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52,
Capítulo 26
de las razas eran drásticamente diferentes. Una opinión típica de uno de los
HERENCIA, CULTURA Y LIBERTAD ricntíficos más eruditos del siglo xrx, Thomas H. Huxley, es la siguiente:
Puede ser verdad que algunos negros son mejores que algunos blancos; pero
ningún hombre racional, conocedor de los hechos, cree que el negro medio es
igual, y mucho menos superior, al hombre blanco medio (citado en Birch, 1968:
50-51).
Los tests del ejército se puntuaron según grados designados con las Cuando se compararon blancos de Alabama que no sabían leer ni escri-
letras A, B, C, D, E . La distribución porcentual de los 93.073 blancos y los bir con negros de Nueva York que tampoco sabían leer ni escribir, se in-
18.891 negros con respecto al grado medio (C) fue la siguiente: virtió la relación de «superioridad» e «inferioridad»:
Estos resultados sirvieron para justificar el manterum1ento del status Algunos de los racistas científicos propusieron que la diferencia entre
social inferior de los negros dentro y fuera del ejército. Sin embargo, análisis los negros de Nueva York y los del sur se podía explicar genéticamente.
posteriores mostraron que las puntuaciones no servían para medir los fac- Sugirieron que fueron los negros más inteligentes los que habían emigrado
tores genéticos que determinaban la inteligencia (Bagley, 1924). No servían al norte. En contra de esta sugerencia, Otto Klineberg (1935, 1944), psicó-
porque los tests no habían distinguido entre los supuestos efectos heredi- logo social de formación antropológica, estudió la relación entre el período
tarios y los efectos, igualmente plausibles, de factores culturales y no gené- de tiempo que los emigrantes negros del sur habían vivido en el norte y
ticos. La fuerza de estos factores no genéticos se puso de manifiesto cuando sus C.I. Klineberg halló que las puntuaciones de muchachas negras de
se compararon las puntuaciones de negros de cinco estados del norte ~on doce años nacidas en el sur mejoraban en proporción al número de años
las puntuaciones de negros de cuatro estados del sur: transcurridos desde que lo abandonaron:
- -- - -- - · - --·- -- - -- --
Por debajo de C e Por encima de C Años en la ciudad C. I. medio
de Nueva York
negros del norte 46 51 3
1-2 72
negros del sur 86 14 o
3-4 76
5-6 84
La explicación más plausible de la superioridad en los resultados de
los negros del norte sobre los del sur es que los primeros habían estado 7-9 92
expuestos a condiciones culturales y ambientales favorables a la obtención Nacidos en Nueva York 92
de puntuaciones más altas en los tests. Entre estas condiciones, figurarían
la calidad y años de estudios, la experiencia con situaciones de tests, la dieta
y las condiciones de vida en el hogar y en el vecindario. Posteriores inten-
tos de interpretar los resultados de los tests en términos de posibles efectos Tests recientes de inteligencia
no genéticos pusieron de relieve que las diferencias entre las razas desapa-
recían cuando la comparación se restringía ,a negros de Nueva York que Como indicaban los datos de Klineberg, el cambio de residencia elevó
sabían leer y escribir y blancos de Alabama que también sabían leer y el C.I. de las muchachas negras del sur hasta el nivel de los negros del norte
escribir: en un período de siete a nueve años. Por primera vez, todos los interesad.os
admitían libremente que la experiencia vital podía influir en las puntuacio-
nes del C.I. Evidentemente, la diferencia entre las puntuaciones de blancos
Por debajo de C e Por encima de C
y negros en el C.I. podía reducirse, pero ¿ser~a posible suprimirla?, ~os
C.I. de los inmigrantes del sur habían llegado simplemente hasta ~l, limite
blancos de Alabama 19 72 9 de la puntuación media de los negros del norte, pero esta puntuaoon per-
negros de Nueva York 21 72 7 manecía unos 10 puntos por debajo de la media del C.I. de los blancos .del
norte. Esta diferencia entre los C.I . de negros y blancos del norte persiste
530 Introducción a la antropología general
H erencia, cultura y libertad 'i 11
hasta el momento actual. Si se comparan sobre una base nacional los C.I.
