Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bruner:
Se trata de un modelo de suma importancia, no sólo porque trata de superar los problemas que
presentaban las teorías del desarrollo del habla previas, sino también por presentar de modo
sistemático y organizado en qué consisten los aportes tanto del sujeto como de la cultura para tal
logro. Varios de estos elementos son retomados por Rivière en su nuevo modelo, así como la
aspiración general de no reducir tal desarrollo a la existencia de principios explicativos innatos ni
culturales de manera exclusiva.
Para explicar el desarrollo del lenguaje se pueden destacar tres aspectos que permiten el pasaje
de la comunicación prelingüística al primer habla léxico-gramatical. La primera refiere a la
corrección de la forma y la adquisición de estructuras gramaticales que sean lógicas y respeten
los enunciados convencionalmente aceptados. No cualquier tipo de habla puede considerarse
gramaticalmente correcta. Para pensar en que un niño está desarrollando el lenguaje es que
debemos tomar en cuenta su función para comunicar, es decir cómo lograr transmitir intenciones
y motivos de manera efectiva y eficiente en una situación compartida. Esto es lo que se
denomina aspecto pragmático del lenguaje.
En cuanto a las interacciones entre un mecanismo biológico para el desarrollo del lenguaje y un
sistema humano regulado para las interacciones, Bruner plantea que el hecho de usar la cultura es
aquello que posibilita al ser humano dominar el lenguaje y entrar en la escena humana.
Sin embargo, el autor sugiere que existen ciertas facultades originales cognitivas que serían
condición para la apropiación del mundo simbólico por parte del niño. Estas son cuatro:
Disponibilidad de medios: el niño trata de buscar regularidades en el medio que le rodea
para transformar la experiencia en estructuras con determinado fin. Causas y
consecuencias.
Transaccionalidad: Esta facultad cognitiva original plantea que la actividad del niño
durante el primer año de vida es social y comunicativa.
Sistematicidad: En este sentido, Bruner plantea que la mayoría de las actividades del niño
ocurren en situaciones restringidas dónde existe un alto grado de orden y sistematicidad.
El autor plantea que el niño se encuentra preparado para desarrollar formas regulares de
interacción y relación con los otros y con las estructuras del lenguaje. Esto supone que
adulto y niño extraen significados de estos marcos compartidos, asignan interpretaciones
a las conductas de su compañero/a de infieren intenciones en el otro.
Esta última facultad cognitiva originaria está configurada a través de reglas, las cuales
funcionan como pautas ritualizadas de comunicación prelingüística entre adulto y bebé,
que determinarán el modo de vinculación entre ambos miembros.
Las tres facetas mencionadas son inseparables en el proceso de adquisición del lenguaje. El
lenguaje no podría adquirirse sin una competencia natural para el aprendizaje de estructuras
gramaticalmente convencionales como es el LAD –Mecanismo de Adquisición del Lenguaje-.
Sin embargo, el desarrollo del lenguaje también requiere de otro componente al que Bruner
denomino como LASS -Sistema de Apoyo para la Adquisición del Lenguaje- que opera como
marco de interacción humana regulada entre adulto y bebe. Por lo tanto, el desarrollo del
lenguaje comienza antes del primer habla léxico gramatical cuando el adulto y el niño crean una
estructura predecible de acción recíproca en la que comparten una realidad común. Es la
interacción entre LAD y LASS lo que posibilitara la entrada del niño al mundo simbólico de las
palabras y el lenguaje.
Un elemento crucial que destaca Bruner es que el encuentro entre las pautas originales y los
mecanismos innatos (LAD) del niño respecto del habla adulta culturalmente establecida es
mediante pautas de acción reguladas y estables, con apertura posible a variaciones, a las que
denomina formatos:
Ritmo alternante: después traspola al dialogo, uno y después el otro.
Relación interdependiente: la respuesta de uno depende de la del otro.
Contexto compartido: todas las interacciones están situadas en la rutina cotidiana de la
“mama” y el bebe.
