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¿Cuáles Son Las Principales Necesidades Psicológicas Del Adulto Mayor?

La etapa del adulto mayor es la última etapa del desarrollo que experimenta una persona,
comprendida desde los 60 años hasta su fallecimiento; en esta etapa la persona atraviesa por
un proceso de reflexión y él tendrá definida su personalidad según como se desarrolló en las
anteriores etapas. En este periodo la persona teme por volverse dependiente.

Los procesos de envejecimiento y el cúmulo de pérdidas psicosociales que acontecen durante


la vejez parecen determinar en algunos ancianos su incapacidad para percibir sus
competencias y habilidades; y desde luego los aspectos positivos del entorno que les rodea y
de la vida en general. En este sentido, existen hallazgos empíricos que demuestran que la
autoestima decrece con la edad. Esta autoestima o autosatisfacción puede considerarse como
el eje de la calidad de vida de los ancianos. Según Schwart (1975 en Fernández-Ballesteros,
1999)

En esta etapa el adulto en la mayoría de los casos se debilita física y anímicamente, sus
energías se ven mermadas y esto hace que empiece a subsistir el miedo de volverse
dependiente; se observa también que se empiezan un proceso de reflexión y comienza a
contemplar su vida como un conjunto que lo lleva a evaluar la manera como ha vivido su vida
(Rage, 1997).

Además, se podría decir que otro factor que subyace en la depresión de los adultos mayores
es que esta etapa representa un reconocimiento claro de la muerte venidera y una separación
final del hogar y de las posesiones de toda una vida.

Podemos decir que las necesidades más comunes desde la psicología es la puesta en
marcha de programas de intervención que apunten a la mejor la salud mental, se puede
afirmar que la implementación de un programa cognitivo-conductual, dirigido a adultos
mayores, influía en los cambios de variables psicológicas, como la ansiedad, la ira y la
solución de problemas en pacientes hipertensos contribuyendo a la disminución en los niveles
de presión arterial (Miguel Tobal, Cano-Vindel, Casado & Escalona, 1994)

¿Cuál Es La Influencia De La Educación En Estas Necesidades?

La capacidad cognitiva del adulto mayor, como una entidad única en el ser humano, tiene
manifestaciones diferentes de declinación, tanto en la memoria, el lenguaje, abstracción y en
las funciones ejecutivas (Zec, 1995). (Puig 2000), los hechos experienciales que ha vivido un
adulto mayor guardan una relación muy estrecha con la declinación cognitiva. Por ejemplo,
una educación muy pobre, la presencia de alguna fragilidad patológica, la desmotivación y
hasta sus propias creencias, pueden interferir en la adecuada manifestación de las funciones
intelectuales.

La educación es una formación destinada a desarrollar la capacidad intelectual, moral y


afectiva de las persona. Los adultos como todas las personas poseen diferentes capacidades
según como se tornaron sus etapas anteriores y los distintos ambientes o contextos en los
que se desenvolvieron, al llegar a esta etapa es normal que sus capacidades decaigan. La
educación en este punto puede ser puesta como un método para hacer que el adulto mayor
ejercite y estimule su memoria, ya que contribuye a trabajar en base al autodesarrollo, las
potencialidades, la autovaloración, el autoconocimiento, todo lo referente a la esfera
cognoscitiva y afectiva, propiciando un nuevo aire y bienestar en el adulto mayor.

La educación puede trabajar de la mano con la psicología en lo referente que puede diseñar
una pedagogía que se enfoque a fortalecer la salud mental del adulto mayor y puede hacer
que aquellas situaciones y necesidades que afligen a la persona como lo son sus recuerdos,
el miedo al abandono, dependencia o la muerte, entre otros sean cauterizados por la persona
para atravesar esta etapa de una manera más tranquila en la que pueda ser feliz y se sienta
útil para la sociedad, en este sentido el rol de la pedagogía y la educación se convierte en una
necesidad primordial para las personas en esta etapa.

Referencias:

Fernández Ballesteros, R. (1999). Introducción a la evaluación psicológica II. Madrid:


Pirámide.

Rage, E. (1997). La personalidad del anciano. Revista de Psicología Iberoamericana 5, 13-22.

Miguel-Tobal, J., Cano-Vindel, A., Casado, M. & Escalona, A. (1994).Emociones e


hipertensión. Implantación de un programa cognitivo-conductual en pacientes hipertensos.

Zec, R. (1995), “The neuropsychology of aging”, en Journal of Experimental


Gerontology, núm. 3, vol. 30, mayo- agosto, pp. 431-42.
Puig, A. (2000), “Un instrumento eficaz para prevenir el deterioro cognitivo de los ancianos
institucionalizados: El Programa de Psicoestimulación Preventiva”, en Revista Multidisciplinar
de Gerontología, núm. 3, vol. 10, pp. 146-151.

Cordial saludo compañeros Antonio y Jeffer


Me parece muy interesante sus aportes al foro y coincido con ustedes en que una
de las necesidades desde la psicología es la puesta en marcha de programas de
intervención que mejoren la salud mental de estos mismo ya que, mediante la
educación en la tercera edad puede lograrse que el adulto mayor se encuentre
interesado en el futuro, que se sienta parte de la sociedad, con funciones y roles
sociales. Los centros de salud, centros educativos, familias, comunidades son
agentes importantes que en su interacción con el anciano pueden trabajar en su
estimulación y preparación en esta etapa.
Es importante que se vea el proceso de educación como posibilidad de lograr
salud en el anciano tanto psíquica como físicamente, como la forma de legar
elementos técnicos y fomentar en ancianos conceptos y pautas
de conducta, derivadas de las propias discusiones, experiencias y confrontación
con otros ancianos. Esto resulta de relevancia para la conservación de la salud en
el adulto mayor. Es innegable que al presentarse un estado de bienestar físico el
sujeto tendrá mayores posibilidades de experimentar bienestar psicológico que si
está enfermo y viceversa, de ahí que la educación en el adulto mayor deba tener
en cuenta varias esferas de trabajo.
La educación en el adulto mayor debe partir de que sea ofrecida a los ancianos
para conservar su autosuficiencia, la adaptación social, forma de mantener el
vínculo con el desarrollo social actual. Debe sentirse informado, como un hombre
de su tiempo sobre la evolución del mundo actual. Se debe tener en cuenta la
profundización en la búsqueda de métodos idóneos para transmitir mensajes que
enseñen y eduquen, ajustados a la vejez.
Los últimos años de vida de los adultos mayores están caracterizados por
pérdidas, amenazas y adaptación a nuevos estados psicosociales y físicos; estos
acontecimientos pueden limitar la vida.
A pesar de estos impedimentos los adultos mayores se adaptan a todos estos
nuevos cambios, replanteándose sus metas y desafíos, adaptándolas a sus
nuevas capacidades sociales, psicológicas y físicas; es por esta razón que
muchos de ellos informan altos niveles de bienestar, pues sus metas ya no son las
misma de hace 10 años, lo que disminuye la frustración al fracaso cuando no se
puede llegar a concretar las metas propuestas a esta edad.

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