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Universidad Nacional Autónoma De México

Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán

Medicina Veterinaria y Zootecnia

LA MUERTE EN LOS ASPECTOS: FÍSICO-BIOLÓGICO, SOCIOCULTURAL,


MÍTICO-MÁGICO-RELIGIOSO, LA PARACIENCIA Y EL ABYECTO.

Sociología Rural y Urbana

Grupo: 1051

Integrantes:

Contreras Buenrostro Lizandra Cibely

Guillen Juárez José Enrique

Lozada Mendieta Andrea

Martínez Bocanegra Dafne Angélica

Martinez Vázquez Luis Brandom

Ramirez Esquivel Gabriel

Rangel Camacho Maria de Montserrat

Rodríguez Bustamante Cristina


La muerte en el contexto físico-biológico

Primeramente, se debe entender la muerte como un cambio de estado; en este instante nos
encontramos vivos pero después podemos estar muertos, es así de obvio y simple. Sin
embargo, también es un proceso. Desde el momento en que la persona fallece, se suspenden
varias funciones esenciales y ocurren diversas manifestaciones tanto físicas como celulares
dentro del organismo llamadas “fenómenos cadavéricos”.

Vargas Eduardo clasificó a los fenómenos cadavéricos en tempranos y tardíos (11), de los
cuales solo se mencionan los más importantes para diagnosticar la muerte.

a. Fenómenos cadavéricos tempranos:

● Acidificación tisular.
● Enfriamiento cadavérico (algor mortis).
● Deshidratación cadavérica.
● Livideces o hipóstasis.
● Rigidez (rigor mortis).
● Espasmo cadavérico.

b. Fenómenos cadavéricos tardíos:

I. Fenómenos cadavéricos destructores:

● Autolisis.
● Putrefacción.
● Antropofagia cadavérica.

II. Fenómenos cadavéricos conservadores:

● Momificación.
● Adipocira.
● Corificación.

Acidificación tisular: proceso producido por el paro de las oxidaciones orgánicas y el


acúmulo de los ácidos catabólicos. Es un signo de muerte segura ya que esto impide la
revascularización tisular. El primer tejido que se ve afectado por este proceso es el tejido
nervioso

Enfriamiento cadavérico, pérdida de temperatura o algor mortis: la temperatura normal


del ser humano es entre 35-36ºC y necesita esta temperatura para poder realizar todos los
procesos que se realizan en el cuerpo humano. Cuando una persona fallece la temperatura de
su cuerpo comienza a descender. Aproximadamente la temperatura desciende 1ºC por hora en
las primeras 12 horas y 5ºC en las siguientes horas hasta que la temperatura del fallecido se
iguala con la del ambiente en el que se encuentre.

Deshidratación cadavérica: pérdida de agua que se produce por evaporación. Los


principales signos de este fenómeno se observan en los ojos, donde podemos observar tanto
una mancha esclerótica negra, que ocurre principalmente si el fallecido mantiene los ojos
abiertos durante al menos 5 horas después del fallecimiento la pérdida de trasparencia en la
córnea, este fenómeno aparece en todos los fallecidos independientemente de si permanecen
o no con los ojos abiertos.

Rigidez cadavérica o rigor mortis: después del fallecimiento se produce una atonía
generalizada del cuerpo para pasar después a una contracción muscular, provocando
endurecimiento y retracción de la musculatura del fallecido. Esta rigidez suele comenzar a las
2-3 horas, suele completarse a las 10 – 15 horas y comienza a desaparecer a las 24 horas
(momento donde el cadáver es más rígido) hasta que desaparece totalmente a las 48 horas del
fallecimiento.

Espasmo cadavérico: forma especial de rigidez en caso de una muerte violenta, por ejemplo:
heridas mortales por arma de fuego, electrocutados, hemorragias cerebrales masivas,
convulsiones… Este tipo de rigidez es inmediata al fallecimiento y solo se puede eliminar
con cirugía.

Autolisis: destrucción de los tejidos que produce el propio organismo debido a las enzimas.
Si la destrucción es tal que produce una zona necrosada total se dice que hay autolisis, sin
embargo si la destrucción de los tejidos es solo parcial se denomina lesión.

