Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
a) Identificar los proyectos concluidos, en ejecución, o por ejecutarse, que de acuerdo a sus
características, correspondan a los que puedan ejecutarse bajo el régimen de concesión;
k) Fijar las tarifas u otras formas de remuneración o retribución del concesionario (1);
m) Conocer y decidir acerca de los recursos administrativos interpuestos por los usuarios y
terceros titulares de intereses personales, legítimos y directos, relacionados con el objeto de
la Ley de Concesiones;
Comité de Concesiones
Dicho Comité será designado mediante acto o resolución expedido por la máxima
autoridad del organismo o entidad de que se trate y funcionará de manera permanente, sus
integrantes lo serán a dedicación exclusiva y deberán reunir las condiciones de capacidad y
experiencia necesarias para cumplir eficientemente sus atribuciones y deberes.
De otra parte, para el caso de aquellas concesiones que sean desarrolladas bajo un régimen
de libre concurrencia y competencia, el órgano encargado de velar la existencia de
condiciones de libre competencia en el mercado (i.e. Superintendencia para la Promoción y
Protección de la Libre Competencia) deberá cuidar que los concesionarios desarrollen sus
actividades en un marco de sana competencia que vaya en beneficio de los usuarios del
servicio.
De surgir discrepancias entre las partes durante la ejecución del contrato acerca de la
interpretación, el alcance o inteligencia de sus disposiciones, el ente concedente, de no
lograrse un acuerdo, interpretará mediante acto administrativo debidamente motivado las
estipulaciones o cláusulas objeto de la diferencia (artículo 38).
En todo caso, teniendo en cuenta que el acto por medio del cual se procede a interpretar el
contrato constituye un acto de naturaleza administrativa, queda a salvo el derecho del
concesionario de solicitar su revisión.
El primer límite que enfrenta la facultad de modificación unilateral tiene carácter objetivo y
viene determinado por la conservación de la naturaleza del contrato celebrado. A ese límite
aludió la Corte Federal y de Casación en sentencia del 5 de diciembre de 1944, cuando a la
par de reconocer que la administración puede introducir modificaciones en el plan de la
obra, aumentándola o disminuyéndola, aclara que ese poder debe ejercerse "[...] dentro de
ciertos límites que no lo desnaturalicen [...]".
Dichas modificaciones pueden ser de distinta índole. En todo caso, siempre deberán
encontrar su justificación última en la existencia de razones de interés público: la mejor
satisfacción de las necesidades que el servicio en cuestión esta llamado a satisfacer. En tal
sentido, las modificaciones pueden versar sobre:
El ente concedente está facultado igualmente para imponer al concesionario las sanciones
de apercibimiento, de amonestación o de multa establecidas previamente en el pliego de
condiciones y en el contrato por el incumplimiento de dicho contrato, de su pliego de
condiciones o de las resoluciones expedidas por el ente concedente, todo ello sin perjuicio
de la facultad que le corresponde de adoptar las medidas preventivas que fuesen necesarias
para asegurar la continuidad de una obra o de un servicio o para evitar su pérdida o
deterioro (artículo 43).
-Tipos de sanciones
(i) Las sanciones pecuniarias (i.e. multas): La multa es una sanción de naturaleza
pecuniaria que tiene como finalidad castigar los incumplimientos del concesionario. En ese
sentido, el contrato debe detallar los supuestos y condiciones en los que procederán la
aplicación de sanciones pecuniarias.
(iii) Medidas represivas definitivas (i.e. caducidad): Es la sanción más rigurosa que
puede imponer la administración. Su aplicación deriva un incumplimiento grave del
concesionario y comporta la extinción definitiva del vínculo contractual. Esta será
estudiada en mayor detalle al examinar lo relativo a la extinción del contrato de concesión.
-Aplicación de las sanciones
"Dicho principio comprende una doble garantía: la primera, de orden material y alcance absoluto,
referida al ámbito estrictamente penal como al de las sanciones administrativas, refleja la especial
trascendencia del principio de seguridad jurídica en dichos campos limitativos y supone la imperiosa
necesidad de predeterminación normativa de las conductas infractoras y de las sanciones correspondientes,
es decir, la existencia de preceptos jurídicos (lex previa) que permitan predecir con suficiente grado de
certeza (lex certa) aquellas conductas y se sepa a qué atenerse en cuanto a la aneja responsabilidad y a la
eventual sanción; la segunda, de carácter formal, relativa a la exigencia y existencia de una norma de
adecuado rango y que este Tribunal ha identificado en sentido formal" (9).
De allí que toda sanción que se pretenda imponer al concesionario deba estar precedida de
un procedimiento administrativo previo, en el cual se garantice al particular el derecho a ser
oído, a probar, a que se le formulen cargos previamente, a una decisión motivada y
proporcional a la falta, así como a la observancia general de los principios de legalidad de
las infracciones y sanciones administrativas, de la garantía de irretroactividad y
preexistencia de las sanciones (11).
En efecto, como señala DIEZ, si bien es cierto que el interés público exige la modificación
del contrato, no lo es menos que los quebrantos que ello ocasiona deben ser resarcidos (12).
y a fin de preservar el equilibrio económico del contrato, la administración debe al
concesionario en caso de que se le provoquen perjuicios. Dicha indemnización pueden
materializarse de varias formas, sea a través de modificaciones en el plazo de la concesión,
en las tarifas, en los aportes o subsidios o en otros factores del régimen económico de la
concesión pactados, pudiendo utilizar uno o varios de esos factores a la vez (literal c. del
artículo 33).
