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TEORIAS DEL MOVIMIENTO DENTAL

ANTECEDENTES

El primer informe sobre el movimiento de los dientes en ortodoncia en la literatura


inglesa se publicó en 1911. Oppenheim llevó a cabo estudios en babuinos para
determinar qué cambios histológicos ocurrieron durante el movimiento de los
dientes.

Reitan y muchos otros llevaron a cabo una investigación sobre la naturaleza del
movimiento de los dientes.

El modelo de presión-tensión del movimiento del diente se desarrolló a partir de


estos estudios, mediante el cual los dos lados del diente respondieron a las
fuerzas como si estuvieran aislados.

Una segunda teoría, propuesta por Stuteville en 1938, fue la teoría hidráulica del
movimiento de los dientes. Bien y Baumrind ampliaron esta teoría con sus propios
estudios en la década de 1960.

Aunque el movimiento dental se ha realizado durante siglos, el mecanismo que


permite que se produzca el movimiento dental clínico solo se ha investigado y
dilucidado durante un poco más de 100 años

Oppenheim admitió́ que todas las explicaciones del mecanismo del movimiento de
los dientes eran hipótesis y expuso dos teorías predominantes. El primero lo
describió́ como la "vieja teoría de la presión de Schwalbe-Flouren", que pretendía
que la reabsorción ósea tiene lugar en el lado donde se aplicó la presión, con
deposito en el lado de tensión. En el segundo, el movimiento de los dientes se
atribuyó a la "elasticidad, compresibilidad y extensibilidad del hueso". Esta teoría
se atribuyó a Kingsley y Walkoff, pero no se explicó en detalle.

Oppenheim concluyó recomendando que, dado el complejo proceso de


remodelación ósea y la aparición de hemorragia y rotura de fibras, los dientes
deben moverse con el "movimiento más lento posible" para evitar traumatismos,
que requerirían una curación prolongada. Así mismo, recomendó́ que el
tratamiento se planificara cuidadosamente para que no fueran necesarios cambios
una vez que se iniciara un movimiento. Consideró que una ventaja final del
movimiento más lento de los dientes era una mayor estabilidad después del
tratamiento.
PRINCIPIOS BASICOS

El movimiento dentario realizado mediante fuerzas ortodóncicas, está


caracterizado por cambios en el diente y los tejidos que lo rodean.

Incluyendo:

 Pulpa dentaria

 Ligamento periodontal

 Cemento

 Hueso alveolar

 Encía

Estos tejidos cuando se exponen a fuerzas de diferentes grados de magnitud,


frecuencia y duración, expresan a su vez distintos cambios macroscópicos y
microscópicos.

El movimiento ortodontico puede ocurrir rápida o lentamente, dependiendo de las


características físicas de la fuerza aplicada y la respuesta biológica del ligamento
periodontal.

Esas fuerzas inducidas, conducen a alteraciones en la vascularidad del ligamento


periodontal, resultando en la síntesis y liberación de sustancias como:
neurotransmisores, citoquinas, factores de crecimiento y metabolitos del ácido
araquidónico.

Estas moléculas pueden provocar varias respuestas celulares, creando un


microambiente favorable para la aposición o resorción de tejido.

Según Proffit, (1994), el concepto de movimiento dental comprende tres fases:


presión y tensión en el ligamento periodontal que origina alteraciones del flujo
sanguíneo; formación o liberación de mediadores químicos y activación celular.

La secuencia de eventos que se llevan a cabo al aplicar fuerzas dentro de límites


de tolerancia fisiológica, se inician con la disminución del flujo sanguíneo a través
del Ligamento periodontal (LPD), seguido por la diferenciación de los osteoclastos
que reabsorberán hueso de la pared del alvéolo del lado en que se efectúa la
presión, y al mismo tiempo habrá remodelado de las fibras colágenas del
ligamento que permitirán un reacomodo del diente en su nueva posición.
TEORIAS DEL MOVIMIENTO DENTAL

Existen teorías que explican el mecanismo por la cual las fuerzas que proporciona
la ortodoncia producen el movimiento de las piezas dentarias entre las que
destacan:

Teoría de la presión-tensión o teoría del flujo sanguíneo

Se basa en la localización de áreas de tensión y de presión que permiten


respuestas bioquímicas diversas de las células y de los componentes
extracelulares del Ligamento periodontal y del hueso alveolar, que se traducen en
aposición y reabsorción de hueso.

