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Modulo 1 (Unificado)
Modulo 1 (Unificado)
Mediación,
Arbitraje y
Negociación
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El conflicto
Concepto. Clasificación
Aquí el objetivo es pensar y analizar otras formas para poder dar solución a
los problemas o conflictos que a diario se les presentan a las personas en su
interrelación con otras, en su trabajo, en su empresa, o incluso aquellos que
se pueden llegar a plantear entre dos o más Estados. Para ello, se van a
desarrollar diversos métodos o herramientas, como son la negociación, la
mediación y el arbitraje.
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Muchos autores han desarrollado importantes estudios en relación con los
conflictos, pero generalmente lo han hecho desde una posición
determinada, es decir, desde una especie de conflicto, ya sea que se estudie
el conflicto internacional, o religioso o racial, etcétera. Por tal motivo, al
definir y trabajar sobre el concepto y significado de conflicto, se lo hace
desde esa particularidad y su descripción tendrá características muy
específicas y propias de ese tipo de conflicto, pero no necesariamente es
aplicable a otro tipo.
En ese sentido, y siguiendo a otro estudioso del tema como es Julien Freund
(1983), se presenta al conflicto como “una relación social”, entendiéndola
como el comportamiento recíproco de dos o más individuos que orientan,
comprenden y resuelven sus conductas, teniendo en cuenta las de los otros,
y con lo que dan sentido a sus actos. Esta concepción de la relación social
es tomada del pensamiento de Max Weber y, con el propósito de poder
entenderla, es necesario analizar las conductas de los actores.
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recíprocas; a modo de ejemplo, cuando le indicamos al chofer del taxi el
lugar al que nos dirigimos y este nos responde consultándonos por cuál calle
preferimos ir. Luego, si se entabla una conversación acerca del clima y le
solicitamos que, por favor, baje un poco la calefacción, el chofer responderá
a ese pedido comentando que aquella está trabada, etcétera. Todas estas
conductas son recíprocas y generan interacción entre partes, es decir,
generan relación social.
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Ahora bien, esta forma de resolver los conflictos no se encuentra disponible
para todas las situaciones posibles, ya que el derecho y el sistema jurídico
entran en acción solamente, y excluyentemente, en aquellas situaciones
que el sistema tiene previsto en sus normas. Es decir que el sistema ha
inventariado una serie de conductas, a las que ha establecido como
prohibidas, ilícitas o antijurídicas, y amenaza a todo aquel que las cometa
con una sanción que será aplicada por un tercero imparcial y creado a ese
efecto. Para tales casos, si es necesario, recurrirá al uso de la fuerza. Este
tercero no es otro sino el juez. Es entonces, a partir de la existencia de todo
este sistema, que las conductas pueden ser clasificadas en prohibidas o
permitidas.
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Si se abandona por un momento la conceptualización jurídica
que divide el universo de las conductas posibles en las
categorías de prohibidas y permitidas, se encuentra uno
frente a la primera perplejidad. Al mirar desde
otro ángulo el área de lo permitido, descubrimos dentro
de ella un número infinito de conflictos que el derecho
desdeña porque se dan entre pretensiones incompatibles,
pero igualmente permitidas o no sancionadas. (Entelman,
2002 p. 109)
Toda relación social (recuerda que se define al conflicto como una “especie
de relación social”) está llena de enfrentamientos producidos por la
incompatibilidad de pretensiones que el sistema jurídico ha dejado en
libertad de confrontación. Estos conflictos son aquellos que a los
ciudadanos les ocurren a diario, en cada momento y en cada relación social
que entablan, ya sea con sus socios, con sus amigos, con sus esposas o
esposos, con sus hijos, etcétera. Los ejemplos que se podrían enumerar son
infinitos, pero se mencionan algunos para dimensionar estas situaciones:
los socios de una empresa que pretenden efectuar inversiones en distintos
rubros, o bien el esposo que se encuentra en conflicto con su mujer porque
él pretende ir a la cancha a ver fútbol y desea que ella lo acompañe, a lo
cual no está obligada por ninguna norma. Los estudiantes reclaman a las
autoridades de la universidad determinados horarios de clases y los
profesores no están obligados por ninguna norma a aceptarlos, por lo que
entran en conflicto. Un conflicto entre vecinos porque la mascota de uno de
ellos ladra durante toda la noche y no les permite descansar a otros.
Asimismo, se podrían mencionar los inconvenientes que genera la
convivencia en edificios de propiedad horizontal. De esta manera, es posible
llenar miles de páginas con ejemplos, donde existe un conflicto en una
relación social producto de una incompatibilidad de pretensiones, pero
ocasionado por conductas igualmente permitidas por el sistema. En ese
marco, si alguna de las partes de los conflictos mencionados recurriera al
asesoramiento de un abogado, este le diría que no está obligado a aceptar
o a ceder en la pretensión del otro y que aquello que está haciendo está
perfectamente permitido, por lo cual para el sistema jurídico no hay
conflicto, aunque este efectivamente exista. Se trata, en suma, de
situaciones que, al no resolverse, van incrementando la
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conflictividad y producen algo que desarrollaremos más adelante y se
conoce como “escalada del conflicto”, que, en muchas ocasiones, termina
con eventos violentos que podrían hacerse evitado.
Estas situaciones no resueltas por el derecho, que entran dentro del campo
de lo “permitido versus permitido” y que efectivamente son consideradas
“conflictos”, deben obtener una respuesta para su resolución. Es
precisamente en este campo donde tienen un protagonismo fundamental
los medios o herramientas de resolución alternativas de conflictos. Pero
debe destacarse que estos mecanismos también nos permiten resolver
conflictos que se plantean entre conductas prohibidas, en tanto estas no
afecten el orden público. Esto será expuesto con más amplitud en las
unidades siguientes.
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Tabla 1: Actitudes frente al conflicto
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Referencias
Blake y Mouton. (1985). The Managerial Grid III: The Key to Leadership Excellence.
Houston: Gulf Publishing Co
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Fases de un
conflicto
Mediación,
Arbitraje y
Negociación
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Fases de un conflicto. Cómo
enfrentar un conflicto
Al momento de hablar de fases de un conflicto, los autores varían según el
enfoque que se utiliza, o, mejor dicho, según el criterio que se utilice para
realizar el análisis.
a) fase temprana;
b) fase de escalada;
c) fase de crisis;
d) fase de desescalada;
e) fase de diálogo.
1) Los actores:
2) Los terceros.
Una discusión entre los distintos autores que han trabajado acerca del
conflicto y sus actores tiene que ver con la existencia de conflictos bipolares
o con multiplicidad de actores. En este sentido, existen opiniones divididas
al respecto, ya que, por un lado, se encuentran aquellos que defienden la
postura de que los conflictos son siempre bipolares, es decir, de dos actores
por bando (dentro de esta postura podríamos enrolar al profesor Entelman)
y, por otro lado, nos encontramos con aquellos autores que sostienen que
los conflictos pueden ser tanto bipolares, como con una multiplicidad de
actores integrantes.
