Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
"Me das asco, ¿por qué no te alejas de mí?
— Porque yo te amo, en verdad te admiro ¿Por qué no te enamoras de mí?
Porque eres la cosa más repugnante de todo el mundo."
Una broma fue suficiente para que aquella sonrisa se apagara, una broma fue
suficiente para que se diera cuenta de que se arrepentiría toda su vida...
"Te odio Jeon Jungkook"
•1•
Jungkook 13 años.
Taehyung 12 años.
— ¡Jungkook!— su madre llamaba desde las escaleras a un pelinegro
entretenido en su consola.
— ¡¿Qué?!— fastidiado deja en pausa el juego y se dirige a las escaleras a
ver lo que quería su madre.
— Un amigo vino a verte.—dijo la señora Jeon cuando su hijo se encontraba
a sólo dos escalones de ella.
— ¿Qué amigo?— Jungkook fija su vista en la sala y frunce el ceño al ver de
quien se trataba.
Al parecer esa persona se dio cuenta que había bajado las escaleras y, sin
esperar, corrió en su dirección.
— ¡Kookie!
Oh no. Pensó el pelinegro
La persona que había llamado era su irritante vecino: Kim Taehyung.
Taehyung era un chico gordito y con un cabello castaño en forma de hongo a
tal grado de cubrir sus ojos, solía ser un niño muy energético, motivo por el
cuál nadie se le acercaba y era víctima de bullying, pero jamás dejaba de ser
amable y alegre. Todo lo contrario a él, Jungkook era atractivo y demasiado
popular. El pequeño castaño era un grado menor que Jungkook, pero como
sus madres eran grandes amigas, obligatoriamente pasaba tiempo con
Taehyung, le era un chico realmente estúpido y fastidoso, siempre le
recordaba que no le agradaba y le daba asco pero éste siempre decía que
era genial. Taehyung estaba profundamente enamorado de ese pelinegro
rebelde, se sentía feliz de pasar tiempo con él a pesar de su constante
rechazo.
— No quiero estar con él.— Jungkook le dijo algo molesto a su madre,
después dirigió su vista al castaño que se encontraba jugando con sus
manos, mientras yacía con una enorme sonrisa y leve sonrojo.— Lárgate
obeso.
— ¡Jungkook!¡no le hables así!— su madre gritó comenzando a
desesperarse.— Por favor tratalo bien, porque Jessica y yo vamos a salir—
decía su madre mientras tomaba su bolso y se dirigía a Taehyung
apretándole las mejillas.— ,portense bien chicos.— sin más salió de la casa
dejando a los dos niños solos.
— Kookie pode...— el castaño es interrumpido por Jungkook.
— Cállate, no me llames Kookie, suenas como un estúpido retrasado.— lo
mira con asco y pasa su mano entre sus cabellos.— No quiero que me dirijas
la palabra, te vas a quedar a fuera en el patio y cuando lleguen nuestras
madres te meterás a la casa.
— ¿y tú que harás?— se acercaba al pelinegro lentamente.
— Obvio, voy a jugar videojuegos.— resopló
— ¡Hyung! ¿puedo jugar contigo?.— inconscientemente tomó del brazo a su
mayor, Taehyung estaba emocionado y con una enorme sonrisa cuadrada.
Estúpido. Pensaba el mayor.
— ¡No me toques!— gritó, y sin medir su fuerza empujó al castaño
ocasionando que cayera de sentón.— Te quiero a fuera ¿entendiste?
— ¡Entendí!—Taehyung se levanta del suelo emocionado de poder hacer lo
que Jungkook le pedía y así hacerlo feliz. Taehyung salió a saltitos al patio
delantero.
Jungkook sólo lo observó con asco , el ver semejante ballena, como él solía
decirle, correr le resultaba repulsivo, pero se sintió superior al tratar como a
un perro a Taehyung. Sí, para Jungkook el castaño era soló un perro, porque
no importa lo mal que los tratases ellos seguirán siendo fieles y felizmente
estúpidos a tu lado.
Jungkook se subió a su habitación a continuar con su partida importándole
que pronto llovería.
Jungkook ya se había cansado después de horas jugando en la consola, se
fija por la ventana como las gotas de lluvia pegan en el vidrio, sólo bufa y se
dirige a la cocina por algo de comer. Oye que tocan a la puerta, por tal se
dirige a ella después de coger una manzana, al abrirla la cierra al instante.
Era un mojado Taehyung pidiéndole pasar.
— ¿Qué quieres, obeso?— cuestiona el pelinegro observando la manzana
que tenía en la mano mientras recargaba su peso en la puerta.
— K-kookie... está lloviendo.— decía el pequeño castaño mientras se cubría
con sus manos.
— ¿Y? Aparte ya te dije que no me llamarás "Kookie".— imitaba la chillona
voz del castaño.
— Perdón hyung, pero está haciendo frío y me estoy mojando demasiado.
— ¿y tú crees que me importa lo que te llegue a pasar?—mordía la manzana.
— P-por f-favor, h-hyung.— comenzaba a temblar.
— Ruega — sonrió maliciosamente al entre abrir la puerta.—, y quiero que te
arrodilles.
El menor sólo lo miraba atónito pensando que era broma, pero al ver su cara
se dio cuenta que no era así por lo que temblorosámente se arrodilla,
pegando su frente al suelo mojado.
— Hyung... t-te r-ruego q-que p-por favor me dejes e-entrar.— tembló aún
más, el frío no le dejaba hablar correctamente.
— Aún no me convence — trató de cerrar la puerta, pero la mano de su
menor se lo impidió, ocasionando que esté sollozara por su mano al ser
machucada.—, mira que idioteces estás haciendo pedazo de idiota.— lo
observa molesto mientras Taehyung se sobaba la mano.
— H-yung... ¿p-puedo p-pasar? Te lo r-ruego... h-hyung por favor, por
favor.— trataba de no llorar por el punzante dolor en su mano y en su
cabeza.— te... lo r-ruego.
— Ya que.— lo toma de la parte de atrás de su sudadera halándolo
bruscamente adentro de la casa, ya cuándo estaban dentro lo deja caer.— y
más te vale secar la entrada ¿oíste?
— L-lo que tú digas.— trataba de pararse, no se sentía del todo bien.
— Así me gusta.— sonrió, sin más se fue de ahí dejando a un adolorido
Taehyung.
"Mientras sonría yo estaré bien" pensaba el castaño al ver a su hyung subir
las escaleras, dificultoso se levantó notando lo empapado que estaba, por
suerte había una pequeña toalla en el umbral la cual cogió y se secó.
Después de varios minutos de entre secarse y secar la entrada quiso ver lo
que hacía su mayor, a grandes saltos de dirigió a su habitación y sin tocar
entró.
— ¡¿Qué mierda haces aquí, imbécil?!— gritó Jungkook por la repentina
entrada del menor, ya que el mayor se estaba cambiando para poder dormir.
— Es que yo quería pasar tiempo con hyung.— sonrió de oreja a oreja, con
un poderoso sonrojo, ignorando las malas palabras de Jungkook.
— Pero yo no— soltó frío.—, ahora lárgate, bastante tengo con verte todos
los putos días.
— ¿Por qué siempre me dices cosas tan feas?— bajó la cabeza.
— Las personas feas sólo merecen cosas feas.
— ¿Si llego a ser lindo tú me dirías cosas lindas?— bramo emocionado.
— No.
— ¿Por qué?— preguntó confundido.
— Porque alguien tan repugnante y feo como tú, jamás llegará a ser tan
hermoso.— le dio la espalda colocándose una playera.
— Usted siempre tan sincero, es admirable.— sonrió Taehyung.
Jungkook, ya molesto, sacó en un brusco empujón a Taehyung ocasionando
que éste se golpeara contra la pared frente a la habitación del mayor,
Jungkook le resto importancia y cerró de un estruendoso portazo la puerta,
iba a dormir porque estaba cansado de tanto jugar a los videojuegos, aparte,
al día siguiente tendría que ir a la escuela. Se durmió ignorando el hecho de
que un adolorido castaño ardía en fiebre y que éste sólo se dedicaba a
pensar en lo genial que era su mayor. En lo mucho que lo amaba.
Taehyung se había enamorado desde la primera vez que lo vio, cuando la
vecina les fue a dar la bienvenida y ella estaba acompañada del chico más
hermoso que en su corta haya visto, fue amor a primera vista. Siempre
trataba de pasar tiempo con él, tanto en casa como en la escuela, sin
embargo, éste le hacía bullying junto a sus demás compañeros, no le
molestaba mientras al menos fuera Jungkook quien siempre lo molestara, le
gustaba recibir su atención, aunque ciertamente le dolía. A pesar de todo, se
enamoró de ese pelinegro rebelde y de bello rostro de conejito. Lo último que
vio antes de caer en una completa oscuridad fue al pelinegro jalarlo de su
adolorida mano y adentrarlo a su pieza.
"Siempre tan amable mi amado Jungkook" pensó.
•2•
Habían pasado tres años desde ese incidente donde Jungkook mintió
descaradamente sobre que Taehyung había decidido ir a jugar en la lluvia.
Las cosas habían ido de mal en peor cuando el menor se armó de valor y
declaró su amor al pelinegro, ese día recibió una paliza por parte de éste ya
que se le había ocurrió decírselo frente a sus amigos y su novia, aquellos
sintieron tanto asco que desde ese momento los ataques fueron en un
considerable aumento, como golpearlo, insultarlo, robarle cosas y muchas
otras más aberraciones, pero Taehyung sólo sonreía y decía que todo había
sido su culpa mientras que Jungkook se regocijaba de su sufrimiento.
— Waaaa, estoy agonizando del aburrimiento.— decía su mejor amigo
Hoseok o mejor conocido como J-hope.
Jungkook observaba desde la ventana de el tercer piso como unos chicos le
tiraban agua a Taehyung, sólo sonreía por lo idiota se veía.
— Hey, ¿me estás escuchando imbécil?— Hoseok se paró para poder ver lo
que tenía tan entretenido a su amigo.— Oh, otra vez lo están molestando.
Jungkook ¿te gusta verlo así?— miró a su amigo de reojo.
Hoseok no tenía nada en contra del menor, de hecho, éste siempre había
sido tan amable con cada uno de los amigos del pelinegro por querer
ganarse aprobación de éstos, hasta también era amable con Irene, la novia
de su amigo, a pesar de que ella lo había humillado por tal acto asqueroso de
confesarse en medio del pasillo.
— ¿Sabes lo qué he estado pensando?— habló de repente Jeon, llamando
la atención de Hoseok.
— ¿En qué?— sabía que nada de lo que vaya a decir era bueno.
— Quiero jugar con Taehyung.— dijo recargándose en su silla.
— ¿Qué?¿Cómo?— lo sabía, nada bueno.
— Obviamente jugaré con sus sentimientos, ya cuando lo tenga a mi
completa merced le ordenaré que me haga el proyecto semestral que vale
ochenta porciento de la calificación final y lo bueno es que ese pequeño
bastardo de ahí es un prodigio.— señaló al castaño que se encontraba
recogiendo sus cosas que antes habían sido regadas por todo el lugar.
— Me parece buena idea.— dijo Hoseok cegándose por una buena
calificación, obviando las consecuencias de aquella idea.— Dile que te haga
uno extra.— comenzó a bailar con emoción, tanta era su felicidad que pasó
por alto el comienzo de un tormento.
Jungkook sólo rió.
La jornada ya había concluido por tal motivo Taehyung se dirigía a su casa
con total calma, sin darse cuenta que era seguido por alguien. Siente un
toque en su hombro por lo cual brinca en su lugar.
Al voltear sus ojos se agrandan desmesuradamente.
— Disculpa, esto es tuyo.— un chico rubio le extiende un cuaderno.— ¿Tú
eres Kim Taehyung, verdad?
Taehyung asiente, pero está asombrado. El chico era nada más y nada
menos que Park Jimin, el único chico que podía competir contra Jeon
Jungkook, tanto en belleza como en popularidad, ambos chicos eran más
que deseados por todos y todas. Aunque era de esperarse que hubiera
diferencias, Jungkook era alguien altivo y soberbio, mientras que Jimin era
modesto y amable. No sabía como reaccionar porque iba comiendo una
bolsa enorme de papitas y su boquita estaba llena. Estaba que moría de
vergüenza.
— ¿Estás bien?.— preguntó preocupado el mayor.
Taehyung señaló su boca y Jimin entendió, soltó una risita mientras se iba
acercando al castaño, éste por acto de reflejo retrocedió unos pasos.
— Tranquilo, no voy hacerte nada, sólo quería que me dieras un poco de
papas.— se rasco la nuca Jimin por la tensión que se formo, no quería
hacerle daño.
— Oh perdón, no lo sabía, aquí tienes, son deliciosas.— Taehyung con una
enorme sonrisa le ofreció la bolsa de papas. Jimin agrando aún más su
sonrisa.
— Gracias. Oh, aquí tienes tu cuaderno, lo encontré tirado en el bote de
basura del salón de música.— Jimin le estira el cuaderno y Taehyung
inmediatamente lo toma.
— Lo siento.— sonríe apenado el menor.
— ¿Por qué?— pregunta Jimin sin entender el porqué de la pregunta.
— Por molestarte en recoger esto, soy una molestia. No vale la pena
preocuparse por mí.— abrazo el cuaderno entre su pecho.
Jimin agrando sus ojos y un enojo se apodero de él, no era en contra de
Taehyung, era por supuesto contra todas esas personas que hicieron que
pensara en que era una molestia. Era contra Jungkook, puesto que éste no
ocultaba que él era el responsable de todo.
— No eres una molestia— hablo el rubio.—, eres grandioso.— susurró.
— ¿En serio?— sus ojitos comenzaron a brillar.
— Sí.
— Jiminnie hyung, muchas gracias.— su sonrisa a los ojos del mayor es
radiante.
— ¿Jiminnie hyung?— cuestiona divertido.
— Oh, lo siento, no debí llamarlo así.— Taehyung baja la mirada, piensa que
el mayor le insultara por tal apodo así como lo hace Jungkook.
— No te disculpes.— toma el mentón del castaño para que pueda mirarlo a
los ojos.— Me gusta.
Un leve tono rosado se posa en las esponjosas mejillas del menor, esa clase
de palabras son nuevas para él, aunque desearía que también su amado
Jungkook le hablara así.
— M-muchas gracias por regresarme mi cuaderno, J-jiminnie hyung.—
emboza una sonrisa.
— No fue nada.— le regala una de sus matadoras sonrisas.— Nos vemos
luego TaeTae.— se despide para pasar a caminar y perderse entre las calles,
sonriendo por la reacción de Taehyung a sus palabras.
Taehyung sólo puede permanecer en su sitio. Ninguno de los chicos se había
percatado de que eran observados por un pelinegro que desde que vio a
Park sonreirle al castaño no a quitado su ceño fruncido.
No iba a permitir que el idiota de Taehyung se sonrojara y sonriera como
imbécil a otro que no fuera él. Que falta de respeto le estaba haciendo su
obeso vecino.
— ¿No qué muy enamorado de mí? Y mirate, andando de fácil con
cualquiera.— gruñe mientras ve como un perdido Taehyung camina en su
dirección sin siquiera notarlo.— Te voy a enseñar a respetarme, estúpido.
•3•
Taehyung iba tan sumido en su mundo que no se dio cuenta cuando chocó
con un fornido cuerpo, levantó su rostro para pedir disculpas pero al darse
cuenta de quien era su cara adquirió un poderoso sonrojo:
— Koo... Digo, Jungkook hyung.— bajó la mirada ante su mayor, sentía su
corazón latir hasta el punto de casi sentirlo fuera de su pecho, porque a
pesar de todo lo malo que éste hiciera, Taehyung lo admiraba demasiado.
Jungkook sonrió socarrón ante la actitud sumisa del castaño, se le hacía un
chico totalmente estúpido.
— Taehyung... ¿Estás ocupado esta tarde?— Jungkook preguntó, tratando
de sonar curioso ante lo que el menor hiciera puesto que tenía que empezar
cuanto antes su plan.
— ¿Eh?¿Qué?
— ¿Qué si estás ocupado? — trató de no rodar los ojos ante lo lento que
podía ser ese dolor de cabeza.— Es que quisiera que fueras a mi casa a
pasar el rato ya que mi mamá me aviso que saldría hoy con tu mamá.
Taehyung no podía creer lo que estaba escuchando, su amor platónico le
estaba pidiendo que pasara tiempo con él. Era un sueño hecho realidad
porque por fin en varios años Jungkook lo invitaba a su casa en vez de
echarlo.
— ¿Entonces? — Jungkook se cruzó de brazos alzando una ceja a la espera
de una respuesta por parte del contrario.
— ¡Por supuesto que quisiera ir contigo! — brama más que feliz el pequeño
castaño con una radiante sonrisa característica de él y un enorme sonrojo, el
cual nunca podía faltar cada que se encontraba con Jungkook.
«Idiota» Pensaba Jungkook con una mueca de asco, la cual supo disimular
demasiado bien para que el contrario no la notase.
— Hey — Jungkook llamó al castaño que se encontraba un poco más al
frente que él dando algunos saltitos. — ¿Eres amigo de Park?— era obvio
que no se le iba pasar ese gran detalle al pelinegro, no sabía con exactitud
porqué, pero tener a Jimin rodando cerca de Taehyung no le agradaba del
todo.
— ¿Park?
— Park Jimin.— aclaró ante la duda en el rostro del castaño.
— Oh, Jiminnie hyung.— Taehyung sonrió tiernamente al recordar al chico de
tiernos ojos y gruesos labios, jamás podría olvidarle, era un chico demasiado
amable.
Jungkook apretó la mandíbula con fuerza ante el apodo ridículo que
Taehyung le había otorgado a, por así decirlo, su rival.
— No creo que me considere uno, sólo hoy fue amable conmigo, eso es todo
¿por qué la pregunta? — el menor ladeó su cabeza curioso ante la repentina
pregunta por parte de Jeon, era extraño, puesto que el mayor jamás había
puesto real interés en su vida personal.
— Nada más, tampoco es como si me importara que tuvieras más amigos.—
se encogió de hombros con real desinterés sobre la vida del menor, porque
claramente sabe que ninguna persona sería tan estúpida para hablarle a un
gordo homosexual, aparte de que sabía con total seguridad que nadie le
llevaría la contraria.
[. . .]
Ya estando en la casa de Jungkook, Taehyung no podía evitar ponerse
realmente nervioso, no era la primera vez estando en aquella casa, pero sí el
estar solos y eso le avergonzaba. Estar en un mismo espacio con el pelinegro
hacía que su corazón se acelerara. Taehyung haría cualquier cosa por su
mayor sin recibir nada a cambio, porque lo único que pedía más que nada en
el mundo era el que su amado sonriera, eso sería más que suficiente para él.
— Vamos a mi cuarto.— dijo el mayor dirigiéndose hacia arriba con algo de
fastidio en lo que estaría por hacer una vez arriba y tras la puerta de su
habitación.
Taehyung le siguió, pero cada vez más nervioso. No esperaba que pasara
algo entre ellos, pero aún así se sentía bien pasar tiempo con Jungkook,
tener permiso de estar cerca suyo era un regalo mandado por los ángeles,
según Taehyung. Al entrar a la habitación y que el castaño cerrara la puerta,
Jungkook lo azotó contra ésta colocando sus manos a cada lado de la
cabeza de un aturdido Taehyung.
— H-hyung...— el menor estaba sorprendido por la acción, y más aún por la
cercanía de ambos rostros. Aquellos orbes profundos lo intimidaban un
poco, pero sobre todo, le gustaban.— ¿Q-qué está ha-haciendo?
— Tae... Me he dado cuenta que...— se acercó un poco más para colocar su
mentón en el hombro del menor, se sorprendió por el delicioso olor a vainilla
que desprendía pensando que un gordo no debería oler así.— Que... Me
gustas.
Los ojos del menor se abrieron desmesuradamente, no le daba crédito a los
que sus oídos acababan de escuchar, pensaba que otra de sus tantas
alucinaciones en donde a veces el mayor se le declaraba y se hacían novios
viviendo felices por siempre, pensaba y creía que era una más, por ello
parpadeó repetidas veces y sonrió algo tembloroso para hablar:
— E-es u-una broma ¿verdad hyung?.— apartó un poco el cuerpo ajeno,
puesto que por la cercanía sentía que se asfixiaba.
«Ojala fuera una broma, pero necesitó excelencia en mi proyecto» Pensaba
Jungkook, pensando de momento si valía la pena sacrificar su dignidad y
tiempo con un chico al cual considera basura.
— No es una broma, Tae— llevó una de sus manos a la regordeta mejilla del
menor, que para su sorpresa era demasiado suave, como el terciopelo.—,
me he dado cuenta que eres muy lindo.— pasaba su pulgar por el rosado
labio inferior del castaño, provocando que el sonrojo del menor se extendiera
hasta sus orejas.
— Hyung.— Taehyung suspiraba por el delicado y constante toque de
Jungkook sobre su piel.
— ¿Harías todo lo que yo te diga, verdad?— llevó sus manos a la cintura del
menor, pero a pesar de no tener un cuerpo de chica, sus costados se sentían
muy blanditos y, hasta cierto punto, suaves.
— Por supuesto que sí, hyung.— estaba tan perdido en el nuevo trato de su
hyung que no podía pensar con claridad, no podía ver el tortuoso mundo que
le esperaba después.
— Bien — Jungkook se apartó bruscamente del menor y éste se quejó bajo
por la falta de contacto.— Quisiera que me ayudaras en un proyecto de
Ciencias sociales e Historia.— se sentó en la orilla de la cama, tratando de
olvidar la sensación reciente.
— Ese trabajo es demasiado fácil, cualquiera podría hacerlo.— rió levemente
el menor.
«Idiota, si fuera fácil no intentaría siquiera tocarte» pensó con algo de rabia el
azabache.»
— Tienes mucha razón, pero...— estiró su mano hacia el menor y éste sin
duda la tomó sonrojado.— Me encantaría que lo hicieras conmigo.— besó su
mano para poder entrelazarlas, dándole una de sus coquetas sonrisas y
mirada sutil, sabía de sobra que Taehyung caería.
— Claro que sí, te ayudaré hyung. — su hermosa sonrisa volvió aparecer
como el sol para un nuevo amanecer.
Pobre Taehyung, si tan sólo supiera que lo único que sentía aquel pelinegro
era asco no estaría tan sonriente, pero que iba a saber una de las personas
más inocentes del mundo, una de las personas más amables que tuvieras el
placer de conocer. Exacto, nada.
Taehyung quería estar al lado de Jungkook porque al fin le había
correspondido sus puros sentimientos, aquellos que atesoraba a capa y
espada de las mentes cerradas que lo atormentaban día a día. Poder recibir
mimos de parte del mayor hacía que miles de mariposas revolotearan
rebeldes por todo su estómago. Estaba seguro que él amaba a Jeon
Jungkook y que éste, en un futuro y dándose cuenta por todo lo que haría
por él, también lo amaría.
Ambos chicos pensaban mientras se encontraban acostados en la cama del
pelinegro, ambos chicos compartían la misma acción física, pero mental era
diferente.
Cuanto te amo, Kookie. P ensaba risueño Taehyung
Cuanto asco me das, idiota. Pensaba asqueado Jungkook.
Aunque ¿quién de los dos sufrirá más con este juego?
•4•
— Que asco ¿cómo se quita la esencia de un gordo asqueroso? — decía el
pelinegro restregándose los brazos y el torso como si tuviese algo encima.
— ¿Con qué ya comenzaste con las caricias siniestras, eh?— decía Hoseok,
riéndose de la actitud exagerada de su amigo.
— Claro que sí, ese idiota cree que me gusta en serio, es más imbécil de lo
que me imagine.— ríe a carcajadas por la imagen del poderoso sonrojo del
castaño cuando tuvo que irse de su casa.
— ¡Kyyyaaaaaaaa!— todas las chicas de su aula pegan un grito mientras iban
hacia la ventana que daba al pasillo.
— ¿Qué mierda es ese ruido?— Jungkook frunce el ceño ante la actitud de
sus compañeras, se oían como ovejas, a su parecer.
— Bueno, está pasando...— Hoseok es interrumpido por los gritos.
— ¡JIMIN OPPA!— Jungkook hizo una mueca, se debió imaginar que era ese
sujeto, no estaba realmente contento con Jimin.
Jungkook se paró de un salto y se dirigió a la puerta del salón, vio pasar al
rubio que había llamado la atención de todos. Al pasar frente a él, Jimin le
dirigió una fría mirada la cual le sostuvo soberbio.
Parecía que estaban inmersos en su propio mundo donde se insultaban por
medio de las miradas, el primero en apartar la mirada fue Jimin, y no por la
razón que Jungkook cree, sino porque se dio cuenta de la presencia del
castaño que llegaba con el cabello mojado y mejillas sonrojadas, al parecer
éste se había despertado tarde, la razón era por haber estado tan feliz por la
tarde anterior que pasó con Jungkook.
— Tae.— Jimin se dirigió a su menor e hizo que el azabache se diera cuenta
del castaño.
— Oh... Jiminnie hyung, buenos días.— Taehyung le ofreció una enorme
sonrisa al mayor, el ver a Jimin le resultaba agradable.
— Buenos días pequeño — devolviendole una sutil sonrisa le ofreció una
toalla que yacía en el interior de su mochila al verlo empapado.—, te podrías
resfriar si sigues mojado.— comenzó a secar la cabellera del menor una vez
que éste se dejó hacer, ambos, al estar sumidos en aquello, obviaban a los
demás, hasta al mismísimo Jungkook.
— M-muchas gracias Jiminnie hyung. — se sonrojó aún más por el trato de
Jimin, su amabilidad le gustaba, pero no podía evitar sentirse incómodo al
recibir el trato que otros no le daban... Que Jungkook no le daba.
