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Capítulo 18

Los grupos estratificados 339


LOS GRUPOS ESTRATIFICADOS
pescadores y a sus vecinos campesinos como dos clases dis tintas, porque /· ':>
1ienen diferentes pautas de propiedad, renta y tributación, y explotan sec-
1ores del medio ambiente completamente distintos. Sin embargo, ninguno
de los dos grupos posee una clara ventaja o desventaja de poder con res-
pecto al otro. Análogamente, los antropólogos suelen hablar de la clase qaja
111·bana como algo opuesto a la clase baja rural, aunque las diferencias cuan-
ti tativas de poder entre ambas pueden ser mínimas.
Antes de proseguir, debemos explicitar lo más posible la naturaleza del
poder que implican las jerarquías de clases. Como en la naturaleza, el poder
en los asuntos humanos consiste en la capacidad de controlar la energía. El
control de la energía está mediatizado por los útiles, máquinas y técnicas
para aplicar esta energía a empresas individuales o colectivas. En este sen-
1ldo, controlar la energía supone poseer los medios para trasladar, dar for-
ma y destruir minerales, vegetales, animales y personas. El poder es el €--
control sobre la gente y la naturaleza (Adams, 1970) .
El poder de seres humanos concretos no se puede medir simplemente
11umando la cantidad de energía que regulan o canalizan. Si este fuera el
caso, la clase más poderosa del mundo serían los técnicos que manejan los
Interruptores de las centr ales nucleares o los pilotos de los reactores comer-
Este capí~ulo examina_ las principales variedades de grupos estratificados halladas ciales que, al abrir las válvulas de admisión, ponen en funcionamiento
en las ~oc1edades d<; mvel estatal. Veremos que las personas que viven cuatro motores de 40.000 caballos de fuerza. Los jefes militares de las
en sociedades ~e mvel, estatal p~ensan y se comportan en formas que, fuerzas armadas, con su enorme capacidad para matar y mutilar, no son
en buena me_d~da, estan d~termmadas por su pertenencia a grupos estratificados necesariamente individuos poderosos. La cuestión crucial en todos estos
Y por su pos1c16n en una ¡erarquía de estratificación. Los valores casos es: ¿quién ·controla a estos técnicos, funcionarios y generales y les
y comportamiento de tales wupos están relacionados con la lucha por el acceso
a las fuentes estructurales e mfraestructurales de la riqueza y el poder. hace conectar o desconectar sus «interruptores»? ¿Quién les dice cuándo,
<.l6nde y cómo volar? ¿A quién y cuándo deben disparar y matar ? O, lo que
es igual de importante, ¿quién tiene el poder de determinar dónde y cuándo
Clase y poder se construirá una central nuclear o un vehículo espacial o qué tamaño
debe tener la fuerza policiaco-militar que se recluta y con qué equipos de
-J Todas las sociedades de nivel estatal están organizadas en una jerarquía des trucción se le va a dotar?
de segmentos llamados clases. Resulta difícil ofrecer una definición de clase No podemos simplemente sumar toda la energía en forma de alimentos,
que valga para las diferentes maneras en que han empleado este término productos químicos y fuerzas cinéticas que fluye por las masas de plebeyos
antropólogos, sociólogos, historiadores y economistas . Pero de acuerdo con incas en comparación con la nobleza inca y obtener una evaluación de sus
e~ énfasi~ estratégico en los aspectos materiales, etic y conductuales de la relativas posiciones de poder. El hecho es que gr an parte de la energía (..
vida social que caracteriza a este libro, la siguien te definición de clase co nsumida por las masas subordinadas en las sociedades estratificadas se
arranca del hecho de que ciertos tipos de personas ejercen diferentes cotas gasta bajo condiciones y para tareas que el grupo dominante estipula o
~> de poder sobre otras personas. Así, una clase es un grupo o categoría de constriñe. En otras palabras, la propia realización de estas tareas depende
personas que se relacionan de manera similar con el aparato de control de que aumenten el poder y bienestar del grupo dominante. No significa
de las sociedades estatales y que disponen de cotas de poder similares con esto que las masas subordinadas no obtengan beneficio alguno, sino senci-
respecto a la distribución de la riqueza y los privilegios y el acceso a los llamente q ue no se llevarían a efecto si al grupo dominante no le reportara
~ recursos y la tecnología. también algún tipo de beneficio. ~
Como veremos, todas las sociedades estatales poseen forzosamente dos
e clases, como m_ínimo, organiz~das je~árquicamente: gobernantes y gober- Sexo, edad y clase
nados. ~~ora bien, cu~nd? e~isten mas. de dos clases, no es necesario que
su relacion mutua sea Jerarquica. P or e1emplo, resulta útil considerar a los Las jerarquías sexuales se distingen convencionalmente de las jerar-
quías de clases. Aquí seguiremos esta convención, posponiendo el análisis
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340 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 341

7 de las mismas hasta el capítulo 25 . La distinción se basa en el hecho de nborígenes australianos, han hecho hincapié en el punto de vista emic
q ue las jerarquías de clases incluyen a ambos sexos, en tanto que las sexua- nl investigar la estratificación en Estados Unidos. Según Warner, el punto
les hacen referencia a la dominación de un sexo por parte de otro dentro más importante a retener cuando se investiga una jerarquía de clases es que
:- y a través de las clases. Además, a diferencia de las jerarquías clasistas, las los criterios de selección:
-? sexuales se dan tanto en los estados como en bandas, aldeas y jefaturas. No
quiere esto decir que las segundas revistan menos importancia o sean Deben reflejar qué sienten y piensan los americanos sobre el valor relativo' de
menos severas, sino pura y simplemente que es mejor analizarlas en el con- cada empleo, las fuentes de ingresos que los mantienen, y las evaluaciones de
_,. texto de un examen de los roles sexuales generales en vez- de en el contex- las casas y vecindarios en que viven. Pues no es tanto la casa, el empleo, los
to de las fo rmas esta tales de estratificación. ingresos o el vecindario lo que se mide, cuanto las evaluaciones que están
en lo más recóndito de nuestras mentes, evaluaciones fijadas ahí por nuestras
-} Hay que subrayar que los grupos de edad, tanto en las sociedades ésta-
tradiciones culturales y nuestra sociedad (Warner, Meeker y Ells, 1949: 40).
tales como en las preestatales, están a menudo asociados a distribuciones
de poder desiguales. De hecho, las diferencias jerárquicas entre adultos Combinando las opiniones de diferentes informadores, Warncr intentó
b- maduros y jóvenes y niños son universales. Por añadidura, el trato que los
desarrollar un único cuadro compuesto de clases sociales. Por ejemplo,
niños reciben de los adultos implica a veces prácticas sumamen te explota-
representó la estructura de clases de Yankee City (seudónimo de Newbury-
) doras y física y mentalmente punitivas. Se podría argüir que la diferencia
port, Massachusetts) en términos del diagrama representado en la figu-
· fundamental entre las jerarquías de edad y las clasistas y sexuales consiste
ro 18.1.
e? que los niños son objeto de malos tratos y explotación «por su prQPio
' _; bien» . Ahora bien, esto es lo que cualquier tipo de grupo domihante
? dice siempre a los grupos subordinados bajo su control. El hecho de que
algún grado de subordinación de los jóvenes y niños resulta necesario para
la enculturación y la supervivencia de la población no significa que estas
jerarquías difieran fundamentalmente de las basadas en la clase y el sexo.
Como el trato brutal a los niños puede infligir daños permanentes a su
salud y bienestar, está claro que las jerarquías de edad no siempre son para
el bien del grupo de edad subordinado. La semejanza entre las jerarquías
de edad y las clasistas es también palpable en los casos en que los ancianos
·>constituyen un grupo menospreciado y carente de poder. En muchas socie- FJG. 18.l.-Jerarquía de clases
dades, los ancianos son víctimas de un trato físico y psicológico de carácter tic Yankee City. [Adaptado de
\ punitivo comparable al que se da a los criminales y enemigos del Estado. \'(/nmcr y otros, 1949:42.)
L.as descripciones de la estructura de clases nunca deben, pues, perder de
vista las diferencias en el poder y en el estilo de vida asociadas a los grupos
de sexo y edad dentro de cada clase . Muchos científicos sociales aceptan las distinciones clasistas · como algo ~ 1
1l•nl o importante sólo cuando las gentes de que se trate las perciben y
ponen en práctica conscientemente. Desde este punto de vista, para que un
Las dimensiones emic y etic y la conciencia de clase grupo sea considerado como una clase, sus miembros deben tener una
rnnciencia de su propia identidad, mostrar un sentido común de solidari-
La clase es un aspecto de la cultura en el que se dan acusados contrastes dnd y realizar intentos organizados para promover y proteger sus intereses
entre los puntos de vista emic y etic. Por ejemplo, numerosos estudios han rnlectivos. Es más, para , muchos .científicos sociales (cf. Bendix y Lipset,
mostrado que las diferencias de clase en Estados Unidos no se conciben en 1966) las clases sólo existen cuando personas con formas y cantidades simi·
términos de acceso a los recursos básicos, control sobre los útiles y técnicas lores de poder social se organizan en asociaciones colectivas, tales como
de producción, energía y provisiones, y control sobre la dirección del Es- pnrtidos políticos y sindicatos.
tado . En vez de ello, las persona~ clasifican a otras según su riqueza, educa- Otros científicos sociales piensan que los rasgos más importantes de
ción, relaciones familiares, vecindario, r aza, religión, clubs sociales e incluso los jerarquías de clases son las concentraciones efectivas de poder en manos ...
modales y etiqueta (West, 194,5). Antropólogos y sociólogos, dirigidos por de ciertos grupos y la carencia de poder de otros, independientemente de
Lloyd Warner, un antropólogo que emprendió el estudio de la cultura de que las gentes afectadas sean o no conscientes de estas diferencias y de
Estados Unidos después de haber realizado trabajo de campo entre los 1111e existan organizaciones colectivas. D ebería ser evidente que los desacuer- ...,.
342 l .Qs grupos estratificados 343
Introducción a la antropología general