Algunos consideran que la conciencia que las partes tengan del conflicto es
un elemento esencial y, en consecuencia, el conflicto no existe sin la
conciencia de las partes. Dentro de esta postura se ubican pensadores como
Max Weber. Por otro lado, autores como Marx ven el conflicto como un
fenómeno objetivo que existe, aunque las partes no tengan conciencia de él.
Desde un punto vista más práctico, autores como Louis Kriesberg (1975) han
presentado el tema de una manera más sencilla y útil para el punto que nos
interesa en este análisis y que tiene que ver con la identificación del
problema para su resolución. Este autor ha tomado dos grandes grupos de
situaciones: conflictivas y no conflictivas. Por otro lado, consideró la creencia
que los actores puedan tener del conflicto, a partir de lo cual destacó que
solo existen dos posibilidades:
Fuente: Entelman, R. (2005). Teoría de conflictos p.92 Tomado del autor Kriesberg, L. (1975).
Sociología de los conflictos sociales. Madrid, ES: Trillas.
En múltiples ocasiones confundimos el conflicto con un estallido puntual. Es decir, lo equivocamos con
un hecho observable, denominado “hecho crítico”, que constituye una manifestación puntual de la
animadversión. Es lo que coloquialmente conocemos como “la gota que colma el vaso”.
El conflicto es un proceso, no un hecho puntual. Para llegar a ese punto, el conflicto ha transitado un
camino que permite a los adversarios y las adversarias, percibirse como “enemigos” y prepararse para el
ataque. Este proceso se conoce como : escalada del conflicto.
Un proceso de escalada no sigue una trayectoria caótica sino que se desarrolla gradualmente (Spillmann
1991).
La etapa primera de la escalada forma parte de la vida cotidiana. Incluso cuando las relaciones son
buenas hay momentos en que las expectativas, las necesidades o las ideas opuestas
provocan conflictos. Estos sólo pueden resolverse procediendo con suma cautela, reflexión y empatía
mutua. En esta fase se adquieren conciencia de las tensiones. Se hace un esfuerzo por hallar soluciones
objetivas con la parte contraria y hay una preparación para comportarse de manera cooperativa. Si por
cualquier razón es imposible llegar a un acuerdo, si una de las partes se obstina en su punto de vista, el
conflicto se intensifica hasta llegar a la etapa siguiente.
La escalada hacia un nuevo nivel, sólo se produce cuando unas de las partes interesadas, deliberadamente
o no, da un paso que no es “aceptable”, en el contexto de esa fase específica de la escalada.
En la etapa segunda, las partes fluctúan entre posiciones de cooperación y competición. Se tiene
conciencia de los intereses comunes, pero los propios deseos predominan y aumentan su importancia.
Aumentan los puntos en disputa, se utiliza la lógica y la comprensión para convencer o disuadir al
adversario. Revisten cada vez más importancia los esfuerzos por imponerse y no permitir ningún
debilitamiento de la propia posición, y se empieza a pensar en dejar el campo de la mera discusión. La
acción realizada por una de las partes lleva a la tercera etapa de la escalada.
En la tercera etapa, se pasa a la acción. La interacción entre grupos se hace más irritable. Se comienzan a
perder las esperanzas de llegar a puntos comunes en una discusión y todas las expectativas se centran en
la acción. Este cambio produce un sentimiento de satisfacción y reducción de las tensiones temporal al
menos. En esta etapa se pretende un cambio en la actitud de la otra parte por medio de la presión, aunque
ninguna se mostrará dispuesta a ningún cambio. Se desarrolla así una contradicción que es muy
característica del procedimiento de escalada: las medidas adoptadas por una parte para provocar una
modificación en la otra, son interpretadas por esta como un ataque.
En esta etapa aumenta dentro del grupo, la presión para unificar opiniones. Es una fase donde la tensión
es elevada, y donde dejan de aceptarse opiniones contrarias con respecto a la interpretación del conflicto.
Las verdaderas causas del conflicto pierden importancia, centrándose la hostilidad en el adversario. Se
comienza a clasificar a la otra parte con estereotipos colectivos negativos como elemento identificador
(fascistas etc.).
En la cuarta etapa ya no se está dispuesto a considerar los pensamientos, sentimientos y la situación de
la otra parte. Es muy característica de esta etapa que desaparecen absolutamente las diferencias
individuales. En esta fase predominan los juicios absolutizados todo lo que no seamos nosotros (o yo) es
malo y necesariamente rechazable. Se amplía la distancia entre los grupos o personas.
En la quinta etapa mediante la amenaza y el temor, ambos contendientes se esfuerzan por mantener el
control total de la situación, agravando más el conflicto. Para conservar la credibilidad y disuadir al
enemigo de recurrir a la fuerza, el grupo se ve obligado a utilizar él mismo la fuerza. A su vez esta actitud
demuestra al grupo amenazado la naturaleza agresiva de amenazante y provoca un contraataque y en
consecuencia una escalada mayor que puede llegar a la agresión física. Se deshumaniza absolutamente al
enemigo. Se pierden todo tipo de escrúpulos éticos en el trato con el enemigo. Curiosamente estas mismas
personas, son capaces de comportarse en su propio grupo como unos seres humanos ejemplares.
Esta fase se denomina “estado de guerra”, porque el objetivo es dañar y nuestra mente ha sido capaz de
construir una versión de los hechos que nos permita sentirnos no culpables de la situación. También es
conocida como “zona de dolor”, porque las personas sufren una convulsión interna que es difícilmente
explicable con palabras, por lo que es fácilmente interpretable, que la situación no es demasiado grave.
Para entender y gestionar las situaciones de conflicto, es necesario conocer este proceso, evitando así
pretender mantener un diálogo constructivo en una fase donde esto no puede darse. Pero sobre todo sería
deseable, poder controlar la animadversión, evitando que llegue a escalar hasta este punto, que produce
un sufrimiento elevado e innecesario. En próximos posts os contaremos cuál es el mejor momento para
que se produzca la desescalada del conflicto.
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año 2009
La relación entre conflictos y poder
The relationship between conflicts and power
número 2
Aceptación: 17/04/2009
Resumen
En este artículo se estudian y analizan las distintas definiciones de conflicto para inten-
tar determinar que rasgos son comunes a todas ellos. La globalización y las sociedades
complejas hacen que existan distintos niveles de intensidad en los conflictos y que el
rango de situaciones que se producen sea muy amplio, por lo que es importante inten-
tar encontrar los elementos comunes y configurar un modelo metodológico que ayude
a establecer una aproximación a una teoría de los conflictos. Además, se propone la
relación conflicto-poder como un elemento clave en el origen de los conflictos, enten-
diendo el poder como un potencial humano para hacer algo, para conseguir objetivos
específicos e intereses personales o para superar resistencias, que determinan tanto el
surgimiento del conflicto como el posterior desarrollo del mismo en base a los distintos
niveles de poder de que puedan disponer las distintas partes que interactúan. Por último,
se exponen los métodos más usuales de gestión de conflictos analizando la dificultad
de poder desarrollar una teoría general de los conflictos que tenga carácter universal y,
por tanto, la dificultad de explicitar un método general de gestionar, transformar y/o
resolver los conflictos.