Área de presión

La fuerza ortodóncica debe vencer una doble resistencia. En primer lugar, la


proveniente del periodonto (por fibras y líquidos constituyentes de la sustancia
amorfa del periodonto) que, tras superarla, se produce un ligero movimiento
dentario de acuerdo al espesor del espacio periodontal. Posteriormente entra la
resistencia ofrecida por el hueso, donde inicialmente se opone la elasticidad propia
del alveolo, y luego de la deformación mecánica, ocurre una resorción del hueso
que permite el desplazamiento dentario. La resorción que se produce es de dos
tipos: la directa y la denominada resorción indirecta. Cuando la intensidad de la
fuerza aplicada es ligera y no llega a bloquear totalmente la irrigación de la zona,
se iniciará una actividad osteoclástica procedente del espacio periodontal, que
destruirá y reabsorberá de manera directa la pared ósea alveolar que se enfrenta
al desplazamiento dentario.

Por el contrario, cuando la fuerza aplicada es intensa, produce una oclusión


vascular, dejando paralizada la actividad vital en esta zona. La paralización y el
bloqueo sanguíneo impiden la resorción del tejido óseo directamente y da a lugar
una serie de cambios atróficos a nivel del periodonto, donde microscópicamente
se observa degeneración de los núcleos del tejido conjuntivo, lisis celular con
desaparición de los capilares, y fibras periodontales formando una masa de
aspecto hialino, denominándose este proceso hialinización. En este caso la
resorción procede de la zona alveolar más profunda y lejana del periodonto como
los espacios medulares internos, donde a través de una resorción en túnel los
osteoclastos labran una cavidad con su actividad osteolítica, que acaba
provocando la resorción de la zona más interna de la lámina ósea. El período de
hialinización significa una detención del movimiento, por lo que se distinguen dos
fases en el desplazamiento dentario. En la inicial, el diente se mueve hacia el lado
de la presión comprimiendo el espacio periodontal hasta que aparece la
hialinización. El hueso no se reabsorberá durante un tiempo, que va desde unos
días a varias semanas, y la raíz dentaria permanece inmóvil. Tras la resorción
indirecta se reanuda el movimiento y con ello la segunda fase del desplazamiento
dentario.
La zona hialina se caracteriza por:

1. Ser mayor hacia el área de la raíz que en el hueso


2. A mayor magnitud y duración de la fuerza, mayor será el área hialina
3. Tarda entre 24 y 48 horas en formarse.
4. Empieza a desaparecer a las 48 horas y desaparece en forma completa,
entre los 7 y los 14 días
5. Los dientes se mueven muy poco, hasta que esta zona no se elimine
6. Esta zona precede al fenómeno de reabsorción.
La apariencia histológica de la hialinización se debe a un cambio en la
consistencia de la matriz extracelular, representado por el edema y la ruptura
de los vasos sanguíneos, presencia de fibroblastos atípicos y fibrillas
colágenas normales y la remoción del cemento se hace por células que
semejan a los fibroblastos. Si se retira la fuerza, la zona hialina se remodela en
aproximadamente 3 o 5 días y el LPD adquiere su diámetro normal
nuevamente, si la fuerza persiste y la zona no se remodela se presenta un
daño permanente en el ligamento.

Dentro de los fenómenos reparativos que tienen lugar en el lado de presión, uno
de los aspectos fundamentales para que exista una nueva fijación del diente, es la
reconstrucción del sistema fibrilar que une el cemento y la pared ósea. El nuevo
ligamento periodontal se reconstruye a partir de la actividad proliferativa de los
fibroblastos, creando nuevas fibrillas que facilitan la unión de los haces dentales
con los procedentes del tejido óseo.
Área de tensión:

