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Capítulo 11 L·:ncrgía y ccosis1c1na 195

ENERGIA Y ECOSISTEMA la de factores inorgánicos tales co1no los tipos de suelos, las lluvias y otras
condiciones a1nbientales. Durante el proceso de absorción, intercan1bio y
utilización de la energía, las con1unidades de organis111os tra11sforn1an las
condiciones naturales, y estos cainbios n1odifican) a su vez, la naturaleza
de la co111unidad orgánica. ~
Debido a la gran versatilidad del inodo de adaptación cultural, el '"ser
hurnano es ün anin1al itnportante, aunque no neccsaria1nente don1inante)
en la 1nayoría de los ecosístcinas. E,l estudio Je los ecosísten1as centrados
en las relaciones ecológicas entre los seres hu1nanos y sus culturas y el
resto de su entorno orgánico e inorgánico se denon1ína ecología hu111ana (o
ecología cultural) La producción e intercan1bio de energía proporcionan la
clave para con1prender las relaciones entre las poblaciones hun1anas y los
restantes con1ponentes, vivos y no vivos, de sus ecosiste1nas. Esto propor-
ciona, a su vez, la clave para co1nprender inuchos rasgos básicos de los
aspectos infraestructurales) estructurales y superestructurales de la vida
sociocultural.

La influencia de la tecnología
Con este capí~ulo i~ici~1nos el examen de las pautas culturales cuyo conocinüento
se basa en,Ja 1nvestrgac1ón etnográfica e histórica n1ás que en los datos de Ja La gran importancia de la tecnología en la vida hu1nana proviene del
arqueolog1a. Pero nue~t-ro principal interés se centra todavía en la explicación hecho de que, entre todas las especies vivas, sólo el Horno sapiens obtiene
de los proce~os evolut1v~s responsables de las diferencias y sc1nejanzas su provisión energética n1ediante útiles, 1náquinas y anin1ales y plantas do-
cultu~·ales. (,orno los occ1dentalcs han con1prendido rcciente1nente la cantidad n1esticados. Nuestra provisión de energía ha au1nentado a n1edida que la
Y el ttp~ de e1:crgfa utiliz~?a en la vida diaria afectan a todos Jos a'spectos tecnología de la producción energética se ha ido transforn1ando. Al prin·
de la ex1stenc1a hu111ana. En este capítulo analizare1nos las interrelaciones entre cipio, las únicas for1nas de energía utilizadas etan la fuerza 1nuscular del
la P.roducción de energía, el e.nt.orno natural y la tecnología, así con1o su efecto ho1nbre y el alimento contenido e11 plantas y animales. Durante una tem~
coniunto sobre las pautas cot1d1anas de trabajo y ocio en diferentes sociedades.
prana fase del l)aleolítico 1 se agregaron a éstas la energía de la 111adera, em-
pleada para el fuego de la cocina, y, en un grado todavía no bien conocido,
La energía, la ecología y los ecosistemas humanos la procedente de la querna de hiei-bas, que servía para conttolar la caza
y favorecer la difusión ·de .ciertas plantas. Durante el Neolítico, los anirria-
El sistema de relaciones entre los organis1nos en un medio a1nbiente se les, uncidos a arados, trineos y vehículos de ruedas) einpezaron a propor-
deno1nina ecosistenta. El aspecto más in1portante de un ecosistema es la cionar energía en forma de fuerza muscular. Aproxin1ada1nente en la n1isn1a
P?uta de flujo energético característica de sus co1nponentes vivos y no época, se consun1ía una considerable cantidad de energía de madera y car-
vivos. _Antes d~ la invención de la energía nuclear casi toda la energía de bón vegetal en la fabricación de cerán1ica. Con la aparición de estados inci-
cualquier ecosistema se obtenía, directa o indirecta1nente, de la luz so- pientes, comienza a utilizarse la energía eólica en los barcos de vela y la
lar '". Este hecho se ve oscurecido por nuestra clasificación convencional energía de la madera en los procesos de fundir y colar 1nerales. La energía
de la energía en hidráulica, eólica, alin1entaria, de con1bustibles fósiles, etc. que genera el agua no se explotó extensarnente en Europa hasta el período
La luz solar e/s respo1:sabl/e de todas estas for111as diferentes de energía. medieval. Sólo en los últimos 200 6 300 años, los combustibles fósiles
La ecolog1a est:1d1a con10 las plantas absoi-be1i y alinacenan la energía (carbón petróleo y gas) empezaron a dominar los ecosiste1nas humanos.
1

d~ la luz solar ei: diferentes entornos naturales y cón10 utilizan esta energía Nuevas fuentes de energía se han sucedido unas a otras siguiendo una
chversas «Co1nun1dades» de plantas y anin1ales dada su inutua influencia y progi-esión lógica en la que el don1inio de las forn1as n1ás recientes depen-
de del don1inio de forn1as anteriores. Por eje111plo, tanto en el Viejo con10
* La energía obtenida ~e las n1areas y de fuentes gcotérn1icas, como las aguas ter- en el Nuevo Mundo la secuencia de inventos que llevó a la metalurgia
n1ales. o los volcanes, constituye la principal cxceptión, aunque su importancia es muy
reducida. dependió del logro anterior de hornos de leña de alta temperatura para
cocer la cerámica, y éste a su vez de apre1ider a hacer y controlar los fue-
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196 Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 197