Abstract
In this paper the different definitions of conflict are studied and analyzed to obtain its
common features. The globalization and the complex societies have different levels of
intensity in their conflicts, and the range of situations produced is very wide. Therefore
it is important to find the common elements and configure a methodological model
help us to obtain an approach to a theory of conflicts. The relation between the power
of parties and the origins and management of conflicts is proposed as a key, understan-
ding the power as a human potential to make something, to get specific objectives and
personal interests or to overcome resistances that determine the emergence of a conflict.
Finally, the most usual methods to manage the conflicts are showed, and the difficulty
to design a general Theory of Conflicts with universal amplitude for management,
transformation and resolution of conflicts is analyzed.
issn: 1988-7221
año 2009
1. Introducción
El conflicto es consustancial al ser humano, constituyendo un factor importante en la
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A veces el conflicto se percibe como algo negativo que hay que eludir. Esta idea puede
estar basada en factores como: a) los conflictos se suelen relacionar con la forma en
que se suele afrontar o ‘resolver’, es decir, la conquista, la violencia, la anulación o la
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de disciplinas más alejadas como: la Economía, las Matemáticas o la Arqueología, en un
intento de comprender al ser humano y sus sociedades a través de los conflictos que se
generan o en los que se han involucrado en el presente y en el pasado (Burton, 1993).
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2. ¿Qué es un conflicto?
Aún cuando está muy extendida la noción de “conflicto asociado a violencia”, esta idea
es bastante anticuada y proviene de los primeros conflictos analizados en los años 60, y
en algunas tradiciones orientales, especialmente la china, el conflicto se presenta siempre
de forma bifurcada (como crisis o alternativa). En la actualidad, la noción de conflicto
abarca aquellas situaciones en la que dos o más partes tienen intereses opuestos acerca
de algo, y cuyo desenlace no suele ser una resolución definitiva sino que constituye una
etapa más o menos duradera en el desarrollo del mismo, que puede resurgir de nuevo en
términos similares o distintos a la vez anterior. Naturalmente, a veces se produce el cierre
de un conflicto, de forma que dicho conflicto desaparece definitivamente, generalmente
al desaparecer las causas que lo originaron o al modificarse los intereses de las partes.
La palabra conflicto puede significar cosas bastante diferentes en distintos contextos.
Por una parte, puede referirse a una incompatibilidad en los objetivos, metas, o inte-
reses de dos o más individuos, grupos, u otras unidades denominadas “actores”, y por
la otra puede referirse a un tipo de conducta, incluyendo una propensión para hacer
daño, perjudicar, hacer fracasar, o destruir a algún otro actor o actores (Ogley, 1999).
Esta distinción fue realizada por Robert Axelrod (Axelrod, 1970) distinguiendo entre
“conflicto de intereses” y “conducta conflictiva”. El conflicto de intereses aparece en
una gran parte de situaciones de la vida humana y no tiene, en sí mismo, un carácter
negativo o destructivo. Muchas veces surge la confusión entre ambos conceptos sin
tener en cuenta que su ocurrencia puede o no ser explicable en términos de incompa-
tibilidad de objetivos, metas, o intereses, y que puede ser incluso totalmente unilateral
(Ogley, 1999).
La Investigación para la Paz (Peace Resarch) y la investigación en la teoría de los conflic-
tos (Conflict Resolution) han proporcionado varias definiciones que intentan ser de tipo
universal y abarcar el máximo posible de conflictos, entre las que pueden destacarse:
- “El conflicto consiste en un enfrentamiento intencionado entre dos seres o grupos de
la misma especie que manifiestan una intención hostil entre ellos, generalmente acerca
de un derecho y que, para mantener, afirmar o restablecer este derecho, intentar eliminar
la resistencia de la otra parte usando eventualmente la violencia, lo que podría llevar al
aniquilamiento físico del otro” (Freund, 1983; cf.: Entelman, 1999).
- “Conflicto es el intercambio intencionado de sanciones negativas o conductas punitivas
entre dos o más partes” (Blalock, 1989).
- “Conflicto es una situación de competición en la que las partes son conscientes del
potencial de futuras posiciones y cada parte desea ocupar una posición incompatible
con los deseos de la otra parte” (Boulding, 1962).
- “Conflicto es una especie o clase de relación social en la que hay objetivos de distintos
miembros de la relación que son incompatibles entre sí” (Entelman, 1999).
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- “Conflicto es la presencia de intereses divergentes o percepciones incompatibles entre
personas o grupos, y el deseo de seguir una conducta proporcionada a estas percepcio-
nes” (Bercovitch, 1999).
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es usual que alguna o ambas partes intenten predisponer a los hijos o a la familia con
respecto a la otra parte).
- La utilidad asociada a conseguir ganar status y reconocimiento como resultado de la
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poder se entiende en términos de relación, y el poder mismo se distingue de las fuentes
de poder, de la utilización del poder y de las estrategias para desplegar el poder (Boul-
ding, 1993; Aggarwal y Allan, 1995; Coleman, 2000).
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El ejercicio del poder puede llevarse a cabo utilizando distintas alternativas y en distinto
grado, pero siempre es necesario emplear recursos que disminuirán e incluso se agotarán,
y que pueden ser necesarios para conseguir otros objetivos. Las situaciones en las que
se emplearán los recursos que se poseen y en qué grado dependen de los objetivos que
se intentan conseguir, de las creencias de las partes, del apoyo que se pueda obtener de
otras personas o instituciones, de la consideración que tengan las partes en el contexto,
etc. Por otra parte, los recursos de cada parte deben evaluarse no como elementos aisla-
dos con propiedades estáticas e independientes del contexto, sino que hay que tener en
cuenta los objetivos de la parte contraria puesto que un conflicto no es un proceso de
toma de decisiones de forma individual sino que hay que tener en cuenta la interacción
entre las partes, y que cada acción realizada por una de ellas modifica, actúa, influye,
etc. en las acciones de la otra. Es decir, es necesario realizar la evaluación de los recursos
considerando que éstos son elementos dinámicos y que pueden cambiar, ya sea por las
acciones propias o por las de la otra parte. Hay que tener en cuenta que cada conflicto
tiene intereses muy competitivos y en distinto grado, que varían en el transcurso del
mismo, y que están determinados por la naturaleza del proceso del conflicto y de si
los posibles desenlaces del mismo son constructivos o destructivos, en mayor o menor
medida, para alguna de las partes (Deutsch, 1991).
A partir del surgimiento de un conflicto, cada una de las partes intenta hacer prevale-
cer los derechos que considera tener, ya sean reales o solamente percibidos, y en base
a los cuales ha establecido su posición. Los elementos clave para que un conflicto se
desarrolle y se mantenga en el tiempo pueden sintetizarse y resumirse en los siguientes
pasos (Deutsch, 1983):
- Si el conflicto se origina a partir de una situación social anárquica, dificulta en gran
medida la posibilidad de una conducta racional.