de negros y blancos, la diferencia es todavía mayor , equivalente a unos el que existe entre los ambien.tes famil~ares de nmos no. empa'.'L'llt 11c·l·11"
15 puntos (Shuey, 1966; McGurk, 1975). Ahora bien, este supues to ha sido cuestionado. Las agencias de ,1<lop~ 11111
Los deterministas raciales, todavía numerosos e influyentes en los cam- realizan un esfuerzo considerable para colocar a los hermanos en hogn •T~
pos de la psicología y la genética, ya no proponen que la diferencia total adoptivos de características socieconómic~s análoga.s a las de sus padJ:es y
de 15 puntos en el C.I. entre blancos y negros se deba a factores innatos, también en situaciones familiares adoptivas parecidas. Probablemer~te, la
hereditarios . En la actualidad, todo el mundo reconoce que las influencias motivación y la viabilidad de este intento de armonización son máx~mas en
ambientales pueden elevar o reducir la media de un grupo. ¿Pero cuánto ? el caso de los gemelos idénticos y mínimas con hermanos pertenecie~tes a
A finales del decenio de 1960 y principios del de 1970, los psicólogos diferentes grupos de edad. Además, la diferencia entre gemelos m?nocigotos
Arthur C. Jensen (1969), R. J. Herrenstein (1973) y H. J. Eysenck ( l-973) y dicigotos se explica fácilmente por el hecho. ~e que los mono~igotos son
afirmaron que había pruebas de que sólo se podían atribuir al medio am- siempre del mismo sexo, en tanto que los dic1gotos s?n la mitad de l.as
biente unos 3 puntos de las diferencias en el C.I. Esto no sólo valía para veces de sexo distinto. Por ende, todos los cálculos existentes .de la here-
las diferencias en el C.I. entre negros y blancos, sino también para las dabilidad de la inteligencia deben enjuiciarse con ~na bu~na doSJS de escep-
diferencias en el C.I. entre nifios de las clases alta y baja de la misma raza. ticismo (Kamin, 1974; cf. Osborne, 1978; Lochlm y Nichols, 1_976) .
Afirmaron que la i ntel igencia tenía un índice de «heredabilidad» del 80 Muchas de las conclusiones de Jensen, Eysenck, Herrenstem y ot~os
por 100; es decir, que el 80 por 100 de la varianza (dispersión estadística estudiosos del C.I. partidarios de la línea geneticista también h~n sid?
respecto a la media) se debía a la herencia y el 20 por 100 al medio am- puestas en entredicho debido a su fun~amentación en la ?br~ de Sir ~ynl
biente. Esta afirmación no ha sido demostrada . Bmt. Este psicólogo i nglés estaba considerado como la pnncipal autonda?
mundial en lo que respecta a la distribución de los C.I. en el seno de ~ami
lias y clases sociales. Sus estudios, que demostrab?? la estrecha s~me¡ anza
La medición de la heredabilidad de los C.I. de gemelos y de los C.I. de padres e ht¡os dentro de.d1f; rentes
clases sociales se basaban en muestras más amplias que las de nmgun Otr?