gos de leña necesarios para la cocina. La experiencia con la metalurgia de o transforma recursos naturales o en los que aparece alguna forma de cons-
baja temperatura del cobre y el estaño tuvo que preceder, necesariamente, trucción o producción industrial se plantea el problema de los residuos
al desarrollo del hierro y el acero. Por su parte, este último precedió al industriales 1 los agentes contaminantes y otros derivados biológicamehte
desarrollo de las máquinas que hicieron posible tanto la minería como la in1portantes. Varias naciones industriales realizan en la actualidad esfuerzos
utilización del carbón, el petróleo y el gas. Finalmente, el uso de estos .para reducir la contaminación del aire y el agua e it_npedir el agotamiento y
combustibles fósiles produjo la Revolución Industrial, de la cual se deriva envenenamiento del medio an1biente. Los costos de estos esfuerzos testiino·
la tecnología de la energía nuclear de nuestros días. nian la continua importancia de la interacción entre tecnología y medio
Estos avances tecnológicos han incre1nentado constantemente la canti- ambiente. Estos costos continuarán aumentando, puesto que nos halla1nos
dad media de energía disponible por ser humano desde la época del Paleo- simplemente en el inicio de la era industrial. En los siglos venideros, los
lítico hasta la actualidad. Este incren1ento no significa, forzosarnente, qué habitantes de algunas regiones pagarán la industrialización a costos hoy
la capacidad <le la humanidad para controlar la naturaleza haya aumentado por hoy incalculables. Sobre la producción, la estructura social y otros as-
de modo constante. La lección de la actual crisis energética y ecológica es pectos de la cultura gravitarán lin1ítacíones tan definidas y trasc_endentales
que un 111ayor uso de energía per cápita no con1porta, necesarizn1ente, un como las que impuso la extinción de la megafauna pleistocénica.
nivel de vida tnás alto o 1nenos trabajo per cápita. Hay que distinguir,
adernás, entre la cantidad total de energía disponible y la eficiencia con que
esta energía se produce y utiliza. Co1no vere1nos en los siguientes apartados, Sistemas de energía alimentaria
en algunos aspectos los ecosistemas industriales se asocian a n1enos ocio
per cápita y tnodos de producción energética menos eficientes que los basa· Los aspectos más importantes de cualquier ecosisten1a humaría son la
dos e ... ~J. caza y recolección. producción y consumo de energía alünentaria. Los sistemas de energía
~limentaría se pueden describir en términos del balance entre la energía
gastada en la producción de alimentos y la energía obtenida gracias a ella.
La influencia del medio ambiente La descripción y comparación de sisten1as de energía alimentaria depende
de la cuantificación del trabajo y tiempo empleados en la producción de ali-
Toda forma tecnológica debe interactuar con los factores presentes en
mentos. Las principales características de los diferentes sisten1as se pueden
un entorno dado. Tipos similares de tecnologías en diferentes entornos pue~
den producir distintos outputs energéticos. Así, por ejemplo, la pro· poner de manifiesto mediante una sencilla ecuación. La energía alín1entaria
ductividad de la agricultura de regadío varía de acuerdo con la n1agnitud y total (E) que fluye a través del sistema cada año es igual al número de
seguridad <le! abastecimiento de agua, la disponibilidad de terreno llano y productores de alimentos (m) multiplicado por las horas de trabajo de
el contenido de minerales del agua. Análogamente, la productividad de la cada productor (1), la energía gastada por productor y hora (r) y la cantidad
agricultura de tala y quema varía según la disponibilidad de bosque para media de energía alimentaria obtenida por unidad <le energía gastada en la
la quema y la rapidez con que se regenera. Así pues, no cabe realmente producción de alimentoS (e). La unidad energética 1nás adecuada para ex·
hablar de la tecnología en abstracto. Antes bien, debemos aludir siempre presar esta ecuación .es la kilocaloría: la cantidad de energía necesaria para
a la interacción entre la tecnología y las condiciones que son características elevar la temperatura de un kilogramo de agua en un grado Celsius.
de un específico entorno natutal.
En las sociedades industriales, la influencia del medio atnbiente parece E=mXtXrXe
estar a n1enudo subordinada a la influencia que ejerce la tecnología. Pero
la creencia de que las sociedades industriales se han liberado de la influen- El último término de la ecuación, e, debe tener un valor mayor que 1
cia del medio ambiente o de que, en la actualidad, nuestra especie lo don1i· para que la energía producida sea 1nayor que la gastada en su producción.
na o controla es errónea. Es verdad que se han construido réplicas de los Este factor refleja tanto el inventario tecnológico de la producción de
suburbios residenciales norteamericanos en los desiertos de la Arabia Saudí alünentos co1no la aplicación de esta tecnología por parte de los produc-
" en los nevados campos de Alaska, y que tan1bién se pueden construir en tores a las tareas de producir alin1entos en un medio ambiente específico.
la Luna. Pero la energía y 1nateriales necesarios para tales realizaciones pro· Cuanto más alto es el valor de e, mayor es la productividad del trabajo
ceden de interacciones entre tecnología y medio ambiente en minas, fábri· o la eficiencia tecnoa1nbiental de que gozan los productores en su intento
cas y granjas de diferentes regiones del mundo que están agotando reser- de obtener energía alimentaria del medio a1nbiente. Es decir, cuanto
vas insustituibles de petróleo, agua, suelo, bosques y n1inerales metalíferos. mayor es el valor de e, mayor es el nútnero de calorías obtenidas por
Asimismo, en todos los lugares en los que la moderna tecnología extrae cada caloría gastada.
198 Introducción a Ja antropología general Energía y ecosistema 199

Un sistema de energía alimentaria de caza y recolección .Esta fór1nula está construida a partir de varias «esti1naciones hipotéticas».
El factor más problemático es el valor de r (1.50 calorías/hora). Resulta
Esta fór1nula se puede aplicar al sistema de energía alin1entaria de muy difícil medir el gasto de calorías por unidad de tiempo bajo condi-
las bandas de cazadores y recolectores !kung del desierto del KaJahari, ciones naturales. Un estudio llevado a cabo en Afríca occidental (vé..ase
estudiadas por Richard Lee (1968). Lee estimó que la producción media i11/rn) indicaba una media global de 157 calorías por hora en base a
diaria en un catnparnento !kung era de 64.200 calorías. Para alcanzar este (:stiinaciones y pruebas de can1po. Ed\vard Montgotnery y Allen Johrlson
nivel de producción, se requería una n1edia de 7 ,4 productores por día ( 1976) n1idieron el gasto de energía 1ncdiante ligeros contadores de con-
de trabajo. Lee calcula que la jornada de trabajo de un !kung medio era su1no de oxígeno portados por los informantes machiguenga mientras rea~
de 6 horas. Así pues, 7 ,4 productores trabajaban 6 horas cada uno para ]izaban las tareas típicas de una jornada rutinaria. I,Iallaron que el valor
producir un total de 64.200 calorías. (Obsérvese que esta cifra no tieric de r de los varones daba una 1nedia de 275 calorías/hora por encín1a del
en cuenta el trabajo e1npleado en preparar y cocinar los alünentos llevados 1nctabolis1no basal durante la obtención de alin1entos silvestres. Sin en1-
al can1pa1nento.) Si el rít1no de trabajo era moderado) cada productor hargo) sus cálculos se refieren a 111uestras de cortos intervalos y no son,
consun1ía unas 150 calorías por hora por encin1a del n1etabolismo basal. necesarian1ente> representativos del ritn10 de consu1no energético durante
Por consiguiente, el costo cB.lórico del trabajo realizado en un día era: prolongadas expediciones de recolección, caza y pesca. Puesto que rara
vez son asequibles datos con1parables, usaré el valor de 150 calorías por
6 horas 150 calorías hora a lo largo de todo el análisis que sigue ..Este procediiniento está
7 ,4 trabajadores X X = 6.660 calorías
trabajador hora _justificado porque el rít1no de trabajo es probablen1entc:: el n1cnos vatíable
d~ los factores de input preindustriales. El trabajo es susceptible de «ace-
Así pues, se invertían 6.660 calorías en un día medio de actividades de leración» bajo condiciones industriales o sie111pre que el trabajador indi-
caza y recolección, y esta inversión rendía un output medio de 64.200 ca·· vidual esté son1etido a una estrecha vigilancia por parte de capataces y
lorías. La razón 64.200/6.660 = 9,6 es el valor de e, la ventaja terno· gerentes. Pero la 111ayor parte del trabajo preindustrial tiende a realizarse
ambiental o productividad del trabajo en el principal modo de producción a un rittno que resulta fisiológican1ente có111odo) de tal n1odo que el tra-
energética de los !kung. h,ijn<lor no se acalore exccsiva111ente o quede sin aliento.
El valor de E durante lo que, probablen1ente, fue un año 1nedio puede
con1pletarse de la siguiente inanera: si eI output calórico diario es de
64.200 calorías, entonces el output anual es de 365 X 64.200 = 23 .433 .000 Límites ambientales al tamaño de la banda
calorías. La fórinula queda, pues, co1no sigue:
Para comprender por qué los !kung no construyen aldeas es necesario
E m t r e considerar ciertos factores a1nbientales que no aparecen en la fórrnula
encrgétíca. Díchos facto.res fijan lí1nítes al nún1ero de personas que pueden
23.433.000 ? X ? X 150 X 9,6 servirse de la tecnología cazadora y recolectora sin reducir e y agotar de
n1odo pennanente el Cntorno. En el caso de los !kung) Ja escasez de agua
En un período de varias se1nanas) una n1edia de 20 adultos diferentes par- y caza son los principales factores lin1itadores.
ticiparon en la producción de alin1entos 1nediante actividades de caza ])urante la estación seca, cada banda !kung se ve obligada a acan1par
y recolección. Si insertan1os 20 con10 el valor de ni, la fórmula queda así: rcrca de un pozo o charca perinanentes. l)esde este ca1npa111ento, los
cazadores y recolectores parten cada día, regresando al atardecer con
E m t r e el producto de su caza o recolección. Alrededor de un tercio de la ración
X X X
23.433.000 20 ? 1.50 9,6 cdórica de los !kung se obtiene de las nueces, ricas en proteínas, del árbol
t11ongongo. De hecho, son lo bastante abundantes con10 para satisfacer
Despejando t, la fórmula completa (en números redondos) es: ni 100 por 100 las necesidades calóricas de los !kung dados los actuales
efectivos den1ográficos; pero los árboles nzongongo se encuentran lejos de
horas por calorías eficiencia las charcas. Durante la estación lluviosa los !kung aca111pan cerca de ellos;
calorías productores productor de gastadas tecno- en can1bio) durante la seca deben transportar las nueces a una considera-
anuales de alin1entos ali111entos por hora an1biental ble distancia hasta la charca. En un área de 15.000 km 2 sólo se puede
contar con 10 charcas que dispongan de agua durante todo el año. En
23 .000.0.00 20 X 811 X 150 X 9,6 plena estación seca) la gente debe reunirse junto a las charcas n1ás grandes
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y restringir la gan1a de productos que recolectan o cazan. Pero no pueden a los anitnales de tierra asequibles durante todo el año, a la cantidad de
per1nanecer juntos durante 1nucho tie111po sin agotar todas las plantas pescado disponible durante los ineses de invierno. . ..
y anitnalcs del área circundante, salvo junto a las charcas de mayor ta1naño Sin en1bargo, en la actualidad se dispone de ele1nentos d~ JUICIO que
(Yellen y Lee, 1976). indican que el flujo energético anual total (E) de muchos sistemas ¡-ire-
No hay que considerar el problema de abastecimiento de agua entre industriales sólo co1nprende un tercio del potencial que ofrece un aprove-
los !kung con10 prototípico de los grupos preneolíticos de cazadores y cha1niento al 1náxín10 de la capacidad de sustentación del n1edio a1nbiente
recolectores, ya que éstos vivían en regiones n1ás favorables, hoy en día mediante la tecnología existente (Sahlins, 1972). Para comprender por qué
ocupadas en todas partes por grupos agricultores. Pero siernpre que re- esta «subproducción» acaece tan a menudo, deben1os distinguir entre los
sultase necesario perseguir a 111anadas inigratorias o a aniinales muy dis- efectos de sobrepasar la capacidad de sustentación y los de rebasar el punto
persos para obtener proteínas esenciales, la densidad por ca1npa1nentó de los rendimientos decrecientes (fig. 11.1). Cuando se sobrepasa la capa-
habría tenido que ser bastante baja. Co1no he1nos visto, bajo condiciones
ecológicas distintas, la for1nación de núcleos ünportantes es perfecta1nente
con1patíble con 1nodos de producción cazadores y recolectores. FrG. 11.l.-Representación grá- Capacidad de sustentación
fica de la reladón entre la ca-