Preocupa sin embargo, que en el texto de la Ley de Concesiones no se haya efectuado una
referencia a título expreso de la obligación de la administración de mantener la ecuación
económico-financiera de la contratación, conforme al cual no debe colocarse al
concesionario en una posición de desventaja económica. No obstante, de una revisión del
texto de la Ley de Concesiones puede constatarse que dicha obligación aparece implícita.
b) Explotar las obras ejecutadas y percibir los peajes, precios y demás asignaciones o
beneficios convenidos y debidamente establecidos en el pliego de condiciones o en el
contrato;
c) Solicitar la revisión del régimen económico de la concesión y del plazo de ejecución por
causas sobrevinientes, y a obtener, si fuere el caso, las compensaciones a que hubiere lugar
que podrán hacerse efectivas por medio de la revisión del régimen tarifario u otras fórmulas
de remuneración del concesionario, de su fórmula de reajuste o del plazo del contrato,
pudiendo utilizarse para ello uno o varios de estos factores a la vez;
El concesionario, en general, está facultado para ejecutar todas aquellas actividades que no
le estén prohibidas por la ley o el contrato, y que sean necesarias para su adecuada
ejecución.
En todo caso, la posibilidad de que el concesionario pueda ceder su contrato y las garantías
que gravaren a éste, no desvirtúan el principio general: el contrato no puede ser cedido. En
consecuencia, de acuerdo con el régimen de la Ley de Concesiones, la cesión voluntaria o
forzosa de la concesión deberá ser total, comprenderá todos los derechos y obligaciones
derivados del contrato y la persona jurídica que pretenda sustituirse en el concesionario,
incluido el acreedor prendario, deberá reunir los requisitos establecidos para ser licitante,
no podrá estar sujeta a inhabilidades y acreditará suficientemente su capacidad para
cumplir las metas, plazos, especificaciones técnicas y demás obligaciones y requisitos
fijados en el pliego de condiciones y en el contrato (artículo 35).
Concesionario. Obligaciones
a) Cumplir y hacer cumplir el contrato con estricta sujeción a las normas, los proyectos,
especificaciones técnicas y estándares de calidad establecidos en la Ley, en su Reglamento
y en el pliego de condiciones;
b) Acatar las directrices, ordenes o resoluciones emitidos por el ente concedente en el
ámbito de sus atribuciones;
c) Permitir y facilitar las inspecciones y auditorías que tengan por objeto verificar su
desempeño y comprobar el cumplimiento de las condiciones de calidad, precio y
adecuación técnica de las obras ejecutadas y de los servicios prestados;
g) Indemnizar los daños y perjuicios que se causen a terceros con motivo de la ejecución
del contrato de concesión, a menos que tales daños fuesen la consecuencia inmediata de
una orden o instrucción emanada del ente concedente o de cualquier otro órgano o entidad
de la administración.
Los bienes o derechos que por cualquier título adquiera el concesionario para ser
destinados a la concesión pasarán a formar parte del dominio público desde que se
incorporen o sean afectados a las obras, sea por adherencia o por destinación. Sin embargo,
quedarán a salvo las obras, instalaciones o bienes que, por no estar afectados a la
concesión, permanecerán en el patrimonio del concesionario, de acuerdo con lo que
establezca el respectivo contrato (artículo 60).
A pesar de establecer un régimen común para las concesiones de obras públicas y servicios
públicos, la Ley de Concesiones, no distingue entre ambos tipos contractuales y prevé una
definición única de concesión en la que comprende ambas modalidades. En ese sentido, la
Ley define a los contratos de concesión como aquellos "[...] celebrados por la autoridad
pública competente por medio de los cuales una persona jurídica llamada concesionario
asume la obligación de construir, operar y mantener una obra o bien destinados al servicio,
al uso publico o a la promoción del desarrollo, o la de gestionar, mejorar u organizar un
servicio público, incluyendo la ejecución de las actividades necesarias para el adecuado
funcionamiento o la prestación de la obra o del servicio, por su cuenta y riesgo y bajo la
supervisión y el control de la autoridad concedente, a cambio del derecho a explotar la obra
o el servicio y de percibir el producto de las tarifas, precios, peajes, alquileres, valorización
de inmuebles, subsidios, ganancias compartidas con algún ente público u otra fórmula
establecida en los contratos correspondientes, durante un tiempo determinado, suficiente
para recuperar la inversión, los gastos de explotación incurridos y obtener una tasa de
retorno razonable sobre la inversión" (artículo 2°).
La nueva legislación define en una sola norma la concesión de obra pública y la concesión
de servicio público, destacando tres elementos fundamentales: el objeto del contrato, la
ejecución de la obra o prestación del servicio por cuenta y riesgo del concesionario, la
supervisión y control de la autoridad concedente, y el derecho del concesionario a
percibir una tarifa por un tiempo determinado para recuperar su inversión y obtener
una tasa de retorno razonable.
Esta última característica pone de relieve un aspecto que desde siempre ha sido destacado
por la doctrina y es que, las concesiones deben recaer sobre servicios públicos comerciales
e industriales, es decir, aquellos que, por sus propias características, se asemejan al servicio
de una empresa privada. En consecuencia, son servicios que, por definición, no pueden ser
gratuitos.
De otra parte, debe destacarse que la norma señala de manera explícita la obligación del
concesionario de asumir el riesgo de la explotación del servicio. En efecto, es de principio
que el concesionario actúa como un empresario más que busca en una determinada
industria o actividad un beneficio, como retribución por la inversión realizada, al tiempo
que asume la posibilidad de que la empresa no produzca los resultados esperados.
Dichos contratos podrán ser objeto de renovación, previa evaluación objetiva del
desempeño del concesionario, la cual deberá realizarse por lo menos un año antes de la
fecha de terminación del contrato. En ese sentido, se establece la posibilidad de que el ente
concedente pueda consultar la opinión de la sociedad civil organizada o de los usuarios de
la obra o servicio a los fines de decidir sobre la referida renovación.
El marco regulatorio del contrato de concesión estará integrado por (artículo 12):
- la Ley de Concesiones;
- el Reglamento a la Ley de Concesiones (que aún no ha sido dictado);
- el pliego o las bases de la licitación de cada contrato; y
- las resoluciones, órdenes e instrucciones expedidas por el ente concedente. Dicha
normativa será aplicable tanto para el procedimiento de licitación para el otorgamiento del
contrato, así como el seguimiento y el control de su ejecución.