Putrefacción cadavérica: descomposición de la materia orgánica debido a la acción de las


bacterias en el cadáver. Suelen ser bacterias que tenemos ya en el organismo aunque también
pueden ser bacterias exógenas que penetren en el cadáver a través de alguna herida. Esta
putrefacción sigue un proceso que se puede dividir en cuatro fases según el tiempo que va
pasando:

I. Periodo cromático: fase colorativa, donde se produce una mancha verdosa en


la zona del abdomen aproximadamente a las 24 horas del fallecimiento.

II. Periodo enfisematoso: debido a la producción de los gases de las bacterias.

III. Periodo colicuativo: aspecto acaramelado sobre todo de las partes blandas.

IV. Periodo reductivo o esqueletización o reducción esquelética.

Diagnóstico de la muerte basado en el cese de la respiración y de la circulación.

El criterio mantenido por la medicina tradicional, desde que hace 25 siglos los filósofos
griegos consideraron que la enfermedad y la muerte eran fenómenos naturales y no
sobrenaturales, ha sido el cese de la función cardiaca y respiratoria, es decir, la pérdida del
pulso y la ventilación en una persona que ha perdido por completo la capacidad de reacción
con el exterior (coma). Según ellos, en el hombre se encuentran integradas las funciones
naturales o vegetativas (nutrición, reproducción,...), las funciones vitales o animales (el pulso
y la respiración) y las funciones superiores o intelectivas (pensamiento, voluntad). Cada una
de estas tres funciones la localizaban, respectivamente, en las tres cavidades orgánicas:
abdomen (hígado), tórax (corazón) y cráneo (cerebro). La muerte es, para los griegos, la
pérdida del espíritu vital, que se encuentra en el corazón (Meléndez, et. al. 61).

El miedo al enterramiento en vida condujo a considerar en los siglos XVIII y XIX que el
único signo de certeza era el comienzo de la descomposición. Este es el origen del
establecimiento de periodos de seguridad antes del enterramiento, que variaban de 1 a 3 días
e incluso en algunos casos, se diseñaron tanatorios especiales donde se colocaba el cadáver
con una campana sobre las manos, donde se esperaba hasta que aparecieron los signos
inequívocos.

Con dos precisiones surgidas con el progreso científico de los últimos cuarenta años, el
criterio de muerte cardiovascular -detención de la circulación (ausencia de pulso) y la
respiración (apnea)- sigue siendo válido, ya que ambas funciones son las responsables del
abastecimiento de oxígeno a todas las células. Por ello, el cese brusco del abastecimiento de
este elemento se sigue en pocos minutos de lesiones celulares, que comienzan por los órganos
más sensibles (cerebro) y se extienden en un intervalo breve a todos los órganos y tejidos que
mantienen la vida.

Durante el periodo transcurrido desde que surge la detención de la circulación y respiración,


hasta que aparecen las lesiones celulares, es posible la recuperación de las funciones vitales,
bajo determinadas circunstancias que se incorporaron a la práctica clínica a mediados del
siglo XX, que hoy conocemos como técnicas de Reanimación o Resucitación Cardio-
Pulmonar (RCP). Desde entonces, se sabe que la detención de la circulación y la respiración,
no siempre es sinónimo de muerte y pasa por un breve periodo que podríamos denominar
muerte clínica, y no se transforma en muerte biológica hasta transcurridos unos minutos. Sin
embargo, se considera muerte por parada cardiorrespiratoria cuando existe una ausencia de
latido cardiaco (latido central o electrocardiograma) y de respiración espontánea durante un
periodo no inferior a cinco minutos, todo ello constatado después de haber aplicada las
maniobras de RCP avanzada correctamente, durante el tiempo adecuado a la edad y las
circunstancias que provocaron la parada cardiaca (Gómez Juan 7).

La muerte encefálica

Con el avance del conocimiento y la incorporación de los respiradores artificiales, en los años
sesenta, en las unidades de cuidados intensivos, se presentaron nuevas situaciones: a los
pacientes que respiraban y tenían pulso se les consideraba vivos, pero esas personas que
pasaban mucho tiempo en dichas unidades jamás recuperaban la posibilidad de respirar de
manera espontánea.