Todos ahí miraban la escena y sabían que Jimin hacía cualquier cosa
caritativa sin importar lo feo e idiota que pudiera ser la persona, ejemplo
claro era aquel trato con el gordo de Taehyung, así era Jimin con todos ¿no?
Jungkook empujaba su mejilla con su lengua y fruncía el ceño ante la escena,
aquel teatrito le causaba náuseas.
— Taehyung.— llamó el azabache al castaño.
Éste sonrió al instante y fue corriendo frente a su mayor. La sonrisa del
pelinegro aumento cuando vio el ceño fruncido de Jimin.
— ¿Qué haces en los pisos de tercero? Lárgate antes de que te pongan falta
— dijo burlón haciendo que todos estallaran en carcajadas, haciendo así que
Taehyung bajase la cabeza avergonzado. Al parecer Jungkook sólo sería
amable con él a solas y eso, de alguna forma, le decepcionaba— ¿Qué no
oyes tonto? Lar...
Jungkook fue interrumpido por una persona dándole la espalda,
interponiéndose entre él y Taehyung, acción que la descolocó de sobre
manera.
— TaeTae, dejame acompañarte a tu salón. — Jimin había decidido cortar el
contacto que ambos, Taehyung y Jungkook, habían hecho. Le molestaba
demasiado la actitud de Jeon para con el chico que lo veía como un héroe,
porque sí, lo ojos de Taehyung eran tan expresivos que pudo deducir la
admiración que le tenía a Jungkook.
— N-no gracias — el menor le dio una pequeña sonrisa.—, no quiero ser una
molestia.— hizo un puchero, ocasionando que Jimin suspirara por la poca
autoestima de Taehyung.
— Creeme que no lo eres — levantó su mentón para que Taehyung le viera a
los ojos.—, aparte, yo iba para el primer piso también, podemos ir juntos
¿no?
— Está bien.— dijo Taehyung, rindiéndose ante la mirada sutil de Jimin, pero
antes de irse le echó una pequeña mirada Jungkook, sin embargo lo que
leyó de sus labios le desanimó un poco, difuminando la actitud alegre con la
que había despertado.
"Puto, se supone que eres mi novio."
Jimin volteó a ver a Jeongguk y le fruncio el ceño por la cruda mirada llena
de desdén que le daba al pequeño castaño. Sin más toma la mano del menor
y se lo lleva lejos de la presencia de aquel prepotente azabache, el cual sabe
de sobra, es la mala raíz que yace rodeando el cuerpo de Taehyung.
— ¿Qué fue eso?¿Ahora Park será tu rival? — Hoseok aparece tras de
Jungkook con una cara sorprendida, ciertamente nunca pudo deducir que la
presencia de Jimin hiciera aparición, lo que en pocas palabras, les traería
problemas.
— Ese imbécil de Kim me salio "infiel".— Jungkook apretaba su mandíbula,
ignorando a su amigo, le había enojado demasiado la atmósfera en la que
Jimin y Taehyung se habían encerrado.
Hoseok le dio una mirada enojada, le molestaba que siempre le echara la
culpa al menor, sabiendo que éste lo único que quería era el bienestar de
Jungkook, pero ¿qué podía hacer? La verdad es que necesitaba ese trabajo
y el ponerse en contra de su amigo no era una opción.
— ¡Perdón Kookie!— Taehyung estaba con el labio sangrando por el
puñetazo Jungkook.— e-en serio, perdón.
Al terminar la escuela, Jungkook esperó al castaño para llevárselo a casa, sin
faltar que en todo el camino se lo había pasado insultándolo de "puta" e
"infiel".
— Joder, Tae.— Jungkook se dio cuenta de la sangre en el labio de
Taehyung, el creía que sólo haría una pequeña escena de celos, pero se le
salió de control cuando se le vino a la mente la imagen de Jimin y Taehyung,
juntos y en su propio mundo, mundo donde él no estaba.— Yo sólo quiero
que entiendas que me gustas mucho a tal grado de no compartirte.—, dijo de
inmediato tratando de Taehyung no se alejara, un poco más calmado se
agachó a la altura del castaño, el cual éste negó con la cabeza.
—T-tienes razón, fue mi error.— Taehyung con algo de dificultad muestra su
enorme sonrisa, entendiendo, o tratando se hacerlo, la actitud de su novio,
de su Kookie. — No puedo ser le infiel a Kookie.
Idiota.
— Que buen chico.— le suelta una sonora cachetada al menor y toma su
mentón con brusquedad.— Esa fue para que te quede aún más claro que no
me puedes ser infiel.
—Sí.— susurra y aprieta los ojos al ver que el pelinegro se acercaba, pero lo
que sintió fue un leve toque en sus labios. Al abrir sus ojos se encuentra con
que Jungkook le estaba besando.
Olvido el dolor en su rostro por los anhelados labios de su mayor, quería
llevar sus brazos al cuello de éste, pero fue apartado bruscamente.
— Vete, voy a salir y no quiero que estés aquí. — Jungkook se levanta de un
salto y cuando se dirige a su armario, y sin que se de cuenta el menor, con la
manga de su camisa se talla los labios.
—¿A dónde vas?— Taehyung hace un puchero, quería permanecer más
tiempo con Jungkook.
— No te importa.— responde seco.
— Pero...— un golpe en el armario lo calla.
— Yo hago lo que quiera y tú haces lo que yo diga. Aparte, ya te dejé claro
que me gustas, ahora no me jodas ¿si?— Jungkook lo mira molesto. ¿Cómo
se atrevía a recriminarle algo?
— Tienes razón, que atrevido fui.— Taehyung toma su mochila y se levanta
rápido dirigiéndose a la puerta.— Oh.— regresa en dirección al pelinegro y
besa su mejilla, se aparta y le regala una enorme sonrisa.— Adiós Kookie.—
sin más sale de lugar.
Jungkook queda sorprendido y se toca la mejilla, el toque había sido
demasiado suave. Sacude su cabeza y saca su celular, marca un número.
— Hola preciosa.— habla. — Sí, vamos a divertirnos mucho hoy cariño.—
cuelga y se viste rápidamente.
Iba ir a follar con su ex-novia, Irene, necesitaba olvidar la esencia del castaño
y así también calmar el revoltijo en su estómago, uno que le resultaba
molesto.
•5•
Taehyung se encontraba en su cuarto haciendo el trabajo del pelinegro, tenía
una sonrisa en su rostro al recordar el casto beso que su mayor le había
dado. Estaba más que feliz al ser novio de su amor platónico.
— Jeon Jungkook y Kim Taehyung se van a casar y tener muchos bebés ~~
— cantaba mientras seguía con aquel trabajo. — Kookie~~ kookie y
TaeTae~~— en eso entra su mamá al cuarto.
— Hola bebé... ¿¡Mi amor que te paso en la cara!?— la señora Kim se acercó
preocupada hacia su hijo viendo como su labio inferior estaba sangrando y
su mejilla se encontraba roja.
— Mami, sólo fui demasiado torpe en la clase se educación física. — tocó
ligeramente la mejilla de su madre para tranquilizarla, cosa que hizo a su
madre preocuparse más.
— Oh, mi amor.— la señora abrazó el cuerpo de su bebé, le frustraba no
poder ayudar a su hijo y en especial cuando éste nunca lloraba.
— Como siempre eres el mejor Kook.— Irene se encontraba en la puerta
principal de su casa despidiéndose del pelinegro.
— Tú igual, princesa— Jungkook le dio un efímero beso en lo labios para
después darse la vuelta y comenzar a caminar lejos ella.— Adiós.— dijo por
último, sonriendo por el polvo que hace minutos se acababa de tirar.
Se dirigía hacia su casa, se había echado un buen polvo con su ex, de
repente le llegó un mensaje a Jungkook.
Imbécil.
Buenas noches
Kookie, Te amo ❤
[11:30]
Buenas noches bebé.
[11:31]
Jungkook sonríe, malicioso. A Jungkook le hacía demasiada gracia jugar con
lo que sabía era importante para Taehyung, los puros y sinceros sentimientos
hacia él, no podía parar de reír, porque a él, todo el hecho, le parecía
sumamente repugnante, y mientras Jungkook se burlaba de aquello,
Taehyung yacía en su habitación imaginando más días al lado de su lustre
caballero plateado.
Era sábado y el pelinegro quería salir un rato, como quería en excelentes
condiciones el trabajo decidió vestirse con una playera blanca holgada, jeans
negros ajustados (un poco rasgados de las rodillas) y sus timberland. Iría a
pedirle una "cita" al menor. Su mamá le ve bajar y frunce el ceño.
— ¿A dónde vas? — preguntó ella bajando la revista que estaba leyendo.
— Voy a salir con Taehyung. — contestó seco e hizo una mueca cuándo vio
a su progenitora sonreír.
— ¡Ve y diviertete!
Salió sin querer seguir en aquella patética situación, caminó a la casa de lado
y toca el timbre, a los pocos segundos abre la señora Kim.
— Hola, Jungkook ¿Qué necesitas? — la señora sonríe ampliamente ante la
presencia del hijo de su amiga, lo cual e resulta un tanto extraño puesto que
Jungkook solamente iba a visitarlos cuando su madre lo hacía.
Sus sonrisas son iguales.
— Vine a buscar a Tae ¿Está? — mete sus manos en los bolsillos simulando
que busca a Taehyung detrás de ella.
— Claro.— se mete un poco y llama al menor. Éste baja corriendo.—
Jungkook cuidalo ¿si?.— palmea la espalda de su hijo.
— Claro.— responde con una amplia sonrisa, cuando la señora Kim cierra la
puerta deja de sonreír hipócritamente.
— Kookie... ¿A dónde vamos?
— No importa sólo quería salir y ya, vamos. — Jungkook comienza a caminar
y Taehyung lo sigue, lo que el mayor no había prestado atención era una
pequeña bolsa color pastel que el castaño llevaba consigo.
Llegan a una plaza donde varias chicas lindas lanzaban miradas insinuantes
al pelinegro mientras éste respondía con un guiño que obviamente el castaño
notaba, pero prefería quedarse callado y no ser molestia para Jungkook, ya
que éste había tenido la iniciativa de invitarle a salir. Después de rato de
caminar y mirar algunos sitios, llegan a un pequeño puesto de helados y el
pelinegro compra para ambos, Taehyung sonríe más que complacido por el
detalle de su novio.
— Muchas gracias, Kookie.— sonriéndole, pero recibe un golpe en el hombro
por parte de Jungkook.
— No me llames así en la calle, tonto.— gruñe bajo mirando a todos lados.—
Sólo cuando estamos solos, cariño.— murmura viéndolo a los ojos y éste
sólo asiente.
Se van a sentar a una pequeña banca, mientras veían a la gente pasar,
Taehyung se sintió un poco nervioso y a debatía entre si sí o no darle el
pequeño regalo que tenía para Jungkook, pero de tanto pensar llegó a la
conclusión de que tenía que hacerlo.
— Jungkook hyung.— el castaño levantó su mirada y cuando el pelinegro le
miro, le extendió la bolsa que llevaba consigo.— Es para ti.—,sonríe
tiernamente achinando sus ojos.
—¿Uh? — Jungkook miraba la bolsa algo incómodo, pero aún así la tomó. Al
ver su interior abrió sus ojos en demasía. — Yo pensé que estaba agotado.
— sacó el videojuego que acababa de salir apenas hace unos días, pero que
tenía entendido estaba agotado, para aumentar su asombro era el primer
disco en salir a la venta. No podía creer que tenía el juego de su amada
saga— ¿Cómo lo... Conseguiste?— preguntó.
— Eso no importa, sólo importa que te guste.— contesta feliz.— ¿Te gusta?
— ¡Me encanta! — Jungkook se giró en dirección al castaño con una y
sincera sonrisa, al darse cuenta de su eufórica acción carraspeo y se volteó
rápidamente para evitar que Taehyung siguiera mirándolo.— No está nada
mal.— dice seco, volviendo a su indiferente actitud, dejó el juego de lado,
dando una imagen como si no le hubiese importado el detalle.
Taehyung bajó la mirada, sintiéndose un poco decepcionado de él mismo al
no poder siquiera alegrar a su pareja.
— Voy al baño.— dice el Jungkook para salir de aquel incómodo silencio. El
menor no contesta y no le presta mucha atención.
Jungkook nota a Eunji a lo lejos, ella es una de las más fáciles de la escuela,
sonrió coqueto, el iba con una mini falda, cosa que le puso a mil.
— Hola, preciosa.— el pelinegro la toma de la cintura y besa su cuello al
haber ido hasta donde yacía ella.
— Hola, Jeon. — la castaña arrima su trasero a la entre pierna del pelinegro.
Eunji deseaba siempre tener sexo, era lo que gobernada su mente de
adolescente con las hormonas disparadas. — ¿Quieres divertirte?
— Claro que sí. — se muerde el labio Jungkook ante la respuesta de Eunji a
su filtreo.
— ¿Estás ocupado ahora?— pregunta Eunji volteandose para después
rodear el cuello de Jungkook con sus delgados brazos.
— No lo estoy. — dice Jungkook acercándose a besar los labios ajenos.
— Vámonos.— la castaña tomó de la mano a Jungkook y sin importar nada
ni nadie se dirigieron a la casa de ella.
No lo hagas. D
ecía una pequeña voz en su cabeza, que por supuesto decidió
ignorar.
Mientras tanto Taehyung se encontraba esperando al pelinegro como un niño
bueno. Suspiraba por la cita y por aquella gran sonrisa que el pelinegro le
había ofrecido.
Pasó el tiempo y seguía sonriente al ver a las familias pasar e ir de compras,
no se dio cuenta cuando alguien se acercó por atrás.
— ¿Tae? — Taehyung giró su carita emocionado de que Jungkook al fin se
haya desocupado, pero se decepcionó un poco al ver que no era él, aún así
sonríe ante la persona frente a él.
— Jiminnie hyung.— el mayor sonríe ante el apodo por el cual el otro le
llama.
— ¿Qué haces aquí tan solo pequeño? — pregunta el rubio sentándose a su
lado al notar que no había presencia del alguien más en el lugar.
— Estoy esperando a Jungkook hyung, fue al baño.— junta sus manos tras
aquello.
A Jimin se le oprime el pecho ante lo que acaba de oír, hace más de dos
horas vio al pelinegro irse con Eunji de la plaza. Aprieta la mandíbula al ver
ilusionada mirada del castaño buscando al mayor. Jimin enfurece aún más
cuando ve al pelinegro acercarse con las ropas desarregladas, se le notaba a
legas que había tenido sexo, casi lo tenía escrito en la cara, eso a Jimin le
asqueó.
—¡Jungkook hyung! — el menor se paró sonriente para ir a abrazar a su
mayor, pero es empujado. Sonríe tímidamente.
— Park, ¿Qué haces aquí? —,dice desafiante Jungkook al darse cuenta de la
presencia del rubio, éste mirándole asqueado.
— Sólo vine a saludar a TaeTae.—,se cruza de brazos recargándose en la
banca.— ¿Cómo está Eunji? —,pregunta retador el rubio.
— No sé de que hablas.— gruñe. Al parecer fue pillado.
Taehyung lo mira confuso y decide arriesgarse a preguntar.
— ¿Jungkook hyung, dónde estabas? — pregunta el castaño, mirando a
Jungkook por lo bajo.
— Te dije que fui al baño.— frunce el ceño al menor. Se acercó un poco y
susurra para que él rubio no pueda oírlo. — no te dije que no me fueras infiel,
¿eh putita?— dice, comenzando a sentir un extraño malestar.
— Pero yo no...— Taehyung quería decirle que no le estaba siendo infiel, era
de las cosas que jamás le haría a Jungkook, el amor que le tenía era tanto
que no se perdonaría hacerle algo como tal.
Jimin tenía la intención de levantarse para separar a Jungkook del menor, al
notar a éste último cambiar su expresión a una preocupada, y a la hora de
hacerlo el regalo que Taehyung le dio a Jungkook cae al suelo por el
movimiento. Jimin se agacha para tomarlo extrañado.
— ¿Qué es esto?— pregunta el rubio inspeccionando el objeto, captando la
mirada de Taehyung.
— Es el regalo que le di a Jungkook hyung.— sonríe el castaño.
— Es mío. — Jungkook le arrebata el disco al rubio.— Vámonos. — tomó a
Taehyung de la muñeca llevándoselo a punta de jalones bajo la atenta mirada
de Jimin, éste sin entender realmente la situación que yacía alrededor de los
dos. Jungkook había decidido marcharse al no querer estar bajo la mirada
acusatoria de Jimin, no quería que éste le dijese a Taehyung que se había
echo un polvo con Eunji, no permitiría que ese idiota se metiera en sus
planes.
Jimin quiso vomitar ante la mierda de persona que era Jungkook, pero aún
más ante su impotencia.
— Hyung... — llama el castaño, el agarre en su muñeca duele.
— ¡¿Qué?! — se gira molesto Jungkook. Taehyung le señala su mano y lo
suelta al instante.— Eres una puta.— dice entre dientes sin pensarlo.
— Pero hyung yo no...— calla cuando siente la mano de Jungkook estrellarse
en su mejilla. Apretó los labios ante el dolor.— Le juro... Que yo no le he sido
infiel.
— Sí cómo no.— dice sarcástico. — Tal vez a "Jiminnie" le das regalitos
como estos ¿verdad?.— alza el videojuego.
— Claro que no, hyung, usted es el único que me importa.— dice
entrelazando sus manitas, porque sin importar la situación, por muy amarga
que fuera ésta, siempre se avergonzaría al demostrar su cariño.
— ¡A mí no me engañas! — Jungkook tira el disco al suelo y lo pisa,
importándole poco lo emocionado que estuvo por él horas antes, la imagen
de Jimin tocando lo que era sólo para él lo enfureció.
Taehyung sintió su pecho doler. Tuvo que ahorrar y repartir diarios para
juntar todo el dinero en el videojuego. Lo que le duele es la poca importancia
que el mayor le dio.
— Lo siento.— baja la mirada y sonríe tímidamente, o intentado hacerlo,
comienza a caminar pasando de largo a Jungkook.
Jungkook rueda los ojos, pasa sus manos entre su cabello y corre para
alcanzar al menor. Cuando lo alcanza lo abraza por la espalda para detenerlo
y, muy dentro de sí, calmarse. Al tener el robusto cuerpo de Taehyung entre
sus brazos siente un sentimiento cálido.
— Tae.— Jungkook le voltea y ve sus ojitos chocolate algo perdidos, traga
duro.— No debí gritarte, ¿Qué te parece ir a mi casa?— le dice sonriendo,
cambiando su aura por completo para no incomodar al castaño.
— Está bien, hyung.— el menor sonríe.
Taehyung sentía que estaba en el cielo porque en el momento que entraron a
la habitación el pelinegro, éste comenzó a besarlo.
Jungkook estaba sorprendido por la suave textura de los labios ajenos y más
aún cuando su sabor era dulce sin necesidad de algún bálsamo como con
las chicas que solía besuquearse.
Esa noche ambos chicos se dieron miles de besos y sutiles caricias.
Jungkook sentía molestia cada que sus labios dejaban de tocar los rosados
de Taehyung, volvió sentir aquel vuelco en su estómago. Se enfermaría
pronto, eso pensaba él.
•6•
Jungkook en realidad no sabía lo que le estaba sucediendo, últimamente
había encontrado linda la permanente y radiante sonrisa de su irritante
vecino, y a la vez novio, Taehyung.
Se encontraba abrazado al cuerpo desnudo de Irene en la casa de ella, su
vista estaba perdida en el techo de aquella habitación que conocía a la
perfección. Cerró momentáneamente sus ojos y al hacerlo la cara de ese
pequeño castaño aparece. Abre los ojos rápidamente, se sienta velozmente
en la cama y con ello despierta a la chica dormida que yacía boca abajo.
— ¿Qué sucede?— la chica lo abraza por la espalda, pegando sus senos a
ésta.
Jungkook se remueve incómodo, busca sus pantalones y al ya encontrarlos
se los coloca lo más rápido que puede. Irene lo mira sugerente, ella deseaba
otra ronda, pero al parecer Jungkook tenía otra cosa en mente que volver a
metérsela, ciertamente no estaba de humor.
— ¿Ya te vas?
— Sí.— al estar totalmente vestido, se dirige a la puerta de la habitación y se
va sin siquiera despedirse de ella como solía hacerlo siempre.
Al ir en las frías y oscuras calles de camino a casa su ceño se frunce y su
mandíbula se aprieta ante un recuerdo, algo que Taehyung le dijo.
"Alguien deja dulces entre mis libros, es demasiado adorable"
Un día que Jungkook se encontraba en su patio trasero tratando de dormir
pudo escuchar como el pequeño castaño le contaba a su madre aquella
misteriosa acción, se le escuchaba en su tono de voz lo emocionado que se
encontraba. Espero a que el mismo Taehyung le contara sobre aquello ya
que siempre le decía todo, pero con ese tema era completamente cerrado y
eso le irritaba a Jungkook.
Al parecer Taehyung era reservado por ese tema por los "celos" de su mayor,
pensaba que se enojaría y lo volvería a golpear cuando una vez Jimin en
forma de juego besó su mejilla y, desafortunadamente, los vio, aunque de
cualquier forma se enojaría.
Jungkook iba pateando una pequeña piedra que se había cruzado en su
camino, estaba cerca de su casa, pero algo, más bien alguien, llamó su
atención. A su parecer era un chico algo bajo de estatura, pero para su mala
suerte estaba cubierto por una enorme sudadera negra, en sus manos tenía
una pequeña caja color rosa. Jungkook frunce el ceño al ver como éste
dejaba aquella caja en la puerta de la casa de Taehyung, cuando el extraño
toca la puerta se hecha a correr, Jungkook se dirigía a él, pero no pudo ver
su rostro por dirigir toda su atención a un adormilado castaño que se
asomaba por la entrada de su casa, Jeon puede ver como la cara de
Taehyung se ilumina al instante de ver aquella caja en el suelo, eso no le
gustaba nada.
— ¡Taehyung!— grita el mayor causándole un gran susto al castaño.
Jungkook se acerca a grandes pasos hacia el menor, pero éste por impulso
le cierra la puerta en la cara.
Taehyung al otro lado de la puerta traga duro sabiendo que lo que había
hecho era cavar su propia tumba. Jungkook estaba enojado, la acción de
Taehyung no había sido agradable para él y su mal temperamento.
— Abre la puerta. Ahora. — el tono del mayor le heló la sangre a Taehyung,
éste tenía miedo, pero aun así obedeció y al abrir la puerta lo siguiente que
vio fue el suelo. Jungkook le había soltado un potente golpe en la
cara.—¿Cómo te has atrevido a cerrarme la puta puerta en la cara?
Para mala suerte del castaño su madre tenía turno nocturno en el hospital.
Taehyung de inmediato buscó aquella cajita que le habían dejado en su
puerta, al encontrarla trató de alcanzarla, pero el mayor fue más rápido.
Jungkook tomó de los cabellos a Taehyung.
— ¡¿Qué es esto?!— Jungkook grita lleno de ira mientras alza la cajita con su
mano libre— ¡Contesta!
— N-no lo s-sé.— Taehyung trata de quitarse la mano del pelinegro en su
cabeza, siente mucho dolor, había visto a Jungkook enojado en
innumerables veces, pero esta vez Jungkook luce como otra persona, como
una bestia.
Jungkook enfurece más y azota la cabeza del menor contra la pared.
Taehyung chilla y su mirada comienza a nublarse, su cabeza comenzó poco
a poco a sangrar. Jeon lo toma del cuello de la piyama y con toda su fuerza
arrastra escaleras arriba a un aturdido Taehyung.
Cuando llegan a la habitación del menor, el pelinegro suelta bruscamente a
Taehyung al ver como hay pequeños regalos y unos cuantos dulces en el
escritorio éste.
— ¿Con qué no sabes verdad?— Jungkook aprieta los dientes mientras
escupe las palabras con un enfermizo sarcasmo, Taehyung traga pesado, no
queriendo conocer en su totalidad a ese Jungkook cegado por la ira.
Jungkook por el enojo toma un pequeño leoncito de peluche que se
encontraba sobre el escritorio, lo mira por unos segundos para después
arrojarlo al suelo y pisarlo.
— ¡Hyung!— Taehyung con todas sus fuerzas se interpuso para que no
rompiera más cosas, no podía permitir que las buenas intenciones del
desconocido que le daba todo aquello se destruyera.— ¡No!... Por favor
no.— su voz temblaba y su cabeza dolía demasiado, sangre escurría por el
lado derecho de su cabeza, su labio igual se encontraba sangrando mientras
de a poco perdía su color rojizo.
— Quítate o te quito.— gruñó Jungkook, sin siquiera preocuparse por la
apariencia de su menor. Trató de volver acercarse al escritorio, pero con lo
que no contaba era con un dolor punzante en su mejilla. Taehyung lo había
golpeado.
— Y-yo...— Taehyung palideció por la obscura y furiosa mirada del mayor.
Jungkook tomó del cuello a Taehyung y lo azotó contra el suelo, comenzó a
tirar golpes por todo su rostro y cuerpo, el castaño trataba de cubrirse lo
mayor posible. Su cara dolía, su cuerpo dolía, pero al menos sus regalos
estaban intactos, sonrió tímidamente hasta que escupió un poco de sangre
ante una potente y dolorosa patada a sus costillas.
— L-lo siento.— musitó Taehyung salpicando un poco de sangre. El
pelinegro dio un fuerte golpe a su rostro dejándolo inconsciente.
Jungkook se cansó de golpearlo, su enojo se había disipado. Taehyung había
quedado inconsciente en el piso y eso no le importo, sólo se recostó en la
cama del menor dispuesto a dormir y obviar lo sucedido, le diría a su madre
que dormiría fuera para que no lo molestara.
"Te odio Jeon Jungkook"
Jungkook despertó de un salto algo asustado ante aquellas palabras que
había escuchado en su recién sueño. Sacudió su cabeza para calmarse un
poco ante el mal trago, se sobo su mejilla en donde sentía un pequeño ardor,
ah, cierto, Taehyung le había golpeado.
