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DERECHO CONSTITUCIONAL PERUANO Y DERECHOS HUMANOS.

VIOLACION DE LA CONSTITUCION EN EL PERU

Resumen

El presente ensayo, desarrolla el tema de la VIOLACION DE LA CONSTITUCION


en el Perú, dónde a partir de un análisis minucioso, revisando diferentes fuentes
académicas, se busca desarrollar las diferentes modalidades de transgresión de la
constitución como son violación por hechos, violación por normas jurídicas
inconstitucionales y violación por resoluciones judiciales, analizando para tal fin la
fuerza normativa del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y El desarrollo
normativo y jurisprudencial del derecho a las reparaciones. Atendiendo para tal fin las
bases legales pertinentes tales como la Constitución Política del Perú y los pactos u
convenios en los que el estado peruano es parte.

Palabras clave
Convención Americana de Derechos Humanos -Tratados Internacionales de
Derechos Humanos – Violación a los derechos Humanos- Constitución Política del
Perú.

o Apertura o introducción

Entre los años 80 y fines de los 90 en el Perú, se a manifestado una serie de


violaciones a los derechos humanos, configurándose con ello violaciones a la carta
magna vigentes en aquella época, hecho que me convoca a analizar la violación de la
constitución peruana, desde una perspectiva jurídico social; con el fin de delimitar a
manera de conclusión las modalidades violatorias de nuestra carta magna, orientada
básicamente a la violación de los derechos humanos.

o Desarrollo

Las violaciones a los derechos humanos son una realidad cotidiana en nuestro país,
y no solo en el Perú que pudo salir de veinte años de violencia política, sino también en
la actualidad, materializándose en un crecimiento descontrolado de las actividades
extractivas dentro de los territorios de pueblos indígenas y en la vida cotidiana de la
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mayoría de los peruanos. Sin embargo, no se tiene claridad sobre su configuración y su


cobertura normativa constitucional y legal. Un buen ejemplo de esto es grave crisis que
genero las actual y anterior gestión congresal en la cual se generó crisis política y
desestabilización. En los nueve meses que han estado en el cargo, la mayoría de
bancadas del Congreso-Principalmente Podemos, UPP, AP, Frepap, Frente Amplio y
APP-han orientado sus esfuerzos hacia la aprobación de normas de corte populista, sin
sustento técnico y con el agravante de constituirse en una amenaza el equilibrio de las
finanzas del Estado.

No considerar las opiniones de los expertos o de los representantes de los sectores


involucrados ha llevado a que el Congreso apruebe normas a ojo cerrado. El Ejecutivo
ha tenido que acudir al TC para anular dichas leyes.

A la fecha, ya van dos normas declaradas inconstitucionales y de forma unánime: la


ley que suspendía el cobro de peajes en la red vía nacional y el ascenso automático a
profesionales de salud. A ellas se suma otra demanda interpuesta contra la ley que
devuelve fondos de la ONP que aprobada por insistencia por el Legislativo. “El
Congreso ha elevado a la máxima expresión la inseguridad jurídica. No mide el efecto
económico y emiten normas de este tipo pese a que no tienen iniciativa de agosto
según la Constitución”, acotó Toyama.

Pocas veces el legislativo ha dado marcha atrás sobre una norma que se sabe será
nefasta. Solo ocurrió una vez: el proyecto que iba a reincorporar a más de 14 mil
maestros que desaprobaron o no rindieron el examen de evaluación magisterial. Este
fue descartado tras la reconsideración de la votación.

En este contexto, se analizará las modalidades violatorias de nuestra carta magna, en


el decurso del presente ensayo, para ello corresponderá tener en cuenta algunas
consideraciones sobre el particular tales como: analizar la fuerza normativa del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos, El desarrollo normativo y
jurisprudencial del derecho a las reparaciones.
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Algunas consideraciones sobre la fuerza normativa del Derecho Internacional de


los Derechos Humanos

1. Los Tratados Internacionales de Derechos Humanos (TIDH) forman parte


del bloque de constitucionalidad que conforma el ordenamiento jurídico
peruano.