El contrato de concesión quedará perfeccionado al ser suscrito por las partes contratantes y
deberá publicarse en la Gaceta Oficial de la República (artículo 28) y, una vez publicado,
tendrá carácter público (15).
El contrato de concesión esta regido por un marco regulatorio integrado por la Ley de
Concesiones y su Reglamento, el pliego o bases de condiciones del contrato y las
resoluciones, órdenes e instrucciones expedidas por el concedente actuando en el ámbito de
sus competencias (artículo 12). Sin embargo, la doctrina -SARMIENTO GARCÍA- ha
enfatizado también la aplicabilidad de ciertos principios de hermenéutica que deben
orientar la interpretación y ejecución de todo contrato de concesión (16):
1° Respeto a la palabra dada y a la buena fe: Las partes deben respetar la letra de la
contratación y, en tal sentido, la interpretación en modo alguno puede significar desvirtuar
el contrato, o hacer decir a las partes algo que jamás fue expresado o pensado por las
partes. La interpretación debe ser hecha, conforme a los principios de la buena fe, es decir,
con un criterio de recíproca lealtad.
Especialmente ilustrativa ha sido la jurisprudencia argentina al expresar que "La buena fe
es una directiva general, un "standard" jurídico, cuya característica es la ductibilidad, la
flexibilidad y su aptitud de adaptación, por lo que no tiene un contenido exacto e
invariable, sino que requiere una determinación específica en cada caso concreto, teniendo
en cuenta lo que lso sujetos verosímilmente entendieron o pudieron entender obrando con
cuidado y previsión" (17).
En tal sentido, SARMIENTO GARCÍA señalar que "Toda vez que el servicio es creado
parta satisfacer necesidad de la comunidad, la creación de monopolios o regímenes de
exclusividad nunca puede ir en detrimento de los usuarios; en consecuencia -y por ejemplo-
el derecho de los usuarios a la elección de la tarifa más baja debería prevalecer sobre el
derecho de la concesionaria o licenciataria de obtener mayor ganancia" (19).
c) Riesgo del concesionario: Las obras se ejecutarán a entero riesgo del concesionario,
incumbiéndole hacer frente a cuantos desembolsos fueren precisos hasta su total
terminación. La República no será responsable de las consecuencias derivadas de los
contratos que celebre el concesionario con los constructores o suministradores.
d) Retrasos imputables a la República: Cuando el retraso en el cumplimiento de los
plazos parciales o del total fuere imputable a la República, el concesionario gozará de un
aumento igual al período de entorpecimiento o paralización, sin perjuicio de las
compensaciones que procedan.
Por lo que se refiere al régimen aplicable a los contratos de concesión celebrados con
anterioridad a la vigencia de la Ley de Concesiones, el artículo 63 de esa Ley dispone que
éstos se ejecutarán con arreglo a las condiciones y plazos originalmente convenidos. Sin
embargo, quedar a salvo la posibilidad de que las partes puedan adaptar las disposiciones
de su contratación al nuevo régimen (artículo 63).
Control de gestión
Para asegurar que as actuaciones de los entes concedentes guarden la debida conformidad
con las políticas generales y sectoriales establecidas por el Ejecutivo Nacional, se prevé el
ejercicio del control de gestión por los propios entes concedentes.
Se trata de una modalidad de control que persigue medir la forma y el grado de eficiencia y
eficacia con que un ente u organismo ha invertido los bienes que administra y el
desempeño de sus funciones. No basta que al gestión se haya desarrollado conforme a los
preceptos legales aplicables, sino que el desempeño se haya efectuado en un marco de
racionalidad, atendiendo a las necesidades, prioridades y metas fijadas por el ente u
organismo (23).
En tal sentido, cada uno de los entes concedentes deberá realizar auditorías de
cumplimiento de sus metas y objetivos y rendirá al Presidente de la República o al órgano
de adscripción según el caso, informes trimestrales indicativos de las metas alcanzadas en
el período, los cuales serán informados públicamente. Dicho control será ejercido, sin
perjuicio de su sujeción a las disposiciones contenidas en otras leyes en materia de
contraloría (i.e. Ley Orgánica de la Contraloría General de la República).
Los contratos inter-administrativos, ya sea por normas generales o por disposición del
propio contrato, deben quedar sometidos a medios propios de la Administración Pública
para dirimir las controversias y diferencias que se susciten en relación con la interpretación
y aplicación de las disposiciones contractuales, dejando la intervención de los órganos
jurisdiccionales como último recurso, en caso de no haberse logrado un acuerdo entre las
partes.
Los alcances de la declaratoria de utilidad pública serán precisados por el ente concedente
para cada obra o servicio que se licite, atendiendo a las dimensiones y características de
cada proyecto y considerando las obras principales, complementarias y de servicios que
demandará su ejecución y posterior explotación (artículo 58, único aparte). Esta disposición
se compadece con el principio de proporcionalidad que debe regir en la actividad
administrativa y, en particular, en materia de limitaciones legales a la propiedad. La
declaratoria de utilidad pública, por tanto, será proporcional en la medida que grave los
bienes que son estrictamente necesarios para la ejecución de la contratación.
El ente concedente tendrá a su cargo la obligación de adquirir los terrenos y demás bienes
necesarios para la ejecución o gestión de la obra o del servicio público otorgado en
concesión mediante el procedimiento expropiatorio, a cuyo efecto podrá acudir de ser
necesario a las medidas de ocupación previa o de urgencia previstas en la legislación que
rige la materia. Para ello, el pliego de condiciones de cada licitación establecerá la forma y
los plazos conforme a los cuales el ente concedente ejercerá esta facultad (artículo 59).