dos de esta índole se derivan de una falta de distinción entre los compo- tnnnente desequilibrio estructural en el flujo de bienes y servicios ~n.tre
nentes emic y etic, mentales y conductuales de los sistemas socioculturales. dos grupos (Newcomer, 1977; Ruyle, 1973, 19,75): ~rente a est~ ~1s1ón -t7
Definir las clases en términos puramente emic y mentales no está más justi- l'llbe aducir que las actividades de patronos y red1stnbu1dores ~strat1f1cados
ficado que definir cualquier otro componente del patrón universal en tér- pueden producir una mejora en .el bienestar de_ l_a clase subordmad? y que,
minos puramente emic y mentales. Y en tanto fenómenos etic y conductua- Hin el liderazgo de los empresarios o la clase dmgente, todos saldnan pepr
les, las clases irán acompañadas de formas emic y mentales variables. pnrados (Dalton, 1972, 1974). ~or tanto, no p~ede. afirmarse ~ue toda ¿_.
_,. Desde un punto de vista etic y conductual, una clase puede existir aun desigualdad en el poder y en el nivel de consumo implique, necesariamente, ~
cuando sus miembros nieguen que constituyen una clase e incluso cuando, una situación de explotación. Si gracias a las recompensas que se otorgan
11 la clase dirigente o que ésta se apropia, el bienestar económico .de todas
en vez de organizaciones colectivas, poseen organizaciones que compj ten
entre sí (como corporaciones mercantiles rivales o sindicatos rivales). La l11s clases mejora constantemente, no parece muy adecuado referirse a las
razón de esto consiste en que las clases subordinadas sin conciencia de clase personas responsables de esta mejora como explotadores. . .
< no están, obviamente, exentas del dominio de las clases dirigentes. Análo-
Sugiero que existe explotación cuando se dan estas cuatro condic~ones: ,
( 1 ) la clase subordinada experime~ta privaci~nes r_espec~o a ,n~cesidad_es ._--
gamente, las clases dirigentes que contienen elementos antagónicos y com-
h~sicas tales como comida, agua, aire, luz, oc10, asistencia me?ica, al?ja-
petidores dominan, sin embargo, a los que carecen de poder Social. Las cla-
ses dirigentes no necesitan formar organizaciones permanentes, hereditarias, miento y transporte; (2) la clase dirigente goza de una abundancia ~e lujos;
monolíticas, conspiradoras para proteger y acrecentar sus propios intereses. (.3 ) los lujos de que disfruta la clase dirigente dependen del trabajo de l~
La lucha por el poder en el seno de la clase dirigente no tiene por qué clase subordinada, y (4) las privaciones que experimenta la clase subordi-
producir una alteración fundamental en la balanza de poder entre las clases. nada se deben a la negativa de la clase dirigente a aplicar su poder a_ la
La lucha por el control de las monarquías europeas, las dinastías chinas, producción de artículos de primera necesidad, en vez de artículos de lujo,
el aparato del partido soviético y las modernas multinacionales atestigua el y a redistribuirlos entre la clase subordinada (Boulding, 197 3). Estas ~~n­
hecho de que los miembros de las clases dirigentes pueden compaginar las diciones representan una definición etic y conductual _de la explo~aci?n.
luchas internas con el dominio o explotación de sus subordinados. Pero algunos antropólogos insisten en que _la exp!otac1ón _es un termmo
.... Por supuesto, nadie pone en duda la importancia de las creencias de que sólo se puede definir desde una perspectiva emzc. Por ejemplo, George -.)
un pueblo sobre la forma y origen de su sistema de estratificación . La con- Oalton afirma:
ciencia de un destino común entre los miembros de una clase oprimida y Un verdadero creyente que cede de buena gana una déc~~ parte de su.s ingre-
explotada puede muy bien llevar al estallido de una guerra entre clases. sos a la Iglesia no se siente explotado. Aprueba su religión, su Iglesia Y los
La conciencia es, pues;un elemento en la lucha de clases, pero no la causa servicios que ambas le prestan. Cuando un observador extraño que desapru_eba
!:- de las diferencias clasistas. la religión califica al verdadero creyente de «explotado», lo que hace sencilla-
mente es registrar un prejuicio (1972: 413414).

La explotación económica La restricción de la ~xplotación a una realidad_me.ntal y emic va ap_a- -


