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CALIFORNIA CHRISTIAN

UNIVERSITY
DISTANCE LEARNING PROGRAM

Programa Doctoral en Teología


CURSO
“Misionología Contemporánea
Tercera Unidad

 La Misión de la Iglesia. Por Emilio Nuñez. Ponencia en


encuentro de misionología.
 El Reino de Dios y la misión Mundial de la iglesia. Por.
Guillermo Méndez. Ponencia en encuentro de misionología.
 El Ministerio Integral de la Iglesia. Daniel Harms.
 Misión para el tercer milenio. Por: Estuardo McIntosh B.
 Una Reflexión sobre la economía y la misión de la Iglesia.
Por: Abel García.
 Otros artículos de varios autores.

Todos los textos y artículos son usados con propósitos


estrictamente académicos y con apego a las leyes de autor
LA MISIÓN DE LA IGLESIA
Emilio A. Núñez

RESUMEN
La misión de la iglesia tiene su origen en el corazón de Dios. Según el diseño divino
publicarán las Buenas Nuevas de salvación los que han experimentado el amor de
Dios. La iglesia es el agente humano de la misión, siendo el Espíritu Santo el agente
divino. La iglesia ya nace misionera. La misión pertenece a la esencia misma de la
iglesia.
Conocemos el propósito del Señor porque Él lo ha revelado en las Escrituras.
La iglesia debe cumplir su misión en palabra y obra. Es indispensable lo que llamamos
el testimonio verbal del Evangelio. Pero también debemos dar el testimonio de las
buenas obras. En las últimas dos décadas la comunidad evangélica mundial ha sido
llamada a tomar conciencia de su responsabilidad social en congresos tales como los
de Wheaton (Illinois, 1966) y Lausana (1974), y en consultas como las de Grand
Rapids (Michigan, 1982).
La misión debe cumplirse en el poder del Espíritu Santo quien capacita a los
mensajeros del Evangelio y hace la obra de iluminación, convicción y regeneración a
favor del pecador.
La meta suprema de la misión cristiana es glorificar a Dios. Todo lo que Él hace en la
salvación de los seres humanos es para la alabanza de su gloria. (Ef. 1:3-­­14).
En cuanto a los beneficiaros de la misión cristiana puede decirse que esta tiene dos
aspectos: hacia adentro y hacia afuera. La iglesia debe cumplir su misión para el bien
de si misma a fin de crecer integralmente. Ante los movimientos de transformación
social, la iglesia debe mantener su identidad. Es necesaria la subsistencia de la iglesia
para el cumplimiento de la misión cristiana.
Sin embargo, el eclesiocentrismo, de los que magnifican la iglesia como institución
olvidándose de los que no conocen a Cristo, no tiene cabida en el diseño divino para la
misión cristiana.
El crecimiento integral de la iglesia incluye el interés en evangelizar a los que están
fuera de ella. No hay crecimiento integral de la iglesia aparte de la acción misionera.
En su sentido más estricto, el vocablo misión significa el acto por el cual alguien es
enviado por alguien a alguien. Este vocablo viene del latin, missio (la acción de
enviar) que puede corresponder al griego apostello, enviar. A la iglesia se le ha
ordenado que vaya en busca de aquellos que andan lejos de Dios, ya sea en los
confines del mundo o en la vecindad de una iglesia local.
Según el mandato misionero de Cristo, el propósito de “ir” es el de hacer discípulos,
no simplemente simpatizantes o convertidos como los que tanto abundan en nuestras

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estadísticas de evangelización, pero no en el camino del discipulado cristiano.
Hacemos discípulos yendo a las gentes, bautizando en el nombre de la Trinidad a los
que reciben el Evangelio, y enseñándoles que guarden (obedezcan) “todas las cosas”
que el Señor ha mandado. La lista de estas “cosas” es bastante larga y se relaciona con
la totalidad de la vida del discípulo, incluyendo sus responsabilidades familiares,
laborales, eclesiásticas y cívicas.
La misión de la iglesia es fundamentalmente hacer discípulos a todas las naciones.
Esta misión viene del corazón de Dios, quien la hace posible en Cristo. La iglesia es el
agente humano de la misión, y la cumple por la palabra y obra mediante el poder del
Espíritu Santo, para gloria del Dios trinitario.

REACCIONES
La discusión de la ponencia se centró en cuatro puntos principales. Estos fueron el
por qué de la misión de la iglesia, la diferencia entre tarea y misión, la definición del
término misión, la diferencia entre los términos misión “centrífuga” y misión
“centrípeta”, y la metodología a seguir para logra la misión.
La misión de la iglesia tiene su base en el corazón de Dios. La misión de Dios a través
de las edades ha sido de salvar al hombre. Dios tomó la iniciativa para lograr este fin.
Sin embargo, la iglesia es su agente principal en el cumplimiento de su tarea. El
término “misión” fue definido como un concepto general e integrador de la
responsabilidad global asignada por Dios a la iglesia, tanto a los alcanzados como a
los no alcanzados por el evangelio de Jesucristo.
La diferencia entre la misión centrífuga y centrípeta de la iglesia fue establecida al
hablar de la responsabilidad de la iglesia para con la congregación local y para con los
lugares no alcanzados. Para con la iglesia local en cuanto a la edificación de la iglesia y
para con el mundo en cuanto a cumplir con el mandato de anunciar el evangelio a
todas las naciones. Para que la misión de la iglesia sea integral tiene que cumplir con
estas dos facetas.

CONCLUSIONES
Según el propósito divino en las Escrituras, la misión de la iglesia es la extensión y
expansión del Reino presente de Dios por palabra y obra, mediante el poder del
Espíritu, para la gloria de Dios, en el crecimiento integral de si misma y en la
evangelización de los que no se han entregado a Cristo.

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EL REINO DE DIOS Y LA MISIÓN MUNDIAL
DE LA IGLESIA
Guillermo W. Méndez L.

RESUMEN
Méndez señaló que según algunos, el significado del Reino de Dios es complejo y no
puede definirse. Sin embargo, quienes afirman esto abogan que su significado es el
ejército de la soberanía de Dios como Rey.
Es cierto que la frase Reino de Dios en el Antiguo Testamento posee un elemento
atemporal; que Dios es Rey eterno y universal, y que su reino abarca el pasado, el
presente y el futuro. Pero a la vez la Biblia subraya que Dios es también un Rey
personal que reina sobre toda la tierra, que tiene su trono en Jerusalén y es
magnificado por las naciones. Dios reina como creador y pastor, ejerce dominio sobre
Su creación y dirige la historia de los pueblos. De modo que Dios gobierna sobre
esferas concretas.
El Reino de Dios en el Nuevo Testamento es anunciado por el precursor del Mesías.
Sin embargo, lo nuevo en esta economía es el énfasis que Jesús hace sobre el Reino
presente. Se puede hablar en los Evangelios de una reserva futura del reino, el cual
vendrá, no por actividad humana, sino por la acción directa de Dios. Con todo, el
énfasis de la misión de Cristo está en el hecho de que el Reino y el Rey están
presentes. Jesús confirma la presencia del Reino con palabra y señales; a la vez, que
retiene la comprensión tradicional del Reino como la esfera futura de Dios, iniciada
por su acción poderosa.
Por tanto, la misión mundial del pueblo de Dios es la de imitar al Señor Jesucristo.
Jesucristo vino a extender y expresar concretamente el Reino de Dios. Jesús se coloca
en la tradición profética como “el Ungido”, manifestando su autoridad. Es claro que el
mensaje de Jesús posee una dimensión universal y redentora. Es por ello que cuando
Jesús realiza milagros, Jesús no sólo autentica sus transformaciones en la esfera
espiritual, sino que también en la esfera física. Residiendo en esto la base de su
predicación.
En virtud de su autoridad, Jesús encomienda en manos de sus discípulos la
responsabilidad de ir a todas la naciones a “hacer discípulos” en el poder del Espíritu
Santo. La metodología es explícita; han de hacer “yendo, bautizando, y enseñando”.
Es cierto que al centro del Evangelio está la cruz y la sustitución penal, y que el
Evangelio es un mensaje cristocéntrico y soteriológico. Pero el Evangelio también es
un estilo de vida, la vida de Jesús en el cristiano. Es aquí donde se encuentra el
corazón de hacer discípulos.
Al conjugar las definiciones del Reino de Dios y la misión de su pueblo se concluye
que predicar a Jesucristo es sinónimo de anunciar el Reino de Dios. Predicar acerca

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del Reino de Dios y enseñar acerca de Cristo son sinónimos. El agente del Reino que
es el Espíritu Santo, libera a las personas del Reino de las tinieblas y las traslada al
Reino de su amado Hijo. La misión de la iglesia es la de imitar a su Señor. La iglesia no
es el Reino, pero sí proclama el reino presente de Cristo y anticipa el Reino venidero.
La iglesia debe promover las características de paz, gozo y justicia que regirán en el
Reino futuro.

DEFINICIONES
El reino de Dios: Es el control, el gobierno de Dios de esferas concretas en continuidad
con el ejercicio de su soberanía, de lo cual su iglesia es una expresión. La iglesia no es
el Reino, pero expresa en el presente el gobierno de Dios de manera concreta y lo
extiende al mundo.
Misión mundial: Es la manifestación al mundo del mensaje y la realidad de la
redención operada en Jesucristo.

REACCIONES
El concepto de la misión de la iglesia estuvo bastante de acuerdo con la ponencia. La
misión de la iglesia es la de extender la soberanía de Cristo al hacer discípulos con el
entendimiento de que la iglesia va atender y no a solucionar todos los males del
continente. La misión es la de llevar el Reino de Dios irrumpiendo en donde Satanás
reina.
Como resultado de la reflexión de que el objetivo es el de incentivar a la iglesia a las
misiones, la discusión cambió de rumbo y se concentró en definir misiones. El centro
de la discusión fue el de determinar el alcance del término. ¿Es misiones un término
que tiene alcance local, transcultural o ambos? Al tratar de definir esto, hubo acuerdo
en cuanto a que misiones significa llevar el Evangelio a regiones en donde éste no ha
llegado.
La discusión surgió en cuanto al significado de “el Evangelio no ha llegado”. El
entendimiento de esta frase puede ser bastante local, pero también puede ser
eminentemente transcultural. Las misiones, entonces, pueden ser locales o
transculturales. Los apóstoles se involucraron en ambas facetas, unos fueron
apóstoles a otras culturas, mientras otros permanecieron en su misma cultura.
Se abogó porque el término misiones se conservara únicamente para definir la
responsabilidad transcultural de la iglesia. El término ha sido usado en el pasado de
una manera general y esto ha permitido que la iglesia escoja involucrarse única o
preferentemente en misiones locales, precisamente debido a la conveniencia de no
tener que cruzar barreras culturales y geográficas.

CONCLUSIONES
Misión: Expresar y extender el reino presente de Dios.
Misiones: Son la extensión y la expresión del Reino presente de Dios al establecer la
iglesia en lugares donde ésta no existe para que hagamos discípulos de todas las
naciones.

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EL MINISTERIO INTEGRAL DE LA IGLESIA
David Harms

RESUMEN
El concepto que se ha tenido acerca de lo que es el “ministerio” ha sido muy
restringido.
Los puntos de vista dicotomista y tricotomista nos dan un enfoque del hombre por
partes y no integral. La teoría tricotomista nos provee un esquema que nos ayuda
para demostrar la completa integridad del hombre; sin dejar de creer que es el
concepto bíblico y el hebraico nepesh que nos lo da.
La dificultad de definir este término reside en la amplitud de su significado. ¿Trata de
decir persona, vida, persona en sí, o lo que conocemos como alma? Abarca la totalidad
de nuestro ser, siendo indivisible. Sin embargo, hay algunos componentes
interactivos que se pueden señalar: cuerpo (soma), mente (psyché) y espíritu
(pneuma).
La medicina ha señalado la interacción entre cuerpo y mente, bajo el punto de vista
psicosomático, pero en mi ejercicio profesional la interacción es también un sentido
inverso, o sea en lo psomatopsíquico.
El espíritu, o pneuma, es comúnmente relegado al excluir dominio de la iglesia, pero
en forma muy restringida. Por eso la iglesia se ha concretado exclusivamente en el
campo del espíritu, olvidando la totalidad de la función integral del hombre: cuerpo,
mente y espíritu.
Hay muchas enfermedades que provienen de problemas psicológicos que no pueden
ser sanadas espiritualmente, como también enfermedades que se originan en el
campo espiritual y se reflejan en lo psicológico. En la mayoría de casos estas
enfermedades tienen su raíz en el sentimiento de culpabilidad. Y es aquí donde
nosotros debemos estar conscientes de nuestra función para presentar a Aquel que
murió por sus pecados y guiarlos a una experiencia del arrepentimiento y perdón que
los limpiará de toda iniquidad aceptando a Cristo como su Salvador personal.
Las enfermedades psomotopneúmicas que son las enfermedades físicas, traen como
consecuencia la duda de la benignidad de Dios, e inclusive de la relación con el Ser
supremo, también son enfermedades que hay que tratarlas en el campo espiritual
puesto que hay una interacción entre lo espiritual y lo físico.
La mayoría de médicos creen que estas enfermedades se eliminan al aplicar la
medicina indicada, pero no se dan cuenta que la etiopatógenea radica en el terreno
espiritual. Por lo tanto, ofrecen una terapia específica para el mal, pero jamás una
sanidad completa.
Si pensamos en el ministerio de Jesús, podemos notar que El mira al hombre en su
forma total, integral (cuerpo, alma y espíritu), abarcando todas sus necesidades. Jesús

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se proyecta al hombre en los tres campos, realizando tanto la praxis como la
proclamación.
Los apóstoles también lo hicieron, aprendieron sus lecciones y enfocaron sus
ministerios de acuerdo a su ejemplo: praxis y proclamación. Pero en la actualidad
muchos de nosotros nos hemos quedado con el concepto Calvinista creyendo que los
milagros solamente fueron para la época apostólica, olvidando que “Jesucristo es el
mismo, ayer, hoy y por los siglos”.
Hay muchas iglesias que no tienen ministerio de sanidad debido a los excesos
prácticos de varios grupos. Pero yo abogo por el empleo de médicos como ministerio
del Evangelio que tengan un ministerio de sanidad patrocinado por la iglesia.
Debemos disciplinarnos con el estudio debido para ejercerlo.
La obligación bíblica es la de un ministerio integrado al hombre total con una praxis
que demuestre el amor de Dios a los enfermos, ya sean espirituales, mentales o
físicos.