Ahora bien, en la nueva Ley de Concesiones, a diferencia del régimen anterior, no se prevé
la posibilidad de que el concesionario pueda ejercer facultades expropiatorias. En tal
sentido, se dispone únicamente que los concesionarios podrán tratar directamente con los
particulares, y negociar con éstos la adquisición de los terrenos y demás bienes necesarios
para la ejecución del contrato, en conformidad con la normativa aplicable,
reconociéndosele como precio el valor máximo que se hubiere estipulado en el pliego de
condiciones o en el contrato. (artículo 59, único aparte).
A tales efectos deberá introducir demanda de expropiación por ante el Tribunal de Primera
Instancia en lo Civil situado en la circunscripción judicial en que se encontrare el inmueble,
a los fines de que la declaratoria de expropiación se haga mediante sentencia judicial firme
y previo pago del justiprecio que haya sido fijado mediante avalúo, de conformidad con lo
dispuesto en la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social.
Naturalmente que en esta facultad de expropiación, como señala VILLAR PALASÍ, rige el
principio de proporcionalidad, según el cual tal expropiación será admisible en tanto en
cuanto sea indispensable para el funcionamiento del servicio, resultando inadmisible el
ejercicio de potestades expropiatorias sobre bienes que no cumplen ninguna función en
relación con el servicio que presta el concesionario (31).
Ello además encuentra manifestación legal en el ordinal 2do del artículo 3 de la Ley de
Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social que dispone que los bienes
susceptibles de ser afectados por el Decreto de Expropiación sólo pueden ser aquellos
inmuebles que sean indispensables para la realización de la obra, sin que puedan extenderse
los efectos del acto expropiatorio sobre otros bienes cuya necesidad no sea clara y evidente.
Fuera de esos medios de extinción (vencimiento del plazo, resolución judicial y disolución
por mutuo consentimiento), comunes a los contratos de derecho privado, existen otras
formas de extinción propias del contrato administrativo y que derivan del ejercicio del
poder que se le reconoce a la Administración para adoptar, unilateralmente, decisiones que
ponen fin a la relación contractual.
Extinción de la concesión. Supuestos
a) Cumplimiento del plazo por el que se otorgó con sus modificaciones si procediere;
b) Mutuo acuerdo entre el ente concedente y el Concesionario.
c) Por rescisión del contrato debida a incumplimiento grave de las obligaciones del
concesionario;
d) Por rescate anticipado;
e) Por quiebra del concesionario
f) Las que se estipulen en el pliego de condiciones y en el contrato.
Una vez extinguida la concesión, las obras o servicios podrán ser nuevamente otorgados en
concesión para su conservación, reparación, ampliación, o explotación (artículo 47). Sin
embargo, antes de que ello se produzca, los bienes deben ser revertidos al concedente.
La reversión encuentra su fundamento en varias causas. En primer lugar, actúa como
contraprestación por los beneficios económicos obtenidos por el concesionario durante la
explotación del contrato. En segundo lugar, permite que la Admi-nistración continúe
explotando el servicio -directa o indirecta-mente- con los bienes ya afectados a esa
actividad: la continui-dad en la prestación del servicio público se vería lesionada si el
concesionario permaneciese con los bienes afectados a la actividad administrativa, lo que
obligaría a la Administración a edificar nuevas obras para la prestación del servicio
público.
"[...] Es, pues, ineludible atenerse al derecho público para investigar los pormenores por los cuales se rige la
concesión, que en ningún momento puede desvincularse de ese carácter, admitido también por los
concesionarios al solicitar y obtener las concesiones adhiriéndose a las leyes respectivas por las cuales
ellas se rigen" (resaltado nuestro) (33).
La resolución de la concesión por mutuo acuerdo sólo podrá adoptarse cuando no concurra
otra causa de resolución o de extinción imputable al concesionario y siempre que por
razones de interés público resultare innecesaria o inconveniente la continuación del
contrato (artículo 49). En consecuencia, la terminación del vínculo por mutuo acuerdo
estará determinada por el concurso de ambas condiciones, siendo inválida la extinción
consensual cuando sólo esté presente una de dichas condiciones.
La administración -en el pliego de condiciones- o las partes -en su contrato- son libres de
establecer las causales de extinción que estimen pertinentes y sean compatibles con la
naturaleza de la contratación.
Extinción de la concesión. Por rescate anticipado
-Noción
En ese sentido, la Ley de Concesiones prevé que las concesiones podrán rescatarse
anticipadamente por causa de utilidad o interés público, mediante acto debidamente
motivado del concedente (artículo 53).
La revocatoria o rescate del contrato no constituye una sanción para el cocontratante, pues
el hecho que le da origen no es el incumplimiento del contrato, sino la mejor satisfacción
del interés público. Por lo tanto, toda revocatoria o rescate del contrato administrativo, trae
aparejada una indemnización a favor del cocontratante, pues el interés general que autoriza
a la administración para que realice dicho rescate, no implica potestad para disponer de la
propiedad de los particulares. La indemnización se impone, entonces, como garantía de la
inviolabilidad de la propiedad; y en cuanto a su extensión, hay que establecer que debe ser
integral y comprender, en consecuencia, tanto el daño emergente como el lucro cesante
(37).
En el pliego de condiciones se establecerán los elementos o criterios que servirán para fijar
el monto de la indemnización que haya de cubrirse al concesionario. Si el concesionario
estuviese conforme con el monto de la indemnización, la cantidad que se señale por este
concepto tendrá carácter definitivo. Si no estuviere conforme, el importe de la
indemnización podrá determinarse mediante alguno de los mecanismos de solución de
conflictos que prevé al Ley (i.e. conciliación, transacción, Tribunal Arbitral y, en general,
los que se hayan previsto en el contrato).
-Noción
La rescisión unilateral por incumplimiento o caducidad, puede definirse de manera general
como la decisión de terminar anticipadamente el contrato administrativo, adoptada por la
Administración contratante en forma unilateral con efectos ejecutorios, y que se produce
como consecuencia de un incumplimiento grave de las obligaciones asumidas por el
cocontratante.