— B-buenos días, hyung.— Jungkook al levantar su vista palideció al
instante.
Taehyung se encontraba con el rostro destrozado, su ojo derecho se
encontraba cerrado y completamente morado, sangre seca se veía desde su
cabeza hasta su cuello, sus labios, que usualmente son rosados y húmedos,
se encontraban resecos y rotos, se podían apreciar grandes hematomas en
su cuello y brazos, su apariencia era horriblemente dolorosa, pero lo más
doloroso era como trataba de formar una sonrisa.
— Hyung... Traje vendas para sus manos, espero no le moleste.— el castaño
sonrió bajando la mirada, avergonzado de mostrarse así frente de Jungkook.
Jungkook bajó rápidamente su mirada hacia sus manos, éstas se
encontraban con los nudillos rojizos y con bastante sangre. Tragó duro al ver
como, cojeante y con leves quejidos, el menor se acercaba hasta la cama,
sentándose después a su lado. No dijo nada cuando torpemente Taehyung
tomaba sus manos y comenzaba a vendarlas con suma delicadeza, con la
delicadeza que el castaño no recibía.
— S-su mejilla debe d-doler.— dijo cuando terminó de vendar ambas manos.
— L-lo si-siento, n-no debí ha-hacerlo.— bajó su cabeza, sintiéndose
cansado, todo el cuerpo le dolía, pero a pesar de todo, Jungkook era su
prioridad.
Algo dentro de Jungkook se quebró, ¿por qué él se disculpaba? Eso no tenía
que ser así, pero por su orgullo no iba a disculparse.
— Sí, no debiste golpearme.— dijo sin mirarlo, porque si lo hacía, algo dentro
de él dolería.
— Lo siento, en verdad no sé lo que me pasó... Yo jamás golpearía a
Kookie... Yo te amo, Kookie.— Taehyung dijo con una tenue sonrisa.
Jungkook apretó los labios y no contestó, Taehyung notó aquello y con una
triste sonrisa se levantó para dirigirse al baño, apenas podía mantenerse en
pie y consiente, pero no quería ser le una molestia a su amado Jungkook.
— Le preparé un desayuno, coma antes de irse. — susurró por último para
pasar después a encerrarse en el baño.
Jungkook sentía su respiración ligeramente agitada.
"Te arrepentirás"
Ese pensamiento lo dejó helado, ya no quería permanecer más ahí así que a
paso rápido bajó las escaleras y en el camino a la salida pudo notar un
camino de pequeñas gotas de sangre, fijó su vista en la mesa y había unos
panqueques con mermelada. Su desayuno favorito. No podía seguir ahí, no
quería, puesto que, de alguna forma que él no quería reconocer, le dolía, y
sin más se fue con un sabor amargo en su boca. Algo no estaba bien.
Taehyung estaba recostado en la bañera, limpiando con sumo cuidado sus
heridas.
— Duele... T-tendré que cubrirlas muy bien... Kookie no tiene la culpa, es
todo mi culpa. — sonreía mientras limpiaba cada rastro de sangre.— Kookie
me ama.— pequeñas lágrimas salían de sus lindos ojos por el inmenso dolor
en todo su cuerpo y, también, por el dolor en su pecho.— Él me ama...
¿verdad?.— llevó sus rodillas hasta su pecho escondiendo su rostro entre
ellas para comenzar a llorar más fuerte.—Porque yo sí amo mucho a mi
querido Jungkook.
Después de haberse terminado de bañar se dirigió hasta su cama para poder
descansar, su madre había dejado un nuevo mensaje que no llegaría hasta
pasado mañana por un nuevo paciente, sonrió tímidamente al oler el varonil
aroma de su mayor en su cama, dirigió su mirada al suelo donde se
encontraba completamente destrozado el pequeño leoncito.
— Lo siento mucho señor leoncito, Kookie no quiso hacerlo.— susurró con
los ojos llorosos.— Lo siento mucho "J", en verdad que Kookie no quiso
hacerlo.— iba cerrando lentamente sus ojos, al estar completamente
cerrados y con una pequeña lágrima resbalando por sus maltratada carita,
cayó en un profundo sueño.
•7•
Todos los alumnos tenían una expresión de sorpresa en sus rostros. El
proyecto de Sociales e Historia tenían que entregarlo completo el lunes a
primera hora. Estaban a viernes.
La profesora cambió la fecha para así poder revisarlos antes de irse a causa
de su embarazo.
— Esto es una jodida broma.— decían algunos de los alumnos.
El bullicio era escandaloso, pero había un par de chicos que estaban
comiéndose las uñas al punto de un colapso mental.
— ¿Cómo va Taehyung con eso?— susurró Hoseok en el oído del pelinegro.
— N-no lo sé.— tragó duro.— No le he preguntado.
— Pues en lugar de ir a cogerte a cualquier puta, deberías ver el avance. —
bramó molesto, para tomarse la cabeza y agitar ésta desesperado, él
confiaba en las técnicas de seducción de Jungkook, pero ¿por qué aún no
estaba el maldito trabajo si se supone que Taehyung está enamorado de
Jungkook? ¡¿A qué está jugando?!
Jungkook no quiso contestar, tenía razón su amigo. Se supone que desde un
principio le había pedido ser novio a Taehyung para que simplemente le
ahorrara todo el esfuerzo en hacer el trabajo, pero últimamente su mente se
estaba nublando y el propósito original ya no era importante. Tenía que hacer
algo para que el castaño apresurara todo, pero ¿qué?
Jungkook estaba sudando frío, por fin y de pura casualidad sabía quien era el
que le daba regalitos a su novio. Jackson Wang. Eso en definitiva no se lo
esperaba, Jackson era su amigo y además era novio de Yonah, una de las
tantas amigas de Irene. Antes pensaba que era Jimin el que le regalaba
cosas, pero no fue así y eso le causo incomodidad, miedo. Vio como con
sumo cuidado el rubio colocaba una cajita de chocolates y al lado un
pequeña nota en la puerta de la casa de Taehyung, se escondió por instinto
cuando vio a su amigo correr con una radiante sonrisa.
Pánico es lo que sentía, Taehyung había logrado que una persona tan
egocéntrica como Jackson se doblegara y transformara en un idiota
enamorado, otra persona había notado el ángel que Jungkook tanto se
empeñó en destruir. Ahora no sólo era el idiota de Park, que cada vez que le
lograba ver cerca de Taehyung éste se encontraba con un reluciente brillo en
los ojos, sino también era Wang. Otro chico que sabía era de los mejores en
el ámbito de las conquistas, sólo que esta vez, como Jungkook pudo deducir
al verlo, no era una simple conquista.
— Mierda.— musitó el pelinegro, saliendo de su escondite al ya no estar
Jackson cerca.—Tendré que hacer... Eso.
— Taehyung.— habló el mayor mientras abrazaba al castaño por la espalda.
Ambos chicos se encontraban solos en la casa del castaño, Jungkook le
rogó quedarse mientras sus madres no estaban. Taehyung al principio se
extraño, pero toda duda fue disipada cuando éste le robó un beso aún
estando parado en la puerta, importándole muy poco que alguien los viera.
¿Qué sucedió con los chocolates? Jungkook lo tiró para que Taehyung no
los viera. Pronto arreglaría cuentas con Jackson.
Jungkook enterró su cara en el cuello del menor, embriagándose con el dulce
aroma que éste destilaba mientras lo abrazaba más fuerte contra su pecho.
— ¿Qué s-sucede h-hyung?— Taehyung ladeó la cabeza para darle mayor
acceso al pelinegro. Se sentía realmente bien.
— Dime Kookie. — Dijo Jungkook, de alguna manera extrañaba que
Taehyung le dijese así. Hizo que el castaño girara la cabeza para poder
besarlo. Un delicado y tímido beso.
— Kookie.— musitó sobre los labios ajenos y Jungkook sonrió, sí, ahora el
escucharlo le gustaba.
— Tae... Yo quería preguntar, este, ¿Cómo vas con los trabajos?— Jungkook
entrelazó sus manos con las del otro.
— Me falta poco.— dijo Taehyung, sintiendo su corazón ir más rápido.
— Ya veo, ¿podrías tenerlos antes del lunes?— Jungkook recargó su mentón
sobre el hombro de su menor.
— No lo sé. — el castaño suspiró por la respiración del mayor en su cuello.
Jungkook gruñó un poco por la respuesta, necesitaba el trabajo, y pronto.
Era hora de comenzar con el plan.
El pelinegro comenzó a repartir besos húmedos por todo el cuello del
castaño que a su vez sólo suspiraba. Lentamente Jungkook deslizaba sus
manos dentro de la camisa de Taehyung, éste sintió un escalofrío por las
manos frías del pelinegro.
— K-Kookie...— Jeon giró al menor para así comenzar con una ronda de
lascivos besos. Taehyung no sabía como reaccionar, estaba comenzando a
calentarse. Quería entregarse a la persona que más ama con la seguridad de
que es por amor, no tenía miedo de estar con Jungkook.
Lograron llegar a la cama con tropezones de por medio sin romper el beso, el
pelinegro se quitó la playera aventándola a cualquier lugar sin importancia,
había comenzado a sofocarse. Los ojos chocolates del menor brillaron por el
increíble cuerpo del mayor, siempre le había parecido hermoso, pero ahora
era excitante. Jungkook sentía que su miembro se paraba ante la tierna e
inocente mirada de Taehyung, le gustaban sus ojos, y no pudo evitar
sorprenderse ante su reacción inmediata, jamás se le había parado con tan
sólo una mirada. Quitó la estorbosa playera del menor y éste por acto de
reflejo se cubrió. El pelinegro sonrió ante ello, sabía porque Taehyung se
cubría, y, repitiendo lo que últimamente ronda su mente, si hubiera sido su yo
del pasado sin duda se hubiera asqueado e ido, pero ahora, quería ver todo
de Taehyung.
— Déjame verte.— Jungkook susurró sobre los labios del otro.
— N-no.— el castaño mordió su labio inferior con fuerza.
— Si no lo haces te morderé en vez de besarte.— Jungkook se lamió los
labios al ver el puchero de Taehyung, retiró lentamente las manos del
castaño que cubrían su cuerpo, al principio se negó recibiendo más
mordidas de su parte, pero al final terminó cediendo.—Buen chico.— le
besó.
Pasó el tiempo entre besos y leves mordidas, ambos yacían desnudos y
completamente cegados por el deseo. Jungkook trataba al principio de
convencerse que todo era sexo obligatorio, pero ahora estaba restregando
impaciente su miembro con el del menor mientras le dejaba notorias marcas
en todo su cuello y clavículas, marcándolo como suyo y que así Jimin y
Jackson lo dejaran en paz.
Taehyung paseaba sus dedos entre la sedosa cabellera de Jungkook, le
gustaba aquella nueva sensación. Perder su virginidad con alguien a quien
amas no es un error ¿verdad? Gemía quedamente ante el roce de sus
miembros, le encantaba el que no sólo él necesitara de más.
— Kookie...mgh...ngh.— Taehyung se mordía los labios ante aquello, la
imagen de Jungkook extasiado le gustaba.
— Que linda voz. — susurró el pelinegro.— Ahora, chupa.— llevó tres de sus
dedos a la boca del castaño.
Taehyung entendió y los lamió como si de una paleta se tratase, aunque era
su primera vez haciéndolo, el pelinegro gruñó ante tal vista, esos bonitos
labios rojizos y esa rosada lengua lamiendo sus dedos era mejor que ver a
una chica haciéndolo.
"No sigas" una voz se hizo presente en la cabeza de Jungkook, pero vamos,
cuando uno está excitado prefiere los instintos que la racionalidad.
Cuando vio que ya era suficiente, retiró los dedos y los llevó a la rosada
entrada de Taehyung, ingresó el primer dígito y el menor gritó de dolor. Vaya
que dolía.
— Bebé... Ya pasara.— trató de tranquilizarlo al ver pequeñas lágrimas caer
por las sonrojadas mejillas del menor, no quería verlo llorar.— Abrazame
fuerte.— pidió Jungkook.
Taehyung asintió aferrándose a la ancha espalda del pelinegro, éste con su
brazo libre tomó posesión de la cintura del menor para así pegarlo más hacia
sí. Jungkook sonrió al castaño mientras de acercaba a sus hermosos labios
hasta al fin juntarlos en un tierno beso, ingresó un segundo dígito, los dedos
del pelinegro entraban y salían lentamente, se abrían en tijeras para poder
dilatarlo. La erección de Jungkook dolía, pero prefería no hacerle doler a
Taehyung.
"Ahora si te preocupa no hacerle sentir dolor, hipócrita" aquella voz regresó,
pero nuevamente Jungkook la ignoró.
Taehyung gimió al sentir que algo dentro de él fue presionado por el mayor,
la sensación era deliciosa. Jungkook lo notó, sacó sus dedos y recibiendo un
puchero de inconformidad de Taehyung, sonrió.
— ¿Listo?— Jungkook preguntó abriendo más las piernas de Taehyung,
acariciando sus muslos mientras le miraba desde arriba esperando una
respuesta.
— S-sí.— Taehyung musitó sonrojado y un poco aterrado por el tamaño del
pene de Jungkook.—Por favor.— puchereo.
— Lindo.— Jungkook sonrió, le besó para así meter lentamente su glande en
el ano de Taehyung. El castaño mordía su labio al sentir que se desgarraba,
pero no quería detenerse hasta ahí.
Taehyung se abrazó fuertemente a la espalda de Jungkook, clavando
también sus uñas y recibiendo uno que otro gruñido. Al terminar de meter
todo su miembro, Jungkook tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para
no comenzar a embestirle. Las paredes del castaño le apresaban
deliciosamente, era nueva aquella sensación.
— K-Kookie... Muevete.— susurró en su oído, prendiendo más a Jungkook.
Jungkook empezó a embestirle suavemente mientras se regalaban besos y
tiernas sonrisas. Sus movimientos no eran bruscos, ni salvajes, como cuando
solía tener sexo con cualquier chica, no, sus movimientos eran suaves y
delicados. Detonando erotismo en cada uno de sus poros.
— Kookie... Mghh... Ahí. — gemía Taehyung sutilmente sobre los labios
rojizos e hinchados de Jeon.
Jungkook sin objeción, obedeció y arremetió más profundo. La forma en la
que sus cuerpos se movían era totalmente diferente a como siempre lo hacía,
nunca había tenido ninguna pizca de consideración con alguna de sus
conquistas, más bien, no quería que ese momento tan íntimo de los dos
terminara. Era más sensual y lento, pero muy placentero, Jungkook
realmente disfrutaba estar con Taehyung.
— Kookie...m-me vengo.— Taehyung gimió al ser embestido más rápido y
sentir un cosquilleo en su vientre, alcanzó los labios de su mayor para
poderlos besar.
— Yo igual, bebé. — musitó sobre los labios ajenos. Jungkook sentía esa
conocida sensación, pero sabía que el orgasmo sería más intenso y
significativo que en sus encuentros sexuales anteriores.
Ambos se corrieron tragándose el gemido del contrario. Taehyung entre sus
abdómenes y Jungkook dentro del menor.
— Tengo sueño.— Taehyung se talló los ojitos al haber recuperado su
respiración, estaba demasiado cansado. Ese gesto fue adorable ante los ojos
del mayor y sonrió ante ello.
— Duerme.— besó la frente del castaño y así cubrirlo con las sábanas que se
encontraban en el suelo, él también estaba cansado.
— Kookie...— tocó ligeramente la mano del mayor cuando éste se acurrucó a
su lado dispuesto a compartir el sueño.
— ¿Mhn?
— Te amo.— susurró apenado.
Jungkook le tomó en brazos apegándolo contra su fornido pecho, apretó los
labios pensando en su respuesta y por algún motivo, en su interior, comenzó
a temblar. Eso que ambos compartieron, la unión de sus cuerpos y sus
tratos, ya no era parte del juego.
—...—besó el cabello del castaño.—Yo también te amo.— cerró sus ojos,
cayendo al lado de ese chico que, sin su permiso, robó su corazón.
•9•
•20•
Los pasillos de la universidad estaban repletos de personas, las cuales
hacían un fastidiado ruido que era ignorado por los mismos que lo
provocaban.
Las clases por fin habían comenzado desde hace unas semanas, dando
inicio a un nuevo ciclo lleno de lo mismo. Jungkook estaba decaído,
frustrado y preocupado por Taehyung; le había visto a los alrededores unas
cuantas veces rodeado de diferentes personas, sin embargo, no podía
ignorar como Park evitaba al menor como si fuese una plaga. Tenía
curiosidad de las cosas que pasaban entre Jimin y Taehyung, sentía que
había su culpa el arruinar siempre la felicidad del menor.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por sus amigos que se acercaban a
él.
—Hey.— saludó Hoseok con la mano. Lisa se posiciono al lado de éste e
igual saludó con una venia.
Jungkook regresó el saludo y sin decir nada más se encaminaron a sus
respectivas aulas; pudo visualizar a su frente una cabellera castaña, casi
color cobre, y porte un tanto decaído, era Jimin. Se encontraba con unas
notables bolsas negras bajo sus ojos, lucia totalmente descuidado con su
vestimenta, su apariencia, todo, nada era como lo acostumbrado, realmente
se veía fatal.
Sus miradas se conectaron, Jungkook en los ojos contrarios puede ver dolor
y odio, sabe que se lo merece, pero no le importa. Jimin aparta la mirada
furioso, estaba dolido, le lastimaba ver a Taehyung tan coqueto con todo el
mundo, le enfurecía verle tan apegado a otras personas, pero, sobre todo
aquello, le enfermaba de sobre manera que todavía guardara una pizca de
amor y esperanza cuando el otro claramente le confesó que sólo había sido
un juego. Jimin está dolido, demasiado, pero en ese mar de dolor, agonía y
frustración, siente que está encima de una pequeña balsa de alivio, porque
sabe con certeza, que a pesar de las vastas compañías de Taehyung, éste no
está con Jungkook, le alivia que aún siga sonriendo con energía, y que no
haya vuelto con el bastardo que comenzó todo aquello. Mientras camina a su
próxima clase, Jimin admite que aún ama Taehyung, no podía negarlo, y
teniendo esos pensamientos que sabe son destructivos para él, ignora
completamente que Yoongi le sigue cautelosamente desde atrás, éste quiere
ser aquel soporte que se nota el otro necesita, sin embargo, le es imposible
porque Jimin le evita cuando le tiende la mano para sacarlo de su dolor.
Taehyung pasa justamente al lado de Jungkook, éste le mira de reojo una vez
deja de mirar a Jimin y nota que tiene a dos chicas a cada lado de sus
brazos, las cuales reían de lo que él decía y Taehyung sólo sonreía al
escucharles reír. Jeon paró su paso para poder seguirlo con la mirada hasta
que se le pierde en una esquina, no entiende porque Taehyung se comporta
así, el menor no era de esas personas que resaltaran de aquella manera, él
resaltaba por su amabilidad e inteligencia, pero ¿qué iba a saber de él en
realidad?, jamás se dio el tiempo de conocerlo de verdad cuando debió
hacerlo; sólo lo había utilizado para su propio bien, siempre había hecho el
esfuerzo por ignorarlo y causarle daño, pero ahora, cuando estaba
consciente de que estaba perdidamente enamorado de Taehyung, se
lamenta de todo lo que hizo en el pasado.
Al llegar a su aula, puede notar las miradas coquetas sobre su persona de
sus nuevas compañeras, sabe que es atractivo y con cuerpo de ensueño, sin
embargo, no le interesaba salir con nadie, no tenía ganas de tener alguna
relación con nadie, sólo deseaba tener nuevamente el amor de la persona a
la que tanto dañó, y puede notar que sus antiguas compañeras saben eso
porque al verle sólo bajan la mirada evitándole como la peste. Al ver tales
reacciones, Jungkook sabe que ya es tiempo de olvidar a Taehyung, se había
hecho tanto daño por sus errores y en verdad, quiere dejar de sufrir en vano,
porque sabe que Taehyung no volverá nunca más con él.
— Jungkook.— el mencionado sale de sus pensamientos cuando escucha
una voz detrás de él. Voltea y su ceño se frunce al instante al ver a la persona
que le llamaba.
— Irene.— dice seco.
— Wow, que suerte encontrarte por aquí. — dice algo coqueta, cruza sus
brazos para poder resaltar su busto y que se haga notar por el gran escote
que porta sin descaro alguno.
Jungkook no contesta, sólo la observa. Sabe bien que por ella hizo muchas
estupideces para dañar a Taehyung.
— Supongo que sí. — pasa su mano por la cintura ajena para así poder
acercarla más.
— Estás muy guapo, esos años te han sentado bien.— dice ella mientras
desliza sus manos por los tatuados brazos del azabache, Irene se deleita por
los marcados músculos, pero detiene su recorrido cuando es empujada con
brusquedad por un malhumorado Jungkook.
— ¿Crees qué es suerte encontrarme con una fácil como tú? No me hagas
reír. — Jungkook dice con sorna, tenía la intención de dejarse seducir y
acabar en sexo, pero simplemente no pudo al recordar a Taehyung, tal vez
suene patético el que una persona de su porte esté totalmente entregada a
otra, aun sabiendo que no hay posibilidad de estar juntas. No quiere a nadie
más, no puede tocar a nadie más. Está verdaderamente enamorado y sin
importar el tiempo, no dejara de estarlo.— No te vuelvas a acercarte a mí,
zorra.
Irene le mira molesta, está indignada, pero tiene algo que sin duda le dolerá
al Jungkook.
— Entonces iré con Taehyung, esa putita se arrastra con to...— fue
interrumpida por un estruendoso golpe en la pared, cerca de su cara.
— Vuelves a mencionar su precioso nombre con ese tono vulgar y créeme
que olvidare que eres mujer.— Jungkook escupe con rabia contenida
mientras le susurra cerca del oído.
Con miedo Irene le contesta.— Caíste bajo al meterte con él aun estando
hecho una aberración.— Ella dice en el mismo tono susurrante que
Jungkook, claro que ella sabía la historia detrás de la huida de Taehyung y la
auto destrucción del azabache. Se enteró en una de las veces en las que
habían follado, había revisado el celular de Junkook por mero aburrimiento
mientras éste se duchaba y de casualidad vio las conversaciones que solía
tener con el menor.— Y míralo, está para follárcelo, ah, sí es cierto, tú no
puedes acercarte a él. Me das pena.— dijo ella con burla y aquello hizo a
Jungkook apretar la mandíbula.
Vaya que lo último le dolió, pero le jodió de sobre manera el que ella supiera
del pasado que sólo le pertenecía a él y Taehyung, sin embargo, jodió aún
más que le insultara a su pequeño ángel. — Al menos él está follable, en
cambio tú, ni de lástima te voltean a ver.— dice mientras apretaba los
dientes, evitando gritar y que se hiciera un escándalo incensario. — No
quiero que te me acerques... Ni mucho menos a Taehyung. — finaliza
mientras se adentra por completo al aula, con miradas interrogantes sobre su
persona.
Taehyung está riendo por fuera, pero por dentro está destrozado. Le duele
cada mirada dura que Jimin le dedica cada que lo ve, le duele el que Yoongi
trate de siempre hacer sentir mejor al mayor mientras éste le ignora y le duele
ver a Jungkook, éste siempre le mira con cariño y tristeza. Le duele no poder
solucionar todo lo que le rodea, todo lo que hay dentro de él, actuar como
desinteresado con todos no es lo suyo, odia jugar con las personas de esa
manera, odia dañarlas cuando menos lo merecen. Desde que terminó con
Jimin y Jungkook dejó su casa, sólo había estado acostándose con
cualquiera que se lo pidiese; había estado usando su cuerpo para cosas que
realmente detestaba, odiaba el rumbo que ha tomado su vida, pero no tiene
opción. Es lo mejor para no dañar a nadie, si no le da importancia a las
personas, éstas tampoco se la darán él.
Prefiere ver a Jimin en la distancia, sabe que es fuerte y podrá superarlo,
desea con todo su corazón que pueda salir adelante sin él. Jungkook no
abandona tampoco su mente, cada que lo recuerda su pecho duele y su
corazón late a gran velocidad, sabe que no tiene que ilusionar a nadie por la
situación en la que se encuentra, pero no puede evitar querer siempre ver el
varonil rostro de Jungkook entre la gran multitud de estudiantes. Ese hombre
lo lástima, porque de él adoptó ese modo de actuar con los demás.
Taehyung sólo utiliza a las personas que lo rodean para un beneficio egoísta,
tal vez Jimin tenía razón y sí es igual a Jeon.
— Ojalá las cosas no fueran como lo son ahora.— murmuró mientras se
colocaba su ropa y salía del salón de Artes, donde había tenido sexo con una
chica de la cual no recordaba su nombre.— Ojalá no estuviera a punto de
morir.
•21•
Jimin se encontraba en el gran escenario teatral, con un gran piano frente a
él y encima de éste una grabadora, miraba atento hacia el gran telón, el cual
estaba sobre su cabeza, la música de la grabadora que llevaba consigo hizo
presencia, resonando entre las paredes y provocando eco, cerró los ojos
para sentir todo lo que le rodeaba, sentir todo lo que le atormentaba en su
interior. Su cuerpo comenzó a moverse al compás de cada nota, cada
movimiento lo hacía con fuerza y perfecta sincronización, estaba tan sumido
en su baile que no noto que era observado desde la primera fila de asientos
aterciopelados.
Yoongi veía con adoración cada movimiento del castaño, se veía precioso, le
daba vida al desolado teatro. Cada paso, giro y caída, demostraban todo el
enojo y abatimiento de su cuerpo. Podía deducir lo que el otro sentía, hasta
el punto de que a él también le llegara a doler. Min subió por las escaleras
laterales del escenario, para poder llegar hasta el gran piano posicionado
cerca de aquellas escaleras.