rejada a la restricción del concepto de clase a una realida~ mental Y. emt~.
El control de un gran poder por parte de una clase en su relación con Ahora bien, la explotación, al igual que las ~lases, tambi~~ puede ident~- 1 -
otra permite a los miembros de la clase más poderosa explotar a los de la ficarse sobre una base etic y conductual. Debido a su relac10n c~n el sufri-
más débil. No hay ningún significado generalmente aceptado del término miento humano, el estudio de la explotación constituye una tmp~rtan~e
~ explotación, pero podemos identificar las condiciones básicas responsables responsabilidad para los científicos sociales interesados en la super_v1vencia
de la explotación económica por referencia a la discusión anterior de la y bienestar de nuestra especie. Debemos p1~o~urar que el es~ud10 d~ la
~ reciprocidad y la redistribución. Cuando prevalece la reciprocidad o cuando explotación se lleve a cabo en el terreno ~mpmco y con la debid~ cons~de­
los redistribuidores se quedan con los «pasteles rancios y los huesos», no ración hacia sus aspectos mentales y emzc, ademas de los de tipo etzc Y::,
existe explotación económica. En cambio, cuando los redistribuidores em- conductual.
piezan a quedarse con la «carne y la manteca», ésta puede estar a punto de
desarrollarse.
-~ Según las teorías de Karl Marx, todos los trabajadores asalariados son La clase dirigente en la Unión Soviética y los Estados Unidos
explotados porque el valor de lo que producen es siempre mayor que el
+-de su paga. Análogamente, algunos antropólogos adoptan el punto de Las estructuras de clases de la Unión Soviética y los Estados Unidos
_, vista de que la explotación comienza en el momento en que existe un per- demuestran la tesis de que todas las sociedades estatales poseen una clase
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dirigente. Por ejemplo, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética mayor parte del proceso de toma de decisiones consiste en respuestas a
fomentan la ilusión de que carecen de clases dirigentes. Las élites gobernan- presiones, que van desde insinuaciones sutiles hasta regalos y sobornos
tes de los dos países afirman que el pueblo es la fuente de todo poder. manifiestos (Aron, 1966; Dahl, 1961; Lundberg, 1968; Domhoff, 1970).
Ambas naciones declaran ser democráticas y, en su mayor parte, los ciuda- En las campañas para el congreso, los. candidatos eleg.idos suelen ser ~os
danos soviéticos y estadounidenses parecen aceptar estas proposiciones que gastan más dinero. En 1978, por e¡emplo, los candidatos que gas~aron
como descripciones ajustadas de las condiciones reales de su propio país, más que sus rivales ganaron en el 87 por 100 de los casos en las el7cciones
pero no del otro. n la Cámara de Representantes, y en el 85 por 100 en las elecciones al
Según la ideología soviética, las clases en la Unión Soviética empezaron Senado (New York Times, 1979).
a desaparecer después de 1917 a causa de la transferencia de la propiedad El hecho de que las elecciones sean sólo la punta del iceberg y que los
de los medios de producción al pueblo bajo el liderazgo del partido comu- vo tos del pueblo sean manipulados entre bastidores por poderosos grup~s
nista (Lenin, 1965 [ 1917]). Este último había de organizar los recursos de interés no prueba que exista una clase dirigente en los Esta~os. ~ru­
productivos de la nación, supuestamente, para maximizar el bienestar espi- dos. Los que rechazan esta idea basan sus argumentos en la multiplicidad
ritual y material de toda la población. En el gobierno recién creado, todos <le los grupos de interés. Aducen que el poder ~stá disperso e?tre tantos
los líderes eran también miembros del partido comunista. El partido ele- bloques, grupos de presión, asociaciones, clubs, industnas, regiones, c.ate-
gía a sus propios dirigentes supremos, y esta dirección acaparaba los puestos gorías de renta, grupos étnicos, estados, ciudades, grupos de ~dad, legisl~­
más importantes en el gobierno mediante nombramientos y elecciones si- turas, tribunales y confederaciones que no se puede forma r n~nguna coali-
muladas. Pese al hecho de que todo el aparato del par tido y del gobierno ción entre ellos lo suficientemente poderosa como para dominar a to~os
había caído rápidamente bajo el control de un solo hombre (o un pequeño los demás. En la terminología del economista John Kenneth ~albraith
grupo, después de la muerte de Stalin), los ideólogos del sistema insistían ( l958, 1967) no hay ninguna clase dirigente, sino única y exclusiv~mente
en que no había ninguna clase dirigente (cf. Djilas, 1957). Durante el un poder que se «contrarresta» (Roach y otros, 1969). Ahora bien, la
período estalinista, millones de ciudadanos sospechosos de creer que el cuestión crucial es si existe o no una categoría de personas que comparten
partido y su burocracia gubernamental eran efectivamente una clase diri- un mismo conjunto de intereses soterrados en la perp~tuación d~l .statu
gente sufrieron destierro, trabajos forzados, tortura, intimidación y muer- r¡u o y que, gracias a su inmensa riqueza, son, :apac~s de. imponer lui:ites a
te. Sin embargo, hoy en día, a pesar de la censura sistemática del trabajo los tipos de leye$ que se decretan y a las pohticas e¡ecuuvas que se siguen.
artístico, literario y erudito, del control estatal directo de todos los medios f..os datos que avalan la existencia de esta categoría de per~~nas proc~den,
de comunicación y de la total ausencia de partidos de la oposición, la Unión f undamentalrnente de estudios sobre el grado de concentracion de la n que-
Soviética continúa representándose a sí misma como una democracia so- :t.n en sociedades ~nónimas gigantescas y familiares adineradas. Est? clase
cialista (Rothberg, 1972). Aunque es bastante fácil que los occidentales des- de datos, por sí solos, no demuestra la existencia ?e u~a clase dominante,
cifren esta charada, resulta muy difícil aceptar el hecho de que gran nú- puesto que subsiste el problema de vincular a las direcciones de e?t.as pode-
mero de ciudadanos soviéticos probablemente no pueden hacerlo (cf. Inke- rosas corporaciones y lideres de las familias adineradas con decisione? .en
les, 1976; Feldmersen, 1966; Fainsod, 1967; Sweezy, 1978; Shippler, 1977 ; . cuestiones capitales, como la tasa de inflación, el desempleo, los servicios
Connor, 1979). :;nnitarios nacionales, la política energética, la estructura fiscal, el agota-
En el caso de Estados Unidos, la existencia de una clase dirigente se miento de los recursos la contaminación los gastos militares, la especu-
ve oscurecida por un proceso electoral abierto, que aparentemente hace lnción del suelo urban~, etc. Sin embarg~, como veremos en el siguiente
posible que la voluntad del pueblo determine el destino político y eco- npartado, la extraordinaria concentración de la riqueza y el poder ec.onó-
nómico de la nación. Sin embargo, el hecho de que sólo la mitad del elec- rnico en los Estados Unidos sugiere claramente que tales vínculos existen
torado votara en la elección presidencial de 1976 sugiere que la mayoría en la realidad.
de los ciudadanos, o bien desconfía de las promesas de los candidatos, o
duda que cualquiera de ellos pueda hacer más que los demás para mejorar
significativamente la vida. Además, es bien sabido que la selección real de La concentración de la riqueza
los candidatos políticos y la financiación y conducción de las campañas
electorales están controladas por grupos de interés especiales más que por La investigación oficial sobre la distribución de la riqueza y . el poder
el «pueblo». Pequeñas coaliciones de individuos poderosos que operan a en los Estados Unidos adopta, normalmente, la forma de estudios sobr~
través de agen tes, firmas jurídicas, legisla turas, tribunales, agencias eje- . ingresos. Así, el Consejo Económico de los. ~s tados Uni~os (1974) dec!ara-
cutivas y administrativas y los medios de comunicación de masas influyen bn que en 1972 el 5,1 por 100 de las familias estadoumd~nses absorbia el
decisivamente en el curso de las elecciones y de los asuntos nacionales. La 15,9 por 100 de todos los ingresos personales de este pais. Aunque estas
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cifras sugieren una distribución desequilibrada de la renta, en realidad oscu- . . rativas o públicas. Pero sí significa que
recen el grado real de concentración de la riqueza. Entre las familias muy para influir sobre decils10f es ·]·orpo den prevenir decisiones que sean adver-
ricas, los ingresos anuales son una parte insignificante del incremento de
los miembros clave de a alill ra p1:t
sas a sus intereses en los asuntos e compa
ñías como Gulf Oil Alcoa Alu-
'
riqueza obtenido cada año. Las ganancias de capital (incrementos en el
minium y el Mellan Nati?nal Bank. 1 iedades anónimas en los Esta-
El interrogante de. ~u!én controla as s~l accionista medio sólo pqsee
valor de acciones, obligaciones y bienes inmuebles) no se ponen de mani-
fiesto como ingresos, a no ser que las propiedades se vendan o hereden dos Unidos resulta dificil de re.sponder. m aración con los directores
(Peckman y Okner, 1974).
cantidades insignificantes de aw~ne~ en ;/iº p de 90 000 individuos (el
El mejor estudio de la concentración de la riqueza, como algo diferente generales y los accionistas ~ay~ntar)ios. enos, del 25 por 100 de todas
0,3 por 100 de todos lo~ adion~as pdse~~ ~;~ individuos (0,1 por 100)
de los ingresos, se basa en datos sobre la herencia de bienes, proporciona-
dos por el Interna! Revenue Service (Smith, Franklin y Wion, 1973). Este las acciones en manos pnva as. enos e icl ales libres de impuestos en
poseen todos los bon~s del Estado 11omu? a1fto de individuos ricos posee
estudio indica que menos del 5 por 100 de individuos adultos que tienen
patrimonios de 60.000 dólares o más poseen el 35,6 por 100 de la riqueza
manos privadas. El mismo O,bllipor. deis Gobierno pagarés e hipotecas.
de la nación. Su riqueza media era de 200.000 dólares. Por contraposición, el 40 por 100 de. todas las o .gacioneb no es:án en manos de indi-
Ahora bien, la mitad de las accio?d ~ º:J~sl~sª llamados inversores institu-
el 53 por 100 de la población adulta tenía una fortuna de menos de
3.000 dólares si vendía todas sus posesiones y pagaba todas sus deudas.
viduos; en vez de ello, son propie a es. cre'di'tos y primas de seguros.
. d · · t fondos de pensiones .
El 4 por 100 de la población poseía más de la cuarta parte de los bienes c10nales que a m!ms ranf .1. s que controlan estos mversores
Son las corporac10nes, ami ras Y persona d ó i'co
inmuebles de la nación, tres quintas partes de todas las acciones de sociedades
. 1 1 en el mayor po er econ m . .
anónimas, cuatro quintas partes de los bonos estatales y locales, dos quintas instituciona es as que pose d h d voto en las principales corporacio-
partes del activo de las empresas (excluyendo los bienes inmuebles), un tercio Según un estudio sobre. erec Ss ed ara Asuntos Gubernamentales
del dinero en efectivo y prácticamente todos los pagarés, hipotecas y bónos nes realizado por el Comité lg~l dee~: ~ri~cipales sociedades por acciones
exteriores y de sociedades anónimas. Después de deducir sus deudas, tenían
(1978), la fuerza de voto en . ersores institucionales. Estas 122 so-
una fortuna de más de un billón de dólares, lo suficiente para haber compra- de Norteamérica se concenJra en 21dmd nos 5 mil millones de dólares y
ciedades tenía.:1, un v~º·<l· :. mercaaHliada~ comprendiendo las firmas de
do todo el output nacional de Estados Unidos más el output conjunto de Suiza,
Dinamarca, Noruega y Suecia en 1969 (J. Smith, 1973: 44).