¿Cómo se obtiene este valor del 80 por 100 para la heredabilidad? P ara investigador, ~ se estimaban como una demostración i,rrefut~ble de la posi-
med ir la «heredabilidad» hay que poder observar el desarrollo de muestras ción geneticista. H oy sabemos que Burt no sólo falseo l~s cifras. -:-alteran-
de individuos con genotipos parecidos, pero criados en ambientes diferen- do los resul tados para hacerlos concordar con sus propias conviccio nes-,
tes. Esto no plantea apenas dificultades en el caso de plantas y animales de sino que inventó los datos de sus estudios y afiad.ió firmas de cola~oradore.s
laboratorio, pero con seres humanos resulta no sólo difícil, sino también ficticios a sus publicaciones más veneradas (Kamm, 1974; McAsk1e Y Clar-
inmoral. Lo más que podemos aproximarnos a las condiciones controladas ker, 1976; Dorfman, 1978, 1979; H echinger, 1979). El de~enmasc~1:a
necesarias para calcular la heredabilidad en los humanos es observar lo que miento de la falsificación de Burt debilita pero no refuta la teoria ge!1e~1cis
sucede cuando gemelos monocigotos (gemelos nacidos del mismo óvulo y el ta de que las diferencias en el c.r. entre clases y razas se deben, pnnc1pal-
mismo espermatozoide) son criados en familias adoptivas diferentes. Como mente, a factores heteditarios.
los gemelos monocigotos tienen la misma herencia, toda diferencia en las
puntuaciones de sus C.I. debería obedecer, teóricamente, a factores ambien-
tales. Es difícil encontrar y contrastar una muestra grande de gemelos mo- Heredabilidad y cultura
nocigotos que, por una u o tra razón, hayan sido criados en diferentes fami-
lias. Así, se han estudiado también los C.I. de gemelos dicigotos (mismo Aunque se aceptara la afirmación de que el índice de hereda~ili~~d de
óvulo, diferente espermatozoide) y hermanos criados en dife rentes hogares. la inteligencia es del 80 por 100, este hallazgo tendría escaso ~i~mfica~o
E n general, se ha reconocidó que los C.I. de los monocigotos se parecen para la política educativa. E n ~l mejor ~e lo~ cas~s, la here.dab1hdad solo
más que los de los dicigotos criados separadamente, quienes a su vez tie- es una forma válida de predecir la mtehgencia ba¡? un, con¡un~o dado de
nen C.I. más parecidos que los hermanos criados separadamente, cuyas pun- condiciones ambientales. La heredabilidad no nos dice con~o sera~ l~s pun-
tuaciones a su vez manifiestan una mayor semejanza que ~as de ind ivid uos tuaciones en el C.I. u o tros rasgos heredables baj? un co~¡ u.nto d1st111to ~e
no emparentados. Así pues, el valor del 80 por 100 asignado a la hereda- condiciones ambientales. La heredabilidad no defme los lumtes de cambio.
bilidad se basa en que las puntuaciones de C.I. son tanto más similares cuan- Así aun cuando la heredabilidad del C.I. fuera tan alt.a como pretenden lo.s
to más estrecho es el grado de parentesco entre los individuos. par~idarios de la línea geneticista, se podrían produ~1~· cambios de ~agm
El empleo de este método implica el supuesro de que el grado de dife- tud incalculable en las puntuaciones en el C.I. n;iod1ficando el medio a~
rencia en el ambiente familiar de gemelos y hermanos es tan grande como biente de los nifios con C.I. bajo. Porque «Cu~lquiera que, s~a la heredab1h-
dad del C.I. (o, debería añadirse, de cualquier caracterntJca) , se pueden
532 Introducción a la antropología general Herencia, cultura y libertad
producir grandes cambios en el fenotipo creando medios ambientes adecua- po de niños de Milwaukee cuyas madres tenían C.I. inferiores a 70 ob-
dos, radicalmente diferentes, con los q ue nunca se ha encontrado antes [ el] tuvieron una media de 127 en el C.I ., por comparación con una media
genotipo» (Scarr-Salapatek, 197la: 1224). La mejor manera de apreciar de 90 en un grupo de control sin tutoría (Heber, 1969). Estos experimen-
esto consiste en aludir brevemente a la relación entre heredabilidad y medio tos demuestran que, aun en el caso de que sean correctas las altas estima-
ambiente modificado en el ejemplo clásico de la estatura humana. Los ciones de la heredabilidad, se podrían obtener cambios importantes eñ la
gemelos idénticos suelen ser de altura muy parecida; de ahí que exista un pauta de los resultados en el C .I. trasladando los hijos de padres con un
alto índice de heredabilidad para la estatura : un 90 por 100. Pero este alto C.I. bajo a hogares de padres con un C.I. alto (Scarr-Salapatek, 197lb;
valor de la heredabilidad para la estatura no ha impedido el gran incre- Layzer, 1974).
