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Trascendencia de las perspectivas epistemológica e histórica en el

abordaje del proceso de constitución de la Psicología como ciencia


Claudia Hillen

“Es la desgracia del psicólogo:


nunca está seguro de “hacer
ciencia”. Y si lo está, nunca está
seguro de que tal ciencia sea
psicología”
Gréco (1972).
Pardo afirma que existen dos modos de concebir una ciencia:
1. en sentido acotado o restringido: concibiéndola como un saber racional,
exacto, un saber explicativo mediante leyes, predictivo, falible, crítico,
fundamentado, metódico, sistemático, comunicable mediante un lenguaje
preciso y con pretensión de objetividad.
En la actualidad para que un conocimiento sea considerado científico debe cumplir con
estos requisitos o exigencias.
La perspectiva epistemológica nos va a permitir establecer:
- la distinción entre el conocimiento científico y el conocimiento vulgar.
- el modo de constitución de una ciencia a partir de la relación existente entre el
conocimiento vulgar o cotidiano y el conocimiento científico. Es decir, las
preguntas: ¿cómo se constituye un conocimiento científico?, ¿cómo se
constituye una ciencia?, se responden considerando la existencia de dos
clases de relación entre ambos conocimientos: de continuidad o
discontinuidad. Al primer tipo de relación se refiere la postura continuista,
mientras que al segundo tipo de relación alude la postura materialista-
discontinuista.
En Psicología, vamos a indagar cómo se concibe la Psicología como ciencia desde las
posturas epistemológicas elegiremos como ejemplos de adhesión a la postura
continuista: la Psicología Fisiológica, el Estructuralismo, el Funcionalismo y el
Conductismo. Y como ejemplo de adhesión a la postura discontinuista materialista, la
consideración del Psicoanálisis como ciencia y su relación con la Psicología.
Recurrir a la perspectiva epistemológica nos permite conocer y analizar qué sucede en
el ámbito de una disciplina, respecto a la elaboración y sostenimiento de conceptos,
teorías, principios y prácticas que se llevan a cabo dentro de la misma, en su
pretensión de ser ciencia.
2. En sentido amplio o de mayor extensión: Podemos también responder a las
preguntas: ¿Qué es la psicología?, ¿es una ciencia?, ¿cómo se constituye en
una disciplina científica? Es necesario remitirnos a la Historia de la Ciencia
que, es una ciencia que se constituye a partir de la situación histórica o
registros históricos de la actividad de la investigación científica.
Mientras la perspectiva epistemológica nos permite responder los interrogantes con
otra pregunta: cómo se constituye un conocimiento científico o cómo se constituye
una ciencia; la perspectiva histórica nos va a brindar respuestas a través de otras
preguntas: cuándo y dónde se constituye la ciencia. Es decir que para poder indagar
acerca del proceso de constitución de una ciencia, es fundamental también tener en
cuenta la dimensión témporo-espacial.
En relación al proceso histórico de constitución de una ciencia, tomaremos en cuenta
la concepción rupturista propuesta por Pardo, es decir, que vamos a concebir dicho
proceso constitutivo en términos de ruptura histórica, es decir como disrupción o
corte entre momentos o paradigmas, entendidos como cosmovisiones, van a poseer,
