En el derecho canónico, así como en cualquier área del derecho existen
diversos tipos de fuentes, como lo son:
A). - FUENTES GENERALES: Son las reglas que determinan situaciones
jurídicas aplicables tanto para la Iglesia en su conjunto como para algunas Iglesias en lo particular o comunidades.
Las fuentes generales son: la Ley, la Costumbre, la Jurisprudencia y las
Fuentes particulares.
Las fuentes particulares son fuentes específicas y admitidas por el Código
Internacional Canónico, son las 3 siguientes:
1).- CONCORDATOS: También llamada legislación externa o internacional de
la Iglesia, son los acuerdos que la iglesia tiene con otras naciones o Estados Internacionales.
2).- DECRETOS GENERALES E INSTRUCCIONES: Los decretos
generales son los que establecen principios comunes aplicables para todos los sujetos pasivos (bautizados).
Por otro lado, las instrucciones son las formas en que la Iglesia aclara la
prescripción de leyes, desarrollo y determinación de las formas en las que ha de ejecutarse una nueva Ley.
3).- ACTOS ADMINSITRATIVOS SINGULARES: Tienen diversas formas:
decreto, rescripto, privilegio o dispensa, y son otorgados por aquellos que tienen potestad ejecutiva.
B). - FUENTES ESPECIALES: Son las que surgen en casos específicos y de
manera excepcional.
C). - FUENTES DIVINAS: Son las que provienen directamente de Dios (Las
sagradas escrituras).
D). - FUENTES HUMANAS: Son las que emanan de las autoridades
competentes (Constitución, Normas, Reglamentos, etc.) Los códigos civiles enuncian una jerarquía en las fuentes del Derecho según la cual sólo cabe recurrir a la costumbre en defecto de ley. En el ámbito canónico no se puede decir lo mismo, desde el momento en que tiene cabida la costumbre contra legem. Cabe enunciar incluso el principio contrario: las leyes son de aplicación, cuando no existe una costumbre contraria a ellas. Evidentemente debe tratarse de una costumbre, prescrita, racional, etc.; pero en definitiva caben costumbres contrarias a la ley e incluso contrarias a las leyes que prohíben introducir costumbre.
Con esta expresión se designa a los fundamentos que dan origen y
justifican las normas jurídicas; o bien, desde un punto de vista más formal, a las distintas categorías normativas en que se expresa el derecho positivo, especialmente la ley y la costumbre. También se incluyen entre las fuentes a los principios generales del derecho, la jurisprudencia, la praxis de la curia romana, la opinión común y constante de los doctores, el derecho concordado, y las leyes civiles a las que remite el derecho canónico.
De ordinario, se entiende que una fuente normativa tiene
estas características: ha de ser general, no se agota en una aplicación, es innovadora del ordenamiento, y reconocida como fuente por el sistema jurídico.
En la jerarquía normativa canónica tiene relevancia la distinción
entre potestades legislativa, judicial y ejecutiva, así como el mayor valor de la ley respecto a las otras normas, junto con la equiparación de la costumbre con fuerza de ley.
Además, se distinguen de estas fuentes constitutivas o de producción
jurídica las llamadas fuentes de conocimiento, que son principalmente los documentos donde se contiene el derecho canónico (colecciones normativas en la historia; jurisprudencia y doctrina; etc.).