Critica a este modelo:
Lo que consideramos discutible es el modelo general que presenta, que podría resumirse en
naturaleza más cultura. Aquí, un neonato equipado con atributos cognitivos hijos de la herencia
biológica se encuentra con un mundo cultural establecido que facilita las vías de acceso para que
el pequeño se desarrolle. Pero, la propuesta de la existencia de un mecanismo como el LAD
(biológicamente establecido) y el LASS (culturalmente organizado) es presentado como el
encuentro entre dos principios que no se articulan, modulan ni transforman en su encuentro. En
definitiva, se trataría de una perspectiva antidialéctica del desarrollo.
Lo que destacamos es que, el modelo de Bruner, aparentemente, al presentar ambas
pautas por separado se hace blanco, doblemente, de las críticas que cabría realizar a cada una de
ellas. Es probable que la indiscutible existencia de elementos estructurales-orgánicos a nivel
cerebral en la producción del lenguaje no sean una condición a priori del desarrollo del habla en
el niño sino el producto de una compleja interacción entre principios filogenéticos y
ontogenéticos en el interior mismo de una matriz simbólica que los va modulando.
Riviere:
Probablemente uno de los aspectos más importantes del intento de Rivière fue vencer la
tentación ingenua de “ir tomando” conceptos de uno y otro autor en una narrativa de consistencia
endeble y ecléctica, sino que, por el contrario, realizó lo que consideramos un verdadero análisis
metateórico1 de las propuestas de Piaget, Vygotski y la Psicología Cognitiva contemporánea.
El hecho de comunicarse mediante palabras tiene una génesis propia -aunque no del todo
independiente de otro tipo de construcciones referidas al conocimiento del mundo- orientada por
interacciones comunicativas entre adultos y niños en un marco cultural de significación
específicamente humana.
Así, este planteo implica que les bebés “hacen cosas” que inicialmente no tienen una intención
comunicativa pero que al ser interpretadas- e incluso sobreinterpretadas- por los adultos que sí
tienen esas intenciones, son leídas en clave comunicativa e incluso semiótica. Tal mecanismo de
sobreatribución, destacado entre otros autores por Bruner y Vygotski, genera las condiciones de
posibilidad para la emergencia posterior de la comunicación lingüística.
A continuación, destacaremos brevemente los aspectos rescatados por el autor respecto de las
teorías incluidas en su análisis.
Teoría piagetiana:
Para el autor, el lenguaje es producto de un proceso constructivo pero, a diferencia de Piaget,
considera que su desarrollo no deviene de la interiorización de esquemas de acción jugados en el
mundo físico sino que surge de procesos interactivos organizados en lo que el autor
conceptualiza como esquemas sociales, de interacción o de persona y que estarían en la base de
los procesos de comunicación. Estos esquemas sociales, originariamente propuestos por Rivière,
serían la base genética, interactiva y pragmática, de la que emergen los procesos de
simbolización, hijos de un proceso constructivo de base cultural. El desarrollo del lenguaje en la
ontogénesis será el producto de la coordinación entre los esquemas de acción y los esquemas de
interacción o sociales.
En este sentido la propuesta de Rivière puede ser considerada un intento de ampliar la teoría
original de Piaget a fin de incluir la explicación del desarrollo de las intenciones comunicativas y
la formación de símbolos sobre una base interactiva y constructivista.
Teoría vygotskiana:
Este enfoque parte de una serie de principios para explicar el desarrollo de las funciones
psíquicas superiores. Uno de ellos es la Ley Genética General del Desarrollo Cultural que
conceptualiza cómo las funciones psicológicas superiores se desarrollan en un sujeto a partir de
las relaciones sociales y humanas.
El lenguaje primero posee una etapa externa, social, donde cumple la función de servir a
los fines de comunicar intenciones, deseos y motivos, y una etapa posterior en la que opera en el
plano psicológico como organizador del pensamiento verbal, la memoria voluntaria y la atención
dirigida y consciente.
En definitiva, la perspectiva de Vygotski sirve como una orientación general para todo el
postulado de Rivière, que preside el acceso de los sujetos a la mediación semiótica presente en
una cultura. Estos postulados interactivistas y sociales implican la tracción que la cultura ejerce
sobre el desarrollo individual.
Una critica que se le puede hacer a estos postulados es su carácter universal y que no contempla
mucho el microcosmos madre-bebe.