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Fisiopatología:
Vamos a tener estas características: en población joven, con antecedente de atopia, es una
enfermedad que tiene una obstrucción reversible variable, y la hiperreactividad bronquial va a
predominar.
¿Como sucede la reacción alérgica? tenemos que llega el alergeno a la célula dendrítica y este
activa a los linfotitos helper. Específicamente el helper tipo 2, que va activar la inmunidad
humoral.
Diagnóstico clínico:
La historia clínica debe ser minuciosa. Valoramos durante la anamnesis los antecedentes
personales y familiares, el entorno en el que se desenvuelve habitualmente el niño, los
factores desencadenantes del episodio y los síntomas que presenta. También nos ayuda tener
presentes ciertos indicadores que apoyan o no, la posibilidad del diagnóstico de asma
En el niño menor de 6 años, el diagnóstico está fundamentado en una completa historia clínica
con síntomas y signos de asma; facilitando el diagnóstico diferencial de asma, siendo
infrecuente la necesidad de realización de exploraciones complementarias.
Más de la mitad de los niños con asma comienzan sus síntomas durante los primeros años de
vida. La asociación más fuerte es con la atopia materna, que es un importante factor de riesgo
para la aparición de asma durante la infancia y de sibilancias recurrentes que persisten durante
toda la infancia. La atopia se encuentra presente en la mayoría de los niños con asma de más
de 3 años de edad y una elevada inmunoglobulina E específica (IgE) para trigo, clara de huevo,
o alérgenos inhalantes, como los ácaros del polvo y la caspa de gato, son predictores de asma
en la infancia tardía.
La exploración física debe ser concienzuda y que contribuya a un buen diagnóstico diferencial:
El diagnóstico de asma es sencillo cuando se detectan sibilancias en el niño y responden al
tratamiento broncodilatador, pero a menudo el diagnóstico es incierto cuando recurrimos
exclusivamente a los síntomas.
Espirometría
Las pruebas de función pulmonar en el niño de menos de 6 años necesitan por lo menos de la
cooperación pasiva del paciente, aunque no exista coordinación.
Así, se sugiere que en el niño, el FEV1 debería ser sustituido por el FEV0,5 (volumen espiratorio
forzado a los 0,5 segundos) como valor más útil que el FEV1, ya que en ocasiones el FET
(tiempo de espiración forzada) de estos niños puede ser tan corto como de un segundo, y la
diferencia en la reproductibilidad de las pruebas podría ser de 150 ml o el 10% para la CVF y el
FEV1.
PATRÓN OBSTRUCTIVO: El paciente presenta una limitación al flujo aéreo, esto es, una
obstrucción a la salida del aire, lo que determina que el flujo espiratorio sea menor,
compensándolo con un mayor tiempo de espiración.
Este patrón son el asma, la EPOC, las bronquiectasias, la fibrosis quística y la bronquiolitis.
La respuesta a una prueba broncodilatadora reflejaría un aumento del FEV1, FEM y CVF, y un
cambio en la forma de la curva flujo-volumen en la espirometría.
Prueba de provocación
Una caída igual o mayor del 15% en el FEV1, se considera como una respuesta positiva.
Diagnóstico alergológico
Otra ayuda para el diagnóstico será la valoración del estado atópico. La presencia de
sensibilización alérgica incrementa el riesgo de asma y de persistencia de asma, y tiene utilidad
pronóstica.
La IgE específica: es una prueba cuantitativa, muy sensible y específica, de elevado coste.
Los estudios complementarios no son la base del diagnóstico del asma, aunque permiten
aclarar algunos aspectos en el diagnóstico diferencial de la enfermedad.
• Rx de tórax. No es una prueba de rutina en la evaluación del paciente con asma, salvo en
pacientes con síntomas atípicos o cuando sea necesario excluir otros diagnósticos. Es normal
en los periodos intercríticos de asma y, durante la crisis, puede ser normal o mostrar signos de
atrapamiento aéreo, atelectasias o infiltrados difusos ocasionados por tapones de moco.
Manejo:
Crisis asmática:
Ante un niño con síntomas de presentar una crisis asmática, una vez descartados otros
diagnósticos, hay que realizar una valoración rápida de la gravedad de la crisis para determinar
si es necesaria una actuación inmediata y aplicar el tratamiento.
La valoración de la gravedad se basa fundamentalmente en criterios clínicos (la frecuencia
respiratoria, presencia de sibilancias y existencia de retracciones del músculo
esternocleidomastoideo). Aunque ninguna escala clínica está bien validada, el Pulmonary
Score sencillo y aplicable a todas las edades.
Pacientes con asma leve bien y mal controlados, así como pacientes con asma muy grave bien
y mal controlados. A nadie se le escapa que de todas estas divisiones la de mayor riesgo es el
asma grave mal controlado o asma de control difícil
Asignamos el tratamiento que toma al escalón terapéutico correspondiente. Así si un paciente
está en tratamiento habitual con corticoides inhalados en monoterapia a dosis bajas, se
correspondería con un escalón 2 de la guía GEMA.
Diagnóstico en menores de 5 años o que no colaboran en la espirometría
Existe gran dificultad en el diagnóstico certero, porque en los lactantes y preescolares los
episodios de sibilancias ocurren con los resfriados comunes (30-50% presentan algún episodio
sibilancias) y en muchos desaparecen independientemente del tratamiento, y en general
tienden remitir, (escolares y adolescentes solo 10% asma) y decidir si es asma o son
sibilancias asociadas a virus que desaparecerán, es un desafío.
Propuestas de las guías GINA y SIGN modificadas siguiendo recomendaciones de la GPC sobre
asma infantil
Escalón 1. Tratamiento de síntomas intermitentes u ocasionales
En el primer escalón de tratamiento, los fármacos indi-cados a cualquier edad son los β2-
agonistas de acción corta (BAC) inhalados a demanda2,8,14.
■n En los menores de 5 años, si con dosis bajas de CI no existe control de los síntomas, la
mejor opción es doblar la dosis de CI diarios. Como segunda opción en estos niños algunas
guías contemplan añadir montelukast a las dosis bajas de CI
Estos pacientes deben ser controlados en una unidad especializada. Pueden ser necesarios
corticoides orales u otros fármacos como los anticuerpos monoclonales anti-IgE o los
nuevos anti-interleucina