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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencias y


Tecnología

Instituto Universitario de Tecnología “Antonio José de Sucre”

Extensión San Cristóbal

Relación entre inteligencia y creatividad

Realizado por:

Moreno R. Yosmika S.

C.I: V- 29.649.652

Prof.: Ángel Carrillo

Creatividad I

San Cristóbal, junio del 2021


Introducción

Introducción Han sido numerosos los autores que han investigado la relación
existente entre la creatividad y la inteligencia, siendo diversos los resultados
encontrados. Así Guilford (1950) incluye la creatividad dentro del constructo
inteligencia, Sternberg (1988) alude a que la creatividad englobaría al
constructo inteligencia; Gardner (1995) apunta a la estrecha relación entre la
creatividad y el dominio en el cual se manifiesta una determinada inteligencia;
y para Getzels y Jackson (1962) y Torrance (1962) la inteligencia y la
creatividad serían independientes.

La relación entre la creatividad y la inteligencia es un tópico que, a pesar de


haber sido estudiado desde sus inicios, sigue sin estar claro. Tradicionalmente
se había asumido que las personas creativas eran también personas
inteligentes. Sin embargo, hay autores que no tienen tan claro que se trate de
la misma realidad; de hecho, dicen que si son la misma cosa, podemos asumir
que una persona creativa es forzosamente inteligente y viceversa, si una
persona es inteligente, será creativa. O podemos tomar las palabras de
Wallach y Kogan (1965), quienes dicen que, al igual que se puede demostrar
la existencia de diferentes grados de aptitud cognitiva o inteligencia, también
se pueden establecer niveles de creatividad, pero como algo independiente de
la inteligencia, y que con justicia se puede llamar «creatividad».
Estos dos conceptos son dos de los pilares centrales de las sociedades en las
que vivimos, especialmente en el sistema económico. A medida que avanza
la robotización y la automatización, los trabajos más mecánicos y repetitivos
van siendo cada vez sustituidos por máquinas más eficaces a la hora de
hacerlo. Sin embargo, hoy en día al menos, las máquinas no tienen ni
inteligencia ni creatividad.

A pesar de que algunos hayan defendido la postura de que para producir obras
creadoras significativas es necesario poseer un alto nivel de inteligencia, lo
cierto es que la alta inteligencia no garantiza la actividad creadora y, por
supuesto, la baja inteligencia es seguro que no ayuda; por ello, muchos
psicólogos se inclinaron por la tesis de que inteligencia y creatividad son dos
capacidades independientes. Además, esta hipótesis se veía reforzada por el
hecho de que se comprobó la existencia de bajas correlaciones entre
inteligencia y rendimiento académico. Este hecho sirvió para deducir que
además del rendimiento escolar, influían en la creatividad otros factores
distintos a la inteligencia.
Ambas dimensiones son centrales en importancia, pero igual que no se ponen
de acuerdo con la hora de definirlas, los especialistas tampoco saben bien
cómo medirlas o si son la misma cosa o elementos completamente diferentes.
¿Es necesario ser inteligente para ser creativo? ¿Son acaso dos facetas de la
misma moneda “pensar bien”? Las teorías varían entre los dos extremos de
“son la misma cosa” y “son cosas completamente distintas”, encontrándose en
el medio las distintas teorías que tienen que ver con que son cosas distintas
pero que se solapan, o que son cosas relativamente similares, pero con
algunas diferencias de enfoque.

Especialmente interesante es el hecho de que parece que la creatividad no


hay una forma eficaz de medirla. Es cierto que las pruebas de inteligencia
están muy extendidas, pero también muy criticados, pero hay ciertos
consensos teóricos sobre qué cosas se podrían usar para medirlos. En
cambio, con la creatividad no ocurre lo mismo, porque cosas como la
capacidad de pensar cosas de un modo muy distinto, central para la
creatividad, es difícil introducirla en una prueba que pueda dar un valor fiable
de cuánta creatividad es cierta respuesta, u otra.

La clave, sin embargo, para mí no estriba en las definiciones o en las pruebas


de los psicólogos sino en las condiciones sociales de nuestro mundo.
Tomemos por ejemplo una empresa, crecer en el interior de esta normalmente
requiere no pensar por uno mismo, sino encargarse de cumplir las órdenes
que llegan de arriba del mejor modo posible. Así, en este entorno, la
creatividad no tiene sitio donde crecer, aunque la persona sea muy creativa,
porque resulta un impedimento a la hora de encajar en la dinámica de la
empresa y crecer dentro de la misma laboralmente.