Una consecuencia del rango constitucional que hoy ostentan los tratados
internacionales de derechos humanos es que hoy son parte del denominado bloque de
constitucionalidad1. Se entiende por bloque de constitucionalidad al conjunto de normas
que, al lado y junto con la Constitución, componen el parámetro de evaluación de la
constitucionalidad de las leyes y las normas reglamentarias, dada su importancia y
trascendencia. Esto implica que una norma reglamentaria puede ser inconstitucional no
solo por violar la Constitución de manera directa, sino también cuando en forma
indirecta viola o resulta incompatible con algunas de las normas que forman parte del
bloque de constitucionalidad2, entre las que se encuentra la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, la Convención contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes y el Convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo, entre otros.

En palabras del Tribunal Constitucional, «la infracción indirecta de la Constitución


implica incorporar en el canon del juicio de constitucionalidad a determinadas normas
además de la propia Carta Fundamental. Se habla en estos casos de vulneración
“indirecta” de la Constitución, porque la invalidez constitucional de la norma impugnada
no puede quedar acreditada con un mero juicio de compatibilidad directo frente a la
Constitución, sino sólo luego de una previa verificación de su disconformidad con una
norma legal perteneciente al parámetro de constitucionalidad 3.

Esta figura ha sido incorporada a nuestro ordenamiento jurídico a través del artículo 79°
del Código Procesal Constitucional al señalar que “para apreciar la validez
1
La sentencia STC Exp. N.° 0047-2004-AI/TC (f.j. 18 al 22), el TC reconoce a los tratados como fuentes de derecho. Para
profundizar, véase Carlos Hakansson Nieto, Curso de Derecho Constitucional, Palestra, Lima, 2009, p. 163 y sgts.
2
Un estudio de los orígenes franceses de este concepto acogido en España lo podemos encontrar en: Francisco Rubio Llorente. La
forma del poder (Estudios sobre la Constitución), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, p. 99 y sgts.
3
STC Exp. N.º 00020-2005-AI/TC, f.j. 27. En relación con el concepto de bloque de constitucionalidad. Ver también STC Exp. N.º
007-2002-AI/TC, f.j. 5; STC exp. N.º 0041-2004-AI/TC, f.j. 14; STC Exp. N.º 0046-2004-AI/TC, f.j. 128; STC Exp. Nº 0020-2004-
AI/TC, f.j. 27.
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constitucional de las normas el Tribunal Constitucional considerará, además de las


normas constitucionales, las leyes que, dentro del marco constitucional, se hayan
dictado para determinar la competencia o las atribuciones de los órganos del Estado o
el ejercicio de los derechos fundamentales de la persona”.

En el caso concreto de los TIDH, está inserción en el bloque de constitucionalidad es


fruto de una interpretación sistemática de los artículos 79° del Código Procesal
Constitucional en consonancia con el artículo V° del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional y con la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la
Constitución Política del Estado.

En efecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha denominado a esta


obligación control de la convencionalidad. Según la doctrina, se presentan dos tipos de
control de convencionalidad: en sede supranacional y en sede interna. En relación al
segundo, “el juez interno tiene competencia para inaplicar el derecho interno y aplicar la
Convención u otro tratado, mediante un examen de confrontación normativo (derecho
interno con el tratado), en un caso concreto y adoptar una decisión judicial protegiendo
los derechos de la persona humana”4.

En este sentido, en el caso Almonacid Arellano y otros contra Chile, la Corte IDH
señaló:

La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de
la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el
ordenamiento jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional
como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado,
también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las
disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes
contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras
palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de “control de convencionalidad”

4
Ernesto Rey Cantor. Control de convencionalidad de las leyes y derechos humanos, México: Editorial Porrúa, México, 2008, pp. 46
y 47. Revisar también Néstor Pedro Sagues, El control de convencionalidad en particular sobre las Constituciones Nacionales, en:
Revista Jurídica del Perú. Derecho Privado y público, Editora Normas Legales, Nº 104, octubre 2009, Lima, pág. 79 y sgts. 
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entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la Convención
Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en
cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho
la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana 5.

En igual sentido, el TC en la sentencia recaída en el Caso Navarrete estableció que:

El mandato imperativo derivado de la interpretación en derechos humanos implica,


entonces, que toda la actividad pública debe considerar la aplicación directa de normas
consagradas en tratados internacionales de derechos humanos, así como en la
jurisprudencia de las instancias internacionales a las que el Perú se encuentra suscrito 6.