En 1968 se publicaron por primera vez los criterios de muerte cerebral o encefálica, del
comité especial de la Universidad de Harvard (113). El sentido de esta medida fue delimitar
cuándo se podían suspender los tratamientos de soporte vital. Cabe destacar que en esa
misma época comenzó a desarrollarse el mundo de los trasplantes y convenía saber cuándo a
un paciente se le podía declarar muerto y cuándo se podía extraer los órganos para utilizarlos
en un trasplante.
Se asoció muerte cerebral con coma irreversible, ya que la publicación de los criterios de
Harvard se refería a coma irreversible. Esto ha causado una confusión importante y muchas
personas estiman que el coma es un sinónimo de muerte cerebral, lo que no es así. La muerte
cerebral o encefálica es una situación especial, que se relaciona sólo con algunos tipos de
coma.

En la actualidad, la muerte encefálica se presenta en la situación siguiente: un paciente que


está en una unidad de cuidados intensivos, conectado a un ventilador mecánico; con una
historia clínica de afectación neurológica grave que justifique el cuadro clínico; es decir,
algún hecho que haya producido la lesión encefálica; se confirma la lesión mediante una
técnica de imagen, como una tomografía computada (TC) o una resonancia magnética que
identifique la naturaleza del cuadro; y además debe cumplir con los criterios de muerte
encefálica. Con todo lo anterior, se efectúa el diagnóstico de muerte cerebral (Casares Miguel
2).

En México, la Ley General de Salud (87) define la muerte de la manera siguiente:

Art. 344. La muerte cerebral se presenta cuando existen los siguientes signos:

I. Pérdida permanente e irreversible de conciencia y de respuesta a estímulos


sensoriales.
II. Ausencia de automatismo respiratorio, y
III. Evidencia de daño irreversible del tallo cerebral, manifestando por arreflexia
pupilar, ausencia de movimientos oculares en pruebas vestibulares y ausencia
de respuesta a estímulos nociceptivos.

Se deberá descartar que dichos signos sean producto de intoxicación aguda por
narcóticos, sedantes, barbitúricos o sustancias neurotrópicas.

Los signos señalados en las fracciones anteriores deberán corroborarse por cualquiera
de las siguientes pruebas:

I. Angiografía cerebral bilateral que demuestra ausencia de circulación cerebral,


o
II. Electroencefalograma que demuestre ausencia total de actividad eléctrica
cerebral en dos ocasiones diferentes con espacio de cinco horas.
Es importante distinguir entre la muerte cerebral y los estados vegetativos persistentes
(EVP/coma), o los estados anencéfalos. En los dos últimos, lo que hay es una lesión cortical,
pero se mantienen las funciones troncales; es decir, el paciente respira, deglute, tiene estados
de vigilia y sueño, pero pierde la capacidad de relación. Por el contrario, cuando hay muerte
encefálica, la destrucción afecta el tronco encefálico, seguida posteriormente por la
destrucción de la corteza.

En resumen, la muerte cerebral es la pérdida permanente de la actividad cerebral. Como


resultado, el paciente no puede respirar o mantener cualquier otra función vital por su cuenta,
y pierde de forma permanente toda consciencia y capacidad para el pensamiento.

Es importante considerar que ningún tratamiento puede ayudar a una persona con muerte
cerebral, si bien los medios artificiales pueden mantener la respiración y el latido cardíaco
durante un tiempo, pero una vez ocurre la muerte cerebral, nada puede mantener a los otros
órganos funcionando indefinidamente.

Como señala Maiese Kenneth, “un diagnóstico de muerte cerebral es equivalente a la muerte
de una persona” (1).

La muerte mítico-mágico-religioso.

¿Una persona realmente muere cuando se le olvida?

Basándose en la cuestión cultural en México podemos decir que vistos desde afuera "nos
burlamos de la muerte" pero creo que no es así.

Siempre hemos buscado la manera de darle una explicación a la muerte y/o partida de algún
ser querido, creo que nuestras costumbres son para darnos una esperanza de que nuestros
seres queridos vienen a vernos cada año y cuando los olvidamos tienen una "segunda muerte"
fuera de la muerte física.