- El conflicto tiene una orientación competitiva de ganar-perder (win-lose) que puede
impedir llegar a acuerdos excepto que se disponga de una posición de ventaja.
- La existencia de conflictos internos dentro de cada una de las partes que se expresen
por medio de conflictos externos.
- La realización de juicios erróneos y tener percepciones no realistas.
- La existencia de compromisos incumplidos, que suele provocar una escalada en espi-
ral.
El conflicto sufre una escalada cuando se movilizan los recursos que constituyen la
fuente del poder que pueda tener cada parte, y cuya efectividad depende del grado de
movilización de los recursos y del grado de efectividad de dicha movilización. Es decir,
cada parte intenta ejercer el poder del que dispone de una u otra forma, ya sea para
conseguir unos objetivos inmediatos, ya sea como base para poder continuar ejerciendo
el poder y conseguir otros objetivos a más largo plazo o, fundamentalmente, para dis-
poner de una situación más favorable a sus intereses en el momento en que el conflicto
derive hacia una situación de negociación. A lo largo del conflicto, este esquema suele
continuar en distinto grado. Así, mientras una negociación se está llevando a cabo,
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normalmente en una posición de cierto status quo, una parte que se siente agraviada y
que desea desestabilizar este status quo siente que está pagando los costes del conflicto
debido a la duración de las negociaciones o que la distribución de costes es asimétrica
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(Nicholson, 1991). Estas situaciones van surgiendo a lo largo del desarrollo del conflicto
de forma sucesiva.
Usualmente, cada parte en conflicto utiliza el poder del que dispone para ir consiguien-
do objetivos, parciales o globales, escalando o desescalando el conflicto en base a las
ventajas que percibe al realizar estas acciones. En este sentido, algunas veces se llega a
un punto de no retorno que conduce a que el conflicto se convierta en exclusivamente
competitivo, y entonces es usual que la situación la parte que dispone de menor poder
sea insostenible y, por tanto, se llegue a una solución que casi siempre favorecerá a la
parte con mayor poder. En general, la fase en que cada parte intenta utilizar su poder
finaliza cuando se alcanza una situación extrema en la que ninguna parte puede aumen-
tar la presión sobre la otra, llegando a un status quo negativo para ambas pero que hay
que superar, aunque solamente sea para relajar las tensiones. Es bastante común que la
parte con menor cantidad de recursos realice acciones de escalada de baja o muy baja
intensidad, evitando una acción contundente de la parte más poderosa pero mante-
niendo el conflicto activo de forma permanente hasta conseguir alguna concesión de
la otra parte.
Naturalmente, como potencialidad que es, es habitual que el uso del poder por cada
parte se lleve a cabo de distinta forma. Si alguna de las partes decide, en algún momento,
mantener el status quo del conflicto y no esta dispuesta a alcanzar acuerdos (por ejemplo,
porque piensa que le va perjudicar), las formas más comunes de hacerlo consisten en:
escalar el conflicto mediante acciones que retrotraigan el conflicto a alguna situación
previa de mayor conflictividad, llevar cabo una rotura de negociaciones, exigir condi-
ciones inaceptables para la otra parte, ofrecer intercambios imposibles, mantener la
negociación pero provocar, a otros niveles, la predisposición del contrario a no negociar,
realizar acciones que permitan la obtención de ganancias con la desaparición del status
quo, desear no ser defraudado, etc.
La existencia de una casuística tan variada y compleja implica que no exista una única
forma de alcanzar un resultado negociado. Una de las más utilizadas se basa en que, a
lo largo del proceso de negociación, una o ambas partes alternan acciones de escalada
y desescalada en el conflicto mediante exigencias maximalistas que, al poco tiempo, se
suavizan. De esta forma, se busca obtener concesiones de la otra parte en los momentos
de desescalada para, acto seguido, plantear nuevas exigencias, generalmente maximalis-
tas, y volver a escalar moderadamente el conflicto para conseguir mediante una nueva
desescalada, una parte de estas nuevas exigencias. En este proceso, bastante utilizado,
una parte lucha enconadamente por conseguir que la otra parte le conceda un pequeño
objetivo y, al poco tiempo de haberlo conseguido, plantea nuevas exigencias para con-
seguir otro objetivo, y así hasta conseguir el máximo de concesiones. Los ejemplos en
la vida política española, no solamente desde la existencia de la democracia sin incluso
en la dictadura, son esclarecedores a este respecto.
Por otra parte, a veces se plantea una negociación en un contexto más igualitario, usual-
mente cuando las dos partes tienen poder y recursos de similar nivel, cuando ambas
actúan de acuerdo a los principios de igualdad y reciprocidad, o cuando la que tienen
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un poder mayor decide actuar, unilateralmente o no, de una forma generosa. Estas
situaciones se caracterizan porque la parte o las partes que actúan de esta forma están
expresando su predisposición a llegar a acuerdos, incluyendo o no ofrecer intercambios
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factibles, plantear concesiones admisibles para la parte opuesta, mantener una política
conciliadora sin realizar actos agresivos que pudieran impedir negociar al adversario,
realizar concesiones con la esperanza de obtener concesiones por parte del oponente,
proponer compromisos, obtener ganancias con el mantenimiento del status quo, actuar
para no ser el primero en romper la negociación, etc. Esta forma de actuar constituye
la base para conseguir resolver, gestionar o transformar los conflictos de forma pacífica.
Aquí debemos plantear alternativas de paz, y utilizar como instrumento en la regulación
de los conflictos unos planteamientos éticos de responsabilidad, predicar con el ejemplo
mediante una agenda concreta de compromisos entre todos los individuos y fuerzas
sociales, desterrar los comportamientos corruptos, resolver los conflictos de intereses
mediante el diálogo y la negociación, y dar prioridad a los problemas sociales. Habría
que acabar con la impunidad de las autoridades públicas y de todos los poderes fácticos,
y propiciar la capacidad humana de los ciudadanos para ejercer el debido control del
poder (Jiménez, 2004, 2007, 2009).
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- Conflictos entre grupos comunales. Las partes son grupos que interactúan entre sí y
comparten una identidad común, cuyos miembros tienen intereses comunes como
colectividad. A veces sus límites son ambiguos y su estructura es difusa. En general,
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sus intereses son de tipo territorial, étnico, de pertenencia a una clase, de creencias, de
lenguaje, de tipo religioso, de liberación nacional, etc. Suelen ser conflictos duraderos
y muy destructivos (por ejemplo, el conflicto entre blancos y negros en Suráfrica, o
entre serbios y croatas) y, a veces, implican a otras partes, ya sea como intervinientes o
como mediadores.
Prácticamente desde el inicio de las investigaciones acerca de los conflictos han aparecido
modelos teóricos que intentan elaborar una teoría general de los conflictos, basándose
en distintas concepciones del mismo. Diversos autores han propuesto modelos de reso-
lución, de transformación o de regulación de conflictos con pretensiones que abarcan
desde un modelo general causal de los conflictos (Blalock, 1989), hasta una guía para
el trabajador en conflictos (Galtung, 2003).