La consecuencia de la obligación de aplicar directamente los TIDH y la jurisprudencia


de la Corte IDH es evidente, el incumplimiento del derecho a la verdad y a la reparación
ocasiona responsabilidad internacional del Estado por el incumplimiento de
obligaciones emanadas de diversos tratados de derechos humanos.

En consecuencia, el incumplimiento de todas aquellas normas contenidas en diversos


tratados de derechos humanos donde se garantiza el derecho a la verdad y el derecho
a las reparaciones implica un incumplimiento de la obligación del Estado Peruano de
respetar y garantizar los derechos contenido en el artículo 1.1 de la Convención
Americana de Derechos Humanos (CADH) y una violación a la obligación de adoptar
disposiciones de derecho interno para hacer efectivos los derechos humanos, recogida
en el artículo 2 de la misma CADH y, finalmente, una violación de la obligación del
Estado de proporcionar las garantías judiciales y de protección judicial en casos de
violación de derechos humanos, contenidas en los artículos 8 y 25 de la CADH.

5
Corte IDH, Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, párr. 124. Posteriormente en la sentencia recaída en el Caso trabajadores
del Congreso cesados vs. Perú, la Corte IDH señalará que: “Cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la
Convención Americana, sus jueces también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque el efecto útil de la Convención
no se vea mermado o anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones, objeto y fin. En otras palabras, los órganos
del Poder Judicial deben ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino también “de convencionalidad” ex officio entre las
normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones
procesales correspondientes. Esta función no debe quedar limitada exclusivamente por las manifestaciones o actos de los
accionantes en cada caso concreto, aunque tampoco implica que ese control deba ejercerse siempre, sin considerar otros
presupuestos formales y materiales de admisibilidad y procedencia de ese tipo de acciones”. Corte IDH. Caso Trabajadores
Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de Noviembre de 2006. Serie C No. 158, párrafo 128.

6
STC Nº 02798-2004-HC/TC, f.j. 8.
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Como lo señala la Corte IDH en el Caso Velásquez Rodríguez, todos los estados tienen
la obligación de “(…) de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas
las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de
manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los
derechos humanos. Como consecuencia de esta obligación los Estados deben prevenir,
investigar y sancionar toda violación de los derechos (…) y procurar, además, el
restablecimiento, si es posible, del derecho conculcado y, en su caso, la reparación de
los daños producidos por la violación de los derechos humanos.” 7 Asimismo, ha
señalado que “La obligación de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos
humanos no se agota con la existencia de un orden normativo dirigido a hacer posible
el cumplimiento de esta obligación, sino que comporta la necesidad de una conducta
gubernamental que asegure la existencia, en la realidad, de una eficaz garantía del libre
y pleno ejercicio de los derechos humanos”8.

2. La jurisprudencia de la Corte IDH también vincula a todos los funcionarios


y poderes públicos

No solo los TIDH vinculan a los jueces nacionales, la jurisprudencia de la Corte IDH
también vincula a los jueces cuando interpreta y desarrolla la Convención Americana de
Derechos Humanos. El fundamento de esta regla está en el artículo V del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, el cual ha señalado que “El contenido y
alcances de los derechos constitucionales protegidos por los procesos regulados en el
presente Código deben interpretarse de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así como de las decisiones
adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos humanos constituidos
según tratados de los que el Perú es parte”. Sobre esa base, el TC ha señalado que:

Al Tribunal Constitucional […] no le queda más que ratificar su reiterada doctrina,


imprescindible para garantizar los derechos fundamentales, bien se trate de
procesos jurisdiccionales, administrativos o políticos: que las sentencias de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos son vinculantes para todos los poderes
públicos y que esta vinculatoriedad no se agota en su parte resolutiva, sino que se
7
Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, párrafo 166-168. Sentencia de 29 de Julio de 1988 (Fondo).
8
Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, párrafo 167. Sentencia de 28 de Julio de 1988 (Fondo).
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extiende a la ratio decidendi, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano no
haya sido parte en el proceso9.

Adviértase que el TC dice que este carácter vinculante va más allá de los procesos
jurisdiccionales, alcanzando a las autoridades entre las que se encuentran los
congresistas y el Poder Ejecutivo. Esto importante para el caso del derecho a la verdad
y a la reparación, como luego veremos, la Corte IDH ha desarrollado y en otros casos
ha reinterpretado derechos humanos desde la perspectiva de los derechos de los más
afectados en la etapa de violencia, interpretación que es vinculante para todos los
jueces nacionales.