cada uno, un modo particular de concebir la realidad y la ciencia.
Ruptura histórica, en el sentido que no va a existir una sucesión o progresión entre los
paradigmas epocales, sino más bien inconmensurabilidad. Es decir, son
incomparables: la cosmovisión premoderna y moderna son inconmensurables entre sí:
conciben a la realidad y a la ciencia de forma radicalmente diferente.
Lo que hoy, concebimos como conocimiento científico, posee dos orígenes históricos:
uno remoto y uno reciente. El primero representado por la antigüedad clásica o griega
y el segundo origen referido a la Modernidad porque en esta época comienza a tener
lugar la identificación entre ciencia o episteme y conocimiento empírico, lo que deriva
luego en la conversión de la ciencia en técnica.
Abordar el proceso de constitución de la Psicología como ciencia, va a significar
establecer el entrelazamiento de las perspectivas epistemológica e histórica.
Entrelazamiento que va a brindarnos la posibilidad de realizar un arduo y extenso,
aunque muy fructífero recorrido por el “entramado existente entre la historia de la
Filosofía, la historia de la Ciencia y la historia de la Psicología”.
Para la concepción a la Psicologia como ciencia, cómo ha sido su proceso de
constitución y su desarrollo como disciplina científica y profesión, desde sus orígenes
hasta la actualidad, tendremos en cuenta:
- La cosmovisión característica de una época o momento determinado.
- La inconmensurabilidad existente entre las cosmovisiones, es decir las relaciones de
no traductibilidad entre las mismas.
- La noción de divergencia, incompatibilidad y simultaneidad de teorías psicológicas.
- El protagonismo de la comunidad científica. La no existencia de un consenso general
ni definitivo.
- La incidencia del contexto político, económico, social y cultural.
Al recorrer este entramado vamos a encontrar los fundamentos epistemológicos
que dan origen y sustentan los diversos e incompatibles modos de explicación en la
Psicología. En otras palabras, mostraremos, de modo histórico, genealógico, la
compleja configuración epistemológica que determinó el surgimiento de los distintos
“discursos” que se disputan, hasta el día de hoy, la “hegemonía” en el campo de la
Psicología.
Los fundamentos epistemológicos son aquellos principios filosóficos que establecen
y determinan en toda disciplina que pretenda ser ciencia:
- la delimitación de un campo de conocimientos.
- la definición de su objeto de estudio.
- la utilización del método adecuado para acceder al conocimiento de dicho
objeto.
Es decir, son los modos de explicación a los que recurren los distintos sistemas y
enfoques psicológicos para fundamentar sus principios teórico-conceptuales y
metodológicos.
El nacimiento de la Psicología como “ciencia” acontece en Alemania, en 1879, con la
inauguración del primer laboratorio experimental creado por Wundt, vamos a mostrar,
a través del desarrollo del árbol genealógico histórico-epistemológico, que el propósito
de crear una ciencia psicológica objetiva no nace con Wundt, sino que tiene raíces
más antiguas: un origen y extensa tradición filosófica de muchos siglos. Nos vamos a
referir a los dos paradigmas propuestos por Pardo:
-El paradigma Premoderno.
- El paradigma Moderno.