REACCIONES
Debemos olvidarnos de una evangelización exclusivamente espiritual, separado de las
demás áreas del hombre.
La redención incluye nuestros cuerpos y por ello hay que practicar la mayordomía y
santidad de nuestra salud física.
Necesitamos enfocar de nuevo el aspecto físico del ministerio de Jesús. Las sanidades
no sólo aparecen descritas en el ministerio de Jesucristo, sino también en el de los
discípulos.
Las sanidades deben ser parte integral de las misiones, no simplemente un anzuelo
para el evangelismo.
Hay que afrontar la realidad de la necesidad física en las misiones como ministerio
integral.
Somos desafiados a responder a las causas y no sólo a los efectos del sufrimiento
humano.
La iglesia no es una agencia de desarrollo, pero tiene una misión que cumplir: realizar
un ministerio en la comunidad de la iglesia como un agente de cambio.
La obra social es ministerio cuando surge de las necesidades del lugar y la hace la
iglesia local en el nombre de Cristo.
Hasta ahora el ministerio médico tiene un compromiso metodológico y no teológico.
Todavía no se ha desarrollado una teología de las misiones médicas.
La iglesia necesita un ministerio integrado: praxis y proclamación.
El testimonio verbal de la iglesia no debe ir más allá del testimonio vivido. La praxis
es el púlpito desde el cual debemos predicar.

CONCLUSIONES
Reconocemos que la misión de la iglesia incluye la compasión por el ser humano
integral, como una expresión del Reino de Dios. En una sociedad conflictiva, la iglesia

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busca proclamar y demostrar todo el consejo de Dios sal y luz, aceptando las
implicaciones sociales del Evangelio.

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MISIÓN PARA EL TERCER MILENIO
Estuardo McIntosh B.

(en ausencia del autor, leída por Roberto Hatch)

RESUMEN
Hablando de misiones para el tercer milenio, cabe notar que hablo de misión y no de
misiones. No es una equivocación de tema o de semántica sino una necesaria llamada
a la atención contra una corriente poderosa y triunfalista en misiología que ha
imperado en la década de los sesenta hasta esta década de los ochenta.
Quiero señalar cuatro grandes áreas de deficiencia (o tal vez de equivocación) en la
misiología de hoy:
1. La falta de una interpretación adecuada del mundo del tercer milenio
¿Qué tipo de mundo y en qué tipo de sociedad vivimos y a dónde tenemos que ir a
predicar? Reconociendo las dos grandes interpretaciones de la realidad socio-­­
religiosa de hoy, la funcionalista y conflictivista, nos damos cuenta que hemos de
dejar de pensar en un mundo departamentalizado. Más bien, el mundo de hoy nos
demuestra interferencias socioculturales que no podemos alejar de una referencia
geográfica regional. Aparece el hombre urbano como un fenómeno del tercer milenio,
con un mismo idioma social, no alejado del contexto de este mundo cambiante.
2. La presencia del cuerpo de Cristo en el mundo
El fenómeno más grande que diferencia la forma tradicional de hacer misión, con la
misión del tercer milenio es la presencia de partes (muchas veces pequeñísimas) del
cuerpo de Cristo en todas las naciones del mundo. Aceptando esta realidad, que viene
a ser la base para una ola de misión más grande y fructífera que la de antaño, es
necesario reconocer dos elementos:
a) La iglesia auténtica del Señor nunca ha sido una iglesia mayoritaria. Es necesario
reconocer la misión que ésta cumple actualmente en la evangelización de todo el
mundo.
b) La realidad de la presencia del cuerpo de Cristo en toda nación para la misiología
del tercer milenio es infundir confianza y discipular a la iglesia en todo el mundo. Esto
significa convertirse en ejes y focos de la misión de Dios de cada iglesia.
c) Una falsa esperanza en la agencia misionera tradicional
Gracias a las sociedades misioneras de los siglos pasados y de la primera parte de este
siglo, la semilla del Evangelio fue sembrada en los suelos del África, Asia y muchos
lugares del mundo. Pero la forma (misión extranjera) pierde su realidad porque el
mundo y la ubicación de la iglesia ha cambiado y cambiará aún más. Las misiones de
hoy no pueden sobrevivir sin una inversión fuerte en su base administrativa. Los

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verdaderos misioneros son los hermanos nacionales quienes por amor a Cristo,
caminan y sacrifican de sus escasos recursos para hacer una cosecha grande. Es
tiempo de convertir a cada iglesia y grupo en un foco misionero, y dejar que las
sociedades misioneras mengüen o cumplan otro rol como la canalización de fondos o
de hermanos cuyos dones son comprobados en su propia iglesia. América Latina debe
hacer misión conjuntamente con todas las iglesias del mundo, compartiendo sus
dones y sus talentos.
4) La misión estilo macro
La evangelización individual siempre ha sido el meollo de la misión y no sugiero
cambiarlo. Pero sí, hago un llamado a la misión profética y macro de la iglesia para el
tercer milenio. Este elemento costoso, vigoroso, conflictivista, de la iglesia en misión
hay que rescatarlo. Necesitamos quienes hablen con voz profética a las naciones, a
todas esas nuevas estructuras del mundo macrológico de hoy, y hablar no sólo a
individuos, sino a los reyes y a los sistemas de este mundo, bajo los cuales muchos
yacen hoy, y bajo los cuales no pueden escuchar la voz de Dios.
Permítanme sugerir que si queremos ver un gran auge de la iglesia en lugares donde
hay una cosmovisión islámica, o budista, o hinduista, o marxista o secular, tenemos
que rogar a Dios y luchar por un cambio de cosmovisión y no meramente un cambio
de unos individuos dentro de la cosmovisión.

REACCIONES
La ponencia de McIntosh es radical, probablemente con el propósito de producir un
impacto. Desde el principio él hace la diferencia entre los términos misión y misiones,
lo cual produce tensión porque reducen las misiones a la experiencia de las agencias
misioneras occidentales.
Cuando se habla del mundo del Tercer Milenio el autor dice que ese mundo es
cosmopolita y que ya no hay mayores distinciones culturales. Sin embargo, cabe
preguntar ¿cuándo comienza el mundo del Tercer Milenio? Se puede argumentar que
en el siglo XV a raíz de los descubrimientos geográficos el mundo se hizo uno. Incluso
en el primer siglo cuando el imperio romano tenía controladas las riveras del
Mediterráneo. Si la iglesia primitiva hubiera aceptado este concepto, lo más probable
es que el Evangelio no se habría extendido fuera del imperio romano, ni aún dentro
del mismo.
Parece que esta interpretación del mundo es básicamente antropológica. Hay un
mandato transcultural de la Biblia. La presentación integrada del mundo que el autor
presenta no es tan real porque el mundo sí refleja y reconoce diferencias culturales,
geográficas, étnicas y de otras índoles.
La ponencia reacciona contra la mentalidad empresarial norteamericana de ver las
misiones con un aspecto de choque cultural, colonialismo y superioridad. Nuestra
reacción a esto debe ser con una visión más autóctona de las misiones.
Muchos de los argumentos de la ponencia hacen referencia a problemas del pasado
sin tomar muy en cuenta los cambios recientes en las misiones. Hay necesidad de
buscar alternativas contextuales para continuar desarrollando las misiones.

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CONCLUSIONES
Reconocemos que la iglesia dentro de su comunidad puede tener mejores
posibilidades de evangelizar su conglomerado social. También notamos que en la
historia, Dios ha usado los agentes disponibles para cumplir en obediencia Su
propósito. Agradecemos a quienes han servido ayer y ahora a la causa del Señor en
cada uno de los países latinoamericanos. Nos comprometemos a buscar las formas de
alcanzar los grupos marginados ideológica, social y geográficamente.
Reconocemos que el concepto y la metodología de misiones en el Tercer Mundo y en
la víspera del tercer milenio deben tomar en cuenta la realidad cambiante del mundo
que presentan nuevos desafíos y oportunidades para completar la tarea misionera.
Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de desarrollar un nuevo concepto y una
nueva metodología de misiones que responda a esta realidad cambiante. Ya no
podemos pensar necesariamente en los mismos términos y con la misma mentalidad
de las generaciones pasadas.
Afirmamos que la iglesia o conjunto de iglesias más cercanas y/o más relacionadas al
grupo que se busca alcanzar, están puestas por Dios en una posición especial para ser
copartícipes en la misión al grupo no alcanzado. También reconocemos que el
mandato misionero por definición puede llevar la obra de Dios más allá de donde ha
llegado la iglesia local.

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UN ENFOQUE MACRO-‐‐MISIOLÓGICO
Mardoqueo Muñoz

RESUMEN
Sin más rodeos tendremos que decir desde el principio que el mundo es nuestro
blanco legítimo para la expansión del cristianismo. Sin embargo, esto no implica que
tengamos que forzar a la gente a cambiar su lenguaje o su cultura. Tampoco implica
ningún aire de triunfalismo. Sencillamente creemos que todos tienen igual derecho de
conocer y depositar su fe en Jesucristo.
Pero, ¿qué estamos haciendo para alcanzar esta meta? Las estadísticas muestran que
el crecimiento numérico de cristianismo no es suficiente en relación con el de la
población mundial. Sí ha habido crecimiento del cristianismo en el mundo. Por
ejemplo, se dice que el mundo no cristiano de África y Asia se ha duplicado desde
1900 y se triplicará para el año 2000. Sin embargo, el mundo cristiano es trece veces
mayor y será treinta y cuatro veces mayor en el año 2000. Estos datos son
esperanzados.
Por otro lado notamos que el mayor esfuerzo misionero no se está realizando donde
hay mayor necesidad, sino al contrario. Cuando esto se ve en términos porcentuales,
la impresión es mayor. El 95 por ciento de los misioneros trabaja entre el 17 por
ciento de la población mundial, mientras que el 50 de los misioneros trabaja entre el
83 por ciento de la población mundial.
Hay varios modelos, por medio de los cuales se puede cumplir la misión de alcanzar a
los no alcanzados.
El modelo tipo A es institucional y sostiene relaciones oficiales entre el campo
misionero y la misión. Los canales de comunicación son establecidos por la estrecha.
El tipo B elimina el carácter institucional. Contribuye a su presupuesto y sostiene
relaciones fraternales con la junta misionera, pero ésta no participa en las
determinaciones administrativas. La relación no es institucional. El tipo D sostiene
relaciones fraternales con las iglesias misioneras y determinación autónoma.

REACCIONES
Cada país en su contexto debe crear sus propios modelos misiológicos.
Se está planeando una división estructural. El Dr. Winter reconoce dos estructuras en
las misiones: la iglesia local y la agencia misionera. Se ve como un análisis que no
parte de una base bíblica y no hay dualidad. Por lo tanto, las misiones no se justifican
aisladas de la iglesia. Surge la necesidad de diferenciar entre la iglesia y el campo
misionero.

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Necesitamos establecer lo que de aquí en adelante puede ayudarnos, y sería nuestro
propio instrumental metodológico, no solamente en transferencia de métodos.
Debemos procurar crear nuevos modelos de relaciones misioneras. Estas relaciones
se han dado en Guatemala. Cuando se empezó por una relación fraternal, y
paulatinamente con el tiempo se institucionalizó. La institucionalización de relaciones
se precipita cuando hay transferencia de recursos. Existe interés de salir, pero existe
también el interrogante del “como”. Necesitamos sacar un estudio de alternativas y
presentarlo a la iglesia para que ella escoja la que mejor llene sus necesidades.
El problema básico radica en la implicación que la barra rígida o de
institucionalización tiene en la iglesia nacional. Se sugiere un tercer modelo que no es
del continuo presentado, un modelo orgánico, y consiste en la relación de Pablo con
sus iglesias, un compromiso personal-­­fraternal.
Existen también organizaciones como COMIBAM, Lausana, otros; que tienen un nuevo
tipo de relación, que no es legal, pero de motivación hacia la acción.
Usamos el criterio de crecimiento del resultado para analizar los modelos, el que
crezca más será mejor.
La preocupación es que se reaviven modelos de recibir y no se esté pensando en los
modelos de enviar. Con toda la experiencia, es imposible enviar sin cometer errores.
Debemos proponer modelos que enfaticen el enviar, puesto que esto es lo que
queremos. Somos organismos vivos y la realidad es que no estamos suficientemente
estructurados como para que se apliquen modelos fijos: A, B, C o D. Estamos
condicionados a reproducir el mismo modelo en el cual fuimos formados. Debemos
pensar como latinoamericanos, enviando y tomando en cuenta las características de
cada modelo. Podemos crear un modelo que sea autóctono, sin que consistentemente
estemos reproduciendo modelos tradicionales. ¿Cuál es la responsabilidad de las
iglesias latinas hacia los Estados Unidos? No debe existir una dependencia entera o
una dependencia absoluta; debemos reconocer nuestra responsabilidad para con los
que nos enviaron y aportar mucho para nosotros.
Si vamos a enviar misioneros, uno de los puntos claves es el dinero, y surge la
pregunta: ¿seguiremos usando el dinero del Norte? Esto nos llevará a que
reproduzcamos los modelos tradicionales y que podamos caer en el manejo de
quienes aportan. No debe existir una independencia ni un paternalismo, sino una
interdependencia. Debemos ser precavidos antes de fundar agencias misioneras que
usan dinero norteamericano. Al final tendremos que hacer lo que digan para que no
se cierren los canales de sostenimiento económico.

CONCLUSIONES
Afirmamos que nuestra acción misionera tiene que empezar en la iglesia local con sus
propios recursos, sin excluir la posible cooperación de iglesias en otras partes.
Hemos contemplado los modelos históricos de relación entre el campo misionero y la
iglesia misionera, al mismo tiempo que tomamos en cuenta las nuevas alternativas
misioneras que surgen desde el tercer mundo.
Aceptamos que el quehacer misionero desde América Latina implica también un
espíritu de sacrificio.

