquel tigre aterrador! Se lo iba a comer.

—Shh. —Siseó Jungkook sintiéndolo querer colarse entre sus piernas


desde atrás. —¡A-Ay, no!

Jungkook se vió obligado a abrir sus piernas y el tigre pasó entre estas,
rondándolo de nuevo sin dejar de acariciarlo.

—Shu. —Musitó. —¡S-Shu! Que me aterras, no me muerdas ¡No! —


Exclamó cuando el tigre subió su boca a una de sus manos, lamiéndola. —
¡T-Tae!

Jungkook encontró el valor para dar unos pasos lejos del tigre, pero el
mismo se atravesó de nuevo frente a él, empujando su cabeza en su
entrepierna mientras movía su cola. Jungkook frunció el entrecejo. ¿Le
estaba haciendo cariño? ¿Era un tipo de ritual de los tigres para antes de
comer?

Jungkook tentó su suerte y llevó su mano a la cabeza del tigre, a penas


tocándolo cuando el mismo se empujó contra la misma, permitiéndole
saber que le había gustado su tacto.

—Oh, Dios, esto es tan raro. —Murmuró el Omega, acariciando una de las
orejas del animal y temblando un poco menos. —¿Cómo llegaste hasta
aquí?

Jungkook pasó su mano hasta su cuello y sintió algo rozar sus dedos. Se
atrevió a tomarlo entre sus dedos, pero al ver que se amarraba a su cuello
no tuvo más opción que arrodillarse a su lado y ver. Una cadena de oro se
abrazaba a su cuello, oculta entre su pelaje, mientras que en ella había un
colcante circular con un nombre grabado en el.

—¿Suji? —Jungkook sintió al tigre relamer sus colmillos, así que de


levantó. —Eres hembra, ¿Eres un tipo de mascota?

Como era obvio aquella tigresa no respondió, solo se apegó al Omega y


continuó acariciando sus piernas con su cabeza.

—No eres tan aterradora. —Admitió Jungkook. —Eres cariñosa, no eres


salavaje como creí.

Jungkook recordó que adentro había una visita especial, el Rey y su


Omega, y por más enfadado que estuviera tenía que ir y lo sabía. Así que
comenzó a avanzar, seguido de inmediato por la tigresa. Era imposible de
creer, una tigresa ahí a su lado sin hacer nada más que seguirlo de manera
pacífica. En la puerta fue difícil, los guardias la apuntaron con espadas,
pero Jungkook les impidió hacerles daño. Podría parecer el acto más
suicida que los guardias alguna vez hayan visto, pero estaban tan
paralizados por la impresión que solo pudieron quedarse como rocas en sus
lugares.

En las escaleras casi nadie se percató del par por lo silenciosos que eran al
pasar, pero en el tercer piso fue imposible que los vieran. Una Omega muy
hermosa elevó un gritó, posándose tras un hombre viejo que llevó su mano
a su cadera en busca de su espada. Taehyung, quien daba la espalda a
Jungkook se giró enseguida, abriendo los ojos de par en par. Unos cinco
guardias llegaron casi enseguida.

—Jungkook, aléjate ahora mismo de ese animal. —Ordenó Taehyung


cuando un guardia le arrojó una espada que fácilmente atrapó.

—No, alto. —Pidió el Omega levantando sus manos. —No le hagan daño.

—Jungkook. —Repitió Taehyung con voz dura y demandante. —Aléjate


ahora mismo.

—Taehyung, de verdad no hace daño. —Dijo casi al mismo tiempo que la


tigresa de posicionaba para cualquier posible ataque. —Bajen las espadas,
por favor.

—Jungkook no me hagas usar mi voz de mando. —Amenazó el Alfa


acercándose, apuntando al felino. —Aléjate ahora mismo.

—Si continúan acercándose atacará, la están asustando. —Explicó


Jungkook arrodillándose a un lado de la tigresa.

Los guardias se detuvieron, esperando alguna orden del Rey. Taehyung


tendió su mano.

—Ven aquí ahora.

—Solo si bajan las espadas iré. —Jungkook miró los ojos azules de su Alfa
destellar de rabia por la desobediencia. —No quieres que haya sangre aquí,
por favor, escúchame. No hará nada. Bajen las armas.

Pasaron diez, quizá veinte segundos de silencio. Luego de manera


inesperada Taehyung dijo:

—Retrocedan y bajen las espadas.


Jungkook ladeó una sonrisa cuando los Betas obedecieron y se levantó,
caminando en dirección a Taehyung con la tigresa tras él. El Alfa miró de
mala gana al animal, apuntándola con la espada, mientras Jungkook miraba
a los invitados un poco avergonzado. Hizo una reverencia a penas.

—Bienvenidos.

—¿Te parece esta una buena bienvenida? —Casi grita la Omega aún tras el
hombre. —¡Ese animal podría matarnos! ¡Papá!

—Taehyung. —Llamó el hombre sin rastros de miedo en su rostro, lo había


ocultado bien. —¿Por qué hay un animal tan salvaje en el castillo?

—No es salvaje, Majestad. —Habló Jungkook, intentando ser educado para


gusto de Taehyung. —No hace daño, es cariñosa.

—Eso es lo más ridículo que he escuchado, además no te he pedido


explicaciones a ti.

Jungkook parpadeó: —Le aseguro que no peligran en su estadía.

—Sigue hablando. —Casi de queja la Omega. —El es un mal educado.

—Intento explicar...

—Sht.

Jungkook retuvo la respiración cuando su propio Alfa lo mandó a callar. Se


mordió la lengua y desvió la mirada, sonrojándose de rabia pura que lo
invadió en solo segundos. Taehyung le habló al Rey y a su hija, con voz
monótona y expresión de indiferencia.

—No deben tener preocupación de nada.

—Taehyung, ni siquiera tú sabías de este animal, tal parece.

—Sabía de él, solo no acostumbro verlo fuera de su jaula. —Mintió para la


calma de los invitados.

La Omega sonrió, saliendo de su escondite. Jungkook pudo admirar du


vestido color mantequilla y su cabello largo y café.

—Ah, ¿Es su mascota? —Preguntó. —Eso demuestra que tan rudo eres.

Jungkook rechinó sus dientes, pero no dijo nada. Sintió a la tigresa


acariciar su mano con su cabeza.
—¿Cuánto tiempo piensan quedarse?

—Unos días. —Respondió el Rey. —Mi hija insistió en venir a dar una
visita.

—Las cocineras preparan el almuerzo para ustedes. —Aseguró Taehyung.


—Puedo mostrar cuales serán sus habitaciones y luego tendré que
marcharme a trabajar. Nos veremos entonces a la hora del almuerzo.

—Por supuesto. —Asintió la Omega, dando pasos hasta Taehyung.

Jungkook contuvo todos sus sentimientos en cuando ella lo miró directo a


sus ojos negros y tragó duro cuando se presentó.

—Lamento no haberlo dicho, soy la princesa Jennie.

—Un placer. —Mintió Jungkook, ya que le desagradaba de verdad. —Soy


Jungkook.

—Bueno, estoy cansada. —Dijo ella. —¿Podrías conseguir un té para mi,


por favor? Mientras me llevan a mi habitación.

Jungkook casi siente el impulso de mandarla al demonio, pero se limitó a


asentir. No pudo creer como entonces Taehyung y el par de empezaron a
alejar, hablando entre ellos mientras lo dejaban ahí, con el tigre. ¡Taehyung
lo había dejado con el tigre! ¡Si, el había dicho que en realidad no hacía
daño! ¿Pero cómo pudo irse como si nada? Jungkook miró triste sobre su
hombro, comenzando a caminar en dirección a su habitación sin siquiera
molestarse en buscar el té que la princesa quería.

Cuando abrió la puerta y la cerró tras él se echó sobre su cama,


deshaciéndose de sus botas y derramando lágrimas calientes. Sintió un
revoloteó en su mejilla, espanto la mariposa con un suave movimento de su
mano y miró a la tigresa echarse en el suelo frente a la cama.

—¿Tú si te fijaste, verdad? —Preguntó Jungkook sintiéndose como un loco


por hablar con la tigresa. —Se fue a llevarla a su habitación y me dejo
contigo, es decir, me podrías matar en cualquier momento de quererlo...

—No me gusta la carne humana.

—...Y es que ni siquiera... —Jungkook abrió sus ojos de par en par,


sacudido por lo que estaba pasando en aquel momento. —¿Qué? ¡¿QUÉ?!

La tigresa relamió sus largos colmillos y miró con aburrimiento al Omega


que se congelaba en su lugar.
—¡HABLASTE!

—Y tú estás gritando.

Jungkook parpadeó y gritó con fuerza, extendiéndolo lo más que el aire en


sus pulmones le permitió. Poco después un par de guardias casi rompen la
puerta, entrando en la habitación.

—¿Omega? Ya estamos aquí, dame la soga. —Le pidió al guardia tras el.

Jungkook dió un brinco fuera de la cama, corriendo hasta el guardia que


mostraba su espada y lo empujó von fuerza.

—¡No pasa nada! ¡Fuera, fuera!

—Pero...

—¡Shu!

Jungkook los echó, cerrando la puerta poco después y apoyando su espalda


en esta. Cayó al suelo casi de golpe, no pudiendo procesar todo lo que
había pasado. Sus ojos ni siquiera pudieron cerrarse cuando la tigresa de
levantó y caminó hasta el en un paso lento.

—Debo estar alucinando...

—Puede que tengas destellos del futuro, pero no alucinas.

La tigresa se sentó en el suelo y su boca se abrió y cerró, sus palabras


saliendo como si se tratara de una persona común.

—Hola, Jungkook. He estado mucho tiempo buscándote. Me alegra que al


fin haya llegado el momento.
❝Treintayuno❞
Glowing in the Dark — The Girl and the Dreamcatcher.

—¿Cómo dices?

—Tus destellos de magia me han ayudado a encontrarte.

—¡Oh, pero...! —Jungkook cerró la boca e inhaló con fuerza, creyendo de


repente que no debería hacer tanto escándalo. —¿Cómo? ¿Yo te hice venir?
¿Acaso yo te hago hablar? ¿Cómo me conoces?

—Demasíadas preguntas. Respóndeme tú algo mejor. —Dijo la tigresa con


voz seria. —¿Qué haces en este castillo?

—¿Yo? —Jungkook parpadeó confundido. —Aquí vivo. Mi Alfa es el Rey.

Suji parpadeó, pero sin ningún tipo de emoción revelándose en su mirada.

—¿Tú Alfa?

—Si, mi Alfa. Kim Taehyung.

—Eso es ridículo. Tú no eres Omega.

El pelinegro casi ríe, sin embargo se guardó aquello y negó con su cabeza
en negación a su afirmativa.

—Siempre he sido Omega. —Jungkook frunció el entrecejo. —¿A qué te


refieres?

—Luces como Omega, hueles como Omega, incluso puede que vivas como
uno, pero no eres un Omega.

Jungkook guardó silencio unos segundos, con los pensamientos dándole


vueltas en la cabeza sin parar.

—¿Qué soy según tú? —El Omega abrió los ojos en demasía al tener un
idea. —¿Soy un brujo?

—Creo que eres tonto. —Dijo la tigresa con sinceridad. —¿Cómo has
dejado que te trate así un Alfa inútil? Quiero destrozar su rostro.
Jungkook no pudo hacer nada más que asustarse en el momento en que la
puerta fue abierta y su cuerpo empujado y un poco lastimado. Se arrastró
lejos y miró de quien se trataba, sorprendiéndose de ver a Taehyung.

—¿Tú no ibas con la princesa?

—No me hables con tal reproche. —Ordenó el rubio entrando y mirando al


animal antes de cerrar la puerta. —¿Cómo trajiste al tigre hasta aquí?
¿Cómo se te ocurre? Te dije claramente que habría visita y haces estas
cosas extrañas.

—Pude haberlo matado y tu solo hablas de la visita. —Las palabras de la


tigresa se arrastraron con pereza y desprecio hasta Taehyung haciéndolo
entreabrir los labios.

El ojiazul parpadeó pareciendo solo un poco sorprendido, solo un poco.


Más porque aquella situación no le impresionara que por haber escuchado
hablar a la tigresa. Tal vez se había acostumbrado demasíado pronto a las
cosas extrañas que venían con su Omega destinado.

—Hablas.

—Hablo, y también muerdo y mato.

Taehyung arqueó una de sus rubias cejas bajo su flequillo perfectamente


desordenado.

—También mato, solo para que lo sepas en caso de que estés


amenazándome. —Taehyung miró a Jungkook casi de mala gana. —
¿Ahora qué hiciste? —Preguntó obviando la situación.

—¡Yo no hice nada!

—Te tiene tan poca confianza. —Dijo la tigresa recostándose en el suelo y


relamiendo sus colmillos. —Tan poco respeto...

—¿Qué demonios hace esa cosa en el castillo, Jungkook? —Preguntó


Taehyung al Omega. —¿Hasta cuándo debo decirte que eres demasiado
iluso? El animal habla y tú no lo has hecho hablar. Podría ser una bruja y la
traes como si nada a nuestra habitación. Si no hice nada allá afuera fue solo
para mantener calmada a la princesa.

Jungkook desvió su mirada de mala gana hacia la alfombra, tensando la


mandíbula y sintiendo rabia acumularse en su pecho.

—Seguro ella te lo agradece, eso demuestra lo rudo que eres ¿No?


—Déjate de estupideces. —Espetó el mayor. —Y levántate del suelo.

—No le hables de ese modo. —Casi gruñe la felina. —El no es tu esclavo.

Taehyung la miró con rabia: —El es mi Omega.

La tigresa soltó lo más parecido a un ronroneo, mirando a otro lado y


negando con su cabeza lentamente.

—Alfas, todos estúpidos. Jungkook no es tuyo. Quizá lo sean las prostitutas


con las que matas tus deseos carnales, pero el no es una de ellas.

Jungkook sintió como si un balde de agua helada fuera arrojado sobre su


rostro, o peor, como si aquella tigresa lo fuera arrojado desde algún balcón.
¿Ella lo había escuchado a hablar con los guardias? Y no solo eso, lo
acababa de delatar con Taehyung. De repente el Omega ya no quería
pelearle, quería olvidar la última hora de su vida y seguir adelante, porque
sabía que se había metido en un lío. Los ojos azulados cayeron sobre el y
juró que quemaban, la mirada furiosa del Alfa le quemaba.

—¿De qué habla ella?

—Se llama Suji...

—No me interesa como hayas nombrado a la tigresa, Jungkook, te pregunté


que diablos acaba de salir de su boca.

—¿Y yo qué sé? —Intentó librarse de la culpa.

—¿Acaso le tienes miedo? —Jungkook infló las mejillas y fulminó a la


tigresa con la mirada. —¿Por qué no le dices que lo sabes?

—Oye, tú cállate.

—Jungkook. —Llamó el Alfa en aquel todo que le enviaba escalofríos por


todo su cuerpo.

—Bueno ¿Pero qué quieres? —Jungkook ni siquiera se atrevió a mirarlo.


—¡Aquí el molesto debería ser yo! ¿O no?

—¡No, Jungkook!

El Omega ahogó un grito cuando fue tomado del brazo y fue levantado de
un tiros, asustadizo de como la mirada azul se posaba sobre la suya. Hizo
una mueca por la rabia que emanaba de Taehyung.
—¿Quién te dió permiso de hurgarme la vida? ¿Uhm? —Taehyung le dió
una pequeña sacudida con la que Jungkook soltó un quejido de dolor. —
Dime quien te ha dicho esas cosas, ¡Dime!

—¡Suelta! —Exclamó el menor, forcejeando con el rubio y gruñendo. —


Suéltame, Taehyung, me estás lastimando.

—¡Todavía no te lastimo de verdad! —Aseguró el mayor. —¿Qué más te


han dicho? ¿Y quién demonios fue?

—Ay. —Se quejó bajito el Omega por como el apretón en su brazo se


volvía mucho más fuerte. Ante su resistencia el Alfa lo zarandeó como a un
muñeco de trapo. —¡Tae! —Lloriqueó Jungkook, en parte muy falsamente,
cosa que hizo enfadar más a Taehyung.

Jungkook y su manipulación.

—¡Te hice una pregunta! ¡Respóndeme o te daré razones para llorar!

Un rugido potente hizo a Jungkook saltar del susto. Se asustó cuando la


tigresa se acercó al par y el menor no hizo más que interponerse entre ella y
Taehyung en cuanto se dió cuenta de que quería atacarlo. El Omega estiró
sus brazos a los lados y los empujó hacía atrás, manteniendo al rabioso
Taehyung detrás, el cual no colaboraba en nada al gruñirle a la tigresa e
intentar acercársele.

—No, no, no. —Advirtió el Omega, estirando su pie hasta detener el andar
de la tigresa. —No, aléjate, no lo lastimes. Atrás. —Jungkook empujó
hacia atrás al Alfa y jadeó un poco. —Alto, basta. Suji, atrás.

—Lo defiendes. —Casi gruñe Suji.

—Pues claro, no dejaré que le hagas daño.

—Él te hace daño.

—No me hace daño de verdad, está molesto nada más.

La tigresa guardó silencio y se dió la vuelta, volviendo a su posición inicial.


Jungkook relajó sus músculos y le dió espacio a Taehyung.

—Ni siquiera vale la pena. El no te quiere.

Jungkook parpadeó: —Él me ama. ¿Tú que sabes?

—No parecía muy enamorado allá afuera. No parece muy enamorado


ahora. De igual modo no encuentro sentido a su molestia, tu no has hecho
nada malo. El debería recibir un castigo por como te ha irrespetado con
tantas mujeres.

—No le soy infiel a mi Omega. —Alzó la voz el rubio ya irritado con la


presencia de la extraña felina que intervenía en su vida.

—El no es tú Omega.

—Mi Omega. —Repitió Taehyung señalando su pecho con sus manos con
ojos posesivos. —Mío. Ahora si no te importa te puedes ir a la mierda y
salir de mi castillo.

—Taehyung. —Riñó el pelinegro mirándolo. —Suji no ha hecho nada


malo.

Los ojos azulados se posaron sobre los negros. Jungkook siempre había
pensando que eran preciosos, pero también que en algún punto eran muy
aterradores. Taehyung siempre estaba con una expresión sería y arisca, y
sus ojos eran tan claros y expresivos que al mostrar sus sentimientos de
enfado simplemente era demasiado aterrador. Más aún al estar tan airado.

—Tú cállate, todavía no termino contigo.

—No hice nada, a ellos se les escapó. —Aseguró. —Y yo exigí saber más y
terminaron diciéndome sobre las mujeres que traías al castillo y de como
repetías tus encuentros con las mismas, ¡Incluso que varias venían al
mismo tiempo! ¿Es eso verdad? —Preguntó el Omega con lamentable
expresión en su rostro, haciéndose ideas que lo lastimaban. —¡Además allá
afuera me hiciste sentir tan mal! Hoy estás ganándote mi rabia, Kim
Taehyung.

—Lo que yo haya hecho no te importa.

—¡Si me importa! De ser al revés tu ya me hubieses arrancado la cabeza de


rabia.

—¿Quién dice que no quiero arrancártela ahora?

—Si lo tocas te mueres. —Advirtió la tigresa. —Jungkook no debe


aguantar tus rabietas, no eres nadie.

—Suji, basta. —Exigió Jungkook. —¿Qué pasa? ¿Por qué tanta ira hacia
mi Alfa?

—No es tú Alfa. Tú no deberías decir eso, no te humilles.


Todos permanecieron en silencio, solo quietos en la presencia del otro.
Confundidos, molestos, rabiosos, exaltados... Un ambiete que solo
presionaba a Jungkook y creaba una nube pesada sobre el, obligándolo a
acabar con tal situación incómoda. Resopló y cerró sus ojos, tocando sus
mejillas con sus dedos y negando con la cabeza.

—Lo siento, lo siento mucho, Tae.

El Alfa parpadeó y entrecerró sus ojos, mirándolo como si tuviera cuidado


del pelinegro. Suji lo imitó, más molesta que cuidadosa.

—¿Lo sientes? —Casi gruñé la tigresa.

—¡Si! —Exclamó Jungkook de mala gana hacia ella, mirando a Taehyung


y tomando su rostro entre sus manos. —¡Lo siento! Ya me habías dicho
que no te presionara para hablar de tu vida y hoy he irrespetado esa
petición al exigir información de otras bocas. Lo siento mucho, yo no
quería hacerte molestar, Taehyung, de verdad.

El Alfa continuó mirándolo con dureza y reproche, aún molesto con él.

—Sabías que iba a molestarme. —Taehyung le recordó. —Sabes muy bien


lo que me molesta, Jungkook.

—Lo sé, lo siento, lo lamento. —Jungkook se apresuró a abrazarse de su


cuello y tirar del rubio para que quedase a su altura sib lograrlo, por lo que
tuvo que estar de puntillas, refregando su nariz contra la mejilla ajena. —
Por favor perdóname, Tae. ¡Pero entiéndeme un poco también! ¿Cómo te
sentirías tú, eh? Y esa princesa...

—Podemos hablar de eso luego, Jungkook. —Cortó el Alfa.

El Omega recordó de pronto que había una tercera presencia en la


habitación a la que en realidad no debía incluir en sus problemas y distintos
temas de pareja. Así que, abrazando a Taehyung de la cintura miró a la
tigresa. No se veía nada contenta.

—Vaya forma de manipular, Kim Taehyung. —Musitó. —Le has metido


muchas ideas erróneas en la cabeza a Jungkook.

—Suji. —Habló Jungkook antes de que el par continuara una guerra que
sería predeciblemente infinita. —Tú de verdad no pareces mala, y yo no
quiero sonar grosero, pero no deberías estar aquí hablando de ese modo, a
menos que claro nos expliques que está pasando.

—Pasa, querido Jungkook que deberé enseñarte como se supone que


deberías hacerte tratar.
—Por favor dame una explicación del porqué estás aquí. —Repitió
Jungkook. —O deberás irte.

Taehyung alzó su mentón en orgullo y superioridad, mirando a la tigresa


como si de basura de tratara. "He ganado" decía la mirada azulada,
recelosa y posesiva.

—Antes me hablabas de que mi magia te había traído hasta aquí.

—¿Debo suponer que ya este hombre lo sabe?

—Taehyung. Se llama Taehyung. —Jungkook se relamió los labios. —Lo


sabe, ambos somos conscientes de que no soy normal. —Jungkook sintió
una puntada en el pecho y carraspeó. —Y de que hago cosas mágicas, pero
tú debes saber más que nosotros. Sé que sabes más que nosotros. ¿No es
así? Por eso estás aquí.

La tigresa guardó silencio y desvió la mirada a otro lado, bostezando y


rascando una de sus patas delanteras con la otra, mostrando sus garras a
medias. Jungkook supo que no hablaría.

—Ayúdame a entender. —Pidió en voz baja, sintiendo la necesidad de


suplicarle por respuestas. —Por favor, ¿Podrías? Taehyung no es malo, él
no está en mi contra. Puedes tener la confianza de hablar...

—No. —Cortó la tigresa, mirando a Jungkook mientras negaba, mirando


después al Alfa. —Lo que sabes es todo lo que tendrás.

—Es hora de irte, Suji. —Le hizo saber Taehyung en tono de desprecio. —
Y no busques a mi Omega. Nunca. Mantente alejada del castillo.

—¿Qué te hace creer que voy a irme ahora que encontré a Jungkook?

—Tae. —A penas susurró Jungkook, dándole la espalda a la felina y


mirando al Alfa. —Debemos dejarla quedar aquí.

—No, Jungkook.

—Ella tiene información que necesito y que debo saber. Haz esto por mi,
por favor.

Taehyung rodó los ojos y Jungkook lo tomó de las mejillas, impulsándose


para besar sus labios castamente. Se miraron y el menor sonrió.

—Gracias.
—Yo no he dicho nada.

—No hace falta que lo digas. —El Omega se giró para encarar a la tigresa
y posó sus manos en su cintura. —Muy bien, Suji. Te llevaré a donde
pasarás tu estadía en el castillo. Hablarás cuando quieras hablar ¿Bien?

La tigresa, para sorpresa del par asintió lentamente.

—Bien.

~•~•~

La princesa de largo cabello castaño limpió sus labios con apenas un toque
en ellos con la servilleta de blanquecina tela. Jungkook decidió no mirarla
más y en su lugar tomar un trozo de pollo para él y uno para Taehyung,
comiendo en silencio y casi con pereza.

—Bien. —Habló la princesa. —Jeionk...

—Jungkook. —Corrigió el Omega antes de que terminara, levantando solo


un poco su mirada. —Me llamo Jungkook.

—Ah. —Se limitó a responder ella, mirando al Alfa. —¿Cuándo


conseguiste a Jungkook?

Taehyung frunció el entrecejo, pero ignoró la extraña manera de preguntar


y tomó su copa de vino.

—Hace meses.

—Parece bien amaestrado. —Ella dejó su cubierto de lado y posó sus


manos en su regazo. —Jungkook ¿Qué haces?

El Omega parpadeó sin entender.

—¿Qué hago? Hablas de ¿Qué hago en el día?

—Ajá. —Asintió ella con una sonrisa.

—Bueno... —Jungkook miró a Taehyung de reojo, pero este comía. —Yo


estudio. —Contó volviendo la mirada a la mujer. —A veces voy a los
jardines, otras me gusta ir a la granja y con los caballos...

La risa suave e irritantemente linda de Jennie hizo a Jungkook callar. El


pelinegro pincho el pollo que comía y trago los mínimos restos de comida
en su boca, sintiéndose incómodo.
—Bueno. —Se limitó a decir ella frunciendo los hombros y mirando su
comida.

A Jungkook le parecía que se estaba conteniendo de reír a carcajadas y eso


le envió una puntada de dolor a la frente. Que estrés. Ella lo estresaba.

—Taehyung, mi hija esta en la edad más preciosa, muy pronto cumplirá los
dieciocho años. —Habló el Rey de Italdandis.

—Felicidades. —Respondió Taehyung en uj tono aspero.

—Esperamos que esta celebración que se aproxima sea doble. Mi hija es la


joya más hermosa de todas y como sabes no cualquiera debería tener una
joya tan hermosa.

Jennie parecía más que encantada con las palabras de su padre, mirando al
Omega frente a ella que continuaba sin entender el porque de su mirada de
superioridad. Parecía que se daba un baño con la charla de su padre, un
baño de oro y diamantes que la hacía sentir en la cúspide del mundo.

—Comprendo el sentimiento. —Asintió mínimamente Taehyung ante las


palabras del Rey contrario.

—Entonces comprenderás lo que intento decirte.

—Matrimonio.

Jennie mostró una sonrisa al notar que Taehyung comprendía a la


perfección de que hablaba su padre. Pestañeó al rubio que ni siquiera la
miraba, ya que se concentraba en su copa de vino. Jungkook miró a su
Alfa, su pecho sintiéndose oprimido y su estómago enfermo. ¿Matrimonio?

—Por supuesto. —El padre de la princesa sonrió.

—¿Qué ganaría yo con eso?

Jungkook parpadeó sintiéndose más que triste y molesto, decepcionado.


¿Taehyung realmente estaba considerando aquello?

—Obviando a mi hija, recibirías un aliado de por vida, Italdandis siempre


estará de tú lado.

—Italdandis ya está de mi lado. —Taehyung dejó su copa de lado y miró a


aquel Rey. —Tenemos un acuerdo desde hace muchísimo tiempo y dudo
mucho que quieras atreverte a romperlo.

—Tú riqueza y la mía se multiplicará, Taehyung.


—Yo ya tengo riqueza. —Taehyung toco su frente con un par de dedos
pareciendo aburrido y cerrando sus ojos antes de suspirar. —Tras este
castillo hay hectáreas de terreno bajo mi posesión, hay comida que me
alimenta, vino que me quita la sed, personas que siguen mis órdenes y un
poder que no todos pueden igualar. La pregunta es ¿Qué gano yo que no
tenga ya si me caso con tú hija?

La princesa pareció demasiado aturdida y de un momento a otro su rostro


de ternura y su voz suave fueron reemplazadas por una expresión furiosa y
un acento extraño al hablar.

—Babbu, fate qualcosa. —Pareció exigir ella a su padre.

—Tú padre no hará nada. —Le respondió Taehyung. —El no influye en


mis decisiones. No tengo razones para casarme contigo, mucho menos
obligación o ganas. —Taehyung arqueó un ceja. —Además yo ya estoy
comprometido.

La princesa pareció perder el color en sus mejillas.

—¿Qué?

—Jungkook es mi prometido. Es mi Omega y futuro esposo. —Las


palabras del Alfa enviaron un cosquilleo al estómago del Omega. —Si este
falso compromiso que se han imaginado es lo que los ha traído hasta aquí
les pido por favor que se vayan lo antes posible. De igual modo es un largo
viaje de vuelta a Italdandis.

Jungkook no pudo evitar mostrar su sonrisa de felicidad al escucharlo decir


eso. Jennie pareció ofendida y furiosa, posando sus manos en la mesa para
levantarse y apuntar a Jungkook con su índice, su uña larga y ovalada
mostrándose como si fuera una amenaza y no como un lindo adorno para
sus manos. Estuvo a punto de decir algo, pero Taehyung se levantó y habló
antes.

—Me retiro, disfruten el resto del almuerzo. —Los ojos azulados miraron
los oscuros de Jungkook. —¿Jungkook?

El menor asintió: —Si.

Se levantó y sin poder evitarlo a pesar de lo mucho que le habían hablado


sobre las muestras de afecto en público tomó su mano y juntos caminaron
fuera del comedor.

En cuanto las puertas tras ellos se cerraron Jungkook abrazó a Taehyung de


la cintura, sonriendo tanto que sintió sus mejillas doler.
—¡Ay, Tae que susto! —Exclamó en un murmuro. —Pensé que te casarías
con esa princesa cuando mencionaron el matrimonio.

—Si, ya quisieras librarte de mi.

Jungkook sonrió y Taehyung lo miró ladeando una sonrisa casi


imperceptible. El Omega se emocionó cuando Taehyung le dió frente, así
que se puso de puntillas y se abrazó de su cuello, estirándose y volviendo
sus labios un leve y fruncido círculo, listo para recibir un beso, viéndose
realmente tierno. Taehyung se inclinó levemente y empujó sus labios
suavemente contra los de Jungkook. Casi enseguida las puertas del
comedor de abrieron y el par se separó, mirando a la mujer que parecía ser
manejada por el mismo demonio. Más esta no dijo nada, pasó por su lado,
resonando sus tacones a medida de que casi corría a quien sabe donde,
seguramente a desahogar su frustración. Solo un par de minutos después se
escuchó un grito de susto proviniente de la misna elevarse a lo largo del
pasillo. Jungkook cubrió sus labios para evitar reír, separándose de su Alfa.
El mismo estiró su mano y pellizcó su cintura levemente.

—Creo que la tigresa se escapó de la habitación.

—O tal vez ella tropezó con su ego. —Opinó Jungkook cruzándose de


brazos y mirando al ojiazul. —¿Qué dices tú?

—Digo que ambas.

—¿Italdandis será un reino enemigo ahora? —Preguntó Jungkook nervioso.

—Yo no me preocuparía por ello. —Taehyung pellizcó la nariz ajena


haciéndolo molestar. —Me preocuparía por quitarle información a una
felina entrometida a la que quiero sacar del castillo.

Jungkook puso mala cara, mirándolo con irritación. Vaya que el par no
tenía esperanzas de llevarse bien, pero después de todo la tigresa no
permanecería por siempre, así que obedeciendo a Taehyung comenzó a
caminar en dirección a donde creía él estaba la tigresa. Elevó un grito en
cuando una mano se coló desde atrás entre sus muslos, empujándose hasta
su entrepierna y haciendo un poco de presión, deslizándose hasta su trasero
y empujando uno de sus dedos entre sus nalgas de manera superficial.
Jungkook se sonrojó cuando el Alfa mordió sin cuidado su oreja y avanzó
como si nada delante de él. El Omega infló sus ardientes mejillas y sus
puño temblaron a cada lado de él por su vergüenza reprimida.

—¡Taehyung, Alfa sin vergüenza! —Exclamó bajito, mirando a los lados


aún sabiendo que no había nadie.
El pelinegro corrió hasta llegar a él y sin avisó dió una nalgada en el trasero
del rubio, lo más fuerte y sonora que Jungkook pudo para molestarlo, pero
Taehyung solo chistó como diciendo "¿Es broma?" y paró un momento en
el que Jungkook continuó caminando. Entonces se inclinó un poco y su
mano tomó impulso, impactando en medio de los dos cachetes inferiores
del Omega. Demasiado fuerte y demasido sonoro, como si golpeara con
fuerza el agua, y el ardor no tardó en invadir el trasero del menor.

—¡AUH! —Casi gritó llevando sus manos a su trasero y cerrando sus ojos
con fuerza. —¡KIM TAEHYUNG!

El descarado Alfa se limitó a verlo con burla y una sonrisa torcida,


disfrutando sus ojos negros llenos de una pequeña rabieta. Lo miró
parpadear un par de lágrimas y gruñir, sobando sus nalgas casi con fuerza.

—¿Estás llorando?

—Si me dolió. —Le hizo saber con rabia, sacudiendo sus únicas dos
lágrimas que se le escaparon sin avisar por el impacto con su mano derecha
mientras la otra continuaba frotando su zona dolorida.

—Ow. —Taehyung fingió ternura y se inclinó para estar cerca de su rostro.


—Mi culpa.

—En lo que consiga un látigo...

—Te daré mi cinturón esta noche. —El rubio guiñó el ojo llevando su
mano a las cintas que ataban el cinturon del Omega, enviándole un
escalofrío. —Intenta darme lo más fuerte que puedas y te lo devolveré
luego una y otra vez, será un juego divertido antes de hacerte el amor.

Jungkook sintió el sonrojo apoderarse de su rostro, tragó duro y a penas


tomó un respiro. El Alfa mostró su dentadura en su pequeña sonrisa para él,
acercándose un poco a sus labios, rozándolos al hablar.

—¿Te lo estás imaginando, Jungkook? —Preguntó él con voz ronca,


conociéndolo lo suficiente. —Niño pervertido...

—Sádico. —Acusó el menor en un balbuceo.

Taehyung empujó sus labios contra los del menor y esté gimió, cosa que
hizo sonreír a Taehyung de forma descarada y egocéntrica. Finalmente se
separó del pelinegro, dando un chupetón a su lengua y dejándolo
boqueando como un pez fuera del agua. Jungkook parpadeó mientras el
Alfa le daba la espalda.
—Ve a tocarte, luego habla con la tigresa. —El rubio comenzó a caminar,
alejándose poco a poco del Omega. —Nos vemos en la cena, cariño.

Jungkook hizo una mueca de vergüenza y resopló bajito, sintiéndose


húmedo, empapado en realidad. Mientras que Taehyung parecía relajado él
estaba desarmado en menos de dos minutos. Y vaya que Taehyung lo
conocía bien como para enviarlo a su habitación a toquetearse ya que él no
podría hacerlo, pero Jungkook no hizo más que cambiarse de ropa e ir en
busca de la tigresa. Cuando la halló, caminando entre pasillos y poniendo
los pelos de punta a todos los guardias le habló.

—Aquí andas. ¿No te había dejado en tú habitación? —La tigresa no


respondió se limitó a mirarlo. —¿Y bien? ¿Estabas buscándome? Seguro
asustaste a la princesa hace rato ¿Verdad?

El silencio de la tigresa era todo lo que obtenía, eso y la mirada de los


guardias. Debía parecer un loco hablando con aquella tigresa, y Suji no era
tonta, no decía nada, Jungkook supo que era para mantener la normalidad.

—Vamos. —Le dijo Jungkook caminando de vuelta a la habitación. —


Andando, Suji.

Los guardias se miraron sorprendidos cuando la tigresa obedeció al Omega


y lo siguió. En un punto de su caminata hubo privacidad suficiente como
para que la tigresa entrara en confianza.

—¿Estuvo bien el almuerzo?

—Rico. ¡Oh! —Jungkook miró a Suji sin dejar de caminar. —No te traje
nada, perdón. Si quieres...

—Me refería a la princesa, no a la comida.

—Oh. —Jungkook sonrió por su despiste. —Bueno, ella vino en busca de


matrimonio.

—Era obvio. Una princesa jóven y soltera en un castillo ajeno cuando no


hay una celebración es de sospechar.

—Si, bueno, de igual modo se irán pronto, creo. —Jungkook miró al frente
y se relamió los labios. —Taehyung se le ha negado, dejo en claro que yo
soy su prometido.

Suji gruñó en sus adentros y Jungkook la miró extrañado.

—¿Qué pasa?
—Nada. —Cortó ella. —Tengo hambre.

—Puedo buscarte comida.

—Yo busco mi propia comida. Vamos al bosque.

—¿Al bosque? —Jungkook negó con una mueca. —No puedo salir.

—¿Eres un prisionero?

—No.

—Entonces puedes.

—Taehyung puede molestarse si no le aviso. —Jungkook detuvo su andar


justo al llegar a unas escaleras. —Debería...

—¿Y el va a dejarte?

Jungkook lo pensó bien.

—No. Pero si tiene tiempo el podría...

—Tienes piernas. —Le recordó la tigresa al Omega, bajando las escaleras y


dejándolo atrás. —No necesitas que el te preste las suyas, además me tienes
a mi en caso de peligro.

Jungkook dudó demasíado, no era buena idea, sin embargo asintió.

—Bueno.

~•~•~

Jungkook no supo como logró convencer a los guardias de que abrieran las
puertas laterales del muro que daban al bosque, pero lo hizo. Suji y
Jungkook se aventuraban entre los árboles del bosque en silencio, uno de
ellos temiendo por un futuro regaño.

—¿Por qué le dijiste sobre tú magia?

El Omega rodeó una roca para no tropezar con ella y miró hacia arriba.

—Yo no le dije. Ambos lo descubrimos al mismo tiempo. Apareció de


repente.

—No es bueno que él lo sepa. Podría traicionarte. Matarte.


—Taehyung no hará nada de eso. —Rodó los ojos. —El me ama y yo lo
amo. Aceptamos lo que sea que me pasa y seguimos adelante, ¿Por qué
parece que quieres separarnos?

—¿Por qué lo defiendes tanto? De verdad no vale la pena, no es lo


suficientemente bueno.

—Para mi es lo suficientemente bueno. —Sonrió el Omega, cerrando los


ojos y manteniendo el recuerdo de su Alfa en su mente. —Incluso más.
¡Oh, por el...!

Jungkook tropezó y cayó de rodillas en el suelo, ensuciándose de inmediato


y magullando las palmas de sus manos. Se levantó enseguida, sintiéndose
un poco tonto por haber caído, y se sacudió en medio de un gruñido.

—Uf, que torpe. —El pelinegro miró que lo había hecho tropezar y frunció
el ceño.

Se inclinó y com fuerza tiro de la extraña esquina de algo duro que


sobresalía de la tierra. Suji notó que no podía, razón por la cual cavó con
sus garras un poco hasta que Jungkook pudo sacarlo.

—Oh, mira un libro.

—Las personas son descuidadas. —Criticó la tigresa desinteresada. —Está


todo lleno de lodo, tal vez de bichos.

—Tienes razón, debería...

Jungkook cerró la boca al escuchar hojas ramas caídas siendo aplastadas.


El pelo de su nuca se erizó y se giró lentamente, no pudiendo reconocer a
alguien familiar. Se quedó muy quieto al ver a una mujer.

Jungkook nunca había pensado de mala manera de alguien, pero aquella


mujer era horrible. Tenía ojos saltones, tanto que parecían poder salirse de
su agujero en cualquier momento. Su rostro era pálido, demasíado como
para ser normal, y parecía tener líneas en su mejilla y frente, y su vestido
largo parecía roto y desgastado, tan desastrozo como su cabello negro y
desordenado. Ella movió sus labios a penas, murmurando algo inentendible
para Jungkook. El Omega dió un par de pasos lentos hacia atrás, Suji
comenzó a rugir en voz baja, posicionándose frente a Jungkook. Entonces
de un momento a otro la mujer gritó, gritó tan fuerte que aturdió a
Jungkook, y sin saber como alguien lo había empujado, haciéndolo caer
sobre su costado. Jungkook gritó cuando sintió como tiraban de su cabello,
arrastrándolo con fuerza. Y no supo porque pero él no soltó el libro.
La mujer que había gritado corrió a su dirección, Suji corrió hacia ella y
cuando salto para atacarla la misma desapareció, dejándola caer en el suelo
confundida. L buscó con la mirada, sosprendiéndose al ver a Jungkook
siendo agredido por otro par que lo halaba del cabello o intentaban
arrancarle la ropa. Corrió hasta el, saltando y empujando a una de las
mujeres, haciéndolo caer de espalda y dándole un rasguño violento en el
rostro. Extendió un grito y solo entonces Suji pudo ver que le había
destrozado el ojo izquierdo.

Jungkook pataleó hasta que su pie golpeó el rostro de una de las mujeres.
Se dió la vuelta aunque le dolió el tirón en su cabello y de rodillas golpeó
con el libro el rostro de la otra mujer a ciegas, siendo liberado enseguida.
Entonces se levantó y comenzó a correr.

¡¿Pero por qué corría en dirección contraria al castillo?!

Suji intentó atacar a las otras mujeres, pero estás corrían tras Jungkook,
más rápidas, por lo que no tardaron en llegar hasta él y tirarlo al suelo.

—¡EL LIRBO! —Exigió la mujer a la que le sangraba el ojo. —¡DAME


EL LIBRO, DAME EL LIBRO, DAME MI LIBRO!

—¡SUJI! —Llamó el Omega cuando las mujeres tiraron de su camisa hasta


romperla. —¡SUJI!

El Omega abrazó el libro a su cuerpo y gruñó ante el olor a quemado a su


alrededor.

—¡Jungkook usa tu magia! —Exclamó la tigresa. —¡Úsala!

—¡RÓMPELE LOS DEDOS! —Ordenó una de ls mujeres a otra,


pareciendo desesperado. —¡QUE SUELTE EL LIBRO!

Jungkook entró en desesperación, pero pronto algo pasó y las mujeres


comenzaron a retroceder lejos de él. Jungkook se levantó, temblando un
poco y mirándolas ver a los lados, en busca de algo.

—¡SAL DE AHÍ, PESTE! ¡¿QUIÉN ERES?! ¡DETENTE! —Gritó una de


ellas, la cual era rubia. —¡SAL, DETENTE!

Jungkook las miró cubrir sus oídos y el las miró extrañado. Luego sin más
una abeja tras otra comenzaron a aparecer, todas rodeándolas, todas
picando sus cuerpos mientras ellas gritaban de agonía. Entonces
desaparecieron, las abejas junto a ellas.

Suji llegó hasta Jungkook, mirando como el mismo respiraba con


dificultad, sin poder procesar todo aquello que había pasado. Escuchó algo
tras él y se giró, levantando el libro listo para arrojárselo a la cara. Pero la
mujer de cabello castaño y vestido rojo pareció inofensiva, y en un acto de
extraña rendición se arrodilló, con una sonrisa adornando su rostro color
canela.

—Lamento mi impertinencia.

—¿Tú quién rayos eres? —Casi reclama Jungkook, más asustado que malo.

—Mi nombre es Greta, Majestad. —Ella bajó la cabeza. —Y el es Kino.

Un hombre salió de detrás de un árbol, acercándose con expresión seria y


desconfiada. Por su olor fuerte y amargo Jungkook pudo saber que era un
Alfa. El mismo estaba con el torso al descubierto, con pantalones cortos
hasta las rodillas, y Jungkook nunca había visto a un hombre andar así de
desnudo en público. Se arrodilló junto a la mujer, más no bajó la mirada.

—Eres una bruja. —Murmuró Jungkook sabiendo de antemano que ella


había provocado el ataque de abejas.

Porque simplemente eso no pasaba y ya, no de aquella forma.

—Soy buena, Majestad, lo juro. —Asintió ella. —Yo no soy una de las
malas. De verdad solo he salido a defenderlo, no podía permitir que lo
hirieran.

Suji miró a Jungkook, moviendo su cola a cada lado y ronroneando.


Jungkook no supo bien como tomarse aquello, solo sabía que tenía que
volver al castillo, volver realmente rápido y cambiarse antes de que el Alfa
notara algo extraño en él. Así que se dió media vuelta y comenzó a caminar
con la tigresa siguiéndolo. Cuando estuvieron ya muy lejos de aquella
mujer el Omega sintió que podía respirar de nuevo. Suji parpadeó
mirándolo.

—¿Y bien?

—¿Y bien qué?

—¿Por qué no usaste tu magia?

Jungkook negó en medio de un tembloroso suspiro.

—Supongo que no puedo controlarla.


❝Treintaydos❞
Shamless — Camila Cabello.

Jungkook jadeó con los besos que se apretaban en su garganta enviándole


un cosquilleo al estómago al tiempo que Taehyung se empujaba una vez en
sus adentros. Taehyung estaba de rodillas sobre la cama, acorralando a un
Jungkook con las piernas abiertas contra la pared. La espalda baja del
Omega tocaba las rejillas de la cama, las mismas le enviaban un escalofrío
en su piel desnuda mientras se abrazaba por completo al Alfa, rodeando su
cintura con sus piernas y su cuello con sus brazos. Movía sus caderas
suavemente a un ritmo tranquilo y placentero, el Alfa imitándolo mientras
sus gemidos bajos resonaban en la oscuridad.

No parecía ser muy normal hacer el amor en aquella posición si estaban en


la cama, pero habían llegado a eso y no les molestaba en lo absoluto.

—Ow. —Gimió Jungkook cuando mordieron su cuello. Había perdido la


cuenta de las mordidas.

—¿Se siente bien? —Susurró Taehyung en su oído.

—S-Si. —Asintió el pelinegro buscando su mirada cuando tragó duro.

La mirada azulada chocó con la suya y Jungkook se mordió el labio,


mirando los rosados de Taehyung. Ambos estaban sudados, hacía
realmente calor y el ambiente estaba tan denso que pesaba en sus cuerpos.
El Omega sentía que se ahogaba en placer, estaba desarrollando un tipo de
resistencia y estaba matándolo de gusto. De nuevo confirmaba que
Taehyung era adictivo.

—Que desastre. —Suspiró Jungkook, Taehyung dando una lamida a su


mejilla. —Estoy muy húmedo.

—Me gusta. —Respondió Taehyung en medio de un gruñido.

Jungkook apoyó sus manos en la pared tras el y los empujó a ambos,


Taehyung cayendo de espaldas en la cama y Jungkook quedando sobre el.
El Omega le obsequió una sonrisa ladina antes de erguirse sobre el y
comenzar a dar pequeños movimientos a sus caderas. Adelante y hacia
atrás, lento y suave. Jadeó de puro goce, cerrando los ojos sin resistirse a
gemir.

Taehyung gruñó y admiró las marcas de su dentadura en el cuello de


Jungkook. En su garganta, en la curvatura de su cuello, entre sus clavículas,
bajando hasta sus costillas. Taehyung amaba marcarlo cuando lo poseía,
amaba ver su cuerpo con su marca en todas partes, recordándole lo que
habían hecho, pintándolo de su escencia. Tocó la parte trasera de sus
muslos e hizo un cortó recorrido con sus manos hasta sus nalgas,
haciéndolo sacudirse un poco. Jungkook abrió los ojos al sentir el ardor
bajo los dedos del Alfa, sus marcas siendo sensibles al tacto. El rubio ladeó
una sonrisa y Jungkook se relamió los labios.

—¿Duele?

—Si. —Asintió el menor. —Pero me gustó... —Susurró inclinándose con


las manos en el pecho ajeno, en busca de sus labios.

—¿De verdad?

—De verdad. —Jungkook lo besó y tragó duro. —Tu cinturón se siente


bien golpeando mis nalgas. —El Omega rió muy levemente. —Más cuando
me hablas de aquella forma...

Taehyung recordó la forma en que Jungkook mostraba su trasero para el,


como su cinturón lo golpeaba y las gotas de lubricante que resbalaban por
sus muslos.

—Sucio, sucio Omega.

—Tú eres un sucio, sucio Alfa. —Sonrieron y se besaron de nuevo. —Solo


no se repetirá en mucho tiempo, mira como me has marcado el cuerpo.

—Te ves precioso.

—Vaya posesivo, Tae. —Jungkook parpadeó con ojos brillantes. —Que


bueno que dejé mi marca también. Para estar a mano, claro.

Taehyung ladeó una sonrisa y sintió las manos de Jungkook acariciar su


estómago y vientre mordisqueados y marcados. Se sentó en su lugar tumbó
a Jungkook de espaldas en la cama. Sostuvo sus piernas por debajo de sus
rodillas en lo alto, arrebatándole un grito cuando comenzó a embestirlo con
fuerza.

—¡Oh, Tae! —Jungkook exhaló como si hubiese perdido el aire y abrió sus
ojos a penas, su cuerpo siendo agitado con fuerza por el descuidado Alfa.
—T-Tae... —Jungkook fué interrumpido por un gemido. —Estoy cerca,
estoy tan cerca. —El Omega comenzó a retorcerse en la cama, gimiendo y
sollozando con fuerza. —Por favor...

El mayor mantuvo su ritmo, inclinándose para besar los finos labios


rosados de los cuales no dejaban de brotar gemidos suplicantes. Jungkook
no pudo evitar subir su pierna al hombro ajeno, su muslo siendo empujado
contra su pecho mientras su propio talón se empujaba contra la espalda
musculosa. El Omega enterró sus uñas en la suave piel bronceada del Alfa,
recorriendo su espalda de manera casi salvaje hasta su cintura, a un ritmo
lento que anenazaba con dejar rastros de sangre entre las líneas de sus
rasguños. Relajó su pierna libre lo mejor que pudo contra la cama, solo
queriendo recibir al mayor.

Ambos se miraron, hundiéndose en la perdición de sus miradas. Los


gemidos roncos de aquel ojiazul nunca habían sido tan altos y expresivos,
tan poco disumulados, y Jungkook le demostraba cuando le encantaba oírlo
en susurros que confesaban cuanto lo deseaba, cuanto le enloquecía
escucharlo tan cerca del fin de su goce. Las estrechas caderas del menor
fueron tomadas en posesión de las grandes y delgadas manos del mayor a
como pudo, dándole apretones y controlando el desesperado vaivén de
placer que los mantenía enredados el uno con el otro, uniendo sus cuerpos
pegajosos, abrazados en un delicioso calor infernal que los llevaba al
paraíso. Sus labios buscaban sus roces familiares para compartir el aliento
y exclamaciones casi vulgares que los encendía en demasía, que los llevaba
cada vez al borde de la locura. Y vaya que no les importaba ser escuchados,
para ellos incluso era casi estúpido tomar en cuenta a las personas que
podrían escuchar el teatro que montaban en su habitación, después de todo
se pertenecían, podían entregarse el uno al otro cuando quisieran, como
quisieran, era su lugar ¿Por qué no?

Posiblemente los lloriqueos del Omega podrían confundirse, tal vez


pensarían que el pobre estaba siendo forzado y violentado por el cruel Rey
de Seoul. Pero poco les importaba, ellos no podían ni siquiera imaginar lo
bien que se sentían entre el dosel de su cama, toqueteándose y frotando sus
cuerpos sudorosos en busca de más sin querer que terminara realmente.

El cuerpo de Omega se sacudió y sus lágrimas se derramaron, su mirada


vacilando a su amante mientras el orgasmo avisaba sobre su llegada.

—Mírame. —Ordenó el Alfa, exhalando y gruñendo ante el agudo gemido


de su Omega. —Mírame, no dejes de mirarme.

Las sensaciones cegadoras golpearon a Jungkook y el mismo sostuvo la


mirada del Alfa.

—¡Oh! —Gimió seguido de un lloriqueo, no pudiendo resistir echar su


cabeza hacia atrás mientras su espalda se volvía un dramático arco. —¡Oh,
Tae! ¡Oh, mi amor!

Un gruñido gutural se extendió en la habitación, el Alfa dió sus últimas y


casi torpes embestidas antes de llenar el interior de su Omega con su
semilla.
Sintieron calma y paz, los ojos de Jungkook pesando tanto como el Alfa
que se dejaba caer sobre el, respirando con irregularidad. Jungkook sonrió
al sentir la lengua ajena dando una barrida a su mejilla. Luego otra que lo
hizo gemir cuando las caderas de Taehyung se movieron lentamente,
haciendo que su escencia se derramara poco a poco fuera de Jungkook. Sus
lenguas se unieron en suaves caricias cuando ni siquiera sus labios se
habían unido y poco después se obsequiaron un casto beso. Taehyung bajó
la pierna de su amado de su hombro y empujó sus muslos posteriores antes
de alejarse de el y arrodillarse en la cama, mirando con atención como salía
de él junto con su blanquecina semilla escurridiza.

Jungkook suspiró de gusto y Taehyung paseó su pulgar por su entrada,


tentándose.

—¿Te gustaría probarnos?

Jungkook parpadeó y lo miró.

—¿Uhm? —Tembló cuando el Alfa lo miró, acariciando aquello pegajoso


que se deslizaba por su piel. —Oh...

Taehyung llenó su pulgar de sus fluidos y lo llevó al rostro ajeno, Jungkook


entreabrió los labios, pero Taehyung se detuvo a penas centímetros de
ellos.

—Un día de estos... —Susurró. —Voy a correrme en tu rostro. —Su pulgar


se presionó en la mejilla del Omega y arrastró poco a poco el espeso
líquido blanquecino a sus labios. —Y luego te lo vas a tragar todo.

Jungkook soltó un respingo de sorpresa cuando el pulgar ajeno se adentró a


su boca y luego lo rodeó con sus labios, probando aquello que le daba. Era
extrañamente agridulce. Y debió sentirse avergonzado bajo la mirada del
ojiazul, pero no lo hizo.

—¿Cómo harás eso? —Susurró Jungkook cuando el pulgar fue retirado.

Taehyung se limitó a ladear una sonrisa para luego dejar libre a Jungkook
de sus agarres, dejándose caer suavemente de espaldas a su lado. El Omega
se relamió los labios y giró la cabeza, pasando su pierna sobre el cuerpo del
rubio, le dolía un poco por haber estado sobre su hombro.

—Vamos al bosque.

—Normalmente caes rendido ante el sueño cuando tenemos mucho sexo.


—Taehyung miró a Jungkook. —¿A qué se debe esto?
—No lo sé, solo quiero ir. —Sonrió el pelinegro. —Estará solo a estas
horas. Podrías mostrarme como cazas. —Propuso con voz atractiva.

Taehyung mostró su sonrisa cuadrada, sacando un poco sus colmillos para


presumirlos. Jungkook llevó sus dedos a uno de ellos, haciendo presión en
la punta casi filosa.

—¿Me llevarás al bosque? —Preguntó acercándose a su rostro. —¿No


quieres impresionarme?

Jungkook hundió su rostro en la curvatura del cuello ajeno y mordió,


mordió encajando sus colmillos en la piel ajena, sintiendo las gotas de
sangre brotar. Taehyung suspiró.

—Claro que quiero...

—Uhm... Entonces llévame al bosque. —Susurró Jungkook dando una


lamida a las líneas de sangre que comenzaban a derramarse, sintiendo su
piel picar. —Impresiona a tu Omega.

Comenzó a rascar su garganta y gruñó, su saliva deteniendo el fluyo de


sangre de Taehyung. El mayor lo tomó de las muñecas cuando el quiso
rascar más fuerte, no permitiéndoselo.

—¿Qué sucede?

—Pica. —Susurró. —¿Por qué pica cada vez que bebo tú sangre? Me pica
todo el cuerpo, solo quiero... —Los ojos negros del menor miraron los
labios rosados del contrario. —Quiero que bebas mi sangre. ¿Puedes?

Taehyung negó: —Sabes que se me iría de control, podría marcarte incluso.

—¿Cuál es el problema?

—Yo solo quiero marcarte cuando estemos casados.

Jungkook parpadeó con una mueca y una mirada casi absurda.

—Vaya, pero que tradicional.

—Pues supongo que sí. —Taehyung ladeó du cabeza. —Bueno, supongo


que con esto sí.

—Pero si no hemos sido nada tradicionales, Taehyung. Me has hecho


marcas temporales incluso.
—Ya lo sé, te he follado quien sabe cuantas veces antes de llevarte al altar
y compartimos la cama desde el primer día.

—¡Taehyung!

—Mi punto es. —Rodó los ojos por el sonrojo del menor y negó. —Que
Jiyook siempre me ha dicho que el matrimonio viene antes que la marca.
De otra forma puede ser muy malo y le creo.

Jungkook se cruzó de brazos: —Ah, le crees.

—Si.

—Toda la vida estuviste haciendo lo que te dió la gana, ignorando a Jiyook


y esto si se lo quieres seguir.

—No, no quiero. —Taehyung negó y gruñó. —Me refiero a que sí, es


decir, quiero beber tu sangre, pero no nos pondré en riesgo por...

Taehyung retuvo su aliento cuando Jungkook se sentó a horcajadas de él,


tomando su rostro entre sus manos y acercándolo a su garganta.

—Vamos, Tae, anda. —Pidió, obteniendo un beso y nada más que eso. —
¡Taehyung!

—Vámonos al bosque, ¿No querías ir al bosque?

—Ahora quiero...

—Ya sé que quieres, pero no te puedo hacer el amor demasiado estos días,
para la luna roja no tendrás ganas.

Jungkook se sonrojó y gritó cuando fue empujado fuera de Taehyung. El


imbécil quería molestarlo.

—¡No es lo que...!

—Sht, ya sé que quieres, pero trata de aguantarte. —Lo interrumpió. —


Vaya, Jungkook, no seas sin vergüenza. No todo en esta vida se trata de
sexo.

—¡Ash! —Jungkook tomó una almohada y le golpeó la cabeza cuando se


arrastró para salir de la cama. —¡Tonto!

—Calienturiento.

—¡Tae!
Jungkook se cruzó de brazos mirándolo salir del dosel. Lo próximo que
supo fue que algo que le arrojó desde afuera golpeó su rostro con nada de
suavidad.

—Ponte tu pijama de Omega mujer.

—Es de embarazo. —Le corrigió tomando su bata larga azul. —¡Me la


hicieron por mi embarazo!

—¿Y por qué aún la usas?

—Porque es cómoda y me gusta.

—Porque te crees que es un vestido, di la verdad.

—¡Te la voy a meter hasta la garganta para que te calles!

—El único que tendrá algo en la garganta serás tú.

Jungkook se sonrojó, pero sonrió triunfal.

—¿Ahora quién es el calienturiento?

—Sigues siendo tú. ¿De qué crees que hablo? Se supone que cazaré para ti
¿O no? Vaya pensamientos creativos.

—¡TaeTae! —Casi lloriquea el menor. —¡LO ESTÁS HACIENDO A


PROPÓSITO!

—Cállate, vas a despertar a alguien.

Jungkook masticó sus palabras y salió de la cama sin ponerse nada,


mirando de mala gana a Taehyung antes de que el mismo lo empujara
suavemente de espaldas contra la cama de nuevo.

—Estás irritable.

—Y tú irritante. —Le dijo Jungkook desde abajo.

—Déjame solucionarlo.

Jungkook se mordió el labio cuando Taehyung se arrodilló fuera de la cama


y empujó sus piernas hacía arriba, dejando su agujero a la vista. Jungkook
se abrió de piernas, sintiendo su lengua escurridiza jugar con el. Lo tomó
del cabello y tiró suavemente de las hebras doradas, sonriendo mientras
arqueaba la espalda.
—A-Así me irritas menos.

~•~•~

—Pareces el mismísimo espanto con esa pijama en el bosque, Jungkook.

El Omega posó sus manos en su cintura y le sacó la lengua a Taehyung al


darle frente. El Alfa sonrió.

—Además, ¿Por qué te pusiste esas botas? No vas a montar a caballo.


¿Eres el espíritu de algúna vaquera Omega en pijama?

—Tú síguete riendo, que no me importa. —Jungkook dió pasos lejos de él,
pisando ramas y el lodo. —¿Tú por qué vienes tan elegante? ¿Visitas a
alguien especial aquí en el bosque?

—No, solo saco a pasear a mi espando favorito.

Jungkook rió y se cruzó de brazos, deteniéndose y jugando con las tiras de


un lazo que estaba cosido al cuello de aquella bata.

—Estás siendo pesado.

—¿De verdad? No conoces pesadez, deberías conocer a...

Jungkook se percató del silencio que se formó después de aquellas


palabras, miró por sobre su hombro con curiosidad y una sonrisa.

—¿A quién?

Taehyung tocó su cabeza y cerró los ojos antes de negar con su cabeza,
como si doliera.

—Vaya, lo olvidé.

Jungkook frunció los hombros.

—Bueno, te aviso que me gusta la pijama, y si la quiero usar todo el tiempo


no voy a aguantar tus burlas cada noche ¿Eh? Porque conocerás la pesadez
de la palma de mi mano en tu cara ¿Si?

—De acuerdo, es un trato.

—Trato. —Jungkook sonrió y lo encaró de nuevo, teniéndolo a unos


metros lejos, el Alfa andaba muy relajado.
—¿Qué te apetece comer? ¿Quieres que traiga un siervo?

—No seas presumido, que a estas horas están todos los animales en sus
escondites durmiendo. —El Omega hizo una seña de desdén. —Si
encuentras una liebre por mí está bien, pero ese no es el punto, no te traje
para cazar realmente.

Taehyung abrió un poco los ojos y casi rió, posando sus manos en sus
caderas mientras veía a un sonriente Omega.

—En primer lugar, niño. —Taehyung mostró su dedo índice. —Puedo


conseguir un siervo a la hora que sea si mi Omega tiene hambre. En
segundo. —Alzó un segundo dedo y dejó caer su brazo luego. —¿Para qué
me trajiste?

—Quiero jugar un juego.

—¿Un juego?

—Si.

Taehyung ladeó una sonrisa mínima y Jungkook pestañeó de la manera en


que sabía que enloquecía a Taehyung. No dijeron nada más. Jungkook miró
a los lados para asegurarse de que no los estuvieran mirando, y finalmente
tomó el final de su bata y la levantó hasta sus rodillas, haciendo de ella un
nudo que la sostuviera a esa altura.

—El juego va así: Yo corro y tú me demuestras que tan buen cazador eres.

—Esto no es una exhibición, Jungkook. Bájate la bata.

—No podré correr así. —Jungkook miró como las botas cubrían sus
pantorrillas y miró al Alfa. —Además solo se ven mis rodillas.

Taehyung lo miró de mala gana, pero Jungkook volvió al tema principal


cuanto antes pudo, no dándole tiempo de insistir.

—Eres más rápido que yo, así que contarás hasta veinte y luego podrás
correr tras de mi. ¿Si?

Taehyung pareció meditarlo unos momentos en los que Jungkook se


aseguró a sí mismo que el Alfa lo tomaría de la mano, le bajaría la bata y lo
llevaría de vuelta al castillo para dormir en lugar de andar con cosas
estúpidas y sin sentido. Pero aún con esos segundos en el que su ánimo
flaqueo bastó con el asentimiento de Taehyung para que su corazón latiera
casi de manera desenfrenada.
—Contaré hasta treinta. Intenta no caerte al correr ¿Está bien?

—¡Bien! —Jungkook dió un par de aplausos. —Empecemos, lobito


cazador.

—De acuerdo, conejillo de indias. Uno...

Jungkook dió un brinco de sorpresa cuando el Alfa comenzó a contar, y


para cuando llegó al número cinco Jungkook estaba lejos de su vista.

El Omega se sintió realmente nervioso en aquel momento ¡Vaya intriga!


¿Llegaría el Alfa hasta él? ¿En cuánto tiempo? Se moría de ansias, no sabía
de donde había sacado aquel juego, pero aquella sensación de ser atrapado
por Taehyung le estaba divirtiendo.

"Veintidós..." Escuchó la voz ronca invadir su mente "Veintitrés,


veinticuatro, veinticinco..."

—Diablos. —Exhaló Jungkook sin detenerse, casi tropezando con una raíz
sobresaliente del suelo al aumentar su velocidad. —Oh, diablos, oh,
santísima madre luna ¿Por qué estoy jugando esto?

"Veintinueve..."

Jungkook se resistió de ver hacia atrás y sintió sus pelos ponerse de punta,
sus manos temblando levemente mientras buscaba el impulso para correr
más rápido. Pero era trampa, ¡Era trampa! El no había dicho "Treinta", por
lo tanto no sería valido ¿O sí?

—Kim Taehyung, no dijsite treinta. —Exhaló sin aire, solo porque el


silencio lo estaba matando de agonía.

—Treinta, mi amor.

Jungkook elevó un grito, pero no se permitió mirar hacia atrás. Debió


concentrarse menos en su miedo y más en las pisadas extras de una carrera
tras él. No supo como, pero fue más rápido y decidió curvar entre un par de
árboles en los cuales tuvo que dar un brinco por el agujero en la tierra,
comenzando a zigzaguear. Rió al escuchar una rama romperse y luego una
maldición tras él, probablemente una repentina caída por parte de
Taehyung. Jungkook elevó una carcajada y continuó corriendo, sintiendo
ya el sudor en su frente. Se sentía tan vivo corriendo con Taehyung, aunque
más bien le huía. De igual manera le gustaba, sin emabargo cuando pensó
haberlo dejado atrás escuchó los pasos acercándose cada vez más rápido.
—¡Detente! —Le gritó al rubio, no queriendo ser capturado, riendo y
jadeando. —¡T-Tae! —Quiso carcajearse, pero su falta de aire no se lo
permitió.

Escuchó la respiración de Taehyung volverse fuerte tras él, volverse


gruñido tras gruñido, el Alfa sintiéndose tan cerca del Omega que podía
solo estirar su mano para tomarlo y aquel juego estaría terminado. Estaba
tan cerca de alcanzarlo. Los ojos del cazador se dilataban con lo cerca que
estaba de capturar a su presa. Entonces se detuvo abruptamente antes de
llegar a una pendiente, y Jungkook sin poder detenerse saltó.

El Omega golpeó el suelo con las plantas de sus pies demasiado fuerte, ni
siquiera las botas ayudaron con el dolor, pero el impulso fue más fuerte que
el golpe y siguió de largo. Su cuerpo dando vueltas como la rueda de una
carreta hasta que por fin se detuvo en tierra firme, un poco mareado, pero
bien. Se levantó y comenzó a correr de nuevo.

No pasaron ni siquiera tres segundos antes de sentir el impacto en el suelo


tras él, el gruñido gutural del ahora rubio lobo extendiéndose a su
alrededor. Jungkook gritó con fuerza y sus piernas se exigieron mucho más
la una a la otra, resbalando un par de veces. El Omega quiso correr más
rápido, incluso trepar un árbol, pero le fue imposible en cuanto de un
tropezón se fue hacia delante, su cabeza chocando contra el suelo, por
suerte de la manera mas suave y el impulso haciéndolo rodar tres veces
antes de parar, de espaldas sobre la tierra y con un lobo sobre el,
gruñéndole muy cerca del rostro.

Ambas respiraciones mezclándose, los ojos del Omega abiertos como


nunca y su mirada llena de impresión. Solo un momento después de eso
sonrió, agitado y sudado, riendo solo un poco. Taehyung pasó su enorme
lengua sobre su mejilla y Jungkook lo tomó del hocico, besando su negra y
húmeda nariz de botón con cariño. Taehyung acarició su nariz con la suya.

—G-Ganaste. —Rió Jungkook. —Felicidades.

—Ahora eres mi conejillo. Voy a cenarte.

Taehyung abrió el hocico mostrando todos sus dientes y sus colmillos,


Jungkook riendo y negando con su cabeza cuando el lobo se acercó y se
acercó. Finalmente se quitó de encima del pelinegro y esté pudo levantarse.

—Bájate la bata.

—Espera. —Se quejó Jungkook sacudiendo su suciedad. —No seas


receloso. Además quiero decirte que hiciste trampa transformándote.

—Me dejé llevar, pero volveré a mi forma humana si así...


—¡No, estás desnudo! —Se negó el Omega soltando su bata. —Rompiste
tu ropa en algún lado tranformándote. Además me duelen los pies, debes
cargar conmigo hasta el castillo.

Taehyung miró a Jungkook cuando el mismo se acercó a el. Taehyung


empujó su cabeza contra el estómago de Jungkook y este acarició sus
puntiagudas orejas, rascando tras ellas.

—¿Ya quieres irte?

—¿Qué más haríamos aquí?

Taehyung rondó a Jungkook y este solo pudo acariciar su peludo cuerpo.

—Quiero que te transformes.

—¿Yo? —Jungkook rió. —Yo no sé como hacerlo.

—¿Nunca te has transformado?

—Lo hice una vez... Recibí una paliza de mis Betas y nunca más lo hice.
Ya no recuerdo cómo hacerlo.

Taehyung se sentó y levantó su mirada a la de su Omega, el cual se limito a


tocar su nariz mojada con su índice.

—Vamos, Jungkookie, no hay nada que temer. Estoy aquí contigo.

—No sé hacerlo, Tae. ¿Es necesario?

—Inténtalo. Hazlo por mi.

Jungkook resopló y se sentó en el suelo, quitándose una de las botas.


Taehyung tomó la punta de la otra entre sus dientes y tiró, arrastrando un
poco a Jungkook y haciéndolo quejar, pero finalmente liberando su pie. El
Omega rió cuando el Alfa le dió una lamida, causándole cosquillas. Pasó
un rato ahí sentado, mirando a un punto muerto del suelo bajo la atenta
mirada del Alfa.

—Que incómodo, deja de mirarme.

—No lo estás intentando.

—Lo hago. —Aseguró el menor inseguro. —¿Cómo te tranformas tú?


¿Pujas?
—Vas a transformarte, no a parir. —Jungkook se sonrojó ante el
comentario. —Solo conéctate con...

Tanto el Alfa como el Omega pudieron sentir la presencia de más de una


persona a su alrededor. El menor se levantó con cuidado y lentitud,
mirando a los lados y manteniéndose cerca del lobo.

—Son ellas. —Casi asegura Jungkook.

¡Como pudo olvidarlo!

—¿Ellas? —Taehyung no dejó de mirar a su alrededor, tomando una


posición de ataque. —¿Quiénes ellas?

—Mi libro, mi libro, mi libro, mi libro...

Los ruidosos susurros llegaron hasta ellos, y en un abrir y cerrar de ojos


Jungkook pudo ver a una de las tres brujas en la lejanía. La misma
comenzó a correr a su dirección rápidamente, lista para atacarlo, pero
Taehyung se atrevesó en su camino y le dió frente, corriendo para atacarla
también. Jungkook abrió los ojos sorprendido cuando la mujer saltó sobre
el Alfa, ambos dando vuelta en el suelo y Taehyung quedando sobre ella.
Sus garras dieron un arañazo en su pecho, pero cuando el grito de la mujer
se elevó Taehyung fue arrojado al suelo por otra de las brujas, aquella que a
la vista de Jungkook estaba a falta de un ojo.

De pronto las tres brujas estaban alrededor de Taehyung, rasguñando,


golpeando, moviéndose tan rápido que era casi imposible verlas.

—¡Taehyung! —Jungkook gritó asustado, comenzando a correr a su


dirección. —¡No lo lastimen! ¡Alto! ¡PAREN!

Jungkook hizo una casi imperceptible x con sus brazos y luego los empujó
hacia afuera, a cada lado haciendo así un ademán para que las mismas se
detuvieran, no imaginándose que las tres brujas fueran prácticamente
azotadas por una fuerza invisible lejos del Alfa. Un par de ellas dando
vueltas en el suelo y otra solo cayendo de manera busca sobre su espalda.
Jungkook no detuvo su andar en ningún momento, las brujas retrocedieron,
caminando con brazos y piernas mientras su expresión mostraba odio y
rechazo. Taehyung empujó a Jungkook lejos de ellas, en cuanto el Alfa le
dió la espalda a las brujas una de ella corrió de nuevo a su dirección.
Jungkook gritó, asustado de lo que pudiera pasarle a su Alfa, y pesar de lo
lejos que ella estaba su brazo se movió bruscamente, como si se la quisiera
quitar de encima de un empujón. Aquella mujer voló lejos, cayendo mucho
más atrás que las otras dos brujas que parecían estar en posición de ataque.
Todo pasaba demasíado rápido, él no podía procesarlo, pero lo que
estuviera pasando debía seguir haciéndolo. Una de ellas desapareció y poco
después Jungkook sintió el fuerte golpe en su espada, haciéndolo caer en el
suelo. Taehyung saltó sobre la mujer, mordiendo con fuerza una de sus
piernas, haciéndola elevar un grito de puro dolor cuando sus colmillos
sintieron la sangre.

—¡EV! ¡EV! —Suplicó ella.

Jungkook miró a la bruja nombrada aparecer tras Taehyung y con un


movimiento de su brazo la arrojó lejos, chocando ella demasiado fuerte
contra un árbol. Jungkook escuchó sus huesos crujir, y no solo eso, vió la
sangre derramarse de su pecho, junto en donde una rama grande y torcida
sobresalía.

Jungkook se cubrió los ojos con las manoa, su cuerpo sacudiéndose ante lo
que había visto. Taehyung miró a la bruja que atacaba desaparecer de su
vista, ni siquiera se encontraba a su alrededor. Atento al siguiente moviento
se movió en círculos, gruñendo y respirando com fuerza.

—¡Esto no se quedará así! —Se escuchó a lo lejos haciendo eco.

Entonces Taehyung supo que se habían ido. Relamió sus colmillos mientras
relajaba sus músculos, los mismos que volvían a tensarse al ver a un lado.
El ojiazul se alarmó al no encontrar a su Omega.

—¿Jungkook? —No obtuvo una respuesta. —¡Jungkook!

Escuchó un débil chillido, justo tras un árbol grande, así que corrió hasta
ahí.

Pudo ver una bola de pelos blanquecinos. Una cola larga y tan peluda como
la de un mapache rodeando el cuerpo hecho bola, suave a la vista. El Alfa
se acercó, olisqueando a la altura de sus orejas blancas para confirmar lo
que ya sabía.

—¿Jungkook?

—La maté. —Chilló el pequeño lobo. —La maté.

Taehyung parpadeó y se inclinó, lamiendo entre las orejas del lobo blanco,
transmitiendo la suficiente confianza como para que el mismo levantara la
cabeza. Su mirada oscura y quebrada se topó con la azulada. Taehyung no
dijo nada, acarició con su hocico la garganta ajena, disfrutando el suave
pelaje y mostrando su cariño, queriendo desaparecer todo rastro de miedo.
Jungkook empujó su cabeza contra el cuello de Taehyung y se levantó del
suelo, apegándose a él.
Era un lobo pequeño, tan pequeño. Más pequeño que un Omega normal,
pero tan hermoso como solo Jungkook podía serlo.

"Quiero ir a casa" Le dijo Jungkook a Taehyung en su mente, casi


llorando. "Llévame a casa".

El lobo rubio no respondió, mostró sus colmillos y se guió a la nuca de


Jungkook, tomándolo de la piel bajo el pelaje blanco y levantándolo. El
Omega chillo a penas, encogiéndose en su lugar mientras levitaba bajo el
agarre del lobo rubio que se encargaba de comenzar a correr en dirección a
su hogar.

Su seguro y acogedor hogar.


❝Treintaytres❞
Day6 — I need somebody.

Taehyung inhaló suavemente el humo de su pipa, saboreando el picor y


amargura del tabaco. Hacía ya un tiempo que no fumaba, no recordaba
cuanto lo extrañaba, ni siquiera recordaba porqué había dejado aquella
costumbre de fumar mientras veía la luna sentado a orillas de la cama. O
quizá sí, recordaba. Ya no solía desvelarse como antes hasta la madrugada,
dormía, dormía ahora que se sentía tan tranquilo a pacífico, ahora que tenía
a un Omega a su lado. Su Omega. Su Jungkook. Su precioso y puro
Jungkook. Sonrió con solo pensar en su sonrisa, sus dientes apretando la
boquilla de la pipa de madera antes de que ahuecara sus mejillas e inhalara
de nuevo el humo. Sin emabargo ahí estaba aquella noche, desvelándose, la
inquietud manteniéndolo despierto sin importar cuanto deseara estar
compartiendo la cómoda cama con su Omega en un sueño tranquilo.
Aunque Jungkook no parecía estar teniendo un sueño tranquilo, se removía,
chasqueaba su lengua y musitaba cosas inentendibles que terminaban en un
bostezo. Nada fuera de lo normal, Jungkook no solía dormir realmente
tranquilo, se movía y se movía inquieto, a excepción de cuando Taehyung
lo abrazaba, entonces dormía como una roca. Y como Taehyung no estaba
abrazándolo aquella noche seguramente rodaría hasta que se acabara la
cama y terminara tirado en el suelo. Taehyung miró por sobre su hombro el
dosel que le impedía la vista de su Omega y soltó un suspiro.
Había estado enfermo los últimos tres días. Seguro estaba teniendo un
sueño más que horrible el pobre. Jungkook había sido víctima de una fiebre
extraña que solo aparecía por las noches y de un dolor en los huesos que lo
torturaba todo el día. Y no había una explicación exacta para aquello, pero
el doctor había recomendado varias cosas que parecían inútiles.

Alguien rasguñó la puerta de la habitación, Taehyung frunció el ceño


extrañado, sin embargo se levantó sospechando bien de quien se trataba.
Acomodó su pantalón de pijama sobre sus caderas y caminó descalzo hasta
la puerta, abriendo a penas. Una tigresa imprudente de pelaje naranja,
blanco y negro entró sin permiso, caminando a paso lento. Taehyung no
cerró la puerta, se limitó a caminar tras la tigresa, quitándose la pipa de los
labios y exhalando el humo.

—¿Qué haces aquí?

—Él lleva tres días enfermo ¿Tú qué crees que hago aquí?

—Si no traes una solución a su enfermedad me parece inútil tu presencia,


Suji. Vete.
La tigresa no obedeció, a cambio caminó hasta la cama, subiendo sus dos
patas delanteras al mueble de la cama, asomándose al dosel entreabierto y
mirando dentro. Gruñó bajo.

—¿Por qué está desnudo? ¿Qué le hiciste?

—Dejemos claro, Suji que a mi Omega me lo follo cuantas veces se me de


la gana y tú en eso no tienes voz. —Musitó el rubio a pesar de que no era el
caso, sintiendo la necesidad de cortar tanta confianza que había tomado la
tigresa. —Está en su habitación, puede dormir desnudo si así lo quiere, sin
vergüenza a que yo lo mire porque soy su Alfa. Pero tú no eres nadie, así
que te sugiero que te bajes de ahí y dejes de verlo.

Suji no dijo nada, dejó de ver al Omega y se bajó del mueble, mirando a
Taehyung a los ojos con molestia. El Alfa la miró con arrogancia mientras
calaba el humo de su pipa.

—¿Abusaste de el?

—Por favor. —Casi bufa el ojiazul. —La única que abusa aquí eres tú.
Abusas de mi paciencia y de nuestra privacidad. Lárgate.

—Cuando me largue será con Jungkook.

—Jungkook no va a ningún lado. —Taehyung ladeó una sonrisa casi


forzada por la rabia contenida. —¿Quién te crees? Realmente estás
alucinando. Estoy a nada de echarte del castillo, si no lo he hecho es porque
mi Omega insiste en tenerte aquí.

—No es tú...

—Mi Omega. —Taehyung se señaló a si mismo interrumpiéndola. —


Jungkook es mi Omega, te duela o no soy su Alfa.

—En cuanto Jungkook entienda que eres solo una cucaracha no dudara ni
un segundo en irse conmigo.

—Él realmente te gusta ¿No es así? —Taehyung rodó los ojos y rió
amargamente unos segundos, inhalando más de su pipa y exhalando. —Te
arde en el pecho que tenga un Alfa.

—Y a ti te arde en el pecho tener alguien competente que pueda quitártelo.

—¿Competente? —Taehyung arqueó una de sus cejas. —¿Qué podrías


darle tú a Jungkook que no tenga conmigo?
—Yo tengo un mundo nuevo que ofrecerle a Jungkook, en donde el no
tendrá que seguir órdenes. Ni tuyas, ni de nadie.

Taehyung casi ríe, pero decidió tener prudencia ante el sueño de su amado,
cubriendo sus labios con su índice y negando un poco con la cabeza.

—Que divertida, casi me carcajeo, de verdad. Pero déjame serte honesto.


—Taehyung inhaló de su pipa y exhaló. —Jungkook y yo nos amamos. No
tenemos problema con ello, la verdad estamos muy felices juntos. No nos
interesa una tercera tratando de perjudicarnos.

—Tú solo terminarás perjudicándote. Y cuando eso pase Jungkook


entenderá que su mundo es más que un Alfa insuficiente.

—Soy más que suficiente. —Taehyung miró con desprecio a la tigresa. —


Soy su mundo. Tú nunca tendrás el amor de ese Omega porque ya lo tengo
yo. —Dijo con recelo.

—El está confundido, no sabe de amor, es un chiquillo. Tú manipulación


no durará para siempre, porque eso es, manipulación. ¿Quién podría amar a
alguien tan desagradable como tú?

Taehyung ladeó una sonrisa engreída.

—Jungkook.

—Lo que sea que le hayas metido en la cabeza se le saldrá cuando descubra
más sobre él.

—Lo que sepas tú sobre Jungkook lo averguaremos juntos tarde o


temprano. Con o sin tí.

—No confío en ti, Kim Taehyung. Pero tampoco confío en que Jungkook
no te diga nada de lo que pueda confesarle.

—Mira, ya me harté. —Confesó el Alfa tocando su sien con su mano libre.


—Tengo poca paciencia y ya me la acabaste. Al amanecer te largas de mi
castillo, si es posible de mi reino. De otra manera yo me encargaré de
matarte y comerte cuando te hayan convertido en un rico estofado de tigre.

Se escuchó una sacudida fuerte de sábanas en la cama, una respiración


inestable y luego un grito corto y asustado. Jungkook sollozó poco después
y Taehyung no dudó en ir a la cama, gruñéndole a Suji en un tono bajo y
mostrándole los colmillos. Ella, resignándose, se dirigió hasta la puerta,
saliendo de la habitación. Taehyung se apresuró a cerrarla y volver a la
cama en cuanto escuchó los llamados.
—¡Taehyung, Taehyung! ¡Tae!

El rubio apartó el dosel y dejó su pipa en el mueble de la cama, subiéndose


a la misma y acercándose al Omega que veía a los lados con los ojos muy
abiertos, adaptando su vista a la oscuridad del lugar e intentando buscar
algo en ella. Taehyung siseó enseguida, tocando su pierna desnuda para
hacerle saber que estaba presente, pero el Omega solo dió un brinco de
susto. Luego de mirar los ojos azulados en la oscuridad se fue sobre el
Alfa, rodeando su cuello con sus brazos y llorando con su rostro enterrado
en el pecho ajeno.

—¡Tae, estoy asustado!

—Traquilo, mi amor. ¿Tuviste otra pesadilla? —Preguntó recordando la


noche anterior. —Ya está, estás despierto, estás a salvo. No es real.

—¡S-Si era real! E-Ellas estaban molestas, aquí, y-y te estaban c-comiendo
vivo...

—Estoy bien, Jungkook, mírame. —Taehyung tomó el rostro del paranoico


pelinegro entre sus manos y lo obligó a verlo a los ojos. —¿Ves? Estamos
bien, mi amor.

—P-Pero...Pero. —Jungkook parpadeó y su labio inferior tembló. —E-


Estaban aquí, y M-Mis niñas...

—No, amor, nadie más que yo estaba aquí. —Aseguró el mayor


interrumpiéndolo. —Respira ¿Si? Estás bien, solo fué una pesadilla. Todo
lo imaginaste.

Jungkook tembló y miró la abertura del dosel, sollozando.

—Mis niñas... —Susurró, sus ojos volviendo a un tamaño normal mientras


se llenaban de lágrimas. —F-Fué un sueño...

—Una mala jugada de tú mente, mi cielo. Tranquilo.

Taehyung se inclinó para besar los labios rosados, pero Jungkook no lo


permitió, olisqueando y haciendo una mueca.

—¿Qué es ese olor?

—Tabaco. —Taehyung hizo una expresión de disculpas. —Estaba


fumando.

Jungkook bajó la mirada hasta el regazo de Taehyung, parpadeado un par


de veces.
—¿Por qué no estás desnudo?

—Jungkook, hay que ver que eres...

—No intentes persuadirme. —Lo interrumpió el menor. —¿En dónde


estabas?

—Aquí, mi vida.

—¿Y por qué estás vestido?

—A veces me da frío, Jungkook.

—Eso nunca te ha impedido dormir desnudo.

—Ya está.

Taehyung se colocó de rodillas y se bajó la pijama, sentándose luego y


deslizándola por sus piernas hasta quitársela y arrojarla fuera de la cama.

—Listo, ¿Mejor?

Jungkook parpadeó con una expresión decaída.

—¿Fuiste con ella?

—¿Qué dices, Jungkook? —Preguntó Taehyung con una pizca de molestia.


—Claro que no, ¿Por quién me tomas?

—¿Por qué ella sigue aquí? —Casi reclama el menor.

—Porque querramos o no hay más que discutir. El Rey de Italdandis no


vino solo a intentar casarme con su hija, vino a discutir ciertos asuntos
que...

—Que duran tres días.

—Jungkook, ¿De verdad estás molesto conmigo por ello?

Jungkook formó un puchero mínimo: —¡No por eso, es que...! ¡¿Qué haces
fumando tabaco?! ¡Que no puedo olisquear tu aroma bien! ¡Hueles feo, tan
feo como el corazón de esa princesa estúpida que sigue rondando por ahí
mientras yo estoy en cama!

Taehyung negó y rodó los ojos al cielo.


—Baja la voz, ¿Quieres despertar a alguien?

—Si, quiero despertarla a golpes ¡Y a patadas! —Jungkook lo miró con


rabia mientras Taehyung tocaba su cuello y frente. —¡Porque seguro se le
pasa a tu sombra haciéndote ojitos!

—Ya no tienes fiebre. —Taehyung informó sintiendo tranquilidad,


mejoraba. —¿Te duelen los huesos?

—¡No me ignores! —La boca de Jungkook fue cubierta con la mano del
Alfa y gruñó.

—Escúchate, ¿Soñaste acaso algo más? Ni siquiera la he visto, me la pasó


en mi oficina. Te amo ¿O se te olvida?

Jungkook no respondió, le gruñó y se cruzo de brazos, mirando a otra


dirección.

—Ya quiero que se vaya.

—Sé razonable. Además no es momento de hablar sobre eso, ¿Te apetece


que te busque un té para dormir?

—¿Y para qué quieres darme un té para dormir? —Jungkook arqueó una de
sus cejas. —¿Eh?

—Para que no sigas teniendo pesadillas y un sueño inquieto.

—Si tuve sueño inquieto es porque no me estabas abrazando. —Jungkook


tiró del brazo de Taehyung. —¡Vamos! A dormir, a dormir.

El Alfa se recostó sobre sus almohadas y miró como Jungkook se sentaba


en su regazo, sus piernas a cada lado de su cuerpo. Tomó la manta y se
recostó sobre Taehyung, cubriéndolos a ambos con la manta. Taehyung
abrazó de la cintura al Omega y dió la vuelta sobre su costado, plantando
un beso en sus labios rosados. Limpió los ojos de Jungkook, sus bordes
mojados con mínimas lágrimas y sus mejillas a penas húmedas por haber
llorado antes. Besó su nariz y luego su frente, recibiendo a cambio un beso
en su barbilla.

—Que pesadilla más horrible, Taehyung... —Susurró. —Juro que casi


muero del susto. Mis niñas estaban vivas, ellas querían tomarlas, y tú
estabas tan herido...

—Mi Omega, eres tan sensible. —Admiró Taehyung con una pizca de
reproche. —Por eso logró afectarte tanto.
—Me sentí tan asustado, Tae. —Los ojos oscuros mostraron mucha
inquietud. —Quisiera bajar a visitar el arbusto de mis hijas.

—Ellas siguen ahí. —Le aseguró Taehyung. —Duerme, no hay de que


preocuparse. Solo fue una pesadilla.

—Mi corazón no para de latir con fuerza. —Susurró el menor. —Siento


que entrarán por el balcón en cualquier momento.

—Shh, no digas eso. —Taehyung golpeó suavemente los labios de


Jungkook con sus dedos. —Mejor duérmete. Duérmete, duérmete.

Jungkook sintió su cuerpo menos tenso cuando el Alfa peinó su cabello


hacia atrás una y otra vez, haciéndolo reír mientras canturreaba "Duérmete"
una y otra vez.

—Pareces un papá.

Pero después de esa broma no fue divertido, se sintió un ambiente


demasíado pesado, cosa que hizo que a Jungkook se le oprimiera el
corazón. Se sintió estúpido y quiso golpearse.

—Perdón.

—¿Por qué?

—Yo no quise...

—No es importante, Jungkook. No le temo a la palabra "Papá".

Jungkook frunció una sonrisa y miró los labios del Alfa, tocándolos con sus
dedos.

—Eso es un poco hipócrita. Un poquito. —Jungkook tomó aire y exhaló.


Parpadeó y miró un punto muerto. —De igual modo no debí decir eso, no
sé como es un padre. Tae ¿Siempre fue malo tu padre?

Taehyung tardó un par de segundos en responder, pero al final lo hizo.

—Supongo.

—¿Nunca fue bueno contigo?

—Quizá una o dos veces, sin emabargo no hacen gran diferencia en todo lo
que me hizo.
—Uhm. —Jungkook frunció sus labios y mordisqueó uno de ellos. —Yo
siempre quise padres, no sé como se siente tener a mamá y a papá. Solo sé
como se siente tener a Jiyook.

—Sin embargo quieres ser mamá. ¿Ves lo raro que es? Ni siquiera tienes
un ejemplo que seguir.

—Puedo seguir el ejemplo de Jiyook. —Jungkook levantó su mirada en


busca de los ojos azulados. —Ella te ha criado bien.

—Hizo lo que pudo. —Admitió Taehyung evitando la mirada oscura. —


Después de todo no soy muy diferente a mi padre.

—Porque estabas entre muchas malas personas. —Aseguró Jungkook


acercándose al rostro del Alfa que lo evitaba y evitaba el tema. —Pero ya
no hay malas personas, nosotros podríamos...

—No, Jungkook.

El Omega cerró la boca y sus labios formaron una mueca de decepción


mientras sus ojos se mostraban dolidos. Taehyung lo miró entonces,
tocando su estómago con su dedo y pellizcándolo con suavidad luego.
Volvía a ser tan plano como antes.

—Eh, lo prometiste, Jungkook. Solo tú y yo ¿Lo recuerdas?

Jungkook suspiró: —Nunca voy a convencerte ¿Verdad, Tae?

El Alfa negó.

—No, Jungkook. Solo tú y yo.

El nombrado bajó la mirada y tomó las manos del mayor entre las suyas,
jugando con ellas después.

—¿Qué hay de tú madre? ¿También era muy mala?

Taehyung no respondió de inmediato, ni siquiera varios segundos después


por lo que Jungkook levantó la mirada encontrándose con la perdida de
Taehyung. Parecía sumido en recuerdos, tanto que no se percataba de que
Jungkook esperaba su respuesta. El Omega le tocó la mejilla con su índice
de manera suave y siseó.

—Oye, Taehyung.

—¿Qué? —Preguntó el mayor volviendo a sí mismo luego, sin mirar a


Jungkook.
—¿La estabas recordando?

Taehyung asistió apenas: —Si, algo.

—¿Entonces?

—¿Qué?

Jungkook hizo una mueca con sus labios y se abrazó del cuello ajeno,
haciendo un puchero mientras arrugaba su nariz. Taehyung lo miró a los
ojos.

—¿Por qué no quieres contarme? ¿No confías en mi? —Jungkook besó sus
labios cortamente. —Yo confío en ti.

—Yo también en ti.

Jungkook recibió un beso en sus labios y uno en su frente. El Alfa miró su


rostro un largo rato, acariciando su melena negra y pellizcando sus mejillas.
Jungkook sabía que buscaba la comodidad adecuada para hablar, pero que
también existía una posibilidad de que el Alfa se cerrara por completo de
nuevo y cambiara el tema. Jungkook había aprendido mucho sobre él.

—Mi madre era muy buena. —Admitió Taehyung en un susurro, peinando


el cabello del Omega hacia atrás. —Demasíado buena.

—¿Lo era? —Jungkook parpadeó impresionado con su confesión. —P-


Pero... ¿Por qué tú...? Ya sabes, ¿Por qué...?

—¿Por qué la maté? —Taehyung continuó jugando con el cabello ajeno


solo para acariciar las mejillas de porcelana después.

—Si. ¿Es por qué ella no te defendía?

—No. —Taehyung miró entonces los ojos oscuros. —Es porque la mujer a
la que maté era mi madrastra.

Jungkook quedó helado con aquello, su expresión parecía hecha de piedra y


sus brazos parecían haberse enredado lo suficiente en el cuello ajeno como
para dejarlo ahí trabado sin poder moverse. El Alfa acarició sus labios con
su índice, aprovechándose de que estaban entreabiertos para tocar apenas
sus dientes superiores de conejo. Jungkook cerró la boca cuando Taehyung
se inclinó y lo besó, como si eso lo sacara de su transe.

—¿Qué d-dices? —Balbuceó el menor rato después.


Taehyung suspiró.

—La esposa de mi padre no era mi madre, solo mi madrastra.

—¿Pero cómo...? —Jungkook se cubrió los labios y parpadeó. —¿Hubo


alguien antes que ella?

—No. Mi padre embarazó a alguien más mientras estaba casado.

—Oh... —Jungkook bajó la mirada, sintiendo a Taehyung acariciar su nuca


con sus dedos. —Vaya, Tae, nunca lo hubiera imaginado.

—Nadie en realidad. Todo estuvo tan bien oculto que no levantaron


sospechas de nada.

Jungkook miró al Alfa a los ojos e inhaló un poco, suspirando luego.

—¿Quién es ella?

Taehyung bajó la mirada solo un momento, pareciendo casi triste. Casi. Sin
emabargo se recuperó en un pestañeo y miró a su Omega a los ojos oscuros
que este portaba.

—Era, Jungkook. —Lo corrigió. —Ella murió. Su nombre era Hyuna.

Un peso se instaló en el estómago del pelinegro haciéndolo sentir realmente


enfermo. Su rostro se sintió frío y sus manos sudadas. Casi la misma
sensación que sentía cuando era imprudente y era corregido. Sentía
vergüenza, pero más que eso sentía muchísima pena.

—Oh, Tae...

—Está bien. Fue hace años, no quieras consolarme.

Jungkook no hizo caso, lo abrazó con fuerza y recibió un abrazo a cambio


también. Sus labios se presionaron en la frente del Alfa, su cabello rubio
interponiéndose en el camino, así que lo apartó y besó nuevamente,
acariciando con su nariz en un acto de cariño.

—Ella enfermó. —Musitó el rubio entrando en un círculo pequeño de un


poco más de confianza.

—Debió ser muy duro si era buena contigo, Tae. —Jungkook bajó sus
labios a la mejilla del Alfa y besó antes de verlo a los ojos. —Lo lamento
mucho, mi cielo.
El rostro de Taehyung fue tomado entre las manos del menor, y aunque
parecía indiferente a la situación Jungkook sabía bien que le reconfortaba
que fuera atento y cariñoso con él respecto al tema. Podía sentirlo.

—¿Estuviste con ella? Cuándo falleció.

—Ella estaba en otro reino. —Explicó Taehyung. —Con... Con mi


hermano.

Los ojos de Jungkook se abrieron en demasía y balbuceos salieron de sus


labios. ¿Qué acababa de decir? Jungkook pudo haber escuchado mal
probablemente, ¡Pero Taehyung no lucía como si quisiera corregirse! Lucía
como si estuviera hablando enserio. Muy enserio.

—¡O-Oh, pero...! —El menor cubrió sus propios labios para evitar un
escándalo de su sorpresa y parpadeó. —Tae.

—Lo sé.

—¿Un hermano? ¿De verdad?

—Si, hablo enserio.

Jungkook parpadeó y su ceño se frunció con una mirada confundida y casi


empática. Luego se sacudió de un respingo.

—V-Vaya... ¿Y quién es?

Taehyung se relamió los labios.

—El Rey de Busan.

—¿Cómo? ¿EL REY?

—Shht.

—Perdona. —Jungkook se cubrió los labios sintiéndose tonto.

—Sé que es extraño. Mi madre era la Omega del Rey de Busan. Junto a él
tuvo a Yoongi.

—Tú hermano. —Completó Jungkook queriendo seguir el hilo.

—Si. —Asintió él mayor. —Luego supongo que engañó a su Alfa, se


embarazó de mi padre.
—Pero ¿Busan está lejos? ¿Cómo fue que estuvo contigo y con tu
hermano?

—Ella a veces estaba conmigo y a veces con mi hermano. Varias veces me


llevaba con ella y me ocultaba para que el padre de Yoongi no me viera.
Era todo como un juego de escondite.

—Oh, Tae...

El Alfa ladeó una sonrisa, sus expresivos ojos azules usualmente hostiles se
convirtieron en un mar de emociones encontradas, sin emabargo sus labios
se movieron suavemente para decir falsas palabras a su Omega.

—Estoy bien.

—No lo estás.

—Lo estoy. —Taehyung rodeó la cintura de Jungkook con su brazo y lo


apegó mucho más a el. —Lo estoy ahora.

—Debió ser muy duro estar lejos de tú madre, para ella también debió ser
duro dejar a su hijo solo con alguien tan malo como tu padre.

—Mi madrastra también era un asco. —Admitió Taehyung. —Solía


vestirme con vestidos porque quería una niña Omega, pero en cuanto papá
la descubría le daba una paliza. Ese ese era un gran premio de consuelo
para mi.

Los ojos de Jungkook se quebraron en lágrimas.

—Era una maldita, Taehyung.

—Lo sé.

—P-Pero tú madre... ¿Por qué no hacía nada?

—¿Qué tanto podía hacer una Omega en su lugar? Pudo haber provocado
una guerra entre reinos por su insensatez al quedar embarazada de un Alfa
que no era suyo. A mi parecer, ella tuvo mucha suerte de no ser asesinada.

Jungkook parpadeó mientras acariciaba los costados de su Alfa por debajo


de la manta, sintiendo un escalofrío.

—¿Tú padre amenazó con matarla alguna vez?

—No realmente, yo creo que quería más a mi madre que a mi madrastra.


Para él era como una fruta prohibida, la Omega de otro Rey, el dueño del
reino enemigo. La deseaba más de lo que deseaba a mi madrastra, estoy
seguro. Además, ella no podía darle bebés.

—¿De verdad? —Jungkook se sorprendió. —¿Una Omega que no podía


darle bebés?

—Si. No lo entendí hasta años después, creo que por eso mi padre se
empeñaba en que yo resultara ser un Alfa, después de todo era su único
heredero, fuera o no de su Omega.

Jungkook meditó sus palabras unos segundos en los que Taehyung daba
suaves caricias a su mejilla, mirándolo a los ojos con fijeza.

—¿Y tú hermano?

—¿Qué pasa con él?

—Ya sabes, ¿No se ven?

—Yoongi y yo no tenemos contacto.

—Pero eso es muy feo ¿Cómo pueden no hablarse?

—Ocurrieron cosas... —Taehyung ladeó la cabeza. —No habían razones


para seguir hablando o viéndonos, después de todo mamá había fallecido,
el me lo hizo saber a través de una carta y me dejó claro que no quería
verme más nunca.

—¿No te quería acaso?

Taehyung lo pensó.

—Creo que es más el odio que siente por mi. Siempre supe que él no estaba
muy contento conmigo.

—¿Y es que acaso su madre no les enseñó a amarse?

—Amarse era complicado cuando el amor no estaba presente tan a


menudo.

—Pero eso es injusto, eran hermanos. Son hermanos. —Se corrigió el


Omega. —Yo no podía vivir tranquilo sabiendo que mis hijos no se quieren
el uno al otro.

—Supongo que a ella no le importó demasíado. —Taehyung frunció los


labios. —Solía amar más a uno que a otro.
—¿Ah si? —Jungkook parpadeó para apartar las lágrimas. —¿A quién?

—A mi. Tal vez porque sabía el infierno en el que vivía. Comprendo a


Yoongi ahora que puedo recordar todas las veces que lo hizo a un lado,
pero ella también me abandonó en la nada muchas veces...

—Yoongi debió estar tan triste. —Jungkook frunció los labios. —¿No has
pensado en remediarlo?

—¿Y qué culpa tengo yo?

—Bueno, eras un niño, pero de igual forma sería lindo decirle que lo
quieres mucho y que sientes que fueras tan pequeño como para no
comprender todo el afecto que su madre le negaba para estar contigo.

Taehyung hizo una mueca: —¿Yo cuándo he dicho que quiero a ese
desalmado?

—Tae. —Regañó el menor. —¿Por qué dices eso?

—Yoongi no fue del todo un pan blanco conmigo, Jungkook. Nuestras


últimas visitas fueron las peores, peleábamos más de lo que te imaginas.

—Estaba resentido, estoy seguro.

—¿Por qué la repentina insistencia en defenderlo?

—No, yo solo intento repararlo. —Se justificó.

—No intentes meter tus manos en esto, por favor. —Pidió el mayor con
voz seria. —Te lo conté porque mereces conocer más de mi, pero yo
realmente no intento volver al pasado para reforzar viejos lazos.

—Pero, Tae. ¡Es tú hermano!

—Y esta conversación es un secreto. ¿Queda claro?

—Como el agua. —Asintió el pelinegro. —Solo...

—No. —Lo interrumpió el mayor. —A dormir.

Los ojos del Omega fueron cubiertos por la mano del Alfa y bufó. Pero
poco después un silencio se instaló y abrazándose al Alfa se quedó
dormido. Poco después de ver a la nada el mayor cerró sus ojos y cayó
rendido ante el sueño y la pereza.

~•~•~
La Omega pelinegra tomó el tazón lleno de fresas frescas y lo dejó frente al
niño rubio, sonriéndole mientras le tendía un tenedor para pincharlas y
llevarlas a su boca. Feliz el niño ojiazul tomó el cubierto, tomado una fresa
y comiéndola con una sonrisa. A un lado de ellos un niño pelinegro estaba
cruzado de brazos, mirando con recelo a molestia.

