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Los inicios de la
comunicación, la
representación y el
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4. Los inicios de la comunicación, la representación y el lenguaje
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Desarrollo psicológico en la primera infancia
nacidos son seres activos, con un amplio repertorio de conductas que les
permiten establecer una relación primaria con otros seres humanos, buscar
la, iniciarla y, a la vez, regular el grado de estimulación social. Muchas de
estas conductas poseen al poco tiempo una función objetiva —regular y
con trolar la acción y la atención conjunta en el ámbito de la interacción
social—, aunque evidentemente en su uso inicial no cumplen dicha
función, de modo que su dominio por parte de los bebés se realiza en el
ámbito de prácticas socioculturales iniciadas y controladas por el adulto. En
esta perspectiva, los bebés no son «libros en blanco» sobre los que se
escribe y moldea a base de contingencias y repeticiones. La comprensión
actual del desarrollo consiste sobre todo en conocer cómo los adultos
coordinan y sincronizan sus conductas con las que ya utiliza el bebé, dando
lugar así a rutinas y prácticas interactivas en las que la comunicación juega
un papel clave.
A los 3 meses de vida, no hay habilidad comparable a la comunica ción.
La vida social del bebé, relacionada fundamentalmente con su cuida do
—higiene, alimentación, etc.—, implica una simbiosis afectiva con sus
cuidadores de la que surgen unos significados rudimentarios que son utili
zados para regularla, pero que, a la vez, se encuentran en la base de los ini
cios de la conciencia o, en otras palabras, de la subjetividad. Trevarthen
(1979) utiliza el término de «intersubjetividad primaria» para designar la
acomodación que los bebés hacen de su control subjetivo a la subjetividad
de los otros, entendiéndose que en esta subjetividad están los inicios de la
conciencia y la intencionalidad individual.
Respecto a la intersubjetividad primaria que acabamos de referirnos, dos
son los aspectos a destacar: primero, las características de las prácticas en
que se inscriben las interacciones adulto-niño; segundo, la intencionalidad
implícita en los primeros intercambios adulto-bebé.
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4. Los inicios de la comunicación, la representación y el lenguaje
los adultos tratan todas las conductas infantiles como si ya fueran intencio
nales, de modo que, en poco tiempo, el bebé comienza a usarlas de acuerdo
con su uso en el contexto humano, social y cultural en que se desarrolla.
Esta posición ha sido desarrollada por Trevarthen (1979) que cree en la
existencia de diferentes «motivos» —no influidos por el mundo exterior—
en los bebés para tratar con los objetos y para tratar con las personas, de
modo que ante unos y otros despliega secuencias de conductas específicas
(gestos, vocalizaciones, etc.) que, poco a poco, son controladas subjetiva
mente y se tornan claramente intencionales en un contexto cultural deter
minado.
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