En general, cada modelo incluye un conjunto de variables que determinan los conflictos,
pero usualmente solamente tienen validez en algunos tipos de conflicto. Algunos autores
han intentado elaborar un modelo de propósito general que abarque todos los conflictos,
desde el nivel micro hasta el nivel macro, pasando por los niveles meso y mega, desde los
conflictos geopolíticos hasta los conflictos familiares e individuales. Sin embargo, estas
propuestas no parecen ser demasiado viables por distintas causas:
- La variedad de tipos de conflictos es tan amplia que cualquier teoría que modelice
todos los conflictos deberá tener, si existe, una complejidad enorme.
- Las teorías existentes se basan en una cantidad muy grande de variables y factores,
que son necesarias para intentar aprehender la realidad y que constituyen la base de la
misma, alcanzando un nivel de complejidad enorme. Además, la aceptación o no de las
variables o factores de cada modelo están lejos de poseer un consenso general, lo que
constituye un inconveniente importante a estos modelos que aspiran a ser algo similar
a una “teoría unificada de conflictos”.
- La variedad en los tipos de conflictos está sufriendo constantes cambios. La transfor-
mación de las sociedades humanas con el transcurso del tiempo modifica los tipos de
conflictos, haciendo que surjan nuevos tipos y que otros desaparezcan o se conviertan
en conflictos de nivel inferior. Este hecho exige que una posible “teoría unificada de
conflictos” deba estar modificándose constantemente y, posiblemente, desechándose y
siendo sustituida por nuevos modelos para adaptarse a los nuevos tipos de conflictos.
- Por último, la amplia variedad de conflictos existente en la sociedad actual exige que
exista una especialización basada en el tipo de conflicto de que se trate. El análisis, la
predicción de posibles desenlaces, la evaluación de las estrategias y acciones de cada
una de las partes, etc. exigen la utilización de modelos muy específicos que se ajusten
lo mejor posible al conflicto de que se trate.
Por estas razones, los autores consideran que es imposible crear un modelo de teoría
de conflictos. Sin embargo, resulta fundamental estimular la creatividad, la empatía y
la noviolencia en un intento de que, al buscar soluciones a los conflictos, prevalezca la
comprensión mutua, la tolerancia y el desbloqueo de posiciones personales e institu-
cionales. En definitiva, es necesario cambiar la percepción de los conflictos y la forma
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de acercarse a ellos. Incluso en un mundo “egoísta” es posible el surgimiento de la
número 2 cooperación como método duradero de convivencia pacífica (Axelrod, 1986).
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expectativas y deseos: la retirada de USA de la jurisdicción de la Corte Internacional de
Justicia en 1985 debido a la acción nicaragüense contra este país fue una clara evidencia
(Jeong, 1999).
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derechos civiles de los ciudadanos individuales permitiéndoles demandar a su propio
gobierno.
- Arbitraje. Es un sistema judicial en el que las partes eligen una persona de confianza
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que, después de una audiencia en la que cada parte exponen argumentos, contestan a
la otra parte y responden a las preguntas del árbitro. No se requiere buena voluntad,
confianza, ni cooperación entre las partes, y las decisiones del árbitro pueden ser de tipo
asesor o de tipo ejecutor si las partes así lo acuerdan. Los árbitros deben preocuparse de
la limpieza, la imparcialidad, la equidad, la buena conciencia, los méritos de la causa,
y la justicia natural.
Los casos apropiados incluyen tanto cuestiones de interpretación legal como la eva-
luación técnica de problemas en áreas tales como los daños en propiedades, contratos
comerciales, etc. En los conflictos laborales internacionales, la Organización Mundial del
Comercio tiene bastante autoridad y, aunque algunas decisiones sólo tienen un efecto
asesor, las partes pueden firmar un acuerdo formal para aceptar las decisiones.
- Defensores del pueblo. Son organismos de defensa de las personas ante las instituciones
que protegen a los individuos contra el posible abuso de las instituciones. Los principales
objetivos son la protección de los derechos de los clientes de la organización de que se
trate, como los niños, los estudiantes de una universidad, los empleados, los presos, los
pacientes del sistema de salud, etc. La idea básica es la noción de que todo poder debe
ser responsable ante el público.
La independencia política es importante, y el procedimiento es normalmente objeti-
vo, informal, barato, y rápido. Tienen el inconveniente que suelen ser nombrados y
dependen económicamente de la propia institución. Como ejemplos pueden citarse los
defensores de los lectores de periódicos, o los programas de radio y en los que se tratan
quejas individuales. Una figura importante es la del Defensor del Universitario, figura
que existe en el ámbito universitario y que se encarga de solucionar los conflictos entre
las personas individuales y la institución universitaria (usualmente son quejas de la per-
sona que considera que ha sufrido un trato no adecuado por parte de la institución).
- Elaboración negociada de reglas. Suele utilizarse cuando hay múltiples partes que defien-
den problemas complejos, a veces con los mismos objetivos pero con diferentes formas
de conseguirlos. Es necesario un proceso colaborativo de toma de decisiones, y el con-
senso se alcanzará cuando todos sientan que es fundamental apoyar la decisión de forma
activa, lo que permite considerar que la decisión es una victoria para todos.
En la fase inicial se discute la naturaleza de los problemas y se analizan los consejos de
especialistas, lo que ayudará a evaluar el alcance de los problemas y explorar las opciones
disponibles. Tiene el inconveniente que cuando alguna de las partes, sobre todo las que
tienen poder e influencia internacional, no está de acuerdo con las resoluciones de la
mayoría, simplemente abandona el sistema (por ejemplo, así ha ocurrido con las normas
de la Cumbre Medioambiental de Río de Janeiro de 1992).
Un ejemplo clásico es el Acta de Limpieza Aérea propiciado por la Agencia de Protección
Medioambiental del gobierno USA, que determina las multas a los fabricantes de piezas
de camiones que contaminan el aire, violando las normas de la industria. Otro caso es
la Conferencia del Mar, que discutió la localización de recursos minerales en el fondo
del mar. En la Cumbre Medioambiental de Río, en el año 1992, a lo largo del proceso
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se unieron los problemas de libre comercio con aquéllos de protección de especies en
peligro y de la preservación de recursos.
- Taller de resolución de problemas. Se enfoca a capacitar y preparar a las partes para
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6. Conclusiones
El origen de los conflictos necesita ser abordado, fundamentalmente, a partir de una
adecuada comprensión de la conducta humana, y ya desde la Prehistoria los conflictos
están indisolublemente unidos a la evolución de las sociedades humanas. Aunque existe
una amplia variedad de conflictos que, además, se producen en muy diversas situaciones,
los aspectos comunes pueden establecerse como: intencionalidad de una o de ambas
partes, y la existencia de competición y de posiciones opuestas. Estos rasgos se produ-
cen en distinto grado, lo que permite considerar cada conflicto como algo específico y
difícilmente generalizable.