Durante el movimiento dentario, el hueso se forma en el lado de tensión,


debido a que el desplazamiento dentario pone en tensión las fibras
periodontales, y el hueso alveolar reacciona ante el estímulo formando nuevas
capas de tejido óseo. La tensión estimula la actividad osteoblástica para la
formación de un tejido osteoide. El aumento del número de osteoblastos se
debe a la diferenciación de células mesenquimatosas, provenientes del
periodonto y corriente sanguínea. Este tejido osteoide se comporta como un
tejido poco reabsorbible y evita la recidiva al cesar la acción de la fuerza
ortodóncica. Luego se inicia la calcificación del tejido, y la matriz osteoide se
transforma en hueso.
Finalmente, se lleva a cabo la reconstrucción del tejido fibrilar en el nuevo
espacio que se forma entre diente y hueso. Con el nuevo movimiento dentario,
las fibras del lado óseo se convertirán en fibras de matriz colágena del hueso
neoformado, las fibras intermedias del periodonto original serán las fibras del
lado óseo, y por último todas las fibras neo formadas por la actividad
proliferativa de fibroblastos van a originar el plexo que conecta las fibras
procedentes del tejido óseo y la estructura dentaria.
En esta zona las fibras del LPD se elongan y los fibroblastos son los
encargados de remodelar el hueso alveolar en condiciones de normalidad. Se
dilatan los vasos sanguíneos, aumenta el nivel de oxígeno y disminuye el
número de fibras. Con la remodelación se produce aposición de hueso nuevo.
Después de las primeras 16 horas aplicada la fuerza se nota una respuesta
osteogénica en la zona de tensión, se aumenta la actividad en el ciclo celular,
especialmente en los preosteoblastos que luego se diferencian en osteoblastos
y empiezan a formar hueso nuevo entre las 40 y 48 horas.
Cuando el nivel de las fuerzas aumenta, el suplemento sanguíneo al LPD
disminuye y se presenta la muerte celular. En esta zona no se produce
remodelado del ligamento, y prácticamente todas las reacciones al estímulo
mecánico se limitan al hueso alveolar. En una radiografía periapical se podrá
observar, un ensanchamiento en el espacio del LPD y la pérdida de la lámina
dura.

Los cambios vasculares

En la zona de presión, en el LPD y en el hueso alveolar se producen cambios


en los vasos sanguíneos que producen disminución en su número, oclusión,
isquemia y desintegración parcial. Los cambios vasculares degenerativos y la
disminución del flujo sanguíneo forman una zona necrótica o hialina que evita
en forma temporal el movimiento dental. En el tejido pulpar se produce
hiperemia y marginación de las células blancas, el flujo sanguíneo periodontal
y pulpar se reduce, mientras que la circulación en el hueso alveolar no parece
afectarse.
Los cambios vasculares en la zona de tensión no son tan dramáticos. Se
observan signos de inflamación aguda temprana, con distensión y dilatación de
los vasos sanguíneos en la dirección, de la deformación y diapédesis de
células blancas. El papel principal de la circulación sanguínea en el LPD es el
de proveer un intercambio de sustratos y metabolitos entre la sangre y los
tejidos periodontales incluyendo la dentina.

Los cambios celulares

Las células involucradas en el proceso biológico del movimiento dental


producen zonas de aposición ósea en el lado de tensión y de reabsorción en el
lado de presión. Los osteoclastos son las células responsables de parte de la
degradación de los componentes orgánicos e inorgánicos de la matriz ósea en
procesos fisiológicos. Estas células multinucleadas surgen de la fusión de
precursores mononucleares del linaje de los monocitos y lo macrófagos que se
originan en la médula ósea.

El proceso de reabsorción se presenta en áreas conocidas como “lagunas de


reabsorción” en donde se produce la disolución de las fases mineral y orgánica.
Las células indiferenciadas o progenitoras se pueden transformar en osteoclastos,
osteoblastos o fibroblastos dependiendo de la necesidad local del tejido. En la
reabsorción directa de las células responsables de la fagocitosis de las fibras
colágenas son los fibroblastos, pero en la zona hialina, en donde la intensidad de
las fuerzas que se reciben son mayores a la óptima, la fagocitosis se hace por los
macrófagos.
Secuencia de eventos de la teoría de la presión tensión o teoría del flujo
sanguíneo

1. Se aplica una fuerza ortodóncica sobre los dientes


2. Comienza el proceso inflamatorio en el LPD
3. Hay una desgranulación de los mastocitos y se liberan gránulos que
contienen histamina, la cual aumenta la permeabilidad vascular.
4. Con el aumento de la permeabilidad vascular los leucocitos, que van por el
centro de la circulación sanguínea, se unen a la pared por medio de
moléculas de adhesión y después emiten seudópodos que les permiten
salir del vaso y llegar al tejido conectivo
5. Factores quimiotácticos como los productos bacterianos solubles, el factor
5ª del complemento, el leucotrieno B4 y los fibrinopéptidos los atraen al sitio
de la lesión.
6. La fijación de los anteriores agentes a los neutrófilos hace que se active la
fosfolipasa C de su membrana con la siguiente liberación de calcio, el cual
estimula el movimiento de las células por contracción, y se active la
fosfolipasa A2 que activa el ácido araquidónico que desencadena la
producción de prostaglandinas por la vía de la ciclooxigenasa o leucotrienos
por la vía de la lipooxigenasa.
7. La inflamación produce la secreción de varios mediadores químicos que
están implicados en la regulación de los procesos de aposición y
reabsorción necesarios para la remodelación y por consiguiente para el
movimiento dental activo.
Teoría de la flexión ósea

Farrar Fue el primero en sugerir, en 1888, que la flexión ósea alveolar juega un
papel fundamental en el movimiento de los dientes en ortodoncia. Esta hipótesis
fue luego confirmada con los experimentos de Baumrind en ratas y Grimm en
humanos.