El mismo estudio muestra que el 1 por too de adultos más ricos (alrede- mayor entidad en los campos e t
2 .259 compamas su si rauasd y1 indust;ia finanzas transporte, seguros,
21 ra~des inve~sores institucionales
servicios y venta al por menor. -~s de ~eguros como Morgan Guaranty,
dor de 550.000 individuos) poseen el 21,2 por 100 de toda la riqueza.
Hay unos 2.500 individuos que poseen más de 10 millones de dólares, con eran, sobre todo, . bancos compan~s ·i a Manufacturers Hanover, Ban-
'!
una media de ¡casi 20 millones de dólares por cabeza! Aunque estas cifras Citicorp, Prudentral Ins~ranceC~an :ehc t~ n Cada uno de estos bancos
revelan más acerca de la estructura de clases en los Estados Unidos que kers Trust, Equitable Li~e y ..ªs~ 1an f~e:za.s de voto en cualquiera de
no es sólo una de las cmco punci~a es mo ru o son la fuerza de
8 a 56 de ~as .grandes soci~dades, ~i;~t{~se,b~~cos. gM~·g'an Guaranty' que
los estudios sobre ingresos, también oscurecen el significado estructural
de la concentración de riqueza, ya que no muestran (sin culpa alguna de
los autores) hasta qué punto el 1 por 100 de los individuos más ricos son voto mayontana de cualquiera de l 27 de las sociedades anónimas
es el primer ac:ionista b~~ cyant~ e~ ~?tti~o~;, Manufacturers H anover, ~h~­
realmente miembros de las mismas unidades domésticas o familias.
Cuando las posesiones de las familias más ricas se identifican como una de mayor tamano' tam i. n T ~ e B nkamerica. y ¿quiénes son los prmci-
mical New York, Bankers rust y a M an Guaranty? No son otros
pales accionistas en cuantho al vo~ en f ~r!s Hanover y Bankers Trust
sola unidad, el grado de concentración de la riqueza puede ser bastante
asombroso. Por ejemplo, el valor de los activos pertenecientes a los descen- que Citicorp Chase Man attan, anu ac u 1 1978. 3)
dientes de Thomas Mellan excede de los 5 mil millones de dólares. Aun- (Comité del 'senado sobre Asuntos Gubernam~n~e~¿ rupo. de lndividuos
Es enteramente posible, por ~ªftº' q~e d~hi;a en ~s políticas de este
que esta riqueza se reparte en empresas y cuentas de unos 50 descendientes
(a una media de 100 millones por cabeza), un gran bloque de la misma es
y familias ejerz.a de hecho una m .uenciaru o de sociedades por acciones.
reducido pero mrr.ien~a!11dente pfde\~so g n ten conocidos. Además de los
administrada por un único grupo inversionista con sede en un rascacielos
de Pittsburgh (Koskoff, 1978; H ersh, 1978). Los intereses familiares de
los Mellan controlan el 23 por 100 de la Mellon National Corporation, que
Algunos de estos mdivi f°u Y ~m1 ra\ soF rd Hunt Pew y Getty. Pero
Mellan, están los Rocke e er, upon ' . ? 'n un ~undo aparte da fe el
a su vez controla el 15 por 100 de la Gulf Oil Corporation, la décima
de la capacidad de los bsupedricos phra ~~~;~ familias superricas sean com-
los n~dmosres
paraeelu~bll~o
compañía del mundo en cuanto al tamaño. No significa esto que todos los
miembros de la familia piensen de forma parecida o conspiren como unidad hecho de que
pletamente desconoci pu en general. Según Robert Heilbro-
.348
Introducción a la antropología general 1 M grupos estratificados 349
ner (19~6.:, 26), entre 200 y 300 de las familias superricas se encuentran en En muchas partes del mundo, la identidad de clase continúa siendo (
un~ pos1C1on 9u~ les permite controlar la gestión de 150 de las principales 11111rcada e inequívoca. E n la mayoría de las naciones contemporáneas, las
sociedades ?nomm?s en los Estados Unidos. Sin embargo, el grado en que d iícrencias en los estilos de vida vinculados a clases muestran pocos visos
este potencial se e¡erce y la naturaleza exacta de las decisiones tendentes a de disminuir o desaparecer. En efecto, dado el incremento en los bienes y '
~r?teger ª. los superricos, todavía no han sido investigados por los cien- Nl ' I vicios de lujo asequibles a las élites contemporáneas, los con trastes -en
ti.ficos sociales. Los antropólogos, en particular, con sus numerosos estu- los estilos de vida entre las oligarquías de base metropolitana y los habitan-
dios sobre los po?res, han ~~scuidado el estudio de las correspondientes ll'S de aldeas campesinas o de chabolas urbanas pueden alcanzar un nivel
pautas de pensanuento y accion entre los superricos (L. Nader, 1972). 11unca visto . Durante las épocas recientes de progreso industrial, las clases
11obernantes en todo el mundo han pasado de palanquines a «Cadillacs»
y reactores privados, mientras que sus subordinados carecen hasta de un
Clase y estilo de vida 11sno o una pareja de bueyes. Mientras las élites gobernan tes se aprovechan
l'll la actualidad de la asistencia sanitaria en los mejores centros médicos
-7 . L~s. clas:s difiere~ unas de ?tra~ no sólo en el poder que detentan del mundo un vasto número de personas menos afortunadas nunca ha
per caplta, sino tan~bien en. amplias areas de pensamiento y conducta pau- ofdo habla; de la teoría de los gérmenes de la enfermedad y nunca será
.-. tados llamadas «estilo de vida». Los campesinos, los asalariados industria- 1rotado con técnicas médicas modernas. Mientras que las élites gobernantes
le~ urbanos, las gentes ~e clase. media que viven en las afueras y los indus- nsisten a las mejores universidades, la mitad de la población mundial sigue
tnales de la clase alta tienen diferentes estilos de vida. Los contrastes cul- sie ndo analfabeta.
turales entre las esp~cialidades en el estilo de vida ligadas a la clase son tan
grandes como l~s existentes entre la vida en un iglú esquimal y la vida en
una aldea mbutl del bosque Ituri. Por ejemplo, la anterior señora de Se- Clases cerradas y abiertas
war~ Prosse~ Mellon tenía un presupuesto doméstico de 750.000 dólares
al ano, excluidos los 250.000 dólares para gastos cotidianos de su marido Las clases difieren en la manera en que se establece su pertenencia y ~
Y uno de 20.000 dólares para el perro de la familia (Koskoff, 1978: 467)'. t·n el ritmo al que ésta cambia. Cuando la pertenencia a la clase se estable-
--'> En otras palabr~s, las clases tienen sus propias subculturas, integradas ce exclusivamente por adscripción hereditaria (mediante la herencia de un
P.°.r i::autas de. traba¡o, arquitectura, mobiliario, dieta, ropas, rutinas domi- poder perdurable en forma de dinero, propiedad o cualquier otra forma de
cili.a1:ias, relacion~s sex~ales. Y. p~·ácticas · de apareamiento, ritual mágico- riqueza), necesariamente hay un ritmo bajo de movilidad ha~~a dentro y
reltgioso, arte e 1deologia distmtlvos. En muchos casos las clases hablan hacia fuera . Se dice que tal clase es «cerrada» (a veces tambien se la de-
f.- con acento.s . distintos, haciendo difícil la comunicación ~ntre ellas. D ebido nomina casta o «del tipo de la casta»; véase infra). Las clases dirigentes de '>
a la exposic~ón de p artes del cuerpo al sol, el viento y fricciones que pro- los estados despóticos orientales, la nobleza de la Europa del siglo XVII Y
d ucen .callos1dades, las personas de la clase obrera tienden a tener aspectos los escalones más altos de las élites supermillonarias contemporáneas en los
muy diferentes d e los de sus «superiores». Otras distinciones son resultado Estados Unidos son ejemplos de clases cerradas dominantes.
_ de especiali~ades dietéticas: en un tiempo rico y gordo fue.ron sinónimos. Las clases cerradas suelen ser endógamas. Entre los grupos dominantes,&-
- pura:ite casi todo el curso evolutivo de las sociedades estratificadas la lo endogamia constituye un medio de i mpedir la dispersión del poder; las -'?
identidad de clase ha sido tan explícita e inequívoca como la distin~ión alianzas matrimoniales entre las familias dominantes consolidan y concen-
- ~ntre varón. y hembra. P ara. el campesino de la dinastía Han, el plebeyo tran las líneas d~ control sobre las fuentes naturales y culturales del po-
mea o el siervo ruso, era mconcebible sobrevivir hasta la madurez sin der (véase p . 543) . Para las clases subordinadas, la endogamia es casi siem- <
sabe~ .cómo reconocer a los miembros de las clases «superiores». La duda pre una condición impuesta que impide a los hombres y mujeres de cuna
se d1s1paba en muchos cas~s por l~s mo~elos de vestidos impuestos por el humilde cambiar su identidad de clase y compartir las prerrogativas de
Estado: sólo la nobleza chma podia vesta· ropas de seda; sólo los señores poder de los segm~ntos dominantes.
~eudales ~uropeos podían portar puñales y espadas; sólo los gobernantes En las modernas «democracias» industriales se concede gran impor-
meas P?dian llevar ador:ios de oro. Los transgresores eran ejecutados. En tancia a la movilidad desde las clases subordinadas a las dominantes. En
P~esencia de su~ «s~penores», los plebeyos todavía realizan rituales defi- los Estados Unidos se sostenía tradicionalmente que los pobres podían
nidos de sub.ordmació? entre los que bajar la cabeza, quitarse el sombrero, ascender a la riqueza gracias a su esfuerzo diligente en el transcurso de su
ap~rt?r lo~ o¡os, arrodillarse, hacer. 1::verencias, arrastrarse a los pies y guar- vida. Sin embargo, está claro que sólo un segmento diminuto de la po~l~­
dar silenc10, a no ser que se les dm¡a la palabra, son prácticas casi univer- ción puede abrigar la esperanza de pasar a formar parte de la clase dm-
sales .
gente. Además, la probabilidad de éxito del recién llegado siempre es más
.350 Introducción a la antropología general
l .os grupos estratificados .351
pequeña que la de los que compitieron por el éxito antes que él. La lista
de los supermillonarios en Estados Unidos está integrada en su abrumadora f .os natchez del Bajo Mississippi estaban organizados en dos clases: gober-
mayoría por personas que heredaron una gran fortuna de sus antepasados. 11nntes y plebeyos. Los primeros exploradores franceses ~a~aron a estos
11 1timos stinkards. A su vez, los miembros del grupo dmgente estaban
En los niveles más bajos, el sistema de estratificación estadounidense
es bastante abierto, pero no tanto como se pensaba tradicionalmente. De div ididos en tres grados, llamados soles, nobles. y gente de honor. Todos los
hecho, el principal factor que determina las posibilidades personales de mo- 11iicmbros del grupo dirigente estaban obligados a casa;se con pleberos
vilidad ascendente es el nivel en el que se empieza. «Hay mucha movilidad (pe ro como había más plebeyos ~~e gobernan~es, la mayona ?e los plebeyos
ascendente en los Estados Unidos, pero, en su mayor parte, implica dis- M' casaban con plebeyos). Los hiios de los miembros fem~?mos de la ~!ase
tancias sociales muy cortas» (Blau y Dunkan, 1967: 420). Cabe apreciar dirigente heredaban la posició.n. de sus ~adres, pero los hiios de los m~em­
esto por el porcentaje de hombres que parten de diferentes líneas de •alida hros masculinos de la clase dirigente baiaban un grado .con cada matrim?-
ocupacionales y alcanzan la «élite» profesional y técnica de la población 11io. Así, un varón sol tenía un ~ijo varó~: noble, quien a su, vez .tema
activa estadounidense. El porcentaje de miembros de la clase obrera manual 1111 hijo varón stinkard. En cambio, los hi¡os de una sol segui~n siendo
que alcanzó este nivel en 1962 fue del 9 por 100, mientras que el porcen- wlcs; los hijos de una noble seguían siendo nobles, etc. Este si.stema . se
taje de hombres de la clase media (administrativos) que alcanzó este nivel ¡iodrfa comparar a una costumbre que obligar~ ª. todos l?s . m~~onanos
fue del 21 por 100 (ibid). Dicho sea de paso, la «élite» a que se refieren vnrones a casarse con mujeres pobres; no pondna fm ~ la ~stinci?n entre
estos cálculos no debe confundirse con la clase dirigente antes analizada. llli llonarios y pobres, pero ciert~~ente reduciría la distancia so~ial. entre
r llos . La exogamia de la clase dmgente natchez probablemente. md.i~a un 1
"111·gimiento bastante reciente a partir de una forma de. orgamzac~on no
Límites de la movilidad de las clases <'M lratificada (C. Mason, 1964). Sin embargo, .bajo otras cir~u?stancias, no
hny ninguna razón estru~tural para esperar q.ue una clase dmgente acepte
¿Será posible alguna vez producir una estructura de clases totalmente prescripciones matrimoniales exógamas que dispersan el poder.
abierta? ¿Cuáles serían las características de este sistema? Si sólo hubiera
dos clases, se podría conseguir la movilidad total si cada persona empleara
la mitad de su vida en el grupo superior y la otra mitad en el inferior. Minorías y mayorías
Aparte de la increíble confusión que esta transferencia de riqueza, poder
y liderazgo crearía, hay otra razón intrínseca a la naturaleza de la estrati- Además de l~s clases, la mayor parte de las sociedades estatales se (
ficación en clases que hace improbable un sistema de clases totalmente l1111la estratificada ·en grupos raciales, étnicos y ~ult~rales (R. C~hen, .1?78a
abierto. Para que un sistema de clases sea totalmente abierto, los miembros y b) . Estos grupos, denominados a menudo mznorzas o m.ayorzas, ~ifier~n
de la clase dirigente deben renunciar voluntariamente a sus posiciones de de las clases en tres aspectos importantes: (1) poseen estilos de vi~a dis-
poder. Pero en todo el curso evolutivo de las sociedades de nivel estatal t lntivos que pueden remontarse a tradicion~s culturales de otra socie~ad;
no se conoce ninguna clase dirigente que haya renunciado voluntariamente (;.? ) sus miembros pertenecen .ª mei:udo a diferentes clases; (3) .sus miem-
a las ventajas de su poder de decisión simplemente por un sentido de hros son conscientes de su existencia como grupo separado del resto de la
compromiso con principios éticos o morales . Naturalmente, los individuos población. · d d d 1 · ·
pueden actuar así, pero siempre habrá un residuo que utilizará su poder La división en minorías raciales, étnicas o culturales . ep~n ~ . e rnteri?
para permanecer en él. Una interpretación de los levantamientos periódicos h~sico de pertenencia al grupo que se apli~ue: la apari~ncia fi~ica, .el .or~­
en China, conocidos como «revoluciones culturales», es que se han pla- ¡¡cn común en otro país o región, o la posesión .de ~n estilo de vida di~tlnti­
neado para impedir que los burócratas del gobierno muestren favoritismo vó. En la realidad, sin embargo, todos estos crlterios se dan en un n_umero
hacia sus propios hijos en cuanto a las oportunidades educativas y exención desconcertante de combinaciones diferentes. Es frecuente que se atnbuyan
de los batallones de trabajo. Sin embargo, es evidente que estas revolucio- difcrencias raciales y culturales y una ascendencia ~~mú.n a gr~pos ~ue
nes no se han planeado para destruir el poder de los que controlan el ini- cnrccen de ellas, o que los propios afectados las re~vmdiqu~n sm. razon,
cio e interrupción de cada levantamiento sucesivo. Tal vez un sistema de dondo así lugar a acusadas discrepancias entre las versiones emtc y ettc de la
clases totalmente abierto sea una contradicción en términos; lo más que se Identidad grupal. .
puede esperar son índices relativamente altos de movilidad. Las minorías raciales, étnicas y cultu1:ales. son grupos ~ubordma~os o
En el gran museo mundial de formas etnográficas exóticas, al menos rnya posición es vulnerabl.e a la s~bordmac1ón . El término ma~?na se
una sociedad ha realizado un intento ingenioso de crear un sistema de clases nplica a los segmentos raciales, étmc?s Y. culturales de la ~oblac10~ q~e
lo más abiertó posible mediante reglas especiales de ma trimonio y filiación. ~mrnn de un rango más alto y de una situac~ón de i:nayor segundad. Mmoua
y mayoría son términos escasamente satisfactonos, porque a veces las
352 Introducción a la antropología general l,os grupos estratificados 353

