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LÚDICA Y PEDAGOGÍA
IV CUATRIMESTRE
PROFESORA
SANDRA ACUÑA GONZÁLEZ
13 de febrero 2.022
Introducción
En el nivel infantil la creación está sujeta por lo regular a procesos metafóricos. Después de los
18 meses también aparece en el niño la autoconciencia, al reconocerse así mismo, frente a un
espejo (Lacan) y poder reconocer a los demás como sujetos externos y diferentes a él.
Este proceso síquico le permite al niño diferenciar el objeto del sujeto y el sí mismo, proceso
que no se puede dar en la fase de la inteligencia motriz. Lo importante de este estadio evolutivo
en la creatividad, es que se origina la independencia del sujeto para pensar y actuar sobre el
mundo físico y el mundo del inconsciente.
La originalidad creadora en un niño o un adulto implica siempre procesos de hacer, rehacer,
deshacer, aprender, reaprender. Cabría preguntarse ¿Será que un niño desbarata un juguete o
un objeto a través de un impulso natural exploratorio (curiosidad y asombro) para consolidar su
espacio de autonomía e independencia del objeto amoroso (madre), o para fortalecer su
creatividad?
Impulsos Lúdicos Exploratorios
“La metáfora de que el ser humano actúa como científico quiere resaltar el hecho
de que las personas usan ciertas estrategias de investigación natural a través de
actividades epistemológicas y de búsqueda de conocimientos que no son exclusivos
de los científicos, aunque ellos las utilicen profesionalmente (sistemáticamente) de
una manera más elaborada y rigurosa.” (Porlán, 1995, p. 60).
Cuando el niño desbarata su juguete y desorganiza su cuarto son actos de creación humana;
estas acciones sobre el mundo físico conducen en cierta forma a la independencia y a la
autonomía. Integrar en este sentido los principios del orden y del desorden producido por el
niño, no es más que ampliar sus niveles de creatividad; no como Homo sapiens Homo Faber
sino lo que realmente es: “Homo demens” “Homo Habilis” “Homo Ludens”.
En este orden de ideas lo que se desea plantear, es que no se trata de abandonar los
principios de la ciencia clásica con que se ha analizado tradicionalmente la forma como el niño
conoce o reconstruye sus conocimientos para llegar a un acto creativo, sino de lo que se trata
es de integrar elementos nuevos y revaluar otros en torno a mirar el pensamiento humano de
forma compleja para entender el origen y los fundamentos de la creatividad humana.
¿Qué relación existe entre ambas? R. OCHSE (1990) afirma: “Si la inteligencia significa
seleccionar y moldear entornos, entonces inteligencia es creatividad” (p. 104). Para seleccionar
o conformar entornos, se requiere la imaginación que cree una visión de cómo debería ser ese
entorno y de cómo ese entorno idealizado puede hacerse realidad. Por otra parte, la habilidad
para adaptarse al entorno –para cambiar uno mismo y encajar en él- implica normalmente poca
o ninguna creatividad, y puede incluso requerir la supresión de la creatividad propia, como
cuando nos damos cuenta de que adaptarse a un empleo o al colegio implica guardarse las
ideas creativas propias para uno mismo pues si no, nos arriesgamos a una mala nota o a un
mal resultado en el empleo.
Para concluir destacar la vital importancia que hoy en día tiene la creatividad en nuestras
aulas, ya que es necesario permitir que el alumnado se sienta valorado y partícipe en el
proceso de enseñanza y aprendizaje, de modo que mejore su motivación y autoconcepto, y de
esta forma también mejorarán sus resultados académicos.