Taller
RELACIONES ENTRE EL DERECHO Y
OTROS SISTEMAS NORMATIVOS
PROFESORA: ESTUDIANTE:
ABG. ANA MARLENI QUINTERO YANDER SIMANCAS C.I: V-17.766.267
1er AÑO DE DERECHO.
SUBPROYECTO:
INTRODUCCIÓN AL DERECHO
En conclusión se tiene que las diversas clases de normas, tienen dentro del ordenamiento
a que pertenecen, su regulador y su fin o ideal. El regulador de las normas religiosas es la fe, de
las morales, la conciencia, de las de trato social el consenso social y de las jurídicas el Estado.
Asimismo el ideal o fin de las normas religiosas es Dios, de las normas morales el bien, de las de
trato social el decoro y de las normas jurídicas la justicia.
De igual forma una misma conducta humana puede ser imperada por varias normas de
distintos órdenes, que en algunos casos se superponen y refuerzan mutuamente: el precepto de
“no matar”, es moral, religioso y también jurídica.
MORAL Y DERECHO
El problema de las relaciones entre Derecho y moral radica en la búsqueda de los
elementos necesarios para distinguir el Derecho de la moral, para no confundir ambos conceptos,
para establecer entre ellos una diferenciación clara, pero sin escindirlos, sin separar radicalmente
el Derecho de la moral.
Derecho y moral son órdenes normativos que regulan la conducta humana. Por ello,
ambos pueden considerarse englobados dentro del ámbito ético en sentido amplio, en cuanto
orden regulador del comportamiento humano, que hace referencia la posibilidad de las acciones
no en el plano físico o empírico, sino en el valorativo de la permisibilidad de las mismas. No
obstante, entre Derecho y moral existen importantes diferencias.
El Derecho contempla las acciones humanas atendiendo a su perspectiva social, desde el
punto de vista de su relevancia o trascendencia social. La moral la contempla atendiendo
primordialmente a su dimensión personal, a su valor y a su significado personal. En este sentido
sigue siendo buena la distinción entre buen hombre y buen ciudadano, aunque ello no signifique
en modo alguno que a la moral no le interesen las acciones sociales. La diferencia es de
perspectiva o de punto de vista.
No obstante, la importancia de este primer rasgo distintivo del Derecho reside en poner de
manifiesto los límites de lo jurídico, en el sentido de que hay materias que son objeto de
regulación por parte de la moral y en las, en cambio, el Derecho no debe intervenir por pertenecer
al ámbito de la moral estrictamente privada y carecer de relevancia social. Respecto de esta esfera
el Derecho debe limitarse a reconocer y garantizar a la persona una zona de liberta dentro de la
cual pueda moverse sin trabas, sin injerencias por parte de los demás n de los poderes públicos.
También se suele señalar como rasgo de distinción el de la mayor exterioridad del
Derecho en comparación con la mayor interioridad de la moral. Con ello de lo que se trata de
subrayar es el mayor interés del Derecho por las acciones externas, mientras que a la moral le
interesa primordialmente el aspecto interno de las mismas. El Derecho admite ser cumplido con
cualquier ánimo, mientras que a la moral le importa también el modo como la acción se realiza, el
motivo de la acción.
Se ha señalado también como rasgo distintivo del Derecho respecto de la moral el de la
tipicidad. Esto consiste en que no se refiere a la persona globalmente considerada, sino en cuanto
ocupa determinadas posiciones jurídicas que el Derecho regula de forma genérica y en las que
puede encontrarse en diferentes momentos cualquier persona (nacional, extranjero, comprador,
reo, etc.) Así, pues, la dimensión de la persona que opera en Derecho no es la persona en sí
globalmente considerada, sino el llamado sujeto de Derecho, que es la persona exclusivamente
considerada en su dimensión social, y en concreto, en cuanto que se encuentra en determinadas
situaciones jurídico-sociales.
Puede decirse que el Derecho se diferencia también de la moral (al menos de la moral
personal y de la religiosa) en que la moral en estas dimensiones es incoercible. Su cumplimiento
no puede imponerse por la fuerza, ya que supone ante todo una actitud interior, una disposición
de ánimo del sujeto.
La moral impone deberes y obligaciones. El Derecho impone deberes, pero también
atribuye derechos subjetivos y pretensiones como correlato de los deberes jurídicos. Cada deber
jurídico que el Derecho impone a una persona tiene su correlato en el derecho de otra a exigir el
cumplimiento de esa obligación.