«mayorías», como sucede con los blancos en Sudáfrica, son ampliamente trnn como inmigrantes que buscan liberarse de los sistemas clasistas explo-
superadas en número por las «minorías» que explotan y oprimen. Sea como tndores que existen en sus países de origen; como pueblos derrotados que
fuere, por el momento no se dispone de un sustituto satisfactorio (Simp- hnn sufrido una invasión durante guerras de conquista y expansión; o como
son y Yinger, 1962). pueblos derrotados transferidos desde enclaves coloniales para servir como
El punto más importante a retener acerca de las minorías y las mayorías l'sclavos o criados. '
es que están invariablemente ligadas a una forma, más o menos manifiesta, Cada minoría posee una peculiar capacidad adaptativa para sobrevivir
de lucha económica, política y social para proteger o elevar su posición y prnsperar en la situación concreta en la que se encuentra. Esta capacidad
en el sistema de estratificación (Wagley y Harris, 1958; Schermerhorn, NC basa en sus anteriores experiencias, historia, lenguaje y cultura. Si la
1970; Despres, 1975). Dependiendo de su respectivo peso demográfico, t•s tructura de clases del sistema social de la mayoría se caracteriza por una
sus peculiares virtudes y debilidades culturales, y sus ventajas o desventajas mmpetencia individualizada por la movilidad ascendente y una falta
iniciales durante la formación del sistema de estratificación, su status como rnn cspondiente de identidad o solidaridad de clase, a la minoría le puede
grupo puede ascender o descender en la jerarquía. Así, aunque muchas mi- rtsultar ventajoso practicar la endogamia, asentarse en regiones o vecin-
norías son objeto de atroces formas de discriminación, segregación y explo- dnrios restringidos y perseguir objetivos pluralistas.
tación, otras pueden disfrutar de posiciones bastante altas aunque no domi- Las razones para el desarrollo de objetivos pluralistas son tan diversas
nantes. rnmo las capacidades adaptativas del inventario mundial de minorías y la
1·structura de las sociedades estatales en las que viven. Es probable que
11lgunos grupos se beneficien más que otros de la conservación de sus
Asimilación frente a pluralismo pnuLas culturales tradicionales debido a que estas pautas tienen una alta
rnpacidad adaptativa. Por ejemplo, los judíos, excluidos durante mucho
Las minorías, como las clases, aparecen en versiones relativamente 1kmpo en Europa de los medios de ganarse la vida basados en la tierra,
abiertas y cerradas. Algunas minorías son casi totalmente endógamas, y lltgaron a la sociedad estadounidense de finales del siglo x1x, que expe·
de éstas muchas lo son por «eleccción propia». Los judíos, chinos y griegos 1 imentaba un proceso de rápida urbanización, «preadaptados» para compe-
en Estados Unidos, los hindúes en Guyana, los musulmanes en la India y 1ir por la movilidad ascendente en profesiones que exigían altos niveles de
los japoneses en Brasil son ejemplos de grupos para los que la endogamia dominio del lenguaje escrito. Los emigrantes japoneses contemporáneos
es una práctica apreciada tanto por la .minoría como por el resto de la ll1·van consigo a Brasil habilidades especiales relacionadas con la agricultura
población. Otras minorías, como los negros de Estados Unidos y los colo- l111cnsiva y la horticultura . Los inmigrantes chinos en muchas partes del
reds de Sudáfrica, no tienen fuertes preferencias endógamas propias, pero 11111ndo alcanzan un éxito sobresaliente adhiriéndose a las pautas tradiciona-
encuentran el intercambio matrimonial con otros grupos bloqueado en l1!s de actividades comerciales basadas en la familia.
gran parte por la hostilidad del resto de la población. Otras minorías ni El énfasis en las diferencias en el lenguaje, religión y otros aspectos de
ponen barreras internas a la exogamia ni encuentran resistencia externa. los estilos de vida puede incrementar el sentido de identidad de las mi-
Tales grupos (por ejemplo, los alemanes o escoceses en Estados Unidos y 11orfas y ayudar a sus miembros a competir en contextos despersonalizados,
los italianos en Brasil) normalmente caminan hacia la asimilaci6n: la pér- 1 ompetitivos y estn,icturados en clases. Los comerciantes y hombres de
dida de una identidad separada como grupo minoritario. 111•gocios judíos, chinos, japoneses, griegos, sirios, hindúes o musulmanes
Donde prevalece la endogamia, por elección de la minoría o imposición 11 menudo disfrutan de importantes ventajas comerciales en situaciones su-
de la «mayoría», una situación pluralista puede perdurar durante siglos 11111mente competitivas. Leo Despres (1975) sugiere, sobre la base de su
o incluso milenios. También es posible que no se produzca la asimilación l'Studio sobre las relaciones entre afroamericanos e hindúes en Guyana,
aunque se dé un cierto número de intercambios matrimoniales si hay una · 1111c las identidades étnicas culturales y raciales confieren una ventaja com-
forma de regla de filiación que asigna la prole mixta a la minoría, como pt•t itiva respecto a los recursos ambientales. El segmento hindú, por ejem-
sucede en los Estados Unidos, o si el índice de intercambios matrimoniales plo, está más arraigado en la tierra que el negro.
entre los distintos grupos no es muy alto por comparación con la tasa de En muchas situaciones, sin embargo, la solidaridad de minoría com-
crecimiento demográfico. . porta el peligro de sobreexposición y reacción. Al mantener e incrementar
¿Cuál es la explicación de estas variaciones? Cualquier intento de expli- N11 propia solidaridad, las minorías corren el riesgo de intensificar el sen-
car por qué una minoría se desarrollará siguiendo líneas más bien plura- limiento de alienación del resto de la población y de convertirse en chivos
listas que de asimilación requiere un amplio enfoque evolutivo y compara- 1•xpiatorios de políticas genocidas. El destino de los judíos en Alemania y
tivo. El hecho más importante que hay que considerar es este: las minorías P1ilonia, de los hindúes en Africa oriental y Sudáfrica, de los chinos en
se integran en una sociedad estatal bajo circunstancias desventajosas. En- 1ndonesia y de los musulmanes en la India son algunos ejemplos de adap-
354 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 355

