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Alejandra Giuliani
1. Introducción
1 Véase Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero: Estudios sobre los orígenes del peronismo,
Buenos Aires, Siglo XXI, 1971.
2 Véase Daniel Campione: “Del intervencionismo conservador al intervencionismo popu-
lista. Los cambios en el aparato del Estado: 1940-1946”, Revista Taller, vol. 2, N° 4,
agosto de 1997.
Las pujas entre los diversos sectores militares que confluyeron en el golpe de Estado
marcaron el tono de conflictividad de los primeros meses de la “Revolución de
Junio”. Inicialmente se mantuvo el rumbo económico del gobierno de Castillo,
pero en octubre de 1943 se produjo un “golpe dentro del golpe” y adquirieron
mayor preponderancia los militares pertenecientes al Grupo de Oficiales Unidos
(GOU), entre los cuales se encontraba el entonces coronel Juan Domingo Perón9.
Desde ese momento Perón fue abriéndose espacios de decisión dentro del Esta-
do. Hacia julio de 1944 era ya el hombre fuerte del gobierno: acumulaba los
cargos de secretario de Trabajo, ministro de Guerra y vicepresidente. ¿A qué se
8 Juan Carlos Torre: “Introducción a los años peronistas”, en Juan Carlos Torre (dirección de
tomo), Los años peronistas (1943-1955), Nueva Historia Argentina, tomo VIII, Buenos
Aires, Sudamericana, 2002, p. 15.
9 Idem, p. 17.
13 Véase Louise Doyon, “La formación del sindicalismo peronista”, en Juan Carlos Torre
(dirección de tomo), Los años peronistas (1943-1955), Nueva Historia Argentina, tomo
VIII, Buenos Aires, Sudamericana, 2002, p. 360.
14 Idem, pp. 362-363.
15 Daniel James, op. cit., primera parte: “Los antecedentes”, pp. 19-65.
21 Horacio Pereyra: “Algunas hipótesis para el análisis del peronismo (1945-1955)”, Cua-
dernos de Historia Argentina 1, Buenos Aires, Biblos, 1988, p. 5.
25 Gino Germani: Política y sociedad en una época de transición, Buenos Aires, Paidós,
1966.
26 Murmis y Portantiero, op. cit.
27 Daniel James, op. cit.
James abordó la relación entre Perón y los peronistas desde un plano simbólico,
discursivo. Analizó el discurso de Perón en sus formas y en sus contenidos, y en
cómo fue decodificado por los trabajadores. En sus formas –el tono, el vocabu-
lario, los gestos– generó credibilidad e identificación. Sus contenidos actuaron
como “atractivos ideológicos”: la “justicia social”, la “independencia económi-
ca” y, fundamentalmente, la “dimensión social de la ciudadanía”.
Así, James considera que el éxito del discurso de Perón se debió en buena parte
a su capacidad para redefinir la idea de ciudadanía. La ciudadanía entendida
como ejercicio pleno de los derechos políticos, frente a la exclusión política, fue
un aspecto importante del discurso peronista. Sin embargo, la “ciudadanía po-
lítica” era un elemento compartido con la tradición radical –y bandera de la
Unión Democrática– y claramente desacreditado en el contexto de la crisis de
legitimidad de la década del 30. La novedad del discurso peronista consistió en
otorgarle una dimensión económico-social a la noción de ciudadanía: los traba-
jadores tenían derecho a una inclusión en el proyecto económico, a una partici-
pación en los beneficios y a organizarse y luchar para que se les reconociesen
esos derechos. De modo que la verdadera democracia había de ser construida
con “justicia social” y la industrialización ya no podía ser concebida con la
“extrema explotación” de los obreros. Ello implicaba, afirmó James, una visión
distinta y nueva tanto del rol de los trabajadores en la sociedad como de la
relación entre los trabajadores y el Estado.
Sin negar la existencia de elementos paternalistas en el discurso de Perón, James
privilegia como atractivo ideológico la apelación a una clase social autónoma,
que debía seguir organizándose y requerir al Estado la garantía de sus derechos.
Y si bien sostiene que durante sus gobiernos la figura de Perón se identificó con
el Estado, la “ciudadanía social” perduraría en el tiempo como elemento ideo-
lógico de la clase obrera y explicaría, en parte, sus posteriores luchas.
El logro de Perón en el despliegue de sus diversas formas discursivas habría con-
sistido, entonces, en articular y en resignificar elementos ideológicos del pensa-
miento de los trabajadores, conformándose así la ideología peronista. En palabras
de Ezequiel Sirlin: “Sin menospreciar la importancia que tuvieron las reformas
sociales llevadas a cabo por Perón desde 1943, James entiende que la fortaleza y
perdurabilidad del vínculo se deben a cómo el discurso peronista llegó a tocar las
‘fibras más sensibles’ de esos trabajadores, transformando el escepticismo en opti-
mismo, la desunión en unión, el miedo vivido solitariamente en coraje colectivo,
los estigmas raciales en motivo de orgullo fraterno y nacional, la derrota en triun-
fo, la inclinación en actitudes heréticas, la humillación en dignidad”28 .
28 Ezequiel Sirlin: “Daniel James, introducción a su perspectiva”, Buenos Aires, M/C, mayo
de 2004, p. 3.