De aquí que un elemento de gran importancia asociado a los conflictos sea el poder y los
recursos de que dispone cada parte, entendidos como potencialidad para llevar a cabo
acciones que modifiquen el conflicto, y que usualmente son utilizados como estrategia
para conseguir los objetivos que dicha parte considera legítimos. En esta situación es
necesario evaluar el poder y los recursos disponibles para cada parte en el conflicto,
aunque entendiendo el conflictos como un proceso dinámico en el que las acciones que
lleva a cabo una de las partes están determinadas por la percepción que posee la otra
parte, ya sean reales o solamente percibidas, y están condicionadas por las acciones y la
potencialidad de la otra parte (Rapoport, 1974).
La utilización del poder y los recursos de las partes determina la evolución del conflicto
mediante acciones de escalada y desescalada, amenazas, etc., que se llevan a cabo para
conseguir tanto objetivos concretos como mejores posiciones en el momento de alcanzar
un proceso de negociación, mediación, arbitraje, etc., del conflicto. Las acciones que se
llevan a cabo y la intensidad de las mismas permiten predecir en gran medida la actitud
de cada parte en el conflicto. En este sentido, una vez que el conflicto ha llegado a un
impasse por el motivo que sea (voluntad de alcanzar acuerdos, cansancio, extensión en
el tiempo, agotamiento de recursos, creer que se dispone de una buena posición, etc.)
es cuando se puede comenzar un proceso de resolución o transformación pacífica del
conflicto mediante alguno de los métodos negociadores (Galtung, 1997) (negociación
entre partes, mediación de un tercero, recurso a los tribunales judiciales, arbitraje, etc.)
que se establezcan o que ya estén establecidos.
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Estos resultados explican la dificultad de llevar a cabo el diseño y desarrollo de una teoría
que permita explicar todos los conflictos. En los casos en que se ha intentado, la gran
cantidad de factores y variables que intervienen en el modelo no ha suscitado el apoyo
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Mediación,
Arbitraje y
Negociación
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Motivos de conflicto
Todos los conflictos tienen determinadas causas que le dan origen y estas se
encuentran relacionadas con lo que las partes pretenden obtener, o las
cuestiones que están en juego en ese determinado conflicto.
Los objetivos son objetos, materiales o espirituales, a los que cada actor les
agrega un valor y, según ese valor, se los clasifica en los siguientes términos:
1) objetivos concretos;
2) objetivos simbólicos;
3) objetivos trascendentes. (Entelman, 2005, p. 101)
Objetivos simbólicos:
Los conflictos con estos objetivos son casi de imposible solución por medio
de mecanismos de conciliación de intereses, ya que no se puede negociar o
ceder una parte de algo que es fundamental para el actor.
Otra línea de autores (Thomas Schelling 1960 y Anatol Rapport 1960) utilizó
la clasificación prevista en la teoría de los juegos a los efectos de poder
clasificar los objetivos. Así, los distribuyó en conflicto de suma cero y
conflictos de suma variable, pero demostró grandes falencias prácticas,
propias de tomar conceptos y lenguajes de otras disciplinas.
Como en casi todos los aspectos de esta disciplina, también en relación con
los terceros existen algunos debates entre los autores que, al día de hoy, no
han sido superados. Tal es el caso de la respuesta a las preguntas: ¿existen
terceros en los conflictos?, ¿cómo es que siendo un conflicto puedan existir
terceros? Bien, a partir de las respuestas a estas preguntas se han generado
amplios y ricos debates.
Autores como Julien Freund (1983) han planteado que el conflicto es una
relación signada por el principio de tercero excluido y habla de una
“implosión” del conflicto para referirse a un tercero que se aproxima tanto
a una de las partes o campos del conflicto que termina por caer dentro de
él. Por otro lado, están los terceros que no tienen nada que ver con el
conflicto; por ello, estudiosos del tema hablan de la inexistencia de terceros.
Por su parte, Freund (1983), que es crítico de esta clasificación, expone que
el tercero que juega el rol de dividir para gobernar interviene directamente
en el conflicto, esto es, pasa a ser parte de él y, en consecuencia, refuerza su
tesis de que no se puede hablar de terceros y que el conflicto vuelve a la
bipolaridad.
Una vez descripto muy sintéticamente qué se entiende por intensidad en los
conflictos y partiendo de que todo conflicto es un proceso dinámico de
interacción entre dos partes, pasaremos a analizar ahora cómo se produce
esa interacción conflictual.
Hasta aquí se ha visto que el conflicto es una especie de relación social donde
existe incompatibilidad de objetivos entre al menos dos de sus miembros.
Por otro lado, también se analizó que siempre los actores de los conflictos
son personas, aunque los actores sean colectivos. La dinámica de la
interacción conflictual se define por las acciones o recursos que los actores
llevan a cabo para lograr satisfacer sus intereses, que pueden ser de mayor
o menor intensidad.
Está demostrado que los conflictos nunca tienen una intensidad estable
durante todo su desarrollo: son variables y aumentan o disminuyen
permanentemente.
Además, esta reacción genera en quien fue el actor, cuya conducta originaria
desató la escalada, la necesidad de implementar una acción de mayor
magnitud que la anterior, lo cual provoca, así, un círculo que lleva el conflicto
a niveles de intensidad muy alto. Esta dinámica, a su vez, genera lo que, en
nuestra primera parte, cuando desarrollamos las fases del conflicto, se
denominó fase de crisis.
Ejemplos que demuestren esto sobran. El profesor Entelman (2005)
establece que el conflicto conocido como la Guerra Fría ofreció un
“dramático” ejemplo de lo que se denominó un juego de escalada,
particularmente con la carrera armamentista, que concluye en el momento
en que la entonces Unión Soviética entendió que no estaba en condiciones
de superar la última acción de los Estados Unidos, cuando el presidente
Ronald Reagan anunció el proyecto de defensa antimisiles conocido como
“Guerra de las galaxias”.
Por ello, se torna indispensable que esos terceros a los que les corresponde
o tengan la posibilidad de intervenir estén capacitados y formados para
interpretar y analizar el conflicto, sus actores, los objetivos, etcétera, y poder
realizar la correcta y más adecuada caracterización para, a partir de allí,
desarrollar la más eficaz estrategia que permita trabajar con los actores en
la resolución del conflicto.
Simmel, G. (1950). “The sociology of Georg Simmel”. Glencoe Illinois USA, The Free
Press.
1. INTRODUCCIÓN
Este enfoque de la RAD pone en evidencia que no estamos en presencia de una privatización de la
justiciasino que el apoyo, la institucionalización y el ofrecimiento de estos mecanismos alternativos a la
decisión judicial, forman parte de las obligaciones del estado para con la sociedad y están incluidas dentro
de los servicios de administración de justicia del país.
En Latinoamérica y también en los Estados Unidos, falta cierta claridad conceptual para distinguir los
diversos procedimientos que se incluyen bajo el nombre de Resolución Alternativa de Disputas (RAD) o
Resolución Alternativa de Conflictos (RAC). No obstante ello existe una tendencia a clarificar conceptualmente
los procedimientos de acuerdo con sus características definitorias, para así evitar que con nombres distintos
estemos refiriéndonos a un mismo procedimiento o viceversa que con el mismo nombre estemos mencionando
técnicas distintas.