mento que la altura media de los gemelos (y de todas las personas) ha Los elementos de juicio de que se dispone indican que los C.I. son mo-
experim("ntado en las últimas generaciones gracias a la mejor a de la calidad dificables . En qué medida es cosa que nadie sabe a ciencia cierta. E l in-
de la dieta (Tanner, 1968). Como ha apuntado Lee J. Cronbadk (1969 : tento de los nuevos deterministas raciales de demostrar que el cambio
342), aunque el término «heredabilidad» está estandarizado en genética no puede alcanzar los 15 puntos nunca será convincen te si no se hace un
«~S perjudi~ial en la discusión pública porque sugiere al profano que des~ esfuerzo para salvar la brecha igualando todas las variables ambientales
cnbe el límite en que el cambio ambiental puede ser influyente» . En pala- que se sabe influyen de alguna manera en las puntuaciones de los tests.
bras del. ~enetista de la.conducta J erry Hirsch (1970: 101): «La alta o baja Esto significaría, por supuesto, eliminar hasta el último vestigio de fana-
heredab1hdad no nos dice absolutamente nada sobre cómo un determinado tismo y discriminación. Como dice el psicólogo Robyn Dawes :
individuo podría haberse desarrollado bajo condiciones diferentes de aqué- La afirmación que la discrepancia entre el C.I. medio de los blancos y de los
llas bajo las que se desarrolló». negros en los Estados Unidos se debe, en parte, a diferencias genéticas equivale
a afirmar que, de no existir diferencias en sus respectivos medios ambientes,
habría, sin embargo, una diferencia en su inteligencia media. Puede que no
La elevación del C.I.
sea productivo contrastar esta afirmación con estudios rle correlaciones en mues-
No parece muy probable, sin embargo, que el índice de heredabilidad tras obtenidas de la sociedad estadounidense tal como existe hoy en día. Tal
del C .I. alcance un valor tan alto como el del 80 por 100. Las puntuacio- vez un método mejor sería intentar una evaluación experimental de cómo cam-
biarían las diferencias en el C.I. si, de hecho, los ambientes de blancos y ne-
nes en el C .I. no son en modo alguno atributos fijos que los individuos
gros fueran · equivalentes. En otras palabras, la mejor manera de resolver esta
portan a lo l~rgo de sus vidas como el color de los ojos o las huellas digi- controversia quizá consista en eliminar el racismo (1972: 230).