La moral social, sin embargo, se encuentra mucho más próxima al Derecho. Al igual que
el Derecho se refiere a los comportamientos sociales de la persona en sus relaciones con los
demás y con la comunidad. También, y en la medida en que se expresa a través de los usos
sociales, está también dotada de coacción externa, de ahí que para diferenciarla del Derecho se
vuelva a recurrir al criterio de la institucionalización.
La necesidad de distinguir el Derecho de la moral no significa que no existan conexiones
entre una y otro.
Aun cuando se interprete el deber jurídico como algo específico y distinto del simple
deber moral, la cuestión del fundamento del deber jurídico implica consideraciones de orden
moral. Frente a autores para quienes el fundamento de la obediencia a las leyes reside en la
fuerza, en la existencia de coacción, otros sostienen que la obediencia las leyes descansa sobre la
aceptación de sus destinatario, esto es sobre la convicción de éstos acerca de la validez, de la
obligatoriedad de las normas jurídicas. No se trata de un reconocimiento individual, sino general;
no se trata del reconocimiento de las normas jurídicas, sino del reconocimiento por la mayoría de
los principios jurídicos fundamentales.
Frente a estas dos posturas se puede decir que ambos factores, la fuerza y el consenso,
influyen realmente en la obediencia al Derecho.
Características Diferenciales Entre Derecho y Moral:
a) La moral es unilateral y el Derecho es bilateral.
b) La interioridad de la moral y la exterioridad del derecho.
c) La autonomía de la moral y la heteronomía del derecho.
d) La moral es incoercible y el Derecho es coercible.
e) La imperatividad-atributividad del Derecho y la imperatividad de la moral
f) El Derecho obliga y la moral aconseja.
g) Las normas morales son imperativos categóricos y las jurídicas son juicios hipotéticos.
h) La moral regula la vida auténtica y el Derecho a la vida social.
i) El criterio de validez de la norma jurídica.
RELIGIÓN Y DERECHO
Las creencias religiosas tienen un origen divino; en tanto que las ideas jurídicas surgieron
únicamente del hombre. Tanto la observancia de los preceptos jurídicos y de los religiosos tiene
como punto de partida el libre albedrío y quien los viola está sujeto a sanciones; pero mientras las
unas son de carácter ultraterreno (penas del infierno, remordimiento), las otras son sanciones de
carácter material (multa, decomiso, privación de la libertad).
La religión es un conjunto de creencias que tratan de conducir al hombre hasta su
salvación eterna. En cambio que el derecho es un orden normativo que se impone con fines
actuales, en el sentido de que no caben en su campo supuestos para el más allá. Surge el derecho
autónomo de los demás órdenes, aun cuando quedó siempre con una imposibilidad absoluta de
alejarse de la religión y de lo moral. El orden jurídico reconoce primacía, por el origen, tanto a la
religión como a la moral, y permanece íntimamente ligado a ellas.
Históricamente estos dos términos, Religión y Derecho, aparecen siempre el uno al lado
del otro. No sólo porque siempre o casi siempre la vivencia colectiva de las creencias religiosas
termina organizándose colectivamente creando el Derecho confesional, sino también porque la
religión aparece indisolublemente unida a la organización jurídica de la convivencia civil o
Derecho secular.
La religión, o una ética religiosa determinada, tienen siempre la pretensión de ser el
contenido de ese Derecho secular.
Unas veces sobre la base de una auténtica subordinación jurídica del poder secular y de su
Derecho al poder religioso y al Derecho divino, por identificación de ambos, total (teocracia) o
parcial (confesionalidad) con el inexorable resultado de la confesionalización del Derecho secular
y la secularización del Derecho confesional.
En otras ocasiones la Iglesia se arroga una potestad directiva sobre el poder secular y su
Derecho o intenta influir en ese sentido utilizando las mayorías, identificando la ática válida para
todos con la de la mayoría, pretensión a la que responden los partidos políticos confesionales.
Claro que también ocurre lo contrario: el poder político es el polo dominante invirtiéndose
en ese caso el sentido de la identificación, tanto total dando lugar al cesaropapismo, o parcial
abocando al modelo de Iglesia de Estado. En ambos supuestos es el Estado el que utiliza a la
Iglesia, dando lugar a la secularización del Derecho confesional y a la equiparación y mimetismo
de las Iglesias respecto del Estado.
El Estado es consciente de la capacidad y fuerza de arrastre de las creencias religiosas,
para la legitimación del poder y del Derecho, para la cohesión social y la eficacia en la
consecución de los ideales comunes, en sentido positivo, y para la deslegitimación del Derecho,
la desvertebración social y la obstaculización de la consecución de esos ideales comunes, en
sentido negativo. De ahí su permanente interés en la utilización a su favor de esa fuerza potencial
de las creencias religiosas.