2.2.La Mediación
Suele ser definida como una negociación asistida por un tercero neutral. Este tercero, el mediador, no
tiene poder de decisión, no aconseja, no da opinión, sólo conduce el procedimiento y realiza una delicada
tarea con la finalidad de que las partes restablezcan la comunicación y a partir de allí estén en condiciones de
negociar.
Ø El mediador identifica el conflicto y las cuestiones que lo generan, hace que las partes descubran
sus intereses y necesidades, y ayuda a generar opciones para la resolución de la disputa en
forma satisfactoria para las partes.
Ø Es informal pero tiene una estructura. Constituye un esfuerzo estructurado para facilitar la
comunicación entre los contrarios, con lo que las partes pueden voluntariamente evitar el
sometimiento a un largo proceso judicial -con el desgaste económico y emocional que éste
conlleva pudiendo acordar una solución para su problema en forma rápida, económica y cordial.
Ø El mediador no actúa como juez pues no puede imponer una decisión, sino que ayuda a los
contrarios a identificar los puntos de la controversia, a explorar las posibles bases de un pacto y
las vías de solución, puntualizando las consecuencias de no arribar a un acuerdo. Por esos
medios, facilita la discusión e insta a las partes a conciliar sus intereses.
Ø Plantea la relación en términos de cooperación, con enfoque de futuro y con un resultado en el
cual ambas partes ganan, cambiando la actitud que éstas adoptan en el litigio en que la postura
es antagónica, por lo que una parte gana y otra pierde. En la mediación ambas partes resultan
ganadoras puesto que se arriba a una solución consensuada y no existe el resentimento de
sentirse "perdedor" al tener que cumplir lo decidido por Juez. En definitiva, puede decirse que
realmente "la mejor justicia es aquélla a la que arriban las partes por sí mismas", en tanto el
haber participado en la solución torna más aceptable el cumplimiento.
Ø No hay aquí obligación o constreñimiento sino libre voluntad de concluir una situación conflictiva.
Esa predisposición al cumplimiento que deriva del acuerdo no impuesto y de que las relaciones
con la parte contraria no se han deteriorado -llegando en algunos casos a mejorarse - determina
que los contrayentes encaren el cumplimiento de aquello a que se han obligado sin resistencia y
con buena voluntad, modificando su actitud al respecto.
Ø Es propio de la mediación que por someterse a su procedimiento, las partes nada tengan que
perder, pues un intento frustrado de mediación, es decir si los contendientes inician este
acercamiento y tras la discusión mediada no llegan a un acuerdo, les asisten todos sus
derechos legalmente adquiridos y pueden utilizar otras opciones como el arbitraje o el litigio.
Preciso es aclarar que existen diversos modelos de mediación y tantos estilos como mediadores.
Respetando las características definitorias enunciadas es posible detectar distintos enfoques según sea
concebido el objetivo último del movimiento de mediación. Algunos afirman que elobjetivo fundamental de la
mediación debe ser promover la resolución del conflicto mediante acuerdos que las partes consideren
satisfactorios para ambas. En forma secundaria, está el mejorar la relación entre los involucrados en el
conflicto fortaleciendo la relación. Otros sostienen que la mediación puede hacer mucho más que promover
acuerdos y mejorar las relaciones. Puede transformar la vida de la gente, infundirle tanto un sentido más vívido
de su propia eficacia personal (como revalorización), y una mayor apertura y más aceptación (reconocimiento)
de la otra persona. Para esta postura si no se alcanza un acuerdo, si no hay reconciliación, de todos modos
debe considerarse a la mediación como un éxito si aporta revalorización y reconocimiento. Y si también hay
acuerdo, tanto mejor.
En Argentina, la mediación fue incorporada a la ley de violencia doméstica que rige desde el 4 de enero
de 1995, y en la que se dispone que el juez, dentro de las 48 horas de tomar conocimiento del caso debe
remitir las partes a mediación. Por otra parte el 4 de octubre del mismo año, se dictó la ley 24.573 (B.O. 27-
1095) llamada de Mediación y Conciliación que incorpora la mediación prejudicial obligatoria en un importante
grupo de conflictos jurídicos. Asimismo ha recibido consagración normativa en el Estatuto de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (art.106 ) estableciéndose que al Poder Judicial le corresponde aplicar la
mediación voluntaria conforme a la ley que se establezca. En la mayoría de las provincias del país existe
legislación sobre el tema, ya sea en forma de leyes especiales o incorporadas a los códigos de
procedimientos.
Ø En la mediación un tercero neutral actúa para alentar, estimular y facilitar la resolución de un conflicto sin
indicar cuál debe ser su solución. Como se ha indicado, el mediador es un intermediario que no decide
como Juez ni asesora o aconseja a las partes como abogado
Ø En el arbitraje, en cambio, el tercero neutral, sea individual o colegiado, atendiendo los argumentos de
las partes sobre cuestiones del conflicto, llega a una decisión que puede ser vinculante o no, según el
caso. El arbitraje se distingue de la mediación y de la conciliación, en tanto requiere que se entregue el
control del litigio a una tercera persona que toma el lugar y la posición de un juez . La posición de las
partes en el arbitraje y en el litigio es adversarial, El arbitraje no ayuda ni invita a las partes a que
negocien y encuentren una solución justa y factible de implementar. En el arbitraje, como en los
tribunales, debe convencerse al árbitro de que se tiene razón y de que el contrario está equivocado. El
árbitro es libre de conceder a una parte todo y nada a la otra, pudiendo partir diferencias. Si en la
mediación no se logra llegar al acuerdo, las partes quedan libres para recurrir a otra solución.
Respecto del tiempo que insumen, se debe puntualizar que la mediación y la conciliación son formas más
rápidas que el arbitraje que suele demorar unos meses más y en el litigio el tiempo que transcurre hasta la
decisión es -en general - considerable. A este acortamiento de los tiempos ayuda la informalidad del
procedimiento y la falta de constricción de las reglas procesales. Es fácil en ambos métodos descartar lo
irrelevante para simplificar el caso o reducir el conflicto a los puntos centrales, lo que no siempre se logra en el
litigio judicial. El arbitraje es confidencial como la mediación pues las audiencias son generalmente privadas y
no hay registro público; también es informal, pues no se aplican reglas de prueba estrictas; y flexible, en el
sentido que un árbitro no está vinculado por el derecho ni por el precedente jurisprudencial; tiene amplia
autoridad para dictar su decisión o laudo basado en los hechos únicos del caso.
Mediación,
Arbitraje y
Negociación
1
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La resolución alternativa de
disputas (RAD). La cultura del
litigio y los sistemas
alternativos. Ventajas y
críticas. Gama de opciones de
la RAD
Al hablar de resoluciones alternativas, se debe tener en cuenta que en
verdad la forma de solucionar los problemas de nuestros antepasados, y
previo a la existencia del Estado de derecho, era a través de estos
mecanismos, con otras características y otras herramientas, pero mucho
después se implementó el sistema jurídico como vía para la resolución de
conflictos, por lo que perfectamente se podría afirmar que el sistema
alternativo para la resolución de conflictos fue el derecho y no a la inversa.