"En el caso presente, un órgano municipal estima conveniente rescindir unilateralmente una concesión
administrativa, fundándose en el incumplimiento del concesionario de los deberes que de la misma derivan.
Se trata del ejercicio de la denominada en doctrina potestad de rescisión unilateral del contrato cuyo ejercicio
se fundamenta, no en la sanción al contratante, sino en la tutela del interés público asignada al organismo
administrativo, constituida por el logro de la eficiente explotación de los bienes del dominio privado. De allí
que, si bien la rescisión unilateral del contrato estaría determinada por la falta del concesionario, el
origen de la potestad pública radica en la tutela de los intereses colectivos que sólo se logra mediante la
racional y efectiva explotación de los bienes, por lo que el fundamento de la rescisión sería análogo al
de la revocatoria o extinción del contrato por motivos de interés colectivo. Por otra parte, podría
pensarse que el sólo ejercicio de la potestad sancionatoria implica la defensa de intereses superiores,
porque a través de ella se ejerce una función depuradora de la conducta de los particulares, que revierte sola
comunidad" (caso: Concretera Martín, C.A.) (resaltado nuestro).
-Procedimiento previo
Cualquiera que sea la posición que se adopte, las tesis expuestas no hacen sino reforzar el
planteamiento inicial, este es, que siempre deberá tramitarse un procedimiento previo a la
declaratoria extinción del contrato por incumplimiento y que dicho procedimiento sólo
podrá ser tramitado por un órgano judicial o administrativo, dependiendo de lo que
disponga el respectivo ordenamiento jurídico, a los fines de garantizar el derecho a la
defensa.
"[...] reiteradamente se ha considerado que la Administración en su actuar, debe garantizar a todo ciudadano
que pudiere resultar perjudicado en su situación subjetiva, el debido ejercicio del derecho a la defensa,
permitiéndole la oportunidad para que alegue y pruebe lo conducente en beneficio de sus derechos e intereses.
De esta norma, y como lo manifestó este Alto Tribunal en sentencia del 08-05-91 (Nº 190, caso: "Ganadería
El Cantón") el derecho a la defensa consagrado genéricamente en el artículo 68 de la Carta Magna es
extensible en su aplicación al procedimiento constitutivo del acto administrativo como a los recursos internos
consagrados por las leyes para depurar aquel" (Sentencia de la CSJ/SPA del 26.04.93 -Radio Caracas
Televisión-).
"[...] la caducidad es la figura en virtud de la cual el acto se extingue por incumplimiento del beneficiario de
los deberes correlativos que el mismo le impone, tales como el pago de tasas, obligación de explotar, creación
de centros educativos y otras cargas análogas. En el caso presente, se trataba de una propia y verdadera
caducidad, por cuanto se le imputaba al concesionario, la falta de explotación de la concesión por un extenso
período. Es obvio que la apertura del procedimiento para la verificación de caducidad, salvo en los casos en
que la constatación sea objetiva en el sentido de que dependa de un trámite que deba hacerse ante la misma
administración, como lo es el pago de impuestos y tasas, debe ser formulada al interesado a los fines de
permitir que el mismo pueda desvirtuar su existencia. Es bueno recordar que generalmente la determinación
de la caducidad no se produce de oficio, sino que se inicia por denuncia por parte de un tercero que puede
incluso convertirse en acusador (...) Sea de oficio o a instancia de parte que se inicie el procedimiento de
declaración de la caducidad de una concesión, la administración no puede obviar la comunicación al
interesado de los hechos que se le imputan, abriendo el procedimiento previsto en las normas específicas, o a
falta de ellas, el procedimiento ordinario regulado por la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos. Se
recuerda al efecto que, en los casos previstos en la mencionada ley, la Administración puede optar por el
procedimiento sumario que está destinado a la tutela inmediata de los intereses administrativos; pero incluso
el mismo, no por ser simplemente de oficio prescinde del llamamiento del afectado directamente; y de allí que
menos podía hacerlo en el procedimiento ordinario que correspondía aplicar en un caso como el presente."
(43)
-Causales de rescisión
-No indemnización
De acuerdo con el régimen mercantil ordinario, una vez declarada la quiebra del
concesionario, en la propia sentencia se ordenará la ocupación judicial de todos los bienes
del fallido, y éste quedará inhabilitado para administrar sus bienes, disponer de ellos y
contraer nuevas obligaciones. Al respecto, un sector de la doctrina -LARES MARTÍNEZ-,
ha enfatizado que la sola declaración de quiebra no basta para que la concesión explotada
por el fallido se considere extinguida, pues la administración de que es privado el fallido,
pasa a formar parte de la masa de los acreedores, representada por los síndicos, siendo la
declaración de quiebra el fundamento para que la Administración proceda a declarar la
revocación de la concesión (46).
Siendo que en esta materia se aplican las mismas reglas que regulan la revisión oficiosa de
los actos administrativos y habida cuenta de que el contrato genera derechos subjetivos
para el cocontratante, preciso es concluir que su ilegalidad sólo puede declararse, en sede
administrativa, cuando el vicio que afecte la contratación sea de nulidad absoluta, tal como
se desprende de la interpretación concatenada de los artículos 19, numeral 2º, 82 y 83 de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (47).
Lo que se persigue, en todo caso, es que se mantengan los elementos esenciales destacados
en la definición, estos son:
- la obligación del concesionario de construir, operar y mantener una obra o bien destinados
al servicio, al uso publico o a la promoción del desarrollo, o la de gestionar, mejorar u
organizar un servicio público;
- que dicha actividad sea ejecutada por cuenta y riesgo del concesionario y bajo la
supervisión y el control de la autoridad concedente;
Garantías definitivas
-Noción y naturaleza
-Caracteres
- Unilateralidad: La garantía se hace en beneficio de una sola de las partes, ésta es, el ente
u órgano concedente.