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LA ÉTICA Y EL HACER MISIONES
Larry Pate

Se reconoce la importancia de que nuestro testimonio transcultural sea una expresión


adecuada del Reino de Dios tal y como éste se revela en la Escritura. Sin embargo,
también se ve que nuestras culturas limitan, e impiden una comprensión completa de
la verdadera naturaleza del Reino de Dios. Es necesario reconocer humildemente
nuestra propia necesidad de recurrir a otros miembros del cuerpo de Cristo, en las
diferentes regiones del mundo, a fin de lograr una comprensión más completa de este
tema. No es deseable que la teología de misiones, los principios y los métodos de
hacer misiones, estén supeditados a nuestra cultura. El ministerio transcultural
demanda una perspectiva transcultural. Debemos entregarnos a la tarea permanente
de aprender de todas las persuasiones evangélicas misiológicas y teológicas
alrededor del mundo.
También es necesario considerar la tarea de reflexión ética. Vemos la necesidad de
inquirir y ponernos de acuerdo en principios efectivos y en modelos que han de guiar
el curso de nuestra actividad misionera. Sin embargo, no se debe medir la actividad
misionera basados únicamente en su efectividad para establecer la iglesia
transculturalmente. Tanto en su proceso como en sus resultados, deseamos que
nuestra actividad misionera refleje fielmente la naturaleza y el carácter de Dios.
Deseamos preguntarnos constantemente: “¿Qué haría Cristo en este momento, en
este lugar, y en medio de esta gente?” Deseamos enviar misioneros latinoamericanos
que sean capaces de transmitir las Buenas Nuevas del Reino, y no sus propias
culturas. Deseamos que ellos hagan discípulos y establezcan iglesias que sean fieles al
carácter de Cristo, en medio de sus propias culturas. Creemos que es el Espíritu Santo,
quien capacita para el ministerio transcultural efectivo (Hechos 1:8), ¡puede
ayudarnos a hacer la tarea correcta, en la forma correcta!
Es un hecho que Dios ha dado a la iglesia responsabilidad tanto en el plano espiritual,
como en la dimensión social de la necesidad humana. Reconocemos que el propósito
de Dios, en la historia es “reconciliar consigo todas las cosas en Cristo Jesús”. La
iglesia participa en el propósito de Dios, al actuar como sal y luz, siendo la expresión
del Reino de Dios en la tierra, y el agente en la extensión de ese Reino. Ambos
aspectos son importantes. La iglesia es responsable de ministrar a las necesidades de
la sociedad. El ministerio misionero debe incluir actividades efectivas que ministren
directamente a las necesidades humanas y sociales como ministerios de compasión y
todos aquellos que brinden transformación social, y que son positivos en sus
metodologías. Todo esto es parte importante de la responsabilidad de la iglesia en su
testimonio transcultural.
Es una injusticia en el mundo de hoy, que aún existan unos 2.300 millones de
personas que no han tenido la oportunidad de escuchar y recibir el Evangelio, simple
y sencillamente, porque viven en sociedades y culturas en las cuales no existe la
presencia de una iglesia que pueda comunicarles el mensaje del Evangelio. Lo que

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representa no sólo un juicio ético de la iglesia, sino un desafío para la evangelización
mundial.
Por mucho tiempo, la iglesia ha gastado una cantidad desproporcionada de sus
recursos en si misma. Debe admitirse que esto representa una desobediencia directa
a los mandamientos de Cristo de extender el Reino de Dios dentro de las raíces
mismas de cada cultura y sociedad sobre la tierra (Mateo 28:19; Hechos 1:8). Es
necesario comprometerse a corregir estas desproporciones en el ministerio de la
iglesia, retando a las iglesias de América Latina a unir esfuerzos y promover de
manera activa, lo mismo que a involucrarse, en los ministerios transculturales.

LA RELACION ENTRE MISIÓN, MISIONES Y EVANGELISMO


La “misión” es un término general e inclusivo que representa la totalidad de la
responsabilidad que Dios ha confiado a la iglesia, según se establece en la Escritura.
Incluye todos los tipos de actividad ministerial que sean consistentes tanto con la
naturaleza, así como con el propósito de la iglesia.
La palabra misiones representa la totalidad de la actividad ministerial que tiene como
objetivo la extensión de la iglesia en una forma contextualmente significativa a través
de barreras culturales. Se enfoca en gentes y sociedades que no son las del misionero,
y busca brindar un testimonio adecuado a gentes y sociedades que carecen del
evangelio. Misiones no es lo mismo que misión, sino la expresión transcultural de la
misión. Las misiones son parte de la misión.
El evangelismo es el aspecto específico de la misión de la iglesia que está
directamente relacionada al mensaje de salvación en Jesucristo. Puede ser realizado
dentro de la misma cultura, o transculturalmente a través del ministerio misionero. El
evangelismo es el equivalente del mandato de Cristo de “hacer discípulos”. Esto
incluye toda actividad ministerial que ayuda de manera directa a que alguna persona,
o grupos de personas, hagan la decisión conciente de recibir a Cristo como Señor y
Salvador, y de servirle en compañerismo con otros creyentes.
Evangelismo no es lo mismo que misiones, no es lo mismo que misión; es una parte
vital de ambas. Evangelismo representa una gama de ministerios que son vitales a la
naturaleza y la expansión del Reino de Dios.

REACCIONES
La presentación sobre la ética del Nuevo Testamento no representa la totalidad de la
enseñanza de los autores bíblicos. Pablo, por ejemplo, posee más que una visión
occidental conversionista e individualista como se le acusa en el cuadro. Hay varios
pasajes para corroborar eso (Romanos 6 y 12, Gálatas 6, Efesios 4, y las epístolas
pastorales, etc.).
Según el autor, el cuadro contiene interpretaciones históricas del Nuevo Testamento.
Por tanto, el cuadro no agota la enseñanza bíblica del tema sin sus interpretaciones.

CONCLUSIONES
Sostenemos que la misión debe estar en diálogo constante entre las misiones y la
ética bíblica frente a la tarea misionera. Debemos vivir según la totalidad de la ética
del Reino de Dios, expresada en las Escrituras. Esto implica una evaluación de las

17
estructuras sociales la luz de la ética del Reino, reconociendo que sólo a partir de la
redención y la ética cristiana puede darse la transformación del hombre.

18
EVANGELIZACIÓN URBANA
David Suazo J.

La tarea de evangelización urbana está suficientemente justificada a la luz del


mandato bíblico y de la importancia de las ciudades del mundo actual.
La ciudad es importante desde el punto de vista bíblico teológico en el sentido que
representa por un lado la expresión máxima de la rebeldía y maldad humana. Pero
por el otro, representa una esfera importante de la acción divina y del ministerio
apostólico final de los siglos es una ciudad, la Nueva Jerusalén, la que expresa la
consumación y el clímax de la esperanza cristiana.
La ciudad también es importante desde el punto de vista demográfico. Solo hay que
observar el crecimiento fenomenal que experimenta las ciudades del Tercer Mundo
para sentirnos motivados e impulsados a llevarles el Evangelio.
La importancia socio-­­económico y cultural de la ciudad es insoslayable. Socialmente
vemos una realidad de fragmentación. Los grupos se multiplican, se separan y se
aíslan en las grandes ciudades. Económicamente observamos, por un lado, la
concentración de la riqueza de las naciones en las ciudades, pero también la
expresión más absoluta de la pobreza. Culturalmente, la ciudad resume la civilización,
promueve y golpea la cultura a través de los medios masivos de comunicación.
Ante esta realidad urbana, tenemos que tomar en cuenta algunas pautas bíblicas y
contextuales, para ser más efectiva nuestra evangelización a las grandes urbes.
Bíblicamente debemos conocer la realidad del pecado individual y social en las
ciudades, y denunciarlo. Comunicar las situaciones cambiantes conflictivas y además,
tenemos que imitar, hasta cierto punto, el ejemplo apostólico de ministrar con una
actitud abierta todos los grupos sociales.
Contextualmente tenemos la responsabilidad de relacionar de una manera clara y
consciente el mensaje del Evangelio con los problemas socio-­­económicos y culturales
de la ciudad.
Además, debemos estar dispuestos a usar metodologías más acordes con la realidad
urbana en el Tercer mundo. También debemos evitar caer en el peligro de fraccionar
aún más la ya fraccionada sociedad urbana a través de la promoción de iglesias
clasistas o demasiado homogéneas.

REACCIONES
El trabajo de la evangelización comienza por estudiar todos los sectores de la
población de una ciudad.
Una iglesia local en la ciudad debe ser la mejor expresión de unidad por medio de la
integración social.

19
La iglesia debe guardar la unidad en un ambiente policultural.
La mejor expresión de la unidad es una iglesia heterogénea.
La misma naturaleza de la iglesia no permite la creación de iglesias homogéneas. De
una y otra manera se van integrando grupos heterogéneos.
Las unidades homogéneas se dan en ciertas ciudades, pero no quiere decir que esto
sea un patrón para todas las ciudades o naciones.
Hay iglesias que han prosperado al convertirse netamente en homogéneas (ejemplo,
indígenas).
No se puede llevar el principio de iglesia homogénea a una generalización y no tomar
en cuenta la realidad del cuerpo de Cristo en la unidad.
Una buena metodología de la iglesia es que se involucre en diversos programas a
grupos específicos.
La misión de la iglesia debe incluir la evangelización de los sectores. Debemos tomar
en cuenta las subculturas dentro de la cultura urbana.

CONCLUSIONES
Toda misión urbana debe partir del hecho de que en la ciudad se expresa el poder de
lo demoníaco en forma evidente. Sin embargo, también debe recordarse que Dios
quiere redimir a la ciudad y ha obrado y obra aún en ella, y desde ella.
Es imperativo considerar, reconocer, identificar y estudiar los grupos étnicos, los
sectores y las subculturas que deben ser objeto de nuestra tarea misionera, usando
las herramientas antropológicas y sociológicas adecuadas. La ciudad participa de un
sistema global pecaminoso al que la iglesia debe dar testimonio misionero.

20
EL UNIVERSALISMO Y LAS MISIONES MUNDIALES
Federico A. Bertuzzi

RESUMEN
El universalismo enseña que finalmente todos los seres humanos serán salvos. El
universalismo se da principalmente en grupos liberales, pero se nota también en
cierta corriente universalista encubierta en sectores evangélicos conservadores. Esta
manera de pensar y de interpretar el destino eterno de los seres humanos gravita de
manera muy sustancial, especialmente en la misiología de la iglesia dando origen en
un sentido, a la pregunta crucial: ¿cuál es el destino eterno de los pueblos no
alcanzados con el Evangelio?
Por un lado la Biblia señala que Dios quiere que todos los hombres sean salvos y
vengan al conocimiento de la verdad. Pero, por otro lado, la palabra de Dios enseña
que los hombres están perdidos a causa de su pecado y van en camino a la
condenación eterna. El plan salvífico de Dios, diseñado desde antes de la creación del
mundo, es redimir al hombre mediante el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz del
Calvario. Este hecho objetivo de salvación que justifica al hombre ante Dios, ha de ser
enunciado mediante la predicación del Evangelio a toda criatura. Sin esta
comunicación a los seres humanos mediante el hombre, la salvación de Cristo no
puede hacerse efectiva a los pecadores.
Por lo tanto, los pueblos no alcanzados no tienen ninguna esperanza de salvación y
vida eterna a menos que lleguen a tener la oportunidad de oír las Buenas Nuevas,
arrepentirse de sus pecados y poner su fe personal en el Señor Jesucristo, recibiendo
el regalo del nuevo nacimiento.
La Biblia no nos da ninguna base para suponer o especular que habrá fuera de la
respuesta al Evangelio en esta vida, alguna otra alternativa, para que los no
alcanzados lleguen a tener una oportunidad de ser salvos.
Frente al hecho de que en ciertos contextos de nuestros países latinoamericanos, la
gente, si quiere, puede llegar a ser salva porque está a su alcance la salvación; en otras
partes del mundo existen más de 3.000 millones que no han oído que Cristo ofrece
salvación. Esto debería incentivar de manera muy poderosa a la iglesia
latinoamericana para que priorice la tarea misionera pionera de llevar el Evangelio a
aquellos pueblos vírgenes entre los musulmanes, hindúes, chinos y tribus.

REACCIONES
Debemos buscar referencias bíblicas que respalden el concepto de universalismo y
enfrentarnos al hecho que Dios no quiere que nadie perezca. Parece que tenemos
miedo de citar versículos, pero tenemos que ser fieles a toda la Escritura.
Podemos ver al universalismo desde dos puntos de vista:

21
a) El universalismo puro en el que todos serán salvos.
b) El universalismo en el que todos tendrán la oportunidad de ser salvos.
Suponer que hubiera una oportunidad de salvación antes de que el Evangelio sea
predicado es universalismo.
No hay oportunidad de salvación antes de escuchar el Evangelio. Concebir que Cristo
se presentara a los paganos de alguna forma sin que el Evangelio sea predicado, es un
hecho que no cuenta con base bíblica.
La teología contemporánea afirma que la acción salvífica de Dios a través de la
revelación de Jesucristo puede aparecer en medio de otros sistemas religiosos y
puede actuar a través de ideologías paganas.
La gente se pierde por su pecado, pero también porque nunca escuchó el mensaje del
Evangelio.
La vida eterna es regalo de Dios y no el concepto popular de que Dios es amor y tiene
que salvarnos. El regalo de Dios tiene que contar con el apoyo logístico de la iglesia
para hacer llegar este regalo.
¿Cuál es nuestra teología acerca del destino eterno de los no alcanzados?
Es tiempo de reafirmar lo que dice la Escritura respecto a la salvación. Afirmamos el
deseo salvífico de Dios, pero debemos aceptar que el hombre en su estado de pecado
rechaza la salvación y que consecuentemente no todos serán salvos.

CONCLUSIONES
Afirmamos que la Biblia claramente enseña el deseo divino de que todos los hombres
sean salvos. Sin embargo, la Escritura también enseña que todos los hombres están
bajo condenación, incluyendo a los que aún no han oído.
Hay una revelación general que prepara, pero no substituye la acción salvífica de
Dios, la cual se da solamente por medio de la predicación del Evangelio de Jesucristo a
quienes responden por fe. De ahí la urgencia de las misiones.