tales'. Los niño~ normales de clase media criados en su propio hogar
cambian sustancialmente sus C.I. durante el desarrollo. Entre los dos años Una conclusión similar cabe extraer con respecto a los prejuicios y la
y medio y los diecisiete años, los C .I. de los niños de clase media criados discriminación clasistas y las diferencias en el C.I . entre niños de famil ias
en su propio hogar cambian, por término medio, 28,5 puntos. Según una pobres y de clase media. Un estudio llevado a cabo en Francia comparó
fuente « ... uno de cada tres niños manifestó un cambio progresivo de más los índices de fracaso escolar de niños criados en sus propios hogares de
de 30 puntos y uno de cada siete ganó más de 40 puntos» (McCall y otros, clase obrera con los de sus hermanos criados en familias adoptivas de
1973 : 70). Se sabe que la supresión de diferentes handicaps impuestos por clase media desde los seis meses de edad o incluso antes . El índice de
el medio ambiente produce incrementos de 15,20 e incluso 30 puntos en fracaso de los niños criados en hogares de clase obrera era del 56 por 100,
las puntuaciones medias en el C.I. mientras que sus hermanos y hermanas adoptados criados en hogares de
Asimismo, se dispone de datos que indican que cuando los niños criados clase media tenían un índice de fracaso de sólo el 13 por 100 ( Schiff
en un ambiente de graves pr ivaciones se transfieren a situaciones más y otros, 1978) . Una vez conocido el hecho de que el entorno familiar
«normales», se producen grandes incrementos en el C.I. Los niños de los puede tener efectos tan profundos sobre el rendimiento escolar, es evi-
orfanatos proporcionan el ejemplo clásico. Se sabe desde hace algún tiempo dente que los sistemas escolares democrátkos tienen la obligación de con-
que se puede conseguir un incremento de 35 puntos si los niños de los centrarse en superar las desventajas ambientales de los niños más que en
orfanatos se llevan a buenos hogares adoptivos antes de alcanzar los medir sus presuntas desventajas genéticas .
tres años de edad. Los que no son adoptados suelen acabar en instituciones
estatales para retrasados mentales (Hunt, 1969: 290) .
Estudios realizados con niños negros de ambientes pobres muestran C.I. y cultura
que .resulta posible conseguir incrementos en el C.I . de más de 15 puntos
med~ante programas especiales de instrucción intensiva (Karmes, 1968; Desde la perspectiva antropológica, la heredabilidad del C.I . es una
Berelter y Engelmann, 1966). Después de cuatro años de tutoría, un gru- medida trivial, si no carente de sentido. «Los tests de inteligencia ... mi-
534 Introducción a la antropología general Herencia, cultura y libertad
den, a lo sumo, una capacidad alcanzada» (Bodmer y Cavalli-Sforza, 1970: llevan a conclusiones de apariencia ilógica para un observador occidl·111 ,d
19). La inteligencia, tal como es medida por el test de Stanford-Binet, re- Por ejemplo, M. Cole y sus colaboradores plantearon a los kpcllc de J ,i
fleja cuántas cosas que son pertinentes para el éxito en las escuelas euro- beria el siguiente silogismo:
americanas ha aprendido un niño por comparación con otros niños de
la misma edad, sexo, status socioeconómico y sistema cultural. Flumo y Yakpalo siempre beben juntos jugo de caña (ron ). Flumo está bcbÍcndo
El uso del concepto de heredabilidad por quienes aplican los tests de jugo de caña. ¿Está bebiendo Yakpalo jugo de caña?
inteligencia ignora la subordinación de la adaptación genética a la adap-
tación cultural durante los últimos tres millones de años de evolución bio- La lógica occidental obliga a concluir que Yakpalo debe estar be-
lógica y cultural de los homínidos. Cuanto mayor es la diferencia cul- biendo jugo de caña porque Flumo y Y akpalo siempre beben al mismo
tural entre las poblaciones, más triviales e inútiles son las medicioñes de tiempo jugo de caña. Pero los kpelle veían las cosas de diferente ma-
la heredabilidad. Por esta razón los incrementos más altos registrados en nera :
el C.I. en estudios controlados se relatan de poblaciones con los mayo-
Hombre kpelle: Flumo y Yakpalo beben juntos jugo de caña, pero en el
res contrastes culturales. Por ejemplo, en I srael, inmigrantes judíos de
momento en que Flumo estaba bebiendo el primero, Yakpalo no estaba allí
países árabes muestran un incremento de 20 puntos en un año (Bereiter y aquel día.