—Tae, ¿Quieres algo de leche?

—Si, mami.

La mujer se levantó de la silla asintiendo con su cabeza y sonriendo antes


de plantar un beso en su frente y alejarse. El niño pelinegro dejó de parecer
molesto cuando la mujer pasó por su lado, posó sus manos en los
reposaderos del sofá individual y se levantó, ansioso por obtener la
atención se la mujer.

—Mamá. —Llamó, sin embargo ella pasó de largo, saliendo de aquella


habitación enseguida, no sin antes decir:

—Cuídalo, Yoongi.

El niño sintió un peso en su pecho su gruñó de pura rabia. ¿Por qué lo


ignoraba? ¿Por qué no lo escuchaba? El rubio miró a su hermano mientras
pinchaba una fresa, sonriendo.

—Yoongi Hyung ¿Quieres fresa?

—¡Tú sabes que no me gustan! —Le gritó el pelinegro.

El ojiazul se encogió en su asiento y frunció sus labios rosados, comiendo


en silencio. Yoongi se acercó a él y se subió a la silla frente a el, mirándolo
con rabia.

—¿Por qué sigues viniendo a mi castillo?

—Mi mamá...

—¡Que no es tuya, es mía!

—¡También es mi mamá!

—¡No, no es tuya, Taehyung! ¡Es mía!

En un impulso de rabia y malcriadez el niño mayor golpeó el tazón de


fresas, arrojándolo al suelo y quebrándolo. El ojiazul jadeó y formó un
puchero con sus labios. Eran sus fresas, su mamá las había buscado para él.
Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando se bajó de la silla y comenzó a
recogerlas entre sus manitas, subiéndolas a la mesa. Yoongi tomó una de
ellas y se la arrojó a la cabeza, manchando sus mechones de cabello rubio.

—¡Ay! —Taehyung comenzó a derramar lágrimas entonces, acariciando su


cabello y cerrando sus ojos, sus labios formando una mueca mientras
lloraba. —¡Yoongi Hyung, eres malo! ¡Déjame!

Más allá entró una mujer a la habitación, su vestido azul haciéndole saber a
ambos que se trataba de su madre. Yoongi la miró rabioso cuando la misma
se acercó a Taehyung, abrazándolo y preguntándole que había pasado.

—¡Yoongi me hace llorar, me está molestando! ¡Mira, mira mis fresas!

—¡Te las voy a echar en la cara! —Aseguró Yoongi bajándose de su


asiento. —¡Ya verás, yo...! ¡Yo...! —Yoongi cerró sus manos como puños.
—¡Yo llamaré a papá! ¡Ella es mi mamá!

Taehyung tembló con la declaración de guerra y su madre miró al niño de


mala gana cuando se encaminó hasta la puerta.

—Yoongi, alto. ¡Detente!

—¡No! —Exclamó él harto de ser siempre ignorado. —¡Buscaré a papá y


le diré que está él aquí!

—¡Yoongi! —Gritó su madre cuando el niño salió de la habitación. —


¡Yoongi, vuelve!

El niño ojiazul se sintió llenar de miedo cuando su madre corrió hasta la


puerta y lo miró diciendo.

—Escóndete, Tae. Anda, corre.

El niño tembló con fuerza al quedarse solo. Miró a cada lado, buscando un
buen escondite. Tras los cuadros lo descubrirían muy pronto, así que lo
único que se le ocurrió fue irse directo a la cama que compartía con su
madre y con Yoongi cuando se quedaba a dormir y se subió a ella,
ocultándose bajo las mantas color mantequilla y cerrando sus ojos. Se
cubrió los oídos con fuerza y sollozó. El padre de Yoongi saba miedo, lo
había escuchado gritarle a Yoongi y a su mamá muchas veces, incluso
había escuchado llorar a Yoongi por algún golpe que le daba, no quería
Imaginar que le haría. ¡Se lo comería vivo! Como el lobo malo de las
historias que su madre le contaba, ¡Iba a comerlo! No quería ser comido. O
golpeado.
El silencio lo agobió por mucho tiempo, su corazón latía tan fuerte que
temía ser encontrado por aquel hombre gracias a su sonido exagerado. Su
respiración estaba agitada y sus manos temblaban. Escuchó la puerta siendo
empujada un rato después, pasos rápidos que no sonaban como los tacones
de su madre.

Entonces alguien le quitó las mantas de encima con fuerza, dejándolo al


descubierto. Era su fin. Los ojos oscuros lo miraban fijamente, reconoció la
piel pálida y la expresión seria de su hermano mayor. Lo tomó de la mano
y tiró de él, empujándolo hasta tirarlo en el suelo y luego empujarlo bajo la
cama.

—¡Ahí, ahí! Rápido, métete ahí. —Le ordenó en susurros ruidosos.

El niño se dejó esconder y se cubrió los labios cuando Yoongi le exigió


silencio. No pudo ver nada cuando el mismo tiró de las mantas hasta que
cubrieron la apertura de la cama. Escuchó poco después pasos fuertes y una
voz grave.

—¿En dónde está?

—¿Quién? —Preguntó Yoongi.

—¡No te hagas el estúpido que tu mismo me buscaste!

—¡Pero, papá! —Exclamó Yoongi. —¡Era mentira!

—¿Qué era mentira dices? ¡Otra vez apoyando a tú madre! ¡Alcahueta!

—¡Mi mamá está en el jardín buscando rosas para ti! —Aseguró el niño,
Taehyung abriendo mucho sus ojos por la mentira de su hermano mayor.
—Yo solo estoy molesto con ella y quería meterla en problemas.

—¿Y qué haces aquí estonces, eh?

El niño no respondió y Taehyung apretó los dientes temeroso, ¡Lo


atraparon!

—Iba a romper una pintura.

—Yoongi deja a tu madre en paz, ¡Que la tienes harta con tus travesuras y
a mi igual! ¡Te daré una bofetada si vuelves a engañarme de este modo!
¿Te queda claro?

Luego de un segundo el pelinegro respondió.

—Si.
—Y si haces enojar a tu madre te encierro en el ático con alguna rata. Estás
advertido.

Taehyung sintió alivio cuando la puerta fue cerrada con fuerza y las mantas
fueron apartadas de su vista. Yoongi se asomó bajo la cama y tendió su
mano pálida. Taehyung la tomó llenándolo de pegajoso líquido de fresas y
fue halado con fuerza hasta quedar fuera. Se quedó sentado en el suelo y
Yoongi le dió una mirada de reproche.

—Ya ves ¡Ya ves como te ayudo! ¡Estúpido niño!

—No me digas así. —Lloriqueó Taehyung mientras su hermano mayor le


limpiaba las manos con su camisa blanca.

—Ya, cállate ¡Como lloras! —Yoongi golpeó su cabeza con sus nudillos
no tan fuerte y Taehyung chilló.

—¡Pero si tú me pegas!

—¡Por estúpido! ¡Por quitarme a mi madre!

El niño rubio lloro desconsolado, acercándose al pelinegro y abrazándolo,


su rostro escondiéndose el el pecho ajeno mientras sus palabras eran
aplastadas por el mismo.

—Y-Yo no quito nada.

Yoongi chistó y lo rodeó con sus brazos, dándole palmadas en la espalda


para calmarlo, tal y como a el le gustaría que alguien lo calmara durante su
llanto. Sus ojos negros se llenaron de lágrimas tibias que pronto resbalaron
por sus mejillas pálidas.

—¿Por qué ella te quiere más? —Susurró.

—¡Yoongi, yo te quiero más! —Exclamó el niño subiendo su mirada,


desesperado por la aceptación de su hermano.

El niño mayor arqueó la ceja.

—¿Más que a mamá?

Taehyung parpadeó pensando en si eso sería correcto. En su pecho se sentía


correcto.

—Si, más que a mamá.


—Mentiroso. —Acusó el mayor, sin embargo limpió las lágrimas de su
hermano. —Pero yo si te quiero más que a mamá, Taehyung.

—¡Ah! ¿De verdad?

—Si. De verdad.

Sin poder evitarlo el ojiazul sonrió, recibiendo un beso en su frente y un


abrazo más fuerte luego que devolvía con cariño. El niño mayor perdió su
mirada en un punto muerto de la habitación, sintiéndose consternado.

—Pero ya no me la quites.

Tomando una ruidosa y exagerada bocanada Taehyung despertó, exaltado y


sorprendido, su espalda despegándose de la cama de prisa cuando se sentó
de golpe. Jadeó sintiéndose asfixiando, algo pesado empujándose contra su
pecho lo desubicó. Le tomó solo un par de segundos comprender que se
trataba de Jungkook y uno más posar sus manos en su nuca y espalda para
que el dormido Omega no cayera contra la cama por el repentino despertar
de su Alfa.

Taehyung sintió su piel desnuda pegajosa y sudorosa, su cabello rubio


apegándose a su frente y lágrimas resbalándo de sus mejillas. Había
llorado. Avergonzado de sí mismo se limpió las mejillas con el dorso de su
mano, estabilizando su respiración agitada y relamiendo sus labios secos.
Sobre su regazo el Omega se removió, sus manos tocando los costados de
Taehyung mientras su mejilla se despegaba de su pecho y sus ojos se
abrían. Taehyung quiso golpearse por haberlo despertado.

—¿Tae...?

—Lo siento. —Se apresuró a decir el mayor. —Hace calor, solo quise...

—¿Tuviste una pesadilla?

Taehyung titubeó al responder: —No.

El Omega parpadeó para apartar el sueño de sus ojos y subió su mirada a


los orbes azules, mirándolos con desconfianza antes de tocar su pecho,
justo en donde el corazón del Alfa parecía querer escapar.

—Por supuesto que la tuviste.

Taehyung inhaló por sus labios separados cuando el Jungkook tomó su


rostro entre sus manos, limpiando bajo sus ojos pequeños rastros de
lágrimas que Taehyung no había limpiado. Le peinó el cabello de la frente
y la dejó libre, estirándose solo para besarla. El Alfa cerró los ojos, su
guardia aún alta mientras los labios del Omega bajaban a su mejilla y daban
un beso suave.

—¿Tu madre irrumpe en tus sueños, cariño?

Los ojos de Taehyung se abrieron de par en par, su mano tomó el hombro


de Jungkook y lo alejó de él, mirándolo casi con impresión.

—¿C-Cómo dices?

Jungkook parpadeó sin entender.

—Pregunté si querías un té, cariño. —El Omega hizo una mueca,


empujando con suavidad la mano de su hombro. —Me estás apretando... —
La mano de Taehyung se apartó enseguida. —Estás muy tenso, iré por un
té ¿Está bien?

—No. —Negó el mayor. —Q-Quédate.

—Tu voz tiembla. —Resaltó Jungkook preocupado. —También tus manos


¿Te sientes bien? Parece que tienes fiebre.

—No tengo fiebre, estoy bien. —Taehyung tiró de la mano del Omega,
pero este se negó a acercarse, cosa que hizo a Taehyung tirar más fuerte. —
Solo hace mucho calor, no tienes que irte...

—Iré por un té, Taehyung. —La voz de Jungkook sonó tan autoritario
como el reflejo de sus ojos, pero tan suave como los pétalos de una rosa. —
No seas un terco. Suéltame, me estás lastimando.

Taehyung parpadeó un par de veces antes de bajar la mirada a su mano,


está aferrándose a la muñeca de Jungkook con tanta fuerza que al soltarlo
pudo ver la marca de sus dedos. Volvió sus manos puños y las apegó a su
estómago, escuchado un suspiro del menor.

—Lo siento. —Se disculpó con su voz más ronca que de costumbre.

Su rostro fue alzado entre suaves mano, se topó con una mirada angelical y
una sonrisa inocente que le transmitía afecto y confianza.

—Solo fue una pesadilla, Tae. —Aseguró el pelinegro, apoyándose de sus


rodillas a cada lado del Alfa para abrazar su cabeza de un modo protector.
—Verás que cuando te traiga un té caliente con miel tú corazón dejará de
latir tan fuerte y tu cuerpo estará tan blando y caliente como el pan recién
salido del horno ¿Uh? Te traeré galletas también si te ha despertado el
apetito.
Taehyung sintió a Jungkook sentarse de nuevo en su regazo y lo miró a la
cara, sintiendo una gran peso sobre su pecho cuando su sonrisa se expandió
un poco más. Aquel Omega, aquel dulce y bondadoso Omega... Él era tan
malo y Jungkook era tan bueno. Era su ángel, era su cura en medio de la
enfermedad, todo un océano que hacía desaparecer la sequía. Oh, su
Jungkook...

El Omega ahogó un grito de sorpresa cuando una mano empujó su nuca y


los labios del Alfa se empujaron contra los suyos. Parpadeó y sonrió antes
de besarlo con cariño, separándose a pesar de que no eran los planes del
mayor y besar su nariz antes de bajarsele de encima y salir de la cama,
dejándolo solo.

—Volveré más rápido que el aleteo de un colibrí. —Asegueró el Omega.

Taehyung se sintió congelar con aquello, incluso cuando Jungkook


continuó hablando el no pudo escucharlo. Ni siquiera se percató de que el
Omega se había ido, todo por pensar en aquella frase.

Esa frase, la misma que siempre usaba su madre cuando partía del castillo y
lo dejaba completamente solo en medio de un infierno sin salida.
❝Treintaycuatro❞
Lion — G (Idle)

Jungkook tironeó de la mano de Taehyung, dándole un fuerte apretón


mientras lo miraba a los ojos azulados y daba pequeños saltos de
impaciencia. Parpadeó de manera coqueta, pero al tratarse de convencer a
Taehyung de hacer algo a lo que se negaba rotundamente parecía casi
completamente inútil. Casi. El Omega mostró un poco de su sonrisa y
apegó su cuerpo al suyo, acariciando su cintura y acariciando su mentón
con su nariz. Habían estado practicando con el arco y la flecha y Jungkook
se había vuelto casi un experto en ello. Todo estaba realmente tranquilo
aquella tarde, sin emabargo Jungkook le había planteado una idea a
Taehyung que no le hizo ni una pizca de gracia o confianza.

—Por favor. —Suplicó.

—No.

—Taehyung. —Llamó el menor con voz suave, obteniendo una mirada casi
helada del Alfa. —Sabes que no puedo huir de ello.

—Y tú sabes bien que solo intento protegerte.

—Lo sé, y te lo agradezco muchísimo. —Asintió el pelinegro, subiendo sus


manos hasta sostene las mejillas de Taehyung entre ellas. —Pero deja que
yo intente protegernos.

—No es tu deber como Omega Jungkook.

—Es lo que deseo como tú Omega, Taehyung.

El mayor guardó un silencio significativo para Jungkook, un punto en su


contra que seria difícil volver a su favor. Suspiró mirando a otro lado de
aquel jardín trasero unos segundos, no sabiendo la forma correcta de
convencerlo de dejarlo solo fuera de aquel castillo, fuera de aquellos
muros.

—Han pasado tres días más y aún no puedo dormir tan tranquilo, sueño
mucho con aquellas brujas y me perturba no poder tener la situación
controlada. Aún después de una semana de nuestro encuentro no dejo de
pensar que están rondándonos.
—¿Crees que a mi no me preocupa todo esto? —Taehyung preguntó
obteniendo la mirada de Jungkook. —El que puedan entrar aquí y
lastimarte.

Jungkook frunció el ceño y se abrazó a su cuello, acariciando su nuca con


sus dedos y soltando un nuevo suspiro.

—Tú y yo sabemos que puedo detener esto.

—Sabes que no, Jungkook. —Lo contradijo el mayor. —No sabes como
controlar la magia que haces. —Susurró en secreto. —Ni siquiera eres
capaz que aparezca si así lo quieres.

—Tú no me dejas. —Le recordó el menor con un tono de reproche y


tristeza. —Has intentado ignorarlo, lo sé. —Acusó. —Como si pudiera
desaparecer, ¿Acaso te da vergüenza?

—No es vergüenza, Jungkook, no es de lo que se trata.

—¿De qué otra cosa se trataría? ¿De miedo? —Jungkook parpadeó molesto
por la falta de habla del rubio. —Taehyung yo tengo miedo, pero no puedo
seguir temiendo, esto es parte de mi ahora.

—Lo solucionaremos.

—No, Taehyung. —Negó Jungkook con claridad, parpadeando y negando


con su cabeza, el Alfa soltándose de su agarre molesto. —No se
solucionará, lo sabes. ¿Olvidas acaso lo que pasó la otra noche?

Taehyung desvió la mirada un momento, perdiendo la batalla solo unos


segundos en los que pudo recordar con claridad lo que pasó aquella noche.

—¡Jungkook, despierta! —Mustió entre dientes el Alfa.

Sus brazos rodeaban el cuerpo de Jungkook con fuerza, inmovilizando sus


brazos mientras que sus piernas pateaban al aire y golpeaban el suelo sin
ninguna sutileza, llevándolo a lastimarse los pies. El Omega sudaba y
gruñía como si realmente se sintiera amenazado, los dedos de sus manos
moviéndose casi con dificultad mientras las cosas en la habitación se
arrastraban con un horrendo chirrido. Las sillas, los sofás, las mesas, todo
se movía o caía, quebrándose y haciendo estruendosos sonidos. Taehyung
inhaló con fuerza y apegó sus labios a la oreja del menor, gruñéndole.

—Basta. —Ordenó sin obtener resultados, escuchándolo murmurar.


—Mátala, mátala, mátala, es mío, es mío, mátala, mátala, no la dejes ir,
mátala... —Jungkook se sacudió con violencia y gruñó de nuevo, dejando
caer su cabeza en el hombro de Taehyung. —Quémala...

—¡Basta! —Gruñó Taehyung ante las nuevas sacudidas de Jungkook, sus


brazos apretándose más hasta escuchar cosas tronar.

Y no quiso hacerlo, simplemente no pudo soportar más aquello. Su voz de


mando salió a flote

—¡Detente, ahora! —Jungkook jadeó por el nuevo apretón que lo asfixió


hasta que dolió y soltó un chillido lobuno. —¡Basta, Jungkook! ¡Contrólate
ya! ¡Despierta, maldita sea!

El cuerpo de Jungkook se volvió blando y se encogió hasta volverse un


ovillo, ocultando su rostro en la curvatura del cuello del mayor y
comenzando a llorar. Su lobo demasíado sensible por la dureza de aquella
voz de mando que lo hizo entrar en sumisión. Taehyung parpadeó y relajó
su agarre, sintiendo las lágrimas ajenas mojar su piel mientras los sollozos
chocaban contra la misma. Se sintió como el peor Alfa de todo el mundo
por haberlo lastimado y por haberle hablado de tal forma. Sisieó
abrazándolo contra su cuerpo de manera protectora, el llanto del peline
llenando la habitación entonces.

—Oh, Jungkook, shh. —Taehyung sintió su pecho oprimido y cerró los ojos
antes de besar la cabellera negra.

—P-Perdón, Alfa, perdón. Perdóname, Alfa...

Jungkook buscó la mirada perdida de Taehyung, dolido por los recuerdos


que también irrumpian en su mente.

—¿Qué harás la próxima vez? —Susurró. —¿Utilizarás de nuevo tu voz de


mando? ¿Me apretarás más fuerte? —Jungkook parpadeó queriendo llorar.
—¿Vas a matarme acaso para que ya no haga lo que hago?

—No sabía como hacerte parar. —Se explicó Taehyung sintiéndose


culpable. —Me sentí desesperado aquella noche. —Taehyung peinó su
cabello hacia atrás y gruñó. —Parecía que algo te poseía... No entiendes.

Jungkook gruñó también, odiando que no pudiera entenderlo a él.

—Lo hago, me hace sentir igual no saber controlarme.

—No lo entiendes, tú no comprendes.


—¡Explícame entonces! —Exclamó en un murmuro el menor.

Retuvo un grito cuando el Alfa lo tomó de los brazos con fuerza,


acercándolo a su cuerpo de manera bruca y acercando su rostro al suyo,
mostrando una mirada inquieta y perturbada, llena de inseguridad y rabia.

—No puedo dejar que esto se me escape de las manos, Jungkook. —Dijo
entre dientes, parpadeando y mostrando una seria preocupación. —N-No
puedo dejar que te me escapes de las manos, ¿No entiendes? S-Si te dejo ir
ya no sé si volverás.

—Tae...

—No, cállate. —Ordenó él. —Cállate y escúchame. ¿Qué si te dejo ir al


bosque solo, eh? ¿Qué si te dejo vivir en tu mundo de fantasía en donde
piensas que todo estará bien cuando sé que no es así? —Jungkook bajó la
mirada, no resistente a la azulada. —Ellas podrían aparecer de nuevo. Ellas
van a aparecer de nuevo, más molestas que antes, más agresivas, ¡Y tú no
podrás defenderte!

—¡Tú tampoco, Tae! Comprende, ellas no son normales, ser Alfa no es


suficiente para enfrentarlas.

—Ser Omega lo es menos entonces.

Jungkook negó con la cabeza, mirándolo de nuevo a los ojos mientras


tomaba un respiro.

—Soy más que eso, solo debes dejar que lo averigue. Debes dejar que lo
descubra.

—Podemos descubrilo aquí.

—Yo solo, Taehyung. —Lo excluyó enseguida. —Debo descubrirlo yo


solo. Dime ¿En dónde ocultaste el libro?

Taehyung tensó la mandíbula con fuerza.

—No sé de que hablas.

—No te creo. ¿En dónde lo ocultas para que yo no llegue a él? Lo tomaste
mientras estuve enfermo, lo sé porque no lo encuentro en donde lo había
ocultado.

—¿Por qué lo ocultaste en primer lugar?

—Porque conozco a la persona que tengo por Alfa. Devuélvemelo.


—Nunca.

Jungkook se liberó de su agarre y retrocedió unos pasos, dándole su mejor


mirada de molestia e impaciencia. Se abrazó a si mismo y luego se cruzó de
brazos, tomado un respiro antes de hablar.

—Voy a ir al bosque con tú permiso o sin él, Taehyung. Puedes ponérmelo


fácil, darme el libro y dejarme ir o puedes morirte de rabia al enterarte que
me he escapado del castillo.

—¿Estás amenazándome?

Jungkook lo pensó un poco.

—Tómalo como quieras.

—Voy a encadenarte a la cama y te encerraré bajo llave.

—Si puedo mover cosas sin tocarlas estoy seguro de que podré liberarme
de unas cadenas y una cerradura.

—Basta. —Taehyung se acercó a él elevando su mano en lo alto, listo para


soltar una bofetada en su rostro. —¡Deja de amenazarme y respétame de
una buena vez!

Jungkook parpadeó y formó una mueca de tristeza, ignorando la amenaza


de Taehyung y acercándose hasta él para apegar su mejilla de su pecho y
abrazarlo. Fue cuestión de segundos para que el Alfa correspondiera de
mala gana a su abrazo. Jungkook subió la mirada y besó el mentón ajeno,
logrando que el mayor lo mirara. Jungkook dió un apretón a su cintura y
movió sus labios con la misma suavidad con la que sus palabras los
abandonaron.

—Déjame ir. —Susurró.

—No puedo perderte, Jungkook. —Respondió el mayor con ojos de


lamento. —Entiende que no puedo ponerte en riesgo.

—Yo ya lo estoy. —Taehyung negó ante sus palabras, pero Jungkook


continuó hablando. —Mientras no sepa controlarme a mi mismo estoy en
peligro, igual tú. Pero, Tae, puedo salir de esto... Solo debes dejarme ir al
bosque con ese maldito libro para enfrentarme a esas malditas brujas de
una vez por todas.

Taehyung no respondió, miró el cielo entonces. Parecía un día muy gris,


como si en cualquier momento pudiera llover. Jungkook también miró el
cielo, solo porque Taehyung lo hacía. Hubo silencio mientras los dedos del
Alfa acariciaban la espalda baja de Jungkook, mientras el viento movía su
cabello y lo hacía suspirar. Finalmente miró al Omega, sus ojos mirándose
demasíado duros como para ceder a sus peticiones.

Sin emabargo Jungkook sonrió con su respuesta.

~•~•~

Una tigresa caminó a pasos rápidos en dirección a las altas puertas laterales
del muro que se abrían poco a poco para dejar salir a un Alfa y un Omega.
Llegó muy rápidamente hasta Jungkook, posicionándose a su lado con la
idea de seguirlos a donde sea que fueran, no dispuestoa perderlos de vista
mucho más tiempo de lo usual. Se sorprendió de ver como Jungkook se
posicionaba frente a Taehyung y le hablaba mientras pasaba un arco por su
brazo y lo dejaba reposar en su hombro, unas cuantas flechas en un
pequeño saco también. Parpadeó sin comprender demasíado, pero fijándose
en como Jungkook se ponía de puntillas para llegar al rostro de Taehyung,
sus botas negras brillando por lo limpia que estaban.

—Te amo.

Suji sintió rabia recorrer todo su cuerpo, tanta que su cabeza dolió mientras
veía a Jungkook platar un beso en los labios rosados del Alfa y sonreír.
Taehyung ni siquiera pareció afectado por ello, y eso hacía que Suji quisera
gruñir. Era tan frío con aquel chico de cabello azabache.

—Si tardas yo...

—Si tardo no vas a intervenir. —Jungkook frunció el ceño. —Lo acabas de


prometer allá en el jardín. Por favor, dame tiempo. Buen tiempo.

—¿Cuánto? —Taehyung bajó su mirada a los labios del menor. —¿Dos,


tres horas?

—Taehyung. —Regañó Jungkook. —Quédate aquí y espera a que yo


vuelva.

Taehyung lo miró de manera casi amenazante, acercándose a el y


abrazándolo de la cintura. Suji parpadeó molesta, pero aún así algo
impresionada. ¿Kim Taehyung dejaría salir solo al chico que creía suyo?
¿De verdad? ¿Sin trampas?

—Vuelve a casa, Jungkook. —Ordenó.

—¿Dudas acaso que volvería a ti? —Jungkook mostró una sonrisa radiante
antes de abrazarlo del cuello y besar su labio inferior muy cortamente. —
¿Dudas que volvería la calidez de tus brazos? —Jungkook capturó entre sus
dientes y tiró de manera suave el labio de Taehyung. —¿Al dulzor de tus
labios? ¿Uhm? No me lo perdería por nada del mundo.

Taehyung frunció los labios aún cuando Jungkook presionó los suyos
contra ellos, mirándolo dar pasos hacia atrás con nerviosismo en su mirada.
Dió una sonrisa positiva y llena de ansías.

—Te veré luego. —Taehyung asintió duramente. —Te amo, Tae.

—Yo también a tí. —El entrecejo del mayor se frunció en preocupación,


mirándolo darle la espalda y alejarse poco a poco. —Cuídate.

—¡Si! —Se limitó a exclamar Jungkook ya algo lejos, mirando por sobre
su hombro al ojiazul y despidiéndose con un movimiento de manos. —
¡Hasta pronto!

Taehyung endureció su mirada y su expresión en cuanto Jungkook estuvo


lo suficientemente lejos como para voltear y verlo y escucharlo. Tomó un
respiro profundo, sintiendo un peso en su pecho y la angustia golpear su
cabeza. Las palabras salieron de su boca dejándole un sabor amargo.

—Ve con él.

—¿Me envías con él? —Preguntó Suji en voz baja, asegurándose de que
nadie más que el escuchara. —¿A mi? ¿La tigresa competente?

—A ti, la única además de mi que utilizará garras y colmillos para


defenderlo de ser necesario. —La corrigió el mayor.

—Uhm... —Suji ronroneó levemente. —¿No crees que eso iría un poco en
contra de los deseos de Jungkook sobre estar solo?

—Tú y yo sabemos que eso a ti no te interesa. Jungkook entrará al bosque


solo mientras hay dos brujas rabiosas en su búsqueda, sabes que quieres ir
con él, ya sea para protegerlo o para intentar ganártelo de alguna manera
con lo que puedes llegar a decirle sobre él.

—¿Y aún sabiendo que utilizaré esta situación a mi favor me envías? —


Suji se lamió el colmillos derecho. —Que perdedor.

—Yo no pierdo aquí, Suji. —Negó Taehyung acomodando la muñeca de su


camisa. —Tú vas, lo proteges y Jungkook vuelve a mi. Conozco a mi
Omega y hagas lo que hagas o digas lo que digas él no caerá rendido por ti.

—Suenas muy seguro. ¿Olvidas acaso que para combatir a aquellas brujas
no es suficiente usar garras y colmillos? Tú fuiste inútil.
Taehyung miró a Jungkook desaparecer entre los árboles y suspiró con
pesadez.

—Pero Jungkook no. Y tú lo sabes bien.

El Alfa se dió media vuelta, dando pasos para ir de vuelta al castillo. Se


detuvo un momento para ver a Suji.

—Es hora de que cantes como un ave. Jungkook depende de lo que sepas
ahora mismo.

Suji abrió los ojos más de lo normal. Ese Alfa infeliz, ¡Se la había hecho!
¡Le había jugado sucio! Ahora entendía como dejaba ir solo a Jungkook al
bosque, sabía que ella lo seguiría, sabie que no permitiría que le ocurriera
nada y que quisiera o no tendría que hablar. ¡Tendría que hablar! La había
acorralado.

—Al menos eres inteligente. —Gruñó la felina.

—Lo soy. —Taehyung dejó de verla y continuó su camino. —Ya ve tras él.
Lo quiero sano y salvo o te mataré.

La tigresa no pudo decir nada al respecto, las puertas comenzaron a


cerrarse por guardias en el muro y tuvo que salir para no quedar atrapada
dentro. Fue cuestión de tiempo para comenzar a correr en dirección al
bosque y alcanzar a Jungkook. El Omega caminaba a paso tranquilo
adentrándose al bosque para cuando Suji llegó a su lado de manera
silenciosa.

—¿Cuál es tu plan?

Jungkook se sobresaltó por la presencia felina, pero se alegró de no estar


tan solo y respondió a su pregunta.

—Creo que no tengo uno.

—Eso es un poco malo ¿No lo crees? —Jungkook miró a Suji y asintió. —


Bueno, ¿Quieres morir? ¿Por qué viniste?

—Necesito deshacerme del libro. —Explicó. —No puedo dormir tranquilo


sabiendo que ellas están en su búsqueda. Sabiendo que está oculto en mi
casa y que podrían atacar en cualquier momento para obtenerlo. Pero no
puedo deshacerme de él tan fácil, necesito destruirlo bajo su presencia, para
que tengan claro que ya no está conmigo, sino deshecho.

Suji escuchó paciente sus palabras solo para responder:


—Esa no es tú casa.

Jungkook arqueó una de sus cejas.

—¿Es lo único que dirás?

—Me refiero a que si ellas piensan que está en el castillo tu puedes irte y...

—No dejaré a mi Alfa solo. —Jungkook sonrió para disimular su expresión


molesta por la insunuación. —Nunca.

Suji ahogó un gruñido: —¿Por qué le tienes aprecio?

—Taehyung me salvó la vida. —Aseguró el pelinegro bajando el arco de su


hombro y tomando una flecha. —Más bien, Taehyung me trajo a la vida.

—¿Por qué dices eso? Tú ya estás vivo.

—Quizá, pero es más profundo que solo respirar. ¿Entiendes?

—No.

Jungkook acomodó la flecha con el arco y miró hacia los lados, atento a
cualquier cosa que pudiera pasar.

—Bueno, es como que empiezas a inhalar felicidad y vida. Como si los


días tuvieran mucho sentido, como si hubieses resuelto el misterio de
porqué se vive. —Explicó. —Entiendes que vives por esos momentos, por
esos sentimientos...

—Sigo sin entender. ¿Por qué una persona sería la razón de tu felicidad? —
Suji hio una mueca. —Más si esa persona es Taehyung.

—¿A qué te refieres?

—Es hostil contigo. Odioso, grosero, insensato, arrogante...

—Bueno, para mi es hermoso todo él. Hay más de lo que ves.

—¿Hablas de cuando te desnuda?

Jungkook detuvo su andar un segundo, pero luego continuó, no gustándole


el tono reprochante de la tigresa. Se le erizó la piel mientras se acercaban
más al lugar que tanta inseguridad le provocaba.

—Suji, eso no es de tu importancia.


—Solo busco entender si se trata solo del deseo carnal.

—No, no es solo eso. —Negó Jungkook incómodo. —No hables de eso, es


extraño.

—¿Por qué lo es?

—Porque eso es solo mío y de Taehyung. No encajas ahí. —Jungkook


suspiró algo exasperado. —Agradecería mucho que no te expresaras de esa
forma descarada en cuanto a mi privacidad, me hace sentir muy incómodo
y expuesto. ¿Puedes?

Suji lo meditó unos momentos.

—Puedo.

—Gracias. Ahora encendamos una fogata, tengo que quemar el libro.

Jungkook se arrodilló en el suelo y Suji comenzó a recoger ramas con su


boca, llevándoselas al Omega y mirándolo acumularlas junto a algunas
pocas hojas y de más, tratando de hacer una pequeña pirámide. Después de
unos minutos de ensuciar sus manos y perder la paciencia con las ramitas
que se caían suspiró de manera pesada. Suji lo miró con suavidad.

—Me parece bueno que destruyas el libro. —Casi felicita. —Contiene solo
hechizos de magia negra, no hay nada de ahí que quiera que aprendas.

Jungkook se relamió los labios y la miró también.

—¿Cómo conoces el libro?

—Lo he visto ya en el pasado. —Restó importancia, no queriendo entrar en


el tema. —¿Por qué no enciendes el fuego por ti mismo? Sin ayuda de
nada.

Jungkook parpadeó perplejo a Suji, un poco confundido. La tigresa se echó


en el suelo y lamió sus colmillos con aburrimiento.

—Puedes si te concentras. ¿Ya dije antes que eres poderoso?

Jungkook miró a Suji con curiosidad y un poco de diversión.

—¿Qué sabes de ello y por qué no me dices de una vez? Siento que te gusta
hacerte la misteriosa, Suji. ¿Crees que te echaré a la calle si descubro todo
lo que tengo que saber? Porque no es así.
—Solo no confío en Taehyung.

—Él no está aquí.

—Se que irás de chismoso con él a contarle lo que te diga. Pero como no te
voy a decir nada mejor concéntrate en hacer fuego.

—¿Y cómo hago? Dime ¿Has lidiado con brujos antes? Porque yo no sé
nada de esto.

Suji asintió: —Todo está en el pensamiento.

—¿Tú eres bruja? —Preguntó Jungkook.

—No. Concéntrate.

El Omega se concentró. Pensó en fuego, en las ramas encendidas con el


fuego, las plantas encendidas en el fuego, ¡El bosque encendido en un
fuego caliente y abrazador! Pero ni siquiera eso lo ayudaba a hacer ni una
chispa pequeña. Cerró los ojos, tenso por no lograr nada, solo escuchando
la voz de Suji murmurar.

—El blanco es el mejor color que puede tener un lienzo que estás a punto
de pintar. —Dijo ella.

Casi de inmediato Jungkook pensó en ese color, en esa claridad limpia y


cegadora que abordaba su mente rápidamente, como una luz fuerte.

—Ahora pinta lo que tus manos deseen. ¿Quieres hacer fuego, Jungkook?

El Omega asintió a penas, moviendo sus dedos índice y medio lentamente


como si los arrastrara por un lienzo en blanco, como lo hacía Taehyung
cuando pintaba hermosas pinturas. Su mente dibujó una chispa que a penas
deslumbró y sintió como humeaba y su mente en blanco se volvía gris.
Abrió los ojos sintiéndose un poco mareado y miró sus ramas y hojas,
sorprendiéndose al ver el humo salir de entre ellas. Suji movió la cola,
enroscándola y luego dejándola reposar en el suelo, moviéndola lentamente
como una serpiente a punto de atacar.

—Buen trabajo.

—¡Oh! —Jungkook se cubrió los labios, mirando como la llama se hacía


notar. —¿Lo he hecho yo de verdad?

—Hay que poner más ramas antes de que se queme todo.


Jungkook rápidamente buscó más ramas, haciendo una fogata grande que
no aparecía querer apagarse pronto. Fue entonces que del pequeño saco en
donde sus flechas se guardaban sacó el libro, mirando su cubierta de color
vino antes de que sin querer se resbalara de sus manos y cayera, abriéndose
de par en par ante él. Sus ojos se abrieron y su respiración se atascó al ver
un dibujo, un dibujo de un niño, un bebé que parecía ser acunado entre
unas manos cuyas muñecas y brazos parecían alargarse para dibujar la
forma de una cintura, unos hombros, un cuello y una cabeza sin rostro o
cabello, nada mas que la curvatura de una nariz. Jungkook tocó el dibujo,
las manos que formaban el vientre y el bebé que reposaba en ellas. Sus ojos
se llenaron de lágrimas y su su pecho de un fuerte pesar.

—¿Q-Qué es...? —Jungkook parpadeó tomando una honda respiración. —


¿Qué es esto?

Antes de que Jungkook pudiera tomar el libro entre sus manos las patas de
Suji se apoyaron en el, sus garras apareciendo y comenzando a rasguñar las
páginas que Jungkook quería leer. Sintió el pánico azotar su cuerpo y posó
sus manos en su pecho peludo y suave, empujándola con fuerza.

—¡No, las vas a romper! ¡Suji, quítate, deja de...!

—¡Mi libro! —Se escuchó el grito desesperado.

Jungkook casi instintivamente tomó una flecha y la acomodó en su arco,


posicionándose para dejarla ir en dirección a aquella voz. Pero no veía a
nadie, solo olía a algo; Muerto quemado. En cuanto Suji comenzó a buscar
con su mirada Jungkook aprovechó de arrancar las páginas que le
interesaban y de guardarlas en su bolsillo. Suji en cambio tomó el libro en
su boca y lo acercó al fuego, las páginas quemándose poco a poco, pero lo
suficientemente rápido como para que una de las brujas hiciera acto de
presencia. Jungkook la miró con rabia y algo de lástima confusa, ¿Cómo se
podía vivir sin el ojo derecho y una tremenda herida de rasguño en el
pecho?

—¡MI LIBRO! —Gritó con ira ella.

Jungkook la apuntó con la flecha, su mano tirando de ella a la altura de su


mejilla y sus ojos puestos en su rostro lleno de rabia.

—Ven por el. —La retó.

Se sintió valiente a pesar de que sus rodillas temblaban mucho.

Luego de que tres segundos pasaran la mujer elevó un grito de guerra, sus
piernas moviéndose con fuerza para correr rápidamente hasta Jungkook. El
Omega dejó ir la flecha, pero la mujer había desaparecido justo antes de
que la flecha la tocara. Sintió los pelos de su nuca erizarse, estuvo a punto
de girarse siguiendo su instinto, pero antes de que pudiera hacerlo por
completo había sido empujado con mucha fuerza, su cabeza azotándose
contra el suelo y su vista fallando enseguida. Cerró los ojos y jadeó,
mirando las estrellas de la peor manera posible.

Pequeñas piedrecitas se habían clavado en si sien y solo pudo imaginar su


rostro marcado y con cicatrices. Abrió los ojos y se empujó hacia arriba
para levantarse, obligándose a enfocar la vista. Escuchó a Suji gruñir con
fuerza y se giró a su dirección, tambaleándose. La bruja tiraba del libro a
medio quemar y Suji también, ambas luchando por tenerlo. Jungkook se
abalanzó sobre ella, tirando de su cabello largo y arrojándola al suelo junto
con él. El Omega, rabioso por todo comenzó a golpear su rostro con fuerza,
rasguñándola y golpeando.

—¡Maldita! —Le gritó queriendo dejar su rostro irreconocible. —¡¿Por qué


no peleas dando la cara?!

La mujer recibió una bofetada que la hizo girar el rostro y gruñó.

—Pagarás por haber matado a Ev. —Le aseguró. —¡TAMSKIA! —Llamó.


—¡TAMSKIA!

Jungkook propinó un golpe con su puño en su boca, mirando como la


misma comenzaba a sangrar. Gritó cuando sintió un fuerte tirón en su
cabello que lo arrojaba lejos de la mujer herida. Se levantó con rapidez,
tomando su arco y corriendo por una flecha, apuntando a la otra bruja,
aquella que se hacía llamar "Tamskia". Jungkook dejó que la flecha se
disparara en su dirección, esta llegando solo a rozar su pecho gracias a que
la bruja la había esquivado. Caminó hasta Jungkook y este retrocedió,
soltando su arco y mostrando sus colmillos, Suji soltando el libro que se
consumía en el suelo, lista para seguir a Tamskia y atacarla por la espalda.
El plan de la felina fue saboteado cuando la bruja sin ojo se atravesó en su
camino, comenzando a murmurar cosas inentendibles.

—Quemaste nuestro libro, ¿Quién te has creído? —Acusó Tamskia con voz
temblorosa, su mirada siendo demasiado dura. —¡Mataste a Ev!

—¡Y también te voy a matar a ti! —Aseguró Jungkook mientras retrocedía.


—¡Pagarás por lo que me hiciste y por lo que le has hecho a mi Alfa!

—Tú mascota va a morir en cuanto se atraviese en mi camino.

Jungkook sintió sus mejillas arder de rabia, su mirada pareciendo cegada


por un mato rojo que solo le mostraba a una futura víctima de toda su ira

—No si te mato yo primero.


—Inténtalo.

Jungkook no lo dudó, corrió hasta ella, o eso le hizo creer, siguió de largo
en búsqueda de sus flechas, tomando una de ellas y apuñalando por la
espalda a la bruja que le hablaba a Suji, dejándola en el suelo con algún
hechizo. La mujer elevó un grito, arqueando su espalda mientras Jungkook
empujaba el arma en su interior, sintiendo la sangre mojar sus dedos antes
de que la misma cayera de rodillas.

—¡Renia! —Gritó Tamskia mirando a Jungkook con resentimiento. —


¡VOY A MATARTE, MALDITO!

Jungkook estuvo listo para recibir cualquier ataque, pero aquella mujer fue
derribada incluso antes de planear uno. Por un lobo castaño que la acorraló
contra el suelo y gruñó sobre su rostro, empujando sus garras sobre su
garganta hasta que la sangre comenzó a brotar. El Omega fue derribado
también al suelo por Renia, sus uñas largas intentando rasguñar su rostro,
pero el pelinegro se defendió con la flecha que quitó de su cuerpo,
clavándola en su mejilla.

Era un caos, había alguien utilizando magia contra Tamskia, lo sabía por
como era arrastrada por alguna fuerza invisible, pero ni siquiera prestó
atención porque no iba en su contra. Solo se centró en defenderse sin
importar cuanto su cuerpo saliera afectado. Recibió golpes en su cuello y
pecho, incluso un par de patadas, y el ser derrivado tantas veces lo hizo
enfurecer tanto que no pudo evitar subirse sobre Renia y clavar la flecha en
su pecho. Una y otra, y otra vez, siendo salpicado por la sangre, siendo
atormentado por sus gritos, pero no pudo parar hasta que ella no pudo hacer
más que respirar con dificultad.

Su instinto logró avisarle que algo se aproximaba a el, así que se levantó y
se dió la vuelta, sin saber como logró capturar a Tamskia de la garganta y
darle un apretón tan fuerte que no lograba respirar.

—L-Largo de mi bosque. —Musitó Jungkook con ira cegándolo, Tamskia


boqueando para respirar. —Largo de mi Reino.

La mujer parpadeó desesperada cuando el aire no llegó a sus pulmones.


Asunto entonces.

—S-Si. —Susurró a penas. —S-Si...

Jungkook la soltó entonces, la misma cayendo al suelo y luego gateando


hasta Renia. La tomó de los hombros y la abrazó contra su cuerpo.
Jungkook fue en busca de sus flechas, cojeando un poco al caminar por un
dolor punzante en su pierna. Tomó su arco y sus dedos temblaron al
posicionar la flecha, apuntándolas mientras ambas se arrastraban hasta el
árbol más cercano. Caminó hasta ellas, siguiéndolas, pero cuando ellas
cruzaron tras el árbol ya habían desaparecido.

—Ya no están.

Jungkook giró ante la voz de una mujer, reconociendo a la bruja. Greta.


Respiró agitado y parpadeó, sintiéndose muy mareado.

—No están cerca. —Le dijo ella. —Puedo sentir que se han ido lejos.

Jungkook pasó saliva y asintió.

—Gracias por ayudarme. —Miró como el lobo castaño de acercaba a ella y


como esta acariciaba su cabeza. —A ambos.

—Kino y yo no podíamos dejar que lo hicieras tú solo. Lamentamos no


haber llegado antes. —Greta miró a la tigresa y frunció el entrecejo. —
¿Estás bien?

—Si. —Asintió la tigresa caminando mareada hasta Jungkook. —Solo


siento que me desmayaré.

—Yo igual. —Admitió Jungkook tocando su estómago y cerrándo los ojos.


—Me han revolcado contra el suelo. Estoy todo magullado.

—No creo que vuelvan, has quemado lo que buscaban. —Jungkook miró el
libro hecho nada en el fuego. —Pero ahora debes quemar algo más.

—¿Qué?

—A Ev.

El cielo pareció gruñir con fuerza, como si intentara intimidar de alguna


manera a todos ellos. Llovería pronto, y también anochecería, pero de igual
forma Jungkook siguió a Greta más allá de donde estaban y eso tomó un
buen tiempo. Se sorprendió de lo cansado que estaba, pero se sorprendió
mucho más al ver a Ev atada en el árbol con el que Jungkook la había
hecho morir.

—Debes quemarla. —Le dijo Greta. —Los brujos morimos cuando somos
quemados o cuando nuestro cuerpo deja de servir, sin embargo esto solo es
temporal, nunca eterno.

—¿Me dices que ella va a despertar en cualquier momento? —Jungkook


parpadeó y suspiró. —¿Así como si nada?
—No solo eso, su cuerpo sanará mientras este muerta y cuando despierte
seguirá siendo joven y sana. —Greta ladeó la cabeza. —Al menos si no ha
vivido unos cien años, de esa forma envejecerán un poco. A juzgar por su
aspecto ellas han vivido unos doscientos años, muchísimo más de lo que
cualquier cambiaformas podría vivir.

—Espera. —La detuvo Jungkook y se tocó wl pecho. —¿La maté para


nada?

—Defendió su honor y a su pueblo, yo no diría que fue para nada. —Greta


parpadeó, sus ojos redondos y claros siendo muy sinceros. —Le dije ya que
muere por una temporada, pero no si es usted quien la quema.

—¿Cuál es la diferencia a que tú lo hagas?

Greta ladeó una sonrisa.

—Mi poder no es nada frente al suyo. Usted es tan poderoso que de


quemarla ella moriría para siempre.

—Ella tiene razón. —Suji dijo acercándose al árbol y mirando a la bruja


muerta. —Debes hacerlo, para protegerte y también para enseñarle que no
eres alguien con quien puedas jugar.

Jungkook parpadeó. ¿Era muy tarde para sentirse culpable? Porque se


sentía así. Sin emabargo cerró sus ojos y estiró sus manos, encendiendo la
llama que pronto abrazó el cuerpo que comenzaba a apestar a muerto
quemado. ¿Quién diría que aquel era el olor natural de aquellos seres?

La vió consumirse entre las llamas incluso hasta que la oscuridad cubrió el
cielo y las estrellas iluminaron el mismo. Greta miró a Kino cuando este
empujo su cuerpo con su hocico.

—Debemos irnos ya. —Dijo esta subiéndose sobre el lobo. —La luna
aparecerá muy pronto.

—Nosotros también nos vamos. —Dijo Suji. —Habrá muchos lobos


sueltos por ahí y podrías salir herido. —Le habló a Jungkook.

El mismo negó: —¿Y eso por qué?

—La luna roja está a nada de mostrarse, Majestad. —Le dijo Greta antes de
que Kino comenzara a alejarse del par. —Cuídese.

Jungkook abrió los ojos de par en par, sintiéndose más que ansioso y
molesto consigo mismo. ¿Cómo pudo pasar eso por alto?
—Oh, no. —Se lamentó levantándose del suelo y tocando sus mejillas. —
Taehyung va a matarme.

—Tú no debes servirle a...

—¡No es momento, Suji! —La interrumpió antes de salir corriendo. —


¡Vamos, corre!

"CARAJO"
❝Treintaycinco❞
Or nah — Somo

Un agitado Jungkook golpeó con muchísima fuera las enormes puertas del
muro, gritando y gritando para que alguien las abriera. Finalmente, después
de largos minutos alguien lo escuchó y un par de guardias asomaron sus
cabezas desde el muro.

—¿Quién? —Preguntó uno de ellos con notable enojo.

—¡Jungkook! —Exclamó el entre ofendido y desesperado. —¡Abran las


puertas!

El guardia frunció el ceño en confusión.

—¿Qué Jungkook? —Casi enseguida recibió un golpe en el hombro por


parte de su compañero. —¡Oye!

—¿Qué otro Jungkook, idiota? ¡El Omega del Rey!

—¡Ah!

Jungkook sintió una puntada de irritación en su frente. No tenía tiempo


para aquello, debía estar en el castillo, más específicamente en su
habitación, probablemente desnudo y dispuesto para Taehyung. Pero estaba
ahí, tenso, sudoroso, mirando como un par de guardias se insultaban y se
empujaban mientras obviaban una que otra cosa. Gruñó sin poder creer
como se tardaban.

—¡ABRAN LAS PUERTAS! —Gritó con fuerza, golpeando las mismas.


Suji miró a Jungkook y este a ella. —¡Suji, has algo!

—¿Y yo qué puedo hacer? —Habló bajo. —Ya sé. Buscaremos una Omega
de alguna casa de placer que se encargue de él. Yo te cuido mientras
estemos aquí afuera.

Jungkook sintió que se le atoraban las groserias en la garganta, pero solo


pudo escupir unas cuantas palabras que no se ademejaban a lo que quería
decirle.

—No es gracioso.

—Yo no estaba jugando.


Jungkook empujó las puertas y gruñó mirando el suelo. Suspiró y negó con
su cabeza, pareciendo realmente consternado, a lo que la tigresa frotó su
cabeza contra una de sus piernas en un intento por subir su ánimo. Pero
Jungkook puca atención le presto para cuando las puertas se abrieron al fin,
dejándolo entrar. Corrió con fuerza a través del jardín, Suji yendo tras él
mientras se hacía camino hasta el castillo. Un par de sirvientas estaban en
la puerta y parecieron ver a un Dios cuando Jungkook llegó hasta ellas. Lo
tomaron de los brazos y comenzaron a decir cosas que Suji no logró
escuchar, pero pudo ver a una mujer de largos cabellos negros que parecía
ser importante para Jungkook, porque este se le fue encima y la abrazó con
fuerza en cuanto vió su rostro lleno de preocupación, diciéndole cosas en
murmuros mientras ella reía con alivio y daba caricias a su espalda. Suji las
siguió a todas cuando se lo llevaron escaleras arriba.

—Te daremos un baño rápido para quitarte la sangre. —Explicó la mujer.


—Luego podrás ir con Taehyung o enloquecerá de verte en ese estado.

—Yo creo que ya enloqueció, Jiyook. —Dijo una de las mujeres más
jóvenes que arrastraban a Jungkook dentro de una habitación. —¿O acaso
no escuchaste lo que le hizo a Eunhee hace un rato? La pobre subió a
intentarlo de nuevo.

Jungkook sintió que su sangre se helaba. ¿Lo que le hacía a Eunhee?


¿Quién era Eunhee? ¿Qué le había hecho Taehyung? ¿Y QUÉ IBA A
INTENTAR DE NUEVO?

~•~•~

—¡AH, MAJESTAD!

La mujer se acuclilló con rapidez antes de que la botella impactara contra


su cabeza, esta golpeando la pared y rompiéndose en pedazos que cayeron
sobre su cabeza y se espacieron en el suelo. Se cubrió los oídos y se
levantó, mirando a penas al rubio ojiazul que se movía de lado a lado con la
respiración inestable y unas ganas tremendas de matar a alguien. No pudo
evitar ver su espalda desnuda y su erección apretada bajo sus pantalones
negros cuando le dió frente.

—¡Te dije ya que no quiero nada! ¡¿Eres una maldita sorda acaso?! ¡Vete
de aquí y agradece que no te la he arrojado en la cara!

—P-Pero Majestad...

Ella carraspeó mostrando su dedo índice, desviando su mirada a su


abdomen marcado, su piel levemente canela siendo iluminada por la luz de
las velas. Tragó duro y pasó saliva por sus labios, sintiéndose demasíado
excitada como para solo haberlo visto sin camisa. Aunque no se le podía
ocultar, era Kim Taehyung, un hombre hecho por los mismos Dioses, un
delicia hecha Alfa. ¿Cómo no iba a descontrolarse de aquella manera? Solo
quería acercársele y rogarle que le hiciera aunque sea un mimo en la
mejilla. De igual modo, el tonto del Omega bueno para nada no estaba en el
castillo, podía ser una buena oportunidad para ella. Se tocó el cabello
castaño y lo peinó con disimulo frente a ella, queriendo mostrar sus ondas
mientras pestañeaba en un intento de coquetear.

—Necesita a alguien con quien pasar la noche. —Murmuró ella.

—Necesito que salgas de mi vista. —Taehyung tocó sus sienes con sus
dedos y gruñó al cerrar los ojos. —No me haré responsable de lo que pueda
hacerte.

La mujer sintió que algo se sacudía en su interior y la hacía mojarse. Cruzó


las piernas y mostró una sonrisa muy leve, queriendo reír mientras se
sonrojaba. Dió un par de pasos en su dirección, tambaleándose un poco
mientras el Alfa parecía querer tirar de su cabello rubio. Como quería ella
acariciar esas hebras. Se inaginaba en aquella cama siendo poseída por
aquel Alfa rabioso y amargado. Sería la envidia de todo el mundo. Sin
pensarlo dos veces llevó sus manos hasta la parte posterior de su vestido,
tocando el botón superior y quitándolo.

—¿Y qué me haría? —Preguntó con una voz demasíado melosa como...

Como para hacer a Taehyung perder los estribos. El Alfa llegó hasta ella
rápidamente, su mano grande tomándola del cuello y haciendo presión. Ella
se impresionó enseguida, no esperando aquello. Posó sus manos sobre las
de Taehyung, aterrada de lo que pudiera hacerle.

Vaya, vaya. No despiertes a la bestia si no podrás lidiar con ella. Y es que


el celo de un Alfa no era solo la sed de sexo, ¿Era ella tonta? Vaya que lo
era, ¿Por qué era entonces tan delicada aquella noche? Porque los Alfas
estaban sensibles en todos los sentidos y sus instintos estaban más que
despiertos. La ira solía reinar entre los sentimientos más despiertos y Kim
Taehyung no solía ser exactamente un tarro de dulce miel, ¿Qué esperaba
de él en la luna roja? ¿Qué fuera así? Error.

—¿Quieres que un Alfa te folle está noche, Beta estúpida? —Casi gruñé el
mayor con ojos ardientes de rabia. —Vete al bosque y espera que abusen
de ti, imbécil.

Eunhee comenzó a asustarse cuando no pudo respirar bien, cuando el Alfa


solo hacía más y más presión en su garganta, haciéndola ver todo borroso y
muy pronto oscuro. Al menos eso pensó ella, que la mataría, pero gracias a
fuerzas superiores Taehyung la soltó de un empujón en el que ella casi cae
al suelo por su desbalance. Tosió un poco y tragó duro, sintiéndose
afortunada de estar viva. Taehyung la miró como si pudiera matarla, de
verdad, daba gracias a Dios porque las miradas no hacían ningún daño.

—¡Lárgate!

Sin responder siquiera a eso salió de la habitación, cerrando la puerta de un


portazo antes de irse corriendo por el pasillo. En las escaleras casi cae, no
porque sus piernas temblaran como si estuviera en medio del invierno, sino
porque Jungkook, Jiyook y un par de compañías subían estas,
encontrándose con ella. Jungkook miró su rostro casi pálido y frunció el
ceño.

—Eunhee ¿Qué sucedió? —Preguntó Jiyook.

—¿Estás bien? —Preguntó Jungkook cuando esta se limitó a bajar las


escaleras.

—L-Lo siento —Susurró ella avergonzada y temerosa.

Ya sabía que ese Omega podía rolperle la cara si así lo quería. O peor,
pedirle a Taehyung que le hiciera algo malo por su atrevimiento. Después
de todo ella no le veía nada especial al Omega, ¡Si era precioso! Pero ella
podía ser más obediente que él, sin emabargo para Kim Taehyung no
parecía ser un Omega cualquier. Tal vez, solo quizá, aquella vez no se
trataba de una Omega prostituta, sino de un Omega real, uno para casarse.
Estaba perdida.

Jungkook la miró desaparecer escaleras abajo con desconfianza, haciendo


una mueca. Jiyook ladeó la cabeza.

—Parece que Taehyung no quiso la comida.

—A mi me parece otra cosa. —Dijo una de las sirvientas.

—Tonterías. —Jiyook empujó a Jungkook, obligándolo a subir, mirando


como su pantalón de pijama se mojaba un poco en su trasero. —Oh,
Jungkook.

—Déjame. —Ordenó el menor cubriéndose con sus manos, comenzando a


respirar de manera inestable. —E-Estoy lubricando.

Jiyook no dijo más, Jungkook casi fallece al ver el pasillo completamente


vacío, sin guardia alguno.

—¿En dónde están todos?


—Es luna roja. —Obvió una de las sirvientas. —Mientras menos personas
hayan cerca, muchísimo mejor. No queremos que alguien salga herido.

—¿Qué? —Jungkook frenó su andar y se resistió a los empujes de Jiyook.


—No, espera, no estoy listo. —Aseguró sosteniéndose de una de los
marcos de las puertas. —Espera, necesito hablarlo con un Omega, ¿En
dónde está Baekhyun?

—Se fué con Sehun ya hace unas horas. —Jiyook hizo una mueca tirando
del Omega. —Jungkook.

—Tengo miedo, ¡Espera! No me empujes.

Jiyook lo dejó quieto y Jungkook se sacudió el polvo imaginario en su


ropa. Miró al trío frente a él y suspiró, levantando su mentón orgulloso y
moviendo sus manos.

—Fuera.

Jiyook abrió sus ojos: —¿Eh?

—Vayanse. Lo menos que necesito es que me vean entrado a mi habitación


cuando saben que es lo que va a pasar. No sean sin vergüenzas y denme
espacio.

—Oh, claro que sí. —Asintió Jiyook mientras ya el otro par se iba. —Lo
siento.

—No vengas aquí para nada. —Le pidió Jungkook caminando hasta la
puerta, disminuyendo su tono de voz. —Espero no te aparezcas con una
bandeja llena de comida y una excusa tonta como que necesito tomar agua.

Jiyook se cruzó de brazos, sintiéndose ofendida.

—Jungkook yo no...

—¡Sht! Adiós.

Jiyook no dijo más, se dió media vuelta y se fue rápidamente.

Entonces Jungkook pudo entrar en pánico. Estaba casi sudando de nuevo,


casi, de no ser porque se sentía muy frío y nervioso. Bien, el se había
saltado el celo de Taehyung porque estaba embarazado, prácticamente
había olvidado que eso existía para él, así que ni siquiera se molestó en
informarse sobre si se acercaba o no esa noche especial. Sin embargo el
tenía pequeños recuerdos de Taehyung entrando en celo. El como parecía
desesperado, en como quería tomar a Jungkook tan ansiosamente. El
Omega ni siquiera supo cuantas veces le repitió que estaba embarazado y
que no podía complacerlo aquella vez, tampoco supo como logró que se
tomara un supresor y un té de orquimideos que lo dejó muy dormido.
Incluso en sus sueños logró inquietar un poco a Jungkook, frotando sus
caderas contra la cama, en la manera en que mordía la almohada hasta casi
romperla y en como gruñía de frustración. Más no hizo nada más que eso,
soñar.

Jungkook se dió pequeñas palmaditas en las mejillas e inhaló


profundamente. ¿Qué haría Baekhyun? ¡Bah! Pero si Baekhyun ya debía
estar atendiendo a Sehun, su amigo era un buen Omega, pero Jungkook
todavía dudaba de el. ¿Podría lidiar con un Alfa en celo? No lo sabía, pero
no podía seguir haciendo esperar a Taehyung. Abrió la puerta y entró,
sintiéndose mareado con el aroma de su Alfa en todos lados antes de cerrar
la puerta tras él.

—¡Ya les he dicho que no quiero una maldita cosa!

Jungkook ahogó un grito cuando el rubio se giró dispuesto a malograr a


quien se había atrevido a molestarlo y se congeló en su lugar. Taehyung en
cambió cambió su expresión de rabia casi de inmediato, sus rasgos
suavizándose tan notablemente que Jungkook pudo respirar tranquilo y
reconocer en los ojos azules al Alfa con que vivía y no solo a alguien
completamente absorbido por el instinto lobuno.

—Jungkook. —Murmuró él soltando el objeto que tenía en la mano, una


copa vacía que no se quebró por obra de Dios.

Avanzó hasta el pelinegro enseguida, este sonriendo medio a forzado y


medio relajado. Las manos de Taehyung tomaron su rostro de una manera
tan delicada que Jungkook sintió que flotaba entre las nubes.

—Has vuelto. —Susurró el Alfa.

—Te dije que volvería. —Sonrió el Omega posando sus manos en el pecho
desnudo. —¿No confías en mi?

—¿Por qué has tardado tanto? —Taehyung pareció casi frágil, sus ojos
parecían desesperados por su respuesta. —¿Por qué me tuviste tanto tiempo
en angustia?

—Lo siento mucho. —Se limitó a responder Jungkook. —Pero estoy bien,
estoy en casa ahora.

Taehyung se acercó a su rostro, acariciando con su nariz la del Omega, el


cual no tardó en cerrar los ojos. Las manos de Taehyung fueron
rápidamente a la parte posterior de sus piernas, inclinándose un poco antes
de tomarlo de ellas y alzarlo, haciéndolo enredarlas en su cintura para luego
encaminarse al tocador.

—Estás en tu hogar. —Lo corrigió el rubio.

Jungkook sintió como era sentado en el tocador, su cuerpo siendo


empujado contra el espejo mientras los dedos de Taehyung tiraban de su
pantalón de pijama hacia abajo. Jungkook dejó que cayera al suelo, las
manos de Taehyung tomándolo de los tobillos y haciéndolo apoyar sus pies
sobre la madera. El Omega sintió sus dedos acariciar la parte interna de sus
muslos con suavidad.

—No sabes cuanto me desesperé. —Susurró Taehyung besando su nariz y


desviándose a su oreja. —No tienes idea de lo ansioso que estaba sin ti.

—Puedo hacerme una idea. —Jungkook carraspeó y suspiró por las caricias
del mayor en sus piernas. —Hueles a vino.

—Ni siquiera eso logro que me relajara.

Jungkook jadeó cuando de manera inesperada un par de dedos se


empujaron en su interior y se curvaron con suavidad, haciéndolo
estremecer. La reparación de Taehyung cayó en su oído.

—Tú haces que me relaje.

—Uhm. —Jungkook respondió, tomando los hombros de Taehyung y


clavando sus uñas en ellos cuando los dedos comenzaron a hacer de las
suyas en su interior. Mordió su labio para no hacer escándalo. —¡Mm!

—¿Uhm? —Taehyung lo sintió temblar cuando añadió otro dedo en su


interior. —¿Qué quieres decir con eso?

—Yo... —Jungkook tomó una bocanada de aire, sintiéndose sonrojar


cuando Taehyung lamió su oreja levemente. —Y-Yo... ¿Por qué no vamos
a la cama? —Sugirió queriendo deshacer aquella cercanía unos segundos
para concentrarse mejor.

¡Necesitaba concentración! Taehyung lo estaba sofocando y mareando de


una manera deliciosa, pero sentía que la situación se le escapaba un poco
de las manos.

—No dije que quería ir a la cama.

—Ah...

—¿Ah qué?
Jungkook no pudo evitar echar su cabeza hacia adelante, su placer siendo
demasíado bueno como para disimular.

—Ah... —Gimió respirando con dificultad, los dedos del mayor


moviéndose a buen ritmo y con una precisión casi increíble.

Taehyung continuó tocándolo de la manera en que lo hacía, solo que más


rápido, en un entra y sal constante y casi tortuoso para Jungkook. Aquella
posición poco alentadora no le permitía movimiento alguno y tenía que
conformarse con quedarse quieto, solo gimiendo y gimiendo hasta que
finalmente y por la sobre exitacion de la respiración de Taehyung en su
cuello llegó al final de su placer y una gota perlada de semen abandonó su
entrepierna. Sintió que se acalambraba ahí en el tocador, pero cuando
estuvo a punto de decir algo Taehyung lo empujó sobre su hombro como
un saco de hortalizas y en pocos segundos lo arrojó sobre la cama.
Jungkook literalmente rebotó contra ella, respirando de manera inestable y
mirando como Taehyung comenzaba a quitarse el cinturón.

Bueno, debió predecir que había estado todo demasiado tranquilo como
para tratarse de la luna roja. De una forma extraña se sintió familiar el
hecho de que Taehyung tomara su cinturón y lo doblara haciéndolo parecer
doble y más pequeño, y eso lo hizo sentir muy raramente relajado.

—¿Me vas a pegar? —Casi susurró Jungkook con sus manos a cada lado de
su cabeza.

—Date la vuelta. —Ordenó Taehyung.

Autoritario, posesivo, hostil y sin rodeos. Si, ese era su Taehyung. Lo hacía
sentirse tranquilo, muy tranquilo. Así que obedeció la orden, se apoyó de
sus rodillas y empujó su tresero hacia atrás, relamiendo sus labios ante la
expectativa de que algo pasara.

¡Zas! Un azote hizo eco en sus oídos y pronto el ardor se hizo presente en
sus nalgas. Dolía y picaba en su piel, pero eso no evito que lubricara,
sintiendo la acción más placentera que dolorosa. No era tan doloroso.
Jungkook contuvo el aliento cuando Taehyung dió otro azote y parpadeó,
sintiendo como su lubricante resbalaba solo un poco por el interior de sus
muslos. Taehyung dejó de lado el cinturón y acarició ambas nalgas,
Jungkook suspiró ante el tacto y miró sobre su hombro, besos presionando
su espalda sobre su camisa de pijama. Casi de inmediato Taehyung giró s
Jungkook de manera brusca, comenzó a deshacerse de los botones de la
camisa y Jungkook lo ayudó a dejarla a un lado. El Alfa se inclinó sobre el
en busca de sus labios y Jungkook no dudó en estirar su cuello para
alcanzarlo en el camino y presionarlos contra los suyos. Sus manos fueron
al pantalón de Taehyung, quitando el botón, pero siendo interrumpido por
él.

Sus muñecas fueron tomadas y llevadas hasta estar sobre su cabeza,


Jungkook echó su cabeza atrás cuando Taehyung presionó su lengua contra
su garganta y la arrastró hasta su mentón, enviándole un placentera
sensación por todo su cuerpo.

El Alfa besó y lamió su cuello, Jungkook era tan sensible en esa zona que
se retorcía por las oleadas placenteras de aquellos roces y toques, gimiendo
con suavidad cuando las manos de Taehyung bajaron a su pecho y sus
dedos acariciaron sus pezones. Jungkook quiso tomar su rostro entre sus
manos para besarlo, pero de nuevo el Alfa se lo impidió, llevando sus
manos lejos de él mientras le gruñía.

—Quédate quieto.

—P-Pero, Tae...

Jungkook gimió cuando los labios del mayor bajaron hasta su pezón
derecho, tomándolo entre ellos y golpeándolo con su lengua una y otra vez.
El Omega se doblo y elevó un grito pequeño cuando su sensible pezón fue
mordido, de nuevo sus manos intentaron tocar a Taehyung, pero el rubio le
gruñó y no lo dejó. Molestándose con el menor lo giró de golpe e impactó
su palma contra su nalga, viendo como Jungkook las contraía de la
sorpresa.

—Obedéceme.

Jungkook fue tomado de las caderas y tirado de ellas. Pronto sus nalgas
fueron separadas y sintió el aliento tibio sobre ellas. Cerró los ojos y gimió
con anticipación, lubricando al saber lo que venía luego.

—Oh, Taehyung. —Suspiró cuando la lengua barrió su intimidad,


temblando cuando la misma se empujó en sus adentros. —¡Oh!

Jungkook jadeó por la forma en como Taehyung empujaba su rostro contra


él, haciéndolo sentir en poco balance. Se apoyó de sus manos y se mantuvo
firme a pesar de que sus piernas parecían frágiles por el placer que
Taehyung le brindaba. Su mano derecha fue hacia atrás, sus dedos a
acariciaron los cabellos rubios del Alfa y tiraron de ellos, pero Taehyung de
nuevo lo apartó.

Jungkook frunció el ceño sintiéndose muy irritado entonces.

Gateó lejos de Taehyung, sintiendo algo chasquear cuando se separó de sus


labios. Se dió la vuelta y se sentó, tratando de estabilizar su respiración.
Taehyung lo miró molesto, relamiendo sus labios brillosos. El Omega
gateó hasta el cuando este se levantó sobre sus rodillas. Sus labios a penas
rozaron el abdomen fuerte de Taehyung mientras se deslizaban hacia
arriba, por sus clavículas y su mentón, susurrando sobre su mejilla con
ganas de plantar un beso en ella.

—¿Acaso no quieres que te toque, mi amor?

Y Jungkook no supo porque, simplemente Taehyung se alejó de él y salió


de la cama. El Omega miró como el Alfa caminaba hasta la esquina
superior de la cama y desataba el pesado dosel color vino. Oh, demonios,
pensó Jungkook. Lo estaba encerrando, acorralándolo como a una presa.
Cuando cerró amabas partes del dosel Jungkook lo miró adentrarse a la
ocuridad, esta vez en completa desnudez. Gateó hasta que estuvo a la altura
de las almohadas y se acomodó en estás, Jungkook se arrastró hasta abajo
para ver lo que haría.

Tragó duró cuando el Alfa levantó la mirada azulada y la posó justo en la


oscura de Jungkook. El Omega balbuceó sin emitir ningún sonido,
intimidado por la seriedad del mayor, solo tomando el impulso de
inclinarse y estampar sus labios con los suyos. Taehyung no se inmutó
siquiera y Jungkook se sintió en extremo tonto al separarse. No quiso verlo
a los ojos, Taehyung seguramente no estaba para sus tonterías aquella
noche, así que se tomó unos segundos para que su mente en desesperante
blanco tomara un color interesante que lo llevara a hacer una buena maldita
cosa por Taehyung.

En aquellos pocos segundos la mano de Taehyung fue a la garganta de


Jungkook. El Omega levantó la mirada y se relamió los labios resecos,
tragando duro al sentir el pulgar de Taehyung acariciar aquel punto en
donde su corazón parecía estar atascado, palpitando con fuerza. Jungkook
lo miró inclinarse a el, mirar sus labios rosados como si fuera en busca de
un beso. Y Jungkook quería besarlo enserio, así que también se inclinó
hasta el para besarlo...

Inesperadamente Taehyung se alejó y lo dejó con las esperanzas de un beso


hechas añicos.

El Omega parpadeó cuando Taehyung le acarició los brazos y lo ambos se


miraron. Las manos del Alfa fueron a cada lado del rostro del pelinegro,
acariciando con sus pulgares sus labios rosados. Jungkook respingó cuando
el pulgar de Taehyung se introdujo sin pedir permiso en su boca,
empujando su lengua hacia abajo y de pronto empujando su dedo más atrás.
Jungkook cerró los ojos con fuerza, sintiendo una arcada cuando el pulgar
intentó ir hasta su garganta y quiso toser sin éxito. Taehyung lo retiró
entonces, mirando como Jungkook lagrimeaba y se acariciaba la garganta.
—¿P-Por qué hiciste eso? —Preguntó él tragando y tomando aire, un poco
asustadizo. —C-Casi me...

Sus palabras fueron interrumpidas cuando Taehyung lo tomó de las


mejillas, obligándolo a mirar hacia abajo, justo en la entrepierna del mayor.
Jungkook se sonrojó e hizo un sonido de un gemido ahogado por la gran
erección. Pareció entender algo al menos.

—¿Quieres que yo... Me lo meta en la boca?

Los ojos azulados de Taehyung parecieron tomar un brillo con las palabras
de Jungkook, las cuales sin saberlo lo habían encendido un poco más.
Jungkook pensó que no había forma de aquello, eso no iba a caber en su
boca... Aunque antes había dicho que no podía entrar ahí abajo y lo había
logrado, y le encantaba, pero era diferente ¿No era así? Se relamió los
labios pensando en que Taehyung lo había complacido muchísimo en su
celo, él podía hacerlo también, quería hacerlo, complacer a su Alfa.

Nunca había deseado complacer tanto a alguien como Taehyung. Lo


deseaba todos los días, de diferentes formas, pero aquella noche tenía unas
ganas enormes de demostrar que Taehyung era su Alfa y él su Omega, todo
suyo y que podía hacer lo que le venía en gana con el. Había algo retorcido
en sus pensamientos que lo volvía excitante, pero el miedo lo paralizaba,
¿Por qué no era un Omega normal y solo obedecía a su lobo? Aunque por
lo que parecía su lobo no estaba tan despierto, no le estaba dando
demasiado impulso, solo estaba ahí deseoso, expectante.

Jungkook casi grita cuando la mano de Taehyung lo tomó de su cabello.


Era todo, le había colmado la paciencia, había tardado mucho, lo había
molestado, iba a golpearlo o algo peor.

Pero para su sorpresa no fue así. Taehyung apegó su rostro en la curvatura


de su cuello hasta casi asfixiarlo y Jungkook no lo comprendió hasta que el
aroma de Taehyung se olfateó muchísimo más en aquel lugar. Sintió su
cuerpo relajarse cuando el Alfa le acarició la espalda y el cabello, como si
supiera que estuviera asustado. Por supuesto que lo sabía, pensó Jungkook.
Era su Alfa y destinado, quizá no estaba tan sumergido en sus instintos
naturales como para dejar sus sentimientos a un lado y tratarlo de mala
gana. Quería que Jungkook estuviese tranquilo y que se sintiera seguro sin
importar que.

Jungkook subió la mirada y le dió un beso en la mejilla. Taehyung giró la


cabeza y besó los labios rosados muy castamente, alejando a Jungkook de
su cuerpo y echándose hacia atrás sobre las almohadas casi hechas una pila.
Jungkook lo miró llevar su propio pulgar a su boca y lamerlo cuando
estuvo entre sus dientes, un tipo de señal para el cual sería el próximo
movimiento de Jungkook.
El Omega respiró profundamente y miró de nuevo la longitud de
Taehyung. Antes Taehyung lo había tocado ahí, pero nunca había usado su
boca más que para su agujero sensible...Dudaba demasíado que Taehyung
quisiera que Jungkook se metiera con su entrada, el era un Alfa, no había
forma de que eso le gustara, pero Jungkook no iba a caer en pensamientos
tontos, iría directo. ¿Era lo que Taehyung quería? Bien, lo haría por el.

Se colocó entre sus piernas, relamiendo sus labios y respirando de manera


inestable. De rodillas se inclinó y sacó la lengua, barriendo de abajo hasta
arriba con ella rápidamente, temiendo hacer algo más estúpido que eso.
Miró la mano de Taehyung entrar en escena, tomando su propio miembro
por la base mientras la otra peinaba el cabello del Omega hacia atrás,
empujando su cabeza hacia abajo luego. No tuvo más opción que abrir la
boca y recibir lo que Taehyung quería empujar dentro.

Cuando no pudo abrir más la boca por inercia sus labios se cerraron
alrededor de aquel miembro duro, cerró los ojos cuando la mano ajena
empujó su cabeza más abajo y pudo sentir la longitud queriendo tocar su
garganta. Ambas manos tomaron la cabeza de Jungkook entonces y
empujaron hacia atrás, cuando Jungkook pensó que había acabado todo
Taehyung lo volvió a bajar, ahogándolo. Gimió de incomodidad y respiró
con fuerza por su nariz. Su cabeza era echada hacia atrás y hacía adelante
en cortos y rítmicos movimientos que no le daban libertad y le provocaban
arcadas insoportables. Se obligó a no morderlo por accidente, seguro sería
muy doloroso.

—Shht... —Sisieó Taehyung al ver como Jungkook quería liberarse para


toser. —No me lloriquees, amor.

Jungkook abrió sus ojos llorosos y levantó lo más que pudo su mirada,
instalándola en los ojos azules que lo miraban fijamente. Parpadeó cuando
Taehyung dejó de mover su cabeza a su antojo y solo lo dejó ahí, con aquel
miembro dentro de su boca, no dejándole respirar tan libremente como
deseaba. Pero cuando Taehyung se mordió el labio lo único que pudo hacer
fue respirar con calma, como si no hubiese problema para hacerlo.

—Mírate. Te ves precioso mientras me la comes, cariño. —Susurró el Alfa,


deslizando con lentitud la cabeza de Jungkook hacia arriba. —Eres como
un maldito ángel aún cuando haces cosas tan sucias ¿Uhm?

Jungkook parpadeó. La erección rígida de Taehyung fue liberada de su


boca cuando Taehyung no volvió a empujarlo hacia abajo y solo pudo
saborear el sabor amargo que tenía. Le gustaba. Taehyung tomó su erección
en su mano y la sostuvo, está vez Jungkook la hundió solo en su boca, sin
dejar de verlo a los ojos azules, embelesado por los alagos.
—¿Te gusta complacer mis deseos, Jungkook? —Preguntó el Alfa
respirando profundo y acariciando el cabello negro de su Omega, tirando
de el para ver como su falo salía de su boca. —Te enseñaré a ser tan
pecaminoso como el demonio esta noche, no quedará nada puro en ti,
hermoso.

Jungkook lubricó al escuchar un mínimo gemido de Taehyung y de pronto


ya no estaba siendo guíado. Era el quien sostenía la erección para llevarla a
su boca, sus piernas se separaban y su espalda se arqueaba para estar mas
cerca de aquella fuente de placer para Taehyung. Descubrió en poco
segundos que succionar lo hacia sisear y cuando tocaba su punta sostenía
su respiración. Pero quería escucharlo gemir, gemir fuerte, gemir su
nombre, hacerle saber que lo complacía. No le importaba si debía golpearse
la garganta con su longitud mientras subía y bajaba su cabeza. Una mano
del Alfa acarició su espalda, inclinándose para acariciar su trasero
levantado al aire mientras la otra ahuecaba su mejilla, la cuál se hundía al
succionarlo.

—¿Te gusta complacer a tu Alfa? —Jungkook se liberó de la erección y


asintió, relamiendo sus labios.

Era un desastre de baba en su mentón y en la intimidad de Taehyung.

Jungkook no pudo contestar, gimió cuando los dedos de Taehyung


acariciaron su fruncida entrada empadada en lubricante.

—Dime cuanto me deseas, Jungkook.

—M-Mucho. —Susurró cerrando sus ojos, no recordando en que momento


se había excitado tanto.

Taehyung curvó una sonrisa a penas perceptible y empujó su cabeza hacia


abajo, haciendo que de nuevo tomara su erección en su boca. Disfrutó la
boca de Jungkook un rato más, se sentía bien subiendo y bajando,
lamiéndolo, besándolo. Había aprendido rápido y con entusiasmo,
Taehyung estaba tan caliente que quería quemarlo con su infierno y
sumergirlo en las llamas de su placer.

Al pasar de los minutos, Jungkook no supo cuanto exactamente, Taehyung


lo separó de su entrepierna y lo hizo sentarse a horcajadas de el. Sintió el
dolor en su mandíbula cuando Taehyung tomó posesión de sus labios y se
quejó.

—Duele. —Dijo tocando su mandíbula.


—¿Duele? —Taehyung mostró ojos preocupados y voz similar hasta que
Jungkook asintió, entonces su expresión cambió a una desinteresada. —No
te preocupes, mi amor. Para mañana te dolerá todo.

La castaña en un largo vestido de dormir caminó de manera silenciosa por


aquel largo pasillo, persiguiendo el olor a Alfa en celo que tan bien se
olisqueaba en el aire. Estaba mojada de solo imaginar al portador de aquel
aroma, desnudo y listo para recibirla, sabiendo ya de quien se trataba.

¿Kim Taehyung sería tan perfecto en la cama como lo era a simple vista?
Jennie estaba más que segura. El seria un Alfa más que perfecto para ella,
lo convencería del matrimonio, lo haría sin importar que. Porque era su
más reciente capricho y nunca se le había negado alguno.

Llegó hasta la puerta y, ¿Qué se escuchaba dentro? Ya alguien había


llegado a complacerlo. ¿Cómo? El Omega pelinegro no estaba en el castillo
¿Acaso algún Omega de una casa de placer? ¡No entendía! Sus planes se
habían venido abajo casi al instante. Parpadeó con recelo, no dispuesta a
irse así de fácil. No estaría mal echar un simple vistazo después de todo.

Abrió la puerta sin permiso, una total falta de educación, pero la cosa es
que ella era una princesa y no creía que fuera un problemilla aunque se
tratara de un reino distinto al suyo.

Pudo escuchar las respiraciones agitadas de las personas en pleno acto al


entrar. Se limitó a dejar la puerta entreabierta y a ser silenciosa mientras se
deslizaba hasta la cama, agradeciendo y maldiciendo en parte porque
estaban cubiertos por un dosel que no la dejaba verlos. Se acercó al inicio
de la gran cama. ¿Cómo era compartirla con Kim Taehyung? Lo
averiguaría, ya que había una pequeña apertura en el dosel. Se inclinó,
pudiendo ver a penas.

"Por la madre luna y el padre sol"

Podía detallar a Taehyung inclinado y de espaldas, apoyándose de sus


codos, sus piernas extendidas a cada de lado de una persona mientras una
de sus manos capturaba uno de los tobillto de ese alguien. Y ella pudo ver a
ese alguien, sus piernas abiertas sobre el regazo del Alfa mientras le daba la
cara, inclinado hacia atrás y apoyándose de sus codos mientras las caderas
de ambos se movían en un suave y constante baile erótico.

Era Jungkook. Sudado, con los cabellos apegados a su frente y los labios
entreabiertos dejando salir jadeo tras jadeo y suspiro tras suspiro. Una que
otra vez algún gemido o queja, pero fuera lo que fuera sonaba increíble.

Como un ángel al que le proporcionaban mucho placer. Excitante por su


tono y su expresión, sus muecas y sus movimientos. Jennie se sintió
lubricar y no necesariamente por el Alfa rubio. Escuchó un lloriqueo por
parte de Jungkook cuando el Alfa movió sus caderas un poco más rápido,
agitando su cuerpo y haciéndolo arquear su espalda. Con un "Uh-Uh"
musitado por Taehyung con voz ronca al verlo echar su cabeza hacia atrás
y tomar su pezón entre sus dedos. —sabiendo que intentaba llegar a su
liberación. —El Omega difícilmente dejó de tocarse y de arquearse,
echando su cabeza hacia adelante y continuando con su movimiento de
caderas.

—L-Lo siento. —Susurró con los ojos cerrados.

—Aún no. —Dijo Taehyung antes de suspirar de placer. —Pero tócate,


anda. Quiero verte tocándote.

Jennie tragó duro cuando Jungkook volvió a tomar su pezón entre sus
dedos y lo pellizcó levemente, tirando de el hacia afuera y gimiendo con
libertad, tal como Taehyung lo hizo después.

—Mierda, Jungkook... —El Alfa comenzó a penetrarlo un poco más


rápido. —Eres tan precioso.

—¿T-Te gusta? —Jungkook pareció temblar acariciando su abdomen plano


y su cuello.

Jennie estuvo a punto de responder que sí ¡Le encantaba ver al Omega en


aquella situación! Le gustó más cuando Taehyung tiró de él y lo hizo
sentarse en su regazo. Jungkook se posicionó sobre sus rodillas,
abrazándolo del cuello y tal vez besando al Alfa, no logró verlo, ¡Taehyung
le estorbaba! Pero poco después Taehyung pareció ocultarse en la curvatura
de su cuello para olisquearlo y pudo ver el rostro de Jungkook. Con los ojos
cerrados pareció tan concentrado al tiempo que comenzaba un sube y baja
sobre Taehyung. Ambos gimieron libremente.

—Tae. —Exhaló Jungkook, el Alfa lamiendo su cuello. —¿T-Te gusta


como lo hago?

El mayor llevo sus labios a la oreja del menor, mordiendo el lóbulo de la


misma y susurrando:

—Me encata. A ti también te encanta saltar como un conejito para mi ¿No


es así?

Jungkook gimió saltando un poco más rápido, obteniendo un gruñido del


Alfa y un apretón en su trasero que le impulsó a seguir. Sin darse cuenta
que una Omega comenzaba a tocarse con el espectáculo que estaba
dándole.
—¿Estás cerca? —Preguntó Taehyung y el menor asintió mordiendo su
labio inferior. —¿No esperarás por tu Alfa? —Jungkook asintió y
Taehyung casi ríe por lo tierno que le parecía. —Que dulce eres, cariño.

Jungkook elevó un grito cuando Taehyung bajó sus labios a su pezón y tiró
de el con sus dientes.

—Córrete, Jungkook. —Gruñó. —Vamos, déjame escucharte.

El Omega soltó un gemido alto y un lloriqueo, sintiéndose azotado por un


fuerte látigo de placer que lo hizo temblar. Colapsó en los brazos de
Taehyung y respiró a penas con mucho agotamiento. Mordió el hombro de
su Alfa con fuerza cuando este a propósito le dió una fuerte estocada. Se
sintió adormilado, pero no había tiempo para dormir, eso lo sabía ya,
mucho más cuando Taehyung giró sus cuerpos dejándolo abajo. Lo hizo
girar cuando lo liberó de su aún firme erección y Jungkook jadeó ante la
sensación de vacío.

Levantó la mirada a la apertura del dosel, encontrándose solo con el reflejo


de la luz de las velas.

Gimió cuando Taehyung volvió a entrar en el. Su cuerpo sobre el suyo ya


blando sobre la cama, su pecho contra su espalda y sus labios apegándose a
la curvatura de su cuello. Jungkook acarició su cabello rubio, amando las
caricias de su lengua en su piel como una leve felicitación por lo que había
hecho. Pero Jungkook pasó de estar relajado con aquello a tensarse por
como Taehyung, sin dejar de mimar su cuello, arremetía contra él de una
manera casi salvaje. Y Jungkook nunca creyó que podía gemir tanto y tan
alto, así que ahogó sus gritos contra la cama.

Jennie se apresuró a correr a través del pasillo cuando logró cerrar la puerta
con delicadeza. Se encerró en su habitación y se dejó caer en el suelo
contra la puerta. Levantó su baton blanco y miró sus piernas mojadas de su
excitación y orgasmo.

¿Cómo pudo un Omega lograr eso en ella?


❝Treintayseis❞
Stigma — V

Taehyung parpadeó, su vista un poco borrosa por estar recién despertado.


Frotó sus ojos con sus dedos y miró bien entre la escuridad del dosel. Solo
fue con consciente de la pierna que estaba cruzada sobre su estómago y la
mano que tomaba con suavidad su tobillo. Taehyung se apoyó de sus
manos y se sentó en su lugar, desordenando su cabello rubio y parpadeando
al clavar su vista en Jungkook. Completamente desnudo, boca abajo sobre
una de sus piernas mientras le sostenía la otra. Una de sus piernas estaba
estirada y la otra doblada sobre el cuerpo del Taehyung en un intento
extraño de abrazarlo. Se veía hermoso babeando con los labios
entreabiertos y el cabello desordenado. Claro que también con todas las
marcas que adornaban su cuerpo. Las mordidas, las marcas de los dedos de
Taehyung, los chupetones.

Taehyung dobló su pierna libre y con la otra empujó suavemente a


Jungkook para liberarse, haciéndolo rodar en su lugar. El Omega elevó sus
cejas sin despertar y se frotó un ojo, quitando la pierna de sobre Taehyung.
El Alfa se colocó de rodillas, acercándose a él e inclinándose hasta besar su
mejilla.

—Buenos días. —Murmuró con voz ronca.

Jungkook frunció el entrecejo y sus labios formaron una sonrisa invertida,


su cuerpo estirándose para espantar de alguna forma el adormecimiento. Se
quejó con el beso que se presionó contra su mejilla.

—Jungkookie. —Llamó Taehyung.

—Sht, cállate. —A penas murmuró el Omega, girando sobre su costado y


bostezando.

Intentó acurrucarse, pero el Alfa tiró con suavidad de su cabello,


exponiendo su garganta para darle un beso. Jungkook suspiró. El Omega
estiró sus manos y empujó su cabeza, aplastando su ojo en el proceso,
quejándose de nuevo, queriendo dormir mucho más tiempo.

—Ya no hay luna roja.

—Tu culo parece una luna roja.

—¿Y de quién será la culpa? —Jungkook ocultó su rostro entre sus brazos,
rodando sobre su estómago. —Ya, shh...
Taehyung no obedeció, besó su nuca e invadió el espacio entre su brazo y
su rostro para enterrar el suyo.

—Te amo.

—Te amo más. —Respondió Jungkook adormilado, sintiendo besos en su


mejilla.

—Lo hiciste increíble anoche.

—¿Y me darás un premio que me tienes que despertar? —Jungkook sintió


un pellizco en su brazo, pero estaba agotado como para moverse. —Auh.

—¿Podrías no ser odioso? Intento concentirte.

Jungkook sonrió y finalmente abrió los ojos, saliendo de su escondite y


girándose para encarar al Alfa.

—Mira quien lo dice. —Taehyung se inclinó y tomó posesión de los labios


de Jungkook, besándolo suavemente. —Uhm, buenos días.

Taehyung se alejó de él y miró sus ojos adormilados y llenos de felicidad,


curvando una muy suave sonrisa.

—¿Cómo te sientes?

—Roto. —Jungkook ladeó una sonrisa tonta. —Siento que no se en donde


quedaron mis piernas ni mi cuello. ¿Sobre que está mi cabeza?

—Muy gracioso. —Taehyung lo tomó de las mejillas y lo hizo ver a su


izquierda, inclinándose hasta su cuello. —¿Y esto cómo se siente?

Jungkook cerró los ojos y ahogó un gemido cuando la lengua del Alfa
barrió la marca en la curvatura de su cuello, logrando que la misma arda y
que una leve excitación lo recorriera. Tembló un poco, sintiendo el dolor y
la debilidad abrazarlo muy fuertemente.

—Duele, Tae. —Se quejó.

—Es reciente. —Taehyung le dió un beso a la marca. —Dolerá un poco. —


Admitió mirándolo a los ojos. —Pero dime, ¿Estás feliz?

Jungkook no pudo evitar sonreír enormemente y asentir, ahogando una risa


suave mientras abrazaba el cuello del mayor y lo acercaba más a su cuerpo
desnudo, queriendo sentir su calor.
—Si, estoy feliz. —Jungkool rozó su nariz con la ajena. —Muy feliz, tan
increíblemente feliz que podría gritarlo desde la torre más alta del castillo.
Si tan solo no me doliera la garganta...

—Oh, Jungkookie.

El Omega enredó sus piernas alrededor de la cintura de Taehyung y lo


apegó por completo a su cuerpo, uniendo sus labios en un profundo beso
lleno de emociones y sentimientos mezclados. Jungkook sonrió mostrando
sus lindos delanteros de conejo y Taehyung no pudo evitar sonreír también,
aquella sonrisa cuadrada que Jungkook no tardó en delinear con su dedo
índice. Los suaves labios de Taehyung se sintieron bien bajo la yema de su
dedo. El Alfa dió un suave beso al dedo y luego a la nariz Jungkook. Le
parecía graciosa, colo una nariz de un ratón, pero cuando se arrugaba por su
risa no podía compararlo con nada más que la perfección. Acarició sus
mejillas y lamió una de ellas, ganándose un pellizco en su estómago.

—Huelo a baba. —Se quejó Jungkook mirándolo a los ojos, sonrojándose


un poco. —Y a otras cosas...

—Uhm ¿Otras cosas? —Jungkook se mordió el labio cuando Taehyung


posó sus manos en sus nalgas, separándolas un poco. —¿Cosas que dejé
aquí?

—Uh, cállate. —Musitó Jungkook. —Tengo tu baba en todo el cuerpo, y


también de tu... Bueno. Ahí y en otras partes en donde me siento muy
pegajoso. ¡Shu, no! —Jungkook cerró las piernas y alejó a Taehyung en
cuanto acaricio su entrada. —No hay paso por ahí ya.

Taehyung arqueó una ceja y se echó sobre su costado, mirándolo sentarse


con dificultad.

—¿No hay paso?

—Estará cerrado el paso hasta nuevo aviso.

Taehyung ahogó una carcajada y lo miró acariciar sus muslos, las marcas
en estos parecían dolerle.

—¿Hasta nuevo aviso? ¿Eso no sería muy cruel para tu Alfa?

—Mi Alfa ya disfrutó demasíado anoche. —Jungkook peinó su cabello


hacía atrás. —Nos veremos aquí de nuevo en la próxima luna roja, mientras
debo tomar un descanso de tantos golpes en mi intimidad.

—Oh, mi vida. —Taehyung hizo el más falso puchero del mundo y


Jungkook pestaña hacia el. —¿Quieres que te haga mimos en el culo?
Jungkook sostuvo sus palabras en su mente unos segundos en la que su
mirada se perdió y asintió lentamente.

—Si. Quiero.

Jungkook gateó hasta Taehyung y se le subió encima cuando se acostó


sobre su espalda. Con las piernas a cada lado de el se echó sobre su pecho,
cerrando los ojos cuando las manos grandes tomaron su trasero, dándole
suaves caricias en círculos. Jungkook suspiró.

—Eso se siente bien. —Susurró.

—¿Puedo darte una nalgada?

Jungkook frunció los labios: —No.

—¿Ni una nalgada?

—Que no. ¿No me diste suficientes anoche?

—Nunca son suficientes. Vamos, una leve.

—Dije que... ¡Ay! ¡Taehyung! —Exclamó el pelinegro al recibir la nalgada


que ardió en su trasero.

Se alejó del pecho del Alfa y en el mismo soltó un golpe con la palma de su
mano, uno que resonó mucho más que la nalgada. Taehyung entreabrió los
labios y los parpadeó perplejo. Como si dijera "No acabas de hacer eso". El
Omega le sostuvo la mirada, pero como siempre no pudo por demasíado
tiempo y se sonrojó bajándola. Acarició la zona que golpeó como si eso
solucionara algo, pero Taehyung ya se lo estaba quitando de encima.

—Lo siento. —Se disculpó el Omega mientras intentaba abrazarlo. —Me


he pasado.

—Si, lo hiciste. —Jungkook presionó un beso en la mejilla del Alfa.

—Pero te lo merecías, ¿O no?

—Te meteré la mano en el culo para que aprendas.

—Ash, ¿Solo una?

Taehyung no pudo evitar ladear una sonrisa cuando Jungkook llevó la


mano a su miembro desnudo, mirándolo y acariciando los vellos rubios de
su monte de venus. Miró al cielo y chistó. Que Omega más singular.
—¿Qué quieres hacer hoy?

—Podemos ir al orfanato. O solo estar así contigo. —Murmuró Jungkook


tirando del los vellos suavemente.

—Oye. —Se quejó Taehyung. —Deja eso.

—No. —Negó el menor.

Pasaron solo un par de segundos antes de que Jungkook decidiera hablar de


nuevo.

—TaeTae, ¿Te imaginas lo rico que se sentiría si te dejas la barba?

Taehyung abrió sus ojos lo más que estos se lo permitieron, poniendo su


mejor cara de no saber que responder a eso. Jungkook subió su cabeza para
verlo, reposando su mejilla en su pecho y parpadeando en espera.

—Me refiero a cuando me beses allá abajo.

—Lo capto, Jungkook.

—Ah.

Taehyung negó cuando el Omega volvió su vista a su entrepierna y


continuó acariciando con normalidad. El Alfa de pronto ladeó una sonrisa.

—Jungkook ¿Por qué de repente se te ocurrió eso?

—Solo pienso que si se siente rico cuando me haces el amor...

—Ya está, entiendo. —Lo interrumpió cerrando sus ojos, queriendo


dormirse de nuevo. —Supongo que lo podemos intentar alguna vez.

—Oh, que bien. —Sonrió un poco Jungkook, subiendo sus caricias a las
caderas sel mayor. —Gracias.

—De nada.

La puerta fue tocada un par de veces y Taehyung suspiró de manera pesada


mientras que Jungkook se limitó a seguir en lo suyo, no prestándole
atención a nada.

—¿Taehyung? ¿Jungkook? —La voz de Jiyook resonó desde afuera.


—¡No hay nadie! —Gritó Jungkook mientras Taehyung le acariciaba el
cabello.

—¡Mi niño, abre la puerta! —Ordenó Jiyook con voz dulce. —Te traje un
desayuno delicioso y un té para que descanses el resto del día. ¿Quieres que
te traiga algo más?

Jungkook se sentó con pereza y dolor, arrastrándose fuera de la cama y del


dosel, tirando de una manta para rodear sus hombros y cubrirse antes de
caminar hasta la puerta, abriéndola y mirando a Jiyook.

—Gracias. —Le sonrió un poco, mirándola entrar y dejar la bandeja en la


pequeña mesa. —Te esfuerzas mucho.

—No es nada, ¿Quieres algo?

—Solo saber una cosa. —Jungkook carraspeó acercándose a la comida y


picando con sus dedos. —¿La princesa y el Rey? ¿Cuándo se van?

—Pude escuchar de su boca que planeaban irse hoy.

—Uhm ¿De verdad? —Preguntó Jungkook masticando un trozo de pan con


mantequilla. —Que bueno...

Una tigresa aprovechó la puerta abierta de la habitación y entró, mirando a


las personas que hablaban mientras que se paseaba escurridiza por la
habitación, no siendo notada por nadie. Jungkook se sentó en el sofá y miró
a Jiyook irse mientras se chupaba los dedos de la mano. Taehyung habló
desde dentro de la cama, con voz rasposa y profunda.

—Vuelve a la cama.

—Espera, quiero comer primero. Si no te unes me lo como todo yo solo.

A Taehyung le tomó unos segundos salir de la cama y ponerse de pie,


pisando sin querer la cola de una tigresa entrometida. Taehy miró con rabia
como la misma se escabullia fuera de la cama, caminando lejos de el.
Jungkook la miró con impresión y desconfianza, sintiendo mucha molestia
entonces.

—¿Qué demonios haces tú aquí? —Gruñó el Alfa.

Suji gruñó en su interior y se acercó a Jungkook, respondiendo en voz baja.

—Pasaba a ver a Jungkook. Entré con Jiyook.

—Pues yo no te vi. —Jungkook la miró con recelo. —Pudiste al menos...


—No, ni una mierda, no la defiendas. —Le regañó el mayor caminando
hasta la puerta. —Largate, tigresa del maldito infierno.

Sorprendentemente Suji solo gruñó y obedeció, caminando hasta la puerta


mientras Taehyung la abría. Cuando llegó a ella está se detuvo, gruñendo y
posocionandose para atacar a quien veía fuera. Taehyung abrió un poco
más y miró de quien se trataba.

Jennie.

—Hola. —Saludó ella entre aburrida y odiosa.

Jungkook se puso de pie enseguida, apresurándose a empujar a Taehyung


tras la puerta y encarar a Jennie. Corrió a la tigresa con la mirada y poco
después enfrentó a la Omega, sintiendo a su lobo molestarse en demasía.
¡TAEHYUNG CASI SE MOSTRABA DESNUDO FRENTE A ELLA!
Una cosa era Suji, una tigresa con la cual se llevaba horrible, ¡Pero ella era
una princesa! ¡Una que buscaba su propuesta de matrimonio!

—¿Qué quieres?

—¿Quieres desayunar conmigo?

—¿Eh? —Jungkook parpadeó confundido, su rabia drenando. El Alfa a su


lado frunció el ceño sin que la mujer pudiera verlo.

—Que si quieres desayunar conmigo. En el comedor. —Obvió ella


sonriendo sin mostrar los dientes. —Mi padre no tiene apetito hoy día y
pensé que tú y yo podríamos hablar un poco.

Jungkook no pudo evitar mirar a Taehyung, no sabiendo bien que


responder. Miró a Jennie de nuevo cuando ni el Alfa le dió una respuesta.

—No lo sé, creo que no sería correcto.

—¿Por qué no sería correcto atender a la princesa invitada como se


debería?

Jungkook se sintió incómodo.

—Es que no puedo, quiero estar con mi Alfa. —Respondió sintiendo su


marca arder un poco, la necesidad corriendo en sus venas. —Y-Yo...

—Si estuvieras en mi Reino yo no dudaría en cumplir con mi deber y


atender tus necesidades como mi invitado, Jungkook. Es muy grosero de tu
parte hacer esto.
—Lo sé, lo siento. —Se apresuró a decir Jungkook. —Es que hoy no es
buen momento, yo de verdad...

—Te espero en el comedor.

Jungkook abrió sus ojos de par en par cuando ella sin más se retiró,
dejándolo con la palabra en la boca y un rubor de rabia en sus mejillas.

—¡Ah! ¿Y esta quién se ha creído? —Jungkook cerró la puerta y miró a


Taehyung. —¿Y tú quién te has creído? ¿O acaso no notas que estas
desnudo?

—No me mostré.

—¡Por poco! Si te veía me vería obligado a arrancar sus ojos. —Jungkook


alzó sus manos dramáticamente, su manta cayendo al suelo por no ser
sostenida. —¡Y crees acaso que...!

—Debes ir.

Jungkook ahogó su regaño y balbuceó.

—¿Que yo qué?

—Que debes ir con ella. Querramos o no tiene razón, no podemos ser mal
educados. Y yo no podré ir a desayunar al comedor, debo trabajar.

—¿Entonces me dejarás solo? ¿Justo después de marcarme? ¿Me hablas


enserio? —Jungkook de pronto quiso llorar. —P-Pero yo te necesito.

—Te veré luego del almuerzo. —Aseguró el rubio acunando su rostro en


sus manos. —Haré todo el trabajo que pueda y podremos acurrucarnos en
la cama luego del almorzar, ¿Uhm? Te daré muchos mimos y besaré tu
marca.