En la historia de Occidente serán la ruptura de la unidad religiosa, política y político-
religiosa, primero, y el fenómeno de la progresiva secularización después, lo que pondrá freno a
la obsesión de ambos polos por dominarse y utilizarse, polarizando en adelante el grueso de sus
energías en la consecución de la autonomía e independencia mutuas.
En el mareo de las coordenadas del progresivo reconocimiento del derecho de libertad de
conciencia y de la recuperación de esa autonomía mutua, viene desarrollándose la historia del
proceso de secularización con un objetivo final cada vez más evidente: la laicidad del Estado y de
su Derecho. Pero quedan todavía importantes reminiscencias del pasado.
Las confesiones religiosas no han abandonado su pretensión de que el Derecho estatal sea
traducción de la ética particular de cada una de ellas a la contra del reconocimiento del
pluralismo como uno de los principios cimeros de los ordenamientos. Han cambiado los métodos,
pero no el objetivo.
Los Estados, por su parte, reivindican la autonomía e independencia de su Derecho de
cualquier moral o ética concretas en aras de ese pluralismo, al tiempo que reconocen la de las
Confesiones para decidir sobre sus asuntos internos con dos importantes limitaciones: la no
contradicción de ese ordenamiento interno confesional con el orden público propio de una
sociedad democrática y su subordinación al ordenamiento estatal en los supuestos en que este
reconozca o atribuya efectos civiles a normas confesionales o a actos y negocios jurídicos
nacidos a su amparo.
Características Diferenciales Entre Derecho y Religión:
a) Los preceptos jurídicos emanan de la autoridad competente del Estado; mientras que las
normas religiosas son dictadas por la divinidad.
b) Las normas jurídicas están circunscritas a un determinado país y se aplican a todos los
habitantes nacionales o extranjeros, independientemente de la confesión religiosa a la que
pertenezcan; mientras que, las normas religiosas son comunes a todos los miembros de una
determinada confesión religiosa cualquiera sea el país en que se encuentren.
c) Las normas jurídicas imponen deberes para con los demás, la justicia es el bien para todos;
mientras que las normas religiosas imponen deberes para con Dios.
d) Las normas jurídicas son impuestas por el Estado y cuentan con el apoyo de la coerción para el
caso de resistencia al cumplimiento o de violación de la misma; mientras que los mandatos o
preceptos religiosos son impuestos por Dios a los individuos.
e) El Derecho es temporal, su fin es regular la conducta de las personas para que puedan coexistir
pacíficamente en sociedad; mientras que la norma religiosa tiene carácter divino, sagrado,
absoluto.
f) La violación de una norma jurídica implica una sanción jurídica; mientras que la violación de
las normas religiosas constituyen "pecado".
La exterioridad
Tanto el Derecho como los Convencionalismos miran el aspecto exterior de la conducta
humana. Aunque el primero se preocupa de lo externo fundamental pe-ro no exclusivamente,
pues algunas veces considera lo interno. En cambio, los Convencionalismos sólo atienden lo
externo, es decir, la actuación objetiva del sujeto.
La heteronomía
Las normas jurídicas, según se vio, son heterónomas porque su obligatoriedad no depende
de la voluntad o albedrío del sujeto obligado sino de una voluntad extraña. En la misma forma,
los convencionalismos sociales son heterónomos; no son meros consejos, sino que surgen del
grupo social que quiere que sean fielmen-te acatados por las personas que a él pertenecen. Son
exigencias que reclaman el sostenimiento de la persona, independientemente de lo que piense.
La particularidad
El Derecho (positivo) no es universalmente válido, sino que es diferente según cada
estado. De la misma forma los Convencionalismos sociales son particulares, debido a que son
observados por determinados círculos de personas.
La variabilidad
Es característica de varios ordenamientos. El derecho varía de acuerdo con las épocas. Al
igual que los Convencionalismos sociales cambian con el tiempo.
Doctrinas que no distinguen los convencionalismos.
DEL VECCHIO opina que la conducta humana sólo puede ser objeto de regulación
moral o jurídica, es decir, imperativas o impero-atributivas. Por lo que los convencionalismos
no constituyen una clase especial de normas, sino que pertenecen a la moral por no
ser exigibles.
RADBRUCH sostiene que los usos representan una etapa embrionaria de las
normas de derecho o una degeneración de éstas.
Teoría de Stammler.
Distingue las normas del derecho de las del trato social atendiendo al diferente grado de
pretensión de validez que tienen unas y otras.