PARADIGMA PREMODERNO
Comprende las etapas de la antigüedad y edad media (SVI AC- SXVDC).
Tomaremos como referencia de dicho paradigma, a la Filosofía Antigua (SVI al IV AC),
particularmente la filosofía griega “por su valor fundacional”, ya que da origen, funda
la cultura occidental y el proyecto racionalista. La Filosofía es considerada como
“saber superior” que da respuestas a todos los interrogantes del hombre. Para los
griegos, la filosofía primera o metafísica estaba por encima del conocimiento sensible
o empírico.
Se concibe a la ciencia como un conocimiento racional, crítico y fundamentado
(episteme).
La Filosofía Griega se caracteriza por:
- El deslumbramiento ante los fenómenos naturales.
- El Interés por el ordenamiento del cosmos.
- La idea de que el hombre es parte de la naturaleza dotado de razón. Se
concibe al hombre como un:
 ser constituido por alma y cuerpo.
 ser que conoce.
En la Filosofía antigua o griega, haremos referencia de cómo Platón y Aristóteles
hacen referencia a las relaciones existentes entre el alma y el cuerpo y al
conocimiento.

Platón (SV AC).


Es considerado el antecesor del Idealismo. Va a iniciar su filosofía a partir de la
distinción entre doxa y episteme o conocimiento bien fundado racionalmente a través
de un método (la dialéctica). Con Platón, la Filosofía adquiere el sentido de saber
racional, reflexivo y adquirido mediante el método dialéctico.
Con respecto al hombre, concibe al mismo constituido por alma y cuerpo. Concibe al
alma inmutable, inmortal y que existe desde siempre en ese mismo mundo
suprasensible en el que se encuentran las ideas con las que ha coexistido antes del
nacimiento y que prosiguen en contacto después de la muerte. El alma tiene una
naturaleza metafísica por lo que escapa a toda posibilidad de abordaje o tratamiento.
La función del alma es trascender a la existencia concreta para contemplar las
esencias imperecederas. Considera al cuerpo mutable, perecedero y perteneciente al
mundo de lo sensible. El alma se encuentra encarcelada en el cuerpo y tiende a
liberarse de él para volver al etéreo mundo de las esencias. El cuerpo capta la realidad
a través de los sentidos. Es también materia imperfecta: es la parte más ruin, corrupta
del hombre y del universo pero susceptible de ser estudiada por los métodos de la
Filosofía natural (observación y experimentación)
Sostiene que el conocimiento se extrae del «interior» del hombre. Braunstein afirma
que la ciencia, en este primer sistema filosófico, no es el producto de la actividad del
hombre sino el recuerdo del contacto que el alma tuvo con las esencias en épocas
anteriores al nacimiento del cuerpo. García Morente afirma que, en uno de sus
diálogos de La República, Platón compara los dos mundos: el mundo sensible y el
mundo inteligible a través del mito de la caverna. En dicha alegoría, los seres que el
hombre contempla en su existencia sensible, en el mundo sensible, no son más que
sombras efímeras, transitorias, imperfectas, pasajeras, de las ideas puras, perfectas,
eternas, inmutables, siempre iguales a sí mismas.
En el sistema platónico podemos ver el planteo de múltiples antítesis espíritu-materia,
intuición-experiencia, alma-cuerpo, innato-adquirido, eterno-mortal.

 Aristóteles (Siglo V AC).


Es considerado el antecesor del Empirismo. Otorga gran trascendencia a la física,
concebida como el conjunto de nuestro saber acerca de todas las cosas, fuesen las
que fuesen. García Morente afirma que la Psicología, para Aristóteles, formaba parte
de la Física, y la Física, a su vez, era una parte de la Filosofía. Concibe al hombre
como una sustancia compuesta de materia y forma: la materia es el cuerpo y su forma
el alma. El alma es una propiedad de la materia. Existe sólo en y a través de la
materia. Es una forma del cuerpo viviente y no una sustancia separada de la materia.
Concibe al alma como parte de la naturaleza al igual que el cuerpo. No pueden existir
por separado.
Considera al cuerpo como la mediación insoslayable y necesaria entre el alma racional
y el mundo real circundante. Es a través del cuerpo y por la acción de los órganos de
los sentidos como el mundo real entra en contacto con el alma. El conocimiento
proviene de la experiencia, es decir, de lo sensorial. La actividad de los sentidos sirve
de base para la actividad del intelecto. Todo lo que hay en el intelecto ha pasado
previamente por los sentidos y no hay nada en el intelecto que no reconozca un origen
sensorial. El intelecto (tabula rasa) está en un primer momento vacío y luego, a partir
de la experiencia sensorial, va tomando la forma de aquello que capta, percibe.
En el siguiente cuadro, podemos graficar una acotada comparación entre las
posturas platónicas y aristotélicas respecto a la concepción de hombre .

Platón Aristóteles
El hombre es una dualidad alma -cuerpo El hombre es una unidad
alma y
cuerpo

Alma:

-Es parte del mundo suprasensible -Es parte de la naturaleza


Preexiste y trasciende al Hombre

-Sustancia separada del cuerpo - No es una sust. separada de la


materia
- Es Autónoma - Es una propiedad del cuerpo.
- Es atemporal, inmutable - Es una tabula rasa
- No abordable -Abordable a través del cuerpo
Cuerpo:
- Perecedero -Mediatizador entre mundo real y
alma
-Pertenece al mundo sensible -Parte de la naturaleza
-Capta la realidad a través de los -Capta la realidad a través de los
sentidos sentidos
- Abordable (observación) - Abordable (observación,
experimentación)

Idealismo Empirismo

Para finalizar esta referencia al paradigma premoderno, nos interesa mostrar a Platón
como el punto de partida de todas las posiciones idealistas, mientras que Aristóteles
es el iniciador del empirismo y de la postura naturalista, biologista y materialista en
Psicología.