Pero a pesar de vivir en el mismo país muchas veces evitamos esos temas, más en la ciudad,
ya que creo que evitamos el dolor, el miedo de no volver a ver a ese ser amado, pero como
dije anteriormente, la gente con costumbres muy arraigadas tiene esa misma esperanza de que
siguen aquí.
Existe un libro llamado "Diálogos con el hombre luz" donde nos platica que vive nuestro ser
cuando fallecemos, que el alma se eleva, que pasa por diferentes cielos y se queda donde le
corresponde de acuerdo a las cosas que haya hecho en vida, casi similar a "La divina
comedia", así como las leyendas mexicanas, creo que es incertidumbre de no saber cómo la
va a pasar nuestro familiar, qué le va a suceder y a miles de preguntas, miles de respuestas a
las cuales damos la respuesta que creemos de acuerdo a nuestra cultura y sociedad.

En la memoria colectiva se tiene la creencia en fenómenos inexplicables asociados a la


naturaleza o que no tienen una explicación lógica; así surgen las leyendas y los mitos. Y
desde la prehistoria existían mitos que se convirtieron en ritos en torno a la muerte.

Se creía que el que fallecía viajaba al Mictlán o Lugar de los Muertos donde viviría
eternamente, pensando a la muerte no con miedo sino como una virtud, ya que aquellos que
fallecían se transformaban automáticamente en dioses y representaba vivir eternamente.

Los aztecas o mexicas consideraban que el universo estaba integrado por dos planos, uno
vertical y otro horizontal, en el primero hay trece cielos; y el segundo teniendo 6.

También existían dos meses dedicados a las conmemoraciones y festejos a los muertos, el
primero de ellos era el noveno mes o fiesta para los ‘muertitos’, el segundo era celebrado el
décimo mes y se dedicaba a los muertos adultos dentro de una gran fiesta. (Gomez Marco)

Como unión de dos tradiciones culturales: la indígena y la española, nacen dos días muy
importantes en nuestra cultura que son: día de todos los santos y los fieles difuntos.

En la época prehispánica, el altar a la muerte tenía el nombre de Tzompantli y estaba


dedicado a la diosa Coatlicue (la que todo lo hace y deshace). Este se encontraba en forma de
pirámide, el cual era cubierto con papel teñido de diferentes colores, en el primer nivel
colocaban la imagen de ella y en el segundo nivel comida, flores y se quemaba copal en
pequeñas vasijas de barro, en el tercer nivel se colocaban flores y follaje. Pero con la llegada
de los españoles se integraron las cruces, velas que significan los pecados capitales y que
guiarán a los muertos, también la flor de cempazúchitl (flor de muerto), las frutas de la
estación significan la libertad que la muerte da, el color morado se usa en señal de duelo, el
camino de flores y follajes es para que el alma del difunto pase por ahí y el copal purificará el
ambiente y alejará a los malos espíritus.
¿Por qué necesitamos creer que existe algo después de la muerte?

Como ya se mencionó se cree que lo hacemos por la razón de que aún existe esa esperanza de
que un ser querido viene en visita cada 1ro y 2do de noviembre, ¿Pero realmente esa es la
razón? Tal vez lo pensamos de una manera individual y creemos que si un día dejamos de
estar aquí, nos iremos sabiendo que aún existirá alguien que guarde nuestra esencia, que
nuestro miedo sería dejar de existir, que todo lo elaborado, lo dicho y amado desapareciera,
como si nosotros nunca hubiéramos estado en este plano físico. Es como si tratáramos de
dejar un legado, algo por lo que esperamos que nos recuerden, tal vez sea de manera
inconsciente pero de alguna manera también lo hacemos con algún ser querido que ha
partido, recordamos todo aquello que hacía de él o ella. La memoria del difunto, que nos es
dada en herencia, ya no recuerda, ya no se ocupa de sus recuerdos, no se ocupa de sí; lo que
resta de su memoria viva es en nosotros. La memoria del otro queda suspendida en un
tránsito imposible del difunto a sus deudos y forma parte del proceso de duelo.

Tras la pregunta de si existe vida después de la muerte existen personas que dicen estar en
contacto con los espíritus de las personas muertas, estos aseguran que quienes mueren se
liberan de su cuerpo material y su alma o espíritu puede dar un salto hacia este mundo semi
material, al mundo llamado Marduk, que se trata de mundo también material donde renace
quien muere en la Tierra y adopta una nueva vida y nuevas obligaciones, como un estadio
más dentro de la progresiva evolución. Sin embargo, el acceso a Marduk no es directo
después de fallecer; el primer plano es un sueño reparador y, después se pasa a un lugar
llamado ‘Hades’ donde habitaban los seres buenos y malos que habían traspasado el umbral
de la muerte.

