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ÉTICA PROFESIONAL

CONTENIDOS PRUEBA 1
CLASES 01, 02, 03 y 04

Programa de Ética

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CLASE 01. ELEMENTOS PARA LA DEFINICIÓN DE TRABAJO

Tema: Caracterización del trabajo.

El concepto de trabajo en la actualidad se puede abordar desde diferentes enfoques y por tanto, podemos
encontrar diversas definiciones. La idea sustantiva nos dice que el trabajo es la medida del esfuerzo hecho por
los seres humanos en pos de un desarrollo personal y social. En otras palabras, se trata de una actividad
humana. Para la visión clásica de la economía, el trabajo es uno de los tres factores que conforman la
producción, junto a la tierra (materias primas) y el capital. A lo largo de la historia, aparecen como expresiones
del trabajo la esclavitud, la servidumbre medieval y, a partir de mediados del siglo XVIII, el trabajo remunerado.
Esta última concepción se refiere a que el hombre realiza una cierta actividad productiva por la que recibe una
remuneración, que es el precio del trabajo en el mercado laboral. En el trabajo remunerado, la relación
empleador-empleado está sujeta a leyes y convenios que rigen y resguardan los intereses de las partes que
interactúan. Si bien es cierto, que esta forma de trabajo es el medio generalizado de vida, no es la única
actividad que permite atender las necesidades sociales, ni el único cauce de participación humana en el
proceso productivo.

Desde una perspectiva antropológica y ética, atendiendo también a los elementos propios que lo configuran y
al fin que las actividades laborales buscan lograr, consideraremos al trabajo como un conjunto de actividades
humanas, personales, esforzadas, necesarias, con carácter de medio y técnicamente cualificables, por las que
los seres humanos transforman la naturaleza en beneficio propio, prestan un servicio reconocido a la sociedad,
y se perfeccionan en cuanto personas. Al analizar esta definición, podemos señalar lo siguiente:

 Cuando se habla de trabajo se hace referencia a una actividad humana personal. Esta actividad humana,
regularmente, es ardua, esforzada. Implica esfuerzo, constancia, permanencia y estabilidad en el tiempo.
• Es una actividad que atiende necesidades personales y sociales, por tanto involucra procesos que
producen bienes y/o servicios.
• Se trata de acciones encadenadas, que son necesarias, y que poseen una condición de medio y no son un
fin en sí mismas.
• Estas actividades humanas transforman la naturaleza, el mundo que nos rodea, utilizan los recursos
disponibles y/ o crean otros, para lograr beneficios personales y, a través de ellas, prestar un servicio a la
sociedad.
• Esta actividad contribuye a la autorrealización personal, ya que con el trabajo la persona humana puede
poner en ejercicio todos sus talentos y potencias a la vez que desarrollar habilidades y conocimientos
nuevos en el logro de sus metas. En otras palabras, le permite construir su humanidad.
• Finalmente, cuando se habla que el trabajo es una actividad humana personal, se está afirmando que los
únicos que trabajan son los seres humanos. O sea, que es una actividad propia de la persona -única e
irrepetible- consciente, libre y capaz de proponerse metas. Además, que dicha acción posee la dignidad
intrínseca de la condición humana. En otras palabras, el trabajo es digno porque lo hace una persona y su
valor fundamental está en quien lo realiza y no solamente en lo realizado.

Conclusión 1
El trabajo no es una imposición sino un deber y una oportunidad para aportar al desarrollo y bienestar
propio y de los demás. Es una actividad sostenida en el tiempo, productiva, que nos realiza y se vincula a
nuestras aspiraciones de desarrollo y metas vitales.

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CLASE 02. EL TRABAJO COMO MEDIO DEL PERFECCIONAMIENTO HUMANO

Tema: El sentido objetivo y subjetivo del trabajo.

Ya hemos señalado que el ser humano no es un ser acabado, sino que está llamado a perfeccionarse de
acuerdo con lo que su propia naturaleza le exige. Además, resulta notorio que, merced a su libertad, la persona
humana tiene el poder de asumir lo que esa naturaleza reclama. Desde esta perspectiva, se puede analizar el
trabajo desde un punto de vista objetivo y otro subjetivo. Objetivamente considerada, esta actividad tiene un
doble carácter: productivo y transitivo, que incluye tanto los resultados materiales como los de índole cultural.
Su dimensión subjetiva implica que el hombre, al trabajar, no sólo modifica la sociedad y el entorno, sino que
también se modifica y realiza a sí mismo, desarrollando su personalidad. Es precisamente este aspecto
subjetivo el que constituye una actividad exclusiva del ser humano y a la vez hace del hombre el fin último de
todo el proceso productivo.