Jungkook se sintió decepcionado cuando Taehyung besó sus labios


castamente. El Alfa le dió una mirada alentadora.

—¿Por qué no vas y le presumes tu marca? Seguro quieres.

Jungkook parpadeó: —Si. Quiero.

—Entonces ve. —Taehyung besó sus labios de nuevo y dió caricias en sus
mejillas.

~•~•~
Jungkook se sentó en su lugar en el comedor y miró a la princesa que se
sentó frente a él, tomando jugo de naranja con lentitud y disfrute. Se había
tomado un tiempo dándose un baño, lo suficiente como para darle tiempo a
Jiyook de hacer un mandado por él, así que el desayuno no estaba del todo
caliente, y sinceramente no le interesaba si a la princesa Jennie no le
gustaba. Las puertas del comedor se abrieron, un niño de cabello castaño se
dejó ver a un lado de la mujer de largos cabellos negros y vestimenta
grisácea. Sus ojos redondos brillaron enseguida y Jungkook le sonrió
verdaderamente feliz de que Jiyook lograra traerlo.

—¡Hola, pequeño! Ven aquí, anda.

Seungkwan no lo dudó, corrió rápidamente hasta el Omega, abrazándolo


cuando se levantó para recibirlo y cerrando sus ojos con fuerza. Jungkook
realmente lo había buscado, quería verlo y estar con él. El Omega se sentó
y no evitó sentarse al niño en las piernas.

—No me duele el estómago. —Negó el niño, pues Jiyook le había dicho a


los niños del orfanato que a este le dolía y que lo llevarían a sanar.

Solo para que no lloraran para ir al castillo, la idea fue de Jungkook.

—Lo sé, está bien. —Jungkook le acarició el cabello y le sonrió,


comenzando a servir en el plato. —Comamos, ¿Quieres? Mira hay pan,
galletas y tarta. También...

—¿Es tú hijo? —Elevó la voz Jennie para que la tomara en cuenta.

Jungkook la miró entonces, había olvidado su presencia.

—No.

—Ah, un criado.

—No y no lo llames así. Tiene un nombre, es Seungkwan. —Le dijo


Jungkook con voz fría, acariciando el estómago del niño mientras le tendía
un tenedor para que pinchara las uvas que dejaba en el plato frente a el.

—¿Y por qué está aquí?

El niño levantó su mirada para ver a Jungkook, notándose incómodo y poco


aceptado. El Omega le sonrió y plantó un beso en su frente, llevando una
uva a su boca para que la comiera.

—Te vas hoy, ¿No?


—No sabía que te estorbaba tanto.

—Yo no diría que estorbar. —Negó Jungkook tomando un trozo de pan y


dejando que Seungkwan le untara muy torpemente salsa de cerezas que le
dió en una cuchara. —Más bien me incomodas, es obvio que no tienes una
buena actitud. Eres malcriada.

Jennie miró a Jungkook y relamió sus labios, pensando en como responder


a eso.

—Bueno. —Se limitó a decir.

Seungkwan habló con la boca llena, mirando sus dedos manchados.

—Taehyung me dijo que estoy malcriado una vez. —Le dijo a Jennie para
hacerle saber que no era la única.

—¿Por qué será? —Preguntó ella mirándolo con un poco de asco. Estaba
sucio. —¿No te enseñan a respetar a tus mayores? De dice Hyung y a mi se
me llama Noona.

—¿Te llamas Noona?

—No, y no me tutees. —Casi espeta ella.

Seungkwan frunció sus hombros y chupó sus dedos llenos de salsa,


mirando a Jungkook.

—Ella es mala. —Susurró.

—Mira, mocoso...

—Cuidado, Jennie. —Advirtió Jungkook. —No te atrevas a decir algo que


yo no estaré feliz de escuchar. —Bajó la mirada al niño entonces. —Y tú
no eres mocoso.

—No. —Negó el niño sonriéndole y abrazándolo después. —Te quiero


Jungkook.

Jennie rodó los ojos.

—Bueno, yo solo vine a decirte algo. —Sus mejillas se tiñeron de un leve


color rojizo y carraspeó. —¿Eres acaso un Omega oficial de Taehyung o
solo uno temporario?

—¿Y eso qué es? —Preguntó Seungkwan.


—Cosas de adultos. —Dijo Jungkook tendiéndole jugo que aceptó gustoso.
—¿Por qué todos meten sus narices en mi vida? —Susurró.

Seungkwan pareció avergonzado y dejó de beber el jugo.

—P-Perdón.

—No me refiero a ti, bebé. —Jungkook le acarició la cabeza y miró a


Jennie. —Soy su Omega. El único que le verás presumir, punto.

—¿Has salido alguna vez del reino?

—¿Y a qué viene eso?

—A que Italdandis es muy bonito.

Jungkook casi ríe amargamente, mirando como Seungkwan se estiraba a la


mesa y preguntaba si podía tomar algunos trozos de queso que por alguna
razón Jennie le tendió en un tazón, siendo amable. Jungkook sintió que
algo le daba mala espina, tomó una servilleta de tela y limpió la suciedad
en los labios y mejillas de Seungkwan, siguiendo por sus manos.

—No tengo pensado hacer un viaje tan lejano.

—No es tan lejano, va más allá del reino de Kusan, un par de días más.

Jungkook se evitó sentir un escalofrío por el hecho de que hayan nombrado


tal reino y negó con su cabeza.

—No tengo pensado hacer un viaje.

—Tú y yo podríamos ser buenos amigos. —Jennie sonrió. —De verdad


buenos amigos. Si vas conmigo la pasariamos bien, vistiendo ropa hermosa
y joyas caras, podríamos tomar el té cada tarde y ver las estrellas desde mi
balcón después de cenar.

Jungkook no supo bien como tomarse aquello, solo sentía que era
incorrecto. Muy incorrecto y torcido de algun modo extraño por como lo
decía aquella mujer.

—No va. —Dijo el niño mirando su tazón de queso. —No puede.

—Tengo amigos con quién tomar el té. —Excusó Jungkook. —Lo tomo
con Taehyung de vez en cuando también. El me daría joyas si se las
pidiera, solo no soy un amante de ellas. Me gusta más la ropa y aquí hay
muy bonita...
—Solo buscas excusas para no obedecerme.

—Perdón, Jennie, pero no tengo razones para obedecerte. —Musitó lejos


de estar molesto, sintiéndose más bien incómodo. —No eres mi Alfa.

La mujer sonrió de manera curva y pestañeó un poco.

—Podría ser tu Omega.

Jungkook inhaló y retuvo el aire. Sin saber porqué cubrió los oídos de
Seungkwan y lo miró, el niño muy entretenido con el queso como para
prestar atención. El Omega pelinegro miró a la Omega frente a él y suspiró.

—Jennie, sinceramente no sé porque esto. ¿Por qué está insinuacion?

—Lo pensé mucho. —Asintió Jennie. —Y te quiero conmigo.

Jungkook abrió sus ojos de par en par, temiendo por la sensación de


inseguridad que se apoderaba de él. Se obligó a centraese y no dejarse ver
afectado para cuando ella volvió a hablar.

—Te escuché anoche. —Dijo ella. —Y me gustó mucho la forma en la que


parecías muy complacido en cuanto a tu apetito sexual.

Jungkook presionó sus manos en las orejas de Seungkwan, obteniendo una


queja de su parte. Jungkook le gruñó a la mujer.

—Cállate, ¿No ves que solo es un niño? Además ¿Quién te crees para
hablarme de esa forma tan poco pudorosa?

—Como sea. Te quiero para mi.

—Estás loca. —Jungkook tomó un trozo de pastel, una manzana y unas


uvas en su plato, empujando suavemente a Seungkwan para que se bajara
de sus piernas. —Me largo. Ten Seungkwan, vamos.

El niño tomó el plato y el Omega una servilleta y su jugo de naranja,


caminando con el niño siguiendo sus pasos. Jennie se sintió furiosa y más
que rechazada.

—Jungkook, nadie me ha rechazado.

—Pues lo lamento. —Dijo Jungkook.

Seungkwan lo siguió, caminando frente a él cuando le abrió la puerta para


que saliera. No sin antes ver a la mujer de la mesa. Parecía que lloraría.
~•~•~

—Y eso pasó, como sea me alegra que se haya ido ya.

—Eso no explica porque él está en mi lado de la cama.

—Oh. —Jungkook sonrió apretándo a Seungkwan en sus brazos. —Tenía


muchas ganas de verlo y envié a que lo buscaran. No pude devolverlo al
orfanato sin que cenara y parecía tan cansado que preferí que mañana sería
mejor... ¿Estás molesto?

Taehyung inhaló y exhaló profundamente, mirando a Jungkook y


sentándose en la orilla de la cama. Jungkook sonrió más.

—Él te agrada.

—Sehun me agrada, pero no por eso lo meto a dormir en mi cama.

—Tae. —Jungkook hizo un puchero. —Él es bueno.

—No es justo para él. Va a encariñarse y creerá cosas que no son. Merece
una familia, no una ilusión de esta magnitud.

Jungkook se sintió realmente mal entonces ahí abrazando al niño dormido


con una pijama de Taehyung que Jungkook había cortado sin permiso.
Taehyung tenía mucha razón, pero el podía hacer feliz a Seungkwan
mientras alguien lo adoptaba, no había ningún problema ¿No era así?

—No llores. —Pidió Taehyung al ver las lágrimas del Omega derramarse a
su costado. —Tengo razón, pero no quiero que te sientas mal, Jungkook.

—¿Para qué me dices eso entonces? Yo de verdad quiero hacerlo sentir


amado. Quiero que...

—Lo sé. —Taehyung soltó un suspiro, quitándose la camisa y alejándose al


vestidor. —Lo dejaré pasar esta vez, pero deberás consultar conmigo antes
de traer a otra persona aquí.

Jungkook casi solloza: —No es justo. No lo hago con maldad.

—Sé que no. Pero debes recordar, Jungkook que Seungkwan no es tu hijo.
¿Bien?

El Omega miró a Taehyung, los ojos azules pareciendo hostiles al ver los
suyos. Jungkook derramó un par de lágrimas más y su nariz se apegó a la
nuca del niño, sintiendo su calor.
—Jungkook te he preguntado. ¿Bien?

El Omega soltó un suspiro de rendición.

—Bien.
❝Treintaysiete❞
Lover — Taylor Swift.

Un Omega pelinegro se escontraba encorvado en la mesa de aquel


comedor, sus brazos bajo su mejilla creando una almohada que le evitaba la
incomodidad de reposar su cabeza en la mesa mientras miraba el ventanal.
Octubre se veía tan triste, el cielo no irradiaba la luz del sol y parecía un día
sin color, todo gris y aburrido, tranquilo e irritante. Quería llorar, pero se le
habían acabado las lágrimas y sentía sus ojos muy hinchados y su nariz
tapada. Odiaba no poder llorar más, así que se limitó a sollozar y gimotear
para expresar su rabia y depresión. Seungkwan, aquel niño castaño y con
buen corazón había encontrado por fin una familia, un matrimonio joven
que ya tenía un bebé en camino, pero que al parecer quería darle un
hermano mayor. Querían expandir su familia incluso antes de que naciera
el primer bebé y Jungkook solo quiso objetar contra ello, pelear y decir que
no podían, ¡No podían! Pero ¿Por qué no? Eran buenas personas, eran
amables, eran cuidadosos. Y Seungkwan...El niño parecía tan feliz con el
muñeco que el hombre que sería su padre le había obsequiado, parecía que
su sonrisa se congelaría por las caricias de su futura madre en su cabello y
por la forma en la que su futuro padre le contaba lo buena que sería su vida
al ir a casa. Le contaba como eran los desayunos hechos por su madre y la
forma en la que se acurrucaban en el sofá después de cenar, hablando de
cualquier cosa.

Entonces Jungkook no pudo decir nada. No pudo ir en contra de la


felicidad de un niño que el no podía complacer con un hogar y un par de
padres dedicados y amorosos. No pudo. Se limitó a ver al niño desde la
puerta, a penas había llegado al orfanato. Retuvo las lágrimas mientras vió
a Seungkwan hablándole a sus adoptivos con emoción mientras la
cuidadora le daba las pocas pertenencias del niño a su madre. Finalmente
su padre lo tomó de la mano para irse a su nuevo hogar, pero el niño no se
fue sin antes besar a Jungkook en la mejilla y despedirse, sorprendiéndolo
antes de que pudiera irse a algún lugar.

Jungkook se fue al castillo llorando. Se le fue a Taehyung a los brazos y


lloró desconsolado sobre su pecho. Inevitable, decía el Alfa. Que era
inevitable que aquel niño tan bueno no encontrara el hogar adecuado. Y
Jungkook no pudo evitar gritarle cosas y echarse a correr al comedor en un
acto de malcriadez, encerrándose ahí el resto de la tarde. Sorbió su nariz.
Era doloroso.

Las puertas se abrieron y dejaron ver a un Alfa sonriente, tan sonriente


como Taehyung podía estar comúnmente; Una sonrisa torcida. ¿Por qué
sonría el infeliz hijo de puta? Jungkook lo ignoró a medida de que se
acercaba hasta él, acariciando su espalda con su mano y luego su cabellera
negra. Jungkook se sintió débil, el aroma de Jungkook se expandió en el
lugar y lo abrazó, haciéndolo sentir querido a pesar de su tristeza. Su lobo
se rindió ante Taehyung, pero él seguía sin querer darle la cara.

—Kook. —Lo llamó.

Y Jungkook frunció el ceño, porque realmente nunca lo había llamado así.


Fue la trampa perfecta para que levantara su rostro y lo girara para verlo, a
lo que el Omega se riñó.

—¿No estás acaso feliz por el niño?

A Jungkook se le oprimía el corazón.

—Claro que sí, lo estoy, pero...Yo... —Jungkook negó y bufó, sorbiendo su


nariz. —Yo quería...

Taehyung asintió: —Entiendo. Estarás bien.

Jungkook no lo sabía, pero asintió, la mano de su Alfa aún acariciando su


cabello negro mientras el Omega limpiaba los rastros de sus lágrimas.
Taehyung se acuclilló a su lado, mirándolo directamente a los ojos mientras
soltaba un suspiro.

—Feliz cumpleaños, mi amor.

Jungkook abrió sus ojos y parpadeó perplejo a sus felicitaciones.

—¿C-Cómo es que lo sabes? ¿Te dije alguna vez cuando era mi


cumpleaños?

—Sería un pecado mortal que yo no lo supiera. —Taehyung ladeó un poco


más su sonrisa. —Te amo.

Jungkook sonrió entonces, sintiendo que su tristeza se esfumaba un poco y


se reemplazaba por felicidad.

—Anochecerá. —Le dijo Taehyung. —¿Puedes venir conmigo? Te


mostraré tu regalo.

—¿Un regalo? —Jungkook sonrió un poco más, su estómago revoloteando.


—Oh, Taehyung...

—Está en nuestra habitación.

Jungkook arrugó la nariz y rió, haciendo una cara berrinchuda y negando.


—Quieres tener sexo conmigo, ¿Verdad?

—Uhm ¿Y qué me delató?

—Esa mirada.

—¿Qué mirada?

Jungkook rió de nuevo: —Esta. —Dijo haciendo su mejor cara coqueta,


recibiendo una risa del mayor.

—Yo no hago esa cara. ¿Será que tú si quieres tener sexo?

—Pues yo si, no lo negaré como tú. —Jungkook recibió un pellizco y rió,


tomando las manos de Taehyung y levantándose junto a él. —¿Cuál es mi
regalo?

—Veamos.

El Omega comenzó a caminar junto al Alfa, aferrándose a su brazo y


dependiendo de él para su estado de ánimo. Vagaron con tranquilidad entre
los pasillos del castillo, no apresurados para llegar a su lugar. En un juego
tonto el Omega dió un pellizco en la nalga del Alfa, y por su parte recibió
una fuerte nalgada por la cual pelearon hasta llegar a su habitación.
Jungkook fue obligado a cerrar los ojos cuando Taehyung quiso abrir la
puerta, y a ciegas dió pasos dentro de la misma, sonriendo como un tonto
por la expectativa. Quería dar saltos y gritar cuando aún no sabía de que se
trataba todo. La puerta fue cerrada y su cuerpo cosquilleó con las manos de
Taehyung sosteniendo su cintura detrás de él. El susurro chocó contra su
oreja.

—Abre los ojos.

Jungkook obedeció de inmediato, sorprendiéndose al mirar su habitación.


Estaba sunergida en flores; Rosas rojas. Se cubrió los labios, todo estaba
cubierto de rosas. El suelo, el tocador, los muebles, ¡Incluso la cama!
Parecía una manta de pétalos sobre ella. Parpadeó sintiendo sus lágrimas
picar, al parecer si le quedaban aún.

—¿Recuerdas cuando... —Susurró el mayor. —... Solía obsequiártelas?

Jungkook asintió con cuidado, sintiendo las manos deslizarse hasta sus
caderas.

—Lamento haber perdido la costumbre.


—Ay, Tae. —Solo pudo decir. —Te amo tanto, tanto.

—Feliz cumpleaños, mi amor. —Jungkook se giró hacia el y con cariño


acunó su rostro, besando sus labios cortamente. —Te amo mucho más de lo
que puedes imaginar.

El Omega sonrió con felicidad y presionó sus labios contra los del mayor,
abrazándolo por su cuello y retrocediendo a ciegas. Taehyung lo siguió,
devorando sus labios y empujando su lengua contra su boca de manera
salvaje, amando la forma en la que Jungkook le daba chupetones con
hambre y suavidad. El Omega de una manera brusca lo tomó de la camisa,
besando su mentón antes de hacerlo guiarlo hasta la cama y arrojarlo de
espaldas contra la misma. Taehyung suspiró, mirando como el menor
comenzaba a desabotonar su camisa, tirando de ella fuera de sus pantalones
y dejándola caer al suelo.

—¿Es acaso mi cumpleaños? —Murmuró Taehyung admirando la piel


blanca y los botones que eran sus pezones.

—No. —Jungkook quitó el botón de su pantalón y lo empujó hacia abajo.


—Pero podría ser tu regalo diario.

Y a Taehyung no le sorprendió que el Omega no llevara ropa interior,


estaba tan acostumbrado a ese Jungkook que ni siquiera prestó atención
real. Cuando Jungkook se trepó sobre el y se sentó en su regazo suspiró,
dejándose llevar por las manos que lo desnudaban con cariño y lentitud.
Amaba tanto a Jungkook, amaba cada una de sus facetas, pero tenía una
fijación con Jungkook en su faceta privada. Porque era tan diferente al
Jungkook que se mostraba ante la gente. Era un Jungkook sin vergüenza,
en donde no le interesaba pasearse desnudo en su habitación porque se
sentía confiado de que su Alfa lo mirara, porque sabía que no sería juzgado
o humillado. Era un Jungkook, que derrochaba sensualidad y pasión en
cada mirada porque nadie estaba ahí para admirarlo, nadie más que
Taehyung. Era un Jungkook, que no le importaba leer sus escritos llenos de
dulzura, amor y erotismo en voz alta, porque sabía que solo su Alfa lo
estaba escuchando. Era Jungkook, en su forma más profunda y sensible,
sencilla y preciosa, en su forma más atesorable.

El Omega miró los ojos azules que hacía ya rato lo miraban con fijeza.

—¿Ocurre algo?

Taehyung negó con su cabeza: —No.

—Puedes decirme. —Jungkook se alejó de los labios que estaba a punto de


besar. —¿No te gusto así?
—¿Así cómo? —Jungkook frunció sus hombros y parpadeó.

—Así de... Atrevido.

Taehyung frunció el ceño. —Al diablo, Jungkook. No vuelvas a preguntar


esa tontería ¿Eh? Me encantas. Pensaba en eso, en lo mucho que me
encantas.

Jungkook sonrió en un suspiro que parecía estar reteniendo, bajando su


mirada mientras sus mejillas se teñían de un suave color rosa.

—Mentiroso. ¿Cómo vas a pensar eso?

—¿Cómo no pensarlo? ¿Cómo no pensar que eres lo más precioso? —


Jungkook se sonrojó mucho más. —Lo más increíble, lo más tierno, lo
más...

—¡Ya! —Espetó el menor ocultándose en su cuello. —No me hagas sentir


avergonzado.

Taehyung sonrió dándose la vuelta y dejándolo debajo de él. Besó sus


labios con delicadeza y luego su frente. Jungkook lo tomó de las mejillas,
apretujándolas y acercándolo lo más posible a su rostro.

—Te adoro, Kim Taehyung. —Murmuró a penas, sintiendo que se derretía


bajo la mirada azulada. —Siempre.

—Y yo te adoro, Kim Jungkook.

Jungkook negó con una sonrisa boba.

—No somos esposos.

Las manos de Taehyung acariciaron los costados, sus dedos arrastrando


consigo un hermoso aro de oro con una piedra de rubí que resplandecía y
que no dudó en mostrar ante los ojos oscuros de Jungkook. Ojos que pronto
se llenaron de lágrimas. Tomó su mano izquierda y deslizó el anillo en el
dedo anular sin pedir permiso. Besó el dorso de la mano luego.

—¿Te gustaría compartir el resto de tu vida conmigo?

Jungkook ya comenzaba a derramar lágrimas silenciosas, y como siempre


intentaba ser un rudo Omega rodó los ojos en fingida indiferencia,
haciendo una mueca.

—Como si tuviera opción.


—No. No la tienes. —Jungkook sonrió y asintió: —No te escucho decir
que si.

—Si quiero.

—¿Qué quieres?

—Quiero ser tu esposo. —Jungkook se sonrojó y limpió sus lágrimas.

—Grítalo. Quiero que todos te escuchen.

—¡Si, quiero ser tu esposo Kim Taehyung! —Gritó el menor divertido. —


¡Acepto, acepto, acep-…!

Taehyung se fue sobre los labios rosados, interrumpiéndolo y callándolo


con un profundo beso. Sin decir nada más Jungkook sonrió, dejando al
descubierto la curvatura de su cuello y sintiendo las cariñosas lamidas
sobre su mejilla antes de que los colmillos del Alfa se clavaran en la sana
marca que poseía.

~•~•~

—Cuidado. —Exigió Taehyung por enésima vez en la tarde, poniendo


mala cara cuando Jungkook volvió a tambalearse. —¡Cuidado, Jungkook!

—¡Tae, deja de hablarme! —Espetó Jungkook estirando su mano y dejando


la manzana colgada en una ramita del pino. —¿No ves acaso que me
distraes?

—Estás muy alto, carajo. Ya bájate.

—No-oh. —Negó el menor tomando otra cosa de su cesta.

La escalera que sostenía la Beta en el suelo se balanceó un poco, lo que


hizo que Jungkook abriera en demasía sus ojos y que palideciera un tono
menos que el suyo. Tragó duro cuando volvió al equilibrio y continuó
colgando cosas. Taehyung lo miraba desde el sofá, molesto y atento a sus
movimientos. El anillo de oro relucía en la mano de su prometido,
combinaba a la perfección con su sonrisa mientras decoraba el árbol
navideño.

—¡Taehyung! —Llamó Jungkook mirando su cesta. —Dame más pan de


jengibre, quiero poner unos aquí. —Señaló un poco más arriba. —Y una
manzana acá. —Señaló a su lado.

—Cuando estemos durmiendo las ratas estarán colgando ahí mientras se


llenan el estómago.
Jungkook bufó sosteniéndose de la escalera y mirando hacia abajo,
torciendo una mueca.

—Tae, no seas odioso al respecto. Ayúdame.

—Yo no quería armar un árbol, tú sí.

—¿Y qué?

Taehyung parpadeó y sd hundió más en su lugar, irritado.

—Nada.

—Oh, TaeTae. —Jungkook tomó otro adorno de su cesta y lo acomdó. —


Sé que tu celo es esta noche, ¿Pero podrías no estar tan molesto e irritado?
Esto se verá muy lindo para la fiesta de año nuevo de mañana, además... —
Jungkook miró de nuevo al Alfa. —Hoy es tu cumpleaños.

—Un día cualquiera. Mañana también será un día cualquiera, y por esa
razón no comprendo porque quieres una maldita fiesta de navidad.

—Porque podríamos recibir un año nuevo todos juntos.

—Sigo sin ver algo especial en ello.

—¿Te digo que será especial? La forma en la que te quedará la nariz


cuando te la rompa. —Jungkook forzó una sonrisa mientras dejaba caer con
suavidad la cesta en dirección al Alfa. —¿Puedes traer más pan de jengibre,
cariño? Eres muy bueno, gracias.

—Jódete. —Respondió el Alfa mientras se alejaba molesto, pero con la


cesta en manos, yendo directo al tazón con lo pedido.

—Para eso estás tú. —Aseguró Jungkook bajando con cuidado las
escaleras.

Que bueno, así la Beta podía irse, porque si que odiaba estar en medio del
par. Sin importar que hicieran ella se sentía incómoda. El Alfa siempre
estaba enojado y el Omega siempre estaba tan poco sumiso que parecía
quererlo hacer enojar mucho más, ¡Como si ella quisiera ver a Kim
Taehyung ser sacado de sus casillas! Ya lidiaba con el estrés suficiente de
estar a su alrededor, atenta de no hacer nada fuera de su gusto. Se alejó
rápidamente y con disimulo abandonó el lugar. Jungkook sacudió sus
manos y sonrió cuando Taehyung volvió con la cesta llena, casi
desbordando pan. Jungkook tomó uno de aquellos delgados rectángulos y
se lo llevó a la boca, rodeando el cuello de Taehyung con sus brazos y
acercándo lo que sobresalía del pan a sus labios. El Alfa lo abrazó de la
cintura y abrió la boca, sintiendo calma con el aroma que Jungkook
desprendía adrede. Mordió un trozo del pan y miró los ojos de su amado,
parecían brillar mientras lo veía llenarse las mejillas.

—¿Es una demostración temprana de lo que harás por mi en un rato? —


Preguntó el Alfa masticando.

Jungkook sonrió a penas, asintiendo suavemente mientras Taehyung


mordía el resto del sobresaliente del pan. Jungkook masticó el restante en
su boca y ambos se acariciaron los costados.

—Puedo hacer otras cosas.

—Jungkook. —Gruñó el Alfa. —Cállate o te tomo aquí y ahora.

—Espera hasta la noche. —Ordenó Jungkook empujando su nariz y


tragándose el pan. —Creí que estarías feliz con esto.

—Lo estoy, solo estoy muy molesto.

—Sensible. —Corrigió Jungkook haciendo cariño a sus mejillas. —No


tienes que explicarte, ya lo sé. Solo es tu celo. Pero ayúdame, ¿Si?

—Te ves lindo decorando, lo mejor será que yo me quede aquí a un lado y
coma algo.

—¡Excusas! —Acusó el menor, lanzándose a los labios del mayor y


sonriendo con los ojos cerrados. —Feliz cumpleaños, te amo muchísimo.
¿Quieres ver tu regalo?

—Tú eres mi mejor regalo.

—Un reagalo de verdad. Está oculto bajo el árbol, ¿Quieres buscar?

Taehyung frunció el ceño y miró el pino, acercándose con Jungkook a un


lado de el. Sin otra opción a sus manos se acuclilló y miró bajo el árbol,
teniendo que arrodillarse y estirar su mano para tomar la caja envuelta en
papel rojo.

—¡Sorpresa! —Exclamó Jungkook cuando el mayor se levantó.

Taehyung no tardó en deshacerse del empapelado, abriendo la caja y


mirando en su interior.

—Es un libro.
—Es mío. Era. S-Solo ábrelo.

Taehyung obedeció y parpadeó al ver la primera página. El Omega


carraspeó para aclarar su garganta y habló.

—No logró pintar como tú lo haces, pero lo intenté.

—Jungkook... Es hermoso.

Y no se trataba de que el dibujo era él medio dormido, se trataba de que


Jungkook escribía bajo el dibujo lindas palabras que podían fácilmente
elevar el ego y llenar el corazón del Alfa. Como un poema que seguía en
otras páginas, bajo otros dibujos. Los dibujos le recordaban vagamente a su
pasado, a su madre y a su hermano. Negó para alejar los pensamientos y
Jungkook se cubrió las mejillas rojizas de la vergüenza y sonrió.

—Ya sé que no es...

—Es perfecto. —Taehyung interrumpió, mirándolo profundamente. —Me


fascina.

—¿Si?

—Me encanta, mi amor. De verdad, es el mejor obsequio que pudiste


darme hoy.

—¡Ay, que susto! Pensé que no sería suficiente.

Jungkook se fue sobre los brazos del Alfa, abrazándolo y besándolo con
ansias. Taehyung sonrió en sus labios.

—Tú eres más que suficiente. —Tarhyung mostró el libro. —Esto es solo
relleno.

Entonces el Omega lo besó profundo, embelesado con sus palabras.

~•~•~

Taehyung tropezó con sus propios pies al entrar a su habitación, chocando


con la espalda de un mareado Omega. El menor se giró con rapidez,
tomando al Alfa de la camisa para estabilizarse en cuanto sus piernas
fallaron y amenazaron con enviarlo directo al suelo. Taehyung cerró la
puerta tras el y tomó a Jungkook de la cintura para tratar de buscar un
balance entre ambos cuerpos, pero sinceramente, ambos estaban demasiado
ebrios como para lograr siquiera caminar de una manera correcta.
Jungkook hipó. El vino no había sido muy amable con el, ¡Y solo se había
tomado seis copas! Taehyung se había tomado el doble y no parecía tan
afectado, ninguno de los dos Taehyung que veía, ¿O era el mismo? Hipó de
nuevo.

—Te dije que no podías beber. —Regañó el Alfa, sintiendo un pequeño


mareo. Parpadeó, el nunca se embriagaba tan rápido.

Tal vez era la combinación de las copas y el aroma de Jungkook, quizá los
celos de verlo caminar entre Alfas cada vez que se acercaba a la mesa por
una copa, o quizá estaba inundado de nerviosismo por cada risa
despreocupada que el Omega soltaba al aire al hablar con sus amigos y que
hacía que varios Alfas solteros lo miraran con fijeza, como si desearan reír
con el. Tal vez era la rabia de que Jungkook no lo obedeciera durante la
fiesta, que no siguiera su regla de "Nada de vino" y que moviera su cuerpo
al ritmo de una suave canción de fondo como si nadie tuviera ya su
atención en él, y no de una mala manera, después de todo la mayoría
estaban borrachos, era solo que Taehyung era muy posesivo y celoso. Tal
vez estaba ebrio de todo. Lo suficiente como para abandonar la fiesta junto
con su Omega

—¿Y-Yo? ¡Yo no...! Te escuché. —Jungkook hipó de nuevo y negó con su


cabeza, cerrando los ojos y arrastrando su voz. —Debes hablar mas fuerte,
allá hace ruido.

—Me escuchaste bien, solo te gusta desobedecer.

Jungkook sonrió sin mostrar dentadura, riendo en sus adentros mientras su


dedo tocaba la nariz de Taehyung.

—Uy, pero que Alfa tan gruñón. ¿A quién saliste? ¡Porque a mi no fue! Yo
no soy gruñón, y-yo soy alegre... Alegre como una almeja.

Taehyung no evitó curvar una sonrisa.

—¿Una almeja?

—Almeja, almeja, ¡Oveja! —Se corrigió Jungkook mirando al cielo. —¿O


era gallina? ¿Quién es la alegre, uhmm?

—Tienes que dormir. —Musitó Taehyung.

—¡UY, PERO NO ME TOQUES ASÍ! —Gritó rompiendo en una


carcajada cuando el mayor bajó sus pantalones. —¡Baekhyun, llama a
Taehyung! ¡ME ESTÁN MANOSEANDO!

—Jungkook, soy Taehyung.


Jungkook enfocó su mirada en los ojos azulados y lo tomó del rostro,
parpadeando con ojoa cansados.

—Ah, si. —Murmuró. —Eres mi Taehyung, por poco ¿Eh? Me iba a tocar
otro Alfa.

—¿De verdad? —Taehyung se hizo el tonto, se arrodilló y tomó el pie de


Jungkook, empujando su zapato fuera.

—Ajá. Pero llamé a Baekhyun. ¿Lo hice bien?

—Lo hiciste bien.

Jungkook se balanceó cuando su otro pie fue tomado y sintió el rostro ajeno
chocar levemente contra su entrepierna. Haló los cabellos rubio del Alfa y
puso mala cara.

—¡No, eso solo lo hace Taehyung!

—Amor, soy Taehyung, suéltame.

Jungkook bajó la mirada al hombre en el suelo y sonrió abiertamente.

—H-Hola, mi vidita. ¿Qué haces ahí tirado?

—Buscando tu cordura.

—Yo no tengo una tortuga, no se de que hablas.

Taehyung se limitó a levantarse y junto a el a Jungkook, cargándolo entre


sus brazos y dejándolo en la cama. Para Jungkook todo dió vueltas.

—El bebe de Kyungsoo es bonito. ¿Verdad, Irene? —Jungkook alzó su


cabeza y miró al Alfa que se deshacía de sus pantalones. —Ah, tú no eres
Seulgi, tú eres Taehyung.

—No deberías beber más nunca. ¿Habrá alguien menos resistente que tú?

—¡CÁLLATE, NO ME GRITES! —Jungkook se cubrió los oídos y abrió


sus ojos en demasía. —¿Por qué me regañas, eh?

Taehyung rió divertido, tomando la manta y echándosela encima. Jungkook


se removió bajo ella, sus ojos cerrándose.

—No, Wendy me está esperando en el baño. —Se negó el Omega. —


Tengo que arreglar los tirantes de su corsé.
—A dormir. —Ordenó Taehyung, quitando los primeros dos botones de su
camisa.

Jungkook eructó sin querer y suspiró, avergonzándose un poco.

—Taehyung.

—¿Uhm?

—Feliz cumpleaños.

—Eso fue ayer.

—Pero yo quiero tarta.

El Alfa ignoró su petición y se trepó sobre el, inclinándose para besarlo en


la frente. Jungkook sonrió y su respiración se volvió profunda, sus ojos no
se abrieron más.

—Descansa, Jungkookie. —Susurró el Alfa. —Feliz año nuevo.


❝Treintayocho❞
Let me go — Avril Lavigne.

Jungkook besó los labios rosados del Alfa y acomodó su bufanda para que
lo cubriera bien, tirando de su mano para continuar caminando por el
bosque helado. Sus pies vestidos por las botas de invierno se hundían en la
nieve con suavidad a medida de que avanzaban entre palabras y sonrisas.
Enero era menos helado que Diciembre, sin embargo continuaba la nieve,
así que tendrían que esperar un par de semanas para que todo se derritiera y
el calor los abrazara con suavidad. Taehyung tiraba de las riendas del
caballo negro para que los siguiera por su camino, Jungkook quería
caminar y Taehyung no iba a negárselo, lo acompañaría sin rechistar a
pesar de que se le congelaba la nariz.

—Ya quiero que desaparezca la nieve. —Dice Jungkook con voz quebrada.

—¿Por qué? —Pregunta Taehyung abrazándolo de la cintura para seguir


caminando. —Si dormimos muy abrazados.

—Siempre lo hacemos, me refiero a que se te congelan los pies.

—¿Te preocupa eso?

—No, solo me los empujas en el estómago para molestarme. —Acusó el


pelinegro. —Y me congelo.

—Ah... Quejico.

—¿A dónde quieres ir hoy?

Ya que las brujas no eran un inconveniente, Jungkook sentía que podían ser
libres en aquel bosque, teniendo muy en cuenta claro lo que Taehyung
quisiera hacer. Lo miro en espera de su respuesta.

—¡A la playa! —Exclamó Jungkook cuando no tuvo una respuesta por


parte del Alfa.

—No. Ahí hay mucho frío, no quiero que te enfermes.

—Pero yo quiero ver la colecta. —Insistió Jungkook. —Me prometiste que


me llevarías a verla y no lo hiciste.

La colecta anual de peses flor había empezado en cuanto el hielo abarcó


todo el reino. Jungkook nunca en su vida había escuchado de tal cosa, pero
había escuchado a Taehyung hablarle a Sehun sobre su organizado y no
pudo evitar entrometerse. Básicamente los peses flor no aparecían sino
hasta aquella época del año, cuando el frío los hacía morir. Como último
acción de su vida nadaban en dirección a la orilla de la playa, en donde
muchos solían morir antes de llegar, como si de alguna forma extraña
buscaran salir del agua y llegar a tierra firme. La cantidad de peses que
solían salir era tan grande que se obsequiaba pescado a todo el reino.

—¡Por favor! Deja de cuidarme tanto, no soy un niño, soy un adulto. —


Reclamó Jungkook con su mejor cara molesta. —No me enfermaré.

—Mientras te vea de la forma en la que te veo eres un niño. Y en segundo


lugar, el viento sopla demasiado fuerte ahí, vas a temblar y enfermar.

—¿Y de qué forma me ves?

Taehyung curvó una sonrisa y Jungkook también, mirándolo desde su


altura con admiración y amor, pareciéndole lo más hermoso del mundo.

—Bueno, eres alguien a quien parece que se debe proteger. Mira esa cara
infantil y esas expresiones de niño.

Jungkook puso mala cara: —Que no, tengo dieciocho.

—Y una cara de diez.

—¿Tienes sexo con un niño de diez?

Taehyung frunció el entrecejo con una cara de asco.

—Que tengas la edad que tienes es lo único que te salva. Y a mi.

—¡Ah! ¿Pero de que hablas?

—Solo mírate.

Jungkook se detuvo y miró su cuerpo desde su perspectiva, no entendiendo.

—¿Qué?

—Tú cuerpo.

Los ojos de Jungkook se movieron a los azulados enseguida, enfrentando al


Alfa con algo de rabia en sí.

—¿Mi cuerpo qué?


—Pues...

—¿Dices que tengo un cuerpo de niño? —Jungkook abrió sus ojos un poco
más de lo normal. —¿Niño de diez años?

La sonrisa divertida de Taehy mientras se rascaba la nuca hizo enrojecer las


mejillas de Jungkook. Y quiso llorar, porque Jungkook era tan sensible.
Pero solo le dió la espalda y comenzó a caminar solo a cualquier lado.
Sintió brazos abrazarlo de la cintura enseguida.

—¡Suéltame!

—No puede ser ¿Estás molesto?

—¿Cómo te sentirías si te digo que tienes un pene de un niño de diez años?

—¿Cómo el tuyo?

—Eres un imbécil. —Jungkook gruñó y se retorció en el abrazo. —Ya


suéltame.

—Ya, Jungkook, no te molestes. Adoro tu cuerpo.

—No me interesa si no lo adoras.

Para entonces Jungkook ya se odiaba por completo. Se esforzó por


liberarse, de verdad lo hizo, pero la fuerza del Alfa siempre sería mayor. Se
sintió estúpido por estar tan molesto, pero de verdad había herido sus
sentimientos. Quería olvidarlo y no ser tan infantil, pero Taehyung no se lo
permitía, parecía divertirse.

—Ya, Taehyung, hasta aquí. —Intentó dejar la pelea, sus manos apretando
los brazos. —Suéltame, dejemos esto aquí.

—Hasta aquí entonces.

—Suéltame ya, no me hagas enfadar mucho más.

—Por favor, ¿Estás enfadado?

—¡Ya deja de burlarte de mi! —Exclamó molesto Jungkook, derramando


un par de lágrimas al tiempo que sollozaba.

Se cubrió el rostro y el agarre de Taehyung se suavizó. Cuando lo soltó le


dió frente, intentando que Jungkook lo mirara, pero este solo le dió un
empujón dejando al descubierto su rostro sonrojado antes de que se diera la
vuelta y caminara lejos. Jungkook tomó las riendas del caballo y se subió
ágilmente sobre él, Taehyung pareció un poco perplejo.

—Vamos, ¿Qué haces?

—Cállate. —Jungkook limpió sus lágrimas, intentando con todas sus


fuerzas no hacer sus muecas de tristeza. —Te dije que me dejaras tranquilo.

—Lo siento, Jungkook. Era una broma.

—Sé que no era una broma. —Dijo Jungkook con voz apagada, haciendo
que el caballo comenzara su andar.

—¿A dónde vas? —Taehyung miró con molestia como el caballo trotaba
lejos de él solo para después empezar a correr. —¡Jungkook!

Pero el no se detuvo. Y maldición, Taehyung odió haber dicho lo que dijo.

Jungkook cabalgó sin mirar atrás, sorbiendo su nariz y sintiendo sus pocas
lágrimas resbalar por sus mejillas. Taehyung merecía que le dieran una
buena golpiza, ¡A ver si aprendía a no hacerlo sentir mal! Odiaba que
Taehyung pensara de aquella forma de su cuerpo, ¿Sería acaso que
realmente no le gustaba? ¡Que solo se conformaba con él! Pensaba en el
cuerpo de Lalisa y Jennie, ellas tenían un escote pronunciado y una cintura
bonita, por lo que sabía Taehyung siempre recurría a Omegas mujeres, ¿Se
estaba privando de aquello por él? En realidad a Taehyung... ¿No le
gustaban los Omegas? Jungkook sacudió su cabeza con fuerza, casi con
tanta fuerza con la que su rostro golpeó una rama y lo hizo caer al suelo de
espaldas.

—¡YUNO! —Gritó el con fuerza hacia el caballo.

Sintió el dolor en su espalda y en su trasero invadirlo, pero no lo suficiente,


ya que era nieve en su mayoría. Gruñó y se sentó en, mirando como el
caballo volvía a él. Miró de mala gana al animal y apoyó sus manos en la
fría nieve para levantarse, pero escuchó algo a su alrededor. Miró
enseguida a su derecha y a su izquierda, inseguro de lo que podría ser. No
sospechaba de las brujas, claro que no, sin embargo no tenía una buena
corazonada.

—¿Greta? —Intentó llamar. —¿Eres tú?

Nadie respondió, así que se levantó deprisa y se acercó al caballo, listo para
subir e irse del lugar. Antes de que pudiera impulsarse sobre él miró a
alguien cruzar entre árboles. Sintió que el alma se le escapaba del cuerpo
por el susto, sin emabargo el no iba a detenerse ahí a ponerse en riesgo o
peor. Subió al caballo y lo hizo correr lejos de nuevo, dejando atrás quien
se que haya sido.

~•~•~

—¡Uff!

Jungkook miró la enorme ola que se apoximaba, fragmentos de hielo eran


levantados junto a ella y manchas rosadas se veían bajo ella. Elevó un grito
y se echó hacía atrás cuando la ola impactó con la orilla de la playa, al
menos una docena de enormes peses flor quedando tirados en la arena
mientras la ola se arrastraba de vuelta. Hombres y mujeres bien abrigados
corrieron en su búsqueda y los arrojaron a grandes cestas tejidas, volviendo
cada uno a una posición mientras esperaban la próxima ola. El mar olía
exquisito, aún cuando hacía tanto frío.

—Mira, Yuno. —Habló Jungkook al caballo, acariciando su cuello. —


¿Quieres un pez? Son enormes.

Jungkook se abrazó a sí mismo y se cubrió la cabeza con su capa, mirando


su pecho y percatándose de que aún tuviera si insignia dorada de Seoul.
Debía usarla fuera según Taehyung. Decía que era para mayor
reconocimiento por parte de guardias y pueblerinos. Alguien tocó su
espalda.

—No puedes estar aquí.

—L-Lo siento, yo...

El Omega se giró y miró con sorpresa de quién se trataba.

—Oh, ¡Yugyeom!

—Jungkook. —El Alfa parpadeó asombrado. —D-Dios ¿En dónde rayos te


habías metido? —Su mirada cayó sobre Jungkook como un balde de agua
helada, percatándose de su atuendo. —Oh...

—Oh. —Repitió Jungkook con una sonrisa. —¿Qué haces aquí?

—Trabajo aquí por invierno. Recolecto peses flor y luego hago algo de
repartición con los demás. ¿Tú... Estás bien?

Jungkook asintió: —Claro que sí, ¿Por qué no lo estaría?

—Bueno, no te he visto en meses, yo creí que estabas en peligro o...


Muerto.
Jungkook parpadeó y bajo la mirada un momento. La última vez que había
visto a Yugyeom...Eso no había sido bueno.

—He sido desconsierado al no haberte hecho saber como estaba. Lo siento,


Yugyeom.

El Alfa casi ríe: —¿Y eso qué?

—¿De qué hablas?

—Esa manera de hablar. ¿Qué te pasó salvaje? ¿De dónde sacaste esa voz
suave y esos modales? Mira lo derecho que te paras.

—¡Yugyeom!

Jungkook no pudo evitar carcajearse, golpeando por pura costumbre


perdida el pecho de Yugyeom con su puño. El Alfa extendió su mano hasta
el cabello negro del Omega y lo acarició con cariño, bajando a la mejilla y
dejando una caricia. Jungkook lo miró a los ojos, sonrojándose un poco al
apartar su mano con suavidad.

—N-No es correcto.

—¿El qué?

—Que me toques así. —Jungkook miró a las personas ajenas a su


discusión, sintiendo el viento azotar su rostro. —Más delante de todos.

—Vaya. —Yugyeom hizo una mueca y se alejó un paso por respeto a su


amigo. —Si que cambiaste.

—Tengo un Alfa. —Confesó Jungkook sonriendo sin mostrar dentadura.


—Me ha hecho cambiar un poco, pero me gusta la forma en la que he
cambiado. Me siento más... Libre.

—¿Libre? —El contrario sonrió. —¿Teniendo un Alfa? Un momento. ¿TÚ


CON UN ALFA?

—Si. No lo entenderías. —Jungkook rascó su nuca. —Yo... Lo amo.

Yugyeom elevó sus cejas y parpadeó con brusquedad, sintiendo aquellas


palabras golpearlo con fuerza imaginaria. Su pecho se sintió hundir de pura
decepción. En años no había logrado tal acercamiento a Jungkook y en
menos de un año alguien más si. Auch.

—Oh... —Carraspeó siendo el único que se sentía incómodo y se rascó la


nuca. —¿Y-Y de quien se trata? ¿Quién es el adortunado de tenerte?
—Kim Taehyung.

—¿Quién? ¡¿Qué?! ¿Me hablas del tipo...Ese tipo?

Jungkook asistió: —Si. Ese. Aquel que, ya sabes, fue a tu casa...

—Pero es otro Kim Taehyung, ¿No?

—¿Qué?

—No es Kim Taehyung, ¿O si?

—Yugyeom, concéntrate. —Pidió el Omega divertido. —Kim Taehyung,


el Rey de Seoul. Ese Kim Taehyung.

—P-Pero ¿Cómo hiciste para tener a un Rey?

—Yo no hice nada. —Jungkook frunció los hombros y rascó uno de ellos.
—Yo...

—Alto. —Pidió Yugyeom, tomando su mano izquierda enseguida. —¿Un


anillo de oro?

Jungkook parpadeó: —Vamos a casarnos.

—¡Para, Jungkook, más lento!

—¡Yugyeom, ahí viene otra ola! —Gritó alguien desde lejos.

El Alfa no dudo en irse, pidiendo a Jungkook que esperara justo ahí. El


Omega miró como la enorme ola impactó contra la arena e incluso como
varios peses volaron y cayeron de golpe en todos lados. Rió divertido
cuando uno de ellos arrojó al suelo a un hombre que se aproximaba a
recoger uno. Sintió poco después un aroma familiar picar su nariz, así que
por instinto se giró, encontrándose con un Taehyung enojado. Le dió la
espalda de nuevo recordando su enfado.

—He dicho que lo siento.

—No me importa estar contigo ahora.

—Jungkookie. —Susurró a penas el mayor, rodeando con sus brazos la


cintura del menor. —Lo lamento, fue una broma. Me arrepiento.

—Si tanto te es un problema mi cuerpo mejor vete con una Omega que
tenga uno de tu agrado.
—Jungkook. —Gruñó el mayor soltándolo. —He dicho que lo siento. No
lo dije de mala gana, me refería a que tienes un cuerpo delgado y una cara
de niño. ¿De verdad te has enojado tanto?

—Si, pene pequeño.

—Sé que no lo tengo pequeño. —La mano de Taehyung fue al estómago de


Jungkook y se presionó tras el con disimulo. —Y este culo también lo sabe.

Jungkook jadeó cuando los dedos medios de Taehyung se presionaron


contra la separación de sus nalgas después de hacer a un lado su capa,
buscando la forma de frotar su entrada con disimulo mientras aprovechaba
que no había prácticamente nadie mirando. La playa estaba vacía por el frío
y solo aquellos que recolectaban peses estaban presentes, demasíado lejos y
demasiado entretenidos.

—Vamos, sabes que me encantas.

—Quítame las manos del culo. —Musitó el menor intentando alejarse en


vano. —No seas sin vergüenza, T-Taehyung.

—Mide tus palabras. No escucho que aceptas mis disculpas.

Los dedos acariciaron su entrada por sobre la tela, haciendo que Jungkook
se sonrojora en demasía, entrando en pánico por poder ser visto.

—Si, si, ¡Quítame las manos de ahí!

En cuanto Taehyung obedeció y lo dejó libre de agarres el mundo pareció


notarlos, pues la mayoría de aquellos que recogían peses miraron al Rey e
hicieron una reverencia, sonrojados y algunos emocionados.

—M-Majestad, ¡Hola! —Saludo una mujer Alfa.

Taehyung dió un asentimiento como saludo y se acercó a ellos, Jungkook


siguiéndolo. Mientras más cerca más frío, ¡Jungkook se moría del frío,
quería acurrucarse entre mantas y estar frente al fuego! Pero no dejaría que
de la boca de Taehyung saliera un "Te lo dije", así que soportó la
temperatura y lo siguió en silencio.

—¿Cómo va la colecta?

—Majestad, ¿Por favor podría volver a atrás? Las olas son muy grandes,
casi se lleva a uno de nosotros. —Dijo la mujer. —Él está descansando en
casa porque se mojó por completo con el agua helada.
—Entendemos. —Habló Jungkook con voz suave, entendiendo que ella
justificaba la ausencia de su compañero con una pizca de temor. —¿Tiene
suficiente calor?

La mujer miró al rubio y luego a él, percatándose de que el Omega era la


pareja del mayor.

—Si. Bueno, su esposa está con el. Tal vez encienda el fuego, enviaremos a
alguien a revisar si tiene leña...

—De no tenerla pueden buscar un poco en el castillo. —Jungkook miró a


Taehyung. —¿Verdad?

Taehyung dió un pequeño asentimiento.

—Pueden. O puedo enviar a alguien.

—No será necesario. —La mujer bajó la mirada y abrió mucho sus ojos. —
No es que rechace su ayuda, de verdad agradezco, pero nosotros lo
solucionaremos, no molestaremos.

Jungkook y Taehyung tuvieron que volver atrás ante el aviso de una nueva
ola, entonces sin más que hacer ahí el Alfa ordenó al Omega subir al
caballo, diciéndole que debían partir ya. El rubio subió tras el y juntos se
encaminaron a casa.

El bosque era precioso en invierno, como si su congelada apariencia fuera


un regalo para los ojos de todos. A Jungkook simplemente le encantaba.
Ambos bajaron del caballo, simplemente para caminar tomados de la mano,
una iniciativa que no siempre tomaba Taehyung, así que fue causa de
alegría para Jungkook. El pelinegro se detuvo en medio de la nada, dándole
frente y rodeando su cuello con sus brazos, sonriendo a medida que se
colocaba de puntillas y se acercaba a su oreja, listo para susurrarle cuanto
lo amaba.

Entonces sin más miró a alguien que lo dejó casi petrificado.

—¿Hoseok Hyung?

Los brazos de Jungkook resbalaron y Taehyung se dió la vuelta enseguida,


encarando al hombre de cabello castaño que salía de entre los árboles del
bosque. Jungkook abrió sus ojos en demasía y parpadeó para alejar la
sorpresa no lográndolo. Se posó a un lado de Taehyung, el cual veía con un
rostro lleno de rabia al Alfa frente a el. Jungkook lo miró de pies a cabeza.

No había cambiado. ¿O tal vez si? Más adulto, más varonil. Su cabello era
el mismo, sus ojos eran los mismos orbes marrones que parecían ser de
telaraña, atrapando a todos los que caían en ella. Su ropa estaba limpia,
blanca de pies a cabeza, sus botas y capa negra siendo lo unico diferente en
su atuendo. Jungkook se relamió los labios.

—¿Qué haces aquí?

Casi de inmediato Taehyung empujó suave y casi forzosamente a Jungkook


con su brazo para que retrocediera, dándole una señal que el Omega
rápidamente capto. Se quedó tras el, a penas asomando su cabeza.

—¿Cómo has entrado a mi reino?

—Por segunda vez. —Agregó Hoseok de manera descarada, dejando que


sus manos se introdujeran en los bolsillos de sus pantalones. —Te hace
falta más seguridad. O al menos hombres fieles. —Los ojos marrones
cayeron sobre el Omega. —Hola, Jungkook.

El Omega se sintió sonrojado por el suave saludo.

—Hola. —Murmuró a penas.

Con voz suave y tersa, como si le hablara con profundo cariño.

Se sintió estúpido, incluso se sintió en problemas cuando el cuerpo de


Taehyung se tensó de manera notable delante de el. Bajó la mirada
avergonzado y se frotó una mejilla, deseando que no tuviera coloración.

—Ha pasado un tiempo largo. —Continuó Hoseok. —¿Cómo te ha tratado


este reino maldito?

—No está maldito. —Murmuró Jungkook de nuevo, murmuro que quedó


callado por las palabras del Alfa rubio.

—No le hables a mi Omega.

—¿Tú Omega? —Hoseok abrió los ojos un poco más de lo normal y casi
rió. —¿Obligas a Omegas a ser tuyos? Bueno, que puede esperarse de la
familia Kim de Seoul, ¿Uhm?

La mirada de Hoseok cayó nuevamente sobre Jungkook, al cual parecieron


fallarle las rodillas.

—Pobrecito, Jungkook. ¿Te ha hecho mucho daño?

—N-No. —Jungkook tragó duró y dió pasos leves para dejarse ver más. —
Taehyung no me obliga a nada.
—Seguro te ha manipulado tanto.

—Cállate, Hoseok. —Ordenó Taehyung. —Ahora mismo vas a largarte de


mi reino, yo mismo te llevaré hasta las fronteras y te echaré para siempre
de Seoul. ¿Qué has venido a buscar aquí?

—Eso es fácil; A Jungkook.

—¿A mi? —Jungkook se tocó el pecho sorprendido.

Los ojos de Hoseok parecieron tan suaves, su voz tan dulce y sincera luego
de dar un asentimiento.

—No he dejado de extrañarte. Te amo, por favor vuelve.

Jungkook ahogó un grito cuando Taehyung se aproximó hasta Hoseok y lo


tomó de la camisa, acercándolo a sí mismo para mostrarle uno de sus
colmillos en medio de un gruñido de advertencia.

—Cruzaste la línea, Hoseok. Jungkook es mi Omega, no el tuyo, maldito


gusano entrometido. —Taehyung zarandeó el cuerpo del Alfa cortamente
con rabia. —Te has colado en mi reino, estás coqueteando con mi Omega...
Voy a romperte la cara.

—¡N-No! Alto, Tae, para. —Pidió Jungkook

—¡Tú cierra la boca! —Le gritó Taehyung.

Jungkook apretó los labios y miró preocupado la escena, como Hoseok se


limitó a ver con rabia a Taehyung. Balbuceó un poco y habló de nuevo.

—Taehyung, no hagas un escándalo. S-Suéltalo, el va a irse, ¿No es así


Hoseok?

¿Escándalo? ¿Delante de quien? La obviedad de su defensa por Jung


Hoseok le estaba llenando el pecho de ira. Incluso el castaño se había dado
cuenta, había curvado una sonrisa de burla. Pero Taehyung no tardó mucho
en quitársela a puño cerrado y fuerza desmedida, arrojándolo a la nieve y
haciéndolo cubrirse la boca del dolor que lo invadió. Jungkook dió pasos a
au dirección, pero Taehy se giró y lo tomó del brazo, arrastrándolo hasta el
caballo.

—Tae...

—Lárgate al castillo.

—Espera, por favor...


Jungkook gritó con el empuje del Alfa, chocó con el caballo y lo miró algo
miedoso de él. Miró a Hoseok en el suelo, cosa que molestó mucho más a
Taehyung, así que Jungkook subió al caballo y lo hizo cabalgar de vuelta al
castillo, no queriendo recibir más de Taehyung.

El rubio se giró, listo para enfrentar a Hoseok, pero el ni siquiera parecía


querer perder tiempo en ello. Se levantó y limpió la sangre en sus labios,
gruñendo hacía Taehyung.

—Lo sé todo.

—No sé de qué diablos estás hablando. Vas a largarte ahora mismo.

—¿Quieres jugar a eso? —Hoseok en un impulso empujó a Taehyung con


fuerza, haciéndolo retroceder unos pasos. —¿A qué me refiero Kim
Taehyung? Jungkook y tú son hermanos, a eso me refiero.

Taehyung se sintió congelar, pero no demostró su sorpresa. ¡Maldita sea!


Quería gritar. ¡Maldición! ¿Cómo era eso posible? Su secreto había sido
revelado así como así, ¡Así como si nada! Aún cuando él se había
asegurado de nunca decirlo en voz alta. Aún cuando se había asegurado de
ocultarlo bien. Apretó los dientes y contuvo un gruñido, su silencio fue en
su contra haciendo sonreír a Hoseok.

—Tus padres no lograron guardar el secreto

—No se de que hablas. —Insistió Taehyung.

—No te conozco, pero no eres estúpido, de eso estoy seguro. —Hoseok


apretó su mandíbula. —Tú madre dijo que el niño había muerto y no fue
cierto.

—¿De qué hablas?

—De Jungkook. El niño del cual se compadecieron y encerraron en un


orfanato. Aquel que se crió con Betas despiadados, los mismos que me
contaron sobre quien era. —Hoseok negó con su cabeza. —Parte del reino
sabía que un Kim fue a parar al orfanato. Pero con el pasar de el tiempo
quizá hasta lo olvidaron. ¿Acaso tú lo olvidaste?

Taehyung inhaló con cuidado, no queriendo alterar su indiferente expresión


y dando una negativa con su cabeza.

—Estás loco. Si así es, ¿Por qué Jungkook no lo sabe?

—¿Qué ganarían diciéndole? ¿Otro Kim que les desgraciara la vida?


—Por favor. —Taehyung curvó una sonrisa de pura tensión. —¿Eres así de
ridículo siempre?

—Podemos hacer esto todo el día, pero sinceramente me aburre hablar


contigo. —Hoseok se relamió los labios. —Vine de manera pacífica en
busca de Jungkook, pero resulta que está dentro de un circo... Supongo que
me corresponde sacarlo de él.

El dedo de Hoseok tocó apenas el pecho de Taehyung, haciéndolo hacer


una mueca de desagrado. Se acercó un paso, ambos quedando muy cerca
del otro. Miradas retadoras y asesinas, un par de lobos queriendo pelear
hasta la muerte, pero un par de hombres resistiendo sus impulsos.

—Tú y yo sabemos la verdad. Y sabemos bien que Jungkook no tiene idea


de todo esto. ¿Sabes qué pasaría si...?

—No te atrevas a amenazarme, infeliz. —Advirtió Taehyung en un


murmuro tenebroso. —Mucho menos con Jungkook.

—Jungkook no te pertenece. —Los ojos de Hoseok ardieron de ira. —Fue


mío una vez y voy a recuperarlo.

—Jungkook nunca fue tuyo y nunca lo será. ¿Sabes por qué, Hoseok?
Porque es mi Omega. Mío. Y no dejaré que le pongas una mano encima
nunca. ¡Nunca!

El puño de Taehyung impactó de nuevo en el rostro de Hoseok, pero el


segundo lo devolvió, rompiendo su labio inferior y haciéndolo retroceder
un poco.

—¡Estás enfermo! Es tu hermano menor, Kim. —Hoseok limpió la sangre


en sus labios y gruñó. —¿Cómo puedes ser tan repulsivo?

—Cállate. —Taehyung se acercó a él de nuevo, tomándolo del cuello. —


Cállate, cállate, cierra la maldita boca.

—Jungkook será mío. —Aseguró Hoseok forcejeando con su agarre. —Si


no quieres que se entere de esto será mejor que lo dejes ir.

—Sueñas.

—No he venido solo. —Hoseok mostró sus colmillos. —Un par de


hombres tendrán sus ojos puestos en ti cuando me vaya, y si me informan
que sigues con ese Omega me encargaré de que se entere de todo y que
sienta odio y asco por tí.
Taehyung levantó su rodilla con fuerza, golpeando el estómago del Alfa un
par de veces y arrojándolo al suelo. Tomó su cabello con rabia y tiró de él
dándole la espalda.

No podía estar pasando. Jung Hoseok lo sabía, lo amenazaba y lo


acorralaba. ¿Estaba atrapado? Podía creer sí. Quisiera admitirlo o no, Jung
Hoseok había dado de forma correcta sus pasos, había logrado derrumbar
su mentira y entrar al terreno en el que Jungkook estaba incluido, ¿Ahora
qué haría Taehyung para evitar a toda costa que su secreto fuera revelado a
su Omega? Jungkook lo odiaría por completo, sentiría asco y mucho dolor,
lo dejaría, definitivamente lo dejaría. No podía matar a Jung Hoseok, eso
provocaría una guerra contra su reino.

Estaba atrapado.

Hoseok miró al Alfa mirar al cielo y sin más elevó un aullido alto y fuerte;
Un llamado. Hoseok apretó los dientes, arrodillándose en el suelo y
rodeando su estómago con su brazo.

—O lo dejas o me encargo de que sepa la verdad. —Musitó. —Déjalo en


paz, alguien como tú nunca será bueno para alguien como él, Kim
Taehyung.

Sin pasar demasiado tiempo los guardias los rodearon, unos en caballos y
otros armados con espadas. Hoseok fue levantado por varios de ellos e
inmovilizado, Taehyung lo miró con rabia. Lo odiaba, como lo odiaba.

—A las fronteras. —Ordebó Taehyung a los guardias. —Debemos


deshacernos de las ratas.

~•~•~

Jungkook abrazó la almohada contra su pecho y suspiró de manera


temblorosa, odiando la espera. Baekhyun lo miró con los brazos cruzados,
su amigo se balanceaba de adelante hacia atrás en la cama, sosteniendo la
almohada como si la vida se le fuera en eso.

—Cuando me contaste sobre él no estabas tan ansioso. Ha pasado una hora


al menos.

—No entiendes, Taehyung ha de estar furioso conmigo. —Jungkook abrió


sus ojos. —Dejé que Hoseok me robara el aliento y la valentía.

—¿Por qué te ha afectado tanto?

Jungkook perdió la mirada en un punto muerto en su habitación, negando


con la cabeza y soltando un suspiro. Sus manos dejaron de sostener la
almohada y la dejaron de lado haciéndolo sentir descubierto. Se tocó el
pecho con la mano izquierda.

—Fue extraño. —Confesó. —Después del tiempo que pasó volver a verlo
fue... Muy raro. Me sorprendió muchísimo. El dijo... Que había vuelto por
mi.

Baekhyun frunció el ceño: —¿Por qué volvería por tí? Sin ofender.
¿Venganza por haber escapado?

—Él no es así.

—¿Así que lo conoces tanto así? —Baekhyun se sintió preocupado. —


¡Oye! Estás loco, ¿Por qué hablas así? Suenas como si de verdad sintieras
algo por él.

—¡No! Eso fue hace mucho. —Jungkook bajo la mirada. —Hoseok fue
alguien especial, es todo.

—¿No habías dicho que te estaba obligando?

—Si, es solo... —Jungkook chasqueó su lengua, frustrado por no explicarse


bien. —Creo que no lo hizo a propósito. Hoseok no es malo, tal vez solo
quería amor. Tal vez solo quería casarse y tener hijos, solo eligió a la
persona incorrecta. Yo no...

La puerta se abrió haciéndolo callar de inmediato, su vista se dirigió a un


Alfa de cabello rubio y penetrantes ojos azules. Baekhyun se puso de pie
muy rápidamente, juntando sus manos frente a él y haciendo una
reverencia.

—Majestad...

—Sal, Baekhyun.

El rubio asintió y Jungkook jadeó. De verdad estaba en problemas.


Baekhyun dió una última mirada lastimera a su amigo antes de despedirse
de él y dirigirse a la puerta, pasando por un lado de Taehyung y saliendo de
la habitación. Jungkook se quedó muy quieto cuando el Alfa cerró la
puerta, su preocupación se elevó por los cielos cuando la llave en la
cerradura fue tomada y girada por sus largos dedos, pasando seguro. El
Omega tragó duro, notando entonces la sangre que manchaba en pizcas la
camisa del mayor. Taehyung dió pasos en dirección a la cama, Jungkook
buscaba las palabras correctas en su cabeza que saldrían de su boca, pero
no había nada, ¡Nada! Estaba aterrado. Completamente aterrado, pero
intentó calmarse y darse ánimos, era Taehyung, no podía pasar nada
demasíado malo...
Jungkook jadeó cuando la palma de su mayor impactó tan fuerte sobre su
mejilla izquierda que casi lo tumba sobre la cama. Cerró los ojos con fuerza
y cubrió su mejilla herida, pero no pudo evitar que otra bofetada impactara
en su mejilla contraría, haciéndolo girar el rostro al otro lado. El grito de
sorpresa que sostuvo salió de su garganta como un ahogado quejido de
dolor. Su corazón latió con fuerza y creyó por un momento que se detuvo y
se marchitó como una rosa vieja y sin vida. Sus labios formaron una mueca
y sus ojos se abrieron a penas, derramando lágrimas. Estuvo a nada de
reclamar, pero Taehyung se adelantó.

—¿Alguien especial? —La voz del Alfa resonó como un murmuro tétrico.
—¿Jung Hoseok es alguien especial para tí, Jungkook?

Jungkook limpió sus lágrimas y bajó sus manos a su regazo, apretándolas


con fuerza entre sí. Lo había escuchado hablar con Baekhyun. Se sintió
avergonzado, tanto que bajó la mirada, no queriendo dar la cara.

—¿Amar, casarse, tener hijos...? ¿Qué más deseaba él? ¿De qué más te
arrepientes de no haberle dado?

—M-Malinterpre...

—¡Cállate!

Jungkook cerró los ojos y se encogió en su lugar, intimidado. Su lobo bajó


las orejas y ocultó su cola.

—¿Qué manera de hablarle fue esa? —Reclamó el rubio. —¿Te movió el


piso acaso? ¿Por qué tan sonrojado con su presencia? ¡Respondeme!

—¡N-No es lo que crees! Y-Yo solo estaba impresionado...

—¿Impresionado con Jung Hoseok? —Taehyung se acuclilló frente a


Jungkook, ardiendo de ira en su interior. —¿Impresionado de ese Alfa,
Jungkook? ¿Tanto que te sonrojaste?

La mirada temerosa de Jungkook chocó con la azulada del rubio, negando


mientras sus lágrimas caían sin parar.

—N-No... —Susurró.

—¿No?

Jungkook sollozó aprentando sus labios y negando de nuevo. ¿Por qué


estaba tan aterrado de Taehyung? Responderse a sí mismo fue fácil. Parecía
sereno y lleno de ira al mismo tiempo. Como si quisiera matarlo en
cualquier momento, y Jungkook sabía bien que a Taehyung no le temblaria
el pulso...

—Lo siento.

—¿Por qué demonios lo defendías? —Taehyung habló entre dientes,


mostrando sus colmillos poco después mientras Jungkook negaba y negaba
con su cabeza. —Dime, ¿También lo has extrañado?

—N-No, Tae...

—Cállate. —Taehyung le gruñó. —No me llames de esa forma. No me


pidas que me calme cuando solo quiero hacer que esa boca tuya sangre por
haberle hablado de tal modo. ¿Hyung? ¿Desde cuándo esas mierdas? ¿Por
qué esa voz tan melosa?

—S-Solo quería ser respetuoso. —Jungkook sollozó cuando Taehyung lo


tomó del cabello y se levantó poco a poco. —Por favor, Taehyung, espera,
espera...

Jungkook temblaba por completo, Taehyung no parecía estar más que


poseído por su ira, tanto que no pensaba con claridad.

—¿Todavía lo amas? ¿Todavía sigues enamorado de él, Jungkook? —


Taehyung lo hizo levantarse y lo zarandeó un poco. —¿Acaso crees que
soy estúpido?

—¡N-No! —Jungkook lloró y forcejeó con el agarre de Taehyung. —F-Fue


un error, escúchame, ¡Ah!

El Omega fue arrojado a la cama con fuerza, temeroso comenzo a


arrastrarse hacía atrás, mirando al Alfa tirar de sus cabellos rubios.

—Quieres verme la cara de imbécil. —Gruñó. —Todos ustedes creen que


soy un imbécil.

—N-No es así...

—¡Cállate! —Jungkook gritó cuando Taehyung subió su rodilla a la cama y


se inclinó sobre él, tomándolo de la camisa y tirando de ella. —¡Escuché
como hablabas con Baekhyun! ¡Dime cuantas veces has hablado de Jung
Hoseok a mis espaldas!

Jungkook luchó para no ser arrastrado muy cerca del Alfa, temiendo de él y
llorando con desespero.

—¡G-Guardia! —Gritó con miedo. —¡Jiyook! —Lloró. —¡JIYOOK!


Taehyung tomó a Jungkook de las mejillas con fuerza, obligándolo a verlo.

—Eres mi Omega, ¿Cómo me haces esto?

—J-Jiyook. —Dijo como pudo, anhelando ayuda. —¡J-Jiyook, ayúdame!

—¿Acaso quieres traicionarme? —Exhaló Taehyung. —¿Quieres ser un


traidor? Te enseñaré como terminan los traidores.

—¡NO!

Jungkook gritó cuando el Alfa lo tomó del brazo y salió de la cama, tirando
de él y tumbándolo de la misma. El Omega fue arrastrado por el piso ante
su oposición a ir con el. Luchaba por arrastrarse lejos de Taehyung, pero su
peso era casi nada para el Alfa. Jungkook logró liberarse en su forcejeo, se
levantó y corrió con rapidez de vuelta a la cama, pero no tardó en ser
capturado por Taehyung de nuevo. Por impulso y defensa el Omega
impactó una bofetada en la mejilla del Alfa. Luego otra y otra,
empujándolo y retrocediendo ante él con temor.

—¡¿Qué te sucede?! —Le gritó el pelinegro con voz temblorosa, llorando


cuando Taehyung lo tomó fuertemente de los brazos, zarandeándolo. —
¡JIYOOK!

—Nada va a alejarte de mi, Jungkook. —Aseguró el Alfa con ojos


vidriosos y mirada desesperada. —Nada ¿Me entiendes? Nada ¡Nadie!

—¡Kim Taehyung, déjalo ahora mismo! ¡SUÉLTALO! —Se escuchó


desde afuera, la puerta siendo golpeada con fuerza.

—¡JIYOOK, AYÚDAME! —Suplicó Jungkook.

Taehyung lo empujó de nuevo, el Omega cayó fuera de la cama, se sostuvo


de las sábanas que se arrastraron con el hasta el suelo y que teeminaron
arrojando el libro que reposaba bajo una almohada. El libro del pelinegro
cayó al suelo y se abrió, dejando que una página se escapara. Jungkook
entró en pánico, sabiendo bien que era. Gateó hasta la hoja, pero Taehyung
la tomó antes de que él pudiera.

—¿Qué es esto? —Preguntó el Alfa para si mismo.

Jungkook se sentó sobre su libro, arrastrándose hacia atrás con la idea de


empujarlo bajo la cama.

—N-Nada, no es nada, n-nada, nada...


Taehyung miró el número uno y luego un numero cinco, una 'x' a un lado
de estos números. Luego el número dos y un ocho con la misma 'x' a un
lado. Esto seguía con el número tres y luego un diez, la misma 'x' a un lado.
Como una lista. Una extraña lista.

—¿Qué son estos números? —Taehyung miró a Jungkook y se inclinó


tomándolo del brazo. —¿Qué ocultas?

—¡Nada! ¡Nada, ya déjame! ¡Déjame! ¡JIYOOK!

—¡Taehyung! —Gritó la mujer golpeando la puerta. —¡Déjalo, Taehyung!


¡Abre la puerta!

El Alfa, lejos de obedecer las órdenes de la mujer hizo a Jungkook a un


lado, mirando lo que ocultaba. Tomó el libro, miró el dibujo y eso bastó
para saber de que se trataba.

—¿Intentas quedar embarazado de nuevo, Jungkook?

—¡N-No! —Jungkook intentó arrebatar el libro de sus manos sin éxito. —


No he utilizado mi magia, te lo juro, Taehyung...

—¡Aún así has querido tomarme por idiota!

Jungkook se cubrió los oídos cuando el Alfa arrojó el libro al espejo del
tocador, quebrándolo enseguida. La hoja en sus manos fue rota y arrugada
en pequeños pedazos que arrojó al suelo con rabia. Jungkook sollozó,
mirando los trozos de papel que guardaban sus intentos fallidos. Se
lamentó.

—¡Eres un salvaje! —Le gritó Jungkook subiendo su mirada. —¡Eres un


salvaje insensible, Taehyung!

El pelinegro elevó un grito cuando el Alfa lo levantó del suelo y lo arrojó a


la cama con fuerza, alzando su mano en el aire, listo para darle una
bofetada más.

Alguien tomó su mano, impidiendo que aquel golpe llegara. Jungkook se


movió fuera de la cama, siendo ayudado por Jihyo y Baekhyun, los cuales
se encargaron de alejarlo del Alfa. Jiyook por su lado soltó a Taehyung,
corriendo en dirección a Jungkook. El Omega la abrazó con fuerza,
llorando sobre su hombro y sacudiéndose con fuerza.

—¡NO! —Gritó Jungkook cuando el Alfa intentó acercarse a ellos. —¡No


te acerques! ¡Jiyook no dejes que se me acerque, por favor!
Baekhyun, preocupado por su amigo más que por el regaño por parte de su
Alfa que tendría más tarde, tomó a Jungkook de la mano y lo alejó lo más
posible de Taehyung, sacándolo de la habitación junto con Jihyo. Jiyook
cerró la puerta con rapidez, no permitiendo que Taehyung saliera.

—¡¿Qué mierda, Kim Taehyung?!

—¡NO TE METAS EN ESTO!

—¡CÁLLATE!

La palma de Jiyook impactó contra la mejilla de Taehyung con fuerza,


haciéndolo callar y respirar de manera inestable.

—¿Qué estás planeando, matar a ese Omega? ¡¿Crees acaso que su fuerza
igualará la tuya alguna vez?!

Taehyung no contestó, tomó su mentón entre su mano y cerró los ojos,


ahogando su rabia.

—¿Qué te hizo para que le hicieras tal cosa? —Reclamó Jiyook. —Dime
¿Cuánto lo has golpeado? ¡Estaba temblando como si lo hubiesen
sumergido en agua helada! ¡¿No sientes vergüenza de ti mismo por tratar
de esa forma a tú Omega?!

—¡Quiere tomarme por idiota! ¡Merece esto!

—¡Jungkook no es otra de tus víctimas! —Lo interrumpió ella furiosa, su


rostro pintándose de un tono rojizo. —¡Jungkook es tú Omega! —Le
recordó acercándose hasta el. —¡Es aquel que se comprometió contigo! ¡La
madre de tus hijas fallecidas, Kim Taehyung!

Sin previo aviso la mujer gruñó y lo abofeteó de nuevo. Taehyung gruñó


con fuerza, alejándose para no lastimarla.

—Pensé que habías cambiado. —Jiyook negó con su cabeza.

—Rama torcida no se endereza, Jiyook.

—Que triste sería si Jungkook llegase a pensar igual después de esto.

Sin nada más que decir la mujer salió de la habitación, dejando al Alfa que
ardía en ira en soledad.
❝Treintaynueve❞
Blooming Story — Tearliner.

En el comedor solo el sonido del tenedor chocando levemente con el plato


resonaba, dando un ambiente solitario a pesar de que tres personas
habitaban el lugar. Jungkook no comía nada, no podía, tenía un nudo en la
garganta como la mayoría de los últimos días, de las últimas noches. Había
pasado una semana entera, pero su Alfa no le dirigía la palabra, ninguno de
los dos hablaba en realidad. No compartían la misma cama, Jungkook había
decidido irse a otra habitación aquel día espantoso y no había vuelto a la
suya, había estado esperando que Taehyung se lo pidiera, que buscara su
perdón, pero no parecía importarle...

La sirvienta sirvió más comida a Taehyung, Jungkook sintió celos


invadirlo. Ella había estado ahí la última semana, sirviendo al Rey su
desayuno, almuerzo y cena como si Jungkook no estuviera ahí y le estaba
molestsndo en demasía. La mujer se inclinó hacia el rubio y le sirvió maíz
lentamente. Muy lentamente. Jungkook parpadeó.

—Déjanos solos. —Le ordenó en un murmuro.

La mujer lo miró y arqueó su ceja un poco, mirando a Taehyung como si


esperara que este defendiera de algún manera su estadía en aquel comedor
privado, pero el Alfa estaba concentrado en alimentarse y muy poco
interesado en una sirvienta. Jungkook frunció los labios y se sintió sonrojar
de rabia.

—¿No escuchas? Vete. —Ordenó de nuevo. —Vete de aquí ahora.

Aquella Beta asintió a penas pareciendo muy tiesa, dejando lo que hacía y
caminando a la puerta para retirarse. Poco después de hacerlo Jungkook
soltó un suspiro tembloroso, su garganta sintiéndose tan obstruida que casi
no podía respirar.

—¿Durante cuánto tiempo permanecerás en silencio, Taehyung?

El Alfa comió de su plato y frunció los hombros solo un momento, dejando


en claro su desinterés sin darle siquiera una pequeña mirada al Omega.

—No tengo nada que decir.

—Unas disculpas serían buenas de escuchar.

—Comienza a disculparte entonces.


Jungkook apretó los labios y cerró sus puños sobre su regazo, su marca
dolió como la última semana y sus ojos se cerraron ante su suspiro de
rendición. Tragó el nudo en su garganta solo entonces, queriendo llorar.

—Y-Yo lo siento mucho. —Jungkook lo miró. —No debí comportarme de


esa forma con Hoseok.

—Jung Hoseok. —A penas escuchó decir a Taehyung, tomando su tenedor


tan fuerte que sus nudillos comenzaban a tomar un leve color blanco. —
Jung Hoseok, Jungkook. No hables como si fuera tu amigo...

—Jung Hoseok. —Se corrigió el pelinegro asintiendo ante su orden. —


Jung Hoseok, siento haberme comportado así frente a él, fue irrespetuoso
para ti como mi Alfa...Pero quiero que te disculpes conmigo.

—¿Hace cuánto intentas quedar embarazado?

El pelinegro frunció los labios: —Mucho...

—¿Crees que mereces unas disculpas por tratar de embarazarte a mis


espaldas? ¿Por irrespetar mi decisión y hacer lo que se te diera la gana sin
importar mi opinión? —Taehyung fijó su vista en su plato y parpadeó. —
Aún cuando te dije que no quería bebés, aún cuando te lo repetí mil veces,
¿Qué te sucede? ¿Qué está mal contigo, Jungkook?

—¡Lo siento!

—¡No lo sientes! —El puño de Taehyung golpeó la mesa haciendo resonar


los platos y cubiertos. —Te importa una mierda lo que yo desee. Aún
cuando te lo doy todo solo piensas en ti y en qué más podrías tener, ¡Solo
piensas en tus deseos! Dime ¿Qué tan lejos llegarías? ¡No tendremos un
bebé!

Jungkook derramó lágrimas de sufrimiento, subiendo sus codos a la mesa y


apoyándolos en ella, sus manos cubrieron su rostro y sollozó libremente. El
Alfa lo miró entonces, con rabia acumulada y decepción.

—Acéptalo.

—N-No.

—Resígnate, Jungkook.

—¡No!
El Omega se levantó de su asiento con brusquedad, Taehyung lo siguió
cuando este se acercó de manera amenazante, elevando sus puños para
comenzar a golpear su pecho con debilidad.

—Discúlpate conmigo. —Exigió Jungkook en un sollozo. —¡Discúlpate


conmigo, discúlpate! ¡Discúlpate, Kim Taehyung! ¡Discúlpate! —Lloró.

Taehyung lo tomó de las muñecas dándole un fuerte apretón, pero


Jungkook ni siquiera intentó liberarse, se dejó caer agotado de rodillas,
abrazando al Alfa en su caída. Lloró libremente, negando una y otra vez
mientras su rostro se sonrojaba intensamente y su nariz se tapaba de mocos.

—No es justo. —Lloró. —No estás siendo justo conmigo...

—No vas a manipularme. Tal vez Jung Hoseok pudo darte un hijo, pero yo
soy el Alfa que te ha tocado, que te ha marcado y con el que vas a casarte.
Aceptarás mis decisiones sin importar que no quieras.

—¿Por qué te cuesta tanto darme un bebé? —Jungkook apoyó su frente en


sus piernas y sollozó. —Tú no tienes que llevarlo en el vientre, T-Tú no
debes cuidar de él... —Jungkook soltó al Alfa y ocultó su rostro en el suelo.
—T-Tú no has perdido a tres bebés, lo he hecho yo solo y a ti ni siquiera te
importó...

El rubio abrió sus ojos en demasía y bajó la mirada al Omega vulnerable,


frunciendo el entrecejo ante sus palabras.

—¿Qué has dicho?

Jungkook negó y suspiró, sintiéndose casi desmayar en un momento como


aquel.

—Fue en octubre... —Su voz sonó débil. —Y en diciembre solo sangré


demasiado y de manera extraña... Lo perdí de nuevo...

—¿De qué hablas? —Casi le grita Taehyung. —No estabas embarazado, lo


hubiese notado, yo lo...

—Usé supresores para que mi aroma no se alterara tanto... —Susurró el


menor con culpa. —Creo que lo maté...

—Jungkook. —Musitó Taehyung detenidamente entre dientes. —¿Qué


demonios estás diciendo?

—Creo que fue mi culpa. —Sollozó el menor. —L-Los supresores tal vez
lo ocasionaron, pero yo no quería. —Hipó. —Y-Yo no quería matarlo...
Taehyung guardó silencio. ¿Podrían los supresores haber acabado con su
embarazo? Las plantas servían para apaciguar el celo y el aroma intenso y
llamativo, ¿Pero fue ello o solo el defectuoso Jungkook?

—¿Por qué demonios te embarazas y luego intentas que nadie lo note


tomando supresores? —Casi le grita el Alfa. —¿En qué pensabas?

Jungkook solo contestó con su llanto, temblando en el suelo como una


vulnerable criatura a punto de ser devorada por un feroz animal. Taehyung
negó con el rostro sonrojado en rabia, sus manos temblando y haciéndose
puños a cada lado de su cuerpo.

—¿Por qué eres tan irresponsable?

—N-No quería decepcionarte. —Negó Jungkook. —No quería, no quería...

—¿Decepcionarme? ¿Y qué crees que siento ahora? ¿Orgullo? —Taehyung


casi escupe. —Estoy tan avergonzado de ti, Jungkook.

—No, no digas eso. —Suplicó Jungkook levantando la mirada hacia su


Alfa. —No digas eso, por favor, Taehyung, te lo ruego...

El rubio negó con su cabeza, mirando las lágrimas de Jungkook


derramándose de sus ojos oscuros y resbalar por su mentón. Inhaló para
mantener la poca calma que le quedaba y exhaló mirando a otro lado solo
para no caer ante el llanto de Jungkook.

—¿Cómo te callas esto tanto tiempo? ¿Cuánto más me hubieses usado?

—M-Me detuve. —Jungkook tragó duro. —D-De verdad...

—No te creo.

—Te lo juro, Taehyung. No hice más intentos, yo no lo intenté más, me


tomé los tés cada día que me hiciste el amor. —Aseguró mirando al mayor
acuclillarse para estar a su altura. —Dejé de hacerlo, me estaba matando
mentirte...

—De haberte matado tanto nunca lo hubieses hecho. —Taehyung lo tomó


de las mejillas con su mano y Jungkook lloró cerrando sus ojos. —Me
engañaste.

—Y-Yo solo quería un bebé. —Chilló Jungkook. —Y-Yo solo quiero un


hijo.

—Un Omega como tú no puede tener un hijo, Jungkook.


El llanto del pelinegro cesó entonces. Sus ojos negros miraron los azulados
y Taehyung nunca creyó haber visto aquel vacío de emociones en él.
Nunca. El labio inferior del menor tembló y poco después susurró a penas,
con voz demandante.

—Quiero un bebé.

—Eres un niño inmaduro.

—Quiero un hijo, quiero un bebé.

—Ni siquiera puedes mantenerlos en tu vientre, Jungkook. —La voz de


Taehyung fue dura e insistente. —No estás hecho para esto.

—Quiero un bebé. —Susurró de nuevo Jungkook, sus lágrimas pareciendo


pequeñas cascadas bajo sus ojos. —Quiero un bebé, quiero un bebé...

—Escúchate. ¡Vas a enloquecer si continúas haciendo esto! —Taehyung


apretó su agarré en su rostro y se mostró preocupado. —Tú cuerpo no
resiste un bebé dentro de él. Tú mente está lleno de este deseo enfermizo y
pronto estarás tan mal que nadie te reconocerá, Jungkook. Reacciona.

—¡Yo no estoy loco! —Gritó Jungkook con rabia. —¡No estoy enfermo!
¡No soy defectuoso! ¡Tú sí! ¡Alfa defectuoso y cobarde! ¡Cobarde,
cobarde, poco Alfa! ¡Suéltame!

Jungkook se liberó del agarré de Taehyung y se levantó para apresurarse a


salir del comedor. Taehyung suspiró frotando sus ojos al tiempo que se
levantaba de su lugar. ¿Qué carajo estaba pasando con su vida?

~•~•~

Taehyung caminó por los pasillos con hojas en manos, leyendo su


contenido sin tanto interés. Hacía horas que había tenido su último
encuentro con Jungkook y no había vuelto a verlo. Poco le importaba verlo
aquellos días, seguro querría gritarle e insultarlo y a Taehyung no le
interesaba pelear más de lo que peleaba con el Omega. Había sido ya
suficiente con el incidente del comedor, lo había mantenido estresado las
últimas dos semanas ya. Ambos se limitaban a dormir, despertar,
ignorarse, comer juntos y separarse el resto del día. El Alfa sintió a
alguien caminar tras él, una mujer al parecer por el resonar de sus
tacones.

—Dime, Jiyook. —Dijo antes de que la misma llegara hasta su lado.

—Taehyung, una pareja está fuera del castillo, solicita verte.


—Estoy ocupado.

—Es importante. —Jiyook le siguió el paso al Alfa mientras caminaba por


el pasillo y peinó su largo cabello tras su hombro. —También desean ver a
Jungkook.

—¿A Jungkook? —Taehyung frunció el entrecejo, pero continuó leyendo


entre líneas. —¿Por qué desean ver a mi Omega?

—La verdad no quisieron decir mucho, parecen asustados.

Taehyung chistó: —¿Qué quieren?

El Alfa levantó la mirada y pasó la puerta de una habitación muy cercana


a la suya, deteniéndose en seco al notar que la puerta estaba entreabierta y
que de la misma salía una voz familiar que cantaba con suavidad. Jiyook
tardó más en notarlo, se detuvo pasos más lejanos a Taehyung esperando
por él, pero el Alfa parpadeó y murmuró a penas.

—Jiyook. ¿Por qué dijeron que estaban aquí?

—No lo sé, Taehyung.

—¿Salió él del castillo? —Preguntó refiriéndose al Omega.

—Lo llevé conmigo al pueblo para comprar unas cosas. —Jiyook levantó
las manos un poco. —Pero juro que nada pasó, el no llamó la atención de
nadie con su capa y luego dijo que se adelantaría...

—¿Lo dejaste venir solo?

Jiyook asintió: —Lo vi subir al carruaje, supuse que se aburrió.

El Alfa frunció los labios y retrocedió unos pasos hasta estar frente a la
puerta de nuevo, apoyando su mano en la misma y señalando a otra
dirección tras él.

—Ve con la pareja.

—¿Qué?

—Shh. —Taehyung llevó su índice a sus labios. —Silencio. Ve.

Jiyook asintió y obedeció la orden, corriendo para llegar a las escaleras.


Taehyung en cambió inhaló profundamente y empujó un poco la puerta
entreabierta, agradeciendo que ningún guardia estuviera cerca. Ya
comenzaba a sospechar algo y no le agradaba para nada. Comprobó como
sus pensamientos habían acertado al ver a Jungkook mover su cuerpo de
lado a lado, lentamente, sosteniendo entre sus brazos un bulto de mantas
mientras tarareaba alguna canción de cuna que a Taehyung inquietaba de
sobremanera.

—Jungkook.

El Omega levantó la mirada y sonrió como no lo había hecho en aquellas


dos semanas.

—Hola.

—¿Qué tienes ahí, mi cielo? —Preguntó con voz suave, dando un paso más
cerca.

Taehyung no quería alterar a su Omega, o al menos a lo que sea que


parecía poseerlo; Algún loco obsesivo o algo parecido. Porque sabía bien
que ese no era Jungkook, al menos no habitualmente. Aquel pelinegro
estaba fuera de sí, encerrado en algún tipo de burbuja extraña en donde su
única visión era la de un bebé. La sonrisa de Jungkook pareció
ensancharse y su nariz se arrugó.

—Un bebé. —Murmuró volviendo la vista al niño poco visible entre las
mantas azules que lo cubrían.

—¿Y de dónde ha salido, uhm? —Taehyung dió pasos más cerca y extendió
sus manos, como si diera una señal al Omega; No tenía algo que le hiciera
daño.

—Lo abandonaron. —Lamentó Jungkook meciéndolo. —Estaba en el


pueblo, ¡Afuera cuando hay nieve! ¿Puedes creerlo? Pobre, bebé...

Taehyung no dejó de mirar a Jungkook a medida de que se acercaba,


mirándolo acariciar las mejillas regordetas del bebé.

—¿Estaba solo, Jungkook?

—Si.

—¿Estás seguro?

Jungkook tardó un momento en responder.

—Si.

—¿Me mientes?
—Estaba solo en una cesta en el suelo. —Los brazos de Jungkook
apretaron al niño contra el y dió un paso atrás. —Nadie estaba con él.

Taehyung lo miró con consternación, acercándose lo suficiente para


acariciar su cabello negro con cariño. Jungkook no lo miró en ningún
momento, sintiéndose tenso ante la cercanía de su Alfa.

—¿Jungkook?

—¿Si?

—Creo que cometiste un error. —Taehyung dijo. —El bebé no pudo estar
solo, tiene padres...

—No, no tiene. —Lo interrumpió el menor negando con su cabeza,


alejándose de Taehyung. —Yo lo vi solo, lo abandonaron, no lo quieren. L-
Lo llevaré al orfanato. —Aseguró. —C-Cuando desaparezca la nieve, tal
vez.

—Sus padres están aquí. Están preocupados.

—Mientes, no tiene padres. Los padres no abandonan a sus hijos.

—Jungkook. Fue un error. —Aseguró el mayor a pesar de que no sabía. —


Y debes devolverlo.

Jungkook miró al bebé y acarició su mejilla teñida de un color rojizo.

—No.

—Mi amor. —Taehyung llamó. —Por favor, ¿Sabes que pensarán en el


pueblo? Que eres un ladrón de bebés. ¿Quieres que te vean como un
ladrón de bebés?

—No me importa.

El Alfa ahogó un gruñido. ¡Que terco de podía poner! Pero no era cuestión
de maltrato o gritos, ya Jungkook estaba lo suficientemente afectado
por...Todo en su vida.

—Jungkook, si lo devuelves...

—¿Qué? —Inquirió Jungkook volviendo la vista a su Alfa de manera


caprichosa. —Si lo devuelvo ¿Qué?

Taehyung abrió la boca para dejar salir las palabras, apartando la mirada
para pensar en algo que convenciera al Omega.
—¿Recuerdas aquella yegua que querías? La que viste en el pueblo,
aquella blanca. —Lo miró. —Te la compraré. Y también a sus crías, las
dos crías que tuvo. ¿Recuerdas que te dije que era raro que tuviera dos?
Puedes tenerlas.

Jungkook lo miró unos segundos, pero luego desvió la mirada


desinteresado.

—No es suficiente.

—¿Que es suficiente? Dímelo y lo tendrás.

Jungkook miró a la nada, apretando los labios mientras consideraba que


haría en cuanto a las palabras de su Alfa. Se movió un poco mas lejos,
meciendo al bebé en sus brazos y pareciendo casi sumido en sí mismo.

—Quiero uno.

—¿Un qué?

—Un bebé. —Jungkook pudo sentir a Taehyung rodar los ojos. —Uno que
sea mío. Uno al que pueda dormir con canciones y cargar todo el día.

—No puedo darte un bebé. —Dijo Taehyung. —¿Cuántas veces más...?

—No tiene que ser tuyo.

Taehyung sintió los labios resecos y su garganta picar. Se relamió los


labios y parpadeó dando un paso hasta el Omega.

—¿Qué?

—Tú no quieres darme uno...

—¿Y pretendes embarazarte de alguien más?

Taehyung no tuvo tiempo para entrar en cólera, Jiyook había entrado a la


habitación junto con un par de Betas; Un hombre y una mujer. Taehyung
los miró hacer una reverencia, la mujer limpiando sus lágrimas y el
hombre pareciendo muy preocupado.

—Majestad, lo lamento mucho. —Dijo la mujer. —Sea lo que sea, lo siento,


lo lamento, pero por favor devuélvame a mi hijo. —Sollozó ella. —Perdón,
solo me di la vuelta, juro que lo dejé en el suelo para ayudar a mi esposo
con la leña, nunca le haría daño a mi bebé.
—Son descuidados.

—Jungkook. —Regañó Taehyung mirando al Omega. —Devuélvelo.

El Omega miró rabioso a su Alfa, pero dió pasos en dirección a los Betas,
más forzados que naturales, queriendo irse a esconder a otro lado. Con
mucho esfuerzo de su parte tendió al bebé hacia la mujer y esta,
desesperada, lo tomó en un abrazo. Jungkook juntó sus manos tras el y de
pellizcó los dedos.

—Gracias. —Asintieron ambos. —Muchas gracias.

—Lamento que mi Omega los preocupara. Se confundió y solo quiso


ayudar al niño.

La mujer asistió: —Gracias. Gracias.

Jiyook miró a Jungkook con tristeza, pero pronto salió de aquella


habitación junto a los Betas, cerrando la puerta tras ella. Jungkook sintió
brazos rodearlo en un abrazo desde atrás y pronto un beso en su mejilla,
pero pronto y con la tristeza mostrándose en rabia al escuchar a su Alfa
decirle que "Había hecho bien" se liberó de Taehyung y se fue del lugar,
azotando la puerta con fuerza.

~•~•~

Taehyung suspiró mirando a la oscuridad, había estado reposando sobre su


espalda el tiempo suficiente como para estar incómodo y querer moverse,
pero el realmente no tenía la intención de quitar la tensión de su cuerpo
para provocar la del Omega que le daba la espalda en aquella gran cama.
Giró la cabeza lentamente hacia él, mirando su cabellera negra y su espalda
desnuda, las mantas cubriendo su parte inferior desde su cintura mientras
probablemente el menor abrazaba el resto a su pecho para cubrirlo. No
habían hablado realmente desde hacía dos días, se habían limitado a besos
de buenos días y buenas noches que el Alfa se encargaba de dar, pues el
Omega no parecía nada interesado en decir palabra. Taehyung se relamió
los labios y soltó un suspiro suave, peinando su cabello fuera de su frente
un poco sudorosa, hablando luego con una voz ronca y profunda.

—¿Aún me amas?

Jungkook tensó su cuerpo con la voz del mayor, Taehyung lo vió


removerse un poco y encogerse en su lugar mientras soltaba un suspiro.

—Estoy cansado. —Respondió Jungkook en el silencio de la noche.


—No fue lo que pregunté. —La voz de Taehyung fue forzada a no sonar
reprochante. —Estás muy callado. No dices nada.

—Es tarde. —Se excusó el menor.

—Hemos hablado hasta que el sol sale.

Taehyung acarició su estómago desnudo con nerviosismo, su otra mano


soltó su cabello rubio y la arrastró por la cama hasta tocar con sus dedos la
columna de Jungkook, haciéndolo sentir un escalofrío.

—Ni siquiera dijiste nada hace rato. —Musitó Taehyung con algo de
tristeza y expresión preocupada. —Hacer el amor nunca había sido tan
silencioso.

—Taehyung, estoy cansado. —Repitió Jungkook aún sin verlo, cerrando


sus ojos queriendo dormirse. —Duérmete.

—¿Es porque no te gustó?

Taehyung escuchó el suspiro de exaspero de Jungkook, pero luego el


mismo hablo, un poco irritado.

—Me gustó.

Taehyung frunció el entrecejo preocupado.

—¿Entonces por qué...?

—Duérmete.

El Alfa sintió una puntada de dolor en su pecho, su lobo sintiendo el


rechazo de su pareja y su molestia. Taehyung parpadeó y apretó los labios,
susurrando a penas.

—Ya no me amas. —Desolado y extrañamente sensible su labio inferior


tembló. —Todo por un bebé.

—Por amor al padre sol...

—¿Me dejarías por otro Alfa? ¿Solo por... Un bebé? —Taehyung preguntó.
—¿Qué tiene de bueno eso, Jungkook?

—No voy a dejarte.

—Lo harás. Me dejarás por otro Alfa, uno que si quiera embarazarte.
—Ya, Taehyung.

Jungkook se levantó a penas, girando su cuerpo para encarar con molestia


al Alfa que no dejaba de hablarle.

—No voy a dejarte por nadie, dudo que pueda hacerlo alguna vez. Deja de
decir tonterías. Estoy callado porque no tengo nada que decir.

—Siempre tienes algo que decir, Jungkook. —Taehyung se sentó en la


cama y Jungkook rodó los ojos al cielo. —Pero no me hablas. Y esta noche
no suspiraste mi nombre, no reaccionabas a mis toques...

—¿Y tengo que gritar? —Jungkook inquirió sonrojándose un poco. —


¿Debo gritar acaso para que te sientas bien?

—No se trata de gritar, Jungkook, se trata de que no pareces afectado por


mi como antes. —Taehyung tocó el pecho de Jungkook con su índice y el
mismo se recostó de nuevo en la cama, hundiendo su cabeza en su
almohada y cubriendo sus oídos con sus lados. —Yo no me quieres más,
carajo.

—¿Carajo? ¿Te estás escuchando? —Jungkook volvió a sentarse. —Me


estás haciendo un berrinche y son como las dos de la mañana.

—Necesitamos discutir esto.

—¡No hay nada que discutir! Me follaste, me tomé el té que estaba


esperando por mi en la mesa y me dió sueño, ¿Ahora cuál fue mi error?
¿No llenar tu orgullo? ¡Anda! Hazlo otra vez, esta vez voy a gritar tú
nombre.

El Alfa sintió como si golpearan su estómago, así que apretó los labios con
fuerza y respiró con dificultad, teniendo un serio problema en controlar sus
manos al hablar.

—Estás actuando...Tú... —Taehyung señaló a Jungkook muy cerca de su


rostro.

—¿Me quieres golpear? —Jungkook parpadeó sonrojado y sus hombros


tensos subieron y bajaron en indiferencia. —Si me dejarás dormir
después...

—¿Qué demonios ocurre contigo?

—Nada. Eres el único que pareció enloquecer aquí.


—Tú no querías hacer el amor, ¿Verdad? —Taehyung miró a Jungkook
recostarse en la cama y darle la espalda de nuevo mientras el Alfa lo
miraba desde arriba. —¿No es así?

—¿Y?

El silencio reino luego de ello, a lo que Jungkook cerró los ojos y suspiró,
sabiendo que aquello ya estaba yéndose muy lejos.

—Déjalo ya, Tae.

—¿Crees que te forcé?

—¿Qué? No. —Jungkook gruñó. —Taehyung, tú no harías eso, no hiciste


eso. ¿Taehyung?

Jungkook miró tras el. El rubio parecía haber entrado en un transe en el que
veía a la nada. Jungkook se sentó y se relamió los labios antes de tender su
mano y tomar la suya. El ojiazul lo miró entonces.

—No lo hiciste. —Repitió Jungkook. —Quería complacerte, pero comencé


a pensar en cosas y perdí el hilo, por eso parecía que no quería. Lo siento.

Taehyung ni respondió y Jungkook de preocupó.

—De verdad, Taehyung, no hiciste nada malo, yo no me enfoqué.

—Pudiste decirme que parara.

—No quería que pararas.

—¿Si quiera tú lo disfrutaste?

—Taehyung, estoy frustrado ¿Si? —Jungkook parpadeó y un par de


lágrimas se resbalaron de sus ojos. —Es muy difícil para mi hacer el amor
contigo sabiendo que el resultado nunca será un bebé porque me tomo un té
que lo evita. —Jungkook suspiró y negó. —Y no está mal, ya lo hacía
desde el principio, pero ahora duele mucho porque perdí a tres bebés y
anhelo tanto uno... —Se lamentó limpiando sus lágrimas. —¿Quería hacer
el amor contigo? Claro que sí, pero pensé en cosas que no tenía que pensar
y se volvió algo muy triste, TaeTae...

Taehyung se mordió el labio inferior con fuerza y desvió la mirada,


odiando ver a Jungkook tan destrozado. El Omega hizo un enorme esfuerzo
por no llorar más y aireó su rostro sonrojado con sus manos.
—Perdón, pero creo que no deberíamos hacer el amor hasta que asuma que
no puedes hacerme feliz en todo lo que desee.

Taehyung cerró los ojos ante las hirientes palabras y poco después recibió
un beso en la frente, sintiendo como Jungkook se arrastraba lejos de él.

—Iré al baño y volveré, ¿Bien? Dormiremos luego.