-Tipos
- una garantía definitiva correspondiente a la fase de construcción, cuya forma y monto será
establecido en el pliego de condiciones.
- una garantía para asegurar el cumplimiento de las obligaciones asumidas con motivo de la
explotación, en la forma y monto que determine el pliego de condiciones. Esta garantía
deberá ser constituida con carácter previo a la puesta en funcionamiento de la obra o del
servicio o de una parte o sección de éstos.
Los incentivos establecidos en la Ley, en cualquier caso, deberán ser considerados como
"mínimos", pues nada obsta para que la Administración pueda establecer determinadas
condiciones en los pliegos de condiciones a fin de perseguir el concurso del mayor número
de potenciales concesionarios para determinada obra o actividad, o para el otorgamiento de
concesiones cuyas condiciones tengan particularidades, que requieran de incentivos
adicionales.
a) Compartir con el concesionario los costos del financiamiento de las obras, o aportar los
proyectos, terrenos o las construcciones que fueren necesarios para su ejecución.
-Exenciones
a) Exención del cincuenta por ciento (50%) de la renta neta gravable con el impuesto sobre
la renta, en los casos en los que los titulares de la concesión asuman el financiamiento de la
inversión en una proporción igual o superior al cincuenta por ciento (50%).
b) Exención del veinticinco por ciento (25%) de la renta neta gravable con el impuesto
sobre la renta, en los casos de titulares de la concesión que asuman el financiamiento de la
inversión en una proporción inferior al cincuenta por ciento (50%).
Dichas exenciones otorgadas en el párrafo primero sólo serán procedentes cuando el titular
de la concesión haya cumplido con el financiamiento de la inversión programada para cada
ejercicio fiscal, de conformidad con el contrato.
-Exoneraciones
Este convenio fijará las particulares condiciones a que deba sujetarse la realización de las
obras y su repercusión en el régimen de tarifas o en cualquier otro factor del régimen
económico o en el plazo de la concesión, quedando facultado el ente concedente para
incluir en dicho convenio, como compensación, uno o varios de esos factores (artículo 40).
Intervención de la concesión
Dicha sanción esta prevista para el caso en que el concesionario abandone la obra,
interrumpa el servicio de manera injustificada, o incurra en uno de los supuestos de
incumplimiento grave de las obligaciones del contrato, el ente concedente podrá designar
un interventor con el propósito de impedir o evitar la paralización de la obra o el servicio
(artículo 52).
Se trata de una medida que, en principio, es de naturaleza temporal. De otra parte, los
gastos que causa la aplicación de la medida serán a cargo del concesionario, toda vez que la
sanción procede en razón de su culpa o negligencia.
Una vez comprobados los supuestos que dieron lugar a la apertura de la averiguación,
adoptará las medidas y decisiones que correspondan y procederá a la designación del
interventor.
El interventor designado sólo tendrá las facultades de administración necesarias para velar
por el cumplimiento del contrato de concesión. Cesará en su cargo en cuanto el
concesionario reasuma sus funciones o cuando la concesión sea nuevamente otorgada en la
forma prevista en la Ley de Concesiones. En todo caso, si después de noventa (90) días de
la designación del interventor el concesionario no reasume, se entenderá que hay
incumplimiento grave y se seguirá el procedimiento aplicable para la declaratoria de
extinción de la concesión por incumplimiento.
Las disposiciones de la Ley de Concesiones rigen para los procedimientos mediante los
cuales se otorguen en concesión la ejecución de obras y la explotación de servicios
públicos cuya titularidad o competencia ejerza la República a través de los órganos o
entidades que conforman la Administración Pública Nacional (artículo 4°). Con ello,
quedan incluidos dentro del ámbito de aplicación tanto la Administración Central, como los
entes integrantes del sector de la Administración Pública Nacional funcionalmente
descentralizada.
-Estados y municipios
De cualquier manera, ello no impide que los Estados y Municipios puedan aplicar las
disposiciones de la Ley de Concesiones para el otorgamiento en concesión de las obras o
servicios públicos de su competencia. En tales supuestos, la entidad competente tendrá a su
cargo la creación o determinación del órgano o entidad encargada de su otorgamiento, así
como la organización y conducción de los procedimientos de licitación y otorgamiento de
los contratos y la supervisión, vigilancia y control de su ejecución (artículo 5°).
Las disposiciones de la Ley de Concesiones tienen por objeto "[...] establecer reglas,
garantías e incentivos dirigidos a la promoción de la inversión privada y al desarrollo de la
infraestructura y de los servicios públicos competencia del poder nacional, mediante el
otorgamiento de concesiones para la construcción y la explotación de nuevas obras,
sistemas o instalaciones de infraestructura, para el mantenimiento, la rehabilitación, la
modernización, la ampliación y explotación de obras, sistemas o instalaciones de
infraestructura ya existentes, o únicamente, para la modernización, el mejoramiento, la
ampliación o explotación de un servicio público ya establecido." (artículo 1°).
-Presentación de propuesta
Una vez aprobada una propuesta en los términos previstos en la precitada disposición, ésta
no podrá ser posteriormente rechazada por razones de oportunidad o conveniencia, y la
República será responsable por los daños o perjuicios que pueda causar a los proponentes.
-Convocatoria a la licitación
De igual forma, cuando se trate de proyectos a ser financiados en parte por medio de
aportes públicos, se hará especial consideración en relación con las fuentes de
financiamiento y a la estrategia propuesta para la obtención del financiamiento (artículo
13).
Sin embargo, como excepciones al principio antes enunciado, no podrán participar en las
licitaciones reguladas por la Ley de Concesiones:
Licitaciones. Preselección
La preselección, por tanto, tiene carácter optativo para la entidad u organismo concedente,
quienes atendiendo a los criterios de magnitud, complejidad o costo de la contratación
podrán decidir si convocan o no a una preselección antes de proceder a la licitación.