La inteligencia, por su lado, juega del mismo modo. Hay trabajos que requieren
inteligencia y la fomentan, como las carreras científicas, y otros que no la
requieren, como poner ladrillos. Esto no implica que quien pone ladrillos no
sea inteligente, sino que no se le exige esa cualidad, de modo que en el
entorno laboral no encuentra espacio para su desarrollo porque no es una
cualidad útil en ese entorno (como mencionaba en el caso de la belleza y las
modelos). Sin embargo, a diferencia de la creatividad, hay muchos ámbitos
diarios donde se ha ido fomentando la inteligencia (especialmente en términos
matemático-lógicos) como son juegos como los puzles o las adivinanzas. Y
otros tipos de inteligencia se ejercitan aún más a menudo, como la inteligencia
emocional o la inteligencia social.

Con la llegada del siglo XXI, la realidad está abriéndose y volviéndose más
interactiva. Los videojuegos superan en ventas e impacto económico al cine,
los programas de televisión aceptan cada vez más la participación del público
por distintos cauces, entre ellos las redes sociales, etc. A medida que entramos
en un mundo donde la creatividad unida a la inteligencia cada vez importa más,
nuevos modos de demostrarla y ejercerla se van desarrollando, aunque aún
queda mucho trabajo por hacer.
Vivimos rodeados de colores y la mayoría de nuestras decisiones tienen una
base cromática de la que no somos conscientes: nos miramos en el espejo,
nos vestimos, miramos al cielo… En realidad, estamos mirando nuestro color
de cara para saber si se refleja nuestro descanso o no, elegimos el color de
nuestra ropa según nuestro estado de ánimo y miramos al cielo para ver qué
color tienen las nubes si anuncian lluvia o hace sol…

Los colores transmiten mucha información de nosotros mismos, pero también


nos aportan una información básica para nuestra vida. Por ejemplo, me levanto
decaída y no me veo capaz de emprender todas las tareas que tengo para
hoy… ¿Sabes que el color naranja me aporta capacidad, optimismo y alegría
porque es un color antidepresivo? O si tenemos que hablar durante horas el
color azul es el color de la comunicación y la relajación que me ayudará a no
forzar mis cuerdas vocales y tener una conversación fluida. Y si tengo un
estado de estrés y ansiedad fuerte será el amarillo el que me ayude a controlar
y ordenar mi vida.

La vibración amarilla nos aporta orden, ritmo y control. Actúa a nivel celular y
mental controlando el metabolismo. El naranja amarillento es selección y
absorción de nutrientes y de información.
La vibración verde aporta fluidez, liberación, es drenante y refrescante.
Descarga tensiones. Regula el sistema nervioso. El verde amarillento es orden
y fluidez mental, asimilación, conservación y purificación.

La vibración naranja aporta elasticidad a los tejidos. Es una vibración nutritiva


que le aporta capacidad y expansión al organismo. El naranja rojizo es
regeneración y recuperación de tejidos, emocional, física…

La vibración azul nos aporta movimiento y dinamismo. Además, posee un


efecto relajante sobre el organismo. La unión de estos factores ayudará a
nuestro organismo a que recupere su movilidad, pero de forma relajada para
que no entremos en un estrés orgánico. El verde azulado es drenaje, arrastre
y descarga.

La vibración roja es un excelente vitalizante. Aporta fuerza y energía a un


organismo dormido o aletargado. Para tejidos desvitalizados o dañados es
excelente. La unión del color a los principios activos los potencia y aumenta su
efecto y rapidez sintiendo su efecto en nuestra piel rápidamente. El violeta
rojizo es antiinflamatorio y antiedematoso.

La vibración violeta es para nuestro cuerpo un impulso de energía, actúa


empujando lo que en nuestro cuerpo está estancado. Pero también es la
dosificación y los intercambios celulares y vasculares. El violeta azulado es el
circulatorio de la rueda cromática, favoreciendo la retracción de las válvulas
vasculares.
Conclusión

La creatividad es la capacidad para ver los casos bajo una perspectiva nueva
y original, para ver problemas que nadie había visto antes y luego descubrir
soluciones nuevas, originales y eficaces. Por tanto, es un tipo de resolución de
problemas.

Los programas que van dirigidos a "enseñar" a resolver creativamente los


problemas similares a las que se habían presentado en los años de estudio,
pero que la solución creativa de problemas exige otras habilidades que no se
pueden enseñar.

Aunque los seres humanos en esencia somos iguales nos diferencian la


manera como usamos la inteligencia y la creatividad, para tratar de solventar
las situaciones complejas que se nos presentan a nosotros y a los demás,
oportunidad que nos regala la vida para desarrollarnos y mostrar aquellos
atributos fehacientes e inherentes en la creatividad que son precisamente
originalidad, flexibilidad, sensibilidad, fluidez e inconformismo.

Como futuros profesionales en cualquier campo de acción en el que nos


desempeñemos está claro que siempre será mejor tener y cultivar una
mentalidad creativa e inteligente.

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