El trabajo debe ser una tarea en la que se expresan libremente la inteligencia, la voluntad, la imaginación, la
destreza, etc. de una persona concreta, de tal manera que el trabajo de uno no es equivalente al de otro. En
ello radica su valor. El trabajo es necesario, porque poseemos necesidades de diversa índole y la capacidad de
suplir esas necesidades por nosotros mismos. Y no sólo las necesidades materiales, sino que aquellas
vinculadas a la realización personal. De allí entonces que el trabajo no sólo sea un deber, sino que también un
derecho. A través del trabajo somos capaces de llevar a la práctica todas nuestras capacidades y de aportar con
ellas. Por eso, el hombre se siente realizado cuando se esfuerza en un producto que vale la pena, que aporta,
que es útil, o bello, o verdadero, o todo eso a la vez.

Evidentemente, hay trabajos mejores y peores, trabajos que son carentes de sentido, que aburren, que anulan,
que atormentan y que poseen actividades que no estimulan el perfeccionamiento personal y en los que no
existe ningún elemento de belleza, verdad o bondad. Incluso en esas circunstancias el hombre puede
perfeccionarse, porque el amor introduce componentes inesperados de verdad, bondad y belleza donde no lo
había y dota de significado a una tarea aparentemente estéril. Frente a una actividad laboral cabe
preguntarnos ¿Por qué? y ¿para qué la hacemos? Descubriremos de este modo su sentido. El éxito o el fracaso
en el trabajo, y en la vida, depende de cada uno de nosotros, del sentido que le demos, y no de la actividad que
realizamos.

El trabajo en sentido subjetivo se configura como su dimensión estable, porque no depende de lo que el
hombre realiza concretamente, ni del tipo de actividad que ejercita, sino sólo y exclusivamente de su dignidad
de ser personal.

Conclusión 2
El sentido del trabajo no está solo en lo que ganamos materialmente por lo realizado, sino en el desarrollo
profesional y del ser personal. No obstante, tanto la dimensión objetiva como la subjetiva se complementan,
y el desarrollo personal definitivamente requiere del elemento material. El problema está en pensar que ese
último aspecto lo es todo.

Tema: La dignidad del trabajo

No hay duda de que el trabajo humano tiene un valor ético, el cual está vinculado completa y directamente al
hecho de que quien lo lleva a cabo, es una persona. Es indispensable, en definitiva, que la dimensión subjetiva
del trabajo debe tener preeminencia sobre la objetiva, porque es el hombre el que realiza el trabajo. Si falta
esta conciencia o no se quiere reconocer esta verdad, el trabajo pierde su significado más profundo. En este
caso, por desgracia, más frecuente de lo que se quisiera, la actividad laboral y las mismas técnicas utilizadas se
consideran más importantes que el hombre y, de aliadas, se convierten en enemigas de su dignidad. El trabajo
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humano no solamente procede de la persona, sino que está también esencialmente ordenado a ella.
Independientemente de su contenido objetivo, el trabajo debe estar orientado hacia el sujeto que lo realiza,
porque la finalidad del trabajo, de cualquier trabajo, es siempre el hombre. En eso consiste la dignidad del
trabajo. Aun cuando no se puede ignorar la importancia del componente objetivo del trabajo desde el punto de
vista de su calidad, este componente, sin embargo, está subordinado a la realización del hombre, y por ello a la
dimensión subjetiva, gracias a la cual es posible afirmar que el trabajo es para el hombre y no el hombre para el
trabajo.

Por último, El trabajo se perfila como obligación moral con respecto al prójimo, que es en primer lugar la
propia familia, pero también la sociedad a la que pertenece; la nación de la cual se es hijo o hija; y toda la
familia humana de la que se es miembro: “Somos herederos del trabajo de generaciones y, a la vez, artífices del
futuro de todos los hombres que vivirán después de nosotros.” ¿Tiene algún sentido el trabajo sin la utilidad
que representa para los otros?

Conclusión 3. La dignidad del trabajo es pensar que el trabajo para el hombre y no el hombre para el trabajo.
La primera afirmación brinda libertad, la segunda esclavitud.

CLASE 03. EL TRABAJO COMO FACTOR DE PROMOCIÓN DEL BIEN COMÚN

Tema: Los bienes del trabajo

El trabajo debe reportar al trabajador bienes que se configuran en tres dimensiones:


- Bienes externos o motivos extrínsecos
- Conocimiento operativo
- Conocimiento evaluativo o aporte a la sociedad.
Estos bienes son comunes a todas las profesiones y pueden ser adquiridos y desarrollados por cualquier
profesional, además, se complementan y en ese sentido un trabajador puede y debe aspirar a los tres bienes.
Un profesional debe aspirar a los tres bienes.