Baumrind y Grimm, para 1974 comprobaron experimentalmente que la


deformación del tejido óseo juega un papel crucial en el movimiento ortodontico.
De acuerdo a estos autores, cuando la fuerza ortodóncica es ejercida sobre el
diente, ésta es transmitida a los tejidos cercanos, provocando cambios en la
estructura ósea, dentaria y del ligamento periodontal.

Estas fuerzas doblan los huesos, los dientes y las estructuras solidas del
ligamento periodontal y se descubrió que El hueso alveolar resultó ser más
elástico que los otros tejidos, por lo tanto con una deformación más rápida en
respuesta a la aplicación de la fuerza.

Un hueso con una deflexión produce una distorsión del colágeno, de los cristales
de hidroxiapatita y de las células de la superficie ósea y genera señales eléctricas
que estimulan la actividad celular y se va dar una actividad osteoblastica y
osteoclastica que va a permitir el MOVIMIENTO DENTAL

Cuando se produce una fuerza ortodontica las zonas caracterizadas por actividad
osteoblastica o de APOSICION se cargan de forma negativa y las zonas de
actividad osteoclastica o de REABSROCION en forma positiva.= movimiento
dental

Algunos estudios sugieren que la aplicación de la fuerzas sobre los dientes


produce potenciales eléctricos que pueden activar las células alternando su
potencial de membrana.

La actividad biológica que sigue a la flexión ósea , involucra el recambio óseo con
renovación de los componentes celulares e inorgánicos. Estos procesos se
aceleran mientras el tejido óseo se mantiene en la posición deformada. Estos
autores afirmaron además que “la reorganización procede no solo en la lamina
dura del alveolo, sino también en la superficie de cada trabéculo dentro del cuerpo
óseo”.

Hipótesis Piezoeléctrica

Un grupo de investigadores observaron que en el hueso se desarrollaban


potenciales eléctricos cuando era deformado; lo que los llevo a considerar que
estos potenciales eran fundamentales para controlar la reacción de las células
óseas.
El hueso es un material que muestra propiedades piezoeléctricas ante la
deformación. La piezoelectricidad se define como la actividad eléctrica resultante
de la tensión deformante sobre un cuerpo cristalino. Cuando esta estructura se
deforma por una fuerza la separación de sus puntos, cargados positiva y
negativamente, produce una descarga.
Basándose en estos hallazgos Epker y Frost, propusieron una hipótesis que
relacionaba el tipo de alteración que se producía al aplicar fuerzas sobre los
huesos con la respuesta celular y la modificación estructural.
Según esta hipótesis, la propiedad biomecánica que controla la localización de la
reabsorción o la neoformación ósea es el cambio en la curvatura superficial que se
produce al aplicar la fuerza. En una superficie que se hace más convexa al aplicar
la fuerza deformante, se pueden registrar potenciales eléctricos de carga positiva,
y cuando la superficie se hace más cóncava, se registran potenciales negativos.
Se ha comprobado que existe una relación entre los potenciales eléctricos de
signo positivo con la reabsorción y los negativos con la aposición ósea.
La capacidad del hueso alveolar para reabsorberse o neoformarse ante el
desplazamiento o movimiento dentario esta probablemente regulado por estas
corrientes derivadas de las características piezoeléctricas del hueso alveolar.

Modelo Teórico Mecanobiologico – Teoría de la Biología Celular

Henneman y co, en el 2008 proponen un modelo que describe el movimiento


ortodóntico, basado en conceptos más actuales de la mecánica y la biología de
este proceso.
El conjunto peridental es un sistema mecánico que soporta el diente y le permite
resistir las fuerzas ambientales. Está compuesto por 2 tipos de elementos que
oponen resistencia al desplazamiento.
Por una parte, el propio ligamento compuesto por haces de fibras colágenas que
al insertarse en el diente y en el hueso une dos estructuras prestándoles fijeza y
cierta movilidad. Pero con frecuencia, se olvida que el sistema fibroso es solo una
parte de este doble sistema operativo y no se tiene en cuenta el papel hidráulico
de los líquidos del espacio periodontal, compuesta por corriente sanguínea y
material conectivo de relleno.