22
EL MISIONERO Y LAS MISIONES MUNDIALES
Synesio Lyra Jr.

Horace Fenton ha manifestado que: “Dios quiere que le sirvamos con una mentalidad
el siglo veinte”. Este pensamiento se aplica principalmente a la tarea misionera en
donde, algunas veces, la imagen prevalente del trabajador extranjero no ha cambiado
desde el siglo pasado. En aquellos tiempos, el misionero era identificado,
principalmente, con la imagen del hombre blanco, que hablaba inglés, y que muchas
veces funcionaba como el jefe de aquellos a quienes el Evangelio era proclamado. En
muchos casos, la iglesia cristiana estaba siendo establecida por primera vez, con
excepciones como en el caso de América Latina, en donde una forma distorsionada de
cristianismo ya estaba presente.
Los tiempos cuando la tarea misionera estaba limitada a los trabajadores europeos y
norteamericanos han pasado. Mientras la iglesia continuaba entendiéndose a través
del mundo en cumplimiento gradual de la Gran Comisión, los nuevos cristianos
fueron confrontados con su responsabilidad de proclamar el Evangelio a todas las
naciones de la tierra.
Desafortunadamente, han transcurrido más de cien años desde que este principio fue
enseñado, hasta su aplicación por parte de las nuevas iglesias.
Sin embargo, el propósito de Dios siempre ha sido usar a su Pueblo, como un todo,
para proclamar Su mensaje a aquéllos que no lo conocen. Cuando Cristo presentó su
desafío a los doce, la Gran Comisión, su intención no era que los doce debían
completar la tarea. El mandato era más bien para la iglesia y para las iglesias que
serían establecidas a través de los esfuerzos de ellos.
Solamente hay una misión de la iglesia universal, pero son muchos los encargados de
alcanzar al mundo entero con esta visión. A través de su presencia, proclamación y
persuasión, el misionero contemporáneo cumple con el mandato bíblico. Sus
funciones principales variarán de lugar en lugar, dependiendo también del llamado
divino y sus dones y capacidades. Pero el establecimiento y las ayudas al desarrollo y
mantenimiento de la iglesia de Jesucristo serán siempre fundamentales.
El misionero es, entonces, un discípulo de Cristo, enviado por Dios a través de su
iglesia, que cruza barreras geográficas y/o culturales a fin de proclamar el Evangelio
completo, hacer discípulos y desplegar nuevos escuadrones de discípulos entrenados
a fin de perpetuar la misión hasta fin de los tiempos. Esto no reconoce fronteras
geográficas, se aplica a cualquier lugar donde la iglesia de Jesucristo está presente, en
cualquier etapa de desarrollo en que esta iglesia se encuentre.

REACCIONES
¿En que términos vamos a definir misionero? Porque misionero no es todo el que
viene a nuestro contexto sino el que nosotros enviamos. No es tanto el que llega como

23
el que va. Debemos definir misionero principalmente a partir de la iglesia que lo envió
Pero una vez el misionero ha llegado a su contexto de misión, el ahí es un obrero
fraternal o colaborador. El no debe subrayar en el campo misionero su status
misionero, sino su status de contribuyente a la obra que el Señor hace en ese lugar.
Esto por supuesto sin negar su trasfondo étnico o geográfico.
En el Nuevo Testamento el apóstol no tenía que cruzar barreras para ser llamado
apóstol. A los discípulos se les llamó apóstoles antes de salir. En 1 Corintios 9:2 se
dice que Pablo es apóstol para los corintios, lo opuesto a los que se ha insinuado aquí.
Pero el término apóstol es una base para definir la tarea misionera hoy porque el
término tiene varios significados. Aún dentro del Nuevo Testamento para algunos
padres de la iglesia el misionero era un requisito para ser llamado apóstol.
Me parece que no debemos definir misionero solo como el enviado porque no se
subraya lo transcultural ni se explican las misiones domésticas.
Precisamente, cuando definimos misionero como el que sale y no el que viene, no
estamos negando lo transcultural. En el caso de las misiones domésticas, todavía la
iglesia que lo envía es la que define al enviado como misionero. Por otro lado el texto
de 1 Corintios 9:2 no se refiere el carácter de Pablo como misionero, sino a su
autoridad apostólica. No se cuestiona principalmente su función sino su apostolado.
De modo que el texto no puede aplicarse a nuestra discusión sin una exégesis más
profunda.

CONCLUSIONES
Un discípulo llamado misionero es enviado por Dios a través de su iglesia, quien cruza
barreras geográficas y/o etnoculturales a fin de anunciar todo el Evangelio para el
establecimiento y/o crecimiento integral de la iglesia.

24
LA NATURALEZA DE LA IGLESIA
Y LAS MISIONES MUNDIALES
David Kornfield

¿QUÉ ES LA IGLESIA?
Sin responder a esta pregunta como punto de partida, tendremos la tendencia de usar
la palabra “iglesia” como expresión de lo que conocemos bien en nuestra cultura y
expresión de la iglesia para captar una visión más amplia de la iglesia
neotestamentaria.
“La iglesia es la asamblea de cristianos llamados para ser adoradores en comunidad
sometida, penetrando al mundo”. Esta definición procura ser práctica y sencilla (algo
que se pueda recordar y usar) más que teórica.
La iglesia es la asamblea de cristianos
Eklesia, la palabra griega traducida por “iglesia”, quiere decir, literalmente, asamblea.
La cosa principal que destaca la asamblea cristiana es que está compuesta de
personas reunidas por Jesucristo. En Antioquía donde los creyentes fueron llamados
“cristianos” por primera vez, el nombre superó cualquier identificación con un grupo
étnico, una religión, una nación o una clase social, quedando solamente una
característica distintiva. Eran seguidores de Cristo y tenían una lealtad absoluta a
Cristo. Esta lealtad no se mezcló con ninguna otra cosa, sea buena (una denominación,
una doctrina especial o programas especiales), o negativa (materialismo,
autoritarismo o un partido político. Criticamos a los católicos por su sincretismo en
muchos lugares, ¡pero nosotros como evangélicos también tenemos que cuidarnos de
las sutilezas del sincretismo y de los valores de este mundo!
La iglesia es la asamblea de cristianos llamados para ser adoradores
¿Para que fuimos creados? Fuimos creados para glorificar a Dios y gozarnos en Él
para toda la eternidad. Hasta que nos hayamos sentado en la presencia de Dios, no
podremos andar en la vida cristiana ni estar firmes en la batalla espiritual (Efesios
2:6; 4:1; 6:10-­­12). Vale la pena notar que "ser adoradores" habla no tanto de lo que
hacemos, sino de lo que somos. La iglesia de Jesucristo no se compone de personas
que adoran de vez en cuando, por ejemplo, a las once de la mañana los domingos. Más
bien, se compone de personas que son adoradores. Todo lo que dicen y hacen
entonces, es una expresión de adoración, hecho para Dios, con Dios y exaltando a
Dios. Podríamos decir, que la adoración es el ofrecer todo lo que conocemos de
nosotros mismos en respuestas a todo lo que conocemos de Dios. En la adoración
profundizamos nuestro conocimiento de Dios; y entre más le conocemos, ¡más somos
conmovidos para adorarle!

25
La iglesia es la asamblea de cristianos llamados para ser adoradores en comunidad
sometida
La mayoría de las iglesias hoy en día son más congregaciones que comunidades. Una
congregación es sencillamente un grupo de personas que se congregan y se dispersan.
Una comunidad es un grupo de personas que comparten todo lo que son sus
sufrimientos y gozos, sus posesiones, su misma identidad. Lo que una congregación
tiene en común es algunas horas para congregarse. Lo que una comunidad tiene en
común en su vida misma.
Cuando entendemos correctamente cómo ser comunidad, entendemos que eso
involucra someternos. Entonces, ¿no somos redundantes al hablar de ser comunidad
sometida? Si. Pero hoy en día la cultura occidental esta en guerra contra la autoridad
y la sumisión. El relativismo, el individualismo y el humanismo secular son fuerzas
sumamente poderosas en contra de una vida sometida. Cuando no expresamos en
forma clara que somos miembros del Reino de Dios, con la sumisión que eso
involucra, rápidamente caemos en reflejar más el mundo que al Reino de Dios. A
veces diluimos el señorío de Cristo pensado que es sencillamente: espiritual,
independiente de todos, menos de Dios e individual. El Reino de Dios no se puede
espiritualizar, privatizar o individualizar. Entender correctamente el reino de Dios
nos ayuda a restaurar una visión integral (que incluye toda la vida), una vida
sometida, y una identidad corporal. Nuestra sumisión a Cristo se manifiesta y se
comprueba en nuestra sumisión a su cuerpo. Esto incluye sumisión mutua (Efesios
5:21) y sumisión a las personas que Dios pone sobre nosotros (Efesios 5:22; 6:9;
Hebreos 13:17).
La iglesia es la asamblea de cristianos llamados para ser adoradores en comunidad
sometida, penetrando al mundo
El ser una comunidad que efectivamente está penetrando al mundo, tiene mucho que
ver con redescubrir las dinámicas de comunidad que se pueden expresar solamente
cuando se vive cerca el uno al otro. Es difícil demostrar nuestra unidad y amor sin nos
vemos solamente en reuniones de la iglesia. ¿Cómo verán las personas inconversas
como nos tratamos en forma diaria? Como los discípulos de Jerusalén nos ayudará
mucho si tenemos reuniones en las casas de personas que viven cerca el uno al otro.
Nuestro mundo está cada día más urbanizado y despersonalizado. ¿Qué impacto
puede tener vivir suficientemente cerca el uno del otro para volver a crear
vecindarios? En esta forma podemos responder mejor a las necesidades como
comunidad cristiana. ¡Y aún más! Podemos responder a las necesidades de nuestros
vecinos inconversos, atrayéndoles e incorporándoles a nuestra red de relaciones de
amor.
¿Estamos enfocando algo que es central al evangelismo o algo que está en la periferia?
¿Es esto solamente un método entre muchos, o podría ser una estrategia clave de la
cual surgen muchos otros métodos? Algunos estudios han demostrado que la mayoría
de los nuevos convertidos no permanecen en una iglesia si no encuentran: amigos, un
grupo pequeño con el cual identificarse y apoyarse y alguna oportunidad de servicio o
ministerio (¿Podemos cerrar la puerta trasera?, Win Arn, Pastoral Renewal, febrero
1986). Aunque la estrategia mencionada arriba no es la única para llegar a éstos tres
resultados, posiblemente es la más natural. Quizás aún podría ayudarnos a hacer la
mudanza de un énfasis sobre la iglesia tipo, sobre la iglesia tipo familia.

26
REACCIONES
Ayuda el hecho de que hay una definición inicial que luego se desarrolla en la
ponencia. Sin embargo, se debe aclarar si la definición de iglesia, corresponde a la
iglesia local o a la iglesia universal.
Ha definido iglesia local por considerar que una buena definición de iglesia local
representará bien a la iglesia universal. Sin embargo, hace falta elementos que
completen el concepto de iglesia local, por ejemplo, las ordenanzas y los actos
portentosos de Dios entre su pueblo. Además el status ontológico de la iglesia local y
la iglesia universal no debe confundirse.
La iglesia no debe definirse tanto en términos de lo que hace como en términos de lo
que es. De otra manera tenderemos una descripción más que de una definición.
Esta definición es muy particular, bastante rica en su contenido, porque no se
menciona las categorías tradicionales.

CONCLUSIONES
Es la asamblea de creyentes en Cristo, llamados a adorar a Dios, en una comunidad en
sujeción a El y unos a otros, que penetra al mundo en el poder del Espíritu Santo.

27
LAS ASOCIACIONES MISIONERAS
Y LA MISIÓN DE LA IGLESIA
Roberto Hatch

He escogido el vocablo “asociación” para expresar una comunidad de personas que


comparten una visión en común para su esfuerzo misionero realizado conjuntamente,
en vez del vocablo “agencia” que mas se asocia con aspectos demócratas
administrativos de la estructura.
Creo que los mismos principios en las misiones transculturales como en otras fases
de la misión de la iglesia.
Seguramente más común en América Latina es el concepto de la iglesia de creyentes,
de la tradición anabautista, (que significa los que re-­­bautizan) que considera
miembros únicamente de las personas con pleno uso de su razón (o sea, adultos).
La iglesia no excluye de membresía a los que no tienen una visión misionera, ni deja
de ser iglesia por falta de este compromiso, aunque muestra su imperfección. Aún con
la variación de tributos o marcas de la iglesia, es importante establecer que la iglesia
es la estructura que reconoce su responsabilidad de desarrollar y ejercerlos
integralmente. Con esto quiero limitar el uso del término a los grupos locales o
regionales que pretenden promover un misterio completo, aunque bien podríamos
cuestionar su manera de entenderlo.
La iglesia es el instrumento (la verdadera “agencia”) que Dios ha establecido y
encomendado para la ejecución de su misión en el mundo, aunque bien, él puede
obrar por otros medios. No es posible sustituir otra estructura que no sea una iglesia
para la realización de sus ministerios sin distorsionar el trabajo que pretende
realizar. Si bien hay espacio para grupos especializados adscritos a la iglesia para
cumplir con tareas específicas, su existencia tiene validez únicamente como brazos de
la iglesia, dependientes a ella y no como entidades autónomas.
La estructura para misión ha variado mucho a través de los siglos desde el equipo
misionero de Pablo hasta las organizaciones misioneras de hoy en día. Esta misma
facilidad de adoptar las estructuras más apropiadas en cada edad o cultura es una
fuerza de la iglesia, ya que la Biblia no nos encierra en un molde rígido. La misma
flexibilidad que nos permite contextualizar nuestras estructuras de misión (y la
misma estructura de la iglesia, también nos abre el peligro de absorber
inconscientemente una agenda cultural que en vez de facilitar el trabajo misionero lo
convierta en una especie de imperialismo de tipo comercial, militar o político del país
de envío. No es difícil anotar las paralelas de expansionismo colonial o comercial de
determinados países con su avance misionero aunque esto de ninguna forma puede
explicar la dinámica espiritual que motiva la acción y sacrificio misionero.