1. Los bienes externos o motivos extrínsecos se refieren a las razones materiales por las cuales se
trabaja; es decir, remuneración, herramientas para trabajar, comodidades, seguridad económica,
reconocimientos, etc. Sin bienes externos, el trabajo es prácticamente imposible o se transformaría en
esclavitud. Cuando se piensa en el trabajo que se quiere conseguir, inmediatamente se piensa en este
tipo de bienes, pero también se puede entender que no son los únicos que interesan, porque, aunque
satisfacen las necesidades inmediatas de cualquier persona, no son la razón más importante por la cual
se valora el trabajo.
2. El conocimiento operativo se refiere al aprendizaje profesional. Si se trata de una persona a la que le
gusta su profesión, probablemente va a querer prepararse para hacer bien su trabajo (capacitarse y
aplicar lo que van aprendiendo, por ejemplo). Un profesional exitoso, por lo general, pone todo su
esfuerzo en potenciarse como tal, porque aquello que hace lo hace por vocación; porque le gusta y se
siente cómodo, se siente bien. Este es el segundo bien que logramos con el trabajo. Un trabajo que
permite aprender más sobre la propia actividad laboral y adquirir experticia en ella, es gratificante e
importante para quien aspira a desarrollarse. En los inicios de la actividad profesional este bien,
muchas veces, es más importante incluso que la remuneración esperada.
3. El conocimiento evaluativo es el tercer bien que se puede conseguir con el trabajo y es aún mejor
que los dos anteriores. Este bien consiste en ser buen ser humano en la relación profesional con otras
personas. El trabajo es una actividad relacional: siempre se realiza en relación con otros; no existe un
trabajo solitario, pues siempre hay vínculo con clientes, proveedores, acreedores, jefes, autoridades,
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etc. La naturaleza relacional del trabajo es la que le da su sentido último: ser un aporte a las demás
personas, es decir, entregar un bien a los demás, mediante los resultados del trabajo que uno realiza.
En esta dimensión se hace más evidente la vocación por una profesión determinada. Cada profesión
tiene bienes propios que aportar a la sociedad. Todos estos son bienes que se reciben como fruto del
trabajo y, a través de ellos, se conoce realmente el valor de lo realizado en cuanto es aporte a los
demás.

Tema: Trabajo y bien común.

Definir el trabajo como factor de promoción del bien común equivale a poner de manifiesto la actitud de
servicio que toda tarea profesional demanda. Servicio que va dirigido a otras personas de manera inmediata,
pero que también colabora a acrecentar el bien general de la sociedad y de la humanidad en su conjunto. El
concepto de bien común, es algo difícil de definir, porque atiende a la compleja naturaleza del ser humano. No
obstante, podemos afirmar que es el conjunto de condiciones sociales que permiten y favorecen el desarrollo
integral de todos y cada uno de los miembros de la comunidad, donde cada uno de los hombres puede
alcanzar su perfección.

Antes de seguir avanzando, detengamos nuestra atención en el ser humano, como un ser que tiene
requerimientos y necesidades de distinta índole. Por un lado, tenemos necesidades materiales que podemos
agrupar en tres tipos: alimento, vestido y techo, a las que cabe agregar también “la calidad de vida” de las
personas. Las condiciones adecuadas de la vida humana hay que comprenderlas de manera variada y flexible,
entendiendo que son exigencias de personas y no de animales. Ahora bien, estas necesidades son satisfechas
por un determinado tipo de bienes. Éstos, representan una condición de desarrollo personal y son un factor
primordial del bien común, en otras palabras, es importante poseerlos, pues la ausencia de ellos perturba e
impide la participación en valores de más alto rango. Además, de las necesidades mencionadas anteriormente,
el ser humano tiene otras que componen una dimensión espiritual y que son satisfechas por los llamados
bienes de la cultura, entendiendo por esta expresión a los que componen los conocimientos científicos,
humanistas y los concernientes a la técnica, además de los relativos al arte.

El hombre que trabaja desarrolla condiciones para el logro de su autorrealización. Así, el trabajo no es un mero
instrumento para la obtención de compensaciones externas, sino que, tiene por finalidad la afirmación de uno
mismo como persona y el cumplimiento de nuestra misión en el mundo. Sin embargo, el conjunto de
capacidades que se obtienen mediante el trabajo perfeccionan al hombre desde una perspectiva parcial,
limitada y concreta, pues la competencia técnica no es suficiente para la mejora personal de los seres
humanos; aunque inmediatamente debemos añadir que la mejora tampoco cabe en trabajadores que no son
buenos profesionales.