Jimin paró sus movimientos cuando la música de la grabadora dejó de tocar,
giró y abrió los ojos en demasía al ver a su compañero de trabajo sentado
frente al gran piano; cerró nuevamente los ojos cuando la primera nota fue
tocada, entendiendo así que Yoongi deseaba apoyarle en aquel momento.
De nueva cuenta se posicionó en una sola pierna con los brazos alzados al
costado y comenzó a danzar al ritmo de melodía.
"A melody of tears" de Beethoven resonaba en el gran espacio, Yoongi
tocaba cada tecla viendo el cansado cuerpo de Jimin, el cual lloraba por
cada sutil paso, cada lágrima resbalaba por sus mejillas cuando la ola de
recuerdos llegaban a él. Recuerda el momento que vio por primera vez a
Taehyung, el día que le regresó su cuaderno y le comenzó a llamar "Jiminnie
hyung", recuerda cada sonrisa dedicada con naturaleza, lo recuerda todo y le
duele. Él sabía que jamás no podría tener su corazón del todo, lo sabía y aún
así se arriesgó, sufre por las últimas palabras que le dijo el día que salió del
departamento que tantas noches de pasión resguardo y tantas mañanas de
cariño presencio.
Trastabilla y cae al suelo, siendo su cara lo primero en tocar el escenario.
Yoongi se preocupa y quiere ayudarle a que se levante, pero Jimin le detiene
y le dice:
— Sólo continúa.— se levanta un poco tambaleante limpiando el hilo de
sangre que sale de su boca al haberse mordido la lengua. Yoongi apretó los
labios y siguió tocando la melodía, viendo de nueva cuenta como el cuerpo
de Jimin realizaba sus pasos más potentes. Park solloza audiblemente e
importándole poco verse tan destrozado frente a su mayor, sólo quiere llorar
hasta que de sus ojos no salga una lágrima más.
Se dejó caer de rodillas cuando la melodía dio por último una nota larga
dando por hecho su final. Su cuerpo dolía, el sudor se daba paso por sus
músculos al igual que sus lágrimas por su rostro. Observó con un poco de
dolor el anillo plateado que llevaba en su anular, aquel anillo fue el regalo de
su primer aniversario, lo llevo a su boca para besarlo y después a su pecho
para seguir desahogándose. Yoongi, que veía la escena desde el piano, se
sintió horrible y ajeno a la situación, ver a la persona que quieres sufrir por
alguien más es doloroso.
Con pausados pasos se acercó hasta el cuerpo de Jimin, que yacía
destrozado por el dolor, en el suelo, trato de rodearle los hombros en un
abrazo de consuelo, pero Jimin se estremeció por el contacto, no deseaba
lástima, no deseaba el calor de nadie más que no fuera de su amado
Taehyung y teniendo eso en cuenta, apartó a Yoongi y se levantó para
caminar hasta la primera fila donde yacían sus pertenecías, segundos
después sonrió amargamente ante el pensamiento tan lastimero que había
tenido sobre no querer otros brazos que no fueran los de Taehyung, las
ganas de llorar le invadieron de nueva cuenta porque de aquel amor al que
tanto esfuerzo le puso, ya no existía más.
— ¿Te vas a quedar ahí parado?— Jimin dijo, mirando hacia en frente.
Hoseok estaba estupefacto y con un nudo en la garganta, había entrado de
pura casualidad, pero se había quedado embelesado por la danza que Jimin
otorgaba gracias a su sufrimiento.
Hoseok no dijo nada, las palabras sobraban, Hoseok no podía darle el
pésame, no podía hacerlo, sería demasiado hipócrita de su parte. Dejó que
Jimin se fuera primero y, cuando escuchó la puerta cerrarse con fuerza, sacó
todo el aire que no sabía estaba reteniendo.
— Esto es duro.— dijo Hoseok mientras se rascaba la nuca, vio como Yoongi
miraba sus manos para luego hacerlas puños y bajar del escenario con
extrema rapidez, obviando la presencia de Hoseok y éste, perdiéndose en el
recuerdo reciente de Jimin bailando.— Es muy duro.
[. . .]
El cielo permanecía oscuro y al mismo tiempo luminoso, como la preciosa
piedra obsidiana. El bullicio en aquel lugar era algo pesado, pero no
importaba.
Jungkook yacía recargado en un Dodge charger R/T 2015 negro con los
brazos cruzados. Tendría una de sus tantas carreras clandestinas, la cual se
haría ahora en el distrito DongJak-gu. Uno de los motivos por los cuales se
encontraba ahí era para alejarse de sus problemas, y todo sería gracias a la
adrenalina que le otorgaba el competir, también otro motivo era por la
revancha que tanto le había reclamado Siwon. Ciertamente le daba igual
quien ganaba y quien perdía, pero siempre terminaba dejando en ridículo
hasta a los veteranos que conocían de ida y vuelta cada pista, presa
abandonada y callejón de los barrios.
Su cansada mirada recorría el lugar y notó que varios preparaban sus autos,
otros preferían charlar y algunos se dejaban llevar por el lujurioso brillo de la
luna que caía sobre ellos. Rió algo divertido recordando las advertencias de
Hoseok y Lisa de no volver a ir solo, ellos estaban preocupados porque
volviera a tener alguna pelea, le parecía divertido el que le sobre protegieran
cuando claramente no lo necesitaba. Jungkook sabía el significado de cada
pelea, para él era su castigo por haber cortado de la manera más cruel las
alas de un ángel. El ángel del que se enamoró.
Sonrió ladinamente cuando pudo divisar a Jackson, el había empezado a ir a
ese tipo de sitios y cada vez que se encontraban ellos peleaban verbal o
físicamente, pero no le importaba en lo más mínimo ser odiado por simples
personas sin relevancia en su vida.
— ¡Hey, Kook!— el mencionado aparta la mirada de su ex compañero y
dirige su vista a la voz que le ha llamado. Era Bang YongGuk, uno de los
mejores corredores del lugar y también su amigo.— Veo que ya te
recuperaste de la pelea.
— Bang, por supuesto, eso fue ya hace como un mes.— estrecha las manos
con el mayor.
— Pero si Jaebum sigue en recuperación.— el pelinegro suelta una carcajada
por la actitud despreocupada del menor.— Es bueno que hayas vuelto, Jeon.
— Lo mismo digo.
Ambos sólo quedan en silencio, no incómodo, es así como les gusta estar,
es una de las coincidencias que tanto compartían . YongGuk recuerda lo que
hace poco había tenido el placer de ver.— Oye— llama la atención del
azabache, prosigue cuando Jungkook hace un pequeño ruido dando a
entender de que le escucha.—, antes de venir a verte vi a una belleza.
— ¿Así?— pregunta divertido, puesto que es inusual que YongGuk halague a
las personas, porque era casi como él, un chico sin interés.— Ahora va a ser
la conquista de la noche ¿no?— ríe divertido.
— Que más quisiera, está para violarlo.— YongGuk se muerde los labios
para después pasar su lengua lascivamente por sus éstos.
— ¿Violarlo? ¿Es hombre?— Jungkook se cruza de brazos atento a lo que su
mayor relata.
— Es un puto ángel, es más hermoso que cualquier zorra de por aquí. Se le
ve de clase y eso en verdad está fuera de mi alcance.— el mayor se encoge
de hombros y se cruza de brazos recargándose en el auto.— Sólo me
conformo con follarlo en mi mente.
— Pervertido de mierda.
— No dirás lo mismo cuando lo veas. ¡Mira, es él! — YongGuk señala como
un niño mientras le manotea el brazo a Jungkook, eso le divierte al azabache
y con una sonrisa burlona mira en dirección que le señala su mayor.
Al ver a la persona que tanto le había interesado a su mayor, deja de sonreír
y siente cada músculo atrofiarse, la vena de su cuello comenzó a resaltar y
sus manos se cerraban de a poco para formar puños. El calor que sentía en
su pecho era una combinación de alegría y celos, muchos celos.
— ¡Ese es mi chico!
•22•
— ¡Ese es mi chico!
Jungkook sintió temblar sus piernas, porque verle ahí, a pocos metros de
distancia, era una tortura inmensa y desgarradora. Taehyung se veía tan
hermoso con esos entallados pantalones que favorecían a sus largas piernas,
ese gran suéter azulado le daba una apariencia tierna y un tanto coqueta,
muy diferente a todos los chicos malos y zorras baratas del lugar, sin duda,
resaltaba demasiado y eso le calaba hasta los huesos a Jeon. Sin embargo,
reaccionó cuando vio que YonGguk le miraba un poco curioso y no sólo él,
sino varios chicos que a leguas se les veía tenían interes en el castaño, su
castaño.
— No es la gran cosa.— dice con desdén y un bufido un tanto exagerado
para disimular su interes o conexión con la nueva presa de esa noche, sin
embargo, YonGguk sonríe de lado al ver que Jungkook empujaba la lengua
contra su mejilla, delatando lo molesto que se encontraba.
Jeon moría de celos al ver que Taehyung se encontraba con una chica y un
chico a cada lado de sus brazos; Chasqueó la lengua al sentir que sus
piernas querían desobedecer a su cerebro, éstas querían correr hasta
Taehyung, sus brazos también yacían ansiosos, ellos querían rodearle con
fuerza en un posesivo abrazo para que no se alejara de él nunca más, sus
labios comenzaban a temblar ansiosos por los contrarios y su corazón latía
como un loco para estar cerca del otro que necesitaba oírle; Jungkook quería
estar con el hombre que ama, lo necesitaba, pero sabía que por el momento
lo más prudente era esperar.
— ¿Eres estúpido? O ¿La pelea te descolocó los ojos? ¡Ese chico está para
destruirlo y darle hasta que se te caiga el pene!— YonGguk dijo en un tono
animado, ocultando el hecho de que había descubierto a su amigo.
Jungkook quería cerrarle la boca de un golpe y dejarlo tendido en el suelo,
porque para él Taehyung era sagrado, nadie tenía el derecho de fantasear
con aquel ángel que tanto amaba. «Ah, si supieras que yo lo he destruido,
pero de la manera más cobarde que existe en este mundo, me mirarías de
forma diferente, Hyung» pensó Jungkook de forma dolorosa.— Oh, Siwon se
acerca hacia él. — YonGguk señala al rival del azabache, éste por instinto
levanta la mirada con el ceño fruncido a verificar lo que su amigo decía y ¡era
verdad!, Siwon, un delincuente de lo peor, se acercaba a Taehyung con los
ojos impregnados de lujuria y curiosidad. No, su chico estaba en peligro, no
lo dejaría solo.
— Hola, precioso.— Siwon se cruza de brazos y comienza a jugar con el
piercing en su labio inferior, quería verse provocativo ante el joven que no
encajaba en aquel lugar. Taehyung le miraba un tanto asustado, era verdad
que había decidido ir aquel lugar donde se realizaban unos que otros actos
ilícitos y sabía de sobra que estaba mal, pero el que sus amigos le llevarán
ahí y le convencieran, fue más fuerte que su propio sentido común. Con todo
su valor reuniéndose, puso una expresión de real molestia para decirle con
ello a aquel muchacho que le dejara en paz, sin embargo, para Siwon fue una
clara insubordinación y chasqueó la lengua molesto.— ¿No piensas
contestar, eh?— son el ceño fruncido, tomó con fuerza la muñeca del
castaño, el cual jadeaba algo molesto y, en su mayoría, asustado. Taehyung
trató inútilmente de pedirle ayuda a sus amigos con la mirada, pero al ver que
éstos se volteaban ignorándole, como el resto de las personas en aquel lugar
que sólo miraban, fue que entendió que nadie estaría de su lado jamás y que
no era más que un estorbo en el mundo. «Los héroes no existen y cuando
están... Los alejo» pensó Taehyung, recordando la radiante sonrisa de Jimin y
la espalda de Jungkook.
— ¡Hey!— una voz gruesa se hizo presente entre el gentío que comenzaba a
sofocar a Taehyung, éste y Siwon dirigieron su vista donde aquella voz había
hecho presencia. Taehyung palideció por un breve instante, pero
rápidamente sus mejillas se tornaron de un sutil color rosado y las comisuras
de sus labios se alzaron, mostrando una sonrisa de total alivio. Jungkook se
acercaba a grandes zancadas con el rostro contraído en cólera, las venas
resaltando por sus manos daban la impresión de que en cualquier momento
reventarían al igual que las de su cuello, sus nudillos yacían blanquecidos por
el oprimir de sus dedos y, sin olvidar, el empuje de su lengua contra su
mejilla.— Déjalo.
—¿Por qué debería, ah? ¡Oh! ¡¿No me digas que este insolente es algo
tuyo?!— Siwon zarandeó a Taehyung importarle poco si lo lastimaba o no.
Jungkook enfurece más por la mueca de dolor que Taehyung muestra.—
Con razón se me hace un jodida molestia.— Siwon toma el mentón de
Taehyung para que los ojos de éste se posen en los propios y así poder
intimidarlo para que dejase de forcejear.
Jungkook apartó bruscamente las asquerosas manos que sostenían a
Taehyung una vez haber llegado hasta ellos. El azabache colocó a Taehyung
detrás de sí para protegerlo de Siwon que parecía estar igual de molesto que
Jungkook. Siwon miró a los chicos frente suyo con desdén, no es que le
importara realmente el chico que se aferraba a Jungkook como si su vida
dependiese de ello, pero, aquel azabache realmente le molestaba a tal punto
de causarle jaquecas, detestaba a Jungkook por ser mejor que él en la pista
y entre las personas, ese maldito le estaba sacando a pasos agigantados de
su territorio.
— Tú y esa mierdecilla son estúpidos.— dijo Siwon, tomando el cigarrillo que
yacía en su oreja, lo colocó en su boca sin prenderlo, sólo necesitaba tenerlo
ahí para tranquilizarse, no quería perder la cabeza por unos simples
mocosos.
— No vuelvas a decirle así. — brama Jungkook molesto, trataba duramente
de no golpear el burlesco rostro de Siwon. Sabía que meterse con el no sería
buena idea, porque Siwon nunca estaba solo, siempre había alguien para
secundarlo.
Taehyung mordió sus labios ante la escena que presenciaba, se regañaba
mentalmente por haberse puesto contento al ver a Jungkook ir a salvarle.
Quería irse de aquel lugar y huir lejos de aquella gente, pero sobre todo,
quería alejarse de Jungkook, porque de entre todos los que yacían
rodeándoles, a él le tenía más miedo. Sin embargo y para su mala suerte, sus
piernas no reaccionaban, estaba aterrado y el ver la imponente figura de
Jungkook protegiéndole de Siwon le hacía contra decir sus pensamientos.
Quería irse y dejarlo, pero al mismo tiempo quería irse con Jungkook
sosteniendo su mano entre la obscuridad. Taehyung comenzaba a
confundirse.
— Le diré como quiera... Mmh, ¡ya sé! ¿Qué te parece si tenemos nuestra
revancha hoy?— Siwon sonríe ladinamente.
— ¿Por qué debería? No quiero.— dice Jungkook de inmediato.
— Mala respuesta.— Siwon chasquea los dedos y de un momento a otro
Taehyung estaba siento sometido por uno de los subordinados de Siwon.
— ¡Déjalo!— Jungkook grita alterado, trata de ir por Taehyung, pero es
bloqueado por otros dos chicos.
— Si no aceptas, este lindo chico ya no será tan lindo.— el tono de Siwon le
resulta repugnante a Jungkook, el cual sabe que no hay otra respuesta que
no sea la que Siwon pide, sin embargo...
— No puedo hacer eso.— el azabache musita y posa su mirada en
Taehyung, el cual para su forcejeo al notar la mirada decaída de Jungkook
sobre él.— Él no merece ser puesto en un juego, en una apuesta. Él no se lo
merece, no más.— Taehyung siente a su corazón pegar con fuerza contra su
pecho, le duele la mirada lastimera de Jungkook, le duele ser débil, ¡le duele
ser él!
— No sé que historia se traen, pero, acepta el reto Jungkook.— YonGguk se
abrió paso entre la multitud.
— Esto no es asunto tuyo, Bang— dice Siwon, pero el mencionado le ignora.
— YonGguk.— dijo Jungkook algo sorprendido.— No puedo...
— ¡No seas estúpido¡ ¡Quieres defenderlo, pero con esto no eres de mucha
ayuda!— el pelinegro caminó hasta Jungkook y le tomó con fuerza del cuello
de la camisa.— Si vas a hacer las cosas a medias mejor no las hagas ¡No
pretendas ser un jodido héroe!
«Ah... Creo que... Este es el empujón que nadie quiere, pero que todos
necesitamos» pensó Jungkook, mirando fijamente los ojos de su hyung.»
— Bien, lo haré.— Jungkook apretó los ojos y dejó salir un largo suspiró,
YonGguk le soltó y se dirigió hasta el chico que sujetaba con fuerza a
Taehyung.— Yon...
— Está bien, no digas nada, ve con Siwon, se le nota al bastardo que ya
quiere competir.— dice YonGguk.
— ¡Oye! ¡No dejaré que te salgas con la tuya, Bang! El muchacho se queda
con mis chicos.— Dijo Siwon.
— No, yo lo cuidaré y se lo daré a quien gane.— dijo con la mirada fría
puesta sobre Siwon, éste no teniendo otra opción más que aceptar.— Así
que, Jungkook.— el azabache voltea.
— ¿Si?
— Gana.
— ¡Bien!— Jungkook asiente, voltea y con paso firme camina hasta Siwon, el
cual arruga el ceño ante la intromisión del que alguna vez fue su amigo.
YonGguk logra apartar a Taehyung del joven que lo lastimaba, el castaño
agradeció inaudiblemente y el mayor le resto importancia.— Creo que este
chico significa mucho para Jungkook.
— ¿Ah? ¿Dijo algo?— Taehyung preguntó ante las vagas palabras que
YonGguk soltaba al aire una vez se alejaron un poco de lo que prontamente
sería la línea de salida.
— Bueno, está decidido, si pierdes ¡yo golpeo hasta cansarme en frente de ti
a ese chico!— dice Siwon con clara burla, Jungkook aprieta los dientes, le
enojaba Siwon, pero no se daría el lujo de perder antes de siquiera correr.—,
pero si ganas no le pondré un dedo encima nunca, ni mis subordinados
¿trato?
— Trato.— Ambos estrechan las manos y caminan a sus respectivos
automóviles, pero antes de que Jungkook suba al suyo, dirige su mirada a
Taehyung y, al tener la atención de éste, grita:
— ¡No perderé! ¡Esta vez yo te protegeré, amor mío!
Taehyung no sabe que responder, está atónito y con sus emociones apunto
de explotar, se sonroja ante la sonrisa que Jungkook le da antes de entrar
por completo en el auto, lleva sus manos al pecho en un intento de detener
su acelerado corazón, da un pequeño brinco ante un leve carraspeo a su
lado.
— Eso fue un increíble grito de guerra.— dice YonGguk con las manos
dentro de su chaqueta, mirando de reojo a Taehyung— Tú... ¿Conoces a
Jungkook de alguna parte?— pregunta con suavidad.
— N-no... ¿Por qué? — La voz de Taehyung tembló, aquello le había tomado
desprevenido.
— No, por nada. Ve a sentarte en las gradas a la espera de que alguno venga
a reclamarte, bonito.— Bang dice con gracia, se retira sin esperar respuesta
por parte de un confundido Taehyung. Dispersa a las personas para poner
las cosas en orden, a cuanto la carrera concierne, claro, porque no puede
negar que la respuesta de Taehyung a su pregunta le dejó un sentimiento
amargo. Sentía pena por Jungkook y al mismo tiempo por Taehyung, porque
lo que ellos tenían no demostraba ser algo trivial o de una sola noche, como
algunos creían y que el mismo joven castaño quería dar a entender.
Jungkook debió haberle hecho algo o tuvieron que separarse por alguna otra
razón, pensó el pelinegro, no quería meterse realmente, pero Jungkook era
su amigo, como un pequeño hermano al cual le entregó un refugió donde
podría huir de la vida que quería consumirlo.
«Si no lo conoces... ¿Cómo es que tiene una foto tuya como amuleto de
buena suerte cuando compite?» pensó YonGguk, sintiendo un poco de culpa
al no habérselo dicho, pero, como su sentido común le advirtió, ese no era
asunto de nadie aparte de ellos. Sólo deseaba de corazón que todo saliese
bien.
Jungkook revisó cada parte del coche, el motor, el nitrógeno, la gasolina,
todo. Esa era, al parecer, la carrera más importante de toda su vida, porque
Taehyung estaba involucrado y él era su vida entera. Por su mente no dejaba
de pensar que aquella carrera mostraría lo que les depararía para el futuro.
Era el momento de entregar todo, ganar o perder.
Jungkook apretó firmemente el volante, respiró hondo y al abrir los ojos,
pudo ver a través del parabrisas las gradas y a Taehyung sentado entre
tantas personas, su chico parecía ido y, como él, un poco nostálgico.
Jungkook sonrió triste, apretó más el volante y, en tono susurrante, dijo:
— Si gano, lucharé hasta que regreses a mi lado, pero si pierdo, es momento
de olvidarme de ti... Es hora de dejarte ir.
•23•
Aquella carrera se podría decir que era la más importante para Jungkook, el
cual respiraba con profundidad para tranquilizarse y en su mente, para
hacerlo realidad, vencer a Siwon con todo y su orgullo. No podía permitirse
perder, no podía dejar a la persona más especial de su vida en manos de un
gusano molesto. Tampoco es como si quisiera renunciar a Taehyung, sabía
que, posiblemente, era momento de dejarlo ir si es que perdía, pero pensar
en que la cadena que sujetaba con tanta fuerza se deslice por sus manos
para jamás volverla a tomar, le aterra más que perder su vida sujeta a ella.
- Tranquilo... Tranquilo...
Jungkook sujeto el volante con fuerza cuando una chica se colocó entre
ambos coches, ésta se quitó la pequeña pañoleta rosada que tenía alrededor
de su cuello, en lo alto dio señal con la pañoleta para que Siwon y Jungkook
encendiesen los autos, éstos rugiendo de inmediato y ansiosos por lo que
avecinaba. Como si fuese un látigo, la muchacha movió la pañoleta y en
cuestión de milésimas ambos jóvenes habían creado una capa de humo al
pisar de fondo el acelerador. Taehyung apretó con fuerza sus puños al ver
los coches correr furiosos hacia una meta que internamente no quería que
ninguno alcanzara.
La pista consistía en rodear la fábrica abandonada de sal, un pequeño
terreno de tierra y volver por la presa. No era tan largo, pero sí difícil. El
primero en llegar a la fábrica es Jungkook, el cual esquivaba variados tipos
de máquinas descompuestas, fierros oxidados y ventanales rotos, los
obstáculos eran un reto extremadamente difícil, porque con un pequeño
error, no sólo perdería la carrera, sino la vida. La visión le era negada, casi
todo estaba obscuro, pero ayuda de las luces delanteras podía maniobrar lo
suficiente para avanzar, sin embargo, Siwon le seguía de cerca y eso
comenzaba a incomodarle.
«Olvídalo» la voz de su subconsciente resonó en sus adentros de forma
gutural. «No tiene caso, él sufre, tú sufres, tú lo amas mientras él te odia»
sacudió la cabeza para no perder la concentración y la pista que se mostraba
frente a él. Aceleró para quitarse aquellos nefastos pensamientos y de paso a
Siwon, llegando así al terreno baldío que lo esperaba lleno de montañas de
tierra, andamios oxidados, baches llenos de lodo y varios tubos esparcidos.
Maniobro con varios derrapes y vueltas bruscas que casi le hacen volcarse,
pero afortunadamente no lo hizo por todo el tiempo compitiendo que le hizo
un experto en el manejo del auto. Sus irises adquirieron un fantástico brillo
cuando a metros delante de él visualizó el filo de la presa, tomó la palanca
para cambiar la velocidad y dar mayor velocidad al auto, sonrió porque no le
faltaba nada para ganar, sólo era bajar por la rampa e ir derecho hasta la
tribuna; ir hasta Taehyung y tomarlo firmemente entre sus brazos que le
anhelan.
Ambos coches bajaron de un salto por la rampa, derraparon en el concreto
forrado de una capa cristalina de agua y así crear una pequeña ola.
Jungkook seguía a la cabeza, estaba a nada de ganar, hasta que, de un
momento a otro, estaba girando de manera descontrolada para así terminar
estrellándose contra una de las paredes inclinadas de la presa. Siwon, al ser
víctima de la desesperación, había sacado un revolver y, con disparos
exasperados, poncho una de las ruedas traseras del auto que moría como
las esperanzas del conductor.
- ¿Qué?... ¡No!- Jungkook gritó abatido mientras veía como Siwon, sin culpa
alguna, le dejaba atrás.- ¡No! ¡No!- la herida que se había hecho en la cabeza
por el choque no era relevante en ese momento para Jungkook, el cual
parecía tenía la intención de desgarrarse la garganta.
«Una promesa es una promesa, tengo que... Dejarlo ir... Tengo que dejarlo
ir... Tengo que...» se repetía aquello con desesperación, su mente lo gritaba
para hacerlo desistir de algo que, tal vez, no valdría la pena. Estaba
empujando, con dolor, el auto humeante que lo había encaminado hasta ese
lugar. Mientras hacía su mayor esfuerzo por avanzar y llegar a donde tanto
anhelo con desespero, se preguntó porqué no se rendía, ¿por qué era tan
terco? ¿por qué hacía promesas vacías cuando se trataba de dejar ir a
Taehyung? ¿Por qué? y después de tanto, él mismo se contestó como si
fuese lo más obvio: «Lo amo».
[. . .]
Taehyung estaba nervioso, a lo lejos se había escuchado el estruendoso
sonido de un posible choque. Esperaba ver al ganador, como todos, y
comprobar que el que se había estrellado no había sido Jungkook.
