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Este procedimiento fue desarrollado por dos doctores Robert y Lyn Koegel quienes se han dedicado
a la investigación de esta condición por más de 30 años. Cuenta con apoyo empírico sólido,
estudios replicados por pares y presentados en revistas científicas que lo respaldan. Es considerada
una de las cuatro prácticas científicas para TEA en EE.UU.
Puede ser aplicada en niños de 2 a 16 años. El objetivo primordial del tratamiento es que el niño
pueda participar de forma independiente y autónoma de su vida y en relación con los demás; para
esto será necesario contar con entornos inclusivos y entrenados en las necesidades individuales. Es
por esto que el acompañamiento y la concientización de dichos entornos es fundamental. Debe
contar con un apartado específico de orientación a padres y que los mismos sean agentes de
intervención en la vida diaria.
Un dato de color interesante es que los estudios que afirman su efectividad determinan que entre el
85 – 90% de los niños con TEA que inician la intervención antes de los 5 años logran desarrollar la
comunicación verbal como principal fuente de comunicación.
El fin último del tratamiento es la generalización de habilidades con lo cual es importante que el
mismo se realice en entornos naturales como la escuela, el hogar y la comunidad. Con este fin, las
tareas, una vez que los aprendizajes se adquieren, deben ser variables, se deben usar periodos de
mantenimiento y los reforzadores deben ser naturales y directos del ambiente.
Se centra en cuatro áreas centrales del desarrollo, las detallaremos a continuación con la
metodología de intervención en cada una usando como base principal el Módulo: Entrenamiento de
Respuesta Pivotal del Centro Nacional de Desarrollo Profesional en Desórdenes del espectro
autista. Cabe destacar la necesidad de una formación precisa en ABA previa, más una continua
ejercitación y supervisión de la técnica para lograr el mayor beneficio para los pacientes.
Motivación
1. Establecer la atención del niño por ejemplo mirándolo a los ojos, tocándole el hombro,
levantándole la cabeza. Recién luego dar la instrucción breve y clara.
2. Control compartido de la actividad: la elección sobre qué parte de la actividad terminará el
niño y en cual ayudará a terminar el terapeuta motivará más a responder. A medida que el niño
va adquiriendo la habilidad es importante ir retirando las ayudas pero siempre intentando darle
algo de control para que siga motivado. También es importante poder compartir la elección
por las temáticas o como ordenar el momento para las actividades. En este punto se puede
trabajar organizando la sesión con agendas.
3. Uso de la elección del niño: observando que elementos elije fuera del momento de terapia
podemos ver que elementos pueden ser usados como reforzadores y traerlos al momento del
aprendizaje. Se organiza el entorno de las actividades según las preferencias del niño. La
oferta de objetos y actividades debe ser amplia para favorecer la no restricción y la
exploración a otros intereses. Para conocer esta información existen inventarios de
reforzadores que pueden completar las familias.
4. Variación de tareas y respuestas: es indispensable para mantener la motivación alta. Usar
diferentes actividades para enseñar las mismas habilidades. Esto además va a favorecer la
generalización.
5. Intercambio de tareas de adquisición y mantenimiento: intercalar cosas nuevas a aprender
con habilidades ya adquiridas y que deben de ser mantenidas es beneficioso para que el niño
esté dentro de un círculo positivo y motivado. Esto ayuda a que el niño no se frustre con las
tareas que aún no puede realizar.
6. Reforzar los intentos por responder: se verá en la individualidad del paciente, cómo se
reforzará (con que diferencia en la intensidad), pero siempre en un principio es importante
reforzar cualquier intento de responder para que el niño siga queriendo participar de la
actividad.
7. Priorizar el uso de reforzadores naturales y directos, reforzadores que el niño pueda obtener
del ambiente en que se encuentra.
A mi parecer, es bien importante plantearnos que lo que queremos que el niño modifique deben ser
conductas desadaptativas y perjudiciales; no aquellas que nos molestan a nosotros. Esta
observación es importante por ejemplo en las estereotipias: si el niño las posee y lo ayudan a
regularse no interfiriendo en su aprendizaje o vida social, no le encuentro sentido a que las
modifique. Algunas personas por estrés se comen las uñas, mueven las piernas; por qué no habilitar
una estereotipia que los regule en situaciones que les generan ansiedad.
Comportamientos sociales
1. Enseñanza explícita acerca de las interacciones sociales
1. Formas de empezar conversaciones
2. Juegos por turnos
3. Maneras de conversar y escuchar
4. Cómo responder frente a negativas de lo propuesto
2. Enseñar a preguntar ¿qué es?
1. Prácticas con diferentes objetos
2. Modelado de la frase
3. Prácticas con objetos no a la vista
3. Enseñanza de preguntas: ¿qué pasó? ¿qué está pasando?
1. Utilizar libros o tarjetas de situaciones
2. Modelado de la frase y la respuesta
4. Enseñanza del lenguaje, la comunicación y las habilidades sociales en entornos naturales
1. Imitar las acciones del niño durante las interacciones
2. Solo darle los elementos que quiere cuando los solicita de la manera correcta
3. Proporcionar una tarea y luego dar lo que solicitan
4. Colocar los objetos preferidos no a la vista o lejos para incentivar al niño a pedirlos e
ir incrementando la dificultad del pedido.
Para concluir, PRT es una técnica estructurada, la cual requiere práctica, supervisión y monitoreo
del terapeuta constante. Es imposible que el tratamiento funcione si no hay un compromiso de todas
las partes involucradas en el cuidado del niño, por esto vuelvo a insistir en las patas fundamentales:
la orientación a padres y al establecimiento educativo.
Si bien es un modelo muy conocido en en EE.UU. y Canadá contando con validación empírica en
esta población, es interesante pensar en la necesidad de los países de habla hispana de contar con
sus propias investigaciones y material de estudio.
Es necesario acceder a más información y compartirla entre todos los agentes involucrados en
pacientes con TEA, poder asesorar a las familias que estos tratamientos existen, son efectivos y
pueden lograr amplias mejoras en la calidad de vida de los niños y sus entornos.