Hubo un breve silencio, entonces Jungkook dijo:

—E-Estaremos bien.
❝Cuarenta❞
(G) Idle — Put it Straight (Nightmare versión)

Jungkook dejó de cubrirse los ojos y abrazó sus piernas a su pecho,


sollozando en voz baja mientras sus lágrimas se resbalaban por sus
mejillas. Su cabello goteaba agua fría y sus dedos comenzaban a arrugarse
por estar tanto tiempo en remojo. Se sentía frío, frío y solitario. La puerta
fue tocada un par de veces, la voz de Kim Taehyung resonando desde
afuera.

—¿Jungkook?

—¡Y-Ya voy! —Aseguró tensando su cuerpo. —¡N-No entres, estoy...!


Ocupado. —Finalizó con voz insegura.

El Omega miró el agua teñida de sangre y tomó los bordes de la tina,


obligándose a levantarse y salir de ella de inmediato. Se deshizo del agua
enseguida, sacándola con un balde y arrojándola a un agujero en la esquina
de aquel baño. Luego sin más comenzó a llenarla de nuevo, corriendo con
cuidado de no caerse y vistiendo su cuerpo con una bata realmente ligera
que se le apegó al cuerpo antes de abrir la puerta. Encontró al Alfa desnudo
tendido en la cama, con una de sus piernas flexionadas y la otra estirada, su
expresión seria como de costumbre. Jungkook pareció respirar con
dificultad, pero intentó disimularlo con una pequeña sonrisa. No dejaría
que se diera cuenta.

—Listo. —Avisó. —Y-Ya preparé tu baño.

—Estás agitado.

—El agua está fría. —Excusó dando un suspiro y temblando para hacer
referencia a sus palabras.

Taehyung se levantó de la cama y se acercó a Jungkook, sorprendiéndose


un poco cuando este lo abrazó por la cintura, apegando su oído a su pecho.
El Omega hizo una mueca de tristeza y aguantó las lágrimas, sintiéndose
consolado cuando Taehyung le acarició el cabello mojado, a pesar de que
este no sabía que aquellas caricias hacían tanto bien a Jungkook no se
detuvo, y besó las hebras húmedas con cariño.

—¿Estás bien? —Susurró en su cabeza.


—Si. —Mintió Jungkook. —Solo hace frío, es tan temprano que aún tengo
mucho sueño. —Jungkook forzó una sonrisa mientras refregaba su mejilla
en su pecho. —Pero estoy emocionado por nuestro paseo.

Taehyung abrazó al Omega y miró hacía abajo, el agua que goteaba del
Omega y un par de gotas de sangre en el suelo. Frunció los labios mientras
lo escuchó hablar.

—Quiero que estemos bien, estaremos bien ¿Verdad? —Jungkook


preguntó, un par de lágrimas rebeldes saliendo de sus ojos cerrados. —Q-
Quiero que todo sea como antes, Tae...

—Será mejor. Lo prometo. —Aseguró Taehyung acariciando su espalda.


—Solo debes obedecerme, solo yo sé que es lo mejor. ¿Está bien?

Jungkook enterró su rostro en su pecho y asintió, inhalando su aroma y


llenándose de su calor corporal.

—Si.

El Omega fue alejado del cuerpo del Alfa y tomado por su rostro. Jungkook
dirigió la mirada a la azulada y el rubio peinó su cabello negro lejos de su
cara, tocando sus mejillas y frente con amor.

—Vamos a limpiarte.

~•~•~

Jungkook se abrazó al brazo de su Alfa, caminando por los fríos pasillos de


castillo y bajando por las escaleras con tranquilidad, sus pasos resonando
en el silencio del lugar y una sonrisa pequeña adornando el rostro de
Jungkook. Taehyung rodeó su cintura y lo guió más cerca de él,
compartiendo el calor de ambos cuerpos. Jungkook levantó la mirada
cuando las escaleras se terminaron, buscando la azulada mirada de su Alfa.
Cuando este lo miró mostró sus delanteros en una pequeña sonrisa,
poniéndose de puntillas para besarlo, beso que el Alfa recibió y devolvió
pronto, chocando su nariz con la ajena.

—¿Por qué quieres salir tan temprano, Tae? —Preguntó Jungkook


enlazando sus manos. —Que frío hace.

Ambos empezaron a caminar, guardias que vigilaban el lugar no dándoles


ni una mirada, no queriendo inconvenientes con el Rey. Una tigresa
perezosa salió de algún lugar, siguiendo a la pareja sigilosamente y sin
hacer tanto ruido. Había permanecido demasíado tiempo en el castillo, y
Jungkook realmente no había dado indicios de interés con su magia o con
cualquier cosa que Suji le decía que no girara entorno a su mundo, el cual
se reducía a Taehyung. Ya no sabía que hacer, pero no podía quitarle el ojo
de encima al Omega.

—Tomemos aire fresco. Ya se derritió la nieve.

—No puedo esperar a ver las flores en todos lados cuando empiecen a
crecer. —Aseguró Jungkook. —Será lindo. Podremos ir a la cascada
entonces.

Taehyung no respondió a aquello, pero Jungkook no necesitaba una


respuesta, le bastaba con ser tocado por Taehyung mientras salían al jardín
principal. Atravesándolo pudieron ver el cielo opaco, el sol aún no había
salido y solo estaba un poco iluminado. La tigresa dió pasos rápidos hasta
estar a un lado de Jungkook, el segundo percatándose de ella entonces. Le
sonrió.

—Suji. —Saludó. —¿Qué haces tan temprano por ahí?

—¿A dónde vas? —Preguntó ella.

—Daremos un paseo. —Sonrió Jungkook. —¿No es así, Tae?

El Alfa asintió sin decir palabra, acariciando la mano de Jungkook con su


pulgar inquieto mientras caminaba en silencio. La tigresa parpadeó sin
dejar de ver el rostro de Jungkook, teniendo cuidado de no tropezar con
algo por no ver el camino mientras el Omega ya apartaba su vista. Se veía
ojeroso y cansado, pero aún tenía ese brillo en sus ojos y esa aura de
felicidad rodeándolo... No tenía buena espina. La tigresa no tenía un buen
presentimiento.

—No hay problema si voy, ¿O si? —Preguntó Suji.

Taehyung respondió frunciendo los hombros: —Me da igual.

—Así desayunas algo. —Dijo Jungkook. —Podrás ir a cazar.

La tigresa miró el carruaje que esperaba por ellos cerca del muro con
desconfianza. Era tan temprano y ya un carruaje los esperaba, ¿Qué estaba
pasando? Kim Taehyung estaba tan silencioso incluso cuando su Omega le
hablaba que Suji sabía bien que todo aquello llevaba a una dirección
torcida. Sin embargo subió al carruje junto a ambos, acomodándose en el
asiento frente a ellos y mirando la forma en que Jungkook abarazaba a
Taehyung y reposaba su cabeza en su pecho.

Pareciendo tan pacífico en aquel estado, como si estar con Taehyung fuera
todo lo que necesitaba para que la paz lo rodeara y tranqulizara. El Omega
tomó a Taehyung de las manos y las besó, sonriendo a medias cuando el
Alfa le dió caricias en las mejillas sin verlo realmente. Jungkook besó el
interior de la palma que ahuecaba su mejilla y luego sin más entrelazó sus
dedos con los de él, mientras que en un acto de cercanía subió sus piernas
al regazo del mismo, sofocándolo con su presencia, cosa que no pareció
molestar en lo absoluto al Alfa. A Suji le parecía tan sospechosa la forma
en la que Taehyung actuaba.

Y era que Taehyung nunca había mostrado cariño al Omega frente a ella, y
nunca lo había visto mostrarle cariño frente a nadie, sin emabargo había
algo muy distinto en la rigidez de su cuerpo y en la forma en que apartaba
la mirada a un punto muerto a medida de que el carruaje avanzaba cuesta
abajo de la montaña en al que se encontraba el castillo. Taehyung era
rabioso y amargado, pero aquel día era más que eso. Era tenso e inflexible,
era la inquietud en su mirada y la forma en la que sus labios se apretaban.
Era una tramapa y Suji lo sabía, podía sentirlo.

—Tae, ¿A dónde vamos? —Preguntó Jungkook en voz baja.

Pero el rubio no respondió, se limitó a apoyar su mentón sobre la cabeza


del Omega, acariciando su cabellera negra con ella. Jungkook estiró su
mano y le acarició la mejilla con suavidad, recibiendo un beso en sus
mechones azabaches. Suji entrecerró los ojos y mostró sus garras
levemente, comenzanado a arañar el asiento con disimulo.

—Todos en el pueblo han de estar dormidos aún. —Musitó Jungkook. —


¿No es así? Además, Sehun vendrá temprano, ¿Le dijiste que saldrías
temprano? Tae.

Jungkook alzó su mirada en busca de la azulada, pero no la obtuvo hasta un


rato después, en donde Taehyung dejó de estar tan distraído. Respondió con
un "Uhm" a penas, inclinándo su cabeza para juntar su frente con la de
Jungkook. El Omega le sonrió y empujó sus labios contra los suyos,
besándolo cortamente y con cariño, no obteniendo ni un movimiento del
Alfa. Ocultó su rostro en la curvatura de su cuello e inhaló su aroma
amargo, dando a penas un beso en la piel bronceada de Taehyung. Lo
abrazó de la cintura y cerró sus ojos, algo cansado. El Alfa solo le acarició
la espalda.

Algo hizo una profundo sonido de estruendo y Jungkook tembló en su


lugar, abrazando con más fuerza a Taehyung. No se preocupó en abrir los
ojos, sabiendo de que se trataba.

—Lloverá. —Las manos de Jungkook acariciaron la cintura de Taehyung.


—Deberíamos volver.

—No lloverá. —Negó Taehyung llevando su mano a la cabellera humeda


de Jungkook y tirando un poco de sus mechones. —Estás muy hablador.
—Y tú estás tan callado. —Acusó el menor con suavidad. —¿Ocurre algo?

—No ocurre nada.

Jungkook abrió los ojos y se alejó de Taehyung levantando una mirada


preocupada. El Alfa ni siquiera lo miró, miraba otra cosa frente a él,
cualquier cosa que no era importante en realidad. Jungkook jugó con los
dedos largos del mayor, mordisqueando su labio inferior.

—¿Qué no estás contándome?

—No empieces, Jungkook. No te oculto nada.

—Pero claro que sí. —Insistió el Omega con el ceño fruncido. —Puedo
sentir que me mientes. ¿Estás bien?

—Que te calles. —Musitó el rubio posando su mano en la nuca del menor y


acercándolo de vuelta a la curvatura de su cuello. —Estate tranquilo.

Jungkook gustoso olisqueo el aroma del Alfa, besando su piel y suspirando


por las caricias en su cabello. Parpadeó haciendo cosquillas con sus
pestañas a Taehyung.

—¿Me prometes que estás bien, Tae?

Taehyung hizo un sonido ahogado y asintió duramente.

—Si, Jungkook.

—Te amo.

Jungkook pellizcó los costados de Taehyung cuando el mismo no


respondió a sus palabras y le mordió el cuello con fuerza, escuchándolo
gruñir.

—¡Ay, Tae! ¿Por qué estás tan raro? —Reclamó Jungkook.

—Basta, Jungkook. Déjame tranquilo, ¿Te cuesta?

El Omega se sintió más que regañado, así que sin más soltó a Taehyung,
abrazándose a si mismo por sentir vergüenza y sentándose correctamente
en su lugar. Miró a otro lado para que Taehyung no pudiera ver su rostro
sonrojado y apretó los dientes. Tal vez estaba muy fastidioso aquella
mañana, tal vez Taehyung estaba molesto por su nueva perdida...Tal vez
era solo eso. Así que Jungkook se limitó a limpiarse una lágrima que
estuvo a punto de escaparse de su ojo izquierdo y respiró profundamente a
medida de que llegaban al pueblo. Y sus manos temblaron por el frío y el
rechazo, pero su Alfa no pareció notarlo, o no pareció importarle al menos.
La tigresa se mantenía callada, observando en silencio la forma en la que
Jungkook parecía rodar en un charco de bajos ánimos y decepción mientras
que Taehyung no parecía estar en sí mismo, solo viendo al frente y sin
moverse. Pasó un rato, largos minutos, tal vez incluso una hora, Suji no
tenía ni idea del tiempo que había pasado, pero era suficiente como para
que comenzara a parecerle demasíado extraño. Suficiente para llamar la
atención de Jungkook y hacerlo hablar nuevamente, con algo de irritación y
un poco de confusión en su mirada oscura.

—¿A dónde vamos?

El silencio del rubio lo hizo gruñir en voz baja.

—Taehyung, ¿Por qué no me dices a dónde vamos?

—Ya casi llegamos.

—Si, a las fronteras. —Jungkook le dió frente y frunció el entrecejo con


profundidad. —¿Saldremos de Seoul?

—No, Jungkook. Ya calla, ¿Si? Estamos llegando... —Taehyung dirigió su


mirada azulada hasta Jungkook.

Rígida e inflexible, parecía agua helada guardada en sus ojos rasgados y


serios. Daban miedo, pero no a Jungkook, el ya conocía el cielo oculto en
esos ojos, para su suerte y dicha.

—Te amo.

Jungkook sintió su corazón oprimirse con la frase y se sintió sonrojar un


poco, como si fuera la primera vez que se lo dice en demasíado tiempo. O
solo la primera vez y ya.

—Yo también te amo. No sé que pasa hoy contigo.

—Prometo que no pasa nada malo.

—Lo prometes, Tae. —Le recordó él señalándolo con su dedo índice. —


Recuerda que...

—Lo prometo. —Repitió el Alfa apartando su mirada y relamiendo sus


labios.
Un estruendo hizo eco en el cielo, alterando los nervios de Jungkook. El
Omega se estiró y apartó la pequeña cortina que cubría la pequeña ventana
del carruaje.

—Mira ese cielo gris... —Jungkook hizo una mueca. —Lloverá muy fuerte.
Esperemos que no tanto. —Jungkook miró sobre su hombro al Alfa. —Que
bueno que no es un día de campo, de otro modo estaría arruinado.

—La lluvia es señal de malas noticias. —Murmuró Suji.

—Eh. —Casi regaña Jungkook.

La tigresa pareció no querer mirarlo, así que se concentró en sus garrar,


rascando sus patas la una a la otra mientras su lengua limpiaba sus
brillantes colmillos. Jungkook le dió una mala mirada y un carraspeo, como
diciendo "Cállate", a lo que Suji se limitó a hablarle en voz baja.

—Los días lluviosos traen consigo los más tristes recuerdos.

—No es cierto. —Jungkook negó con su cabeza y levantó su mentón en


orgullo. —He creado buenos recuerdos en días de lluvia.

—Lo dudo.

—Que sí. —Insistió el pelinegro.

—¿Cómo cuál?

Jungkook se sonrojó momentáneamente, recordando uno de esos buenos


momentos memorables y carraspeó fingiendo una tos luego, apartando la
mirada de la felina.

—No te voy a decir.

—¿Acaso todos los recuerdos que guardas son sobre sexo, Jungkook?

—¡Ah! ¿Q-Qu-…?

—Cállate.

Jungkook acalló sus balbuceos de impresión y cubrió sus labios creyendo


vagamente que Taehyung lo había mandado a él, pero mantuvo su
compostura al fijarse que su molestia iba dirigida a la tigresa. La misma le
gruñó levemente.

—Si lo irrespetas otra vez no voy a dudar en atravesarte una espada en el


estómago, hablo enserio. —Amenazó el rubio. —La privacidad de mi
Omega es problema suyo y mío, no tuyo, deja de hacerle insinuaciones que
lo mantienen incomodo o que lo obligan a hablar sobre sus asuntos más
privados.

—Pero si no lo usas para más que para eso. —Simplificó ella. —Jungkook
solo fue una cosa, ¿No?

—¿U-Usar? ¡SUJI! —Gritó Jungkook con el rostro ardiendo en vergüenza


y rabia. —¡¿Qué te sucede?! ¡Creí que ya habíamos superado esto! ¿De
qué...?

—Abajo.

Jungkook miró a Taehyung y frunció el ceño. Habían lidiado con la tigresa


por meses, pero la misma tenía muchísimo tiempo sin actuar de una manera
tan tosca con ellos, se había adaptado a Jungkook y a su relación, incluso
había llegado a respetarla y a alejarse cuando debía, sin emabargo aquello
era un retroceso al principio y Jungkook no comprendía, pero al parecer
Taehyung no iba a tolerar aquello nuevamente.

—¿Qué?

—Quiero que te bajes, Suji. —El puño de Taehyung goleó el carruaje


fuertemente haciendo un sonido que lo hizo detener. —Fuera.

La tigresa no respondió ni siquiera cuando Taehyung abrió la puerta y le


indicó bajar, se limitó a salir del carruaje tranquilamente. Sin más
Taehyung cerró la puerta y su viaje continuó. Jungkook parpadeó
impresionado, mirando a Taehyung con mucha impaciencia después de
unos minutos más.

—¿Qué pasa hoy?

—Voy a matarla.

—Taehyung, para. —Jungkook tomó la mano de su Alfa y tiró de ella hacia


su estómago. —Para, dime ¿Qué sucede? Me siento perdido. —Jungkook
apretó los labios con fuerza al recibir silencio. —Tae. —Presionó.

—Ya está. —Dijo el rubio.

—¿Qué? —Jungkook parpadeó confuso, gotas de lluvia oyendose caer.

—Llegamos.

Jungkook suspiró casi frustrado cuando el carruaje se detuvo de nuevo y


Taehyung bajó sin decir palabra. No tuvo más opción que bajar junto con
el, entrecerrando los ojos por las gotas de lluvia que comenzaban a mojarlo.
Posó sus manos sobre su cabeza, intentando de curbirse mientras veía a
Taehyung rodear el carruaje y alejarse de él como si nada.

—Espera. —Pidió Jungkook.

Se apresuró a alcanzarlo intentando no resbalar, preocupándose al verlo


adentrarse entre los árboles de un bosque fondoso. Con inseguridad el
Omega lo siguió, dando pasos torpes y tropezando con rocas y ramas,
maldiciendo por lo bajo sin que este llegara a escucharlo. Se sentía más y
más nervioso a medida que se alejaban del carruaje, a medida de que no
podía alcanzarlo y tomarlo de la mano para que caminaran juntos. Casi
parecía que Taehyung quería dejarlo atrás, ¿Quería dejarlo atrás? Jungkook
tropezó y dió un traspié, dando un ligero grito al aire sin llegar a caer al
suelo. Taehyung ni siquiera se giró a verlo, continuó caminando sin rumbo,
o eso pensaba Jungkook.

Una casa de hizo visible, una pequeña cabaña vieja y en mal estado, con
una fachada algo tétrica y un espeluznante aire a abandono.

Abandono.

Jungkook dejó de caminar a medida que los árboles se despejaban y la


cabaña se daba a notar, sintiendo una inquietud enorme apoderarse de su
cuerpo. Taehyung se detuvo también, girándose para ver a Jungkook. Su
cabello rubio estaba húmedo al igual que su camisa, la lluvia haciéndose un
poco más fuerte a medida de que el tiempo pasaba. El Omega tragó duro,
sintiendo su garganta seca bajo la mirada azulada y la dura expresión.

—L-Llueve. —Obvió el Omega con poca voz, no sabiendo que más decir.

Taehyung asintió apenas: —Si...

Jungkook sintió lágrimas en sus ojos mientras su lobo parecía rasguñar el


suelo con fuerza y desesperación, queriendo correr, sintiéndose de pronto
lo suficientemente atrapado en aquel extenso bosque. Jungkook forzó una
sonrisa.

—Tae... Vámonos. —Musitó dando un corto paso atrás.

Taehyung negó con la cabeza, dando un par de pasos cerca del Omega.
Jungkook inhaló con fuerza y exhaló una risa nerviosa, rascando su frente
húmeda por la lluvia. Su corazón latió con fuerza y sus manos temblaron
levemente. Estaba a punto de pasar algo, lo sabía, le picaba en la nuca la
expectación y la angustia que le carcomía los nervios. Parpadeó un poco y
suspiró de manera temblorosa.
—Vamos a casa, Tae.

—Esta es tu casa ahora, Jungkook.

El corazón del Omega se detuvo y se quebró. Tan fácil y repentino como


romper un plato de porcelana. Tan descuidadamente que lastimó cada
fragmento de su ser. Sin poder evitarlo derramó las primeras lágrimas que
su sensible ser había acumulado. Tomó el valor de preguntar.

—¿A qué te refieres?

Taehyung parpadeó a penas, inhalando un par de segundos antes de decir


en voz clara y nada titubeante.

—Aquí vivirás de ahora en adelante.

Jungkook miró la cabaña y enseguida a Taehyung. El Omega abrió la boca


y la cerró, teniendo que abrirla de nuevo para hablar.

—¿Viviremos aquí?

—No. Solo tú. —Taehyung explicó. —Yo seguiré en el castillo.

—Yo también.

—No, Jungkook.

El Omega perdió el aliento, la lluvia parecía aumentar, empapándolos y


dejándolos bajo una manta de violenta y frías gotas. Jungkook tembló por
completo, hipando por el llanto de miedo contenido.

—¿De qué hablas? —Jungkook hizo una mueca de dolor. —Tae... ¿Estás
abandonándome?

El Alfa respondió sin rodeos.

—Si.

—P-Pero, p-pero... —Jungkook sintió que algo se atascaba en su garganta.


—¿P-Por qué?

Taehyung de nuevo se sumió en el silencio y solo la lluvia resonó en el


lugar. Jungkook parpadeó lágrimas y dió un par de pasos cerca de
Taehyung, estirando sus manos para tocarlo, pero siendo su tacto rechazado
cuando Taehyung lo esquivó y pasó por su lado, caminando por donde
había llegado. Jungkook se dió la vuelta con rapidez y lo tomó del brazo,
apretándolo con fuerza.
—Taehyung, espera. —Suplicó. —¿A dónde vas? ¿A dónde crees que vas?
¡Espera! ¿Qué estás haciendo? —Pero el Alfa ni siquiera dió la cara, la voz
de Jungkook salió en un pequeño chillido. —¿Tae?

Taehyung pareció suspirar, entonces, solo entonces, le dió frente a


Jungkook, acercándose a él y tomándolo de los brazos con rigidez, como si
quisiera mantenerlo quieto. Jungkook buscó su mirada con desespero, pero
no obtuvo nada. Nada más que un suave beso que se presionó en su frente
húmeda. Duró un par de segundos, quizás tres, no lo suficiente para el
Omega. Taehyung logró paralizarlo y dejarlo sin aire, incluso más cuando
los ojos azules se posaron sobre los suyos.

El miedo y el pavor se apoderaron del cuerpo del pelinegro, enviándole un


escalofrío por toda la espalda que lo hizo sacudirse con fuerza. Los labios
del Alfa se movieron a penas, dejando salir palabras tan cortantes como
cuchillas afiladas.

—No vuelvas al castillo.

—¡No! —Exclamó Jungkook cuando Taehyung se soltó de su agarre y


comenzó a avanzar de nuevo, el Omega corriendo tras él. —¡Taehyung, no!
¡Espera, por favor! ¡Necesito una explicación! ¡Necesito que me expliques!
¡Ah!

En un desafortunado paso el Omega cayó al suelo, sus palmas chocando


con pequeñas rocas que rompieron y dejaron ver algo de sangre. Jungkook
estiró su mano y alcanzó la tela del pantalón de Taehyung mientras pudo,
obligándolo a detenerse. Jungkook lloró en voz alta, sintiéndose realmente
desesperado.

—¿¡Qué he hecho ahora!? —Suplicó saber a gritos, la lluvia siendo más


fuerte, abrazándolo. —¿¡Qué hice mal!? ¡Dime, Tae, lo lamento mucho!
¡No volverá a suceder!

Un estruendo azotó el cielo y Jungkook cerró los ojos con fuerza, llorando
sin retener una sola lágrima. Taehyung intentó liberarse de su agarre, pero
Jungkook se aferró a él, se aferró al amor de su vida como si pudiera morir
de soltarlo.

Y podía, oh, cómo podía él...

—¡Perdóname! —Sollozó el menor. —¡No quieres bebés, está bien, no


tendremos bebés! ¡No tendremos bebés! —Jungkook levantó su mirada
borrosa. —¡N-No me dejes, todo ha sido un error!

—Suelta.
—¡No, Tae! —Jungkook hipó, su cuerpo siendo empujado al suelo por la
violenta lluvia y el Alfa liberándose de su agarre. —¡NO, TAEHYUNG,
ESPERA! ¡ESPERA, POR FAVOR!

Intentó gatear, intentó levantarse casi de manera imposible, pero no pudo,


como si el destino quisiera que se quedara, que se quedará justo ahí en su
soledad mientras el Alfa desaparecía entre los árboles. Entonces Jungkook
no pudo verlo más; Ni sus ojos azules, ni su ropa elegante, ni su cabellera
dorada. Nada. Absolutamente nada.

—¡Taehyung! —Llamó mirando a los lados. —¡Taehyung!


¡TAEHYUNG...!

Nadie respondió. Solo la presencia de una tigresa empapada de agua se


dejó sentir a su lado, la cabeza de la misma empujando la de Jungkook en
apoyo, un apoyo inútil que Jungkook rechazo para gatear en busca de
Taehyung. La tigresa se interpuso en su lugar y Jungkook quiso golpearla,
golpearla fuerte, pero solo pudo enterrar su rostro en su pecho y llorar con
fuerza, mientras que sin decir nada, la tigresa le daba consuelo en medio de
un abandono tortuoso y agonizante.
❝Cuarentayuno❞
Hold on — Chord Overstreet.

La cabaña era pequeña y asfixiante. Había humedad y mucho frío, polvo y


basura por donde mirara. Estaba abandonada, tan abandonada como
Jungkook. El Omega sorbió su nariz y la frotó con su mano, odiando que
goteara de mocos. Tenía ganas de toser por tanta suciedad, pero se limitó a
abrazarse a si mismo con pena en su corazón y un remolino de sentimientos
hechos añicos en su ser. La tigresa paseó por el lugar, mirando a cada lado
y buscando entre las cosas acumuladas. La lluvia resonaba con fuerza
afuera.

—Mira, hay una chimenea. —Le dijo señalando con su cabeza.

La chimenea en una esquina derecha le daba frente a una cama pequeña y


destendida al otro lado del lugar que Jungkook ni siquiera pensó en ver. Se
abrazó más fuerte, sintiendo sus pies empapados dentro de sus botas.

—Podemos hacer fuego y así ya no tendrás frío. —Sugirió la felina


caminando hasta la chimenea. —Solo hay que...

—¿De qué sirve?

—Te mantendrá caliente.

—No creo que nada pueda mantenerme caliente ahora. —Sus ojos se
cristalizaron en lágrimas y sorbió su nariz. —Siento que mi corazón está
roto en muchos trozos de hielo...Y duele.

Suji se quedó callada unos momentos, luego sin más caminó hasta el
pelinegro, frotando su cabeza contra su pierna en un acto de cariño y
apoyo.

—Todo irá bien.

—Tú debes sentirte muy feliz por esto, ¿No es así? —Susurró el Omega
mirando hacia abajo.

La tigresa levantó la mirada hacia la oscura, parpadeando un par de veces


mientras las lágrimas abandonaban silenciosamente los ojos de Jungkook y
caía de al suelo.

—Nada que te haga derramar lágrimas de dolor puede llegar a hacerme


feliz.
—Ay, Suji... —Sollozó el Omega cubriendo su rostro con vergüenza. —
¿Q-Qué hice mal?

—Nada.

Suji miró como Jungkook se dejaba caer suavemente en el suelo y ocultaba


su rostro entre sus piernas dobladas, llorando con fuerza y tristeza
desmedida.

—Algo hice mal, ¿Por qué me abandonó entonces? L-Lo repararé si me lo


dice...

—No tienes que reparar nada Jungkook. —La tigresa caminó hasta estar
tras el y frotar su cuerpo contra su espalda, su cabeza empujando en su
nuca. —Prometo que no hiciste nada malo.

La cola de la tigresa empujó en la oreja de Jungkook haciéndolo salir de su


escondite. El Omega sollozó cuando la cola acarició su mejilla limpiando
unas cuantas lágrimas con delicadeza.

—No soy un buen Omega. —Se lamentó. —Y por eso me ha dejado aquí.

—No te dejes caer, Jungkook. Vamos, deja de llorar.

—Mi Alfa me ha dejado, ¿Cómo puedo no llorar? —Hipó un par de veces


y acarició sus brazos. —T-Todo es mi culpa, todo fue por los bebés.

—Tonterías, el no quiere hijos ¿Por qué molestarse por perderlos?

—No fue por perderlos... Fuí tan insistente. —Sollozó el menor. —Yo
quería un bebé y él no... Llegué tan lejos.

—Jungkook... —Suji se tendió a su lado, lamiendo sus colmillos


levemente. —No te esfuerces, no puedes embarazarte. Sé que duele, puedes
llorar, no voy a juzgarte, pero debes aceptar que tu cuerpo va a rechazar un
bebé cada vez que intentes ponerlo en tu vientre. Ya te he dicho que no eres
un Omega.

—¿Qué cosa soy entonces? ¡Lo único que sé ser es un Omega! Huelo como
uno y me veo como uno, p-pero... No parezco servir como uno. No puedo
tener un bebé... —Jungkook limpió sus ojos. —Solo quiero respuestas.

Suji gruñó por lo bajo, escuchándolo llorar de nuevo. La cola de la tigresa


acarició la espalda del pelinegro. Jungkook lloró desconsolado largos
minutos, sus ojos se sentían lo suficientemente hinchados como para doler
y su nariz lo suficientemente cerrada como para no dejarlo respirar. Llegó
un momento en el que tuvo que parar y solo soltar quejidos de dolor.

—Se suponía que sería un Kim.

—¿Para qué quieres tú ser un Kim?

—Soy un bastardo. —Jungkook frotó su nariz. —Bueno, ni siquiera es eso,


es que anhelaba ser un Kim. Kim Jungkook, Omega de Kim Taehyung.

Jungkook miró el reluciente anillo de compromiso en su dedo anular de su


mano izquierda, recordándole una promesa que no fue cumplida.

—¿Por qué me ha dejado? —Susurró.

—Kim Taehyung nunca fue suficiente para ti. —Dijo Suji con obviedad y
molestia. —¿Por qué debes ser tú quien se siente insuficiente para él? Eres
un ser inalcanzable, ¿Cómo no logras entenderlo?

—No quiero ser inalcanzable, quiero ser un Kim. —Jungkook se cubrió los
ojos con ganas de seguir llorando. —Q-Quiero volver con mi Alfa...

—Nunca entendí que tiene de bueno un Alfa. Nunca entendí que tiene de
bueno casarse y llevar el apellido de alguien más, ¿Para qué quieres un
apellido en todo caso? ¿Para qué quieres que te nombren? Incluso si no
tienes un apellido o un nombre eso no suma a quien seas.

—Hace gran diferencia. —Jungkook inhaló con dificultad y miró a la


tigresa con ojos rojizos por el llanto. —Eres alguien a quien pueden
llamar... Quería que cuando me casara Taehyung me llama Kim Jungkook,
incluso cuando pelearamos. Que me llamara como su esposo. Pero soy solo
Jungkook. —El Omega apretó los labios. —Solo soy Jungkook. Y tú eres
solo Suji.

—¿Quién te ha dicho que yo tengo un nombre?

Jungkook se apretó la nariz para impedir que sus mocos se deslizaran fuera
de su nariz, suspirando un poco ante la pregunta de la felina.

—¿A qué te refieres?

—Tú solo lo asumiste.

—¿Cómo no? Es el nombre que trae tu collar. —Jungkook estiró su mano


hasta el cuello de la tigresa, sosteniendo la cadena y tirando de ella para ver
el colgante con el nombre grabado. —Suji. —Repitió Jungkook.
El material del collar ardió en su palma rota y rasguñada.

—No es mío el collar, Jungkook. Solo es un encargo que me dejaron.


¿Podrías quitármelo?

Jungkook con dificultad tiró del collar fuera de la cabeza de la tigresa,


mirando el colgante redondo que era más pequeño que su palma. El nombre
estaba grabado ahí casi con torpeza, como si alguien sin experiencia en
tallar lo hubiese hecho. Jungkook lo acarició con su pulgar, sintiendo este
tibio en su mano a pesar de que la tigresa y él estaban empapados de lluvia.

—¿De quién es entonces?

—Sinceramente no quería decírtelo, pero es para ti. Siempre ha sido tuyo.

Jungkook miró a la tigresa: —Pero no me llamo Suji.

—No, pero tu madre sí.

Jungkook elevó sus cejas y luego frunció el ceño con profundidad, sus ojos
cerrandose en pestañeos en los que trataba de apartar las lágrimas que no lo
dejaban ver con claridad. Sintió que no tenía aire suficiente en sus
pulmones, así que tomó una gran bocanada del mismo.

—¿M-Mi...?

—Así era, al menos. —Musitó la tigresa interrumpiéndolo. —Antes de que


muriera.

—¿Tuve una madre? —Jungkook se tocó el pecho y suspiró. —¿T-Tuve...?


¿Cuándo? ¿Q-Quién?

—Ella era una bruja. Una de las pocas brujas buenas que hay. —Movió su
cola en roscas y espirales. —Estuve con ella desde que era una cría que se
encargó de cuidar.

Jungkook tragó duro, olvidándose de todos sus problemas unos momentos,


pensando en lo que la felina decía, imaginando lo que fue hace mucho
tiempo.

—Cargaba conmigo a todos lados, yo estaba donde ella, incluso cuando


ella me dejaba ser libre. Nunca la dejé sola...

—¿Y entonces? —Preguntó Jungkook después de segundos de silencio.

—Entonces llegó esa Alfa... —Apoyó su cabeza entre sus patas, mirando a
la nada de aquella oscura cabaña. —Y ella pareció cambiar.
Jungkook se inclinó buscando la mirada de la tigresa, confundido y curioso.

—¿Qué Alfa?

—Aquella que no dudó en jugar con sus sentimientos con tal de recibir lo
que quisiera...Tu madre era ingenua, incluso más ingenua que tú. Ella logró
manipularla con unos cuantos besos y promesas falsas, logró enamorarla de
una manera muy baja... Fue injusta.

—¿Quién? ¿Quién era? —Insistió en saber Jungkook.

—Ya eso no importa. —Jungkook puso mala cara. —Esté donde esté debe
estar en la miseria, y se lo merece.

—¿Fue tan mala?

—Fue peor. Manipuló a tu madre para que le diera un hogar, la puso en


peligro para conseguir dinero y la usó como si fuera una muñeca de trapo.
—La tigresa pareció muy decaída entonces. —Los humanos no puden
fijarse en los sentimientos, por eso los odio. Se limitan a utilizarse entre sí
como objetos y no se preocupan por como se sienten el uno y el otro. Yo
quería tanto a tu madre como nadie más podía. La respetaba tanto por quien
era, merecía que todos estuvieran a sus pies... Pero ella cayó de rodillas por
una Alfa ingrata y mala.

Jungkook parpadeó y derramó nuevas lágrimas, su rostro contrayéndose en


tristeza.

—¿Sufrió mucho, Suji?

La tigresa suspiró.

—Ella sonreía incluso cuando estaba destrozada. Tu madre veía el lado


bueno de todo, por eso siempre insistió en estar con esa Alfa. Creía en su
corazón que ella era la opción correcta, deseó cosas que nunca había
deseado, te deseó...Y arriesgo todo por tenerte.

Jungkook sintió los labios resecos, los relamió entonces, bajando su mirada
al suelo polviento y frío.

—Ese maldito libro de hechizos tuvo la culpa. Ella sabía que era malo, por
eso lo ocultaba, todo era magia negra, por eso tantas brujas lo querían, pero
ella quería un bebé, quería una familia. Así que hizo un hechizo, lo
próximo fue verla embarazada. —Suji cerró sus ojos. —Perdió todo su
poder luego de ello; Era débil y estaba muy enferma. Su piel parecía más
pálida de lo normal y sus ojos se veían vacíos... Aún así le sonreía a su
panza hinchada. Sin embargo, y a pesar de que usó magia, su cuerpo no
resistió el dar a luz. Ella murió al darte la vida, solo pudo tenerte entre sus
brazos unos pocos minutos, los suficientes para despedirse y hacerme
prometer que te cuidaría... Pero no pude cumplir mi promesa.

—P-Pero... Ella usó un hechizo, se suponía que era poderosa. —Casi


reclama Jungkook. —¿Cómo es que murió?

—La magia negra jugó en su contra, Jungkook. Todo fué una trampa que le
quitó la vida. Todo su poder se hizo añicos...

El Omega cerró los ojos imaginandose en una situación tan terrible como
aquella. Ya había perdido a cuatro bebés, se había despedido, pero no se
imaginaba muriendo y dejando a uno de sus bebés solo en el mundo de
estar vivo. Debía ser tan desesperante como que él muriera en su lugar.

—No le interesabas a tu padre. Esa Alfa no dudó en obsequiarte a la


primera Omega que se le atravesó en el camino, una que partía de Kusan,
mejor para ella después de todo que no estuvieras en el mismo reino.

—Pero yo crecí en un orfanato.

—Entonces tal vez ella no te cuidó tampoco.

Hubo un breve momento en silencio, pero Suji habló nuevamente.

—Creo que los poderes de tu madre fueron concentrados en ti de alguna


forma después de aquel hechizo, no encuentro otra explicación. Eres tan
poderoso como ella, aún más, estoy muy segura.

—Haz dicho Kusan. ¿Nací ahí?

—Si.

—¿Cómo me encontraste entonces?

—Intenté seguir a la mujer a la que fuiste entregado. Pero tardé demasiado,


así que permanecí aquí todos estos años, esperando verte algún día.

—¿Cómo supiste que era yo? —Inquirió el Omega mirando a la tigresa.

Suji meditó unos momentos antes de hablar.

—Eres idéntico a tu madre, solo que más sin vergüenza y más feroz.

Jungkook puso mala cara: —¿A qué te refieres con eso?


—A que cuando te vi la primera vez estabas dejando que un Alfa te tomara
a orillas del río. Tú madre ni siquiera dejaba que la tocaran si no estaba
encerrada en algún lugar sin ojos sobre ella, era tan prudente y pudorosa
como nadie.

—Cuéntame más. Dime como era ella.

—Ella era preciosa. Tenía tu tono de piel y tus ojos, también esos labios,
pero una nariz más delgada y perfilada. Era delgada, con piernas
voluminosas y manos muy bonitas. —Suji soltó un ronroneo de repente. —
Tenía el cabello largo, llegaba hasta sus caderas, y era tan azabache y liso
como el tuyo. Su sonrisa...Tienes su sonrisa.

—¿De verdad me parezco tanto a ella? —Preguntó Jungkook con emoción


en su pecho.

—Lo haces. —La tigresa giró su cabeza y miró a Jungkook. —Pero no


quiero que sigas sus pasos. Murió por buscar una vida que no se acoplaba a
ella, no quiero que mueras tú también. Ella estaría decepcionada.

Jungkook bajó su mirada de tristeza y sorbió su nariz de nuevo,


limpiándola con el dorso de su mano.

—No quiero que un Alfa termine con tu vida. Mucho menos el deseo que
tienes por un bebé que no te servirá de nada.

La cola de Suji tanteó la espalda de Jungkook, mirándolo morder su labios


mientras contenía las ganas de llorar.

—¿Por qué la vida es tan injusta conmigo? —Jungkook negó con su


cabeza. —Me quita a mi madre, me quita a mis hijas, a mi Alfa... Me deja
solo.

—De ahora en adelante seremos tú y yo. —Aseguró la tigresa. —No estás


solo, Jungkook. Solo pasó lo que tenía que pasar. Debes aceptar tu destino.
Eres un niño, pero yo cuidaré de ti.

Y el Omega no dijo nada, se limitó a llorar en silencio mientras la tigresa


intentaba darle calor y seguridad de manera inútil. Jungkook solo quería a
su Alfa, quería una explicación, una razón lo suficientemente buena...
Taehyung no sólo pudo dejarlo de amar de la noche a la mañana, ¿Podía
pasar? Porque incluso en su abandono Jungkook amaba a Taehyung con
locura. ¿Cómo el Alfa le había hecho tal cosa? ¿Por qué? Su Alfa, el
hombre al que más amaba en todo el mundo, lo había botado como si fuera
basura, como si no valiera nada.
Jungkook se levantó del suelo y corrió hasta la puerta, listo para abrirla y
salir corriendo, pero Suji se atravesó en su camino, impidiendo el paso.

—¿Qué crees que haces?

—Quiero volver a casa.

—Jungkook...

—¡Quiero ir a mi hogar, quiero ir con mi Alfa! ¡Esto no puede estar


pasándome! ¡Quiero...!

—¡Jungkook!

La voz bajo la lluvia y tras la puerta hizo sacudir al Omega. Reconociendo


aquella melodiosa voz dió un empujón a Suji con su pie y abrió la puerta de
golpe, recibiendo gotas de lluvia en el rostro y la vista de una mujer mojada
en ella. Jiyook yacía frente a él con una expresión de lamento, la lluvia se
deslizaba por su cabello largo y su cuerpo temblaba con frío como el de
Jungkook. La mujer no tardó en irse sobre este, abrazándolo con fuerza. Y
a pesar del frío, Jungkook sintió un poco de calidez, la calidez maternal que
nunca logró tener por completo sino de Jiyook. Lloró de nuevo entonces,
dejándose caer de rodillas y arrastrando a Jiyook con él.

—Jiyook. —Lloró él.

—Lo sé, vine a penas me enteré. —Jiyook abrazó a Jungkook más cerca de
ella, incomodándolo con algo que cargaba en su brazo.

Jungkook miró la gran cesta que colgaba del brazo de la mujer y sorbió su
nariz.

—¿Qué es?

—No te dejaré solo, mi niño. —Se negó ella. —Traje ropa y comida, voy a
cuidarte bien ¿Si? No dejaré que te pase nada en soledad.

—Jiyook. —Hipó el menor cubriendo sus ojos. —Ah, Jiyook. ¿Por qué
pasó esto?

—Lo lamento tanto, Jungkook...

—Ya no me ama. —Chilló el menor apengando su mejilla al pecho


voluptuoso de la mujer y cerrando sus ojos, recibiendo un abrazo. —Me ha
dejado.

—Lo siento, mi niño.


Jungkook sollozó y se alejó de la mujer, mirándola a la cara y sonrojándose
al gritar.

—¡No es justo! ¡Dime porque lo hizo, tú debes saber! —Reclamó. —¡Tú lo


sabes, ¿No es así?!

El rostro del Omega fue tomado entre las manos de la mujer, su rabia
esfumándose casi de inmediato al ver los ojos oscuros de la mujer parecer
lamentables y tristes.

—Jungkook...

—Jiyook, yo lo amo, ¿Por qué me ha hecho esto?

Jungkook arrugó su rostro en dolor cuando los labios de la mujer se


presionaron contra su nariz y contra su frente, demostrando un cariño que
Jungkook anhelaba recibir de su Alfa.

—No quiero que me deje. —Sollozó Jungkook dejando caer su cabeza


hacia delante.

—Lo sé...

—No estoy listo para que me deje. —Jungkook sintió las lágrimas resbalar
y gotear en la punta de su nariz. —N-Nunca estaré listo para que me deje...

~•~•~

La cabaña lucía menos tenebrosa cuando no tenía polvo y suciedad. Jiyook


había limpiado hasta la más tonta cosa en el lugar, había puesto sábanas
limpias en la pequeña cama y Jungkook no había dudado en echarse en
ella, sintiéndose débil y enfermo. La chimenea tenía fuego, y realmente
estaba calentando el lugar, pero el Omega solo podía sentir el frío en su
cuerpo desnudo bajo las mantas. La tigresa se había dormido a un lado de
la chimenea y Jiyook había estado cocinando algo que Jungkook ni siquiera
se molestaba en mirar, había estado mirando la puerta, todo el tiempo la
puerta.

—Ya es de noche. —Murmuró.

—Te daré de comer en un minuto, lo prometo.

—Tae aún no ha venido por mi.


Jiyook miró sobre su hombro y suspiró. Los ojos de Jungkook lucían
cansados y tristes, además de que tenía una profundidad que nunca había
logrado ver.

—No creo que venga, Jungkook.

—Tiene que volver. —Susurró el Omega. —No tengo un sueño tranquilo


sin él, y él no puede dormir sin mi.

A Jiyook se le encogió el corazón al escucharlo hablar. Parpadeó con


tristeza y se relamió los labios resecos.

—Y-Yo dormiré contigo si quieres.

—No quiero. Quiero a Taehyung.

—Mi niño... Él no vendrá.

—El vendrá. —Jungkook cerró los ojos con fuerza y sollozó. —Lo
esperaré despierto, cuando vuelva por mi verás que tengo razón.

Jiyook no dijo más, fijó su vista en el pescado que atravesó con una afilada
rama que cocinaba en la chimenea poco a poco. Jungkook se acarició su
propia mejilla y suspiró, temblando ligeramente en aquella cama incómoda
y pequeña.

—Tae... Vuelve, por favor. —Susurró pensando en porque su Alfa no


aparecía. —Lo lamento mucho, por favor no me dejes solo...

Sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar en el Alfa. En su mirada distante


bajo la fría lluvia, en sus toscas palabras que hirieron el corazón del
Omega. Pensó en como lo vió partir sin remordimientos o contradicciones,
como si fuera fácil... No podía ser tan fácil. Tenían una vida juntos, un
amor que lograron construir, ¿Cómo podía ser destruido de esa forma?
Ellos se amaban, se amaban de verdad, Jungkook lo amaba de verdad. Y lo
extrañaba. Ya era de noche y no le había dado un beso, no se había
acurrucado en su pecho y enredado sus piernas en su cuerpo. No había
obtenido un susurro amoroso en su oído, un beso en su garganta, en sus
labios o en su marca... Su marca. Dolía tanto, dolía muchísimo. ¿Cómo
Taehyung no podía sentirlo? Y si lo sentía ¿Cómo podía ignorarlo?
¿Cómo? Si amaba a Jungkook cualquier cosa mala que le pasara le dolería,
¿Entonces por qué no le dolía su soledad? ¿Por qué no sentía su dolor?
Jungkook estaba a punto de agonizar de tristeza.

—Vuelve. —Suplicó el Omega.


Su Alfa no contestaba a su llamado, de ninguna manera parecía querer
escucharlo.

—Vuelve, por favor...Te amo, te extraño.

Jungkook enterró su rostro en la casi vacía almohada y lloró contra ella,


ahogando sus penas y dolor.

—No me dejes solo. —Suplicó. —No quiero estar solo, no quiero estar sin
ti, mi amor...

Las manos de Jungkook apretaron la almohada con fuerza, imaginando que


sostenía la camisa que vestia Taehyung aquel día, imaginando que lo
detenía, que no lo dejaba partir nunca. Se ahogó con sus lágrimas al
imaginar los azulados ojos mirándolo sin ningún sentimiento más que la
vergüenza, como si le apenara. No pudo evitar refregar su rostro en la
almohada como si fuera su pecho firme y suave, sollozando y limpiando su
rostro húmedo y sonrojado.

—Por favor, te lo imploro. S-Soy tú Omega. —Hipó en voz baja, sintiendo


que el aire le faltaba.

Pero al inhalar solo olisqueaba la húmedad y la vejez de la almohada, no el


aroma amargo de su Taehyung.

—S-Soy tú Omega, soy todo tuyo, ¿Por qué me haces esto? —Chilló.

Porque cuando abrazó la almohada no era Taehyung, y el Taehyung de su


imaginación no lo abrazaba, no parecía afectado.

—Te entregué mi corazón, creí que tenía el tuyo. —Le recordó a la nada,
sus palabras hundidas en la almohada. —T-Te entregué mi alma y mi
cuerpo...¿Qué has hecho conmigo? ¿Qué has hecho Kim Taehyung?

Sus manos masoquistas apretaron la almohada y tiraron de ella a lados


opuestos, queriendo romperlas. Sus dientes se clavaron en la misma y
mordió, recordando como mordía el cuello del Alfa cuando estaba irritado
y molesto con el mismo. Mordió fuerte y gruñó con rabia solo para romper
en llanto de nuevo, recordando que siempre que hacía aquello Taehyung
tiraba de su cabello azabache para molestarlo más, cosa que no podía pasar,
porque se miraban fijamente y terminaban besándose con cariño como
disculpa. Beso tras beso y luego abrazos y caricias. Caricias que Jungkook
anhelaba con desespero en aquellos momentos.

"—Me has dejado una marca, Jungkook." Recordó como le decía la última
vez que lo había mordido por rabietas. "—A la próxima no respondo ¿Eh?"
"—¿Qué me harás?" Se burlaba el menor "—¡Tiemblo, tiemblo mira!"

Luego de eso Taehyung había tirado de los cabellos de su nuca, haciéndolo


echar la cabeza hacia atrás y como si fuera un muñeco hacia adelante de
nuevo, siendo acercado al rostro del Alfa. Ambos se miraban fijamente y
Jungkook poco a poco perdía el enojo ganando un sonrojo en sus mejillas.
Taehyung le había obsequiado una sonrisa a penas visible.

"—Te amo, Jungkook."

—Mentiroso. —Sollozó el Omega entre lágrimas. Golpeó la cama con su


puño. —Mentiroso, Taehyung. ¡Alfa mentiroso, te odio! ¡Te odio!

Jiyook bajó la mirada al suelo, derramando una lágrima silenciosa al


escuchar al Omega en sufrimiento, haciendo como si no escuchaba nada.
Decir algo no ayudaría.

—Te odio, te odio... —Jungkook apegó su mejilla a la almohada y lloró en


voz alta. —¿P-Por qué te fuiste? Me prometiste que siempre estaríamos
juntos, mi amor ¿P-Por qué me dejaste? Si te amo tanto...

Jungkook respiró con dificultad, abriendo sus ojos y jadeando en medio de


su llanto. Miró la pared húmeda y vieja, tocándola con la palma de su mano
y sintiendo lo fría que estaba.

—Quiero volver a casa. —Susurró. —Quiero volver a tus brazos, quiero


que vuelvas a amarme...

Recordar la sonrisa del Alfa cuando lo hacía sonreír era doloroso. Era
doloroso recordarse tendido en su cama, con Taehyung a su lado mientras
hablaban de todo y de nada, dándose caricias, besos y pellizcos maliciosos.
Era doloroso recordar todas las palabras. Era doloroso recordar las risas.
Era doloroso recordar su tacto. Su tacto en su rostro, en su cabello, en sus
brazos, en todo su cuerpo. Y es que Jungkook se había acostumbrado tan
mal a sus manos sobre él, a los labios del Alfa soltando suspiros y
tocándolo de de pies a cabeza, a sus ojos mirando cada parte de él,
grabándola en su memoria tal como Jungkook lo hacía todo el tiempo.
Jungkook lo recordaba todo a la perfección cuando cerraba los ojos, así que
se aferró a ello.

Y se quedó dormido en medio de lamentos.

~•~•~

La cama olía a él.


En su almohada permanecía su aroma dulzón y embriagante. Taehyung no
podía dejar de abrazarla contra su pecho con fuerza. Su pecho que parecía
hundirse en un desesperante y profundo hoyo de tristeza. Su pecho que
parecía pesar demasiado y que al mismo tiempo parecía tan liviano y vacío
que asustaba. No podía respirar correctamente, ya lo había intentado, pero
no lo lograba, era casi imposible. Las lágrimas se derramaron por su
mentón, una tras otra sin parar, mojando parte de la almohada perteneciente
al Omega. Al percatarse de ello pasó su palma casi bruscamente por el
charco concentrado en la almohada, siendo inútil. Gruñó y apretó con
fuerza la zona, tirando de ella. La imagen de Jungkook siendo tirado del
cabello por el vino a su mente. El Omega lo miraba de mal gana al haber
sido tirado contra la cama, pero cambió pronto por una mirada llena de
cariño, una sonrisa creciendo y unos dientes de conejo mostrándose a la
perfección.

"—Estás haciendo esa cara, Tae." Recordó que decía.

Su voz sonaba tan clara y cercana que lo atormentaba.

"—¿Cara? ¿Cuál cara?"

"—Quieres hacerme el amor, ¿Por qué te haces el tonto?" La risa del


Omega resonó en la cabeza del Alfa sumido en sus recuerdos. "—¿No te
cansas de estar conmigo? ¿Uhm?"

"—Jamás."

"—¿Qué esperas entonces para desnudarme?" La mirada coqueta de


Jungkook hizo a Taehyung derramar más lágrimas "—Te amo. ¿Me amas?"

"—Te amo"

"—Mentiras."

"—Te adoro."

"—¡Mentiroso!" Jungkook fue atacado por las cosquillas del Alfa en su


estómago y chilló antes de romper en risas y pataleos. "—¡No, no! ¡Tae,
para! ¡Te creo, te creo!" Incluso cuando Taehyung se detuvo rió de gozo y
felicidad "—Pero yo te amo más, ¿Entendido?"

—¿Cómo se te ocurre? —Exhaló el Alfa apretando con fuerza la almohada,


las palabras doliendo en su garganta. —Y-Yo te amo muchísimo M-Más,
mi omega adorado, nunca podrás amarme más de lo que yo te amo.

Taehyung acercó la almohada a su rostro e inhaló el aroma de Jungkook.


Ardía en sus pulmones como miles de llamas. Como el mismísimo infierno
en vida. Al sollozar pudo oler su propio aliento a vino, todo él estaba ebrio
en tristeza y vino. No recordaba la última vez que había llorado tanto y con
tanto sentimiento, quizá cuando fue niño.

—Soy un maldito desgraciado. —Susurró. —No te merezco, ni siquiera


merezco mirarte a los ojos... Pero soy tan egoísta...

"—¡Tae, una luciérnaga! ¡Atrápala!" Escuchó uno de sus recuerdos, el


Omega corriendo descalzo por el jardín en la oscuridad. "—¡Mira que
linda, yo la quiero, Tae!" Suplicó con su mirada brillosa.

—Mi dulce Omega... —Se lamentó Taehyung. —Mi precioso Omega, mi


amor...

"—¿Para qué la atrapé si la has dejado libre?"

"—No puedo quedármela. Además prometiste darme lo que quiera, así que
así lo harás." Lo escuchó decir con recelo "—Si lo pido tú vas a dármelo."

"—Lo que desees."

"—Tienes suerte de que todo lo que quiero eres tú, Kim Taehyung."

—Perdóname, Jungkook. —Lloró el Alfa, no pudiendo tragar el nudo en su


garganta, acariciando la almohada con su nariz. —Perdóname, mi vida,
perdóname, te lo imploro... Perdóname.

—Tae...

El Alfa levantó la mirada y la corrió a lo alto de la cama, justo en el lugar


de Jungkook. El Omega yacía sentado ahí, con sus piernas dobladas y
cruzadas, vistiendo uno de sus batones de color azul y mirándolo con
aquellos expresivos ojos. Le sonrió con cariño, negando mientras lo miraba
con curiosidad.

—¿Por qué lloras?

Taehyung volvió la vista a su almohada y cerró los ojos con fuerza,


inhalando el olor de su Omega con insistencia.

—Taehyung, ¿Por qué me ignoras?

—Cállate. —Ordenó a la nada, cubriendo sus ojos y negando con pesar. —


No eres real.

—¿Qué? —El Omega abrió sus ojos en demasía y luego hizo una maña
cara. —¿A qué te...?
—¡Cállate! ¡Largo!

El Alfa arrojó la almohada con fuerza a su dirección, esta golpeando solo la


pared ya que no había nadie. Taehyung cubrió sus oídos y negó en medio
de un sollozo destrozado.

—No eres mi Jungkook.

No era su Jungkook, no era más que un cruel acto de su imaginación. Nada


era lo mismo, ni siquiera la habitación que estaba igual que en la mañana,
la escencia de Jungkook se había esfumado, y sin ello Taehyung no sentía
el lugar como un hogar. Solo se sentía como un simple habitación enorme y
vacía, como un castillo mediocre y lleno de soledad. Solo se sentía como
un Alfa que vagaba en un limbo de infinita soledad. Con pesar gateó en la
cama hasta la almohada, sosteniéndola y abrazándola contra su pecho al
recostarse en su lugar, su corazón doliendo.

—Oh, Jungkook... Mi Jungkook, dormirás tan solo esta noche. —Se


lamentó acariciando con su nariz la almohada y cerrando los ojos. —
Dormirás ta herido y triste... Perdóname.

"—Tae...”

El Alfa abrió los ojos, llevado por el recuerdo, otro de sus tantos recuerdos
con su Jungkook, mirando todo oscuro y a su Omega recostado a su lado,
mirándolo fijamente y con un sentimiento tan hermoso que a Taehyung le
parecía agridulce.

"—Te amo. Siempre."

Y Taehyung cerró los ojos, porque sabía bien que el beso que le había dado
aquella noche de su recuerdo no iba a recibirlo, su imaginación no podía
más que hacerlo sufrir.

Lloró ahí tendido en su cama, en medio del desvelo con el que no se había
reunido desde que había conocido a Jungkook. Y lloró, porque de nuevo,
estaba perdido.

Sin Jungkook, solo podía estar perdido.


❝Cuarentaydos❞
Falling — Harry Styles.

Jungkook miró el anillo de matrimonio que sostenía entre sus dedos, su


cuerpo encogido en la cama mientras Jiyook se paseaba de aquí para allá
preparando quien sabía qué. El cabello del Omega estaba sucio y
desordenado, su cuerpo estaba caliente bajo la mante y sus ropas ya estaban
demasíado usadas. No había tomado un baño, tampoco le importaba tomar
uno, se limitaba a estar recostado en la cama todo el día y a ir al baño que
estaba fuera de la cabaña cuando ya no podía aguantar más tiempo. Se
sentía enfermo cada día que pasaba, sin fuerza y con mucho pesar en su
corazón. Se preguntaba si podría llegar a superarlo por sí solo, pero
sobrellevaba el día a día a penas y para su sorpresa. Se preguntaba como
aún no estaba muerto, ¿Se podía morir de tristeza? Y si así era ¿Por qué
seguía vivo? Solo quería morir, todo él quería entregarse a la oscuridad de
la muerte, sin embargo una pequeña parte todavía deseaba vivir para ver el
día en que Kim Taehyung volviera por él y todo volviera a ser como antes
de que lo abandonara de una manera tan cruel y despreciable.

—Jiyook. —Llamó con voz apagada.

—¿Uhm? —La mujer se giró y miró a Jungkook. —¿Si, mi niño? ¿Ya


quieres comer?

—No, yo solo... —Jungkook se relamió los labios resecos y suspiró. —Han


pasado tres meses...

Jiyook parpadeó y tomó una manta que reposaba en una silla, doblándola y
mordiendo su labio en inseguridad al responder aquello.

—Así es. No creí que llevaras la cuenta.

—La llevo. —Jungkook acarició el anillo y cerró los ojos. —Él no ha


venido. ¿Por qué?

—¿Por qué no vas a tomar sol? —Preguntó Jiyook cambiando de tema,


haciendo como si ordenara algo. —Mira nada más lo pálido que estas, vas a
enfermar. Además debes darte un baño.

Jungkook arrastró su cabeza reposada en la cama y miró a la mujer, está


dándole la espalda y moviéndose de lado a lado. Jungkook parpadeó y pasó
saliva por su garganta sintiendo que dolía. Quizá tenía fiebre y por eso
dolían tanto sus huesos.
—Quiero ir al río.

—Ah, ¿Quieres que te lleve? —Jiyook le dió frente y una sonrisa radiante.
—Me parece muy bien que quieras salir, el sol te dejará de muy buen
humor.

Jungkook no contestó, ni siquiera la miró más de un par de segundos antes


de encogerse más en su lugar y volver a mirar su anillo. Lo acarició y lo
acercó a su pecho, sintiendo que el material quemaba su piel. Reprimió un
sollozo y cerró los ojos, cubriendo su rostro con su manta. Jiyook dejó de
lado el pañuelo con el que limpiaba y caminó en dirección a la puerta con
rapidez, abriéndola muy lista para salir y arrastrar a su pequeño fuera de
sus mantas y sus penas, pero se detuvo abruptamente cuando miró líneas de
verdes trepadoras que impedían la salida.

—¡Oh, pero...! ¿Q-Qué? ¿Hiedra? —Jiyook tocó la misma y asomó su


cabeza por uno de los agujeros que dejaban. —¡Esta rodeando la casa!
Caramba ¿Y esto qué?

Jungkook sollozó bajamente dentro de sus mantas, abrazando sus piernas a


su pecho.

—Lo siento. —Susurró apenas. —Fuí yo.

—Ahora tengo que arrancar todo esto. —Gruñó Jiyook sin prestarle
atención, tirando de toda la hiedra que bloqueaba la salida. —¡Que
desastre! Pero bueno, esto está muy raro. Jungkook, ven a ayudarme.

Para entonces el Omega ya tenía los ojos llorosos, le dió la espalda a la


mujer aún hecho una bola bajo sus mantas y sollozó.

—¡No, no quiero!

—Estás muy malcriado. —Riñó la mujer luchando contra la dura hiedra. —


Así era Taehyung de niño.

Jiyook apretó los labios y los golpeó con su mano, mirando a Jungkook
hecho una bola en la cama. No hubo respuesta, así que quiso golpearse un
poco más fuerte por ser tan torpe y decir algo como aquello.

—Y-Yo... Iremos al río en cuanto quite esta hiedra.

—No estoy malcriado.

—Claro que sí. —Jiyook suspiró y dejó lo que hacía.


Se acercó a la cama a paso tranquilo y se sentó con cuidado a la orilla,
tendiendo su mano para tocar lo que creía que era el hombro de Jungkook.

—Taehyung se encargó de malcriarte, a mi nadie me convencerá de lo


contrario. —Murmuró acariciando al Omega que comenzaba a sollozar. —
Sin importar lo inflexible que fuera él siempre te dejaba hacer lo que se te
daba la gana.

—¿Y qué? ¡Déjame! ¡Déjame solo, quiero estar solo!

—Tú no quieres estar solo, Jungkook. —Jiyook se inclinó sobre él y abrazó


el cuerpo que temblaba con el llanto. —Y yo no quiero estar sin tí, mi bebé.
Aquí estoy para ti.

Jungkook sollozó y se removió saliendo de entre sus mantas, mirando a


Jiyook y llorando en voz alta en el momento en que se le fue encima y la
abrazó con fuerza. La mujer lo rodeó con sus brazos y besó su cabeza,
protegiéndolo en todo momento de sentirse descubierto. El primer abrazo
que recibía Jungkook en tres meses. Lloró con fuerza, sintiéndose inútil y
descuidado, destruido y usado. Abandonado. Tan triste e infeliz como
nunca se había sentido a lo largo de toda su vida. La mano de Jiyook se
sintió suave sobre su mejilla descubierta y húmeda, dándole suaves caricias
que brindaban apoyo silencioso y amor. Pero Jungkook no sabía como se
sentía el amor, lo había olvidado, o simplemente no sabía si el amor que
había recibido era real.

Porque el amor que recibió se había esfumado de una manera cruel,


entonces si el amor era cruel ¿Realmente era amor? No comprendía. No
sabía si alguna vez lo llegaría a comprender.

Era triste, era muy triste y humillante. Jungkook se había convencido de


que no necesitaría a un Alfa nunca, que era fuerte y que podía valerse por si
mismo. Se había convencido de que no necesitaba tal cosa tonta como el
amor...Pero se enamoró. Nada y más y nada menos que del mismo Rey.
Entonces comenzó a converserse de que era suficiente para él, de que
ambos se amaban y que estarían juntos sin importar qué. Peleó con
personas que pensaban lo contrario y se sintió orgulloso de demostrar que
Taehyung era suyo tanto como el era del Alfa. Todo para ser desechado.
Probablemente todos pensaban en lo penoso que era, el Omega se había
tragado las mentiras del lobo más cruel e insensible de Seoul, entonces
debían estar burlándose de él mientras Kim Taehyung probablemente
volvía a sus andadas con Omegas de alguna casa de placer, continuando
con su vida sin ningún remordimiento. Era humillante y vergonzoso para
Jungkook, pero era más triste que todo, porque Kim Taehyung era el amor
de su vida y estaba seguro que sin importar qué hiciera el seguiría siéndolo.
Nadie le quitaría ese puesto a Kim Taehyung. Nadie.
Por eso Jungkook comenzaba a odiarlo en silencio.

—Q-Quiero ir al río. —Jadeó Jungkook deteniendo su llanto y cubriendo


su rostro. —Tomaré un baño...

—Te llevaré. —Aseguró Jiyook. —Me encargaré de lavarte la tristeza.

Un sonido los hizo mirar a la puerta. Una tigresa entraba sin problemas al
lugar, llevando en su boca un zorro muerto que soltó en el suelo. Jiyook
soltó un mínimo grito y se levantó.

—¡P-Pero que...!

—Trajo comida. —Musitó Jungkook mirando como la tigresa se le


acercaba.

Estiró sus manos y acarició las orejas de la felina, arrastrándolas a su cuello


y acariciándola con cariño. Suspiró y sollozó una última vez.

—Muchas gracias, Suji. —Le susurró.

—Que cosa más anormal. —Parpadeó Jiyook negando y acercándose al


zorro muerto. —Cuidado te muerde.

—Ella no muerde, me cuida. —Le dijo Jungkook sintiendo como Suji


empujaba su cabeza en su cuello. —Tú cocina, iré yo al río.

—¿Tú solo?

—Suji vendrá.

—¡Que no nombres al animal! ¡No es normal, Jungkook! —Regañó la


mujer. —Puede hacerte daño, no tengo idea como Taehyung la aceptó así
como si nada en el castillo, pudo...

—Ya no hables de él. —Pidió Jungkook saliendo de la cama con dificultad.


—No quiero que hablemos más de Kim Taehyung. ¿Puedes, Jiyook?

La mujer balbuceó un poco, frunciendo el ceño por la petición y


parpadeando en preocupación.

—No lo detestes, Jungkook. —Susurró. —Por favor.

—El me abandona y tengo que amarlo. Eso es de verdad razonable. —Dijo


sarcástico y desganado, comenzando a caminar sin zapatos a la puerta. —
Gracias, Jiyook, pero preferiría que no te metas en lo que llegue a sentir por
Taehyung de ahora en adelante.
—Jungkook. —Casi regaña la mujer, sintiéndose molesta por el trato hacia
su persona.

—¿Qué? —El Omega lo miró con reto en sus ojos. —¿Qué, Jiyook?

—¿Podrías no ser un grosero conmigo?

—Me voy. —Se limitó a decir antes de salir.

Y se arrepintió se salir descalzo poco después, porque por lo que sabía no


era un corto camino al río. Debía caminar de lado izquierdo como si fuera
de vuelta al castillo hasta que se cruzara con el río en medio del bosque.
Intentaba no pisar demasiadas piedrecillas y ensuciarse lo menos posible de
barro, pero era casi imposible. El caminó pareció eterno, y le molestaba
mucho el sol que se colaba entre los árboles para darle calor. De pronto se
escuchó el río y no pudo estar más aliviado de detenerse y sentarse a orillas
del mismo.

—Me daré vuelta para que...

—No vine a darme un baño. —Musitó el Omega.

—¿Y a qué se supone que hemos venido?

Jungkook se relamió los labios y miró su regazo, juntando sus manos sobre
él. Miró su anillo y lo acarició con su pulgar antes de levantarse y acercarse
al río. La tigresa lo miró preocupada y lo siguió cuando entró al mismo,
caminando hasta quedar en medio de este.

—Jungkook. —Lo llamó. —Vuelve.

—Este es el anillo más hermoso que he visto alguna vez. —Confesó


Jungkook con pesar. —Pero ya no significa nada.

—Vuelve, Jungkook. —Pidió Suji cuando no pudo acercarse más gracias a


la corriente que la arrastraría.

—En realidad mi vida ya no significa nada. —Se lamentó. —¿Qué se


supone que haré ahora?

—Jungkook, por favor, ven aquí. No hagas algo tonto.

Jungkook cerró los ojos y comenzó a llorar en silencio, cayendo poco a


poco de rodillas en el agua, sintiendo la misma llegar hasta su pecho y las
piedras bajo sus rodillas. La tigresa intentó ir más cerca, pero la corriente la
arrastró un poco, alejándola del Omega y amenazándola con arrastrarla río
abajo, justo hacia el mar. De repente ya no había sol, una sombra se ponía
en el cielo y en este se estrellaban estruendos. Comenzaban a caer pequeñas
gotas de lluvia y para empeorar la situación la corriente parecía ser un poco
más fuerte.

—Ay, como lo odio. —Gimoteó Jungkook, levantó su mano al aire y


golpeó el agua con su puño. —¡Kim Taehyung, te odio! —Lloró.

—Jungkook, ven. —Suplicó. —¡Vamos, Jungkook!

—Y-Ya no quiero seguir. —Lloró el menor. —Ya no quiero...

Suji rugió entonces. Un rugido fuerte y corto que se expandió por los
alrededores. Un rugido de auxilio. Maldición, deseaba que Jiyook la
escuchara y sintiera que algo iba mal. Rugio dos, tres, incluso cuatro veces
más, desesperada cuando Jungkook se inclinó poco a poco, tambaleándose
como si fuera a desmayarse y desfallecer en cualquier momento. La tigresa
dió un par de pasos cerca, de nuevo el río la arrastró, sus garras se aferraron
a suelo que a penas podía tocar. Si se acercaba un poco más la corriente la
arrastraría sin duda alguna.

—Lo siento. —Susurró.

—¡Jungkook! —Suji miró a los lados y volvió a rugir.

Jungkook negó y cubrió sus ojos con su mano derecha: —Perdóname, Tae.

Entonces sin más, de un momento a otro, se dejó llevar por la corriente y su


cuerpo se sumergió en el agua fría del río.

~•~•~

Kim Taehyung tropezó con el escalón y dió un traspié vergonzoso al llegar


a su piso. Parpadeó sintiendo un mareo y luego un dolor fuerte en su pecho
que ardió y pareció desgarrar. Gruñó y frotó la zona con fuerza, sentía ese
dolor cada día, sin embargo se estaba volviendo más fuerte que de
costumbre. Caminó por el pasillo y lo ignoró, llevando su copa a su boca y
bebiendo a tragos largos su vino. Era torpe al moverse y descuidado, estaba
por completo ebrio.

—Vaya. —Escuchó tras él.

Suficiente para detenerlo y hacerlo mirar al guardia. Se acercó a él poco a


poco, mirando su copa vacía y gruñendo. Se había terminado el vino. Con
recelo y molestia miró al hombre que lo irritaba más que haberse quedado
sin vino.
—¿Qué has dicho? —Le preguntó al guardia.

El hombre balbuceó: —V-Vi una rata.

—¿Qué piensas si te mato como a una en su lugar? ¿Uhm? —Preguntó el


Alfa molesto, tomándolo del cuello de su camisa blanca y acercándolo a su
rostro. —No murmures sobre mi, idiota. ¿Crees que soy un estúpido?

—No, Señor, yo... —El hombre apretó los labios. —De verdad vi una rata.
—Mintió. —De verdad.

Taehyung gruñó y mostró sus colmillos: —¿Tienes familia acaso?

El guardia pareció perder el color de su piel y negó.

—S-Señor, por favor.

—Responde.

—Si. —Asintió el hombre. —L-La tengo.

—Entonces será mejor que pienses en ella antes de buscarte problemas


conmigo. Porque dudo mucho que pueda sostenerse por sí sola cuando te
mate y nadie lleve el pan a casa.

Antes de que el hombre le respondiera Taehyung lo soltó y empujó contra


la pared, encaminándose a su habitación después de arrojar de manera
violenta su copa al suelo.

—Te mataría de no ser porque mi personal se ha reducido. —Gruñó el


mayor. —No les he buscado reemplazo a todos a los que he matado estás
últimas semanas.

El guardia tragó duro en su lugar, estuvo a punto de decir algo, pero se


escuchó a alguien gritar algo, palabras de alerta que se extendían por las
escaleras. Un guardia peligro y alto se saltó los último dos escalones y se
acercó a Kim Taehyung cuando el mismo le dió la cara. El guardia
respiraba de manera irregular.

—Majestad. —Hizo una reverencia leve y miró los ojos azulados. —La
tormenta empeora.

—¿Y para eso vienes?

—No, Majestad. —Negó el. —Vengo a decirle que el río arrastró a algunas
personas hasta las rocas de la playa. Están muertas o mal heridas.
—¿Cuándo las encontraron?

—Hace un rato, esperan por usted... —El Beta parpadeó en preocupación y


miró de manera extraña al Alfa. —Majestad ¿Se encuentra bien?

—¿A qué te refieres?

El guardia señaló su propio cuello y Taehyung frunció el ceño, sintiendo


algo deslizarse por el suyo. Toco la curvatura de su cuello y sintió una
sustancia líquida y algo espesa deslizarse por el. Tanteó con sus dedos,
sintiendo un par de pequeños hoyos uno no muy lejos del otro. Miró sus
dedos, mojados de sangre fresca que seguía descendiendo por la curvatura
de su cuello. Justo donde Jungkook solía alimentarse de él.

El Beta carraspeó incómodo, diciendo:

—P-Podemos esperar si quiere. —Murmuró rascando su nuca. —Haga lo


que tenga que hacer...

—No seas idiota. —Gruñó Taehyung cubriendo su herida con la palma de


su mano. —Traeme algún trapo.

—Si, Señor. —Asintió el Beta. —Vendré en un...

—Déjalo, no vayas por nada. —Taehyung hizo una mueca y sintió un dolor
fuerte en el pecho. —Vamos rápido. Debemos ver quien diablos fue tan
imbécil de estar en el río con este tiempo.

—Si, Señor. —Asintió. —Majestad, olvidé decirle que abajo están los
amigos del Omega Jungkook.

—¿De nuevo?

—Si, Majestad. Las Omega Wendy, Irene y Seulgi y el Omega Baekhyun.

Taehyung miró al guardia regañado y le mostró los colmillos.

—Que nadie entre a mi habitación. Mi Omega está descansando.

Sin decir nada más Taehyung se dirigió hasta las escaleras, comenzando a
bajarlas con el guardia tras el. Después de un rato llegó hasta el comedor
principal, en donde un par de sirvientas servían el té para cuatro Omegas.
Taehyung los miró con molestia y se acercó llamando su atención
enseguida.

—Majestad. —Saludaron todos levantándose para hacer una reverencia.


—¿Qué hacen aquí?

—Vinimos a visitar al Omega Jungkook. —Explicó Seulgi. —No ha


contestado ninguna de nuestras cartas.

—Le he dicho ya que está muy ocupado. No puede atenderlos en este


momento. —La mirada de Taehyung se dirigió a Baekhyun. —¿Qué tu
Alfa no te lo ha dicho ya?

—Majestad, mi Alfa me lo ha dicho, pero de verdad estoy preocupado. —


El rubio bajó la cabeza. —Soliamos vernos cada día, no logro
comprender....

—Está muy ocupado con cosas importantes. —Repitió Taehyung. —Él no


podrá verlos hoy. Y si me disculpan yo debo ir a otro lugar.

Baekhyun levantó su mirada para decir algo, pero se detuvo al ver la sangre
en la curvatura del cuello de Taehyung, pero el Alfa no le dió importancia a
su mirada curiosa. Omegas cerraron la boca y apretaron los labios, bajando
su mirada reprimida. Taehyung se dió media vuelta y comenzó a caminar
fuera de aquel lugar. Irene pareció sonrojaste de rabia entonces, cruzando
sus brazos bajo sus pechos y rasguñando su vestido.

—Es obvio que Jungkook ya no quiere vernos.

—Él no es así. —Defendió Baekhyun.

—¿Y cómo se supone que es? —Preguntó Wendy dejándose caer en su


asiento suavemente. —Jungkook nos ha estado evitando, ¿Viste acaso el
cuello del Rey? Es obvio que tiene tiempo para hacer esas cosas y no para
vernos a nosotros.

—Pero no tiene sentido. —Baekhyun acarició su mejilla mientras perdía la


mirada. —Pensemos un poco, ¿Jungkook estaba alimentándose de
Taehyung? Si así era no debería estar sangrando tanto la herida del Rey, se
supone que se detiene cuando acaba de alimentarse, no continúa sangrando
porque no hay marcas permanentes en los Alfas...

Seulgi frunció los hombros en desinterés: —No lo sé, tal vez está en celo.

—Sigue sin tener sentido. ¿Desde cuándo el celo de un Omega hace


sangrar a un Alfa del cuello como si nada?

—Baekhyun tiene razon. —Musitó Wendy. —Los Alfas no tienen una


marca, en todo caso sería la de Jungkook la que sangraría.

—Tal vez solo se lastimó.


—Pues a mi todo me suena a mentiras. —Baekhyun se cruzó de brazos con
molestia. —Jungkook es mi mejor amigo y no me ignoraria por quien sabe
qué. Además ¿Qué cosa tan importante podría estar haciendo Jungkook?
Han pasado meses.

—¿Qué insinúas aue hagamos? —Preguntó Irene.

—Que busquemos a Jungkook.

~•~•~

Kim Taehyung subió a su caballo en medio de la lluvia, haciéndolo correr


junto a otros cinco fuera del castillo, en dirección a la playa. El pueblo
estaba oculto dentro de sus casas, la fuerte lluvia los obligaba a estar bajo el
encierro y probablemente los hacía plantearse varias interrogantes. ¿Por
qué lluvia tan descontrolada en Abril? Era sin duda algo extraño, Taehyung
también se preguntaba que pasaba. La camisa azul cielo del Alfa se mojaba
de lluvia y sangre, el dolor en su pecho aumentaba poco a poco y con
recelo pensaba en si aquel día moriría. El dolor estaba siendo insoportable
y el mareo en su cuerpo podría tumbarlo del caballo en cualquier momento.
Pero siguió adelante, cabalgando con fuerza y rapidez entre la violenta
lluvia de aquella tarde de abril.

Antes de llegar sintió calor, muchísimo calor abrazar su cuerpo, y una


puntada de dolor en su cuello, justo en su herida sangrante. Mordió su labio
com fuerza y cerró los ojos un momento, tocando de nuevo su herida.

Tuvo que detener su caballo entonces, bajar de él cuando le faltaban pocos


metros para llegar y tomarse unos segundos. Miró a los guardias detenerse
y bajar de sus caballos, todos caminando en dirección a la playa cuando él
lo hizo. Las olas estaban casi descontroladas, levantándose a lo alto y
cayendo con fuerza en la arena. Nadie habitaba la playa, nadie más que
guardias que rodeaban una carreta llena de personas, algunas inmóviles y
otras sentadas en la misma, temblando y secuediéndose con fuerza por el
frío, muy mal heridas. Taehyung caminó en su dirección, sintiéndose
desfallecer cuando vió un cuerpo en específico bajo otros dos.

Un brazo vestido con una prenda llena de arena se estiraba fuera de la


carreta, inerte y con una línea de sangre deslizándose por su mano hasta sus
dedos, uno de ellos portando un aro dorado con una preciosa piedra rojiza
en su centro. Kim Taehyung pareció perder el aliento unos segundos,
imaginando a su Omega asfixiandose bajo cuerpos sin vida. Corrió
rápidamente hasta la carreta, empujando a un guardia y tomando la muñeca
de aquel brazo. Empujó los cuerpos sobre el Omega, uno de ellos cayendo
a la arena mientras el Alfa trataba con desesperación de liberar al portador
del anillo de compromiso que tan bien conocía.
—Jungkook. —Llamó con voz estrangulada. —Jungkook, Jung-....Oh,
Dios.

El Alfa sintió su alma caer a sus pies cuando miró el rostro pintado con
sangre de su Omega, su cuello empapado en la misma mientras que su
nariz goteaba también de color carmesí. Parpadeó atónito, pasando su mano
por la nuca del menor y levantándolo, mirando como no reaccionaba. Se
veía amoratado y lastimado, muy golpeado y rasguñado.

—¿Jungkook? —Taehyung parpadeó mirando su cabeza caer hacía atrás.


—¡Jungkook! —Taehyung miró tras él a un par de guardias que lo miraban
atentos. —¡¿Cómo pudieron dejarlo llegar hasta aquí?! —Reclamó el Alfa
volviendo su vista a la persona muerta entre sus brazos.

—Majestad, ¿De qué habla?

Taehyung respiro irregularmente y miró el rostro de Jungkook... Solo no


era él, era otra persona. Un hombre totalmente distinto. Lo soltó enseguida,
dejándolo justo en donde estaba. Sintió una mano en su hombro entonces.

—Majestad, ¿Se siente bien? —Preguntó el guardia que había avisado de


las personas del río en primer lugar. —Su Omega no ha salido del castillo,
Señor ¿Lo recuerda? —Habló fuerte por sobre la lluvia.

Taehyung inhaló con fuerza: —¿Eh?

—Majestad, su Omega esta en el castillo. —Le recordó el guardia. —Está


en su habitación ¿Lo ha olvidado? Probablemente esté durmiendo con este
tiempo. Usted mismo lo dijo.

Taehyung miró el rostro del hombre muerto de nuevo y sintió una nueva
puntada en su pecho. Miró su mano, el anillo en su dedo. Parpadeó y
exhaló su temor más grandez asintiendo.

—Si, solo me he confundido.

Su mente lo estaba volviendo loco.

—Tranquilo, su Omega está bien. —El guardia se alejó un poco. —


Debemos irnos ya, solo se empaparan más en esta lluvia y los vivos
enfermarán.

Taehyung tomó la mano del hombre muerto y le quitó el anillo con rapidez
y disimulo, apretándolo en su puño y asintiendo antes de darle la espalda.

—Tienes razón. Volvamos.


—Las familias de estas personas estarán destrozadas. ¿No lo cree,
Majestad?

Taehyung caminó junto al guardia, sintiendo como la herida en su cuello


sangraba un poco más.

—Si. —Respondió. —Eso creo.


❝Cuarentaytres❞
Round and Round — Heize.

Kim Taehyung cerró los ojos con fuerza y soltó un suspiro, su cabeza
moviéndose de lado a lado sobre la almohada y su garganta sintiendo un
malestar terrible. Su cuello dolía y goteaba sangre de un par de agujeros a
los que no le encontraba explicación, en la zona favorita de Jungkook para
alimentarse. Su respiración era lenta y preocupante, pero incluso cuando
parecía dejar de respirar tomaba una gran bocanada de aire, como si no
estuviera listo para morir. Relamió sus labios resecos y su mente viajó al
pasado, como lo había estado haciendo cada larga noche tormentosa.

—Mami, ¿Y ese bebé es niña?

La mujer de larga cabellera negra acercó su dedo índice a la manta que


cubría medio rostro del bebé en sus brazos y la arrastró suavemente hasta
su mentón redondeado. Un rostro blanquecino y con labios sonrosados se
mostró, dejando ver bien al pequeño. Taehyung tocó sus propios labios al
verlo hacer una mueca de enfado solo para que poco después su rostro se
tornara en una expresión de pura rabia mientras comenzaba a llorar. Sus
lágrimas eran ligeras sobre sus pómulos y sus mejillas se volvían rojizas
como las fresas que Taehyung tanto amaba comer. A medida de que el
carruaje avanzaba el bebé parecía más y más molesto bajo todas las
lágrimas que derramaba. Taehyung sonrió a penas.

—Es niño.

—¿Por qué llora? ¿Está triste? —Preguntó a su madre. —Mami, ¿Y si le


doy un besito?

Hyuna sonrió sin mostrar dentadura, mirando como rubio y tierno hijo se
apoyaba de su vestido para inclinarse sobre el bebé, frunciendo sus labios
sobresalientes y presionándolo sobre los labios entreabiertos del bebé. El
niño pelinegro dejó de llorar entonces, cerrando su boca bajo la presencia
de labios ajenos, buscando la forma de chupetear uno justo antes de que
Taehyung se alejara. El ojiazul miró al niño boquear como un pez fuera
del agua y sonrió. ¡Quería otro beso! Ya no estaba llorando. Entonces se
acercó y lo besó de nuevo en los labios, escuchando la risa de su madre de
fondo.

—No, Tae, tiene ganas de comer no de un beso.

—¿Ah? —Taehyung se alejó del niño y miró a su madre confundido.


El niño comenzó a llorar de nuevo, un poco más molesto que antes,
entonces Taehyung miró a su madre tirar de su vestido, justo sobre su
hombro, empujándolo hacia abajo y dejando parte de su pecho al
descubierto. Taehyung miró como acercaba al bebé a su pezón de un suave
color rosado, el cual fue poseído poco después por la boca del bebé, el
cual parecía lo suficientemente desesperado por comer. Taehyung lo
escuchó hacer un sonido ahogado una y otra vez, como si poco a poco
dejara de llorar.

—Mami, ¿Por qué es tan pequeño?

—Porque nació hace poco.

—Mira, Omma. —Taehyung señaló curioso la cabeza del niño. —Tiene


poquito pelo.

Su madre sonrió entonces: —Crecerá más.

—Está sucio. —El niño tocó con sus dedos lo que parecía ser una costra
blanca enredada en los finos cabellos negros del niño. —Hay que bañarlo.

—Está muy pequeñito, Tae.

Taehyung miró cómo su madre tomaba parte de la manta blanca del bebé y
le cubría la cabeza y parte del rostro, apegándolo más a su pecho y
abrazándolo. Después de todo era una noche fría. Taehyung tomó la
manga del vestido de su madre quqe vestía su otro hombro y tiró de ella,
dejando su otro pecho al descubierto y sentándose en su regazo para beber
de su leche también. Miró al bebé todo el tiempo, sintiendo caricias de su
madre en su cabello dorado.

—¿Iremos con Yoongi?

—Si, mi amor. Iremos con tu hermano, ¿Estás contento?

—Ujum. —Respondió él.

Taehyung se estaba quedando dormido, estuvo a nada de rendirse ante el


sueño, pero el carruaje se detuvo y la voz de su madre pareció resonar en
el lugar.

—Está muy pequeño aún.

—No sea sin vergüenza, cubra su pecho.

La voz femenina desconocida hizo que Taehyung dejara de beber del pecho
de su madre, apresurando su mirada a la ventana ahora descubierta. Una
señora joven se miraba, esta parecía algo nerviosa mientras veía a la
lejanía. Hyuna cubrió su pecho, estirando su mano para apoyarla en el
marco de la ventana, sus labios frunciéndose un poco mientras se
inclinaba más cerca y Taehyung se abrazaba a ella de su cintura, no
queriendo que se alejara.

—Necesitará que le den de pecho.

—Lo hago hasta que pueden comer otras cosas. —Aseguró la mujer fuera
del carruaje. —Después de todo no son mis niños.

—Es un bebé, por favor cuídelo lo mejor que pueda. —Pidió Hyuna. —
Después obtendrá una recompensa por su buen corazón, se lo prometo.

—Mami. —Llamó Taehyung. —¿Mami?

Hyuna llevó sus ojos oscuros al niño que no lograba comprender las
palabras de sus mayores, dándole una suave sonrisa y un acercamiento al
bebé, dejándoselo muy cerca del rostro. Taehyung miró a su madre y luego
al bebé. Parecía estar dormido, muy tranquilo y nada molesto. Tal vez si
tenía hambre.

—Despítede de Jungkook, mi amor.

—¿Se queda? Pero mamá ¿Y Yoongi cómo lo va a ver?

—No podrá, mi cielo. Él... —La mujer miró a su hijo con algo de pena. —
Él no tiene que saber. Es nuestro secreto. ¿Si?

Taehyung asintió inseguro. Su hermano lo reñía cada vez que le mentía o


hacía algo malo, pero después de todo si no se emteraba no podría reñirlo.

—Si. —Asintió finalmente.

—Entonces despídete, anda.

Taehyung miró el rostro blanquecino del pequeño bebé en brazos de su


madre y parpadeó un par de veces al tiempo que el ceño del niño se fruncía
ligeramente. El rubio se inclinó sobre el y besó su frente con suavidad, no
queriendo despertarlo para que no llorara más.

—Adiós.

Y solo porque sí le besó los labios de nuevo, sintiendo los suyos humedecer
con la saliva ajena. Sin más, su madre lo acercó a la ventana, dándole la
oportunidad a la mujer afuera de tomarlo. El carruaje avanzó entonces y
Kim Taehyung pudo ser acunado en los brazos de su madre, olvidando al
niño que seguramente no vería más nunca.

—Mírate, Kim Taehyung. Das asco.

El nombrado abrió sus ojos y se sintió sudar frío, reconociendo la voz de su


Omega muy cerca de él. Su cabeza se movió de lado a lado en su búsqueda,
tan rápido como podía, cosa que no le era sencillo en aquel estado. Pudo
mirar a Jungkook acercándose a él a paso lento, con una mirada indiferente
y tosca que lo hizo sentir escalofríos. El Omega parecía muy pulcro con su
camisa blanca y sus pantalones del mismo color, sus pies descalzos sobre la
alfombra casi se arrastraban con pereza hasta llegar al borde de la cama.
Jungkook apoyó su rodilla en la cama y se impulsó, sentándose sobre el
vientre del Alfa a casi desmayar. Sus manos pequeñas y dedos huesudos
tocaron el pecho ajeno, acariciando y subiendo a su cuello para dae suaves
toques. Tarareó algo mientras quqe Taehyung trataba de enfocar su vista en
él.

—Apestas a ebrio. —Casi escupe el pelinegro, sus ojos llenos de rabia,


pero sus manos dando un suave tacto. —Sabes cuanto me repugna que
bebas hasta ahogarte.

—J-Jungkook.

—Llámame hermanito. —Pidió el menor fingiendo una sonrisa traviesa. —


Después de todo es lo que somos.

—Mi amor...

—Lo tenías muy guardado. —Felicitó Jungkook llevando sus propias


manos a su camisa, comenzando a quitar los botones. —Eres un buen
mentiroso.

Taehyung sintió su boca pastosa y su saliva muy pegajosa, lo suficiente


como para dificultar su habla. Sus párpados caían una y otra vez mientras
veía como Jungkook se deshacía de su camisa blanca y dejaba toda su parte
superior desnuda, balanceando una sonrisa traviesa en sus labios. Se inclinó
sobre el inmovil Taehyung y mostró parte de su lengua, acariciando con
ella la punta de la nariz del Alfa para luego besarla levemente.

—También has estado usando tú pipa ¿No? Has estado buscando la forma
de despejar tú mente... —Jungkook extendió un poco más su sonrisa. —
¿Para qué si siempre vuelvo?

—N-No eres tú. —Taehyung cerró los ojos al sentir unos labios besar los
suyos, giró su rostro negándose. —N-No eres tú, no eres...
—Ah, pero claro que soy yo. Mírame, anda.

Jungkook tomó el rostro de Taehyung entre sus manos y lo obligó a verlo.


El Alfa respiraba con lentitud y pesadez al verlo a los ojos, sintiendo su
corazón muy acelerado y su cabeza lo muy desorientada.

—Hazme el amor. Dime, ¿Qué te excita más de mi? ¿Que compartamos un


lazo familiar?

—No. —Negó el mayor, su cuerpo pesado pareciendo hundirse en la cama.


—No, Jungkook...

—¿No? ¿Qué entonces? —El Omega tomó la mano izquierda de Taehyung


y la llevó a sus labios, besando la palma y lamiendo sus dedos. —Dime,
hermano mayor. Dime cuanto te gusta revolcarte conmigo.

—Cállate. —Gimoteó Taehyung sintiendo una pesada culpa en su pecho.


—Cálla.

—Imagina si nos hubiésemos criado juntos. —Los ojos de Jungkook


mostraron falsa preocupación. —¿Me amarías igual? —Jungkook sonrió a
medias, llevando los dedos de Taehyung a sus labios y acariciando los
mismos. —¿Me desearías igual?

—Basta, silencio. No eres real, no eres mi Jungkook.

Jungkook guió la mano ajena a la curvatura de su cuello, dejando caer su


cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos y soltaba un gemido al aire.
Sus caderas se movieron suavemente sobre el Alfa, un suspiro
abandonando los rosados labios del menor.

—¿Acaso no puedes sentirme, Taehyung? —Jungkook volvió su mirada al


rubio en la cama, esta tornada de gélidos sentimientos. —Soy tú Jungkook.
Anda hazme el amor, prometo ser bueno... Ahora entiendo porque preferías
ver morir a cada bebé que tuve en el vientre, tal vez hubiesen sido igual de
enfermos como tú.

Taehyung no supo como las palabras pudieron darle la fuerza que había
desaparecido de su cuerpo, pero lo hicieron, y fue cuestión de segundos
para que Jungkook estuviera acorralado contra la cama, la mano del Alfa
apretándose en su garganta y asfixiándolo con fuerza. El Omega abrió su
boca e intentó desesperadamente conseguir algo se aire, su lengua
asomándose y sus ojos mostrándose cristalizados y asustadizos. Kim
Taehyung lo miraba con creciente ira, mostrando sus colmillos y gruñendo
con fuerza.
—Mi Jungkook nunca mencionaría a nuestras hijas tan en vano como lo
has hecho tú.

—N-No son tuyas... —Jadeó el Omega apresado, su rostro tornándose


rojizo. —T-Tú no sientes mi dolor...

—¿Y tú que sabes de dolor? —Espetó Taehyung cerrando sus dedos


alrededor del cuello ajeno. —Tú que me has atormentado cada noche, tú
que juegas con mi mente y con mi sentir ¿Quién te crees para saber de
dolor? ¿Quién te crees para hablar de mis hijas fallecidas tan naturalmente?

El Omega tosió y rasguñó los brazos de Taehyung cuando el mismo lo


zarandeó con brutalidad y lo hundió nuevamente contra la cama,
ahorcándolo de la manera más brusca posible.

—Quiero que te mueras, quiero que me dejes en paz. —Gruñó el Alfa con
desespero.

Los ojos de Jungkook se mostraron tristes y decepcionados, su rostro


siendo pintado por colores fuertes y facciones deprimidas.

—¿C-Cuánto más vas a lastimarme? —Preguntó ya sin aire el menor. —A


M-Mi que te amo tanto.

Taehyung cerró los ojos, sintiéndose flaquear por unos momentos.


Momentos que se convirtieron en largos segundos en los que su fuerza
disminuyó notablemente y la respiración de Jungkook buscó volverse lo
más normal que podía. Ambos se miraron, Taehyung apretó los dientes y
cerró sus ojos con fuerza de nuevo, sintiendo sus lágrimas caer. Escuchó a
Jungkook sollozar y llorar en su lugar, y de pronto el también estaba
llorando con fuerza, parado sobre sus rodillas mientras el sufrimiento se
apoderaba de su ser. Jungkook se levantó y apoyó de sus rodillas, apegando
su mejilla al pecho de Taehyung y abrazando su cintura con suavidad.

—Te amo, Taehyung. —Sollozó el menor. —Te amo, ya deja de


lastimarme. Te amo.

El Alfa agachó su cabeza, inclinándose y acariciando con su nariz mojada


de lágrimas la cabellera suave de Jungkook, olisqueándolo mientras su
mano tanteaba tras el.

—Yo también te amo. Te adoro.

Jungkook subió su mirada, sus ojos volviéndose suaves y las lágrimas


empapando su rostro blanquecino. Sorbió su nariz con pesadez.

—Soy tú Omega.
Taehyung logró tomar la almohada en su mano y negó con su cabeza,
sintiendo como la empatía volvía a dejarlo.

—No, no lo eres.

Con un empujón echó a Jungkook sobre su espalda, escuchando su grito


ahogado cuando cubrió su rostro con la almohada. Era un poco menos
difícil si no veía su rostro mientras se quedaba sin aire y se acercaba a la
muerte, pero los gritos ahogados de sufrimiento y desespero le desgarraban
el Alma.

—No eres real. —Se convenció a si mismo.

No, era real, no podía ser real. ¿O podía acaso ser ese su Jungkook? Se
escuchó un ahogado llamado bajo la almohada, un extenso y desesperado
"¡Taehyung!" Mientras el menor pataleaba y se retorcía intentando
liberarse, sus manos buscando las del Alfa solo para rasguñarlas en un
intento tonto de liberarse de su asfixia. Taehyung sollozó y negó, apretando
con fuerza la almohada contra el Omega.

—Ya no grites, no me lo hagas más difícil. —Suplicó apoyando toda su


fuerza contra la almohada. —Ya cállate, Jungkook, ya deja de luchar.

El cuerpo del menor se arqueó y sus uñas se enterraron en la almohada,


permaneciendo asi unos largos segundos. Luego sin más el cuerpo cayó
flácido y debilitado en la cama, sin señal alguna de dolor o ganas de ser
libre. Sin embargo Taehyung permaneció un par de minutos más en su
posición, asegurándose de que no solo se trataba de un desmayo,
asegurándose de que el menor estuviera muerto.

Luego de eso Taehyung pudo descubrir su rostro, dejando la almohada a un


lado y mirando la forma en que Jungkook estaba sonrojado. Sus pestañas
caían sobre sus pómulos como cuando dormía y sus labios permanecían
entreabiertos, sin señales de dar un último aliento. El rostro de Taehyung se
arrugó en una mueca de dolor al pasar su mano por su nuca y levantarlo,
mirando las marcas de sus dedos en el cuello ahora medio púrpura que
antes había dejado. Un poco de sangre salió de la nariz de Jungkook
cuando Taehyung lo sentaba, resbalando hasta su labio y entrando a su
boca. El Alfa lo acunó en sus brazos y lo apretó contra el, acariciando con
bruscos movimientos de sus manos temblorosas el cabello azabache del
menor.

—Lo siento. —Sollozó. —Lo siento mucho, lo lamento, lo lamento tanto...

Los labios del Alfa se presionaron contra la frente de Jungkook, haciendo


que su cabeza cayera hacia atrás. Acarició sus mejillas y limpió sus labios.
Pasó su mano por su vientre desnudo y por su delgada cintura, sabiendo
bien que era todo lo que podía hacer en aquella situación.

—Perdóname. —Rogó. —P-Pero no eres mi Jungkook y voy a enloquecer


muy pronto. —Taehyung sorbió su nariz. —T-Tú lo entiendes, ¿Verdad?

Tres toques en la puerta y una voz pesada se escuchó tras ella. La


habitación se sumió en un silenció completo.

—Taehyung, necesito hablarte.

El Alfa tragó duro y se apoyó de sus rodillas para arrastrar el cuerpo sin
vida hasta su lugar en la cama, dejándolo sobre la almohada mirándolo
unos segundos más antes de besar sus labios que poco a poco se tornaban
pálidos. Taehyung se levantó de la cama y limpió su rostro, acercándose a
la puerta sin preocuparse en nada más que en abrirla. Sehun nos se tardó en
entrar, pareciendo más serio que de costumbre.

—Los guardias han logrado nuestro objetivo después de tanto tiempo.

Taehyung abrió un poco más de lo normal sus ojos sonrojados.

—¿D-De verdad?

—Así es. Siguieron muy disimulados tus órdenes.

—¿Cómo sabes que lo han logrado?

—Dijeron que les tocó ir casi puerta por puerta, preguntando a los
pueblerinos si habían visto a personas que nunca antes habían notado.
Lograron que una mujer les hablara sobre un par de hombres que
aparecieron de la nada y que estaban en una pequeña casa solo por las
noches. Dijo que tienen una actitud muy rara y que los miró robar unas
manzanas una vez.

—Podrían ser ellos. —Musitó Taehyung dando un par de pasos atrás. —


Dime en donde están, iré ahora mismo y...

—No. —Interrumpió Sehun. —Escúchame, debemos ir con calma.

—¿Calma? —Taehyung lo miró como si estuviera haciendo un broma


odiosa. —Han pasado diez meses. ¿Qué más calma quieres que tenga?

—Sé que es difícil...

—No sabes una mierda, no entiendes esto. —Taehyung gruñó y mostró sus
colmillos. —¡Hace diez meses que no veo a mi Omega!
Sehun cubrió los labios de Taehyung con su mano, recibiendo un manotazo
del mismo por tal imprudencia de su parte.

—¡Sht! Cállate, ¿Quieres que todos te escuchen? —Casi riñé Sehun. —Nos
hemos esforzado por mantener todo bajo control y tú solo gritas como si
nada. ¿Crees que la gente no sospecha ya de que Jungkook nunca se deje
ver fuera de su cuarto? Piensa un poco, Taehyung, se paciente.

—Esta noche iremos a ver a esos hombres, Sehun. —Ordenó el ojiazul. —


Ya me cansé de esperar, si continúo sin mi Omega no se cuanto más falte
para rendirme ante la locura.

—Escúchame, Taehyung. Te conozco, a penas los veas querrás matarlos y


ni siquiera tenemos la seguridad de que sean ellos. Si así es, debemos
tenderles una trampa.

—¿Qué sugieres?

—Dijiste que Jung Hoseok te mantendría vigilado, eso quiere decir que
busca aseguarse de que no estés con Jungkook, y la única forma de
asegurarse de que ellos les digan eso es que te vean con alguien más.

Kim Taehyung le dió la espalda a Sehun y caminó hasta la mesa en el


centro de la habitación, tomando su copa y bebiendo algo de vino. Suspiró
luego, tallando sus ojos.

—Tienes razón, ellos no se irán hasta que comprueben que no estoy con
Jungkook. —El rubio le dió frente al Alfa y chasqueó su lengua. —Esto es
lo que haremos; Vayamos a donde están esta noche, fingiré pasear con
alguien y harás que ellos lo vean.

—No creo que sea suficiente. Debes hacer algo más drástico si quieres que
ellos crean...

Taehyung perdió la mirada en algún punto de la habitación y parpadeó un


par de veces, desconcertado.

—¿Cuál es tu plan?

—Ellos deben conocer quien es el Rey de Seoul primero, que conozcan tu


rostro antes de verlo involucrado sentimentalmente con alguien más.

Taehyung apretó los labios con fuerza.

—Bueno.
—Descansa entonces. —Sehun miró la habitación por completo, la cama
desordenada y algunos cristales en el suelo. —Este lugar esta hecho un
desastre. Enviaré a alguien.

—Ya es muy tarde, mejor vete.

Sehun asintió: —Si, mejor me voy. Baekhyun está en casa bajo llave. Debe
estar paranoico. Te veo mañana a las siete, date un baño, por amor a Dios.

—Vete al diablo. —Culminó la conversación Taehyung.

El Alfa pelinegro salió de la habitación y Kim Taehyung dirigió su mirada


a la cama, suspirando al no ver el cuerpo sin vida en su cama.