Mientras esperaba a la llegada del ganador, recordó su niñez y lo mucho que
había sufrido en ésta gracias a su primer amor. Suspiró, casi no queriendo
sentir nostalgia de aquel tiempo donde había tenido toda clase de vivencias,
emociones y recuerdos. Se había enamorado y le habían roto por ser
creyente en la bondad falsa de las personas, agradeció el haber sido
reparado y acogido por alguien que le brindo amor incondicional y real, con
quien creó nuevos y bastos recuerdos que yacen guardados con recelo y
cariño en su corazón, sin embargo, el regreso de su verdugo y sus látigos
que lo arrastran de nuevo a sus sentimientos del pasado, le hicieron perder
su esencia y lo volvieron alguien que nunca imaginó y ni quiso ser. Cayó en
un abismo donde en el fondo le esperaban con los brazos abiertos y
dispuestos a no dejarlo salir.
- He caído de nuevo...- susurró para sí mismo. ¿Qué se supone que hace?
¿Por qué espera algo que ciertamente desea con desesperación? No podía
negarlo más, deseaba con todas sus fuerzas que el que ganase esa noche
fuera el azabache, su verdugo, Jungkook.
- ¡Ha llegado!- un gritó le traen de vuelta a la realidad.
Apareció un coche, dejando humo detrás de sí por su recorrido. Las
personas saltaba de alegría por la victoria de aquel hombre que no era
Jungkook. Siwon culminó la carrera con un derrape que hizo salpicar agua a
las personas, y así segundos después saliera con el puño en alto y una
sonrisa cínica, había vencido al chico de oro.
- ¡He ganado!- gritaba con orgullo.-, ¡Así que ese mocoso de mierda es mío!
- Siwon señaló al único chico que no encajaba entre el gentío, todas las
miradas se posaron sobre él y Taehyung lo único que pudo hacer fue ir entre
jadeos y cortos pasos hasta el ganador que le reclamaba. En definitiva jamás
debió haber cambiado, se debió haber quedado al lado de Jimin. Jamás se
debió enamorar de Jungkook o eso hubiese pensado, pero ciertamente no
sentía arrepentimiento, estaba bien, al fin su mente estaba aclarada y su
corazón en un sólo carril. Si iba a ser asesinado esa noche, estaba bien, al fin
estaba en paz consigo y era más que suficiente.
Al estar abajo, fuera de las gradas, se encontró con YonGguk, el cual estaba
con los brazos cruzados y una sonrisa ladina. Al pasar a su lado, éste le
susurró y le hizo sentir algo que nunca quiso dejar ir, esperanza:
-"El verdadero guerrero no es el que gana, sino, el que siempre regresa a la
batalla sin importar que".- y con esas palabras, un abrumador silencio se hizo
presente a su alrededor, las personas tenían un rostro de pura incredulidad.-
Él es un guerrero.
Taehyung giró su cabeza con desespero para así poder ver por detrás de
Siwon y, al igual que todos, su rostro se deformó por la sorpresa. Jungkook
empujaba el destruido auto y yacía con una apariencia deplorable, pero a
pesar de su apariencia o que ya hubiese un ganador, todos yacían
emocionados y conmovidos por los esfuerzos que hacía Jungkook por llegar
hasta la meta que estaba en manos de otro. Jungkook, el chico de oro, lucía
simplemente increíble y reluciente como la noche que les acogía bajo su
manto.
Siwon al ver que nadie le prestaba atención, se giró para ver lo que todo el
mundo observaba con un brillo de orgullo en los ojos. Jungkook había
logrado llegar hasta él con el auto que destruyó, apretó los puños y se
acercó unos cuantos pasos - ¿Para qué regresas? ¡He ganado!- brama
molesto y siendo acreedor de una atención que no pidió. - Ese bastardo ya
es mío.
Jungkook le coloca el freno de mano al auto sin contestar a las palabras
furiosas de Siwon, sabe que perdió y que no tiene derecho a pelear contra
una promesa. De inmediato y sin preocuparse por sus heridas, fija su vista en
el chico castaño que está a unos cuantos pasos de Siwon, frunce el ceño
para evitar llorar por la frustración de dejarle a Siwon aquello que no puede
poseer.
- Mira, ese idiota ya lo aceptó, ahora lárgate.- dice Siwon con suma
arrogancia señalando hacia Taehyung, el cual sigue caminando en su
dirección. Se voltea, dándole la espalda a Jungkook y abre sus brazos para
recibir a su trofeo.- Ven.- Jungkook se da la vuelta, se irá.-¡Oye!
Sin embargo, siente una presión en su cintura y espalda que le hacen parar.
Taehyung le estaba abrazando. Sus ojos se abrieron en notable sorpresa, su
respiración se cortó y su corazón se aceleró. Con un movimiento sutil se
logró girar para poder encarar al joven que lloraba y lucía precioso ante sus
ojos, tragó duro y esperó paciente a que la voz de Taehyung apareciera.
- Jungkookie...- el mencionado se estremeció por lo débil que fue su
llamado.- No me dejes... No de nuevo. - rogaba entre sollozos el moreno.
Jungkook se quedó inerte y confundido por unos instantes, sólo hasta que
escuchó la furiosa voz de Siwon rompiendo su creciente burbuja.
- ¡He ganado y ese mocoso de mierda me pertenece!,¡Tú lo prometiste, idiota
asqueroso! ¡Da... - Jungkook había logrado propinarle un potente golpe en la
quijada que le dejó inconsciente.
- Una basura siempre será una basura- dijo ante la ruptura de su promesa, y
como había dicho, era una basura que no podía dejar ir al amor de su vida.-
Por cierto ¡aquel que se meta conmigo y con él, quedará como este bastardo
de mierda!- gritó, advirtiendo a todo el público que le miraba expectante. Su
furia había salido desde el momento que Siwon había insultado a su chico,
desde el momento que se había atrevido a siquiera arrebatárselo. Se giró
para encarar al lindo chico que le miraba entre miedo y anhelo.
- Taehyung... No me dejes tú a mí.- Rogó cambiando completamente su
actitud, Jungkook le abrazó posesivamente delante de todos, pero ignorando
ese hecho.- Te amo... Te amo... Taehyung.- las lágrimas de Jungkook no
tardaron en salir, aquellas que habían sido retenidas con recelo se mostraron
furiosas y frenéticas. No podía detenerse, necesitaba que Taehyung le
escuchara.
El castaño, al sentir su cuello mojado y el cuerpo tembloroso de Jungkook
contra sí, supo que ese siempre había sido su lugar. Al igual que el azabache,
las lágrimas salieron al igual que sus sentimientos, amaba a ese hombre que
se sentía cálido bajo su palma.
- Yo también te amo, Jungkookie.
•24•
Ambos estaban frente a frente y lo único que podía presenciar su encuentro
era la inalcanzable luna. Eran las cinco de la madrugada, pero a ninguno le
importaba realmente lo que estuviese a su alrededor, aparte de ellos mismos.
Jungkook apretaba sus puños para apaciguar sus nervios, aún incrédulo de
la decisión que tomó Taehyung, el cual yacía jugando con el ruedo de su
gran suéter, puesto que de igual manera se moría de los nervios. El menor
estaba avergonzado, tener la atención de Jungkook era algo que le erizaban
los vellos de la nuca; aquellos penetrantes orbes le tenían nuevamente
encantado, pero en definitiva, debía vencer a los demonios que tanto los
habían estado persiguiendo e iniciar desde cero.
— Dime...
— ¿Uh?— Jungkook respondió de manera un tanto torpe, saliendo de la
ensoñación en la que se comenzaba a inundar. Había estado mirando con
total escudriño a Taehyung y, a pesar de que lucia hermoso, trataba de
buscar al pequeño niño rechoncho del cual se enamoró profundamente.
— ¿Qué se siente?— El moreno pregunta nervioso, siempre había esperado
soltar aquella frase y sintió que aquel era el momento indicado, ya era
suficiente de tanto revuelo y sufrimiento, era hora de ponerle fin.
— No te entiendo.— Contestó el azabache al mismo tiempo que daba paso
hacia delante.
— ¿Qué se siente estar en mi lugar?— y con ello, por fin, alza la mirada para
mirar a Jungkook, el cual rápidamente captó a lo que se refería y, sin poder
evitarlo, las lágrimas no se hicieron esperar en su rostro.
— Ha sido lo peor.— Jungkook admite, todos esos años de dolor fueron el
Karma de la vida que el mismo construyó. ¿Qué sentía cuándo sus idas al
hospital eran tan recurrentes como las de Taehyung cuando solía golpearlo?
Sentía asco de aquel lugar con olor a desinfectante y gente moribunda, pero
él sabía que debía de estar ahí, porque si Taehyung pudo él también tendría
que hacerlo. ¿Qué sentía cuándo la gente le rechazaba por ser un peligro y
una escoria de persona? Jungkook no lo disfrutaba como lo hacía ver frente
a los demás, se sentía inútil e inservible, al fin entendía la indiferencia de la
sociedad, y de él mismo, y el rechazo hacia la pureza de Taehyung, al fin
sentía que era estar del otro lado del tablero. Jungkook se creía ser el rey de
la partida, pero terminó siendo un peón de la vida, un peón que fácilmente
terminó por ser aniquilado. Se dejó caer de rodillas al recordar todo el
sufrimiento, pero no el suyo cabe destacar, sino el de su amado chico. Él,
Taehyung, había sufrido más que él y en esos momentos es sentía culpable
de haber vuelto a aparecer en la vida que Taehyung se había esforzado en
cambiar, sentía que no era justo porque él seguía cargando con la misma
porquería de siempre.— Me arrepiento tanto el haberte hecho daño... Yo te
amo, pero creo que estarías mejor si desaparezco de tu vida... Me gustaría
decirte eso, en serio que sí, pero ¡No quiero dejarte ir! ¡Te amo tanto que
siento que si te pierdo ya no habrá nada en este mundo por lo cual vivir!—
Jungkook gritó y lloró como un niño pequeño, se sentía sofocado, abrumado
por su deseo egoísta de permanecer al lado de la persona que más ama y
anhela, por unos instantes la obscuridad le cegó y pensó que era el fin, pero,
aquella luz por la que tanto sufrió, le iluminó el camino que aún debía seguir.
— Jungkook... Kookie.— Taehyung le abrazaba con fuerza, queriéndole
transmitir todo el amor que era difícil de decir con simples palabras
ahogadas. Quería que Jungkook dejara de llorar y que, al fin después de
tanto tiempo, le mostrará aquella encantadora sonrisa que siempre le había
fascinado.— Siempre te he amado, Jungkookie hyung.
Jungkook apartó a Taehyung tomándolo de la cadera, quería asesorarse de
que lo que había escuchado era verdad y no un simple engaño de su mente
dañada, pero todos sus negativos pensamientos quedaron en el olvido al
reconocer el hermoso brillo de anhelo y devoción en los ojos avellana de
Taehyung, aquel brillo que tanto había querido volver a ver. Había extrañado
reflejarse en ésos maravillosos y sinceros ojos. Sonrió al estar seguro de que
no mentía, se aferró a su cintura para no dejarle ir, porque por fin, después
de tanto tiempo lleno de rechazos y dolor, las heridas comenzaban a
cicatrizar.
— Te amo Taehyung y haré lo que esté en mis manos para reparar lo que he
dañado.— Jungkook susurró aquella promesa como si de un secreto de
tratara y Taehyung sonrió porque Jungkook había cambiado, para él y sólo
por él.
— Repararemos nuestras piezas... Juntos. — Taehyung le miró con suma
calidez y Jungkook no pudo resistirlo más, estaba en su límite. Lo besó, el
momento que ambos habían estado esperando y que había sido
quebrantado por la arrogancia y el orgullo al fin llegó. El beso estaba cargado
de anhelo, calidez y añoranza, había esperado más de lo que les hubiese
gustado, pero poco importaba ahora, por fin estaban juntos.
[. . .]
— ¿Qué deseas?— Jimin miraba un punto fijo del establecimiento que yacía
completamente vacío y son algunas lámparas tenuemente encendidas,
evitaba, por más fastidio que nada, mirar al chico de tez blanquecina frente
suyo.
— Sólo una pequeña salida de compañeros de trabajo.— dijo Yoongi,
comenzando a desesperarse por la falta de atención hacia su persona.
Quería que Jimin le mirara como solía hacerlo con el joven de castaños
cabellos y dulce sonrisa.
Jimin suspiró, por quinta vez desde que Yoongi le detuvo cerca de la salida,
y le miró.
— No estoy de humor y no creo que a usted le guste soportarme, soy de lo
peor.— Dijo arrastrando las palabras y forzando sus labios para formar un
deplorable sonrisa. Yoongi sintió escalofríos y una inmensa tristeza.
¿Por qué tenía que ser mejor aquel joven que él? ¿Por qué Jimin no lo
quería? Esas y mil preguntas se hacía Yoongi, Jimin pensó que era un
fastidio, pero muy dentro de sí comenzaba a sentir culpa y una inmensas
ganas de llorar. ¿Por qué se había vuelto una escoria? ¿Por qué...?
Un empujón hicieron a Jimin salir de su crisis mental, volteó molesto para ver
que demonios había sido y, al ver de quién se trataba, frunció el ceño.
— ¿Qué demonios haces aquí a esta maldita hora?
— Ah... Eh... Bueno, Namjoon me dijo que viniera a esta hora porque se
supone que ya no estarías... ¡Digo! ¡Porque dijo que era la única hora libre
que tenía! ¡Sí, por eso!— Hoseok dijo efusivamente al haberse dado cuenta
de su error, sin embargo, la cara de Jimin le hicieron ver que definitivamente
se había echado la soga al cuello.
— Pues vuelve en otro momento, estamos ocupados.— Yoongi se hizo
presente en el campo de visión de Hoseok, éste queriendo llorar por la tétrica
que ambos jóvenes le mandaban.
— Claro...
— No, quedate, no es nada importante.— Jimin dijo sin tacto alguno,
haciendo sentir dolido a Yoongi y a Hoseok incómodo.— Yoongi hyung, por
favor, déjeme en paz, lo digo por su bien.— Y con aquellas palabras, Yoongi
salió corriendo y enrojecido hasta las orejas por la humillación que Jimin le
había hecho sentir.
— Oye.— Hoseok llamó de forma grave, Jimin le miró esperando lo que
sabría vendría.— Que Taehyung te haya botado no te da el más mínimo
derecho de aplastar los sentimientos de las personas sin tacto alguno.
Jimin abrió los ojos en demasía y sonrió de forma nerviosa.
— ¿Qué has dicho? ¡¿Qué mierda has dicho?!— Jimin tomó con fuerza el
ruedo de la camisa de Hoseok y lo estrelló contra la puerta principal.—
¡¿Quién te crees que eres para soltarme esa mierda?! ¡Dime!
Hoseok trató de soltarse, pero dejó de forcejear cuando vio como Jimin, a
pesar de sonreír como un lunático, lloraba sin parar.— ¡¿Por qué me tengo
que preocupar por los sentimientos de Yoongi o los de Jungkook o los de
Taehyung?!— Jimin dejó de apretar la camisa de Hoseok, sin soltarlo, siguió
gritando sin cesar.— ¡¿Y mis sentimientos qué?!... ¿Quién se preocupa por
ellos? ¿Por qué soy el único que dejan atrás?
Jimin se dejó caer de rodillas y Hoseok con él, éste no sabía como responder
a todas esas preguntas que sabía eran importantes, sin embargo, como dijo
Jimin, ¿Quién era él en verdad? Tal vez Jimin no era el único atrapado en el
pasado, tal vez él también estaba al borde del abismo y sirviendo de soporte
para que Jungkook no siguiera hundiéndose. Él también había hecho mal en
el pasado y cada vez sufría la misma pesadilla, al igual que Jungkook, pero
¿A él quién lo ayudaba? Si él sostenía la espalda de Jungkook ¿Quién
sostenía la suya?
— Jimin ¿Quieres salir del abismo?— preguntó, mirando el techo
blanquecino encima de ellos. El mencionado alzó su rostro y, secándose las
lágrimas, miró con sorpresa el lloroso rostro de Hoseok.
— Sí.
— Entonces ven y toma mi mano.
•25•
Despertó por los rayos del sol que se filtraban por las delgadas cortinas,
quiso darse la vuelta y seguir durmiendo. Los ojos le dolían, había llorado
toda la noche en los brazos de alguien que consideraba su enemigo, para su
suerte, o más bien para la de ambos, Namjoon había llegado justo en el
momento de alejarse el uno del otro. Ciertamente Jimin no quería seguir
ahogando sus penas en el regazo de alguien que, de algún modo, tampoco
quería hacerlo en su hombro. Jimin pensó que Hoseok era un persona
extraña, pero que al fin y al cabo también era parte de la trágica historia.
Se levantó con pereza, miró su mesita de noche y tomó una cajetilla de
cigarros junto con el encendedor de junto, sabía que fumar a tan tempranas
horas de la mañana era una completa estupidez, sin embargo, necesitaba
"sacar" todo dentro de sí con el humo de aquel mortal vicio. Por un
momento, mientras prendía en cigarro y salía al balcón de su habitación,
pensó detenidamente en los sentimientos de Yoongi, aquel joven que
siempre estaba detrás suyo, y llegó a una rápida conclusión, no podría
corresponderle, no sería justo para Yoongi y ni para él. Gracias a Hoseok, o
eso quiere pensar, no alargaría algo que sabe se haría un gran problema si
no se detiene a tiempo, no quiere agrandar más la lista de personas con el
corazón roto. Da una calada al pequeño cilindro lleno de químicos y,
mientras cierra los ojos, deja ir el humo tóxico de entre sus labios.
— Taehyung...— susurra débilmente y, como de costumbre, se inunda en
sus recuerdos.
" Jimin paseaba su mirada por los estudiantes de nuevo ingreso, le
emocionaba ser el mayor de alguien, puesto que ya había estado en su lugar.
Todos se veían perdidos y adorables, sin embargo, frunció el ceño cuando vio
a Jeon Jungkook, el único ser humano que no soportaba, gritándole a un
pequeño chico de complexión un tanto robusta y mirada decaída. Eso le dio
curiosidad y rabia al mismo tiempo, ese niño no dejaba de perseguir a Jeon
por todo el campus, pero éste sólo le gritaba y empujaba lejos. Algo que sin
duda le llamó la atención fue la sonrisa más rara y hermosa del mundo que
mostraba aquel niño, no pudo evitar pensar que era preciosa, como así
también que era dirigida para la persona equivocada. Desde entonces había
surgido una lista de cosas que envidiaba de Jeon, y el primer punto que era el
poseer la atención de aquel peculiar chico. Y, con el transcurso del tiempo,
más y más puntos se fueron agregando a la lista, como recibir aquellas
sonrisas cargadas de cariño, las cuales tristemente era dadas sin ser
correspondidas. También estaba el recibir su completa atención, las cual
deseaba cada vez más con el transcurrir de los días. Y como los días
pasaban, sus dudas también crecían, Jimin no entendía porque Jungkook
ignoraba a tan tierno muchacho, no entendía porque se sentía tan
desesperado y tampoco entendía porque ese joven no lo veía.
Jimin al ser de grado superior, podía impartir clases extraordinarias a los de
menor grado y un día, de forma milagrosa, jamás pensó de que el chico que
tanto miraba sin siquiera ser consciente de que lo hacía, le pidiera ayuda en
algo, en música. Cada vez que sus ojos le veían, su alma entraba en completa
calma, su sonrisa parecía automática cuando se traba sólo de él y nada más
él. Estaba feliz, jamás había sentido tal dicha en su corta vida y lo agradecía,
le agradecía a Taehyung por haberle dado la oportunidad de sentirla.
No esperó enamorarse y mucho menos se esperó odiar tanto a un ser
humano a tal punto de hacerlo desaparecer, porque sí, a pesar de tener la
atención de Taehyung, no tenía su corazón y, con el paso del tiempo, su
codicia, como el de su odio, aumentaban sin siquiera pedirlo. Amaba a
Taehyung, eso tuvo que admitirlo, y, sin duda y pena, odiaba a Jungkook,
sentimientos completamente opuestos, pero demasiado ciertos que le
hicieron perder poco a poco de lo que solía ser."
Las lágrimas comenzaron a caer sin cesar por sus mejillas al igual que la
ceniza del cigarrillo que había sido abandonado por los labios aprisionados
del castaño. Las fuerzas de Jimin cada vez iban desvaneciéndose hasta el
punto de no quedar rastro, no podía sacarse las palabras que Taehyung le
dijo el último día que se vieron, pero lo que realmente le tenía en ese fatal
estado, fueron las palabras que él le dijo al único chico que amaba. La culpa
le carcomía como buitre, era doloroso el seguir pensando en un chico que le
tiene fuera de su vida. En un chico que es feliz en los brazos de otro.
Escuchó el timbre de su celular y, con pasos tranquilos, fue hasta el para
tomarlo entre su palma y, segundos después, colgar.
— Lo siento Yoongi hyung, pero no puedo meterte en esto.
[...]
— ¿Por qué soy tan débil cuándo se trata de ti?— preguntó Taehyung
mientras estaba escondido en el pecho de Jungkook. El cual agradecía
profundamente el que Taehyung le permitiese quedarse en aquella habitación
donde curo sus heridas y había hecho una y mil cosas con otro hombre, que
muy en el fondo le agradece haber cuidado de Taehyung.
— Lo mismo me pregunto, me tiemblan las piernas cuando te veo y tengo
ganas de llorar cuando te alejas.— dijo Jungkook mientras besaba sus
cabellos y le apretaba cada vez más para tenerlo cerca. Las mejillas de
ambos adquirieron un tenue color rosáceo y, después de unos minutos
donde se dedicaron a escuchar el latir desenfrenado del contrario, decidieron
mirarse directamente a los ojos.— Te amo.
Taehyung sonrió y, por consecuente, Jungkook con él. Ambos se sentían al
fin completos y dispuestos a romper con todas las barreras que llevaban
frente de sí. Jungkook se sintió dichoso de poder reponer aquellas alas que
el mismo cortó y que yacen llenas de cicatrices.
— ¿Me amas tú también?— preguntó Jungkook, acostándose boca arriba y
colocando a Taehyung sobre él. El moreno le besó la mejilla y después hizo
lo mismo con la otra cuando Jungkook estaba por hablar, pero cuando éste
quiso volver a pronunciar palabra, su mentón, nariz y frente fueron besadas.
— ¿Eso no contesta tu pregunta?— con tono burlón Taehyung dijo y
Jungkook sonrió.
— Bueno, te faltó lo más importante.— Alzo sus labios y de inmediato
Taehyung unió los propios con los contrarios. Se inundaron en aquel beso
que prometía más, pero fue roto por falta de aire, o eso pensó Jungkook
cuando Taehyung se paró casi de un salto.— ¿Tae?
— Lo siento, es que aún me da vergüenza, Kookie.— dijo sin darle la cara y
Jungkook no preguntó, le creyó ¿Qué podría saber él? Nada y eso, por el
momento, para Taehyung estaba bien.
Porque mientras Jungkook sonreía con ternura por la "timidez" de su joven
amado, éste se limpiaba la sangre que escurría por sus labios temblorosos.
"TIC TAC TIC TAC, el reloj comenzó a rodar en cuenta regresiva".
•26•
Los dedos de Jungkook tamborileaban sobre su bíceps y fumaba un
cigarrillo mientras esperaba fuera del edificio donde Taehyung vivía, él se
había despertado unas horas antes para ir a su casa a cambiarse y recoger
algo de dinero, le mandó mensaje a Taehyung para que no se preocupara y
no pensara cosas erróneas. Ese día consentiría a su chico, a su bello ángel
que le hizo sentir agonía y gozo al mismo tiempo, y mientras seguía
pensando a que lugares irían, que harían o cuántos besos se darían, su visión
se vio obscurecida de repente, sus ojos habían sido tapados y rápidamente
reconoció el calor de aquellas suaves manos, las cuales cubrió con las suyas
y lentamente las bajó para darle un beso a cada una; Taehyung se sonrojó
por el acto tan cariñoso y sonrió como el chico enamorado que era ante el
hombre frente de él.
Jungkook volteó y no pudo esconder su "aconejada" sonrisa cuando vio lo
adorable que lucía el menor en ese lindo pantalón blanco entallado, polera
rosa pastel y su chaqueta de cuero, la cual le había dejado en la madrugada
para que no pasase frío, le gustaba aquel conjunto, puesto que portaba algo
suyo y eso le regocijaba en el interior, era como si ese pequeño y adorable
chico le perteneciese.
No dijeron con palabras las intensas ganas que tenían de fundirse en un beso
necesitado, simplemente lo hicieron, ambos no esperaron a juntar sus labios
en tan pasional y envidiable beso, como su trascendente amor. No les
importaba las miradas ajenas, sólo eran ellos dos y eso era más que
suficiente, la verdad ya no era necesario recurrir a otras personas si sólo se
tenían nuevamente ellos dos. Al terminar el beso, Jungkook subió con
delicadeza el menudo cuerpo de Taehyung a la motocicleta para después
subirse él y al sentir esos delgados brazos rodearle, emprender en dirección
a la universidad, donde varios les esperarían con asombro y otros con...
Tristeza.
Taehyung se aferraba al torso de Jungkook, y no sólo era para evitar caerse
por la velocidad, sino por la necesidad de complementarse con él imponente
chico frente a él. El menor sabía que serían el centro de atención en la
universidad, sería entendible puesto que él era un "play boy" y Jungkook era
el chico peligro, pero lo que en verdad le preocupaba, y dolía de algún modo,
era el como vería a la cara a Jimin, sentía culpa, el mayor no se merecía su
rechazo, pero no podía hacer nada ahora. Aunque fue por su bien alejarlo,
puesto que jamás le amaría como amaba a Jungkook, aunque tampoco
podía negar que le hubiese encantado corresponder el amor que Jimin le
tenía.
[. . .]