taciones «exitosas» de minorías que fueron seguidas de matanzas y/o ex- a sus partidarios bajo la bandera del «poder negro», trataron de modificar
pulsiones en masa. el statu quo dentro de muchas grandes ciudades y regiones.
Por lo demás, no hay que perder de vista que las minorías también Dur ante el primer siglo después del fin de la esclavitud, los afroameri-
están estratificadas y que, por tanto, la perpetuación de la minoría puede canos se adaptaron a la violencia y amenaza de violencia evitando la con-
repor tarle más beneficios a las clases altas o élites dentro de ellas que al frontación política. Líderes como Booker T. Washington argüían que los
miembro ordinario. Una razón importante para la perpetuación de objetos problemas de su pueblo sólo se resolverían convenciendo a los blancos ;para
y símbolos pluralistas consiste en que los segmentos más ricos y poderosos que fueran más benévolos hacia sus criados y trabajadores negros. Entre-
de la comunidad obtienen un poder económico y político del mantenimien- tanto los negros habían de evitar los peores efectos de los prejuicios y la
to de una identidad diferente para sus subordinados. Roger Sanjek (1972) discriminación mostrando paciencia y lealtad hacia sus patronos blancos.
estudió la relación entre 23 grupos tribales diferentes que viven en la Durante este período, los sentimientos contra los negros fueron interiori-
ciudad de Acera, Ghana, y descubrió que, en términos de lenguaje, conduc- zados por los mismos negros . Los miembros de la élite afroamericana
ta, vestimenta, residencia y rasgos faciales, los grupos se distinguen poco buscaron minimizar su identidad racial: estiraron su cabello acentuaron
unos de otros . Sin embargo, los políticos dependían fuertemente de sus como deseable la piel más clara en el compañero sexual y' aspiraron a
identidades «tribales» al competir por cargos públicos. Análogamente la vivir en vecindarios de la clase media blanca y asistir a sus escuelas.
trágica historia del Líbano no puede comprenderse prescindiendo de' las La emigración de los negros hacia los principales centros urbanos hizo
fortunas privadas que las élites cristiana y musulmana han logrado ama- posible una inversión de esta estrategia de asimilación. El nuevo liderazgo
sar como resultado del dilatado conflicto comunitario (Joseph, 1978). militante puso en tela de juicio la creencia secular de que sólo se podía
Alcanzar la igualdad apelando a los valores caritativos de la mayoría blan-
ca. Adujo que sólo se podía alcanzar la igualdad intensificando las presiones
Pluralismo y «poder negro» políticas y económicas ya existentes en los guetos negros segregados . Me-
didas tendentes a fortalecer el sentido de identidad y amor propio raciales
Los grupos minoritarios que continúan identificándose como enclaves cobraron, así, gr an importancia en la lucha por superar las desventajas
de minorías, en especial con una fuerte base residencial, minimizan las ten- competitivas históricamente condicionadas de la minoría negra. Los peina-
siones psicológicas a las que están expuestos en su intento, salpicado de dos «afro» sigQificaron un renovado orgullo en la filiación africana; la
obstáculos, de alcanzar una movilidad ascendente . Al vivir con su «propia «Comida soul» fue presentada como una tradición culinaria superior; se
clase», es probable que sufran menos los efectos psicológicos de los este- instó a los hombres negros a considerar a las mujeres negras más hermosas
reotipos difamatorios y las prácticas discriminatorias que afectan a los in- que las blancas, y los héroes negros de las rebeliones de esclavos, los cam-
tentos de cualquier extraño de hallar un lugar decente dentro de la jerar- peones de pruebas deportivas y los genios negros en las artes y profesiones
q uía de clases. Íucron agrupados en un nuevo panteón de héroes cultur ales que los niños
La asociación de los miembros de minorías en guetos, vecindarios y negros debían emular. Esta estrategia pluralista consiguió beneficios sustan-
regiones es, primordialmente, una consecuencia de los prejuicios y discri-
ciales para muchos negros, pero no ha logrado alterar el statu quo para la
minaciones de la «mayoría anfitriona». Pero la segregación residencial (con
mayoría atrapada en los guetos urbanos (Mullings, 1978; Herbers, 1978;
sus consecuencias concomitantes en escuelas, empresas y otras institucio-
nes) es normalmente un arma de doble filo. Por una parte, el confinamien- Shabecoff, 1978).
to de la gente dentro de áreas segregadas proporciona oportunidades para Una de las razones del limitado éxito del movimiento del «poder ne-
una explotación intensiva en forma de salarios bajos, alquileres altos, pre- Al'O» es que, como se predice supra, provocó un incremento reactivo de
cios abusivos y servicios sanitarios y sociales de calidad ínfima. Pero la los sentimientos y actividades solidarios de los grupos culturales, raciales
concentración r esidencial también puede proporcionar nuevas posibilidades y étnicos blancos de los Estados Unidos. En respuesta a amenazas reales o
adaptativas a la minoría. La segregación puede intensificar el sentido de imaginarias contra sus escuelas superiores, vecindarios y empleos, las «etnias
solidaridad del grupo, incrementar su capacidad de organización política y blancas» -gentes de ascendencia italiana, polaca, irlandesa o judía- con-
económica y estimularle a defenderse contra los prejuicios y las discrimi- . traatacaron al «poder negro». Lanzaron la campaña contr a el transporte
naciones en oposición a, o a costa de, clases y grupos minoritarios compe- ~·scolar que pretendía combatir la segregación racial y crearon nuevos siste-
tidores ( Safa, 1968). mas de escuelas privadas y públicas basados en pautas de residencia urbana
En la década 1960-1970, la naturaleza de doble filo de la segregación HCgregadas (Stein e Hill, 1977). Como sugiere Orlando Patterson (1977),
entre los afroamericanos se convirtió en uno de los factores más impor- to l vez haya llegado ya el momento de que tanto las minorías blancas como
tantes de la vida política estadounidense. Líderes militantes que reunían lns negras se replanteen las consecuencias del «chauvinismo étnico».
356 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 357

El chauvinismo étnico frente a la conciencia de clase Las peculiaridades de las castas indias tienen que ver con el hecho de
l{Ue la jerarquía de castas es una parte integral del hinduismo, la religión
En los Estados Unidos, la intensidad y claridad de las luchas raciales y más importante de la India. En este país, es cuestión de convicción
étnicas presenta un curioso contrapunto con la naturaleza generalmente religiosa que no todas las personas son iguales desde un punto de vista
amorfa y confusa de las relaciones clasistas. Son las m~~orías y minoría.s espiritual y que los dioses han establecido una jerarquía de grupos. Esta
raciales y étnicas en vez de las clases, los grupos estratificados que mam- jerarquía consiste en los cuatro principales varnas, o grados de ser. Según
fiestan un sentid~ de su propia identidad, una conciencia de destino común Iris tradiciones más antiguas (por ejemplo, los Himnos del Rigveda), los
y un proyecto colectivo. Estos fe~ómenos están rela~ion~do~. Tanto la cuatro varnas corresponden a las partes físicas del Purusa, cuya desmem-
persecución, segregación y explotación de encla~es m~n?ntanos. po~ ma- bración dio origen a la raza humana. Su boca se convirtió en los brahma-
yorías raciales y étnicas solidarias como el propio activismo sohdane d; nes (sacerdotes), sus brazos en los kshatriyas (guerreros) sus muslos en los
los enclaves minoritarios pueden contemplarse como formas de lucha poh- t/(/ishayas (comerciantes y artesanos) y sus pies en los shudras (criados)
tica y económica que preservan la pauta global de la es:ratificación clasist~. (1L Gould, -1971). Según la Escritura hindú, el varna de un individuo está
En lugar de organizarse para mejorar las escuelas, barrios, empl.eos y servi- determinado por una regla de filiación; es decir, corresponde al varna de
cios sanitarios de todos las minorías militantes buscan su propio provecho sus padres biológicos y es inalterable durante su vida.
a expensas de otras mi~orías. El chauvinismo étn~c? empuja, así, a l~s. que La base de toda la moralidad hindú es la idea de que cada varna
no tienen nada contra los que tienen poco, permitiendo a la clase dmgen- tiene sus propias reglas de conducta, o «senda del deber» (dharma). Con
te mantener su concentración de riqueza y poder (cf. Bottomore, 1966; In muerte corporal, el alma afronta su destino en forma de transmigración
Perlo, 1976). . ., 11 un ser inferior o superior (karma). Quienes siguen la «senda del deber»
u,,..1 vez más, la distinción emic/etic resulta vital para la comprension Ml' encontrarán en un punto más alto del cuerpo del Purusa en su siguiente
de esta situación. El pluralismo étnico de los Estados Unidos no ha surgido 1 t·encarnación. La desviación de la «senda del deber» provocará un des-