PARADIGMA MODERNO

Este modelo epocal, según Pardo, comprende los siglos XVI- XVII hasta mediados
SXX. Consideramos sustancial describir las características de la cosmovisión existente
en esta época, ya que en ella se asientan los pilares del proceso de constitución de la
Psicología como ciencia. Al recorrer el entramado existente entre la Historia de la
Filosofía, la Historia de la Ciencia y la Historia de la Psicología, nos encontraremos
con los fundamentos epistemológicos que dan origen y sustentan los diversos e
incompatibles modos de explicación en la Psicología. Indagaremos, de modo histórico,
genealógico, la compleja configuración epistemológica que determina el surgimiento y
desarrollo de los distintos “discursos” que se disputan, hasta el día de hoy, la
“hegemonía” en el campo de la Psicología. Es trascendental, para introducirlos a la
Psicología, conocer, analizar los fundamentos epistemológicos a partir de los cuales
se ha construido nuestra actual concepción de la Psicología como ciencia y profesión.
Es en el Renacimiento y en la Modernidad donde se producen una serie de
hechos históricos trascendentales para la humanidad, para el pensamiento
humano. García Morente (2004) se refiere a tres en particular:

1) la destrucción de la unidad religiosa, las guerras de religión y el advenimiento


del protestantismo: Las luchas entre los hombres por distintos credos
religiosos, hacen tambalear la fe en una verdad única que uniese a todos en la
cristiandad.
2) el descubrimiento de la tierra. A partir de 1450, con la conquista de América, se
descubre la redondez de la tierra. Se cambia radicalmente la imagen que se
tenía de la realidad terrestre, provocando gran conmoción en la física
aristotélica.
3) el descubrimiento del cielo en el siglo XVI. El nuevo sistema planetario, que
Kepler y Copérnico descubren y teorizan, cambia por completo también la
idea que los hombres tenían del cosmos. La tierra cesa ya de ser centro del
universo (preeminencia antropomórfica) y pasa a ser considerada un planeta
más del sistema solar. La posición central única y privilegiada que los antiguos
y Aristóteles le conceden al hombre y a la tierra, se desmorona.
También es trascendental señalar el acontecimiento de otros hechos
revolucionarios (políticos, económicos, sociales, culturales, etc)
conmocionantes para el hombre en esta época: el descubrimiento de la
imprenta, la aparición de la burguesía y el surgimiento del capitalismo.
En el siglo XVI y a principios del siglo XVII, el desconcierto filosófico adquiere tal
magnitud que se hace absolutamente preciso replantear los principales
problemas de la filosofía: la filosofía de Aristóteles, hegemónica para la
humanidad durante siglos y que ahora no da respuestas a los problemas
planteados por los descubrimientos y sucesos acontecidos.
A partir del siglo XVII, el vasto e inconmensurable campo de la filosofía
comienza a desgajarse. Empiezan a constituirse las denominadas ciencias
particulares, llamadas posteriormente “ciencias naturales” (Astronomía, Física,
química), las que van a construir su propio y particular objeto de estudio, con la
metodología correspondiente para el abordaje del mismo. Ciencias que,
renunciaron a considerar su objeto desde un punto de vista universal, totalitario
y, consustanciadas con el apriorismo galileano, comienzan a brindar una
metodología rigurosa que permite acceder a amplios dominios del saber
humano a través de la formulación de leyes. Leyes que dan cuenta de
verdades claras, unívocas e inmutables. En tal sentido, persiguen como
objetivo la observación, la medición, experimentación y predicción de los
fenómenos naturales.
En este contexto epocal en plena efervescencia política, económica, cultural,
social y filosófica, vamos a referirnos a uno de los más brillantes filósofos del
siglo XVII, Rene Descartes (1596-1650). De este filósofo francés vamos a
destacar, en esta oportunidad, dos cuestiones sustanciales para el proceso de
constitución de la Psicología como ciencia:
1) El método filosófico.
2) La relación alma cuerpo.