Por fin llegaron a la universidad y, como ambos lo pensaron, varias miradas
yacían posadas sobre sus manos entrelazadas. Ambos lucían como dos
mundos totalmente distintos y eso era lo único que veía la sociedad, puesto
que no conocían la desgarradora historia que yacía bajo las sombras de su
reencuentro. Jungkook dio suaves apretones a la mano de Taehyung para
calmarlo y hacerle saber que por nada del mundo lo dejaría solo, éste suspiro
para liberar tensión, para después darle una ligera sonrisa a su amante.
Sin embargo, ambos quedaron en silencio al ver al destruido castaño que
yacía unos cuantos pasos delante a ellos. Jimin les miraba con dolor, a punto
de deshacerse nuevamente en lágrimas, pero por alguna razón sonreía
orgulloso, ni él sabía el porqué, ya que en realidad él deseaba tomar la mano
de Taehyung en vez de Jungkook, porque él deseaba estar en el lugar de
Jungkook.
Taehyung sintió su labio temblar al ver los hermosos ojos achocolatados de
Jimin brillar con tristeza, le dolía ver a una persona tan valiente y cariñosa en
un fatídico punto de quiebre, era devastador. Y Taehyung sintió pena por
haber arrastrado el amor puro y corazón noble de Jimin por culpa del
inmenso amor que sentía por Jungkook.
Taehyung fue destruido por Jungkook, Jungkook fue destruido por
Taehyung, Taehyung fue reparado por Jimin, Jimin fue destruido por
Taehyung, Jungkook fue reparado por Taehyung y aquella cadena podría
seguir y seguir hasta que cada individuo estuviera en el lugar del otro. Todos
llegaron a estar en el lugar de otra persona, todos llegaron a sentir el mismo
cielo y el mismo infierno, porque así fue, porque así tuvo que ser.
Jimin cada paso que daba más cerca de la pareja, sentía que en cualquier
momento su corazón explotaría, era sumamente doloroso, no podía negarlo,
pero tendría que dejarlos seguir con su vida y él debería seguir con la suya,
todo eso para romper el círculo vicioso de dolor. Al estar frente a ellos, lo
primero que hizo fue golpear a Jungkook en el rostro por acto de reflejo y sin
pensarlo realmente, éste lo recibió sin ninguna queja puesto que le agradecía
profundamente a Jimin el haber cuidado y reparado a Taehyung en todo el
tiempo que estuvo lejos de su lado. Taehyung cerró los ojos con fuerza al ver
que Jimin se giró en su dirección, esperó el golpe, pero terminó por abrir los
ojos desmesuradamente al ser rodeado por unos fuertes brazos y escuchar
unos ligeros sollozos. Jimin se encontraba llorando en su cuello y Taehyung
supo que de alguna manera no quería verse débil frente a las pocas personas
que se habían reunido alrededor de ellos, así que también lo rodeo con sus
brazos en un íntimo abrazo que hizo latir ferozmente el delicado corazón de
Jimin. Taehyung, respirando hondamente y asintiendo a Jungkook, el cual
había estado observando como el resto y decidió voltearse para dejarlos
arreglar su situación, fue el primero en tomar la palabra:
— L-lo que te dije esa noche... Fue mentira, jamás pensé en ti como un
juego, jamás— Taehyung se aferraba a la temblorosa espalda del mayor,
para evitar de alguna manera derramar las lágrimas que insolentes querían
abandonar sus cuencas almendradas, Jimin a pesar de sollozar podía
escuchar claramente las palabras dichas en su oreja como si fueran un
secreto.—, e-en serio me duele el no poder haberme enamorado de ti, sin
embargo, eres mi ángel. Nunca quise lastimarte, Jimin. Nunca.
— Lo sé.— el mayor se separó regalándole su más grande sonrisa, sin
embargo, era el cuadro más triste para Taehyung. Jimin por un fugaz instante
pensó que todo el dolor que estaba sintiendo no se lo merecía, él jamás
debió involucrarse con Taehyung, pero recordó que siempre supo que el
corazón de Taehyung jamás sería suyo.
— Perdóname Jimin.— Taehyung dijo al borde de las lágrimas, no sabía y
podría seguir conteniéndolas.
— No— dijo Jimin tomándole las mejillas, a lo que Taehyung le miró
sorprendido.— Perdóname tú a mí.
— ¿Por qué?
— Por seguir amándote a pesar de que ya has elegido con quien
permanecer.— acarició las sonrosadas mejillas del castaño y apretó los
labios para poder concluir.— Te amo Taehyung.— miró de reojo a Jungkook
y éste al sentir que le observaban volteó, y al ver como Jimin le suplicaba
con su cansada mirada un favor silencioso, no pudo negarse, asintió y les dio
nuevamente la espalda. Jimin al fin y al cabo se lo merecía, su último y
preciado deseo de despedida.
Y así lo hizo, juntó por última vez sus labios con los de Taehyung, su último
deseo era el despedirse de su único y primer amor. El beso fue húmedo por
las lágrimas que pasaban sobre los labios de ambos, porque Taehyung no
pudo resistir más y dejó que las lágrimas hicieran su aparición. Taehyung
sabía que era el fin con Jimin, que ambos tomarían caminos diferentes y ya
nada sería lo mismo, ese no era un hasta luego, era un adiós, aún así, y
sintiendo que una parte de él quedaría vacía, Taehyung jamás podría olvidar
que Jimin era el hombre al que siempre devoción le tendrá, Jimin era su
ángel.
Jimin se separó y memorizó el perfecto rostro ante él, puede que lo llegue a
superar en un futuro, pero jamás podría olvidarle.
— Jeon — el mayor llamó al azabache, a lo que éste volteó al instante—, juró
que si le haces daño, yo mismo me encargaré de hacerte pagar con tu
sangre— amenazó con la voz ronca.— Por favor cuida a lo que más amo.—
dijo importándole poco la magnitud de sus palabras.
— Está bien, yo también lo amo y no permitiré que vuelva a sufrir, si es
necesario, lo protegeré de mí mismo.— prometió Jungkook.
Jimin sonrió como hace bastante no lo hacía, de nueva cuenta se giró para
encarar al lloroso castaño, juntó sus frentes y por última vez pronunció:
— Adiós Taehyung.— se separó, se dio la vuelta y emprendió camino hacia
un nuevo futuro.
— Adiós... Jiminnie hyung.— el mencionado paró por un instante ante la
pronunciación de aquel apodo que por tanto tiempo lo hizo feliz. Asintió sin
voltear y dejó que más lágrimas salieran mientras se alejaba de aquel par que
miraba su espalda con devoción y gratitud.
Jungkook abrazó por detrás al tembloroso castaño, le quería dar el confort
que necesitaba, porque Jungkook podía imaginarse el dolor que Taehyung
estaría sintiendo al haberse despedido de su salvador, su querido Jiminnie
hyung.
[. . .]
Yoongi apareció frente a Jimin mientras éste se encontraba en la azotea y
yacía con la vista nublada mirando el azulado cielo. Jimin le miró con dolor,
aún le dolía, pero ya no tanto como antes. Ahora todo sería de diferente y
eso le causaba bienestar y tranquilidad. Se paró delante de Yoongi y
rápidamente le dio una breve reverencia, el pelinegro no entendió hasta que
el chico habló:
— Siento lo que pasó el otro día en la cafetería. Mi forma de comportarme
fue infantil y ridícula, por ello quiero pedirte mis más sinceras disculpas.—
dijo con voz tranquila y mirando a los gatunos ojos del chico frente a él.
Yoongi quedó atónito y sus mejillas se pintaron de carmín, estaba alegre
porque Jimin parecía hablar con la verdad y sentir culpa genuina.— Eso
significa que...
Fue interrumpido inmediatamente por Jimin— Sin embargo, Yoongi hyung,
no puedo corresponder tus sentimientos en estos momentos.— Yoongi
quedó en blanco por unos instantes, pero realmente ya sabía la respuesta de
Jimin hacia sus sentimientos, sabía que sería rechazado, pero agradecía
profundamente el haberlo escuchado sin titubeos.— No puedo tener una
relación contigo ni con nadie hasta que logre superar Taehyung, lo siento.
— Pero... Si es así, ¡yo podría darte lo que no él no se atrevió a darte! Verás
que podrás superarlo si tienes a alguien que te ayude a sacarlo.— dijo de
pronto, pensando que tal vez Jimin aceptaría.— Yo...
Jimin levantó la mirada e interrumpió de nueva cuenta al mayor.
— Tal vez tengas razón, pero esa persona no serás tú ni nadie en mucho
tiempo.— relajó su mirada y continuó.— Sé lo que se siente estar en aquel
lugar, sé lo que se siente querer conformarse con ser la segunda opción para
todo y por eso mismo no quiero repetir la misma historia, no quiero hacerte
daño, no habrá nunca nadie que logré suplantar a Taehyung para mí, así
como yo jamás pude suplantar a Jungkook para él. Por eso, encontraré a
alguien que no se parezca en nada a él. — sonrió con sinceridad, sabía lo
que sentía y no quería que ese mismo círculo se repitiera con Yoongi, lo
apreciaba, sí, pero jamás llegaría a amarlo.— Por favor, encuentre su propia
felicidad... Yo estaré bien.
Y con eso último dicho, Jimin pasó de largo a Yoongi para irse y poner su
vida nuevamente en orden, cuando cruzo la puerta de la azotea vio como
Hoseok yacía escondido al lado de ésta.
— ¿Qué haces aquí?— preguntó al pelinaranja que parecía contener la
respiración.
— Pues... Como te fuiste todo triste de la escenita que hicieron en la puerta
principal y viniste directo para acá, pensé que te tirarías, pero como Yoongi
entró antes que yo y hablaron de otras cosas que no eran suicidas, decidí
quedarme aquí como buen chico.— Hoseok mostró una sonrisa apenada y
Jimin no pudo evitar copiarle. Le dio unas cuentas palmadas en el hombro y
contestó con una sonrisa sincera:
— Lo siento, pero tu oportunidad de hacerte el héroe tendrá que esperar.
— Supongo que sí...
[. . .]
Aquel día pasó distinto para cada persona, para unas pasó normal, para
otras simplemente no importo si transcurrió. Aquel día hubo despedidas
dolorosas, rechazos esperados y disculpas atrasadas. Los seres humanos se
preguntan el porqué de las cosas, sólo se sabe que lo inevitable siempre
ocurrirá tarde o temprano, eso es a lo que llaman "destino".
Han pasado hermosos, tristes y fatídicos momentos a lo largo de este
devastador recorrido... Un recorrido que tiene su final escrito desde antes
que comenzara...
•27•
Los días pasaban con total calma porque sabían que estando juntos nada
podía perturbarlos. Ellos estaban felices de estar al lado de la persona que
más amaban en el mundo y eso era merito para poder sonreír sin miedo a
nada, como Jungkook en aquellos momentos donde delineaba las
contorneadas caderas de su, ahora, novio mientras éste bailaba al ritmo de la
resonante música. Ambos estaban en uno de los tantos bares clandestinos a
los que Jungkook solía ir después de tener alguna carrera, ésa noche había
sido la mejor para el azabache. Había vuelto a la cima de los mejores
corredores callejeros al haber vencido a DongJae, un fuerte rival y gran
amigo, pero sabe de ante mano que lo mejor fue que Taehyung le acompañó
esa noche, le había besado frente a todo el público y le susurró que lo
amaba, ese era su amuleto de buena suerte. Ahora celebraban su éxito, pero
también celebraban el que la vida les dio otra ligera oportunidad de estar
juntos.
Taehyung disfrutaba del pasear de aquellas manos que daban a entender a
los demás lo posesivas que eran y lo mucho que Jungkook sólo lo quería
para él. Disfrutaba de la calmada respiración ajena pegando en la parte
trasera de su cuello, le gustaba el ritmo que ambos cuerpos creaban en esa
pista infestada de personas, se giró para encarar al imponente chico que lo
abrazaba con posesión, al encontrar sus profundos ojos una fuerza
magnética los unió al instante en un pasional beso, un beso que producía
envidia a quien fuera que los viera, porque ese beso demostraba el más puro
amor y el incandescente deseo.
Al separarse, un hilo de saliva unía sus hinchados labios, sólo sonrieron
como los enamorados que eran y sus miradas gritaron el unir cada fibra de
sus cuerpos. Deseaban volverse a unir como una sola persona, fundir su
deseo en sus cuerpos y forjar satisfacción pura, verter su libido chorreante
sobre su piel y culminar hasta el siguiente amanecer.
Y sin duda alguna sobre sus mentes liberadas de todo el dolor que vivieron
en un turbio pasado, esa noche sus almas al fin una se harían.
[. . .]
Aquella puerta dejó entrar a una pareja ardiendo en deseo. No pudieron
aguantar más la sofocación del bar, necesitaban tocarse, sentirse... Unirse en
uno solo. Se besaban con fiereza, con ardiente pasión, no podían parar, y
tampoco es como si lo quisieran. Jungkook tenía a Taehyung contra la pared
y su cuerpo ardiente e inquieto, las caderas y lo labios del moreno yacían
cautivas por la fuerza del azabache, éste sonriendo en medio del beso por
como el menor se aferraba a su cuello y tironeaba levemente sus cabellos;
Taehyung se asustó cuando mordió más de la cuenta el labio inferior de
Jungkook y éste se separó por reflejo, su temor aumento cuando le vio
escurrir un poco de sangre, y cuando cerró los ojos no pudo evitar que los
dolorosos recuerdos llegaran a él en fuertes oleadas, pensó que sería
golpeado a no escuchar ni un sólo ruido por parte de Jungkook, sin
embargo, al abrir sus ojos pudo ver el mentón de Jungkook, éste le estaba
besando la frente.
— No pienso hacerte daño... Nunca más.— susurró, había podido deducir el
brillo de temor en esos avellanados ojos que le volvían loco, recordaba ese
brillo, mismo que juró no volver a provocar. Taehyung sintió sus ojos aguar,
estaba realmente contento de que Jungkook haya cambiado. Le abrazó con
un poco más de fuerza mientras dejaba un diminuto beso en su cuello.
— Cuida de mí.— dijo y al instante fue besado en los labios, no con la misma
intensidad de hace unos instantes, sino con ternura y lentitud sin perder el
toque de deseo que el otro sentía por él. Fue levantado por los fuertes brazos
de Jungkook y por reflejo enrolló sus extremidades al cuerpo de su amante,
en el camino a la habitación no faltaron leves susurros de cariño, palabras
tiernas toqueteos traviesos.
Al llegar a la habitación del azabache, éste recostó con sumo cuidado a su
chico y estando encima de Taehyung comenzó a besarlo con lentitud. Amaba
la textura de sus labios, amaba sus leves toques en su espalda y amaba
entre abrir los ojos y ver aquellas largas pestañas que rosaban sus mejillas.
Taehyung era una obra de arte en toda la extensión de la palabra y del
significado mismo, y era feliz porque sería totalmente suyo de nuevo.
La camisa blanca de Jungkook fue deslizada de su cuerpo por las suaves y
largas manos de Taehyung, las cuales disfrutaban el roce con la marcada
musculatura del contrario, el mayor cerró los ojos y besó con más
profundidad al sentir tan armonioso toque, un toque que demostraba la
devoción que el otro sentía por él.
De igual forma, o hasta con más delicadeza, la camisa de Taehyung fue
quitada de su cuerpo, el menor se cubrió con vergüenza, no quería que viera
su nuevo cuerpo, uno lleno de diferentes cicatrices. Jungkook le apartó las
manos, las entrelazó y observó su cuerpo con la poca luz que la luna ofrecía,
y sonrió con tristeza al recordar la cicatriz de su costilla derecha, esa se la
había hecho él. La besó como forma de disculpa atrasada y levantó su rostro
sonrojado al escuchar el ligero gemido que el castaño soltó ante su beso,
había sido música para sus oídos, una nota de su partitura erótica e inicio de
la canción que formarían esa noche.
— Hermoso, eres hermoso Taehyung. — Jungkook susurró sobre el cuello
ajeno, donde dejó un beso para después pasar a succionar y dejar marca en
aquella piel ardiente que estaba dispuesta a volverse su lienzo. Los leves
gemidos del menor le incitaban a poseerle con más fervor. Taehyung también
comenzó a besarle el cuello y dejarle leves marcas.
Los besos de Jungkook bajaron hacia el abdomen plano, le encantaba la
suave piel que ardía bajo sus actos, le fascinaba la mirada suplicante de su
chico que pedía cada vez más. Tomó su mano y le levantó hasta que ambos
quedasen parados, frente a frente. Taehyung delineó con un poco de
vergüenza el escultural cuerpo que recibía sus caricias gustoso, sus manos
recorrían cada músculo, cada tatuaje hasta llegar al ruedo del pantalón el
cual sólo delineaba. Jungkook juntó sus labios mientras acercaba sus
cuerpos hasta el punto de que sus pechos chocasen y pudiesen sentir el latir
de sus corazones, sus erecciones rozaban sobre la tela, pero no tenían prisa
de acabar con ese momento, harían el amor, no sólo sería sexo, había
sentimientos de por medio y eso era lo que más agradecían. Jungkook obligó
al castaño a sentarse al filo de la cama, al hacerlo, él se arrodilló frente a
Taehyung para ir desabrochando su pantalón, y mientras lo deslizaba él
besaba la suave piel que el pantalón dejaba ver ante su quite; los muslos, las
rodillas y hasta la punta del pie fueron consentidos por los besos de
Jungkook; Taehyung trataba de taparse porque sentía vergüenza de la
notable diferencia entre ambos cuerpos. Jungkook tenía un cuerpo viril, era
alto, delgado, hecho todo un hombre, mientras el suyo parecía de un chico
escuálido, sentía que aún quedaban rastros de su antigua apariencia y se
sentía impotente, sin embargo, sus manos fueron quitadas por las del mayor,
porque éste deseaba ver aquel tierno cuerpo, tan suyo, a pesar de que no
haber sido en único el tocarlo.
— Taehyung...— besó cada una de sus manos con cariño.— No te
escondas, déjame verte.— el pequeño castaño asintió, fue levantado y
girado, para que Jungkook pudiese abrazarlo por detrás.— Eres precioso. —
susurró con su rostro escondido en su cuello, aspirando su dulce aroma,
aroma que también había sido combinado con él suyo. Jungkook se deshizo
de su propia ropa, quedando completamente desnudo, haciendo que su
erecto miembro chocase contra los glúteos del menor, éste aún portaba sus
boxers y al sentir aquel miembro, gimió.
Nuevamente se encontraban sobre la cama besándose completamente
desnudos, explorando cada centímetro de la piel ajena, deleitándose con
gemidos, jadeos y gruñidos; Jungkook se posicionó en medio de esas largas
piernas, tan lindas y suaves, se levantó y sonrió al ver tan linda escena, su
chico con los labios rojizos e hinchados, cabellos desordenados y
respiración errática, precioso sin duda. Chupó dos de sus dedos hasta
llenarlos completamente de saliva, su miembro imploraba sentir la calidez
ajena, llevó sus dedos a la entrada del menor, éste por acto de reflejo abrió
aún más sus piernas. Chilló por el punzante dolor en su parte baja cuando
Jungkook metió el primer dedo, dolía, pero sabía que pronto se sentiría bien,
en especial si Jungkook se encontraba con él.
Los dedos de azabache entraban con lentitud mientras masturbaba a su
novio para distraerlo, porque lo menos que deseaba era provocarle dolor,
introdujo otro dedo al ver que el rostro de su pareja se relajaba, se inclinó
para besarle nuevamente. Aquellos labios eran su perdición, su adicción, no
podría imaginarse dejarlos de besar, simplemente los amaba. Taehyung tomó
ambos miembros y los comenzó a masturbar mientras era dilatado por los
dedos de su novio. Ambos gimieron por la sensación tan placentera y
abrumadora, el azabache se separó con pena al sentir que Taehyung ya
estaba lo suficientemente dilatado para poder recibirle.
— Te amo Taehyung. — susurró sobre sus labios al perfilar la punta de su
pene en la entrada del menor, ansiaba el momento de fundirse en un mismo
individuo, pero no dejaría ir la oportunidad de decirle lo que sentía a su
pareja.
— Te amo...— Taehyung al sentir como Jungkook se iba introduciendo jadeo
por el tamaño, sin embargo, lo disfrutaba porque era Jungkook el que lo
proclamaba.— Kookie.— gimió en su oído al tenerlo totalmente dentro de él.
Jungkook sonrió con ternura, extrañaba que esa linda boquita acompañada
de aquella delirante voz le llamasen por ese apodo. Apodo que sólo le
permitiría al amor de su vida decirle.
Jungkook permaneció quieto, sólo sintiendo las estrechas paredes apresarle
deliciosamente, disfrutando de las suaves caricias en su espalda, disfrutando
de estar con Taehyung, su novio, su amante, su primer amor.
— M-muevete.— ordenó el castaño, necesitaba ser poseído por su chico. El
mayor no espero y comenzó con un sensual contorneo de caderas que
hacían a Taehyung llorar de placer.
Empujaba con sensualidad, mientras ambos se abrazaban y susurraban el
amor que tanto se tenían. Sus labios se juntaron en un fogoso beso; intenso
como las embestidas, dulce; como el hormigueo en sus vientres, verdadero;
como su amor.
Los gemidos de Taehyung nacían en su garganta y morían en la boca ajena,
los cuales aumentaban al ritmo de cada certera estocada que golpeaba su
próstata. Entrelazaron sus manos, en signo de promesa, estaban en su límite.
El miembro de Taehyung era deliciosamente friccionado entre ambos
abdómenes y el pene de Jungkook era apretado por aquellas cálidas
paredes.
Taehyung gimió sonoramente al explotar en su ansiado orgasmo mientras
aún seguía siendo fieramente embestido por su novio, el cual al ver tan
erótica escena, también pinto las paredes ajenas con su esencia. No salió y
no pretendía hacerlo todavía, quería dejar hasta la última gota de su semen
dentro de su razón para vivir. Taehyung sonrió al sentirse lleno, sentir que
había sido marcado por el único hombre al cual quería pertenecer.
Jeon por fin salió después de unos segundos donde sintió que todo lo había
dejado en Taehyung, se acomodó a un lado de su novio, al cual atrajo en un
abrazo para que ambos pudiesen dormir y sonrió por como éste se aferraba
a él. Después de tanto tiempo, al fin podrían conciliar el sueño con
tranquilidad.
— Te amo.— musitaron al mismo tiempo y rieron cansadamente por ello
hasta caer en un profundo sueño.
[. . .]
— Sí, entiendo.— Taehyung miraba con cariño al azabache que se
encontraba boca abajo en la enorme cama, y después cambió su mirar hacia
la ventana donde pudo ver que a las afueras el ambiente se veía grisáceo,
puesto que aún el sol no hacía aparición. Hablaba por teléfono en el pasillo y
no pudo evitar sentirse triste por aquellas llamadas que le hacían pensar en
Jungkook y lo mucho que le fallaría en el futuro.— Sí, Sí. — asentía cansado,
mientras limpiaba la comisura de sus labios titados de carmín. Vómito con
sangre había sido la causa de que saliese fuera del calor de su pareja. —
Está bien, mañana iré a hacerme el chequeo, sí, hasta mañana.— colgó la
llamada y suspiró, se acercó hasta la gran cama y acarició los rebeldes
cabellos de su novio, aún creía irreal el ser tan afortunado de tener el amor
de Jungkook, sin embargo, eso no era razón suficiente para que olvidase su
situación real.— Te amo Jungkook.
Su cita en el hospital sería al día siguiente, citas que sabe no sirven para
nada porque no hay nada que pueda ayudarlo... Ya es demasiado tarde y lo
único que puede hacer es esperar lo inevitable...
•28•
Jungkook despertó y al instante gruñó al no percibir el calor ajeno, se levantó
bruscamente al afirmar que no había nadie a su lado y de inmediato
comenzaba a sentir como rápidamente la ansiedad recorría cada fibra de su
cuerpo, sentir de nuevo esa impotencia era desgarradora y le hacía creer que
todo lo de la noche anterior sólo había sido un sueño. Sin importarle su
apariencia, salió de su habitación y comenzó a buscar por todos lados, cada
rincón del departamento y hasta el pasillo, pero no había absolutamente
nadie, regreso dentro y cuando la puerta se cerró a sus espaldas se dejó
caer en el frío suelo y revolvió sus cabellos por la realidad que él creía que le
golpeaba con fuerza esa mañana, su pecho subía y bajaba acorde con su
irregular respiración, sin embargo, el sonido de la puerta abrirse le hizo
levantar la cabeza, no había sido ningún sueño y lo confirmó cuando
Taehyung estaba ahí, delante de él, con varias bolsas de supermercado
mientras traía puesta su ropa.
Taehyung sintió como su cuerpo era apretujado con fuerza, tanto fue la
sorpresa que hizo tirar las bolsas que llevaba en mano; Jungkook le abrazó
con posesión mientras su desnudo cuerpo temblaba a causa de la ansiedad
que le había poseído, quería sentir el calor de Taehyung y saber que no era
un espejismo más de su mente. Taehyung se preocupó al sentir el
tembloroso cuerpo de Jungkook, el como murmuraba en su cuello y, al
abrazarlo de vuelta, como su espalda yacía empapada de sudor.
— Jungkook ¿Qué te pasa? — acarició la ancha espalda que se crispaba
ante su toque, se dejaron caer en el suelo cuando Jungkook ya no pudo
soportar más el estar de pie, su ansiedad ya no le permitía estar tanto tiempo
lejos de Taehyung, sabía que con el pasar del tiempo se volvía cada vez más
dependiente de Taehyung.
— ¿Dónde estabas?¿Por qué te fuiste sin avisar?¿Estás bien?— Un sin fin de
preguntas salieron de Jungkook una vez se separó para cerciorarse de que
su amado novio estuviera en perfecto estado.— Contéstame mi amor.