como resultado de una conspiración consciente de la clase dirigente. La H·nso, en la próxima reencarnación del alma, al rango de paria o incluso
formación de segmentos étnicos y raciales solidarios cobró precedencia nnimal.
sobre la formación de unidades de clase solidarias debido al alto índice de Uno de los aspectos más importantes de la «senda del deber» es la
movilidad interclasista de que gozó la gran mayoría de los inmigrantes práctica de ciertos tabúes con respecto al matrimonio, la alimentación y
blancos. La conciencia de clase no se desarrolló porque para la clase obrera 1•1 contacto físico. El matrimonio con una persona de varna inferior se
e onsidera impuro y contaminador; también lo es aceptar alimentos cocina-
blanca, con su movilidad relativamente alta, parecía desventajoso establecer
una alianza con la clase obrera negra. Los negros fueron abandonados (y dos o tocados por personas de varna inferior, y el simple contacto corporal
1•11trc un brahman y un shudra está prohibido. En algunas partes de la
perseguidos activamente) por los blancos de la clase obrera; ·se les dejó
l ndia, no sólo había intocables, sino también invisibles: gentes que única-
que sufrieran los peores efectos de los bajos salarios, el desempleo Y la
uicnte podían salir de noche.
explotación porque, al actuar así, gran número de blancos tenía una mayor Aunque las líneas generales de este sistema se aceptan en toda la India
probabilidad de alcanzar el status de la clase media. Sin embargo, a la liindú, hay enormes · diferencias regionales y locales en los detalles más
larga, los blancos de la clase obrera han ~enido que pagar una enorme ddicados de la ideología y práctica de las relaciones entre castas. La prin-
penalización económica por no haberse umdo a la clase obrera y pobre 1 ipal fuente de estas complicaciones es el hecho de que no es el varna, sino
negra (véase capítulo 20). 111illares de subdivisiones internamente estratificadas llamadas ;atis (o sub-
e 11stas) las que constituyen las unidades endógamas que funcionan en la
práctica. Además, incluso jatis del mismo nombre (por ejemplo, «lavande-
Las castas en la India 1 os» , «zapateros», «pastores», etc.) se dividen a su vez en subgrupos
1•ndógamos y linajes exógamos (Klass, 1979).
Las castas indias son grupos de filiación cerrados, endógamos y estrati-
ficados que guardan numerosas semejanzas tanto con las clas~s en~ógamas
como con las minorías raciales, étnicas y culturales. Resulta 1mpos1ble tra- 1,ns castas vistas desde arriba y desde abajo
zar una frontera precisa entre grupos como los negros y judíos en Estados
Unidos o la élite inca y las castas de la India. Con todo, la jerarquía de Hay dos formas diametralmente opuestas de contemplar el sistema
castas india posee ciertos rasgos que le son peculiares y merecen ui:ia espe- 1k· castas. La visión que predomina entre los científicos sociales se ajusta,
cial atención. 1•11 buena medida, a la que corresponde a la perspectiva emic de la casta
358 Introducción a la antropología general Los grupos estratificados 359
dominante de los brahmanes. Con arreglo a esta visión, cada casta y local se ajusta al po?er ~conom1co y político local real. Puede que haya
subcasta posee una ocupación hereditaria que garantiza a sus miembros los subcastas de rango rnfenor que aceptan pasivamente el destino que su
medios básicos de subsistencia y seguridad en el empleo. Las castas infe- karma les asigna en la vida; ahora bien, estos grupos suelen carecer total-
riores rinden servicios vitales a las superiores. Por tanto, estas últimas, mente de oportunidades de movilidad económica y política. «Pero ba~ta
conscientes de su dependencia de las castas inferiores, procuran no abusar con que las oportunidades de progreso político y económico se vislumbren
de ellas, y en momentos de crisis, les prestarán ayuda de emergencia en como posibles, para que tal resignación desaparezca más rápidamente de' lo
forma de comida o créditos. Además, como la religión hindú brinda a que uno se puede imaginar» {Ürans, 1968: 878).
todos una explicación convincente de por qué algunos individuos son . . Uno de .l~s sín.tomas de esta propensión subyacente en las jatis a rede-
inferiores y otros superiores, los miembros de las castas inferiores no se Í1ntr su ~os1c1ón ntual con arreglo a su potencial político y económico es
ofenden por ser considerados como una fuente de contaminación e impure- una amplia falta de acuerdo sobre la forma de las jerarquías rituales loca-
za y no tienen interés en modificar el status de su casta en la jerarquía les tal como las ven los habitantes de la misma aldea, ciudad o región.
local o regional {Dumont, 1970). C?mo .~ª indicado el sociólogo Bernard Barber (1968), el estudio de
Visto desde abajo, el sistema de castas indio resulta difícil de distin- h.1 «d1sens1on» entre castas es actualmente un tema central en la investiga-
guir de las minorías raciales, étnicas y culturales con que están familiarizados n ón sobre las aldeas indias. Kathleen Gough (1959) señala que en las
los occidentales. Los críticos de la visión «desde arriba», ponen de relieve uIdeas del sur de la India, las capas medias de la jerarquía de castas' pueden
que en otro tiempo los blancos estadounidenses insistían en que la Biblia tener hasta 15 castas cuyos rangos rituales relativos son ambiguos u objeto
justificaba la esclavitud y que los negros recibían un buen trato, estaban de disputa. Individuos y familias diferentes, incluso dentro de la misma
contentos con la vida que les había tocado en suerte y no deseaban cambiar rnsta, dan :rersiones dis~intas del orden jerárquico de estos grupos. En otras
su status. Según Joan Mencher, que ha vivido y trabajado entre las castas pnrtes, se impugnan abiertamente incluso las pretensiones de las sub,castas
intocables de la India meridional, la visión «desde arriba» es tan errónea de ~ra.hmanes a una superioridad ritual (Srinivas, 1955). El conflicto entre
en el caso de la India como en el de los Estados Unidos . De acuerdo con l11s ¡atts en lo que atañe a su posición ritual puede acarrear un litigio pro-
Mencher, las castas inferiores no están satisfechas con su posición en la 11,ingado en. los tribunales locales y, si no se resuelve, puede, bajo ciertas
vida y no creen que sus superiores de casta les traten con equidad. En 1~1·cunstancias, provocar gran violencia y derramamiento de sangre (cf. B.
cuanto a la seguridad que supuestamente proporciona el monopolio sobre <.ohn, 1955; Berr~man, 1974).
oficios tales como herrero, lavandero, barbero, alfarero, etc., estas castas Contrariamente a la visión de que estos rasgos de las castas constitu-
en su conjunto nunca constituyeron más del 10 al 15 por 100 de la pobla- y1·n una respuesta a la reciente «modernización» de la India, Karen Leo-
ción total, e incluso dentro ae tales castas, la profesión de casta nunca 1111rd (1978) ha demostrado que en el siglo XVIII, como mínimo, las estrate-
facilitó los medios básicos de subsistencia para la mayoría de la gente. Por ¡¡lns de subcastas, familias e individuos mostraban ya una fluidez y flexi-
ejemplo, entre los chamars, que son conocidos como curtidores, sólo hilidad análogas. Según Leonard, la organización interna y relaciones exter-
una pequeña parte de la casta se dedica a la industria del cuero, y en el 1111s ~~ los kayast~, origii:iariamente una casta de escribanos y contables, se
campo casi todos los chamars son una fuente de mano de obra barata para 11111d1ficaron continuamente para adaptarse a las cambiantes circunstancias
la agricultura. Cuando se les preguntaba por su baja posición en la vida, n nnómicas, políticas . y demográficas. Los kayastk inten taron mejorar su
muchos de los informantes de casta inferior explicaban a Mencher que -11erte e.n la vida, como individuos, familias y subcastas, con arreglo a las
tenían que depender de las demás castas porque no disponían de tierras 11¡~01tuntdades cambiantes. Las pautas matrimoniales y las reglas de filia-
propias. ¿Daban realmente los terratenientes, en tiempos de extrema nece- ' 11111 eran alteradas constantemente al objeto de proporcionar las máximas
sidad o crisis, alimento y asistencia gratuitas a sus subordinados de cast~ v1·majas con respecto al empleo gubernamental o comercial, y hasta la norma
inferior? « ... A mis informadores, sean jóvenes o viejos, esto les suena tlr la endogamia se quebrantaba cuando las alianzas con otras subcastas
como un cuento de hadas» (Mencher, 1975). Obsérvese la semejanza entre ll' VC~ tían utilidad: «ha sido la adaptatibilidad, no la conformidad con las
las visiones de las castas «desde arriba» y «desde abajo» y las diferentes 11ocione~ brahmánicas o aca~émicas aceptadas sobre las castas, lo que ha
interpretaciones de la servidumbre feudal en la página 256. 111r11ctenzado las redes matrimoniales y grupos de parentesco de los ka-
Los estudios antropológicos sobre la vida en las aldeas de la India han yustk» (Leonard, 1978: 294) .
proporcionado un cuadro de las relaciones entre las castas que se opone Cuando se compara las castas indias con minorías de otras partes del
drásticamente a los ideales postulados en la teología hindú (Carro!, 1977). 11111ndo, hay que subrayar que importantes diferencias culturales se aso-
Uno de los descubrimientos más importantes es ·que las jatis locales inten- 1 11111. frecuent~mente a cada jat.i local. Las subcastas pueden hablar lenguas
tan continuamente elevar su status ritual. Normalmente, estos intentos 11 d1~l ectos di~erentes,. tener diferentes. clases de reglas de filiación y resi-
se llevan a cabo como parte de un proceso general por el que status ritual dr 11c1a, modalidades diferentes de matrimonio, rendir culto a dioses distin-
360 Introducción a la antropología general 1.os grupos estratificados 361

tos, consumir alimentos diferentes y en conjunto presentar un contraste que constituyen una clase dirigente. Análogamente, las clases subordinadas
en el estilo de vida mayor que el que existe entre los neoyorquinos y los 110 tienen por qué ser conscientes de su iden tidad y pueden existir sólo en
indios zuñi. Además, muchas castas de la India están asociadas a diferen- 1111 sentido etic y conductual.