Aspecto sociocultural de la muerte

El concepto morir, desde una perspectiva filosófica cabe aceptarlo como la descripción del
ser de toda persona, tiene un sentido estrictamente limitado en su uso específico en el
ambiente del hospital.

Las muertes ocurren dentro de un orden social, los pensamientos, intereses, actividades,
proyectos, planes y esperanzas de los otros están más o menos vinculados a la persona que
muere y al hecho de su muerte. El carácter de este vínculo está dado en parte por la ubicación
de la persona en una diversidad de estructuras sociales, es decir, familia, el hospital, las
carreras ocupacionalmente estructuradas de la sociedad, sistemas de edades, etc... y
proporciona a su vez variados grados de importancia a la anticipación de la muerte y al
establecimiento de cursos de acción sobre la base de la anticipación. Las muerte ocurren
también dentro de un orden médico organizacional. La programación de los tratamientos, las
actividades de diagnósticos y pronósticos, la disposición de tiempo, interés y dinero son
elementos que integran los intereses prácticos y autorizados de los profesionales médicos, y
la anticipación de las muertes figura en un lugar muy importante dentro de su organización
concreta.

"Morir" se lo relaciona con una posible predicación e incluye tres aspectos:

La localización de la persona a lo largo de las dimensiones temporales de diversas estructuras


sociales. Este estudio intenta explorar la estructura sociológica de ciertas categorías relativas
a la muerte. Prevé la entrada del sociólogo en el mundo de la medicina no porque este puede
enriquecer al médico y enfermo con información acerca de la organización y estructura
sociales, sino porque ese mundo es tan social desde su relaciones de status jerárquicamente
organizadas hasta la actividad de observar por el microscopio y anunciar un descubrimiento,
como cualquier otro dominio de la actividad humana colectiva. Intenta demostrar el
fenómeno "muerte y morir" como lo ven los mismos médicos y enfermeros, que estos
sucesos no pueden describirse en ningún nivel sin recurrir al carácter socialmente organizado
de las actividades judiciales y consideraciones administrativas que se hayan implicadas en su
descubrimiento, tratamientos, consecuencias y efectos.

El modo en que las especificaciones temporales de las predicciones de la muerte,


comprometen a aquellos que las hacen, en una diversidad de problemas profesionales, de
organización y de interacción.

"Morir" se convierte en un proceso notable e importante en la medida en que proporciona a


los demás, al igual que al paciente, un medio para orientarse hacia el futuro, para organizar
actividades, según la expectativa de la muerte, para "prepararse a ella".

Los médicos y enfermeros no tratan el "morir" sino los males, síntomas y acontecimientos.

Un ejemplo de " morir como hecho social"


En los ancianos de nuestras sociedad, el futuro es constituido en los días y semanas próximas,
y "morir" cuanto más anciano sea el enfermo, significa para el personal del hospital en una
posibilidad manejable, mientras el paciente sea viejo, es decir, que no requiere precauciones
especiales en la interacción diaria, ni en una estadía pudiendo evitar la muerte aunque sea en
los pensamientos de la persona.

En cambio en personas jóvenes enfermas. implica algunos problemas, algunos jóvenes


asumen con madurez que, en el caso de enfermedades como leucemia por ejemplo, moriran a
mediano o largo plazo, en cambio otros jóvenes no aceptan esta situación y la experiencia del
morir.

Puede realizarse una distinción entre " muerte clínica": La aparición de los signos de la
muerte" en el examen físico, "muerte biológica": cesación de la actividad celular y una
tercera categoría " muerte social" que dentro del hospital se da en el momento en que el
paciente es tratado ya como un cadáver, si bien "clínica y biológica" está aún vivo.

La muerte social puede definirse como el momento en el cual las propiedades sociales más
importantes del paciente, comienza a cesar de ser condiciones operativas para aquello que los
tratan, y cuando el paciente es considerado muerto. La "muerte social" consiste en ciertas
prácticas y define aspectos del significado que se otorga al hecho de " morir dentro del
contexto hospitalario".