1. El método filosófico:
García Morente (2004) afirma que a partir del siglo XVI se produce “la segunda
navegación de la filosofía”. “La primera” se inicia con Parménides y sus inocentes
navegantes: Platón y Aristóteles. “La segunda navegación” es iniciada por Descartes
quien ha perdido la inocencia. Tiene detrás de sí un pasado filosófico aleccionador,
una experiencia previa, que no da respuestas a los problemas que van causando los
grandes sucesos acontecidos en esa época. Tiene que filosofar, no con el
deslumbramiento y curiosidad de los ingenuos griegos, sino con la cautela y la
prudencia del que ha presenciado un “gran fracaso” de siglos. Actitudes impuestas
inevitablemente por el lugar y el momento histórico en el que se encuentra. La
precaución de no reincidir en los “errores del pasado” es lo que imprime como sello
indeleble al pensamiento moderno. El derrumbamiento del aristotelismo pone en alerta
a los filósofos modernos quienes van a buscar la manera de no equivocarse; resuelven
hacer una investigación previa, preliminar, de preparación, que va a consistir en
pensar minuciosamente un método que permita evitar el error.
Garcia Morente (2004) expresa que el método filosófico griego (logos) que se
inicia con Sócrates, continua con Platón, Aristóteles y atraviesa toda la Edad
Media en la Escolástica, se caracteriza no por la intuición primaria de que se
parte, sino la discusión dialéctica con que la intuición ha de ser confirmada o
negada. Afirma que lo importante, en este método de los filósofos anteriores al
Renacimiento, consiste principalmente en el ejercicio racional, discursivo, en la
dialéctica, en el discurso, en la contraposición de opiniones, en la discusión de
los filósofos entre sí o del filósofo consigo mismo.
En cambio, a partir del Renacimiento y muy especialmente a partir de Descartes,
el método cambia completamente, y el acento va ahora a recaer, no tanto
sobre la discusión posterior a la intuición, sino en la intuición misma y los
métodos de lograrla. Es decir, que, si el método filosófico en la Antigüedad y en
la Edad Media se ejercita después de la intuición para afianzar, probar,
rectificar o depurar la misma, en la Edad Moderna pasa a ejercitarse
principalmente antes de tener la intuición y como medio para obtenerla.
García Morente (2004) señala que lo que caracteriza al pensamiento moderno
es que el problema del conocimiento se antepone al metafísico. Antes de
plantearse el problema metafísico se plantea otro problema previo: el de cómo
evitar el error; el del método que hay que descubrir para no cometer errores; el
de la capacidad que tiene el pensamiento humano para descubrir la verdad.
Las verdades que hasta ese momento eran irrefutables, se han revelado falsas.
Lo que le interesa al pensamiento moderno ahora es la indubitabilidad, es
decir, es que aquello que no puede ser puesto en duda, como ha sucedido en
cambio con las verdades obtenidas por el método aristotélico. Descartes
propone a la duda como método. La misma duda que ha desmoronado los
cimientos del pensamiento aristotélico, le sirve a él para construir el suyo. En
consecuencia, el pensamiento moderno en vez de debutar por la ontología, lo
hace por una teoría del conocimiento.
En la filosofía aristotélica, el conocimiento de las cosas se obtiene a través de
los conceptos. Nuestra relación con las cosas es mediata, porque está fundada
en un intermediario: el concepto. Entre la mente y las cosas existe el concepto
Un concepto es verdadero cuando lo que el concepto dice y lo que la cosa es,
coinciden. Por eso el conocimiento aristotélico era siempre discutible; porque
siempre cabía discutir si el concepto se ajustaba o no se ajustaba a la cosa. En
cambio, Descartes propone llegar a un conocimiento inmediato, es decir que no
se obtenga “por medio" del concepto, que nada se interponga entre el sujeto
que conoce y lo conocido. Afirma que lo único capaz de llenar estas
condiciones de inmediatez es el pensamiento mismo. Si yo retraigo mi interés y
mi mirada no a la relación entre el pensamiento y la cosa, sino a la relación
entre el pensamiento y yo; si tomo el pensamiento mismo como objeto,
entonces aquí ya no puede actuar la duda. Para Descartes la conciencia, el
pensamiento mismo, es indubitable. De este modo, hace un sustancial viraje
del centro de gravedad de la Filosofía: de las cosas al pensamiento. A la
pregunta de la metafísica: ¿qué es lo que existe?, ¿quién existe? Ya no
contesta: existen las cosas. Afirma que existe el pensamiento: existo “yo
pensando´, yo y mis pensamientos. De ahí el famoso axioma cartesiano:
“Pienso, luego existo”. Al respecto, García Morente (2004)expresa que el
problema y desafío para la Filosofía Moderna es abrumador: no tiene más
remedio que sacar del "yo" las cosas.