~•~•~

—Suji, ya deja de seguirme.

—Ir al pueblo no es una buena idea, ¿Qué quieres lograr con eso?

Jungkook sustuvo su arco y frunció los hombros, estirando su mano hasta


atrás para tomar un flecha de su pequeño saco colgante en su espalda. La
posicionó en el arco a medida de que caminaba por el bosque, siendo
seguido por la tigresa.

—Solo quiero ir.

—No está bien todo esto, debes volver a casa, ahí estarás a salvo. Tú marca
continua sangrando.

—Y continuará sangrando, Suji.

Jungkook se detuvo un momento gracias a un mareo y cerró los ojos,


tambaleándose y tocando su cabeza. Después de parpadear un par de veces
pudo continuar, escuchando un gruñido de Suji poco después. A pesar de
todas las advertencias que la tigresa le daba decidió seguir adelante,
sabiendo que tenía un largo camino al pueblo aquella mañana.

—Ya tengo diecinueve, puedo cuidarme solo.

—¡Pero si eres un niño! ¿Saben cuánto camino tienes delante de ti?

—Si, Suji, el que intentas impedirme. —Jungkook desvió sus pasos para
alejarse de la tigresa.

La misma gruñó con molestia y lo siguió, no pensando en dejarlo solo.


—Vamos a cazar. Juntos lo hacemos muy bien.

—No tengo ganas de manchar mis flechas con sangre hoy, además no
tengo hambre.

—¿Y Jiyook? ¿No crees que ella llegue a tener hambre?

—¿No crees que no soy lo suficiente estúpido como para no darme cuenta
de que se va al castillo por las noches?

Suji calló por un momento, mirando como Jungkook se detenía


abruptamente y la miraba con rabia. El Omega resopló y pateó una piedra
del suelo.

—¿Por qué crees que le rechazo toda la comida? ¡Se que ella va al castillo!
¡Se que ella va con él!

—Jungkook, no es así.

—Claro que lo es, lo sabes, te vas con ella. —Jungkook apretó los dientes.
—La acompañas mientras me creen dormido.

Suji dudo en hablar, pues la habían dejado al descubierto.

—Solo intento cuidarla mientras va al castillo, no puedo y impedirlo y tú


tampoco, Taehyung no le ha hecho nada a ella...

—Entonces pídele que deje de ser una hipócrita mentirosa y vayanse juntas
con Kim Taehyung.

—No seas infantil. —Pidió Suji mientras el Omega le daba la espalda y


continuba con su camino. —Ella debe extrañarlo, además no va cada
noche. Jungkook. Jungkook.

Pero el Omega no respondió, continuó su camino sin importarle lo que


pudiera decir la tigresa, ignorando cada palabra. El camino fue largo, casi
eterno y Jungkook estuvo a punto de rendirse, pero las primeras casas
comenzaron a verse. Decidió ocultarse, siempre yendo a las pocas sombras
en plena mañana y no dejando ver su rostro. ¿Por qué querría que aquellos
que una vez lo vieron a un lado del Rey como su Omega ahora lo miraran
como un vago? De nuevo. A medida de que caminaba entre los lugares
menos concurridos, escuchaba un alboroto, como si algo estuviera pasando
cerca. Vió un par de cajas de madera detrás de la casa por la que pasaba, no
dudó en apilarlas y subir, tambaleándose por lo débiles que eran.

—Jungkook.
—Cállate, Suji, o alguien va a escuchar. —Musitó el pelinegro tratando de
impulsarse para subir al techo de aquella pequeña casa.

Con mucho esfuerzo logró treparse al techo del lugar, mirando como una
multitud se reunía en las calles, murmurando y mirando como un carruaje
se detenía en el lugar. El carruaje del castillo.

—Taehyung... —Susurró Jungkook.

—Jungkook, baja ya, por favor.

Jungkook se apegó lo más que pudo al techo, mirado como la puerta del
carruaje se abría y dejaba salir al mismísimo Rey de Seoul. Y Jungkook
odiaba pensarlo, pero se veía precioso aún desde su poco cercanía. Se veía
limpio y serio, se veía sereno e indiferente, se veía como la vida y la
muerte, el cielo y el infierno. ¿Por qué? ¿Por qué Kim Taehyung era más
que la perfección incluso cuando era el mismo demonio? Jungkook perdió
el aliento un momento, pero pudo recuperarlo con la sorpresa de ver a
Taehyung tenderle la mano a alguien dentro del carruje.

Portaba un vestido blanco, pomposo y grande. Su cabello castaño caía en


ondas gruesas hasta su pecho pronunciado bien cubierto y su piel era de un
color canela brillante. La hermosa mujer tomó la mano sin soltarla,
sonriendo a todo aquel que caía bajo su mirada. Lo primero que pensaron
los pueblerinos es que era bella, al parecer simpática y gentil, pero
Jungkook solo podía verla en rojo, rojo ira, rojo de celos, rojo de venganza.
Taehyung caminó junto con ella, las personas abriendo paso, la multitud
haciéndose cada vez más grande mientras todos murmuraban sobre la
nueva Omega del Rey. ¿Estaban ya casados? ¿Por qué ella vestía como si
de un matrimonio se tratara? ¿Era ella una princesa? ¿Quién era? ¿Cuál era
su nombre?

A Jungkook no le importaba, solo podía ver su mano tomando la de


Taehyung. La misma mano que Jungkook se resistía a tomar en público por
prudencia. La misma mano que lo había tocado cientos de veces.

Jungkook odió a esa mujer, así que no dudó en posicionar su flecha y


posicionarse sobre sus rodillas.

Suji rasguñaba la pared desde abajo, llamando en susurros discretos.

—Jungkook, ya baja. ¿Qué haces?

—Maldito infeliz. —Susurró el Omega con lágrimas en los ojos. —Maldito


traidor... Maldito Kim Taehyung. ¿Cómo pudiste?

—Jungkook. —Insistió Suji de nuevo.


Pero Jungkook no pensaba en bajar. Pensaba en el rojo y en como quería
manchar aquel hermoso vestido de aquel tono. Así que dejó ir su primera
flecha, esta clavándose veloz en el estómago de la mujer.

Su sonrisa se convirtió en una mueca de dolor y sorpresa, sus piernas no


tardaron en fallar y Taehyung no dudo en sostenerlo bajo sus brazos.
Jungkook no lo dudó, disparó otra flecha. Luego otra, ambas clavándose en
el pecho de la mujer cuyos ojos se volvían blancos antes de que sus
párpados cayeran. El pueblo comenzó a gritar horririzado mientras la mujer
caía al suelo mientras Kim Taehyung buscaba el responsable de aquello
con su mirada. Jungkook posicionó otra flecha, listo para clavarla en el
pecho del ajiazul.

Pero le falló el balance y cayó de espaldas, la nada tras él sintiéndose


aterradora al caer. Elevó un grito cuando su cuerpo chocó con el blando de
la tigresa, chocando luego con el duro suelo, su cabeza siendo golpeada.
Escuchó la voz de Suji, incluso escuchó la de muchos otros lejos de él, pero
estaba mareado y desorientado, más no lo suficiente.

Solo pudo levantarse y comenzar a correr lejos del pueblo, dejando las
pruebas de su crimen detrás de aquella casa.
❝Cuarentaycuatro❞
In the Name of Love — Bebe Rexha.

Jiyook presionó el pañuelo con fuerza en la curvatura del cuello del menor,
tratando de manera desesperada de que la sangre dejara de fluir de una
manera tan terrorífica.

—No había sangrado así nunca. Oh, Dios mío ¿Qué hago? Se va a
desangrar. —Susurró la mujer mientras el pañuelo se empapaba por
completo de sangre, mojando sus dedos.

Jungkook sollozó, indiferente a su sangrante marca, derramando lágrimas y


lágrimas mientras que su cuerpo se hacía pesado contra la cama. La sangre
corría por su cuello mojando la cama, su camisa también estaba manchada
y la sangre no parecía parar nunca. Pero no era la sangre lo que le
importaba, era el dolor en su pecho que se conectaba con el dolor en su
marca, juntas creándole gran tristeza y sufrimiento.

—¿Por qué no solo se rompe el lazo? —Lloró él. —¿Por qué no solo
desaparece? —Chilló sacudiéndose de dolor.

—T-Tranquilo, mi niño, encontraré la forma de detenerlo, y-yo voy...y-


yo...

Jiyook, asustada, busco algo más que pudiese cubrir la marca, mientras la
sangre continuó brotando y mojando la cama. Jungkook posó su mano en
su marca, mojando sus dedos mientras gimoteaba de dolor. Hacía ya
semanas que sangraba, había asumido que el lazo con Taehyung se rompía
de esa forma, pero desde que había ido al pueblo hacía ya un mes y visto la
traición de Taehyung había empeorado, aquel día parecía incluso que su
muerte sería a causa de desangrarse. Sin embargo dudaba que su marca
diera señales de desaparecer, tal vez no era por desaparición, quizá era por
necesidad, y Jungkook tenía tanta necesidad de su Alfa que lo odiaba con el
Alma.

—Maldito Kim Taehyung. —Gimió con dolor. —¡Maldito, maldito,


maldito!

Jiyook, quien tomaba una camisa de una cesta dió un pequeño salto de
susto, girándose para ver al Omega que pataleaba en la cama con rabia, su
rostro tornándose rojizo a medida de que soltaba gritos de dolor e ira.
—¡Lo odio, maldito traidor hijo de puta! ¡Lo odio, lo odio con toda mi
miserable vida! —Gruñó tomando su almohada y tirando de ella con su
manos para romperla.

—Jungkook, por favor, cálmate, recuéstate, por favor. —Suplicó ella


mientras juntaba sus manos frente a su rostro en modo de oración cuando el
Omega se sentó en su lugar, goteando sangre. —Por favor, mi niño, por
favor, no te lastimes.

—Él es el único que está lastimándome. —Aseguró cubriendo su herida


con su mano, parpadeando un par de lágrimas antes de que su rostro se
pintara de ira pura. —¡Él me traicionó! ¡El me dejó aquí solo! ¡El me echó
como basura y se consiguió a alguien más! ¡Se consiguió a una Omega
como si ya no me recordara más!

Jiyook se arrodilló frente a el, queriendo tomar sus manos cuando


Jungkook reflejó gran tristeza en sus ojos, pequeñas cascadas de lágrimas.

—Y tú seguramente lo sabías todo.

—N-No, Jungkook, escucha, yo no... —Jiyook capturó una de sus manos,


queriendo explicarse. —Yo solo...

—Sé que lo buscabas por las noches, sé de donde traías comida y ropa. —
Jiyook jadeó cuando Jungkook apretó su mano con fuerza. —Como si ya
no fuera humillante para mi ser desechado...

—J-Jungkook. —Jiyook cerró sus ojos cuando el apretón se volvió


demasiado fuerte, muy fuerte para un Omega. —Jungkook, suéltame.

—También eres una traidora como él, solo se están burlando de mi juntos.
—Lloró Jungkook inclinándose para murmurarle más de cerca. —Solo
quieren jugar conmigo.

—Mi niño, cálmate ¿Si? Por favor, pasó hace ya hace tiempo, deberías...

—¿Dices que ya no debería doler? —Preguntó el Omega con un brillo


diferente en sus ojos, torciendo el gesto. —¿Dices acaso que no tengo que
estar enojado solo porque... Pasó hace ya tiempo?

Jiyook soltó un chillido cuando su mano palpitó de dolor, tronando en un


sonido preocupante que la llevó a soltar un pequeño grito de dolor.
Comenzó a forcejear.

—¡Jungkook suelta! ¡Por favor, Jungkook! ¡¿Qué te sucede?!


—¿Qué me sucede a mi? ¡¿Qué le sucede a él?! ¡¿Qué te sucede a ti?! —
Jungkook apretó los dientes. —¿Cómo es que lo apoyas aún después de
esto? ¿Aún después de que se consiguió a alguien más? ¡E-Esa Omega!
¡Esa Omega que presentó ante todos! —Jungkook soltó a Jiyook, está
cayendo sobre su trasero y arrastrándose lejos. —¡No me arrepiento de
haberla mandado al infierno!

Jiyook sintió como si su corazón se detuviera unos pocos momentos antes


de acelerar sus latidos con fuerte rapidez. Hubo unos largos segundos de
silencio en el que los ojos de Jungkook no abandonaron los suyos. La
preocupación mezclándose con los nervios de Jiyook, su cuerpo
sacudiéndose en un leve escalofrío que la hizo sollozar. Debió escuchar
mal, definitivamente.

—¿A-A qué te refieres? —Musitó ella.

Jungkook arqueó una ceja y la dejó caer, otras lágrimas abandonando sus
ojos.

—A que la maté.

—N-No. —Negó la mujer. —T-Tú no eres así, tú no eres capaz...

—Yo tampoco me creía capaz. —Susurró el menor cubriendo sus ojos con
su mano limpia. —P-Pero ella vestía de blanco, ella tomó su mano...

—Jungkook, escúchate. —Pidió Jiyook inhalando bruscamente. —N-No


hablas enserio.

—Yo iba a ser su esposo. —Se señaló. —Yo.

—¡Jungkook!

—¡Tú no entiendes! —Gritó el menor con dolor. —¡Tú no entiendes lo que


es pensar en él con otra persona! E-Ella lo tocaba y se veía orgullosa, ¡Yo
no podía permitirlo! No podía permitir otras manos sobre Kim Taehyung.

—Jungkook...

Jiyook suspiró decepcionada, aterrada, paralizada y algo más. No podía


definir lo que sentía, no podía definir lo que todo aquel tiempo le había
hecho a Jungkook.

Con voz quebrada y ojos vidriosos Jungkook sollozo:

—El es mi Alfa, de nadie más. Solo puede ser mío, solo puede sostener mi
mano, solo puede tocar mi piel, solo puede besar mis labios. —Lloriqueó
negando con su cabeza. —Solo a mi puede llamarme su Omega. Solo a mi
puede adornarme con un anillo de matrimonio. ¡Solo yo puedo estar en su
vida, nadie más!

—Jungkook...Esto es...Esto está mal.

—¿Y? —Inquirió el menor. —No te lo pregunté.

Jiyook retrocedió a rastras una vez más cuando Jungkook se levantó de la


cama y se inclinó para tomarla del brazo, obligándola a levantarse y
caminar en dirección a la puerta.

—¡Vete! ¡Vete y dile! —Le ordenó el con rostro sonrojado. —Dile que no
permitiré que nadie esté a su lado nunca, dile que lo odio y que mientras yo
viva nadie más podrá amarlo con libertad. ¡Anda dile!

Jiyook tropezó con el empujón del Omega para echarla de la cabaña,


mirándolo respirar con dificultad mientras su pecho subía y bajaba.

—Y no vuelvas. —Ordenó. —Nunca.

—Pero Jungkook...

—No quiero volver a verte. —La interrumpió. —Déjame tranquilo y vete


con él. ¡Lárgate!

Jiyook apretó los labios y juntó sus manos sobre su pecho, retrocediendo
paso a paso, consciente de que Jungkook hablaba lo suficientemente
enserio como para obligarla a hacer lo que quisiera. Lo suficiente quizá
para matarla de hacerlo enfadar más, porque en el fondo Jiyook ya no
reconocía a Jungkook, ya no sabía de qué era o no capaz de hacer o sentir.
Ya no era más el inofensivo y rebelde niño que había llegado una vez al
castillo. Eso la hizo sentir muy triste, porque de nuevo sentía que había
fallado en la crianza de otro niño. La decepción cubrió su cuerpo y no evitó
bajar la mirada mientras Jungkook azotaba la puerta y ella se daba media
vuelta para emprender su camino de vuelta al solitario castillo Kim.

~•~•~

Taehyung no entendía porque aquellos hombres no se iban de una vez.


Sehun se había encargado de que lo vieran con aquella mujer en las calles
del pueblo, pero incluso después de aquel momento ellos seguían en el
reino. Los habían vigilado entre las sombras, mirándolos solo escribir y
escribir cartas para luego irse muy de madrugada a las fronteras, evitando
ser vistos por los guardias y entregándoselas a alguien que salía en un
caballo a una dirección que no parecía ser la de Kusan. ¿Sería acaso que
saltaban de un reino a otro para llegar a su destino? No lo sabían con
certeza, pero no podían darse el lujo de ir de frente con el par de hombres,
debían esperar y esperar hasta que ellos decidieran irse de Seoul. Luego de
ello Taehyung se encargaría de que jamás volvieran y podría tener a su
Omega de vuelta al fin.

Kim Taehyung miró el arco que tomaba entre su mano, tallado de mala
gana y algo torcido. El mismo con el que habían disparado la flecha que
mató a la mujer que lo acompaña aquel día de su plan. Los guardias lo
habían encontrado tras una casa, incluso estuvieron a punto de apresar a los
habitantes de aquel lugar como culpables de la muerte de aquella Omega,
sin embargo Taehyung lo impidió. El sabía bien que había un único
culpable, y nunca lo haría pagar por aquella muerte. ¿Cómo pudo él saber
que fue Jungkook? Bueno, ¿Cómo no? ¿Quién más tendría ganas de atentar
contra aquella inocente mujer aquel día? Nadie, nadie más que Jungkook.
Además, Taehyung sabía bien que el arco y la flecha eran como un
distintivo para su Omega, lo sabía bien desde que lo había enseñado a
utilizarlo.

Miró el arbusto con rosas blancas casi marchitas y suspiró, acariciando con
sus dedos el césped del suelo en el que se sentaba. Las cinco mariposas que
siempre lo recibían en aquel lugar revolotearon a su alrededor y alrededor
del arbusto.

—Mamá estará muy pronto en casa. —Aseguró en medio del silencio,


bajando la mirada levemente. —Sé que lo he dicho ya muchas veces por
mucho tiempo, pero prometo que pronto volverá.

Su mano se estiró hasta una de las rosas casi muertas y la acarició,


inclinándose para olisquear su aroma algo amargo.

—El agua no esta funcionando para ustedes ¿Uh? —El Alfa parpadeó y
mordisqueó su labios con impaciencia, soltando un suspiro después. —
Entiendo, a mi no me funciona nada últimamente.

Una de las mariposas se posó en su nariz, revoloteando con suavidad y


luego volando alrededor de su cabeza. Taehyung curvó una sonrisa.

—Apuesto a que su madre tendría un completo ataque al ver este lugar.


Pero con todo el amor que les tiene quedaría en perfectas condiciones muy
rápido...

Taehyung cerró los ojos y suspiró con pesadez, apretando sus ojos y dientes
con doliente ardor en su pecho.

—Lo extraño. Lo extraño muchísimo. No debería derrumbarme así ¿Eh?


Debería estar allá afuera de cacería con ese par... —Gruñó. —Pero solo
puedo esperar...Y lo lamento tanto, niñas...
~•~•~

Jungkook paseó por el bosque, el frío de noviembre azotando su rostro con


fuerza mientras buscaba con una afilada rama en mano un animal de
considerable tamaño que cazar. Aunque Jungkook no era bueno en la caza,
a veces y con suerte cazaba uno que otro conejo, o algún zorrillo
descuidado, pero el no comía zorrillo entonces debía conformarse con fruta
de algún árbol y plantas para mantenerse en la línea de la decencia
alimenticia. Y no era como si Jungkook hubiese comido pollo y pan toda su
vida, con maíz y cosas calientes que le llenaban el estómago y lo hacían
sonreír de felicidad. Se había mal acostumbrado en el castillo, pero antes ya
había pasado hambre y aquellos meses se había tenido que acostumbrar a
un estómago a penas lleno como en sus días de soledad y crecimiento.
¡Bah! Como si necesitara comida caliente y riquísima, ¡Como si necesitara
pan de jengibre o galletas! ¡Leche o pan! ¡Como si necesitara el pescado y
budín que tanto amaba comer! Los anhelaba, ¿Y a quién engañaba? Los
necesitaba muchísimo. ¡Que delgado estaba! ¡Que penoso se veía! Cuando
su cuerpo y apenas tomaba algo de carne en el castillo ¡Fuas! Afuera y puro
hueso de nuevo. Pero bueno, así era la vida y Jungkook siempre la había
enfrentado de una manera u otra. Aquel día específicamente con una
sangrante marca y un dolor de cabeza terrible, para completar y como toque
final un llanto incesante por las injusticias de su vida. Jungkook nunca
había sido muy maduro, mucho menos al tratarse de llorar, así que ¿Qué
más daba? Lloraría cuanto pudiera, igual nadie estaba alrededor para decir
algo, había mandado a Suji por otro lado, así que más solo no podía estar.

Caminó limpiando sus ojos e hipando como un niño desolado, ¿Cuántas


veces más iba a llorar por Kim Taehyung? Ni siquiera iba a poner un
límite, sabía bien que podría llorarlo incluso años.

Escuchó algo, pasos arrastrándose en algún lugar cercano. Jungkook tensó


su cuerpo y estuvo atento, mirando como detrás de un árbol se asomaba un
distraído zorro.

Eran astutos, Jungkook lo sabía por la cantidad de veces que había tratado
de capturarlos, pero tenía hambre y debía hacer un intento. Dió pasos
sordos a su dirección, empuñando su arma y respirando hondo. El zorro
logró mirarlo y Jungkook se detuvo enseguida, tratando de disimular su
intenciones sin éxito, el zorro corrió lejos.

Se maldijo un par de veces y dejó caer su rama al suelo, escuchando un


estruendo del cielo. Poco después comenzaron a caer gotas y gotas de agua
fría.

Jungkook debí volver, de nuevo, sin ninguna presa que llenara su


estómago.
~•~•~

Diciembre traía consigo las nevadas más fuertes y frías, pero para suerte
del par de Alfas que se sumergían en el frío de las sombras de la noche en
busca de un par de Betas desgraciados no había aún una tormenta, de otro
modo todo su seguimiento estaría arruinado. Por la ventana veían
claramente como los dos hombres guardaban sus pocas pertenencias en un
saco, ambos hablando lo suficientemente alto como para que Taehyung y
Sehun escucharan.

—Al fin nos vamos de este maldito lugar.

—De maldito no tiene nada, a mi me gustó. Me parece más tranquilo que


Kusan. —Respondió el contrario a él.

Sehun hizo una seña con su cabeza mientras miraba a Taehyung casi
mostrar su rostro en la ventana, instándolo a retroceder un poco. El rubio
asintió con pereza, sus ojos rojizos y su rostro algo sonrojado hicieron a
Sehun rodar los ojos al cielo. Ese Alfa nunca dejaba de beber.

—Fíjate que estaría más tranquilo en mi casa, en mi cama. —Aseguró el


primer hombre peinando su largo cabello castaño fuera de sus hombros. —
Y no aquí con la presión de saber que pasa dentro del maldito castillo este.
Jung Hoseok debería saber que no es fácil saberlo, el vive en un castillo,
sabe que no es fácil entrar, ¡Aquí es imposible!

—Ya deja de quejarte, nos vamos. —Calmó su compañero. —Ya avisamos


todo lo que sabemos, no hay ningún Omega con el Rey de Seoul. Solo una
difunta Omega que asesinaron en las calles. Qué tristeza, era tan linda...

—Si, muy guapa.

—El Rey también es guapo.

—Eh, ¿Qué te pasa, Eunwoo? —Casi ríe el hombre de largo cabello.

—Nada, solo digo. Entre guapos se entienden ¿No? Bueno, se entendían. El


punto es que investigamos ya lo que Hoseok quería investigar. No hay un
Omega en la vida del Rey. Además buscamos a ese tal Jungkook,
¿Recuerdas?

Kim Taehyung abrió sus ojos de golpe al escuchar la mención de su


Omega, tensando su cuerpo e imaginándose miles de escenarios en los que
Jungkook era herido, secuestrado o arrastrado a Kusan.
—Si. Se lo tragó la tierra creo, porque no encontramos a nadie parecido a
su descripción.

—Tal vez Kim Taehyung lo mató.

—Si, tal vez. Está demente igual que sus antepasados, no me sorprendería.

—A mi tampoco.

Sehun asomó un poco más su cabeza, parpadeando en confusión cuando las


luces de las velas fueron apagadas. La puerta de la casa se abrió y ambos
hombres se aproximaron a salir.

—Hora de irnos para siempre, ¡Al fin!

Taehyung y Sehun se apresuraron a seguir a los hombres, muy de lejos,


mirándolos subir a un par de caballos y cabalgar con rapidez a lo que ellos
sabían eran las fronteras. Sin dudarlo ambos Alfas se transformaron
mientras corrían en su dirección, persiguiendo al par de Betas que se
alejaban del lugar. Corrieron por la oscuridad de Seoul, el frío azotando su
pelaje y sus narices soltando humeante aire frío.

Luego de una carrera casi interminable lograron llegar a las fronteras,


ocultándose tras un par de árboles mientras veían bajar a ambos hombres
de aquellos caballos. Pero había una tercera persona, dándoles frente en un
caballo negro que no tardó en abandonar. Su capa negra se cernía sobre su
cuerpo, cubriendo su cabeza y casi la mitad de su rostro mientras que el
otro par de hombres se limitaban a subir a aquel caballo negro ambos,
partiendo lo antes posible. El misterioso hombre tomó uno de los dos
caballos abandonados y sin mucho rodeo subió al mismo, golpeando sus
laterales con sus tobillos y haciéndolo cabalgar.

Taehyung olfateó antes de que este comenzara su entrada a Seoul. Un Alfa.


¿Un Alfa proveniente de Kusan? Taehyung gruñó profundamente cuando
este comenzó a alejarse de ellos, pasándolos por alto por su escondite.
Taehyung y Sehun no tardaron en seguirlo por los bosques de Seoul,
sorprendiéndose al solo verlo bajar del caballo en un punto muerto y
echarse en el suelo junto al animal. Taehyung intentó ver su rostro desde su
lejanía, pero no ayudaba que apoyara su espalda de un árbol y dejara caer
su cabeza hacía abajo, pareciendo quedarse dormido.

Era un Alfa, entonces no podían arriesgarse a ser descubiertos. Así que


entre susurros acordaron que Sehun vigilaría mientras Taehyung volvía al
castillo por ropa y su espada, preparado para enfrentar a la nueva escoria
que habitaba en su Reino.

~•~•~
Jungkook apuntó con temor a la mujer a solo metros de él, bajando la
guardia al reconocer el rostro de la misma y el lobo que venía tras ella.
Suspiró con fuerza, sintiendo alivio y el corazón descontrolado.

—Greta. —Musitó con voz temblorosa.

—Majestad. —La mujer con gran capa roja y vestido gris hizo una
reverencia en la que casi se arrodilló en el suelo, sin subir la mirada. —
Hace muchísimo tiempo que no lo veía.

—Si, hace mucho. —Cooncordó el Omega.

—¿Qué hace rondando por el bosque a tan altas horas? —La mujer
parpadeó con ojos claros como una nuez, volviendo a su posición, sus ojos
iluminándose levemente. —¿Buscaba algo?

—Solo intentaba cazar algo.

—Kino puede. —La mano de la mujer acarició la cabeza del lobo, este
moviéndose rápidamente muy lejos de ellos. —¿Hay algo más en lo que
pueda ayudar?

Jungkook sonrió un poco en agradecimiento, pero su sonrisa se volvió


amarga y menos amable. Suspiró de nuevo sin poder evitarlo, sintiéndose
muy vulnerable.

—N-No lo sé.

—¿Por qué está en tan malas condiciones? —Greta se acercó un poco a el,
bajando el gorro de su capa y dejando su cabello al descubierto. —¿Le
ocurrió algo? ¿Otra vez esas brujas han vuelto?

—No, no, nada de eso.

—¿En dónde está el Alfa?

Jungkook parpadeó sin saber que responder, ¿La verdad o la mentira?


Porque él odiaba su verdad.

—El no está ahora.

—Oh... —Ella asintió levemente. —¿Pero por qué tan triste?

Jungkook perdió la mirada y suspiró con pesar, dejando que sus lágrimas
salieran de sus ojos.
—¿Estar solo no es suficiente razón para estar triste?

—No está solo, Majestad. Aquí estoy yo.

—Ya no soy tú Majestad. En realidad no estoy seguro de si alguna vez lo


fuí... —Jungkook se dejó caer suavemente en el suelo, sentándose en el. —
Mi Alfa y yo...Ya no estamos juntos.

Greta dió pasos suaves a su dirección, acompañándolo en su asiento y


mirándolo con atención. Jungkook se limpió las mejillas y apretó los
dientes.

—Ya no debes hacer reverencias.

—Mientras viva usted siempre tendrá a alguien de rodillas para servirle,


Majestad. —Aseguró ella con sonrisa tímida. —Si este Reino no va a gozar
de su Reinado no importa, pues nuestra tierra es mejor y usted siempre será
el Rey ahí.

Jungkook negó con poca energía, su mano yendo a su cabello para peinarlo
o al menos hacer un intento de ello.

—No entiendo.

—Dígame que no logra entender.

—Sigues tratándome de esa manera...De la misma manera en la que Suji


me trata. ¿Por qué? ¿Quién puede barrer las dudas en mi cabeza de una
vez? Ya no sé quien es este Jungkook...

Greta sonrió a penas, asintiendo y juntando sus manos sobre su regazo.

—Usted es Jungkook, Majestad. El ser más poderoso en la tierra, ¿No sabe


eso ya?

—Por favor...Empecemos desde el principio, no quiero confundirme más.

—Usted es un Cheskar, Majestad. Tal vez el último en este mundo.

—¿Qué es un Cheskar?

—Es un brujo. El brujo mayor. —Greta mostró una sonrisa feliz. —El
brujo más poderoso, y sé que usted no es malo. Eso me hace tan feliz,
Señor...

—¿Por qué debo ser yo el brujo mayor? —Jungkook pareció triste con
aquello. —¿Por qué no solo soy un Omega?
—Padre o Madre, uno de los dos fue defectuoso.

—¿A qué te refieres? —Jungkook frunció el ceño.

Greta mostró las palmas de sus manos, moviéndolas de arriba a abajo


mientras se refería a uno y otro.

—Madre o Padre Cheskar tuvo que ligarse con un no Cheskar.

Jungkook cerró los ojos: —No comprendo. Yo no debí nacer, los brujos no
pueden tener bebés.

—Los brujos no podemos tener bebés. —Cooncordó Greta tocando su


pecho, su mano libre tomando la mano de Jungkook. —Los Cheskar si.

Jungkook sintió su corazón latir con rapidez y su respiración colarse fuera


de su cuerpo. Tomó una bocanada de aire con rapidez y miró a los lados,
como si alguien pudiera escuchar aquella conversación y usarla en su
contra. Miró a Greta a los ojos, apretando su mano.

—¿Qué quieres decir? Mi madre era una bruja. Hizo un hechizo para
embarazarse, murió al tenerme...

—Su madre no pudo embarazarse si no era una Cheskar. Una bruja no


puede hacer un hechizo y quedar embarazada.

—Pero de hacerlo con aquel libro, aquel libro malo que quemé...

—No. —Negó Greta. —No se puede, el libro está lleno de mentiras y


falsas promesas que solo vuelven miserables a los brujos y humanos.

—Pero eso no tiene sentido, Suji me lo dijo, mi madre era una bruja que no
podía concebir, ella uso un hechizo. —Explicó con rapidez. —M-Mi padre
era una Alfa, ella quería...

—Tú padre no era un Cheskar, entonces no podía embarazar a su madre. Si


una Cheskar intenta embarazarse de alguien que no lo es, es casi imposible.
—Explicó Greta con paciencia. —Asimismo si un Cheskar intenta
embarazar a alguien que no lo es. Solo entre Cheskars pueden formar
familias de linaje puro, de otro modo...

—De otro modo serían defectos... —Completó Jungkook en un susurro, sus


manos tomando su propio rostro en consternación. —Como yo.

—Usted es un milagro, Majestad.


—¿Cómo dices eso? —Jungkook negó con los ojos quebrados. —Greta,
soy una raresa, no puedo ser completamente Omega o completamente
brujo... Maté a mi madre al nacer porque ella no podía tenerme.

Greta elevó su dedo índice y habló de nuevo, deteniendo las palabras de


Jungkook.

—Su madre no pudo morir trayéndolo al mundo. Embarazarse de una Alfa


se le hizo posible de alguna manera, pero un embarazo no es imposible
cuando ya se ha concebido.

Jungkook sintió su boca seca, relamió sus labios y parpadeó, intentando


procesar lo dicho.

—¿Dices que mi madre no murió por el parto?

—Una Cheskar no muere de un parto, eso no es normal. Las Cheskars son


fértiles y muy buenas en la labor de dar a luz.

—Pero Suji me dijo... —El Omega perdió el hilo de voz. —Ella me


dijo...Ella... ¿Mintió?

Greta bajó la mirada en medio de sus pensamientos, sus labios rosados


apretándose levemente.

—Si le ha mentido ha deshonrado a su Rey. Usted merece saber la verdad.


Es un Cheskar, Rey supremo. Si desconoce su pasado ayudaré a
descubrirlo, pero por favor no crea en mentiras, crea en la verdad que lo ha
traído hasta aquí. —Pidió Greta. —Si su madre murió no fue por el parto, y
si ella logró embarazarse de un Alfa entonces es un milagro, usted es un
milagro, Majestad.

Jungkook parpadeó lágrimas de dolor y enojo, queriendo gruñir al confesar.

—Perdí a cinco bebés. —Susurró. —Mis embarazos, todos perdidos...

Greta reflejó tristeza en su rostro y pesar en su voz.

—Lo siento muchísimo, Majestad. Usted no merece tales sufrimientos. Su


Alfa es el culpable de ello.

—¿Es porque no es un Cheskar? —Preguntó Jungkook queriendo sollozar.


—¿O es porque yo no soy lo suficientemente Omega?

—Es complicado saberlo, usted parece pertenecer a ambos mundos,


Majestad... —Greta mordió su labio inferior con inquietud. —Pero si me
permite indagar, usted ha dicho que perdió embarazos, significa que logró
concebir con aquel Alfa ¿No es así?

—S-Si. —Asintió Jungkook. —Mi embarazo más largo han sido solo unos
meses... Algunas veces ni siquiera podía quedar embarazado.

—Entonces tal vez usted pueda concebirlos con su Alfa por ser mitad
Omega, pero algo complica las cosas en el camino y causa tales perdidas...
¿Qué podría ser? ¿Tal vez su cuerpo no lo resiste? Tal vez no es lo
suficientemente fuerte. No veo otro inconveniente.

Jungkook no respondió, se limitó a bajar la mirada y dejarse hundir de


nuevo en tristeza. ¿Por qué todo giraba a su alrededor con mentiras? Suji le
había mentido, Suji lo había engañado vilmente. Lo había hecho creer
cosas que no eran ciertas, le hizo creer que un embarazo era una idea casi
pecaminosa aún cuando sabía que aquello era lo que más anhelaba y mucho
mas. El Omega se sobresaltó al ver a Greta estirar sus manos hasta él e
inclinar su cuerpo hacia el suelo.

—Desde el fondo de mi corazón, deseo que pueda tener muy pronto un


embarazo duradero y un bebé sano en sus brazos. Que su Alfa y usted
puedan ser felices si es lo que desean, y que su Reino se extienda en luz y
alegría, Majestad.

Jungkook derramó unas últimas lágrimas, inclinándose para apoyar su


mejilla en la cabeza de la mujer, cerrando sus ojos mientras acariciaba su
cabello castaño, sintiendo la sinceridad de sus palabras.

—Muchas gracias, Greta. No sabes cuanto agradezco la lealtad que


muestras, espero poder devolverte algo de mi gratitud.
❝Cuarentaycinco❞
Love Poem — IU.

Jungkook nunca había dormido en la casa de alguien desconocido. Nunca.


Menos con alguien que había visto solo unas pocas veces, pero aquella
noche se sintió muy agotado, desprotegido y engañado. Más que de
costumbre. Sintió que su mundo no era más que mentira tras mentira, así
que con vergüenza pidió a Greta que por favor le diera un lugar para dormir
y pasar la noche, y la mujer no dudó nada en ayudarlo. Jungkook se
preguntaba en donde dormía una bruja y muchas cosas de más que lo
mantenían pensando, pero sus dudas se alejaron de su cabeza cuando ella
tomó su mano y juntos dieron la vuelta a un árbol, apareciendo muy
repentinamente dentro de una casa. Una casa amplía con velas encendidas
que iluminaban el lugar. Parecía un lugar adecuado, pero no tenía más que
una ventana y una puerta. Había una cama relativamente grande, como para
dos personas que podrían dormir muy juntos. Habían sillas, una mesa y una
chimenea con una gran caldera dentro que humeaba. Y Jungkook no supo
como, pero Kino empujó la puerta y entró, con un par de conejos colgando
de su hocico por las orejas. Greta cerró la puerta, dándole la bienvenida y
quitándole la cena.

Y ellos se veían muy felices de verse el uno al otro cuando en cuanto el


lobo se transformó a su yo humano tras una sábana que la mujer usaba
como pared para el. Jungkook se sintió un poco más infeliz al verlos darse
un corto, pero significativo beso. Y mientras Greta preparaba algo de
comer Kino ordenaba en el suelo mantas y almohadas, dejándose caer
luego estás y dejándole su cama a Jungkook a pesar de que este insistió en
que no. Lo menos que quería era incomodar a la pareja en su propia casa,
pero cenaron y ambos se durmieron bajo una de las mantas, o al menos
Kino, mientras que Jungkook recostado en la cama escuchaba a Greta
contarle sobre su vida, como el Omega había pedido.

Sonrió todo lo que no había sonreído aquellos meses solo escuchando a la


bruja hablar de su peculiar vida junto al Alfa que conoció cuando el era
solo un cachorro de seis años. Y no era que Greta lo criara, el Alfa tenía
padres, padres muy estrictos de los cuales se escapaba al anochecer para
ver a Greta.

La bruja lo vió como un amigo, pero al cumplir dieciocho Kino se cansó de


que lo mirara como un amigo y casi exigió que fuera su complemento de
por vida. Ella se negó, jamás podría ser como la Omega que necesitaba,
pero terminó enamorándose del Alfa y este se unió a ella, decidiendo vivir
una vida alejada de los otros mientras pudiera tener a Greta en sus brazos.
—Eso es tan bello. —Suspiró Jungkook.

Greta asintió con su mejilla reposando en el pecho de Kino, este acarició su


cabeza entre sus sueños y bostezó.

—Lo amo mucho. Y el me ama mucho.

—Tienes mucha suerte.

—La tengo, pero con solo la suerte jamás hubiera funcionado.

Jungkook frunció el ceño: —¿Qué quieres decir?

—Quiere decir... —Habló Kino con voz rasposa y gruesa. —Que a veces
hay que buscar la felicidad del otro en lugar de la tuya y no ser egoísta....
Como por ejemplo, dejar dormir a tu Alfa.

Greta ensanchó una sonrisa y cerró sus ojos, susurrando unas disculpas y
un "Buenas noches". Jungkook nunca había escuchado hablar a Kino,
estaba seguro, y estaba muy avergonzado por interrumpir su sueño, así que
durmió también. Temprano, incluso antes de que el sol iluminara
totalmente el cielo Jungkook despertó a Greta y le pidió que lo llevará de
nuevo al bosque. A ella solo le bastó con abrir la puerta para el, y cuando
Jungkook agradeció por todo y salió pudo verse en el bosque, más no la
casa acogedora de Greta.

En silencio comenzó su caminara, algo perdido y desubicado, pero


logrando llegar a la que se suponía era la cabaña en la que vivía. Suji lo
esperaba afuera, acercándose con preocupación a él cuando estuvo cerca.

—Jungkook ¿En dónde estuviste?

—En alguna parte.

—¿En dónde? ¿Por qué no viniste a casa? ¿Qué...?

—Sé que me mentiste.

Suji calló sus palabras y permaneció unos pocos momentos en silencio.


Luego sin más habló de nuevo.

—¿De qué hablas?

—Mi madre.

—Oh...
Jungkook se molestó cuando la tigresa ni siquiera se molestó en negarlo,
sus mejillas tornándose de un rojo leve por la rabia.

—¿Cómo pudiste mentirme?

—Yo solo quería ayudarte.

—¿A qué? —Jungkook exhaló y negó, parpadeando con fuerza. —¿A qué
exactamente? ¿En qué más mentiste? ¿Si quiera algo de la historia es real?

—Jungkook, escúchame...

—¿Quién es Suji en realidad? —Preguntó Jungkook. —¿De verdad es mi


madre? ¿Mi padre es un Alfa? Porque sé bien que ella no murió por un
embarazo.

—¿Con quién has hablado, Jungkook?

—¿Que te importa? Eres una mentirosa, ya no te creo nada. —Jungkook le


dió la espalda y suspiró. —Puedes quedarte el maldito collar, seguramente
todo fue una falsedad.

—No, Jungkook, escucha...

—No quiero escuchar. Y no quiero que me hables. Es más... —Jungkook se


giró la señaló. —Desaparece. No quiero tener que ver contigo, ¡Eres igual
de mentirosa que todos!

La tigresa parpadeó y dió pasos a él en cuanto avanzó por la nieve, dejando


sus huellas con cada paso que daba.

—¿Y a dónde crees que vas?

—Me largo a donde sea, no te atrevas a seguirme. No quiero volver a verte


jamás.

Jungkook emprendió su camino con rabia y tristeza. Ya estaba harto de


estar triste, entonces era mejor estar molesto, así no se sentía tan mal
consigo mismo. Caminó y caminó por lo bosques por horas, hasta que casi
colapsa de cansancio en la nieve, pero no lo hizo, continuó caminando,
guiado por sus sentimientos...Todo hasta que llegó a la cascada.

En todo aquel año nunca había estado tan cerca del castillo, sin embargo
ahí estaba, en el lugar que Taehyung y el habían compartido recuerdos
preciosos... Que masoquista, que Omega más tonto. Se dejó caer de rodillas
a un lado del río congelado, soltando pequeñas lágrimas que hacían sentir
su rostro tan frío como la nieve. Era definitivamente el diciembre más
solitario de todos y no iba a negarlo. Quería maldecir al aire y al cielo.
Quería preguntarle a aquel que jugaba con el destino que demonios estaba
haciendo con su vida, pero ni siquiera pudo sollozar cuando escucho pasos
acercándose a él.

Se giró enseguida, levantándose asustado por quien pudiera ser. Su corazón


latió con fuerza y pudo jurar que sudo frío, pero el mundo pareció
detenerse al ver un hombre alto bajo una capa negra. Jungkook frunció el
entrecejo, mirando como este quitaba aquello que cubría su cabeza y parte
de sus ojos dejándose ver, entonces no pudo creerlo.

—H-Hoseok.

El Alfa de cabello castaño sonrió mostrando sus dientes, sus ojos


pareciendo destellar con la sonrisa mientras soltaba después un suspiro
lleno de humo blanquecino.

—Hola, Jungkook.

—¿Q-Qué haces aquí? —Preguntó el Omega mirando tras él en busca de


alguna otra persona. —¿Cómo entraste de nuevo?

—Esa no es la mejor bienvenida, Jungkook. —Riñó con voz suave el Alfa,


acercándose paso a paso. —Aunque juzgando por nuestra situación...

—No te acerques. —Pidió Jungkook con voz suave, dando pasos ciegos
tras él. —Por favor, M-Mantén tu distancia conmigo y...

Jungkook ahogó un grito de susto cuando sus pies tocaron el hielo y


resbalaron, casi haciéndolo caer de espaldas de no ser porque el Alfa
intervino y lo sostuvo de las manos, tirando de él y dejándolo sobre la nieve
de nuevo.

—Cuidado. —Pidió el Alfa dándole una sonrisa. —El hielo es resbaloso,


puede ocurrir un accidente.

Jungkook miró sus manos atrapadas entre las del Alfa, sintiendolas
extrañamente cálidas sobre las suyas. El Omega apretó los labios y se
liberó del agarre, cruzando sus brazos sobre su pecho y abrazándose a sí
mismo. Miró a Hoseok quitarse la capa, entonces carraspeó.

—¿Por qué sigues aquí? ¿Por qué no te has ido?

—Me fuí, solo volví.

—¿Por qué volviste? —Preguntó Jungkook poniendo una fachada seria y


limpiando sus mejillas húmedas.
Hoseok invadió su espacio personal y lo rodeó con la capa, atándola de su
cuello y persuadiéndolo cuando trató de impedirlo. Jungkook suspiró casi
cansado de verlo.

—¿Por qué sigues aquí? Sabes bien que Taehyung podría verte.

—¿Y? Kim Taehyung nunca me ha intimidado. ¿A ti si? —Jungkook rodó


los ojos y pasó por su lado, sintiendo como lo seguía. —¿En dónde está el
de igual modo? ¿Qué haces aquí... Solo?

—Me gusta vagar por ahí.

—Escuché que ya no están juntos.

Jungkook se giró para encararlo, soltando un sonoro respingo cuando las


manos de Hoseok tomaron su rostro y lo acunaron de manera protectora,
mirándolo a los ojos con profundidad y sentimientos mezclados. Jungkook
quedó paralizado.

—Dime, ¿Es eso verdad?

—¿Quién te lo dijo? —Susurró.

—Todos lo dicen. Todos lo saben, Jungkook. —El Omega bajó la mirada y


Hoseok acarició sus mejillas con sus dedos. —El no te dió el puesto que
merecías ¿Eh?

—Y-Yo... No.

—¿Qué hizo? ¿Simplemente te echó?

Jungkook levantó la mirada de nuevo, mirando al Alfa a los ojos y negando


con una mueca de disgusto.

—No quiero hablar de eso.

—Por supuesto. Entonces hablemos de en donde vives ahora. ¿Estás bien?


¿Te alimentas bien? No luce como si te alimentaras bien.

—Hoseok, yo de verdad no estoy de humor para hablar de ello.

—¿Quieres que caze algo para ti? —Preguntó el mayor con ojos pispiretos
y una sonrisa. —Podría hacerlo y así hablaríamos de lo que quieras. Seguro
estás hambriento.
Jungkook sintió su estómago revolcarse en la miseria de no tener nada que
lo llenara, pero aún así negó.

—Estoy bien.

Hoseok asintió: —Tan terco como siempre.

Jungkook asintió.

—Ya lo sabes.

Permanecieron unos momentos en silencio, las manos de Hoseok aún


haciendo caricias en las mejillas del Omega que comenzaba a sentir sus
ojos húmedos por las lágrimas que se acumulaban. Hoseok relamió sus
labios y suspiró.

—Yo quiero disculparme por todo lo malo que te he llegado a hacer.

—No, está bien. —Jungkook rodó los ojos y negó. —No hiciste nada
realmente malo, tú solo me ayudaste, pero querías cosas que yo no podía
darte, así que...

—Nunca quise actuar como un salvaje que exigía algo. Estaba ciego,
Jungkook.

—Entiendo. —Jungkook posó sus manos sobre las de Hoseok e intentó


quitarlas de su rostro. —Está bien, no tenemos que mirar atrás.

Hoseok enssnchó su sonrisa y por cortesía Jungkook sonrió un poco


también, desganado, dejando que su cabeza se ladeara y se apretara contra
la palma de Hoseok. Nadie lo había tocado tan delicadamente en todo su
tiempo de soledad, tampoco le habían puesto la mirada encima tanto
tiempo de aquella forma... Solo Taehyung solía mirarlo así, incluso mucho
mejor. Cerró los ojos un momento, no podía seguir pensando en Taehyung.
Pero se le hizo imposible cuando los labios de Hoseok se presionaron
suavemente contra los suyos. Jungkook se alejó y parpadeó, bajando la
cabeza y sonrojándose de inmediato.

—Hoseok, no. —Negó el Omega, sintiendo como el Alfa lo hacía levantar


la mirada hacia él. —No, Hoseok.

—Por favor. —Pidió el Alfa, Jungkook sosteniéndose de sus brazos al


sentirse casi caer por el acercamiento del mismo. —Por favor,
Jungkook...Podemos intentarlo de nuevo.
Jungkook negó ante los ojos suplicantes, sintiéndose atrapado cuando
Hoseok volvió a besarlo, empujando sus labios contra los suyos y
esperando un respuesta del Omega.

¿Podían intentarlo de nuevo? En eso pensaba Jungkook mientras suspiraba


sobre los labios ajenos. ¿Podían intentarlo de nuevo? Eso se preguntó
mientras con los ojos cerrados empujaba sus labios contra los del mayor,
accediendo a un beso. ¿Podían? ¿Podían ellos? ¿Después de tanto tiempo y
ningún sentimiento mutuo? Jungkook realmente lo consideró cuando tomó
el rostro de Hoseok entre sus manos y entreabrió los labios, dejando que
sus lenguas se encontraran mientras las manos del Alfa abrazaban su
cintura. Mientras compartían un mismo aliento. Mientras se besaban como
si aquella fuera la solución a todo los problemas del mundo. Mientras se
sonrojaban y apegaban sus cuerpos el uno del otro. Mientras Hoseok
incluso sonreía entre besos. Todo mientras un Alfa rubio observaba furioso
tras un árbol en la lejanía.

Taehyung sentía su sangre hervir y picar en todo su cuerpo, su pecho se


sentía lleno de rencor, la traición abofeteándolo una y otra vez, ahí frente a
sus ojos. Su lobo quiso atacar, quiso matar, pero un pequeña parte de él lo
mantenía oculto y le repetía que no podía arruinarlo.

¿Podían intentarlo de nuevo... Aún cuando no era Taehyung el que besaba


al Omega?

Jungkook se alejó de inmediato al sentir las manos de Hoseok tocando su


trasero, rompiendo el beso y dándole la espalda al Alfa. Se cubrió el rostro
y un fuerte sollozo abandonó su garganta al darse cuenta de lo que hacía,
las lágrimas comenzando a resbalar de sus ojos. ¿Qué hacía?

—¿Jungkook? ¿Qué sucede? ¿Es... Hice algo mal? —Preguntó Hoseok


confundido, dándole algo de espacio.

—¿Qué estoy haciendo? —Susurró el Omega cubriendo sus ojos. —¿Qué


hago? ¿Qué haces, Jungkook?

—¿Qué? —Hoseok frunció el ceño. —Balbuceas... ¿Jungkook? ¿Quieres


verme, por favor?

Jungkook encaró a Hoseok mientras cubría sus labios, limpiándolos con el


dorso de la mano, en un estado de conmoción consigo mismo. El Alfa le
sonrió a penas, no tomándole demasiada atención.

—¿Quieres volver a Kusan conmigo, Jungkook?

El Omega negó al instante con su cabeza.


—No.

Hoseok borró su sonrisa de inmediato, pareciendo muy molesto.

—¿Qué?

—No quiero. —Sollozó Jungkook negando, cubriéndose los oídos y


comenzando a llorar en voz alta. —No quiero ir contigo.

—¿Por qué?

—¡Por que no eres Kim Taehyung! —Gritó Jungkook con rabia, dejándose
caer de rodillas en la nieve lentamente, lamentándose de los último
momentos de su vida. —¿Por qué te besé? No eres él. —Gimoteó. —No
eres él... ¿Por qué me tocaste así? —Lloró mirando la nieve y acariciando
sus brazos con detenimiento. —¡No puedes tocarme así!

Hoseok pareció chistar con molestia, mirando a otro lado y chasqueando su


lengua.

—¿Por qué sigues temiendo que te toque? Era lo mismo en el castillo, ni


siquiera me dejabas darte un abrazo. Pareces un virgen temeroso,
Jungkook, y sé bien que no lo eras antes de llevarte de Seoul...¿Por qué
solo Kim Taehyung se puede meter entre tus piernas? Dime.

—¡Cállate! —Gruñó Jungkook mostrando sus pequeños colmillos en


amenaza. —¡Cállate y vete!

—¡Si, eso debí hacer desde un principio! ¡Ni siquiera el abandono te saca a
ese maldito Alfa de la cabeza! —Gritó Hoseok furioso, peinando su cabello
hacia atrás. —¡El no te quiere!

El Alfa pareció haber estallado en emociones contenidas, parecía que su


paciencia con el pelinegro se había acabado de una vez por todas. Jungkook
miró como lo señalaba con dedo índice, como si le advirtiera de alguna
manera con ella mirada furiosa.

—Puedes venir conmigo a Kusan o quedarte aquí siendo miserable, porque


el no volverá por ti, te lo juro.

—¡Prefiero vivir en miseria!

—¡Entonces vete al infierno! —Gritó Hoseok con rabia. —¡Me iré a Kusan
y nunca más vendré por ti! ¡Te arrepentirás de no haberme elegido!

Jungkook se limitó a soltarle un gruñido cuando el Alfa se alejó de el con


grandes pasos, subiendo a un caballo que el ni siquiera había notado. Con
rabia Jungkook se quitó la capa, arrojándola lejos y continuando con su
llanto. Se sintió molesto consigo mismo, ¿Qué había hecho? ¿Qué? ¿Por
qué? Su debilidad fue más fuerte, ¿Por qué dejó que así fuera? Lloró
apenado, sintiéndose avergonzado de sí mismo. Aquello no estaba bien,
Jungkook sentía que había engañado a su Alfa incluso cuando no estaban
juntos. Y de nuevo, su marca comenzó a sangrar. Pequeñas líneas de sangre
resbalaban por su cuello mientras lloraba con pesar, rechazándose a si
mismo mientras su lobo parecía lo suficientemente desanimado como para
no hacer nada. Pasó mucho tiempo, tal vez un par de horas, entones a
Jungkook no le quedaban más lágrimas. El pelinegro sorbió su nariz y se
levantó de la nieve, sintiéndose entumecido y molesto al escuchar nuevo
pasos hundirse en la nieve. Miró con rabia la misma dirección por la que
Hoseok se había ido, abriendo sus ojos de par en par al ver que la persona
que se detenía frente a él era nada más y nada menos que Kim Taehyung.

—Taehyung... —Susurró Jungkook, sus manos limpiando sus mejillas


enseguida y sus labios siendo relamidos por su lengua. —¿TaeTae?

La pregunta no estaba de más. Jungkook estaba lo suficientemente


consciente de que aquella persona era Kim Taehyung, pero por su
apariencia se le hacía difícil imaginar a alguien reconociéndolo de
inmediato.

Kim Taehyung vestía de blanco, sus botas y su capa siendo las únicas
prendas negras que vestía, mucho más lejos de él estaba su caballo. Su
cabello rubio estaba lo suficientemente largo como para rozar su cuello y
su barba que no solía estar presente nunca cubría parte de su rostro. Lucía
descuidado y sucio, sus ojos estaban rojizos tal vez por llorar y sus labios
estaban fruncidos en una línea recta y reseca. Jungkook nunca lo había
visto de aquella manera, incluso sintió algo de lastima punzar su pecho.
Balbuceó un poco, pero el Omega decidió no decir nada. En todo caso
¿Qué podía decir? Solo podía guardar silencio. Ambos lo hicieron. Y en
esos momentos silenciosos ambos no dejaron de mirarse de arriba a abajo,
muy quietos, terminando por verse directamente a los ojos. Jungkook sentía
su mirada como un puñal en el pecho, fue entonces cuando perdió el aire y
tuvo que abrir la boca para inhalar profundamente. Se sintió mareado y
desubicado, sus manos temblorosas fueron hasta su pecho y lo palparon
como si eso pudiera hacerlo retener algo de aire. Era él, era Kim Taehyung.
Era su Alfa, era su Rey.

—Jungkook... —Musitó el rubio con los ojos llenándose de lágrimas


cristalinas. —Jungkookie.

—No. —Exahaló el menor sintiéndose sonrojar profundamente, su cabeza


negando y negando. —No, no me llames así.
Taehyung cerró la boca de inmediato, mirando con preocupación como
Jungkook comenzaba a retroceder lentamente. Volvió a hablar cuando el
Omega derramó lágrimas llenas de rabia y rencor, su rostro formando una
mueca de dolor de inmediato mientras que en su cuello podía apreciarse
una marca sangrante.

—Al fin puedo verte, después de tanto tiempo, mi amor.

Jungkook hipó y se tocó la frente, señalando a Taehyung con su mano libre


la cual temblaba como la mayoría de su cuerpo y no necesariamente por el
frío abrasador.

—¿C-Cómo puedes ser tan cínico? —Balbuceó y parpadeó para apartar las
lágrimas que no dejaban de salir.

—Jungkook, déjame explicarte. —Se apresuró a pedir el Alfa.

Jungkook casi ríe en amargura, apretando sus dientes con tanta fuerza que
creyó poder romperse algo.

—Ha pasado un año, Kim Taehyung.

—Lo sé. —Asintió el Alfa pareciendo casi apenado. —Y la espera ha sido


larga...

—¿Larga? ¿Una espera... Larga? —Jungkook abrió sus ojos en demasía e


infló sus mejillas con rabia. —¡Me has abandonado, madito infeliz!

Taehyung miró al suelo sin bajar la cabeza y tomó un respiro.

—Lo sé.

—¡No, no lo sabes!

—Jungkook...

—¡Un año, maldita sea! ¡Me dejaste tirado en medio de la nada! ¡Solo! —
Gritó con fuerza, desgarrando su garganta. —¡Sufriendo, llorando y
rogando porque volvieras!

Taehyung miró los ojos oscuros del Omega e hizo una profunda mueca de
disculpas.

—Lo sé, cariño. Lo lamento.

Jungkook soltó un respingo y dejó de llorar. Hubo un momento en el que el


tiempo pareció detenerse, pero Jungkook se movió rápido hasta el Alfa y
con fuerza desmedida abofeteó su mejilla haciéndolo girar el rostro.
Taehyung cerró sus ojos un par de segundos, abriéndolos después más no
mirando a Jungkook, el cual levantaba la cabeza para mirarlo.

—¿Lo lamentas? ¿Lo lamentas, Kim Taehyung? —Murmuró. —¿De


verdad es lo único que dirás? ¿Crees que así todo estará olvidado?

El Alfa no contestó y Jungkook lo abofeteó de nuevo, con sonara fuerza y


rabia. Su mano picó y pudo mirar como el Alfa se tensaba por completo y
apretaba los labios, tal vez conteniendo el instinto de defensa para no irse
sobre el Omega y hacerse respetar de la manera menos adecuada en aquel
momento. Pero Jungkook no quería que Taehyung fuera pacífico, quería
que pelearan, no lo solo él. Por primera vez sintió la necesidad de querer
profundamente estar en guerra con alguien.

—Di algo. —Exigió Jungkook entre dientes. —Defiéndete, ¡Di algo! —La
voz del Omega se quebró en llanto entonces al no obtener lo que quería. —
¡Eres un cobarde! ¿Cómo pudiste hacerme todo lo que me hiciste?

Jungkook se tocó el pecho mientras Taehyung volvía su mirada hacia él,


pareciendo muy triste. El Omega lloró, odiando la forma en la que lágrimas
silenciosas resbalaban por las mejillas del Alfa, perdiéndose entre su barba.

—¿Cómo pudiste? Me echaste de tu vida el mismo día que perdí otro


embarazo. —Le recordó con tristeza. —Otro bebé nuestro, como si eso no
fuera ya suficiente dolor para mi... Como si no me amaras, Kim Taehyung.
Dijiste que me amabas.

—Te amo, Jungkook. —Aseguró el mayor con voz desesperada. —Juro


que eres lo que más amo en esta vida.

—¡MENTIRA! —Jungkook empujó a Taehyung, retrocediendo antes de


que pudiera tocarlo. —¡Eres un mentiroso! ¡Eres un Alfa malo y cruel!
¡Eres un maldito monstruo sin corazón! ¡Te amé a pesar de todo y me
tiraste como a un juguete roto!

—¡No, Jungkook, escúchame!

El Omega se sintió desfallecer cuando las grandes manos lo tomaron de las


mejillas y eso fue todo. La ira, el rencor, las ganas de golpearlo y
reprocharle, todo se había ido al infierno. Todo por el toque de sus manos,
las mismas manos que no lo tocaban hace un año. Un suspiro fue lo único
que abandonó sus labios mientras su rostro reflejaba debilidad,
preocupación y suma tristeza. Una vez más, Jungkook era frágil como la
porcelana y sus piernas suplicaban por un descanso de su peso. Los
pulgares de Taehyung limpiaron sus lágrimas y Jungkook bajó la cabeza,
comenzando a llorar de nuevo en voz alta, sintiéndose totalmente derrotado
sin necesidad de más que un toque en su rostro. Taehyung intentó acortar la
distancia, pero Jungkook posó sus manos sobre su pecho, tratando de
detenerlo, siendo lo suficientemente débil como para permitirle invadir su
espacio, sus brazos doblándose y reposándose contra el cuerpo del Alfa
mientras que su rostro se ocultaba en su pecho.

Su aroma amargo lo abrazó incluso más que la fría brisa de invierno, sus
brazos lo sostuvieron más que sus propias piernas, y su cercanía fue todo lo
que Jungkook necesitó para sentirse de nuevo en el limbo de la locura y la
perdición.

—Escúchame. —Casi gimió Taehyung. —Por favor, escúchame. No quise


hacerlo, Jungkook, te lo juro. Todo fue un plan.

Jungkook inhaló con fuerza el olor del Alfa y sollozó antes de subir la
mirada con temor a las palabras.

—¿Un plan?

—Si, Jungkook. —Asintió el Alfa, sus manos tomando la cintura delgada


del Omega con fuerza. —Planeaban invadir Seoul.

—¿Qué?

—Hubo un ataque al castillo antes de decidir dejarte en el bosque.

Jungkook gruñó y negó, sintiendo como la mentira se colaba en la boca del


Alfa. Lo empujó y se escapó de su agarre, alejándose y sintiéndolo tomarlo
de la mano y tirar de él para ponerlo de vuelta en su lugar.

—¡Déjame! —Gritó Jungkook. —¡Mentiroso!

—¡Escúchame, Jungkook! —Exigió el Alfa tomándolo de las muñecas para


evitar su ida, desesperado por mantenerlo quieto. —¡No miento! ¡Quería
evitar otro ataque! ¡Quería evitar que te lastimaran!

—¡¿Dejándome fuera del maldito castillo?! —Jungkook se sacudió en un


patético intento de liberarse.

—¡El castillo era su blanco, Jungkook! ¡No podía dejarte ahí esperando la
muerte!

Jungkook dejó salir el aire retenido y suspiró, rindiéndose de liberarse y


soltando lágrimas mientras miraba a Taehyung con reproche.

—En cambio me dejaste lejos esperándote a ti ¿No? —Murmuró. —Porque


era más fácil no decirme nada y dejarme sufriendo.
Jungkook se acercó lentamente a Taehyung, estirándose poco a poco a su
rostro. Sus respiraciones se mezclaron, los ojos azules del Alfa nunca se
vieron más claros que en aquel momento. Jungkook sintió sus lágrimas
resbalar por su garganta al entrecerrar los ojos.

—La muerte fue lo que más espere todo este tiempo, Kim Taehyung. Pero
eso a ti no te importó.

—No podía decírtelo, Jungkook. Sabía que si te lo decía harías algo


ridículo para intentar ayudar o para buscarme y eso te pondría en peligro.

—Mientes.

—No lo hago.

—Mientes, Taehyung. —Susurró Jungkook. —Mientes, sé que me


mientes...

—Jungkook, mírame. —Suplicó Taehyung a pesar de que este lo hacía,


tomando su rostro y acercándolo aún más al suyo. —Mírame, ¿Acaso luzco
feliz por todo esto?

—Tampoco parecias muy triste al abandonarme.

—Abandonarte fue lo más difícil que hice en toda mi maldita vida,


Jungkook, pero ahora todo acabó. —Aseguró el Alfa dando un par de
asentimientos. —Lo juro, tienes que confiar en mi.

Jungkook cerró los ojos cuando la nariz del Alfa acarició la suya, suspiró
mientras su aliento golpeaba sus labios y sus manos lo sostenían como si
fuera a caer. Y Jungkook sentía que iba a caer...Pero Taehyung fue quien
cayó frente a el, de rodillas justo frente al Omega.

Jungkook bajó la mirada hacia el Alfa que se abrazaba a sus piernas y


ocultaba su rostro, sosprendiéndose por la forma en que el Alfa comenzaba
a llorar sin ninguna vergüenza u orgullo. Jungkook parpadeó incrédulo y
posó sus manos en su cabeza, listo para empujarlo lejos... Solo no pudo
hacerlo. Se le rompió el corazón al escucharlo llorar de una manera tan
sentimental.

—Perdóname. —Sollozó el Alfa. —Perdóname, mi amor, por favor, todo


lo que hice fue por ti, por nuestro amor.

Las manos del Alfa apretaron la espalda baja del Omega, sosteniéndolo con
firmeza y rígidez, dejándolo casi platado en su lugar. Jungkook lloró junto
con él, sus lobos sintiéndose realmente decaídos ante toda la situación que
venían arrastrando desde hacía ya un año atrás. Jungkook negó, su rostro
caliente al igual que sus lágrimas.

—N-No llores, Taehyung. —Pidió el menor hipando.

El Alfa levantó su mirada llorosa y rojiza, su voz gruesa teñida de suplica


resonando en el lugar.

—Por favor perdóname, por favor perdóname, Jungkook. —El Alfa tomó
una de las manos que reposaban en su cabeza y la llevó a su mejilla,
cerrando los ojos y derramando lágrimas. —Perdóname por tanta angustia
y dolor, perdóname por haber callado, lo siento muchísimo, yo nunca lo
hice para lastimarte, lo juro.

—Taehyung... —Jungkook trató de liberar su mano sin poner esfuerzo. —


Taehyung.

—Por favor. —Exhaló el Alfa restregando su rostro en la mano de


Jungkook, abriendo sus ojos para verlo de nuevo. —Por favor, vamos a
casa, por favor vuelve conmigo a tú hogar, me estoy volviendo loco sin tí...

—Taehyung...Yo te vi con ella.

—¡Ella no era más que una distracción! —Espetó el Alfa con la respiración
inestable, pareciendo desesperado. —¡Sé que la viste y sé que tú la
mataste! ¡Pero no me importa, ella no era más que una distracción para
protegerte!

Jungkook sintió nerviosismo por sus palabras. El sabía que la había


matado, se suponía que ese era su secreto, eso y haber besado a Jung
Hoseok...Pero el secreto le pesaba y la culpa no la aguantaba. Taehyung
estaba arrodillándose, clamando perdón por haberlo protegido de la manera
incorrecta...Y el había besado a Jung Hoseok...

—Taehyung, detente. —Pidió Jungkook tratando de retroceder, siendo esto


inútil por el agarre del mayor. —Levántate, no deberías estar de rodillas...

El rubio apoyó su mejilla de los muslos ajenos y suspiró agotado.

—No me importa estar de rodillas por ti mil años si eso significa tu perdón.
Te amo, Jungkook.

—Y-Yo también, pero... —Jungkook cubrió sus ojos y sus labios formaron
un puchero. —Levántate, por favor. Por favor.

Kim Taehyung obedeció la petición de Jungkook y se puso de pie,


permaneciendo frente a él, mirándolo a pesar de que el Omega no lo hacía.
Finalmente Jungkook apartó las manos de su rostro y tomó el valor de ver
nuevamente al Alfa a los ojos, no pudiendo evitar sollozar.

—Yo debería odiarte. —Taehyung asintió apenas, dándole la razón. —¿Por


qué te empeñas en lastimarme?

—Lo lamento mucho...

—Cállate. —Cortó él con brusquedad. —Mereces sufrir por tratarme de


este modo, ¿Por qué no sufres igual que yo? ¿Por qué?

Jungkook dió un paso más cerca de él y tendió sus manos hasta su rostro,
limpiando las lágrimas del mayor y sintiendo la textura de su barba bajo sus
palmas. Quebrándose aún cuando quería demostrar su rabia que poco a
poco se esfumaba.

—Mírate, luces miserable.

—La vida no es buena cuando se vive sin tí.

—¿Es esa tu excusa?

—¿Cuál es la tuya?

—Un corazón deshecho. Un corazón que tu destrozaste. —Jungkook sintió


su pecho hundirse. —Un corazón que sigue latiendo por ti.

Taehyung apretó la mandíbula y acarició las manos sobre su rostro,


bajando las suyas hasta las muñecas de Jungkook y tirando de él hasta que
rompieron el espacio entre ellos. La mano de Taehyung se apretó contra la
nuca de Jungkook y se inclinó hacia él, no esperando más para besar los
labios que estaban preparados para recibirlo. Jungkook se abrazó con
fuerza al cuello del Alfa, desesperado por sentirlo cerca, por eliminar la
ausencia y reemplazarla por la cercanía y el tacto de su piel contra la suya.

—Te odio. —Musitó Jungkook entre besos. —Te odio, Kim Taehyung.

Jungkook suspiró sintiendo los labios urgentes sobre los suyos, empujando
y tirando de sus labios rosados con sus dientes, su lengua empujando dentro
de la boca nada ajena para explorar lo que tan bien conocía. Y no le
sorprendió sentirse acogido al darse cuanta de que Taehyung tuviera el
mismo sabor a vida y fuerza. Jadeó cuando el mayor tiró con sus dientes de
su labio inferior hacia arriba, besando su nariz después y bajando a su
barbilla para morder suavemente. Jungkook lo tomó de las mejillas y lo
besó con pasión, llevado por el sentimiento de amor renaciente en su pecho
y las ganas de borrar los rastros de Jung Hoseok de sus labios.
—¿Por qué tardaste tanto? —Sollozó el menor. —¿Por qué me abandonaste
tanto tiempo?

—Perdóname. —Suplicó Taehyung besándolo con fuerza. —No sabes


cuantas veces pensé en volver por ti, pero no podía arruinar el plan y
ponerte en peligro...

—Cállate. —Pidió Jungkook lanzándose a sus labios de nuevo, gimiendo


contra ellos. —Cállate y bésame, bésame.

Taehyung no hizo más que obedecer a su Omega, sintiéndolo tirar de él


mientras pretendía echarse en el suelo sin siquiera darle un respiro, cosa
que Taehyung tampoco quería. El Alfa estuvo de rodillas y Jungkook se
sentó en el suelo, abriéndose de piernas y recibiendo al Alfa que se
inclinaba sobre él y empujaba su cuerpo contra la nieve, enjaulándolo con
su cuerpo mientras se unían en besos desesperados. Jungkook gimió
cuando su marca fue lamida con cariño y delicadeza, la sangre que no había
parado en todo aquel tiempo deteniéndose casi inmediatamente. Jungkook
sintió la lengua deslizarse por su garganta, su cabeza se echó hacia atrás y
el Omega pudo apreciar la cascada congelada. Después de todo parecía que
aquel lugar sería testigo de muchos momentos especiales de la pareja.

Ambos se volvieron a unir en un beso urgente, sus lenguas acariciándose


con amor mientras las manos del Omega tiraban de la capa del Alfa para
cubrir ambos cuerpos y se deslizaban sugerentemente hasta los tirantes de
su cinturón, forzándolos para luego bajar a penas los pantalones blancos del
rubio y liberar su excitación. Taehyung por su lado tiró de los pantalones
de Jungkook hasta sus rodillas, la piel del Omega entrando en contacto
directo con la nieve, pero este tomándole muy poca atención, deseando
desesperadamente que sus cuerpos fueran uno de nuevo.

Y cuando aquello pasó Jungkook gimió con libertad, sintiéndose dolorido y


complacido, obligando al Alfa a moverse contra él mientras lo hacía
enterrar su rostro en su cuello, abrazándolo.

Jungkook se agitaba con cada estocada fuerte y corta, gimiendo una y otra
vez mientras Taehyung hundía sus colmillos en su marca y bebía de su
sangre, reforzando en lazo que tambaleaba siempre entre romperse o
permanecer.

—TaeTae. —Sollozó el menor mientras el Alfa gemía con placer. —


Taehyung.

Su cabello negro fue tomado con la brusquedad que el ya conocía y el Alfa


hundió sus colmillos un poco más, empujando sus caderas sin detenerse ni
un momento, fascinado con los alaridos de placer del menor y sintiéndose
revivir con ello. Finalmente dió un par de embestidas más, sintiendo a
Jungkook hacer un arco dramático con su espalda debajo de el, su cabeza
echándose hacia atrás y su cuerpo cosquilleando de puro placer. Jadeó y se
alejó del cuello ajeno, mirando a Jungkook relajarse y mirar el río
congelado mientras saboreaba sus labios.

—No recordaba lo que se sentía estar lleno de tí.

Taehyung casi ríe, pues había olvidado ya las ocurrencias del menor. Pero
todas venían a su mente en aquel momento.

—¿Y cómo se siente? —Preguntó Taehyung curvando una sonrisa mínima.

—Escurre. —Jungkook volvió su mirada al Alfa y luego intentó ver entre


ambos cuerpos.

Taehyung se alejó un poco de él y miró como su semilla se resbalaba fuera


de la intimidad de su Omega, mezclándose un poco con la nieve. Taehyung
soltó una risa irónica.

—Si, escurre.

—Y duele.

Taehyung lo miró a los ojos y frunció el entrecejo.

—¿Lo hace?

—Ha pasado mucho tiempo...

Taehyung parpadeó: —Si.

Jungkook se removió en su lugar, moviendo sus manos hasta su pantalón,


el cual Taehyung se encargó de subir y acomodar. Luego de que ambos
estuvieran correctamente vestidos se limitaron a estar sentados en la nieve,
ni siquiera mirándose el uno al otro. Jungkook acarició la nieve y tembló
levemente por una ráfaga de frío. Se exaltó cuando Taehyung posó sus
manos en sus hombros, acomodando su capa sobre su espalda y dejando
que cubriera su cabeza. Jungkook sintió la culpa removerle el estómago y
casi de inmediato su mirada buscó la capa de Hoseok en algún lugar del
suelo, hallándola enseguida. Se sonrojó entonces, mirando a Taehyung y
bajando la mirada cuando los ojos azules lo miraron con decepción y
rigidez.

—Y-Yo... Jung Hoseok está aquí en Seoul.

—Lo vi. —Asintió Taehyung apenas. —¿Y?


Jungkook apretó los labios y soltó un suspiro tembloroso.

—¿Y qué?

—¿De verdad no sabes qué?

El Omega miró los ojos azulados en un ataque mínimo de valentía.

—Lo besé.

—Él lo hizo. Tú lo seguiste.

—¿Lo viste? —Preguntó Jungkook con un dolor punzante en su estómago.

—Si. —Taehyung apretó la mandíbula y su labio inferior tembló queriendo


mostrar sus colmillos. —No parecía su primer beso, parecían conocerse ya
muy bien...

—Lo fué. Fue el primero y el último, eso nunca sucederá de nuevo. —


Susurró Jungkook rápidamente, sintiéndose lo suficientemente
avergonzado de sí mismo. —Yo no pretendía...Yo...Tú me habías
abandonado, no creí que...

—Entiendo.

Las palabras parecieron complicadas de pronunciar por Kim Taehyung,


como si le doliera. Jungkook se relamió los labios y mordió el inferior con
inquietud ante el silencio y la mirada dura de Kim Taehyung.

—Supongo que no puedo estar molesto aunque no puedo evitarlo. —


Aceptó el rubio. —S-Supongo... Que fue mi maldita culpa.

Jungkook pudo sentir las lágrimas picar sus ojos, y con la mano temblorosa
tocó el dorso de la del Alfa. Ambos se miraron con tristeza y Jungkook
habló.

—¿M-Me perdonas por besar otros labios, Tae?

El Alfa asintió casi forzado, sabiendo que aquellos quedaría por siempre en
su memoria.

—Te perdono. —El Alfa se acercó un poco a el inclinándose. —¿Me


pedonas tú por todo esto?

Jungkook asintió sin dudar, dibujando una triste sonrisa en su rostro.


—A-Al final no lo has hecho por malas razones. ¿Verdad? Entonces n-no
debe haber más rencor o melancolía.

Taehyung apretó los labios y asintió, limpiando las lágrimas del pelinegro y
ayudándolo a levantarse.

—Vamos a nuestro hogar.

El Omega asintió: —Si. Hay muchas cosas que tengo que decirte.

Jungkook soltó las manos de Taehyung cuando este fue en busca del
caballo, volviendo un poco después y ayudándolo a subir. Solo que el
caballo no pareció cómodo con él y comenzó a moverse de manera brusca.
Jungkook se sujetó con fuerza de las riendas y miró a Taehyung asustado,
el cual trataba de calmar al caballo.

—¡Taehyung, detenlo! —Gritó Jungkook cuando el caballo comenzó a


alzarse en sus patas traseras.

—¡Eh! —El Alfa trató de sostenerlo, pero fue inútil.

El caballo estaba descontrolado, casi aterrado de algo que su dueño


desconocía. Se movió hasta el río congelado y Jungkook no pudo
sostenerse lo suficientemente bien cuando comenzó s levantarse en sus
patas traseras, luchando por liberarse del pelinegro que poco después cayó
de espaldas en el hielo, impactando con una fuerza tremenda que hizo
resonar el golpe en su cabeza. Entonces el caballo se tranquilizó, alejándose
del cuerpo inconsciente del Omega. Taehyung corrió hasta el, dejándose
caer de rodillas y observando el hielo con grietas bajo la cabeza de
Jungkook que pronto se cubrían de sangre del mismo.

Mientras, una mujer sonreía en la lejanía, cerrando sus puños con fuerza
para controlar su magia y marchando de inmediato entre los árboles del
helado bosque.
❝Cuarentayseis❞
The only exception — Paramore.

Los ojos de un pelinegro herido y dolorido se abrieron perezosos por las


caricias en una de sus frías mejillas. Su visión borrosa pudo distinguir a un
Alfa rubio que lo miraba fijamente, moviendo sus ojos de vez en cuando a
distintos lugares de su rostro, buscando alguna señal de queja. Jungkook
hizo una mueca ante el mareo que lo azotó incluso cuando no se había
movido ni un poco, así que cerró los ojos de nuevo. Sintió sobre su cuerpo
mantas calientes, pero estás fueron arrastradas hasta su estómago y una
mando grande y delgada se posó en su pecho, limitándose a tocar la piel
desnuda.

—¿Jungkook?

—Uhm. —Respondió el pelinegro abriendo sus ojos de nuevo con molesta,


su vista volviéndose más clara. —TaeTae.

El Alfa pareció soltar un pesado suspiro y sus hombros se relajaron de


manera notable. El hombre de barba se inclinó sobre el, hablándole con
suavidad y dulzura.

—¿Cómo te sientes, mi amor?

Jungkook parpadeó mirando los ojos azules y tomó una larga inhalación,
haciendo una nueva mueca y luego otra porque sus labios agrietados
lograron romperse levemente en un ardor molesto.

—Mareado...

—¿Te duele la cabeza?

Jungkook negó, sintiendo una mínima punzada en el lugar hablado. Su


mano fue directamente a su cabeza, tocando su cabello y acariciando con
cuidado.

—Me duele más la espalda.

Taehyung asintió y miró a otro lado, hablando con alguien que Jungkook
no se molestó en ver.

—Está bien, trae su comida y un té.

—Si, Majestad.
Los ojos azulados volvieron al Omega, mirándolo observar a su alrededor
sin moverse ni un poco. Taehyung intentó sonar algo más que serio,
tratando incluso de pintar una muy, muy pequeña sonrisa en sus labios.

—Es normal si te duele la espalda, llevas dos días durmiendo en esa


posición. Pero te golpeaste muy fuerte la cabeza, ¿Seguro que no te duele,
Jungkook?

El Omega negó con cuidado.

—Solo molesta un poco... —Los ojos oscuros se pasearon por el rostro de


Taehyung y el ceño fruncido del Omega hizo dudar a Taehyung. —¿Dijiste
dos días?

—Despertaste pocos momentos. —Dijo el Alfa. —Aproveché para meterte


algo de sopa a la boca, pero no fue nada decente la cantidad que comiste.

—¿Dos días?

—Si. No tienes fiebre, supongo que no fue tan malo.

Jungkook frunció los labios y parpadeó con confusión.

—Dos días.

—Si, Jungkook. ¿Acaso no estás escuchádome?

El Omega miró a Taehyung y suspiró. El Alfa sintió preocupación del


estado del Omega, pero no sintió más que alivio cuando volvió a hablar.

—Feliz cumpleaños.

—Debes estar loco, Jungkook. —Afirmó Taehyung negando con su


cabeza. —¿Cómo se te ocurre desearme feliz cumpleaños cuando estás
postrado en la cama con ese malestar?

El mayor tomó la manta sobre el Omega y volvió a deslizarla hasta su


cuello, cubriéndolo del frío y acariciando su cabello poco después con
cuidado de no lastimarlo.

—¿Contabas los días o algo así?

—Si.

Taehyung estuvo a punto de decir algo, pero su camisa fue tomada y


tironeada por el Omega, acercándolo más a su cuerpo sin perdir permiso. El
Alfa miró los ojos negro de Jungkook y curvó una sonrisa cuando este lo
hizo. El Omega levantó un poco su cabeza y acarició la nariz de su Alfa
con la suya, dándole un pequeño beso en los labios que apenas duró un
segundo. Taehyung empujó sus labios contra los suyos de nuevo, cerrando
los ojos para sentir lo que aquello conllevaba. Jungkook continuaba con
aquel sabor a rebeldía y dulzura fogosa, de eso no había duda. El Alfa rubio
volvió a abrir los ojos cuando Jungkook se dejó caer con cuidado contra la
almohada de nuevo, pareciendo muy cansado como para continuar
sosteniendo el peso de su cabeza.

—Aquí estás y siento que aún te extraño. —Susurró el Omega tendiendo su


mano para tocar el rostro de Taehyung, los vellos picando en su palma.

—Siento lo mismo. —Contestó el mayor. —Solo debemos acostumbrarnos


el uno al otro de nuevo.

—Suena mejor que la separación.

—Eh, nadie va a separarse. —Bufó Taehyung antes de besar su mejilla y


luego su ojo derecho cuando lo cerró. —Nunca más, esto...fue necesario.

—¿Y si un día nos separamos? —Taehyung miró a Jungkook con mala


cara, negando mientras lo escuchaba. —¿Y si de verdad dejamos de
amarnos alguna vez?

—Yo no dejaría de amarte nunca, sin importar qué pasará en el futuro, eso
puedes tenerlo por seguro.

—¿Y si yo dejo de amarte?

Kim Taehyung pareció helado ante la pregunta, cosa que lo hizo distraerse
con el cabello del Omega por no saber que responder.

—Yo... Volveré a enamorarte. —Aseguró. —Aunque tú nunca dejarás de


amarme, ¿Verdad?

Jungkook asintió: —Verdad.

—Entonces nos amaremos eternamente, así que cállate.

Jungkook mostró sus dientes delanteros al sonreír, entrecerrando sus ojos


cuando Taehyung quiso besarlo de nuevo. Se lo impidió moviendo su
cabeza y recibiendo sus besos en su mejilla.

—TaeTae...

—¿Si?
—Apestas. —Musitó, riendo levemente al sentir la lengua ajena barrer su
mejilla. —Apestas mucho.

—¿Qué te hace creer que tú no? —Taehyung acercó sus labios a la oreja
del pelinegro y susurró. —Hueles a culo.

—Tú hueles igual.

—¿Tú qué sabes cómo huele un culo?

Jungkook no resistió y rió con libertad, sintiendo a Taehyung sonreír en su


mejilla.

—¿Cómo se supone que huele uno? ¿Cómo tú? Quítate, seguro no te bañas
hace meses.

—¿A ti que más te da? Es el olor de tu Alfa, sopórtalo. —Jungkook ahogó


un grito cuando el cuerpo del Alfa aplastó el suyo. —Es tu deber.

—De verdad hueles horrible. A sudor y sucio. —Se quejó Jungkook. —Y


no de la manera normal de cuando no te dabas un baño. De verdad dudo
que te hayas dado un baño en un buen tiempo.

—Estuve dos días mirándote mientras...

—¡Esto no es un olor de dos días! —Jungkook empujó a Taehyung fuera


de su cuerpo, cubriendo su nariz. —¡Ni siquiera es tu olor de una semana
sin bañar!

—Pero bueno, ¿Quién se baña de todos modos en estos tiempos?

—Nosotros lo haremos. Ahora.

Taehyung se alejó de Jungkook y lo tomó de las manos, ayudándolo a


sentarse en la cama, cosa que le provocó un mareo. Después sin querer
hacer nada más lo alzo en brazos y caminó hasta el baño con el, Jungkook
abrazándose a su cuello y reposándo su cabeza en su hombro, importándole
muy poco estar al desnudo. Luego de que Taehyung lo dejara en la tina lo
miró echar agua fría en ella lo suficiente como para entrar también.
Jungkook lo miró sin ninguna malicia quitarse la ropa y entrar al agua. No
esperó a que el Alfa se acomodara y se acercó a el, ambos comenzando a
frotarse el cuerpo con sus manos para quitar la suciedad. Cuando
estuvieron limpios se limitaron a permanecer ahí, abrazados en el agua fría
aquel último día de diciembre mientras escuchaban sus respiraciones
tranquilas y acariciaban sus cuerpos con cariño incondicional.
—¿Por qué seguimos amándonos después de todo este tiempo? —Preguntó
Jungkook.

—Porque es real. —Respondió Taehyung.

El Omega echó su cabeza hacia atrás y Taehyung bajó la suya para verlo a
los ojos, sus manos acariciando el estómago plano de Jungkook con
suavidad.

—¿Sabes qué más es real? —Susurró Jungkook como si fuera un secreto.

—¿Qué? —Sonrió el rubio.

—¡Tu olor a culo! ¡Porque vaya, no pudiste oler a otra cosa, lo juro! ¿Ves
que bien te sienta un baño?

Taehyung borró su sonrisa y chistó, apoyando sus manos de los hombros


del pelinegro y empujándolo hacia abajo en un intento por ahogarlo, solo
que Jungkook se liberó antes de que su rostro quedara sumergido en el agua
y escapó del rubio, yéndose al otro extremo de la tina, no sin antes salpicar
al Alfa con agua y reír. Jungkook limpio su rostro y suspiró mirando al
rubio.

—¿Y Suji?

—¿Quién?

—La tigresa. ¿En dónde está?

—¿Qué puedo saber yo? Ella estaba contigo. ¿O no?

Jungkook frunció los hombros con mirada confusa.

—No lo sé, bueno, no la veo hace rato. Se fue a cazar y no la ví más.

—La verdad no me interesa. —Confesó Taehyung tomando el pie del


Omega y jugando con el. —Dijiste que tenías cosas que decirme.

—¿Ah, si?

—Si.

—Oh, lo dije. —Recordó Jungkook para luego fruncir el ceño. —¿Qué era?

—No lo sé. ¿Qué pasa en esa cabeza tuya?


Jungkook pintó su rostro en preocupación y tocó su cabeza, esta doliendo
momentáneamente antes de que decidiera negar.

—No lo sé, pero no recuerdo.

—Entonces no era importante.

El Omega miró a la nada unos segundos. ¿Qué tenía para contar? ¿Qué, qué
era? Nada, no recordaba. En realidad recordaba muy poco si pensaba en el
pasado. Todo se veía tan borroso como si lo mirara y escuchara bajo el
agua...

—Por otro lado quiero decirte que definitivamente el arco y la flecha es


para ti. No digo que debas sentirte orgulloso de lo que pasó, aunque si te
soy sincero yo si me siento orgulloso.

—¿De qué hablas? ¿Por qué lo dices? —Preguntó Jungkook.

Taehyung frunció el entrecejo y luego rió castamente.

—¿De verdad lo preguntas? Dime ¿De qué distancia disparaste?

—¿De qué hablas? —Casi reclama Jungkook, salpicando agua al Alfa.

Taehyung rodó los ojos al cielo y se hundió mucho más en el agua,


mirando a Jungkook acercarse a el y recostarse en su pecho.

—Olvídalo.

—Estás enloqueciendo un poco, Kim Taehyung.

—Claro. Yo.

Jungkook subió su mirada y soltó un suspiro, acariciando la barba de


Taehyung con sus dedos. El Alfa frunció el entrecejo.

—¿Qué sucede?

—Casémonos.

Taehyung no pudo evitar ni por un segundo ensanchar una sonrisa.

—Hoy mismo, Tae. Ahora. —Propuso el menor pareciendo preocupado. —


T-Tiré mi anillo, pero...

—Yo lo hallé. —Interrumpió el rubio tomando su rostro entre sus manos.


—¿De verdad quieres casarte conmigo aún?
—Si. Estoy muy seguro y muy enamorado. Si algo ocurrirá de ahora en
adelante que sea mientras tú y yo seamos esposos, Omega y Alfa.
¿Quieres? Porque si no quieres está...

—Nada me haría más feliz, mi amor. —Taehyung besó al Omega,


escuchándolo suspirar con alivio. —Te adoro, es todo lo que deseo,
Jungkook.

~•~•~

Una de las tantas mujeres Beta en el castillo corrió por el largo pasillo,
respirando de manera irregular y tropezándose un par de veces. Al llegar a
la puerta que buscaba la empujó sin dudar, entrando de inmediato al
escándalo que se formaba dentro. Habían tela en el suelo, joyas y agujas
peligrosas. Unas diez Betas se movían rápido, arrodillándose en el suelo
para reparar detalles de vestuario y otras intentaban no pincharse los dedos.

—¡Pero como nos hace esto el Rey! —Espetó una desesperada pelinegra.

—¡Esto es culpa de ese Omega! —Gritó la recién llegada con rabia. —No
sale de su habitación en tantos meses y le da el antojo de una boda.

—¿Tú que sabes si fue él? —Preguntó una castaña limpiando la sangre de
su dedo pinchado. —Si las órdenes las dió Jiyook.

—¡Sé que fue él! ¿O no ven lo caprichoso que es?

—¡Sht! Deja de hablar mal de él, Sowon. —Regañó la misma castaña.

—¿Mal? Solo digo la verdad. Desde que llegó aquí se cree superior que
nosotras.

—Es superior que nosotras, pero en todo caso ¿Qué te ha hecho?


Directamente.

Sowon suspiró exasperada: —¿Existir?

—Deja de hablar mal de Omega real. —Regañó la mayor de las Betas, una
que llevaba unad cuantas canas en la cabeza. —Si bien sabes que es
caprichoso ¿Qué te hace crees que no se encaprichara con que te echen del
castillo si te escucha? O que el Rey te ahorque.

—Me gustarían las manos del Rey sobre mi. —Aceptó ella curvando una
sonrisa.

—Espero que el Omega te escuche. —Dijo la castaña con molestia.


—Eh ¿Por qué?

—Porque a él no le importa hacer un escándalo y golpear a alguien para


defender su territorio. Y me gustaría que te golpeara.

Sowon se limitó a gruñir y luego darle la espalda. Molesta se dirigió a la


puerta de nuevo y salió, no queriendo colaborar en nada que tuviera que ver
con la boda. Ahogó un grito cuando alguien pasó corriendo por su lado.
Cuando se fijó pudo darse cuenta de que se trataba del tan querido Omega
del Rey. Ugh. Como lo odiaba, y no porque Jungkook tuviera algo malo,
ers eso, ¡El Omega parecía un Omega perfecto! Flacucho y cascarrabias,
pero era hermoso y lo había visto sonreírle al Rey como si fuera la persona
más feliz del mundo. Lo siguió con mala cara, queriendo saber que hacía
corriendo por ahí cuando todo el mundo estaba planeando la gran
celebración. Se detuvo cuando este lo hizo, acercándose a un guardia y
murmurando lo suficientemente alto como para Sowon escuchara.

—Si Jiyook pregunta estoy en la cocina.

El guardia asintió con media sonrisa, pues el Alfa le había dicho lo mismo,
con otras palabras y algo de amenaza, pero de igual modo lo mismo.

—Felicidades por su boda, Omega Jungkook.

—Gracias. —Sonrió el menor con sonrojo en sus mejillas. —Allá voy, no


le digas a nadie.

—Las costureras van a odiarlo, y la Señora Jiyook también. —Casi ríe el


guardia en voz baja. —Pero guardo el secreto.

—Gracias. —Repitió el Omega antes de ir escaleras abajo.

¿Cómo que allá iba? ¡Planeaba casarse en secreto y a escondidas! ¿Cómo


ponía a todos a trabajar para nada? ¿No podía ser paciente? ¡Ah, pero ya
vería! Sowon corrió escaleras abajo, desviando su camino hacia donde
seguramente estaría la mujer pelinegra.

—¡Señora Jiyook!

Jungkook corrió, evitando el contacto con todas las personas que cargaban
flores, platos y telas. Dió vueltas y cruzó pasillos, buscando con esmero la
capilla real. Sonrió cuando llegó hasta ella, empujando las puertas y
deteniéndose al ver a Kim Taehyung parado al final del pasillo, sobre los
escalones que llevaban hasta el lugar del sacerdote, el cual también
esperaba ahí de pie. Su Alfa se había quitado la barba, incluso se había
cortado el cabello, este estando húmedo y peinado hacia atrás, dejando ver
su rostro en su totalidad. Y aunque si ropa era la que usualmente usaría
para un día cualquiera a Jungkook le pareció más que precioso.

—Aquí estoy. —Exhaló el Omega con una sonrisa radiante. —Que guapo
te ves. —Le dijo comenzando a dar pasos en el pasillo.

—¡Jungkook, detente!

—¿Jiyook? —Jungkook miró tras él y parpadeó. —¡Jiyook!

—¿Qué haces aquí abajo? —Regañó la mujer. —¡Y tu Kim Taehyung! —


El nombrado rodó los ojos de forma odiosa y se quejó. —¿Por qué están
aquí? ¡Así vestidos!

—¿Qué tengo? —Preguntó Jungkook mirando su camisa blanca.

—¡Un traje de bodas no por lo que veo!

—Jiyook, tú hiciste todo este escándalo. —Acusó Taehyung. —Todo el


mundo está cocinando, decorando y enviando cartas ¿A qué hora crees que
me voy a casar?

—Apenas es medio día, además ¡Una boda se planea con tiempo! ¡No se
casan de un día para otro!

—Esto era un secreto, no se suponía que se hiciera una celebración. —Se


defendió Jungkook.

—Un Rey no puede casarse en secreto, Jungkook. —Se cruzó de brazos la


mujer. —Ahora vuelve arriba, cámbiate y espera.

—¡Pero Jiyook...! —Jungkook sonrió y se acercó a la mujer, tomando sus


manos y tirando de ella. —¡Tú serás la testigo!

—¿Qué yo qué?

—¡Si, Nana, por favor! Así perdonaré que me dejaras solo en el bosque.

Jiyook hizo una mueca, pues Jungkook seguía insistiendo con que ella lo
había abandonado en medio de su destierro al bosque. Al parecer el golpe
le había afectado mucho a Jungkook. Taehyung curvó una sonrisa cuando
Jungkook tiró de Jiyook hasta sentarla en uno de los tantos bancos,
haciéndola callar con un beso en la mejilla antes de correr a su dirección. El
Omega tomó a Taehyung de las manos y miró a la mujer, sus ojos brillantes
de alegría. Jiyook balbuceó, pero soltó un suspiro de resignación después.

—Hay invitados que vendrán en un par de horas ¿Qué les diran?


—Que yo no los invité. —Dijo el Alfa.

Jiyook hizo una mueca molesta.

—Supongo que tendrán que presentarse en el salón como esposos ya.


Después comenzará la celebración.

—Si, suena bien. —Asintió Jungkook mirando a Taehyung. —TaeTae,


¿Aceptas ser mi esposo?

—Disculpe, Omega Jungkook, pero aí no es. —Intervino el sacerdote.

Taehyung lo miró de mala gana y mostró sus colmillos.

—Cállese.

—No, Tae, está bien. —Jungkook sonrió al viejo hombre y asintió: —


Hágalo usted.

Jiyook en su asiento se cruzó de brazos, no evitando sonreír de alegría y


ternura ante la visión de el hombre que había criado casándose con el amor
de su vida. Su corazón se hizo añicos ante la idea de que él ya no la
necesitaba más, pero se reconfortó diciéndose que habían unas cuantas
cosas más para las que la necesitarían aún en su unión.

—Queridos hermanos. —Empezó el hombre. —Estamos aquí reunidos en


este altar para que Dios bendiga la unión de dos seres cuyo amor los a
traído hasta acá...

—Pss, Jungkook. —Susurró Taehyung mientras el sacerdote hablaba y


hablaba.

—¿Si?

—Te amo.

El Omega se sonrojó y sus ojos se llenaron de lágrimas cristalinas.

—Yo más. —Suspiró. —Mucho, mucho, mucho más.

—Por lo tanto pregunto a ambos, ¿Están decididos a amarse, respetar y


apegarse a la vida de un matrimonio por el resto de sus vidas hasta que la
muerte los separe? —Preguntó el viejo hombre mirando a ambas personas.

—Si, lo estamos. —Asintió Taehyung.


—Con las manos unidas, díganse sus intenciones con esta unión.

Jungkook se relamió los labios y apretó las manos que ya tomaba, su voz
temblorosa sin poder evitarlo.

—Pretendo estar contigo sin importar que o quién. —Susurró con un par de
lágrimas deslizándose por sus mejillas. —Y sin importar el tiempo o la
distancia, ni siquiera la muerte hará que mi amor por ti deje de existir, Kim
Taehyung. Te amo y quiero estar a tu lado por siempre.

El Alfa mostró una de sus pocas sonrisas cuadradas y grandes, mostrando


su total felicidad ante las palabras se su sentimental Omega.

—Pretendo amarte el resto de mis días. —Murmuró el rubio mirando los


ojos negros. —Incluso si no me lo permites mi amor por ti siempre estará
presente. Sin importar lo frío que mis palabras y corazón se vuelvan tú
siempre mantendrás un lugar cálido en mi ser que guardará todo mi amor
por ti, mi Omega consentido.

—Ay, Taehyung. —Sollozó el Omega llorando, cerrando sus ojos cuando


las manos de su Alfa limpiaron sus lágrimas.

—¿Recibes a este Omega como tu futuro esposo?

—Si, lo hago. —Asintió Taehyung.

—Y tú Jungkook, ¿Recibes a este Alfa como tu futuro esposo?

—Si, claro que sí.

—Ahora los declaro, Alfa y Omega. Pueden...

El Alfa dejó de hablar cuando el Omega abrazó al Alfa del cuello y el rubio
se inclinó para besarlo, su lengua empujando contra la boca del menor
mientras él lo aceptaba con pasión. El sacerdote no hizo más que verlos con
disgusto por tan poco respeto y pudor, estaban en público, en una capilla, y
no se daban un simple beso de matrimonio. Jungkook sonrió cuando ambos
se separaron y miró los ojos azulados con admiración, obteniendo el mismo
sentimiento por parte del Alfa.

—¿Listo para celebrar, esposo mío? —Preguntó Taehyung guiñándole un


ojo a Jungkook.

Este asintió: —Muy listo, esposo mío.

Y realmente Alfa y Omega no pretendían tener una celebración, de no ser


porque Jiyook se había enterado de lo que planeaban hacer no hubieran
recibido en el castillo a los hombres del consejo y a personas importantes
para celebrar el matrimonio. Pero ambos realmente lo disfrutaron, la
música, la comida, la compañía y la forma en que tiraban la casa por la
ventana en medio de risas, ebriedad, baile y de más, todo después de dar un
paseo por el reino como esposos. Vestidos de blanco y con un carruaje
bañado en blanco y dorado, recibiendo aplausos y silvidos por la
inesperada celebración. Sin duda fue uno de los mejores días de todas sus
vidas, una de las mejores noches...

~•~•~

Jungkook sostuvo el aire en sus pulmones y lo dejó ir poco después,


exasperado con las mujeres que corrían de aquí para allá en la cocina y una
Jiyook que no dejaba de picotear un trozo de fruta de suave color rojo con
un tenedor. Una mujer que se había ido hacia más de una hora entró
corriendo a la cocina, cerrando la puerta luego de mirar a cada lado y luego
acercándose a la mesa en donde estaba sentado Jungkook y en donde poco
después las cocineras y Jiyook se acercaron.

—De verdad que esto es de lo más innecesario. —Refunfuñó el Omega.

—Tenemos que estar seguras, Jungkook.

—¿Seguras de qué si ya les he dicho? —Casi grita el pelinegro cruzándose


de brazos.

—Mira, Jungkook. Te tomas esto o no respondo.

—Vamos, que recién mi hermana se la ha sacado del pecho. —Habló la


mujer que recién volvía a la cocina con un vaso en manos lleno de claro
líquido blanco.

—Que no quiero tomarme la leche de tu hermana.

—Omega Jungkook, corrí hasta casa solo para buscar esto. —La mujer
dejó el vaso sobre la mesa y se cruzó de brazos. —Solo porque no hay
nadie cerca que recién haya dado a luz, ¡Estoy congelada, la nieve persiste
hasta febrero! ¿O lo olvida?

—Chanmi, no me reclames como si yo te hubiera enviado por ella. —


Jungkook la miró mal.

—Bueno, ya está. —Jiyook señaló a Jungkook un momento antes de echar


la leche de pecho en el tazón de la sandía. —No es como si te lo tuvieras
que tomar todo, solo un poquito para saber.
—Ya yo sé que estoy embarazado. —Insistió Jungkook bajando la voz. —
En el baño escondí mi prueba, oriné en una bolsita de cuero con semillas de
trigo y cebada con sal y germinó, te lo enseñé Jiyook...

—Quiero estar segura, Jungkook.

—¿Qué más seguro que yo? Deberías ayudarme a ocultarlo, no a hacerlo


saber más. Mira que no fue fácil con Taehyung pisándome los talones.

—Por favor, solo tómatelo.

Jungkook gruñó en voz baja y estiró sus manos hasta el tazón, olisqueando
por encima. ¡Estaba tibia la leche, que asco! ¿Cómo iba a tomarse la leche
del pecho de una mujer desconocida? ¡Taehyung iba a nalguearlo por hacer
algo tan asqueroso! Aunque estaba seguro que sería lo menos preocupante
de ahí en adelante. Así que con valor se pellizcó la nariz y empinó el tazón,
bebiendo grandes tragos en los que la leche y la sandía se colaron en su
boca y se deslizaron obligados por su garganta. Después de unos tragos no
pudo beber más, se le hizo repulsivo. Entonces dejó el tazón en la mesa y
sacó la lengua.

—Que asco. —Casi chilla.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó Jiyook. —¿Qué sientes? ¿Qué pasa?