En cuanto al término " muerte" es propuesto un sentido más amplio de la palabra es decir,
donde la muerte es la base necesaria para realizar ciertos actos, como por ejemplo la autopsia,
que es el disponer de los efectos personales del muerto, contratar empresas mortuorias,
colocar un cadáver en la morgue, e informar a las compañías de seguro, volver a casarse,
estar de duelo, anunciar el contenido de un testamento, transferir las propiedades otro
nombre, y en general encajar en las actividades de organización, ceremonias y económicas
que se hallan asociadas con la muerte, aquello asuntos que marcan el "final" de la existencia
"social".

Los problemas psicológicos y socioculturales relacionados con la muerte

Los pacientes en fase terminal tienen muchas necesidades en cuanto a lo emocional, espiritual
y física, por eso siempre ver a los pacientes, no sus necesidades sino su valor, no su
dependencia sino su dignidad. Para obtener la fuerza y el valor para afrontar la muerte con
dignidad cada paciente terminal y las personas que lo acompañan reaccionan de manera
individual ante la proximidad de la muerte, estas pasarán por diversos problemas como:

*Temor y ansiedad:

Los moribundos experimentan estos sentimientos casi siempre.Hay muchas cosas por la que
el enfermo puede sentirse aprensivo y temeroso, por ejemplo, temor a la muerte, al dolor, al
proceso de muerte, a la pérdida de control y dignidad, y temor a estar solo o al rechazo.

A menudo falta el tipo de comunicación que pudiera ayudarlo a aliviar esos temores.Por eso
mismo la muerte significa para este el alejamiento de la familia y de los amigos causando una
gran tristeza.

En esta fase terminal recaracteriza la depresión que se confunde a veces con un síntoma físico
originando el temor y remordimiento, muchas personas con creencias religiosas se aferran
permitiéndoles adquirir fuerza y coraje para enfrentar a la muerte sin temor.

*Soledad:

Una de las mayores preocupaciones entre la gente moribunda es permanecer solo.Las


personas que mueren en hospitales experimentan sentimientos de soledad aunque no están
solos, el contacto de enfermeras a moribundos es frecuente y puede llevar a una relación de
confianza que ayudará a reducir la soledad y el aislamiento

*Dificultad para enfrentar la verdad:

En muchas ocasiones el enfermo terminal no tiene una facilidad para buscar una relación de
apoyo con la enfermera, o que para esta no sea fácil ofrecerla.

En ocasiones la enfermera evita el compromiso, pero no comprende que las reacciones de


enojo o depresión son normales en el proceso terminal, existen pacientes por las cuales te
preguntan ¿me estoy muriendo? Esto significa que la persona quiere hablar de sus temores e
incertidumbre, sin embargo están los otros pacientes que niegan aceptar, aunque estos son
concientes de su pronóstico. Un paciente con estas características que se siente solo y
temeroso se tranquiliza con la compañía y cercanía, la empatía y compresión son aspectos
importantes de atención de un paciente terminal y son esenciales para que la enfermera los
ayude en los diversos problemas psicológicos y espirituales que podrían originarse en el
proceso.

Paraciencia

Cada año se imprimen cientos de libros, se elaboran y distribuyen películas documentales y


de ficción, aparecen nuevos sitios de difusión de Internet y en otras modalidades de
comunicación y se establecen canales de televisión dedicados casi exclusivamente a lo
alternativo y lo sobrenatural, todo lo cual refuerza poderosamente la penetración de los
contenidos paranormales entre el gran público. Los resultados arrojados por los estudios de
opinión son elocuentes: 52 por ciento de los estadounidenses aceptan el espiritismo, 45 por
ciento creen en la curación por la fe, 37 por ciento en la astrología, 25 por ciento en la
reencarnación. De acuerdo a datos recogidos en 1991, 3.7 millones de ciudadanos del mismo
país creían poseer evidencias de haber sido abducidos (secuestrados) por ovnis. Y hablamos
de la sociedad que puede considerarse líder en el mundo por su desarrollo científico y
tecnológico. ¿Qué podría esperarse de naciones en las que los grados de avance educativo y
los niveles de riqueza alcanzados se muestran sensiblemente inferiores?