28
Al escoger una estructura misionera, especialmente para trabajar en otro país o
cultura, no es imperativo analizar nuestros condicionamientos para minimizar la
carga cultural que estamos llevando, aun en la estructura de misión.
Escogimos el término “asociación” en vez de “agencia” principalmente para subyugar
la participación de un grupo de personas comprometidas en la estructura que llevará
a cabo cierta faceta de la misión de la iglesia en nombre de ella. Más importante que
detalles estructurales y procedimientos administrativos es la unión de personas que
compartan la misma visión de ministerio. En las palabras del misionólogo Max
Warren, una asociación misionera es: “una organización voluntaria compuesta por
personas que se han unido en alguna base acordada para alcanzar un meta acordada
a través de métodos acordados” (Warren: 158). Con esta base cualquier estructura
puede servir, sin ella, ninguna estructura, por mejor que sea, servirá para llevar
adelante la misión de la iglesia.
Este núcleo de comprometidos tiene una doble tarea. Por un lado su desafío y encargo
es trabajar en una faceta de la misión de la iglesia. Por otro lado, la responsabilidad
que están descargando es la vocación de toda la iglesia, aunque pocos se
comprometen a ayudar. Su segunda tarea es de servir como vanguardia para
fomentar la visión de todos en la iglesia, una tarea que no siempre es reconocida o
apreciada por ella (Mellis: 58). “Vale recordar que el núcleo obediente, por lo menos
en sus primeros días, siempre ha sido percibido como lunáticos extremistas” (Taylor:
75).
Al tratar de esta segunda tarea de la asociación misionera hacia la iglesia, vale
replantar la cuestión de la relación entre una y otra. ¿Cómo puede una asociación
misionera mantener una relación estrecha, aun dependiente con una iglesia que no
está dispuesta a reconocer la validez de sus metas? A esta interrogante, no tengo una
respuesta completa. O puede la asociación abandonar a la iglesia sin correr el riesgo
de negar la escatología bíblica y fracasar en su tarea de compartir su visión con ella.
Al realizar su tarea, el núcleo obediente tiene un estilo de trabajo en comunidad,
como un equipo. Las relaciones dentro del equipo son de suma importancia, pues no
es posible realizar el trabajo de la iglesia en una forma que desconoce su naturaleza.
La comunión (koinonia) con todos los mandatos mutuales (... los unos a los otros)
establece pautas para interrelaciones. No es inconcebible dejar que cada misionero
"se aparte por su camino", pensando exclusivamente en la tarea y no en el bienestar
del misionero o en lo que comunica esta autonomía. La estructura misionera está
llamada a fomentar la comunidad y velar por el desarrollo espiritual de cada uno de
sus integrantes como estilo de realizar la misión.
No sería muy útil aquí pasar lista de todos los modelos de asociaciones misioneras
que se han dado para la misión de evangelización transcultural o para las otras
múltiples facetas de la misión de la iglesia. Los detalles de la estructura tienen que
surgir de cada situación de cada núcleo obediente, de cada ministerio. Inclusive, la
estructura tiene que surgir cambiando, flexible para poder responder a nuevos
desafíos, nuevas oportunidades, nuevos momentos.
Tratar de prescribir un modelo estructural que ha funcionado en otra época o en otra
cultura es garantizar un odre viejo, tieso y resquebrajado, que no podrá responder al
vino nuevo. Que Dios nos dé odres nuevos que puedan guardar y enriquecer el vino
nuevo de visión misionera que se derrame en América Latina.

29
REACCIONES
¿Es la agencia misionera la que envía o es la iglesia? La responsabilidad directa es de
la iglesia local, con o sin la existencia de agencias misioneras. La iglesia local tiene que
reconocer y atribuir su responsabilidad, enviando y apoyando misioneros. Debe
también enfatizar la enseñanza de esta responsabilidad a sus miembros.
Existe el peligro de que la asociación sustituya a la iglesia, puesto que ella capacita y
envía. En esta situación la iglesia y el enviado pierdan el contacto.
Se pide que COMIBAM tome una postura correctiva sobre esta situación promoviendo
la conciliación entre el enviado, la iglesia y la agencia. Dios llama, la iglesia apoya
pastoralmente, y la asociación ayuda logísticamente.
¿Qué de la posibilidad de que iglesias locales se agrupen para recibir a una asociación
no autónoma?
Si, existe la posibilidad de formar grupos de iglesias con este objetivo. Esto podría
darse por región o por denominación.
Los términos “agencia” y “asociación” podrían ser controversiales. Corremos el riesgo
de que algunas agencias rechacen la palabra asociación, mientras que agencia solo
indica aspectos logísticos o canales.
El problema con el término agencia es la concepción de independencia de este
vocablo. Sin embargo, el término "agencia" como agente de la iglesia tiene validez.

CONCLUSIONES
Afirmamos que el proceso de enviar misioneros es de iniciativa divina. El lleva
adelante este proceso, mediante la iglesia local. Por lo tanto, la principal
responsabilidad incluye el reconocimiento de los individuos llamados, la motivación,
la preparación, el apoyo y el cuidado pastoral misionero.
Reconocemos la existencia de entidades misioneras denominacionales e
interdenominacionales, las cuales ayudan a la iglesia a cumplir con su tarea. Debemos
reconocer que estas entidades han sido y siguen siendo útiles. Por lo tanto, la misión
mundial de la iglesia no puede realizarse completamente sin su apoyo.
La iglesia local es la que envía misioneros, sin embargo la responsabilidad es de la
comunidad. Además es posible que varias iglesias se agrupen para enviar misioneros.

30
AFIRMACIÓN DE ANTIGUA

Según el propósito divino revelado en las Escrituras, la misión de la iglesia es la ex-­­


presión y expansión del Reino de Dios en palabra y obra, mediante el poder del Espí-­­
ritu, para la gloria de Dios, por el crecimiento integral de los creyentes en Cristo y en
la evangelización de los que no se han entregado a Él.
La misión es expresar y extender el Reino de Dios.
Entendemos por “misiones” la expresión y expansión del Reino de Dios al establecer
la iglesia en lugares donde ésta no existe, para hacer discípulos de todas las naciones.
Reconocemos que la misión de la iglesia incluye la compasión por el ser humano inte-­­
gral, como una expresión del Reino de Dios.
Es en medio de la sociedad que la iglesia busca proclamar y demostrar “todo el conse-­­
jo de Dios” siendo sal de la tierra y luz del mundo, aceptando las implicaciones socia-­­
les del evangelio.
Afirmamos que la iglesia local puede tener mejores posibilidades que personas o
agencias de afuera para evangelizar su conglomerado social. Pero reconocemos tam-­­
bién que a través de la historia, Dios ha usado aun de otras culturas, a personas y or-­­
ganizaciones dispuestas a cumplir en obediencia el propósito divino.
Agradecemos a quienes han servido y sirven a la causa del Señor en cada uno de los
países latinoamericanos. Esto nos compromete a participar en la búsqueda de formas
para alcanzar en el mundo a los grupos que están ideológica, social y geográficamente
marginados.
En el Tercer Mundo y en vísperas del tercer milenio, debemos tomar en cuenta la
realidad cambiante y sus nuevos desafíos y oportunidades para completar nuestra ta-­­
rea misionera. Por lo tanto, tenemos la responsabilidad de desarrollar un nuevo con-­­
cepto y una nueva metodología de misiones que corresponda a esta realidad cam-­­
biante. Ya no debemos pensar necesariamente en los mismos términos y con la mis-­­
ma mentalidad de las generaciones pasadas.
Afirmamos que la iglesia, o conjunto de iglesias más cercanas y/o más relacionadas al
grupo que se busca alcanzar, están puestas por Dios en una posición especial para ser
copartícipes en la misión de evangelizar a dicho grupo. También reconocemos que el
mandato misionero puede llevar la obra de Dios más allá de donde ha llegado la igle-­­
sia local.
Hemos contemplado los modelos históricos de relación entre el campo misionero y la
iglesia misionera, sin pasar por alto las nuevas alternativas misioneras que surgen,
desde el Tercer Mundo para esa relación.

31
Aceptamos que el quehacer misionero desde América Latina también demanda un
espíritu de sacrificio.
Sostenemos que debe haber un diálogo constante entre las misiones y la ética bíblica.
Debemos vivir según la totalidad de la ética del Reino de Dios, revelado en las Escritu-­­
ras. Sólo a partir de la redención y la ética cristiana puede darse la transformación in-­­
tegral.
Afirmamos que uno de los distintivos de nuestra época es la existencia de grandes
centros urbanos que plantean desafíos especiales a la misión de la iglesia.
Toda misión a la ciudad debe tener en cuenta que en las ciudades se expresa el poder
satánico de una forma evidente. Sin embargo, también debe recordarse que Dios
quiere redimir a la ciudad, y ha obrado aun en ella como un centro de difusión misio-­­
nero.
En una sociedad fragmentada por diversas causas, la iglesia debe ser ejemplo de uni-­­
dad, usando las herramientas antropológicas y sociológicas adecuadas. Es imperativo
considerar, reconocer, identificar y estudiar los grupos étnicos, los sectores y las sub-­­
culturas que deben ser objeto de nuestra tarea misionera.
Afirmamos que la Biblia claramente enseña el deseo divino de que todos los hombres
sean salvos. Sin embargo, la Escritura también declara que todos los hombres están
bajo condenación, incluyendo a los que aún no han oído.
Hay una revelación general que prepara, pero no substituye la acción salvífica de
Dios, la cual se da solamente por medio de la predicación del Evangelio de Jesucristo a
quienes responden por fe. De ahí surge la urgencia de las misiones.
Misionero es un discípulo que, llamado por Dios y enviado por Él a través de la iglesia
local, cruza barreras geográficas y/o culturales a fin de comunicar todo el evangelio,
ya sea para el establecimiento o el crecimiento integral de la iglesia.
La iglesia es la asamblea de creyentes en Cristo, llamados a adorar a Dios en una co-­­
munidad que, en sujeción a Él y unos a otros, penetra el mundo en el poder del Espíri-­­
tu Santo.
Afirmamos que el proceso de enviar misioneros es de iniciativa divina. Dios lleva ade-­­
lante este proceso mediante la iglesia local, instrumento que Él ha establecido para el
cumplimiento de la misión. Por lo tanto, la responsabilidad misionera es principal-­­
mente de la iglesia local. Esta responsabilidad incluye el reconocimiento de indivi-­­
duos llamados, la motivación, la preparación, el apoyo y el cuidado pastoral de los mi-­­
sioneros.
Las entidades misioneras (denominacionales o interdenominacionales) con su mayor
especialización ayudan a la iglesia a cumplir con su tarea.

Antigua, Guatemala, 4 de junio de 1986

32
PARTICIPANTES

Alexandre Costa Araujo


Coordinador Comibam Brasil Ismael Morales
San Pablo Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo
Brasil 29 Av. 13--­08 Zona 7
Ciudad de Plata I
Carlos Calderón Guatemala
Administrador Oficina Regional Hispana
Apartado 2012 Rev. Jonathan Dos Santos
Guatemala Misión Antioquia, Comibam Brasil
Guatemala Caixa Postal 582
San Pablo
David Harms Brasil
Pastor y médico misionero
Apartado Postal 868 Rev. Lorenzo D. Pate
Tegucigalpa Coordinador de Misiones Emergentes
Honduras 25 Corning Ave.
Milpitas, CA 95035
David Suazo Jiménez Estados Unidos
Profesor Seminario Teológico
Centroamericano Rev. Mardoqueo Muñoz
Apartado 213 Pastor Iglesia Presbiteriana Central
Guatemala Profesor Universidad Mariano Gálvez
Guatemala 6a Av. A 4--­68 Zona 1
Guatemala
Dr. David E. Kornfield
Comisión de Renovación de la Iglesia Moisés H. Mejía
2733 Walnut St. Coordinador Juvenil y Regional
Port Huron, Michigan 48060 Apartado 2012
Estados Unidos Guatemala.
Guatemala
Dr. Emilio Antonio Núñez
Profesor Seminario Teológico Rev. Robert Allen Hatch
Centroamericano Coordinador PUENTE
Apartado Postal 213 Casilla 8559
Guatemala Quito
Guatemala Ecuador
Rev. Federico A. Bertuzzi Rev. Rodolfo J. Girón
Presidente de Misiones Mundiales Coordinador de COMIBAM
Casilla 711 Zona del Caribe
3000 Santa Fe 11 Av. 12--­25 Zona 18, Colonia Atlántida
Argentina Guatemala
Guatemala.
Lic. Guillermo W. Méndez
Profesor Seminario Teológico Dr. Synesio Lyra Jr.
Centroamericano Director de Ministerios Cristianos
Apartado Postal 213 8571 Enault Lane
Guatemala Garden Grove, CA 92641
Guatemala Estados Unidos
Lic. Héctor Ladislao Leiva Rev. Luis Bush
Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo Presidente Comité Coordinador COMIBAM
Apartado 515 1470 N. Fourth St.
San Salvador San Jose, CA
El Salvador Estados Unidos

33
Una reflexión sobre la economía y la misión de la iglesia

RESUMEN

Una pregunta que a veces surge en círculos evangélicos es si existe un sistema económico
bendecido por Dios, que prefiera por encima de otros. Al leer la Biblia parece entenderse que
en verdad el régimen económico y político es algo que ha sido delegado a nosotros en el
mandato de la mayordomía y que Dios no interviene directamente en él pero sí indirectamente
mediante la exigencia de relaciones justas entre los agentes económicos. Esto hace que
reflexionemos en el tema de la justicia y, siguiendo la lógica de David Lim, en el de la creación
y la redención, de donde concluimos que más allá de superioridad de un sistema económico
sobre otro, Dios desea que, sea el que sea el modelo bajo el que vivamos, las relaciones de
los agentes deben ser basadas en el estándar bíblico de la justicia. Como vivimos en un mundo
de pecado, la injusticia económica debe ser un tema permanente de denuncia de la Iglesia
como parte de su trabajo interactivo con la sociedad, lo que encaja dentro de los patrones de
la misión integral y la responsabilidad social de la iglesia.