La capacidad de sustentación y la ley de los rendimientos decrecientes


pacidad de sustentación y el
¡;unto de los rendiniientos de- •
Output \
'§ \_ ,,'.l::!"P'.::"~t---.,,.,<::::::::
Factores co1no la abundancia de caza, calidad de los suelos, pluvio-
crecientes. La producción con-
tinúa incrementándose incluso
después de rebasar el punto <le
..
ü
sidad y extensión de bosques disponibles para la producción de energía Jos rendirnicntos decrecientes. rendimientos
fijan el lí1nite superior a la cantidad de energía que se puede extraer de Pero, una vez alcanzada la ca- decrecientes
un detenninado inedia a1nbiente con una tecnología concreta de produc- pacidad de sustentación, ya 110
Años
oión energética. El límite superior de la producción de energía fija, a su puede seguir haciéndolo.
vez, otro límite máxin10 al nú1nero de seres hu1nanos que pueden vivir en
este n1edío a1nbiente. Este lín1ite superior de la población se denotnina ciclad de sustentación el flujo energético anual total empezará a dís1ninuir
capacidad de sustentación [carrying capacity ]. co1no consecuencia d~l daño irreversible al ecosisten1a. El agotan1icnto de
Medir la capacidad de sustentación no resulta fácil (Street, 1969; los suelos 1nayas· constituye un ejen1plo de la consecuencia de sobrepasar
Glassow, 1978). Hay que tener sumo cuidado antes de concluir que una la capacidad de sustentación (véase p. 184). Sin embargo, cuando se rebasa
cultura dada puede «fácihnente» aumentar su flujo total de energía incre- el punto de los ren<litnientos decrecientes, la producción puede inantencrse
mentando el tamaño de su fuerza de trabajo o la cantidad de tiempo dedi- estable o incluso continuar creciendo, aun cuando se produzca 1nenos por
cado a la producción de alimentos. Especialmente dudosas son las afirma- unidad de esfuerzo debido a la creciente escasez o e1npobrecín1iento de
ciones acerca de un potencial an1biental sin explotar cuando se basan en uno o niás factores a1nbicntales, Ejen1plo de este efecto es Ja actual situa~
cortos períodos de observación. Muchos rasgos enign1áticos de los ecosis- ción de las pesquerías ·oceánicas en el n1undo. Desde 1970 el índice de 1

ternas humanos tienen su origen en adaptaciones a crisis ecológicas perió- rcndin1íento por unidad de esfuerzo ha caído casi a la niitad, pero la
dicas pero poco frecuentes, co1no sequías, inundaciones, heladas, hura- captura total de pescado se ha mantenido constante (Brown, 1978). Exi.s,te
canes y enfermedades cíclicas de animales y plantas. una situación sünilar tespecto a la agricultura 1nund1al y en la producc1on
Uno de los prmcipios básicos del análisis ecológico afirma que las de petróleo y gas (véase infra).
co1nunidades de organis1nos no se adaptan a las condiciones medias de Salvo cuando están so1netidos a cierto tipo de presiones, los seres hu-
sus hábitats, sino a las condiciones 1nínimas para el sostenimiento de la 1nanos intentatán n1antener la razón entre output e input por debajo del
vida. Una fonnulación de este principio se conoce co1no Ley del Mínhno de punto de los ren<lin1ientos decrecientes li1nítando la expansión de sus es-
Liebig: el crecimiento está limitado no tanto por la abundancia de todos fuerzos productivos. Nadie desea, voluntaria1nente, trabajar más a ca1nbio
los factores necesarios co1no por la disponibilidad mínirna de cualquiera de n1enos. (Sin en1bargo, con10 vere1nos en el siguiente capítulo, suele
de ellos. Es probable que el observador a corto plazo de los ecosistemas existir al menos una fuerte razón para actuar así.)
hun1anos vea la condición media pero no los extren1os, y pase por alto el
factor !imitador. La Ley de Liebig se aplica ta1nbién a 1nínünos estacio- Expansión, intensificación y cambio tecnológico
nales tales como la disponibilidad de agua entre los !kung. Como ha mos-
trado Richard W. Casteel (1979), la población de muchos cazadores y Para comprender la forn1a en que funcionan los sisten1as de energía
recolectores subárticos de An1érica del Norte estaba ajustada, más que alin1entaria de los hornbres, hay que distinguir entre expansión e íntensífí-
202 Energía y ecosistema 203
Introducción a la antropología general