Aun aquellos que pueden acceder al sistema jurídico, se encuentran con que
el objetivo de este es abstracto, es buscar la verdad, hacer justicia, que no
necesariamente se traduce en solución del problema. El juez utiliza un
sistema de adjudicación, de allí que se hable de adjudicar el derecho. Las
partes presentarán sus pretensiones, acompañarán las pruebas por las que
consideran que les asisten el derecho que reclaman, y será el tercero el que
decida cómo se resuelve la controversia, pero no según su leal saber y
entender, sino ajustándose a lo que determina la norma.
3
Figura 1: Objetivos métodos R.A.D.
Por otro lado, no debe obviarse que existe gran cantidad de conflictos que
no pueden ser resueltos por otra vía que no sea la judicial, ya sea porque son
de orden público o por cuestiones que no son disponibles por los
particulares, como se verá en las próximas lecturas. Ejemplo de estas
situaciones puede ser la discusión de un régimen de visita o una cuota
alimentaria, donde las partes en conflicto podrían discutir y acordar en una
instancia de mediación, con la colaboración de un tercero neutral llamado
mediador, como ya se desarrollará. Pero esas mismas partes no pueden por
intermedio de una instancia de mediación declarar un divorcio, ya que eso
le corresponde a una autoridad en representación del Estado, que fue la
misma autoridad que en nombre del Estado declaró y reconoció
oportunamente ese matrimonio. Lo mismo ocurre con aquellas causas
penales de orden público, y que no son materia disponible de las partes,
aunque estas puedan acordar en mediación los respectivos a
indemnizaciones u otras acciones civiles derivadas de la acción penal.
4
Ventajas de la resolución alternativa de disputas (RAD)
Justas
Confidenciales Económicas
Ventajas
Resolución
Rápidas
Alternativa Flexibles
de Conflictos
Exitosas Informales
Económicas: los costos siempre son inferiores a los que ocasiona el litigio en
los tribunales.
5
Exitosas: desde las estadísticas, está demostrado que los resultados son más
exitosos que los de los juicios, pero, además, el cumplimiento de los
acuerdos alcanzados es más eficiente, ya que la parte que fue protagonista
para llegar a ese acuerdo siente un compromiso más fuerte con este.
6
La justicia debe prevalecer antes que la paz: y, por último, nos encontramos
con la diferencia más sustancial entre los métodos alternativos y los juicios,
que es la búsqueda de la paz o la justicia.
7
nombrar la facilitación de un acuerdo presidido por un juez.
En este sentido, en la mayoría de los Código Procesales se
regula la conciliación para permitir que el juez convoque a las
partes en litigio a fin de intentar que lleguen a un acuerdo.
(Highton y Álvarez, 1995, p.119-120).
Otros métodos
8
Arbitraje/Mediación (arb/med):es la combinación de los dos
procedimientos anteriores, pero en orden invertidos.
Primero se desarrolla el juicio arbitral, en el cual el árbitro
dicta un laudo (decisión final) pero no lo hace público, por el
contrario, lo reserva en un sobre cerrado, lo pone a
disposición de las partes y se retira del lugar. Las partes tienen
la posibilidad de abrir el sobre, conocer la decisión y ha
concluido el procedimiento, o bien, recuperar el proceso de
negociación para ellas, no abrir el sobre y buscar una solución
acordada por ellas. Si al entrar nuevamente el árbitro a la
sala, las partes han decidido no abrir el sobre y tratar de
lograr un acuerdo, pues el tercero neutral se convierte en
mediador. Si se llega a un acuerdo, el sobre se destruye y
nadie sabrá cuál era la decisión del tercero, por el contrario,
si no se logra un acuerdo se abre el sobre y se hace público el
laudo, que será obligatorio para las partes en conflicto.
(Highton y Álvarez, 1995, p.124).
9
Pericia arbitral: Este mecanismo, previsto en el Código de
Comercio, como expeditivo modo para la solución de
diferendos que en la ejecución de ciertos contratos se
suscitase sobre cuestiones de hecho, y lo decidido por el
árbitro tiene valor de cosa juzgada con relación a tales
hechos. (Highton y Álvarez, 1995, p.125).
10
que no habían tomado contacto con el caso, se interioricen y
participen en forma activa para su resolución. (Highton y
Álvarez, 1995, p.133).
11
Por otro lado, según quién toma la decisión final para resolver el conflicto,
se los puede clasificar en métodos de autocomposición o métodos de
heterocomposición:
12
Figura 6: El poder en la solución de conflictos
13
Tabla 1: Cuadro comparativo entre los métodos
14
7) Instrumento por el cual se formaliza la decisión final y sus efectos para las
partes.
Con el resto de los mecanismos las diferencias son más importantes y están
claramente desarrolladas en el cuadro y en los conceptos descriptos
anteriormente.
15
Tanto para la conciliación como para la negociación y la mediación, el
proceso es clásico, flexible y elaborado a la medida de las partes.
Y siempre uno gana y otro pierde, uno tiene el derecho y el otro no lo tiene.
La relación social en estos casos queda definitivamente dañada, y una de las
partes buscará, en algún momento, tomar revancha de ese fallo en el que
salió perdedora.
Además, teniendo en cuenta lo visto hasta aquí, debemos saber que este
último proceso será posible de concretarse cuando el conflicto sea de la
categoría de una conducta prohibida contra una conducta permitida, ya que,
si nos encontramos en uno del tipo de permitido versus permitido, será
imposible resolverlo por la vía judicial, con lo que el conflicto quedará
irresuelto y con las consecuencias que esa situación genera para cualquier
tipo de relación social.
Para cerrar este aspecto, podemos reiterar que el proceso integral para
lograr la resolución de un conflicto debe ir de menor a mayor en relación con
los métodos o mecanismos que se decide utilizar. Debe empezarse siempre
por la menor conflictividad, menor costo, tanto económico como en el
tiempo, y sin la intervención de nadie más que la partes; luego, si esto no
funcionó, buscar la ayuda de un tercero; si también fracasa, pues se le
solicitará a una persona elegida y acordada entre ambas partes que tome
16
esa decisión; y si ya es imposible llegar a una solución, pues bien, se deberá
recurrir a un juez y se aceptará indefectiblemente la decisión final.
Por otro lado, la segunda consecuencia gravísima que se observa es que por
los costos que conlleva presentar una demanda judicial y la demora en
resolverse, el servicio público de justicia no se encuentra al alcance de todos
los ciudadanos, es decir que por razones socioeconómicas sectores
importantes de la población no tienen un adecuado acceso a la justicia.
17
Referencias
Highton, E. y Álvarez, G. (1995). Mediación para resolver conflictos.
Buenos Aires, AR: Ad Hoc.
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