Licitación. Trámite
b) El principio de igualdad, busca asegurar que los aspirantes concursarán en las mismas
condiciones, recibiendo un trato justo y sin preferencias o discriminaciones de ningún tipo.
El respeto a este derecho se logra no sólo mediante un trato efectivamente igualitario por
parte de la Administración a los concursantes, sino también, con la sujeción estricta de la
Administración a las normas de la licitación y a los principios rectores del procedimiento.
"[...] características de la licitación son, en efecto, además de la publicidad, los principios de igualdad y
concurrencia invocados por la parte accionante.
La base ético-jurídica -MARIENHOFF- de la licitación pública radica en que haga la oferta todo aquél que,
hallándose en condiciones legales, desee presentarse formulando su proposición.
La doctrina, sin embargo, reconoce la existencia de la denominada licitación restringida que se
configura cuando el llamado a participar se refiere a personas indeterminadas pero limitadas a quienes
reúnan condiciones especiales, fijadas por la Administración de antemano, como determinada
idoneidad especial, de tal manera que en ella no puede intervenir cualquier persona
indiscriminadamente (BERÇAITZ, ESCOLA, MARIENHOFF).
No es una exclusión en un procedimiento ya iniciado y al que se ha accedido, sino que se trata de una
condición que excluye la participación de una categoría de sujetos.
Es pues evidente que la determinación de una "exclusión indebida" respecto de la accionante no es
asunto que afecte al principio de igualdad constitucional que impide un trato desigual de los
ciudadanos frente a la ley, sino que atañe a la licitación como mecanismo que la ley puede imponer a
los fines de la selección del concesionario, lo cual implica un límite a la libertad de contratación del
Estado." (resaltado nuestro) (vid. sentencia de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo del
09.04.97 -Arnaldo González Sosa vs. CONATEL- Exp. 97.18.737)
c) La publicidad constituye uno de los principios fundamentales sobre los cuales se funda
cualquier procedimiento selectivo, desde que preserva la moralidad y pulcritud de la
licitación, asegurando además el cumplimiento de los dos primeros principios
mencionados. En ese sentido la publicidad obra en varias direcciones, a saber: (i) da a
conocer la apertura de la licitación a todos los sujetos que, reuniendo los requisitos
mínimos establecidos, tengan intenciones de participar; (ii) garantiza la igualdad de los
participantes al asegurar que todos conozcan de las formalidades que se seguirán para la
tramitación y el conocimiento oficial y uniforme de los resultados; (iii) propende a la
transparencia, objetividad e imparcialidad del procedimiento; (iv) da eficacia al
procedimiento, pues sólo por medio de la publicidad se puede dar a conocer su apertura e
informar a los participantes los resultados.
-Convocatoria
La convocatoria a licitación será hecha del conocimiento de los interesados por todos los
medios posibles de difusión locales, nacionales e internacionales, atendiendo a la magnitud
o complejidad de los proyectos involucrados. Como mínimo, la convocatoria deberá
publicarse por dos (2) veces en un diario de circulación nacional y deberá expresar la
descripción general y objetivos del proyecto y la forma de adquisición del pliego de
condiciones de la licitación (artículo 23).
Corresponderá al Reglamento establecer el tiempo que deberá mediar entre una y otra
publicación, así como el que tendrán los interesados para presentar sus propuestas.
-Presentación de ofertas
-Apertura de ofertas
Las ofertas serán recibidas en acto público por el ente concedente, en el día, hora y lugar
indicado para este efecto en el pliego de condiciones.
En el acto de apertura se dejará constancia mediante acta de quienes presentaron ofertas, de
los antecedentes recibidos, de cuáles ofertas fueron rechazadas y de las observaciones que
formularen los licitantes (artículo 26).
El Reglamento que se dicte, deberá establecer los criterios de evaluación que podrán
utilizarse según el tipo de concesión de que se trate, sin embargo serán de obligatoria
consideración, ya sea en forma alternativa o simultanea, los siguientes criterios:
Pliego de condiciones
-Noción
El pliego o "programa contractual" son un conjunto de cláusulas formuladas
unilateralmente por el licitante. Además de las obras o servicios que serán dados en
concesión, allí se estatuyen los requisitos mínimos para prestar el servicio o ejecutar la obra
que la Administración ha decidido encomendar a un particular, se establecen las
condiciones generales y particulares de la contratación, los derechos y obligaciones del
futuro contratista y las medidas de fomento para el beneficiario de la contratación.
-Naturaleza jurídica
-Caracteres
El pliego de condiciones ha sido caracterizado como un documento que goza de los
caracteres de: generalidad, obligatoriedad, orden público y publicidad:
d) Publicidad: A los fines de su conocimiento por los interesados, debe darse publicidad al
Pliego de Condiciones, mediante su entrega a los licitantes. Sin embargo, advertimos que
no debe confundirse la publicidad del pliego de condiciones con la publicidad de la
licitación, pues mientras la primera persigue hacer del conocimiento de los interesados las
condiciones generales y particulares de la contratación, la segunda da inicio al
procedimiento de selección del concesionario.
-Contenido
El pliego de condiciones constituye el documento base del contrato, desde que establece los
términos y condiciones con arreglo a los cuáles éste deberá ser ejecutado. En ese sentido, el
pliego de condiciones debe contener las especificaciones técnicas, administrativas y
legales, que regirán en el marco de la contratación. De conformidad con el artículo 24 de la
Ley de Concesiones, dicho pliego deberá señalar los siguientes particulares:
En todo caso, debe tenerse en cuenta que las concesiones cuyo otorgamiento,
administración o gestión se encuentre regulado por leyes especiales, se regirán
preferentemente por dichas leyes, siendo de aplicación supletoria en tales casos las
disposiciones de la Ley de Concesiones (artículo 4°,único aparte). En consecuencia, las
concesiones de servicio público especiales (e.g. telecomunicaciones, electricidad,
transporte aéreo) y las que versen sobre bienes de la dominialidad pública (e.g. aguas,
bosques, minas) se regirán por los instrumentos especiales que regulan la materia.