La situación, desde la perspectiva que se la mire, resulta grave y desconcertante. Frente a ella
la ciencia, con todo el refinamiento conceptual y metodológico que ha podido lograr en las
últimas décadas y con los desafíos de vanguardia que con frecuencia se plantea, parece
incapaz de contrarrestar la fuerte oleada de irracionalidad y obtener una atención siquiera
comparable entre las prioridades de la gente. ¿Cuáles podrían ser las razones que justifiquen
este desigual grado de interés por parte de la población y el incesante fortalecimiento de la
pseudociencia y el oscurantismo en nuestras sociedades? ¿Por qué los ideales de la cultura
científica y de un reforzamiento del racionalismo, que han guiado a la educación
contemporánea durante los últimos siglos han demostrado tan decepcionantes resultados?

Las creencias paranormales representan un amplio y variado mosaico que se extiende desde
las profecías de Nostradamus, la investigación parapsicológica, los círculos en los campos de
algodón, ángeles, casas habitadas por seres desencarnados que persiguen a sus habitantes y
abducción extraterrestre hasta los movimientos religiosos que aseguran el carácter plano y no
esférico de la tierra y prácticas como el detectivismo psíquico. (Goode)

Para Claudio Lomnitz, esta visión ante la muerte refleja la estrecha relación de los
mexicanos con sus difuntos. "No con la muerte en general, sino con sus fallecidos", subraya.
Y por otro lado, cree que pone de manifiesto una sensibilidad y sentido del humor macabro
muy especial que el país muestra, por ejemplo, a la hora de utilizar la muerte para hacer
críticas político sociales a través de los textos conocidos como "calaveritas literarias", son un
tipo de poema que funciona como una especie de epitafio cómico. Las calaveras literarias
suelen burlarse de la gente como si ya estuvieran muertos o como si la Muerte ya fuera a
venir por ellos y normalmente se escriben en la víspera del Día de Muertos. Escritas con
ironía y criticando los errores y vicios de una persona en específico, las calaveras literarias
también narran su muerte de una manera divertida después de una visita sorpresa de “La
Calaca” o “La Huesuda” como también se le llama a la Muerte en México.
El propio André Bretón, el teórico francés considerado padre del surrealismo, calificaba a
México como la patria del humor negro por sus numerosas costumbres que concilian la vida
y la muerte.Sin embargo, los expertos niegan que esta celebración suponga que México se
burla de la muerte o que no recibe con tristeza y dolor la llegada de este momento.

"La celebración de muertos no significa que los mexicanos no tengan miedo a la muerte. Más
bien es la alegría porque los muertos regresan. Pero creo que ha habido una mala
interpretación, una lectura superficial de nuestra fiesta", explica Medina.
REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS

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Committee of the Harvard Medical School to Examine the Definition of Brain
Death. 1968, 337-340.
https://journals.lww.com/anesthesiaclinics/Citation/2007/04540/A_Definition_
of_Irreversible_Coma.11.aspx

Casares, Miguel. Diagnóstico de muerte: aspectos médicos y éticos de la muerte


encefálica. Revista Medwave 2004 Mar; 4(2)., pp. 1-7.
https://www.medwave.cl/link.cgi/Medwave/PuestaDia/Congresos/732

Gómez, Juan. Criterios para el diagnóstico de la muerte. Diagnóstico de la muerte:


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http://www.rlillo.educsalud.cl/Capac_Etica_BecadosFOREAPS/Etica%20del
%20Final%20de%20la%20Vida/Final%20de%20la%20vida.pdf

Gomez, Marco Antonio. Delgado, Jose Arturo. Ritos y mitos de la muerte en México
y otras culturas. 2020. Editorial Tomo.
http://www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/williamsoler/ritos.pdf
Gonzalez, Erica. Aspectos culturales y religiosos de la muerte a lo largo de la
historia. https://www.monografias.com/trabajos41/la-muerte/la-muerte2.shtml

Maiese, Kenneth. Muerte cerebral. MD, National Heart, Lung, and Blood Institute,
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Meléndez, Mercedes, et. al. Implicaciones éticas de la muerte cerebral y los


trasplantes de órganos. Rev. Cubana. Invest. Biomed. 2005; 24(1); 60-68.
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https://medicinalegalunah.files.wordpress.com/2015/05/medicina-legal-
eduardo-vargas-alvarado.pdf

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