¿EXISTE UN SISTEMA ECONÓMICO BENDECIDO POR DIOS?

La interrogante se plantea: ¿Existe un sistema económico que sea el “bendecido” por Dios,
que se adecua más a su voluntad, a sus planes? Y, debido a la profunda interacción del entorno
económico con su par político, ¿Existe un sistema político que sea el “bendecido” por Dios?
Dicho de otra manera, ¿es la economía de libre mercado y la democracia los mejores modelos
que Dios apoyaría mas, dado el momento histórico en el que nos encontramos? ¿O es que,
más que apoyar un determinado sistema, lo que Dios hace es priorizar principios o pautas que
sean trascendentes al ordenamiento económico, sea éste esclavista, feudal, capitalista,
socialista o digital [i]?

Miguel Paredes [ii] me comentaba que, en una conferencia internacional sobre cristianismo y
economía, un grupo proveniente del primer mundo sugirió la firma de un documento en el que
sutilmente se afirmaba que Dios prefiere al sistema de libre mercado por sobre otros sistemas
económicos. Los teólogos del tercer mundo se opusieron firmemente y al final no hubo acuerdo
al respecto, pero esta situación que nos puede parecer risible o disparatada desde el punto de
vista de un cristiano de los dos tercios nos brinda oportunidad de observar que muchos
creyentes sinceros de países desarrollados creen honestamente que no hay mejor cosa que
el capitalismo y que Dios obra grandemente a través suyo siendo agente de bendición al
mundo entero. La vida en un país desarrollado suele ser más sosegada ya que uno puede
alcanzar la canasta básica de consumo (que de por sí es superior a su símil tercermundista)
con pocos recursos relativos lo que permite concentrar energías y esfuerzos en temas más
amplios, los sistemas de seguridad social son avanzados, los seguros y las coberturas ante
siniestros están al alcance de la mayoría y si uno tiene estudios universitarios puede con mayor
facilidad generar excedentes que pueden ser destinados a la expansión de la obra de Dios.
¿No puede ser ese sistema el mejor que ha tenido el hombre –estoy pensando como un
cristiano de un país desarrollado-? ¿Por qué no afirmar que es el bendecido por Dios?

De este lado del mundo, sin embargo, vemos la otra cara de la moneda. La pobreza, la
exclusión y la necesidad son parte del modus vivendi de nuestras vidas, y día a día vivimos la
tragedia del lado más duro del libre mercado. Aquí, hay cristianos sinceros que piensan que la
economía con rostro humano no existe, y que el bienestar es sólo para unos pocos. ¿Y qué
rebatirles, si es que es lo que se ve en la cotidianeidad? El 50% de la población peruana es
pobre, y de ese porcentaje, la mitad es extremadamente pobre. La tasa de deserción escolar
es alta, y para agravar más el asunto, la calidad de los centros educativos públicos a los que
acceden los de menos recursos es la antepenúltima de América Latina, lo que limita sus
posibilidades de acceder a la educación superior. Y los que acceden, sin ser necesariamente
pobres, y culminan sus estudios, no tienen asegurada una vida laboral en condiciones dignas.
Los extremadamente pobres viven con menos de un dólar al día, muchos de ellos dentro de
una economía de subsistencia de características autárquicas, la tasa de inmigración campo-
ciudad sigue siendo alta y la correspondiente tasa inmigración Perú-Extranjero igual [iii].
Latinoamérica no escapa a las cifras poseyendo la mayor tasa de desigualdad económica del
mundo. Ante esta situación, ¿Cómo podríamos afirmar que el sistema de libre mercado es el
modelo que Dios puede querer para nuestro desenvolvimiento económico y social? De ninguna
manera, realmente si somos concientes de nuestra realidad y no vivimos ensimismados en
nuestras burbujas de los distritos residenciales de Lima, yendo desde San Isidro por un lado a
La Molina por el otro, con la Javier Prado como límite norte y saliendo de ese territorio más
que para ir al aeropuerto o a la playa en meses de verano, realmente no podemos afirmar que
el capitalismo es la máxima expresión del pensamiento económico que el intelecto humano ha
podido concebir [iv].

Aunque es muy difícil encontrar una respuesta directa en la Biblia teniendo en cuenta que ésta
se escribió en los tiempos del sistema denominado esclavista, sí podemos encontrar algunas
pautas especiales que Dios nos trasmitió sobre todo con su comportamiento particular en esa
coyuntura. ¿Criticó el sistema esclavista? ¿Le pareció inapropiado? ¿Quizá de actitud hiriente
hacia la libertad humana?. Hay sorpresas si nuestros ojos son postmodernos al leer la Escritura
pero para entender los propósitos de Dios tenemos que hacer un esfuerzo hermenéutico,
liberándonos cuando es necesario de nuestros lentes modernos. Aclaro además que mi visión
de la Biblia en los pasajes analizados es ante todo desde los ojos de un economista y en
segundo lugar la de un interesado en cuestiones teológicas. Es un intento de visión sincrética
con predominio de la economía sobre la teología [v].

1.1. El caso de José


La historia de José es harto conocida y no va al caso repetirla. El detalle que me interesa es,
sin embargo, uno que no suele predicarse: su etapa como gobernador de Egipto en los siete
años de “vacas flacas”, subordinado solamente al Faraón. Dice la Biblia en Génesis 47:13-26:

No había pan en toda la tierra, y el hambre era muy grave, por lo que desfalleció de hambre la
tierra de Egipto y la tierra de Canaán. Y recogió José todo el dinero que había en la tierra de
Egipto y en la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero
en casa de Faraón. Acabado el dinero de la tierra de Egipto y de la tierra de Canaán, vino todo
Egipto a José, diciendo: Danos pan; ¿por qué moriremos delante de ti, por haberse acabado
el dinero? Y José dijo: Dad vuestros ganados y yo os daré por vuestros ganados, si se ha
acabado el dinero. Y ellos trajeron sus ganados a José, y José les dio alimentos por caballos,
y por el ganado de las ovejas, y por el ganado de las vacas, y por asnos; y les sustentó de pan
por todos sus ganados aquel año. Acabado aquel año, vinieron a él el segundo año, y le dijeron:
No encubrimos a nuestro señor que el dinero ciertamente se ha acabado; también el ganado
es ya de nuestro señor; nada ha quedado delante de nuestro señor sino nuestros cuerpos y
nuestra tierra. ¿Por qué moriremos delante de tus ojos, así nosotros como nuestra tierra?
Cómpranos a nosotros y a nuestra tierra por pan, y seremos nosotros y nuestra tierra siervos
de Faraón; y danos semilla para que vivamos y no muramos, y no sea asolada la tierra.

Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada
uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser de Faraón. Y al
pueblo lo hizo pasar a las ciudades, desde un extremo al otro del territorio de Egipto. Solamente
la tierra de los sacerdotes no compró, por cuanto los sacerdotes tenían ración de Faraón, y
ellos comían la ración que Faraón les daba; por eso no vendieron su tierra. Y José dijo al
pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí
semilla, y sembraréis la tierra. De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán
vuestras para sembrar las tierras, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras
casas, y para que coman vuestros niños. Y ellos respondieron: La vida nos has dado; hallemos
gracia en ojos de nuestro señor, y seamos siervos de Faraón. Entonces José lo puso por ley
hasta hoy sobre la tierra de Egipto, señalando para Faraón el quinto, excepto sólo la tierra de
los sacerdotes, que no fue de Faraón.

José es un ejemplo de fe, constancia y sabiduría para todos nosotros. Fue fiel en las
situaciones difíciles (Gn. 391-6,20-23), resistió la tentación (Gn. 39:7-13), su prosperidad súbita
no cambió su carácter (Gn. 41:14-46), manifestó amor fraternal (Gn. 43:30, 45:14), era un hijo
afectuoso (Gn. 45:23; 47:7), era dependiente de Dios (Gn. 41:16; 45:8) y devolvió el bien por
mal (Gn. 50:16-21) [vi].

Dios lo hizo pasar pruebas severas, pero fue recompensado con el puesto político más alto
que cualquier persona podría tener en la época. Desde la misma interpretación de los sueños
a Faraón en Génesis 41 se determina una estrategia ante el escenario futuro entre millonario
y aciago que estaba por venir: Definir un liderazgo competente (“Por lo tanto, sería bueno que
Su Majestad buscara un hombre inteligente y sabio, para que se haga cargo del país”), crear
condiciones para la acumulación de los excedentes bajo el control del gobierno (“…vayan por
todo el país y recojan la quinta parte de todas las cosechas de Egipto, durante los siete años
de abundancia. Que junten todo el trigo de los buenos años que vienen; que lo pongan en un
lugar bajo el control de Su Majestad”), y definir un objetivo del uso de los excedentes (“el trigo
quedará guardado para el país, para que la gente no muera de hambre durante los siete años
de escasez que habrá en Egipto”).

Sin embargo, como dicen los economistas, “no hay merienda gratis” [vii]. El acumular el
excedente de las tierras egipcias y el evitar que el pueblo se muera de hambre en los siete
años de escasez, no era exento de costo para los egipcios. Una pregunta clave es: ¿Estaba
dentro de los planes de José el hacer esclavos a los egipcios y apoderarse de su tierra? Él
mismo definió al hambre de esa temporada como “gravísima” (Gen. 41:2) y siete años no es
un tiempo corto. Al diseñar el impuesto del 20% en los 7 años de acumulación que estaría bajo
el poder de faraón, ¿pensó José en la forma en la que los egipcios pagarían por sus
necesidades alimenticias, digamos, en el cuarto o quinto año? Una temporada de sequía es
terrible para campesinos, una subsiguiente es peor aún, pero una tercera consecutiva es
catastrófica. ¿Qué son siete años, entonces? Es muy posible, entonces, que dentro de los
planes de José estuviera incluida la intención de apoderarse de las tierras de los egipcios y de
ponerlas en propiedad del Faraón, e inclusive avisoró la inmejorable oportunidad de colocar
en condición de servidumbre al pueblo, como al final sucedió. ¿Dios estuvo a favor o en contra
de esto? La Biblia es sólo descriptiva y no hace juicios de valor al respecto. En este caso, no
hay condena al hecho que un hombre de Dios de las descollantes características descritas
líneas atrás haya hecho esclavos (o siervos, que técnicamente no es lo mismo) a todo un
pueblo ni hay reprensión porque él diseñó una política que provocó la “expropiación” de las
tierras por parte de Faraón ni tampoco por el hecho de que gracias a la acumulación de
alimentos Egipto haya alcanzado una posición geopolítica preponderante gracias a la venta de
alimentos a otros países [viii].

¿Podemos interpretar el silencio de Dios? ¿Podemos interpretar la no condena de los actos


sociopolíticos de José como Virrey de Egipto? ¿Podemos interpretar la no condena a José por
diseñar una estrategia que tenía en mente –o, por lo menos, entre sus escenarios más
probables- apoderarse de toda la tierra del país y hacer siervos a todo el pueblo? El silencio
parece mostrarnos un atisbo de que más allá del sistema económico hay algo que trasciende
en los propósitos de Dios [ix].

1.2. El caso de los Jueces


La peculiaridad del libro de los Jueces se refleja en su último versículo: “En esos días no había
rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía”. Luego de la lucha del tipo nómades-
contra-sedentarios que tuvieron contra los habitantes de Canaan y al expulsarlos o someterlos
(en contra de la instrucción explícita de Dios), se establecieron en la tierra prometida sin
desarrollar un régimen político organizado. Se limitaron a tener jueces que tenían una labor
más de tipo judicial que económica y social, siendo el extremo al que llegaron el mando militar
cuando los israelitas eran sometidos por algún pueblo extranjero debido a su apostasía.
Podríamos definir este tiempo de la historia judía como una especia de autarquía, la no relación
de Israel como nación con otros pueblos y el autosostenimiento, inclusive a nivel tribal. La frase
“cada uno hacía lo que bien le parecía” implica toda un resultado que va mas allá del “hacer lo
que quiera con mi vida”. Implica un tipo de relación social, una cosmovisión particular, y una
forma de tener las relaciones económicas, a un nivel de subsistencia [x].

Otra vez el silencio de Dios, la ausencia de un juicio de valor de su parte. ¿Podemos


interpretarlo? ¿Podemos interpretar la no condena del endeble o casi nulo régimen político
[xi]? ¿O es que hay algo más detrás del silencio?
1.3. El caso de los Reyes
Samuel había estado muchos años como juez de Israel. Transcurridos estaban unos
trescientos años desde el establecimiento sedentario del pueblo hebreo en Canaán y ha de
presumirse de una etapa de desarrollo social en el pueblo judío. La posición estratégica de
Palestina lo hacían ver tanto al poderoso Egipto como al avanzado Babilonia. La idea del rey
no apareció por generación espontánea, sido que fue el resultado de un proceso histórico que
había llegado a su clímax con la petición de un rey al profeta. No debemos malentender 1
Samuel 8:7 (“…Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a
ti, sino a mi me han desechado, para que no reine sobre ellos”) en el sentido que Dios se opone
al régimen monárquico, pues no está en contra ya que permitió al pueblo tener un rey, sino
nuestra comprensión debe ser enfocada en que la esencia de la petición era el desarrollo
político y social que no tenía a Dios en el centro, una política sin Él como eje. Más bien lo que
Jehová hace es describirle al pueblo lo que significaba el desarrollo politico-económico que
ellos querían gozar en 1 Samuel 8:11-18 desde el lado de los costos económicos para su
sociedad:

“Esto es lo que les espera con el rey que los va a gobernar: Llamará a filas a los hijos de
ustedes, y a unos los destinará a los carros de combate, a otros a la caballería y a otros a su
guardia personal. A unos los nombrará jefes de mil soldados, y a otros jefes de cincuenta. A
algunos de ustedes los pondrá a arar sus tierras y recoger sus cosechas, o a fabricar sus
armas y el material de sus carros de combate. Y tomará también a su servicio a las hijas de
ustedes, para que sean sus perfumistas, cocineras y panaderas. Se apoderará de las mejores
tierras y de los mejores viñedos y olivares de ustedes, y los entregará a sus funcionarios. Les
quitará la décima parte de sus cereales y viñedos, y la entregará a los funcionarios y oficiales
de su corte. 16También les quitará a ustedes sus criados y criadas, y sus mejores bueyes y
asnos, y los hará trabajar para él. Se apropiará, además, de la décima parte de sus rebaños,
y hasta ustedes mismos tendrán que servirle. Y el día en que se quejen por causa del rey que
hayan escogido, el Señor no les hará caso”

El progreso tenía sus costos, y Dios les está advirtiendo de ellos a los hebreos, pero insisto en
que Él no les negaba la monarquía. Tampoco hace un juicio de valor sobre la superioridad
esencial de un modelo sobre el otro, antes bien la esencia de todo está en 1 Samuel 8:7. No
podemos decir que Dios hace “apología” por un régimen especial, pero sí afirmar que una
visión teocrática es fundamental en una concepción política. Esto es un paso hacia delante en
lo que estamos buscando. Parece ser que una visión teocrática trasciende los sistemas
político-económicos. No estamos hablando de un gobierno de sacerdotes en el que sea una
burocracia clerical la que marque la pauta de las directrices del estado, sino más precisamente
uno basado en principios divinos. ¿Es esta la respuesta al silencio de Dios? Para saberlo con
exactitud, hemos de ir al Nuevo Testamento, a las experiencias de Jesús y el Apóstol Pablo
con el imperio que dominaba el mundo de la época: Roma.