cias raciales comparables al contraste entre blancos y negros en Estados La comprensión del fenómeno de la explotación también depende de la
Unidos. En vista de todas estas semejanzas cabe argüir que o bien el térmi- dist inción entre las perspectivas emic y etic. No se puede sostener que
no «casta» o el de «minoría» podrían eliminarse sin causar perjuicio alguno 111 mera existencia de diferencias en poder, riqueza y privilegios garanti-
a la comprensión de los fenómenos de la estratificación. 111 la existencia de la explotación; ni tampoco que la explotación sólo existe
El sistema de estratificación de la India no es notable simplemente por ninndo o en la medida en que la gente se siente explotada. Los criterios
la presencia de grupos de filiación endógamos que poseen especialidades 1•/ir de la explotación se centran en la adquisición de artículos de lujo por
raciales y culturales reales o imaginadas. En todas las sociedades dé nivel 1111·tc de élites basada en la privación de productos de primera necesidad a
estatal existen tales grupos. Es más bien su extraordinaria profusión lo 1us plebeyos y la perpetuación o intensificación de la miseria y la pobreza.
que llama nuestra atención. Con todo, el sistema de castas de la India es La cuestión de la existencia de una clase dirigente etic en la Unión
fundamentalmente similar al de otros países que tienen clases cerradas y Soviética y los Estados Unidos proporciona una prueba importante de la
numerosas minorías étnicas y raciales . Como los negros en Estados Unidos proposición de que todas las sociedades estatales tienen al menos dos clases:
o los católicos en I rlanda del Norte, las castas inferiores de la India ¡¡obernantes y gobernados. Dada la ausencia de partidos de oposición y
d(; auténticas elecciones nacionales, los occidentales rechazan la afirmación
se oponen al status que se les ha otorgado, con sus consiguientes desventajas y 1lc que los jerarcas del partido comunista soviético no forman parte de una
discriminaciones, y luchan por alcanzar un status más alto y las consiguientes dusc dirigente. Pero el caso de los Estados Unidos es más complejo. Aun-
ventajas. Las castas superiores tratan de impedir tales esfuerzos y la amenaza que se celebran elecciones, la gama de candidatos es pequeña y casi la
que esto supone a su posición. En este conflicto de intereses radica el poten- 1nitacl del electorado se abstiene de votar . La legislación es controlada por
cial explosivo de todas las sociedades basadas en las castas (Berreman 1966:
318). )
wllpos de presión, gracias a los cuales los intereses de los directores de las
~oc i cdades anónimas y los superricos se defienden y protegen con más fa-
1 llidad que los de los individuos ordinarios. Pese al gran número de focos

Resumen
1k· poder que se contrarrestan, hay una fuerte concentración de riqueza y
poder en un pequeño número de familias superricas y en un puñado de
Todas las sociedades estatales están organizadas en grupos estratificados, l11vcrsores institucionales y sociedades anónimas .
tales como clases, minorías y castas . Los grupos estratificados se componen Los sistemas de estratificación en clases difieren en el grado de movili-
de personas que se relacionan con el aparato de control en formas similares dncl ascendente que permiten. E n los Estados Unidos, los índices de movili-
y que poseen cotas parecidas de poder con respecto a la asignación de rique- dud son bastante elevados, pero hay muy pocas probabilidades de cambios
za, privilegios, recursos y tecnología. En este contexto, poder significa con- tll usados en el status de clase durante la vida. Si las clases fueran exógamas

trol sobre la energía o la capacidad de mover y conformar personas y y si los hijos de los más'ricos fueran desheredados, la movilidad sería mucho
cosas. Todas las sociedades estatales tienen, al menos, dos clases : gobernan- 1n~s alta. Uno de los sistemas más fluidos de estratificación social es el de
tes y gobernados. En teoría, las clases dirigentes pueden actuar voluntaria- l<is na tchez. .
mente en beneficio de los plebeyos, pero sólo si con ello no se reduce su Las minorías y mayorías raciales, étnicas y culturales existen, práctica-
poder. mente, en todas las sociedades estatales. Estos grupos d ifieren de las
Las jerarquías de sexo y edad, que no se limitan a las sociedades esta- l'lrises en que poseen estilos de vida dis tin tos originados en otra sociedad;
tales, también son formas importantes de estratificación. Las diferencias 11rnnifiestan diferencias internas de clase, y muestran un al to grado de con-
de clase implican tanto un acceso diferencial al poder como profundas ciencia de grupo. Las minorías y las mayorías luchan por el acceso y
diferencias en los estilos de vida. El hecho de no distinguir las versiones rontrol de las fuentes de riqueza y poder, ayudadas o entorpecidas por
emic y etic de las jerarquías de estratificación dificulta la comprensión de sus fuerzas y debilidades adaptativas en relación con esferas específicas de
las clases y de todas las demás formas de estratificación social. Desde un competencia. Es la naturaleza específica de esta lucha en la historia de la
punto de vista etic y conductual, las clases pueden existir aunque no haya l'dación entre minoría y mayoría la que determina el hecho de que la
un reconocimiento emic de su existencia y aunque los segmentos de la mis- minoría y/ o mayoría haga hincapié en la asimilación o en el pluralismo .
ma clase compitan entre sí. Las clases dirigentes no tienen por qué formar Ambas opciones tienen ventajas y desventajas . Como ilustra el caso del
organizaciones solidarias permanentes, hereditarias y monolíticas. Su com- movimiento del poder negro, a veces ni la estrategia de asimilación ni la
posición puede cambiar rápidamente y sus miembros negar de modo activo de pluralismo son suficientes para superar los efectos de la segregación, la
362
Introducci6n a la antropología general
( ;npitulo 19
discriminación
f · y la, explotación · Cabe argu"iºr· que el chauv1msmo
· · ·1 y
' · b racta l)l ~SARROLLO Y SUBDESARROLLO
etmcod ene ic!a n:as a la clase dirigente que a los miembros ordinarios
tanto e !a n:1.nona c~mo de la mayoría.
'f L~s llenuf1cos sociales suelen identificar un tercer tipo de grupo estra-
u. tea, o amado ca~ta. Epítome del sistema de castas es el caso de la India
h1~du. Las. con~epc.1ones tradicionales de las castas indias han estado domi-
na js por idealizac1ones, basadas en una visión «desde arriba» del sistema
en as qbe s7 representaba a las castas inferiores como si aceptaran s~
"
t

status su º.rdmado. Los estudios que parten de la visión que se obtiene


«dedde aba¡o» muestran qu~ las castas indias luchan por la movilidaEI as-
ee? e~te de un modo _flexible y adaptativo y se asemejan m uch o a las
mmonas culturales, étmcas y raciales de otras sociedades.

Fs1 c capítulo aborda las desigualdades que se producen en el mundo actual


1 omo consecuencia de los niveles de desarrollo y subdesarrollo económicos.
l 111cntaremos analizar las causas del desarrollo y subdesarrollo en relación
1 on la herencia de los imperios coloniales. Trataremos de describir y evaluar
111¡.¡unas de las proposiciones para estimular el desarrollo, así como soluciones
1il1crnativas que ex·igen tecnologías «apropiadas». Los antropólogos tienen mucho
1¡uc aportar al estudio del subdesarrollo debido a su experiencia de primera
11111110 con campesinos, clases bajas urbanas y otros grupos pobres y explotados
de todo el mundo. Los antropólogos también pueden hacer una importante
10ntribución a la evaluación de planes que pretenden acabar con el subdesarrollo
y In pobreza mostrando cómo afectan tales planes a las vidas de gente normal.

l)cfinición de desarrollo y subdesarrollo

El desarrollo es una característica de los estados nacionales contemporá-


11cos cuyas culturas h an sido transformadas por la revolución industrial.
Lns sociedades desarrolladas gozan de altos niveles de salud y bienestar
íísico medidos en términos de consumo per cápita de energía y bienes y
servicios industriales y agroindustriales, y de esperanza de vida al nacer. Las
nociones subdesarrolladas son sociedades contemporáneas de nivel estatal
que han estado en estrecho contacto con las naciones en proc_eso de indus-
1riolización, pero que no han alcanzado los modernos niveles de consumo
y bienestar físico. Los habitan tes de las naciones subdesarrolladas tienen
una salud deficiente y esperanzas de vida más cortas (cf. Bairoch, 1975;
J Iellburn y otros, 1976).

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