cación. La fórn1~1la de la ~nergía alimentaria nos permite hacerlo de una Un sistema energético de agricultura dependiente de las lluvias
n1aner~ clara. S1 se 1n~nt1ene constante el factor tecnoa111biental (e) se
pue?e incr~n1entar ~l flu10 anual total de energía (E) auir1entado 1111 t 0 1 ~- es Exan1ine1nos ahora el siste1na de energía alín1entaria de los agricul-
~ec1r, pon1e~1do n1~s ge1:te a ~rabajar o haciéndoles trabajar durante tnás tores preindustriales. Un caso bien estudiado es el de la aldea Genieri en
t1en1po~ o 111as deprisa. Sr este rncrenlento en el input se realiza sin auinen~ Gambia, Africa occidental (Haswell, 1953). Aquí el modo básico de sub-
t~1~ el .~rea ~n que ocurre la producción de alin1entos, se produce la inten~ sistencia se basa en el cultivo de cacahuetes y diversas variedades de,.· ce-
s1frcac1011. Sin en1batgo, si hay un incremento proporcional en el área en reales. Los aldeanos geníeri labran sus can1pos con azadas de hierro, prac-
la que la producción de alin1entos tiene lugar de tal forn1a que el input tican el barbecho para mantener la fertilidad del suelo y dependen de las
(111 X t X r) por hectárea o kilón1etro cuadrado no se alteta entonces lluvias para proveer de agua a sus cultivos. lJn equipo de agróno1nos y
el siste1na se expansiona o crece pero no se intensifica. ) .. antropólogos llevó a cabo un detallado registro de las horas empleadas
Como todos los modos de producción de alimentos (en realidad todos por todos los miembros de la aldea en cada fase de la producción de ali-
los 1110.d,os de cualquier tipo de actividad} dependen de recursos finitos, la 111entos, incluidos el tie1npo empleado por Jos adolescentes en espantar
expans1.on n.~ puede co!1ti.nuar indefinidan1ente. Más pronto o 1nás tarde, pájaros y el gastado en trillar y aventar el grano. Sin etnbargo, co1no en
la contmuac10n del crec11mento en el flujo anual total de energía (E) tendrá el caso de los !kung, voy a presciuclir de la energía gastada en la prepara-
gu_; depender de Ja intensificación. Y la intensificación debe llevar, con ción y cocinado de los alünentos. La fónnula energética de los genieri viene
inas o n1enos rap1de~, al punto de los rendirnientos decrecientes) provo- a ser, en números redondos, la siguiente:
ca?~ P?r el agota~n1ento de recursos no renovables y una caída en la
horas por calorías eficiencia
eftc1:nc1a ~~cnoa1nb1ent,al (e) . . persiste la intensificación, antes o después,
si calorías productores productor de gastadas tecno-
la p1oducc1on se vendra a aba10 y se reducirá a cero.
anuales de ali1nentos alimentos por hora ambiental
No ?bstante, la condición funda1nental en esta situación es que la
tecnolog1a se n1antenga constante. En los ecosisten1as hu1nanos el cambio 460.000.000= 334 820 150 11,2
X X X
tecnológico constituye una frecuente respuesta a Jos rendin1ie~tos decre-
cientes. Así, como sugiere la obra de Ester Boserup (1965), cuando los La diferencia más sorprendente entre los sistemas de energía alünen-
c~za.dores y recol.ectores agotan su entorno y rebasan el punto de los ren- taria de los genieri y de los !kung consiste en que E (las calorías anuales
d1n11ent~~ dccr:c1entes, es probable que c1npiecen a adoptar un n1odo de totales producidas) se ha incre1nentado veinte veces. En buena tnedída,
producc1on agr1cola; cuando esto les sucede a Jos pueblos que practican esta diferencia se debe al hecbo de que la aldea genieri tiene una población
la t.a~a Y quen:a, pueden pasar al cultivo de can1pos permanentes usando mayor que la banda !kung (unos 500 habitantes) y, por tanto, una fuerza
fcrul1za.ntes an1n1ales, y cuando los grupos· que practican una agricultura de trabajo más nutrida. Los dos siste111as 1nuestran niveles sünilares de
dependiente de las lluvias en can1pos pennanentes agotan sus suelos eficiencia tecnoan1biental (9,6 y 11)2). La escasa diferencia entre la efi-
pueden can1biar a una agricultura de regadío. 'rambién cabe considera1~ ciencia tecnoan1bicntal ·de una forn1a sÍlnple de agricultura y la de la caza
!ª tran~for111ación de las for1nas de agricultura preindustrial en las de tipo y recolección respalda la teoría de la evolución agrícola presentada en el
1ndustr1al. b~sadas en la. petroquín1íca con10 una respuesta al agota111iento capítulo 9, Bajo co'ndiciones primitivas, la agricultura puede producir 1nás
y al rend11mento denec1ente por unidad de esfuerzo (Harris, 1977). caiorías con menos trabajo que el sistema de caza y recolección, pero esta
eficiencia pronto distninuye cuando crece la población, se intensifica el
~stos can1b1os de un modo de producción a otro i111plican inputs por
input y los recursos del suelo y del bosque se agotan.
hectarea cada vez n1ayores. De ahí que se califique a la agricultura de tala
Y que1na de n:odo de pr~ducción más intensivo que la caza y recolección}
Y ~u~ se c~ns1dere la agncultura de regadío como un n1odo de producción Un sistema de energía alimentaria de tala y quema
1:1as tntens1v? que. ~a d;=, tala y quen1a. No hay que confundir este signi-
ficado de la 1ntens1ficac1on con el que se aplica a Ja intensificación con una Roy Rappaport (1968) ha realizado un cuidadoso estudio sobre el sis-
tec~1ología constante. Las consecuencias de estas dos clases de intensifí- tema energético de los tsembaga 1naring, clan que vive en las laderas sep-
cac1ó1: son bastante distintas. Co1110 veren1os en los siguientes apartados el tentrionales de las tierras altas del centro de Nueva Guinea. Los tsembaga,
ca1n~10 a 11:od~s de producció~ :nás. intensivos ~on nuevas tecnologías' da cuya población asciende a 204 personas, cultivan taro, ñan1es, batatas}
luga1 a un 1nc1emento en Ja ef1c1enc1a tecnoamb1ental (cf. Bronson 1972· inandioca) caña de azúcar y algunos otros productos en pequeños huertos
Hanks, 1972). ' ' desbrozados y fertilizados por el método de tala y quema. Rappaport calcula
204
Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 205
en un ~~lor aproximado de 18 la eficiencia tecnoambiental (e) para la cientas personas y si quemaran los emplazamientos de los huertos en
producc1011 de/ ahn:entos ~egetales. Estima, asimisn10, que el consun1o
terrenos de sucesión secundaria cada veinte años. Rappaport estitna que
anual de energia a!tmentana supone 150.000.000 calorías. Sí se conside- los tsembaga tenían a su disposición la suficiente extensión de bosque
ran í_ncluídas en la fuerza de trabajo todas las personas de más de co1110 para sustentar a otras 84 personas inás sin perjudicar per1nanente~
lO_anos, el valor de mes 146. La fórmula completa de la energía alimen- mente la capacidad de regeneración del bosque. Sin embargo, la mayor
taria de las plantas entre los tsembaga es:
parte de esta tierra se halla situada por encima o por debajo de los niveles
E óptünos de altitud para sus principales cultivos, por lo que la eficiencia
1n t r e probable111ente suftiría algún decre1nento si se explotara. Co1no dicen los
150.000.000 146 X 380 X 150 X 18 mnong-gar de Vietnam (Condominas, 1957), todos los pueblos que prac-
tican la tala y quen1a afrontan el espectro últiino de «devorar su bosque»
El modo de producción de tala y quema permite a los tsembaga satis- al reducir el período de barbecho hasta un punto en el que las malas
facer sus nece~1dad;s calóricas con una inversión en tietnpo de trabajo 110 .. hierbas reemplazan a los bosques (recordemos el caso de los inayas; véase
tablemente ba¡a_: solo 380 horas por año y productor de alimentos en el p. 184). Al menos, esto es lo que les ha sucedido a otros pueblos de Nueva
proceso de cultivo. L~ alta productividad de las técnicas de tala y quema (}uinea no n1uy distantes de los tse111baga (Sorenson, 1972; Sorenson y
explica, e:,n. parte,. la 1n1portanc1a persistente de esta forma de agricultura Ken111ore, 1974). No obstante, hay situaciones, como, por ejemplo) la de
e? los trop1cos. Sin e1nba:go, todos los .datos sobre los sisten1as energétí- la jungla amazónica, en la que inmensas reservas de bosque per1nanecen
c1so de tala y quema provienen de estudios sobre pueblos que usan hachas inexplotadas y las densidades demográficas son tan bajas que las existen-
de acero obtenidas inediante comercio mucho antes de que los antropó- cias de árboles quemables no pueden ser el factor que limita la capacidad
logos llegaran_ hasta ellos. Se ha demostrado experimentalmente que el de sustentación o determina el punto de los rendin1ientos decrecientes.
gasto de calor1as r.ara cortar una pulgada de madera es cinco veces mayor Sin embargo, muchos sistemas energéticos tropicales de tala y quema
con un hacha de piedra que con una de acero (Saraydar y Shimada, 1971). afrontan otro problema que limita la expansión de su población y de su
Por .d:sgrac1a) no s~ s.abe cón10 afecta esto a las pautas de trabajo y pro- esfuerzo productivo. Este problema es especialmente agudo cuando la ali-
duct!V!dad en la practica sobre el terreno de la horticultura. 1ncntación se basa, primordialmente, en el cultivo de tubérculos deficitarios
. Dos lími~es ambientales son especialmente pertinentes para los eco- en proteínas, como las batatas, los fiames, la mandioca y el taro. Los eco-
sistemas trop,icales de tala y quema. En primer lugar, está el problema de sistemas naturales de los bosques tropicales producen gran cantidad de bio-
la regeneraci~n del _bosque. Debido a la lixiviación producida por los agua- 1nasa vegetal por hectárea, pero son productores muy pobres de biomasa
ceros Y a la rnvas10n de rnsectos y malas hierbas, la productividad de los nnin1al comparados, por ejemplo, con las praderas y los ecosistemas marinos
h~ertos de tala y quema disminuye rápidamente después de dos o tres (Richards, 1973). Los animales que habitan los bosques tropicales tienden
anos de uso, por lo cual se deben desbrozar nuevos terrenos para evitar a ser pequeños, furtivos y arbóreos. Cuando crece la densidad demográfica
fuertes reducc10nes en el output y la eficiencia del trabajo (Janzen 1973· humana, estos animales empiezan a escasear rápidamente y se hacen difí-
Clarke, 1976). La productividad óptima se obtiene desbrozando los buerto; ciles de encontrar. La· biomasa animal total (el peso de todas las arañas,
en terrenos en los que existe un considerable desarrollo secundario de insectos, gusanos) serpientes, 1namíferos, etc.) en una hectárea de pluvisilva
grandes árboles. Si se hace cuando la sucesión secundaria no ha alcanzado del Amazonas central es de 45 kg. Esta cifra contrasta con los 304 kg que
un _adecuado gr~do de madurez, la quema de la cubierta vegetal sólo apor- ofrece un bosque de espinos del Africa oriental. En las praderas de sabana
tara una pequena cantidad de fertilizante en forma de ceniza. Por otra del Africa oriental hallarnos 254 kg de grandes herbívoros por acre, cifra
P~~t~, si los árboles alcanzan el tamaño del bosque climácico, serán muy que sobrepasa con mucho el peso total de todos los grandes y pequeños
d~ficiles ?e talar. La regeneración óptima puede durar de diez a veinte animales hallados por acre en el Amazonas (Frittkau y Klinge, 1973: 8).
anos o mas, dependiendo de los suelos y climas locales. Aunque los alimentos vegetales pueden proporcionar cantidades de proteí-
. Así pues, a l~rgo plazo, las culturas de tala y quema consumen una nas nutritívamente adecuadas si se ingieren en variedad y abunda.ncia) la
1m~ortante extensión de bosque per cápita, aunque el porcentaje de terri~
carne es la fuente más eficiente de todos los aminoácidos necesarios para la
nutrición. Por eso, uno de los factores !imitadores fundamentales en el
tono explotado durante un año a veces no exceda del 5 por 100 (Boserup,
crecimiento de los sistemas energéticos de tala y quema es la disponibilidad
1965: 31). Por e¡emplo, los tsembaga sólo tenían 42 acres plantados
de proteínas animales (Gross, 1975). Sin embargo, esta cuestión se ha
en 1962-63. Sin embargo, habían desbrozado alrededor de 864 acres de
convertido en centro de una importante controversia. Emprenderé un aná-
su terr1tor10. f:sta /es, ~proximada1;:ente, la extensión de bosque que los
lisis de la relevancia ecológica y nutricional de la carne y otras fuentes de
tsembaga necesitanan si su poblac10n permaneciera alrededor de las dos-
proteínas animales en el siguiente capítulo.
206
Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 207
El elevado costo de los cerdos
de regadío, los chinos han destacado durante milenios. Los antropólogos
Fei Hsiao-t'ung y Chang Chih-i (1947) llevaron a cabo, en tiempos ante-
d d Se~ cual frre la razón ecológica Y alimentaria de tipo etic no cabe
u hl que os, tsemb.aga, como cualquier otro grupo humano: aprecian
mue o . as protemas an11:iales, en especial en forma de carne y grasa (los
riores al comunismo, un detallado estudio sobre los inputs de trabajo y
el rendimiento en peso de la producción agrícola en la aldea de Luts'un,
provincia de Yunnan. Teniendo en cuenta, exclusivamente, los costos y
vegetarianos, que se abstienen de comer carne, suelen apreciarlas en forma rendimientos energéticos derivados de la producción de arroz, la fórthula
fe l~~heh\yogur). Los ts~mbaga, cuya densidad demográfica ha alcanzado energética de Luts'un viene a ser como sigue:
os ª. tta?tes por milla cuadrada, han agotado los animales salva 'es
en. su l tdrnt?n:» pero compensan este déficit poblando su tierra con ~n
E m t r e
anima ome,st1co: el cerdo. Los cer~os d.e los tsembaga, que hozan solos
~urante.Jl dt, vuc~lven a casa para· ingerir una ración de batatas y restos 2 .841 .000 .000 418 X 847 X 150 X 53,5
Re com1 a a .atar ecer. Un cerdo medio pesa tanto como un tsembaga.
appaport estima que cada uno consume casi tantos productos hortícolas El arroz constituía alrededor del 75 por 100 del output de Luts'un;
~~l~b una pers~na. En la tierra maring, los cerdos ganan alrededor de otros productos agrícolas, como la soja, el maíz, la mandioca y las patatas,
. 1 ras por ano. El número máximo de cerdos era de 160. Por consi- eran cultivados en los márgenes de los arrozales y, probablemente, produ-
guiente, estos cerdos ganaron un total de 160 x 50 = 8 000 I'b E cían altos rendimientos. Por consiguiente, la fórmula para todos los cultivos
se traduce a un valor calórico alimentario de 5 252 000. 1 ! ras. sto muy bien podría ser la siguiente:
puede to l l d · · ca onas que se
. d'mar como e ~a or e E. Datos adicionales facilitados po; Rappa-
port m . I~an que la cna de los cerdos daba trabajo a 26 mujeres y que la E m t r e
productiv1?ad del trabajo (~) era de 0,7 (Rappaport, 1968: 62). Des e'an- = X X X
do t, la formula para la cria de cerdos cuando la piara alcanza su taPmlan-o 3.788.000.000 418 1.129 150 53,5
máximo es:
La población total de Luts'un ascendía a unas 700 personas. Una ración
E = m t r e calórica generosa de 2.500 calorías por día y persona requeriría una pro-
5.252.000 66 X 758 X 150 X 0,7 ducción anual de 638 .000 .000 calorías. Por falta de datos, estas estimacio-
nes no incluyen los costos energéticos relacionados con el cuidado y alimen-
Es decir, se dedi~a casi tanto tiempo y energía a alimentar a los cerdos tación de animales de tiro y la construcción y mantenimiento de las instala-
como a la ~ente. Al igual que muchas culturas de Nueva Guinea, los tsem- ciones de regadío; pero no creo que el factor eficiencia variara sustancial-
bag~ permiten qu~ su pob}ación de cerdos aumente durante varios años, mente si se incluyeran estos costos. Los animales de tiro reducen los' inputs
sacrificando los animales solo con ocasión de acontecimientos. ceremoniales de frabajo humano en tareas agrícolas como la trilla, el transporte y la
(Watson, 1?77). Cuando el esfuerzo necesario para cuidar de los cerdos se molienda. Estos ahorros probablemente compensan los costos de alimenta-
torhla ~~ces1vo,. se celebra un festín que origina un drástico descenso en la ción y cuidado de los animales. En cuanto a las instalaciones de regadío,
po ac1on porcina. ,Este ~estín, como mostraremos en el siguiente capítulo, lo normal es que el· trabajo que representa su construcción se reparta entre
prf bable}e?;e esta relacionado con el ciclo de reforestación en los huertos muchas generaciones y, por tanto, requieran un input per cápita y año
Y a regu ac1on de la guerra y la paz entre los tsembaga y sus vecinos relativamente pequeño.
Por ende, .la .situación de los tsembaga no es de hecho tan desahogada ¿Qué sucede entonces con los más de 3 mil millones de calorías por
como pare~e 1nd1car la, fórm~la energética para la producción de plantas. año no consumidas por las gentes de Luts 'un? Debo señalar aquí que
Cuantos mas cerdo; cnan, mas duro han de trabajar. Pero si criaran más Luts'un era simplemente una parte diminuta de una vasta sociedad de
gente en .v,ez de mas cerdos, tendrían que trabajar igual de duro y su salud nivel estatal. La población china comprende varios cientos de millones de
se resentina. personas que viven en ciudades, grandes y pequeñas, y que no participan
en absoluto en la producción de alimentos . En síntesis, la energía en cues-
tión se desvió desde la aldea hacia las ciudades; se intercambió a través de
Un sistema de energía alimentaria de agricultura de regadío mercados y dinero por bienes y servicios no agrícolas; se transfirió en for-
ma .de impuestos a los gobiernos local, provincial y central; se pagó como
La eficiencia tecno~mbiental .asociada a .la agricultura de regadío es más renta por la explotación de la tierra, y se empleó para criar gran número de
elevada que en cualquier otro sistema preindustrial. Entre los agricultores hijos y mantener una alta tasa de crecimiento demográfico.
Energía y ecosistema 209
208 Introducción a la antropología general