¡Habla, Jungkook!

—¡Asqueado! ¿Cómo debería sentirme?

Las cocineras se miraron entre sí y fruncieron los hombros, suponiendo que


el Omega después de todo estaba muy equivocado. Eso hasta que Jungkook
abrazó su estómago y se inclinó hacia el suelo, quejándose en voz alta de
un dolor de lo más terrible. Fue cuestión de timpo para que se fuera en
vómito. Jiyook tiró de su cabello negro y negó una y otra vez, exaltándose
al escuchar la puerta abrirse y la voz del Rey y Alfa líder resonando en el
lugar.

—¿Qué sucede aquí?

Jungkook lagrimeó y limpió sus labios, levantando la mirada hacia el Alfa


y levantándose de su asiento. Taehyung miró con el ceño fruncido el
desastre en el suelo y a las cocineras. Jiyook relamió sus labios de repente
resecos y negó con su cabeza una y otra vez con preocupación. El Alfa
miró a las cocineras y les dió una señal para que se fueran, cosa que
hicieron de inmediato. Taehyung se acercó a Jiyook, mirando como
Jungkook desviaba su mirada a cualquier punto muerto.

—Pregunté que sucede, Jungkook.


—¿Qué más? Me vine en vómito.

—¿Y que has comido que te viniste en vómito, uhm? —Cuestionó el Alfa
moviéndose a la mesa y tomando el tazón con una mirada asqueada. —
¿Qué mierda es esto? ¿Leche y qué más? ¿Por qué huele así de raro?

—Por nada.

—Taehyung. —Llamó Jiyook tocando su brazo para tener su atención. —


Es obvio lo que hacemos aquí.

—No para mi, aclara mi ignorancia, por favor. —Casi exigió el mayor
posando sus manos en sus caderas.

Y Jungkook se culpó por pensar que era el hombre más sensual de todo el
mundo en aquellos momentos críticos. Jiyook tomó una respiración y
frunció los labios.

—Una prueba de embarazo. Jungkook vomitó y eso significa que sí lo está,


pero hay otras cosas que podemos hacer para asegurarnos. —Se apresuró a
decir Jiyook mientras el rostro del Alfa se pintaba de rabia.

—Que no, Jiyook. —Musitó Jungkook mirando al Alfa y caminando para


estar frente a él. —Las semillas en la que oriné germinaron, así que estoy
embarazado, no hay negativa de eso y no pienso buscar un método que lo
niegue.

El ambiente se volvió tenso y silencioso entonces hasta que Jungkook


habló de nuevo.

—Además las semillas de cebada fueron las que germinaron, no las de


traigo.

—¿Y eso que mierda tiene que ver? —Casi espeta Taehyung.

—Que me dijeron que eso significa que es un niño. Vamos a tener un niño,
Tae.

El Alfa inhaló con fuerza y llevó sus manos a su rostro, frotandolo con
rabia y una desesperante lentitud. Jungkook se cruzó de brazos y lo miró
murmuras entre dientes cosas inentendibles mientras que Jiyook daba un
par de pasos atrás temerosa de lo que ocurriría. Jungkook en cambio se
mantuvo tranquilo con aquella situación, como si no le sorprendiera nada la
reacción de su Alfa. Puso mala cara cuando Taehyung lo tomó del brazo e
intentó llevárselo, esto siendo impedido por los forcejeos de Jungkook.
—Vate a la cama, voy a traer Génebra.

—Yo no me voy a comer ninguna Génebra.

Taehyung tomó a Jungkook del rostro con fuerza y lo acercó al suyo,


ambos mirándose con profundo enojo.

—Que te vayas a la maldita cama.

—Que no voy a esperar a que me traigas ningún veneno para el vientre. —


Musitó el Omega. —Y suéltame que me estás lastimando, bruto.

—¿Qué pretendes? —Taehyung casi sonríe con sarcasmo. —¿Quieres que


esto avance? ¿De verdad estás dispuesto a seguir adelante con esto?

—Si, como lo hice antes.

—Ya, ¿Para perderlo como antes?

—Kim Taehyung. —Intervino Jiyook molesta, notando como Jungkook


parecía furioso bajo el agarre del Alfa.

—Cállate, Jiyook. —Ordenó el mayor sin dejar de ver los ojos del Omega.
—Dime ¿Qué diferencia hay entre que yo lo mate ahora a que lo pierdas a
los cuatro o cinco meses? —Jungkook no respondió a sus preguntas. —
Dime, Jungkook ¿Por qué quieres seguir con esto cuando sabes que va a
terminar mal?

—No va a terminar mal.

—Tús embarazos no dicen lo mismo. ¿O se te olvida?

—¡Todo va a estar bien!

—No, nada va a estar bien. —Gruñó Taehyung. —Ni el bebé va a estar


bien, ni tú vas a estar bien. ¿Crees que quiero que vuelvas a enloquecer
cuando vuelvas a perder a un bebé? ¿Acaso está bien la forma en la que te
entregas a la tristeza cada vez que eso pasa? Además yo sigo sin querer un
hijo, ¿Crees que está bien pasar por sobre mis deseos?

—¿Por qué solo yo tengo que sacrificarme? —Reclamó Jungkook


rasguñando las muñecas de Taehyung. —¿Por qué debes tú pasar por sobre
mis deseos? ¡Tú no vas a hacer nada, el bebé voy a tenerlo yo!

—¡Sobre mi maldita autoridad vas a tener un hijo!


Jungkook jadeó cuando Taehyung lo liberó de su agarre, empujándolo un
pocoy casi haciéndolo caer de espaldas al suelo. Tembló levemente cuando
Taehyung golpeó la mesa con su puño.

—¡Yo soy tu Alfa y soy el maldito Rey de Seoul, Jungkook! ¡Aquí el que
manda soy yo! —Su mano golpeó con fuerza el tazón de leche arrojándolo
al suelo y haciéndolo quebrar. —¡Obedéceme o atente a las consecuencias
de tu rebeldía!

—¡Kim Taehyung, ya detente! —Gritó Jiyook. —Van a escucharte allá


fuera, están recién casados ¿Por qué arruinarlo con esta discusión?

—Esto no es una discusión es una rabieta. —Contestó Jungkook


cruzándose de brazos. —Una rabieta estúpida.

Al Omega se le llenaban los ojos de lágrimas ante la ceguera de rabia que


su Alfa tomaba.

—Tienes razón. —Respondió Taehyung tomando un respiro profundo. —Y


como es una rabieta estúpida vas a subir a la maldita habitación y vas a
tomar un baño que te ayude a pensar mejor.

—¿No quieres tomar un baño conmigo? Te hace falta el agua en la cabeza.


Quizá así entiendas que tú no decidirás esto. —Jungkook tendió sus manos
para tomar el rostro del Alfa y suspiró, comenzando a soltar lágrimas se
frustración. —Sé que crees que no va a salir bien, pero ¿Y si logro tener a
este bebé? —Suspiró. —No quiero que me dejes...

—Entonces mata lo que llevas en el vientre.

El Omega bajó la mirada y lloró.

—No quiero matarlo, quiero quedármelo.

Taehyung se quitó las manos del Omega del rostro como si las palabras de
su esposo fueran la mayor traición de su vida, retrocediendo.

—Voy a matarlo en cuanto nazca, Jungkook, no permitiré que viva.

—¡Entonces mi iré del castillo!

—¡Sobre mi cadaver sales de aquí! —Gritó Taehyung saliendo de la


cocina, gritando afuera. —¡Kim Jungkook no sale ni siquiera al jardín!
¡Quien lo permita irá directo a la horca!

Jungkook golpeó el suelo con su pie y lloró, sintiendo a Jiyook sisearle


para calmar su llanto.
—¡No es justo! —Jungkook se cubrió el rostro. —¡No se vale, Kim
Taehyung!

~•~•~

El Omega se removió en su lugar, incómodo por el calor que se colaba en


su cuerpo y lo hacía hervir. Su mano fue a su frente, apartando el cabello
que caía en esta y suspirando entre su inquieto sueño, llevándola luego a su
nuca para empujar el rostro que se enterraba en ella.

—Taehyung. —Llamó tocando su nariz con sus dedos. —Tae.

—¿Qué? —Respondió con voz ronca el Alfa, apretando el agarre de su


brazo.

Jungkook se quejó, tocando el brazo que se ajustaba a su cuerpo, por


encima de su pronunciada panza de embarazado, no llegando a tocarla pero
si aplastando su pecho, el cual estaba dolorido. La apartó de inmediato,
obteniendo un gruñido del Alfa.

—¿Qué?

—Tengo calor. —Suspiró. —Desnúdame.

—Tengo pereza.

—TaeTae. —Lloriqueó Jungkook sintiendo el sudor en su cuello. —


TaeTaeeee.

Un par de toques en la puerta hicieron gruñir a Jungkook. ¿Por qué


molestar en aquella tarde soleada y calurosa cuando solo querían tomar una
siesta? No entendía, aunque tal vez solo el sentía calor aquel día de
Octubre. Aún así sintió como el Alfa se levantaba y caninaba hasta la
puerta, abriéndola. Jungkook continuó con sus ojos cerrados, retomando su
siesta.

—¿Si? —Preguntó Taehyung a la Beta Jihyo.

—Majestad, aquí está la partera.

Taehyung visualizo a la mujer destrás de Jiyook, asintiendo después.

—Claro, pasen. —Taehyung dejó el paso libre y caminó de nuevo a la


cama, inclinándose para tocar a Jungkook. —La partera está aquí,
Jungkook.
—¿Quién?

—La partera. Levanta.

—Ah. —Jungkook abrió los ojos cuando Taehyung tomó sus manos y tiró
de ellas para sentarlo en la cama.

El Omega observó como Taehyung caminaba hasta el balcón y cerraba las


puertas, dejandolo ahí solo. Miró a Jihyo y a la otra mujer, saludando con
vergüenza por su estado sudoroso y somnoliento.

—Majestad ¿De nuevo durmiendo? —Preguntó la partera.

—Si, es que...

—Le dije que no debería dormir de más. Si duerme mucho su cuerpo se


vuelve débil, y si se vuelve débil el embarazo puede ser débil.

Jungkook apretó los labios: —Sé lo que dijo.

Jihyo se acercó a Jungkook y lo ayudó a subir su camisa de pijama, dándole


una sonrisa suave a la que Jungkook correspondió. La partera se acercó y
posó sus manos arrugadas sobre la panza redonda e hinchada del Omega.

—¿Cómo se ha sentido?

—Cansado.

—Se pondrá más cansado, pero por favor siga mis consejos. ¿Se mueve el
bebé?

—Mucho, por la noche.

—¿Y está comiendo lo suficiente?

Jungkook hizo una mueca. Comía, pero no lo suficiente. Todo lo echaba


afuera en vómito y era muy difícil no hacerlo. En la noche era cuando más
comía porque no vomitaba a esas horas. Asintió.

—Lo intento.

—Debería.

Ahg, pero que odiosa. ¿No pudieron elegir otra partera para él? La mujer lo
miraba como si todo en el estuviera mal y Jungkook no entendía cómo
podría tolerarla más tiempo.
—Cuando el bebé nazca le daré de mi pecho para alimentarlo bien, usted
aún permanece muy delgado y no creo que esté en condiciones de hacerlo.

Jungkook parpadeó impresionado con las palabras, casi balbuceando en


confusión.

—¿De su pecho? —Jungkook arqueó una ceja. —¡Ja!

—¿Qué le divierte?

—Usted no le dará del pecho a mi bebé, lo haré yo. —Jungkook se toco el


pecho como referencia. —Soy su madre.

—No creo que comprenda que las familias importantes mantienen a una
Nana que se encarga de sus hijos.

—Disculpe, pero ¿Cuándo la elegí yo cómo Nana de mi bebé?

—Desde la primera vez que vine aquí supuse eso, yo lo traeré al mundo.

—No, yo lo traeré al mundo. Usted va a sostenerlo cuando salga. —


Contestó Jungkook de forma grosera. —Lo siento, pero usted no puede
tomar ese lugar. Yo voy a anamantar a mi bebé y yo cuidaré de él.

La mujer de cabello canoso y mejillas caídas frunció los hombros de mala


gana, quitando sus manos de la panza de Jungkook.

—Como quiera, Majestad. Ya me voy, nos volveremos a ver el día del


parto, a de ser en cualquier momento, lo ha cargado más de lo necesario.

—Hasta entonces. —Se despidió Jungkook disgustado.

La mujer se encaminó hasta la puerta y Jihyo la despidió, caminando hasta


Jungkook rápidamente y acomodando su camisa.

—¿La escuchaste? —Susurró el Omega.

—No le haga caso, Omega Jungkook. —Pidió Jihyo. —Lo mantendrá en su


vientre hasta que esté listo para salir. Le traeré algunas galletas.

—Si.

La mujer hizo una reverencia y se fué. Jungkook miró hacia el balcón,


Taehyung dándole la espalda con las manos tras él, muy propio del Alfa.
Jungkook lo llamó con un grito y este volvió a la habitación, sentándose en
la cama para colocarse las botas.
—¿Por qué me dejas solo cuando viene ella?

—Es tu asunto.

—Que grosero de tu parte. —Se quejo Jungkook, pero sonrió luego. —¿Me
acompañas a un lugar?

—Estaré ocupado.

—Mentiras. Vamos, acompáñame. —Jungkook se arrastró hacia la orilla de


la cama y exhaló con fuerza. —Ay, que difícil moverse.

—¿A dónde vas descalzo? —Preguntó Taehyung cuando estuvo lo


suficientemente cerca de la puerta.

—Sígueme, TaeTae.

Taehyung se levantó de la cama y siguió a Jungkook, el cual reposaba sus


manos sobre su gran panza redonda. Juntos caminaron pocos metros hasta
llegar a la habitación al lado de la suya. Jungkook abrió la puerta y entró,
alzando sus manos en el aire.

—¡Sorpresa!

Taehyung frunció el ceño: —¿Y esto?

—¡La habitación del bebé!

Jungkook sonrió y se adentró hasta estar en el centro de el lugar, mirando a


Taehyung. El Alfa miró las paredes color mantequilla iluminada por la luz
que se colaba por el ventanal y las cosas en la habitación; Unos cajones,
unos asientos. Le llamó la atención una cuna a la que Jungkook se
acercaba, esta parecía una mecedora y era grande y alta, tal vez para que el
bebé no estuviera cerca del suelo.

—Aquí va a dormir cuando este grande.

—¿Por qué no mientras está pequeño?

—Harán otra para cuando este pequeño, una pequeña que lo pueda acunar.
—Jungkook se acarició la panza y sonrió. —Ah, y mira esto.

Taehyung miró como el Omega se acercaba a una silla mecedora que


estaba pintada de blanco, se acercó a él cuando quiso sentarse.

—Aquí lo voy a mecer cuando llore.


—¿Ahí le vas a dar teta?

—Ajá. —Sonrió Jungkook alegre, mostrando sus dientes de conejo entre su


rostro hinchado.

Taehyung suspiró. Que cambiado se veía su Omega, aunque su


alimentación lo mantenía preocupantemente delgado no parecía enfermo.
Su rostro se había hinchado y su cabello no lo había cortado hacía un
tiempo y llegaba hasta su mentón. Se veía perezoso, pero muy feliz y
precioso, ahí en su pijama blancs. Como si el embarazo fuera una hermosa
tortura.

—A ver si no es incómoda.

El Omega se sentó en la silla y casi de inmediato esta se rompió. Taehyung


lo tomó de los brazos con agilidad y fuerza, impidiendo que este cayera,
pero escuchando su grito de susto elevarse en el lugar. Taehyung miró a
Jungkook queriendo caer sobre sus rodillas en cuanto lo puso de pie, pudo
verlo incluso derramar un par de lágrimas. Taehyung miro la silla medio
rota y algo llamó su atención. Aserrín.

—¿Jungkook? Jungkook mírame ¿Estás bien? ¿Te duele? ¡Háblame,


Jungkook!

El Omega se limitó a sollozar, llevando sus manos a su vientre. Y


Taehyung nunca le había tocado el vientre en todo su embarazo, pero no
pudo evitar hacerlo, tanteando con cuidado y buscando la mirada del
pelinegro.

—¿Jungkook? Háblame, mi amor ¿Te duele? Dime ¿Te duele?

—S-Si. —Jungkook parpadeó y mostró sus dientes en una mueca. —S-


Siento puntadas. Creo que fue el susto.

—Ven aquí, vamos a la cama.

Taehyung se inclinó y Jungkook lo abrazó del cuello, dejándose cargar


como a un niño para salir de aquel lugar. Taehyung lo llevó rápidamente a
su habitación, dejándolo en la cama y recostándolo. El Omega continuó
tocando su panza, quejándose en voz alta mientras Taehyung deslizaba sus
manos en su vientre, tratando de alguna manera de calmar su malestar.

—¿Duele mucho? ¡A quien mierda hizo esa silla lo voy a...!

—Taehyung. —Lo interrumpió Jungkook calmando su respiración y


tomando una profunda inhalación. —Ya se está pasando, ya está pasando.
—¿Seguro? Jungkook, dime ¿Estás seguro? ¿No llamo a alguien?

—No, estoy bien. —Jungkook hizo una mueca. —Dame la mano.

—¿Qué?

—Dámela, aquí, toca aquí. —Jungkook señalo el lado izquierdo de su


estómago y Taehyung lo tocó.

—¿Te duele aquí? ¿Te...?

Taehyung jadeó al sentir algo empujar contra su palma. Cuando estuvo a


punto de alejarla Jungkook posó su mano sobre la suya, obsequiándole una
sonrisa. De nuevo, algo empujó contra la mano del Alfa y se movió.

—Creo que también se asustó. —Susurró Jungkook. —Dile que puede


estar calmado.

—¿Que... Le diga? Estás demente.

—Anda, dile.

—No, Jungkook. —Se negó el Alfa como si de verdad estuviera loco. —


Eres tú quien le habla a tu panza de madrugada.

Jungkook sonrió y Taehyung hizo una mueca.

—Esto se sinte lo suficientemente raro. —Musitó mirando su mano


mientras bajo la piel de Jungkook un bebé continuaba moviéndose. —
Suéltame, debo hacer algo.

—No tardes, por favor.

—No.

Taehyung fue liberado del agarre y se encaminó fuera de la habitación,


buscando a los guardias que vigilaban aquel pasillo y exigiendo una lista de
aquellos que habían entrado a aquella habitación. Solo un nombre salió a
flote.

~•~•~

Park Sowon jadeó mientras era empujada contra la pared, una mano
ahorcándola sin titubeos mientras poco a poco perdía el aire.

—Tú hiciste lo de la silla.


—L-Lo lamento. —Se disculpó ella a penas. —L-Lo siento.

—Yo no perdonó estás cosas, tienes suerte de que mi Omega no cayó al


suelo.

La mujer sacó la lengua e intentó con todas sus fuerzas tomar aire, esto en
vano totalmente. El Alfa rubio se inclinó hacia su oreja, musitando:

—Si a mi bebé o a mi Omega les pasa algo puedes jurar que quedarás
irreconocible cuando te mate.

El Alfa soltó a la mujer y la dejó caer el suelo, alejándose del lugar


mientras gritaba con rabia:

—¡La quiero en el calabozo y bañada en agua helada! Dejenla en la


ratonera y que se coman su piel.
❝Cuarentaysiete❞
¿Can you see my heart? — Heize.

Kim Taehyung siempre tenía el control, eso era lo que mantenía su mundo
estable. Las situaciones que no podía mantener bajo su control solían
ponerlo furioso y desesperado, porque era un total maníaco con el control.
Las veces que Jungkook estuvo embarazado se sentía frustrado, porque el
no podía controlar un embarazo, mucho menos lo que vendría después de
eso; Un bebé. Sin emabargo se sintió peor cuando Jungkook perdió a un
bebé tras otro, porque Jungkook estaba muy triste y nada, absolutamente
nada podía ocupar el lugar de sus bebés fallecidas, ni siquiera él. No tenía
el control de la felicidad de su Omega, mucho menos de las cosas que eran
primordiales para él, y eso le alteraba los nervios. Nunca entendió, ¿Por
qué un bebé es importante? Solo es un niño, uno que tendría que atender
día y noche hasta que pueda cuidarse por sí mismo. ¿Por qué eso tenía
sentido? ¿Por qué era tan importante para Jungkook? Nunca entendió, y
nunca quiso entender. El no quería ser papá, ¿Cómo iba a ser papá? Nunca
tuvo un buen padre, el no sería buen padre. ¿Qué haría cuando una pequeña
persona lo mirara al rostro y lo llamara "padre"? ¿Qué se suponía que iba a
hacer?

En medio de sus pensamientos solo tenía un deseo; Volver a los días en los
que Jungkook no estaba a punto de dar a luz. Pero no podía retroceder el
tiempo y nada lo ponía más nervioso.

No habían gritos, ni siquiera había llanto. Jungkook nunca había estado


más callado y eso hacía que Taehyung sintiera duda sobre la situación.
¿Realmente estaba a punto de dar a luz? ¿Era su sudor causa de alguna
fiebre? ¿El dolor que decía sentir era a causa de otra pérdida? ¡No! No se
podía tener una perdida a los diez meses de embarazo, era ridículo, se
trataba de dar a luz.

—¿Por qué está callado? —Musitó el Alfa mirando a la partera que hacía a
Jungkook abrir las piernas.

—No lo sé. —Respondió la anciana dejando que la manta cubriera la


intimidad del Omega mientras este separaba las piernas. —Tal vez empiece
a gritar pronto.

—Sht. —Siseó Jungkook con los ojos cerrados, jadeando luego y


frunciendo el ceño con más profundidad.

—Puja, Jungkook. —Pidió la mujer.


—No quiero. —Negó el pelinegro, su voz teñida de preocupación. —No
quiero, no quiero.

—¿Quién te ha dicho que debías querer? Debes pujar. Vamos, puja.

Jungkook apretó los dientes, mostrando los mismos tensando su cuerpo


mientras obedecía la orden, su rostro tornándose rojizo mientras pujaba por
primera vez aquella noche. Taehyung inhaló y exhaló con fuerza cuando
Jungkook se detuvo y se dejó caer sobre su almohada, respirando agitado y
agotado por aquella simple acción de pocos segundos. La mujer levantó la
manta solo para que ella lograra ver mientras que Taehyung desde su lugar
en el tocador no podía ver nada. Ella negó.

—Nada. Puja.

Jungkook tomó aire y obedeció, pujando no más que cinco segundos antes
de exhalar y rendirse sobre su almohada, estando muy cansado. La anciana
mujer hizo una mueca.

—Lleva así pocos minutos, ¿Por qué ya está tan cansado?

—¿Cuántos hijos dijo que tenía? —Preguntó Taehyung mirándola de mala


gana.

Ella miró por sobre su hombro al Alfa, arqueando una de sus cejas.

—Once.

—Puedo entender porque le salen tan rápido y sin esfuerzo.

—Kim Taehyung. —Susurró Jungkook en un intento de regaño, aún


recostado en su almohada como si durmiera.

—Mientras más rápido mucho mejor. —Aseguró la mujer. —Jungkook


sufre menos y el bebé sale más pronto.

—De igual modo quiero que lo trate de buena gana, casi con cariño ¿Bien?

—Kim Taehyung, por favor. —Repitió Jungkook en un suspiro. —Nada de


peleas. No esta noche, no ahora.

El Alfa frunció los labios y mordió el interior de su mejilla derecha,


gruñendo. Miró a Jungkook jadear, posando sus manos a cada lado de su
almohada e inflando sus mejillas. Entonces pujó de nuevo. Taehyung contó
los segundos, fueron diez, luego Jungkook sollozó bajito, su cabello negro
comenzando a mojarse de sudor. La mujer miró de nuevo bajo la manta y
volvió a negar bajándola.
—Haz un esfuerzo, Jungkook.

—Pero si está haciendo un esfuerzo. —Volvió a hablar Taehyung, no


pudiendo contener mucho más tiempo su rabia. —¿No recuerda acaso su
primer parto?

—Claro que lo hago, mi bebé murió.

Taehyung miró el rostro de Jungkook de inmediato, este inerte e indiferente


hasta que sus labios se movieron apenas para murmurar.

—Váyase.

La mujer miró al Omega con confusión.

—¿Qué?

Jungkook formó un puchero sin poder evitarlo, llevando sus manos a sus
ojos cerrados para cubrirlos antes de comenzar a llorar en voz alta, sin
importar quien lo llegara a escuchar. A Kim Taehyung se le rompió el
corazón, como solo Jungkook podía romperselo. La mujer miró al Alfa y
este le indicó que se fuera de inmediato. ¿Cómo se le ocurría decir aquello?
Si bien ella desconocía totalmente las pérdidas del Omega era un muy mal
comentario en una situación como aquella. Taehyung cerró la puerta y miró
a la cama con pena, caminando hasta esta para sentarse a un lado de
Jungkook, tendiendo su mano para acariciar su húmedo cabello. Se dió
cuenta de que sus propias manos temblaban y que su corazón palpitaba
rápido, muy rápido. Se dió cuanta de lo asustado que estaba y de lo
inseguro que se sentía por primera vez en muchísimos años. Ni siquiera
dejar a Jungkook lo hizo sentir de aquella manera y no lograba comprender.
Jungkook alejó sus manos de su rostro y miró a Taehyung con ojos
grisáceos. Se habían tornado de aquel color hacía ya unos días, algo que
causaba el embarazo en las parejas de Alfa y Omega. Jungkook había
obtenido ojos grisáceos y Taehyung había obtenido una espalda llena de
pecas.

El Alfa se inclinó y besó los labios rosados deformados en un puchero,


luego su nariz y su frente, apartando el cabello de ella. Jungkook tendió sus
manos para tomar al Alfa de las mejillas, derramando lágrimas y lágrimas
que Taehyung se encargaba de limpiar.

—No le prestes atención, está loca. —Aseguró Taehyung.

—¿Por qué estás temblando? —Sollozó Jungkook. —¿Estás asustado


también?
—Bah. —Taehyung se tumbó a un lado de Jungkook, apoyándose de su
codo para verlo desde arriba. —Hace frío...

Taehyung jugó con los botones en la pijama de Jungkook y el lugar se llenó


de silencio. El mayor miró los ojos de Jungkook rato después, mirando
como estos se llenaban de nuevas lágrimas al igual que los ojos del Alfa.
Jungkook tragó duro y susurró en secreto.

—¿Recuerdas lo que dije la otra vez, Taehyung?

—Dices muchas cosas, mi amor.

—Taehyung...

Ah, pero claro que recordaba. ¿Cómo no iba a recordar a que se refería su
Omega?

Era una noche de los principios de octubre, la segunda noche del mes en
realidad. Jungkook había sentido la ausencia en la cama y el frío que se
colaba por el balcón así que eso interrumpió su profundo sueño. Al bajar
de la cama pudo divisar a Taehyung fuera de la habitación, recibiendo
todo el frío de la noche en el balcón, completamente desnudo como de
costumbre cuando era de noche. El Omega se levantó descalzo y con el frío
en los huesos, caminando en medio de temblores de su cuerpo y
abrazándose a sí mismo hasta llegar a estar tras el rubio. Sus manos
tocaron la espalda fría, no causándole ninguna sorpresa mientras la
acariciaba y paseaba hasta su cintura abrazándolo. Besó las pecas en la
espalda ancha y reposó su mejilla en ella, sintiendo muy cálido el cuerpo
de su esposo.

—¿Estás bien?

—No.

—¿Quieres hablar? —Preguntó Jungkook moviéndose a un lado para ver


la cara del Alfa. —¿Qué te mantiene despierto?

Taehyung miró a Jungkook de reojo y miró su panza, negando antes de


desviar la mirada. El Omega parpadeó con cansancio, no solo por su
cansancio físico en aquel momento, sino por el cansancio de aquella
actitud del Alfa.

—Taehyung...

—¿Qué?
—Está a nada de nacer.

—¿Y crees que no lo sé? —Preguntó Taehyung volviendo la mirada al


menor en acusación. —¿Crees que no está rondándome en la cabeza?

—Mi amor, ¿Por qué estás tan asustado?

—Yo no estoy asustado. Estoy furioso, estoy furioso contigo, conmigo y con
esa cosa que llevas ahí dentro. —Señaló la panza cubierta de Jungkook.

El Omega se tocó la panza, el viento frío colándose bajo su bata de dormir


azul. Acarició su vientre y lo cubrió con sus manos, como si de esa forma
pudiera hacer que el bebé no tuviera frío o que escuchara a Taehyung.
Cosas que Jungkook pensaba.

—¿Y por qué no dejas toda esa furia de lado? Nuestro bebé solo necesita
amor.

—Amor. —Casi gruñe el ojiazul. —¿Qué amor, Jungkook? ¿El amor que
dejarás de tenerme para dárselo?

—¿Qué? —Jungkook abrió sus ojos de golpe e hizo una mueca. —¿De qué
hablas?

—Sabes de que hablo.

Jungkook balbuceó y luego miró con incredulidad a su mayor.

—Taehyung, ¿Estás celoso de tu bebé? —Ante la falta de una respuesta


elevó la voz. —¿Estás celoso? ¿Ha sido eso siempre?

—¡No es solo eso Jungkook! ¡Es todo! —Exclamó Taehyung tomando su


cabello y caminando de lado a lado. —¿No lo ves? ¿Acaso no lo ves? Yo
no puedo ser padre, no puedo ser algo que no sé y cuando lo notes ya no
vas a quererme. —Taehyung miró a Jungkook y señaló su panza de nuevo.
—Eso va a reemplazarme, va a hacerlo como yo reemplace a Yoongi, y vas
a dejar de amarme como mamá dejó de amarlo...

—Taehyung, Taehyung basta, mi vida, para. —Pidió el menor sosteniendo


su rostro para calmarlo. —¿Qué dices? Nadie dejará de amar a nadie. Por
el contrario...

—¿Por el contrario qué? ¿Qué? —Jungkook miró al Alfa con pena cuando
pareció muy abrumado con la situación. —No me mientas, esto va...

—Esto va a volvernos una familia. —Interrumpió el pelinegro. —Seremos


tres ahora y seremos muy unidos y felices. Kim Taehyung... —El Omega
acarició las mejillas frías y mostró una sonrisa. —Nadie nunca va a
reemplazar tú lugar y nadie nunca va a reemplazar el lugar de nuestro
bebé. Ambos son tan importantes como el aire para mi y siempre será así.
Te amo y tú me amas a mi. Es momento de que ese amor que nos tenemos
sea sentido por alguien más también, ¿No lo crees?

Taehyung calló ante las palabras, rendido por las caricias que calmaban
los tan rápidos palpitos de su corazón. Cerró sus ojos y tragó duro,
completamente confundido.

—Y-Yo no puedo...

—Prometo que podrás. —Susurró Jungkook. —¿Prometes que vas a


intentarlo?

Taehyung miró los ojos grises con titubeo, acorralado por la sonrisa del
menor.

—Si, está bien.

—Duele.

Taehyung parpadeó, dejando sus recuerdos de lado mientras que acariciaba


la cabeza que reposaba en su pecho. Bajó su mirada y miró a Jungkook
frotando su pronunciada panza descubierta.

—¿Tú barriga?

—Duele mi vientre y baja. —Acarició su ombligo y deslizó el dedo hacia


abajo. —Y luego mi culo.

—Deja las groserias.

—Pero si es verdad.

Taehyung sonrió y miró a Jungkook cuando levantó la cabeza, pero este


parecía estar medio dormido. Habían pasado unos pocos minutos y
Jungkook estaba lo suficientemente agotado de pujar y removerse, así que
se había desnudado y acurrucado junto a su Alfa mientras Jiyook daba
vueltas por el lugar, haciendo que la habitación estuviera cálida con más
velas y preparando agua tibia con miel y manzanilla; Alguna tradición que
Jungkook no conocía, pero que seguramente todas las madres sí. Taehyung
besó la frente pegajosa de Jungkook y suspiró.

—Lamento no poder llevar el dolor.


—Tengo calambres en las piernas. —Jungkook bostezó levemente y tocó
su panza. —¿Me acaricias la panza?

—¿Te duele? —Preguntó Taehyung obedeciendo la petición y acariciando


en círculos suaves.

—Tengo sueño, eso me ayuda a dormir.

—No puedo dejar que te duermas. —Sonrió Taehyung un poco


preocupado. —Es peligroso ¿Sabes? Tú podrías...

—Tengo mucho, mucho sueño...

Taehyung se sentó en su lugar y miró al Omega casi bostezar mientras


parecía más ajeno a la situación.

—Jungkook. —Regañó Taehyung. —No puedo dejar que te duermas


ahora, Jungkook. Despierta. —Ordenó dejando de acariciar su panza.

—Quiero dormir.

—Hay noches en las que no dormimos, imagina que es una de esas noches.

—Esas noches hacemos el amor. —Susurró Jungkook dejándose llevar por


el cansancio.

—Pues piensa que eso hacemos. —Simplificó el Alfa, haciendo una mueca
luego. —Solo...De una manera distinta, estamos... —Pensó un poco. —
Intentando que tu amor salga de tu panza ¿Eh?

Taehyung casi bufa después de lo que dijo y miró a Jiyook, quien le sonreía
con cariño. El Alfa suspiró.

—Eso sonó muy estúpido ¿Verdad?

—Yo creo que fue hermoso, después de todo Jungkook está dando a luz lo
que con tanto amor hicieron.

Taehyung parpadeó y miró las piernas desnudas de Jungkook,


sorprendiéndose al ver sus pies hinchados.

—¿Pero qué diablos? Oh, Jungkook, mira tus pies. —Taehyung se arrastró
hacia abajo y tocó los nombrados. —¿Te duelen?

—¿Uhm? —Preguntó el Omega con el sueño abrazándolo.


El Alfa tomó uno de los pies del Omega y comenzó a masajearlos con
cuidado, tratando de aliviar de algún modo los calambres que posiblemente
aquello le causaba a su Omega. Mientras, Jiyook se asomaba a ver,
frunciendo el ceño mientras notaba algo.

—No solo sus pies. Todo él, mira sus piernas. —La mujer casi ríe. —Oh,
todo lo que no engordaste estos meses lo piensas engordar ahora ¿No? —
Le habló al Omega.

—¿Eso es malo, mamá? —Preguntó el rubio preocupado. —Dime ¿Es


malo?

—No lo creo, a mi me pasó. —Jiyook sostuvo su cintura y sonrió. —Era


muy delgada con mi embarazo y al dar a luz ¡Poof! Parecía una vaca, lo
juro. Estaba toda gorda e hinchada como...

—Eh, a ver si te apresuras a parir. —Le dijo Taehyung a Jungkook


interrumpiendo a su mayor —Que estás asustándome.

—No te preocupes, Taehyung. —Restó importancia la mayor. —Es muy


normal.

El Alfa miró a Jungkook y se arrastró hacia arriba de nuevo, volviendo a su


lado e inclinándose para besarlo; En la mejilla, en los labios, en la frente.
En todo su rostro antes de que Jungkook se quejara en voz baja e intentara
alejarse, doblando sus piernas. Taehyung presionó sus labios contra los
suyos y habló sobre ellos.

—Te amo, te amo, te amo. —Jungkook hizo una mueca mientras Taehyung
daba una lamida a su mejilla. —Te amo mucho. ¿Me amas también?

—Tae. —Se quejó Jungkook, antes de que el nombrado bajara los besos a
su cuello. —No me hagas cosquillas. —Musitó tensando su cuerpo de
nuevo. —No, por favor. Tae, no.

El Alfa mordió a penas su piel, una y otra vez como si fuera un ratón en
busca de un trozo de queso. A Jungkook le hacía cosquillas, entonces tal
vez se reiría y si lo hacía tal vez se olvidaría del color.

—A que te gusta, ríe un poco. —Taehyung hizo un sonido ahogado y


continuó cosquilleando la piel ajena. —Ñam, ñam.

Jungkook apretó sus ojos y pujó, lo que debió ser una carcajada se
convirtió pronto en pequeños jadeos cansados y doloridos. Su frente
comenzó a sudar de nuevo y su cabeza dolió. No pudo respirar, de pronto
su cuerpo solo estaba decidido a estar muy tenso y tan rígido como una
roca.
—Para. —Jadeó cuando Taehyung hizo cosquillas bajo su oreja. —T-
Taehyung.

Jungkook no tenía las fuerzas para defenderse como antes del embarazo, en
aquel momento no podía simplemente empujarlo y hacer un juego de
luchas con él. La desesperación ante el dolor de su cuerpo y la asfixia que
lo llevaba a estar asustado lo llevaron a derramar un par de lágrimas.

Finalmente inhaló con fuerza, su cabeza se levantó y se dejó caer sobre la


almohada de nuevo con un suspiro profundo.

—Ow...

Kim Taehyung se alejó de Jungkook y lo miró desde arriba, arqueando una


ceja y curvando una sonrisa suave.

—Eso no fue una risa, ¿En dónde está mi risa? Bueno, aquí voy de nuevo.

Taehyung se inclinó hacia el Omega casi dormido, abrió la boca y mostró


sus colmillos al mismo tiempo que un llanto irrumpia en el lugar. Jungkook
abrió los ojos entonces y supo que iba a atesorar ese llanto por siempre,
tanto como el rostro lleno de pánico de Kim Taehyung.

Taehyung se movió más arriba, mirando con terror la manta que cubría
parte inferior de Jungkook, justo de donde provenía aquel llanto. Aquel
llanto pastoso e infantil, aquel primer llanto de un bebé recién nacido.
Aquel primer llanto del que era su hijo. Miró a Jungkook y este lo miró
igual, ambas miradas sumergidas de emociones inexplicables, emociones
cuyas palabras no podían alcanzar.

Jiyook se apresuró con una pequeña manta, emocionada, con el corazón


latiendo más rápido que el aleteo de un colibrí, levantando las telas que
cubrían al Omega solo para descubrir al pequeño bebé empapado en
pegajosos fluidos transparentes y blanquecinos, formando una mueca con
sus labios mientras lloraba y lloraba. No dudó en tomarlo entre sus brazos,
tomando las tijeras que guardaba en el bolsillo de su blanco mantel para
cortar el cordón que se conectaba a su ombligo. Entonces se alejó de la
cama, con los ojos llenos de lágrimas y el pecho lleno de felicidad y orgullo
mientras cargaba al bebé del hombre que había criado con tanto amor.

Jungkook apoyó sus codos de la cama, el dolor drenando de su cuerpo y el


cansancio esfumándose casi de inmediato. Su mirada viajó a la mujer que
le daba la espalda, parpadeando casi con consternación mientras Taehyung
intentaba empujarlo de vuelta al reposo.
Jungkook hizo una mueca, formando luego un puchero mientras que de sus
ojos caían un par de lágrimas que mojaban sus mejillas sonrojadas. Su
cuerpo se sacudió mientras se sentaba en la cama, sollozando en sus
adentros y luego hipando. El llanto del bebé continuó resonando en la
habitación y su corazón se encogió poco a poco, haciéndolo sentir casi
asfixiando. Tendió su mano, su dedo índice estirándose para señalar a
Jiyook antes de ver a Taehyung y tocar su pecho con su mano libre. Intentó
hablar, sin emabargo su voz no salió, no pudo, estaba atascada en algún
lugar de su garganta.

—Aquí vamos. —Avisó Jiyook con una sonrisa enorme.

Jungkook fue empujado con suavidad por su Alfa sobre un par de


almohadas que el mismo había acomodado para el, casi manteniéndolo ahí
a la fuerza cuando Jungkook estaba tan desesperado por estar cerca de lo
que había dado a luz. Jiyook se acercó a la pareja en la cama, tendiéndole a
los brazos estirados de Jungkook un bulto de mantas blancas. El Omega no
dudó en acunarlo entre sus brazos con ayuda de su mayor, mirando su
rostro entre las mantas con fijeza.

Mientras Taehyung veía todo menos aquello. Miraba la puerta, miraba el


balcón, miraba cualquier cosa que no fuera aquello porque sentía que el
corazón se le saldría por la boca en cualquier momento.

—¡Ow, mira que hermoso es tu hijo Jungkook!

Taehyung miró a Jiyook casi enseguida, traicionándose a si mismo.


Parpadeó habló.

—¿Hijo?

—Es un niño. —Asintió la pelinegra con una gran sonrisa, tirando de una
de las sábanas de la cama que estaba manchada y envolviendo algo que
Taehyung prefería no ver. —Estoy tan feliz, ¡Oh, pero si soy la abuela más
afortunada! Ya me voy, me voy a preparar algo de comer para ti, Jungkook.

Jiyook arrojó la manta en una cesta y se fue pronto, dejando solos a


Taehyung y a su esposo.

En ese momento todo el ambiente pareció cambiar y asustó tanto a Kim


Taehyung que este no dejó de mirar la puerta mientras que el llanto de
aquel bebé parecía disminuir con el paso del tiempo.

—TaeTae.

Taehyung se relamió los labios: —¿Uhm?


—Míralo...

La voz de Jungkook ni siquiera se lo estaba ordenando, parecía más como


una sugerencia, una muy dulce y tentativa sugerencia. El Alfa miró a
Jungkook, bajando suz ojos azules muy poco a poco hasta el bulto robusto
de mantas entre sus brazos. Jungkook pareció percibir su mirada, entonces
su dedo subió a la tela que cubría medio rostro del recién nacido y la
arrastró hacia abajo.

Dejó ver unos labios pequeños y rosados, el superior siendo más grueso
que el inferior. Taehyung no pudo evitar ver su nariz, pensando sin querer
en como esta era parecida a la de Jungkook, con aquella curva que lo
difereciaba. Miró sus ojos, sus ojos cerrados y las pestañas largas que caían
sobre su piel blanquecina. Su piel, igual a la de Jungkook. Sus mejillas, oh
vaya...Eran grandes, pero aquel niño no aparentaba ser ni la mitad del bulto
de mantas que cargaba Jungkook. Taehyung tragó duro, su cuerpo dejando
de temblar y su corazón dejando de palpitar con rapidez. Toda su tensión
liberándose en una fina capa de sudor frío sobre su frente. Miró a Jungkook
cuando este lo hizo y apretó los labios.

—Felicidades, mi amor. —Murmuró.

Sin pensarlo dos veces besó a su Omega, este aceptando su beso y


prolongándolo mientras que con ojos cansados parpadeaba hacia los ojos
azules, revoloteando sus pestañas negras. Jungkook volvió la mirada a su
bebé y empujó la manta que cubría su cabeza, dejando ver el cabello liso,
rubio y humedo que se apegaba a su pequeña cabeza. Taehyung suspiró.

Y Jungkook no esperó que se inclinara hacia el niño y comenzara a


olisquearlo, pero sonrió con felicidad mientras su lobo dominaba a su
esposo unos momentos. Taehyung olisqueó las mejillas del niño, su pecho
cuando Jungkook lo dejó ver y saboreó su aroma. Olía a bebé y eso no
tenía ningún sentido, sin embargo así era. Pero lo más importante, olía
como un bebé que llevaba su sangre. Olía a suyo y sin poder evitarlo su
lengua acarició su pequeña mejilla regordeta antes de alejarse y oirlo
comenzar a llorar de nuevo.

Jungkook levantó su mirada hacia el Alfa, sonriendo mientras recibía una


lamida también en su mejilla y sin dudarlo tomó su mentón con su mano
libre y se estiró, dándole una lamida en su mejilla también antes de volver
su mirada al niño.

Con su nuevo instinto reinando en el lugar, dejó el cuerpo del bebé al


desnudo, apegando aquel pequeño cuerpecito a su pecho desnudo y luego
cubriéndolo con sus mantas, escuchándolo quejarse. La cabeza del bebé se
movió y se movió, Jungkook miró como su llanto se acallaba mientras su
boca abierta buscaba hasta hallar su pezón erecto. El Omega sintió un
escalofrío cuando el niño se lo metió a la boca y comenzó a succionar
como un pequeño pez hambriento, callando por completo mientras su
respiración era lo único que se escuchaba mientras se alimentaba.

La leche saliendo de su pezón era lo más extraño y hermoso que Jungkook


había sentido. Entonces ahí, mientras alimentaba a su bebé miró a su
esposo y cerró los ojos cuando este apegó su frente a la suya.

Ambos sintiéndose completamente plenos entonces.


❝Cuarentayocho❞
Nothing like us — Justin Bieber (Jungkook cover)

Jiyook dejó la bandeja en el mueble de la cama, admirando la forma en la


que Kim Jungkook centraba toda su absoluta atención en el bulto que
llevaba entre los brazos, acurrucado entre sus mantas color vino y
reposando su espalda entre almohadas. Kim Taehyung por su lado se
encargaba de cerrar las puertas del balcón y de soltar sus cortinas pesadas
para evitar cualquier contacto con el exterior, sintiéndose completamente
malhumorado. Jiyook se acercó a paso lento a Jungkook, el cual parecía
igual de malhumorado al verla.

—Mi niño, come lo que te traje. —Pidió con una suave sonrisa. —Te hará
estar muy fuerte y dispuesto para tu bebé. —Jiyook estiró sus brazos hacia
el y se inclinó. —Mientras puedo cargarlo...

—No. —Dijo Jungkook enseguida, girando un poco cuando Jiyook quiso


tomar al bebé. —Está dormido ahora, ¿Ves?

Jungkook miró al niño que abrazaba contra su pecho, su pequeña mano


cerrada en un puño reposando sobre su pequeña nariz. Jungkook le sonrió y
lo cubrió más con su manta blanca, Jiyook por su lado junto sus manos
frente a ella.

—Es mejor cuando está dormido, ya verás que luego no querrá dormir
tanto y no te dejará hacer nada. Aprovecha este momento y come mucho.

—Que no. —Jungkook miró a Jiyook y se relamió los labios. —No creo
que... Se sienta cómodo en tus brazos.

—Es bueno que se acostumbre a otros brazos, de otro modo solo querrá los
tuyos. —Casi ríe la mujer tocando sus mejillas. —Y luego llorará, y llorará
por los brazos de su madre.

—No importa.

—Ah, que terco. —Jiyook lo señaló aún sonriete. —Luego no digas que
esta anciana te lo dijo. ¿Puedo sentarme contigo y verlo un rato dormir?

Jiyook sabía que los Omegas no funcionaban igual que los Betas. Porque
aunque cualquier madre estaría sensible con su bebé, los Omegas estaban al
extremo de sensibles. Lo entendía y lo respetaba, aún más tratándose de
Jungkook, así que estaría conforme con cualquier decisión que tomara en
cuanto a su espacio y su bebé. El pelinegro miró a Jiyook con inseguridad,
pero asintió a penas, dejándola sentarse a su lado. Estuvieron solo un par de
minutos ahí mirando al bebé antes de que Taehyung interrumpiera el
momento, pareciendo algo incómodo.

—¿En dónde va a dormir?

—Ah, si. Jihyo traerá la cuna nueva en un momento.

—Ash, ¿Por qué debe traerla ella? —Se quejó Jungkook mirando de mala
gana a Jiyook. —¿Por qué no la trajiste tú? No quiero que entren aquí, no
quiero.

—Calma, Jungkook. —Pidió la mujer. —Será un momento.

Jungkook juntó sus dedos como si sostuviera algo entre ellos y los acercó a
su nariz, mirando a Jiyook como si no lo entendiera.

—Su olor va a estar en todos lados. Su olor, Jiyook. Ya tu olor está aquí y
es demasiado, no quiero más de eso aquí o mi bebé va a estar mal.

—¿De qué hablas? Los Beta no tenemos aroma.

—No dije aroma, dije olor. —Jungkook rodó los ojos y miró a su hijo
bufando suavemente. —Su maldito mal olor se va a quedar por aquí y no lo
voy a tolerar.

—Jungkook. —Regañó Taehyung ante la maldición.

—Mi bebé no va a oler eso. —Alzó la voz mirando al Alfa con molestia. —
¡Así que ve a buscarla tú mismo!

El bebé en brazos hizo un sonido de queja y Jungkook lo meció en sus


brazos, siseando para él en todo momento. Taehyung frunció el entrecejo y
miró a Jiyook, la cual le hizo una seña de desdén antes de levantarse de la
cama y comenzar a alejarse.

—Bueno, nadie va a entrar con nada. Me voy con mi mal olor ¿Bien? —Le
dijo a Jungkook mientras este la ignoraba. —Pero cómete la comida
mientras traigo la cuna.

—Pf. —Respondió groseramente el Omega.

Jiyook se limitó a irse, cerrando la puerta tan rápido como la abría. Kim
Taehyung se cruzó de brazos, mirando a Jungkook de mala gana.

—¿A ti qué te pasa?


—¿Qué? —Jungkook frunció sus hombros mientras continuaba
acomodando la manta del bebé. —No me pasa nada.

—Controla un poco esa boca, estás siendo muy grosero.

—¿Te parece grosero proteger a mi bebé? —Jungkook casi chista al ver al


Alfa. —Porque a mi no.

—¿Protegerlo de qué? Jiyook no le haría nada malo a nuestro hijo, ni


siquiera accidentalmente.

Jungkook no respondió, solo se hundió más entre sus almohadas y acunó a


su bebé, mirándolo con amor mientras dormía con sus rosados labios
entreabiertos que antes sostenían su pezón. Tocó su mejilla visible con su
dedo índice y la acarició.

—Oh, mi pequeñito bebé. —Musitó el Omega. —Que precioso eres. Todo


un angelito...

Taehyung suspiró y comenzó a quitar su camisa, arrojándola a la cama y


mirando a Jungkook. El pelinegro hizo una mueca y gruñó.

—Baja eso de la cama.

Taehyung lo miró confundido: —¿Disculpa?

—Tu camisa.

—¿Por qué?

—Dije que no quiero que mi bebé...

—Jungkook. —Lo interrumpió el Alfa con molestia en su voz. —Me estás


jodiendo ¿Verdad? Porque esto tiene que ser un chiste.

—Yo no estoy riendo.

Taehyung quitó sus pantalones mientras miraba a Jungkook, acercándose


luego en su ropa interior y subiendo a la cama, gateando casi acechandolo.
Cuando su rostro estuvo lo suficientemente cerca del ajeno musitó con dura
voz.

—Mi aroma estará tan en el aire como se me de la gana. —Dijo ladeando


su cabeza. —Voy a desprenderlo tanto y tan cerca de nuestro bebé como
quiera. Porque yo no soy un maldito desconocido, yo lo puse en tu vientre.
Yo soy su padre. ¿Bien?
El rostro regordeto de Jungkook se sonrojó enseguida y bajó la mirada,
sumiso ante el Alfa frente a él.

En aquellos momentos, sus instintos salían a relucir aún más de lo común y


sus jerarquías se daban a notar. Como era usual el Omega se encargaba de
su recién nacido y el Alfa estaba ahí luego de percatarse de que el niño
fuera suyo, pero el otro lado de la historia podía ser menos tranquila. En
varios casos los Alfas no querían reconocer al bebé como suyo aunque lo
fuera y por ende tampoco lo reconocía como de su Omega y solo quería
deshacerse de él y eso llevaba a una situación terrible si no se sabían
manejar entre Alfa y Omega. En otros casos estaba el de un Omega que
solo quiere que su Alfa este sobre él todo el tiempo, porque de otra forma
no se sentía suficiente para cuidar del niño. Luego, entre la variedad de
casos estaba el de Taehyung y Jungkook. El Omega estaba creando lazos
con su bebé y no quería permitir que por ningún motivo alguien irrumpiera
en aquel lazo, ni siquiera su propio Alfa.

Jungkook claramente estaba demostrando quien era el Omega ahí; Quien


había dado a luz y quien se encargaba de su hijo. Pero Taehyung también
estaba dejando que sus instintos de Alfa salieran a flote, y no iba a permitir
bajo ningún motivo que su Omega no le permitiera estar cerca de su
cachorro en ningún sentido. Así que no dudaría en demostrar su posición
como Alfa. Si la relación entre Alfa y Omega era lo suficientemente fuerte,
ambos serían un balance para el otro, sino podía ser un caos.

Para que de dejara de sentir avergonzado, Taehyung empujó su nariz contra


la suya haciéndolo levantar el rostro para besarlo. Cuando lo hicieron
Jungkook volvió su vista al bebé y Taehyung igual. El Alfa sintió una gran
necesidad en su pecho.

—Déjame cargarlo.

Jungkook tensó su cuerpo y sus dedos acariciaron la mejilla del niño,


haciéndose el sordo. Taehyung se acercó más a Jungkook, sentándose a su
lado y mostrándole sus manos, sabiendo que lo había escuchado bien.

—Dámelo, déjame cargarlo.

Jungkook miró a Taehyung y sonrió casi nerviosamente, dando un par de


negaciones con su cabeza.

—É-El es realmente pequeño, no c-creo que sepas como tomarlo. Creo que
solo yo sé hacerlo.

—Entonces enséñame. —Pidió con voz firme, mirándolo con penetrantes


ojos azules. —Dámelo.
Jungkook borró su sonrisa, negando de nuevo con lentitud.

—No quiero.

—Pero yo si. Dámelo.

Jungkook balbuceó sin poder decir nada, sus ojos yendo de su hijo a su
Alfa un par de veces. Sus manos temblorosas se movieron bajo el cuerpo y
las mantas del bebé, tratando de sostenerlo con ellas para así dárselo al
rubio que esperaba. Jungkook tragó duro y se ayudó de su cuerpo para
acercárselo al pecho casi titubeante, entrando en pánico cuando Taehyung
lo acunó en sus brazos sin problemas y su cachorro ya no necesitó de él
para que lo cargara.

Entonces sus ojos se llenaron de lágrimas, sus manos cubrieron sus mejillas
y las gotas comenzaron a caer de sus ojos. Su bebé sintiendo como lo
habían movido de una calidez ya conocida a otra distinta comenzó a soltar
quejidos pequeños que terminaron en un llanto. Jungkook tomó el brazo de
Taehyung y lo pellizcó con su dedos levemente, sus fuertes músculos
apenas viéndose afectados. Jungkook se apoyó de aquel brazo y sollozó
como si ocurriera una tragedia, limpiando sus mejillas con sus manos.

—¿Ves como no te quiere? ¿Ves? Dámelo.

El Alfa no obedeció la petición y Jungkook solo pudo llorar más, realmente


triste y sentido por el corto distanciamiento con su hijo. El niño por su
parte, continuó llorando, el llanto pareciendo muy triste mientras Taehyung
lo tenía en brazos. Finalmente el Alfa lo acercó a su Omega, mirándolo
hipar antes de tomar el bulto entre sus brazos y sollozar. Taehyung pasó el
dorso de su mano por la mejilla del pelinegro, limpiando sus lágrimas
mientras Jungkook acunaba a su niño entre sus brazos y lo acercaba a su
pezón, alimentándolo y escuchando como cada vez lloraba menos.

—Es llorón.

—Pues no lo cargues. —Espetó Jungkook.

—Eh. —Regañó Taehyung tomándolo de la mejilla y dándole un pellizco.


—Será mejor que no lo malcries, porque yo no voy a aguantar a un niño
malcriado, ya te tengo a ti. —Advitió mostrando la palma de su mano. —A
la primera le daré una nalgada.

—Está muy pequeño, Taehyung. —Obvió Jungkook pareciendo dejar su


tristeza de lado. —¿Qué sabe el de malcriadez?

—Solo te lo digo. Después de todo tú vas a criarlo.


—Entonces no metas tus narices. —Jungkook empujó el brazo de
Taehyung cuando escuchó la puerta ser tocada. —Ve a abrir la puerta, no
dejes entrar a nadie.

A regañadientes el Alfa se levantó de la cama, caminando descalzo hasta la


puerta y abriéndola. Ahí estaba Jiyook, con una cuna medio alta. Un lecho
sobre maderos curvos que probablemente dejaban mecer al niño. De simple
color marfil, con una cómoda cama rellena de suave alpiste y una cabecera
alta y en forma de torre puntiaguda que sostenía una suave y ligera cortina
de muselina entreabierta que dejaba ver su interior. Pero Taehyung no se
fijó siquiera en eso, sino en el feo muñeco que se encontraba en su interior.

—¿Y eso?

—¿Eh? —Jiyook miró el interior y sonrió. —Es el león que hizo Jungkook
para el bebé. No se parece mucho, pero eso es.

Taehyung curvó una mínima sonrisa y Jiyook carraspeó.

—Tengo que entrar aunque Jungkook no quiera. Debo enseñarle a vestir al


bebé y a envolverlo para que no pase frío. ¿Está bien?

—Si, adelante.

Taehyung abrió la puerta completamente y levantó la cuna con la ayuda de


su fuerza de Alfa, llevándola con cuidado hasta el lado derecho de la cama,
el lado de Jungkook. El Omega levantó la mirada y miró a Jiyook cerrar la
puerta. Se removió en su lugar mientras que la mujer se acercaba con algo
entre manos.

—Hay que vestirlo, hace frío. —Dijo ella con una sonrisa. —¿Quieres que
te enseñe cómo?

Taehyung miró a Jungkook mientras este miraba a Jiyook con ojos


inexpresivos. Se sorprendió cuando asintió, dejándola acercarse y sentarse
a su lado. Taehyung, como buen expectador, se sentó del otro lado,
mirando como Jungkook se quitaba al niño de pecho y lo dejaba frente a el
en la cama, tal y como ordenaba Jiyook.

Taehyung miró al niño removerse y boquear como un pez fuera del agua,
buscando su punto de alimento sin lograrlo y finalmente comenzando a
llorar. Jungkook estuvo a punto de levantarlo, pero Jiyook lo detuvo.

—Quita su manta, vamos a ponerle un pañal antes de que ocurra un


accidente.

—¿Qué accidente? —Preguntó Jungkook.


Taehyung por su lado, poco interesado en lo que decían, estiró su mano
hasta el niño, tirando de su manta de un lado al otro hasta dejar su pequeño
cuerpo desnudo a la vista. Sus ojos fueron a su entrepierna e hizo una
mueca de disgusto, apoyando la mano en la cama y ladeando la cabeza.

—Se cagó.

—Kim Taehyung. —Regañó Jiyook.

—Ah, perdona. —Taehyung mostró su mano y la movió con delicadeza


mirando a la mujer. —El niño descargó en la manta. ¿Cómo mierda quieres
que lo diga, Jiyook? Se cagó, así de simple. ¿O tu no cagas?

—A veces no sé que tipo de educación te dí.

Jungkook miró la sustancia viscosa y verdosa en donde el trasero del niño


reposaba, sintiendo a Taehyung moverse después.

—Bueno, me voy a dar un baño.

—¿A dónde vas? —Jungkook lo miró mal y tiró de su brazo, obligándolo a


quedar. —Tienes que ayudarme.

—Yo no estoy hecho para limpiar mierda, Jungkook. —Taehyung se


señaló. —Soy el Rey y Alfa líder, ¿Acaso crees que yo voy a limpiar
mierda?

Jungkook arqueó una de sus cejas: —Si.

—No comiencen a pelear. Taehyung, sostén sus piernas arriba.

—¿Así? —Taehyung tomó a su bebé de los tobillos con una sola mano y
los alzó no muy cuidadosamente.

—¡CON CUIDADO! —Gritaron ambas personas que miraban al Alfa, casi


desfalleciendo al ver al bebé casi ser alzado de la cama por sus piernas.

De inmediato el niño rompió en llanto y Jungkook golpeó el brazo del Alfa,


el cual lo miró de mala gana.

—No me golpees, lo asustaron ustedes no yo.

—¡Hazlo bien, Taehyung! —Gritó Jungkook.


El Alfa rodó los ojos y obedeció a regañadientes, levantando las piernas del
niño con cuidado. Siguiendo las indicaciones de Jiyook, Jungkook tomó la
misma manta sucia y comenzó a limpiar al niño.

—Límpialo bien. —Dijo el Alfa. —Tiene mierda en las bolitas.

—Si. —Asintió el Omega limpiado con cuidado.

Luego envolvió la manta en si misma y la miró con desagrado, sonriendo


de repente y mirando al rubio.

—Oye, Tae. —Su mano acercó el rollo de manta a su rostro. —¿A qué
huele?

—Quita eso de mi cara, Jungkook. —Gruñó el mayor, mirando a Jiyook


doblar una tela blanca y ponerla bajo el trasero del niño. —¿Y ahora?

—Y ahora esto se dobla aquí. —Dijo ella llevado la tela bajo el trasero del
niño sobre su entrepierna.

—¿Y eso no se lo quitas? —Señaló Taehyung el estómago del niño,


notando algo lo más parecido a un gusano. —Eso en su ombligo.

—Se caerá solo en unos días. —Aseguró Jiyook cubriéndolo con el pañal
de tela. —Ahora estos extremos de aquí los atamos con cuidado de no
apretarlo.

Jungkook miró como su Nana tomaba los extremos de la tela y lo ataba a


cada lado de la cintura del pequeño bebé; los extremos de adelante y de
atrás, permitiendo que este se mantuviera cubriendo sin muchas
complicaciones la entrepierna del niño y su trasero.

—Listo. —Sonrió la mujer. —Ahora su bata para dormir.

—Yo lo hago. —Se apresuró Jungkook tomando la prenda del regazo de


Jiyook.

La bata era pequeña y azul, muy simple y linda, así que Jungkook la
acarició entre sus dedos antes de ponersela a su hijo con ayuda de su Nana.
Al parecer los bebés no tenían un buen control de sus cuerpos y su cabeza
era lo más difícil de controlar, así que tuvieron mucho cuidado de no
lastimarlo y no moverlo demasíado hasta que estuvo vestido. Luego Jiyook
tendió otra manta blanquecina en la cama, pidiendo a Jungkook que
recostara al bebé llorón en el medio y lo enseñó a envolverlo.

—Cubre sus pies, tiende a un lado y al otro y enróllalo como a un gusanito.


Jungkook obedeció doblando la manta sobre el niño de aquí para allá,
teniendo que ayudarlo a mantener sus brazos quietos sobre su pecho, cosa
que al final no le gustó a Jungkook porque sentía que lo afixiaba, así que
decidió que no lo enrollaría entre mantas, sino que más bien lo acurrucaría
entre ellas. Después de un rato, Jungkook pudo tomarlo de nuevo entre sus
brazos y recostarse de sus almohadas, apegando al niño a su pecho desnudo
y dejándolo comer, cosa que lo hizo dejar de llorar.

—Duérmelo. —Sugirió Jiyook mientras se llevaba los trapos sucios. —


Cuando esté muy dormido déjalo en su cuna, que se acostumbre a ella, y
toma ese momento para descansar.

Jungkook asintió, todo su cuerpo sintiéndose por completo dolorido. Jiyook


miró a Taehyung y este igual.

—Si necesitan algo solo toca mi puerta.

—Estaremos bien. —Aseguró Taehyung con un asentimiento. —Descansa.

—Les deseo lo mismo, pero yo dudo que ocurra. —Casi ríe ella saliendo de
la habitación. —Los amo.

Taehyung chistó y se levantó de la cama, caminando hasta las lamparitas en


las paredes de la habitación y apagando las velas. Luego sin más terminó
de desnudarse y se paseó hasta la cama. Estando a punto de soltar los
cortinajes Jungkook lo detuvo.

—Espera ¿Cómo vigilaré al bebé?

—¿Vigilar? —Taehyung parpadeó y miró la cuna. —Estará a tu lado.

—Si, pero no puedo verlo si el dosel está en el medio.

—Mi amor no debes verlo, deberías dormir.

Jungkook se quejó: —No, TaeTae, no entiendes.

—¿Y los mosquitos?

—TaeTae. —Gimoteó el pelinegro. —No sueltes el dosel.

—Bueno, está bien. —Se rindió Taehyung trepándose a la cama y


moviéndose a su lugar, metiéndose entre las mantas.

Se acomodó en su almohada y suspiró, cansado de aquel día. Miró a


Jungkook, el cual le daba de comer al bebé, muy concentrado.
—¿Ya se durmió?

—No, aún come.

—¿Cuánto tiempo debe tomar teta?

—No lo sé. —Confesó Jungkook sin dejar de ver a su hijo. —Creo que
hasta que ya no quiera.

—¿Te duele darle leche?

—Un poquito nada más. —Jungkook miró a Taehyung, pareciendo lo


suficientemente cansado. —Descansa, Tae. Buenas noches.

—Esperaré para dormir juntos.

—No creo que se apresure. Además te ves cansado.

—Deberías ver tu cara.

—Yo tuve un hijo.

—Y yo ayudé a limpiar su mierda.

Ambos se sonrieron divertidos y cansados, Jungkook hundiéndose más en


sus almohadas, pero no lo suficiente como para estar acostado. Miró a su
hijo y suspiró embelesado.

—Míralo, diez meses dentro de mi y se parece por completo a ti. Es


extraño ¿No? Cuando soy yo quien lo ha cargado todo este tiempo.

—¿Te decepciona?

—Para nada. —Jungkook sonrió a medias. —He dado a luz a un ángel.

Taehyung sonrió a medias, sentándose en su lugar y acercándose a


Jungkook. Reposó su cabeza en su hombro y bajó la mirada al niño. Le
pareció incluso lindo la manera en que sus labios se apegaban al pecho de
Jungkook y chupaban una y otra vez, a veces soltando suspiros de
cansancio por su arduo trabajo y sonidos extraños que solo los bebés
podían hacer.

—¿Le cuesta comer? —Preguntó Taehyung acercando su dedo al pecho de


Jungkook.

Toco un poco, dando un tipo de apretón. Lo que antes era un pecho plano
se había convertido en un par de pechos sobresalientes, como los de
cualquier Alfa fornido, solo que suaves, esponjosos y menos grandes.
Había escuchado a Jungkook quejarse por ellos bastante tiempo, diciendo
que parecían de mujer. Y aunque Taehyung le repetía que no era así al Alfa
más bien le daba gracia, porque si parecían de mujer, solo mucho más
planos. Eran pequeños sacos suaves llenos de leche, ¿Para qué quejarse
tanto?

Jungkook alejó al niño de su pezón, mirándolo boquear y también a su


pezón derramar gotas de leche. Devolvió a niño a su lugar y este continuó
comiendo.

—Creo que no.

—Yo creo que sí, son solo gotas. —Insistió Taehyung.

—Cuando chupa sale más, de verdad.

—¿Entonces porque respira así?

—Porque es un tragón que no se da el tiempo de parar. —Sonrió el Omega


mirando el rostro del bebé. —Tal vez cree que nunca más podrá hacerlo.

—¿Por qué creería eso? Su vida gira entorno a ello. Comer, dormir, dormir,
comer... Que vida más sencilla.

Jungkook miró a Taehyung y este igual, inflando sus mejillas con


aburrimiento. Estuvieron así un buen rato, largos minutos, y cuando
Jungkook dejó de sentir la succión en su pezón apartó al niño de el
enseguida y con cuidado de no despertarlo. Se inclinó fuera de la cama
sintiéndose dolorido y estiró sus manos ocupadas con su bebé envuelto en
la manta hasta la cuna. Con mucho cuidado lo dejó ahí, el niño estando
recostado de lado gracias al peluche que Jungkook no vió y que después de
todo no iba a quitar porque podía despertar al niño. Tomó el dosel de la
cuna y cubrió su alrededor, orgulloso de si mismo por dormir a su hijo.

O eso creyó hasta que el bebé comenzó a llorar.

Taehyung, el cual ya se había acomodado en su lugar frunció el ceño.

—¿Qué pasó?

—No lo sé, despertó.

Jungkook tuvo que abrir el dosel de la cuna y tomar al niño de nuevo,


meciéndolo entre sus brazos hasta que rato después volvió el silencio. Con
cuidado volvió a dejarlo entre la cuna, pero no pasó ni un segundo de
haberlo dejado cuando volvió a llorar. Entonces tuvo que volver a sacarlo
de la cuna mecerlo entre sus brazos. Lo repitió cerca de seis veces, lo
meció dentro y fuera de la cuna, le siseó, incluso intentó darle de comer,
pero no quiso. Solo lloró y lloró, hasta que en algún punto de la madrugada,
el niño pudo quedarse dormido entre su cuna.

~•~•~

Taehyung estaba al borde de perder su paciencia, ahí de pie en medio de la


habitación mientras Jungkook lloraba, intentando calmar el llanto y
gritoneo de su bebé. Los padres del niño habían dormido alrededor de una
hora y Taehyung estaba seguro de que eran las cinco de la mañana por la
claridad y despeje del cielo afuera, entonces ¿Por qué el bebé no podía
dormirse y ya hasta las ocho de la mañana o nueve?

—Dale teta. —Insistió en un gruñido.

—No quiere. —Jungkook sorbió su nariz y miró al niño que mecía entre
sus brazos con desespero. —Además su barriguita está tensa. Lo siento, no
sé que hacer.

Jungkook estaba agotado, y aquella palabra era muy poca para su sentir.
Estaba dolorido, había pasado la mayor parte de la noche sobre su
retaguardia maltratada, sus brazos tenían calambres por tanto cargar y
mecer a un bebé y no había dormido lo suficiente. El niño no quería comer,
lo había dejado claro todas las veces que Jungkook había intentado que lo
hiciera con gritos molestos. El Omega se había empezado a preocupar, pues
el bebé comenzaba a soltar pequeñas lágrimas y su llanto no había cesado
ni un segundo.

—Entonces mecelo, cántale, ¿Qué se yo? —Taehyung se acercó a


Jungkook con frustración, acercando su mano a la espalda del niño. —Dale
palmadas, ¡Algo tiene que funcionar!

El Alfa dió tres palmadas no muy suaves en la espalda del niño y enseguida
el mismo soltó un eructo. El llanto se detuvo unos segundos y luego
comenzó a llorar de nuevo. Jungkook parpadeó y miró al Alfa y su bebé.

—Hazlo de nuevo.

Taehyung esperanzado obedeció la orden, escuchando como entonces al


bebé se le escapaba un gas. No paró de darle palmadas en la espalda,
escuchándolo quejarse menos recostado en los brazos de su madre, pero
solo unas palmadas después un eructo vino acompañado de blanquecino
vómito. Taehyung por puro instinto y un repentino miedo, tomó al niño y le
dió vuelta, mirando como el poco vómito goteaba en la cama y el niño
comenzaba a llorar de nuevo de puro susto. Jungkook hizo una mueca
entristecida.
—Estaba lleno de gases.

—Si, y lleno de mucha comida también. —Dijo Taehyung sosteniendo al


niño de sus costados y levantándolo para tenerlo frente a él, sus dedos
ayudando a sostener su inestable cabeza. —Mira nada más lo que te pasa
por tragón.

—Oh, p-pero... ¿Cómo no supe que eso era? —Jungkook se tocó las
mejillas y cerró los ojos. —Eran gases.

—¿Cómo ibas a saberlo?

—Debí saberlo, soy su madre. —Jungkook se cubrió los ojos y sollozó. —


El pudo haberse ahogado.

Taehyung hizo una mueca y negó.

—Jungkook, no creo que sea bueno si los dos lloran. —Taehyung rodó los
ojos. —Después de todo yo soy su padre y tampoco sabía. ¿O no?

Taehyung miró al bebé que aún sostenía frente a él y se paralizó al ver


como uno de sus ojos se abría por primera vez en sus cortas horas de vida,
dejando ver un esférico iris de acentuado color azul. Luego abrió el otro,
descubriendo el mundo frente a él, nada más y nada menos que a su padre.
Taehyung jadeó.

—Oh, por una... —Cerró la boca y volvió a hablar. —Ahora está más que
seguro que es mío.

—¿Qué? —Jungkook quitó las manos de sus ojos y miró al niño con
impresión. —¡Oh, vaya! TaeTae...

—Mira nada más esos ojos. —Taehyung sintió su pecho inflarse. —¿De
dónde los has sacado, niño?

Y como si fuera poco el espectáculo el bebé se removió y se quejó,


soltando un repentino estornudo y elevando luego un quejico y agudo
"Ahh" que salió de sus labios, como un intento de falso llanto.

—Salud. —Respondió Taehyung, sonriendo enormemente sin darse cuenta.

El niño comenzó a boquear, señal de que quería comer. Jungkook lo tomó


de nuevo entre sus brazos y Taehyung limpió el vómito en la comisura de
sus labios antes de que de nuevo comenzara a comer con entusiasmo, esta
vez con los ojos abiertos de par en par, mirando el rostro de su madre, que
lo miraba con extremo amor.
Taehyung casi ríe: —Tienes razón, Jungkookie.

—¿En qué?

—Parece un ángel. —Taehyung ayudó a cubrir al niño con su manta. —A


pesar de habernos mantenido despiertos toda la maldita noche. —Taehyung
miró el mueble de la cama y chasqueó la lengua. —Me voy a comer algo
de esa bandeja, ¿Quieres que te de algo a la boca?

~•~•~

Jiyook caminó por el pasillo, deteniéndose frente a la puerta de la


habitación del Rey y su Omega. Con cuidado abrió la puerta, entrando
silenciosamente y encontrándose con una imagen de lo más acogedora
mientras caminaba a la mesa de centro y dejaba la bandeja.

Jungkook dormía medio recostado sobre sus almohadas, sus brazos juntos
acunando al bebé que también parecía dormir tranquilamente mientras que
Taehyung estaba a su lado, reposando sobre su pecho como el bebé y
abrazándolo de la cintura para mantenerlo cerca. Ambos cubiertos por sus
mantas y protegidos de la luz de la mañana por el dosel puesto a medias del
lado izquierdo. Jiyook sonrió y su respiración pareció ser más que
suficiente para que Jungkook abriera los ojos.

—Shh. —Sisieó bajito. —Están dormidos.

—Traje el desayuno. —Susurró Jiyook asintiendo. —¿Trajo muchos


problemas dormirlo?

—A ambos. —Admitió Jungkook sintiendo a Taehyung removerse en su


lugar. —Anda.

Jiyook asintió se encaminó a la puerta, dando un último vistazo a una


escena tan conmovedora como aquella. Jungkook volvió a cerrar los ojos
cuando se fue, disfrutando del silencio y las tranquilas respiraciones de los
amores de su vida.
❝Cuarentaynueve❞
Can't help fall in love — Christian Akridge.

Jiyook se paseó por la habitación con pereza, buscando algo que limpiar
mientras el Omega del Rey dormía plácidamente en su cama; Boca abajo,
con las mantas sobre él de manera desordenado y un bebé a su lado que
también compartía su siesta y el cual era sostenido por una mano suave tras
su espalda. Jiyook miró bajo la cama, haciendo una mueca por las camisas
bajo ella caían de la cama de los Reyes. ¿No podía Jungkook tener un nido
más organizado? Lo dudaba. El Omega estaba perezoso, la mayoría del
tiempo.-para no decir que todo.-se mantenía en cama; Amamantando,
cambiando pañales o durmiendo, si no era que también estaba comiendo las
bandejas de comida que casi limpiaba con la lengua sin dejar rastro de
migas.

—Jungkook, ¿Quieres un té? —Preguntó Jiyook tomando la cesta llena de


un par de pañales. —¿Uhm?

El Omega con los labios entreabiertos a penas y la escuchó, así que no


respondió. Jiyook por su parte se abrazó con uno de sus brazos y suspiró.
Noviembre comenzaba a ponerse más frío, incluso ahí en el encierro podía
sentir que el frío se colaba por alguna mínima apertura.

—Encenderé las velas ahora. —Dijo ella. —Así no habrá tanto frío.

—No hace falta, estamos bien.

Jiyook miró tras ella al Alfa que salía del baño, mojado y con una toalla en
su mano, secando su rubia cabellera empapada. Jiyook ni siquiera prestó
atención a su descarada desnudez, señaló el balcón y habló.

—Hace frío, ¿Estás seguro?

—Yo veo al par muy acurrucado.

Jiyook sonrió y miró de nuevo a Jungkook y al bebé, casi yendo a besarlos


con mucho amor.

—¿No sientes felicidad con solo verlos?

Taehyung miró al par en la cama y lo pensó unos pocos segundos antes de


responder.

—Si. Pero mejor baja la voz o el bebé despertará y llorará.


Jiyook sonrió: —Tienes un hijo sensible.

—Lo tengo.

—¿Quieres que traiga té y algún postre? La noche está lo suficientemente


fría como para comer rico y dormir.

—Está bien. —Aceptó el rubio moviéndose hasta la cama. —Solo no entres


sin avisar.

Jiyook asintió y salió del lugar, dejándolos en completo silencio. Taehyung


nunca pensó que llegaría apreciar tanto el silencio después de ciertas
noches sin poder dormir sin un llanto de fondo, pero comenzó a hacerlo.
Subió a la cama y se posó tras Jungkook, inclinándose para lamer su
mejilla y luego bajar a su cuello para besarlo. La mano del Alfa se metió
bajo su camisa de pijama, acariciando su vientre semi abultado y luego
bajando, mentiendose entre sus pantalones.

—Kim Taehyung. —Regañó Jungkook.

—Solo toco. —Musitó continuando su recorrido, su mano moviéndose al


rededor de un esponjoso trasero. —Quiero que me expliques.

—¿Uhm?

—¿De dónde salió esto?

Jungkook hizo una mueca cuando Taehyung apretó con su mano su


pomposo trasero, haciéndolo chistar.

—Déjame dormir.

—Esa no es un respuesta. —Taehyung movió sus besos a la barbilla del


menor y sonrió. —Te has puesto demasíado guapo como para haber parido
hace un mes.

—¡Shu! —Jungkook empujó el rostro de Taehyung fuera del suyo y se


removió.

Taehyung ignoró al Omega y continuó acariciando su trasero, bajando por


sus ahora regordetos muslos y volviendo. Finalmente sacó su mano de su
trasero y palmeó, pasándose al otro lado de la cama y tomando al niño
dormido con sus manos.

—Esto es a causa tuya. —Suspiró acercando al niño dormido a su rostro.


—¿Qué tienes que decir?
El pequeño niño rubio bostezó, sacando un poco su lengua pintada de un
blanquecino color de sus diarias comidas y removiendose con pereza entre
las manos de su padre.

—Eso creí. —Taehyung acercó su nariz a la mejilla pequeña y acarició. —


¿Algo más que agregar?

El niño hizo una mueca y se quejó, pareciendo querer llorar. Taehyung lo


posó sobre su hombro y acarició su espalda, evitando cualquier posible
llanto. Jungkook abrió los ojos y miró a Taehyung, obsequiándole una
sonrisa.

—Vístete, sin vergüenza.

—En un momento.

—¿Te diste un baño? —Jungkook frotó sus ojos y suspiró. —También


quiero darme un baño, no me basta con pasarme trapos húmedos.

—Ve. —Taehyung frunció los hombros. —¿Qué te lo impide? Dejé agua


tibia en la tina.

—El bebé.

—¿No lo tengo yo?

Jungkook frunció los labios y miró al Alfa, inseguro. Se sentó en la cama y


soltó un suspiro, peinando su cabello y parpadeando con cansancio.

—¿Lo cuidarás?

Taehyung asintió: —No tardarás...

—Bueno. —Jungkook sonrió y se acercó al rostro del rubio. —No tardo.

Jungkook presionó sus labios sobre los de Taehyung y se arrastró fuera de


la cama, dirigiéndose al baño y desnudándose en el interior. Mientras,
Taehyung dejó al bebé con cuidado en la cama, mirando como este
mantenía los ojos abiertos y su puño en su boca, succionando parte de este.
Taehyung tocó su pequeña panza, acariciándola con cuidado. Pero lo que
creyó que sería algo tranquilizador para el niño terminó incomodándolo y
poco a poco comenzó a llorar de pura molestia. Taehyung hizo una mueca
y lo levantó, acunándolo entre sus brazos y meciéndolo. Una y otra vez,
pero el niño no hacía más que llorar y llorar hasta que su rostro se tornó
rojizo y comenzó a derramar lágrimas.
—Eh, Jungkook. —Llamó Taehyung mirando la puerta del baño. —
¿Terminaste?

—Acabo de entrar, Tae. —Casi bufa Jungkook. —¿Puedes tratar de


calmarlo?

Taehyung miró al niño elevar su llanto y apretó los labios.

—No.

—Taehyung. —Casi suplica Jungkook.

—No.

Taehyung maldijo en silencio cuando el niño llevó sus manos a su rostro y


sin querer se rasguñó la mejilla, entonces dejó de llorar de rabia y comenzó
a llorar de dolor.

—¡¿Qué le hiciste?! —Gritó Jungkook desde adentro, identificando el


llanto.

—Nada. —Contestó Taehyung bajando al niño a la cama. —Solo...

—Quítale la ropa y tráelo. —Interrumpió Jungkook. —¡Ahora!

—Pf. —Taehyung obedeció la orden de mala gana, quitándole la pequeña


bata al niño y luego su pañal, haciéndolo girar sin querer.

Tomó al bebé desnudo y boca abajo, su brazo bajo el cuerpo del niño
mientras en su mano reposaba su mejilla, pareciendo un monito recostado
en una rama. Taehyung comenzó a caminar hacia el balo, visualizando a
Jungkook dentro de la tina con cara molesta. El Omega lo miró de tan mala
gana que parecía querer matarlo. Estiró sus manos y le quitó al bebé con
cuidado, acunándolo en sus brazos.

El pequeño movió sus piernas, sintiéndose asustado por el agua tibia que
tocaba su cuerpo y lo instó a llorar más. Taehyung miró como Jungkook lo
ayudaba a encontrar su pezón hasta que comenzó a alimentarse. Los
pequeños ojos azules miraron los de su madre mientras se tranquilizaba y
Jungkook acarició su mejilla rasguñada, hablándole con dulce voz melosa.

—¿Quién te hizo llorar? ¿Uh? ¿Quién?

El bebé hizo un sonido lastimero y Jungkook le sonrió, tomando agua con


su mano y dejándola caer en el trasero del niño, acariciándolo y limpiando
con cuidado, no queriendo mojarlo demasiado.
—Taehyung, deberías tener más paciencia y cuidado. —Le dijo al mayor.
—El está muy pequeño todavía y no va a callar su llanto solo porque tú no
puedas tolerarlo.

—Bueno ¿Qué hice? No sé como calmarlo. Yo no puedo darle teta.

Jungkook miró al Alfa con mala cara.

—Incluso cuando el problema no es que tenga hambre, Tae. —Jungkook


miró a su bebe dejar su pezón al sentirlo tocar su cabeza con su mano
mojada. —Debes hablarle y calmarlo. Solo necesita que lo hagan sentir
seguro.

Taehyung apretó los labios, mirando al niño hacer una mueca mientras
Jungkook dejaba caer pequeñas gotas de agua de su mano a su cuello y
estómago mientras con su otro brazo lo mantenía a flote y apegado a su
cuerpo. Era una tierna escena, y no entendió porque imaginó a aquel
pequeño un poco más grande, corriendo por el césped hasta la cascada y
nadando con ellos dos.

—Te amo, mi amor. —Le dijo Jungkook a los infantiles ojos azulados. —
Muchísimo.

El niño parpadeó y llevó su puño a sus labios, chupando su dedo índice y


pulgar de manera torpe. Taehyung sonrió ladino y soltó un suspiro.

—Traeré una toalla, no quiero que se resfrien.

Luego de salir del baño y vestirse, Taehyung y Jungkook se acurrucaron en


la cama, el segundo posando a su hijo boca abajo sobre su pecho y dándole
palmadas que lo hicieron dormirse poco a poco. Taehyung observaba en
silencio, cubriéndolo con su manta y acariciando su pequeña cabeza llena
de cabellos rubios. Entre murmuros Jungkook habló.

—¿Cómo quieres llamarlo?

—¿Uhm? —Taehyung levantó la mirada a su esposo sintiendo algo de


sueño. —¿A quién?

—A tú hijo, Kim Taehyung. —Musitó Jungkook con una sonrisa en los


labios. —¿Cómo te gustaría llamarlo?

Taehyung parpadeó e hizo una sonido pensativo, quedando desubicado por


la pregunta.

—No lo sé, no creí que me preguntarías eso.


—Me gusta Hyuntae. —Dijo el pelinegro.

—¿Hyuntae? —Taehyung hizo una mueca. —No, ese no.

—¿Y Taesung?

—Uh-uh.

—¿Taeha?

—¿Por qué 'Tae'? —Casi bufa Taehyung. —¿Por qué no 'Kook'? Como
Minkook.

—Ese está muy feo. —Jungkook soltó una pequeña risa y acarició la
espalda de su bebé. —Mejor no. Piensa, ¿Qué nombre debería tener esta
carita?

Taehyung miró a su hijo dormir y arqueó una ceja.

—Tiene cara de Boo... Boocheon.

Jungkook mostró una radiante sonrisa y ojos brillantes.

—Kim Boocheon. —Dijo el. —Me gusta. Me gusta mucho.

Taehyung curvó una sonrisa y besó a Jungkook en la mejilla, inclinándose


luego para besar a su hijo en su muy pequeña nariz, escuchándolo inhalar y
exhalar un suspiro.

~•~•~

Kim Taehyung sostuvo entre sus manos a su pequeño hijo, mirándolo a los
ojos azules fijamente mientras el hacía lo mismo. El Alfa sonrió cuando
este sacó la lengua y llevó sus puños a su boca, lamiéndolos. Se acercó al
pequeño rostro y besó las mejillas regordetas, logrando que el niño hiciera
sonidos de gorgojeos. La nariz del Alfa se movió por su rostro y luego a su
estómago, inhalando sobre su ropa y exhalando con relajación.

—Hueles a bebé. —Musitó mirando el rostro de su hijo. —Hueles a un


precioso y suave bebé, Boocheon.

Jungkook salió del baño, frotando su cabello húmedo con sus manos y
sonriendo al ver al Alfa. El Omega vestía un albornoz blanco hasta los
tobillos y un par de gotas de agua se deslizaban por su cuello, había estado
remojando su cuerpo babeado y lleno de vómitos infantiles y leche materna
hacía ya un buen rato. Había pasado un tiempo desde que Jungkook no
tomaba un largo baño caliente, y por primera vez en dos meses se sintió
libre de estrés y relajado, solo el en su tina y el agua caliente. Pero ya había
pasado suficiente tiempo lejos de su bebé y de su Alfa, lo suficiente para
necesitar abrazarlos muy cerca de su pecho. El Omega se trepó a la cama,
estirando sus manos y quitándole con cuidado el bebé al Alfa, sonriendo al
rostro infantil con cariño.

—Oh, ven aquí, ven aquí, ven aquí. —Jungkook acunó al niño en sus
brazos y bajó su cabeza para besar su frente. —Te extrañé, deja que te ame
mucho. Si, deja que mamá te ame mucho, mucho, mucho.

—Ya es hora de su comida, dale de comer.

—Espera.

—Dale de comer. —Insistió Taehyung apartando las mantas para que


Jungkook se metiera entre ellas. —Ya es hora, verás cuando empiece a...
Mira, ahí va.

Jungkook sonrío cuando su hijo buscó su pezón moviendo su cabeza y solo


encontró tela sobre este. El pelinegro se movió hasta su lugar y se recostó
en la cama, procediendo a darle de comer a su bebé. Cuando el pequeño
estuvo cómodo y alimentándose, Alfa y Omega se miraron.

—¿Qué tanta nieve hay afuera?

—No demasiada, las fuertes nevadas aún no llegan. —Respondió


Taehyung. —¿Por qué?

—Quiero ir y caminar al jardín trasero.

—¿Para qué? —Taehyung frunció el entrecejo y estiró su mano a la cabeza


de su hijo, acariciando su cabello suave. —Quédate descansando.

—A veces no siento las piernas, necesito caminar y que me de algo de luz


en la cara.

—Sal al balcón.

—TaeTae. —Insistió Jungkook, su hijo despegándose de su pecho solo


para buscar que ver a su alrededor. —Por favor. Vamos a dar un paseo.

Taehyung hizo una mueca.

—¿Y qué con él?

—¿Con Boocheon? —Jungkook tendió al niño en la cama. —Le cambiaré


el pañal y lo abrigaré mucho.
—Jungkook, va a pasar frío.

—Lo abrigare mucho. —Insistió el Omega. —Anda, ayúdame.

Con rapidez y ya mucho aprendizaje, Jungkook cambió el pañal de tela de


su hijo, vistiendolo luego con una pijama abrigada que cubría sus piernas y
brazos. Cubrió su cabeza con un pequeño gorro que lo protegía del aire, y
luego lo envolvió en una manta como a una mariposa dentro de un capullo,
dejando su rostro al descubierto. Luego lo rodeó con otra manta, dejándolo
en brazos de su padre mientras que se apresuraba a vestirse con algo antes
de que el Alfa cambiará drásticamente de opinión.

Cuando estuvieron listos se dirigieron fuera de la habitación por primera


vez desde el nacimiento del bebé; Nadie, absolutamente nadie además de
Jiyook y sus padres habían visto al pequeño príncipe de Seoul, por lo que
no fué sorpresa alguna que las sirvientas que estaban limpiando en los
pasillos inferiores se detuvieran enseguida para chillar de emoción y correr
en dirección a los Reyes, queriendo mirarlo.

Taehyung no estuvo para nada de acuerdo con los acercamientos, pero


Jungkook le dió una mirada casi suplicante que le pedía no hacer ningún
escándalo.

—Majestad ¿Podemos ver? ¡Por favor! —Rogó una de ellas a Taehyung.

—¡Si, Majestad, por favor!

—Sht. —Ordenó Taehyung con molestia. —Dejen de gritar.

—Si, si. —Asintieron ambas mujeres, cubriendo sus labios con sus manos.

Jungkook, al no ver negativas de su Alfa, despegó al niño de su pecho,


dejando ver su rostro y sus ojos despiertos. Las mujeres chillaron en voz
baja, tomando sus propias mejillas al no poder tomar al príncipe y dando
pequeños saltos.

—¡Que hermoso!

—¡Oh, pero que bello!

—¡Si, si! ¡Oh, mira como esta mirándonos!

—¡Sht! —Calló Taehyung de nuevo, haciéndolas cerra las boca y sonreír.


—¿Cuál es el escándalo? Cállense o van a asustarlo, ¡Cállense!
—Uh, Kim Taehyung. —Regañó Jungkook mirando al Alfa. —No grites
tampoco, que también lo vas a asustar.

—Omega, Omega Jungkook, Omega. —Llamó la mayor de ellas alzando


su mano levemente con una radiante sonrisa. —¿Quién va a ser...?

—Nadie. —Interrumpió Taehyung de inmediato y de forma grosera. —Mi


hijo se alimenta, es aseado y cuidado por su madre, así que no necesita a
nadie más que a Kim Jungkook. ¿Queda claro?

La mujer tragó duro y dió un paso atrás, sus mejillas tornándose de intenso
rojo y su cuello ardiendo. Jungkook la miro e hizo una mueca de disculpa.

—Lo siento. Solo no estamos cómodos con eso. —Jungkook miró a su hijo
y sonrió. —Solo no le tomes rabia a mi hijo por ello ¿Bien?

La mujer ni siquiera respondió, parecía muy cohibida mientras asentía casi


lentamente. Taehyung rodeó la cintura de su Omega solo para guiarlo a las
escaleras, comenzando a bajar de nuevo.

—¿Sabes, TaeTae? Ya no siento nada.

—¿A qué te refieres?

—La magia. —Musitó a penas el Omega, viendo a un guardia moverse por


el pasillo y haciendo un reverencia en el proceso. —¿Por qué será?

Taehyung se detuvo y miró a Jungkook con preocupación.

—Tal vez estás débil, deberíamos volver arriba.

—No, me siento bien, estoy bien. —Aseguró el menor siguiendo su camino


con su hijo en brazos. Taehyung rodeó su cintura mientras continuaban
bajando. —Pero no lo sé, ya no parece estar... Las cosas que sentía antes,
ya no puedo sentirlas.

—¿Qué cosas?

—Cosas como sentir que algo va a suceder. —Jungkook miró los escalones
frente a el para no caer. —O las pesadillas.

—No necesitas las pesadillas. No necesitas saber que va a suceder. —


Taehyung miró a su Omega sin que este lo hiciera. —No importa si todo
eso se ha ido mientras estés bien.

—Estoy bien. —Jungkook sonrió y miró los ojos azules de su bebé. —


Estoy muy bien, ¿No es así, mi pequeño?
—Después de todo, ¿Qué cosa importante pasará que necesites saber?

—Supongo que nada. —Jungkook miró a su esposo mientras llegaban al


final de las escaleras. —Solo espero que no llueva o algo.

Jungkook y Taehyung pudieron salir al exterior luego de esquivar a unas


cuantas sirvientas del castillo, ambos pudiendo hundir sus botas en la nieve
mientras emprendían su camino. Jungkook acunó a su hijo contra su pecho
con un solo brazo y con su mano libre tomó la de su Alfa, caminando muy
cerca de él. El jardín estaba casi congelado en su totalidad y eso lo hacía
lucir muy hermoso, tanto que Jungkook deseaba recorrerlo eternamente.
Pasearon durante unos largos minutos, casi llegando al muro que encerraba
el castillo. Jungkook suspiró y miró el humo que salía de sus labios.

—Comienza a caer la tarde. —Jungkook parpadeó y miró a su hijo.

—Pronto hará más frío. —Taehyun escuchó a su hijo quejarse cuando


Jungkook cubrió parte de su rostro con su manta. —Lo mejor será volver
adentro.

—¡Majestad!

Taehyung y Jungkook se dieron la vuelta, mirando al guardia que se


acercaba con cansancio a ellos. Se detuvo a unos cuantos metros,
exhalando con fuerza.

—El Alfa Sehun... Él... Él está... Uf.

—Espera aquí. —Pidió Taehyung a Jungkook mientras caminaba hacia al


guardia. —¿Qué sucede con Sehun?

El guardia tomó aire, tragando duro y pasando su lengua sobre sus labios.
¿Por qué tuvieron que alejarse tanto del castillo? Pudieron rondar a su
alrededor. El Guardia miró a Jungkook mecer a su hijo, tratando de hablar
sin perder el aire.

—Él dijo algo de una importante reunión. —Dijo el Beta. —Los Alfas del
consejo están aquí y...

Los ojos del Beta se abrieron de par en par, porque definitivamente lo que
pasaba a lo lejos no debía estar pasando. Alguien vestido por completo de
negro había logrado cruzar el muro, y con valentía se dejaba caer de tantos
metros de alto. Todo mientras la persona más cercana al muro; Kim
Jungkook, le daba la espalda con su bebé en brazos, ajeno a la situación.
—¡Omega Jungkook, cuidado! —Lo señaló mientras con rapidez tomaba la
espada que colgaba de sus caderas.

Taehyung se giró rápidamente, logrando ver a la persona que corría con


rapidez hacia Jungkook, el cual a penas y volteaba a verlo.

—¡El niño, toma al niño!

El Omega se sacudió de susto y corrió lejos, o eso intentó, pues sus pies se
atascaban en la nieve y lo hacían lento, lo suficiente para notas que había
una segunda persona corriendo hacia él.

—¡Taehyung! —Gritó con terror mientras trataba de ir más rápido.

Jungkook ni siquiera notó en que momento el lobo rubio pasó por su lado,
solo supo que lo hizo caer de rodillas mientras el ladrido lobuno se elevaba.
Jungkook sintió unas manos a penas tocar su espalda, casi de inmediato el
Beta que tenían por guardias hizo uso de su espada, empuñando y
atravesando el estómago del Alfa intruso de un solo intento, haciéndolo
caer de espaldas mientras su sangre pintaba la blanca nieve.

Solo el llanto de Kim Boocheon se escuchó entonces.

Jungkook miró al niño que abrazaba con fuerza contra su pecho, revisando
que no estuviera herido, pero el niño solo estaba asustado.

El Omega sollozó, sintiendo el terror sacudir su cuerpo mientras dejaba


caer lágrimas que habían estado llenando sus ojos los últimos segundos.
Abrazó a su hijo contra su pecho y lo meció, mirando sobre su hombro,
girándose por completo y sentándose en su lugar.

Un cuerpo sin vida tras él y otro siendo atado de brazos y piernas por el
Beta, mientras se retorcía del dolor en el suelo, sangrando por la espalda.
Taehyung se acercó a el Omega en su forma lobuna, olfateándolo con
frenesí.

—E-Estoy bien, estoy bien. —Aseguró Jungkook tomando los pelos rubio
del cuello del lobo para mantenerlo cerca. —Estamos bien, E-Estamos
bien, TaeTae.

El lobo bajó la cabeza hacia el bebé, escuchando su llanto con ira y


sintiendo todo su cuerpo hervir.

¿Quién se había atrevido a perturbar a su familia?

~•~•~
Jungkook se meció en la silla, mirando como se dormía al tomar su leche
con calma al fin. Al menos unas diez sirvientas lo rodeaban, mirando la
escena con ternura y preocupación, hablando y hablando sin parar.

—¿Quién pudo ser?

—Merece el calabozo.

—Merece la muerte.

—Pobre Omega Jungkook.

—Casi lastiman al príncipe.

—¡Y está tan pequeño!

—Shhh. —Susurró Jungkook ante tantos murmuros. —Se está durmiendo.

—Ay, Omega Jungkook. —Pataleó la Beta a su lado derecho, haciendo de


sus manos unos puños. —Que rabia, quiero golpear a ese hombre.

—Yo también. —Admitió Jungkook, sintiendo más paz que rabia al tener a
su familia segura. —Pero mi Alfa ya se encargará...

—Espero que el Rey lo mate. —Dijo otra mujer. —¡Y que lo deje bien
muerto!

—Si. —Asintieron todas.

—Omega, ¿Traigo su cena? —Preguntó alguien.

—Mejor me voy a mi habitación. —Dijo mientras se levantaba con cuidado


de no perturbar a su hijo.

—¿Qué hacen todas aquí? —La voz de Jiyook resonó en la habitación del
pequeño príncipe.

Jungkook la miró cargar una bandeja de plata con comida, disgustada.

—Salgan antes de que el Rey venga.

—¡Pero Jiyook...!

—Fuera. Jungkook, vamos a tu habitación. Vamos.

El Omega obedeció, escuchando a las Betas quejarse de fastidio mientras


se iba con Jiyook.
Cuando la puerta de la habitación fue cerrada, Jungkook dejó a su hijo
sobre su cama, abotonando su camisa y sentándose en ella con los
músculos tensos. Jiyook dejó la bandeja a su lado, abrazándolo con fuerza.
Jungkook recordó como lo había abrazado al entrar histérico al castillo,
temeroso de lo que pudiera pasar. Cerró sus ojos y suspiró.

—Estaba tan asustado.

—Lo sé, mi niño. Pero ya todo está bien.

—¿Quienes eran? —Jungkook miró el rostro de Jiyook y parpadeó. —¿Por


qué alguien querría herirnos?

—No lo sé, Jungkook. —Jiyook negó entristecida. —Solo sé que eran dos
Alfas, y por lo que escuché venían del reino de Busan.

Jungkook frunció el ceño mientras su cuerpo se sintió frío.

"El reino de Busan"


❝Cincuenta❞
Heartbeat — Bts.

El pequeño príncipe de Seoul corrió por el pasillo, volviendo a la


habitación que antes habitaba junto a su Nana. La encontró postrada en la
cama, llorando desconsolada mientras una de las tantas sirvientas se
encargaba de limpiar la sangre que manchaba sus piernas descubiertas.
Taehyung sintió que algo dentro de él dolía mucho al ver llorar a la Beta
pelingra, así que formó un puchero con sus labios y parpadeó, sintiendo
sus ojos azules picar.

—Ya está, Jiyook. —Murmuró la sirvienta mientras le echaba una manta


encima. —El príncipe está mirándote.

La pelinegra a penas y se limpió las lágrimas, pareciendo muy agotada


como para hacerlo de la forma correcta mientras un sollozo se escapaba
de sus labios.

—M-Mi hijo...

—Papá se lo llevo. —Dijo Taehyung con pena, tocando su mejilla mientras


su labio inferior temblaba.

Jiyook cerró los ojos con fuerza y suspiró. Su frente brillaba por el sudor y
sus mejillas parecían demasiado pálidas como para ser las mejillas de
Jiyook. Se veía enferma y triste. La sirvienta la miró con lamento y
acarició sus piernas antes de juntar sus manos tras su cuerpo.

—Pasará pronto, Jiyook.

—Ya no tengo un hijo... —Sollozó ella con desolación. —Ya no tengo a mi


bebé... Ni siquiera pude cargarlo... Mi bebé, ya no tengo a mi bebé.

Taehyung sintió sus propias lágrimas deslizarse por sus mejillas,


mojándolas y deslizándose hasta su cuello. Contagiado por la tristeza y los
celos, ajeno a lo que pasaba lloró, corriendo a la cama y trepándose a ella
en medio de su llanto.

—¡Yo soy tu bebé! ¡Yo soy tu bebé! —Lloró Taehyung, trepándose sobre
Jiyook y recostándose en su pecho. —¡Mamita, yo soy tu bebé! ¡Abrázame!
¡Yo soy tú bebé, solo yo!

Jiyook rodeó al niño con sua brazos y lloró unas últimas lágrimas,
sintiéndose realmente apoyada por el niño de seis años que había criado lo
mejor que podía. Hacía un tiempo que Taehyung no veía a su madre y
Jiyook era la única que estaba ahí, así que no era de extrañarse que el
niño se aferrara a la única figura materna que tenía en aquel infernal
castillo. Jiyook sabía que era suficiente lidiar con su cruel padre, así que
ella no sería la responsable de hacerlo llorar. Se silenció a si misma y
siseó para Taehyung, acariciando su cabello rubio y abrazándolo contra
su cuerpo. Poco a poco el niño se calmó.

—Ah, Kim Taehyung. Eres tan bueno. —Hipó la mujer, mirando como el
niño levantaba su mirada hacia ella. —Tienes un corazón tan bueno.

—Porque es tú corazón. —Dijo muy seguro el niño, tomando el rostro de la


mujer y acercándose para besar su nariz. —Porque eres mi mamá,
¿Verdad?

—Verdad. —Asintió Jiyook sonriendo a penas y devolviendo el beso al


niño. —Te amo mucho, ¿Lo sabes? Muchísimo.

—Yo más, mami.

—No, yo más. Mucho, mucho más. —El niño sonrió contento, sintiéndose
girar por Jiyook para estar ambos sobre su costado.

—Solo a mi. —El niño casi amenaza con capricho, tocando el rostro de la
mujer. —¿Uhm?