Taehyung sintió como su corazón se aceleraba y como sus mejillas se
calentaban, sin duda ese nuevo Jungkook que yacía delante de él pidiendo
por su bienestar era lo que siempre había soñado, sabía que a ese nuevo
chico podía confiarle su corazón sin sentir miedo a ser herido. Acunó el
rostro de Jungkook y juntó sus frentes para poder calmar al azabache que
parecía ser absorbido por la ansiedad, pero surcó sus labios en una sonrisa
cuando Jungkook posó sus manos sobre las propias.
— Estoy bien, sólo fui a comprar algunas cosas.— sonrió aún más cuando
fue abrazado nuevamente con fuerza. Jungkook se había normalizado, pero
necesitaba tocar a Taehyung, tenerlo en sus brazos y evitar que se fuese de
su lado.
— Necesito que me avises para la próxima, no te quiero lejos.— el azabache
comenzó a pasear lentamente sus manos por toda la espalda de Taehyung,
su mano derecha la llevó hasta la cabellera castaña y enredó sus dedos en
los suaves cabellos. Su olor, combinado con el suyo, era sin duda un deleite
que le hacía sentir totalmente orgulloso. Jungkook nunca se pudo haber
imaginado que su preocupación por el menor sobrepasaría la misma, sin
embargo, sabía más que nadie que Taehyung merecía aquel trato, ese
delicado chico se merecía el cielo y su completa disposición. Taehyung se
separó con un notable sonrojó al darse cuenta de la apariencia de Jungkook
y éste ahí fue cuando dio cuenta de su completa desnudez, pero en vez de
buscar algo para cubrirse sólo tomó la mano del menor y la colocó sobre su
pecho, para que pudiese sentir los latidos desenfrenados que él le
provocaba.— No te avergüences, al fin y al cabo, te pertenezco solamente a
ti.
Taehyung deseaba llorar, aquellas palabras le gustaban y al mismo tiempo le
herían, se sentía egoísta y poco merecedor del azabache, sin duda le dolería
irse del lado de aquel chico que cambió completamente su vida sólo por él,
porque sabía que aquellas cicatrices cubiertas, en su mayoría, por tatuajes
no eran a causa exactamente de algún accidente en las carreras, sino
también por peleas sin sentido, tratos con mala gente y conductas violentas
contra la ley, Jungkook desde su partida se auto-castigaba por lo que le
había hecho, Jungkook buscaba morir.
Sus labios fueron tomados por los ajenos en un contacto un tanto superficial
que le hicieron regresar su atención al muchacho frente de él. Jungkook le
había besado con ternura porque aún tenía miedo de dañar tan hermosos
belfos, aún tenía miedo de dañarlo a él y no merecer el estar a su lado, ahí,
besándose como si no hubiese un mañana. Los besos de Jungkook viajaron
al sensible y chupeteado cuello que se dejaba hacer ante él, Jungkook
concordó que la piel de Taehyung era suave como la seda y delicada como
por la porcelana. Sigue odiándose por haberla agrietado.
— Taehyung... Te amo.— tomó aquel hermoso rostro entre sus manos y lo
admiró, como debió haberlo hecho desde el principio. Cuando sus ojos se
posaron sobre los ajenos no pudo evitar quedar atrapado en tan hermosas
joyas, su dedo pulgar acarició aquellos adictivos labios que le hacían olvidar
quién era y el transcurrir del tiempo, todo él, todo Taehyung lo amaba y se
regaña por todo el innecesario dolor que le tuvo que hacer pasar a Taehyung,
pero ciertamente no cambiaría el suyo, porque gracias a él pudo caer
profundamente enamorado de ese pequeño ser que le toma del rostro con
devoción, amor y cariño, algo que aún no se cree merecer viniendo de
Taehyung, pero no puede evitarlo, quiere recibir todo lo que rechazó y quiere
dar todo lo que resguardó.
Taehyung sintió una inmensa ola de calor recorrer cada rincón de su cuerpo,
la manera en la que era tocado con delicadeza y la forma en la que era
besado, comenzaron a exaltarlo, quería desbordar toda su creciente pasión
en el joven que deseaba lo mismo que él desde el primer momento que le
tocó, y hubiera podido seguir así si no fuera por la entrada repentina de dos
jóvenes almas ajenas a la calcinante lujuria que se disipó gracias a ellos.
— ¡Rata!¡Felicidades!— gritó a todo pulmón la joven rubia mientras entraba
con Hoseok. Ambos estaban abrazados como si fuesen dos borrachos
recién salidos de la cantina después de haber recibido la paga del mes, pero
éstos callaron inmediatamente cuando vieron a la pareja sentada en suelo,
casi sin ropa. Lalisa se fijó de la persona que se encontraba besándose casi
con necesidad con su mejor amigo y ahogó un grito cuando se dio cuenta
que eran Kim Taehyung, el chico más coqueto de su universidad. Un chico
que rebasaba su estándar de un tipo ideal.— Buenos días.
Taehyung le saludó con cortesía y elegancia, algo que hizo sentir a Jungkook
orgulloso. El menor dirigió su vista al chico del lado de Lalisa, pero éste no le
miraba, mas bien parecía huirle.
Hoseok no podía mirar a Taehyung a los ojos, aún se sentía culpable por lo
ocurrido y en deuda. Sin duda estaba feliz por Jungkook y su reconciliación
con Taehyung, pero él no podía darse el lujo de recibir el perdón de éste, y
sin duda también no podía evitar sentir pena por Jimin. Todos sus
pensamientos obscuros se disipan cuando "el pequeño" T aehyung le tiende
la mano.
— Buenos días Hoseok hyung.
Hoseok quiere romper en llanto ¿es un ángel lo que está delante de él?
Seguro que sí, y, con su típica y sincera sonrisa, le regresa el saludo.—
Buenos días, Taehyung.
— Disculpen, Noona, Hyung ¿podrían darse vuelta?, es que mi novio está
desnudo y para que así yo pueda conseguirle algo con que taparse.— A
Jungkook realmente no le importaba estar desnudo, pero le gustaba que
Taehyung, aunque fuera para eso, se preocupara por él.
Taehyung le tomó la mano y corrieron a su habitación cuando ambos chicos
se dieron vuelta, dándoles la espalda, Jungkook se dejó hacer y al llegar,
ambos comenzaron a reír como dos chiquillos que acaban de hacer una
travesura. Su risa fue estruendosa, melódica... Sincera, como en mucho
tiempo no la habían dado.
Jungkook buscó su ropa interior, un pans y se los colocó, sólo eso, sin
ninguna prenda encima, quería presumir sus tatuajes, sus músculos, sus
chupetes y arañazos en la espalda, quería demostrar que ya era totalmente
de alguien y que no le pertenecía a nadie más. Taehyung de repente se sintió
avergonzado, el cuerpo de Jungkook y el suyo tenían una gran diferencia,
Jungkook era viril mientras que él era menudo, una diferencia más que
notoria, aunque deseaba saciar una duda:
— Kookie. — llamó al azabache que se arreglaba más o menos los cabellos.
— ¿Qué pasa amor?— Jungkook preguntó una vez le tuvo abrazado de la
cintura, sin embargo se preocupó al ver su mirada un tanto decaída y un
pronunciado puchero.
— ¿Si yo no hubiera bajado de peso, aún así estarías conmigo?— Era una
duda que si no la hacía, lo carcomería por siempre, sólo necesitaba saber
que nada se volvería a repetir, que el amor que Jungkook le tenía era
totalmente sincero. Su carita fue alzada y al instante sus labios fueron
besados por unos belfos demandantes. Al separarse del beso, Jungkook
murmuró con seriedad y sin atisbo de vergüenza:
— Me enamoré de ti hace tres años y seguiría enamorado de ti con o sin tu
antigua apariencia, al fin y al cabo eres la persona de la cual me enamoré, te
amé antes, te amo ahora y te amaré como sea que te encuentres.—
entrelazó sus manos y limpió las lágrimas que Taehyung no pudo contener
más, aquellas palabras hicieron sentir realmente amado a Taehyung, esas
palabras no se comparaban con las de hace tres años, las cuales era sólo
palabras, sin ningún tipo de sentimiento.
— Te amo Jungkook. — besó al azabache, el cual cerró los ojos por tan
tierno contacto, tan íntimo, cariñoso. Sus labios estaban estáticos, sólo se
tocaban con los contrarios, sólo disfrutaban la sensación que les provocaba
el estar juntos.
Jungkook abrió sus ojos y luego los cerró; Taehyung abrió sus ojos y luego
los cerró, ambos sonrieron al haber visto que no besaban una ilusión, que la
persona que estaba frente a ellos era correcta y la única que amaban.
"El futuro es maravilloso para muchos, pero no para mí si no estás tú en él,
conmigo"
Lo siento Jungkook. Es una despedida que te tengo que hacer.
Y es una despedida que no estoy dispuesto a aceptar, sólo espera.
•29•
Taehyung yacía con una inmensa sonrisa en la cara mientras ingresaba al
hospital. El día anterior Jungkook lo había tratado como un príncipe, le mimó
todo el tiempo, no lo dejaba ni un minuto solo, le acogía entre sus brazos las
veces que podía, como si quisiese que no fuera dañado por nadie, le susurró
mil perdones y mil promesas. A pesar de que iría a ver que le deparaba el
futuro, si es que llegase a tener uno, estaba contento de tener a Jungkook a
su lado.
Fue directo a recepción una vez estando adentro y le preguntó a la chica que
yacía detrás del mostrador:
— Disculpe ¿Está Park Chanyeol? — la chica le miró y contestó
afirmativamente, diciéndole que se encontraba en su consultorio y que
podría pasar a verle.
Caminó hasta la facultad de cardiología, la cual había visitado desde hace
años atrás gracias a Jungkook, pero ese no era el momento para revivir aquel
recuerdo. Tocó un par de veces, pero antes de que del otro lado le diese el
pase, suspiró cansado, esa era su última oportunidad de saber que es lo que
pasaría con él y al mismo tiempo con Jungkook, cuando la puerta del
consultorio se abrió, Taehyung quedó helado al ver no sólo a su doctor, sino
también a Jimin.
— ¿Ji-Jimin? ¿Qué haces a-aquí? ¿Qué hace él aquí?— Un tanto alterado,
Taehyung preguntó a Chanyeol.
— Ah, te llamé al celular para que pudieses venir un poco antes, pero no
contestaste así que llamé al otro número que dejaste como referencia.— Dijo
el pelinegro mientras cerraba la puerta y pasaba a sentarse con total
tranquilidad detrás de su escritorio.
Taehyung se tensó, sus resultados, aquellos que siempre daban lo mismo sin
importar el tiempo ni los tratamientos, se encontraban en las manos de quien
por mucho tiempo trató duramente de alejar. Jimin, con una expresión
indescifrable no apartaba la vista de aquel sobre beige.
— Al joven Park, su pareja, le expliqué los resultados, así que él puede
decírtelos con más calma después, ahora tengo que irme.— Chanyeol
jugueteó con sus manos y Taehyung miró a Jimin con duda, ¿qué había
pasado antes de su llegada?
— Muchas gracias doctor Chanyeol. — Cuando el mencionado se levantó de
su asiento, Jimin imitó su acción e hizo una reverencia. Antes de irse del
consultorio, el doctor palmeó el hombro derecho de Taehyung cuando pasó
por su lado.
— Adiós Taehyung. Supongo que habías pedido tanto lo que hay en los
resultados.
Taehyung pasó saliva y, ante las palabras de aquel hombre que lo había
acompañado por tantos años en su dolor y desdicha, sonrió de medio
lado.— Adiós, Chanyeol.
El hombre de oscuros cabellos les cedió el paso a Jimin y a Taehyung para
que pasarán a retirarse, nuevamente ambos jóvenes dieron una reverencia y
salieron del hospital en completo silencio, Taehyung mordía su labio con
extremada fuerza por el incómodo silencio que había entre ellos, ni siquiera
habían pasado una semana desde la última vez que se vieron, pero eso no
era lo que le preocupaba a Taehyung, sino que Jimin sostenía recelosamente
sus análisis.
— Debes ir con Jungkook, de seguro ha de estar armando un escandalo
porque no estás cerca.— Sin darse vuelta, habló Jimin.
— Hyung... Jimin, ¿De qué hablaste con el doctor Park?— preguntó,
tratando de acercarse al joven que necio negaba a darse la vuelta y
enfrentarlo.
— Ve con Jungkook o no respondo, donsaeng insolente.— Jimin comenzó a
caminar, Taehyung confundido y un tanto aterrado volvió a hablar.
— ¿Me...? ¿Me podrías dar el sobre?
— Ni de joda— Taehyung se sorprendió por la pequeña grosería dicha por el
mayor, Jimin casi nunca hablaba así frente de él, pero de seguro era algo que
no debería causarle sorpresa, o dolor, ellos ya no tenían nada que ver con el
otro.—, esto podría causar menos problemas si se queda conmigo.— Agitó
el sobre y dejando a un Taehyung inerte y pensando tranquilamente en sus
palabras se perdió entre el gentío de aquella hora por la mañana, Jimin tenía
razón, si él los tenía no sabría lo que haría si Jungkook los viera.
Taehyung levantó el rostro y se fijo que el cielo pintaba de entre el azul más
puro hasta el más brillante, las nubes parecían danzar sobre el lienzo que
protegía a la tierra, los rayos de sol eran relucientes y deslumbraban todo a
su paso, el sonido de los coches era pacífico a esa hora de la mañana, las
aves cantaban melodiosamente cada que emprendían vuelo hacía su
destino, todo lucía perfecto para ese día. Taehyung se imaginó el resultado
de sus análisis ante la despedida de Chanyeol y la necedad de Jimin, aunque
éste último detalle era más que pesado para él, aún así no dejaría de sentir
basta felicidad, no podía creer que el día empezara de manera tan
espléndida, al fin podría mirar hacia el cielo y no mojarse por la lluvia que
siempre le acompañaba y ni tampoco vería reflejado su interior en un cielo
grisáceo y crudo.
Vaciló un poco en si ir a ver a su novio, el cual no sabía absolutamente nada
de su ausencia, pero deseaba verlo y estar entre sus brazos, poder besarlo
hasta cansarse, hacer el amor mil veces hasta que sus cuerpos fueran
confundidos por uno solo, deseaba verlo. Así que no perdió tiempo y corrió
hacia lo que con lágrimas y sangre le había costado, ir con su verdugo de
amor, con su Jungkook.
No le importó el que casi fuese atropellado, no le importaban las personas a
su alrededor porque la única persona que necesitaba era a Jungkook y sólo a
él. Sus ojos amenazaron con llorar cuando vieron a Jungkook correr con la
misma desesperación que él, no sabía como había hecho para encontrarlo,
pero lo hizo y ya nada más podía hacerlo feliz.
— ¡Taehyung!— Sin pena alguna, Jungkook empujaba cada persona que le
cegaba la imagen de Taehyung, corrió sin importarle nada, sólo pudo estar
tranquilo hasta que tuvo al menor entre sus brazos y sus labios se unieron
como imanes. Beso que algunos miraban con asco y otros con adoración,
porque sí, ambos parecían de mundos totalmente diferentes y por esa razón
se complementaban, dos almas rotas y hechas pedazos, se encargaban de
unirse y crear una nueva figura, porque Jungkook tenía pedazos que a
Taehyung le faltaban y Taehyung poseía pedazos que Jungkook añoraba.—
Mi amor, mi amor... ¡¿Por qué te fuiste sin mí?!— gritó desesperado al chico
frente a él, se sentía débil al sentir que le había vuelto a dejar, era un miedo
que siempre y a pesar de todo lo atormentaría por el resto de su vida.
— Calma.— Taehyung tomó las manos frías y temblorosas de Jungkook
entre las suyas para tratar de tranquilizarlo, Taehyung detestaba provocarle
aquellos ataques de ansiedad, no quería que Jungkook sufriese más, no
quería, pero las cosas nunca pasan como uno las quiere.— Sólo fui a ver a
alguien, tranquilo, tranquilo.
— ¿Me e-engañas?— Jungkook preguntó temeroso y al borde de un nuevo
ataque de ansiedad, quería zafarse del agarre del castaño, pero su lucha fue
detenida por unos carnosos y tibios labios sobre los suyos, los cuales se
movían con fuerza, negándole su huida.
Al separarse, el menor le tomó a Jungkook de las mejillas y sin despegarse
del todo de sus bonitos labios, susurró:
— No hay nadie, ni ya jamás habrá otra persona en mi vida. Sólo te amo a ti
Jungkook. — Jungkook de inmediato le creyó, porque sabía que Taehyung
no era una basura incombustible y degenerada como lo era él. Taehyung era
un ángel enamorado de una bestia sin corazón, una bestia que terminó por
caer ante un ser divino.
Sus labios se volvieron a unir y con ello una nueva danza comenzó a dar
espectáculo, se disfrutaron, se besaban con necesidad e idolatría, como si
fuese el último. Los celos de Jungkook destruyeron su ansiedad y la
convirtieron en inseguridad cuando notó varias miradas sobre ellos, sobre su
novio, dejó de besar a Taehyung y lo tomó del brazo para irse de ése lugar,
iba a guardar recelosamente lo que tanto dolor le costó recuperar. Taehyung
no entendió el cambio brusco de actitud en Jungkook, pero no se
preocupaba porque sabía que ya no sufriría más daño, mas bien, el sentía la
sensación de protección que Jungkook tenía con él y sonrió. Jungkook era
muy celoso.
Taehyung se soltó del agarré y él mismo entrelazó sus manos para darle a
Jungkook esa seguridad de que jamás le abandonaría, aún. Jungkook le miró
con devoción, aquella preciosa sonrisa era sólo dirigida a él, en esos
avellanados ojos sólo se reflejaba él, nadie más y eso le daba más motivos
para seguir amando a Taehyung. Por fin todo la tensión sobre sus hombros
iba desapareciendo, no del todo, pero esperaba que pronto lo haría. Sus
manos no tenían la intención de soltarse, ya no más. Juntaron sus labios en
un pequeño beso y emprendieron camino hacia su ínfimo futuro.
[...]
Jungkook embestía con delicadeza, su deslizar en el interior era lento, pero
certero, sus bocas se unían y separaban en pequeños besos en los cuales se
ahogaron varios gemidos. Taehyung lloraba de placer, la forma en la que
Jungkook lo tomaba era posesiva, pero romántica, puesto que lo trataba
como si él fuese de lo más frágil, notaba el amor con el que le hacía tantear
el cielo y las estrellas, los cabellos del mayor le cosquilleaban el cuello y sus
rosáceas mejillas, puesto que éste le chupaba las clavículas, su mano le
tomaba de la nuca para que siguiera con su tarea de marcarlo y la otra se
encontraba entrelazada con la contraria. Su punto sensitivo era consentido
por la virilidad del contrario, el ritmo de su anatomía era armónico, sus
caderas creando círculos contra las contrarias que le seguían el paso en
perfecta sincronía. Jungkook amaba estar entre esas largas piernas, amaba
aquel abrazador interior que le recibía con gusto, amaba el pecho plano que
subía con irregularidad, amaba las lágrimas de placer que brillaban en
aquellas sonrojadas mejillas, amaba a Taehyung y no sólo por su cuerpo
sensual, sino porque le enseñó a sufrir sin piedad, llorar por necesidad y
amar con sinceridad.
Ambos alcanzaron su clímax, pero no se escuchó ningún gritó de placer,
puesto que fue ahogado por la boca contaría, ambos unieron sus labios en el
momento preciso, deseaban recibir lo que por derecho era suyo, el fruto de
su entrega total.
Jungkook salió de aquel cálido paraíso, le limpió con calma, no le importaba
hacer todo por Taehyung porque simplemente disfrutaba pasear sus manos
en la sensitiva piel que crispaba ante su toque. Al terminar se acomodó a su
lado para atraerlo en un abrazo. Su natural aroma le hizo recordar el pasado
donde le destrozó, vainilla, tan característico de él. Tanto tiempo
hundiéndose en lo más profundo de la agonía valió la pena para aquel
momento donde compartían la calidez del adverso. Ese momento se
quedaría en la memoria de ambos y lo recordarían cuando diesen su último
suspiro. El silencio que los rodeaba les daba el tiempo para pensar sobre la
persona que tenían a un lado, la persona que les dañó, que les perdonó y
que les acogió.
Todos pasan por dolores y desgracias, al igual que también por dichas y
alegrías, así es la vida. Es dulce, pero también déspota, todo depende del
lado al cual deseas pertenecer y en el cual quieres vivir. Unos prefieren
sonrisas y otros lágrimas, unos provocan destrucción y otros dan salvación,
unos otorgan amor y otros se encierran dentro de la indiferencia, unos son
dichosos de la vida y otros benefician a la muerte. La vida está llena de
distintos caminos que deben ser tomados con sus prejuicios y criterios, pero
otros no tiene la oportunidad de poder elegir un camino ya que sólo existe
una ruta de la cual uno no puede librarse jamás.
Jungkook tuvo que atravesar varios caminos para llegar hasta lo que le hacía
feliz, sin embargo, Taehyung siempre tuvo un sólo camino y...
[. . .]
Jimin llegó a aquel departamento que compró con Taehyung, afligido y
consternado cerró la puerta, el sobre que en sus manos se arrugaba fue
aventado con total brutalidad hacia el piso, el castaño le miró unos segundos
antes de pisarlos e ir directo hacia su habitación, en donde se quito la
sudadera, los pantalones de mezclilla fueron remplazados por una chándal
azul marino y con un último suspiro pesado, se metió debajo las cobijas de
su desordenada cama y se dispuso a dormir.
Jimin sólo podía mirar con impotencia detrás de una cinta amarilla, como
siempre.
Las vidas humanas son como las velas, la llama resplandece mostrándonos
su incandescente brillo, la cera es como el cuerpo que le da soporte a
nuestra vida, el mechero es nuestro tiempo en el entorno, pero tarde o
temprano la llama deja de brillar, la cera se derrite, el mechero llega a su final
y es así como uno se extingue para jamás volver.
•30•
Hoseok comía un cereal de una pequeña cajita en aquellos pasillos
desolados, por alguna razón, se sentía feliz de que en las últimas semanas su
mejor amigo volviera a irradiar vida, Jungkook sonreía y la idea de seguir
adelante se volvieron más fuertes desde que Taehyung decidió permanecer a
su lado. Le agradaba que cada vez que los visitaba, Jungkook lucía
totalmente distinto, sus ojos volvían a brillar como el cielo nocturno
acompañado por los cuerpos celestes, su sonrisa era radiante y Taehyung
volvía hacer el mismo niñito adorable que Jungkook, con ayuda suya,
destruyeron sin compasión, se alegraba que estuviesen juntos, ellos se
merecían un poco de felicidad de aquel pasado que de vez en cuando
también lo atormentaba a él. Hoseok logró encontrar lo que tanto buscaba y
sonrió.
— Tú eres como el Taehyung de Jungkook para mí, tú eres lo que más
amo.— habló sólo para el cereal, estaba realmente feliz del amor que
aquellas víctimas de la desgracia que les acompañó por bastante tiempo.
Hoseok estaba tan inmerso en lo que yacía en sus manos, que ignoraba la
presencia de un joven que escuchaba sin querer su parloteo y yacía a
escasos pasos detrás suyo.
Jimin había escuchado la pequeña conversación que Hoseok sostenía con el
cereal, al escuchar aquellos nombres su mirada decayó más. El pelinaranja
dio un gritito cuando le vio con una apariencia un tanto deplorable, sus ojos
poseían notables ojeras, sus labios se encontraban algo agrietados y
resecos, su cabellos estaban enmarañados y mucho más largos,
simplemente deplorable.
Hoseok dejó de lado su miedo hacia el chico y le habló en un tono más
tranquilo, como había tratado en veces anteriores:
— Park... ¿Estás bien? — el más bajó sonrió, o trato de hacerlo, pero no
contestó la pregunta de Hoseok.
— ¿Cómo está Taehyung? — Jimin metió sus manos en los bolsillos
delanteros de su pantalón de mezclilla. Hoseok le miró unos segundos antes
de mirar al techo y soltar un ligero suspiro, ya había dejado de sentir pesadez
cada vez que se encontraba con Jimin, mas bien trataba de entablar
conversaciones, aunque la mayoría de las veces él era el único que hablaba y
Jimin sólo se dedicaba a escuchar.
— Él está bien... Jungkook lo cuida muy bien.— sonrió tímidamente al igual
que Jimin, éste cambió rápidamente de tema, le dolía saber que, aunque
Hoseok no lo supiera en realidad, era una mentira.
— A mí también me gusta ese cereal. — El castaño le señaló con la mano, la
cual se encontraba vendada para cubrir heridas que seguramente él mismo
se había provocado. Jimin dio la vuelta dispuesto a irse y dar por terminado
su encuentro, pero una mano cubriendo la suya, sin lastimarlo, le hizo
detener el paso.
— Comámoslo.— Hoseok alzó el cereal y el más bajo negó, pero Hoseok no
lo dejaría tan fácil. — Créeme cuando te digo que ya no deberías de sentir
culpa alguna, miedo u odio, demos por hecho que esto acabo y que
podemos empezar de nuevo en nuestras vidas. Jimin, por favor, deja de
querer atormentarte.
Jimin aceptó después de varios segundos de incómodo silencio, sabía que
debía avanzar y dejar de lado todo daño y sufrimiento, al fin y al cabo
Taehyung ya era problema de Jungkook.
[...]