Energía y pastoreo nómada 81 bushels * de maíz con una energía equivalente a 8.164.800 calorías (Pi-
inentel y otros, 1973). Esto da una razón non1inal de 6.000 caloría~ de
Los cereales convierten alrededor de 0,4 por 100 de luz solar fotosin- output por cada caloría de input; pero esta ci~ra es su1n.amente enganosa .
tétican1ente activa en 1nateria apta para el consumo hu111ano. Si se emplean .En priiner lugar) las 3/4 partes de t~¿as las t1err.as culuva~as en Esta~os
para alünent.ar a anitnales en lugar de personas y después se consume Unidos están dedicadas a la producc1on de forraie para an1n1ales) lo . que
su carne, se perderá, pot térn1ino 1nedio, un 95 por 100 de la energía supone una reducción del 90 al 9 5 por 100 en las calorías aptas par'a el
disponible en los cereales (National Research Council, 1974). La pérdida consun1o hun1ano. Con las calorías consu1nidas por la cabafi.a de Estad9s
de eficiencia asociada a la ti-ansforrnación del alünento vegetal a través de Unidos se podría nutrir a 1.300 millones de personas (Cfoud, 1973): En
los anin1ales dotnesticados explica la relativa escasez de las culturas cuyo segundo lugar, en los tractores, can1iones, cosecha~oras, petroleo) pesnc1das,
n1odo de producción de alitnentos se basa en el pastoreo nó1nada. Los pas- herbicidas y fertilizantes empleados por el agricultor de Iow.a se halla
tores plena1nente nón1adas son gentes que crían anin1ales domesticados y incorporada una enorn1e cantidad de trabajo hun1ano. ~esgrac1ada1nen.te,
cuya dieta, en lo fundamental, no depende de la caza, la recolección o el nadie ha calculado todavía el input de calorías que requ1ete este traba10;
vcgecultívo. Suelen habitar praderas y estepas áridas en las que las preci- por ende, no es posible calcular la fórn1ula energétíco-alin1entaria para un
pitaciones son demasiado escasas o irregulares como para inantener una sistema industrial.
agdcultura dependiente de las lluvias, y el regadío tesulta impracticable Otro aspecto engañoso de la producción industrial de alimentos es la
debido a la altura o a la excesiva distancia de los grandes valles fluviales. aparente reducción del porcentaje de trabajadores agrícolas en.'.ª pobla-
Al especializarse en la ganadería, los pastores nó1nadas pueden conducir ción activa. Así) se dice que 1nenos del 3 por 100 de la. poblac1on activa
sus rebaños a latgas distancias y aprovechar los 111ejores pastos. estadounidense se etnplea en la agricultura y que un agricultor puede, en
Sin embargo, los pueblos pastores han de co1nplementar con cereales Ja actualidad, alünentar a 50 personas. Pero hay otra 1nanera de co.nten1plar
su dieta de leche, queso, sangre y carne (esta última representa una parte esta proporción. Si los agricultores dependen del input de traba10 ele los
relativamente pequeña de la comida diaria). La productividad del pastoreo obreros que fabrican, extraen y transportan l~s, co1nbu~t1bles, productos
no basta) por sí sola, para mantener densas poblaciones. Norn1aln1ente, los quí1nícos y rnáquinas en1pleados en la producc1on de ahn1entos 1 ~ntonccs
cereales se obtienen co1nerciando con agricultores vecinos, quienes a su veí': estos obreros deben ta111bién considerarse con10 productores de ahn1entos.
ansían adquirir pieles, queso) leche y otros productos animales que sie1n- En otras palabras) la agricultura industrial no red_uce tant.o l? .población
pre escasean en sisten1as agrícolas preindustriales que sustenten poblacio- activa agrícola cuanto la dispersa lejos de la ~ranJ.ª· Los. 1nd1v11uos que
nes densas. A menudo, los pastores intentan' 1nejorar su «posición negocia- pern1anecen en el campo para nianejar la 1naquinar1a agro1ndustn,al .se paff
dora» atacando a lo aldeanos sedentatios y llevándose Ja cosecha de cereales recen más (desde una perspectiva etic) a los o~reros de una. fabrica de
sin pagar nada a cambio) cosa que 1nuchas veces pueden hacet con total auton1óviles que a los agricultores propían1ente dichos .. Los agr1~c~Ito:·es de
ünpunidad gracias a la posesión de anin1ales co1no los ca1nellos y caballos Estados Unidos consumen más del 12 por 100 del flu10 energetico rndus-
que les otorga gran niovilidad y eficacia militar. Y si las incursiones se ven trial total. Por cada persona que cfcctivan1cntc trabaja en la granja, se neff
coronadas por repetidos triunfos, la población can1pesina puede verse for- cesitan al n1enos dos t¡·abajadores pertenecientes a los sectores vinculados
zada a reconocerles con10 an1os y sefiores. Repetidas veces en la historia del con la agricultura fuera de ella. En un sentido n1ás an1plio, casi todos los
\Tiejo Mundo) grupos relativa1nente pequeños de pastores nón1adas -los trabajadores de la industria y los ser\~icios c~ntribuyen ?e algún n1odo al
1nongoles y los árabes son los dos ejemplos 1nás fa1nosos- han consegui- 1nantenitniento de la ptoducción agro-1ndustr1al. «El agricultor de ayer se
do don1inar enotn1es civilizaciones basadas en la agricultura de regadío. ha convertido en Ja actualidad en conservero, 1necánico de ttactores Y ca-
Con todo) el resultado inevitable de estas conquistas era que el siste1na marero de platos rápidos» (Steinhart y Steinhart, l 974). Hoy en día, los
agrícola acababa absorbiendo a los conquistadores cuando trataban de ali- agricultotes, co1no todo el inundo) adquie~·en su P.rop1a conuda pagando
1nentar a las enor1nes poblaciones que habían caído bajo su control (Latti- en la caja registradora del supermercado. S1 se admite to?o esto, entonces
more. 1962: Saltzman, 1971; Lees y Bates, 1974). es más exacto decir que se necesitan 50 personas para alunentat a un tra-
bajador agroindustrial que no al revés. . . . ,
El aspecto peor comprendido de los sistemas mdustriales de energ_ia
Sistemas industriales de energía alimentaría
alimentaria es la diferencia entre rendin1ientos más altos por acre y la razon
Es difícil estin1ar la eficiencia tecnoambiental de la agricultura indus- entre input y output energéticos. Co1no consecuencia de 1nodos de produc-
trial debido a que la cantidad de trabajo indirecto invertido en la produc-
ción de alin1entos sobrepasa a la de trabajo directo. Por eje1nplo, un agri- * Medida de capacidad, utilizada en Estados Unidos, que se aplica a granos Y sóli·
cultor de inaíz de Iowa emplea nueve botas de trabajo por acre, que rinden dos disgregados; equivale a 35)3 litros. (N. del T.)
210 I ntroducción a Ja antropología general Energía y ecosistema 211