CLASE 04. TRABAJO Y VIRTUDES

Tema: Virtudes y trabajo.

En el curso de ética ya se vio el tema de las virtudes, definidas como hábitos operativos buenos, y
especialmente las virtudes cardinales. Aquí se retomarán, con el objetivo de que puedan reconocer las virtudes
asociadas a un trabajo bien hecho en situaciones laborales concretas.
Para recordar: las acciones no sólo tienen un efecto exterior, transitivo; su efecto más importante es
intransitivo, transformar al sujeto. Así, quien miente se hace mentiroso, y quien realiza actos de justicia se
hace justo. Sócrates (filósofo griego 469-399 a.C) afirmaba que es mejor padecer injusticias que cometerlas,
porque padecerlas acarrea a la persona males externos, mientras que cometerlas afecta interiormente a la
persona, es decir, lo convierte en injusto.
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Las cualidades o virtudes morales no se pueden tener por separado. No tiene sentido poseer una sola virtud,
porque todas están interconectadas. Si no fuera así, se trataría de simples destrezas técnicas, útiles solamente
para alcanzar objetivos parciales.

Lo propio de las virtudes es su conexión, la unificación de las capacidades humanas. Los vicios, aunque muchas
veces se arrastran unos a otros, provocan en cambio, la disgregación de las fuerzas de la persona respecto de
su bien integral. Otra de las propiedades de la virtud es que permite hacer con facilidad y agrado el bien. Por
eso se puede afirmar que los hábitos son una suerte de segunda naturaleza adquirida a través de la libertad.
Así, por ejemplo, una persona generosa no sólo da, lo hace gustosamente, sin sentir pena por la pérdida de
tiempo o dinero, etc. que su acto le pueda ocasionar. Y es así, porque se fija en los bienes de orden superior
que logra con su comportamiento, tales como beneficio de quien lo necesita, demostración de amistad, etc.

Veamos nuevamente las definiciones de las virtudes cardinales y avancemos hasta otras que son muy
importantes para el buen desempeño profesional.
Las virtudes cardinales:

1. La prudencia o sabiduría práctica es una cualidad de la inteligencia que permite saber descubrir qué
hay que hacer en cada caso y a procurarlo efectivamente. Aunque es una virtud de la inteligencia, no es
teórica, pues se haya orientada a la acción. Por eso no se limita a observar el bien qué se puede hacer,
sino que impulsa a ponerlo en práctica encontrando los medios adecuados para lograrlo. Permite así
decidir, sin perder de vista el conjunto de valores morales que se encuentran en juego, en cada
situación y considerar las posibles consecuencias de lo que se hace. Hay que evitar confundirla con la
astucia calculadora, que busca evitar riesgos y que, muchas veces, es signo de poca calidad moral. A la
prudencia se oponen la precipitación en la toma de decisiones; la falta de consideración al fijarnos sólo
en lo que nos interesa y la inconstancia que lleva a dejar de lado las decisiones correctas que se han
tomado, por superficialidad o debilidad ante las dificultades.
2. La justicia se define como la firme y constante voluntad de dar a cada uno lo suyo. Como cualidad de
la voluntad, lleva a la persona a ser respetuosa con la realidad, y respetar la realidad supone tratar las
cosas según su importancia. La justicia es la virtud básica de la convivencia. Una persona justa nunca
trata a los demás como un puro medio para satisfacer sus intereses, y está dispuesta a reconocer los
derechos que corresponden a cada uno; es consciente del lugar que ocupa y conoce sus obligaciones.
3. La fortaleza en general, es un atributo de todas las virtudes. Sin embargo, lo que en ella es especial, es
que impone un orden racional a los impulsos de la agresividad. Tiene como actos propios resistir y
atacar. Le corresponde, por una parte, soportar el dolor que comporta en ocasiones hacer el bien y el
dominio de sí para mantener las decisiones correctas, sin volverse atrás ante los obstáculos. Por otra
parte, estar dispuesto a hacer frente a las dificultades sin desanimarse. Aquel que es fuerte está en
condiciones de convertir las dificultades en desafíos.
4. La templanza modera racionalmente la inclinación al placer. Es una condición de posibilidad de la
conducta ética, permite el control sobre las propias inclinaciones y con ello, facilita priorizar
adecuadamente con el fin de emprender acciones más elevadas y productivas en la búsqueda del logro
de nuestros fines más determinantes y de nuestro desarrollo más pleno, asegurando nuestra libertad.
Todas estas virtudes morales operan desde un impulso profundo del espíritu: el amor al bien que busca
hacerlo realidad. Podemos verlo cotidianamente, al considerar hasta qué punto quien se enamora de
una persona, de un ideal de servicio o de su propio trabajo es quien está más dispuesto a hacer las
cosas bien, y encuentra posibilidades que el cálculo frío apenas puede sospechar.