La práctica ha demostrado que los recursos en vía administrativa, lejos de ser un medio
para la resolver los conflictos derivados de decisiones administrativas, constituye un
obstáculo para el acceso a la jurisdicción contencioso-administrativa en forma expedita.
Dicha previsión no se corresponde con las tendencias contemporáneas en materia de
revisión de decisiones administrativas, que pregonan la recurribilidad inmediata de las
actos administrativos, como ocurre con las decisiones tomadas por la Superintendencia
para la Promoción y Protección de la Libre Competencia.
Ahora bien, la Ley no califica el tipo de recurso administrativo que debe intentarse para
aquellos casos en que el particular concesionario decida dirimir sus controversias con el
concedente en sede administrativa. Debe atenderse, por tanto, al régimen ordinario de
recursos administrativos establecidos en los artículos 85 y siguientes de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos (LOPA).
3. También podrá ser intentado el recurso jerárquico contra las decisiones de los órganos
subalternos de los Institutos Autónomos por ante los órganos superiores. Contra las
decisiones de dichos órganos, podrá interponerse el recurso jerárquico impropio por ante el
respectivo Ministro de Adscripción (artículo 96).
La República, por órgano del ministerio o entidad competente, será responsable por las
actuaciones, abstenciones, hechos y omisiones que le sean imputables y que causen
perjuicios al concesionario. En tales casos deberá indemnizar la disminución patrimonial
que se ocasione, la prolongación de la misma y la ganancia, beneficio o provecho dejados
de percibir por el concesionario.
Suspensión de la concesión
a) En el caso de guerra, conmoción interior o fuerza mayor que impidan la prestación del
servicio;
b) Cuando se produzca una destrucción parcial de las obras o de sus elementos, de modo
que se haga inviable su utilización por un período de tiempo, y
c) Por cualquier otra causa que el pliego de condiciones establezca.
El ente concedente deberá constatar, de ser posible, la existencia de alguno de los supuestos
de suspensión de la concesión a los fines de su autorización previa, para que el
concesionario proceda a la suspensión. En todo caso, el concedente deberá adoptar las
previsiones de emergencia o de necesidad necesarias para la protección y conservación de
las obras o del servicio y acordará la reanudación o restablecimiento de unos u otros en
cuanto cesen las causas que dieron lugar a la suspensión (artículo 45).
Solución de controversias
Queda también abierta la posibilidad de que en aquellos casos en los cuales el objeto del
debate sean cuestiones de carácter técnico, las partes puedan someter la solución del asunto
al conocimiento de expertos directamente designados por ellas. En tales casos, la decisión
adoptada siguiendo el procedimiento previamente establecido, tendrá carácter definitivo
(artículo 61).
Teoría de la imprevisión
Sin embargo, tanto la doctrina y la jurisprudencia nacional y extranjera, han destacado que
el concesionario no esta obligado a asumir las pérdidas o el déficit producto de situaciones
anormales e imprevisibles. Sobre esa base, se ha venido construyendo la denominada
teoría de la imprevisión.
La obligación del concesionario de mantener la continuidad del servicio resulta del literal
d) del artículo 36 de la Ley de Concesiones, el cual le obliga prestar el servicio con la
continuidad convenida. Asimismo, el literal 3) prevé la obligación del concesionario de
facilitar o prestar el servicio en condiciones de absoluta normalidad, suprimiendo las causas
que originen molestias, incomodidades, inconvenientes o peligrosidad a los usuarios. Como
correlato de estas obligaciones, es necesario reconocer el derecho que le asiste al
mantenimiento del equilibrio económico-financiero.
(i) El contrato debe encontrarse en fase de ejecución. En ese sentido, el hecho imprevisible
sobre el cual se funda el reclamo debe haber surgido en el curso de la ejecución.
(ii) El hecho o acontecimiento que ocasiona pérdidas al concesionario debe ser extraño a la
voluntad de las partes contratantes.
La extinción anticipada del contrato en tal caso, como ha señalado la doctrina de las
comunidades europeas, opera como "un medio de defensa de la parte cumplidora frente al
incumplimiento de la otra parte o frente a las alteraciones no justificadas de los términos en
que fuera concebido el equilibrio contractual en el momento de la conclusión del pacto"
(54). La aplicación de la teoría del hecho del príncipe procede, precisamente, en aquellos
casos en los cuales, la intervención de los poderes públicos ha afectado las condiciones
jurídicas o fácticas en las cuales el concesionario ejecuta su contrato.
No obstante, como ha señalado LARES MARTÍNEZ: "no todas las intervenciones de los
órganos del Estado que hagan más difíciles u onerosas la ejecución del contrato dan
derecho al contratista a exigir la indemnización correspondiente". A estos efectos debe
atenderse a una concepción estricta del hecho del príncipe. Por ello, según el citado autor,
"se considera así el hecho emanado de la propia persona pública contratante que hace más
difícil u onerosa la ejecución del contrato celebrado, y del cual deriva para el contratista el
derecho a exigir de la administración el pago de una reparación integral" (55).
Bajo el nuevo régimen legal, los usuarios de los servicios o terceros interesados podrán
intentar reclamos y formular denuncias por ante las entidades concedentes, relacionadas
con actos o resoluciones emanados de cualquiera de ellos, o con actuaciones de los
concesionarios que puedan afectar sus derechos e intereses (artículo 9°).
La Ley no señala cuál es la naturaleza de este reclamo. En todo caso, de la letra de la Ley
es evidente que no se trata de un procedimiento previo al ejercicio de acciones judiciales, ni
de un recurso administrativo. Por el contrario, pareciera que la intención del legislador fue
el establecimiento de mecanismos de resolución de conflictos dentro de la administración, a
fin de evitar disrupciones que puedan afectar la prestación del servicio. No obstante, deben
efectuarse algunas distinciones.