c~ón cada v.ez más intensivos que implican una mejora genética de los cul- machiguenga, pueblo aldeano que practica la tala y quema y habita a
tivos y dosis más altas de fertilizantes químicos y pesticidas se han incre- orillas del Alto Urubamba, en las laderas orientales de los Andes, en el
men~ado los. rendim i.e ntos por acre (Jensen, 1978). P ero es~a mejora sólo Perú. J ohnson tomó una muestra aleatoria de lo que hacían los miembros
ha sido posible gracias a un incremento constante en la cantidad de com- de 13 unidades domésticas entre las 6 a.m. y las 7 p.m. durante un año
bustible in~ertida ~or. cada caloría de energía alimentaria producida. En entero . Sus resultados, presentados en la tabla 11.1, muestran que la prq-
Es~ados Umd?s se invierte~ .15 toneladas de maquinaria, 22 galones de ga- ducción y preparación de alimentos, así como la fabricación de artícul©s
solii:a~ 203 libras de !erul1.zantes y 2 libras de insecticidas químicos y esenciales tales como ropas, útiles y alojamiento, consumen sólo seis horas
pesticidas por acre y ano (P1mentel y otros, 1973). Este costo se ha incre- diarias, en el caso de los varones casados, y 6,3, en el de las mujeres ca-
mentado continuamente desde el inicio del siglo. Antes de 1910 se obte- sadas.
nían de la agricultura más calorías de las que se invertían en ella. En 1970
se necesit,aban 8 .calorías e~ forma de combustibles fósiles para producü'.
L~na caloria de al.1mentos. Si el pueblo de la India tuviera que emular el TABLA 11.1
sistem,ª. estadou~idense de producción de alimentos, todo su presupuesto Tiempo diario dedicado a diferentes actividades
energet1co tendna que emplearse, única y exclusivamente en la agricul- por los hombres y muieres casados machiguenga
tura (Steinhart y Steinhart, 197 4). '
Hombres casados Muieres casadas
El mito del incremento del ocio (horas) (horas)