2. La relación alma-cuerpo:
Como ya lo señalamos anteriormente, Platón es el precursor de las posiciones idealistas
y Aristóteles el de las posiciones empiristas y materialistas en Psicología.
Ahora bien, a partir del siglo XVII Descartes, va a examinar y redefinir estas dos
posiciones, elaborando su propio y extraordinario sistema filosófico. En ese
sentido, sostiene la existencia de tres órdenes de realidad: Dios, el
pensamiento que es inmaterial e ilimitado y los cuerpos que están limitados en
el espacio
.
En relación al hombre, va a concebir al mismo en términos de dos sustancias:
- la sustancia pensante (res cogitans) que no ocupa lugar en el espacio, que es
inmaterial, ilimitada e indivisible. El pensamiento a través de la intuición y de
las ideas innatas proporciona los contenidos y procedimientos indubitables
para conocer la realidad.
- la sustancia que ocupa lugar en el espacio (res extensa), material, limitada y
divisible. Existe una realidad física a la que pertenecen la naturaleza, el cuerpo
humano, los animales. La misma se rige por leyes matemáticas, por lo tanto, es
cuantificable.
En las meditaciones metafísicas (libro escrito en 1641), Descartes hace
referencia, entre otras consideraciones, a las relaciones entre alma y cuerpo.
Puntualmente en la sexta meditación advierte que hay una gran diferencia
entre el alma y el cuerpo, ya que el cuerpo siempre es divisible por naturaleza.
En cambio el alma es indivisible, puesto que cuando la considero a ella o a mí
mismo en tanto que soy una cosa que piensa, no puedo distinguir en mí
ninguna parte, sino que veo que soy una cosa una e íntegra; y aunque el alma
parezca estar unida a todo el cuerpo, al cortar un pie o un brazo o cualquier
otra parte del cuerpo, conozco sin embargo que nada ha sido quitado al alma,
y tampoco se puede decir que las facultades de querer, de sentir, de
comprender, etc., sean partes de ella, porque es una y la misma el alma que
quiere, que siente, que comprende.
A la inversa, Descartes (2011) expresa que: “no puedo pensar ninguna cosa
corpórea o extensa que no pueda dividir fácilmente en partes con el
pensamiento, y por esto mismo sepa que es divisible”. Esto le basta para
considerar que el alma es diferente al cuerpo. Además, señala que el alma, en
relación al cuerpo, sólo es impresionada por el cerebro o quizá tan sólo por una
exigua parte de aquél (la glándula pineal) es decir, por “aquella en la que se
dice que está el sentido común”. Agrega, además, que cada uno de los
movimientos que se producen en la parte del cerebro impresionan de
inmediato al alma, a través de una sola sensación. Por otra parte, la
experiencia testimonia que así son todas las sensaciones que nos han sido
atribuidas por la naturaleza, y que por lo tanto nada se puede encontrar en
ellas que no testimonie la bondad y la potencia de Dios. Sin embargo, aclara
que no obstante la inmensa bondad de Dios, la naturaleza del hombre, tal
como está compuesto de alma y de cuerpo, puede ser algunas veces
engañosa.
Descartes (2011) manifiesta que el conocimiento de los fenómenos corporales y
del alma, genera una bifurcación, un dualismo psicofísico, entre lo fisiológico
y lo psicológico, es decir:
- Un conocimiento organicista, mecánico y biológico del hombre y
- Un conocimiento espiritualista, introspectivo del “alma humana”.
En consecuencia, en relación al hombre, existen dos clases de conocimientos:
- Unos engañosos, inseguros derivado de la experiencia, adquiridos mediante la
actividad sensorial y
- Otros certeros, precisos, innatos, independientes de toda actividad corporal.
Como consecuencia del dualismo psicofísico cartesiano, se producen
movimientos dentro de la comunidad de los filósofos modernos:
- Un sector se va a inclinar a investigar la res cogitans, las ideas innatas y la
intuición.
- Otro sector se va a dedicar a estudiar la res extensa, el conocimiento a partir
de los datos sensoriales y de la experiencia.

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