1.4. El caso romano


Ya para los tiempos romanos el sistema esclavista estaba plenamente desarrollado. Lo
fundamental de éste es, valga la redundancia, el esclavo como agente básico del proceso
productivo que produce el excedente del cual se apropian sus amos, representados en última
instancia por la figura del emperador romano, el César.

Jesús vivió en ese régimen. Y existe un evento fundamental en el que interactúan en


sobremanera la parte política y económica, aunque de manera sutil, dentro del pensamiento
de Jesús: La cuestión del tributo. Lucas 20:20-25 lo narra de la siguiente manera:

Mandaron a unos espías que, aparentando ser hombres honrados, hicieran decir a Jesús algo
que les diera pretexto para ponerlo bajo el poder y la jurisdicción del gobernador romano. Estos
le preguntaron:
—Maestro, sabemos que lo que tú dices y enseñas es correcto, y que no buscas dar gusto a
los hombres. Tú enseñas de veras el camino de Dios. ¿Está bien que paguemos impuestos al
emperador romano, o no?
Jesús, dándose cuenta de la mala intención que llevaban, les dijo:
—Enséñenme una moneda de denario. ¿De quién es la cara y el nombre que aquí está escrito?
Le contestaron:
—Del emperador.
Jesús les dijo:
—Pues den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios [xii].

Este evento sucede en la última semana de la vida de Cristo. Jesús ya había anunciado su
muerte a sus discípulos en varias ocasiones sin que los doce lo entendieran, también ya se
había instalado en Betania, que sería su morada en este tiempo final de su ministerio terreno
antes de su crucifixión y sus pies ya habían sido lavados por María en una escena cargada de
simbolismo. El domingo se dirige desde Betania a Jerusalén y ocurre la Entrada Triunfal, donde
los peregrinos pascuales [xiii] lo reconocen simbólicamente como Rey de Paz [xiv]; el lunes
Jesucristo realiza la purificación del templo (parecería ser que fue la segunda ocasión en la
que hizo esto dado el relato juanino ubicado en los primeros capítulos de su evangelio), y el
martes fue el día del conflicto con las autoridades religiosas judías. Cristo había hecho una
ofensiva directa contra el negociado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás sacando a los
vendedores y cambistas del patio de los gentiles del Templo [xv], y atacando directamente su
autoridad en una manera abiertamente desafiante mediante sus parábolas como, por ejemplo,
la de los labradores malvados. Este escenario de tensión lo consigna Mateo en el capítulo
21:45-46:

Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de
ellos. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta

Este es el escenario caldeado que engloba el pasaje analizado: Jesús que se había mostrado
osado y el poder religioso que buscaba destruirlo. Teniendo en cuenta esto, ¿Qué quiere decir
Cristo cuando dice “dad al Cesar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”? ¿Es tan solo
una respuesta a la malicia de sus interrogadores? ¿En simplemente un escape al dificultoso
dilema en el que se encuentra? ¿Una artimaña de Jesús? ¿Un pasaje que solamente debe
tomarse desde el punto de vista espiritual?

Pienso que Erdman se equivoca al decir que “los enemigos de Jesús daban por supuesto un
conflicto de deberes; él, en cambio, mostró que había una armonía perfecta” [xvi]. No hay una
búsqueda de equilibrio sino un afán de separación, de colocar cada cosa en su sitio correcto.
Lo que Cristo parece estar haciendo es desligar la realidad práctica de la divinidad (reflejado
en la esencia de la discusión del martes de la última semana de su vida y con el lugar en donde
estaba ocurriendo el debate) de la vida político-económica de los seres humanos (algo muy
simple ejemplifica esto: la moneda que pide Jesús). A él, con esta pregunta, lo quieren poner
bajo la jurisdicción política de los romanos y, curiosamente, para esto le hacen una interrogante
básicamente económica (nada tan claro como los impuestos, donde se fusionan
poderosamente ambos elementos). Jesús está diciendo es que el régimen político, sus
detalles, sus estructuras y su sostén económico son cosas que están bajo la mayordomía del
César, es decir, de los seres humanos, mientras que bajo la jurisdicción directa de Dios están
otros asuntos, como la iglesia, la vida santa, el alma nuestra. Esta es la razón por la que no
“habló” en el caso de José, ni en el caso de la autarquía de los tiempos de los Jueces. El
silencio de Dios con José y el tiempo de los Jueces se explica abiertamente aquí: lo económico
está dentro de la mayordomía que Dios le expidió a los hombres.

Sin embargo, ¿es que a Dios no le importa nada el régimen económico? ¿Es algo superfluo
para él? ¿El hecho que la frase “A Dios lo que es de Dios” nos dice que hay cosas que
dependen de él y que el resto no importa? ¿Si Dios no habló en el caso de José, significa que
él no hablará nunca? Efesios 6:5-9 da una clave importante. La enseñanza teológica de la
carta ya había sido dada y nos encontramos en la parte de las enseñanzas prácticas. 5:21 dice
que “debemos someternos los unos a los otros” y engloba dentro de este principio a los tres
elementos más importante del orden social, a saber, la relación esposo-esposa, la relación
padres-hijos, y la base del sistema económico de la época: la relación amo-esclavo. Existe una
manera cristiana de vivir esta tricotomía, un papel que los cristianos juegan, una forma en la
que ellos pueden desenvolverse, siempre centrada en el sometimiento mutuo. Esta aparente
poco importante disyuntiva entre amos y esclavos es realmente capital:

Esclavos, obedezcan ustedes a los que aquí en la tierra son sus amos. Háganlo con respeto,
temor y sinceridad de corazón, como si estuvieran sirviendo a Cristo. Sírvanles, no solamente
cuando ellos los están mirando, para quedar bien con ellos, sino como siervos de Cristo,
haciendo sinceramente la voluntad de Dios. Realicen su trabajo de buena gana, como un
servicio al Señor y no a los hombres. Pues deben saber que cada uno, sea esclavo o libre,
recibirá del Señor según lo que haya hecho de bueno.

Y ustedes, amos, pórtense del mismo modo con sus siervos, sin amenazas. Recuerden que
tanto ustedes como ellos están sujetos al Señor que está en el cielo, y que él no hace
discriminaciones.

En el pasaje de la cuestión del tributo se nos muestra que Dios no se involucra directamente
en nuestro régimen económico y político, que eso es, mas bien, potestad de Dios que encaja
dentro de la mayordomía dada a los hombres en el tiempo de la creación. Sin embargo, en
este último pasaje bíblico Dios directamente y sin ambages se “entromete” en un tema
aparentemente esquivo. ¿Por qué lo hace? Tengamos presente que “En el régimen esclavista,
las relaciones de producción se basaban en la propiedad de los dueños de esclavos sobre los
medios de producción y sobre los esclavos considerados como “instrumentos parlantes” sin
derecho alguno y sujetos a explotación cruel. El trabajo del esclavo, que tenía un carácter
abiertamente coercitivo, se aplicaba en gran escala en los latifundios y la producción artesanal,
disponiendo el dueño no sólo del trabajo, sino también de la vida del esclavo. En la época en
que se forma el régimen esclavista, la sociedad se divide en dos clases fundamentales: los
señores esclavistas y los esclavos, y para mantener el dominio de los primeros se estructura
un aparato de violencia y coerción, el Estado esclavista. Los contingentes de esclavos se
nutrían sobre todo mediante las guerras y, parcialmente, con los campesinos y artesanos que
se arruinaban. Se explotaba a los esclavos de manera tan cruel que su vida era corta” [xvii], y
a pesar de esta situación, de la explotación y crueldad en el trato, del cómo llegaban a ser
esclavos [xviii], Dios no interfiere con el sistema. ¿Qué, entonces? Recordemos la lección de
la visión teocrática de Jueces y fusionémosla con el punto de vista de Pablo y podemos llegar
a concluir que lo que a Dios le interesa en verdad es, a saber, relaciones justas entre los
agentes económicos, en este caso, amos y esclavos. Por eso la exhortación a trabajar bien, a
tratar bien, a respetarse mutuamente teniendo en cuenta la nueva condición de nacidos de
nuevo en Cristo Jesús. Por lo tanto debemos profundizar en el tema de la justicia.

El concepto recorre el Antiguo Testamento [xix] donde la justicia se refiere en primer lugar a
un contexto concreto de relaciones sociales, especialmente significa rescatar a la victima,
liberar al oprimido, expresando, por lo tanto algún tipo de reinvidicación.

La palabra hebrea Sedeq (Justicia) es expresión suprema y global de lo que es valioso, justo
y correcto en la comunidad. Es el concepto central que gobierna todas las relaciones sociales
que significa rectificar situaciones entre personas y grupos, vivir conforme a lo que la situación
social exige pudiendo inferir por tanto que significa justicia para el oprimido. Mishpat, sedaqah,
heded-y-emeth (amor constante) y yeshuah (liberación, salvación) pertenecen al campo
semántico de sedeq, justicia. Explicitan uno o más aspectos de sedeq o matizan el concepto.

Sedaqah significa un acto de bondad o compasión. En ese sentido sedaqah es liberar al


oprimido, reivindicar al huérfano, a la viuda, al inmigrante, al pobre contra sus opresores. En
este sentido el antiguo Cántico de Débora habla también de las sidqoth (plural de sedaqah) de
Yahvé Dios. Mishpat se traduce con frecuencia por derecho o justicia. Tiene matices jurídicos
(regla, juicio, ley, proceso jurídico), pero estos son solo ampliaciones de su sentido primario:
justicia liberadora, salvífica. De hecho lo que esta en el corazón de la Torah, consiste en hacer
justicia allá donde reina lo contrario. Mishpat esta relacionado con amor y compasión, ya que
la Biblia no reconoce justicia alguna sin amor y sin misericordia.
En el Nuevo Testamento, Jesús proclama el reino de Dios que representa la realización de la
justicia (sedeq y mishpat) de Dios. De hecho Pablo en vez de hablar de reino de Dios habla de
Justicia de Dios. Más importante es todavía que la constatación de que según el Nuevo
Testamento Jesús realiza la justicia de Dios en su propia persona. Su preocupación por los
pobres y marginados encarna la justicia del Dios justo. Más aún Jesús muestra de manera
explicita lo que quedaba implícito en el Antiguo Testamento: el amor al prójimo es la norma
suprema de sedeq de Dios y resumen de todas las demás normas. El amor "tratar al prójimo
como uno quiere ser tratado, como otro yo", constituye la base y el alma de toda justicia. Los
que siguen a Jesús en esta praxis se convierten en la justicia de Dios presente en el mundo.
Jesús se convierte en el criterio último de lo que es la justicia: practicar la justicia es seguir a
Jesús.

Y seguir a Cristo remece nuestro ser. Por lo tanto, así como los musulmanes dicen que “Vivir
dentro del Islam le enseña al musulmán que la transformación del medio social, en un sentido
auténtico, sólo es posible por una transformación de si mismo, y lo que es más importante, por
el permiso de quien gobierna y ha creado el mundo, Allah, que alabado sea. Esto le hace al
musulmán perder el temor de la existencia porque sólo le teme a Allah [y] cuando lo conoce
de este modo el musulmán llega a entender que todo acto es adoración de Allah. Que no hay
separación entre la política y la adoración de Allah, ni entre el comercio y la adoración de Allah.
En este estado, el musulmán comprende que sólo vive por y para Allah, que depende y confía
en Allah” [xx], debemos entender que nuestra adoración a Jesús es completa y abarca todo,
incluyendo las relaciones económicas.

Y no importa el sistema en el que se den estas relaciones. La Biblia se escribe dentro en el


período esclavista, desde sus inicios hasta su apogeo máximo en el Imperio Romano y si
hubiéramos nacido en esos tiempos, como amo, esclavo o quizá como hombre libre habríamos
sido seguidores de Jesús y, como tales, buscadores de la justicia. Podemos ser esclavos
económica y socialmente hablando, pero entre cristianos la acepción de personas no existe,
siendo amos y esclavos iguales ante Dios, pero no ante los hombres. No se nos pide cambiar
el régimen, destruirlo, se nos dice tratar “al esclavo como a nosotros mismos (si somos amos)”
o “tratar al amo como a nosotros mismos (si somos esclavos) [xxi].”

Equivocan completamente el camino cristianos que honestamente piensan que el capitalismo


es el régimen bendecido por Dios. Dios no bendice ni avala un régimen ni sistema ni nada que
se le parezca. ¡Él pidió obedecer a Nerón!. Este tema lo deja a merced del hombre. Dios quiere
que simplemente en el régimen en el que estemos, actuemos con justicia. Por lo tanto, la
pregunta clave, capital e imposible de evitar es, ¿qué hacemos si existe la injusticia en las
relaciones económicas? ¿Debemos los cristianos denunciarlas o simplemente concentrarnos
en asuntos espirituales? ¿Basta con el modelo asistencialista? ¿Dónde podemos encontrar
estas injusticias? ¿Hay en la Biblia un punto de partida donde pueden verse a plenitud la
injusticia económica?