~tro male~tendid.o frecuenfe respecto de los modos de producción in- Producción de alimentos . . . . . . . .. 4,4 1,8
dustnal Y premdustnal es que los trabajadores industriales disfrutan de Preparación de alimentos . . . . . . . .. 0,2 2,4
más ?cío que sus antepasa~os preindustriales. Sin embargo, la verdad parece Fabricación . . . . . . . . . . . . . .. . .... . 1,4 2,1
ser J~stamente lo contrario. Con una semana de cuarenta horas y unas
vacac10nes de tres semanas, el típico obrero de una fábrica moderna se
Cuidado de los niños . .. o 1,1
Higiene .............. . ........ . 0,3 0,6
acerca a las dos mil horas por año bajo condiciones que los cazadores y
Visitas ........... . 1,0 0,8
recolectores probablemente calificarían de «inhumanas». Cuando los líderes
o.breros ~e jactan de los grandes progresos alcanzados en la obtención de Ociosidad ...... . .. .... .. ..... . 2,3 2,5
tiempo libre para la clase obrera, piensan ciertamente en el nivel estable- Total ............ ... .. . 9,6 11,3
cido en la «civilizada» Europa del siglo XIX, cuando los obreros dedicaban
doce o más horas diarias a la subsistencia básica, y no en las normas segui- FUENTE: Johnson, 1975; 1978.
das por los !kung. Como hemos visto, la jornada media de trabajo entre
los !kung es de sólo seis horas y sus «vacaciones» duran más de tres sema-
nas, puesto que sólo trabajan ochocientas cinco horas en todo el año. Si a las ocho horas que el asalariado urbano norteamericano pasa
Natural1pente, estos datos no toman en consideración otras actividades en su puesto de trabajo añadimos las empleadas en transporte, compras,
que se podrían clasificar, desde una perspectiva etic, como trabajo. Los limpieza, cocina y arreglos caseros, los machiguenga salen a todas luces
pueblos preindustriales no están ociosos cuando no duermen elaboran o ganando.
p;oducen aliment~s .. En toda~ !as culturas se dedica mucho ti;mpo y ener- Esto nos lleva a preguntarnos por qué se ha dedicado el gran potencial
gia a tareas y actividades ad1c1onales, algunas de las cuales son esenciales para ahorrar trabajo que encierra la tecnología a una expansión cada vez
para la subsis~encia de la población. P or desgracia, los antropólogos rara mayor de los sistemas energéticos en vez de a la consecución de un progre-
vez ha~ recogido los datos pertinentes y, por lo tanto, resulta muy difícil sivo incremento del ocio basado en una población constante y un nivel
g.e~eralizar ace~ca de la distribución del tiempo entre distintas tareas y ac- estable de producción y consumo. Este es uno de los temas abordados en
tl~idades .en diferent~s culturas .. Sin embargo, no creo que una definición el próximo capítulo.
mas amplia de «traba¡o» proporc10ne al asalariado o administrativo de clase
media en los sistei:n~s industriales una ventaja sobre aquellos pueblos Resumen
cuyas pautas de actividad se han estudiado con más cuidado.
A!l~n Johson (1974) ha llevado a cabo uno de los mejores intentos de El estudio comparativo de las. infraestructuras implica la consideración
cuantificar las pautas de actividad diaria de una población entera entre los de las variables ecología y ecosistema, y éstas a su vez exigen el examen
212 Introducción a la antropología general Energía y ecosistema 213