En relación con el derecho a la verdad y a la reparación, el reconocimiento de la fuerza


vinculante de la jurisprudencia es importante toda vez que la Corte IDH y el TC han
analizado los criterios y obligaciones que tiene el Estado (entre ellos el peruano) para
garantizar de manera efectiva dichos derechos no enumerados. Así, si bien en la Corte
IDH algunos de los casos no tienen el Estado peruano como demandado, las
disposiciones que allí se emiten son igualmente vinculantes.       

El desarrollo normativo y jurisprudencial del derecho a las reparaciones

1. El derecho a la reparación en los instrumentos internacionales

A nivel normativo tenemos el artículo 9.5 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos 10que
precisa que “toda persona que haya sido ilegalmente detenidas o presa, tendrá el
derecho efectivo a obtener reparación”. Por otro lado, tenemos la Convención contra la
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes señala en su artículo
14.1 que “todo Estado velará porque su legislación garantice a la víctima de un acto de

9
STC exp. Nº 00007-2007- PI/TC, f.j. 36.  No es la única vez que lo ha reconocido, “De conformidad con la IV° Disposición Final y
Transitoria de la Constitución Política del Estado, los derechos y libertades reconocidos en la Constitución deben interpretarse de
conformidad con los tratados internacionales en materia de derechos humanos suscritos por el Estado Peruano. Tal interpretación,
conforme con los tratados sobre derechos humanos, contiene, implícitamente, una adhesión a la interpretación que, de los mismos,
hayan realizado los órganos supranacionales de protección de los atributos inherentes al ser humano y, en particular, el realizado
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, guardián último de los derechos en la Región”. (STC exp. Nº 0217-2002-
HC/TC, f.j. 2).
10
Todas estas disposiciones no se pueden dejar de incumplir o, ni siquiera, disminuir las garantías que previamente se le habían
establecido (como sucede con las normas del decreto supremo bajo impugnación que desconoce tal derecho a la reparación), ya
que según la Convención de Viena relativo al derecho de los tratados en su artículo 27, se señala que: ‘Artículo 27. El derecho
interno y la observancia de los tratados.- Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46.’’  
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tortura la reparación y el derecho a una indemnización justa y adecuada, incluidos los


medios para su rehabilitación lo más completa posible”.

A nivel del sistema universal de protección de los derechos humanos, destacan los
artículos 8 y 11 de la Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las
víctimas de delitos y del abuso del poder:

8.- Los delincuentes o los terceros responsables de su conducta resarcirán


equitativamente, cuando proceda, a las víctimas, sus familiares o las personas
a su cargo. Ese resarcimiento comprenderá la devolución de los bienes o el
pago por los daños o pérdidas sufridos, el reembolso de los gastos realizados
como consecuencia de la victimización, la prestación de servicios y la
restitución de derechos 

11.- Cuando funcionarios públicos u otros agentes que actúen a título oficial o
cuasioficial hayan violado la legislación penal nacional, las víctimas serán
resarcidas por el Estado cuyos funcionarios o agentes hayan sido
responsables de los daños causados. En los casos en que ya no exista el
gobierno bajo cuya autoridad se produjo la acción u omisión victimizadora, el
Estado o gobierno sucesor deberá proveer al resarcimiento de las
víctimas [resaltado nuestro].

Asimismo, reviste especial relevancia la Resolución N.° 60/147 de las Naciones Unidas,
que inteligentemente consagró los Principios y directrices básicos sobre el derecho de
las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos
humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer
recursos y obtener reparaciones.

Para este instrumento internacional, “Una reparación adecuada, efectiva y rápida tiene
por finalidad promover la justicia, remediando las violaciones manifiestas de las normas
internacionales de derechos humanos o las violaciones graves del derecho
internacional humanitario. La reparación ha de ser proporcional a la gravedad de las
violaciones y al daño sufrido. Conforme a su derecho interno y a sus obligaciones
jurídicas internacionales, los Estados concederán reparación a las víctimas por las
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acciones u omisiones que puedan atribuirse al Estado y constituyan violaciones


manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos o violaciones graves
del derecho internacional humanitario. Cuando se determine que una persona física o
jurídica u otra entidad está obligada a dar reparación a una víctima, la parte
responsable deberá conceder reparación a la víctima o indemnizar al Estado si éste
hubiera ya dado reparación a la víctima” (párr. 15). Añade que “Los Estados han de
procurar establecer programas nacionales de reparación y otra asistencia a las víctimas
cuando el responsable de los daños sufridos no pueda o no quiera cumplir sus
obligaciones” (párr. 16)