—Si, solo a ti...

—¿TaeTae?

Taehyung levantó la mirada hacia el Omega que abría los ojos con pereza y
curiosidad, mirándolo extrañado mientras acunaba a un niño dormido entre
sus brazos.

Boocheon se miraba tan pequeño en los brazos de su padre y a Jungkook le


preocupó la forma en que Taehyung lo acunaba de manera tan sofocante.

—¿Estuvo llorando? —Murmuró el Omega sentándose en su lugar en la


cama. —No lo escuché.

—No lloró.

Jungkook miró como Taehyung acarició el cabello rubio de su hijo y este


se removió en su lugar, inquieto.

—Es muy pequeño ¿No lo crees?


—Si. —Jungkook se relamió los labios resecos y se arrastró con cuidado
más cerca del rubio frente a él. —¿Por qué lo sacaste de su cuna?

—No quería que durmiera en la cuna.

—Pero es su lugar de dormir. —Jungkook intentó sonreírle al Alfa, pues le


preocupaba mucho el estado en el que estaba. —Además lo estás
asfixiando.

Taehyung parecía muy ido de la situación, tal vez triste, pero con aquella
cara seria de siempre, algo más dura de lo normal. Jungkook estiró sus
manos hacia el niño, abriendo y cerrando para indicar que se lo diera.

—Ven, lo acomodaré.

—No quiero que duerma en la cuna, Jungkook. —Los ojos azules se


posaron sobre el Omega de forma tosca.

—Está bien, Tae. Dormirá con nosotros. Ven.

El Alfa tendió al niño a los brazos de su madre, mirando como Jungkook se


deshacía de las tantas mantas que lo cubrían y se limitaba a cubrirlo con
una.

—Ya aquí estará calientito. —Sonrió Jungkook sosteniendo al niño


dormido entre sus manos y haciendo un mohín luego. —¿Dormirás con tus
padres, patito? Si, claro que si. —Jungkook dió un sonoro beso a la mejilla
de su hijo y lo colocó sobre su hombro, dejándolo tranquilo.

Miró a su esposo y se sonrojó de a momentos, tendiendo su mano para que


la tomara, cosa que Taehyung hizo.

—Me gusta como eres con él. —Admitió Taehyung. —Nunca dejes de ser
así con él.

—TaeTae, ¿Qué está mal? Cuéntame.

—Nada, solo no podía dormir.

—¿Y me quieres contar por qué?

Taehyung bajó la mirada a su mano sosteniendo la de su Omega y retuvo


un suspiro. Jungkook acarició el dorso de la mano grande con su pulgar,
sonriendo a medias para el Alfa que evitaba su mirada.
—Soñabas con tus padres, ¿Verdad? Por eso tenías a Boocheon en tus
brazos.

—Casi lo pierdo. —Murmuró él. —Nunca pensé que tendría la sensación


de quererlo y lo hice. Nunca tuve idea de cómo se sentiría perderlo ahora
que lo quiero y hoy...

—Boocheon está bien, Tae. —Lo interrumpió Jungkook, estirando su mano


hasta su mejilla y acariciándola. —Tú bebé está bien, está aquí, míralo.

—Si, pero ¿Y si no?

Jungkook hizo una mueca.

—No quiero imaginar una vida sin Boocheon, TaeTae, así que por favor no
me hagas pensar en ello.

—Vinieron hasta nuestro hogar solo para herirnos. —Taehyung apretó la


mandíbula. —Iniciaron incendios en el pueblo para distraer a los guardias,
incluso mataron a un par en la frontera antes de venir aqui y saltar el muro.
Casi entran al castillo, casi te clavan una espada en la espalda.

—Si, pero estoy bien, Tae.

—No se trata de eso, se trata de que ahora podrías estar muerto y Boo
igual. Se trata de que ahora en adelante todo deberá cambiar.

Jungkook apretó los labios y soltó un suspiro luego, llenándose de la


inquietud que reflejaban los ojos de su Alfa.

—Duplicaré a los guardias. —Aseguró Taehyung. —No vas a salir del


castillo, no sin mi, ni siquiera saldras al jardín o iras a los pisos inferiores
¿Bien?

—Pero, Taehyung...

—Ya no eres solo tú, Jungkook. Tenemos un hijo y debemos protegerlo. —


Taehyung suavizó la mirada y sus facciones. —¿Puedes entender eso?

Jungkook bajó la mirada y casi de inmediato Taehyung lo hizo levantarla


tomándolo del mentón y tirando suavemente de él. El mayor se inclinó y
lamió su mejilla con cariño, plantando un beso luego. Sus miradas se
conectaron largos segundos.

—Los amo a ambos. Ayúdame a no perderlos, no seas imprudente de ahora


en adelante ¿Si? Hazlo por tu Alfa y por tu cachorro.
Jungkook sintió su corazón palpitar de emoción, tanto que soltó un suspiro
lleno de enamoramiento.

—Si. —Jungkook asintió. —Pero, Tae...¿Qué pasará ahora?

Taehyung inhaló y exhaló con cansancio, relamiendo sus labios y


mordiendo el inferior.

—Iré a Busan al terminar la nevada.

—¿Qué? —Jungkook abrió sus ojos de par en par. —¿A Busan? ¿Con
quién?

—Solo.

—¿Solo? —Jungkook frunció el entrecejo y mostró enojo enseguida. —


Uh-uh, Tae. ¿Cómo piensas ir tú solo? ¿Me vas a dejar aquí?

—No sería buena idea llevarlos a ustedes.

—No sería buena idea dejarnos. ¿Y si atacan nuevamente? No estarías


aquí.

—Te sacaremos a escondidas durante la noche hasta la casa de Sehun. —


Explicó Taehyung. —Ahí permanecerás durante mi ida, nadie pensará en ir
a esa casa.

—No, Tae. No puedes dejarme solo.

—Te quedarás en Seoul, Jungkook. No puedo arriesgarlos así.

—Pues yo no creo que lo hiciera tu hermano.

Taehyung hizo una mueca.

—Pues eso yo no te lo pregunté.

—Realmente no lo creo, ¿Tú si?

—Tal vez.

—¿Acaso era tan malo contigo que ahora piensa atacarte?

—No lo sé, Jungkook. No tengo alianzas con su reino, quizá por ello me ve
como un reino enemigo.
—Eso es tonto, Taehyung. ¡Ah! ¿De verdad piensas enfrentarte a tu
Hyung? Porque eso estaría muy mal, son familia.

—Ustedes son mi familia.

—Ajá, y el también. ¿Y si mejor arreglan las cosas?

—¿Cómo no guardas ningún rencor? —Preguntó Taehyung casi fastidiado.


—No te he visto guardar rencor nunca.

—El rencor pesa en el pecho, ¿Por qué querría guardarlo?

Taehyung rodó los ojos y negó, mirando a su Omega e inclinándose hasta


él. Jungkook cerró los ojos cuando Taehyung presionó sus labios contra los
suyos, creando un beso suave que hizo sonreír a Jungkook.

—Que rico. —Dijo el Omega tomando la nuca de Taehyung para que no se


alejara de él. —Dame otro.

—Solo uno. —Dijo Taehyung mientras volvía a besarlo, Jungkook


acariciando su lengua con la suya de forma pacífica.

—Otro. —Pidió el Omega embelesado cuando se separó unos centímetros.

—No.

—Otro. —Susurró Jungkook sonriente mientras mordía la punta de su


nariz. —Último.

—Último. —Advirtió el mayor.

Jungkook sonrió en los labios ajenos, acariciando la mejilla del Alfa


mientras sus dientes se afianzaban en su labio inferior cuando se separaron.
Taehyung inhaló y exhaló, peinando su cabello hacia atrás mientras
Jungkook se recostaba en la cama y dejaba al bebé a su lado.

—Vaya, como extraño el sexo.

—TaeTae, no hables así delante de Boocheon. —Regañó Jungkook


mirándolo mal.

—¿Y el qué sabe a parte de tomar teta?

—Taehyung. —Volvió a regañar. —Cuando esté más grande deberás


cuidar lo que dices frente a él, ¿Bien?

—Bien, Omma.
—Cállate. —Sonrió Jungkook. —Ahora ven a dormir.

~•~•~

—¡Feliz cumpleaños!

Taehyung sonrió cuando su hijo fue acercado a su rostro, los ojos azules
mirándolo con fijeza mientras su padre le sonreía.

—¡Dile feliz cumpleaños a papi, patito! —Jungkook acercó más a su hijo al


rostro de Taehyung. —Feliz cumpleaños, papi.

El niño tocó el rostro de su padre con sus manos y elevó un balbuceo,


estornudando sin querer sobre Taehyung, el cual se limitó a reír y tomarlo
entre sus brazos, atacando su rostro y cuello con besos. El príncipe de
Seoul pateó a la nada y sus labios mostraron sus encías.

—¡Oh, mira está sonriendo! —Exclamó Jungkook con felicidad. —


¡Rápido, mira!

Taehyung se alejó rápidamente del niño para mirarlo, pero ya había


borrado tal sonrisa.

—¿Estabas sonriendo, patito? —Preguntó Taehyung meciéndolo mientras


el bebé perdía su atención en otro lugar. —Sonríe para papá, vamos.

Boocheon ni siquiera miró a su padre, pero a este no le importó, lo


continuó meciendo mientras el niño trataba de comerse sus propios dedos,
babeándolos y haciendo sonidos pegajosos. Jungkook se sentó frente a un
lado de Taehyung en aquel lugar tan tranquilo, una de las tantas
habitaciones del castillo que eran cómodas para pasar el rato leyendo o
tomando el té, tal y como hacían en aquel momento.

—Ahora que estás anciano me gustaría decirte algo, ¿Me escuchas o grito?

Jungkook río al sentir el pellizco en su cintura y estiró su mano para tomar


una galleta, mirando los ojos de su esposo con detenimiento y admiración.
Sonrió sintiendo sus mejillas sonrojadas y sus labios húmedos por pasar
tantas veces su lengua por ellos. Las palabras salieron en un murmuro
íntimo que pareció resonar a su alrededor.

—Me llena de mucha felicidad que envejezcas a mi lado.

—Jungkook, tengo veinticinco.


—Lo sé, pero no te haces más joven. —Jungkook mordió la galleta y
sonrió. —Más guapo sí, más joven no. Me refiero a que me alegra ser yo
quien despierte a tu lado cada mañana para ver los cambios que hubieron
en ti desde la noche anterior. —Jungkook miró la galleta y frunció los
hombros. —Me hace pensar que soy afortunado.

Taehyung curvó una sonrisa.

—Me amas, ¿No es así?

—Siempre.

—También te amo siempre. —Taehyung se apegó al respaldo de aquel sofá


de terciopelo y suspiró mientras Jungkook acababa su galleta. —Sé a lo que
te refieres, los cambios en nosotros son muy obvios mientras el tiempo
pasa, ¿Pero sabes algo?

—¿Qué?

Los ojos azulados miraron los azabaches mientras pasaban un par de


segundos en silencio.

—Sigues teniendo los mismos ojos; Llenos de dulzura e inocencia. A pesar


de todo los cambios para mi sigues siendo el niño de diecisiete años que
encontré en el río. El niño del que me enamoré.

—Tú aún tienes esa mirada también. —Sonrió Jungkook.

—¿Qué mirada?

Jungkook se dió media vuelta, subiendo una de sus piernas al asiento y


apoyando su brazo del respaldo para darle frente al Alfa.

—Esa mirada posesiva y pasional. —El Omega parpadeó y frunció los


labios, llamando la preocupación del Alfa.

—¿Que ocurre?

—¿Crees que si alguna vez mi mirada cambia dejarás de amarme?

—Creo que me volvería a enamorar de ti.

—Ow. —Jungkook sonrió. —Me alegra oír eso.

Boocheon elevó un grito de queja y poco después comenzó a llorar.


Jungkook comenzó a desabotonar su camisa al sentir la leche derramarse de
sus pezones y lo tomó en brazos, dándole de comer al pequeño rubio llorón.
Mientras comía, el niño daba golpes en el pecho de Jungkook de forma
inquieta, solo buscando que hacer mientras comía. Jungkook le acarició el
cabello y lo miró quedarse dormido luego.

—¿Cómo sería ahora sin él?

—No lo sé. —Se sincero Taehyung. —La verdad no lo sé.

—¿Qué se siente saber que un pequeño Kim correra por ahí pronto? —
Preguntó Jungkook mirándolo a los ojos. —¿Te imaginas sus pequeños
pasos?

Taehyung curvó una sonrisa: —No lo sé.

—Es difícil imaginarlo cuando nunca hemos tenido a un bebé. —Sonrió


Jungkook con emoción. —¿Verdad?

—Verdad... —Taehyung estiró su mano hacia la cabeza de Jungkook y


acarició su cabello negro. —Por eso no deberíamos apresurarnos.

Jungkook lo miró extrañado.

—¿De qué hablas?

—Ahora tenemos a Boocheon...Y debería ser solo el. —Taehyung se


relamió los labios. —Al menos durante un tiempo.

—¿Eh?

—Que debemos encargarnos de no embarazarte de nuevo, Jungkook.

—Oh... Claro. —Jungkook miró a su hijo y sonrió. —Disfrutemos de


Boocheon ahora que lo tenemos.

—Y te disfrutaré a ti también mientras pueda. —Taehyung chasqueó la


lengua. —Ya no tienes tanto tiempo para mi como antes, imagina si
hubiera otro... No, uno está bien. No quiero más que uno.

—¿Lo dices solo porque no hemos tenido intimidad?

—Lo digo porque no creo poder soportar más de un llanto.

—Ja.

Jungkook estiró su mano y acarició la mejilla del Alfa.

—Existen más noches, no irás a ninguna parte y tampoco yo.


Taehyung asintió.

—Aquí me quedo.

~•~•~

Mientras Jungkook dormitaba sobre su almohada Taehyung se preparaba


para quedarse dormido a su lado. Echando un último vistazo al niño en la
cuna a un lado de Jungkook se recostó, soltando un suspiro. Recién el
Omega lo había dormido, finalmente después de un largo llanto y un
complicado intento de darle de comer. Aquella noche su hijo parecía muy
triste y no podían comprender la razón, pero al final aceptó su cena y
después de un par de horas bajo las voces de sus padres pudo quedarse
dormido.

Taehyung pensaba que la leche de teta era la solución para todos los llantos
de su hijo, y aunque no lo era tenía curiosidad. ¿Qué tan especial era la
leche de teta?

Bueno, en definitiva era un descarado; Había tomado del pecho de su


madre hasta los seis, y un poco más del pecho de Jiyook. Pero aún así no
recordaba lo que lo mantenía con aquella necesidad de andar siempre
pegado de un pezón.

Taehyung miró a Jungkook y le habló.

—¿A qué sabe tu leche?

—¿Uh? —Preguntó Jungkook con los ojos cerrados y rostro cansado.

—¿A qué sabe tu leche?

Jungkook no respondió sino después de unos segundos, pareciendo muy


dormido.

—A chocolate.

—Ah, que mentira. ¿Cómo puedes saberlo tú?

—¿Para qué preguntas entonces? —Musitó a penas el pelinegro en medio


de un suspiro cansado.

—Porque tengo curiosidad. ¿Por qué a los bebés le gusta tanto? —Preguntó
Taehyung. —Eh, Jungkook. ¿Por qué?

—Tss. —Respondió Jungkook.


Taehyung se apoyó de su codo y miró al peligro con raresa, pareciendo lo
suficientemente confundido.

—¿Cómo puede saber a chocolate? Si dijeras que sabe a plátanos te creería


más. —Taehyung miró la mancha mojada en el pecho de Jungkook y estiró
su mano. —Estás derramándola. ¿Puedo probar?

—Ujum. —Asintió un inconsciente Jungkook.

El Alfa sin rodeos quitó los botones de la camisa y dejó los pezones café al
descubierto, mirandolo como perladas gotas blancas salían a penas de ellos.
Taehyung inclinó su cabeza y pasó su lengua sobre el pezón izquierdo,
saboreando.

—No sabe a nada. —Casi chista. —Estafa.

Se inclinó de nuevo, esta vez rodeando el pezón con sus labios y chupando
casi con descuido, tirando del pecho de Jungkook, a lo que el Omega jadeó
e hizo una mueca antes de seguir durmiendo. Kim Taehyung, con la boca
pronto llena se alejó, tragando la leche tibia y pensando con concentración.

Finalmente dijo:

—No sabe a chocolate, pero sí a almendras. ¿Cómo es posible eso?

Cuando Jungkook no respondió supuso que se había quedado dormido, así


que se limitó a tender las mantas sobre él y luego de apagar las velas se
durmió a su lado.

~•~•~

Aquel día de Marzo a Jungkook lo recorría el miedo y la inseguridad,


mientras cargaba a su hijo sobre su hombro y se mordía el labio con
impaciencia. Miraba a su Alfa arrojar ropa dentro de unas maletas de forma
descuidada, importándole poco ser organizado.

—No vayas, TaeTae.

—Lo retrase demasiado, debo ir.

—No debes, no debes, Tae.

—Jungkook, deja de insistir, todo estará bien.

—Entonces llévame contigo. —Insistió el Omega. —Por favor, estaremos


mucho mejor contigo y no aquí solos.
—Ya te dije que no es buena idea.

—Pero soy tu Omega, debo estar contigo.

—Y yo soy tu Alfa, debo protegerte.

—También a tu hijo, entonces ¿Por qué quieres abandonarnos?

Taehyung dirigió su mirada azulada hasta el Omega, riñéndolo con esta.

—No vuelvas a decir que estoy abandonándolos.

—Así me siento.

—Jungkook.

El Omega bajó la mirada en sumisión y cerró los ojos con fuerza,


sintiéndose sonrojar. Se levantó de la cama y dejó a su hijo en su cuna,
mirándolo bostezar de pura pereza. Jungkook apretó la mandíbula,
pensando en Taehyung lejos de ellos. Levantó la mirada y encaró al Alfa al
mismo tiempo que elevaba un grito en la habitación, descargando su rabia
con él.

—¡No es justo! ¡No puedes dejarnos aquí a la deriva!

—Cállate, no me levantes la voz. —Ordenó Taehyung pareciendo molesto.

—¡Kim Taehyung entraron! ¡Saltaron el muro una vez! ¡¿Qué te hace creer
que no lo harán de nuevo?!

—Reforzamos la seguridad.

—¡Y una mierda, ellos vendrán por nosotros!

—Cállate, te dije que te callaras. —Lo señaló el Alfa. —Baja la voz,


Jungkook.

—¡¿Por qué no entiendes que esto está mal?! ¡No puedes dejarnos! ¡Quizá
tu puedas defenderte bien, pero nosotros no! ¡¿Acaso quieres encontrarnos
muertos al volver?!

Taehyung se acercó a Jungkook a pasos amenazantes, elevando su mano


para golpearlo, pero cuando Jungkook creyó que le dejaría un moretón en
la mejilla, Kim Taehyung ahogó un gruñido y se dejó caer en la cama,
pareciendo agotado de tener la misma discusión todo el tiempo. Se frotó la
frente, sintiéndose frustrado mientras su Omega se arrodillaba frente a él,
pareciendo avergonzado.

—Lo siento. —Musitó Jungkook. —No quiero hacerte sentir culpable...

—Gracias, haces un buen trabajo.

—TaeTae, perdón. —Jungkook se metió entre las piernas del Alfa y subió
su mirada, queriendo verlo a los ojos mientras Taehyung se mantenía
cabizbajo. —Tengo miedo. Es que no soy solo yo, sabes que ahora es más
que eso. Boocheon no puede estar sin su padre...

—No me manipules.

—No lo hago, solo digo la verdad. —Jungkook tomó el rostro de Taehyung


y lo obligó a mirarlo. —Nos mantendrás a salvo si estamos juntos, no
separados...

—Soy vulnerables con ustedes ahí.

—Y nosotros lo somos sin ti aquí.

Jungkook cerró los ojos y suspiró, sintiendo la respiración del Alfa sobre su
rostro.

—Por favor, enfrentemos esto juntos. Podemos hacerlo juntos como una
familia. Estoy muy seguro de que tu hermano no nos hará daño cuando nos
vea, pero los atacantes que envíe no estarán mirándonos a través de tus
ojos. Por favor, Taehyung, dale un voto de confianza... —Suplicó.

Taehyung se levantó y dejó a Jungkook en el suelo, caminando hasta su


vestuario y gruñendo.

—Haz tu maleta.

—¿De verdad, TaeTae? ¿De verdad nos llevarás contigo? —Preguntó


Jungkook poniéndose de pie de inemdiato.

—No te acostumbres. —Advirtió Taehyung mirando sobre su hombre. —


Un Omega y un bebé son solo una carga en la guerra. No vas a
acompañarme a mis misiones de aquí en adelante, esta solo es una
excepción.

—¡Ah, Kim Taehyung, gracias! —El Omega corrió hasta él y lo abrazó de


la cintura. —¡Muchas gracias! Iré por mi Nana para que me ayude con las
maletas.
Taehyung miró al pelinegro que corrió hasta la puerta con incredulidad.

—¡Esto no es un viaje de placer, Jungkook, no te... —! ¡Eh!

Pero el nombrado ya había salido de la habitación, dejándolo con las


palabras en la boca. Taehyung suspiró y miró la cuna, caminando hasta ella
e inclinándose para tomar a su hizo en brazos.

—Debo estar loco por darle un voto de confianza a ese maldito, Boocheon.
—El Alfa beso la cabeza de su hijo antes de posarlo sobre su hombro,
sintiendo como intentaba levantarse. —Si les pasa algo todo será mi
culpa...

El Alfa frunció los labios y apretó la mandíbula, hablándole a la nada.

—Min Yoongi, espero que pongas ese maldito corazón a sentir algo...De
otra forma voy a matarte sin importar que seas mi hermano. Lo juro.
❝Cincuentayuno❞
Charlotte Lawrence — Joke's on you.

El rubio Omega fue tomado del brazo con fuerza, siendo tirado del mismo
hasta que su cuerpo débil chocó de manera brusca contra el del Alfa. Hizo
una mueca con sus labios regordetos y se quejó en voz baja por el dolor en
su brazo, tratando de empujar lejos a su mayor para mantener su propio
espacio.

—Dije que tengo que irme. —Casi gime en molestia, desviando la mirada
mientras el rostro ajeno se inclinaba hacia el suyo.

—Permanece un poco más.

—Ya he permanecido demasiado. —El ojiverde levantó la mirada y negó.


—Ya estoy en problemas.

—Entonces da igual si te vas ahora o mañana. —Casi gruñe el Alfa. —¿O


no?

—No. —Se quejó el menor soltándose de su agarre.

El peliblanco lo miró casi con impaciencia, cruzándose de brazos mientras


el rubio se abrazaba a sí mismo. La noche estaba fría, tan fría como su
actitud inflexible y aparentemente soberbia.

—Estás en tus veinte, Jimin. Te hacía casado y con familia, ¿O acaso he


tenido razón todo este tiempo y tu príncipe no es más que una mentira?

Los ojos verdosos del Omega se volvieron duros y distantes.

—No nombres a mi Alfa en vano.

—¿Tú Alfa? En tus sueños. Creo que todo esto se lo ha creado esa extraña
para jugar contigo.

—¡Hyuna no jugó conmigo, Namjoon! —Exclamó Jimin al aire. —Me


casaré con Min Yoongi.

—¿Cuándo? —Casi ríe el mayor. —Dime ¿Desde cuándo estás esperando?


Además la mujer murió, déjate de tonterías ¿No es ya muy lamentable para
ti seguir esto?
—Todo habrá valido la pena cuando esté con Min Yoongi. —Aseguró
Jimin con el ceño fruncido.

—Min Yoongi, Min Yoongi. —Casi bufa Namjoon con desprecio. —Ni
siquiera lo conoces.

—¿Y qué? —Casi reclama Jimin, ya harto. —Muchos Omegas de la


realeza no conocen a sus esposos al casarse.

—Tú no eres de la realeza. —Namjoon miró a Jimin casi con molestia. —


Vienes del lodo y la pobreza, así que deja de actuar como si fueras un
Omega que nació en cuna de oro.

Para Jimin aquello había sido suficiente que escuchar. No necesitaba que
nadie le dijera cosas tan feas como aquella, tenía suficiente con su propio
subconsciente preguntándole cada tanto si alguna vez aquel sueño suyo se
haría realidad. Así que se dió media vuelta e intentó irse, no queriendo
seguir hablando con aquel Alfa en medio de la calle a altas horas de la
noche; No sería bueno para su imagen.

Una mano lo tomó nuevamente del brazo y tiró de él, haciéndolo suspirar
de frustración. Namjoon era un Alfa testarudo y todo debía ser como el
decía y cuando el lo decía sin excepciones desde que Jimin lo conocía. La
desventaja del Omega al no tener un Alfa en aquel momento era que no
tenía a nadie que golpeara a Namjoon cuando se le pasaba la mano con él.

—Por favor, Joon. —Pidió Jimin. —Déjame, tengo que volver a Busan.

—¿Y no vas a despedirte de mi? —Los ojos oscuros del Alfa se


entrecerraron y una de sus cejas se arqueó. —¿En dónde está tu
educación?

—Hasta luego.

—Bien. —Casi exige el Alfa. —Despídete bien.

Cuando el moreno se inclinó hacia el Jimin inhaló con fuerza, desviando la


mirada cuando su rostro regordeto fue tomado entre las grandes manos
ajenas. Parpadeó y apretó los labios mientras Namjoon acercaba los
suyos. Su corazón palpitó con nerviosismo.

—N-No deberíamos. —Dijo el rubio. —No está bien esto...

—¿Por qué no? Yo te gusto.

—Estoy comprometido. —Jimin cerró los ojos cuando los labios se


apegaron a los suyos suavemente en un beso.
—Min Yoongi tal vez ya tiene a alguien. —Namjoon susurró mientras
volvía a besarlo. —¿Por qué no disfrutas de mi tanto como yo disfruto de
ti?

Jimin suspiró y Namjoon aprovechó para acariciar sus labios con su


lengua, uniéndose ambos a un beso deseoso. Jimin sentía en su pecho lo
inapropiado y malo que era aquello. Un Omega en la calle a aquellas
horas, besándose con un Alfa que nunca lo había cortejado... Namjoon le
gustaba, le gustaba enserio desde que lo conocía, pero a Jimin también le
gustaba Min Yoongi muchísimo, incluso cuando no lo había visto nunca.

Min Yoongi era caprichoso, cascarrabias y serio. Un hombre solitario que


solo sabía enfocarse en sus deberes y muy poco en él. Gritaba, maldecía y
echaba a la gente de su castillo cuando algo de ellos no era de su
tolerancia. Jimin lo sabía aunque no lo había presenciado nunca; Hyuna
no tenía pelos en la lengua para decir las verdades de su hijo, pero
tampoco los tenía para alardear sobre sus tantas virtudes, entre ellas su
cálido corazón; El mismo que nunca le había entregado a nadie. Eso
mantenía a Jimin ilusionado.

Namjoon era un Alfa irrespetuoso y poco cortéz, nunca se había interesado


por alguien de manera seria, en sus planes no estaba casarse o tener hijos,
a él solo le gustaba pasar el rato y Jimin lo sabía muy, muy bien. Pero
también sabía que de querer estar con Namjoon aquel Alfa cumpliría sus
deseos fueran cuales fueran. Eso mantenía a Jimin en una constante duda.

Su vida amorosa era patética; Por un lado estaba Min Yoongi, el hombre
que lo había enamorado sin siquiera haberse presentado ante él, el hombre
por el que se había estado preparando tantos años, pero que no sabía si lo
aceptaría. Y por otro lado estaba Namjoon, aquel con el que había
compartido muchas cosas, el que conseguía dulces para él cuando era un
niño, al que siempre admiró en silencio por ser valiente y arriesgado, pero
el cual Jimin no sabía si maduraría de una vez por todas y se dejaría de
juegos.

No importaba si ambos le gustaban, Jimin no tenía seguridad con ninguno


y eso era lo más triste.

Se separó de Namjoon con un suspiro frustrado y dió un par de pasos


hacia atrás, cubriendo su rostro y mordiendo su labio superior.

—¿Qué sucede?

—Estoy comprometido. —Repitió Jimin algo molesto y mirándolo. —No


voy a hacer esto.
Namjoon curvó una sonrisa: —Divirtámomos.

—Yo no quiero ser una diversión, Namjoon. —Jimin apretó los labios y se
abrazó por el frío. —Yo quiero ser amado, que me besen con amor, no con
gracia.

El silencio que se generó luego de aquella declaración fue interrumpido


por pasos veloces que se acercaban a ellos. Jimin abrió mucho sus ojos al
ver una persona corriendo hacia él, distraído por ver sobre su hombro. Al
rubio ni siquiera le dió tiempo de apartarse junto a Namjoon cuando ya la
persona le había caído encima, derribándolo y haciéndolo ensuciarse.

Jimin lo miró de mala gana cuando se le quitó de encima, rodando sobre si


mismo para sentarse en el suelo. Aquella persona era un niño, un niño
flacucho y bien vestido. Demasiado bien vestido.

Aquel pelinegro miró a la dirección de la cual estuvo escapando, temeroso


al escuchar a los caballos acercarse. Gritó cuando tiraron de sus brazos,
levantándolo de golpe y arrastrándolo a un callejón mucho más oscuro.
Cerró la boca de golpe cuando el rubio Omega se posó frente a él,
interrogándolo con la mirada. Casi de inmediato tres caballos blancos
montados por guardias siguieron el camino de largo.

Jimin habló entonces.

—¿Quién eres tú?

—Un ladrón, seguro.

—¡N-No soy un ladrón! —Casi grita el pelinegro mientras el rubio rodaba


los ojos.

—No lo es, Namjoon. Míralo. —El ojiverde inspeccionó al Omega sobre la


oscuridad. —Parece más bien...¿Eres del castillo?

—No, no lo soy, por favor no me lleven ahí. —Negó él con nerviosismo,


suplicante ante las dudas de aquellos hombres.

—¿Deberíamos entregarlo a los guardias?

Jimin miró al Alfa con reprobación.

—No, Namjoon.

—Estaba huyendo, algo malo hizo.


—No hice nada, se lo juro. —El pelinegro juntó sus manos con súplica. —
Se lo juro, por favor, ayúdenme.

Jimin parpadeó y se cruzó de brazos.

—¿Cómo te llamas?

—Jungkook. —Dijo el pelinegro. —Soy Jungkook. ¿Y usted?

—No necesitas saberlo. —Jimin caminó fuera del callejón y continuó


hablando. —Pero saldré de Kusan ahora mismo, si quieres puedes venir.

—¿Qué? —Preguntó Namjoon con confusión. —¿Vas a ayudarlo?

—Si, Namjoon.

—¿Por qué?

—Porque el niño está temblando. —Jimin lo señaló y casi acusatoriamente


dijo. —Está aterrado hasta la cabeza y si las personas que lo buscaban van
a arrancarle la cabeza no quiero vivir con la culpa de poder haberlo
ayudado.

—No lo conoces.

—Eso no me impide ayudar. —Jimin miró al menor y lo llamó con su


mano. —Niño, Jungkook, vámonos. Namjoon, si quieres puedes seguirnos.

Jungkook corrió tras él, temeroso de quedarse con el alto Alfa y por puro
impulso tomó el brazo del rubio, queriendo sostenerse de alguien que le
brindara seguridad. A pesar de que aquel hombre era un Omega, parecía
no tener miedo como Jungkook.

Caminaron en silencio hasta que estuvieron frente a un caballo café. Jimin


subió a él y le tendió la mano a Jungkook, ayudándolo a subir tras él. El
menor se abrazó a su cintura y el Alfa se posó a un lado de ellos,
suspirando casi con fastidio.

—No volverás, ¿O si?

Jimin miró fijamente al frente, no queriendo darle la cara.

—No.

—¿Entonces lo elijes a él?


—Si, Namjoon. —Jimin bajó la mirada y suspiró. —Siempre lo elegiré a él.
Lo amo.

—Que estúpido.

—Es lo que es. —Lo miró el ojiverde. —Y no importa si te parece bien o


no... No dejaremos de ser amigos, Namjoon.

—No soy rencoroso. —El mayor le guiñó el ojo y le obsequió una sonrisa.
—Solo te di una opción y no la tomaste. Es tu decisión.

—Si. —Asintió Jimin sonriendo. —Fue bueno verte... Cuida de mi abuela


de vez en cuando.

—Si. Haste un favor y cuando veas a ese Min Yoongi no le des la cara. —
Namjoon elevó sus cejas. —Dale el culo, precioso.

Jimin parpadeó casi horrorizado por sus palabras.

—¡Namjoon! —Exclamó en un susurro, mirando tras él al Omega que se


limitaba a escucharlos.

—Que no te meta en problemas. —Se despidió Namjoon señalando a


Jungkook. —Llega a salvo.

—Lo haremos.

Luego se eso Park Jimin solo pudo emprender un viaje en el que él y el


Omega tuvieron que tomar caminos separados, no teniendo en cuenta que
después de muchos años volverían a encontrarse.

~•~•~

Jungkook abrazó a Boocheon contra su pecho con fuerza, sus piernas


débiles después de un largo viaje temblando y amenazando con dejarlo caer
por las escaleras, sintiéndose vulnerable y amenzado por la espada que
apuntaba su vientre plano. Su hijo dormía, ajeno a todo el caos que se había
desatado en solo segundos. Intentó llamar a su Alfa, pero aquello pareció
provocar al guardia, quien acercó más la filosa espada a su cuerpo.

—¡Taehyung!

—Has que se detengan, Yoongi ¡Ahora! —Espetó Taehyung ahorcando al


que parecía ser su hermano con su brazo. —He matado antes por mi
Omega y no me importaría hacerlo nuevamente.

—No lo dudo. —Respondió su hermano.


—Yoongi.

—¡Bajen las armas! —Gruñó el Alfa mayor. —¡Y tú suéltame o te rompo


los huesos!

Jungkook pudo respirar cuando el ataque fue detenido y todas las armas
fueron bajadas. Inseguro, se mantuvo en su lugar, temiendo otro ataque
mientras Taehyung no lo parecía.

—¿Estás bien?

Molesto respondió: —Casi me atraviesan con una espada, vaya


hospitalidad.

—¿Esperaban un buen recibimiento? —Escuchó decir al Alfa pelinegro


casi con burla. —Por favor.

—¿En dónde está Minho? —Preguntó Taehyung a Jungkook.

—En revisión, subirá en un momento.

Jungkook subió el par de escalones faltantes y se apresuró hasta su Alfa.


Suspiró cuando lo tuvo cerca, cansado y tenso. Muchas horas en un
carruaje, con un bebé llorando y gritando, solo sentados y con calambres,
un mal sueño y mal humor. Hasta el momento no había valido la pena, pero
se encargó de sonreírle suavemente a su Alfa, queriendo servirle de apoyo
en aquellos momentos de estrés en el que volvía a encontrarse con su
pasado. Taehyung fue directo al grano preguntando sobre el ataque, pero
aquel que se hacía llamar Yoongi no respondió nada realmente bueno, se
limitó a darse media vuelta y caminar, así que solo lo siguieron. Jungkook
miró el interior del castillo, lo había estado haciendo desde que entró, y era
diferente al suyo.

Parecía menos hostil y un poco más elegante. E iluminado, muy iluminado


por las luces del exterior. Le parecía curioso la forma en la que todo parecía
tener un toque diferente, un toque que no parecía ser distintivo de Min
Yoongi. Si bien era demasiado pronto para juzgar al Rey de Busan,
Jungkook podía jurar que Min Yoongi no era responsable de un ambiente
tan... Acogedor.

Tal vez eso podía explicar el olor a Omega que rondaba a Jungkook y se
colaba en sus fosas nasales. Fuerte y muy dulzón. Cómo si un Omega en
ese lugar quisiera dejar claro algo; Que ese no era el lugar de nadie más que
de él. Y eso llevaba los pensamientos de Jungkook a otra dirección. El olor
tan dulzón y dominante solo le decía algo y eso era que aquel Omega
estaba embarazado. ¿Podía ser el Omega de Min Yoongi? Porque no era
normal que otros Omegas u Alfas habitaran un castillo, al menos claro que
tuvieran alguna visita.

—Contrólate. —Susurró Taehyung.

—¿Eh? —Jungkook lo miró.

—No andes de curioso, mantente al margen, Jungkook. —El Alfa


endureció su mirada. —No te familiarices y no hables. Hablo enserio.

—Ya entendí, Tae. —Respondió Jungkook de mala gana.

Y luego de eso entraron a una sala. Y Minho, el Beta suplente de Suho. —


ya que este cuidaba el castillo. —entró y se presentó. Y los Alfas hablaron
de ataques, se acusaron, Jungkook intervino una vez sin querer, a lo que
recibió un regaño en su mente por parte de su Alfa. Cuando se propuso a
callar Min Yoongi había decidido insultar a su Alfa, y por favor, Jungkook
no estaba del humor suficiente como para recibir insultos a cualquiera de
los dos, así que la palabra "Idiota" salió de su boca junto a informalidades
poco respetuosas.

—Jungkook. —Regañó Taehyung.

El Omega no tardó en sonrojarse y mirar a otro lado. Probablemente


recibiría alguna nalgada luego, pero como ya casi no sentía el culo no iba a
preocuparse demasíado.

Se limitó a callar y escuchar, entendiendo poco a poco que Min Yoongi no


era responsable del ataque a Seoul, y mientras los tres descubrían que había
más que solo eso Jungkook abrió sus ojos en demasía con preocupación,
diciendo al aire:

—Es una trampa.

Declaración que trajo consigo al mismísimo consejo del reino de Busan,


hombres que llevaron un discusión lo suficientemente lejos como para que
casi los empujaran los unos a otros a una pelea. Jungkook solo pudo
levantarse para irse, y sorprendentemente Min Yoongi lo llevó fuera,
haciéndolo caminar por los pasillos para buscar una habitación. Boocheon,
no aguanto mucho más y comenzó a quejarse, a lo que Jungkook dijo que
tenía hambre, ¡Como si Yoongi pudiera hacer algo! Él Alfa ofreció comida
y se avergonzó cuando Jungkook dijo alimentarlo con su leche. No parecía
un mal tipo, Jungkook no pudo evitar entonces preguntar, preguntar sobre
el ataque que dijo haber recibido su Omega, incluso le habló de su hijo
entrando en una confianza rápida con él Alfa que no debía crear.
Cuando llegaron a un habitación Jungkook casi grita al ver una cama,
negando en descuido cuando el Alfa dijo no tener cunas. Entonces recostó a
su hijo y se lo mostró, soltando un poco de más la lengua.

—¿Y ustedes?

—¿Nosotros?

Jungkook lo miró y asintió, a lo que Min Yoongi negó.

—Oh, entiendo. No, no tenemos un hijo.

—Pero viene en camino ¿No?

—No.

Jungkook frunció el ceño igual que el confundido Alfa. Apretó los labios
cuando miró a su propio hijo e hizo una seña de desdén.

—Discúlpame, a veces juego a ser brujo.

—¿A qué te refieres?

Y ahí estaba él, metiendo la pata. Jungkook negó, ignorando también el


hecho de que podría estar recuperando sus poderes.

—Predigo cosas a veces, por intuición o que se yo. —Sabiendo que seguía
metiendo la pata se ocultó en una excusa tonta. —Pasó con Boocheon, dije
que sería un varón y aquí está. Supongo que me equivoqué.

—Si, lo hiciste. —Yoongi pareció un poco molesto. —Mi Omega no está


en el castillo.

—Supongo que me engañó el olfato.

—¿El olfato?

Jungkook sintió el pánico de hundirse en sus tonterías.

—Si, creí oler a un Omega muy fuerte, pero fue solo un momento, no me
hagas caso. —Para cambiar rotundamente el tema dijo. —Taehyung... Me
habló de ti. —Notando lo tenso que se había vuelto el Alfa continuó. —
Hace tiempo ya, estoy seguro de que no fuiste quien nos atacó, por eso
vine... A parte de querer conocerte. —Confesó.

Min Yoongi pareció mucho más confuso.


—¿Querer conocerme?

—Si. —Aceptó Jungkook mirando a su ahora tranquilo hijo. —Quería


conocerte hace mucho, pero mi deseo aumentó cuando nació Boocheon. —
Sonrió. —Hace cinco meses.

Yoongi tardó en responder, pareciendo realmente afectados por la


confesión.

—¿Por qué?

Jungkook no supo que contestar. ¿Sería mucho decir que en el fondo


deseaba que todos fueran una familia? Boocheon le dió tiempo de pensarlo
al llorar. Entonces Min Yoongi se fué y Jungkook empujó sus botas fuera
de sus pies, metiéndose entre las mantas y recostándose sobre su costado,
alimentando al pequeño ojiazul que parecía hambriento.

Estuvo solo hasta la noche, deseando algo de comida y anhelando la


compañía de su Alfa, quien gracias a Dios apareció. Jungkook no evitó
levantarse de la cama y hacerle mimos, hablar con él y enterarse de que
debían esperar la llegada de Jung Hoseok quien se suponía también había
estado recibiendo ataques. Jungkook intentó no enforcarse en ello, se
enfocó en mirar a su Alda, besarlo, llegando incluso a excitarse con los
toques de su Alfa mientras le daban la espalda a su bebé. Gimió cuando su
pezón fue inapropiadamente succionado y soltó un regaño, cubriéndose.

—¡Taehyung! ¿Qué crees que haces?

—¿Qué? No hice nada.

—Acabas de beber mi leche, pervertido.

—Lo he hecho antes.

—Ah, ¿Enserio? —Jungkook lo miró mal.

Mientras Taehyung se explicaba Jungkook se dejaba abrazar, riendo con


ironía mientras recordaba aquella noche agotadora.

—Tú hijo toma de mi pecho.

—Y ahora entiendo porque. Que rico.

—¿Por qué siento que no lo dices por el sabor, Taehyung? Alfa lujurioso.

Poco después Jungkook pudo recordar. La luna roja estaba cerca, Taehyung
incluso toqueteó el pantalón de Jungkook y este tuvo que recordarle que
tras él estaba su hijo medio dormido, cuyo llanto lo hizo parar poco
después. Jungkook se metió entre las sabanas, mirando a su Alfa jugar y
hablar con su hijo, amándolo en silencio. Jungkook quiso hablar sobre su
hermano, pero Taehyung lo evadió para finalmente dejar a Boocheon sobre
su pecho y besarlo a él a los labios.

—Tae... —Llamó él Omega. —Prométeme que vas a controlarte cuando


veamos a Hoseok.

—Jung Hoseok. —Corrigió Taehyung con dureza. —No quiero que lo


trates con tal confianza cuando llegue ¿Bien?

Y cuando Jungkook quiso responder el Alfa se dió media vuelta,


metiéndose al baño.

Jungkook solo esperaba que no pasara nada lo suficientemente malo.

Al día siguiente el desayuno llegó a su habitación, y después de que un


exagerado y desconfiado Taehyung olisqueara todo Jungkook pudo comer.
La mañana fue tranquila, estuvieron encerrados en aquella habitación, pero
para el almuerzo una Beta los buscó y pidió que se presentaran el el
comedor. Fue incomo e incluso desató una pequeña pelea entre Jungkook y
Taehyung, ambos volviendo a la habitación y solo quedándose ahí.

—Tengo un presentimiento.

—¿Y ahora?

—Creo que...

Taehyung elevó sus cejas: —¿Qué?

—Nada, olvídalo.

Miró a Jungkook quedarse dormido mientras lo alimentaba y Taehyung


casi refunfuña.

—¿Para qué me dices? ¿Me harás quedar con la duda?

—Es sobre Yoongi y su Omega. Digo, es ya muy raro que no esté en el


castillo; O nos evita o lo oculta.

—No es nuestro asunto.

—Ya lo sé. —Jungkook rodó los ojos. —Pero tengo curiosidad. Está solo,
puedo ver que se siente solo. Y cuando lo veo pienso en ellos y en mi
pecho se siente muy mal.
Taehyung frunció el ceño mientras se recostaba en la cama, mirando el
techo.

—¿Te sientes enfermo?

—Es solo... Creo que mi magia está volviendo y no me gusta pensar en que
a esa pareja va a pasarle algo.

—No lo pienses y ya. De igual modo no conocemos a ese Omega.

—No me eres de utilidad a veces.

Taehyung elevó sus cejas de nuevo.

—¿Cómo si fuera un juguete?

—No, un jueguete no se quejaría tanto. —Río Jungkook. —Solo digo que


no es tan fácil ignorarlo, lo sabes...Espero que ellos estén bien.

—Si es que ellos están. —Lo corrigió Taehyung.

~•~•~

La mañana siguiente Taehyung estaba empacando, habían pasado tres días


y Jung Hoseok no había aparecido. Intentar que Taehyung le diera más
tiempo provocó una pelea entre ambos, a lo que Jungkook salió de la
habitación, pero no duró demasiado, pues Hoseok había llegado al castillo
y en menos de unos pocos segundos de que eso se supiera Taehyung ya lo
enviaba a encerrarse en la habitación. No pudo hacer mucho más que
obedecer.

Pasó el tiempo con su hijo, notándolo muy extraño y sonrojado. El niño se


quejaba y se quejaba y no parecía haber alguna calma para su malestar.
Jungkook se dió cuenta de que su cuerpo comenzaba a arder en fiebre, fue
entonces cuando se vió obligado a buscar a su Alfa, poniendo almohadas
alrededor de su hijo para que no rodara fuera de la cama. Se apresuró por el
pasillo, visualizando a su Alfa enseguida.

—Taehyung, algo le pasa a Boocheon, no sé que...

Jungkook se detuvo y escuchó el gruñido de su Alfa, mirando también a un


Hoseok pelinaranja que parecía realmente impresionado con su presencia,
tanto que maldijo. Taehyung lo empujó y amenazó cuando este trató de
acercársele, pero Hoseok no parecía más que impresionado. Jungkook
tembló con la orden que gritó Taehyung para que volviera a la habitación,
sintiéndose un poco humillado delante de aquel grupo de personas. Una
llamó su atención; Un rubio que juraba haber visto hace ya muchos años y
a un peliblanco del cual pensaba lo mismo.

—¿Quién es Boocheon? —Preguntó Hoseok burlesco. —¿Acaso es... Su


hijo?

—Será mejor que cierres la boca. —Amenazó Taehyung.

—Entonces si es su hijo. Vaya, ¿Quién lo diría? Kim Taehyung tiene un


hijo. Y no solo eso, tiene un hijo con su propio hermano.

Jungkook sintio que el mundo se le venía abajo con esa acusación. Sintió
que el mundo se le venía encima, y cuando miró a su Alfa en busca de una
negativa solo sintió que el peso fue peor. El peso de su mirada, el peso de
su nerviosismo y del reflejo de mentiras de sus ojos azules. Por primera vez
en mucho tiempo, creyó más en Jung Hoseok que en su propio
complemento de vida. Todo porque Kim Taehyung no sabía como mentirle
a Jungkook cuando lo miraba a los ojos.

Y cuando pensó que nada podía ir peor el Alfa peliblanco habló, negando
todo, pues según él era imposible que Jungkook fuera un Kim.

Porque Jungkook era un Jung.


❝Cincuentaydos❞
The Truth Untold — Bts.

Jungkook había echado a Jimin de su habitación después de huir de la


conversación del pasillo aún cuando sabía que no tenía ningún derecho,
pues no estaba en su castillo. Sin embargo Jimin no obedeció por una
simple razón; Jungkook tenía una crisis.

Jimin ya había corrido en busca del niño que habían dejado en soledad en
la habitación, esperaba que sus padres volvieran rápido a él, pero jamás
imaginó que el Omega pelingro entrara azotando la puerta y con el cuerpo
tembloroso. A pesar de que le cedió al bebé no se fué, más bien se quedó
escuchándolo desahogarse, hablando de una marca y un lunar que debía
encontrar en su cuerpo.

Jimin no recordaba conocer al pelinegro, pero se le hacía tan familiar que


sintió mucha pena y lo ayudó a desvestirse y buscar en su cuerpo dichas
marcas de nacimiento, encontrando nada más que blanquecina piel en casi
un perfecto estado. Y por alguna razón eso hizo llorar más a Jungkook.

—El bebé tiene fiebre. —Dijo Jimin mientras lo veía en los brazos de su
madre. —Debes calmarte un poco o vas a asustarlo.

Jungkook mecía al niño casi con nerviosismo, llorando y diciendo cosas en


voz alta, abrazando a su hijo como si cualquier cosa pudiera dañarlo.

—¿Quieres un té de rosas? —Preguntó Jimin con preocupación. —


¿Quieres que...?

—Quiero estar solo. —Dijo el Omega con voz estrángulada, dirigiendo su


mirada inquieta hacia el Omega mayor. —P-Por favor, déjame solo, déjame
solo.

—¿Solo? No quiero que estés solo. Puedo quedarme aquí contigo, no


tengo...

—Solo, quiero estar solo. —Lo interrumpió Jungkook bajando la mirada


hacia su hijo llorón. —Solo quiero estar con mi hijo, por favor vete.

Jimin frunció los labios y asintió.

—Está bien. Me iré.


Jungkook miró como el rubio salía de la habitación y lo dejaba solo en
aquel lugar. El Omega sollozó y posó a su hijo sobre su hombro,
abrazándolo y negando una y otra vez.

—TaeTae no puede estar mintiendo. —Jungkook sorbió su nariz y suspiró.


—Tú papi no nos engañaría de esta forma, Boocheon.

Así que Jungkook esperó, esperó en aquella habitación hasta que el Alfa
apareció. Este no lo hizo hasta horas después, cuando casi anochecía,
entrando a la habitación como si nada pasara, no centrándose
necesariamente en ese tema. Taehyung caminó hasta el Omega que se
ponía de pie fuera de la cama y tocó el rostro de su hijo, haciendo una
mueca.

—Está caliente.

Jungkook apretó la mandíbula.

—Si, tiene fiebre.

—Entonces será mejor que la bajemos.

Jungkook lo miró moverse hasta las maletas que traían consigo a aquel
castillo, buscando algún trapo que solo rompió con sus manos, caminando
hacia el aguamanil del tocador y virtiendo en este el agua del jarro.
Jungkook frunció los labios, mirándolo mojar la tela.

—Kim Taehyung.

El Alfa no respondió, Boocheon se removió en los brazos de Jungkook y el


mismo suspiró de manera temblorosa mientras muchas preguntas daban
vueltas y vueltas en su cabeza. Le dolía mucho la cabeza, tanto que creía
que podía gritar del dolor.

—Kim Taehyung. —Llamó de nuevo.

El mayor se dió media vuelta con el trapo húmedo en las manos y caminó
hasta el Omega, no mirándolo a los ojos. Cuando el rubio pasó la tela
húmeda por la cabeza del niño Jungkook se movió alejando al niño,
buscando la atención de Taehyung, cosa que no logró.

—Mírame. —Exigió el Omega. —Mírame, ¿Por qué no me miras?

—Cuidemos de Boocheon.
—No lo uses como tu excusa. —Casi regaña el menor, inflando sus
mejillas con rabia y murmurando. —Explícame todo eso que pasó ahí
afuera.

—Todo es falso, Jungkook. —Aseguró el rubio ubicando su mirada en los


ojos oscuros.

—¿Tan falso que titubeaste? —Jungkook frunció el ceño. —¿Tan falso que
parecias tan vulnerable?

Boocheon hizo un sonido lastimero sobre el hombro de Jungkook,


quejándose y moviendo su cabeza. Jungkook acarició su cabello e inhaló
profundamente, desviando su mirada y musitando a penas.

—Dímelo, Taehyung.

—¿Qué quieres que diga?

—La verdad. —Atacó Jungkook mirándolo de nuevo, sintiéndose


desesperado. —Dime la verdad, ¿No crees que merezco saber la verdad?

—Te digo la verdad.

—Solo estás mintiendo, lo sé, lo sé porque no me miras a los ojos como lo


haces siempre. —Acusó el pelinegro con lágrimas acumulándose en sus
ojos.

Taehyung apretó la mandíbula y gruñó.

—¿Vas a creer en Jung Hoseok?

—¿Quieres que termine creyendo a él, Taehyung? Porque de ti depende


eso.

El Alfa rodó los ojos y casi rió de amargura, rascando el puente de su nariz
con su dedo índice.

—¿Ahora me amenazas?

—Lo haré de ser necesario.

El Alfa acortó la distancia entre ellos y gruñó de forma intimidante. Pero a


Jungkook no lo podía intimidar en aquellos momentos. Solo un par de
segundos después Boocheon estalló en llanto, sintiendo el malestar ser
demasiado para su pequeño cuerpo. Jungkook lo acunó en sus brazos y lo
meció, quitándole el trapo húmedo a Taehyung y pasándolo por su frente,
haciéndolo llorar más. El Omega lloró en silencio, teniendo suficiente de su
propio dolor de cabeza y de sus problemas, sintiéndose abrumado.

Pasaron minutos hasta que alguien tocó la puerta, Jisoo, una de las tantas
sirvientas. Frente a ella Taehyung y Jungkook tuvieron un enfrentamiento
cuando Jungkook no dejó que Taehyung tomara al niño que había
desvestido para evitar el calor extremo. Jisoo intervino asegurando que
cuidaría del niño fuera de aquel lugar, y aunque Jungkook no quería dejar a
su hijo fuera de su vigilancia realmente necesitaba enfrentar sus problemas
sin Boocheon en medio.

Cuando la puerta fue cerrada y ambos estuvieron solos Jungkook se sentó


en la cama, cubriendo su rostro y suspirando con temor.

—Intento pensar en ello ¿Sabes? —Habló con calma. —Intento pensar en


como podría ser real...Pero mi cabeza se siente tan dolorida y no puedo
recordar muchas cosas. —Se lamentó descubriendo su rostro, sintiendo a
Taehyung sentarse a su lado.

Después de unos momentos Jungkook se levantó, evitando la cercanía de


Taehyung y rechazándolo a toda costa a pesar de las súplicas del Alfa.
Finalmente Taehyung dijo:

—Aunque fuéramos hermanos yo no dejaría de amarte. ¿Dejarías de


amarme tú a mi?

Jungkook miró a Taehyung y sintió su pecho hundirse.

—¿Qué quieres decir, Taehyung?

El rubio se relamió los labios y soltó un suspiro, un suspiro lleno de derrota


y fracaso que le envió un escalofrío por toda la espalda a Jungkook.

—Es cierto...Todo es cierto. —Taehyung parpadeó y sus mejillas se


sonrojaron. —Jung Hoseok lo sabía desde hace mucho tiempo, por eso fue
a Seoul la primera vez que lo encontramos en el bosque. —Taehyung
aclaró su garganta. —Él me amenazó con decirte todo si no te dejaba...Por
eso te abandoné en el bosque.

Jungkook retuvo el aliento y negó, no queriendo creer ahora que Taehyung


decidía confesar.

—Entonces no fue un ataque como dijiste.

Taehyung bajó la mirada: —No...

—Mentiste entonces también.


—Si. Lo hice. —Taehyung miró a Jungkook y tragó duro. —P-Pero lo hice
por nosotros.

—No. —Jungkook lo señaló y sintió sus ojos llenarse de lágrimas de


nuevo. —No lo hiciste por nosotros, lo hiciste por ti para salir ileso de tus
propios engaños.

—Lo hice por nuestra relación.

—¡Al carajo nuestra relación, Kim Taehyung! —Gritó Jungkook en un


estado de impresión que no lo dejaba parpadear. Cubrió sus labios y su
nariz con sus manos, sollozando. —¿Desde cuándo lo sabías?

Taehyung inhaló y exhaló su respuesta.

—Días después de conocerte y llevarte al castillo.

Jungkook desvió la mirada al ventanal de la habitación y tembló


notablemente, derramando un par de lágrimas mientras se abrazaba a si
mismo.

—Que joyita, Kim Taehyung. Sabías que retenías a tu propio hermano en


tú castillo y aún así fuiste capaz de ir más lejos.

—No eres mi hermano, eres mi Omega.

—¡Al diablo! —Gritó Jungkook de nuevo, cerrando sus ojos con fuerza y
cubriendo sus oídos. —Díselo a la sangre que nos une. Díselo a los bebés
que pusiste en mi vientre alguna vez. —Jungkook abrió sus ojos,
perturbado mientras se acercaba a Taehyung señalando la puerta. —Díselo
a Boocheon, dime ¿Quieres explicárselo a tu hijo? —Jungkook hizo una
mueca de dolor. —¿A tú hijo, tú sobrino? ¿Cómo se supone que deberías
llamarlo? ¿Cómo debería llamarte el a tí? —Jungkook se tocó el pecho e
hizo un sonido ahogado. —¿Cómo se supone que deberá llamarme a mi?

Taehyung mordió el interior de su mejilla con fuerza, sintiendo algo de


sangre derramarse de la misma y colarse en su paladar. Las palabras de
Jungkook lo lastimaban más que nada.

—Es nuestro hijo, Jungkook. —Le dijo con voz firme y ojos quebradizos
de lágrimas. —Es nuestro hijo, es nuestro bebé.

—Nuestro bebé. —Dijo Jungkook rompiendo en llanto, una mueca


adornando su rostro mientras tomaba la camisa del rubio y la arrugaba
entre sus puños. —¿Por qué me has dejado tener a nuestro bebé? —Lloró.
—¿Qué culpa tiene él de tus mentiras, Kim Taehyung? ¡¿Tienes idea a lo
que lo has condenado?! ¡De haber sabido la verdad no hubiese tenido a
Boocheon! —Sollozó con fuerza y sus piernas temblaron. —¡De haber
sabido todo nunca hubiese intentado tener una familia contigo! ¡Nunca!

—N-No digas eso. —Taehyung se ahogó con sus palabras y derramó


lágrimas calientes. —Por favor, Jungkookie, n-no digas eso.

—No me llames Jungkookie.

Jungkook golpeó el pecho de Taehyung y se alejó, tomando su cabello


entre sus dedos y tirando de él, sintiéndose enloquecer. Lloró desconsolado,
abrazándose y dejándose caer en el suelo de rodillas, odiando el peso de
culpa que se instalaba en sus hombros.

—Sabías todo. —Acusó Jungkook. —Sabías todo y aún así me enamoraste.


Aún así me hiciste el amor una y otra vez y te casaste conmigo. —Lloró
mirando sobre su hombro. —¡Kim Taehyung, me das asco!

—¡C-Cállate! —Órdenó Taehyung con voz temblorosa y apagada,


sintiéndose atacado y humillado.

Jungkook se levantó poco a poco, dándole la espalda al Alfa mientras se


deshacía en sollozos lastimeros. Se dió media vuelta y sin más arrojó algo
al pecho del mayor. Taehyung apretó la mandíbula ante el tintineo del
anillo que caía al suelo, rodando un poco antes de detenerse y brillar
solitario. Levantó su mirada, derramando lágrimas al tiempo que Jungkook
señalaba el aro de oro.

—No vale nada.

—Levanta tu anillo. —Musitó Taehyung sintiendo rabia y rechazo, su


pecho sacudiéndose por sollozos ahogados.

—Nuestro matrimonio no vale nada. A sido la farsa más grande de toda mi


vida. —Señaló a Taehyung y luego a él mismo. —Nosotros no valemos
nada.

—Levanta el anillo, Jungkook. —Taehyung apretó los dientes y sus labios


formaron una mueca. —L-Levántalo y colócalo en tu dedo.

—Yo. —Jungkook tocó su pecho e hipó. —No valgo nada. No para ti.

—No es verdad, Jungkook, escúchame.

—Ya estoy cansado de escuchar. —Jungkook señaló su oreja y cerró los


ojos. —T-Todo lo que me dices es mentira. ¿Algo más que quieras
confesarme? Además de que he sido solo una marioneta idiota para ti.
—Lo hice para evitar esto, Jungkook. —Sollozó Taehyung con la culpa
pesando en su pecho. —Porque nos amamos, somos destinados...

—Yo ni siquiera te quería entonces. —Cortó Jungkook. —¿Destinados?


Ahora realmente lo dudo...El destino no jugaría conmigo como lo has
hecho tú.

—¡Escúchame, Jungkook! —Suplicó el mayor dolido. —T-Te amaba, te


amo... Todo lo que hice, ¡Todo lo que he hecho a sido solo por nuestra
felicidad!

—¿Pero es que no entiendes? —Jungkook tocó sus propias mejillas


húmedas y apretó los dientes. —¡Me engañaste! ¡Me acultaste algo
demasiado grave! ¡Tuvimos un bebé incluso! —Jungkook se mordió los
labios y negó. —Que me hayas abandonado un año entero en el bosque ni
siquiera se compara con que hayamos tenido a Boocheon.

—Es muy diferente, Jungkook.

—No, Taehyung, no lo es. Pudiste detenerlo. Todo esto, todo el sufrimiento


pudo no ocurrir.

—¿Si te decía que éramos hermanos? —Taehyung casi rió. —Dime ¿Acaso
hubiéramos tenido una historia juntos si te lo decía? ¡No, Jungkook! ¡Me
hubieses rechazado de inmediato a pesar del lazo que nos unía!

—¡De igual modo merecía saberlo! ¡Si en realidad nos unía un lazo tal vez
las cosas hubiesen tomado un camino diferente entonces! —Jungkook bajó
la mirada al pecho de Taehyung. —Un camino menos doloroso que este...
Hubiésemos tomado mejores decisiones.

—¿Te arrepientes de alguna de nuestras decisiones?

Jungkook parpadeó y miró a Taehyung, solo la decepción se reflejaba en


los azabaches ojos del Omega.

—En este momento solo me arrepiento de haber confiado tanto en un


mentiroso como tú. —Jungkook caminó hasta la cama y se echó en ella,
pareciendo completamente cansado. —Haz lo que gustes con el anillo, yo
no lo usaré más.

—No hagas esto.

—Ya no quiero ser tu Omega.

—¡Kim Jungkook!
Jungkook enterró su rostro en la almohada, sollozando con fuerza.

—Que vergüenza me da saber que siempre fuí un Kim y no realmente por


nuestro matrimonio.

~•~•~

Jungkook abrió la puerta de la habitación y asomó su cabeza, mirando a lo


largo del pasillo oscuro y tragando duro. Era de madrugada, no había
podido dormir incluso cuando su hijo ya no tenía una alta temperatura y
dormía tranquilo, todo porque Kim Taehyung no dejaba de hablar y pelear
con él. Finalmente el Alfa le había dado un tipo de declaración de guerra,
llevándose a un Boocheon dormido fuera de la habitación y yéndose a
quien sabía donde, esperando llamar la atención del Omega. Jungkook
sabía que Boocheon estaba a salvo con su padre, pero después de un rato
recostado en la cama decidió que se sentía lo suficientemente solo, además
de que empezaba a gotear leche por el hambre que comenzaba a sentir su
hijo, así que se levantó y fué en su búsqueda.

Se ayudó de su marca y de su olfato, encontrándose con una habitación


lejana de la cual provenían ciertas voces; La de Taehyung y Yoongi.
Jungkook estuvo a punto de entrar, pero un ruido llamó su atención. Miró
tras él, visualizando a un Omega rubio saliendo de una habitación de
manera silenciosa, llevando consigo un tipo de diario en su mano. Jimin
notó a Jungkook, limitándose a sonreírle sin mostrar dentadura antes de
emprender su camino por el pasillo.

A Jungkook le pareció raro verlo despierto de madrugada, sin embargo


Yoongi también parecía estar despierto tras la puerta que encaraba así que
no le tomó tanta importancia. Abrió la puerta y se adentró.

Después de una incómoda intromisión, Jungkook pudo tomar a Boocheon


en sus brazos, volviendo a la habitación que habitaba junto a él, y claro
junto a Taehyung. Cambió el pañal sucio del niño, escuchándolo llorar por
tanta tardanza de su parte y luego se sentó a orillas de la cama para
alimentar a Boocheon. Notó después de unos momentos como a su bebé
comenzaba a salirle su primer diente.

El primer diente de su hijo y ellos estaban en medio de una guerra.

Después de un rato de pelear de nuevo e ignorar a Taehyung, Jungkook se


recostó en su lugar, dejando a Boocheon en medio y cerrando los ojos de
inmediato, dispuesto a dormir. Sintió a Taehyung acomodarse en su lugar,
pero lo ignoró.
Pasaron un par de horas, pero Jungkook no lo conseguía. No se había
movido en todo ese tiempo y comenzaba a sentir su cuerpo lo
suficientemente tenso y dolorido como para moverse un poco. Abrió los
ojos y enseguida ahogó un grito de susto.

Un par de claros ojos azules lo miraban fijamente, adornando con frialdad


un rostro serio y poco expresivo.

—M-Me asustaste. —Casi reclama Jungkook sin aliento en un susurro.

Se sentó enseguida, sintiéndose frío y nervioso, como si lo hubieran


atrapado haciendo algo malo. Pero el no hacía nada más que fingir dormir.
Se levantó de la cama y se dirigió al tocador, tomando un vaso de cristal
que ahí reposaba y sirviéndose un poco de agua del jarro. Empinó el vaso
bebiendo todo el contenido, sintiéndose sediento y con las piernas
temblorosas. Volvió su mirada a la cama con temor, encontrándose con la
misma mirada fija sobre él, el Alfa esta vez sentado en la cama.

—¿Qué me ves? —Murmuró Jungkook apartando la mirada. —No me


mires de esa forma terrorífica. Si planeas matarme hazlo al menos en donde
tu hijo no esté presente.

La voz ronca resonó en el silencioso lugar.

—¿Qué?

—A que lo planeabas. —Jungkook dejó el vaso a un lado y suspiró.

—No planeaba matarte. —Taehyung endureció la mirada. —No seas


cabeza hueca.

—Mira quien habla de cabezas huecas, cabeza de nues. —Casi gruñe


Jungkook.

Cerró los ojos con fuerza y se apoyó del tocador, inhalando con fuerza y
sintiendo su cabeza doler de nuevo. Exhaló con suavidad y su cuerpo
comenzó a relajarse poco a poco.

—Estoy harto, no quiero pelear.

—Tampoco yo.

Jungkook dió un brinco al sentir a Taehyung justo detrás de él. Se dió la


vuelta y lo encaró, apegándose lo más posible al tocador.

—No dejes al niño solo en la cama. —Regañó.


—Duerme quieto, eso lo heredó de mi.

—Pf. —Se limitó a responder Jungkook desviándo la mirada. —De igual


modo es un bebé, no puede...

Las manos de Taehyung sostuvieron la cintura delgada del Omega,


haciéndolo temblar y suspirar. Jungkook arrugó su rostro en una mueca de
tristeza.

—Te he dicho que no me toques. ¿No sientes vergüenza?

—Jamás me sentiré avergonzado de amarte.

—Estás enfermo. —Jungkook tomó las muñecas de Taehyung y alejó sus


manos de su cuerpo. —Imagina que Boocheon tuviera un hermano y ambos
hicieran lo que nosotros, E-Es enfermizo.

Taehyung apretó los labios, sintiéndose dolorido. Jungkook lo miró a los


ojos y suspiró.

—Solo quiero pasar la noche y volver a Seoul cuanto antes. —Jungkook


parpadeó y miró la cama. —Mañana Boocheon cumple seis meses y no
quiero sumarle ni un solo día más aquí.

Taehyung asintió: —Si.

—Compórtate. —Casi ordena el menor alejándose de nuevo hasta la cama.


—Si te sientes aunque sea un poco arrepentido de todo lo que has hecho al
menos respeta mi espacio.

—N-No puedo dormir si no estoy cerca de ti. —La voz de Taehyung sonó
estrangulada. —¿Puedo abrazarte esta noche?

—No, Taehyung.

—Por favor, solo esta noche. —Rogó el Alfa mientras Jungkook se trepaba
a la cama. —Estoy cansado.

—También estoy cansado.

—Por favor.

Jungkook gruñó y tomó a Boocheon, dejándolo más a la orilla de la cama y


recostándose a su lado. Se sintió enfermo al decir:

—Si intentas algo más que abrazarme voy a gritar por auxilio.
—No intentaré nada. —Asegueró el Alfa casi indignado. —Solo voy a
abrazarte.

Jungkook lo miró con rabia mientras se acomodaba bajo las mantas. Elevó
las cejas y preguntó:

—¿Qué esperas? Tengo sueño.

Taehyung asintió y caminó hasta la cama, Jungkook dándole la espalda en


cuanto se recostó y exhalando cuando Taehyung rodeó su cintura con su
brazo.

Finalmente Jungkook cerró los ojos, sintiendo como por primera vez en la
noche el sueño de apoderaba de él.

—Descansa. —Pidió Taehyung.

Jungkook frunció los labios y abrazó a su hijo contra él.

—Si, tú igual.

Después de todo tal vez él también necesitaba de Taehyung para lograr


concebir el sueño.

~•~•~

La mañana fué tensa mientras esperaban en el comedor a Yoongi y a su


Omega, todo porque ahí estaba Jung Hoseok. También Seokjin, la mano
derecha de Yoongi, se encontraba, pero no era suficiente para romper la
tensión del lugar. Jungkook no lo miró ni una sola vez, no quería generar
más problemas, así que se concentró en su hijo y en jugar con él, besándolo
y apretujándolo entre sus brazos. Cuando la pareja del castillo apareció
dieron una noticia grande: Jimin estaba embarazado. Y Jungkook se alegró
porque la idea de un embarazo lo ponía sumamente feliz aunque no se
tratara de el, además; El había predicho aquello. Se quería jactar.

Por un rato las cosas se desenvolvieron con tanta naturaleza que parecía
antinatural. Convivieron ambas parejas como si se conocieran desde
siempre. Tal vez estaban todos cansados de seguir siendo hostiles o tal vez
ya no había más que solo actuar así. Todo hasta que nombraron al padre de
Yoongi, entonces el ambiente volvió a estar muy asfixiante.

Jungkook se disculpó y se levantó de la mesa, yéndose rápidamente a su


habitación, sintiendo como alguien iba tras él. Pudo diferenciar el aroma de
Hoseok; Aquel aroma a canela, lluvia y té. Apresuró el paso hasta su
habitación, encerrándose ahí de inmediato. Recostó a Boocheon en la cama
y plantó un beso en su frente sintiéndose muy nervioso.
—Papá volverá pronto. —Le dijo a su hijo. —Ahora está con alguien...

El niño hizo un sonido antes de sacar la lengua y escupir al soplar,


haciendo un sonido gracioso. Jungkook sonrió.

—Te amo, mi pequeño príncipe precioso. —Tres toques en la puerta


hicieron que Jungkook frunciera el entrecejo. —¿Quién es? —Elevó la voz.

—¿Puedo pasar? —Preguntó una suave voz desde afuera.

Jungkook suspiró en alivio al no reconocer la voz de Hoseok.

—Claro.

La puerta se abrió casi de inmediato, dejando ver a un rubio Omega que no


duda en cerrar y recostarse de la madera oscura, mirando a Jungkook con
fijeza cuando le dió la cara. Sonrió entonces, mostrando unas mejillas
abultadas y un diente superior algo torcido que le daba un toque un tanto
infantil.

—Hola. —Saludó él. —¿Sabes? Ahora que mis pensamientos vagan, puedo
recordarte claramente.

Jungkook asintió: —No creí que lo harías.

—Soy solo un poco distraído. —Admitió Jimin caminando hasta él. —Solo
un poco. No creí que te vería alguna vez.

—Jamás volví a Kusan.

—Tampoco yo, pero aquí estamos los dos en Busan. —Jimin frunció los
labios en una sonrisa y mirándolo a los ojos. —Que coincidencias más
raras.

—Lo sé. —Jungkook casi bufa antes de reír suavemente. —¿Cómo


llegamos hasta aquí?

—No sé como lo hiciste tú. —Jimin se sentó en la cama sin permiso y miró
al bebé en ella. —¿Quieres contarme?

Jungkook pensó que el Omega quería escuchar su historia, tal vez por
chisme o por curiosidad, pero el Omega no le parecía un entrometido, así
que asintió.

—Esa vez que me encontraste...


—Huías. ¿Huías de Jung Hoseok? —Jimin miró a Jungkook de nuevo casi
acusante. —Porque guardias reales te perseguían. ¿Era eso?

Jungkook bajó la mirada a su bebé, frunciendo los hombros.

—Si. Fuimos algo así como una pareja, pero no demasiado.

—Ah, le huías a un Alfa. A un Rey. —Jimin achicó los ojos mientras


pensaba. —Es curioso, pero no preguntaré porque...En cambio quiero
preguntar ¿Cómo es que huiste de un Rey y llegaste hasta otro? —Jimin
arqueó una ceja con diversión. —¿Te gustan los Alfas con poder?

—¿Qué? ¡N-No! No es eso. —Jungkook se sintió avergonzado de repente


al mirar al rubio. —N-No es nada de eso.

Jimin y Jungkook se miraron un largo rato, el ojiverde parecía no poder


quitarle la mirada de encima, pero finalmente asintió con una sonrisa.

—Está bien, no tienes que ponerte así de rojo. —Jungkook tocó sus
mejillas y Jimin se levantó. —No creo en las casualidades, a decir verdad
soy un poco paranoico, así que me gustaría pedirte un favor pequeño.

—¿Cuál? —Preguntó Jungkook. —Después de todo te debo una.

—No lo veas como un pago. —Restó importancia el mayor. —Velo como


un trato.

—¿Un trato?

—Si. No le digas a nadie que nos conocíamos desde antes, mucho menos
que nos conocimos en Kusan. —Jimin abrió un poco más sus ojos. —
Mucho menos a mi Alfa. Evita hablar de ese encuentro... A cambio te
ofreco mi amistad.

—¿Tú amistad? —Jungkook sonrió pensando que era nada más que una
broma.

—¿No suena bien? Digo, supongo que tienes riqueza en tu posición, así
que creí que una amistad sincera sería bueno.

—¿No sería una amistad falsa? Puesto que me la das a cambio de silencio.

—Nada de eso. —Negó Jimin cruzándose de brazos. —Para mi es


importante que aquella noche no salga a la luz, te hubiese ofrecido
cualquier cosa porque tengo todas las de perder, pero te ofrezco mi amistad
a cambio de esta muestra de lealtad. —Jimin guiñó el ojo coqueto. —No
tengo amigos, así que ganamos ambos si aceptas. Yo no me meto en
problemas, consigo un amigo y tú igual. ¿No es acaso maravilloso?

Jungkook no evitó reír ante la cómica situación, asintiendo y distrayendose


unos momentos de su realidad.

—Un amigo suena bien. —Jungkook miró a Jimin con una sonrisa. —Si
que sabes como comprar el silencio de alguien. ¿Pero por qué es tan
importante que no diga nada?

—Tengo un Alfa problemático. —Jimin miró los alrededores de la


habitación y suspiró. —Hace de una gota de agua un río y no tengo ganas
de empaparme de su ira en estos momentos.

—Entiendo. —Jungkook se sentó en la cama. —Taehyung es así a


veces...Pero, ¿En dónde estuviste?

Jimin lo miró: —¿Eh?

—No estabas cuando llegamos.

Jimin parpadeo y miró al bebé de Jungkook, sonriendo.

—Estuve visitando a mi familia.

—Oh. —Jungkook dijo. —Creí que habías dejado a tu Alfa...

—Yo no dejo a mi Alfa y mi Alfa no me deja a mi. —Interrumpió Jimin


mirando de nuevo al pelinegro. —¿Qué te han dicho? Seguro Yoongi fue
dramático al respecto ¿Verdad?

—No, nada de eso. —Negó Jungkook. —Bueno, supongo que se


malinterpreto todo.

—Si, seguro fue eso. —Jimin asintió. —Fue...Una necesaria y corta


separación. Extrañaba a mi familia y Yoongi es un tanto... —Sus ojos se
movieron al techo. —¿Egoísta?

—¿Es malo contigo? —Preguntó Jungkook en un susurro.

—Es un buen Alfa. —Se limitó a decir dándose la vuelta y caminando al


espejo de la esquina de la habitación. —¿Crees que comienzo a verme
gordo?

—Yo te veo muy bien, tienes un cuerpo muy bonito. —Se atrevió a decir el
Omega. —¿Por qué lo preguntas?
—Ah, pronto comenzaré a estar muy gordo. —Se quejó acariciando su
vientre, sonriendo luego hasta que sus ojos se cerraron. —Pero valdrá tanto
la pena.

—¿Estás emocionado? ¿Estás feliz? Pronto tendrás un bebé.

—Ya tengo uno. —Jimin se giró y caminó hacia la cama. —Este bebé
hermoso de aquí ya es mi sobrino...¿O no?

Jungkook sonrió alegre, sintiéndose parte de una familia más grande. Y no


era que no se sintiera en familia con Taehyung y Boocheon, pero ser más
que solo tres sonaba espléndido.

—Claro que si, Boocheon estará feliz de tener a un par de tíos.

La sonrisa de Jungkook se borró de inmediato cuando Jimin tomó a


Boocheon entre sus brazos, la cruda realidad golpeándolo de nuevo. Jimin
pareció notarlo, así que lo miró serio y le habló con una voz de lo más
inquietante.

—Realmente debes dejar de pensar en ello.

Jungkook bajó la mirada, no sabiendo de que manera Jimin se había


enterado, pero sintiéndose avergonzado.

—No puedo evitarlo.

—El es tu Alfa.

—También mi hermano.

—Eso no lo sabremos hasta que el padre de Yoongi nos cuente lo que sabe.

—No necesito eso, Taehyung me lo ha confesado. —Musitó sintiéndose


mal. —Él solo...

—Vaya, pero qué lío. —Jimin negó con su cabeza y abrazo al niño
mirándolo a sus ojos azules bien abiertos. —¿Qué piensas tú de todo esto?

—Boocheon nunca podrá entender esto. —Jungkook cubrió sus ojos y


gruñó. —Odio tener que explicarle en el futuro tantas mentiras...

—Todos fuimos víctimas aquí, no te sientas tan mal.

Jungkook sorbió su nariz, rehusándose a llorar y mirando a Jimin.

—¿A qué te refieres con que somos?


Jimin frunció los labios y miró de nuevo los ojos del bebé.

—Me refiero a que mi Alfa también se ve afectado. Somos como la misma


persona, cuando el está perturbado yo igual.

—Tienes razón. —Jungkook asintió. —Todos somos solo víctimas.

—¿Qué te parece si te muestro mis cosas? Tal vez eso te distraiga. —Jimin
caminó hacia Jungkook y sostuvo al bebé con cuidado. —Tengo mucha
ropa y muchas joyas, si algo te gusta te lo obsequio. —Propuso Jimin con
una sonrisa amable.

Jungkook se sintió animado.

—¿Tienes maquillaje?

—Claro, pero no lo digas en voz alta o pensaran que soy un vulgar. ¿Te
gusta maquillarte?

Jungkook asintió mientras ambos se dirigían fuera de la habitación,


Jungkook comenzando a relajarse un poco más.

—Si, me gusta aunque a Taehyung no.

—Yoongi no me ha dicho nada. —Jimin perdió la mirada en el camino. —


Supongo que le da igual o no lo nota.

—Debes ser muy lindo sin maquillaje, Jimin.

—Lo mismo pienso de ti. —Jimin le guiñó el ojo y abulto sus mejillas. —
Somos unas linduras ¿O no, Booch? —Se dirigió al niño alzándolo en sus
manos en lo alto, haciéndolo sonreír. —Tú eres todo un precioso niño,
sobrino.

Mientras hablaban y avanzaban Jungkook se sentía relajado, pero pasaba de


estar relajado a estar un poco ido de repente. Se sentía alejado de la
situación y el lugar a pesar de estar muy presente, como si se moviera de
repente y eso le preocupó porque ni siquiera pudo prestar la suficiente
atención de un tercer adulto en el lugar. No tuvo tiempo de pensarlo cuando
escuchó los gritos de Taehyung.

Corrió hasta donde lod gritos provenían y solo pudo encontrar todo muy
fuera de control. Había una pelea y llanto, el aire estaba tenso y a Jungkook
le picaba la nariz, le picaba muchísimo y comenzó a arderle, sintiendo un
aroma lo suficientemente inusual al que sus pensamientos respondían como
peligro.
Y supo que estaba en peligro.

Su vida entera estaba en peligro, todo por culpa de un filo.


❝Cincuentaytres❞
The Thrut Untold — Bts.

Jungkook sorbió su nariz con fuerza y miró a su hijo llorar entre sus brazos,
dolorido y confundido, seguramente pensando porque tal dolor lo había
atacado de repente. El Omega lo mecía y mecía, pero no paraba de llorar,
no paraba de sentir el dolor proveniente de su costado, el cual estaba
cubierto por una fina tela blanca que no dejaba a la vista el hilo que volvía
a unir la piel abierta. Habían pasado largas horas desde aquel horrible
acontecimiento y Jungkook solo deseaba detener el tiempo.

—Pasó, ya pasó. —Le habló Jungkook con un enorme sentimiento de


culpa. —Lo siento, mi amor, lo siento muchísimo, Boocheon. —Se
lamento.

Con su mano libre quitó los botones de su camisa, exponiendo su pezón


izquierdo y acunando al niño para acercarlo a él. Boocheon no dudo en
rodear el pecho de Jungkook con sus labios rosados, acallando por unos
pocos segundos su llanto mientras succionaba la leche tibia de su madre.
Sus ojos azules derramaron más lágrimas y los lamentos sonaban ahogados
mientras no podía encontrar alivio en su alimento.

—No lo muevas tanto. —Pidió Taehyung acercándose a él, tocando la


cabeza del niño. —Tal vez duela más.

—Quiero que duerma, deseo que duerma y deje de sentir dolor. —Sollozó
el pelinegro.

Taehyung lo miró al rostro y frunció los labios.

—Sé que es difícil, Jungkook. Pero debes dejar de llorar.

—No puedo.

—Asustas a Boo. ¿No crees que ya está lo suficientemente alterado? Si


sigue escuchándote seguirá llorando y gritando. Si nosotros estamos
asustados ¿Qué te hace pensar que él no lo estará por eso?

Jungkook pensó que eso tenía sentido. Se mordió el labio y cerró sus ojos,
no soportando la mirada llorosa de su hijo, el cual se había separado de su
pecho para seguir llorado.

Maldito. Maldito Min Sihyuk.


Taehyung limpió las mejillas de Jungkook y besó su frente, susurrándole:

—Cálmate. Cálmate, mi amor. ¿Por qué no le cantas algo?

—¿Qué podría cantar? —Jungkook tragó duro. —¿Crees que quiero


cantar?

—Inténtalo, a Boocheon lo calmará tu voz.

Jungkook negó con su cabeza y le dió la espalda a Taehyung, caminando


hacia la ventana. Tragó duro y con la voz temblorosa comenzo un canto
acompañado de la melodía más armoniosa que su voz pudo formar en
aquellos momentos tan difíciles.

—Una oveja y una oveja saltan, al prado juntas quieren llegar. —Sorbió su
nariz y se esforzó por no soltar una lágrima. —Un lazo rojo juntas las
mantiene, para que así no se puedan separar.

Kim Boocheon miró a su madre con el ceño fruncido, distinguiendo la


melodía que lo hacía dormir todos los días. Parpadeó un par de lágrimas y
sollozo, sus labios chupeteando el pezón de Jungkook en busca de la
seguridad que le brindaba tomar del pecho de su madre.

—Salto tras salto dan, no paran ni un segundo, recorrerán el mundo...

La mano de Taehyung apareció en la vista de Jungkook al tocar el cabello


liso de Boocheon. Apegándose a ambos, Taehyung rodeó la cintura de
Jungkook y miró a su hijo. El niño dirigió su vista a su padre y soltó un
sonido lastimero, como diciéndole que estaba dolorido. Taehyung siseó
para él y acarició su cabeza con su pulgar en círculos, mirandolo parpadear
cada vez más.

—Dos ovejas van al prado. Muchas flores hay, muchos colores hay. Una
oveja y otra oveja saltan, al prado juntas logran llegar. —Continuó
cantando Jungkook. —Se acurrucan bajo un árbol, las dos están
dormitando, pronto ambas se dormiran...

Boocheon golpeó el pecho de Jungkook con su mano hecha puño, muy


suavemente, abriéndola y tocando la piel del Omega. Jungkook posó su
mano sobre la pequeña mano de su hijo, deslizando su dedo bajo ella y
llevándola a sus labios para besarla. Los ojos azules de Kim Boocheon se
cerraron entonces, y entre hipidos y sollozos el niño se alimentó y pronto se
rindió ante el sueño que le dejó el llanto.

—Ya está. —Susurró Taehyung a su hijo. —Ya está, mi principe, duerme...


—¿Crees que le duela mucho? —Jungkook sollozó y miró a Taehyung. —
¿Crees que se sienta peor que un rasguño?

—Shh. —Taehyung se inclinó levemente y besó con delicadeza los labios


de Jungkook. —Él estará bien.

—Quiero volver a casa. —Lloró Jungkook en silencio, acariciando su nariz


con la del Alfa. —Quiero volver a nuestro hogar.

—Volveremos, lo prometo.

Ambos, ajenos a los acontecimientos ocurridos antes de el ataque hacia su


hijo se apegaron el uno del otro suavemente, dejando que sus lobos se
amaran y apoyaran incondicionalmente en aquellos momentos tan difíciles.
Jungkook miró a su hijo dormir profundamente y se acercó a el dando un
beso en su frente, luego otro y otro, yendo hasta la cama y recostándolo con
cuidado en ella, acompañándolo para que no sintiera soledad alguna. Lo
miró por un largo tiempo, su hijo parecía pacífico y esperaba que así fuera
durante su recuperación aunque supiera que no sería tan sencillo.

—¿Lo mataste? —Preguntó Jungkook.

Taehyung asintió: —Lo hice.

—¿Y lo hiciste sufrir?

—Si, Jungkook. Lo hice. —Dijo Taehyung en tono molesto.

—No lo suficiente.

—Jungkook.

—Volviste demasíado rápido. —Casi regaña el Omega. —¿Cómo lo has


hecho sufrir en tan poco tiempo? Si yo hubiera... Si yo...

—No hubieras hecho nada. —Taehyung se sentó a orillas de la cama y


suspiró. —Te conozco lo suficiente como para saber que no...

—Pues de ahora en adelante haré algo. —Jungkook interrumpió y frunció


los labios. —Si alguien toca a mi hijo no voy a quedarme llorando.

Tres toques en la puerta hicieron que Taehyung se levantara de la cama y


que Boocheon se removiera en su lugar.

—Kim Taehyung, ¿Cómo está Boocheon?


—¡Largo! —Gritó Jungkook ante la voz del hermano de su Alfa. —¡Largo,
no entres aquí!

—Yoongi, no es buen momento. Ocúpate de tus asuntos. —Espetó


Taehyung. —Ve a vestirte fúnebre o algo.

—Taehyung. —Insistió Yoongi. —¿Está bien? ¿Estará bien? ¿Acaso...?

—Min Yoongi. —Se escuchó una tercera voz más suave. —Déjalos.
Vamos.

Luego de eso no se escuchó nada más. Jungkook dió suaves caricias al


cabello de su hijo y besó su frente, escuchándolo suspirar en medio de su
sueño. Kim Taehyung se acercó la puerta y se encargó de pasar la llave
para asegurar que nadie entrara a molestar. Luego de ello se acercó al
ventanal y cerró las pesadas cortinas, dejando la habitación en oscuridad.
Sin dudarlo caminó hasta la cama y se trepó en ella, inclinándose y dando
una lamida a la frente de Jungkook, inclinándose un poco más para hacer lo
mismo con la mejilla de su hijo. Luego los rodeó a ambos con su brazo,
acunándolos lo más que pudo contra su pecho y dejando que su aroma se
extendiera en el lugar con el objetivo de tranquilizarlos.

Y Jungkook despertó horas después, cuando el llanto de su hijo volvió en


escena. Taehyung fué quien lo sostuvo, y mientras que le hablaba con
suavidad y cariño Jungkook escapaba en busca de una sirvienta, alguien lo
más parecida a Jiyook, porque Jiyook sabría que hacer

Con ayuda encontró a alguien, una mujer que no dudó en ir a su habitación


y ayudar, pero Jungkook no volvió, se quedó en medio del pasillo, tratando
de hallar un modo de respirar correctamente y mantener la cordura, porque
aquel viaje iba a acabar con él.

Entonces Jung Hoseok apareció, luciendo como un Rey reluciente en un


día lluvioso. Pero Jungkook no quería a ese maldito y reluciente Rey en su
maldito día de mierda, así que lo ignoró mirando por el ventanal cerrado el
paisaje de aquel oscuro jardín.

—¿Cómo está él?

—Cállate, no tienes vergüenza. —Negó Jungkook. —Cállate.

—Solo quiero saber como está el pequeño.

—No con mi hijo, Hoseok. —Advirtió Jungkook mirándolo a los ojos. —


No metas a mi hijo en todo esto. No lo merece.
—Es solo un bebé... —Cooncordó el pelinaranja dando un triste
asentimiento. —No merecía nada.

—¿Entonces por qué has creado este lío? —Jungkook reclamó con las
lágrimas en los ojos. —¿Por qué?

—Solo quería que abrieras los ojos. Kim Taehyung no es el hombre que
debería acompañarte el resto de tu vida.

—Eso no lo decides tú, ¿Por qué crees que tienes el derecho de...? —
Jungkook hipó sin siquiera terminar de hablar, rompiendo en llanto
nuevamente. —¡Te odio, Jung Hoseok!

El Omega fue abrazado con suavidad, siendo rodeado por el cuerpo cálido
del Alfa que dió caricias en su espalda mientras Jungkook pellizacaba con
fuerza sus costados.

—¡Deja de meterte en mi vida! —Suplicó. —¡Eres un tormento Jung


Hoseok!

—Está bien, Jungkook. Puedes llorar, está bien llorar.

—¡Mi hijo pudo morir! —Lloró. —¡A nadie le importa, pero a mí sí! Es mi
hijo, es mi bebé...

Hoseok dió un apretón a Jungkook y suspiró, diciendo muy lentamente:

—Pudo ser nuestro bebé.

Jungkook inhaló y parpadeó, parando su llanto. Empujó a Hoseok para


verlo a los ojos, haciéndolo con rabia.

—¿Qué estás diciendo?

—Todo puedo evitarse si tan solo me hubieras elegido.

—Eres un asco. —Afirmó Jungkook. —¿Quién dice que yo me dejaría


embarazar por ti? Te odio.

—No me odias, odias todo lo que te está pasando. —Hoseok frunció los
labios y estiró sus manos tomando el rostro de Jungkook. —Y lo
comprendo, estoy aquí para escucharte y darte apoyo.

Jungkook balbuceó entonces, no sabiendo que contestar. Solo pudo romper


el llanto y limpiar sus lágrimas, sintiendo como de nuevo era envuelto en
un abrazo. Odiaba admitir que necesitaba a alguien, necesitaba apoyo y a
un amigo. Las manos de Hoseok acariciaron su cabello y se movieron a sus
mejillas. De pronto sus labios las reemplazaban, dejando besos suaves en
su piel húmeda, besando incluso sus párpados.

—Y-Ya basta. —Pidió Jungkook alejándose, no queriendo crear un nuevo


conflicto.

De pronto el aroma de Hoseok se expandió, marcando un territorio que no


le pertenecía. Jungkook fue tomado del mentón y casi a la fuerza Hoseok
empujó sus labios contra los suyos.

El Omega entró en pánico, usando sus manos para empujarse lejos, pero ni
siquiera utilizando toda su fuerza logro separarse. Movió su cabeza y se
retorció, pero el Alfa le bastó con rodearlo con uno de sus brazos y tomarlo
de la cabellera azabache para mantenerlo quieto.

—Hoseok, suéltame. —Gruñó Jungkook siendo forzado a un beso casi


salvaje, sintiendo sus labios hinchados cuando los contrarios tiraban de
ellos. —¡Suéltame, suéltame!

Jungkook mordió su labio con fuerza, pero eso no detuvo a Hoseok.


Entonces comprendió.

La luna roja y sus efectos, estaba tan cerca que ya comenzaba a enloquecer
a los Alfas, Jungkook estaba seguro.

—¡Suelta! —Jungkook movió su cabeza a los lados y sintió como la nariz


del Alfa se deslizaba hacia su marca. —¡T-Tae! —Llamó con la voz
temblorosa.

—Podríamos ser tú y yo. Quitaré sus rastros, Jungkook.

Unos pasos sonoros hicieron que el Alfa soltara al Omega de sus rudos
agarres, soltándolo en cuando una sirvienta los miró. Entonces y sin
dudarlo Jungkook se alejó rápidamente, buscando la forma de llegar a su
habitación y encerrarse bajo llave.

Taehyung estaba en la habitación, viestiendose con algunas prendas


limpias. Jungkook ni siquiera lo miró, le dió la espalda, limpiando sus
labios casi con rudeza y pasando sus manos por su garganta, odiando cargar
con el aroma de otro Alfa. No pasaron ni tres segundos antes de que
Taehyung elevara la voz sobre el silencio.

—¿En dónde estabas?

Jungkook miró sobre su hombro, odiando temblar.

—¿En dónde está Boocheon?


—¿En donde mierda estuviste? —Los ojos azules de Taehyung se tiñeron
de dureza mientras Jungkook le daba frente. —¿Con quién?

Jungkook apretó la mandíbula, sabiendo que Taehyung ya había


olisqueando el aire. Jungkook no podía negar nada, tala vez podía
suavizarlo, pero jamás negarlo. Sorbió su nariz y negó.

—M-Me encontré con Hoseok e-en el pasillo. —Tragó duro.

—¿Y? —Exigió saber el mayor.

Jungkook se abrazó a si mismo, llevando una de sus manos a su garganta y


acariciándola.

—M-Me dió un abrazo de consuelo.

Taehyung ni siquiera había cerrado su camisa, caminó relamiendo sus


labios hasta sentarse a orillas de la cama, con las piernas separadas y los
codos apoyados en sus rodillas. Su vista se perdió en el suelo mientras sus
manos se apretaban entre sí, mostrando sus venas marcadas. Jungkook
perdió el color al notarlo ver el cinturón que reposaba en un asiento no muy
lejano.

—Mientes.

—N-No.

—Mientras te doy la oportunidad dime la verdad. —Taehyung lo miró con


rabia. —Luces como si vinieras de follar.

—Taehyung.

—Taehyung y una mierda, Jungkook. —Elevó la voz. —¿No piensas


darme una explicación o tendré que obligarte?

—T-Te he dado una explicación.

—Adivina qué. —Retó Taehyung levantándose con lentitud. —No te creo.

—No pasó n-nada. —Dijo Jungkook retrocediendo un par de pasos,


asustadizo.

—¿Entonces por qué hueles a él? —Musitó Taehyung.

—Es un error.
—Te lo preguntaré una vez más, Jungkook. —Advirtió Taehyung tomando
el cinturón en la silla, doblándolo y sosteniéndolo con fuerza. —¿Por qué
hueles a él? No quiero excusas baratas. Habla, ahora.

Jungkook ahogó un sollozo, sintiéndose sucio y solitario. Negó con nuevas


lágrimas en sus ojos.

—T-Tae, no me mires así...

—¡¿Por qué demonios hueles a Hoseok, Kim Jungkook?! —Exigió saber,


su rostro tornándose rojizo.

Jungkook alzó sus manos temblorosas y sollozó.

—No me grites, contrólate un poco.

—¡¿Qué me controle?! ¡Esperaste a que te dejara solo para correr a sus


brazos! —Gritó Taehyung. —¡Eres un descarado! ¡Debería...!

Taehyung, lleno de rabia elevó el cinturón y lo azotó con fuerza contra su


propia palma, provocando un sonido doloroso ante el cual Jungkook
retrocedió asustado y cayó al suelo, mirando a Taehyung gruñir con los
ojos cerrados, las venas de su frente dándose a notar mientras parecía
sonrojarse de ira.

Taehyung abrió los ojos y caminó hasta Jungkook, tomándolo del cuello de
su camisa y levantándolo, elevándolo del suelo con ambas manos y
haciéndolo soltar un chillido y un respingo. Jungkook tocó sus manos
hechas puños, llorando en voz alta.

—Follaste con Jung Hoseok. —Susurró Taehyung con ira. —Me


engañaste.

—T-Tae, no es lo que crees. No es lo que piensas, mi amor.

—No me llames amor nunca más. —Taehyung tomó a Jungkook de las


mejillas con brusquedad, haciendo que se lastimara con sus propios dientes
y que se rompiera la comisura de sus labios.

—P-Por favor, solo escúchame. —Suplicó Jungkook. —¡Ah! ¡No,


Taehyung!

El Omega fue arrojado con fuerza a la cama, sintió el sabor metálico de la


sangre en sus labios y lloró, siendo tirado de su cuello y acercado al rostro
del rubio rabioso.

—No es lo que crees. —Aseguró. —Y-Yo te amo.


—Te amaba ¿Y qué hiciste? Me traicionaste. Me traicionaste con Jubg
Hoseok y eso nunca, nunca te lo perdonaré.

Jungkook sollozó y negó, tomando a Taehyung de las mejillas con fuerza.

—No lo hice, no lo haría, nuestro bebé está delicado ¿Cómo crees que haría
algo así? S-Soy tu esposo, soy tu Omega.

—No más... —Negó Taehyung tomándolo de las muñecas. —¿Ya no


quieres ser un Kim? Perfecto. Al volver te largarás del castillo, pero
Boocheon se quedará conmigo. Si intentas llevártelo te voy a matar.

—¡No! —Exclamó Jungkook con pesar. —Es mi bebé, no puedes alejarme


de el.

—Debiste pensarlo antes de traicionarme. —De un tirón lo hizo levantarse


de la cama. —Fuera de aquí, no quiero que estés cuando traigan a mi hijo.
Se pondrá a llorar en cuanto te sienta ek ese estado y lo menos quae
necesita son tus mierdas emocional. —Taehyung lo empujó. —¡Largo!

—No iré a ningúna parte ¡Tendrás que sacarme a patadas! —Gritó el


menor volviendo para golpear a Taehyung. —¡Yo no hice nada! ¡No
merezco esto!

—¡Agradece que no te estoy haciendo sangrar a latigazos! —Taehyung


tomó a Jungkook de las manos y lo empujó contra el suelo, haciéndolo caer
de rodillas. —Maldito traidor hijo de puta.

Los toques en la puerta hicieron a ambos callar. Jungkook miró como


Taehyung se acercaba a ella y la abría, dejando ver a una mujer con su
bebé. Jungkook sintió su corazón oprimirse cuando este fue entregado a
Taehyung, la mujer lo miró y pareció paralizarse, pero luego se fué y
Taehyung cerró la puerta. Caminó hasta la cama con el niño y se sentó en
ella, ocultando al bebé de Jungkook cuando este se levantó.

—¿Qué estaban haciéndole?

—Lo que tu no por follarte a otro. —Taehyung miró a Jungkook. —Ya


lárgate, ¡Lárgate! Hueles asqueroso.

Jungkook hipó y se dió la vuelta, yéndose al baño. Se desnudo, rompiendo


parte de su ropa con rabia y dándose un baño frío, dejando su piel
sonrojada mientras intentaba expulsar aquel aroma de su cuerpo. Aunque lo
había logrado seguía frotando su piel, rasguñándola, sintiéndose como la
peor cosa del mundo. Pero también se sintió rabioso, con Jung Hoseok y
con Kim Taehyung. El no tenía la culpa, solo era una víctima. Lloró mucho
y por mucho rato, escuchando a su hijo llorar afuera al despertar. Entonces
salió con un albornoz, casi corriendo a su dirección, pero siendo tomado
del brazo por Taehyung antes de siquiera poder acercarse.

—Suéltame, Boocheon me necesita. —Jungkook fue acercado con fuerza a


Taehyung y este lo olisqueó superficialmente.

—Le darás de comer y te alejarás de él.

—Púdrete. —Le gruñó Jungkook. —Si tanto te molesto puedes irte a la


mierda a dormir a otro lado.

—Yo no soy la puta rata traidora.

—No te traicioné, Jung Hoseok me ha forzado a besarlo. —Jungkook se


liberó de su agarre e hipó. —¡Incluso te llamé, le supliqué que me soltara!
Si esa sirvienta no hubiese aparecido tal vez hubiese abusado de mi, ¡Pero
yo no veo que vas a maltratarlo! ¡Compórtate como un maldito Alfa y
defiendeme! —Jungkook respiró de forma irregular y le dió un empujón
que no logró moverlo. —Anda, ¿O te intimidad un Alfa? ¿Le tienes miedo
a Jung Hoseok?

—Te voy a romper la boca, insolente de mierda. —Gruñó Taehyung en voz


baja inclinándose hacía el.

—Al menos yo no soy a quien le besan el Omega a la fuerza por ser un


corbarde que no sabe marcar la línea. —Dijo Jungkook con rabia y bajo,
alzando su mentón en lo alto y llegando a rozar su nariz con la de
Taehyung. —Ponte los putos pantalones y deja de parecer un Alfa que le
besa el culo a otro Alfa.

Taehyung quedó sin palabras, pero Jungkook no iba a esperar a escucharlo.


Se trepó a la cama y se acercó a su hijo, inclinándose sobre él para
alimentarlo. Para cuando miró a otro lado se dió cuenta de que Taehyung
no estaba. Entonces le estalló un dolor de cabeza más grande que su cuerpo
y tembló, expectante sobre lo que pasaría entonces.

~•~•~

Jungkook despertó antes que Boocheon por la mañana y se encargó de


cargar con él mucho antes de que despertara para que fuera él lo primero
que el niño mirara al despertar. Y eso hizo, Kim Boocheon miró a su madre
y pareció no sentir ningún dolor, más bien rió, pareciendo feliz aquella
mañana. Jungkook desnudó su pecho y dejó que el niño se alimentara,
sonriendo ante sus ojos curiosos que buscaban por todos lados algo. Tal vez
a su padre, pero ni siquiera Jungkook sabía en donde estaba, durante la
noche Taehyung no había vuelto.
Como por arte de magia el Alfa abrió la puerta y Jungkook lo ignoró por
completo, mirando y acariciando a su hijo mientras le golpeteaba los labios.
Sintió como el Alfa se acercó a él y se inclinó, Jungkook se congeló, pero
Taehyung tampoco parecía querer notarlo.