de los aspectos cuantitativos y cualitativos de la producción y consumo de


energía. La mayor parte de la energía que fluye a través de los sistemas
energéticos preindustriales consiste en energía alimentaria. No se puede
alterar a capricho la tecnología de la producción energética. Ha evoluciona-
do a través de estadios sucesivos de competencia técnica en los que el ·~
dominio de un conjunto de útiles y máquinas se basa en un conjunto •
anterior. Gracias al avance tecnológico, la energía disponible per cápita
ha crecido constantemente. Sin embargo, la tecnología nunca existe en abs-
tracto, sino sólo en casos concretos y en interacción con un entorno particu-
lar; la tecnología no domina o controla el entorno natural. Incluso en los
ecosistemas industriales más avanzados, el agotamiento y contaminación de
los hábitats agrega costos inevitables a la producción y consumo de energía.
La ecuación E = m X t X r X e constituye un medio adecuado para
analizar los sistemas de energía alimentaria desde una perspectiva ecológica
y comparativa. En los cuatro casos presentados (!Kung, Genieri, Maring
y Luts'un) se muestra que los cambios de E están relacionados con cam-
bios en m, o número de productores; t, o tiempo medio dedicado al tra-
bajo por año; y e, o razón de la eficiencia tecnológica .
También hay que tener en cuenta otros factores no incluidos en la
ecuación para comprender los procesos dinámicos que dan lugar a diferen-
tes sistemas de energía alimentaria. Por ejemplo, la organización en bandas
de los !kung está influida por la distribución territorial de los pozos y la
caza y la naturaleza estacional de las nueces mongongo. La densidad demo-
gráfica maring está limitada por la cría de costosos cerdos como fuente de
proteínas animales y· por la capacidad de regeneración del bosque tropical.
La producción de energía alimentaria de Luts'un depende de la disponi-
bilidad de agua de regadío para recuperar los elementos nutritivos del
suelo.
Estos factores modifican la capacidad de sustentación del territorio, es
decir, el límite superior de la población humana en un entorno determinado
exl'lotado mediante una técnología concreta. De acuerdo con la Ley de
Liebig, todos estos factores deben medirse en términos de sus valores extre-
mos ocasionales a largó plazo en vez de sus valores medios.
Cuando se rebasa la capacidad de sustentación, la producción disminui-
rá bruscamente. Sin embargo, el hecho de que un sistema de energía ali-
mentaria funcione dos tercios por debajo de la capacidad de sustentación,
teniendo en cuenta todas las limitaciones no energéticas, no significa que
las restricciones ecológicas hayan cesado de funcionar. Los sistemas de ener-
gía alimentaria tienden a detener el crecimiento antes de alcanzar el punto
de los rendimientos decrecientes, definido como el punto en el que la razón
entre output e input empieza a disminuir, manteniendo constante la tecno-
logía. También hay que hacer una distinción entre los efectos del crecimien-
to y los de la intensificación. El crecimiento puede continuar durante un
largo tiempo sin que provoque una disminución en la razón entre output
e input. Sin embargo, la intensificación, que se define como un incremento
en m X t X r por hectárea agotará rápidamente los factores !imitadores
214 Introducción a la antropología general Capítulo 12
vitales sobrepasando el punto de los rendimientos decrecientes. Hay que REGULACION DEMOGRAFICA Y GUERRA
hacer otra distinción entre la intensificación de una determinada relación
tecnoambiental y la intensificación representada por sucesivos modos de
producción con nuevas tecnologías que exigen más energía por hectárea para
su funcionamiento. Una solución frecuente a los problemas del crecimiento
y la intensificación es la sustitución de modos de producción poco intensi-
vos y eficientes por otros que lo son más. La comparación de e en los casos
!kung, genieri, tsembaga y Luts'un revela que esto es así. Sin embargo,
como muestra la comparación de estos cuatro casos, el desarrollo de modos
de pro~ucción más eficientes no es ninguna garantía de que la gente vaya~
a traba¡ar menos.
Este enfoque comparativo y cuantitativo también nos permite disipar
varios malentendidos sobre los sistemas industriales de energía alimentaria.
Aunque ~stá claro que ha aumentado el output por hectárea, cabe dudar
de la eficiencia global de la agricultura industrial. Dada la gran cantidad de
costos laborales indirectos requeridos por la moderna producción agrícola,
es difíci! medir e. También está claro que cuando las razones entre input y
out~ut incl.uyen c?st~s de co1?bustible la eficiencia de los sistemas agríco-
las industriales disminuye. Finalmente, también es evidente que muchos
pueblos industriales trabajan más duro que los cazadores y recolectores
para obtener su subsistencia básica. Este capítulo examina el papel de la reproducción en los ecosistemas humanos.
La cuestión en que se centra -si el crecimiento demográfico en las sociedades
preindustriales está regulado y, en tal caso, cómo-- nos conduce al análisis
de la posibilidad de que la guerra y el énfasis casi universal en el varón
combatiente regulen el crecimiento demográfico. Veremos que los modos
de regular la reproducción son tan importantes como los modos de producción
para comprender la evolución de las culturas.

Controles culturales sobre el crecimiento demográfico


La mayor parte de lo·s pueblos contemporáneos de cazadores y . reco-
léctores tienen poblaciones cuyas densidades no llegan a un habitante
por milla cuadrada. Si ·estos grupos son representativos de la época prehis-
tórica, el Horno sapiens debió ser una criatura muy rara durante el Pa.leo-
lítico Superior. Tal vez no hubiera más que seis o, a lo sumo, quince
millones de personas en el mundo entero en esta época (Hassan, 1978: 78;
Dumond, 1975; Mark Cohen, 1977 : 54 ), comparados con los casi 4.000
de nuestros días. Ya se tome la estimación superior o la inferior, de lo
que no cabe duda es que, durante decenas de miles de años, la tasa de
crecimiento de la población humana fue muy baja (véase tabla 12.1) . En
potencia las poblaciones humanas pueden doblar sus efectivos cada vein-
tiocho aÍlos, lo que equivale a una tasa anual de crecimiento de alrededor
del 2,5 por 100. Esta fue la tasa de crecimiento observada entre los
!kung durante el período 1963-69 (Howell, 1976a: 141 ); tasas del 3
por 100 o más son frecuentes en la actualidad en los paíse.s subdesarro~la­
dos. Sin embargo, durante la mayor parte de la prehtstona, la población
215

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