Como mecanismo hidráulico, el espacio peri dentario se considera una mezcla


heterogénea de líquidos de distinta viscosidad que constituyen la primera barrera
que se opone a las fuerzas externas. Estos dos se comparan con los
amortiguadores de un vehículo.

Etapas

Este modelo comprende cuatro etapas:


- Compresión de la matriz y salida de fluido
- Compresión celular
- Activación y diferenciación celular
- Remodelado

1. Compresión de la matriz y salida de fluido


Aplicada la fuerza, el diente se mueve dentro del alveolo cierta distancia,
que va a depender de las propiedades mecánicas y dimensiones del
ligamento. Se observa, de igual manera, una salida casi inmediata del fluido
en el ligamento, tanto en el lado de oposición como de reabsorción, seguida
de un incremento en la deformación de la matriz, determinada
principalmente por fibras colágenas.
Este movimiento conduce a una deformación por tensión positiva dentro del
ligamento, con la aposición ósea de ese lado de la raíz y estiramiento de
fibras que conecta el diente y el hueso.
En el lado de la resorción, hay disminución del fluido y ocurre una
compresión negativa dentro el ligamento periodontal. El hueso reacciona
con cambios en el fluido canalicular, produciendo estrés en los osteocitos.

2. Compresión celular
La deformación de manera directa de las células del ligamento, es posible
por la transmisión de la carga hacia la matriz de unión celular y de manera
indirecta por los cambios en el fluido.

3. Activación y diferenciación celular


Se da la producción de mediadores por ligamento periodontal y las células
del tejido óseo, indica que estas se activan durante la estimulación
mecánica. Hay una diferenciación de osteoblastos y las proteínas hacen
presencia.

4. Remodelado
El ligamento periodontal y el tejido óseo en el lado de resorción es
degradado para crear espacio y permitir el movimiento dentario. Aparecen
los osteoclastos. En el lado de oposición, las fibras son estiradas y el
remodelado del ligamento periodontal empieza. El tejido óseo nuevo es
formado por la actividad de los osteoblastos.

Estudios hechos ¨in vitro¨, demostró que las células del ligamento periodontal
humano responden al estrés mecánico por vías de transducción de señales que
incluyen pequeñas proteínas de unión al Guanosin Trifosfato, así como también
factores de transcripción específicos.
Estudios recientes, La naturaleza osteoinductiva de la cascada de señales que se
presenta en el tratamiento de ortodoncia, provoca una actividad genética que
genera la expresión de los diferentes genes en las células del LPD.

Hipótesis de la Amortiguación Hidrodinámica

En 1966, Bien explicó su hipótesis de la amortiguación hidrodinámica del


movimiento de los dientes. Describió tres sistemas de fluidos "distintos pero que
interactúan" que participaron en la respuesta del diente a la fuerza: primero, el
sistema vascular en la sangre y los vasos linfáticos; segundo, el sistema de las
fibras de la membrana periodontal; y tercero, el líquido intersticial que existe entre
todas las células, hueso, diente, vasos y fibras.

Bien midió la reacción a una fuerza intrusiva en el incisivo de una rata, tanto con
ratas vivas como muertas. Mediante complejas mediciones y cálculos, Bien llegó
al 'número de Reynolds', que es la relación entre las fuerzas de inercia y las
fuerzas viscosas, y la constante de resorte, que se utiliza para evaluar la
capacidad de amortiguación del sistema en diferentes cargas. Observó tanto un
movimiento intrusivo como un movimiento de retorno cuando se eliminó la fuerza.
La diferencia en estos movimientos fue significativa e indicó la fuente de
amortiguación. Bien interpretó esta información para explicar qué sucede cuando
se intruye un diente. Durante la aplicación de la fuerza intrusiva, los fluidos
extracelulares se introducen en el espacio medular desde el espacio periodontal.
Una vez que estos fluidos se agotan, las fibras periodontales se tensan y
ralentizan el movimiento del diente. A medida que las fibras se tensan, también
constriñen los pequeños vasos sanguíneos, impidiendo aún más el flujo
sanguíneo. En este punto, el líquido debe filtrarse a través de las paredes de los
vasos para escapar, pero hay un aumento significativo de la presión en los vasos
sanguíneos.

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