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El 

concepto beta 

Fragmento destacado de la Web

Cada versión importante de un producto pasa generalmente a través de una


etapa en la que se agregan las nuevas características (etapa alfa), después
una etapa donde se eliminan errores activamente (etapa beta), y finalmente
una etapa en donde se han quitado todos los errores importantes

El concepto beta se aplica, en el mundo de la informática, a los programas


que se encuentran en fase de prueba previa a su lanzamiento comercial. Un
desarrollo beta suele ser plenamente funcional, pero no garantiza al usuario
un disfrute libre de errores ni fluido. Al contrario, son los usuarios que hayan
sido escogidos para ello los que, como pilotos de pruebas, tendrán que
notificar lo que no funciona correctamente según el entorno en el que
operen: sistema operativo en el que han instalado el programa, hardware
con el que lo operan, volumen de carga de datos, multitarea…

Ahora bien, nos hemos acostumbrado a que la fase beta, que prosigue a
la alfa (empiezan a darse casos de éxito comercial en esta etapa,

no sea un estadio previo a nada, sino la meta final de la empresa que se
redefine a sí misma cada cierto tiempo. Lo venía anticipando el mundo del
software con las actualizaciones de seguridad, algo a lo que nos ha
acostumbrado el entorno Microsoft. Pero han sido las aplicaciones móviles
las que, finalmente, nos han inculcado que se puede poner a la venta un
producto sin finalizar mientras sea capaz de dar respuesta a las necesidades
de un grupo mínimo de usuarios. Esta filosofía se está trasladando con éxito
al mundo de la empresa.

En el caso de las organizaciones, el concepto de beta permanente se ha


implantado siguiendo el modelo del llamado lean manufacturing. ¿En qué
consiste? En planificar la producción pensando, en primer lugar, en el cliente,
tanto en aportarle valor como en considerar sus opiniones y experiencias

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para determinar cómo debe ser el resultado de nuestro trabajo. En segundo
lugar, se busca la eficiencia máxima, de manera que se descarten aquellos
recursos que no aporten valor directo al producto o servicio final.

no es imprescindible lanzar al mercado un producto perfecto. Al contrario.


Puesto que la empresa lean tiene en cuenta la opinión de los clientes,
necesita para ello poner en sus manos el producto o servicio y dejarles
experimentarlo para que le transmitan sus dudas, críticas y comentarios
positivos, de manera que, fruto de ese diálogo práctico, la oferta de la
empresa se vaya mejorando a través de la innovación. Las inversiones no se
realizan, por lo tanto, en función de lo que el empresario cree que debe
hacerse, sino de la experiencia directa de comprobar lo que funciona y lo que
no, de manera que se invierte en lo que es estrictamente necesario.

Los requisitos de una empresa beta

El compromiso de los mandos con el cambio permanente y el continuo


trabajo de prueba/error es difícil de asumir cuando los procesos están
preparados para seguir esquemas de gestión tradicionales. Sin embargo, hay
aspectos que deben tenerse en cuenta:

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