—Kim Boocheon. —Llamó, el niño mirándolo enseguida.

El niño se despegó del pezón rosado de Jungkook, haciendo un sonido


húmedo de "bloop" para mirar a su padre. Sonrió, cerrando sus ojos cuando
el Alfa besó su frente y abriéndolos de nuevo para ver el pezón desnudo y
tomarlo con su mano, mirando luego a su padre sonreírle.

—¿Estás desayunando? —El niño sonrió y movió las piernas. —Que rico.

El niño pellizcó con fuerza el pezón y Jungkook siseó de dolor.

—Ay, Boocheon. —Con cuidado quitó la pequeña mano de su pezón y la


besó. —Con cuidado. Anda, come.

El niño estiró las manos al rostro de su padre y pellizcó sus mejillas,


recibiendo un beso en su nariz y haciéndolo sonreír de nuevo. Entonces se
alejó y Boocheon volvió a comer tranquilamente.

Los mayores no cruzaron palabras en ningún momento aquella mañana.

Tampoco en la tarde. Taehyung se la pasó encerrado en el baño o en el


vestidor, durmiendo o simplemente mimando a Boocheon. Pero no notaba
la presencia de Jungkook y el Omega tampoco haría alagos a este. El
atardecer llegó y con eso una puesta de sol bellísima. Mientras Jungkook
admiraba los colores que reflejaba el cielo desde la ventana, sentía como su
lubricante natural caía con la puesta de sol. Maldijo en su mente, aquel era
el día.

Miró sobre su hombro a Taehyung dormir en la cama con Boocheon sobre


su pecho, dormido igual.

Jungkook se apresuró al baño y limpió su cuerpo, odiando sentir como


incluso sus pezones sensibles derramaban unas gotas de de leche. Le
gustara o no, Taehyung y el seguían unidos por un lazo y por su
matrimonio, así que tenía que hacerse cargo. El Omega suspiró, si tan solo
su relación no estuviera tan deteriorada todo sería tan diferente.

¿Acaso debían acabar con todo de una vez por todas? ¿Todo lo malo era
una señal? ¿Era la forma que tenía el destino de decir "Tienen que
dejarlo"? ¿Acaso les gritaba "Me equivoqué, lo siento. No están destinados
a ser"? ¿La hermandad y los problemas habían sido la forma de detener
aquello? Jungkook cerró los ojos con fuerza. La hermandad.

Suspiró.

Tal vez era eso y ellos no deberían seguir nadando contra las olas.

Así que al anochecer, tomó al dormido Boocheon y lo despertó solo para


darle de cenar. Sin más, vestido con un albornoz y los pies descalzos como
si se tratara de su castillo, buscó a Jisoo y dejó al niño a su cargo, dormido
y ajeno a lo que pasaría.

Jungkook cerró la puerta al volver, mirando sobre su hombro a Taehyung.


El Alfa estaba medio sentado en la cama, reposando sobre las almohadas
con las piernas estiradas. Tenía un semblante de rabia y el cuerpo tenso;
Normal para su luna roja. Jungkook inhaló y exhaló el aroma que llenaba la
habitación, caminando a paso lento hasta estar a su lado. El mayor lo miró
sin ninguna expresión.

—Será solo esta vez. —Advirtió Jungkook mirándolo a los ojos. —Solo
esta vez, Taehyung

—No te estoy pidiendo que me prestes tu cuerpo.

—No voy a prestarte nada. —Cortó Jungkook desviándo la mirada. —Sigo


siendo tu esposo...Tómalo como una despedida.

Taehyung curvó una sonrisa amarga.

—¿Una despedida?

—Si. —Asintió Jungkook volviendo a verlo. —Después de todo ya


estamos jodidos.

Jungkook apoyó su rodilla izquierda en la cama y se impulsó pasando su


pierna derecha sobre Taehyung, sentándose en su regazo y sintiendo bajo él
una pronunciada erección. Ambos se miraron a los ojos y Taehyung negó
con notable rabia.

—¿Qué te hace creer que necesito una despedida?

—No es solo por ti... —Jungkook tragó duro y apretó los labios. —
También necesito despedirme.

Taehyung pareció afectado por la confesión, así que cerró los ojos y
suspiró. En ese momento Jungkook se inclinó y lo besó, un beso suave y
pequeño que se limitaba a juntar sus labios, muy inocente. Jungkook sintió
como su conciencia le exclamaba que aquello estaba mal, así que susurró
para si mismo:

—Solo esta vez. —Taehyung lo tomó de las mejillas y cerró los ojos,
sintiendo otro beso ser plantado en sus labios. —Solo será esta vez.

Fue acallado por lengua que se empujaba en su boca, la cual se encargó de


saborear y acariciar con la suya, besando a Taehyung con menos inocencia.
En su interior seguía repitiendo que estaba mal, pero Jungkook no estaba
dispuesto a escuchar, no cuando Taehyung estaba acariciando su cintura y
apretándola entre sus dedos de forma tan posesiva.

—Bien. —Jadeó Jungkook cuando se separaron del beso, queriendo


meterse en la cabeza que no estaba mal.

—¿Bien? —Susurró Taehyung besando su mentón.

Jungkook asintió. Aquel era su Alfa, su esposo. Podía serlo una noche más,
podía fingir demencia y simplemente estar y disfrutar de su unión como
tanto deseaba...¿Por qué se sentía tan culpable?

Con rabia se contoneó sobre Taehyung, escuchándolo gruñir cuando


Jungkook besó su cuello, acariciándolo con su lengua y dando pequeños
chupetones. Las manos de Taehyung tiraron se colaron bajo el albornoz,
acariciando el trasero de Jungkook y haciendolo suspirar.

Jungkook se separó de Taehyung inhalando, sintiéndolo quitar los tirantes


de su atuendo y dejar su desnudez frontal al descubierto. Jungkook tragó
duro mientras Taehyung lo devoraba con la mirada, Jungkook no resistió el
impulso de tocar su vientre con sus dedos, delineando la línea de sus
pantalones. Se miraron a los ojos y suspiraron.

Lo deseaba, ambos lo deseaban.

—Solo esta vez. —Suspiró Taehyung como si aquello no fuera gran


problema, inclinándose y plantando besos en el pecho desnudo del Omega.
—Una última vez.

—Si. —Asintió Jungkook. Echó su cabeza hacia atrás cuando la lengua


humeda acarició sus pezones con suavidad y tranquilidad. —Ah.

Taehyung chupeteó el pezón y escuchó a Jungkook reprimir un gemido.


Jungkook miró a Taehyung a los ojos y se relamió los labios, siento el
corazón en la garganta.

El Omega se deshizo por completo de su atuendo, tirándolo a un lado.


Ayudó a Taehyung a quitarse el resto de su ropa, ambos quedando
desnudos el uno frente al otro. De rodillas en la cama Jungkook abrazó la
cintura de Taehyung y este bajó la cabeza, atrapando los labios ajenos para
besarlos con parsimonia, acariciando su cabello y haciéndole sentir el
cariño que emanaba de su cuerpo. Jungkook se deshizo en suspiros,
dejándose caer de espaldas en la cama, el Alfa posándose sobre su cuerpo
mientras separaba las piernas largas del menor.

Jungkook no dejó de mirarlo mientras dedos hábiles se colaban en su


entrada, moviéndose tranquilos y acariciando su interior. Ahogó un gemido
mientras su mirada bajaba a los labios del Alfa, acercándose a ellos para
besarlos. Sus manos tomaron el rostro del contrario y lo empujó contra el
suyo, besándolo de inmediato.

Taehyung correspondió al beso desesperado de Jungkook.

En pocos minutos Jungkook estuvo apresado contra la cama, con una mano
contra su garganta y la mirada intensa de Taehyung contra sus labios
mientras lo embestía con fuerza. Jungkook se abrió complacido para él,
sintiendo cada golpe robarle el aire al igual que la mano que le impedía
recuperarlo correctamente. Jungkook gimió cuando fue liberado, los labios
de Taehyung yendo a sus pezones y lamiéndolos con hambre, haciéndolo
jadear, haciéndolo humedecer.

—Dí que me perteneces. —Exigió el Alfa.

—Lo hago. —Jungkook inhaló y gimió de placer. —Soy tuyo, te


pertenezco. —Taehyung subió a sus brazos y los beso, rozando sus
colmillos contra ellos. —Hazlo, márcame, márcame. ¡A-Ah!

Jungkook siseó y se arqueó sintiendo las profundas mordidas del Alfa, la


legua rozar contra su piel y el choque de sus caderas contra su trasero
siendo demasiado bueno para él.

Ambos se miraron y Jungkook tragó duro, rodeando su cuello con sus


brazos, acercándolo más él. Taehyung pasó sus manos bajo su espalda y lo
sostuvo de los hombros para mantenerlo quieto mientras se aferraba por
completo a él, embistiendolo sin parar, sintiendo como ambos sudaban y se
sofocaban el uno con el otro.

Jungkook sollozó y Taehyung pareció completamente desarmado.

—Lo lamento mucho. —Dijo Taehyung con ojos cristalinos.

—También yo. —Susurró Jungkook. —L-Lo siento mucho, que este sea el
final.
Taehyung parpadeó y besó a Jungkook con fuerza sin dejar de mirarlo a los
ojos, sintiendo su lengua acariciarlo y sus manos apretar su espalda.

Jungkook echó su cabeza hacia atrás, dejando que Taehyung saboreara su


cuello, sus cuerpos envolviéndose en la locura y la frustración que les
causaba sus vidas. Se deshicieron en odio y dolor, en lágrimas y tristeza.
Estaban rotos, desesperados en un último intento de unir sus pedazos.

Jungkook sollozó, sintiéndose cada vez más cerca de estallar de placer.


Abrazó con fuerza al Alfa, sollozando con tristeza.

—A-Abrázame, Taehyung. —Lloró contra el hombre que lo asfixiaba con


su cercanía, sintiéndolo sostenerlo. —¡N-No me sueltes, TaeTae! Por favor,
por favor, no me sueltes...

—No lo haré. —Taehyung cerró los ojos y derramó lágrimas pesadas. —N-
No lo haré, Jungkookie, nunca. Nunca.

Alfa y Omega se miraron, extendiendo su placer solo un poco más antes de


retorcerse en delirios el uno contra el otro, liberándose y dejando que sus
cuerpo cayeran el uno encima del otro.

Las horas pasaron, y un agotado Jungkook no podía dormir. Su dedo


acariciaba el estómago de Taehyung mientras el Alfa peinaba su cabello
negro, ambos sumidos en un silencio pasivo que mantenía el entorno
tranquilo. La habitación olía a ellos y a tristeza, pero Jungkook ya había
llorado demasíado.

—Es lo mejor para ambos... —Dijo Jungkook en un murmuro. —


Separarnos.

Taehyung parpadeó y suspiró sin decir palabra.

—¿Puedo permanecer en el castillo? No será bueno irme, las personas


sabrán que el hijo del Rey no vive en el castillo y...

—Es tú hogar. —Se limitó a decir Taehyung.

Jungkook parpadeó cansado.

—Puedo dormir en otra habitación...

Taehyung frunció los labios.

—Como quieras.

Jungkook tragó duro, sintiendo la indiferencia ser demasiado para él.


—¿Sigo importándote?

Taehyung tiró de un mechón del cabello azabache con suavidad.

—Siempre vas a importarme. Seguirás siendo mi Omega y yo tu Alfa. —


Dijo Taehyung mirando el techo. —No tendremos otras parejas por
discreción ante el reino, todo será igual, solo no estaremos románticamente
mezclados.

—¿Es la decisión correcta?

—No lo sé.

Jungkook frunció los labios.

—¿Aún me amas? —Musitó a penas.

Taehyung cerró los ojos y exhaló sin ganas.

—Buenas noches, Jungkook.

El Omega levantó la mirada y parpadeó, mirando al Alfa dispuesto a


dormir. Subió la manta hasta sus hombros y se acurrucó en su cuello,
contando con que aún era de noche, aún podían hacer aquello. Sus labios
rosados besaron el mentón del mayor y susurró:

—Buenas noches. —Jungkook se relamió los labios. —Y-Yo... Aún te


amo. Siempre.
❝Cincuentaycuatro❞
Only then — Jungkook.

Kim Jungkook y Kim Taehyung volvieron a Seoul, su hogar y Reino. Ahí


las cosas parecían ir de la forma normal, fueron recibidos con emoción y
aplausos, como si volvieran de la mismísima guerra, y aunque no era así los
Reyes se sentían como si lo fuera.

Boocheon pareció feliz de estar de nuevo en casa, a pesar de que era lo


suficientemente pequeño como para saber en donde estaba ya podía
extrañar y supieron que extrañó lo suficiente su hogar cuando estuvo en los
brazos de Jungkook, aquella que se había nombrado a si misma la abuela
del pequeño. Taehyung y Jungkook no iban a quitarle esa idea y tampoco le
dirían a Boocheon al crecer que no debía tratarla como tal, ¿Si no era ella
quien? El príncipe de Seoul merecía una familia a pesar de que esta no era
del todo normal.

Jungkook se sintió aliviado al estar de vuelta, sentía que podía correr y


encerrarse en su habitación, envíar a buscar a todos sus amigos y llorar en
sus brazos de forma desconsolada, pero se preguntaba si estaba bien revelar
algo de lo ocurrido, se preguntaba si su amistad era tan intensa como para
contarles algo tan escandaloso como el hecho de que Kim Taehyung de un
día a otro ya no era solo su esposo, sino también su hermano. El padre de
su hijo era su hermano...¿Sería razón de asco para sus amigos que
Jungkook haya vivido todo lo vivido con su propio hermano? ¿Sería
Boocheon repulsivo para el Reino? ¿Y qué sobre el posible segundo
príncipe?

Jungkook quería golpearse la cabeza contra un árbol. ¿Por qué nunca


pensaban en las consecuencias? ¿Por qué no tomó uno de esos tés para no
quedar embarazado cuando estuvo por última vez con Taehyung? Ahora
todo empeoraba y se sentía muchísimo más responsable de todas las
consecuencias.

Por más que intentó ocultar su mirada grisácea de Jiyook ella terminó
enterándose de la verdad; Jungkook estaba en espera de nuevo. Y todo lo
contrario a lo que Jungkook esperaba, la mujer no tardó en llenarlos de
reclamos una y otra vez al estar solos en la habitación. Aunque Taehyung y
Jungkook se defendieron con la excusa de la luna roja preguntas desde
"¿En dónde estuvo Boocheon esa noche?" Hasta señalamientos de "Irían a
resolver problemas del Reino" los hicieron sentir las personas más
inconscientes del mundo, incluso los llevó a sentirse un poco humillados
por la mujer, aún más al enterarse de que Boocheon había sido herido.
—Las cosas resultaron de esta forma. —Dijo Jungkook entre dientes.

—Fue su culpa que Boocheon resultara herido.

—No fue nuestra culpa. —Elevó Jungkook la voz, balbuceando. —F-Fue


un descuido, intente detener a Taehyung, Jimin sostenía a Boocheon y no
pudo alejarse...

—¿Jimin? —Jiyook casi ríe. —¿Así que fuiste a hacer amigos?

—No, es decir...

—Jungkook debes madurar un poco, ¿Cómo piensas proteger a Boocheon


así? Busan no era un reino amigo al cual iban de visita.

—¡Lo sabemos! —Exclamó Jungkook, sintiendo la mano de Taehyung


tomarlo del brazo, previniendo cualquier cosa que podría esperarse de
Jungkook.

—De haberlo sabido te hubieras quedado aquí en el castillo, cuidando de tu


hijo y no allá corriendo peligro. Eres el Omega del Rey, compórtate como
tal. —Casi ordena Jiyook furiosa, cargando con Boocheon. —No puedes
cuidar a Boocheon ¿Cómo piensas cuidar a otro bebé?

—Jiyook. —Advirtió Taehyung. —Detente, hablo muy enserio.

—Retira tus palabras, Jiyook. —Musitó Jungkook lleno de rabia. —¡¿Por


qué hablas cómo si no hiciera nada por mi hijo y tú llevaras la carga de
eso?! Boocheon nunca ha necesitado de ti, nunca te he pedido que lo cuides
por mi, entonces ¿Por qué estás tan afectada?

—Jungkook, baja la voz. —Pidió Taehyung.

—¡No! —Jungkook se soltó del agarre del Alfa y mostró sus pequeños
colmillos a la mujer. —A penas y dejo que lo cargues, ¿Cómo me haces
sentir como un Omega insuficiente para mi hijo?

—Deja de actuar como uno entonces, comienza a actuar como una madre.
—Exigió Jiyook.

—¡No eres nadie para reclamarme eso! —Jungkook quiso acercarse a la


mujer, pero Taehyung desde atrás lo tomó de ambos brazos. —¿Qué te
hace pensar que puedes tratarme de esta forma? No eres la madre de
Boocheon, yo lo soy.

—Jungkook, cálmate. —Pidió Taehyung al verlo sacudirse furioso. —


Jiyook no quiso...
—¡Ella quiso, ella claramente quiso! —Jungkook retrocedió por un tirón de
Taehyung, sintiendo sus ojos llenos de lágrimas la señaló. —No vuelvas a
decir que soy un mal Omega o una mala madre, haré que enserio te
arrepientas de ello.

—No lanzes amenazas a mi por ayudarte a ser mejor madre, Jungkook.

—¿Tú que sabes sobre ser madre? ¡Nunca tuviste un hijo!

—¡Basta Jungkook! —Taehyung giró a Jungkook para estar cara a cara y


lo apuntó con su dedo, muy cerca de su rostro, expresando con sus ojos
azules que aquello había ido demasiado lejos. —Fue suficiente.

—Jiyook, dame a mi hijo. —Exigió sin dejar de ver los ojos de Taehyung.
El Alfa movió sus labios, a penas susurrando un "Basta". —Jiyook, dame a
mi hijo.

La Beta apretó los labios, queriendo apretar entre sus brazos a Boocheon.
Parpadeó y miró a Jungkook estar de espaldas aún.

—No digo las cosas para hacerte sentir mal, Jungkook.

—Como sea, te dije que me dieras a mi hijo. —Jungkook se dió media


vuelta y se cruzó de brazos. —Dámelo.

Jiyook no tuvo más opción que entregar al niño cuando Jungkook estiró sus
manos hacia el, después de todo Jiyook ni era su madre y eso ya le había
quedado muy claro.

—No hagamos de esto otro drama, Jungkook. —Pidió Taehyung


pellizcando el puente de su nariz con sus dedos. —Jiyook, simplemente no
te metas en nuestros asuntos.

Jungkook besó la frente de su hijo y lo acunó entre sus brazos, mirando


como el niño parecía pasar de estar sintiendo la atmósfera tensa a solo
sentirse seguro en los brazos del Omega.

—Alguien debe decirles que están haciendo mal. —Insistió Jiyook con
rostro preocupado. —¿Otro bebé? ¿Concebido en otro reino mientras el
primero ya está herido? Por favor Taehyung.

—Si, como sea, Jiyook, sigue sin ser tu problema. —Cortó Jungkook. —
Fue un placer volver a mi hogar y ser recibido con tus regaños en lugar de
un abrazo y un "Los extrañé", pero ahora quiero descansar. Vete.

—Jungkook. —Regañó Taehyung.


—¿Qué? —El menor elevó las cejas. —¿Ya debería mudarme de
habitación?

Taehyung torció los ojos, sintiendo irritante la actitud de Jungkook. Pero no


podía hacer nada, Jiyook era su madre, pero no podía defenderla esta vez,
había ido demasiado lejos al entrometerse en la maternidad de Jungkook
aún sabiendo cuan sensible era el Omega sl respecto.

—Jungkook, lo siento. —Se disculpó la mujer mirando como el Omega lo


ignoraba al caminar hasta la cama.

—Vamos a dormir, Boocheon. —Le habló Jungkook a su hijo. —A comer


y a dormir, patito, a comer y a dormir...

—Jungkook. —Insistió Jiyook.

—Ya vete, Jiyook.

La mujer miró al Alfa y sintió su corazón arrugarse con sus palabras. Se


limitó a asentir y salir de la habitación en silencio, dejándolos solos.
Taehyung miró a Jungkook acomodarse entre sus mantas con su hijo,
parecía sonrojado y furioso.

—Jungkook te has sobrepasado con ella.

El Omega hizo oídos sordos a las palabras del Alfa y acarició el rostro de
su hijo, mirando como este comenzaba a quedarse dormido con la
comodidad que no había tenido en el viaje. Jungkook cerró los ojos y
suspiró, queriendo solo dormir con tranquilidad y reposar de tantos dolores
de cabeza.

—Te estoy hablando. —Taehyung posó sus manos en sus caderas y gruñó.
—Jungk... Ash.

El Alfa desistió de algún intento de hablar con el Omega, así que sin decir
más salió de su propia habitación, emprendiendo su camino a otro lado.
Jungkook miró la puerta de reojo, soltando un suspiro al aire y
maldiciendo. Se suponía que estaban cansados por el viaje ¿A dónde iba?
¿Se iría de la habitación? Jungkook se afligió mientras desnudaba a su
pequeño hijo y luego la acunaba entre sus brazos, dándole de comer.

—¿Cómo va esa herida, mi amor? —Jungkook tanteó la zona herida de


Boocheon sobre la venda que rodeaba su cuerpo y este se mantuvo quieto.
—No duele ¿Verdad? Seguro te pica un poco.
Un par de toques en la puerta hicieron a Jungkook mirarla, extrañado y al
mismo tiempo sintiendo la molestia volver a sí.

—¿Quién?

—Jungkook...

—Nana, déjame. Hablo muy enserio, déjame en paz.

Pero sin importar la orden de Jungkook la mujer entró. Jungkook la miró de


mala gana cuando está cerró la puerta y caminó hasta él, sentándose a orilla
de la cama y mirando a Boocheon.

—Solo quiero lo mejor para ustedes.

—¿Por qué siempre pretendes eso después de hacer algo que nos lastima y
molesta, Jiyook? —Jungkook la miró con ojos llenos de rabia. —Siempre
haces lo mismo.

—Jungkook, soy lo más cercano a una madre para ustedes, alguien debe
enseñarles y guiarlos...

—Jiyook...

—Ya sé que no tuve a mi propio hijo. —Jiyook pareció frágil al decirlo y


sus ojos reflejaron tristeza. —Pero no es porque no quisiera, yo solo no
pude hacerlo. El padre de Taehyung lo mató antes de que siquiera tuviera
un nombre por el cual llamarlo...

Jungkook apretó los labios y bajó la mirada, mirando a su hijo. Jiyook


continuó.

—No se me permitió cuidar de nadie más que no fuera Taehyung, entonces


solo pude tomarlo como mi hijo a pesar de todo. ¿No me hace su madre
haberlo criado con todo mi amor? —Casi solloza. —A ese hombre, a ese
Alfa que es el Rey lo cuide lo mejor que pude y cuando no podía me sentía
morir, ¿Crees que te digo las cosas por que quiero que te sientas mal?
Jungkook, solo no quiero que te sientas morir.

—Jiyook, sabes bien que no me importa si quieres aconsejarme. —Dijo


Jungkook sintiéndose impotente. —Tomaré todos los consejos que quieras,
pero no permitiré que pases sobre mi ¿Acaso no puedes entenderlo? ¿No
puedes mantenerte tras esa línea?

Jiyook, con los ojos cristalinos sorbió su nariz, asintiendo débilmente


mientras Jungkook la miraba casi con súplica.
—Si. Puedo.

Jungkook la miró levantarse de la cama y caminar hasta la puerta, en ese


momento Jungkook suspiró y se dejó caer en la cama con suavidad,
cerrando sus ojos con fuerza. Boocheon hizo un sonido ahogado y su mano
fue directo a los labios de Jungkook, golpeándolos con suavidad una y otra
vez. Jungkook llevó su mano a la espalda del niño y dió pequeños
palmadas suaves para que se durmiera, siguiendo sus órdenes silenciosas.
Poco a poco ambos se quedaron dormidos, y para Jungkook los próximos
meses fueron como eso; Estar dormido. En un sueño extraño que se movía
en camara lenta de desesperante.

Taehyung no se molestaba en hablar con él y Jungkook tampoco, eran días


solitarios para ambos.

A veces parecía que los días se habían congelado en el mismo triste y roto
escenario, resultaba irreparable para ambos entonces ni siquiera lo
intentaban. Sus días se habían limitado a dormir y despertar en una misma
cama, dándose la espalda y guardándose las buenas noches, los buenos
días. Se limitaban a vivir con sus corazones como piezas rotas y dispersas
que ya no se preocupan por recoger. Ya no habían ganas, no había deseo,
no había esperanza. Entonces solo respiraban para mantenerse vivos y a
veces lloraban para continuar. Se habían dejado atar por las telarañas que
ellos mismos habían creado. A veces se preguntaban si algo les daría una
sacudida drástica para que volvieran a despertar de aquella pesadilla, pero
ni siquiera la perdida del bebé que Jungkook esperaba lo hizo.

Hizo caer a Jungkook en tristeza por días, pero tenía un bebé del cual
preocuparse así que tuvo que dejar sus sentimientos de lado.

Boocheon lloró con más fuerza, soltando lágrimas que caían pesadas sobre
su camisa azul, sus puños apretándose a los lados de su pequeño cuarpo
mientras sus ojos cristalinos miraban a su madre con súplica.

—Ya está Boocheon, deja de llorar por favor. —Casi suplica Jungkook
arrodillándose frente a él. —Papá esta durmiendo, no quieres despertarlo
¿Verdad?

Jungkook limpió las mejillas del niño, mirando otras más caer.

—Mira esas lágrimas, son gigantes. Tu padre suelta lágrimas igual.

Como si aquello molestara a Boocheon extendió un grito fuerte por la


habitación, acuclillándose antes de dejarse caer en el suelo.

—¡Bueno! ¿Pero qué te pasa? Deja de ser malcriado y levántate. —Ordenó


Jungkook señalándolo. —No hagas todo esto, te dije que no y es no.
—¡No, Omma, no! —Exclamó el niño llorando y llorando.

—Kim Boocheon. —Dijo Jungkook entre dientes.

—¡NO!

Jungkook estuvo a punto de decir algo más, pero la imagen de Kim


Taehyung levantándose de la cama captó su atención. Su parte superior
estaba desnuda y su cabello hecho una maraña suave a la vista mientras que
su rostro parecía reflejar amargura e irritación. Jungkook hizo una mueca.

—Lo siento, es solo...

—Eh, Kim Boocheon. —Llamó Taehyung con voz pastosa, llamando la


atención de su hijo llorón. —Calla, ¿Por qué lloras, eh?

—Appa. —Lloró el niño, comenzando a sollozar como si le hubieran dado


una paliza. —A-Appa.

—Appa nada, deja de llorar. —Lo señaló. —Deja de llorar tan fuerte e
innecesariamente. Ven acá. —El Alfa extendió sus manos hacia el mientras
se acercaba al niño en el suelo.

—Appa, lleta, lletaaa. —Dijo el niño dejándose alzar en brazos, refregando


uno de sus ojos con su puño mientras hipaba. —Lleta, Omma lleta, no. —
Su cuerpo se sacudió con su sollozo y Taehyung limpió sus mejillas. —
Lleta no, Omma.

—¿Por qué mamá no quiere darte una galleta?

—Lleta no, lleta no. —Continuó explicando con desespero el niño de claros
ojos azules. —Lleta n-no.

—Ya se comió las últimas tres. —Explicó Jungkook levantándose del


suelo. —Le dije que no hay más, pero se ha puesto malcriado de nuevo.

—¡Omma no! —Exclamó Boocheon señalando a Jungkook y luego


moviendo su mano, queriendo golpearlo a lo que Taehyung le dió un
mínimo golpe en la mano. —¡Appa!

—No levantes la mano a mamá ¿Uh? Compórtate.

El niño de echó a llorar desconsolado en el hombro de su padre y Taehyung


rodó los ojos al cielo. Jungkook carraspeó antes de hablar, preprarándose
mentalmente.
Habían pasado cinco meses desde que habían entablado un conversación
decente y eso había sido en Busan.

—Ve a dormir de nuevo, anoche estuviste despierto hasta tarde.

—¿Cómo sabes que estuve despierto hasta tarde?

—Te conozco. —Se limitó a decir Jungkook, tendiendo sus manos hasta
Boocheon y tomándolo de la cintura.

—Eso significa que también te quedaste despierto.

—Si. —Admitió Jungkook con una mueca, dejando a Boocheon en el


suelo. El niño, siendo ignorando, caminó un paso y cayó al suelo, gateando
luego hasta la mesa en medio de la habitación, visualizando uno de sus
peluches.

Taehyung frunció los labios y Jungkook los miró con fijeza, teniendo el
vago pensamiento de que extrañaba su textura sobre los suyos. Entonces
maldijo en su mente, porque tal vez no era un pensamiento tan vago, sino
más bien un pensamiento que tenía muy frecuentemente junto con otro tipo
de pensamientos.

Taehyung miró los labios de Jungkook también, pensando en que se veían


algo resecos y sin color, como si estuviera enfermo. Después de todo
aquella distancia les estaba afectando a ambos. Pensó en como le gustaría
besarlos nuevamente, pero contuvo cualquier posible impulso y desvió su
mirada.

—Jungkook, no te quedes despierto hasta tarde. Necesitas cuidar a


Boocheon durante el día.

—No es como si fuera muy cansón. —Dijo Jungkook con un toque de


nerviosismo en su voz, notando como el Alfa estaba a punto de dejar la
conversación. —Puedo cuidarlo bien, solo... Deberías dormir más.

—Es complicado, Jungkook. —Se limitó a decir Taehyung, alejándose del


Omega para ir hacia el armario.

En un impulso torpe, Jungkook lo siguió, pellizcando sus dedos y


sintiéndose sudar.

—E-Estás algo pálido, Taehyung. ¿Te estás sintiendo bien?

—Lo mejor que puedo.

Jungkook tragó duro: —Deberías descansar.


Jungkook frenó en seco cuando Taehyung se dió la vuelta de manera
inesperada, creyendo que iba sobre él. Para su suerte, Taehyung solo volvió
a la cama, buscando su camisa. Jungkook fué tras él.

—T-Te cuidaré, recuéstate.

—No, trabajaré un rato.

—Has trabajado todo el día.

—Es lo que un Rey hace.

—Un Rey debe cuidar de sí mismo también.

—No insistas, Jungkook.

—Pero...

—Dije que no insis-... ¡Mierda!

Taehyung lo encaró con brusquedad, no teniendo en cuenta de que estaría


tan cerca y empujándolo con su hombro sin querer. Jungkook estuvo a
punto de caer de espaldas en el suelo, pero Taehyung lo tomó del brazo y
tiró de él con fuerza, demasiada como oara hacerlo chocar contra su
cuerpo, ambos cayendo sobre la cama.

Jungkook se sonrojó al sentir el calor del cuerpo ajeno, incluso pudo ver un
mínimo sonrojo en las mejillas de Taehyung. Conmocionados por la
repentina cercanía se apresuraron a moverse, pero solo los hizo estar en una
situación más incómoda; Mientras Taehyung trató de incorporarse,
Jungkook se apoyó de su pecho queriendo levantarsw, logrando que sus
piernas quedaran a cada lado de su cuerpo y que él quedará sentado sobre
sus caderas. Taehyung a medio sentar miró a Jungkook a los ojos,
expectante y congelado. El Omega en su lugar río con nerviosismo,
bajando su rostro para que su cabello cubriera sus ojos. Sintió su estómago
revolotear y su cabeza dar vueltas por el embriagante aroma del Alfa
debajo de él. Parpadeó, sabiendo que haría una estupidez.

—Lo siento, TaeTae. —Jungkook miró los labios de Taehyung y negó


relamiendo los suyos. —Lo siento.

—¿Qué dices?

Taehyung abrió sus ojos de par en par cuando Jungkook lo tomó de las
mejillas y pegó sus labios de los suyos, saboreándolos con una suavidad
incomparable. Taehyung miró los ojos cerrados de Jungkook y llevó su
mano a su nuca, listo para tirar de su cabello para alejarlo.

Pero su aroma, oh, su aroma... Taehyung había deseado por tanto inhalarlo
tan de cerca.

Se rindió y dejó caer sus párpados, girando su cabeza un poco y empujando


su lengua contra su labios. Jungkook la aceptó tímido, chupando con una
inocencia tonta antes de sentir las manos de Taehyung en su garganta,
deslizándose hasta sus mejillas.

La risa de Boocheon los hizo separarse enseguida, mirando a su dirección


al mismo tiempo. El niño sacudía su peluche con sus manos y lo mordía,
ajeno a todo a su alrededor mientras reía.

Alfa y Omega se miraron entonces, avergonzados de sí mismos, con los


corazones acelerados y sus estómagos hecho nudos.

—Yo... Iré a darme un baño. —Dijo Taehyung.

Jungkook se apartó rápidamente, dejándolo libre. Limpió sus labios con sus
dedos y miró a Taehyung apresurarse al baño, cerrando la puerta con
fuerza.

Jungkook se preguntó si lo había hecho enojar.

Con el tiempo, las cosas parecieron ir de mal a peor. Taehyung, el Rey de


Seoul, había caído en cama por alguna enfermedad y Jungkook podía sentir
la preocupación picándole el cuello, mirando al Alfa pálido bajo las
mantas, con labios resecos y expresión tortuosa, como si realmente sufriera
mucho. Su cuerpo era débil, no podía ir sin ayuda al baño y se desmayaba
muy constantemente. La comida no era algo que pudiera masticar y pasar
por su garganta, por lo que comenzaba a parecer más delgado de lo que era.

Una noche Jungkook despertó sintiéndose incluso peor de lo que


probablemente se sentía Taehyung, con un aspecto más que lamentable y la
cabeza a punto de estallarle.

—¿Jungkook? —Preguntó Taehyung con la voz apagada, mirándolo


temblar.

"Cheskar"

—Jungkook, ¿Estás bien?


Jungkook sintió su estómago revolverse y su sudor resbalar por los
costados de su rostro, todos los recuerdos que jamás pensó haber vivido
golpeando su cabeza. Solo un nombre salió de sus labios.

—G-Greta.

—¿Jungkook? —Taehyung parpadeó con ojos pesados. —¿Enfermaste


también? Debí irme a otra habitación.

El Omega retrocedió en la cama, elevando un grito asustadizo al casi caer,


pero sosteniéndose con fuerza del dosel abierto, provocando un ruido de
desgarre en la tela y al mismo tiempo que las cosas en el tocador en la
lejanía cayeran al suelo. Taehyung solo pudo correr la mirada hasta el
espejo, suspirando con pesadez.

—Está pasando de nuevo. —Murmuró. —Tú magia...Tus pesadillas...

—E-Estoy bien. —Mintió Jungkook temblando con fuerza, sintiendo algo


demasíado fuerte en su interior. —Y-Yo estoy b-bien, v-vuelve a dormir.
—Jungkook miró a Taehyung y se abrazó a sí mismo. —Volvamos a
dormir...

Taehy miró a Jungkook acurrucarse por completo bajo las mantas, no


dejándose ver, y pudo escuchar por lo bajo un llanto de lamento. Su lobo se
afligió de nuevo.

Ninguno de los doctores había podido decir con exactitud de que se trataba
la enfermedad que mantenía al Rey de Seoul en cama, así que harto de todo
Jungkook decidió buscar sus propias respuestas. Referente a Taehyung y
referente a él.

—¿A dónde vas? —A penas y pudo musitar Taehyung recostado sobre su


almohada.

Jungkook cargó a Boocheon sobre su cadera y soltó un suspiro, a punto de


salir.

—Iré al bosque.

—¿Cómo al bosque? —Jungkook frunció los labios cuando Taehyung hizo


el intento de sentarse. —¿Por qué, Jungkook? ¿Qué...?

—Iré a buscar a alguien que conozco. —Jungkook lo calmó. —Por favor,


no te agites. Puede ayudarnos a que sanes.

—Es peligroso que vayas tú solo, Jungkook. Mucho más si vas con
Boocheon.
Jungkook miró a su hijo e hizo una mueca. Algo de razón tenía, después de
todo Boocheon era un bebé indefenso, no quería que de nuevo saliera
lastimado por un descuido. Se apresuró a la cama y lo dejó a un lado de
Taehyung, el niño recostándose boca abajo en la cama y sonriendo, como si
fuera la hora de dormir. Taehyung frunció el entrecejo.

—Volveré muy pronto. —Prometió Jungkook.

—No, Jungkook. No te aproveches de mi situación, quédate aquí y —


¡Jungkook!

El Omega se apresuró a cerrar la puerta tras él y corrió por el pasillo.


Taehyung en su lugar se dejó caer de nuevo sobre su almohada, sintiendo
su pecho hundirse y sus lágrimas llenar sus hijos. Boocheon se apoyó de su
pecho y le sonrió de manera juguetona, buscando una manera de jugar.
Taehyung acarició su cabello rubio con dificultad, sintiendo que le era
difícil respirar.

—Tú madre me matará de una rabieta Boocheon. Si acaso la tristeza no me


mata primero. —El niño parpadeó y Taehyung suspiró. —Pero tú no
entiendes nada porque eres un bebé.

Jungkook pidió a los guardias que lo dejaran salir y se lo permitieron, tal


vez por el estado del Rey, tal vez porque tenían la esperanza de que
Jungkook hiciera algo, no lo sabía, pero no preguntaría. Con prisa se
apresuró a correr al bosque, adentrándose a lo profundo y pronto gritando
con fuerza el nombre de aquella mujer que por poco olvidaba. Fue solo un
rato después que la mujer apareció tras él, con el característico lobo que
siempre la acompaña.

—Majestad. —La mujer sonrió con alegría. —Ha pasado...

—Greta, casi lo olvido. —La mujer tensó su cuerpo cuando el Omega la


abrazó con fuerza. —Casi olvido todo, a ti, la historia, quien soy, todo
¡Todo!

—Majestad, ¿Ocurre algo? ¿Por qué haría algo así?

—Me caí del caballo ese día, ¡Me dí justo en la cabeza!

Greta parpadeó y frunció el ceño.

—¿Caballo?

—Tienes que decírmelo, tienes que decirlo de nuevo. —Jungkook la tomó


de las manos y suplicó con la mirada. —Sobre los Cheskar, todo.
—Pero ya le he dicho.

—Necesito saber... —Jungkook tragó duro y tomó aire. —Necesito saber si


mi Alfa y yo somos hermanos.

—¿Su Alfa? —Greta ensanchó los ojos. —¿Ha vuelto con su Alfa? Aquel
que es el Rey.

—Si, bueno... —Jungkook se relamió los labios. —Lo hicimos, también


tuvimos un hijo... Pero volvimos a no estar juntos. Todo por una confusión.

—¿A eso viene su pregunta? —Greta miró al Omega asentir y ella sonrío.
—¿Cómo puede no saberlo?

—¿Cómo podría saberlo?

—¿No huele la diferencia en su sangre?

—Omegas y Alfas solo pueden oler los aromas que nos caracteriza. —Dijo
Jungkook confundido. —Bueno, los Alfas pueden oler si un bebé es suyo,
pero solo cuando están bebés.

—Pero usted no es solo Omega, también es Cheskar. ¿Aún no desarrolla


bien su magia?

—También de eso quería hablar; Pareció que ya no estaba cuando di a luz,


pero ahora está volviendo. No puedo entender.

—No está mal, es un Cheskar después de todo. —Greta ladeó una sonrisa.
—Medio Cheskar.

—Greta, por favor. —Insistió el Omega. —¿Somos hermanos o no? Estoy


mucho más confundido ahora.

—No debería, no lo son. No soy muy poderosa, pero puedo reconocer los
parentescos. Puede estar tranquilo.

Jungkook sintió una presión en su pecho.

—¿Me hablas enserio?

—Si, Majestad.

—Estuve meses separado de mi Alfa, lo alejé de mi por esto


Greta...¿Realmente no somos hermanos?
La bruja miró la forma en que los ojos del Omega se volvían cristalinos por
las lágrimas que comenzaban a acumularse. Sintió pena, ¿Meses separado
de su Alfa por un confusión como aquella? ¿Qué persona tan cruel
sembraría tal confusión en su cabeza?

—Despreocúpese por eso, Majestad. Ya no tiene que creer en esa mentira,


hizo bien en alejarse de su Alfa porque eran tales razones, así que no se de
golpes en la cabeza por ello. Piense en que ahora podrán ser felices, ¡Y con
su bebé! Dígame ¿Cómo se llama su bebé?

Jungkook derramó unas lágrimas y las limpió antes de hacer un puchero.


No lo eran, realmente no lo eran, su hermandad era inexistente.

¿Ahora qué? ¿Debía correr a sus brazos y besarlo? ¿Suplicarle su perdón?


¿Abofetearlo por haber creído tal cosa también y engañarlo? No lo sabía,
no lo sabía en absoluto. Se sintió ridículo.

—Majestad. —Llamó Greta.

Jungkook lo miró: —¿Si?

—Su bebé...

—Ah... —Jungkook se limpió el resto de las lágrimas e inhaló profundo. —


Está con su padre, es... —El pelinegro miró a Greta de inmediato al
recordar. —¡Oh, casi lo olvido! Hay algo más importante que hacer. Ven,
vamos al castillo.

—¡No!

Greta soltó la mano que había tomado la suya de inmediato, apegándola a


su pecho. Avergonzada bajó ma mirada.

—Los guardias oleran mi aroma y sabrán que soy bruja, v-van a


quemarme.

—No, nada de eso. —Jungkook negó y mordió su labio. —¿No hay forma
de cubrirlo?

Greta pensó un poco.

—Tal vez solo un rato corto...

—Bien, entonces hazlo. Esto es de vida o muerte, se trata de mi Alfa.

~•~•~
—Está consumido en tristeza, incluso hasta aquí puedo sentirlo. ¿No lo
siente su lobo?

Jungkook frunció los labios y miró a Taehyung.

—Bueno, claro que lo siento, pero hemos estado muy tristes los dos...
Quiero decir...

—Jungkook se ha entretenido con nuestro hijo, no puedes culparlo. —Dijo


Taehyung a la mujer frente a la cama.

—Bueno, no hay enfermedad más mortal que la tristeza y eso es todo lo


que tiene usted, Majestad. —Greta juntó sus manos frente a ella y asintió.
—Necesita a su Omega, estoy consciente de su separación así que
recomiendo que...

—Jungkook. —Interrumpió Taehyung mirando al Omega. —¿Le has


dicho?

—Tenía que. —Hizo una mueca. —Lo siento.

—Será lo mejor para ambos dejarse estar. —Volvió a hablar Greta. —Se
necesitan y sus lobon caerán constantemente si no los dejan ser felices.
Ahora es usted, pronto podrá ser Jungkook... Podrían morir de tristeza a
este paso.

Taehyung miró a su lado, en donde un bulto entre las mantas se movió y


soltó un quejido. Pronto un niño con enmarañado cabello rubio salió de
entre las mantas con cara odiosa, mirando con ojos entrecerrados a su
alrededor.

—Oh, bueno. —Jungkook de acercó al niño y tendió sus manos hacia él. —
¿Has despertado ya? ¿Has tenido un buen sueño?

El niño se dejó tomar entre sus brazos y apoyó su cabeza sobre su hombro,
parpadeando para espantar el sueño. Taehyung miró a la mujer en su
habitación sonreír.

—¿Él es su hijo, Majestad?

—Ah, si. Este es Kim Boocheon. Saluda, mi amor.

El niño en un acto odioso ocultó su rostro en la curvatura de su cuello,


odiando tanto hablar cuando estaba tan irritable. Greta asintió e hizo una
reverencia ante Jungkook.

—Debo marchar ahora.


—¿Ahora?

—Kino ha de estar desesperado ahí en el pasillo. —Insistió ella. —No le


gusta dejarme sola.

—Abstente de estar sola.

Jungkook y Greta miraron a Taehyung y Jungkook lo miró mal.

—Sonó a amenaza.

—Solo digo que debe cuidarse. —Taehyung no mostró amabilidad con su


mirada. —No te mataré solo por ser tú, pero no puedo asegurar que alguien
más no lo intente.

—Lo sé. —Greta hizo otra reverencia y miró al pelinegro. —Adiós,


Majestad. Adiós Príncipe Boocheon.

Jungkook sonrió ante la amabilidad de Greta y la acompañó afuera,


enviando a un guardia a acompañarla a salir. Cuando desaparecieron
escaleras abajo el Omega pudo sentir a su hijo tirar de los botones de su
camisa, insistente a quitarlos.

—¿Tienes hambre? —Jungkook preguntó acunándolo en sus brazos para


luego darse cuenta de que estaba dormido de nuevo. —Vaya.

Jungkook desvió su camino a la habitación de Boocheon, dejándolo sobre


su cuna y dando un beso a su frente antes de irse, dejando a cargo a un par
de guardias de vigilar su puerta. Se fué con Taehyung entonces,
encontrándolo en el mismo lugar.

—¿Tienes hambre, Tae?

—No.

—Puedo traer algo. —Dijo Jungkook deshaciéndose de sus botas y


subiendo a la cama. —¿Quieres que traiga algo? Déjame ver si tienes
fiebre.

—No tengo. —Taehyung giró el rostro cuando la mano de Jungkook quiso


tocarlo. —¿Por qué sigues haciendo esto?

Jungkook abrió sus ojos de par en par.

—¿Eh?
—Esto, Jungkook. —El Alfa posó su intensa mirada sobre Jungkook y
gruñó. —Hemos vivido los últimos meses ignorándonos y de la nada
comienzas a actuar como antes de todo. ¿Crees que es divertido?

—¿Divertido? Tae, solo...

—No me llames Tae, Jungkook. —El Alfa casi ríe con amargura,
endureciendo sus facciones. —¡No me llames Tae, maldita sea!

—Siempre te he llamado así, ¿Cuál es el problema ahora?

—Ya no es como siempre, Jungkook, ese es el problema. —Taehyung


mostró sus colmillos. —Ya no somos lo mismo, no puedes tratarme igual.
¿No ves que ya tengo suficiente con esta tristeza cómo para que remuevas
mi corazón otra vez?

Jungkook sintió su pecho hundirse.

—Lo siento, Taehy-...

—¿Qué estabas pensando al besarme aquella vez, eh? ¡¿Crees que solo
puedes hacerlo sin que yo sienta nada al respecto?! ¡¿Acaso se te ha
olvidado tomar un supresor?!

—¡No, porque no estaba en celo! —Exclamó Jungkook bajando la mirada


al pecho del Alfa, no soportando verlo a los ojos cuando los suyos se
quebraban en lágrimas.

—¡¿Entonces por qué lo haz hecho?! ¡Por tú culpa estoy en este estado!

—¡Te extraño! ¡Realmente te extraño!

Jungkook sollozó y cubrió sus ojos, sintiendo que algo dentro de el


punzaba con fuerza. Miró a Taehyung y lloró en voz alta, no importándole
que su rostro se deformara en una mueca lastimosa.

—¡Ya sé que no tengo excusa! ¡Pero yo te extraño y te amo! —Se


defendió. —Se bien que yo fuí el que tuvo toda la idea de vivir vidas
separadas y que eso nos ha lastimado, pero ¿Qué otra cosa podía hacer?
¿Dejar pasar de largo la gran mentira que me habías ocultado? ¡Fuiste
egoísta, muy egoísta! —Lloró. —¡Y yo estaba furioso y me sentí
traicionado! Sé bien que dejándote solo empeoré nuestro estado, ¡Pero no
es como si fuera fácil para mi haberlo hecho!

Taehyung miró las lágrimas de su esposo caer de su mentón hacia la cama,


mojando las mantas color vino. Su estómago se removió.
—Fué difícil, fué difícil dormir en la misma cama y no abrazarte, fué difícil
no hablarte y hacer como si nada, ¡Fué difícil no besarte, es difícil no irme
sobre ti cuando ya no aguanto más sufrir! —Gritó Jungkook. —¡Fué
egoísta y no pensé en tí, pero yo solo no pude evitar besarte, no creí que un
beso te llevaría a esto!

—No fué solo un beso, Jungkook. Volviste a darme una esperanza que
estaba muerta, ¿Sabes lo difícil que fué volver a aceptar que nunca más
podría besarte? ¿Eh? Dime ¿Crees que es fácil vivir en el rechazo?

—¡Estuve harto de este acuerdo desde el principio, Taehyung! —Exclamó


Jungkook golpeando la cama como un niño. —¡Por más que lo desee no
puedo dejar de amarte, no puedo!

—Cállate.

—¡No! ¡Estoy harto de fingir que tengo vergüenza por ser tu hermano!

—No somos hermanos, Jungkook.

—Lo sé, yo...

Jungkook retuvo sus palabras y tragó duro. Miró a Taehyung y se sintió


frío. El Alfa cerró los ojos y suspiró en rendición, negando con su cabeza.

—El padre de Yoongi lo dijo antes de que lo matara. No lo somos, no


somos hermanos. De una forma y otra todo fué malinterpretado y lo
lamento, lamento no haberlo dicho. —Taehyung miró a Jungkook con la
cabeza gacha. —Pero estaba tan furioso contigo cuando... —El Alfa negó y
lamió su labio inferior. —Además ya habías tomado tu decisión; No me
querías contigo. Sabía que lo había arruinado mucho ocultándote lo que
sabía, insistir por tu perdón solo haría que me odiaras más. Debía respetar
tú decisión, lo merecías, yo lo merecía. Pero ¿Cómo lo supiste tú?

—Greta. —Jungkook parpadeó y derramó solo una lágrima. —Yo recordé


cosas que había olvidado y... Que puto desastre.

Taehyung parpadeó débil: —Si...

—¿Está mal que me sienta aliviado?

—No lo sé. Me siento igual. —Admitió Taehyung. —No sabía como


decírtelo o si me creerías, entonces solo me callé.

—Estoy harto de los secretos. —Jungkook cerró los ojos y se tocó la


cabeza. —Tan harto. Nunca más me ocultes un secreto Kim Taehyung.
—¿Qué significa eso? —Taehyung curvó una sonrisa amarga. —¿Qué
ahora si me amas?

—Estás siendo desagradable.

Taehyung asintió: —Si, lo sé. ¿Ahora qué?

—¿Quieres hacerlo?

—Vaya, Jungkook ¿No ves lo débil que estoy?

—¡No me refería a...! —Jungkook miró a Taehyung sonreír y río


levemente. —¡Kim Taehyung! Me refería a volver a empezar, pervertido.
¿Sabes qué? Olvídalo. No cambias.

Jungkook se echó de espaldas contra su almohada y soltó y gruñido,


sintiéndose liviano de repente a pesar del pesar en su corazón.

—Somos desafortunados. —Musitó.

—No tenemos porque ser desafortunados. —Taehyung miró al pelinegro.


—Solo pasamos malos tiempos. ¿No es lo que pasa con los matrimonios?

Jungkook bufó.

—¿Qué carajo voy a saber? Este es mi primer matrimonio.

—Que casualidad, el mío también.

—No es momento para reírnos, Taehyung. —Dijo el Omega evitando


sonreír a toda costa. —Esta reconciliación no es nada normal.

—Tienes razón. No se siente como nosotros.

Jungkook retuvo el aire cuando Taehyung se inclinó sobre él, acercando su


rostro al suyo. Ambos se miraron con profundidad, diciéndose con la
mirada todo lo que habían callado aquellos meses. Entonces Taehyung
murmuró:

—¿Quieres tener sexo?

Jungkook parpadeó y río entre dientes, mostrando una sonrisa en forma de


corazón y mirando una aparecer en los labios de Taehyung.

—Si, eso sería más normal. —Musitó Jungkook mirando a Taehyung


acercarse. —No se nos da hablar ¿Verdad?
—A veces. —Taehyung presionó sus labios contra los se Jungkook con
suavidad, separándose con un suspiro. —Hoy no.

—Uhm. —Jungkook revoloteó sus pestañas cuando Taehyung volvió a


besarlo con suavidad y tocó sus mejillas.

Los besos hacían que ambos temblaran. Quizá era el tiempo que tenían sin
besarse o todos los sentimientos mezclados que ponían en aquellos besos.
Pero no fueron más que eso; Besos. Luego de un largo rato repartiendo
besos por sus rostros, labios y cuellos, cuando se desnudaron y pudieron
besarse pacientemente desde el vientre hasta las puntas de sus pies solo se
acurrucaron el uno sobre el otro, sintiendo el placer de amarse sin nada más
que caricias y besos inocentes.

—Te extrañé mucho. —Susurró Taehyung en el oído de Jungkook.

El Omega cerró los ojos besando su hombro desnudo y acercándose luego a


su oído.

—También yo. Demasíado. Me...

—Jungkook, he traído el almuerzo.

La voz de la mujer hizo a Jungkook saltar en su lugar, echando las mantas


sobre ambos cuerpos y ocultándose bajo las mantas, escuchando la puerta
abrirse y el jadeo de Jiyook siendo demasiado fuerte.

—Jiyook, ¿No piensas cambiar tu mal hábito? —Reclamó Taehyung


sintiendo a Jungkook abrazarlo bajo las mantas.

—¡¿Y ustedes cuando piensas cambiar el mal hábito de tener intimidad a


todas horas?!

—¡Ni siquiera teníamos intimidad! —Defendió Jungkook asomando su


cabeza.

—¡Si, claro! —Jiyook corrió al mueble de la cama y dejó la bandeja de


plata de mala gana.

—Tenemos un hijo, hay que aprovechar el tiempo libre. —Dijo Taehyung


guiñando su ojo y sonriendo pícaro. —¿Qué mejor forma que esta?

—¡Tú, irrespetuoso...! ¡Tú!

Jiyook tomó lo que parecía ser una hogaza de pan y la arrojó con fuerza,
Jungkook elevó un grito cuando la misma impactó en la cabeza del Alfa y
las migas saltaron sobre ambos. Taehyung sonrió, mirandola tomar una
fruta.

—¡Debería enseñarte modales!

—¡Deberías buscarte un esposo! —Taehyung esquivó la manzana que le


fué arrojada y Jungkook la recibió en su hombro, elevando un grito. —¡Ya
está, era broma!

—Veo que te sientes mejor para insultarme.

Jungkook tiró una de las mantas para cubrir su cuerpo y salió de la cama,
pues de un momento a otro comida volaba hacia ellos. Taehyung dió un
mordisco a la manzana en la cama y lo siguió, enrollando una sábana
alrededor de sus caderas, logrando ambos escapar y encerrarse en el baño.

Entonces las cosas parecieron normales.


❝Cincuentaycinco❞

Nothing Breaks Like a Heart — Miley Cyrus.

Kim Taehyung se apresuró a tomar a Boocheon cuando este tropezó y cayó


de lleno sobre la nieve, levantándolo en sus brazos y sacudiendo su
atuendo.

—¿Te hiciste daño? —Le preguntó al niño de nariz enrojecida.

Boocheon, quien a penas y podía doblar sus brazo sonrió tratando de tocar
su nariz. La cantidad de ropa y abrigo que llevaba lo hacían ver como un
oso gordo y pequeño, pero sus padres no querían que se congelara mientras
daban un pequeño paseo de invierno en el bosque. Jungkook con una
sonrisa enorme lo tomó entre sus manos y lo abrazó a su cuerpo antes de
besar su mejilla, acomodando el gorro de su pequeña capa.

—Te amo, Boocheon.

—Amo. —Repitió el niño a penas, llevando su dedo a sus labios.

—Díselo a papá, ¿Se lo dirás a papá? Dile que lo amas. —Le dijo
Jungkook mientras lo miraba.

Los ojos azules del niño buscaron los azulados de su padre y dijo mientras
masticaba su dedo:

—Amo, Appa.

—También te amo, príncipe. —Taehyung se inclinó y beso la frente del


niño, mirándolo estornudar.

—¿Crees que se resfríe? —Preguntó Jungkook.

—Tal vez deberíamos volver. —Propuso Taehyung mientras Boocheon se


acomodaba en el hombro del pelinegro.

—Adoro estos momentos.

Taehyung miró a Jungkook. Su sonrisa era reluciente y su rostro más que


brillante y sonrosado. Parecía contento y de muy buen humor. Su vida al
fin parecía volver a un punto en el que solo habían cosas buenas y cosas
mucho más que buenas. Estaba agradecido y Taehyung también lo estaba.
—También yo. —Asintió Taehyung acercándose al Omega y tomándolo
suavemente de la cintura, una mínima sonrisa torcida adornado su rostro.
—¿Te pondrás sentimental?

—No, no es un lugar para ponerse a llorar. —Jungkook miró a su alrededor


y suspiró. —Es hermoso, el bosque se ve precioso... Me encanta que
podamos verlo los tres. ¿Crees que Boocheon recuerde este momento al
crecer?

—No lo creo, amor. Habrán más cosas que recordar, tal vez cosas que le
gusten más. —Taehyung pensó dando un leve tarareo. —Como tomar teta.

—Tae. —Dijo Jungkook con diversión. —También le gusta jugar con sus
peluches.

—Si, pero ellos no le dan teta. —Taehyung sonrió y luego frunció el ceño.
—Eso sería perturbador.

—Omma, Omma. —Llamó Boocheon apuntando con su dedo más allá de


ellos. —Omma.

Jungkook miró a Boocheon erguirse en su lugar, entonces miró sobre su


hombro. Taehyung siguió el punto a donde señalaba Boocheon, pero
ninguno notó nada.

—No hay nada, Boocheon. —Le dijo Jungkook.

—Omma, Omma. —Continuó señalando y pataleó un poco. —Ommaaaa.

Jungkook se vió obligado a bajarlo al suelo luego de que el niño pareciera


querer bajar. Ambos padre lo miraron tratar de dar pasos torpes sobre la
nieve que amenazaba con hundirlo, así que lo tomaron de las manos y lo
ayudaron a avanzar hasta que se detuvo. Entonces Jungkook pudo verlo.

—¿Qué es? —Preguntó Taehyung.

Jungkook parpadeó antes de acuclillarse, mirando y tomando la bola de


pelos que Boocheon no dudó en quitarle de las manos, queriendo llevarlo a
su boca sin éxito gracias a Jungkook.

—Es un conejito bebé. —Dijo Jungkook quitándoselo a Boocheon.

Una pequeña bola de pelos café que Boocheon estaba curioso por tocar.
Jungkook se lo acercó, dejando que lo tocara y mostrándole como
acariciarlo con cuidado. Jungkook sonrió y miró a Taehyung.

—¿No debería estar invernando?


Taehyung frunció los hombros: —Nosotros igual.

—Debe tener frío. —Dijo Jungkook mientras la nariz del pequeño animal
se movía de manera graciosa. —Pobre.

—¿No se te antoja comer conejo? —Preguntó Taehyung arqueando una


ceja.

Jungkook lo miró de mala gana.

—No. —Su mirada se dirigió a su hijo, cuyos pequeños deditos acariciaban


el pelaje del animal. —Boocheon ¿Lo llevamos a casa? ¿Quieres que lo
llevemos a casa?

—Es un conejo salvaje, puede morderlo. —Taehyung negó con su cabeza y


se inclinó para tomar a Boocheon entre sus manos. —Mejor no.

—No hace daño. —Negó el Omega levantándose y acercándose a


Taehyung. —Es pequeño.

—Si, luego crecerá y crecerá...

—No seas amargado. —Jungkook dijo. —Boocheon no tiene con quien


jugar.

—Si arroja sus juguetes no sé que hará con el conejo.

—Lo enseñaré.

Boocheon abrió sus manos hacia su madre y las cerró en puños una y otra
vez, queriendo tener el conejo entre sus manos de nuevo. Su textura suave
era agradable. Jungkook se lo acercó y lo dejó en sus manos, las del niño
siendo débiles para sostenerlo por mucho tiempo. Taehyung tomó al conejo
por sus orejas cortas y lo alzó, mostrándolo.

—Así se carga.

—¡Ah! —Gritó Boocheon pareciendo casi aterrado. —¡Appa no, Appa no!

—Tae, lo estás asustando. —Jungkook tomó a Boocheon en sus manos y


negó. —A ambos.

Acunó al niño entre sus brazos y luego tomó al conejo para dejarlo sobre su
pecho, dejándolos a ambos seguros y acunados. Boocheon sonrió cuando
bajó su mirada y miró a sus padres de una manera divertida, tenía una
pequeña papada bajo su barbilla cuando hacía eso. Sus ojos decían: ¿Están
viendo esto? El conejo está sobre mi, ¡Es muy gracioso!. Jungkook solo
pudo sonreírle.

—Ya va siendo hora de invernar. —El Omega miró al Alfa y lanzó un beso
al aire. —Quiero acurrucarme junto a ti, mi amor.

—No discutiré eso.

Taehyung curvó una sonrisa y rodeó a Jungkook con su brazo de la cintura,


guiándolo por el camino que los llevaría al castillo.

~•~•~

—Creo que deberíamos ir a Busan.

Taehyung miró a Jungkook a los ojos y soltó un suspiro, tomando su pié


bajo el agua y acariciándolo suavemente con la punta de sus dedos largos.

—No creo que sea lo mejor.

—Jimin dará a luz pronto, seremos tíos, deberíamos estar ahí.

—No, la verdad no.

Jungkook parpadeó con una mueca y frotó su mejilla mojada, sintiendo su


piel tibia luego de tanto remojo en aquella tina llena de agua caliente.
Mientras el reposaba abajo, Taehyung lo hacía arriba y ambos disfrutaban
del vapor y la relajación de aquel baño aquella noche. Taehyung lucia muy
apuesto con el cabello humano y el cuerpo mojado, la tenue iluminación
amarillenta de las velas solo lo resaltaban más. Jungkook movió su pie
fuera del agua, las gotas cayendo y haciendo sonidos que fueron los únicos
al resonar en el lugar. Tocó con su dedo gordo los labios del Alfa para
llamar su atención, pero este no hizo más que lamerlo levemente.

—Tae, es grosero no ir.

—¿No es más grosero ir sin invitación? —Preguntó Taehyung tomando a


Jungkook del tobillo.

—Si nos invitaron, Yoongi dijo...

—Cortesía, quizá.

—No, Taehyung, él nos invitó. —Jungkook hizo una mueca y tensó su


cuerpo cuando la lengua de Taehyung acarició la extensión de su planta del
pie. —Oye. —Reclamó. —Eso me da cosquillas.
—Lo sé.

—TaeTae. —Casi se queja Jungkook apartando su pie y doblando sus


rodillas con las piernas separadas. —Quiero ir a Busan, Jimin no tiene
amigos.

—¿No debió dar a luz ya hace tiempo?

—Se está retrasando, ¡Pero seguro pronto!

Por un momento Jungkook creyó que Taehyung lo escuchaba por lo


concentrado que parecía estar, pero se dió cuenta de que solo miraba
directamente a su entrepierna. Jungkook cerró las piernas y chapoteo el
agua a propósito.

—Taehyung. —Regañó, a lo que el mayor rodó los ojos y chasqueo la


lengua.

—¿Qué? Dios santo...

—¿Podrías siquiera pensar en ello?

Taehyung lo miró.

—Si hacemos el amor amor ahora quizá piense en ello.

—¿Qué? —Jungkook casi ríe. —No, eso es trampa.

—¿Por qué? Hace meses que no hacemos el amor, ni siquiera cuando


retomamos nuestra relación.

—Lo sé, pero es difícil cuando Boocheon siempre duerme con nosotros.

—Pues ahora está dormido en su cuarto. —Taehyung curvó una sonrisa. —


¿Tienes ganas de saltarme encima?

Jungkook sonrió y se estiró un poco, soltando un suspiro.

—La verdad tengo mucha pereza de dar brincos.

—Entonces limítate a abrir las piernas para mí.

—¿Qué hice para merecerte? Eres tan romántico.

Jungkook se encogió en su lugar cuando Taehyung se incorporó en su lugar


y se acercó a él, inclinándose sobre su cuerpo. Jungkook se sostuvo de sus
hombros y enredó sus piernas en su cintura para no hundirse en el agua.
Jungkook estiró su cuello ansioso para besar los labios de Taehyung,
siendo bien recibido por el mismo. Sus dedos se enredaron entre las hebras
doradas y masajearon su cabeza, tirando de los mechones largos hacia atrás
para escucharlo gruñir. El Omega sonrió a medias cuando la lengua del
mayor se abrió paso en su boca empezando un juego entre ambos.

La mano del menor se coló entre ambos y acarició el vientre de Taehyung,


bajando y no dudando en tocar con descarada posesión sus partes más
privadas. En cambio en Alfa lo mordió con fuerza en los labios, haciéndolo
gemir.

Jungkook se removió cuando Taehyung comenzó a deslizarse dentro de él


no tan pacientemente, así que arqueó su espalda y echó su cabeza hacia
atrás, sintiendo los besos húmedos en su cuello. Gimió alto un par de veces
cuando Taehyung comenzó un vaivén casi brusco entre sus piernas,
haciéndolo estremecer en entusiasmo y excitación.

Alfa y Omega se perdieron entre besos y caricias, estocadas fuertes y


violentas. Parecía ser una competencia silenciosa por saber quien era más
tortuoso. Jungkook rasguñaba a Taehyung y Taehyung lo mordía y lamía y
compasión, haciéndolo temblar.

—Te ves tan caliente. —Gimió Jungkook refregando su pecho contra el


contrario, su cabello cayendo sobre su frente sudada mientras admiraba al
mayor.

—Deberías verte a ti. —Resopló Taehyung con voz tensa.

Sus rodillas dolían por estar apoyadas de la cerámica, y a Jungkook no


tardó en pasarle la idea por la cabeza, así que lo apartó de sobre el y se dió
la vuelta. No dejaría de estar de rodillas, pero no estar colgando de él sería
un alivio. Jungkook sintió sus manos en sus caderas y como volvía a entrar
en el sin darle tiempo de inclinarse. Cerró los ojos cuando sus manos
viajaron a sus pechos casi planos, apretando sus pezones al presionarlos
mientras sus labios bajaban a la curvatura de su cuello, besándolo
suavemente. Jungkook giró su cabeza en busca de aquellos labios y al
encontrarse no evitaron besarse con la pasión que vivía en ellos. Taehyung
movió sus caderas rítmicamente contra Jungkook y el mismo lo miró a los
ojos con los suyos dilatados en placer. Jungkook gimió y jadeó sin poder
evitarlo, sintiendo un nudo en su vientre que se hacía cada vez más grande.

Sintió algo chorrear en su pecho, asi que miró y se dió cuanta de que sus
pezones comenzaban a gotear por los pellizcos del Alfa. Extrañamente eso
le hizo sentir mucho placer, sus piernas temblaron y Taehyung tuvo que
bajar una de sus manos a sus caderas para sostenerlo.
—T-Taehyung. —Casi solloza el menor sintiéndose deliciosamente
sofocado, la lengua del mayor acariciando tras su oreja.

El Omega no pudo resistir más y se apoyó por completo de Taehyung,


gimiendo más y más alto a medida de que parecía aumentar su velocidad.
Jungkook se sacudió con fuerza cuando su orgasmo llegó haciéndolo sentir
cosquillas en todo su cuerpo. Inevitablemente tocó sus pezones sintiendose
demasiado sensible ahí, así que los tocó mientras aún Taehyung continuaba
embistiendolo, alargando su placer de una manera deliciosa. Después de un
rato Taehyung movió sus caderas un par de veces más, acabando dentro del
cansado Omega.

Jungkook sintió a Taehyung apoyarse de su espalda, respirando de manera


inestable, entonces dijo:

—¿Ya lo pensaste?

El Alfa gruñó y besó la espalda blanquecina, levantándose de la tina y


saliendo de ella. Jungkook dejó de sostenerse y se dejó caer sin dudarlo,
cansado y tembloroso. Miró al rubio envolverse en un albornoz y salir del
baño. Jungkook suspiró y rodó los ojos por la actitud del mayor. Cuando se
levantó ni siquiera se molestó en vestirse, secó su cuerpo y solo salió en
plena desnudez, mirando como Taehyung estaba recostado en la cama, bajo
las mantas y con los ojos cerrados.

—TaeTae, ¿Estás cansado, mi amor?

—Uhm. —Respondió el mayor.

Jungkook se subió a la cama y se inclinó para besar los labios de Alfa.

—¿Ya lo pensaste?

—Jungkook, déjame dormir.

—¡Me utilizaste! —Jungkook se tocó el pecho y dramatizó su reacción. —


¿Cómo pudiste hacerme eso? ¿Cómo pu...?

El Omega calló de inmediato cuando el Alfa golpeó su rostro con una de


las almohadas, haciéndolo incluso caer de espaldas. Jungkook devolvió el
golpe, pero Taehyung no pareció afectado. El Omega se cruzó de brazos,
siendo insistente al respecto.

—Vamos a ir a Busan.

—Sueñas. —Le dijo Taehyung acomodándose mejor y dándole la espalda.


—Iremos.

—Mira, Jungkook. —Dijo Taehyung levantándose y mirándolo antes de


señalarlo casi amenazante. —Estoy cansado, hace un frío de mierda y hay
nieve hasta el tope. Si crees que voy a dejar de dormir para discutir uno de
tus tantos caprichos de niño consentido estás muy equivocado ¿Bien? Dije
que no vamos a ir y no vamos a ir.

~•~•~

—Me gusta Busan, ¿Sabes? Es un reino distinto al nuestro. Mira las casas,
son todas parecidas.

Taehyung parpadeó con mala cara ante las palabras de Jungkook,


mirándolo poco después. El Omega acunaba a su hijo envuelto en una
manta en sus brazos mientras lo alimentaba. El rostro del pelinegro a penas
y podía verse gracias a su capa.

—¿No te parece?

—No.

—Ya deja de amargarte, ya estamos aquí así que no hay razones para
seguir molesto. ¿No estás alegre de volver?

—No tengo razones.

—Estaremos todos en familia. —Sonrió Jungkook bajando la cabeza. —


¿No es así, Boo?

El niño parpadeó y continuó alimentándose. Taehyung hizo una mueca.

—Estoy muy seguro que de saber hablar correctamente te diría que


preferiría estar en casa.

—¿Tú que sabes? Boocheon conocerá a su primo. Ow, un primito, Kim


Boocheon.

—¿No prefieres quedarte a vivir aquí? —Preguntó Taehyung de mala gana.

—No lo sé ¿No prefieres quedarte fuera de casa durante el día también? —


Preguntó Jungkook.

Taehyung frunció el entrecejo: —¿Qué?

Jungkook negó y suspiró, desviando su vista a la ventana del carruaje.


Hacía ya un tiempo que Taehyung se estaba colando fuera de la cama para
ir a quien sabe donde, Jungkook lo había notado, y en un ocasión lo
escuchó hablar con Sehun sobre eso. Taehyung al parecer se encontraba
con una mujer. Pero Jungkook no quería enfrentarlo, no estaba seguro y no
quería parecer un tonto, así que lo había dejado pasar.

El resto del camino fue silencioso, pero no realmente incómodo, sobre todo
porque Boocheon estaba muy inquieto yendo de unos brazos a otros.
Habían dejado al conejo en Seoul, bueno, era una ella. Jiyook dijo que la
cuidaría solo porque era de Boocheon, así que no fué problema dejarla...El
problema fue que Boocheon no quiso soltarla y tardaron en partir. Tuvieron
que distraerlo para que lograra soltarla y decirle que estaba dormida cuando
quiso buscarla.

Al llegar al castillo no había nadie quien los recibieran más que guardias y
Seokjin, eso se debía a dos razones; Yoongi estaba fuera y Jimin estaba
dando a luz.

Jungkook normalmente no era abusivo y no se tomaba atribuciones, pero el


pareció descontrolarse con la noticia y solo pudo apresurarse escaleras
arriba sin ninguna vergüenza, buscando la habitación de Jimin y tocando
antes de entrar casi de golpe, Boocheon en sus brazos sin saber que pasaba.
Una mujer de cabello en ondas miró la intromisión desde el tocador, en
donde remojaba un pañuelo y lo exprimía en sus manos.

—¡Jimin! —Exclamó mirando al rubio en cama.

Su cabello rubio estaba desordenado y sus mejillas sonrojadas al igual que


sus labios. Jungkook pensó que era la primera vez que veía a su elegante
amigo en un aspecto tan descuidado y relajado... Aunque relajado no era
exactamente como se sentía aquel rubio Omega. Un jadeó salió de sus
labios y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—J-Jungkook. —El nombre fue dicho con impresión. —Estás aquí... —


Jimin cerró los ojos con fuerza y tocó su pronunciada panza. —Estás aquí y
el maldito de Yoongi aún no.

—Park Jimin. —Regañó la mujer en el tocador acercándose a la cama. —


Yo no te enseñé a maldecir, ¿Sabe tú Alfa que maldices así?

—Abuela Yuqi, ¿A dónde fue? ¿Por qué tarda? —La última pregunta salió
en medio de un gemido de dolor del Omega en cama. —¿Por qué no está
aquí?

—Escuché que está afuera. —Dijo Jungkook acercándose a la cama y


mirando a la mujer. —Soy Kim Jungkook, hola. Este es Kim Boocheon. —
Jungkook miró al niño en sus brazos y sonrió.
—Soy la abuela de Jimin. —La mujer hizo una reverencia y sonrió
también.

—¡No es momento! —Exclamó Jimin.

—¡Sht! No seas maleducado. —Ordenó la mujer. —Park Jimin.

—Min. —Corrigió Jungkook con sutileza.

Jimin de removió en su lugar y gruñó. Su mano acercó una almohada a su


rostro y removió su rostro ahí, casi sollozando.

—Min, Min Yoongi, ¿En dónde está?

—Duele mucho, Jimin, solo respira. —Sugirió Jungkook.

—Muchísimo, muchísimo. —Asintió el rubio. —S-Siento que voy a


romperme.

—Será solo hasta que salga, luego podrás relajarte.

Jungkook se acercó al rubio y mostró a Boocheon, inclinándolo un poco


para que se acercara a Jimin.

—Valdrá la pena.

Jimin parpadeó al niño y este igual. Jimin curvó una pequeña sonrisa.

—Pequeño sobrino, lamento no poder hacerte sonreír ahora.

—Tonterías. —Dijo Jungkook, a lo que agregó. —¿Quieres que vayamos a


buscar a Yoongi?

—Si. —Jimin asintió rápidamente. —Eso sería increíble, necesito que esté
aquí o no podré hacerlo.

—Puedes hacerlo con o sin el, Jimin. —Dijo su abuela acercándose a él y


pasando el pañuelo húmedo sobre su frente cubierta de cabello. —Eres un
Omega.

—Un Omega mimado, así que busquen a mi Alfa. —Dijo Jimin de mala
gana torciendo el gesto y recibiendo un pequeño golpe en su frente de parte
de la mujer. —¡Ah!

—Yo no te crié para que seas un Omega exigente.


—Abuela, tengo exigencias —Jimin jadeó cerrando uno de sus ojos por
una puntada de dolor. —¿Ya viste quién es mi Alfa? Tengo razones para
ser exigente ¡Así que alguien debe buscarlo para que así pueda exigirle
todo lo que quiera!

Yuqi elevó su puño con el pañuelo y lo dejó caer sobre su regazo en


rendición. Jungkook solo pudo sonreír. Jimin parecía ser incluso más
irritable que él, así que no seguiría ahí sin hacer nada, buscaría a Yoongi él
mismo de ser necesario.

—Solías comer mocos y tierra de niño ¿Quién te crees por vivir en un


castillo, Park Jimin? —A penas musitó su abuela casi desorientada.

El ojiverde parpadeó e inhaló profundo.

—Su Majestad.

—Bueno, Majestad. —Empezó su abuela con unas sonrisa burlona. —


Dejarás la elegancia cuando empieces a gritar de dolor.

—Iré por Yoongi. —Dijo Jungkook alejándose hasta la puerta. —


Tranquilo, Jimin, todo estará bien.

Luego de una pequeña mentira a Taehyung, Jungkook pudo dejar a


Boocheon con el y escabullirse fuera del castillo. Para él no fué demasíado
difícil conseguir un caballo y que los guardias lo dejaran salir, así que sin
rumbo alguno comenzó a buscar al pelinegro que Jimin estaba tan
desesperado por ver. Afortunadamente lo encontró y pudieron ir de nuevo
al castillo, para enterarse tiempo después que Jimin había traído al mundo a
tres lindos príncipes.

Más tarde aquella noche, Jungkook acarició el estómago desnudo de


Taehyung e inhaló su aroma, sintiendose dormir por el cansancio en su
cuerpo.

—¿Qué sorpresa planeas con Greta?

Taehyung se giró sobre su costado y miró a Jungkook a los ojos. El Omega


acarició su mentón y besó su nariz con suavidad, solo queriendo darle
mucho cariño. El Alfa movió su mano hasta el vientre del Omega y lo
acarició antes de soltar un pequeño suspiro.

—Jungkook...

El Omega asintió.

—Si, dime.
—Quiero que lo intentemos de nuevo.

Jungkook frunció el ceño sin comprender a que se refería.

—¿Uhm?

Taehyung acarició su vientre un poco más y Jungkook sintió su corazón


palpitar con rapidez. Los ojos azules del Alfa se quedaron fijos mirando los
suyos.

—Otro bebé.

—¿De verdad? Pero Tae, dijiste que no lo hiciéramos de nuevo. —Las


palabras de Jungkook chocaron unas con otras por la rapidez, sintiéndose
de pronto muy frágil.

—Sé lo que dije. —Aceptó el Alfa en voz baja. —Pero también sé que
deseas que seamos un familia grande.

—Ya somos una familia grande. —Jungkook balbuceó. —S-Somos...

—Sabes a lo que me refiero. —Lo interrumpió. —Greta dijo que no es una


gran bruja, pero que ustedes dos podrían hacer algo para que no pierdas de
nuevo a un bebé...

Jungkook sintio una ráfaga de frío y tembló levemente.

—TaeTae...

—¿Ya no lo quieres?

—Lo quiero, lo anhelo. —Asintió Jungkook, sus ojos llenándose de


lágrimas. —¿Me hablas muy enserio, TaeTae? ¿Quieres ser padre de
nuevo?

Taehyung asintió con cuidado, riendo un poco mientras miraba el cabello


de Jungkook.

—Si, bueno... Supongo que Boocheon se sentirá muy solo en casa sin nadie
con quien...

—¡Oh, Taehyung! —Jungkook interrumpió al Alfa y lo besó en los labios


con fuerza. —¡Te amo! ¡Te amo mucho!

El Alfa sonrió y lo abrazó, ambos sintiéndose muy felices.


Junto a los trillizos llegó una fiesta de presentación, a la cual Taehyung ni
quería asistir, pero se vió obligado por su Omega. Jungkook se enrojecía
cada vez que alguien se acercaba a la parejas solo para ver a Taehyung,
para verlo y admirarlo, desearlo. Se asqueaba y ofendia con cada Omega
que quería estar cerca, incluso un Omega quiso cargar a Boocheon para
tratar de agradar al Alfa, pero Jungkook se lo impidió de inmediato, casi
exigiéndole que se alejara de su hijo. No creyó que los Omegas fueran un
problema para él hasta que una Omega en especial se cruzó por su camino,
justo cuando Taehyung se iba a buscar algo de beber.

Jungkook casi siente arcadas y enojo.

—Lalisa. —Dijo a penas con disgusto.

—¿Qué hacen aquí? Que placer. —Dijo la mujer delgada y de rostro


impecable.

—Mis sobrinos acaban de nacer. —Se limitó a contestar. —La pregunta es


tú que haces aquí.

—Fuí invitada. —Parpadeó con una sonrisa. —También soy de la realeza,


soy una princesa.

—Uhm. —Respondió Jungkook.

Boocheon estaba parado justo a su lado, pero la mujer ni siquiera parecía


notar al niño abrazado a su pierna. Lalisa acarició su cabello y sonrió más
allá de ellos, yéndose de inmediato. Jungkook no tenía un buen
presentimiento desde que la cena comenzó, pero decidió ignorarlo por
completo porque nunca se trataba de algo bueno.

Y lo supo cuando de madrugada tuvieron que partir a Seoul por malas


noticias que llegaban escritas en una carta.

Baekhyung estaba en peligro y todo el tiempo que estuvieron dentro de su


carruaj se hizo en extremo agobiante, mucho más para el Omega cuando no
pudo salir en búsqueda de su amigo y por órdenes estrictas de su Alfa se
quedó completamente encerrado en su habitación. Jungkook sentía el
desespero de no poder hallar a su amigo incluso cuando docenas de
guardias lo hacían. ¿Quién podía hacer algo tan malo como desaparecer a
un Omega? Sehun auguró que Bekhyung jamás huiria, no lo entendía en lo
absoluto, Baekhyung nunca hacía nada malo que pudiera provocar odio de
las personas, era bueno, completamente bueno y quien quiera que le hiciera
pasar un mal rato merecía un castigo.
Y cuando Baekhyung al fin apareció creyó que así sería, pero las personas
que lo habían herido habían huído como ratas dejando en claro algo antes
de partir:

Ellos se dirigían a Busan. Y no solo eso, Baekhyung había dicho algo


sorprendente en medio de su ansiedad y estado de transe. No iban por el
Rey, especificaron a un Omega rubio con suerte que había logrado llegar a
la corona y al trono junto al de Min Yoongi; iban por Jimin.

Y una carta no llegaría más rápido que ellos a las manos de Min Yoongi,
Taehyung dudaba siquiera que su hermano mayor leyera su carta cuando
seguro estaba embelesado con sus hijos día y noche, así que tomó la
decisión de ir a Busan de nuevo, porque simplemente no podía quedarse
allí esperando a que pasara lo que tenía que pasar, Jimin muy seguramente
estaba indefenso y débil después de tener a los trillizos, ¿Cómo podría
siquiera defenderse en caso de una posible captura? Lo mejor era dar el
aviso y que los guardias estuvieran preparados. A Taehyung le hubiera
gustado tener al menos un aviso cuando Jungkook casi fué atacado.

Y no pudiendo detenerlo el Omega fué de nuevo con él, alegando que


mientras más cerca de Taehyung más seguros estarían el y su hijo. Pero ni
siquiera estar cerca de su Alfa lo dejaba fuera de peligro, lo supieron a poco
tiempo de llegar a Busan, cuando su carruaje muy repentina y
sospechosamente tuvo un accidente y una de sus ruedas se rompió.
Taehyung bajó entonces, pidiéndole a Jungkook que se quedara dentro.

El rubio pudo ver a aquel que los conducía al reino de su hermano tirado
boca abajo en el suelo con una flecha clavada en su estómago que lo hacía
desangrarse en el suelo. Taehyung no dudó en que aquello era causa de
alguien que no quería que llegaran, y antes de poder pensarlo más una
flecha pasó a un lado de Taehyung, rasgando su camisa y parte de la piel de
su brazo. El Alfa gruñó mirando tras él, a penas teniendo tiempo de dejarse
caer en el suelo antes de que otra flecha atentara contra su vida.

Jungkook en el carruaje, comenzó a preocuparse, teniendo toda la intención


de salir. Miró a Boocheon dormido a lo largo del asiento y lo dudó
entonces, pero luego la puerta a su lado fué abierta con brusquedad y un
hombre alto y de cabello castaño se dejó ver, un Alfa que no tenía una
buena mirada. Jungkook ahogó un grito cuando fué tomado del cuello y
tirado hacía afuera del carruaje, pensando en solo no despertar a su hijo por
ningún motivo. Su cuerpo golpeó el suelo y el polvo se alzó a su alrededor,
haciéndolo toser. Fué cuestión de un momento para que nariz fuera cubierta
por un pañuelo húmedo el cual no pudo evitar olisquear. Supo que estaba
en problemas cuando sus ojos pesaron y sus manos no pudieron alejar las
del fuerte Alfa sobre él.
Taehyung por su lado esquivaba las flechas, acercándose hábilmente al
hombre que las disparaba, llegando hasta él rápidamente y propinándole
una patada en el estómago, haciéndolo caer de espaldas. Le quitó el arco y
la flecha que empuñaba de inmediato, sintiéndose preparar para tronarle el
cuello, pero una voz invadió su cabeza.

"Taehyung, ayuda, ¡Ayuda!"

El Alfa giró su cabeza de inmediato, sintiendose vulnerable al ver a


Jungkook ser arrojado al suelo con brusquedad mientras una espada lo
apuntaba en el estómago, amenazando con cortarlo. El Omega parecía lo
suficientemente mareado como para siquiera fijarse en ello. Cuando la
punta de la misma pinchó a Jungkook, Taehyung tardó menos de un
parpadeo en colocar la flecha en el arco y disparar justo en su garganta,
haciéndolo caer de espaldas mientras ahogaba el dolor. Entonces Taehyung
fué arrojado al suelo también, el hombre que antes había pateado estaba
completamente sobre su espada y lo sostenía del cabello con fuerza,
presionando su rostro contra el suelo.

—Larga vida al nuevo reino. —Dijo el hombre.

—Jungkook, toma a Boocheon y corre. —A penas y gruñó Taehyung,


sintiendo un filo en la curvatura de su cuello mientras forcejeaba. —¡Vete,
Jungkook, corre!

Nunca se había sentido tan seguro de que moriría, pero Taehyung debía
aprender a tener más confianza en su Omega. El mismo que disparó una
flecha ensangrentada en el cuello del agresor de su Alfa. Cayó rápido y se
desangró poco a poco, entre dolor y jadeos. Taehyung, incrédulo, miró a
Jungkook. Ambos se levantaron y corrieron el uno al otro.

—Morirán en poco. —Aseguró Taehyung con la respiración agitada,


empujando a Jungkook hacia el carruaje. —Toma a Boocheon y subamos a
un caballo.

Jungkook sintió el corazón en la garganta, pero solo obedeció.

Taehyung soltó a los caballos del carruaje y ayudó a Jungkook a subir con
el niño en brazos. Mientras el atardecer caía sobre ellos, se apresuraron a
terminar su viaje hacia el reino, no contando con que habían llegado justo
en el momento del caos.
❝Epílogo❞
Taeyeon — Ur.

Jungkook temblaba en los brazos de Taehyung, abrazándose a su cuerpo


con fuerza mientras sus ojos buscaban a su alrededor alguna señal de
peligro. Su voz salió en un sollozo quebrado, su sudor frío sobre su frente
siendo limpiado por la mano de Taehyung.

—¿D-Dónde está, Boocheon? ¿Dónde está mi hijo?

—Shh... —Se limitó a sisear Taehyung.

Jungkook lloró en voz alta y se cubrió el rostro, sus pies sintiéndose fríos y
entumecidos. Su cabello estaba apegado a su nuca y a su frente, su cuerpo
estaba caliente, pero sentía los pelos de punta. Estaba horrorizada y
desesperado, sus piernas dieron pataletas sobre la cama mientras gruñía y
se aferraba con rabia al Alfa.

—Fué solo una pesadilla, Jungkook.

—Lo sé. —Lloró.

—Tienes que respirar.

—Lo sé. —Hipó el menor, sollozando con fuerza. —N-No puedo...

—Inténtalo, Jungkook. Cálmate, respira conmigo, mírame. —El Omega


obedeció con dificultad y su cabello fué acariciado. —Tranquilo, respira
hondo.

Jungkook inhaló con fuerza y lloró un poco más, los ojos azules de
Taehyung fijos en los suyos mientras le susurraba palabras reconfortantes
que poco a poco calmaban su pulso acelerado. Jungkook se limpió las
mejillas y comenzó a inhalar e exhalar constantemente y casi con
desespero, como si el aire no fuera suficiente.

—¿E-En dónde está Boocheon?

—Está durmiendo, mi amor, en su habitación. —Aseguró Taehyung


besando su frente y suspirando. —Él no tiene pesadillas, Jungkook, el ya lo
olvidó.

—Y-Yo no lo puedo olvidar.


Jungkook derramó lágrimas cuando Taehyung lo abrazó contra su cuerpo y
chilló lastimero. No podía olvidar la sensación que Busan le había dejado.
La sensación de estar a punto de perder a Taehyung, perder a Boocheon,
perder su propia vida...El caos, el desorden, los gritos, el llanto, la sangre,
la muerte... Lo perseguía. Todo lo perseguía, constantemente. Miró la
cicatriz en su brazo, juraba que aún dolía la herida.

—Está bien, mi amor. —Taehyung cubrió la cicatriz con su mano y tomó a


Jungkook del mentón para verlo a los ojos. —Ya no tienes que recordarlo
más. Estamos a salvo ahora.

Jungkook parpadeó con lágrimas nuevas acumulándose en sus ojos.


Taehyung miró los orbes negros y pensó que Jungkook jamás dejaría de
tener ojos de presa. Pegó su frente a la suya con cariño, apretando sus
mejillas gordas entre sus manos y miraba las pecas que comenzaban a salir
sobre su nariz de gancho.

—Respira, Jungkook...Tu panza está dura.

Jungkook bajó la mirada y cerró los ojos por unos momentos, sintiendo el
peso del sueño y del agotamiento. Parpadeó y tocó su panza pronunciada,
sintiéndola más rígida que de costumbre sobre su bata. Su mano la acarició
en círculos y suspiró.

—Lo lamento. —Susurró. —Lamento haberlos asustado.

Jungkook sintió un movimiento bajo la palma de su mano y Taehyung posó


su mano sobre la suya, acariciándola con cariño. Luego besó su frente, sus
labios cuando Jungkook levantó la mirada.

—Han pasado meses, Jungkook.

—Lo sé, solo tengo miedo de que vuelva a suceder.

—No sucederá.

Jungkook asintió y lo abrazó durante un rato, pero no volvió a dormir.


Prefirió ver al Alfa dormir a su lado antes de hacerlo él, y cuando la luz del
día se alzó apenas por el balcón se levantó de la cama, luchando por
mantener el balance mientras se apresuraba descalzo fuera de la habitación.
Se movió con las manos en su vientre y abrió la puerta de la habitación de
Boocheon, asomándose dentro y entrando poco después. Se acercó a la
cuna grande que habían hecho para él meses atrás porque ya no cabía en la
suya, descubriendo que el niño comenzaba a despertar. Encerrado entre los
barrotes de madera que creaban una pequeña prisión se estiró sobre sus
mantas y sábanas, sentándose y frotando sus ojos antes de tomarse de los
barrotes para levantarse.
Jungkook le sonrió a la maraña de cabello rubio que se asomaba a penas
sobre las altas paredes de la cuna, Boocheon tratando de asomarse sin éxito
para ver más allá de Jungkook.

—Buenos días, Boo.

—Hola, mami. —Dijo este con voz tierna y cansada, frotando con su puño
uno de sus ojos azules y bostezando.

—¿Dormiste bien? —Preguntó con temor de que dijera que no, que había
soñado cosas feas que lo perturbaban.

El niño asintió y estiró sus manos hacia el Omega, pidiéndole en silencio


que lo sacara de ahí. Jungkook lo tomó por debajo de los brazos y lo alzó
con esfuerzo, no queriendo hacerse daño. Lo dejó en el suelo y Boocheon
lo tomó de la mano antes de dirigirlo al baño. Siempre lo hacía al despertar
para hacer pipí. Luego de que Jungkook lo ayudará el niño pareció más
despierto, entonces corrió hasta la puerta entreabierta y salió sin siquiera
esperar a Jungkook. El niño corrió hasta el cuarto de sus padres y espero
entonces a Jungkook al notar que estaba cerrada. Miró a su madre caminar
a paso tranquilo hasta llegar a él, abriéndole la puerta y permitiéndole
entrar.

—Shh. —Susurró Jungkook antes de cerrar la puerta tras él. Boocheon


corrió a la cama y se trepó en el mueble de la misma, gateando hasta su
padre dormido.

—Papi. —Musitó, su mano yendo a la nariz de su papá y cruvando una


sonrisa antes y meter un dedo en una de las fosas nasales de mismo. —
Papi.

Taehyung hizo una mueca y apartó la mano del niño, haciéndolo reír. El
niño se sentó a su lado y tomó su cabello rubio, dándole un tirón suave y
jugando con el.

—Papi, tengo hambre.

—Y yo tengo sueño, Boocheon. —Respondió el Alfa. —¿Qué te he dicho


de despertarme tan temprano?

—Papi, es de día. —Aseguró el niño mirando el balcón. —Es de día, mira.

El Alfa abrió los ojos y miró a su hijo, el cual le sonrió de forma alegre, sus
pocos dientes siendo graciosos de ver. El Alfa miró a su Omega subirse a la
cama y acomodarse sobre sus almohadas, cerrando los ojos para descansar
de su agotador viaje de un lado al otro.
—El niño tiene hambre. —Le dijo a Jungkook. —Dale teta.

—Papi, no. —Negó Boocheon acercando su dedo a su labio. —Estoy


grande.

—¿Tú madre te dijo que dijeras eso?

Boocheon pensó unos momentos sin comprender bien y negó con la


cabeza. Taehyung hizo una mueca.

—Eres un bebé, puedes tomar teta.

—Boocheon ya no toma leche de teta. —Murmuró Jungkook.

—¿Por qué de repente dejaría la leche de teta? —Preguntó Taehyung casi


riendo. —Es más creíble que te quedes sin leche.

Jungkook abrió los ojos y miró al mayor, su mirada siendo tan


determinante como su voz.

—Boocheon ya no toma leche de teta. Le gusta la leche de burra. ¿Verdad,


mi amor? —Preguntó Jungkook a su hijo y este asintió.

Taehyung frunció el ceño y levantó su cabeza de la cama, casi perplejo.

—Jungkook ¿Le quitaste la teta?

—Si.

—¿Por qué? —Casi alza la voz.

Boocheon miró a su padre y luego a su madre, como diciendo "¿Por qué?".


Jungkook rodó los ojos, sabiendo que aquello pasaría.

—Ya sabes como es, Boocheon es exigente con eso.

—¿Y?

—Que no puedo darle pecho cada vez que el me lo ordene. Boocheon ya


puede comer otras cosas. —Jungkook miró a su esposo y se relamió los
labios. —Puedo darle teta a Boocheon antes de dormir, pero debe
acostumbrarse a no tomar más de mi pecho. —Jungkook miró mal a
Taehyung. —Y cállate, aún está sensible por ello.

Jungkook acarició la cabeza de Boocheon y este lo miró con confusión. Su


madre le sonrió y le habló con voz suave.
—Estás bien con la leche de burra, ¿Verdad, patito?

Boocheon se relamió los labios y negó lentamente, pensando que de


repente la leche de Burra no era tan buena como la leche de su madre.
Jungkook parpadeó y miró al rubio mayor. Maldito, Taehyung, pensó. Ya
le había dado una charla a su hijo sobre ello y él solo había arruinado todo.
Jungkook se sentía culpable por negarle su alimento a su hijo, pero
Boocheon era realmente exasperante. Fuera donde fuera y si el lo quería
Jungkook debía darle teta, y no creía que fuera justo porque su hijo ya no
tenía solo dos meses, ya estaba grande para entenderlo un poco más.

—No, mami.

Jungkook miró a su hijo y borró la sonrisa de su rostro.

—¿De vaca?

—No, mami. De teta, quiero de teta.

—Boo, ya estás grande para... —Jungkook miró a Taehyung y gruñó. —


Kim Taehyung.

—¿Qué? —Respondió el Alfa.

Boocheon tocó su estómago: —Tengo hambre. —Se quejó.

—¿Qué quieres comer?

—Teta.

—No, Boocheon. Ya estás grande.

—Por favor. —Pidió el niño sabiendo que con esas palabras todo podía
suceder, o algo así le decía su mamá.

Jungkook comenzó a hablarle sobre lo grande que estaba para tomar teta y
Boocheon pensó en que tal vez nunca tomaría más teta. Eso le cristalizó los
ojos en lágrimas que se derramaron calientes por sus mejillas. Sus labios
formaron un puchero y miró a su madre con aquellos ojos azules
entristecidos. Jungkook nunca había sentido tanta culpa, tanto que olvidó
sus motivos. Suspiró cerrando sus ojos y negó frustrado.

—Solo esta vez. —Le aseguró el Omega al pequeño, recostándose de su


costado antes de acomodar al niño a su lado. —¿Bien?
El niño asintió y Taehyung sonrió ante la imagen. Mientras que Jungkook
acomodaba y abrazaba a su hijo, secretamente propinó una fuerte patada a
Taehyung justo en la cadera, haciéndolo gruñir de dolor. Jungkook sonrió
satisfecho con su acción y miró a su hijo a los ojos, el cual estaba casi
sonriendo feliz. Jungkook sintió un movimiento en su estómago y elevó sus
cejas.

—Boo, se está moviendo tu hermanito. ¿Quieres sentir?

El niño parpadeó y llevó su mano a la panza pronunciada de Jungkook, esta


siendo guiada a un lado específico para que sintiera los movimientos del
próximo príncipe o princesa de Seoul. El niño rió a penas y continuó
comiendo, mirando a su madre con cariño. Taehyung se arrastró hacia ellos
y extendió su mano para tocar al la panza de su esposo, sonriendo
suavemente.

—Alguien despertó.

—Siempre está muy despierto. —Murmuró Jungkook. —Me pregunto si


será inquieto al nacer.

—¿Crees que sea más inquieto que Boocheon?

El niño nombrado dejó de alimentarse y giró su cabeza para ver a su padre


sonriendo, su padre haciendo cosquillas en su cuello antes de que el niño
hablara.

—Papi, estoy quieto.

—Eso solo porque estás comiendo. —Taehyung cerró sus ojos. —Luego
quieres estar de aquí para allá.

—No —oh. —Dijo el niño.

—Si. —Respondió Taehyung mirándolo de nuevo. —¿Estás feliz porque


tendrás un hermanito?

Boocheon frunció los hombros y asintió, no sabiendo que significaba. Su


madre decía que era para jugar o algo así.

—¿Cuándo? —Preguntó.

—Pronto.

—¿Cómo?

—Pues... Cuando salga.


Boocheon miró la panza de su madre y la señaló.

—¿De ahí?

—Si. —Respondió Taehyung.

—¿Cómo?

—No tienes que saber ahora. —Dijo Jungkook rápidamente.

Boocheon miró a su madre a los ojos y sonrió, su dedo tanteando su panza


hasta que se hundió en su ombligo.

—¿Por aquí?

—Tal vez. —Sonrió el Omega.

Boocheon miró fijamente la panza de su madre y luego le dió la espalda,


abrazándose a su padre. Taehyung lo acunó en un abrazo y cerró los ojos,
Jungkook mientras se acomodó de nuevo la bata, sabiendo que ambos se
quedarían dormidos de nuevo porque era muy temprano. Los cubrió a los
tres con la manta y se recostó sobre su almohada, abrazando al par con
amor.

Más tarde Jungkook se encontraba tendido en el césped, mirando con


diversión como Boocheon corría y reía mientras era perseguido por su
padre. Taehyung daba pasos lentos tras él, pero fingía que iba muy rápido
para atrapar a su hijo. Boocheon se quedaba sin aire mientras corría
alrededor de la fuente, su rostro sonrojándose y sus manos sosteniéndose de
misma fuente para tratar de ver sobre ella, no sintiendo a su padre más tras
él. Al no poder ver sobre la fuente calló su risa, pero poco después las
manos de su padre lo alzaron en el aire, haciéndolo estallar en una
carcajada. Jungkook sonrió y se apoyó sobre su codo para girarse sobre su
costado, acariciando su vientre al tiempo que Taehyung besaba las mejillas
sonrojadas de Boocheon.

Poco después el Alfa se sentó al borde de la fuente, sentándose a Boocheon


en las piernas y dejándolo hundir sus manos en el agua con pequeños
peces, una escultura de un ángel en medio de la fuente lo miraba con
indiferencia, pues después de todo era de piedra. Boocheon trataba de tocar
los pequeños peces de colores en el agua, sus dedos mojándonse y la voz de
su padre en su oído mientras también trataba de tocarlos y sostenía a
Boocheon con su mano libre.
Las aves volaban alrededor al igual que mariposas blancas, mezclándose
entre los árboles cercanos y el resto de los animales como las ardillas y un
Búho que se disfrazaba entre las hojas de un árbol cercano.

Jungkook sonrió mirando al par, sintiéndose lo suficientemente relajado


como para tomar una siesta. Pero Boocheon llegó hasta él antes de siquiera
poder pensarlo con seriedad, tomando una fresa del tazón que reposaba
sobre la gran manta color amarillo sobre el césped. Más comida resposaba
sobre ella, incluso Jungkook para no ensuciar su atuendo, pero la imagen
de Boocheon manchando sus mejillas con comida era más bonita de ver
que un Jungkook embarazado tendido en el suelo como una yegua a punto
de tener a sus crías, o eso pensaba Jungkook. Taehyung por su lado
pensaba que ambos eran bonitos de ver, y sin quererlo pensó que sería
incluso más bonito ver a más personas ahí en un futuro. Más personitas que
mancharan sus deditos de fresa y migas de galletas como lo hacía
Boocheon con tanta felicidad.

Se sentó tras Jungkook y se inclinó para besar su pómulo, arrastrando sus


labios hasta su oreja y susurrando con voz suave:

—Te amo.

Jungkook sonrió girando el rostro, mirando los ojos azulados del Alfa y
parpadeando.

—¿Siempre?

—Siempre. —Musitó Taehyung. —Te amo siempre.

Jungkook ensanchó su sonrisa, Taehyung acercándose poco a poco a sus


labios.

—También te amo siempre. —Susurró Jungkook entrecerrando los ojos. —


Siempre, siempre...

Y justo cuando sus labios iban a tocarse una fresa envuelta en unos cuantos
deditos se interpuso, empujandose dentro de la boca de Taehyung.
Jungkook comenzó a reír mientras el Alfa igual, masticando levemente.

Así que ahí, entre risas y cariño, el búho molesto de un par de ardillas elevó
su vuelo sobre ellos, agitando sus alas hasta que estuvo lejos de todo
aquello que continuara molestando su reposo, yendo más allá de los muros.

—Toma fresa, papi. —Dijo Boocheon mirando su mano manchada y luego


a Jungkook. —Y tú, mami. —Su otra mano se aproximó a los labios del
Omega y empujó otra fresa, sonriendo.
Entonces Jungkook y Taehyung supieron que esa era su forma de decir que
los amaba, y que los amaría siempre.

Ellos lo harían igual y se encargarían de proteger ese amor por el resto de


sus días, sin importar qué o quién.

Siempre.

Fin

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