En relación con el contenido del derecho a la reparación, “Conforme al derecho interno


y al derecho internacional, y teniendo en cuenta las circunstancias de cada caso, se
debería dar a las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de
derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario, de
forma apropiada y proporcional a la gravedad de la violación y a las circunstancias de
cada caso, una reparación plena y efectiva, según se indica en los principios 19 a 23,
en las formas siguientes: restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y
garantías de no repetición” (párrafo 18).

2. El derecho a la reparación en el ordenamiento constitucional nacional

A nivel constitucional, si bien no está reconocida expresamente la reparación como un


derecho constitucional autónomo en la Constitución, esta sí tiene reconocimiento
expreso en el artículo 1 del Código Procesal Constitucional, que establece la finalidad
de los procesos constitucionales. Según esta norma, “Los procesos a los que se refiere
el presente título tienen por finalidad proteger los derechos constitucionales, reponiendo
las cosas al estado anterior a la violación o amenaza de violación de un derecho
constitucional”11.

11
Si bien lo derechos fundamentales por lo general están reconocidos en normas legales, es posible que este contenido
constitucional este desarrollado en normas “legales”. Un buen ejemplo puede ser encontrado con el derecho a la identidad cultural,
desarrollado en la sentencia 00022-2009-PI. Si se analiza con detenimiento se podrá advertir que en el fundamento 5 que este
contenido es desarrollado en una norma reglamentaria. Como dice Luis Castillo Córdova  “Es posible que algún pronunciamiento 
legislativo sobre el contenido del derecho fundamental deba ser considerado como contenido constitucional del derecho y no como
un simple contenido legal”. Añade que “La decisión del legislador pasará a formar parte del contenido constitucionalmente protegido
del derecho fundamental y, por tanto el contenido previsto por la ley, será objeto de protección a través del proceso constitucional
correspondiente”. Luis Castillo Córdova, Comentarios al Código Procesal Constitucional, Tomo I, Palestra, Lima, 2006, págs. 269 y
270.
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En ese sentido, se entiende que todo derecho fundamental tiene como contenido
constitucional implícito, el derecho a la reparación precisamente del derecho
violado. Es decir, el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la
participación, el derecho a la libertad individual, etc., tiene como contenido implícito
el derecho a que se restituya la vigencia de los mismos ante casos de violación a los
mismos. Solo de esa manera se concreta la obligación del Estado de ser garante de
derechos reconocido en la Constitución y en el derecho internacional. El fundamento
normativo de esta obligación de restituir la violación del derecho, también se encuentra
en la obligación del Estado de proteger los derechos fundamentales (dimensión
objetiva), a la cual hace referencia el artículo 44 de la Constitución.

o Cierre o conclusión

 Que la violación a la constitución en el Perú, se ve materializada en la violación


de los derechos humanos, materializándose a través de hechos que agravian
los derechos fundamentales, así como también, con la expedición de
resoluciones judiciales que vulneran la constitución, amparadas en normas
inconstitucionales.
 Por su parte, el derecho a la reparación por graves violaciones a los derechos
humanos tiene rango constitucional, pues forma parte del bloque de
constitucionalidad peruano.
 Habiendo determinado el rango constitucional del derecho a la reparación
por graves violaciones a los derechos humanos, es evidente que, como todo
derecho constitucional, es posible de ser tutelado por medio de un proceso
constitucional.

BIBLIOGRAFIA

- Sentencia del Tribunal Constitucional recaída en el Exp. N.º 0047-2004-AI/TC.


DERECHO CONSTITUCIONAL PERUANO Y DERECHOS HUMANOS.

- Francisco Rubio Llorente. La forma del poder (Estudios sobre la Constitución),


Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, p. 99 y sgts.
- Revista Jurídica del Perú. Derecho Privado y público, Editora Normas Legales,
Nº 104, octubre 2009, Lima, pág. 79 y sgts.
- Código Procesal Constitucional Peruano.
- Constitución Política del Perú.

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