Engelmann, 1966: 55-56). · Experimentador: Pero te dije que Flumo y Yakpalo siempre beben juntos
Cuando los psicólogos empezaron por primera vez a reconocer que el jugo de caña. Un día Flumo estaba bebiendo jugo ele cai1a. ¿Estaba bebiendo
test de inteligencia de Stanford-Binet estaba «ligado a influencias cultu- Yakpalo ese día jugo ele caña?
rales» trataron de desarrollar sustitutos que estuvieran «libres de in- Hombre kpelle: El día en que Flumo estaba bebiendo jugo de caña, Yakpa-
fluencias culturales». Ninguno de estos tests está o estará jamás «libre lo no estaba aquel día allí.
de influencias culturales» (Catell, 1940). Es una contradicción en tér- Experimentador: ¿Cuál es la razón?
minos su poner que se puede tratar a un ser humano enculturado de tal Hombre kpelle: La razón es que Yakpalo se fue aquel día a su granja mien-
tras que Flumo permaneció en el pueblo (Cole y otros, 1971: 187-188).
manera que se eliminen los efectos de la enculturación (cf. Lynn, 1978).
Como dice Paul Bohanan:
Los kpelle y el experimentador tienen diferentes premisas ocultas. El
No hay ninguna posibilidad de que un test de «inteligencia» no esté sesgado experimentadm' piensa que es razonable suponer que dos hombres siem-
culturalmente. El contenido de un test de inteligencia debe estar relacionado pre beban juntos. El entrevistado piensa, en cambio, qt!n semejante premi-
con las ideas, o los hábitos musculares, o Jos modos habituales de percepción y sa es absurda. Por tanto, se niega a completilr el silogismo como lo ha-
acción de la gente a la que se aplica al test. En todas estas cosas los seres hu- ría un occidental. Obviamente, esto nada tiene que ver con su inteli-
manos acusan la influencia o la mediatización de la cultura... Esto no es un gencia.
dicho o una definición, es el reconocimiento de la manera en que la experien-
Uno de los tests más interesantes supuestamente «libres de influencias
cia cultural impregna todo lo que los seres humanos perciben y hacen (1973:
115).
culturales» se llama el Test del dibu¡o de la Figura Humana (F. Good-
enough, 1926). Este test pretende medi r la inteligencia rransculturalmente
Una parte importante de muchos tests de inteligencia consiste en lis- puntuando a los niños según el grado de completitud con que represen-
tas de vocabulario que evidentemente dependen de la experiencia de en- tan las partes de la figura humana. Los niños hopi de seis y siete años
culturación de un niño, en especial cuando se considera el número y clase de edad alcanzaban una media de 124 puntos en estos tests, la misma
de libros leídos y adultos a los que escucha. Otras preguntas dependen que los niños de la clase media y alta de los Estados Unidos. En el ex-
del grado de obediencia a las normas morales o estéticas. Una pregunta tremo inferior de la distribución de los C.I. en este test figuran los niños
que se formula a niños de siete años en el test de Stanford-Binet es : árabes beduinos de Siria con una media de 52 :
«¿Qué es lo que harías cuando has roto algo que pertenece a otra perso- El correlato más evidente de esta variación en el C.I. medio es el grado de
na?» «Sentirlo» y «decirle que lo hice yo» son respuestas incorrectas . contacto con el arte pictórico. Entre los niños árabes musulmanes cuya religión
«Pagarlo» y «decirle que lo siento» son respuestas correctas. A los an- prohíbe el arte representativo de imágenes, la variación en el C.I. medio en
tropólogos esto les revela más la cultura de los examinadores que la inte- el test de la figura humana oscila entre 52 y 94 (Hunt, 1969: 29).
ligencia de aquellos a los que se les aplica los tests.
Aunque todos los seres humanos tienen la capacidad para razonar No hay ninguna razón para suponer que niños beduinos criados por
lógicamente extrayendo conclusiones a partir de premisas, pueden existir padres adoptivos hopi o de clase alta estadounidense no experimcn tarían
premisas no enunciadas, asociadas a tradiciones culturales particulares, que una «mejora» de 72 puntos en el test de la figura humana.
Herencia, cultura y libertad
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