No sabe en que momento o cómo fue que sucedió, pero Jimin se encontraba
llorando desgarradoramente sobre el hombro de Hoseok, éste le sobaba la
espalda mientras se metía a la boca un puñado de cereal y veía como la luna
se encontraba en alto sobre sus cuerpos, ambos se encontraban sentados
sobre un pastizal a la orilla de una reluciente laguna, la cual reflejaba el lienzo
nocturno, las noche les había caído encima sin darse cuenta; Hoseok había
escuchado sin ningún problema la pequeña historia que Jimin tuvo con
Taehyung, lo enamorado que se encontraba aún por él, lo que sufrió por la
decisión del menor y por la suya propia, por todo; Hoseok también le contó
el dolor de ver por tres años como su amigo se deterioraba por el sufrimiento
que le dejó el haber herido a Taehyung, también le confesó que él sufría por
los desplantes que recibía del mismo Jimin, a lo que éste sólo le contestó
que había sido resentimiento por haber participado en provocar las lágrimas
de su enamorado. Jimin se desahogó en el hombro de alguien que
consideraba su enemigo, sin embargo, se dio cuenta que ni él ni Jungkook
merecían sufrir más, todo había terminado... O eso suponían.
— Algún día encontrarás tu propia felicidad Jimin.— abrazó al chico que aún
lloraba, éste le aceptó el abrazo y con la voz temblorosa contestó.
— Lo haré.— Aunque sabía que quedaría un gran vacío que jamás podrá
llenarse.
[...]
Jungkook no paraba de besar los carnosos labios del pequeño chico entre
sus brazos, sus labios se movían con ternura y juntaban el sabor del amargo
café que él había tomado con el chocolate del contrario, estaban en una
cafetería cerca de su, ahora, departamento compartido, Jimin había
mandado a recoger todas sus cosas para que pudiesen ser libres sin mirar al
pasado, sin embargo, Taehyung no pudo meter a Jungkook dentro de aquel
lugar que Jimin y él compraron cuando estaban enamorados, no podía
manchar el recuerdo que poseía con el mayor, por eso decidieron mudarse al
de Jungkook.
El azabache ignoraba una que otra mirada de las pocas personas que se
encontraban a esa hora, pequeñas gotas de lluvia caían fuera del lugar, pero
a ellos no les importaba, sólo disfrutaban de la compañía contraria; sus
manos entrelazadas sobre la mesa, sus labios danzaban provocaba envidia y
asco, el castaño gimió al ser acaparado por las fuertes manos del mayor
sobre su cintura, amaba ser poseído con furia y cariño por Jungkook, éste
siempre sabía como hacerlo llorar de placer y reír por amor. Como debió
haber sido desde el principio.
Mientras se besaban, Jungkook sintió algo salado entre sus labios, abrió
lentamente sus ojos y vio que de los ojitos cerrados caían sin descaro
lágrimas, se separó con preocupación al ver a su novio sollozar, Taehyung
limpió desesperadamente las implacables gotas que caían sin su
consentimiento, era doloroso.
— ¿Amor por qué lloras? — preguntó el azabache mis tomaba entre sus
manos el rostro del menor, el cual negaba que le viese en ese estado, no
quería que Jungkook se preocupara, pero era egoísta y no podía evitar sentir
dolor al seguir con aquella ilusión.
— Vámonos. — el menor rogó con la voz quebradiza, casi perdiendo su tono
de voz grave. Jungkook sacó rápidamente dinero y lo dejó sobre la mesa
para después salir tras el castaño que había salido apurado sin importarle
mojarse con la lluvia, sus lágrimas comenzaron a camuflarse con las gotas de
agua provenientes del oscuro cielo, ninguno se movió de sus posiciones,
Taehyung sollozaba con el mentón en alto y Jungkook le miraba extraño.—
Jungkook...
— ¿Si?— por alguna razón que le azabache no lograba comprender, sus pies
no reaccionaban y su pulso bajaba cada vez más.
Taehyung volteó con la mirada más dolorosa y apagada, se acercó al
azabache, le tomó las mejillas y juntó sus labios. Jungkook permaneció
inerte, ese beso se sentía como si fuese el último, la sensación era
abrumadora y destructiva, no comprendía, o no quería comprender, porque
sintió algo desgarrándose en su interior. La lluvia caía sobre ellos, pero el
sonar de las demás gotas al impactar contra los charcos, era como una
melodía melancólica, como el cantar de un adiós inevitable.
Jungkook pensó que en cualquier momento comenzaría a tener sus ataques
de ansiedad nuevamente, pero no veía nada que pudiese producirlos,
Taehyung estaba ahí, besándolo con adoración, le tocaba con cuidado y no
sabía porque su cuerpo no quería reaccionar, tenía miedo, pánico.
— Jungkook... Hagamos el amor.— un susurró entre miles de goteos
imparables, un susurró dulce y cansado, y Jungkook ante ello no pudo
negarse, se dejó llevar.
[...]
El deslizar de sus dedos por la desnuda piel era temeroso, temía romperle.
Taehyung le daba la espalda mientras él recorría sus largos dedos por los
muslos del azabache que temblaba de ve en vez bajo su tacto sutil, el
castaño el gemía por la suaves caricias, tan armónicas y sutiles, ambos
sentían que esa vez sería especial, no sólo unirían sus cuerpos para
satisfacer el libido que sus necesidades fisiológicas requerían, no, esta vez
se tomarían el tiempo que no poseían para deleitar cada uno de sus sentidos.
Jungkook siguió besando con amor la tersa piel canela a pesar de
humedecerla con sus lágrimas, no sabía porqué lloraba, pero a Taehyung
parecía no importarle puesto que él estaba en la misma condición, pero él sí
sabía porque lloraba, él sí sabía el significado de esa noche. Sus cuerpos se
unieron en uno solo, la sensación fue exactamente casi como la primera vez,
tan inocente, pura y sincera, sin embargo, sería la última.
La noche pasó con unos cuantos sollozos ahogados, disculpas mudas y
almas desvaneciéndose por el fruto del egoísmo. La lluvia jamás se detuvo,
ella avisaba lo inevitable, el funeral de un romance trágico.
La madrugada de ese día presenciaba el desenlace de lo que por tanto
tiempo se sufrió; Taehyung se colocaba una muda de ropa, tratando de
hacer el menor ruido posible, sin embargo, no resultó al ser tomado
bruscamente de la muñeca al levantarse de la mullida cama.
— ¿A dónde vas?— la rasposa voz de Jungkook resonó en sus oídos, algo
que sin duda extrañaría.
— Tengo que irme.— el tono empleado fue suficiente para alertar al
azabache, el cual se levantó al ser soltado con brusquedad. — Debo irme.—
ahí estaban de nuevo, esas lágrimas.
— ¿De qué hablas?¿a dónde? ¿P-por qué lo dices cómo si jamás fueras a
volver? Como si estuvieras abandonándome. — Eleva el tono de su voz y se
acerca al mismo tiempo que Taehyung retrocede.
— Porque así es, no pienso volver. — Taehyung muerde sus labios al ver
como la palidez se apodera del hermoso rostro de Jungkook, el mayor se
encuentra en una inmensa confusión combinada con abatible dolor.
Jungkook no tardaría en sufrir un ataque de pánico.
— ¡Explícate!— en medio de aquel grito, su voz pierde fuerza y cae sobre sus
rodillas por la opresión en su pecho.
— Simplemente me di cuenta que este último mes que he estado a tu lado a
sido un desperdicio total de mi tiempo, eres una carga para mí Jungkook, no
sé como volví a caer a tu lado.— Taehyung hablaba con total arrogancia,
siendo una persona totalmente diferente y que Jungkook desconocía, ¿Quién
era ese extraño ante sus ojos?
— ¿Estás bromeando, cierto? Córtala de una vez amor.— Jungkook trató de
levantarse, pero los ojos fríos de Taehyung le hicieron caer nuevamente
sobre sus rodillas.
Taehyung tomó la maleta que había preparado y apartando los brazos que se
habían adherido a su pierna, azotó la puerta con brusquedad, y estando al
otro lado de esta, rompió en llanto cuando oyó a Jungkook gritar por su
regreso.
— ¡Taehyung, vuelve! ¡¡Taehyung!!
El moreno salió del departamento con rapidez, ignorando que Hoseok,
seguido de Jimin, subían por las escaleras. El joven más bajo quiso ir detrás
de Taehyung, pero los gritos estruendosos y cosas caer dentro del
departamento le hicieron ir con mayor fuerza, sabía que debía intervenir con
el sujeto que se desmoronaba dentro del lugar, Hoseok fue el primero en
entrar al departamento y fue directo a la habitación de su amigo, Jungkook
estaba arañándose los brazos mientras gritaba el nombre de Taehyung sin
siquiera detenerse a respirar. Cuando Jimin entró a la habitación y Jungkook
lo vio, no dudo en lanzarse a atacarlo, cosa que no funcionó del todo porque
Hoseok lo detuvo.
— ¡Detente Jungkook! É-él no ha hecho nada.— Hoseok estaba temiendo
por el sudor excesivo y piel fría de su amigo, Jungkook no se veía nada bien.
— ¡De seguro por tu culpa Taehyung me dejó! ¡Sabía que no te habías
rendido del todo con él!— Jungkook gritaba y soltaba golpes al aire mientras
Jimin trataba de entender la situación, y cuando vio a Jungkook rendirse y
comenzar a llorar, entendió al fin porque Taehyung había huido, no quería
que Jungkook lo viera en los peores días de su vida. Taehyung realmente
amaba a Jungkook.
— Ya que al fin te has calmado, quiero enseñarte algo.— Jimin abrió la
mochila que portaba en su espalda y sacó un folder arrugado, se acuclilló y
lo abrió para darle una hoja blanca a Jungkook, éste sin ganas la tomó entre
sus temblorosos dedos y comenzó a leer.
— ¿Qué es esto?— Jungkook miró a Jimin y de nuevo a la hoja para seguir
leyendo.— ¡¿Qué demonios es esto?!
— Yo tuve la misma reacción que tú cuando lo leí por primera vez— Dijo
escondiéndose entre sus manos—, me llamaron porque el número de
nuestro antiguo departamento estaba como referencia... Me quedé con esto
para que Taehyung no tuviera problemas escondiéndolo de ti.
— ¿Crees que eso fue buena idea?— dijo el azabache— ¡Es una completa
mierda! ¡Taehyung es un maldito mentiroso egoísta! ¡Que bueno! ¡Que se
muera!
Jimin le soltó un puñetazo en la mejilla derecha a Jungkook y Hoseok cayó
sobre su espalda por el impacto al haber estando sosteniendo al azabache.
— ¡Tal vez la forma en la que llevó las cosas no fue la correcta, pero tú
menos que nadie no tiene el maldito derecho de seguir deseándole la
muerte!— Jimin se levantó mientras tomaba de nuevo la hoja entre sus
manos.
— ¿Seguir?— Preguntó Hoseok mientras ayudaba a Jungkook a levantarse.
— Cuando fui al consultorio del doctor que atendía a Taehyung, me dijo que
no era la primera vez que Taehyung había sido su paciente... Taehyung había
ido varias veces por diferentes tipos de heridas que con el paso de los años
lo mermaron tanto que enfermo gravemente... Esas heridas e idas al hospital
fueron causadas por ti, Jungkook, por ti es que Taehyung morirá. — Con las
lágrimas amenazando con caer se acercó a Jungkook, el cual parecía no
querer reaccionar, le tomó de los hombros y cuando conectaron sus miradas,
gritó.— ¡Hazte cargo y ve por él!
Jungkook quiso golpear a Jimin, reconocía que él también amaba tanto a
Taehyung para dejarlo en sus últimos días de vida con él. Jimin era un
verdadero hombre.— Hoseok... Para la otra no te dejaré entrar a mi casa si
traes a este sujeto.— Se levantó con ayuda del pelinaranja, éste se quitó su
sudadera y se la dio a Jungkook.
— Ve por él, amigo.
Jungkook tomó la sudadera, unos pantalones y salió del departamento a
toda velocidad, no se molesto en ponerse zapatos, era lo de menos, sólo
quería encontrar a Taehyung y tenerlo entre sus brazos, quería despedirse
adecuadamente de su más grande amor. Y mientras corría por las frías calles
de Seúl en busca del castaño y recibiendo extrañas miradas cada que
preguntaba por él, fue que los recuerdos lo atacaron con furia y rencor.
"— No quiero estar con él.— le dijo algo molesto a su madre, después dirigió
su vista al castaño que se encontraba jugando con sus manos con una
enorme sonrisa y leve sonrojo.— Lárgate obeso.
— ¡Jungkook!¡no le hables así!— su madre gritó comenzando a
desesperarse.— Por favor trátalo bien porque Jessica y yo vamos a salir.—
decía su madre mientras tomaba su bolso y se dirigía a Taehyung apretándole
las mejillas.— Pórtense bien chicos.— y sin más salió de la casa dejando a los
dos niños solos.
— Kookie pode...— el castaño fue interrumpido por Jungkook.
— Cállate, no me llames Kookie, suenas como un estúpido retrasado.— le
mira con asco y pasa su mano entre sus cabellos.— No quiero que me dirijas
la palabra, te vas a quedar a fuera en el patio y cuando lleguen nuestras
madres te meterás a la casa.
— ¿Y tú qué harás?— se acercó al pelinegro lentamente.
— Obviamente voy a jugar videojuegos.— bufó.
— ¡Hyung! ¿puedo jugar contigo?.— Inconscientemente tomó del brazo a su
mayor, estaba emocionado y con una enorme sonrisa cuadrada,
característica muy peculiar suya.
Estúpido. Pensaba el mayor.
— ¡No me toques!— Jungkook gritó y sin medir su fuerza empujó al castaño
ocasionando que cayera de sentón.—Te quiero a fuera ¿entendiste?"
El azabache pasó saliva por su garganta al comenzarla a sentir reseca,
comenzaba a perder el aliento, y no por correr sin rumbo en busca de su
amado castaño, sino porque la ansiedad no quería dejarlo solo.
"Quiero jugar con Taehyung.”
— ¿Qué?¿Cómo?- lo sabía, nada bueno, pensó Hoseok.
— Obviamente jugaré con sus sentimientos y ya cuando lo tenga a mi
completa merced le ordenaré que me haga el proyecto semestral que vale el
ochenta porciento de la calificación final.
— Pero ¿Por qué quieres la ayuda de Taehyung? Es menor que nosotros.—
Exclamó Hoseok confundido.
— Por que ese pequeño bastardo de ahí es un prodigio, mejor que tú y que
yo juntos.— señaló al castaño que se encontraba recogiendo sus cosas que
antes habían sido regadas por todo el lugar.
— Me parece buena idea.— dijo Hoseok cegándose por una buena, y al
mismo tiempo insignificante, calificación.— Dile que te haga uno extra.—
comenzó a bailar cómo caballo feliz e ignorando la pequeña sensación de
culpa en su pecho.
Jungkook sólo rió."
Jungkook tropieza y cae sobre su cara, sus pies le sangran y su pecho no
deja de sentirse oprimido, tiene miedo de no volver a ver a Taehyung. Con
ayuda de unas pocas personas que decidieron acercarse, se levanta y vuelve
a emprender su camino, con más lentitud, pero con la misma fuerza de
voluntad que le hacen amar a Taehyung.
"—¡Perdón Kookie!— Taehyung estaba con el labio sangrando por el
puñetazo de su mayor.— E-en serio, perdón.
Al terminar la escuela, Jungkook esperó al castaño para llevárselo a casa, sin
faltar que en todo el camino se la pasó insultándolo de infiel.
—Joder Tae.— el pelinegro se dio cuenta de la sangre, él creía que sólo le
haría una pequeña escena de celos pero se salió de control cuando se le vino
a la mente la imagen de esos dos.— Yo sólo quiero que entiendas que me
gustas mucho a tal grado de no compartirte.— se agachó a la altura del
castaño.
— T-tienes razón, fue mi error.— Taehyung mostró su enorme sonrisa. — No
puedo serle infiel a Kookie.
Idiota.
— Que buen chico.— Jungkook le suelta una sonora cachetada al menor y
toma su mentón con brusquedad.— Esa fue para que te quede más claro que
no me puedes serme infiel.
—Sí.— susurra y aprieta los ojos al ver que el pelinegro se acerca, pero lo que
sintió fue un leve toque en sus labios. Al abrir sus ojos se encuentra con que
Jungkook lo estaba besando.
Olvidó el dolor en su rostro por los anhelados labios de su mayor, quería
llevar sus brazos al cuello de éste pero fue apartado bruscamente.
— Vete, voy a salir y no quiero que estés aquí. — Jungkook se levanta de un
salto y cuando se dirige a su armario y, sin que se de cuenta el menor, con la
manga de su camisa se talla los labios.
— ¿A dónde vas?— Taehyung hace un puchero.
— No te importa.— responde seco Jungkook.
— Pero...— un golpe en el armario lo calla.
— Yo hago lo que quiera y tú haces lo que yo diga. Aparte, ya te deje en claro
que me gustas, ahora no me jodas ¿si?— le mira molesto. ¿Cómo se atrevía a
recriminarle algo?
— Tienes razón, que atrevido fui.— toma su mochila y se levanta rápido
dirigiéndose a la puerta.— Oh— regresa en dirección al pelinegro y besa su
mejilla, se aparta y le regala una enorme sonrisa.— Adiós Kookie.— sin más
sale de lugar.
Jungkook queda sorprendido y se toca la mejilla. Sacude su cabeza y saca su
celular, marca un número.
— Hola preciosa.— habla. — Sí, vamos a divertirnos mucho hoy cariño.—
cuelga y se viste rápidamente.
Iba ir a follar con su ex-novia Irene, sólo para olvidar la esencia del castaño y
el revoltijo en su estómago, tal vez se estaba enfermando"
— Paren, paren, paren, paren.— las lágrimas de Jungkook cada vez se
hacían más abundantes, se arrepentía ahora más que nunca al provocarle
tanto dolor a un ángel que merecería disfrutar el poco tiempo de vida que
poseía y no desperdiciarlo con una basura humana como lo era él. El
verdadero egoísta era él.
"Kookie... Kookie. — decía el menor con una sonrisa en su rostro.
— No me digas así, me da asco"
— Taehyung... Taehyung... Por favor regresa y dime Kookie, dime Kookie...
Por favor dime Kookie.— Jungkook secaba sus lágrimas y trataba de ignorar
el punzante dolor en su cuerpo, y mientras pensaba en encontrarse con
Taehyung, fue que recordó una vieja historia que alguna vez en la escuela le
contaron.
"Cuentan leyendas sobre la antigüedad sobre los seres andróginos; Se dice
que uno ve hacia la derecha y el otro hacia la izquierda para que puedan
encontrar su pareja destinada y al hacerlo, pueden vivir felices de por vida."
Pensó que Taehyung y él eran seres andróginos que lucharon hasta el final
por un ferviente amor, el cual de alguna u otra forma nunca terminaría bien.
Tal vez su destino era conocerse, padecerse y enamorarse, sin embargo, no
era su destino permanecer juntos. Tanto amor provocó daño y amor, era una
historia donde los lugares intercambiaron de acuerdo como el destino lo
quiso llevar.
Jungkook sonrió cuando vio a Taehyung a tan sólo unos metros delante de él
y cuando éste se dio cuenta de su presencia corrió sin precaución, con
torpeza y miedo, y la felicidad que Jungkook había sentido por ver a
Taehyung, se esfumó.
—¡Cuidado!
•31[FINAL]•
Jimin salió del estudio donde impartía clases, no sin antes despedirse de sus
alumnos que estaban acostumbrados a terminar temprano las clases por
esas épocas del año. El pelinegro caminó por calles de un bullicioso Seúl,
esa vez no quería ir en automóvil, quería despejar sus pensamientos y pasar
por una floreria y comprar un ramo de rosas, como obsequio, no quería ir a
visitarlo con las manos vacías.
Llegó a su destino en menos tiempo de lo acostumbrado, tal vez en esa
ocasión no se sentía tan herido. Tomó asiento frente a ellos y les extendió las
flores, miró por un momento al cielo para posteriormente tomar asiento frente
a ellos, sonrió por ser recibido nuevamente después de un año.
— Oh, creí que este año no sucedería.— Jimin secó las lágrimas que sin
aviso escaparon y se deslizaron por su rostro. Sus mangas no tardaron en
empaparse y trató duramente de volver a componerse, después de cinco
largos años no podía dejar de sentir tristeza.
Nunca podía sonreír cada que visitaba al gran amor de su vida y a la persona
que se lo robó. No podía sonreírle a unas frías lápidas que en gran letra
tenían escritas "Kim Taehyung y Jeon Jungkook".
— ¡Cuidado!— el castaño escuchó el grito de advertencia a sus espaldas,
creía que ya era demasiado tarde cuando vio aquel automóvil, con pocas
posibilidades de frenar, a tan poca distancia, cada parte de su vida pasó por
sus ojos como si fuese una película; los días felices con su padre que se fue
antes de tiempo, el cuidado de su madre, su enamoramiento por Jungkook,
su dolor por el mismo, la restauración que Jimin le brindó con su cálido
soporte, el reencuentro con su verdugo, el perdón que ambos se dieron por
tanto dolor, pero el recuerdo que sobresalió de entre todos los demás fue
enorme sonrisa de Jungkook, tan radiante como un amanecer. Creyó que
todo se había acabado, que así sería como moriría, solo. Sin embargo, lo
siguiente que vio fue el fuerte pecho de Jungkook en su rostro y sus brazos
apresándole con fuerza.
Jungkook no podía rendirse, no podía dejar que el amor de su vida se
desvaneciera de a poco en la soledad de la culpa, no podía hacerle sufrir
más, también lo necesitaba a su lado y era su problema si lo dejaba ir o no. El
ver que su chico huía de él y corría por miedo a ser atrapado y que no se
había fijado que el semáforo yacía en verde, lo que pudo hacer su mente
irracional, e inundada en terror, fue correr hacia donde estaba Taehyung
inerte esperando el automóvil. Sabía que no serviría de nada tratar de
protegerlo con su propio cuerpo debilitado, pero quería hacer el último
intento, quería transmitirle a Taehyung que, sin importa que, nunca le dejaría
solo.
Ambos cuerpos fueron aventados con brusquedad por los aires, pero a pesar
de eso, en ningún momento Jungkook soltó a su amado, sólo cuando hasta
que impactaron con el suelo; Taehyung se rompió unas cuantas costillas, su
pecho recibió gran daño al haber impactado boca abajo ocasionando que
expulsara gran cantidad de sangre por su boca, nariz y oídos, su debilitado
corazón había sufrido un colosal daño. Jungkook derrapó varios metros lejos
de Taehyung, había girado demasiadas veces que fue inevitable que se
raspara cada parte descubierta su cuerpo, su cabeza, causa del impacto,
contrajo una herida en la parte derecha, un derrame interno era notable en su
glóbulo ocular y, de igual forma que Taehyung, varias costillas se rompieron,
haciéndole difícil el respirar.
La escena era escandalosa para las personas que habían presenciado en
fatídico accidente, dos jóvenes yacían perdiendo lentamente la vida por el
destino terco que no quería el que dos almas enamoradas siguieran juntas,
sin embargo, Taehyung y Jungkook le retaron al arrastrarse con debilidad a la
persona que tanto amaban, Jungkook se impulsaba con el antebrazo
derecho, puesto que su brazo izquierdo había terminado fracturado al ser la
primera parte de su cuerpo en ser impactada, sus ganas de llegar hasta el
chico que se impulsaba con las piernas y barbilla le hicieron seguir dando
lucha hasta una causa perdida, pero valiosa. Sus ganas de morir juntos era
conmovedora para los que los viesen, ambos chicos dejaban un charco de
sangre al arrastrarse, un charco que representaba sus errores, su fatídica
vida.
Sus fuerzas se desvanecían, pero la solidez de su voluntad al ver que el
contrario luchaba les hacía permanecer un poco más sobre el plano terrestre.
Jungkook sonrió, Taehyung sonrió, ambos lograron llegar hasta el contrario y
así poder entrelazar sus manos. Sonrieron por haber retado al destino que los
aborrecía por tercos.
La ambulancia llegó donde ellos, pero ninguno de los para médicos intervino
entre dos almas que morían en las manos de su andrógino, aquel lazo que
formaban con sus manos era poderoso e inquebrantable, nadie movió un
músculo, pero sintieron el cálido sentimiento de amor que los jóvenes
brindaban con sus últimos alientos.
— J-Jungkook...
— T-Taehyung...
El menor tosió con dolor un chorro de sangre mientras su rostro palidecía con
rapidez, pronto llegaría su final al igual que el de Jungkook, éste con un
último impulso se acercó y besó los destrozados labios que tanto amo, ama y
amaría por toda la eternidad, sabía que sería su último beso y estaba bien
para él, estaba bien llevarse consigo el recuerdo de los belfos de su
Taehyung. El sabor metálico de la sangre se combinó con la pequeñas gotitas
del llanto, sin embargo, no eran lágrimas de tristeza, era dicha para ambos,
porque les consolaba saber que morirían juntos, que a pesar de como se
desenlazaron las cosas, no terminarían solos con la culpa carcomiéndolos
como en veces anteriores, esta vez lo harían bien.
Los ojos de ambos caían por la vida que se les escapaba, pero antes de
perder cualquier lugar en el entorno, susurraron en su último suspiro de vida:
— Te amo.
Fueron sus últimas palabras, Taehyung dejó de respirar al igual que
Jungkook, el cual dejaba caer su cabeza al lado de la persona que con
pasión amó, sus dedos perdieron fuerza, pero jamás desistieron de su unión,
vínculo que permaneció fuerte ante todo el sufrimiento, la prepotencia, el
orgullo y el miedo. La perseverancia para ellos no fue una carrera larga; fue
una serie de carreras, una tras otra hasta llegar a la meta.
— Ustedes a pesar de todo... Decidieron permanecer juntos, aún si eso
significaba la muerte.— Jimin sonrió con ligereza, él seguía guardando un
lugar especial en su corazón para Taehyung, un lugar demasiado especial.
Cada aniversario de su muerte los visitaba sin faltar, a Taehyung por haberlo
amado tanto y a Jungkook por jamás haber abandonado al menor.
Esta fue una historia que no terminó como la de los cuentos de hadas, con
risas y bellas flores, pero no dudo en demostrar que el amor cuando es fuerte
es eterno...
Como el de Jungkook y Taehyung.
Fin.