LA CREACIÓN Y LA REDENCIÓN TAMBIÉN SON UN TEMA IMPORTANTE [xxii]

Analizando la creación podemos encontrar pautas en este punto. David Lim, un chino-filipino,
hace unas reflexiones sobre las implicaciones doctrinales de la creación en la vida moderna.
Para él, la Biblia se preocupa de los efectos que tienen los esfuerzos económicos sobre las
relaciones humanas a la luz de la realidad del pecado, de la demanda divina de justicia y
compasión, y de su provisión de redención por medio de la gracia, por lo que los textos bíblicos
deben interpretarse a partir de esta perspectiva. Para Lim, existe un “desafío hermenéutico” al
aplicar las enseñanzas bíblicas a la realidad económica sin perder de vista un adecuado
conocimiento técnico de la economía.

Lim señala ocho enseñanzas bíblicas en el campo doctrinal de la creación, y extrae de ellas
enseñanzas y sus correspondientes aplicaciones:

a) Dios creó de la nada todo lo que está fuera de él, lo cual lo hace diferente a la naturaleza.
Esto implica que debido a que todo le pertenece a Él, todo lo que hagamos debe ser hecho
para Su gloria, cosas “religiosas” y cosas “profanas” inclusive. Nuestro ocio, nuestro actuar
como hijos, esposos, padres, subordinados, jefes, dueños o desempleados siempre debe ser
teniendo en cuenta que a Dios es poseedor de todo.

b) La raza humana fue creada a imagen de Dios, lo cual le confiere una dignidad específica y
la capacita a asumir libre y creativamente la responsabilidad de su propia vida. Esto
directamente nos lleva al tema del respeto, o sea, que nuestras actitudes y actividades de todo
tipo deben considerar el respeto a la dignidad humana, sin pisotearla en ninguna forma.

c) La raza humana fue creada con un cuerpo: fue formado de la tierra, por lo que pertenece al
mundo material, y su propio cuerpo físico es el único vehículo por el que puede expresar
virtudes espirituales aquí en la tierra. Esta corporalidad es importante dada la tendencia de
grupos cristianos a “sacralizar” la vida y convertirla en una antesala del cielo, cortando lazos
con el mundo. Lim sostiene que esta corporalidad además tiene mucho que ver con la
apropiación de la riqueza, ya que implica directamente la necesidad de crear lo necesario para
vivir una vida digna de nuestra posición como imagen de Dios lo que obviamente concluye en
riqueza generada. ¿Cómo se distribuye esta riqueza? ¿Qué es lo que significa una vida digna
de nuestra posición como imagen de Dios? ¿Significa el derecho básico a la alimentación? ¿A
la vivienda digna? ¿Al trabajo digno? ¿A servicios de salud básicos?

d) Hay una interdependencia entre los seres humanos y su habitat físico. Depende del aire,
del alimento, del agua, y por extensión, de Aquel que creó esas cosas con perfección y
abundancia y les dio la capacidad de reproducirse. Esta interdependencia implica varias cosas.
Primero, todas las cosas creadas por Dios tienen un valor no relacionado al valor de mercado.
Segundo, la aparente abundancia de los recursos implica un consumo responsable pensando
a largo plazo. Tercero. Esta interdependencia se vincula con la dignidad humana: si todos
somos imagen de Dios, y todos dependemos del hábitat físico para subsistir, entonces todos
tenemos derecho a una pequeña parte de él para la subsistencia y el desarrollo, siempre con
una actitud responsable.

e) Los seres humanos fueron creados con la responsabilidad de velar por la creación. Este
punto se vincula necesariamente con el anterior. La crisis ecológica se debe a una
irresponsable explotación de la naturaleza por parte del hombre, donde extensas zonas están
siendo contaminadas y el efecto invernadero está empezando a tener efectos en el clima
global. Es saltante la relación directa entre crecimiento económico y contaminación. Por
ejemplo tenemos el marco del protocolo de Kyoto, que George Bush se niega a firmar debido
a que no puede poner en riesgo el bienestar de sus ciudadanos al poner freno al crecimiento
económico con el fin de salvaguardar al planeta de la contaminación. ¿debemos debatir sobre
esto o afirmar como el presidente que “no existen suficientes indicios científicos para relacionar
calentamiento global con emisiones de gas carbónico?

f) Al crear al ser humano como hombre y mujer, Dios los capacitó para las dimensiones sociales
de su existencia, a saber, para la asociación y la comunidad. En la relación de unos con otros,
los seres humanos encuentran oportunidad para complementarse recíprocamente y para crear
una sociedad basada en el paradigma de las relaciones familiares.
g) La buena creación de Dios cayó junto con la en desobediencia, y los seres humanos se
volvieron egocéntricos y destructivos, desfigurando la imagen divina y deteriorando por causa
del egoísmo todas las relaciones humanas (con Dios, entre sí, y con la naturaleza). Por lo
tanto, la humanidad tendrá relaciones siempre conflictivas, donde elementos como el abuso
de poder serán margo general de comportamiento. Por eso, ¿Cómo dejar a las fuerzas de
mercado actuar solas teniendo en cuenta el estado del corazón del hombre? ¿Deben ser
limitadas de alguna forma?.

h) Por medio de Jesús, se reabrió la posibilidad de retomar los ideales de una humanidad
restaurada, llevándonos al estado original, tal como eran los planes de Dios en la creación.
Debemos entender que en la tierra, tal como están las cosas hoy, no se llegará al estado de
perfección del reino mesiánico de Cristo luego de la segunda venida, pero los redimidos somos
llamados a vivir bajo los parámetros que allá serán definitivos. Por eso, desde el punto de vista
de la economía, debemos ser pioneros en el desarrollo y manutención de sistemas económicos
que promuevan la paz basada en la justicia social y el equilibrio ecológico o, en su defecto, de
proclamar la justicia en las relaciones entre los agentes dentro del sistema en el que nos
encontramos, tal como parecería indicarnos la Biblia.

¿Y QUÉ TIENE QUE VER LA MISIÓN EN TODO ESTO?

Tiene mucho que ver. Sobotka dice que “[la lectura de la creación dada líneas atrás] en forma
de doctrina y aplicación posterior está explícitamente dada desde la perspectiva de la iglesia
que cree que el mundo fue redimido potencialmente y puede serlo de hecho si se observan los
principios del orden creado [xxiii]”. La realidad, sin embargo, indica que “los seres humanos
creados como portadores de la imagen de Dios, son corresponsables del orden social,
ecológicamente armonioso, se vuelven individualistas y egoístas, arruinan su vida individual y
destruyen comunidades, amenazan la vida de la naturaleza, se vuelven opresores, amantes
del poder e injustos [xxiv]”. ¿Debemos actuar los cristianos ante esta realidad? ¿Nuestra
misión debe incluir como parte fundamental la respuesta ante estas situaciones?

Sí, debe incluir la denuncia de la injusticia. Como dice Sobotka, “ante esta realidad es imposible
no actuar [xxv]”. Cita a Lim para reafirmar su posición: “en el mundo modero es imposible ser
políticamente neutral o [en su defecto] no tener compromiso. No se puede amar al prójimo sin
involucrarse en la esfera política –lo cual implica buscar el bien común por medio de la acción
política a favor de la libertad, la justicia y la paz [xxvi]” y concluye diciendo que “al confesar que
por medio de Jesucristo la esperanza fue restablecida y el mundo fue potenciamente
restaurado, también somos llamados a lograr el potencial de esta esperanza mediante el uso
de todas sus facultades. Así, ponen sus vidas al servicio del propósito original del Dios Creador:
una vivencia comunitaria en paz, justicia, gozo y libertad, lo que hoy es una utopía [xxvii]”

Hay que proclamar la verdad de Dios, la necesidad que tiene el hombre de su amor y cobijo,
de su perdón de los pecados y de la infinita salvación que nos redime y nos libera realmente.
Pero, no hay que olvidar que a nuestro alrededor “toda la creación gime a una” (Rom. 8:22)
incluyendo la creación por delegación, esa que el hombre ha hecho y que, frente a ello, no
deberíamos quedar callados, orando a Dios y mirando solamente al cielo mientras el mundo
es selva salvaje. Nuestra misión jamás debe ser el silencio.

Notas:

[i] Coloco un nombre ficticio a un supuesto sistema económico futuro que se desarrollaría en
una etapa post-capitalista.
[ii] Un amigo muy cercano.
[iii] Una encuesta publicada en La República del 16-08-2004 afirmaba que el 69.9% de los
jóvenes entre 12 y 18 años deseaba irse al extranjero
[iv] El factor geográfico que presento aquí es netamente explicativo. Las burbujas en la que
podemos estar inmersos son muy diversas. Pude decir: “las cuadro paredes de la Iglesia”,
“las rutas entre las casas de los miembros de la célula” o cualquier otro elemento que nos
puede hacer perder conexión con la realidad de la mayoría de la población de nuestro país.
[v] Dije teología, no Biblia, que no es lo mismo.
[vi] Datos sobre José extraídos de la Biblia de Estudio Thompson.
[vii] Frase atribuída al Premio Nobel Milton Friedman, uno de los más brillantes economías
del siglo XX y líder de la llamada “Escuela de Chicago” o “Escuela Monetarista”.
[viii] Mucho se discute ahora sobre la venta del gas de Camisea a Chile y, en el país del sur
hay reticencias ante la posibilidad de dependencia y el posible control geopolítico que puede
tener el Perú sobre Chile por el tema del gas, teniendo en cuenta que ya Argentina domina el
suministro a Chile y, por ende, tiene cierto poder de decisión en el país del sur. Resulta más
que evidente poder que tienen los países que producen bienes estratégicos –podemos
analizar el poder que posee la OPEP en el mundo cuando deciden reunirse y coordinar sus
niveles de producción con el fin de modificar los precios-. En el caso bíblico vemos a Egipto
en esa posición vital del proveedor de un bien estratégico: los alimentos. “Cuando el hambre
se extendió por todo el país, José abrió todos los graneros donde había trigo, para venderlo a
los egipcios; pues el hambre era cada vez peor. 57Y venían de todos los países a Egipto, a
comprarle trigo a José, pues en ningún país había qué comer”. Más que evidente el poder
mundial que adquirió Egipto por esto.
[ix] Un punto importante en este silencio es la actuación del mismo José. En los siete años de
abundancia él grabó a los egipcios con un impuesto del 20% del total de la producción. Ya
como siervos e inclusive luego de los años de escasez él mantuvo el impuesto del 20% del
total de la producción, sin un incremento. ¿Marca un patrón de conducta este acto de José?
Pienso que sí.
[x] El desarrollo económico implicó siempre un estado, que usualmente fue de tipo teocrático
en sus comienzos. Israel en tiempo de los Jueces no lo tenía, por eso la afirmación de
“economía a niveles de subsistencia”
[xi] Y económico. No olvidemos que la economía va siempre de la mano con la política.
[xii] Versión Popular en la que he cambiado la palabra emperador por la palabra César, ya
que con esta última (usada en la Versión Evangélica estándar Reina Valera) ha pasado la
frase al lenguaje común y corriente latinoamericano.
[xiii] Algunos calculan el número de peregrinos en dos millones.
[xiv] Como rey por el acto de colocar los mantos y las ramas de los árboles en su camino, y
en paz por entrar en la ciudad en un pollino.
[xv] Los negociantes en el templo cumplían dos funciones básicas. La primera era la de
ofrecer animales aptos para los sacrificios, desde simples palomas hasta grandes bueyes, y
la segunda era la de brindar el servicio de cambio de monedas, dado lo internacional de la
diáspora judía y de la existencia de una moneda especial, una especie de “dracma del
Templo de Jerusalén”. Hasta aquí todo bien, salvo por algunos detalles adicionales. Primero,
los animales ofrecidos en el templo eran mucho más caros que los vendidos fuera de él.
Segundo, el tipo de cambio de las monedas foráneas a la moneda del templo era perjudicial
al usuario –en términos modernos, el tipo de cambio de venta sería muy alto-. Tercero, los
sacerdotes por lo general sólo aceptaban animales vendidos dentro del Templo. Cuarto, los
comerciantes estaban ubicados dentro del Templo debido a un acuerdo con el Sumo
Sacerdote, que a cambio del régimen de pseudo-monopolio compartirían parte de las
ganancias con él. Por lo tanto, cuando Jesús expulsó a los comerciantes no era solamente
un conflicto contra simples vendedores ambulantes sino que era un golpe bajo, un desafío
abierto contra el máximo poder judio: el Sumo Sacerdote
[xvi] Erdman, Carlos: “El Evangelio de Lucas”. Grand Rapids, TELL. 1949 (Edición en Inglés),
1974 (Edición en Español). Pag. 237
[xvii] http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/m/modoe.htm
[xviii] Dos casos básicos muestran esto en la historia del cine norteamericano: “Ben Hur”, un
clásico, y “Gladiador”, reciente película por la que el actor principal ganó el Oscar.
[xix] Gran parte de las ideas de los siguientes cuatro párrafos son extraídas de la siguiente
página web: http://www.monografias.com/trabajos10/laju/laju.shtml, trabajo realizado por
Andrés Espíndola.
[xx] 'Umar Ibrahim Vadillo: Una Crítica Islámica de la Economía . 2005. Edición digital a texto
completo accesible en www.eumed.net/libros/2005/uiv-eco/
[xxi] Así como respeta nuestra libertad de decidir vivir sin seguirlo, Él respeta la forma en que
ejercemos la mayordomía que nos ha encomendado
[xxii] Estas ideas se extraen de Steuernagel, Valdir (Comp.). “La Misión de la Iglesia: una
visión panorámica”. San José, Varitec, 1992. Pag. 311-335, trabajo de Emil Sobotka: “Hasta
los demonios creen pero su fe está muerta”.
[xxiii] Steurnagel, Valdir. Op. Cit. Pag. 323.
[xxiv] Ibidem.
[xxv] Ibidem
[xxvi] Ibidem
[xxvii] Ibid. Pag. 324.

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