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Otras virtudes importantes para un buen desempeño laboral:

1. La perseverancia es aquella virtud de la que disponen algunos seres humanos en su actuar y que
implica la constancia, la firmeza y el tesón en la consecución de algo, por ejemplo, proponerse la meta
de graduarse en la carrera profesional que haya escogido, formar una familia o en el logro de algún
trabajo con buenos resultados económicos y profesionales. Considera como característica propia, la
permanencia en el tiempo del esfuerzo emprendido para el logro de dichas metas. Así, la perseverancia
es aquello que permite alcanzar aquello que uno se propone y por el cual empleará los medios y las
estrategias que sean necesarias para llegar a tal o cual fin.
2. La constancia que nos conduce a llevar a cabo lo necesario para alcanzar las metas que nos hemos
propuesto, pese a dificultades externas o internas, o a la disminución de la motivación personal por el
tiempo transcurrido. La constancia sustenta el trabajo en una fuerza de voluntad sólida y en un
esfuerzo continuado para llegar a la meta propuesta venciendo las dificultades e incluso venciéndonos
a nosotros mismos. Interesa fomentarla porque es necesaria para lograr cualquier meta o hábito
positivo; porque cualquier logro en la vida implica un esfuerzo sostenido que debe sustentarse en la
fortaleza; porque el esfuerzo sostenido fortalece la voluntad, elemento indispensable en la vida de
todo hombre o mujer maduros. Asimismo, la constancia se convierte en motivación para seguir
adelante; porque en la superación de las dificultades conduce a la perseverancia; porque nos hace
lograr las metas propuestas y por consiguiente nos induce a sentirnos satisfechos. El resultado será
tener la convicción de poder cumplir a pesar de las dificultades. La constancia es un apoyo en la
formación de la responsabilidad, que es saber responder a una misión a pesar de las dificultades o el
tiempo. Vivir la constancia significa: Adquirir retos concretos y cumplirlos. No cambiar de decisión a la
primera dificultad. Hacer opciones estables y mantenerlas en el tiempo. Cumplir aquí y ahora lo que se
debe y cuando se debe. No decir “podría” y “me gustaría”, sino “puedo y lo lograré”. No dejar las cosas
para después. Terminar lo que se comienza. No dejar tareas y encargos a la mitad. No desalentarse
ante las dificultades. Saber esperar. Llevar a cabo las ideas, no solamente imaginarlas. Hacer las cosas
en el momento, y hacerlas bien. Cumplir con esfuerzos aparentemente pequeños y sin importancia.
Mantener el máximo esfuerzo de principio a fin. Vencerse a sí mismo.
3. La humildad es la virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de
acuerdo con ello. Es característica de aquellas personas que no se siente más importantes o mejores
que nadie pese a sus logros. Es una virtud de realismo porque nos permite tener una justa medida de
nuestras capacidades y habilidades al mismo tiempo, de nuestras debilidades y falencias. De esa
manera, sabemos cuánto valemos, todo lo que debemos progresar, y somos Capaces de valorar las
capacidades, habilidades y talentos de los otros.
4. La asertividad. En el ámbito de la comunicación, es una cualidad que tiene que ver con la capacidad de
un individuo para establecer su punto de vista de manera sincera y directa, sin sonar agresivo pero
tampoco sin volverse sumiso. Se considera que la asertividad es el término medio entre ambas cosas y
que, por lo tanto, es uno de los mejores métodos de comunicación entre dos personas o más. La
asertividad es una cualidad que se puede relacionar con la autoestima, el profesionalismo, la sensatez,
el respeto, etc. Aquel que tiene una actitud asertiva es quien no tiene miedo de exponer su punto de
vista pero que lo hace sin dañar o lastimar la opinión de los demás. A diferencia de lo que sucede con
las personas que actúan de un modo pasivo o agresivo, los que lo hacen a través de la asertividad
observan que no hay ambigüedad en su lenguaje o forma de comunicar, por lo cual la audiencia a la
cual se dirige conoce de antemano los objetivos e intereses a comunicar.

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